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CONFLICTO Y REGIÓN

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* Artículo recibido en octubre de 2005.Artículo aprobado en diciembre de 2005.

1 Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia.2 Testimonio de líder sindical palmero de Puerto Wilches.

PUERTO WILCHES:SINDICATOS Y ACTORES

POLÍTICOS ARMADOS,1996-2002 *

POR MAGDA BEATRIZ LÓPEZ C.1

�Uno puede decir que a nosotros como

trabajadores nos han matado entre la

guerrilla y las autodefensas�uno cierra

lo ojos y dice: no tengo amigos en la

guerrilla ni en las autodefensas, porque

han matado a gente, trabajadores,

gente honesta�.2

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a historia de la organización sin-dical de Puerto Wilches3 com-prende una larga tradición, aun-que en algunos textos aparezcaconsignada de una manera tantímida, que podría pasarse delargo sin siquiera advertirse. Este

silencio puede explicarse talvez por el fuerte pro-tagonismo que han tenido los sindicatos asentadosen Barrancabermeja, y en particular por el hito quemarcó la Unión Sindical Obrera (USO) en la histo-ria del movimiento social del Magdalena Medio yel país.

El trabajo de Manuel Alberto Alonso acerca dela historia del municipio de Puerto Wilches consti-tuye, junto con las narraciones de los pobladores,una de las herramientas más valiosas que permitenrastrear el origen y desarrollo de las organizacionessindicales de ese municipio (Alonso, 1991, 98).

A partir de estos insumos, este texto se propo-ne evidenciar la difícil situación de derechos huma-nos de los miembros de organizaciones sindicalesen el municipio de Puerto Wilches entre 1996 y2002.4 Se concentra en este periodo porque en él seregistraron diversos hechos en los que este tipo deorganizaciones fueron objeto de masivas violacio-nes de derechos humanos, tales como amenazas demuerte, hostigamientos, desapariciones, secuestrosy principalmente homicidios.

El aumento de las agresiones en contra demiembros de las diferentes asociaciones sindicalesde Puerto Wilches a partir de 1996 se explica, enprimer término, por la incursión de los grupos para-militares, desplegada en la zona con el fin de com-batir la insurgencia armada empleando la estrategiade afectar el �tejido social (es decir las redes deliderazgo e iniciativas de poder popular representa-das por la red de organizaciones sociales de la re-gión), con el argumento de que éstas organizacioneseran colaboradoras de la guerrilla. Esa estrategia lespermitiría posicionarse con la menor resistenciaposible en el municipio.

En consecuencia, a causa de tales violaciones,la actividad de los sindicatos en este municipio de

la región del Magdalena Medio se vio alterada pro-fundamente a pesar de su larga tradición organizati-va, la cual venía consolidándose desde los añosochenta en el contexto de una economía de encla-ve basada en la explotación del petróleo y princi-palmente en la agroindustria de palma africana.

La fuerte tradición organizativa (Romero, 1994,44) y de resistencia, característica de los pobladoresde la región del Magdalena Medio (Murillo, 1991, 5)ha facilitado paradójicamente su vulnerabilidad fren-te a los actores político-armados los cuales han dis-putado y ocupado la zona de manera simultánea.Durante los sesenta la guerrilla encontró eco a suactuación dentro de algunos sectores populares de-bido a la influencia de los discursos de la izquierdaen un contexto de profunda exclusión, represiónestatal y pobreza; por otra parte en los noventa, asu llegada, los grupos paramilitares adujeron la exis-tencia de una �base social de la guerrilla� como jus-tificación para incursionar en la zona e intervenirlas organizaciones sociales.

Este ensayo evidencia mediante un estudio decaso, por qué conseguir el control de las organiza-ciones sociales ya sea a través de prácticas de coer-ción o de consenso, se convierte en un objetivoimprescindible para que los actores político-arma-dos logren consolidar su soberanía mediante el es-tablecimiento de �órdenes alternativos de facto�(Uribe, 2002, 13). Se empleará el término �actorespolítico-armados� para referir la guerrilla y los para-militares, definidos de este modo porque ambosbuscan ejercer soberanía y logran regular las rela-ciones sociales (Kalyvas, 2002, 4).

Aunque el periodo 1996-2002 es el objeto deestudio de este texto, es indispensable abordar al-gunos elementos precedentes que nos pueden ayu-dar a explicar la grave situación que viven las orga-nizaciones sindicales, agudizada desde 1996 y quehoy persiste con nuevos tópicos como consecuen-cia de las medidas adoptadas por el gobierno deÁlvaro Uribe Vélez.5

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ANTECEDENTES

Las organizaciones sindicales en PuertoWilches: su génesis y arraigo en el procesode modernización capitalista (1910-1987) 6

La génesis de las organizaciones sindicales enPuerto Wilches se remonta un siglo atrás, cuandoaparecen en el municipio las primigenias organiza-ciones de braceros, trabajadores ferroviarios y pe-troleros, que inauguraron la historia laboral del ríoMagdalena y el sindicalismo del puerto. Ellas se ins-piraron en las experiencias sindicales de otras zo-nas del país, así como en la primera huelga de bra-ceros de Barranquilla, ocurrida en 1910, en las delos ferroviarios de 1920, 1924 y 1933 y en las de lospetroleros que estallaron en 1924, 1927 y 1938. Atodas ellas hay que sumar la trascendencia marcadapor la visita que María Cano y Raúl Eduardo Mahe-cha hicieron a la población en 1927 y la fuerte in-fluencia del pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán,en la configuración de una identidad obrera local(Sánchez, 1985, 84).7

Puerto Wilches es desde sus inicios un núcleode la clase obrera, el anclaje de grandes proyectoseconómicos, entre ellos la llegada y puesta en fun-cionamiento del ferrocarril a principios de 1920, laedificación del principal muelle del río Magdalena

por la empresa Draga en 1931, la explotación pe-trolera iniciada por la Soconny en 1943 y el arribode las empresas cultivadoras de palma en 1950.Tales proyectos han atraído durante años tanto apobladores locales como a forasteros, impulsadospor la esperanza de encontrar mejores oportunida-des de trabajo:

�Yo llegué a la zona de Puerto Wilches en buscade trabajo, como lo hace cualquier colombianoque se encuentra en su tierra y no ve posibilida-des y sale a otras partes a buscar futuro de vida�.8

A pesar de la tradición agrícola, ganadera ypesquera del puerto, el inicio de proyectos de mo-dernización capitalista, y en especial de las empre-sas explotadoras de palma africana, provocó unatransformación paulatina de la población campesi-na en asalariados, quienes encontraron mayoresbeneficios en el trabajo hecho bajo el sistema de lamodernización agrícola e industrial; muchos deci-dieron vender sus tierras al observar las reducidasposibilidades de supervivencia de los cultivos depancoger, los cuales no contaban con programas deapoyo crediticio.

Sin embargo, el nuevo proceso de explotación,que se desarrollaba en deplorables condiciones paralos trabajadores de la palma, propició un ambiente

3 Según datos del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Puerto Wilches es un municipio de Santander ubicado en la margenderecha del río Magdalena, con una extensión territorial de 1.539 Km2. En un 90% su economía está basada en la agroindustria de la palmaafricana, cultivo que abarca más de 16.000 hectáreas; el otro 10% de su economía corresponde a actividades comerciales, pecuarias ypetroleras. Es uno de los municipios de la región con más altos índices de analfabetismo y deficiencias en el acceso a agua potable.

4 El artículo parte de la experiencia en la investigación Situación de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario en cuatromunicipios del Magdalena Medio, 1995-2002, auspiciada por Credhos y la Universidad de la Paz de Barrancabermeja, entre octubre de2003 y junio de 2004. Se agradecen los valiosos aportes de Deybi Cuesta y del equipo de investigación, a Heather Hanson y ÁlvaroDelgado por sus comentarios, y a las organizaciones y los líderes sociales de la región, quienes enriquecieron este texto con su apoyo y sustestimonios.

5 Durante los últimos años ha habido un cambio de modalidad de las agresiones contra este sector social. Se observa una disminución delos homicidios, lo cual, según la Escuela Nacional Sindical (ENS), no obedece a un esfuerzo proclamado del Estado sino al cambio deestrategias y lógicas de los actores de la guerra. En esta lógica se arraiga cada vez más una estigmatizante cultura antisindical que selegitima con herramientas jurídicas que violan los tratados internacionales que protegen los derechos de este sector.

6 El artículo se construyó a partir de investigación documental, revisión de prensa y especialmente de entrevistas con líderes de organizacio-nes sindicales y sociales de la región.

7 Citado por Manuel Alberto Alonso, 1993, 117.

8 Testimonio de sindicalista miembro de Sintrainagro en la época.

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que dio cabida a las ideas socialistas, adversas a losabusos y contradicciones de la modernización capi-talista. Esto explica que la relación antagónica obre-ro-patrono empezara a perfilarse cada vez con másfuerza, lo cual desembocó, en marzo de 1971, en laconformación del primer sindicato de trabajadoresde la palma en el municipio.

Palmas de Monterrey fue la empresa desde lacual Sintrapalmas se posicionó como el primer sin-dicato de nueva generación del sector agroindus-trial, al que posteriormente se unieron trabajadoresde las empresas palmeras Las Brisas y Bucarelia:

�Y empezamos el trabajo de ampliarnos en PuertoWilches. Un factor fundamental eran los trabaja-dores de Brisa y los trabajadores de Bucarelia, quetenían pactos colectivos firmados a cuatro años.Con el apoyo de las mujeres trabajadoras sexualesque había en el Churi �llamaban Churi, o Corea,al sitio de la zona licenciosa�. Era el refugio deamor de muchos trabajadores y ellas nos ayuda-ron mucho en ese proceso. También nos ayudó enel trabajo de Brisas la aparición de Juan Pablo IIen Laborem Exercens. Esa encíclica nos ayudó aimpulsar el trabajo sindical. No fue fácil tampocopero logramos presentar un pliego de peticiones conunas muy buenas convenciones colectivas�.9

La conformación del sindicato no fue una tareafácil. La presión patronal y los despidos amedrenta-ban a los afiliados. Sin embargo, la estrategia debuscar apoyo en otros sectores sociales les permitióser reconocidos por las empresas e incluso ampliar-se y fundar en la localidad una seccional del Sindi-cato Nacional de la Industria Agropecuaria (Sintrai-nagro), que cobijó a seis empresas y llegó a contarcon más de setecientos afiliados:

�Después, a través de Sintrainagro, logramosimpulsar la lucha sindical en las otras empresasnacientes. En Puerto Wilches empezaba la in-dustria palmera a expandirse, pero en unascondiciones infrahumanas: a los trabajadoresles pagaban casi con vales. Y logramos enton-ces ampliar la base de Sintrainagro, que es lomás fuerte que hay en la zona en sindicato�.10

�Cuando yo llegué a Puerto Wilches ahí ya esta-ban instaladas las empresas palmeras, estabainstalada, por ejemplo, Monterrey, estaba insta-lada Brisas, Bucarelia y Agripalma. Entonces enese tiempo ya estaba el Partido Comunista con-formado y desde Bogotá la dirección general�.11

El proceso de crecimiento y fortalecimiento delmovimiento sindical se caracterizó por la convergen-

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cia de diversos sectores políticos, que actuaron di-rectamente como padrinos ideológicos y apoyos po-líticos, determinando que la acción sindical trascen-diera la lucha obrero-patronal hacia una expresiónmás representativa de otros sectores populares.

Ese fue el caso del Partido Comunista y laUnión Patriótica, los cuales, en su afán de consoli-darse como alternativas políticas, encontraron identi-dad con los sectores trabajadores, quienes ya veníanorganizándose por su cuenta. Esta alianza buscó elpoder político desde la primera contienda electoralpopular de 1989, hasta que en 1992 le ganaron laalcaldía al Frente de Izquierda Liberal Auténtico(Fila), el sector del Partido Liberal liderado por Ho-racio Serpa Uribe. El candidato electo de la UP fueun sindicalista palmero de larga trayectoria que re-presentaba a sectores políticos aliados:

�El Partido [Comunista], prácticamente, fue unode los fundadores del Sindicato de Sintrapalma.Con un trabajo que veníamos desarrollando ahí,con anterioridad, con algunos compañeros delPartido, incidíamos mucho en el sindicato deSintrapalma y de igual manera en Sintrainagro.Desarrollamos unas actividades también de tiposindicales en representación del Partido con loscompañeros que eran del Partido, que lógica-mente eran dirigentes nuestros que participabanen la junta directiva del sindicato�.12

�Nosotros comenzamos a dar todo ese tipo deluchas por la parte legal, con las huelgas. Asílo expresa el Código Sustantivo del Trabajo, losparos, así lo expresan las leyes, la presenta-ción de pliegos a los patrones. Entonces con la

orientación del Partido Comunista y de laUnión Patriótica, que nos decían: �Ustedes tie-nen que defender los derechos establecidos enla Carta Universal de los Derechos Humanos�,solicitábamos en nuestros pliegos viviendapara los trabajadores, que viven hasta la pre-sente en unos estados miserables, salarios, edu-cación, salud. No solamente atizábamos a lostrabajadores, también a las Juntas de AcciónComunal, a las asociaciones de padres de fa-milia, a los comités de desempleados, a todaslas fuerzas vivas de la región las instábamos aque teníamos que reclamar cosas que estabanya plasmadas en el papel�.13

En ese entonces la Unión Patriótica tambiénestaba acompañando el proceso de conformacióndel Sindicato de Trabajadores de Puerto Wilches(Ustrapuwl), que se constituyó como sindicato mix-to de trabajadores oficiales y empleados públicos.

Por otra parte, hacía algún tiempo que la gue-rrilla había logrado ingresar al municipio para con-solidarse en la zona y había empezado toda unacampaña ideológica, en especial en el sector rural yentre los trabajadores.

Hasta el momento las ideas de corte comunis-ta, propias del Partido Comunista y de la Unión Pa-triótica, no eran identificadas con la subversión ar-mada. No obstante, la entrada de la guerrilla o, endetalle, su entrada �física� al municipio, cambiaríael contexto de la acción sindical, pues la pondría enmedio de la confrontación armada. Sólo hasta 1986el conflicto de los trabajadores con las empresassería entre �actores sociales no armados� (Alonso,1993, 136).

9 Testimonio de sindicalista de Sintrapalmas, trabajador de Monterrey, 1972.

10 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

11 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

12 Testimonio de miembro del Partido Comunista y líder sindical de Sintrainagro en la época.

13 Testimonio de líder sindical de Sintrapalmas en la época.

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La penetración del conflicto armado en lasorganizaciones sindicales

La guerrilla aparece públicamente en PuertoWilches en 1987, en una toma del casco urbano delpuerto. Posteriormente cohabitaron allí los frentesManuel José Solano Sepúlveda y Héroes y Mártiresde Santa Rosa, ambos pertenecientes al Ejército deLiberación Nacional (ELN), y el 24 frente de las Fuer-zas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejércitodel Pueblo (Farc-EP). Al final, el espectro de gruposguerrilleros que coexistían en el municipio seríacompletado por una presencia minoritaria del Ejér-cito Popular de Liberación (EPL).

La entrada de la guerrilla al municipio se carac-terizó por las amenazas, los asesinatos selectivos, elsecuestro de funcionarios de la administración mu-nicipal y directivos palmeros y los ajusticiamientosque se atribuían a presuntos informantes, delincuen-tes o traidores que operaban dentro de la organiza-ción subversiva.

�La mayoría de asesinatos que hacía la guerrillaera por informantes, delincuentes, atracadores.Inclusive ajusticiaron gente de ellos mismos, lasFarc ajustició a varios del EPL�En un conflictoque hubo en Barranca entre el EPL y Pastor, elELN llegó a señalar que iba a acabar con Pastor.Esto empezó desde Puerto Wilches, desde El Pe-dral, porque allá fue que empezaron estos berra-

cos que se convirtieron en delincuentes. Ibanunos a llevar mercado a Puerto Wilches, ellos lle-vaban su camionado todos los viernes, estos losagarraron y los acabaron. Tres robos seguidos�Hacían cosas, que eso era como decirle: yo lorobo a usted para llevarle a usted y usted estáigual de jodido�.14

El interés de la guerrilla por ganar base socialse manifestó también en prácticas de captación, que,apoyadas en el pretexto de �quitar a los ricos paradar a los pobres�, pretendían justificar acciones coer-citivas sobre actores que representaban el poderpolítico y económico. Ello se acompañó del cobrode vacunas a empresas de la palma, comerciantes,terratenientes, y también de la constante presiónsobre la administración municipal. Otra fuente definanciación de la guerrilla en el municipio era elrobo de gasolina, negocio ilícito que le fue arreba-tado a un cartel y cuyos miembros fueron ajusticia-dos por la misma subversión.

Las empresas palmeras fueron de las primerasen recibir presiones de la guerrilla, por dos conduc-tos: el argumento del maltrato de los trabajadores yla exigencia de aportes económicos para la organi-zación guerrillera.

��Ahí en Bucarelia, por ejemplo, hubo un tiem-po que lo agarraron de azote, que llegaron, se lesllevaron todas las armas a los celadores, se les

robaron una dotación que habíapara los trabajadores. Tenían uneconomato, una vaina ahí de mer-cados, llenaron una volqueta y fue-ron y se la repartieron a la gente.Los secuestros, pues, como puedever, la relación de la empresa conellos siempre fue y siempre será dechoque, pues muy diferente a larelación con nosotros�.15

Los sindicatos estuvieron entrelas primeras organizaciones con lasque buscaron reunirse los gruposguerrilleros al momento de su llega-

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da. Se sabe que entonces, comandos del ELN y elEPL intentaron intervenirlos incluso con el ánimode dirigirlos:

�No ha sido fácil, porque incluso en ese momen-to de la lucha sindical y en las negociacionesesas que aparecen dizque por debajo de la mesaentre la insurgencia armada, un comando delEPL va y se toma una empresa y se querían con-vertir como en los voceros del sindicato. Y era lapelea, nosotros contra el EPL que querían meter-se a ser los interlocutores entre los trabajadores yla empresa, y nosotros peleando por la legalidad.Nosotros no podíamos caer en ese error�.16

�También la pelea del ELN en meterse en la lu-cha sindical y suplantar las directivas sindicalesen Puente Sogamoso17 y Puerto Wilches. Eso fueuna discusión muy fuerte con ellos. Gracias aDios, en esa época no hubo muertos, porque en-tendieron que nosotros estábamos era exigiendonuestra legalidad como sindicatos y nuestras lu-chas sociales�.18

La consolidación de la soberanía de la guerrillaen el municipio no fue un proceso complejo, yaque el grado de resistencia que encontraron fuepronto debilitado mediante el uso de la fuerza y laganancia de lealtades como consecuencia de sucampaña ideológica, la cual obtuvo mucho eco en-tre algunos sectores populares, en un contexto ca-racterizado por condiciones de extrema pobreza yfalta de oportunidades.

�...lo cierto es que por lo menos con ellos se podíaconcertar, sin que nosotros llegáramos en nin-

gún momento como Sintrainagro a ser un cargaladrillos de ellos. Tuve dificultades con el EPL,con el ELN, con el 24 frente de las Farc, porquenosotros algo que rechazábamos eran los asesi-natos de que por sospechas. La cuestión de la pu-blicidad, sobre todo el EPL en esta región, dondellegaban era manchando las paredes y en el mo-mento en que llegó a reclutar pelados que inclu-sive se los llevó para el río para que masacrarana unos, discutimos con ellos, porque no com-partían cuestiones que nosotros hacíamos y no-sotros no compartíamos las cuestiones que elloshacían. Pero allí logramos, de pronto por el ca-rácter social que nosotros teníamos, por nuestraideología política, siempre pudimos llegar aacuerdos con ellos. Por ejemplo, cuando volaronalgunos equipos de la empresa tuvimos que ir adar la discusión con ellos porque eso nos perju-dica a nosotros también�.19

�Eran unos años de gloria para nosotros, porquenosotros teníamos la facilidad, aunque el patrónatacaba, donde veía focos de sindicalistas llega-ba y los echaba. Esa era la única represión quenosotros teníamos, pero de todas maneras unopodía pararse en una plaza delante de los traba-jadores y manifestarles las cosas, pero desde elaño noventa y seis para acá ya las cosas cam-biaron, ya fue muy diferente (...) porque en esetiempo de los años gloriosos tuvo auge la UniónPatriótica y eso ayudó mucho a que se fortalecie-ran los sindicatos, pero estaban pasando cosas.Por ejemplo, lo que era Urabá, estaba pasando loque era el exterminio de la Unión Patriótica tam-bién, y uno sentía eso pero entonces uno no sen-tía ese miedo como lo comenzó a sentir en el

14 Testimonio de líder social de Puerto Wilches en la época.

15 Testimonio de activista de Sintrainagro en la época.

16 Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

17 Corregimiento de Puerto Wilches

18 Testimonio de líder sindical de la época.

19 Testimonio de dirigente sindical de Sintrainagro en la época.

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noventa y seis para acá, sino que uno lo vivía delejos y entonces uno sentía era rabia y le dabanganas de luchar más, porque, uy! Pero comomataron a Bernardo Jaramillo Ossa, ¡hijuema-dre!, a uno le hervía la sangre y uno paraba yuno hacía barricadas y uno quemaba llantas,pero porque así lo sentía uno, porque le habíanmatado a un líder. Cuando mataron a PardoLeal, que fue el primero, después Bernardo Jara-millo Ossa y después Antequera y así sucesiva-mente, y lo que pasó en Segovia y que a los mili-tantes también les daban� Ya fue del noventa yseis para acá, ya nosotros dijimos: ahora ya pasauno de sentir rabia es a sentir miedo, porque yaestán es aquí�.20

LA ENTRADA DE LOS PARAMILITARES APUERTO WILCHES:

�DE LA RABIA AL MIEDO�

Hay una pregunta muy difundida y es la depor qué, en una región de máximo predominio dela subversión, donde cohabitaban guerrillas de lasFarc, el ELN y el EPL, los paramilitares lograron rea-lizar su penetración tan rápidamente. Al respecto sepuede decir que tanto en Barrancabermeja comoen Puerto Wilches, la vertiginosa incursión de losparamilitares se facilitó por la aguda crisis de lasorganizaciones guerrilleras, lo cual disminuyó sucapacidad de respuesta militar coordinada. Esto pro-vocó la salida y el repliegue de la subversión que seencontraba en las cabeceras municipales y los co-rregimientos, hacia zonas rurales más apartadas,muchas veces sin librar combates, sino como con-secuencia de la violencia selectiva.

La pérdida del control territorial por parte dela guerrilla obedeció en gran parte a su propia crisis,ocasionada en primer término por el desbordamien-to de los abusos contra la población civil, sintetiza-dos en el reclutamiento de jóvenes, los continuosrobos a pequeños comerciantes y agricultores, la im-

posición indiscriminada de �vacunas� y la presiónsobre las autoridades locales. En segundo lugar, laretirada fue impulsada también por la propia crisisinterna de la insurgencia armada: ajusticiamientos en-tre miembros de las organizaciones guerrilleras, pe-leas por el control del cartel de la gasolina, acción deinfiltrados e informantes, divisiones y bandolerismo,todo ello acabó por precipitar el respaldo de algunascapas sociales a los paramilitares.

�Pero la llegada del paramilitarismo se da comoen muchas partes. Ellos lograron como penetrar,lograron como que alguna gente que hacía par-te del ELN se volteara. Gente inclusive que era delpueblo, que uno los conocía que eran parte delELN, del Solano Sepúlveda, se voltearon. No sa-bemos si ya había un trabajo con anterioridadde cómo entrar a esa célula urbana del ELN. Locierto fue que ellos mismos se encargan despuésde asesinar a los otros compañeros y práctica-mente acaban con la poca presencia que habíadel ELN y la presencia de la guerrilla desapare-ce. Ahí no hubo ninguna confrontación o quefueran a defender al municipio, la parte urbanadonde tenían presencia no!�.21

�Se retiran y algunos compañeros, tanto de lasFarc como del ELN, quedan como estafetas o loscolaboradores, comienzan a trabajar con el pa-ramilitarismo. Compañeros que eran colabora-dores de las Farc reconocidos, también ahí.Compañeros nuestros de la Unión Patriótica,también se voltiaron. Y algunos de esos compa-ñeros, pues, posteriormente fueron asesinadospor el paramilitarismo�.22

De ese modo, la pesca en río revuelto, es de-cir, en un espacio y momento en el que uno de losactores político-armados sufre una profunda crisis;favoreció el trabajo estratégico-militar de los gruposparamilitares desplegados en el Magdalena Medio.

De manera paralela, la situación contrastabacon un proceso de fortalecimiento de las organiza-ciones sociales, muchas de las cuales habían gana-do respaldo y crecimiento durante el predominio

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de la guerrilla. La penetración de algunas organiza-ciones por la insurgencia las convirtió en el blancomás visible e inevitable al momento de producirsela entrada de los grupos paramilitares.

�Ya a partir del 97 se comienza a notar la pre-sencia del paramilitarismo en el municipio. Depronto, ya había presencia en Sabana de Torres,que venían de acá de los lados de San Alberto;fueron como cercando esos municipios. De Sa-bana de Torres ya pasan en seguida a PuertoWilches, en la zona rural, sobretodo algunos corregimientos, en lavía que comunica con la Troncalde la Paz, lo que es km 16, km 20,Cayumba. Por ahí penetran y lo-gran hacer bases militares. En Ca-yumba ejercen un control en esacarretera que comunica con laTroncal de la Paz; hacen retenesperiódicamente a los buses de Coo-transmagdalena y los vehículosque transitan�.23

La narración que sigue a conti-nuación, corresponde a eventos demucha recordación para los habi-tantes de Puerto Wilches, en espe-cial para los líderes sindicales de laépoca, que vivieron de una forma uotra el ingreso de los paramilitares. Lo que se mues-tra en seguida es una serie de cuatro hechos quemarcaron cambios en la organización de los tressindicatos de mayor tradición en el municipio: Sin-trainagro, Sintrapalma y Ustrapuwl.

Los hechos corresponden de manera cronológi-ca a la primera agresión lanzada por los paramilitares

contra un miembro de las organizaciones sindicalesdel municipio, al secuestro de ocho ingenieros de lasempresas palmeras por parte de la guerrilla, a la mo-vilización de la sociedad civil en contra de los he-chos de violencia política y al asesinato del máximolíder sindical de Puerto Wilches. Finalmente se des-criben, como principales consecuencias de estos he-chos el éxodo masivo de sindicalistas del municipioy los cambios sustanciales que sufren los sindicatos apartir de los condicionamientos del paramilitarismo.

La desaparición de Misael

Todas las mañanas los traba-jadores de Palmas Bucarelia, radi-cada en Puente Sogamoso, un co-rregimiento de Puerto Wilches,eran recogidos por el bus que losllevaba a la plantación para ini-ciar la jornada a las cinco de lamañana. Sin embargo, la madru-gada del 12 de junio de 1996 elvehículo fue interceptado por ungrupo de hombres en un reténinstalado en el sitio conocidocomo �La Ye�. Allí obligaron a unode los trabajadores a bajarse delbus y se lo llevaron. Se trataba deMisael Pinzón Granados, un vete-rano empleado de Palmas Buca-

relia que pertenecía a Sintrainagro y militaba en laUnión Patriótica.

�Cuando nos dimos cuenta fue que nos cayeronencima. Ya comenzaron a haber retenciones. Lasprimeras retenciones físicas fue la del compañe-ro Misael Pinzón, que lo bajaron del bus y lo

20 Testimonio de miembro de Sintrapalma.

21 Testimonio de líder social que militaba en la UP durante la época.

22 Testimonio de funcionario de la administración municipal en 1997.

23 Testimonio de sindicalista y trabajador de Palmas Monterrey.

Las

organizaciones

sociales, habían

ganado respaldo y

crecimiento

durante el

predominio de la

guerrilla.

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desaparecieron y hasta el momento no ha apa-recido. Ya fue cuando nosotros dijimos: esta vai-na se putió�.24

Como respuesta a este hecho y a otros que leprecedieron, las organizaciones sindicales se movi-lizaron e iniciaron una serie de acciones que inclu-yeron denuncias, protestas y paros, que fueron con-tenidos con nuevas amenazas y hostigamientos.

�... pero de todas maneras nosotros dijimos: va-mos a seguir camellándole a este cuento. Algu-nos compañeros se dedicaron a la denuncia alas personerías, a la Defensoría del Pueblo, alextranjero, mientras otros estábamos mirandocómo controlábamos la gente. Porque es que tam-bién se dio eso, la gente obrera en desbandada; sele acercaban a uno a preguntarle: �¿Pero qué ha-cemos?�. A veces llegaba uno al punto que les de-cía: �Hoy hay que parar�. A veces ya ni le creían auno, porque, bueno, �¿a quién le creemos: a losparamilitares o a nuestros dirigentes?�.25

El corregimiento de Puente Sogamoso fue ellugar desde donde las Ausac (Autodefensas Campe-sinas de Santander y el Sur de Bolívar) comandadaspor �Salomón�, lugarteniente de �Camilo Morantes�,logran penetrar a todo el municipio, en un princi-pio con acciones intermitentes y clandestinas, comoretenes, asesinatos selectivos y amenazas.

La paradoja que encierran los documentos ytestimonios recogidos es que todas estas accionesse hayan iniciado en una zona donde funcionaban�y siguen funcionando� dos bases militares adscri-tas al Batallón Nueva Granada. A propósito, variostestimonios coinciden en que muchas de estas ac-ciones fueron permitidas por las Fuerzas Militaresque operaban allí. Al igual que en Barrancabermeja,la omisión (o acción) de las Fuerzas Militares fue unfactor fundamental, sin el cual los grupos paramili-tares no habrían podido penetrar tan fácilmente enla región.

�En una ocasión los paramilitares nos obligarona ir a una reunión, por toda la carretera que va

desde Puente Sogamoso hasta Sabana de Torres,en un punto que se llama �Ocho Palmas�. Eso fuecomo tipo doce del día, y llegamos tipo seis de latarde�Cuando nos veníamos para acá, venía-mos en el camión; los paramilitares llegaron y sepasaron adelante y se metieron a una base queestá ahí en la quebrada de El Palo, de PuenteSogamoso. Entonces, como quien dice: ́ para quese den cuenta que pertenecemos a aquí, hace-mos parte del apoyo logístico y trabajamos encu-bierta con el mismo Ejército��. 26

Las constantes amenazas, la desaparición deMisael y otros asesinatos que le siguieron fueron laantesala de una serie de reuniones en las que losparamilitares citaron a líderes sociales del munici-pio y a las juntas directivas de los sindicatos parahacer sus planteamientos y advertirles que debíancambiar su actuación.

�El comandante que entra en esa zona, un talSalomón, �yo decía que ese era no el sabio sinoel maligno�, por lo menos ahí hubo un momentoque se dejó hablar porque se necesitaba escuchar-lo con qué plan venía, y dijo: �Nosotros venimosa combatir la guerrilla�. Le dijimos: �combatanla guerrilla pero no pueden combatir la guerrilladentro�. �No! porque es que aquí hay aliados dela guerrilla�, dijo�.27

�Sabíamos que la información que tenían ellossobre las luchas sindicales de nuestra dizque vin-culación con la subversión era una versión ter-giversada de los hechos. Uno no puede decir queen esta lucha, en las luchas sociales, hay genteque se identifica con la acción de los otros, perono es el conjunto de los trabajadores ni es el con-junto de los dirigentes sindicales�.28

�Ya después, aparecen activamente patrullandoen camionetas y enfusilados, metiéndose en lasreuniones de los trabajadores, obligándolos a ir areuniones que prácticamente se trataban de pa-labras soeces y manifestando de que ellos eran los

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que tenían el poder y que ellos no aceptaban niFiscalía ni Defensoría del Pueblo ni derechos hu-manos y que con ellos era que teníamos nosotrosque hablar y el que no aceptara lo pelaban�.29

Secuestro de los ingenieros de la palma y laconformación del Comité Cívico por la Paz

Pese a la pérdida creciente de control territo-rial como resultado de la avanzada paramilitar enel municipio, la guerrilla aún hacía presencia enalgunos corregimientos, mantenía varios contactose informantes y continuaba ejerciendo prácticas decoerción que evidenciaban que aún operaban enla zona.

�Hay que decirlo, los aliados de la guerrilla ma-taron a un trabajador en Monterrey �me doliómucho!�Armando Montero, un compañero quehabía sido sindical. Y entonces él, cuando llega-ban las autodefensas a Monterrey, él fue el prime-ro que dijo: �¡Bueno, vea! ¡Aquí todos no somosguerrilleros, mano!�. Tuvo el valor de pararse yhablar. Y la subversión, no sé si sería orientaciónde las Farc o del ELN, pero gente vinculada aellos mataron al finado Armando Montero�.30

Debido a esa pérdida de control en el munici-pio y tras las últimas acciones del paramilitarismo,

que se caracterizaban por los hostigamientos a líde-res sociales y sindicales, la guerrilla de las Farc eje-cutó una represalia el 17 de septiembre de 1997,suceso que trasladó el conflicto a las plantacionesde palma africana, a cuyas directivas acusaba decolaborar con los grupos paramilitares. 31

�Eran la seis y media de la mañana cuandollegaron unos hombres encapuchados al cam-pamento de la plantación de Bucarelia. Entra-ron a una oficina y secuestraron a las cincopersonas que estaban allí, cuatro hombres yuna mujer�Salieron en dos carros de la em-presa y llegaron hasta el río, en donde los espe-raba una chalupa. Les dijeron que queríanaclarar el rumor de que las plantaciones de pal-ma estaban dándoles dinero a los paramilita-res de la zona y que una vez tuvieran eso clarolos dejarían en libertad�. 32

Posteriormente los gerentes de Bucarelia, LasBrisas y Monterrey expidieron un comunicado con-junto, que no solo publicaron a través de los me-dios de comunicación sino que lo fijaron en las pa-redes de Puente Sogamoso: �No tenemos nada quever con los grupos de autodefensa que operan en lazona. Reiteramos nuestra clara posición de neutrali-dad y autonomía como población civil ante los dife-rentes actores armados del conflicto�.33

24 Testimonio de dirigente de Sintrainagro en la época.

25 Ibíd.

26 Testimonio de sindicalista de Ustrapuwl en la época.

27 Testimonio de sindicalista de Sintrapalmas en la época.

28 Testimonio de sindicalista de Ustrapuwl en la época.

29 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

30 Testimonio de miembro Sintrapalma en la época.

31 Un día después, es decir, el 18 de septiembre de 1997, renunciaron 50 aspirantes a la alcaldía y al Concejo municipal de Puerto Wilches.Los aspirantes argumentaron falta de garantías para los comicios, tras recibir una amenaza emitida de manera conjunta por las Farc y elELN, en la cual éstas ordenaban un rechazo rotundo a las elecciones en los municipios de Cantagallo, San Pablo y San Vicente de Chucurí.Tal amenaza puede interpretarse como una acción que evitaría que los nuevos cargos pudieran ser ocupados por personas orientadas porlos paramilitares.

32 Ver �Los rehenes de la palma africana�, en El Tiempo, 12 de marzo de 1997, 3A.

33 Ver �En Puerto Wilches, Santander. La palma africana está bajo el fuego�, en El Colombiano, 1º de marzo de 1998, 6A.

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El secuestro masivo, perpetrado por el frente24 de las Farc, tuvo gran impacto sobre los familia-res de los ingenieros secuestrados, la Iglesia, lossindicatos, las organizaciones sociales y las mismasempresas palmeras, las cuales, en medio de tal cri-sis, optaron por la conformación de un Comité Cívi-co por la Paz.

El Comité se propuso adelantar una serie deacciones con las que se pretendía ejercer presiónsobre los actores políticos armados a fin de que ce-saran las acciones de fuerza y liberaran a los se-cuestrados. La movilización de la opinión pública,promovida por el Comité Cívico de Puerto Wilches,influyó para que, el 20 de diciembre de 1997, laFundación País Libre declarara a la localidad territo-rio de paz.34

En enero de 1998 los ingenieros palmeros aúncontinuaban bajo el poder de la guerrilla. La situa-ción se agravó luego de que el 15 de ese mes lasFarc se tomaron las instalaciones de Bucarelia, Mon-terrey y Las Brisas y obligaran a cesar todo tipo deactividades, amenazando de muerte a cualquier tra-bajador o directivo que se atreviera a desobedecerla orden.

�Esa noche nos dijeron que hiciéramos el favorde salir del trabajo y durante ocho días pararonla maquinaria, porque la advertencia fue que siseguíamos trabajando no respondían por la vidade ninguno�.35

La pugna por la soberanía sobre el territorio dePuerto Wilches, que no se había manifestado a tra-vés de combates sino de manera predominantemediante la violencia selectiva contra supuestoscolaboradores y simpatizantes de uno u otro ban-do, se trasladó a las empresas palmeras, que duran-te este evento se convirtieron en un escenario dedemostración de fuerzas entre guerrilla y paramili-tares, situación que los ubicó de parte de patronoso trabajadores, respectivamente. Por su parte, laacción del Estado, encarnado por los gobiernosmunicipal y departamental, se condicionó a la par-ticipación en el comité que mediaría por la libera-ción de los secuestrados.

El 28 de febrero de 1998 son liberados tres delos palmicultores, quienes portaron un mensaje delas Farc en el que obligaban a las empresas a unnuevo cese de actividades como condición para la

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liberación de los ingenieros que aún permanecíanbajo el poder del grupo armado. Igualmente explica-ban que ya no se trataba de un secuestro de carácterpolítico sino extorsivo. A raíz de esto, la comisiónnegociadora, en cabeza del gobierno departamental,decidió romper las negociaciones para la liberaciónde los retenidos.

Luego de que las empresas palmeras rechaza-ran e hicieran caso omiso del mensaje amenazan-te, el 27 de marzo las Farc detonan una bomba enPalmas Bucarelia, ocasionando daño grave en losequipos eléctricos y la paralización de actividadesde la empresa. Posteriormente, luego de recibirnuevas amenazas, las empresas suspenden activi-dades entre el 6 y el 8 de abril, hasta que finalmen-te, el 15 de ese mes, es liberado el resto de lospalmicultores secuestrados.

Esta coyuntura reveló la centralidad del con-trol económico y territorial dentro de la estrategiade los actores político-armados, en primer lugar porla importancia del negocio de la palma, que convir-tió a tales factorías en escenario del conflicto; ensegundo término, por la funcionalidad de PuertoWilches como corredor estratégico hacia el sur deldepartamento de Bolívar y el control subyacentedel negocio de los cultivos de uso ilícito (Mingoran-ce, 2004, 70). 36

El secuestro de los ingenieros de la palma se-ría la última acción de impacto perpetrada por laguerrilla y el hecho que reflejó su pérdida de controlmilitar y territorial. A su vez, con la liberación de lospalmicultores secuestrados, la historia de los sindica-tos tendría un quiebre inevitable y la persecución delos grupos paramilitares sobre los miembros del Co-mité Cívico no tardó mucho en manifestarse.

�Iniciamos el proceso con el padre, de la Sema-na por la Paz. Hicimos inclusive una marchapor la paz. Y de pronto el padre apareció y dijo:�Yo no le jalo más a esto, porque nos están dejan-do solos y esta gente ya me están�, lo que él medio a entender era que le habían dicho que élera el que estaba moviendo la cosa, y entoncesyo le dije: �Ah no, padre, si usted no está, yo me-nos�. Porque de todas maneras los que entraroncon el cuento fueron los del movimiento sindi-cal, pero después ellos sacaron el cuerpo y que-damos nosotros ahí. Inclusive a Junior [alcaldeen ese entonces] también se lo llevaron y lo estu-vieron fregando por eso, que porque decían queera el que estaba motivando el cuento. Todo loque a ellos les huela a paz es de izquierda! En-tonces, nosotros paramos ese proceso ahí. ¡Y seacabó! Dijeron: �Si ustedes continúan en eso, norespondemos�.37

En este entonces varios miembros de los sindi-catos empezaron a ser objeto de amenazas de losgrupos paramilitares. Al mismo tiempo en Barran-cabermeja se iniciaba la avanzada de la penetraciónparamilitar con la masacre de veinticinco personasy la desaparición de otras siete en los barrios ElCampín, María Eugenia y Nueve de abril, el día 16de mayo de 1998.

�Nosotros hicimos reuniones de consejos de se-guridad a nivel municipal, a nivel Barranca, anivel departamental, concejos municipales. Hi-cimos denuncias, pero ¿en qué quedó? Eso no,porque ya era muy difícil hacer denuncias cuan-do inclusive, como les sucedió a compañeros, que

34 Ver �Dos pueblos se declaran territorio de paz�, en El Tiempo, 22 de diciembre de 1997, 3A.

35 Ver �En Puerto Wilches, Santander. La palma africana está bajo el fuego�, en El Colombiano, 1º de marzo de 1998, 6A.

36 Este estudio resalta que en otros países el cultivo de la palma no solo se ha impulsado para sustituir cultivos de uso ilícito, sino tambiéncomo estrategia de grupos paramilitares para mantener el control del territorio después de haber desalojado a la guerrilla o incluso a lospobladores originales. En el caso de Colombia se señala que se han dado casos en los que a la salida de grupos guerrilleros de ciertas zonascomo consecuencia de la avanzada paramilitar le sigue la entrada de las Fuerzas Militares y de organismos del Estado con el fin de protegerlos cultivos de palma.

37 Testimonio de miembro Sintrapalma en la época.

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llegaron a la Quinta Brigada a hacer denunciasdel paramilitarismo y cuando los comandantesde las autodefensas ya sabían quiénes habíanhecho las denuncias. Entonces, ¡hágame el fa-vor! ¿Sí ve? O sea, muy compleja la situación�.38

El asesinato de Manuel Ávila

La muerte de Manuel Ávila, ocurrida el 27 deabril de 1998, tuvo un profundo impacto sobre lasorganizaciones sindicales de Puerto Wilches.�Mañe�, como era llamado por sus amigos, repre-sentaba la máxima dirigencia sindical en el muni-cipio, pues era el presidente de Sintrainagro, elsindicato más importante del mu-nicipio, y además se desempeñabacomo fiscal de la Central Unitariade Trabajadores en la subdirectivade Barrancabermeja, lo cual refle-jaba su trayectoria y reconocimien-to público en el momento.

Su asesinato, precedido de unaterrible tortura, constituyó el golpede gracia para estas organizaciones,que hasta el momento no habíanpensado en la posibilidad de su des-articulación. El cuerpo inerte deManuel infundió terror entre afilia-dos y directivos sindicales, muchosde los cuales optaron por salidas in-dividuales para preservar su vida.

�Entonces yo fui y les dije: �Allá encontramos uncuerpo, no estamos seguros de que sea Manuel,pero para mí es Manuel�. Con los trabajadoresnos fuimos y bloqueamos el puente. Eso se fuela gente para allá; eso del tren, olvídese, o sea,que viniera lo que viniera, no pasaba. El ejérci-to estaba ahí y me dijo: �Compadre, eso no sepuede hacer�. �Pues qué pena: nos mataron alpresidente y así tenga que ser por encima deustedes, pero no vamos a levantar la protesta.Teniente, le sugiero que saque a la tropa delpueblo. Si nos van a brindar seguridad, hágan-

lo por fuera, porque puede haber dificultades�,le dije. La gente empezó a gritar consignas y agritar vainas contra el ejército�.39

�Manuel Ávila estuvo, pues, ahí en el correr deldiálogo con ellos, y entonces lo mataron dizqueporque era trifásico, lo que decían ellos [los pa-ramilitares] en el corregimiento� que habíanmatado a Manuel porque cuando los secuestra-dos de la empresa palmera era el que motivabalos encuentros con la guerrilla para la libera-ción; que como estaba el ejército, andaba con elejército, y que ahora que llegaron ellos, pues en-tonces ahora era el que estaba buscando el diá-

logo con ellos�.40

El asesinato de un líder visibledel movimiento sindical tenía unsentido claro: atemorizar a las direc-tivas sindicales para obligarlas aabandonar su acción política, y dis-persar a las bases sociales de lostrabajadores. La persecución y eli-minación de líderes sociales y sin-dicalistas correspondía a la estrate-gia paramilitar de afectar el tejidosocial existente, el cual, según su ló-gica, había facilitado la permanen-cia y predominio de la insurgenciaen el municipio.

�Cuando se presentó la muerte del compañeroManuel Ávila, ya ahí sí todo el mundo salió endesbandada, ya prácticamente yo fui el últimoque quedé. Ya no pude hacer nada, estaba solo,no tenía compañeros. Los otros compañeros queentraron al sindicato no tenían esa claridad po-lítica del asunto, confundían las cosas, inclusohabía unos que decían: �Toca hablar con losparamilitares para que nos digan a ver qué va-mos a hacer�. O sea, eso yo lo llamo falta declaridad política del asunto, o del mismo mie-do querían defender al sindicato pero no sa-bían ni cómo�.41

La tradición

organizativa de los

sindicatos que

actuaban en el

municipio, se

encontraba cada

vez más

amenazada.

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Al asesinato de Manuel Ávila le sucedieron loshomicidios de Elías Quintana, de la junta directivade Ustrapuwl; Wilfredo Camargo, miembro de laCUT y de la junta directiva de Sintrainagro, y Eduar-do Chinchilla, de Sintrapalma, todos ocurridos en-tre 1999 y 2002.

La tradición organizativa de los sindicatos yorganizaciones sociales, como la Organización Fe-menina Popular (OFP), que actuaban en el munici-pio, se encontraba cada vez más amenazada. Unavez superada la etapa de las negociaciones forza-das, los líderes ya no eran citados a reuniones pararecibir indicaciones y advertencias; ahora se esta-ban cumpliendo las amenazas. Las amenazas lanza-das por los paramilitares y algunos señalamientospor parte de miembros de la misma comunidad,tuvieron como consecuencia que muchos sindica-listas y líderes sociales decidieran bajar su perfil odesvincularse de todo tipo de activismo, y que otrostuvieran que abandonar Puerto Wilches para pre-servar su vida.

�En ese entonces empieza uno a ver el cambioen la organización de las comunidades, em-piezan a sacar gente. Entonces la gente ya nova, el líder ya no va. Sí, inclusive me decía undía un líder en Puente Sogamoso: �No, eso esmuy desconcertante ver uno que la misma gen-te por la que uno ha luchado toda la vida, porla que ha trabajado, por la que uno ha aban-donado hasta su familia, por estar coordinan-do trabajo para beneficio de la comunidad,después la misma gente lo señale a uno de iz-quierda o colaborador de la guerrilla�.42

El control social que se estaba ganando en elmunicipio con el empleo de la intimidación de lasorganizaciones sociales y la ruptura de confianzasa través de redes de información y señalamientos,se facilitó con la incidencia en la administraciónmunicipal y la inoperancia de las Fuerzas Militaresy la Policía.

�Ya empiezan a hacer presencia en la adminis-tración municipal, a presionar, a pedir, a decir:�Este es el contrato que nos toca pa nosotros��cosas así�, �Necesitamos esto, necesitamos aque-llo�. Y a hacer presencia descarada en el muni-cipio, en el sentido que andaban en sus motospa�arriba y pa�bajo, sin placas, con sus radios.Entonces la gente vivía en un temor terrible. Has-ta uno vivía con un susto, porque de todas ma-neras también a los mismos funcionarios se loscargaban (...) Entonces, uno les dice: ponga ladenuncia. La gente no pone la denuncia. Enton-ces la gente tampoco confía en el Estado. La gen-te dice: �No, mire, los datos de la Personería lle-gan a la Red, de la Red a la Fiscalía, de la Fisca-lía la otra gente llega a saber que uno pusodenuncia, y vienen y nos acaban��.43

El éxodo de líderes sindicales y los cambiossustanciales de los sindicatos

Muchos activistas sindicales, que continuaronen la zona luego de la muerte de Manuel Ávila, in-tentaron mantenerse en la cabecera municipal o encorregimientos cercanos aún sabiendo que el con-texto los obligaría a adaptarse. Sin embargo, los cam-

38 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

39 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

40 Testimonio de miembro de Ustrapuwl en la época.

41 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

42 Testimonio de líder social que trabajó con la administración municipal de la época.

43 Ibíd.

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bios que planteaba el paramilitarismo dificultaronsu permanencia en el municipio.

�Cuando se da la llegada del Presidente Pastra-na a Puerto Wilches,44 después de que el presi-dente tomó su avión, esa misma noche botaronunos panfletos en diferentes sitios. Me acuerdoque se me estaba amenazando de muerte. Medaban un plazo de sesenta días para abando-nar el municipio, so pena de que ajusticiaban ami familia�.45

�Salgo en el 2000 por informaciones de un ami-go concejal de Wilches, él es concejal del para-militarismo o representa al paramilitarismo, yme dice que hay una lista de doce o trece perso-nas que iban a asesinar y que supuestamenteestaba yo�.46

�Yo fui el último que salí. Salí porque me comen-zaron a tildar de guerrillero, que yo era un esta-feta de la guerrilla. Yo les alegaba que yo era undirigente sindical y que mis cosas estaban en losocial. Bueno, y me torturaron. Me vi en la obli-gación de salirme de allá de Puerto Wilches�.47

�Y el teniente me dijo: �Sabemos lo que le pasó. Austed casi lo agarran los paracos. Yo le garanti-zo a usted seguridad aquí en el pueblo pero porfuera yo no respondo�. Le dije: �Ah, bueno, gra-cias�. Me fui para la sede, analicé eso y le dije ami mujer: �Aliste mi maleta, que me tocó irme��.48

Puede afirmarse entonces que el reacomoda-miento del tejido social en la localidad se produjo através de la ruptura de las viejas lealtades entrelas organizaciones sociales y la comunidad inspira-das en el discurso de las reivindicaciones sociales,el cual había sido aprovechado por la insurgenciapara legitimarse.

El reacomodamiento de las relaciones socialesdentro de la estrategia paramilitar involucró el con-dicionamiento de las prácticas de las organizacio-nes sociales, las cuales no pretendían ser elimina-

das sino transformadas. En esta lógica, la estrategiadel paramilitarismo para la preservación de la figurade los sindicatos consistió en la reorientación desus acciones de tipo comunitario y de las formas dereclamación ante las empresas.

Las acciones específicas se centraron en restrin-gir la actividad de la organización y sus pliegos depetición y la valoración del modelo de las cooperati-vas como una forma de organización alternativa, locual llevó a la ruptura de convenciones pactadas an-teriormente y a la estigmatización de la protesta so-cial. Ello significó su drástico debilitamiento comoorganizaciones de incidencia sectorial y social.

�Hoy en día las organizaciones que se encuen-tran allá �Sintrapalmas, Sintrainagro, Ustra-puwl� ya están prácticamente infiltradas poresa gente. Por ejemplo, no tienen acceso a darla discusión porque se lo impiden, perdieron au-tonomía y el que no se acoja a esas cosas loasesinan�. 49

�Las empresas, al verse como respaldadas por elparamilitarismo, empiezan a violar las conven-ciones� y los sindicatos, pues, van en retroceso,Sintrainagro, después de tener más de ochocien-tos o novecientos empleados, hoy está por debajode los cuatrocientos; Sintrapalmas, que pasabapor los trescientos o cuatrocientos, hoy solamen-te cuenta con ciento cincuenta, y así. Las queestán fortalecidas son las empresas�.50

Los fuertes condicionamientos a los sindicatosocasionaron una masiva deserción de los afiliados,quienes consideraron que su participación en estetipo de organizaciones, más que un beneficio, sig-nificaba un riesgo. Paralelamente el modelo de aso-ciación por medio de cooperativas aparecía ahoracomo una forma alternativa de agremiación de lostrabajadores, que se acoplaba a los cambios de laola neoliberal, impulsados en el país desde 1990,pero que por las convenciones colectivas pactadasmediante una fuerte presión sindical favorecida asu vez por la acción de la guerrilla en el municipio,no habían logrado tener acogida.

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�Nosotros primero lo escuchamos del patrón ydespués lo escuchábamos de los paramilitares,la cooperativa es un sistema donde se reúnencualquier cantidad de personas y le prestan unservicio a la empresa, la cual se despoja de cu-brir la seguridad social que le corresponde porley. Entonces solamente hacen un contrato coo-perativa-empresa. Hasta la presente, las empre-sas han venido deteriorando todas las conven-ciones, implantando el modelo de cooperativasque está en la Ley 50 del 90, pero nosotros en laconvención colectiva de trabajo tenemos unacosa diferente, una norma tradicional pactadacon el patrón�.51

Además de la restringida participación de lossindicatos que permanecieron luego de la entradade los grupos paramilitares, su actividad estabaacompañada de la estigmatización de la protesta.De esta manera los actos públicos de movilizacióny reclamación, aunque no fueron prohibidos deltodo, eran fuertemente vigilados y controlados.

Este aspecto marca una diferencia crucial conel caso del sindicalismo de Barrancabermeja, cuyasorganizaciones sindicales, a pesar de sufrir gran per-secución por parte de los grupos paramilitares, hanlogrado mantenerse y seguir movilizando ampliascapas de población alrededor de su protesta. Estopuede explicarse en parte por la centralidad de es-tos sindicatos en el escenario nacional y, de otraparte, porque el establecimiento de la soberanía deun actor político armado se facilita en zonas más

pequeñas y ho-mogéneas, don-de la resistenciasocial es menossignificativa.

Aunque enBarrancabermejatambién existepredominio delos grupos para-militares (pese aque se esté ha-blando de su des-movilización), elmargen de movi-lización de las or-ganizaciones so-ciales y sindicaleses relativamente alto, tal vez porque la alta capaci-dad organizativa y de resistencia y la presencia per-manente de la comunidad internacional mitigan elgrado de restricción de la movilización social.

�Todavía me da tristeza y a veces me da nostal-gia cuando miro las convenciones colectivas ylas comparo con las de antes, cuando en las mar-chas de los primeros de mayo se veía la alegría.Yo decía: las marchas de los primeros de mayoson un pretexto para encontrarme con mi com-pañero de trabajo y hablar de algo diferente. Yhoy decir que las marchas de los primeros demayo en Puerto Wilches son un pretexto para no

44 El 15 de diciembre de 1998 algunos medios de comunicación registraban la visita del presidente Andrés Pastrana a Puerto Wilches, paralanzar, en acto público, el Plan Colombia. Este evento invisibilizó la sacudida que había en el municipio por el inicio del controlparamilitar y el éxodo de familias y dirigentes sociales que por amenazas fueron desplazados del municipio.

45 Testimonio de miembro de Ustrapuwl en la época.

46 Testimonio de líder social y miembro de la UP en la época.

47 Testimonio de miembro de Sintrapalmas en la época.

48 Testimonio de miembro de Sintrainagro en la época.

49 Testimonio de miembro de Sintrapalma en la época.

50 Testimonio de sindicalista de Sintrainagro en la época.

51 Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

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salir a la calle, para que no me vean, para queno me identifiquen, para que no me señalen�.52

PUERTO WILCHES, UN SINDICALISMOENTRE EL DESVANECIMIENTO Y LA

ADAPTACIÓN

La historia de Puerto Wilches registra una fuer-te influencia de los sindicatos dentro de su tradiciónorganizativa y de las luchas sociales. El sindicalismose originó en este municipio desde principios delsiglo pasado cuando llegaron al puerto los primerosproyectos de modernización en los sectores deltransporte fluvial y terrestre y posteriormente se con-solidó desde los sesenta con la explotación petrole-ra y la agroindustria de la palma africana.

Estos antecedentes permiten explicar por quéPuerto Wilches venía asistiendo a un proceso de for-talecimiento y expansión de las organizaciones sin-dicales que crecieron a la par o como consecuenciade la ola de modernización capitalista la cual confi-guró en el municipio una economía de enclave.

El punto de controversia en esta historia se de-riva de cómo a partir de los ochenta las organizacio-nes sindicales de Puerto Wilches empiezan a ser en-vueltas en el conflicto armado sin percibir los dañosposteriores. Y es que la situación se convierte en unaencrucijada: en un territorio donde se ha entramadoun tejido social que percibe las reivindicaciones so-ciales como principio, la intervención por parte delos actores políticos armados se convierte en unapráctica inevitable para lograr el control.

La entrada de la guerrilla en el municipio per-mitió su influencia en algunos sectores sindicales, locual derivó en que muchas de las reclamaciones delos sindicatos fueran atendidas a partir de la intimida-ción de las directivas de las empresas y las autorida-des locales por parte de la guerrilla. Del mismo modo,

la presencia de la insurgencia representó para mu-chas organizaciones un respaldo armado para susexigencias, lo cual se tradujo en parte en afinidadpolítica en sus ideas.

Las formas de control de la guerrilla, que seconcentraron en la vigilancia y el castigo de los por-tadores del poder político y económico, intentarona su vez ganar base social a través de prácticas decaptación, que en sus inicios calaron fácilmente ensectores populares. No obstante, su crisis interna, elbandolerismo y la pugna entre varias de las organi-zaciones subversivas facilitaron que fueran sorpren-didas militarmente y pronto relegadas del poder cuan-do ingresaron los grupos paramilitares en la zona.

Por su parte, la entrada del paramilitarismo enla zona a partir de 1996 no se caracterizó por unaavanzada u ocupación militar en sí, sino por la per-petración de violencia selectiva contra miembros deorganizaciones sociales y sindicales, específicamen-te contra aquellos que se encontraban comprometi-dos con la Unión Patriótica y el Partido Comunista,a quienes les atribuían vínculos con la guerrilla.

La situación se agudizó aún más porque lasFuerzas Militares, por acción u omisión, fueron per-misivas con los paramilitares, cosa evidente en lostestimonios, que coinciden en señalar el acompaña-miento del Ejército en algunas acciones de los para-militares y la incapacidad del gobierno local paragestionar las denuncias respectivas sin que se filtrarala información. Ello evidencia que una de las carac-terísticas de la incursión paramilitar fue la incidenciainmediata sobre la alcaldía y el concejo municipal,característica que no se acentuó durante el predo-minio de la subversión, cuyo asedio hizo énfasis enla captación de bases sociales.

De manera contraria, el trato de los grupos pa-ramilitares hacia las organizaciones sindicales fue detipo punitivo, por el señalamiento de algunas de és-tas como colaboradoras de la guerrilla, lo cual requi-rió una llamada a juicio y negociación en la que secondicionaría su participación política y social.

52 Testimonio de sindicalista de Sintrapalma en la época.

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53 Testimonio de líder social que trabajó con la administración municipal.

El terror infundido mediante hostigamientos,amenazas, muertes selectivas, y finalmente el asesi-nato del máximo líder sindical, Manuel SalvadorÁvila, en abril de 1998, minaron la participación ycontinuidad de Sintrainagro, Ustrapuwl y Sintrapal-ma, sindicatos que tuvieron que redefinir su acciónen el municipio y finalmente desarticularse luegode los señalamientos por parte de la miembros dela misma comunidad, que fueron cada vez más per-sistentes como consecuencia de la intimidación delnuevo orden paramilitar.

Lo que se ha producido hasta aquí es una rup-tura del tejido social existente y su sustitución através de la transformación del sentido del ordensocial y la estigmatización de la actividad de lasorganizaciones sindicales en términos de reivindi-cación de sus derechos. No obstante, en este em-peño se usaron las mismas redes sociales que res-cataron una tradición organizativa en función delnuevo orden alternativo de facto.

En suma, se produjo una desarticulación delos sindicatos, en cuanto que muchos de sus miem-bros fueron asesinados o desplazados forzadamen-te y los que se quedaron tuvieron que retirarse oreplantear sus principios y métodos reivindicatorios,que fueron duramente cuestionados y condiciona-dos por el paramilitarismo.

En el presente la situación de los sindicatos dePuerto Wilches no ha cambiado mucho con respec-to a lo que se narra en estas líneas. Los cambiosocurridos �el condicionamiento de las organizacio-nes y los pliegos de petición, el impulso de un mo-delo de cooperativas que alienta el menoscabo delbienestar del trabajador y la estigmatización de laprotesta de los trabajadores y del discurso de losderechos humanos� persisten y reflejan hoy la difí-cil situación que viven los trabajadores del munici-pio, mientras los pobladores evidencian una persis-tente actitud de adaptación para la supervivencia,que se resume en una frase corriente:

�Si aprendimos a convivir con los unos, ahoranos toca aprender a convivir con los otros�.53

Sin embargo, la tradición organizativa del mu-nicipio intenta a diario restablecerse de los golpesque le ha propinado el hecho de vivir en medio deactores político-armados. En este sentido ha sidofundamental el papel de la comunidad internacional,de las organizaciones sociales y defensoras de losderechos humanos. Hoy siguen trabajando en Puer-to Wilches la Organización Femenina Popular, el Pro-grama de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, laIglesia católica a través de la Diócesis de Barranca-bermeja, Pastoral Social y las Hermanas Juanistas.

Es importante plantear un interrogante: dadoel fuerte condicionamiento que ha planteado el pa-ramilitarismo, ¿ya no es posible hablar de la existen-cia de organizaciones sindicales en Puerto Wilches?O, más bien, ¿se trata de un nuevo momento de lasorganizaciones sindicales, una nueva generación desindicatos en las que éstos tratan de adaptarse alnuevo orden de facto para no desaparecer, un mo-mento en el que su acción no involucra métodos dereclamación y presión política sino nuevas formasde organización para los trabajadores, como la coo-perativista, de tal forma que no cuestione sinoque sea funcional al avance del modelo económicodel país?

La pregunta nos lleva a una reflexión más am-plia: al encuentro de dos escenarios complejos queenfrentan los sindicatos en Colombia. El primero esel del avance del modelo económico neoliberal,partidario de la flexibilización laboral y el desmontede garantías laborales y en el cual la figura de lossindicatos tiende cada día a ser más disfuncional. Elsegundo escenario es el de la estigmatización políti-ca el cual afecta de diversas formas y casi de mane-ra cotidiana a los sindicalistas del país.

El punto de encuentro de estos dos escenariosaparece como un nuevo interrogante en términos

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de si el paramilitarismo actúa como catalizador delos cambios más profundos para el avance del mo-delo económico en zonas de alta organización sin-dical, y en especial aquellas donde determinadossectores sociales se han beneficiado de la presenciade organizaciones guerrilleras, lo cual ha facilitadouna resistencia más duradera frente a los cambiosdel modelo económico que se plantean en el paísdesde 1990.

Finalmente, se advierte sobre los límites de lasinteracciones entre las organizaciones sindicales (ysociales) y los actores político-armados, y se reco-mienda reflexionar sobre la coexistencia en un mis-mo territorio de actores político-armados y éstasorganizaciones que hacen parte de la población ci-vil, lo cual condiciona su supervivencia, actividad ycarácter neutral en términos de la connotación ami-go-enemigo que elaboran los actores políticos-ar-mados para su estrategia de guerra.

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Prensa

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Page 24: CONFLICTO Y REGIÓNnacientes. En Puerto Wilches empezaba la in-dustria palmera a expandirse, pero en unas condiciones infrahumanas: a los trabajadores les pagaban casi con vales. Y

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Testimonios

Entrevistas en profundidad a diez sindicalistas de Puerto Wilches.

Entrevistas a siete pobladores del municipio: líderes sociales,funcionarios de la administración municipal y miembrosde la Iglesia católica en la época.

Todas las entrevistas fueron realizadas entre noviembre de 2003y mayo de 2004.