Concepto Traducción de Mundo 04

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Bogotá, D.C. 9 de agosto de 2014 Señores, Escuela Militar de Cadetes «José María Córdova». División de Investigaciones. El proyecto de ofrecer por primera vez una versión española del tratado Sobre el Cosmos (atribuido a Aristóteles) intenta llenar un vacío en la literatura especializada, además de permitir al lector de habla hispana comprender la influencia del pensamiento antiguo en el desarrollo actual de la ciencia moderna. En efecto, y pesar de su brevedad, el tratado constituye una síntesis de los conocimientos sobre la estructura del mundo natural que entre la Época Clásica y la primera parte de la Época Helenística fueron alcanzados dentro del ámbito del aristotelismo. A la par, el texto ofrece una concepción teológica cuya función es servir de punto de referencia para colegir dicho orden cósmico, visión que remonta a la primera teología natural de algunos presocráticos y que fue luego radicalizada por el platonismo y el neoplatonismo. Fueron precisamente estas dos líneas las que modelaron la «voluntad de verdad» en Occidente en su evolución posterior, bien por haberse dado algún grado de primacía al saber teológico-metafísico en detrimento del saber científico-objetivo (Edad Media y Renacimiento), bien por invertir después el énfasis y dar así nacimiento a un

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Concepto sobre la traducción del De Mundo de Pseudo-Aristóteles

Transcript of Concepto Traducción de Mundo 04

Bogotá, D.C. 9 de agosto de 2014

Señores,

Escuela Militar de Cadetes «José María Córdova».División de Investigaciones.

El proyecto de ofrecer por primera vez una versión española del tratado Sobre el Cosmos

(atribuido a Aristóteles) intenta llenar un vacío en la literatura especializada, además de

permitir al lector de habla hispana comprender la influencia del pensamiento antiguo en el

desarrollo actual de la ciencia moderna. En efecto, y pesar de su brevedad, el tratado

constituye una síntesis de los conocimientos sobre la estructura del mundo natural que entre

la Época Clásica y la primera parte de la Época Helenística fueron alcanzados dentro del

ámbito del aristotelismo. A la par, el texto ofrece una concepción teológica cuya función es

servir de punto de referencia para colegir dicho orden cósmico, visión que remonta a la

primera teología natural de algunos presocráticos y que fue luego radicalizada por el

platonismo y el neoplatonismo. Fueron precisamente estas dos líneas las que modelaron la

«voluntad de verdad» en Occidente en su evolución posterior, bien por haberse dado algún

grado de primacía al saber teológico-metafísico en detrimento del saber científico-objetivo

(Edad Media y Renacimiento), bien por invertir después el énfasis y dar así nacimiento a un

enfoque que hoy conocemos bajo la rótulo de «programa naturalista» (dese la Ilustración

hasta la fecha).

Además del excelente intento de traducción con diversas notas aclaratorias, resulta valioso

el esfuerzo de proporcionar también el texto griego original, acompañado de una versión

latina. Es asimismo interesante la manera como se han recogido, a través de un aparato

crítico, las múltiples variantes de los diferentes códices y señalado las opciones que otros

editores modernos han escogido para la fijación del texto-fuente. Por su parte, la traducción

latina de Guillaume Budé permite al mismo tiempo advertir cómo se decantó el vocabulario

científico griego en las lenguas romances y la forma en que puede ser reactivado hoy ese

vocabulario en nuestra lengua materna.

La investigación bibliográfica adelantada por el profesor Suárez Pineda para apoyar la

traducción es muy completa. Este es un aspecto que deseamos resaltar especialmente, ya

que garantiza la fiabilidad de la versión castellana en la medida en que con ello se trata

siempre de ofrecer el sentido más probable de los pasajes de más difícil interpretación; es

decir, al tener la traducción como trasfondo los diversos comentarios que la crítica

filológica ha desplegado en cada caso desde que apareciera la Editio Princeps, publicada

por Lorimer en los años treinta del pasado siglo.

Nos resta señalar algunas falencias e imprecisiones que se han corregido o bien fueron

asumidas a cuenta y riesgo del editor y traductor. En primer lugar, se echa en falta la

elaboración de un vocabulario completo que recoja todos los términos griegos y sus

respectivos equivalentes en latín y en español. Sin embargo, esto por sí mismo constituiría

una obra independiente, cuyo único objetivo sería complementar el trabajo de traducción

del texto reseñado. En segundo lugar, nos parece desacertada la decisión del editor de

dividir el texto original en múltiples secciones y, sobre todo, insertar subtítulos en griego,

violando de este modo la regla de oro de la edición crítica de manuscritos antiguos de no

añadir nada que no esté soportado en la evidencia textual. Incluso, al proceder con una tal

subdivisión se presupone de entrada una forma de presentación escrita que sólo vale para

los escritos modernos. De hecho, la segmentación en acápites es algo ya arriesgado en la

propia traducción, elemento que en absoluto afecta la linealidad argumentativa del texto

original. Por último, creemos que la introducción general no sólo debió limitarse al estado

de la cuestión sobre la identidad del posible autor del tratado, sino que paralelamente debió

encargarse de evaluar su impacto filosófico en la tradición occidental, tal como lo hemos

señalado más arriba. Pese a lo anterior, se recomienda la publicación de la obra, dado el

gran valor cultural y el alto grado de rigurosidad científica que han sido alcanzados con la

realización del proyecto.

H. Martín AlvaradoMAGISTER EN FILOSOFÍA

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES