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Por Eduardo Baumeister Concentración de tierras y seguridad alimentaria en Centroamérica Resumen

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Por Eduardo Baumeister

Concentración de tierras y seguridad alimentaria en Centroamérica

Resumen

La agricultura es la principal actividad económica y la población rural representa cerca de

la mitad de los habitantes, proporción mayor al resto de América Latina.

En la historia reciente, las iniciativas de reforma agraria y redistribución de la tierra generalmente

no lograron impactos duraderos y los modelos agrícolas orientados a la exportación agudizaron

la concentración de la propiedad. La etapa actual del modelo agroexportador, centrado

en la producción de materia prima para agrocombustibles, expande notablemente la

superficie de suelo agrícola al tiempo que reduce el acceso a la tierra y el abastecimiento

de alimentos. La modificación masiva de los usos del suelo genera además fuertes disputas,

particularmente violentas en Guatemala y Honduras.

Los pequeños agricultores son los mayores productores de granos básicos y la exclusión de

este sector en los procesos de inversión e innovación agrícola supone serias implicancias

para gran parte de la población. La creciente dependencia a los mercados externos y la

volatilidad de sus precios, junto al carácter limitado del recurso tierra y el agua disponibles,

obligan a los gobiernos a tomar cada vez más en cuenta a la soberanía alimentaria.

El presente estudio ofrece una lectura del paisaje rural y las dinámicas agrarias de las últimas

décadas en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, desde dimensiones clave

como la estructura agraria, el uso del suelo, la expansión de la frontera agrícola y la evolución

poblacional. Si bien los cuatro experimentan los impactos de las transformaciones del

modelo agrario, el ritmo de estos cambios varía en cada país.

En Centroamérica tierra significa poder: su tenencia y uso siguen siendo decisivos para el desarrollo social, económico y político de la región.

Propiedad de la tierra y seguridad alimentaria en Centroamérica: continuidad y cambio

Hasta finales de la década de 1970, las zonas rurales de Centroamérica producían casi todos los

alimentos necesarios para la población y generaban divisas por exportaciones. En ellas residía más

de la mitad de los habitantes y se empleaba la mayor parte de la fuerza laboral. Del agro y las zonas

rurales surgían también los principales núcleos dominantes que detentaban el poder político.

Los países estudiados provienen de estructuras agrarias con fuerte concentración de la

tierra en un grupo relativamente reducido de grandes explotaciones y esa matriz histórica

continúa vigente. Con modalidades diferentes, junto al establecimiento del orden económico

y político neoliberal en la década de 1990, se dieron intensos procesos de reconcentración de

la tierra sobre todo en las dedicadas a la caña de azúcar, palma africana y ganadería extensiva.

En el sector agrícola, el empleo sigue siendo importante y en Guatemala, Honduras y

Nicaragua representa más del 30% de la población ocupada. Las técnicas de producción

de la mayoría de los campesinos siguen basándose en la siembra de granos básicos y el

trabajo manual, complementado con insumos, semillas y bienes adquiridos. Otra persistente

continuidad es que la mayoría de la población rural sigue siendo pobre.

Actualmente, algunos de los cambios más relevantes del medio rural pasan por las

conectividades con diversos espacios extracomunitarios y los sucesivos ciclos de urbanización

y emigración internacional.

Expansión de caña de azúcar y palma africana

Entre 1990 y 2010 el área dedicada a la caña de azúcar y la palma africana aumentó

un 128%. El ritmo de crecimiento y la distribución espacial de estos rubros están

fuertemente relacionados con la intensidad de los conflictos agrarios.

La palma africana genera diversos tipos de aceites, margarinas, jabones, insumos

industriales y biodiesel, pero demanda mucho riego complementario. Produce

durante unos diez años y los suelos quedan generalmente muy deteriorados.

La caña genera azúcar, melazas, energía eléctrica y etanol. Las aplicaciones de

madurantes en los cultivos afectan suelos y aguas. Las quemas deterioran la salud de

las poblaciones cercanas.

Cuadro 1: Superficie de caña de azúcar y palma africana (ha) 1990-2010

1990 2000 2010 Cambio % 1990-2010

El Salvador 31,920 68,600 63,031 97.5%

Guatemala 117,000 201,040 289,560 147.5%

Honduras 65,342 80,936 175,947 169.3%

Nicaragua 41,900 53,018 57,428 37.0%

TOTAL 256,162 403,594 586,056 128.8%

Fuente: FAOSTAT y cálculos propios

Reducción del

autoabastecimiento

de alimentos

Hacia 1970 cerca del

90% de los granos

básicos consumidos

localmente se producían

en Centroamérica. A partir

del ajuste neoliberal, entre

1990 y 2010 se redujo

fuertemente la capacidad

de la región de producir sus

propios alimentos.

Cuadro 2: Proporción de la producción nacional sobre el consumo total de cereales (ha) 1970-2009

% del consumo nacional 1970 1990 2009

El Salvador 93.3 85 58

Guatemala 88.9 80.6 60

Honduras 90.4 80.4 49

Nicaragua 97.1 74.2 75

Fuente: FAOSTAT y cálculos propios

Cubierta forestal en Nicaragua

Reducción de los bosques

La ampliación de las áreas de

pastos, el avance de la frontera

agrícola y el auge de los

agrocombustibles provocan

la constante reducción de los

bosques. Entre 1990 y 2010

el área de bosques se redujo

anualmente unas 55,000

hectáreas en Guatemala,

145,000 en Honduras, 70,000 en

Nicaragua y 4500 en El Salvador.

Guatemala

Es el segundo exportador de azúcar, tercero de aceite de palma africana y cuarto de bananos

de América Latina. Al mismo tiempo, ocupa el primer lugar en desnutrición crónica infantil

regional y sexto a nivel mundial. El modelo agroexportador tradicional, que permitía la

autoproducción campesina de granos básicos, se fue modificando con el incremento

demográfico y el desplazamiento campesino hacia la frontera agrícola.

Las presiones sobre la tierra son extremas por la suma del arrastre histórico-estructural y

el avance de cultivos como la caña de azúcar y la palma africana, junto a la minería y los

grandes proyectos hidroeléctricos. El alza de los precios de los alimentos a partir de 2007

y el incremento de la variabilidad climática, con sucesión de sequías o exceso de lluvias,

provocaron momentos de grave escasez de alimentos.

A pesar de las limitaciones, la producción de granos básicos se mantiene y la pequeña

producción muestra algunos signos de fortalecimiento en rubros como café, cardamomo

y hortalizas. Estas actividades agrupan a la mayor parte de las explotaciones del país y

generan una parte sustancial del valor de la producción y el empleo agrario.

Pueblos indígenas

Representan el 65% de todos los productores agropecuarios del país y suman

el 53% de las áreas de cultivo dedicadas mayoritariamente a granos básicos y

hortalizas, pero controlan solo el 27% de la superficie de fincas. Ya que se dedican

mayoritariamente a los granos básicos y las hortalizas, hay una fuerte relación entre

los pequeños agricultores indígenas y la producción de alimentos.

Cuadro 3: Distribución de recursos productivos agropecuarios según identidad étnica (%) 2006

% No indígenas % Indígenas

% Fincas 34.6 65.4

% Superficie total 73.2 26.8

% Cultivos anuales 47.3 52.7

% Cultivos permanentes 85.8 14.2

% Pastos 93.4 6.6

Tamaño medio mzs 21.4 4.1

Fuente: ENA (Encuesta Nacional Agropecuaria) del INE, Guatemala 2006

Pequeña producción agropecuaria

La pequeña producción familiar tiene una gran importancia: reúne al 97% de las

fincas, ocupa poco más de un tercio de la superficie dedicada al agro y provee el

52% del empleo rural.

Las presiones sobre la tierra son extremas.

Acceso a la tierra

No hubo procesos

significativos de

desconcentración de la tierra

y la única oportunidad de

redistribución significativa, la

Reforma Agraria de 1952, fue

rápidamente revertida. Sin

embargo, la expansión de

la frontera agrícola permitió

a los sectores campesinos

acceder a tierras.

Honduras

Entre las décadas de 1970 y 1980 se dio un proceso de reforma agraria que favoreció el acceso

a la tierra de importantes segmentos campesinos. Algunos grupos pasaron a formar parte de

cooperativas capitalizadas y organizadas que introdujeron el cultivo de la palma africana al país.

Sin embargo, fueron perdiendo sus tierras en manos de inversores que relanzaron la expansión

de la palma y posteriormente de la caña de azúcar. La modalidad de transferencia que dio

lugar a los procesos de concentración fue la compra de tierras, muchas de ellas cuestionadas

hasta hoy por las organizaciones campesinas y el propio Instituto Nacional Agrario.

A partir de 1990 cambió significativamente la agenda estatal y las mejores tierras de los grupos

campesinos pasaron directa o indirectamente a ser controladas por el sector empresarial

privado. Se observa una declinación de la capacidad nacional de producir alimentos básicos

y los niveles de pobreza se mantienen muy elevados: Honduras ocupa el primer lugar en

proporción de población rural pobre en América Latina.

El área de granos básicos en relación al total de habitantes disminuyó un 18% entre 1990 y 2010.

La producción no acompañó el crecimiento poblacional y tensionó la seguridad alimentaria. Se

incrementaron los cultivos tradicionales de exportación (café, caña y palma) y los no tradicionales

(hortalizas y frutas), que en 1990 representaban el 35.5% de la superficie agrícola y en 2010 el 45.6%.

Liberalización comercial y aumento de las importaciones de alimentos

En 1990 el 80% de los cereales que consumía el país eran producidos nacionalmente,

mientras que el panorama actual es muy diferente: tras el impulso de las políticas de

liberalización comercial y la apertura generalizada de las importaciones, menos de la

mitad de los granos para consumo interno se producen en Honduras. Las actividades

empresariales emergentes como el cultivo de caña de azúcar y palma africana no crean

suficientes puestos de trabajo que compensen el constante crecimiento poblacional.

Cuadro 4: Honduras: superficie agrícola de granos básicos, otros cultivos y área de granos básicos por habitante (ha) 1990-2010

1990 2000 2010 Incremento % 1990-2010

Área Agrícola 862,514 971,440 1,238,957 43.6%

Granos básicos 556,563 562,083 674,576 21.2%

% 64.5 57.9 54.4

Granos básicos /Habitante 0.11 0.09 0.09 -18.2%

Otros cultivos 305,951 409,357 564,381 84.5%

% 35.5 42.1 45.6

Fuente: FAOSTAT, y cálculos propios

Conflictividad agraria

En 2009 surgió una fuerte iniciativa campesina que tomó cerca de 23 propiedades

en un área superior a las 20,000 hectáreas en el Valle del Aguán. Los enfrentamientos

entre guardias privados de los terratenientes y campesinos organizados cobraron

más de cincuenta vidas entre 2009 y mediados de 2012.

Se observa una declinación de la capacidad nacional de producir alimentos básicos y los niveles de pobreza se mantienen muy elevados.

El Salvador

La distribución de la tierra cambió con el proceso de reforma agraria de la década de 1980

y actualmente existe un techo legal para la propiedad de la tierra de 245 ha. Sin embargo, la

concentración se mantuvo en rubros como la caña de azúcar mediante contratos de largo

plazo sin necesariamente transferirse la propiedad.

El país registra un perfil histórico de alta presión sobre la tierra y su densidad poblacional es

la más alta del continente. La superficie de fincas se mantiene estable desde hace décadas

y en lugar de aumentar se redujo debido al avance de la urbanización. Ya que el recurso de

ampliar la frontera agrícola no está disponible, el objetivo de aumentar la productividad

por unidad de superficie es más marcado que en los países vecinos. La participación de la

agricultura en el producto bruto nacional es del 13% y los ocupados en el agro representan

el 17% del total nacional.

La caña de azúcar es el cultivo que más creció en los últimos veinte años: mientras que el

área de granos básicos de 2010 es muy similar a la de 1990, el área de caña prácticamente

se duplicó en el mismo periodo. Ciertas prácticas de la industria azucarera como la quema

de la caña, el uso de herbicidas y la utilización de grandes rastras para el transporte a los

ingenios, coexisten con las viviendas de los pobladores rurales y semiurbanos provocando

consecuencias negativas para su salud y el medioambiente.

Reducción de la población rural

Se estima que en 1990 vivían en las zonas rurales salvadoreñas alrededor de 2.7

millones de personas, mientras que en 2013 la estimación se redujo a 2.1 millones. El

fuerte despoblamiento producto de la guerra interna, la urbanización y la migración

internacional disminuyeron la disponibilidad de mano de obra agrícola.

Reducción de la producción de granos básicos

El rubro creció entre 1970 y 1990, cuando la producción doméstica cubría el 85% del

consumo nacional de granos básicos. Luego la producción cayó significativamente,

generando una fuerte dependencia de las importaciones

Cuadro 5: Consumo de cereales generado por la producción nacional (%) 1970-2009

%Producción/Consumo 1970 1980 1990 2000 2009

El Salvador 93.3 85.5 85.0 54.4 57.9

Fuente: FAOSTAT y cálculos propios

El país registra un perfil histórico de alta presión sobre la tierra y su densidad poblacional es la más alta del continente.

Nicaragua

Muestra fuertes cambios en la distribución de la tierra durante las tres décadas antes, durante

y después de la intensa reforma agraria entre 1979 y 1990. En comparación con otros países de

la región, donde históricamente los inversionistas extranjeros adquirieron grandes extensiones

de tierra, en Nicaragua su incidencia fue menor. Sin embargo, se observan procesos de

concentración impulsados por inversionistas centroamericanos con énfasis en la actividad

ganadera, la palma africana y la caña de azúcar. También se dan presiones adicionales sobre

la tierra por parte de capitales nacionales y extranjeros orientados a la expansión del turismo,

la minería y las plantaciones forestales.

Las posibilidades de ampliación de la superficie dedicada a la agricultura se mantienen abiertas

por la existencia de una importante frontera agrícola, que permitió el notable crecimiento

de la superficie en fincas en las últimas décadas. Esto disminuyó la presión por la tierra de

los sectores campesinos, intermedios y grandes, particularmente en la ganadería extensiva.

A diferencia de los países vecinos, Nicaragua no experimentó una expansión significativa de

cultivos intensivos no tradicionales.

Claves de la propiedad de la tierra en zonas rurales

Tierra no catastrada

Solo el 17% del territorio nicaragüense se encuentra catastrado y la delimitación

de las propiedades depende de los títulos que declaran los propietarios de

las parcelas. Así, las desmembraciones de fincas por venta o herencia generan

conflictos adicionales.

Procesos de concentración

Se observan diversos procesos de compra de tierras por inversores extranjeros,

principalmente durante la primera década de 2000, en rubros como la palma

africana, caña de azúcar, forestación, ganadería y turismo de playa.

Importancia de los pueblos indígenas

Hay dos procesos históricos importantes al respecto: la Corona de España, con

ratificación posterior del Estado nicaragüense en 1917, otorgó tierras a los pueblos

indígenas de la región del Pacífico reclamadas por las actuales comunidades

de Subtiava, Sébaco, Matagalpa, Muy Muy, Mozonte y Jinotega, entre otras; por

otro lado, en las tierras comunales indígenas de la costa atlántica el proceso de

demarcación y titulación supone cerca de la cuarta parte de la superficie nacional.

Avance de la frontera agrícola y reducción de los bosques

La superficie de fincas creció en la última década por la ampliación del área de

granos básicos, el crecimiento poblacional rural y la consolidación del mercado

regional centroamericano. El avance de la frontera agrícola se traduce en una fuerte

reducción de las áreas de bosque.

Se observan procesos de concentración impulsados por inversionistas centroamericanos con énfasis en la actividad ganadera, la palma africana y la caña de azúcar.

La lucha por la tierra en el Valle del Polochic

El río Polochic nace en Alta Verapaz, recorre 194 km y desemboca en el Lago de Izabal, el

mayor de Guatemala. Se trata de una zona que puede sostener el crecimiento de su población

e incluso atraer migrantes, principalmente de la etnia q’eqchi’.

En 2005 comenzó la instalación en el valle del ingenio azucarero Chabil Utzaj, propiedad de la familia

Widmann Lagarde (cercana al ex presidente Oscar Berger). Las compras masivas de tierras y la firma

de acuerdos de arrendamiento prolongados pronto agudizaron las tensiones entre los campesinos

y el proyecto. La empresa azucarera alteró el curso del río y desde entonces, cada año, se inundan

amplias extensiones afectando cultivos, zonas pobladas y hasta el ecosistema del Lago de Izabal.

A comienzos de 2011 el conflicto tomó carácter público: ante el fracaso de las siembras de

caña y la falta de atención de sus reclamos, grupos de campesinos tomaron tierras del ingenio

para sembrar granos básicos. El despliegue de más de mil policías, militares y miembros de la

seguridad privada de la empresa desató una feroz represión, la quema de viviendas y cultivos

y la expulsión de unas 800 familias.

En junio de 2011 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Gobierno de

Guatemala garantizar la integridad física de las catorce comunidades del valle y la aplicación

de medidas humanitarias concertadas con los beneficiarios y sus representantes. Ese mismo

mes, los directivos de Chabil Utzaj oficializaron la venta del 88% del paquete accionario al

Grupo Pellas de Nicaragua. En junio de 2012 el Gobierno se comprometió a entregar tierras

a una parte de los demandantes, pero la problemática sigue abierta.

Estructura agraria de un conflicto rural emblemático

Según el Censo Agropecuario 2003, los municipios de Panzós (llamado “granero

de Guatemala”) y El Estor contaban con un promedio de 4 manzanas por finca

(principalmente para granos básicos y vegetales) mientras que Guatemala promediaba

2.4 manzanas. Eso explica que la producción anual de maíz alcanza los 5 quintales por

habitante, mientras que para Guatemala el promedio es de solo 1.9 quintales.

Las áreas de cultivos de granos básicos de Panzós y El Estor sumaban alrededor de

24,000 ha. Con el surgimiento de las iniciativas de cambio radical de uso del suelo en

el valle, miles de manzanas pasaron a destinarse a la caña de azúcar y palma africana

poniendo en riesgo la siembra para el autoconsumo familiar y la generación de ingresos

monetarios por la venta de excedentes. Al mismo tiempo, el precio internacional del

azúcar aumentó de los US$10 por quintal en 2000 a US$28 en 2011.

Cuadro 6: Población, producción de maíz y quintales por habitante, Valle del Polochic y Guatemala

Variables Panzós El Estor Valle Polochic Guatemala

Población (2002) 44,770 42,984 155,887 12,405,000

Maíz total (QQ) (2003) 230,982 207,211 575,106 23,276,480

Maíz/hab (QQ/año) 5.2 4.8 3.7 1.9

Valle de Polochic, suma municipios de Panzós, El Estor, La Tinta, Tucurú y Senahú. Fuentes: Censo Agropecuario 2004, Censo Población 2002

Las compras masivas de tierras y la firma de acuerdos de arrendamiento prolongados han agudizado las tensiones entre los campesinos y el proyecto.

El libro de Eduardo Baumeister contribuye a resituar la problemática de la tierra

en América Latina y aporta al renacer del interés por un tema que había perdido

relevancia en varios países: la concentración de la propiedad de las tierras agrícolas,

conocida ahora con el gráfico nombre de acaparamiento de tierras o land grabbing.

El concepto contribuyó a que políticos, académicos y movimientos sociales de

la región latinoamericana miraran sus propios procesos internos de cambios

en el control de la tierra1. En muchos casos, redescubrieron que en las últimas

dos décadas también hubo ‘arrebato’ de tierras, evidenciado sobre todo en la

concentración de la propiedad por parte de capitales nacionales y extranjeros. Este

proceso es complejo y con características diferenciadas entre los países, pero parece

que hay dos rasgos comunes: el estímulo del mercado externo (la mayor parte de la

tierra concentrada se destina a cultivos de exportación) y la importante presencia

de corporaciones de inversión. Particularmente interesante es la constatación de

que, a pesar de que en tres de los cuatro países analizados: El Salvador, Nicaragua y

Honduras, se dieron procesos de reforma agraria (en Guatemala no), por parciales

que fueran, hoy esos países siguen enfrentando problemas con la concentración de

la propiedad. El estudio es de lectura obligatoria no solo para los interesados en la

cuestión agraria, sino también para aquellos preocupados por los grandes procesos

de cambio social y económico de la región.

Fernando Eguren

Presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES)

Las estructuras agrarias y las relaciones de poder están cambiando cada vez más

rápido en el mundo y Centroamérica no escapa a estas tendencias globales. El

estudio de Eduardo Baumeister nos permite tomar conciencia de la amplitud de

estos cambios en cuatro países del istmo mesoamericano. La lectura nos propone

dos grandes pistas de reflexión para el futuro: por un lado, las nuevas modalidades

de desarrollo del capitalismo agrario y minero en la región, articulado de lleno con

el mundo de las finanzas, que implica desposesión y acumulación primitiva a costa

de los bienes comunes de las poblaciones autóctonas y mayor concentración de

tierras. Por otro, la consolidación o no del poder de las poblaciones campesinas

frente a la gran producción. Estas líneas implicarían revisitar los procesos de

reforma agraria y examinar cómo se pueden regular las transformaciones

de las estructuras agrarias campesinas en el largo plazo junto a los cambios

generacionales, los procesos de herencia y de instalación de los jóvenes. Los retos

son enormes: está en juego la producción familiar campesina, esa que hasta ahora

siempre dio de comer a la población.

Michel Merlet

Director Association pour l’Amélioration de la Gouvernance de la Terre,

de l’Eau et des Ressources Naturelles (AGTER)

1 Ver por ejemplo Sergio Gómez y Fernando

Soto Baquero (editores), Dinámicas del

mercado de la tierra en América Latina y el

Caribe. Concentración y extranjerización.

FAO. Santiago de Chile, 2012.

Comentarios

Con esta publicación, Eduardo Baumeister pone sobre la mesa el vínculo que

existe entre el acceso equitativo y el control sobre la tierra, la seguridad alimentaria

y el devenir de la agricultura familiar. Con argumentos sólidos, evidencia que

las políticas de tierras y su distribución son de alta relevancia para los intereses

económicos de los países centroamericanos, en un contexto de expansión

del capitalismo a través de grandes inversiones –nacionales y extrajeras– que

operan en el ámbito rural, compitiendo con indígenas y campesinos por los

recursos naturales. Así, queda claro que a la luz de estos procesos en los cuatro

países estudiados el campo sigue transformándose: los productos base para la

alimentación van siendo reemplazados progresivamente por otros destinados

a la exportación, las fronteras agrícolas se expanden sobre los bosques, las

grandes empresas desplazan poblaciones locales, la emigración se agudiza, las

remesas del exterior sustituyen a los ingresos de la agricultura familiar, los suelos

se degradan, la tierra se encarece y su disponibilidad disminuye, y un largo

etcétera. Los cambios, sin embargo, sobrepasan al sector rural, pues los impactos

socio ambientales y los conflictos subyacentes afectan la economía nacional, la

gobernabilidad y la paz social, y ponen en riesgo la disponibilidad de recursos y de

alimentos para las generaciones futuras. Este libro nos invita a reflexionar sobre la

sostenibilidad de un modelo de desarrollo que excluye a la pequeña agricultura,

y sobre la necesidad de actuar no solo a niveles nacionales, sino también a nivel

regional y global.

Zulema Burneo

Coordinadora Regional de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra

América Latina y el Caribe

Agro biocombustibles en Centroamérica (caña de azúcar)

Secretaría de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra Via Paolo di Dono 44

00142-Roma, Italia tel. +39 06 5459 2445 | fax +39 06 5459 3445 [email protected]

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El Fondo de Desarrollo Noruega Mariboes gate 8, 0183 Oslo

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La Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra

Misión: Una alianza mundial de organizaciones intergubernamentales y de la sociedad civil

que trabajan en colaboración para fomentar y garantizar el acceso equitativo a la tierra, y

su control sobre ella, de mujeres y hombres pobres mediante la promoción, el diálogo, el

intercambio de conocimientos y la creación de capacidad.

Visión: El acceso seguro y equitativo a la tierra y su control sobre ella reduce la pobreza, promueve

el desarrollo sostenible, y contribuye a afianzar la identidad, la dignidad y la integración.

El Fondo de Desarrollo NoruegoEl Fondo de Desarrollo Noruego (Utviklingsfondet) es una organización no gubernamental que

apoya a campesinas y campesinos en su lucha contra el hambre y la pobreza. En colaboración con

organizaciones locales en Centro América, África y Asía, apoyamos a campesinas y campesinos

mediante proyectos de agricultura sostenible y adaptación al cambio climático, acceso a

mercados, el manejo sostenible de los recursos naturales e incidencia. Nuestra visión es un

mundo justo sin hambre.

Sobre este informePreparado por el experto en temas agrarios Eduardo Baumeister, el informe es producto de

una colaboración entre el Fondo de Desarrollo Noruego y la Coalición Internacional para

el Acceso a la Tierra (ILC por sus siglas en inglés) orientada a complementar esfuerzos que

alimenten acciones y debates para promover la justicia social y la erradicación de la pobreza

rural en América Latina y el Caribe. La versión completa de este informe está disponible en

http://www.landcoalition.org/es/publications