Comunicación Multicultural en Iberoamérica - José Marques de Melo (2010)

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    Jos Marques de Melo

    Comunicacin multicultural en Iberoamrica

    Historia contextual y teora comparada

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    Jos Marques de Melo

    Comunicacin multicultural en Iberoamrica

    Historia contextual y teora comparada

    So PauloCONFIBERCOM / ALAIC / SOCICOM / INTERCOM

    Ctedra UNESCO/UMESP de Comunicao2010

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    Comunicacin Multicultural en IberoamricaHistoria contextual y teora comparada

    ISBN:978-85-88537-56-9Copyright 2010

    AutoresCrditos Institucionais

    UNESCO - Organizao das Naes Unidas para a Educao, a Cincias, a CulturaDiretor Geral: Irina BokovaAssistente do Diretor Geral para a Diviso de Comunicao e Informaco: Abdul Waheed KhanRepresentante da UNESCO no Brasil: Vincent Defourny

    Universidade Metodista de So PauloReitor: Mrcio de MoraesDiretor da Faculdade de Comunicao: Paulo Rogrio Tarsitano

    Ctedra UNESCO de Comunicao para o Desenvolvimento RegionalEquipe ExecutivaDiretor Titular: Jos Marques de Melo;Diretora Suplente: Maria Cristina Gobbi,Assistente Acadmica: Francisca Rnia Barbosa;Estagirios: Lucas Kenji Suzuki Constante; Amanda Carla Pas; Rafael Gomes Sturaro;Equipe Consultiva: Trinio 2007/2010 - Prof. Dr. Jorge Duarte - Assessor da Secretaria deComunicao Institucional da Presidncia da Repblica - Braslia; Sra. Lcia Arajo - Diretora doCanal Futura, da Fundao Roberto Marinho - Rio de Janeiro; Prof. Dr. Magali Cunha Conselheira do Conselho Mundial de Igrejas - Faculdade de Teologia - Igreja Metodista - SoBernardo do Campo - So Paulo; Prof. Dr. Margareth Born Steinberger-Elias - da Universidade

    Federal do ABC Diviso de Cincias Sociais - Santo Andr - So Paulo e Sra. Vera LciaRodrigues - Diretora da empresa Vervi Comunicaes - So Paulo - SP.

    ALAIC - Asociacin Latinoamericana de Investigadores de la ComunicacinEnd: Universidade Federal de SergipeAracaju - SE BrasilEmail:[email protected]: Csar Ricardo Siqueira Bolao (Brasil)Vice Presidente: Dlia Crovi Druetta (Mxico)Diretor Cientfico: Gustavo Cimadevilla (Argentina)Diretor Administrativo: Fernando Oliveira Paulino (Brasil)

    Diretor de Comunicao: Carlos Maurcio Arroyo Gonalves (Bolvia)Diretor de Relaes Internacionais: Eliseo Coln Zayas (Porto Rico)

    mailto:[email protected]
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    CONFIBERCOM - Confederao Ibero-Americana de Associaes Cientficas e Acadmicas eComunicaoEnd: Avenida Brigadeiro Luiz Antnio, 2050, 3andar, Conjuntos 36/38. CEP: 01318-002, BelaVista, Estado de So Paulo, Brasil.

    Presidente: Jos Marques de Melo (Brasil)1 Vice-Presidente: Francisco Sierra Caballero (Espanha)2 Vice-presidente: Eric Rolando Torrico Villanueva (Bolvia)Diretor Acadmico: Moiss Lemos Martins(Portugal)Diretor Administrativo: Elias Machado Gonalves (Brasil)Diretor Cientfico: Lus Alfonso Albornoz Espieira (Espanha)Diretor de Relaes Interdisciplinares: Rodrigo Gmez Garca (Mxico)Diretor de Relaes Interinstitucionais: Lus Humberto Jardim Marcos (Portugal)

    SOCICOM Federao Brasileira das Associaes Cientficas e Acadmicas de

    ComunicaoEnd: Avenida Brigadeiro Luiz Antnio, 2050, 3andar, Conjuntos 36/38. CEP: 01318-002, BelaVista, Estado de So Paulo, Brasil.

    Presidente: Jos Marques de MeloVice-presidente: Ana Silvia Lopes Davi MdolaDiretora Administrativa: Anita SimisDiretor de Relaes Nacionais: Elias MachadoDiretora de Relaes Internacionais: Margarida Maria Krohling Kunsch

    INTERCOM - Sociedade Brasileira De Estudos Interdiciplinares Da Comunicao

    End: Rua Joaquim Antunes, 705 Pinheiros 05415-012 So Paulo SP Brasil

    Presidente: Antonio Carlos HohlfeldtVice-Presidente: Nlia Rodrigues Del BiancoDiretor Financeiro: FernandoFerreiradeAlmeidaDiretor Administrativo: Jos Carlos MarquesDiretora Cientfica: Marialva Carlos BarbosaDiretora Cultural: Rosa Maria Cardoso Dalla CostaDiretor Editorial: Osvando Jos de MoraisDiretora de Documentao: Maria Cristina GobbiDiretora de Projetos: Paula Casari CundariDiretor de Relaes Internacionais: Edgard Rebouas

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    Prefacio

    Cesar BOLAO

    Presidente de la Asociacin Latinoamericana de Investigadores de la Comunicacin

    ALAIC

    La insercin de Jos Marques de Melo en el centro del campo intelectual de laComunicacin le confiere una perspectiva privilegiada para el anlisis de su gnesis y de losmovimientos de estructuracin que, a lo largo de cuatro dcadas, ha podido seguir desde adentro,como productor de conocimiento, como investigador y como constructor del campo mismo. Lainstitucionalizacin del campo brasileo e ibero-americano, en especial, no se puede entender sinl.

    Su labor al frente de un importante programa de investigacin sobre la historia de la escuelalatinoamericana de Comunicacin representa otra contribucin especfica fundamental para lacomprensin de las especificidades del pensamiento social producido en estas latitudes. A su favor

    juega el hecho de haber sido formado en la tradicin del gran pensamiento social y comunicacionalbrasileo, de autores como Furtado, Freire, Darcy Ribeiro e inmeros otros que recupera y cita,como se ver, a lo largo de los trabajos que constituyen este volumen, y en particular losprecursores del campo comunicacional, como Barbosa Lima Sobrinho y, muy especialmente, LuizBeltro.

    Interlocutor de los principales autores en Ciencias de la Comunicacin en nivel mundial, escapaz de ubicar muy precisamente en el interior del campo global a la escuela latino-americana, dela cual es destacado representante, extendiendo, de esta forma, un puente entre culturasacadmicas distintas, vinculadas a diferentes matrices histricas de pensamiento. En el casoamericano, en particular, como se ver en el libro, se preocupa en situar las particularidades de lasdistintas formas de articulacin entre las culturas autctonas, africanas y europeas, segn la matrizhegemnica, sea inglesa, portuguesa o espaola.

    Est claro que esas diferentes perspectivas intelectuales estn vinculadas a la historia decada pas y de cada regin, que determina, por otra parte, su vida poltica, su estructura social y lasformas que adquieren las comunicaciones en cada caso. As, por ejemplo, la exclusincomunicacional de que habla el autor, est ligada a la herencia colonial y, a la vez, se reproduce deforma renovada en los albores del siglo XXI, bajo la forma de exclusin digital, de modo que losndices de acceso a la web son prcticamente idnticos a los de lectura de peridicos,consecuencia, ambos, de las caractersticas excluyentes de la sociedad latinoamericana.

    Entender este proceso histrico y cultural en su profundidad no es posible sin el trabajo deautores, como Marques de Melo, que extienden tambin puentes entre el pasado y el presente delpensamiento social y comunicacional en sus diferentes mbitos espaciales y entre estos y lasrealidades histricas vividas. En ese sentido, dos ejes de anlisis comparativo se destacan en los

    artculos que constituyen este libro: Brasil-Estados Unidos, Amrica Latina-Pennsula Ibrica. Unacomprensin clara de la dinmica histrica de esos grandes bloques multiculturales es crucial paraentender ciertos procesos actuales y revelar la singularidad de la contribucin de Amrica Latina alpensamiento comunicacional internacional en este momento y en el futuro prximo.

    Estoy convencido de que una perspectiva extremamente rica para la actualizacin delpensamiento crtico en Comunicacin, en nivel mundial, est en la incorporacin crtica por laEconoma Poltica de la Comunicacin (EPC) de la perspectiva postcolonial, desarrollada fuera deAmrica Latina y muy influenciada hoy por el pensamiento postmodernista, aunque sus orgenes,como el de los estudios culturales latinoamericanos, se ubiquen en el pensamiento crtico y marxista

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    de autores como, por citar apenas uno, Samir Amin, formulador de una de las teoras de ladependencia, surgidas estas primero en Latinoamrica.

    El dilogo sur-sur en materia de Comunicacin debe pasar precisamente, a mi juicio, por labsqueda de las races comunes del pensamiento crtico internacional y por el reconocimiento de laexistencia de un pensamiento postcolonial americano muy anterior al orientalista de los aos

    posteriores a la descolonizacin de los sesentas del pasado siglo, que tiene sus races en laindependencia de Estados Unidos, Brasil y los pases americanos de lengua espaola.Las sociedades americanas, en su multiplicidad, insertadas en las diferentes tradiciones

    culturales y polticas, segn sus diferentes procesos histricos, de acuerdo con las condicionesinternas y externas que marcaron su desarrollo (y su subdesarrollo) histrico, incorporando ymezclando las races europeas, indias y africanas, se encuentran hoy en una encrucijada histrica.

    La eleccin para la presidencia de la repblica de individuos como Barack Obama, LuisIgnacio Lula da Silva, Hugo Chvez o Evo Morales es representativa de una gran revolucin culturalque est en curso en el continente, fruto de la lucha secular, muchas veces invisible, por laapropiacin social de los derechos individuales que movilizaron los padres fundadores de lasnacionalidades americanas. Esto acaba, finalmente, por exponer las contradicciones inherentes delliberalismo y la necesidad de una profunda reevaluacin del pasado.

    Comprender ese proceso histrico con todos sus matices y consecuencias puede ser unacontribucin importante del pensamiento crtico latinoamericano. Hacerlo en la perspectiva delcampo de la Comunicacin es la tarea de nuestra generacin. El trabajo de Marques de Melo enese sentido es fundamental.

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    Introduccin

    Este libro ambiciona explicar la naturaleza compleja de la comunicacin iberoamericana,reconociendo que sus contornos geopolticos y sus origenes etnoreligiosos constituyen variables

    fundamentales para entender el tejido multicultural de su identidad mestiza.Tomamos como referencia el mtodo comparativo, estratgia investigativa apropriadamente

    elegida por David Hees & Roberto DaMata para disear el concepto antropolgico de cultura. Desde los aos 80, el concepto de cultura se encuentra en dramtica transicin. (...) Para interpretarla cultura de forma abrangente, los antroplogos adoptan una postura comparativa. Pero hancambiado de ubicacin emprica. Si en el pasado el foco de la observacin eran los pueblosaislados, o sea, las comunidades rurales o tribales, desde la segunda mitad del siglo pasado eluniverso cognoscitivo fue desplazado para las sociedades nacionales.

    Ese camino nos llev naturalmente a la compreensin del fenmeno de la pluralidadcultural, que Everettt Rogers & Thomas Steinfatt ejemplifican paradigmaticamente a partir dellaboratrio brasileo de mestisaje tnico cuyas ventajas y lagunas son reconocidas de forma casiconsensual por los especialistas en este campo. Multicultralismo es el reconocimiento de que

    diferentes culturas puedem compartir el mismo ambiente, cooperando mutuamente. Eso se aplicatanto a las culturas nacionales cuanto a los grupos tnicos dentro del mismo pas. (...) Brasil esfrecuentemente mencionado como una sociedad-modelo, en el sentido multicultural, ofreciendoejemplos utiles a los Estados Unidos. Siendo el maior pas de Amrica Latina en territrio ypoblacin, la Histria del Brasil tiene mucha proximidad con la de Estados Unidos. Loscolonizadores europeos, los portugueses, exterminaron a la poblacin nativa (...) importandoesclavos africanos (...) en dimensin ocho veces mayor de lo que hicieran los Estados esclavistasen Amrica del Norte. En la secuencia, cien aos despues, grandes contingentes de italianos,alemanes, espaoles y portugueses imigraron para el Brasil, de la misma forma que ocurre em losEstados Unidos, casi en la misma poca (fines del siglo XIX). Apesar de eso, Brasil contrasta conlos Estados Unidos, caracterizandose hoy por un relativo amaciamiento em las relaciones raciales.(...) La sociedad brasilea adopt al paso del tiempo una poltica de asimilacin, estimulando todoslos cidadanos, incluyendo los afrodescendientes, a compartir un estilo de vida comn, favoreciendola interaccin al mismo tiempo fsica y cultural. (..) La verdad es que, apesar de eso, Brasil todaviano elimino completamente los prejuicios. Por eso mismo, y en el mismo estilo de los EstadosUnidos, el gobierno viene implementando polticas pblicas destinadas a reducir la discriminacin.

    Para pemitir que el ejerccio comparativo sea satisfactrio es importante conocer mejor losraces histricos de la identidad brasilea. Y nadie mas autorizado que el antroplogo Darcy Ribeiropara explicar el proceso de formacin de nuestro perfil civilizatrio. ... Una protoclula tnicaneobrasilea diferenciada tanto de la portuguesa como de las indgenas (...) es que va modelar lavida social y cultural de las islas-Brasil. (...) Solo mucho despues empiezaron a comunicarseregularmente unas con las otras, a travs de los imensos espacios deserticos que las separavam.Sobre aquel mismo archiplago, integrando socialmente esas islas, se estendian tres redes

    aglutinadoras: la estrutura tnica, que ya no siendo ndgena se hacia protobrasilea; la estructurasocioeconmica colonial de carcter mercantil, que las vinculava unas con las otras, a travs de lanavegacin ocenica y con el Viejo Mundo, como provedores de palo-de-tinta; una nueva tecnologiaproductiva, que las hacia ms y ms complejas y dependientas de los bienes importados. Sobretodas ellas les hacia falta una cultura erudita, principalmente religiosa, de modelo bsico, que sedifundia prontamente. (...) A partir de aquellas protoclulas, a travs de un proceso de adaptacin ydiferenciacin que se estende por cuatro siglos, surgem los variantes de la cultura brasileatradicional.

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    Ahora una aclaracin contextual. Los captulos que forman este libro corresponden a unmosaico temporal y espacialmente ubicado, pues fue constitudo por ensaios escritos de acuerdo adistintas motivaciones y publicados en distintas geografias. Pero lo que les confiere unidad es laintencin de explicar a no brasileos la mirada crtica de un iberoamericano anclado en territrioiluminado por colores verde-amarillo, descrito por signos luso-americanos y transformado por

    hombres y mujeres originrios de todo el planeta.

    So Paulo, 22 de abril de 2009

    Fuentes bibliogrficas

    David Hees & Roerto DaMata1995 The Brazilian Puzzle, New York, Columbia University Press , p. 16Everett Rogers & Steinfatt, Thomas1999 - Intercutural Communication, Prospect Heights, Illinois, p. 238-239Ribeiro, Darcy1995, O povo brasileiro, 2. ed., So Paulo, Companhia das Letras, p. 269/272

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    Comunicacin intercultural:La mirada catalana de un investigador brasileo

    El entorno cultural ibrico

    Mi inters por la Pennsula Ibrica viene desde principios de los aos 70, cuando empeclos estudios de postgrado. Mi tesis doctoral, despus publicada como libro, est en gran partededicada a la comprensin de los mecanismos socioculturales que determinaron la doble estrategiade los colonizadores portugueses. Si, por una parte, impulsaron el desarrollo de la prensa en suscolonias de Oriente - Japn, China, India -, por otra fueron los responsables del retraso con que laprensa funcion en Brasil1.

    Prosegu investigando el entorno cultural ibrico cuando present, en la Universidad de SaoPaulo, mi tesis de madurez acadmica, que intenta comprender la influencia de los gnerosperiodsticos cultivados en Portugal y en Espaa, en el siglo XX, dentro del proceso de mestizajeque caracteriza nuestras culturas. Tuve la oportunidad de constatar que los gneros periodsticosbrasileos alcanzaron completa autonoma con relacin a las prcticas discursivas del periodismoportugus; en cambio, el periodismo hispanoamericano sigue ms de cerca las tradiciones delcdigo lingstico vigente en Espaa. Esto, no obstante a las corrientes periodsticas que circulan demodo unidireccional desde Estados Unidos2.

    Ms recientemente, he tenido oportunidad de dedicarme al estudio de la coyuntura histricavivida por Espaa despus de la muerte de Franco. Permanec un ao en Madrid, becado por elConsejo Superior de Investigaciones Cientficas brasileo, estudiando el papel que desempearonlos medios de comunicacin en la transicin poltica y en la consolidacin democrtica. Estapreocupacin acadmica se explica por la similitud existente entre las experiencias brasilea yespaola, superando el autoritarismo y buscando construir sistemas polticos abiertos y pluralistas,en el marco de la economa de mercado. El resultado de mis observaciones fue divulgado a travsde dos libros destinados al pblico brasileo -Espanha: Sociedade e Comunicao de Massa (l989)

    y Comunicao Comparada: Brasil/Espanha (l990) -, adems de algunos artculos ocomunicaciones cientficas dirigidos a la comunidad internacional de investigadores de lacomunicacin.

    Pero el estudio global de la realidad espaola qued, en cierto sentido, incompleto, pues nopude profundizar el anlisis de las implicaciones comunicolgicas del singular federalismoposfranquista y de las tensiones producidas por la coexistencia entre una estructura informativacentralizada por el Estado y las emergentes redes comunicacionales de las autonomas histricas.

    Cuando regres al Brasil, a finales de l988, nuestro Parlamento haba aprobado una nuevaConstitucin con unos avances en poltica nacional de comunicacin, como era la exigencia deregionalizacin de la radio y la televisin. Eso reflejaba, indudablemente, la fuerza reivindicativa delas culturas peculiares a nuestra formacin socio-cultural, aunque todas ellas estn unificadas por eluso de la lengua portuguesa.

    All me planteaban qu lecciones de la transicin poltica espaola podran ayudar a larevitalizacin de las culturas regionales, a partir del entorno comunicacional masivo. Pero yo notena, evidentemente, una respuesta, pues mis observaciones no haban avanzado hasta el nivel delas autonomas. Mi comprensin quedaba incompleta por falta de vivencia cotidiana en unasociedad concreta. Adems, era insuficiente la bibliografa universitaria disponible.

    1 Jos Marques de Melo: Sociologia da imprensa brasileira, Petrpolis, Vozes, 1973.

    2 Jos Marques de Melo: A opiniao no jornalismo brasileiro, Petrpolis, Vozes, 1985.

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    Por ello, la oportunidad que he tenido de vivir en Catalua durante cuatro meses, a cargo dela Ctedra Unesco de Comunicacin en la Universidad Autnoma de Barcelona, en el curso l99l-l992, supuso la superacin de aquella laguna. Profundic mis lecturas sobre la experiencia catalanade construccin de un espacio propio de comunicacin masiva y, al mismo tiempo, he tenido la

    posibilidad de observar personalmente esta experiencia.

    Identidad cultural

    La impresin general que me ha quedado ha sido la de avances significativos en larecuperacin de la identidad cultural catalana, hecho sin duda protagonizado tambin por el sistemade comunicacin social. El indicio ms evidente es el fortalecimiento de la lengua catalana, queocupa espacios cada vez ms grandes en la vida de la sociedad. Los catalanes tienen a sudisposicin ms y mejores productos culturales en su propia lengua, lo que permite ampliar ladifusin de los valores peculiares de su nacionalidad, sobre todo para las nuevas generaciones. Nopuede olvidarse la prohibicin a que estuvo sometido el cataln, durante el franquismo, cuando nose permita que fuera usado en las escuelas y en los medios de comunicacin.

    La decisin gubernamental de reconocer el cataln como la lengua oficial de la comunidadautnoma y las consecuentes medidas adoptadas para su empleo privilegiado en la Administracinpblica y en las instituciones educativas, representa una aportacin decisiva para restablecer sunormalizacin. Naturalmente, la cuestin de su vigencia como lengua hegemnica en una sociedadcaracterizada por el bilingismo y, adems, receptora de contingentes hispanohablantes en lasltimas dcadas, presupone una incgnita que depender bsicamente del comportamiento culturalde las futuras generaciones.

    La juventud que hoy tiene su formacin predominantemente en cataln, que tambin puedeemplearlo para consumir los mensajes informativos y culturales que posibilitan su interrelacin conel medio ambiente, vive en un mundo cada vez ms transnacionalizado, con la particularidad deintegrarse en una comunidad ms amplia: la Europa comunitaria.

    Por eso, algunos estudiosos de la identidad catalana temen el riesgo de la latinizacin de su

    idioma, por ser una lengua revivida por el Estado pero, tal vez, con poca vigencia en la dinmica dela sociedad civil. No es el caso en el presente, pues cualquier visitante percibe claramente lanaturalidad y efectividad con que los catalanes se comunican entre s en su propia lengua y elorgullo que tienen de su nacionalidad.

    El futuro del cataln como lengua de comunicacin y cultura est asentado en las directricesque el Estado Espaol, por una parte, y la Comunidad Europea, por otra, adopten respecto de lapreservacin de las culturas nacionales que siguen vivas en sus territorios y cmo las integrarn enlos entornos estatal y continental. A este respecto, Umberto Eco es bastante optimista, pues prevuna Europa polglota y hecha de confederaciones tnicas3.

    La experiencia catalana apunta en esta direccin. La construccin de un espacio decomunicacin pblica en lengua nacional ofrece a los ciudadanos la oportunidad de hacer unejercicio cotidiano de pertenencia a su identidad. Aunque tengan la posibilidad de seguir empleando

    3 Entrevista a Umberto Eco en El Pas, 19 de diciembre de 1991.

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    la segunda lengua -en este caso, el castellano - para sus relaciones externas, resulta decisivo quelos actos fundamentales de la vida comunitaria sean realizados en el idioma nativo.

    Si en el comienzo de la transicin democrtica el cataln estaba ausente de los mediosmasivos, esto ha evolucionado positivamente. Ya en la primera mitad de los aos 80, un l7 porciento de los libros editados en Barcelona y un l0 por ciento de la prensa diaria era en cataln, as

    como un tercio de las emisiones televisivas. En el caso de la prensa, los cambios no parecen sermuy expresivos. La mayora de la prensa diaria sigue predominantemente en castellano: solamentedos diarios barceloneses se editan en cataln, pero con tiradas muy reducidas. Pero en el caso dela prensa comarcal, la situacin es distinta: un 90 por ciento de los ttulos emplea el cataln. Hayindicios esperanzadores de catalanizacin de la prensa en las ciudades intermedias; ese es el casode Gerona, cuyos dos diarios usan exclusivamente el cataln.

    Tambin la radiotelevisin catalana se ampli bastante en tiempos recientes. Despus de laola de las televisiones locales, en los 80, el funcionamiento del canal autonmico TV-3 y, ms tarde,el de su homlogo cultural - Canal 33 - han permitido a los catalanes tener alternativas concretaspara divertirse e informarse. La estrategia de las televisiones autonmicas para competir con lasredes estatales -predominantemente en castellano, pero con algunos espacios dedicados a ladifusin en cataln - fue la de buscar una mayor calidad tcnica y esttica.

    Esto se ha concretado a travs de producciones propias que reproducen el cdigo televisivohegemnico en el mercado internacional, sin olvidar los referentes culturales a que correspondenlas expectativas de la audiencia. La televisin mezcla productos importados de distintasprocedencias - de las series norteamericanas y las telenovelas latinoamericanas, a losdocumentales y pelculas europeas -, doblados al cataln, adicionando los productos genuinos, quetuvieron el cuidado de no alejarse mucho de los modelos vigentes en la televisin espaola, pueslos antiguos canales estatales y los nuevos canales privados siguen intentando cautivar a lostelespectadores.

    Si todava no hay un patrn propio de codificacin televisiva, es evidente que la calidad delos programas de la televisin autonmica catalana supera la de las espaolas. Eso explica,seguramente, el mayor xito publicitario de los canales catalanes, que no obstante su vinculacin auna estructura estatal demandando mayor competitividad, acercase a la dinmica de la economa

    de mercado.Aqu radica uno de los desafos del espacio cataln de comunicacin masiva: su

    dependencia del Estado. Es indudable que si no fuera por la accin decidida de la Generalitat,Catalua no habra experimentado una ampliacin significativa de sus propios medios decomunicacin. Pero una incgnita que persiste en este panorama es el poco entusiasmo delempresariado cataln para invertir en productos culturales nativos; son pocos los que se arriesgan aestimular el crecimiento del mercado cataln y por eso buscan el subsidio estatal. Hasta cundo elaparato estatal soportar ese respaldo a la industria de bienes simblicos?

    El papel de la investigacin

    Este problema preocupa a los investigadores catalanes de la comunicacin, pero no existeun verdadero consenso. Algunos defienden la tesis de ampliacin de los espacios pblicos, en elviejo estilo europeo. Otros presentan puntos de vista ms equilibrados, proponiendo sistemasmixtos, caracterizados por un descenso de la presencia estatal como garanta del pluralismoinformativo. Tambin estn los que abogan por el liberalismo total, dejando los medios en manos deempresas privadas, al estilo norteamericano.

    El debate entre los investigadores representa un factor importante en la vida culturalcatalana. Todo el proceso de reconstruccin del sistema nacional de comunicacin masiva ha tenidouna participacin crtica y creativa de la comunidad acadmica. Las investigaciones respaldadas,

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    por ejemplo, por la Universidad, buscaron al principio describir la realidad catalana de los mediosmasivos, explicando sus desafos y sus contradicciones; despus, estuvieron orientadas a definirpolticas comunicativas y culturales, con el evidente propsito de influir en las decisionesgubernamentales sobre la materia.

    Revisando el marco terico de esas investigaciones, parece evidente el aprendizaje que

    signific para los catalanes el contacto con la escuela latinoamericana de investigadores y susaportaciones sobre las polticas nacionales de comunicacin (PNC). Tal vez se podra decir que lasociedad catalana aprovech mejor el planteamiento de las PNC que los propios pases de AmricaLatina. De cualquier modo, aquella utopa sigue vigente all en la dinmica de la participacinciudadana en la sedimentacin de nuestras democracias.

    Aunque la investigacin cientfica de la comunicacin tenga races en el perodo franquista,su consolidacin acadmica se dio durante la transicin democrtica. La creacin de la Facultad deCiencias de la Informacin de la Universidad Autnoma de Barcelona, en l97l, anticip un espacioque despus de la muerte de Franco favorecera la consolidacin de la emergente escuela catalana.No se trata, como bien dice Gifreu, de una corriente que se propone hacer innovaciones tericas ometodolgicas; su principal caracterstica es el espritu o la actitud de un grupo de investigadorescomprometidos con la restauracin de los valores lingsticos y culturales de Catalua4 .

    Esta es una leccin que puede ser muy til para los investigadores de las distintas regionesbrasileas o pases latinoamericanos, no siempre atentos a los problemas de sus comunidades y sfascinados por el entorno nacional o internacional de sus fenmenos comunicativos. El entusiasmode los catalanes por la contribucin al rescate de su identidad cultural ha sido un factor determinantepara potenciar los recursos disponibles para la investigacin, creando una serie de conocimientosindispensables para las decisiones del poder pblico.

    Es verdad que esta accin intelectual ha sido correspondida por el Estado, proporcionandocondiciones para el desarrollo de la investigacin cientfica. La funcin principal del Centred'Investigaci de la Comunicaci, creado por la Generalitat de Catalua en l987, ha supuesto unestmulo a la produccin de materiales de investigacin, encargados a profesores reconocidos de laUniversidad, para establecer una especie de atlas comunicativo que mantiene actualizado elconocimiento sobre las industrias culturales catalanas. Adems de eso, este centro realiza una labor

    documental de alto nivel, preparando el camino para que las nuevas generaciones deinvestigadores puedan seguir avanzando en la produccin cientfica.

    Otra institucin expresiva en nuestro mbito cientfico es la Societat Catalana deComunicaci, que funciona como seccin del Institut d'Estudis Catalans, que tiene el status deacademia de ciencias. All estn reunidos no solamente los investigadores universitarios, sinotambin aquellos que en su labor profesional realizan trabajos sistemticos de anlisiscomunicativo. Los encuentros anuales de sus miembros representan una oportunidad paracompartir los resultados de las reflexiones hechas o de las observaciones registradas cuando sededican a investigaciones de campo.

    Pero el espacio de mayor proyeccin en la vida catalana de la comunicacin es la Facultadde Ciencias de la Informacin. All se estn educando a los futuros agentes culturales, en cuyasmanos estarn depositados los desafos enfrentados por la generacin que se dedic a laconstruccin de un sistema cataln de comunicacin. Se trata de un centro universitario que est ensintona con las tendencias internacionales de la especialidad, sin perder la perspectiva de su

    4 Josep Gifreu: Mass Communications Research in Catalunya, Bellaterra, FCCI, 1988, pg. 41.

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    misin nacional. Asimismo, la generalizacin del uso del cataln en las clases indica una opcincultural muy clara.

    Se nota una preocupacin creciente por superar los desvos del teoricismo que caracterizlos primeros aos de la institucin, buscndose un mayor equilibrio entre teora y prctica, entreconocimientos bsicos y aplicados. El gran reto de esta Facultad es compatibilizar cantidad y

    calidad; prisionera de las normas masificadoras de la Universidad espaola, encuentra bastantedificultad para preparar comunicadores ms competentes por el nmero excesivo de estudiantes ensus grupos de estudio.

    Evolucin positiva

    En trminos globales, la experiencia catalana de comunicacin es bastante positiva.Se ha conseguido en poco tiempo rescatar la identidad cultural que adormeca en la resistencia decapas populares de la poblacin, a las cuales se ha sumado el contingente migratorio provenientede otras regiones o nacionalidades que conforman el Estado Espaol. Un aspecto que llama laatencin es la defensa a ultranza del nacionalismo cataln hecha por los hijos de los inmigrantes,plenamente asimilados por la cultura local. Pero tambin siguen las dificultades para la

    normalizacin de la vida cultural catalana, como consecuencia de las tensiones que existen con lacultura espaola y la coexistencia con las culturas europeas que se integran en el marcocomunitario.

    Por eso mismo, emerge una tendencia en la produccin comunicativa de los mediosmasivos y en la propia investigacin cientfica para evitar el aislamiento de Catalua y lograrestablecer mecanismos de mayor cooperacin internacional. El hecho de que Catalua hayarecibido en 1988 a la comunidad de los investigadores de la comunicacin de todo el mundo, en ell6 congreso de AIERI-IAMCR, signific una disposicin para el dilogo internacional comocondicin misma de su supervivencia en cuanto cultura minoritaria, dentro de un panoramacaracterizado por una veloz transnacionalizacin.

    Esta misma cuestin vuelve a preocupar a los catalanes en l990, cuando el Centred'Investigaci de la Comunicaci invit a destacados investigadores europeos y norteamericanos

    para analizar la identidad cultural y las relaciones interculturales. En las conclusiones del simposiointernacional se puso nfasis en el hecho de que las preguntas eran ms importantes que lasrespuestas obtenidas, pues el movimiento bi-direccional particularismo-universalismo aportabacambios importantes en el mbito sociopoltico y cultural5 .

    La tentativa de buscar nuevas respuestas impulsa a los catalanes a intensificar ese debateinternacional. En esta lnea de accin, Catalua recibir en l993 a un grupo de investigadores deAmrica Latina, Espaa y Portugal para pensar conjuntamente los problemas de la revolucintecnolgica que convierte a los medios masivos en aparatos hegemnicos de socializacin devalores culturales en las sociedades modernas. La cuestin que centrar la reflexin de losinvestigadores ibricos y latinoamericanos ser evidentemente la preservacin de la identidadcultural en el mundo de hoy, profundamente afectado por una cultura de matriz transnacional. Sinduda, los ibricos en general y los catalanes en particular tendrn mucho que decirse sobre susexperiencias de mestizaje, un trazo cultural que empieza a ser reconocido sin los prejuicios delpasado.

    5 Varios autores: Comunicaci, Identidad Cultural i Relacions Interculturals, Barcelona, Centre d'Investigaci de laComunicaci, 1991

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    Comunicacin comparada:Paradigmas tempranos de las Amricas

    Marco histrico

    Desde que se constituyeron como estados polticamente autnomos, en los inicios del sigloXIX, las naciones latinoamericanas fueron desenvolvindose intelectualmente sobre el estigma de laexclusin comunicacional6. Tal situacin reproduca, en gran medida, el modelo de sociedadcultivado por el rgimen colonial, tanto bajo el dominio de los castellanos como el de los lusitanos, ycontinu durante el rgimen independiente, bajo el mandato de las oligarquas criollas.

    A pesar de contar con unos medios impresos de comunicacin gobernados por la doctrinade la libertad de expresin y pensamiento, las repblicas hispano-americanas y el imperio luso-brasileo consolidaron modelos informativos erigidos como privilegio de las lites. Considerandoque los grandes contingentes de las poblaciones nacionales estaban formados por trabajadoresiletrados, libres o esclavos, viviendo en el campo o en las ciudades, la informacin impresa seconvirti histricamente en espacio disfrutado apenas por las clases superiores, incluyendo a lascapas medias beneficiadas por los conocimientos adquiridos en la escuela.

    Se trata de un panorama que contrasta con el que rigi en los territorios de la colonizacinanglo-americana. En ellos predomin, no slo un patrn diverso de sociedad, en gran parteedificado por el voluntariado tpico de los disidentes religiosos, sino sobretodo, una posturacivilizada, robustecida por el credo utpico de la educacin. Eso, desde temprano, garantiz elfuncionamiento de escuelas, bibliotecas, peridicos y otros mecanismos destinados a fomentar lacirculacin de novedades, conocimientos o ideas. De esta forma, fue posible que algunas coloniaseuropeas, relacionadas en el norte de Amrica, a travs de la inclusin comunicacional,unificaran estrategias precoces de liberacin del podero colonial, ejercitando formas de gobiernoque sintonizaban con los preceptos de la democracia representativa. Para todo esto, fue necesariofortalecer las redes mediticas con la funcin de integrar polticamente las comunidades unificadas y

    para asimilar culturalmente a los inmigrantes procedentes de distintas partes del mundo, cuyafuerza de trabajo convirti a la joven nacin en potencia econmica.La situacin intelectual de las naciones latinoamericanas comenzara a ser modificada en el

    siglo XX, a travs de las polticas pblicas destinadas a la universalizacin del sistema educacional.Adoptadas en pocos pases, an as _ alcanzaron a las poblaciones residentes en los centrosmetropolitanos. El proceso de reduccin de la penuria comunicacional de las grandes masassudamericanas solamente sera alterado con el incremento de las tecnologas electrnicas dedifusin simblica. La expansin de la radio (a partir de los aos 30) y el desarrollo de la televisin(a partir de los aos 50) dan oportunidades para la mejora del apetito cognitivo de las poblacioneseconmicamente activas. Hasta los contingentes analfabetos seran promovidos a la condicin deconsumidores culturales de los productos sonoros o audiovisuales diseminados por las redesabiertas, porque son accesibles a bajo costo.

    Estamos ingresando en el siglo XXI, pudiendo celebrar en la geografa americana cincosiglos de institucionalizacin meditica. Con todo, el mapa de exclusin comunicacional permanecesustancialmente inalterado al sur de Ro Grande. Desde Mxico hasta la Patagonia, continan envigor panoramas caracterizados por la depresin cultural de las grandes masas que generalmenteestn distanciadas, o fueron precozmente expulsadas de las redes educativas formales. Los

    6 MARQUES DE MELO, Jos, Exclusin comunicacional y democracia meditica: dilema brasileo en el umbral de lasociedad y la informacin, Telos, Cuadernos de Comunicacin, Tecnologa y Sociedad (2001): 51-28-32, Madrid,Fundacin Telefnica.

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    mayores contingentes humanos de Amrica Latina se nutren de conocimientos efmeros,fragmentados y superficiales solamente propiciados por las escuelas paralelas que brotan de lasredes mediticas. As ha crecido la categora de ciudadanos de segunda clase, ms ineficaces oinapetentes, en el sentido de actuar democrticamente como sujetos de su propia Historia.

    Transformar esa realidad injusta constituye el mayor enigma de los estudiosos de los

    Medios Masivos de Comunicacin en nuestras sociedades. Por eso mismo constituye un buenejercicio intelectual la comparacin de las situaciones perfiladas en los dos subcontinentes: el anglo-americano y el latinoamericano. Para esto tomemos como referencia los paradigmas construdospor los precursores de la Mediologa en los dos extremos de las Amricas.

    Debemos reconocer con humildad que, a pesar de un siglo de acumulacin deconocimientos mediolgicos, la esfinge meditica an no ha sido descifrada por nuestrascomunidades acadmicas. Por eso, creemos oportuno retomar aquellos paradigmascomunicacionales pioneros que germinaron en las Amricas, al norte y al sur. Tenemos laesperanza de que esa incursin exploratoria pueda iluminar el descubrimiento y la crtica de losdems paradigmas que florecieron contemporaneamente.

    Poblando el imaginario de aquellos que se entregan a su estudio y comprensin en lasempresas y en los gobiernos, en la academia o en la sociedad civil, la esfinge meditica

    permanece como una amenaza capaz de devorar nuestras sociedades. Frente a esto, no nosresta otra alternativa, sino esbozar hiptesis y promover pesquisas, intentando superar los temoresque nos afligen colectivamente.

    Paradigma anglo-americano

    Aunque los norteamericanos deben a John Dewey y a Charles Cooley las primerasreflexiones acadmicas sobre el papel social desempeado por los sistemas mediticos, es sinduda Robert Park el precursor de la Mediologia en los Estados Unidos de Amrica7.

    Su tesis de doctorado La multitud y el pblico, defendida en Berln, en 19048, contiene laesencia del paradigma comunicacional anglo-americano: Los medios masivos de comunicacincomo forma de conocimiento

    Park supera la visin conservadora de los tericos sociales europeos. Gabriel Tarde, porejemplo, se limit a describir la influencia de los peridicos en las conversaciones interpersonales,expresando reservas en lo referido a la ingerencia meditica en la vida privada. Ortega y Gasset, asu vez manifest un cierto espanto frente al peligro de la rebelin de las masas.

    Demostrando una actitud progresista, Park valoriz el papel de los MCS como agenciasocializadora por excelencia. La reconoci como dinamo del nuevo fenmeno de la modernasociedad, o sea, la opinin publica. De acuerdo con su anlisis, los MCS impreso y posteriormentelos medios electrnicos de comunicacin podran desempear papeles decisivos en latransformacin de multitudes amorfas y apticas en pblicos articulados y activos, fortaleciendo elsistema democrtico9.

    7 CZITROM, Daniel J. Media and the American Mind - from Morse to McLuhan, Chapell Hill, University of NorthCaroline Press, 1982, p.91-218 La versin original Masse und Publikum (1904) slo fue traducida al ingls en 1972, bajo el ttulo The Crowd and thePublic(University of Chicago Press).9 An cuando esa concepcin estuviese implcita en la tesis de 1904, Park solamente la explicita en el artculo Lanotcia como forma de conocimiento, publicada en la edicin 45 de The American Journal of Sociology (Marzo , 1940),Chicago University

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    Al analizar de manera no apocalptica el desempeo de las industrias mediticas en laedificacin de la sociedad de masa, Park y sus discpulos de la Escuela de Chicago10contribuyeron decisivamente a la formulacin de la doctrina de la responsabilidad social, cuyadoble fase preserva la auto-reglamentacin empresarial y la educacin de los profesionales. AlEstado corresponde una postura de no intervencin en el negocio meditico, asegurando su

    desarrollo de acuerdo con los principios de la libre iniciativa, consensuada a travs de los cdigosdeontolgicos capaces de cohibir abusos o desvos. A la sociedad Civil compete la formacin delos agentes productores de los contenidos difundidos por los vehculos responsables de abastecer alas multitudes de conocimientos destinados a convertirlas en pblicos orgnicamenteestructurados.

    Es sintomtico que la participacin de las universidades en ese proceso se produce cuandolas publicaciones de masas se conducen por la distorsin sensacionalista. Las iniciativas pionerasde las universidades de Missouri y de Columbia, destinadas a formar periodistas responsables,datan de la primera dcada del siglo XX11, reproducindose y multiplicndose en todo el territorionorteamericano, casi siempre a travs de sociedades con las empresas a las que destinan losrecursos humanos all educados.

    Atravs de la formacin de periodistas, cineastas, publicitarios, relaciones pblicas,

    locutores de radio o teledifusores, las universidades influyeron en la consolidacin del modelomeditico norteamericano. A partir de los aos 30, ellas tendran un papel decisivo en la orientacinde las polticas de contenido, produciendo conocimiento cientficamente legitimado en las oficinasde investigacin organizadas para atender las demandas empresariales. Tales casos deinvestigacin tambin atenderan a clientes gubernamentales, o sea, las agencias responsables dela formulacin y evaluacin de las polticas publicas, sedientas de datos fiables sobre el impactosocial de los medios masivos de comunicacin12.

    Para comprender con claridad la eficacia del paradigma anglo-americano13, que situa losmedios masivos de comunicacin como forma de conocimiento, se hace indispensable mencionarlas variables que intervienen en el proceso.

    Una de ellas es el paralelismo entre el desarrollo de los sistemas meditico y educativo, entodos los cuadrantes del territorio nacional. La universalizacin de las oportunidades de enseanza-

    aprendizaje, ofreciendo educacin formal bsica a todos los ciudadanos, constituy, a lo largo deltiempo, una prioridad de la sociedad industrial construida por los norteamericanos. As las nuevasgeneraciones de usuarios de los sistemas mediticos generalmente poseen escolarizacinsuficiente para demandar contenidos mejor elaborados. Son generaciones educadas libremente,con capacidad de optar por los productos que satisfagan sus necesidades inmediatas, generalmentedictadas por los patrones culturales de las comunidades que integran el da a da 14.

    En la propia escuela, los futuros ciudadanos son inducidos a asumir una actitud crtica,participando en procesos de alfabetizacin meditica, de la misma forma que vivencianexperiencias de alfabetizacin cientfica o de alfabetizacin artstica. En lugar de demonizar losmedios masivos de comunicacin, los educadores norteamericanos generalmente los toman comoun dato inherente a la realidad que los nios encontrarn en su vida adulta. Sin prejuicios,

    10 El protagonismo de Robert Parl en la escuela de Chicago est bien dimensionado en el ensayo de Alain Coulon LEscole de Chicago, Paris, Press Universitaires de France, 199211 Para una mejor comprensin de ese episodio histrico, vale la pena consultar el ensayo de Carlos Rizzine Laenseanza del periodismo, Rio de Janeiro, Ministerio de la Educacin, 195312 El inventario de los proyectos ms importantes realizado por la academia norteamericana est contenido en el libro deShearon Lowery e Melvin De FleurMilestone in Mass Comunication Research, 3a . ed., New York, Logman, 199413 El molde del paradigma norteamericano puede observarse en el libro de George N.Gordon The CommunicationsRevolution, a History of Mass Media in the United States, New York, Hastings House, 197914 Las paradojas del consumo cultural en la sociedad norteamericana pueden ser vistos con nitidez en el ensayo deAlvin ToflerThe Culture Consumers: Art and Afluence in America, Baltimore, Penguin Books, 1965

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    multitudes silenciosas, acelerando la conciencia ciudadana indispensable para el activismo de unpblico preocupado por el inters colectivo y el bienestar de la sociedad21.

    Paradigma latinoamericano

    El ejercicio ms consistente de reflexin crtica sobre el emergente engranaje meditico enLatinoamerica fue emprendido, hace 80 aos, por el brasileo Alexandre Jos Barbosa LimaSobrinho. Su libro El problema del periodismo (Rio de Janeiro, lvaro Pinto editor, 1923) contieneno slo un preciso diagnstico sobre el desarrollo del periodismo en el mundo contemporneo, sinotambin una interpretacin apurada del impacto causado por su industrializacin en la sociedadbrasilea. Su sofisticado anlisis, transferido a cualquier otro pas de la regin, se aplica con ligerosajustes, a los respectivos cuadros socio-culturales.

    Por eso mismo, el esqueleto/armazn terico construdo por el joven Barbosa LimaSobrinho22 se puede interpretar como paradigma latinoamericano. Argumentando con lucidez que elperidico muestra la sociedad en que se edita, este autor ofrece evidencias que hoy permitenenunciarlo de la siguiente manera: Los medios masivos son el espejo de la sociedad.

    Vamos retomar, textualmente, su lnea de argumentacin:

    ...slo me pregunto si el periodismo es culpado por todos los males que le imputan, o autorde todos los beneficios que va inculcando con despreocupacin. Y slo me acude la respuesta deque vale como pieza indispensable de un maquinismo, forzado al movimiento de otras piezas y ellamisma haciendo girar, en sus ejes, otras ruedas.

    Hay malos peridicos, decimos; el periodismo, todava es bueno. Confesemos que seencuentra al alcance de factores perniciosos, capaces de perturbar su eficiencia y de anular suutilidad. De dnde viene esa fuerza perturbadora y nefasta? Del pblico, del propio periodismo ydel gobierno?

    Primeramente del pblico, para que se haga el peridico. El manda en las gacetas y sonsuyas las pasiones, sus tendencias e ideas que la hoja refleja como un espejo. Un autor nos diceque el peridico es ms de sus lectores que de sus redactores, o propietarios. En vano se esforzarael periodismo para aventajar al pueblo que lo sirviese. Las necesidades lo obligaran a terminar con

    tales distancias y aproximarse de sus lectores. Si todos los peridicos no se amoldan por una formanica, es que existe diferenciacin de las clases sociales, expresadas en el periodismo (...)

    Existe, en segundo lugar, la culpa del gobierno. (...) No escap nuestro pas del flagelo.Conocimos los procesos de subvencin y los de la concesin de favores, o de empleos.Encontrndose sin apoyo del periodismo del partido, el gobierno corrompe periodistas paradefenderse. (...)

    Por ltimo, vemos la culpa de los propios periodistas. Algunos sientan plaza en los MCS conla intencin premeditada de negociar... (...) No se acuerda el periodista, en sus actitudes, de queest actuando como en una platea, frente a un pblico atento y riguroso. Desconoce que su misin

    21 Esta corriente fue sensiblemente estimulada, en la academia, a t ravs de los textos escritos por valientes intelectualescrticos como Herbert SchillerMass Meid and the American Empire, Boston, Beacon Press, 1970; J, Herbert AltschullAgents of power, New York, Longman, 1984 e Bem Bagdikian Media Monopoly, Boston, Beacon Press, 1990.22Debut en el periodismo a los 22 aos de edad, Barbosa Lima Sobrino ejerci muy pronto la funcin de periodista delparlamento del diario Jornal do Brasil, y despus ascendido a la condicin de redactor-jefe de ese peridico brasileode referencia nacional. El ensayo escrito en 1923 contiene una lcida reflexin sobre la profesin que decidi ejercer,fundamentndose conceptualmente en la bibliografa internacional disponible, an cuando su referencia emprica estanclada en la trayectoria de la imprenta brasilea, cuyas prcticas y agentes le servirn como parmetros para elucidarel problema de la imprenta.

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    social exige de su parte compostura; ignora muchas veces que debe servir a una causa pblica,sacrificando cuestiones personales y enemistades.23

    La prescripcin que el pensador brasileo sugiere para el combate a las mazuelas, desvosy distorsiones de los medios masivos demuestra una clarividente postura democrtica y una

    fidelidad convincente con el paradigma esbozado. El no pretende atropellar las leyes de la pticapara ajustar los vieses de las imgenes captadas o reflejadas de modo inexorable en los espejosmediticos. La solucin est en el cambio y ajuste de los personajes, escenarios y movimientos quedan sentido a la realidad, para que esta venga a aparecer de modo correcto, perfeccionndoseconstantemente.

    Su estrategia comporta acciones simultneas y articuladas: elevar el nivel cultural delpblico, reglamentar los flujos mediticos, y claro de educar los productores de contenido.

    Hagamos el recorrido de estas terapias de acuerdo con sus propias palabras:

    1) Hay efectos incorregibles en el periodismo y frente a los cuales es necesario cruzar los brazos,por recelo de los daos inmensos que cualquier intervencin acarreara. Esclarzcase el espritu

    pblico, difndase la instruccin y entrguese la educacin a la preparacin de carcteres; a medidaque ese esfuerzo venga actuando, el periodismo naturalmente se elevar. (BLS, p. 171)

    2) Conviene igualmente actuar sobre el periodismo, pero no con una legislacin drstica. Laprudencia, que dirige a los hombres sabios, desaconseja los medios violentos. (...) Ley sensata seraquella que aleje al periodismo de todo el peligro de la violencia y de injusticia, garantizndole sulibertad y sus derechos para que entibie la accin social por el recelo de las penalidades.(BLS, p.171)

    3) Pero no basta tener una ley. Hay otros medios tiles. Los americanos instituyen escuelas deperiodistas para la preparacin de profesionales competentes, una vez que a la ignorancia cabetanta parte de la culpa de los males del periodismo. Ellos tambin usan los congresos en que se

    disponen preceptos de tica para el gobierno de todos. (BLS, p. 171-172)

    El pensador brasileo reafirmara sus tesis cinco dcadas despus. En conferencia ofrecida en alao 1971, insista en la defensa de que el periodismo slo puede avanzar polticamente si el pueblotambin lo hace intelectualmente.

    ... as que el pueblo se esclarezca, el periodismo se ver forzado a acompaarlo, no faltarn lasvoces conductoras, para apuntar los tpicos indispensables a sus progresos y a su desarrollo.24

    Su falta de fe en la solucin del problema del periodismo a travs de la legislacin coercitiva serareiterada en la conferencia que profiri en 1980 durante la VIII Conferencia Nacional de la Orden delos Abogados de Brasil25.

    23 BARBOSA LIMA SOBRINHO O problema da imprensa, 2a . ed., So Paulo, EDUSP, 1988, p.169/170 (ColeoClssicos do Jornalismo Brasileiro, 1)24 BARBOSA LIMA SOBRIHO Prensa, Nacionalismo y Desarrollo, In: MARQUES DE MELO, Jos, org. Prensa &desarrollo, San Pablo, ECA-USP, 1984, p.19325 BARBOSA LIMA SOBRINHO Direito da Informao, Revista de Informacin Legislativa, v.17. n.67. Braslia, jul/set.,1980, p. 147-198

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    El miedo de la libertad del periodismo, el miedo de sus excesos, es el camino ms fcil para elreducto de las dictaduras.

    Comparando paradigmas

    Cuando Barbosa Lima Sobrino formul las tesis que contienen el paradigmalatinoamericano de los medios masivos como espejo de la sociedad, l naturalmente tomaba comobase el paradigma anglo-americano de los medios masivos como forma de conocimiento. Y porqu no lo asimil integralmente en su formulacin? O solamente incorpor parte de l, esto es, elaspecto referido a la educacin de los productores mediticos?

    Procedi as porque su ejercicio analtico consideraba el contraste de dos modelos de lassociedades. Las naciones anglo-americanas fueron moldeadas de acuerdo con proyectos socialesinclusivos, beneficiando mayoritariamente a sus contingentes poblacionales con un tipo deformacin cultural protagonizado simultneamente por la escuela y por los medios masivos.

    De manera diferente, las sociedades latinoamericanas asumieron perfiles socio-culturalesexcluyentes, dejando de lado a los vastos contingentes nativos o mestizos. Estos permanecieron sinderecho a escuela y consecuentemente tambin sin condiciones de acceso a los productos

    simblicos de calidad difundidos por los medios masivos.A pesar de eso, estaba implcita la comparacin de los respectivos perfiles socio-polticos.

    Las sociedades angloamericanas se afirmaban precozmente como naciones (siglo XVIII), inspiradasen los ideales de la democracia representativa. Por eso atribuyeron a los medios masivos la funcinde cuarto poder, estableciendo no slo un rgimen de coexistencia con la mquina gubernamental,sino impidindo constitucionalmente la posibilidad de crear obstculos para su libre expresin.

    Por contraste, las sociedades latinoamericanas vendran a perfilarse tardamente (siglo XIX)como naciones independientes. Optando por los sistemas autoritarios de organizacin poltica,reproduciendo los modelos aristocrticos ibricos. Por este motivo se confiere a los mediosmasivos, periodismo y despus a los medios masivos electrnicos un papel de control social difuso.Emerge de ah la furia legislativa que asola a los poseedores del poder, tratando de crear filtrosmediticos, maniatando a sus propietarios o corrompiendo a sus profesionales26.

    No es sin motivo que Barbosa Lima Sobrinho defiende la vigencia de leyes sensatas,capaces de regular los abusos cometidos por los medios masivos, pero sin inhibir su funcionamientolibre y continuo. Cuando l rescata la tradicin norteamericana de los cdigos de tica, lo haceprecavido, teniendo en cuenta el escepticismo imperante en nuestras sociedades nacionales.

    Figurndose ineficaz en el ejercicio de la auto-reglamentacin, se hace necesario el arbtriodel poder pblico, a travs de mecanismos transparentes de conducta, castigando a posteriorialosrespectivos infractores.

    Como espejo de la sociedad los medios masivos slo podrn tener referentes mselevados en la medida en que, tanto los consumidores como los productores, posean una mejorformacin. La educacin de los consumidores reposa decisivamente en la universalizacin de laescuela bsica, nutriendo a la poblacin de aquellos referentes culturales capaces de demandarmejores contenidos. En cuanto perdura este proceso de crecimiento del nivel cultural de lasociedad, compete a los productores mediticos proporcionar agenda y contenidos sintonizados conlas preferencias y gustos populares. Contribuyendo a su elevacin gradual, se espera que noagraven, an ms, la bola de nieve de la exclusin comunicacional.

    Esta es una variable del problema meditico, descrito por el latinoamericano Barbosa LimaSobrinho, y merece atencin particular de los investigadores acadmicos. En su diagnstico l

    26 La comparacin entre los dos modelos de sociedad est ampliamente documentada en el libro de Jos Marques deMelo Historia Social de la Imprenta, Porto Alegre, EDIPUCRS, 2003.

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    transfiere la cuestin directamente a los profesionales mediticos, recomendando su educacinuniversitaria, como ya venan ensayando los norteamericanos desde el inicio del siglo XX.

    Esta situacin slo se generaliz en Amrica Latina en la segunda mitad del mismo siglo,coincidiendo con la transformacin de las propias universidades. Estos centros ya haban superadola fase de entrenamiento puro y simples de la mano de obra destinada al comercio, a la industria y

    al servicio pblico, convirtindose tambin en agencias productoras de conocimiento27. Lainvestigacin se incorporaba a la rutina de sus laboratorios y los nuevos profesionales incorporabanlas innovaciones cientficas a su equipaje intelectual.

    La ecuacin meditica se haca evidentemente ms compleja, teniendo en cuenta losmecanismos creados por la investigacin social para auscultar con precisin y sensibilidad lasdemandas populares. Siendo posible ese reconocimiento previo de las necesidades de losconsumidores, corresponde a los productores, hoy superiormente educados, controlar sus mpetusvoluntariosos (casi siempre dotados de matices elitistas), dejndoles organizar las agendasmediticas. O mejor, no pretendiendo imponerlas, de acuerdo con posturas salvacionistas o ideariosculturalistas, casi siempre justificados como parte de su misin civilizadora.

    La gran dificultad latinoamericana para establecer una sintona entre la agenda construdapor los productores mediticos y las expectativas de las corrientes mayoritarias de los consumidores

    culturales est en la ausencia de investigacin sistemtica que ilumine las motivaciones de laaudiencia. Como las empresas privadas que realizan ratings constantes se limitan a mensurar loshbitos del consumo, correspondera a los centros de investigacin de las universidades desvelaresa caja negra, evitando que se transfieran mecnicamente a nuestras sociedades lasconcepciones tericas importadas de las sociedades del norte, como si fuesen igualmenteaplicables a nuestras realidades.

    Poseedores de conocimiento de esa naturaleza, podramos actuar en dos frentes: 1)formando competentemente a los profesionales que van a actuar en produccin y gestin de lasindustrias mediticas; 2) realizando experiencias en los laboratorios de las propias universidadespara crear nuevos formatos y contenidos mediticos adecuados a las expectativas simblicas y losgustos estticos de las grandes masas culturalmente pauperizadas de la audiencia.

    Si actusemos de tal forma, estaramos contribuyendo positivamente para reducir el dficit

    cultural existente en nuestros pases, dando un paso adelante en el paradigma comunicacional quecultivamos. O sea, dejaramos de contemplar solemnemente a nuestras sociedades en el espejomeditico para intentar transformarlas, ayudando a elevar el nivel cultural de nuestras poblaciones ycreando flujos interactivos continuos entre las audiencias y los productores de contenido.

    La investigacin comunicacional ha hecho, en las ltimas dcadas, incursiones significativaspara comprender las mediaciones culturales28 ejercidas por las agencias socializadoras. Vieneestudiando como la familia, la escuela, la iglesia o las asociaciones comunitarias recodifican loscontenidos diseminados por los medios masivos, atribuyndoles sentidos identificados con suslegtimos referentes simblicos.

    Tales evidencias estimularon proyectos de educacin para la recepcin29 que sin dudapueden influir en la correccin de desvos cometidos por los segmentos pertrechadossimblicamente, re-direccionando sus hbitos de consumo. Esos bolsones son generalmente

    27 Las singularidades latinoamericanas estn esbozadas en el captulo La naturaleza del conocimiento mediolgico, dellibro de Jos Marques de Melo- Historia del Pensamiento Comunicacional, San Pablo, Paulus, 2003.28 La fuente inspiradora de tales investigaciones innegablemente es el libro de Jess Martn Barbero De los medios alas mediaciones, Mxico, Gustavo Gili, 1987.29 Ilustran adecuadamente esa corriente el conjunto de las alternativas sugeridas por Mercedes Charles y GuillermoOrozco en la coleccin Educacin para la recepcin: hacia una lectura crtica de los medios, Mxico, Trillas, 1990 o losguiones elaborados por Ismar de Oliveira Soares Para una lectura crtica de los perodicos, (1984), Para una lecturacrtica de la publicidad, (1988) San Pablo, Ediciones Paulinas.

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    constitudos por consumidores que poseen capacidad adquisitiva suficiente para demandarproductos de mejor calidad, en fuentes alternativas.

    Con todo, permanecen excludos de este proceso en constante cambio aquelloscontingentes societarios que habitan cordones perifricos de las grandes metrpolis. Generalmenteconstitudos por emigrantes oriundos de la zona rural, ellos conservan patrones culturales que no se

    juntan con los referentes diseminados por la red escolar. Por eso, quedan al margen de loscontenidos difundidos por los MCS. De ah la necesidad de crear sus propias redes desocializacin30 para poder sobrevivir en el nuevo ambiente en que fueron condenados a habitarcompulsivamente.

    Innegablemente, la estrategia ms adecuada para rellenar ese vaco cognitivo est en eldesciframiento de aquellas matrices de cultura31 de las clases subalternas. En un segundomomento, debemos convertirlas en artefactos simblicos que puedan ser difundidos por lasindustrias mediticas. Y, de esta forma, sustituir gradualmente los contenidos importados,preferidos por las audiencias ante la falta de opciones populares-nacionales32. O entonces ocupar elespacio de aquellos mensajes hbridos, generalmente producidos en la propia regin. En lamedida en que sus referentes estn situados en capas superiores de la sociedad, no podemosextraar que ellos sean rechazados por las corrientes mayoritarias de la audiencia. Se trata en

    verdad de un mecanismo de defensa, pues su repertorio intelectual no les permite disfrutarlasconvenientemente.

    Guin de luchas

    Para ingresar altivamente en el siglo XXI, instaurando polticas comunicacionaleshistricamente fieles a los legados de nuestros pioneros33, la comunidad latinoamericana deciencias de la comunicacin se debate en dos frentes simultneos: la batalla de la ciudadana y labatalla acadmica.

    Difcil, amplia y polifactica es, sin duda, la batalla de la ciudadana. Se desenvuelve en elmbito de las sociedades nacionales, que necesitan romper las estructuras ancestrales de laexclusin social, en el sentido de garantizar oportunidades ecunimes a todas las capas de la

    poblacin para disfrutar los beneficios del progreso.Se trata de una batalla vigorosa contra la ignorancia, que impide el florecimiento de las

    demandas de naturaleza cognitiva. Pero tambin de una batalla contra el silencio, que neutraliza elimpulso a la expresin individual y los sentimientos colectivos.

    30 Tales mecanismos de resistencia cultural y de resocializacin intensiva fueron ampliamente estudiados por LuizBeltro en sus libros: Folkcomunicacin, un estudio de los agentes y de los medios populares de informacin de hechosy expresin de ideas, 2a . ed., Porto Alegre, EDIPUCRS, 2001, y Folkcomunicacin, la comunicacin de losmarginalisados, San Pablo, Cortez, 1980.31 Un buen itinerario para comenzar esa cruzada en direccin al conocimiento del gusto popular est contenido en ellibro de Jess Martn Barbero - Procesos de comunicacin y matrices de cultura, Mxico, Gustavo Gili, 1987.32 De cierta manera, esta fue la tctica empleada por la industria televisiva brasilea en el proceso de substitucin deimportaciones` da aquellos productos audiovisuales otrora procedentes de las fbricas norteamericanas.Recientemente, los contenidos diseminados por las redes brasileas de televisin abierta en el horario noble` (primetime) son predominantemente nacionales. Quien describe con argucia esa estrategia bien sucedida es el escritorcubano-mexicano Mario Nieves Televisin bajo palabra: poder, palabra e identidad en la TV brasilea, Monterrey,Universidad Regiomontana, 2002.33 Ese legado est descrito en los tres volmenes que inician la serie Anales de la Escuela Latinoamericana deComunicacin: Jos Marques de Melo & Juara Brittes - La trajectoria comunicacional de Luiz Ramiro Beltrn (1998),Jos Marques de Melo & Paulo da Rocha Dias El percurso intelectual de Jess Martn Barbero (1999) y Jos Marquesde Melo & Maria Cristina Gobbi Gnesis del pensamiento comunicacional Latinoamericano (2000), publicado enconjunto entre la UNESCO y la UMESP, So Bernardo do Campo, Brasil.

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    Su territorio es predominantemente el de la escuela, donde las nuevas generacionesnecesitan aprender a leer, a escribir y a contar, juntando requisitos capaces de producir y consumirinformaciones cotidianamente.

    Para incorporarlas en el circuito de produccin y consumo de bienes culturales, esindispensable analizar varios problemas conexos. Entre ellos, el dficit de las telecomunicaciones,

    garantizando a los neociudadanos el acceso universal a las tecnologas digitales y a losproveedores de los servicios. Inclyase en este panorama, el costo de los productos de la industriade contenidos culturales (libros, peridicos, revistas, discos y similares.)34

    Al eliminar la exclusin comunicacional, las sociedades latinoamericanas estarnhabilitadas para recorrer el camino de la elevacin cultural de sus industrias mediticas y,consecuentemente, para forjar ciudadanos que hagan de la democracia el instrumento de lacoexistencia pacifica y de una cooperacin civilizada35.

    Especifica, pero sinuosa y resistente, ha sido la batalla de la academia que se libra en lasuniversidades. Su inhibidor contumaz ha sido el sndrome del colonizado que an marca lafisonoma de gran parte de nuestra vanguardia intelectual.

    Para vencer esta batalla, superando la tendencia del comportamiento aislacionistaque nosha debilitado, conduciendo, a veces, la inercia corporativa, debemos rescatar el compromiso

    histrico con la transformacin de las sociedades a la que pertenecemos.En ese aspecto, nos gustara reiterar algunas metas, propuestas para el debate de la

    comunidad latinoamericana de ciencias de la comunicacin, durante el ltimo congreso de la ALAIC(Santa Cruz de la Sierra, 2002)36.

    a) Naturaleza procesual de la comunicacin. Las tendencias recientes de investigaciones centradasen las mediaciones (estudios de recepcin), ideologa (anlisis de discurso) y mercadologa(marketing poltico) colaboran para desacralizar la comunicacin en tanto fenmeno colectivo. Sehace imprescindible contemplar la comunicacin como proceso social, incentivando estudios sobreel comportamiento de los emisores (mapas etnogrficos o sociogrficos) y sobre los efectos(impactos psico-sociales, polticos, educativos), con la finalidad de influr en la etapa de construccinde nuevos productos mediticos. Se trata de producir conocimiento aplicable o de hacer la crtica

    socialmente utilitaria.

    b) Autonoma terica, fomentando la crtica metodolgica. Se trata de superar el reboquismo? enrelacin a las ciencias sociales, asumiendo nuestro perfil de ciencias aplicadas y recurriendo aestrategias investigativas que permitan guardar conocimientos capaces de mejorar la calidad de losproductos mediticos demandados por la sociedad. Debemos preservar el dilogo con las cienciassociales, en condiciones equilibradas de sociedad acadmica, superando un cierto complejo deinferioridad intelectual que fragiliza al sector ms diletante de nuestra comunidad.

    c) Rescate del conocimiento emprico, en su triple dimensin: autctono, mestizo y popular.Lamentablemente, tendemos a desdear todo aquello que es nativo, peculiar, rstico, al mismotiempo que rechazamos las demandas populares. Gran parte de la tradicin comunicacionallatinoamericana proviene de las adaptaciones metodolgicas que hicimos de modelos importados y

    34 Tales cuestiones se encuentran mejor dimensionadas en el ensayo de Jos Marques de Melo La muralla digital:desafos brasileos para construir una sociedad del conocimiento, In: Ciclia Peruzzo & Juara Brites Sociedad de laInformacin y nuevos medios: participacin o exclusin? San Pablo, Intercom, 2002, p. 37-4435 Esta batalla est documentada en todas sus fases en el artculo de Jos Marques de Melo Exclusincomunicacional y democracia meditica, Telos 51, (2002): 28-31, Madrid, Fundacin Telefnica.36 Jos Marques de Melo _ Ciencias de la Comunicacin en Amrica latina: itinerario para ingresar en el siglo XXI,Memoria del VI Congreso de la ALAIC, Santa Cruz de la Sierra, Bo livia, 2003.

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    de soluciones ingeniosas que asimilamos de las culturas populares. En la formacin de nuevasgeneraciones de comunicadores, debemos tener valor suficiente para recurrir al arsenal empricoguardado por las corporaciones profesionales, ayudar a sistematizarlo y actualizarlo a partir de lareferencia crtica que siempre perme el trabajo universitario.

    Estas ofensivas pueden ayudar a transformar aquella realidad injusta, a la que nos

    referimos inicialmente. Y debemos comenzar por la superacin del estado de casi atrofia al que seautocondenaron nuestras comunidades acadmicas. Inapetentes para el trabajo cooperativo,cticas en relacin a los proyectos holsticos, temerosas en reconocer el mrito de lasgeneraciones precedentes, avergonzadas delante de su propia identidad, las comunidadesacadmicas patinan dramticamente, confusas delante del pasado, desconfiadas en relacin alfuturo.

    En esta coyuntura histrica, nuestro mayor desafo es la constitucin negociada de unacomunidad panamericana, dirigida por el libre comercio, por el multiculturalismo y por lacoexistencia democrtica. Este puede ser nuestro pasaporte para disfrutar de un lugar al sol en elnuevo mapa del mundo.

    Por lo tanto, nada ms oportuno que restaurar aquella solidaridad latinoamericana, antesvista de forma casi mesinica por el antroplogo Darcy Ribeiro37.

    ...sobre nuestros hombros recaer, en gran parte, la tarea de crear una nuevaoccidentalidad que sea, por primera vez, una civilizacin humana respetable. (...) slo veo anosotros para la tarea urgente de humanizar nuestra civilizacin y orientarla por caminos solidariosque libren a los hombres del miedo y les devuelva la alegra de vivir.

    37 RIBEIRO, Darcy Amrica Latina, la patria grande, 2a . ed., Editora Guanabara, 1986, p.105-106

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    Comunicacin para el DesarrolloDilemas en la Sociedad de la Informacin

    Latinoamrica: nuevos y viejos problemas

    Reflexionar sobre la comunicacin para el desarrollo en Amrica Latina, en el contexto de laemergente sociedad de la informacin, constituye un ejercicio intelectual que exige preliminarubicacin histrica.

    Por lo tanto es indispensable retomar la tesis que hemos defendido en otros territorios y enotras ocasiones, en el sentido de que el fenmeno corriente de la interaccin planetaria no puedeser considerado exclusivamente como seal de la post modernidad. 38

    l representa, en verdad, la culminacin de un proceso desencadenado hace ms de cincosiglos.

    Su inicio se remonta al ciclo de las navegaciones europeas, enviadas con propsitoscivilizatrios o evangelizadores, pero sin duda destinadas a hacer avanzar las fronteras econmicasde las potencias coloniales del Viejo Mundo.

    De la misma forma, los movimientos contemporneos protagonizados por la generacin delos cibernautas estn fundamentados en finalidades altruistas o pacifistas, pero no logran disimularla competencia entre las potencias hegemnicas del Nuevo Mundo, tambin fascinadas por eldominio de los mercados, prximos o distantes.

    Desde que se constituyeron como estados polticamente autnomos, en los inicios del sigloXIX, las naciones latinoamericanas se fueron desarrollando intelectualmente bajo el estigma de laexclusin cognitiva, heredera de aquella cultura de silencio identificada por Paulo Freire. Tal hechoreproduca en gran escala el modelo de sociedad cultivado por el rgimen colonial, tanto bajo ladireccin de los castellanos como de los lusitanos, teniendo continuidad durante el rgimenindependiente, bajo el comando de las oligarquas criollas.

    Estamos ingresando al siglo XXI, pudiendo celebrar, en la geografa americana, cinco siglosde institucionalizacin meditica. An as, el mapa de la exclusin intelectual permanece

    substancialmente inalterado de Mxico a la Patagonia. Continan en vigencia panoramascaracterizados por el pauperismo cultural de las grandes masas. Ellas estn generalmentedistanciadas o fueron precozmente expulsadas de las redes educativas formales.

    Los mayores contingentes humanos de Amrica Latina se nutren de conocimientosefmeros, fragmentados y superficiales solamente propiciados por las escuelas paralelas quebrotan de las redes mediticas. Engrosando la categora de los ciudadanos de segunda clase, ellosse hacen inapetentes o impotentes en el sentido de actuar como sujetos democrticos de su propiahistoria.

    Por eso el reto principal para construir nuestra sociedad de la informacin debe serentendido como una prctica para alcanzar la sociedad del conocimiento.

    Esta otra sociedad se fundamenta en la democracia representativa y en la economadistributiva. Se trata, sin duda alguna, de aquellos cambios socializados a travs del impacto

    persuasivo de la comunicacin global, cuya fuerza simblica se proyect en Amrica Latina en elsentido de frenar los ciclos autoritarios que tantos estigmas produjeron en nuestras comunidadesnacionales.

    Vivenciamos, en el ltimo decenio del siglo XX, experiencias democrticas capaces deimpulsar pueblos y naciones propensas a fortalecer el proceso civilizatrio al interior de variospases de la regin. Entretanto, la pequea velocidad de los flujos de redistribucin de renta,

    38 MARQUES DE MELO, Jos La sociedad de la informacin como reto democrtico, Telos n. 61, Madrid,FUNDESCO, 2004, p. 14-15

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    maniatados por mecanismos ancestralmente arraigados en el tejido social, puede funcionar comoinstancia inhibidora del sentimiento democrtico en nuestras poblaciones. En otras palabras, puedeconducir a retrocesos indeseables en la esfera poltica.

    Las seales de esa reversin de expectativas estn explcitas en los resultados difundidospor una de las ltimas ediciones de Latinobarmetro39. El sondeo de opinin hecho en el perodo de

    18 de julio a 28 de agosto de 2003, en 17 pases de Amrica Latina, demuestra que solamente 28%de los ciudadanos latinoamericanos estn satisfechos con la democracia. Entretanto 53% siguenconfiando en el sistema democrtico y 64% todava creen que la democracia constituye el nicocamino capaz de conducir al desarrollo.

    En la geografa latinoamericana, los pases cuyas poblaciones reiteran su confianza en lademocracia son: Uruguay (78%) y Costa Rica (77%). Por otra parte, la erosin de la confianza en elrgimen democrtico se muestra ms fuerte en: Guatemala (33%) y en Brasil (35%).

    Se trata de una tendencia que debe ser examinada y reflexionada minuciosamente por losformadores de opinin pblica, detentadores de espacios privilegiados en el sistema meditico,ticamente responsables por la consolidacin del sistema democrtico en nuestro continente, peroque ni siempre se pautan por la difusin de informaciones fidedignas y de explicacionesconstructivas.

    Tales agentes periodsticos pueden robustecer la inestabilidad poltica en nuestrocontinente, siempre que actan en el sentido de descalificar las instituciones democrticas,exigiendo de los mandatarios legtimamente electos por la poblacin la realizacin de cambiosestructurales en plazos cortos, sin obediencia al rito de la legalidad republicana. De esta manera,pueden inducir las masas desinformadas y deseducadas a cultivar sentimientos golpistas osalvacionistas.

    Talvez la conclusin asustadora de esa encuesta de opinin pblica est en el crecimientode la postura antidemocrtica de los ciudadanos latino-americanos. An cuando la mayoracontine creyendo en la democracia, se comprueba que 53% respaldaran tranquilamente gobiernosno-democrticos, desde que sean capaces de resolver los problemas econmicos.

    Crece en el continente el descrdito en relacin a las instituciones tradicionales como laIglesia, el Ejrcito o los Medios de Comunicacin. Segn el equipo coordinador de la investigacin,los latinoamericanos estn cada vez ms conscientes de sus derechos, y saben tambin que esosderechos no han sido respetados. Por eso, ahora ellos se tomaron las calles para exigir aquelloque les pertenece. (...) La investigacin apunta una correlacin entre el mayor acceso a laeducacin y la inestabilidad social que se alz en los ltimos aos con la deposicin de cuatropresidentes nacionales motivadas por manifestaciones populares.

    Otro dato enigmtico es aquel que traduce el sentimiento de desconfianza de loslatinoamericanos respecto a sus conciudadanos, denotando el enflaquecimiento de los lazos desolidaridad comunal inherente a las sociedades que poblaban la regin antes de la llegada de loscolonizadores europeos. Apenas 17% de los latinoamericanos revelan confianza en susconciudadanos.

    En su informe 2004, el Latinobarmetro40 hace un balance del estado de la opinin pblicaen la regin, llegando a una conclusin que rescata el papel significativo de la comunicacin en elproceso de desarrollo.

    Los datos muestran () despus de una dcada de mediciones () como persisten losproblemas de cultura poltica que haban al inicio de las transiciones del autoritarismo a lademocracia. La regin, sin embargo, parece haber consolidado su opinin de que sin economa demercado no es posible el desarrollo, pero est muy descontenta con su desempeo . () Con

    39 FOLHA DE S. PAULO - AL est infeliz com democracia e mercado, So Paulo, 1/11/2003, p. A14

    40 LATINOBARMETRO Informe de prensa 2004. http://www.latinobarometro.org

    http://www.latinobarometro.org/
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    todo, la percepcin de los pueblos es que los pases estn gobernados para el bien de unos pocos yno de todo el pueblo. (Latinobarmetro, 2004)

    Esa tendencia remite a una cuestin que valoriza la funcin educativa de los medios decomunicacin masiva y de las redes de comunicacin popular en la construccin de una culturapoltica capaz de respaldar el desarrollo socio-econmico, a travs de la participacin de los

    ciudadanos en la vida cotidiana de la sociedad.El cambio cultural que se requiere para llegar a ser un pas desarrollado con una

    democracia consolidada, va mucho ms all del funcionamiento correcto de las instituciones, muchoms que la aplicacin de reformas econmicas, y mucho ms que elecciones libres y regulares queproducen alternancia de poder. () Es la inclusin de los ciudadanos efectivamente como igualesante la ley y los conciudadanos la que produce ciudadana, lo que implica disminuir la pobreza yabrir las oportunidades. El cambio ms importante para consolidar la democracia es que loshabitantes perciban que se est gobernando para ellos y no para el bien de unos pocos.(Latinobarmetro, 2004)

    Slo a travs del fortalecimiento del autoestima de los ciudadanos, como parte delengranaje psicolgico de cultivo de una identidad cultural que los define como nacin o regin,ser posible superar el estigma del subdesarrollo41 que nos mantiene como pueblos perifricos o

    marginales.Por eso mismo, en una de sus ltimas reflexiones pblicas, el economista Celso Furtado,

    plantea una reconceptualizacin de las estrategias para superar la dependencia histrica de lospases de industrializacin retrasada, anestesiados por una ilusin del desarrollo42.

    En tiempos de globalizacin, Furtado ensea: La primera condicin para ultrapasar elsubdesarrollo es escapar de la obsesin para reproducir el perfil de aquellos que se autodenominandesarrollados. Es asumir nuestra propia identidad. En la crisis de civilizacin que vivimos, solamentela confianza en nosotros mismos puede restituir la esperanza de llegar a puerto seguro .

    Se trata de una misin tpica de los sistemas de comunicacin social, operando comoagentes del rescate y preservacin de la identidad cultural que caracteriza nuestros pueblos. Esosignifica entender el proceso de desarrollo en su dimensin cultural. Si la poltica de desarrolloobjetiva enriquecer la vida de los hombres, su punto de partida tendr que ser la percepcin de los

    fines, de los objetivos que los individuos y la comunidad se proponen alcanzar. En ese sentido, ladimensin cultural de ese tipo de poltica deber prevalecer sobre todas las dems.

    No olvidemos que en las sociedades que se ubicaran en el comercio internacional comoexportadoras de unos pocos productos primarios, y que en perodo posterior conocen el proceso deindustrializacin basado en la sustitucin de importaciones, el proceso de acumulacin de bienesculturales es en gran parte comandado del exterior, en funcin de los intereses de los grupos quecomandan los negocios internacionales: la coherencia interna del sistema est, en consecuencia,sometida a presiones destruidoras. ()

    Desde ah se comprende la importancia del concepto de identidad cultural con el cualdeben trabajar los estrategas de comunicacin para el desarrollo en el escenario complejo de lasociedad de la informacin, con la intencin explcita de concretizar la idea de desarrollo defendidapor Celso Furtado como esfuerzo permanente de renovacin del presente y construccin delfuturo.

    41 FURTADO, Celso A estrutura centro-periferia, In: Pequena introduo ao desenvolvimento, So Paulo, Nacional,1980, p. 79-8742 FURTADO, Celso - O Capitalismo Global, Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1998

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    Estigmas del pasado

    El estigma de la exclusin comunicacional43en Amrica Latina reproduce en gran escalael modelo de sociedad cultivado por el rgimen colonial.44 Tanto en los territorios bajo la direccinde los espaoles como en aquellas reas tuteladas por los portugueses, ese fenmeno ha tenido

    continuidad durante el rgimen independiente, cuando el comando poltico pas a las manos de lasoligarquas criollas.No obstante contando con medios impresos de comunicacin gobernados por la doctrina de

    la libertad de expresin y pensamiento, las repblicas hispanoamericanas y el imperio lusobrasileoconsolidaron modelos informativos construidos comoprivilegios de las elites. Considerando que losgrandes contingentes de las poblaciones nacionales eran formados por trabajadores iletrados, libreso esclavos, viviendo en el campo o en las ciudades, los medios impresos de comunicacin (libros,revistas y peridicos) se convirtieron histricamente en espacio disfrutado apenas por las clasessuperiores, incluyendo las camadas medias beneficiadas por los conocimientos adquiridos en laescuela.

    Se trata de panorama contrastante con aquel que funcion en los territorios de colonizacinangloamericana. En ellos predomin, no apenas un padrn diverso de sociedad, en gran parte

    construido por el voluntarismo tpico de los disidentes religiosos, pero sobret