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Conflictos por la contaminación y gestión del agua en el distrito de riego Morelia-Queréndaro Patricia Ávila García' El Colegio de Michoacán El objetivo del presente ensayo es documentar el conflicto por la contaminación y gestión del agua en el distrito de riego Morelia- Queréndaro. La idea es ejemplificar, a partir de un estudio de caso, las tensiones sociales que han surgido por el deterioro ambiental y por los cambios recientes en la legislación y política del agua. Los actores que participan en el conflicto presentan diferentes intereses y valores en tomo a la contaminación y gestión del agua. De allí que interesa conocer el papel que juegan los ejidatarios y pequeños propietarios, los pescadores, los ecologistas, los industria- les, el gobierno municipal, estatal y federal, y los partidos políticos (PRI, PARM, PRD). Antecedentes El distrito de riego Morelia-Queréndaro se ubica en las inmediacio- nes del lago de Cuitzeo, en un valle de escasa pendiente por el que atraviesa el río Grande de Morelia y el río Queréndaro. El área que es irrigada por el río Grande, abarca una extensión de casi 20 000 hectáreas y comprende parte de los municipios de Morelia, Tarímbaro y Alvaro Obregón.

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Conflictos por la contaminación y gestión del agua en el distrito de riego Morelia-Queréndaro

Patricia Ávila García' El Colegio de Michoacán

El objetivo del presente ensayo es documentar el conflicto por la contaminación y gestión del agua en el distrito de riego Morelia- Queréndaro. La idea es ejemplificar, a partir de un estudio de caso, las tensiones sociales que han surgido por el deterioro ambiental y por los cambios recientes en la legislación y política del agua.

Los actores que participan en el conflicto presentan diferentes intereses y valores en tomo a la contaminación y gestión del agua. De allí que interesa conocer el papel que juegan los ejidatarios y pequeños propietarios, los pescadores, los ecologistas, los industria­les, el gobierno municipal, estatal y federal, y los partidos políticos(PRI, PARM, PRD).

Antecedentes

El distrito de riego Morelia-Queréndaro se ubica en las inmediacio­nes del lago de Cuitzeo, en un valle de escasa pendiente por el que atraviesa el río Grande de Morelia y el río Queréndaro. El área que es irrigada por el río Grande, abarca una extensión de casi 20 000 hectáreas y comprende parte de los municipios de Morelia, Tarímbaro y Alvaro Obregón.

Desde la época prehispánica, el valle fue asiento de importantes núcleos de población, según evidencias materiales que datan del año 400 a.C. Estos grupos estuvieron ligados a la cultura Chupícuaro2 (o del agua) y se caracterizaban por ser autosuficientes y tener una economía basada en la agricultura, caza y pesca. Más tarde se asentaron allí grupos del centro de México (teotihuacanos y toltecas) y de la cultura tarasca. Se calcula que estos últimos llegaron por lo menos 300 años antes que los españoles (Macías, 1989).

Durante el período colonial, varios de los asentamientos prehispánicos del valle se articularon con la ciudad de Morelia, a través del abastecimiento de mano de obra, alimentos y tributos diversos; en cambio otros se reubicaron o desaparecieron como re­sultado de la política de congregación y de las epidemias. En el caso particular de Tarímbaro y Queréndaro, existen evidencias que mues­tran los intensos flujos de población y mercancías que hubo hacia la ciudad de Morelia desde ese período (Pastor y Romero, 1989).

Las tierras productivas fueron utilizadas a través de encomien­das o mercedes otorgadas por la corona española, lo que posibilitó el desarrollo y crecimiento de varias haciendas en el valle, donde se introdujeron cultivos como el trigo y especies animales como el ganado bovino.

Es importante mencionar, que muchas de las tierras del valle eran consideradas improductivas por los españoles debido a su pro­pensión a inundarse. Por lo que las ciénegas y pantanos que se formaban eran vistos como un problema sanitario y como un factor limitativo de la expansión agrícola.

En contraste, desde la perspectiva indígena y mestiza, las ciénegas y pantanos eran muy productivos, ya que de allí extraían alimentos como pescados, ranas y culebras, y cultivaban maíz, frijol, calaba­za, chile y tule. De este modo, en estas tierras consideradas margi­nales, la población local pudo continuar desarrollando las estrate­gias productivas tradicionales.

Durante el Porfiriato, el sistema de producción a través de las haciendas se consolidó en el valle. Varios poblados y rancherías se

articularon con ellas a través de la aportación de mano de obra y el sistema de medierías. En lo que hoy es el municipio de Tarímbaro, en 1900 había ocho haciendas con sus ranchos anexos. Una de las haciendas más grandes era la de la Noria, que tenía un total de 3 879 hectáreas, de las cuales 515 eran de riego, 1 683 de temporal y 1 680 de pastizal. Además, tenía cuatro ranchos anexos, como fueron Cuparátaro, Calabozo, Cañada y Mezquitillo (Prado, 1994).

Los hacendados realizaron obras hidráulicas como las represas y “cajas de agua”, que servían para el riego del trigo y abrevadero del ganado. Además construyeron varias obras de defensa y protec­ción (bordos de contención) contra las inundaciones y desborda­mientos del río Grande.

Sin embargo, durante el período revolucionario, los conflictos y luchas sociales fueron factores que desintegraron el sistema hacendario en el valle. Situación que condujo a que años más tarde, con el reparto agrario, se expropiaran las haciendas y se crearan numero­sos ejidos.

La creación del distrito de riego Morelia-Queréndaro

El distrito de riego Morelia-Queréndaro se origina con el proyecto agrario cardenista, que impulsó a los pequeños productores a través del reparto de tierras y dotación de infraestructura de riego (Trigueros, 1990).

La dotación de tierras ejidales en el valle se realizó durante la gestión de Lázaro Cárdenas como gobernador de Michoacán y pre­sidente de la República. En el municipio de Tarímbaro, la dotación se dio entre 1929 y 1935; en total se repartieron 6 656 hectáreas, de las cuales 2 381 fueron de riego; hubo un total de 1 272 beneficia­dos, lo que en promedio equivalió a 5 hectáreas por ejidatario. No obstante, se conservaron algunas pequeñas propiedades en tierras de buena calidad y alta productividad (Prado, 1994).

Las obras de riego también impulsadas por Cárdenas se inicia­ron en 1935 y concluyeron en 1939 con la construcción de las

presas de Cointzio y Malpaís, y con la rectificación de los ríos Grande de Morelia y Queréndaro. El antecedente de estas obras data de los años veinte, cuando se realizaron proyectos para el control de inundaciones en la ciudad de Morelia y la desecación de algunas ciénegas en el valle (Sánchez, 1991). El objetivo central de las obras fue el control de inundaciones, la desecación de ciénegas y la irrigación de tierras de cultivo. Además, la generación de ener­gía eléctrica para el fomento industrial fue otro objetivo para la realización de las obras (Riemann, 1940).

Los ejidatarios participaron en las obras de riego a través de trabajo gratuito y dinero para la construcción de canales y drenes así como el pago de servicio por mantenimiento. Las obras de cabe­cera (presas) e irrigación (canales y drenes) fueron administradas y mantenidas por el Estado, así como la regulación y distribución del agua.

Durante los primeros 16 años de existencia del distrito (1940- 1956), la producción agrícola se destinó a los granos básicos (maíz y trigo) y a algunos cultivos comerciales como el jitomate y chile. La productividad era baja, aunque superior al promedio nacional. Los agricultores sembraban con semilla criolla y carecían de maqui­naria y fertilizantes. De 1956 a 1970, período de la revolución verde e inicio de la crisis agrícola del país, el distrito experimentó un descenso importante en la producción de trigo, no así en la de maíz (Trigueros, 1990).

Más tarde, entre 1970 y 1980, hubo un cambio en la estructura de los cultivos al aumentar la importancia de los forrajes: la superfi­cie de sorgo creció de 254 a 1 099 hectáreas, y de alfalfa de 416 a 1 169. Los cultivos como el trigo y garbanzo redujeron significativa­mente su presencia. Aunque las hortalizas y verduras tuvieron un aumento en las pequeñas propiedades, y el maíz en los ejidos.

Cabe mencionar que el proceso de mecanización inició desde los años sesenta, pero su mayor difusión se logró en la década de los setenta. Lo mismo puede decirse en el caso de los fertilizantes y herbicidas (Trigueros, 1990).

Durante los años ochenta la tendencia hacia la producción forrajera se reforzó con la expansión de cultivos de sorgo, alfalfa y trébol. La producción de granos básicos así como de hortalizas fue oscilante con tendencia a la baja. En 1982 en la Unidad de Riego Alvaro Obregón, la superficie cultivada de sorgo fue de 930 hectá­reas y en 1990 de 2 745; y en el caso del trigo, en 1982 la superficie fue de 1 701 hectáreas y en 1990 de 140. Asimismo la producción de hortalizas y verduras tendió a reducirse, ya que pasó, en el mismo período, de 636 a 164 hectáreas ( u m s n h , 1991).

La contaminación del agua en el distrito de riego

Entre 1950 y 1980, la demanda urbana e industrial de agua en la ciudad de Morelia aumentó significativamente; hubo que buscar nuevas fuentes de abastecimiento como la presa de Cointzio y la perforación de pozos profundos. Esto significó un aumento signifi­cativo en el volumen de descargas de agua (un gasto medio de 978 litros por segundo), así como una mayor concentración de sustan­cias contaminantes. Los ríos Grande y Chiquito de Morelia se con- \ virtieron en los drenajes naturales de la ciudad y de las industrias que allí vertieron las descargas y desechos.

Según un estudio realizado en 1987 la capacidad de asimilación y dilución del río Grande había sido rebasada por la elevada concen­tración de contaminantes biológicos y químicos en el agua (Mejía, 1987). Ese mismo estudio evaluó la calidad del agua a lo largo del río y encontró que:

a) En la presa de Cointzio la calidad del agua era buena y apta para consumo humano (previa potabilización) y uso agrícola.

b) en la descarga de La Alberca, pocos metros adelante de la empresa Celulósicos y Papel de Michoacán, S.A. ( c e p a m i s a ) , la calidad del agua disminuía significativamente y dejaba de ser apta para uso urbano y agrícola por el alto contenido de sales solubles, sodio, boro y otros elementos tóxicos.

c) En la descarga de la ciudad de Morelia había una relativa mejora de la calidad debido al volumen aportado de agua que permi­tía la dilución de contaminantes. A pesar de ello, no era apta para uso urbano y agrícola por el alto contenido de coliformes fecales y elementos tóxicos.

d) En la descarga de la Ciudad Industrial de Morelia ( c i m o ) , la calidad del agua se reducía sensiblemente y no era apta para ningún uso por el alto contenido de sales, boro y elementos tóxicos.

e) En la descarga al lago de Cuitzeo, la calidad del agua era tan baja que sólo organismos muy resistentes podían sobrevivir.

El deterioro de la calidad del agua del río Grande comenzó a afectar y contaminar al distrito de riego. Desde 1983 diversas inves­tigaciones periodísticas hablaron del problema:

Sin vida acuática, con alto porcentaje de contaminantes entre los que destacan el boro, materia orgánica y sales, principalmente el caudal de agua que corre por el río Grande de Morelia, amenaza paulatina­mente al ecosistema de 15 mil hectáreas agrícolas de riego, la manu­tención de 4 mil 283 familias, la pérdida de 1 382 millones de pesos de producción agropecuaria anual y el desequilibrio ecológico de flora y fauna del valle Morelia-Queréndaro (La Voz de Michoacán, 2 de julio 1983, primera plana).

Esto condujo a que se planteara la necesidad de construir una planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad de Morelia. El proyecto se inició en 1985, durante la gestión gubernamental de Cuauhtémoc Cárdenas, pero quedó inconcluso por razones técnicas, financieras y políticas.

De manera paralela se comenzaron a introducir algunas regula­ciones ambientales como el control y medición de las descargas contaminantes por parte de la recién creada Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología ( s e d u e ) . En el caso de c e p a m i s a se le fijaron condiciones generales y particulares de descarga. Sin embargo, la empresa sólo introdujo un sistema de tratamiento primario conocido como lagunas de oxidación, que poco o nada ayudó a reducir sus

niveles de contaminación, ya que sus descargas rebasaban los lími­tes permisibles.

Los problemas de salinización y deterioro de la calidad de tierras en el distrito se agudizaron con el riego de aguas contaminadas ( s a r h , 1988). Esta situación afectó no sólo la productividad agríco­la, sino también las condiciones laborales y sanitarias de los campe­sinos. Así, el agua que en otro tiempo dio alimento y trabajo a la población, se convirtió en “aceite”1 y provocó el deterioro socio- ambiental de la región.

Según comentarios de algunos campesinos, el agua contaminada ha generado enfermedades gastrointestinales, así como problemas en la piel por quemaduras, hongos y picaduras de mosquitos. El gana­do, que abrevaba y se bañaba en los canales y drenes comenzó a tener problemas. La vida acuática en el río desapareció y en el lago se redujo sensiblemente.

Más antes agarrábamos una cubeta y nos íbamos a los canales para

sacar alimento. Estaban llenos de ranas, peces y chegüitas, había

mucho que comer. Ahora no se hayan ni culebras. Esta agua es puro

aceite y ya acabó con todo lo que había (campesino de Uruétaro,

enero 1995).

El conflicto por la contaminación del agua en 1991

A pesar de que el problema de la contaminación del agua en el distrito de riego data de los años setenta y ochenta, en ese tiempo sólo hubo protestas y gestiones aisladas de los campesinos. Algunas autoridades ejidales de Uruétaro y el Calvario hicieron solicitudes ante la Secretaría de Recursos Hidráulicos ( s a r h ) para que actuara en su solución. Sin embargo, sus demandas no prosperaron y queda­ron guardadas en los archiveros de la dependencia.

Fue hasta los años noventa, cuando varios ejidos de los munici­pios de Alvaro Obregón y Tarímbaro se organizaron para luchar contra la contaminación del agua en el distrito de riego. El movi­

miento fue encabezado por partidos y organizaciones políticas como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana ( p a r m ) y la Unión Campesina Democrática ( u c d ) . En un primer momento ( 1 9 9 1 ) , el conflicto se presentó entre los líderes del p a r m y campesinos contra la empresa papelera c e p a m i s a , y en un segundo momento (1994) fue entre los líderes de la u c d y campesinos contra la Comisión Nacio­nal de Agua ( c o n a g u a ) y el Ayuntamiento de Morelia.

La avanzada cardenista

En los municipios de Tarímbaro y Alvaro Obregón la presencia de partidos y organizaciones políticas independientes del partido oficial ( p r i ) era casi inexistente hasta 1988 (cuadro 1). Su desarrollo se dio a raíz de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas como presidente de la República, ya que la región tenía una larga tradición cardenista, por el reparto de tierras y la creación del distrito de riego. Varios partidos y organizaciones políticas se aglutinaron y formaron el Frente Democrático Nacional ( p a r m , p f c r n , p m s ) . El p a r m fue el partido que mayor penetración obtuvo en el distrito de riego en 1988: en Tarímbaro obtuvo el 59% de los votos y en Alvaro Obregón el 72% (figuras 1 y 2).

A partir de 1989, las preferencias electorales cambiaron para inclinarse hacia el recientemente creado Partido de la Revolución Democrática ( p r d ) , que encabezaba Cuauhtémoc Cárdenas. El pr d

logró captar en Alvaro Obregón el 37% de los votos y en Tarímbaro el 57%. En cambio el p a r m obtuvo el 19% y 7% de los votos, respectivamente. Sin embargo, el p a r m era la tercera fuerza electoral en esos municipios y contaba con el apoyo de varios campesinos y ejidatarios (cuadro 1).

CUADRO 1

EVOLUCIÓN DE LAS PREFERENCIAS ELECTORALES, 1977-1992.

municipio de Alvaro obregón

PARTIDOS: PCM/PSUM PARM PRI OTROS VOTOS TOTALPMS/PRD PARTIDOS NULOS VOTOS

AÑO ELECCIÓN

1977 MUNICIPAL 3522 2 3524

1979 DIP.FEDERALES 6 2350 121 2477

1980 DIP. LOCALES 16 3 2685 92 2796

1980 GOBERNADOR 14 1 3834 77 3926

1980 MUNICIPAL 2411 16 2427

1982 PTE.REPÚBLICA 41 15 3290 491 3837

1982 DIP.FEDERALES 32 12 3353 411 3808

1983 DIP.LOCALES 13 3196 280 3489

1983 MUNICIPAL 2095 395 2490

1985 DIP.FEDERALES 27 8 3131 268 3434

1986 DIP.LOCALES 4 12 3430 151 3597

1986 GOBERNADOR 6 12 3436 90 3544

1986 MUNICIPAL 3452 0 3452

1988 PTE.REPÚBLICA 10 2088 446 342 2886

1988 DIP.FEDERALES 6 1922 437 389 2754

1989 DIP.LOCALES 1234 635 1475 0 33441989 MUNICIPAL 1234 635 1475 0 3344

1991 DIP.FEDERALES 1224 664 2650 229 227 49941992 DIP.LOCALES 1496 547 2095 169 100 44071992 GOBERNADOR 1420 544 2098 159 96 43171992 MUNICIPAL 2129 279 1878 44 396 4726

MUNICIPIO DE TARÍMBARO

PARTIDOS: PCM/PSUM PARM PRI OTROS VOTOS TOTALPMS/PRD PARTIDOS NULOS VOTOS

AÑO ELECCIÓN

1977 MUNICIPAL 5988 283 6271

1979 DIP.FEDERALES 81 13 3084 236 3414

1980 DIP. LOCALES 44 4104 236 4384

1980 GOBERNADOR 45 4172 225 4442

1980 MUNICIPAL 280 2202 33 25151982 PTE.REPÚBLICA 71 47 6976 891 79851982 DIP.FEDERALES 54 27 6548 498 7127

1983 DIP.LOCALES 95 2360 624 30791983 MUNICIPAL 3532 845 4377

1985 DIP.FEDERALES 24 70 3336 1260 4690

1986 DIP.LOCALES 15 44 5281 374 5714

1986 GOBERNADOR 2 31 5301 364 5698

1986 MUNICIPAL 7709 0 7709

1988 PTE.REPÚBLICA 28 2875 792 1164 4859

1988 DIP.FEDERALES 39 2485 685 1344 4553

1989 DIP.LOCALES 2030 240 1077 220 3567

1989 MUNICIPAL 2030 240 1077 220 3567

1991 DIP.FEDERALES 2278 411 3021 390 373 6473

1992 DIP.LOCALES 3066 417 2626 366 207 6682

1992 GOBERNADOR 2993 457 2627 321 222 6620

1992 MUNICIPAL 1961 156 3364 76 143 5700

FUENTE: Datos oficiales recopilados en Vargas, Guillermo, “monografías elec­torales de los municipios michoacanos” en: Cambio de Michoacán, 1 de diciembre de 1992. Los datos de las elecciones municipales de diciembre de 1992 en: Cambio de Michoacán, 24 de enero 1993.

FIGURA 1. ELECCIONES 1988-1992 MUNICIPIO ALVARO OBREGON

3000

co 2500 O

o 2000LU

o 150002 100051 500

01988 1988 1989 1989 1991 1992 1992 1992

AÑO DE ELECCIONES (FED, EST Y LOCALES)

■ PMS-PRD 9 PARM 13 PRI H OTROS

FIGURA 2. ELECCIONES 1988-1992 MUNICIPIO TARIMBARO

3500

o 3000 O£ 2500

m 2000 OO 1500ocLU5 1000

2 500

01988 1988 1989 1989 1991 1992 1992 1992

AÑO DE ELECCIONES (FED, EST Y LOCALES)

■ PMS-PRD ■ PARM B PRI H OTROS

El p a r m entra en escena

Como resultado de este nuevo espectro político, las demandas y objetivos públicos de los campesinos se canalizaron a través de los partidos y organizaciones que tenían influencia en el distrito. En el caso particular de la contaminación del agua, la demanda fue enca­bezada por líderes locales y estatales del p a r m , y apoyada por cam­pesinos de diferentes partidos políticos ( p r i , p r d , p a r m ) . El objetivo era clausurar la empresa papelera c e p a m i s a y exigir al gobierno la construcción de plantas de tratamiento de agua en Morelia y otras localidades que descargaban el agua residual en el río Grande.

Tras este objetivo había otro de carácter partidista, ya que el conflicto por la contaminación surgió en vísperas de la elección para diputados federales (agosto de 1991). El p a r m necesitaba recuperar los espacios políticos perdidos en 1989, a través de ganar adeptos y debilitar a su principal oponente en la región, el p r d . A s í , los líderes del p a r m comenzaron a buscar un candidato a diputado federal con perfil ecologista, que impulsara el trabajo político en el distrito de riego. Se acercaron entonces a varios grupos ecologistas de Morelia y contactaron a un biólogo que trabajaba en una organización no gubernamental. Este aceptó participar como precandidato del p a r m

y comenzó a buscar apoyos entre los campesinos del distrito de riego.

Además, el conflicto en el distrito surgió en un momento en el que el gobierno federal introducía una política de regulación am­biental en varias industrias del país. Situación que generó tensiones entre los industriales y el Estado, debido a las clausuras temporales y definitivas que se estaban realizando, como el cierre de la Refine­ría de Atzcapotzalco y de varias industrias en la zona metropolitana de la ciudad de México.

La toma campesina de c e pa m isa

En los primeros meses de 1991, los campesinos junto con los líderes del p a r m realizaron solicitudes y gestiones ante el gobierno del esta­do para que los apoyara en el asunto de la contaminación del agua. La respuesta fue que había interés por parte del gobierno federal para construir una planta de tratamiento en la ciudad y sólo había que esperar unos meses para que se liberaran los recursos económicos.

Como una medida de presión se organizó una toma de 24 horas a la empresa papelera c e p a m i s a en la que participaron más de 500 personas entre ejidatarios, pescadores, mujeres y niños. Todos llega­ron muy temprano a las instalaciones de la empresa y cerraron las puertas para impedir el trabajo: las mujeres fueron las más aguerridas, no dejaban pasar a los empleados y camiones de carga (astilla). Sólo permitieron salir a los que estaban en el interior de las instala­ciones. Un grupo de campesinos taponó la tubería donde se descar­gaban las aguas contaminadas de c e p a m i s a al río Grande de Morelia (cerca de 500 litros por segundo).

La clausura d e c e p a m isa

Días después de la movilización de los campesinos, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología ( s e d u e ) clausuró la empresa c e p a m i s a .

Su argumento fue que no cumplía con los límites máximos permisi­bles fijados en 1983 para sus condiciones generales (potencial de Hidrógeno, demanda bioquímica de oxígeno, sólidos suspendidos totales, sólidos sedimentables, y grasas y aceites) y particulares de descarga (temperatura, color, sólidos disueltos, alcalinidad) y rela­ción de absorción de sodio ( r a s ) . Dentro de esos parámetros desta­caba el r a s (contenido de sales), por tener un valor muy alto que contribuía a la salinización del agua y la tierra, principal problema del distrito de riego y del lago de Cuitzeo.

De manera casi paralela, s e d u e clausuró otra empresa papelera en Uruapan ( i n p a m e x ) . En ambos casos planteó el cierre por tiempo

indefinido hasta que no se cumplieran con los parámetros fijados por la normatividad ambiental.

Los convenios y compromisos d e c e p a m is a

Como resultado de la toma de c e p a m i s a , se estableció un convenio entre directivos de la empresa con los líderes del p a r m y los campe­sinos del distrito de riego. Los representantes del gobierno federal, estatal y municipal estuvieron como testigos y mediadores del con­flicto. En el convenio, los campesinos exigían el cumplimiento de cinco puntos:

1. Pago, por parte de c e p a m i s a , de un estudio de impacto am­biental realizado por la u n a m , u m s n h , i p n , i n a i n e .

2. No pagar por cinco años la cuota del agua de riego en el valle Morelia-Queréndaro como indemnización a los campesinos.

3. La construcción de plantas de tratamiento de agua en la región y con la participación de los tres niveles de gobierno y las industrias contaminantes.

4. Pago, por parte de c e p a m i s a , de las aguas que utilizaba al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Morelia ( s a p a ) .

Los compromisos que se incluyeron en el convenio fueron:1. Que c e p a m i s a pagaría el estudio de impacto ambiental.2. Que se formaría una brigada integrada por representantes de

la empresa, tres niveles de gobierno y campesinos para el análisis de la situación del distrito y los niveles de deterioro ambiental.

3. Que se promovería la construcción de plantas de tratamiento de agua residuales y se invitaría a las industrias a que redujeran la contaminación del agua.

4. Que se realizarían reuniones para analizar la situación jurídica de c e p a m i s a en relación al uso y pago del agua al s a p a .

Con la firma de este convenio, c e p a m i s a logró reducir la presión social de los campesinos, que entregaron las instalaciones de mane­ra pacífica y se iniciaron las gestiones para realizar el estudio de

impacto ambiental. Igualmente se conformó una brigada para visitar durante un día el distrito de riego.

Sin embargo, en esos mismos días, s e d u e realizó la clausura por tiempo indefinido de c e p a m i s a e i n p a m e x . Las presiones de los em­presarios se comenzaron a sentir ante la amenaza de despido a varios cientos de trabajadores, s e d u e respondió y propuso a c e p a m i s a :

el pago de una fianza de $600 000 000 (viejos pesos) como garantía para que redujera sus niveles de contaminación y cumpliera con sus condiciones generales y particulares de descarga en un plazo no mayor de un año. La oferta fue aceptada por c e p a m i s a y a los dos días comenzó a operar de nuevo.

La desmovilización campesina

La participación de los campesinos en la toma de c e p a m i s a actuó como un elemento amortiguador que redujo las tensiones que pudie­ron haberse presentado entre el gobierno federal y la industria ante la amenaza de clausura definitiva, como había sucedido en otras industrias del país. Es decir, s e d u e tuvo elementos para justificar su cierre: por un lado, la presión social de los campesinos y, por otro lado, la violación de las regulaciones ambientales. Con ello pudo presionar a la empresa para que asumiera nuevos compromisos en materia ambiental en el corto y mediano plazo, mediante la intro­ducción de tecnologías “más limpias”.

La medida resultó “políticamente” exitosa para la s e d u e , ya que al poco tiempo la empresa realizó algunas inversiones para el mejo­ramiento de sus sistemas de tratamiento de agua. Incluso puso una granja experimental, donde demostraba que se podían producir hor­talizas con sus aguas tratadas. Además realizó una campaña de conciencia ecológica en donde señalaba la bondad de sus sistemas de tratamiento y la importancia de “cuidar el medio ambiente”. No obstante, en los foros mensuales realizados por s e d u e , no hubo un cambio sustantivo de los parámetros fijados: la relación de absor­ción de sodio ( r a s ) seguía siendo muy alta y rebasaba los límites permisibles.

En cuanto a los compromisos con los campesinos, sólo se realizó de manera parcial el estudio de impacto ambiental. Los tres puntos restantes quedaron ambiguos o inconclusos.

Originalmente, el estudio de impacto ambiental fue solicitado por los campesinos con el fin de conocer los niveles de contaminación del río Grande y el papel que jugaban las descargas de agua de c e p a m i s a . Así, se planteó la necesidad de que fuera realizado por una institución independiente de las partes en conflicto, para evitar sesgos o favoritismos.

Hubo propuestas de instituciones académicas de reconocido pres­tigio como la Universidad Nacional Autónoma de México ( u n a m ) y el Instituto Nacional de Investigaciones Ecológicas ( i n a i n e ) para realizar el estudio de impacto ambiental, cuyas cotizaciones oscila­ban alrededor de los $80 000 000, y otra de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo ( u m s n h ) , con mínima o nula experiencia en este tipo de estudios, que cotizaba en $120 000 000. Sin embargo, de manera poco convencional a como suelen realizar­se los concursos, es decir que se apruebe la propuesta de mejor calidad y/o bajo costo, la empresa c e p a m i s a aceptó la planteada por la u m s n h , pagando en consecuencia un sobreprecio de $40 000 000.

El estudio se realizó entre los meses de julio y agosto de 1991 y los resultados de calidad del agua mostraron un bajo nivel de conta­minación. Esto fue posible por dos razones: a) las pruebas no inclu­yeron mediciones de sustancias tóxicas y metales pesados, sólo con­sideraron los parámetros básicos como color, demanda bioquímica de oxígeno, temperatura y sólidos suspendidos, y b) los muestreos se hicieron de forma discontinua y durante la época de lluvias que es cuando la capacidad de dilución de contaminantes es más alta. De allí que los resultados no mostraron los niveles ordinarios anua­les de contaminación del agua ( u m s n h , 1991).

Hacia finales de 1991, la u m s n h expuso públicamente las conclu­siones de su estudio con la presencia de los medios de comunica­ción, representantes de los tres niveles de gobierno y directivos de c e p a m i s a . No estuvieron los campesinos ni los líderes del p a r m . Allí

se planteó que la principal fuente de contaminación del río Grande eran las descargas urbanas de la ciudad de Morelia por el alto contenido de coliformes fecales. Poco o nada se habló del impacto de las descargas industriales. Así, el estudio legitimó a c e p a m i s a y

desvió la atención sobre la empresa.Mientras c e p a m i s a ganaba votos de confianza ante la opinión

pública, el movimiento de los campesinos se desvanecía. Algunos líderes del p a r m tuvieron acercamientos privados con la empresa y el gobierno federal y estatal, con objeto de “resolver” el problema. Por lo que su papel fue apaciguar y convencer a los campesinos de que lo mejor era esperar los resultados del estudio de la u m s n h .

Este cambio de táctica molestó a más de uno y provocó el aleja­miento y ruptura de algunos líderes y campesinos del distrito con el p a r m . Los apoyos prometidos al biólogo que había sido invitado a contender como diputado federal se retiraron y en su lugar entró otro candidato. Sin embargo, en las elecciones de agosto de 1991 no lograron percibirse estas divisiones, ya que la votación aumentó ligeramente respecto a 1989, sobre todo en Tarímbaro (cuadro 1 y figura 2).

La desmovilización de los campesinos fue tan rápida (menos de 6 meses) que, cuando la u m s n h presentó los resultados de la investi­gación, ya no tenían representación. Además de que el estudio nun­ca llegó a sus manos, ni los invitaron al evento oficial.

El viaje a Filipinas

Durante 1992, las divisiones al interior del p a r m continuaron en el distrito de riego. Fue un año electoral donde se presentaron eleccio­nes de gobernador (jialio) y presidencias municipales (diciembre). Uno de los líderes fue postulado como candidato a gobernador por el p a r m y durante su campaña se dedicó a criticar a su oponente del p r d . Muchos campesinos y líderes locales del p a r m le retiraron su apoyo y se fueron a las filas del p r d . Un hecho importante fue la renuncia a la militancia parmista de un diputado federal para afiliar­

se al p r d . Dicho diputado había tenido participación en la firma del convenio con c e p a m i s a y tenía presencia en el distrito de riego. La reducción de votos al p a r m se percibió de manera significativa en las elecciones municipales de diciembre de 1992: en Tarímbaro y Alvaro Obregón los votos obtenidos se redujeron a más de la mitad respec­to a las elecciones de agosto de 1991 (figuras 1 y 2).

A pesar de las divisiones internas y de la escasa votación obteni­da por el p a r m en las elecciones de gobernador y presidencias muni­cipales, el ex candidato a gobernador se benefició personalmente: el entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, lo invitó como embajador a Filipinas. Allí se cerró un capítulo de la lucha contra la contaminación del agua, ya que uno de los principa­les impulsores del movimiento se retiraba definitivamente del país.

De ésta forma, entre 1992 y mediados de 1993, el movimiento campesino pareció inexistente en el distrito de riego. No hubo pro­testas públicas, ni tomas de c e p a m i s a ni plantones ante Palacio de Gobierno. Pero era una paz aparente ya que el problema de la contaminación continuaba.

Los apoyos federales para la construcción de la planta de trata­miento de Morelia nunca llegaron, c e p a m i s a no aportó un centavo al Sistema de Agua Potable de Morelia ( s a p a ) por el pago del agua, ni redujo sustancialmente sus niveles de contaminación. Los campesi­nos continuaron pagando sus cuotas de agua y no se les indemnizó por los daños causados por la contaminación.

Por su parte, s e d u e se volvió más tolerante con c e p a m i s a pese a que violaba la normatividad ambiental. La Comisión Nacional de Agua ( c o n a g u a ) no dio celeridad a la resolución del conflicto legal que tenía c e p a m i s a con el ayuntamiento de Morelia (gobernado por el p r d ) por el manantial de La Mintzita. Es decir, a partir de 1992, se entró en una etapa de mayor tolerancia hacia la empresa, que amenazó con cerrar y despedir a sus 500 empleados, en caso de que continuaran las presiones ambientales y se le retirara el suministro de agua.

El conflicto por la contaminación y gestión del agua en 1994

Los cambios políticos en el distrito de riego, así como la nueva política de gestión del agua influyeron en el resurgimiento del con­flicto por la contaminación del agua en 1994. Este vino acompaña­do de nuevas demandas y objetivos, y contó con la participación de nuevos actores. No obstante, la influencia de una organización polí­tica ligada al p r d le dio cierta especificidad al movimiento, ya que marcó una relación diferente con el Estado.

Los cambios en la legislación y política de agua

Como resultado de la estrategia modernizadora del Estado, durante 1992 se introdujeron numerosos cambios en la legislación y política de agua en México: se creó la nueva ley de aguas y el programa de agua limpia.

La nueva ley planteó cambios en la gestión de los distritos de riego a través de su transferencia a los usuarios. Esto implicó que la operación y mantenimiento de las obras de riego correrían a cargo de los usuarios; además de que las cuotas deberían cubrir el 100% de los costos, eliminando así los subsidios del Estado ( c o n a g u a ,

1992 y Téllez, 1993).El programa de agua limpia prohibió el riego de hortalizas y

verduras con aguas contaminadas, para evitar brotes de cólera y otras enfermedades gastrointestinales. La atención se centró en la población consumidora (sobre todo de las ciudades) y no se planteó solución alguna para mejorar la calidad del agua de riego. El pro­grama, de carácter coercitivo, en la medida en que prohibió el riego con aguas contaminadas. Se amenazó con destruir los cultivos que se regaran con esas aguas, aplicando multas a los campesinos que infringieran la ley. La única opción que se les dio fue cambiar el tipo de cultivos: de consumo directo a indirectos (forrajes y granos). Pero, económicamente este cambio no era rentable para los campe­sinos dado que se cotizaban mejor las hortalizas y verduras que los

granos y forrajes. Además de que no había apoyo e incentivo para favorecer este cambio.

La política de transferencia del distrito de riego y el programa de agua limpia se comenzaron a desarrollar en el distrito desde media­dos de 1992. Sin embargo, ambos se convirtieron en fuente genera­dora de conflictos por la diversidad de intereses que entraron en juego: en el caso de la transferencia del distrito había intereses de tipo político en torno al control del agua; y en el caso del programa de agua limpia había intereses de tipo económico ya que implicaría un cambio de cultivos comerciales de alta rentabilidad por cultivos forrajeros y básicos de baja o nula redituabilidad.

La lucha campesina por las inundaciones del distrito

Las inundaciones presentadas en los meses de julio y agosto de1993 en el distrito de riego provocaron la pérdida de las cosechas. La causa principal fue el taponamiento de los drenes debido a la construcción de la carretera México-Guadalajara, a cargo de la empresa Ingenieros Civiles Asociados ( i c a ) . Esto hizo que los cam­pesinos se organizaran para exigir indemnización por las pérdidas; integrándose a la lucha varios ejidos y localidades de los municipios de Alvaro Obregón y Tarímbaro. Un líder de la Unión Campesina Democrática ( u c d ) , agrupación ligada al p r d , encabezó las gestio­nes y movilizaciones de los campesinos para demandar el pago de las indemnizaciones. Hubo plantones en Palacio de Gobierno Esta­tal y se tomó varias veces la carretera México-Guadalajara. Tras varias negociaciones, se logró obtener el pago de casi el 80% de las pérdidas (con dinero y especie).

La Unión Campesina Democrática entra en escena

Tras el éxito de la movilización contra i c a los campesinos plantea­ron la necesidad de continuar organizados a través de la u c d para luchar por otras demandas. Primero surgió la iniciativa de formar

una cooperativa entre los ejidatarios para la comercialización y dis­tribución de fertilizante. Esto pudo concretarse a través de la crea­ción de un fondo común con los pagos hechos por i c a .

Con estas acciones el trabajo de la u c d en la región se consolidó, ya que hasta antes de las movilizaciones, sólo había apoyado con la legalización de los vehículos de procedencia extranjera. Esto era un capital político para la u c d , ya que contaba con el apoyo de 10 ejidos (con sus respectivas autoridades ejidales) pertenecientes a los municipios de Alvaro Obregón y Tarímbaro. Además varios campe­sinos militantes y simpatizantes del p r d se acercaron y participaron con el grupo de ejidatarios, lo que condujo a que fuera identificado como “perredista”.

A principios de 1994 los ejidatarios plantearon la necesidad de abordar el problema de la contaminación del agua y decidieron “tomar el toro por los cuernos”. Tenían confianza en que obten­drían respuesta a su demanda ya que contaban con organización, experiencia de lucha y tenían un líder que encabezaría las gestiones y movilizaciones. Su objetivo era exigir a los tres niveles de gobier­no la construcción de una planta de tratamiento de agua en Morelia con el fin de reducir los niveles de contaminación en el distrito. Dicho objetivo estaba relacionado con la idea de mejorar la calidad del agua para así poder sembrar cultivos rentables como las hortali­zas.

De manera paralela, el Estado planteaba la transferencia y auto­suficiencia económica del distrito de riego, el cual se encontraba muy deteriorado (en términos técnicos y ambientales) y para rehabi­litarlo se requería de grandes inversiones. Sin embargo, había más inquietud entre los ejidatarios por el deterioro de los canales y drenes, que por los elevados niveles de contaminación del agua, pues esta­ban llenos de azolve, maleza y lirio acuático. El riesgo de que se desbordaran los canales e inundaran las tierras cultivadas era muy alto. De allí que decidieron demandar y exigir el apoyo inmediato del gobierno para desazolvarlos y limpiarlos. Su objetivo fue invo­lucrar a los tres niveles de gobierno en el problema, ya que los

costos de rehabilitación y mantenimiento del distrito eran muy altos y no podían ser sufragados por los ejidatarios por la falta de recur­sos económicos y equipo. Así, dentro de la lucha contra la contami­nación del agua estaba incluido el de la gestión del distrito de riego.

La estrategia de los ejidatarios y la u c d fue buscar alianzas con otros grupos afectados en la región. Los pescadores fueron los más sensibles y se unieron a la lucha a través de la Unión de Uniones de Pescadores del Lago de Cuitzeo. No obstante, el líder de la Unión participó con reservas ya que no era de filiación perredista.

Además, se buscaron alianzas con grupos de otras regiones y movimientos estatales. Tal fue el caso del apoyo de los campesinos de Ciudad Hidalgo y Zitácuaro pertenecientes a la u c d ; y de la alianza hecha con el movimiento magisterial y con la coordinadora de organizaciones populares (cus, colonia socialista) para formar un frente único de lucha.

Asimismo, tuvieron acercamientos con grupos ecologistas y or­ganismos ciudadanos de la ciudad de Morelia (Comisión de Ecología del Consejo de la Ciudad del Ayuntamiento de Morelia) y definieron una estrategia de coordinación de esfuerzos para combatir los pro­blemas de contaminación del agua (elaboración de un video, prepa­ración de un foro, visitas al distrito, revisión del estudio de la u m s n h ).

Finalmente, tuvieron contacto con un diputado del p r d que era el presidente de la Comisión de Ecología del Congreso del Estado. La idea era que los apoyara en la agilización de gestiones y concertación de entrevistas con las autoridades. También establecieron contacto con los medios de comunicación, fundamentalmente con la prensa para realizar conferencias de prensa y entrevistas a profundidad sobre las movilizaciones y gestiones realizadas.

La marcha y el plantón en Palacio de Gobierno

Las primeras acciones de los ejidatarios fueron entrevistas con auto­ridades de la Comisión Nacional del Agua y del gobierno estatal para demandar la solución a los problemas de contaminación. Las

autoridades no mostraron interés ni dieron respuesta a sus peticio­nes; sólo argumentaron que no había dinero para hacer obras tan costosas.

De manera paralela, el diputado del p r d planteó una serie de preocupaciones y recomendaciones por escrito al coordinador del subcomité de solidaridad en la cuenca del lago de Cuitzeo en torno a la problemática ambiental. Además le propuso la realización de un foro de análisis sobre el estado actual de la cuenca. No hubo res­puesta a su solicitud.

Fue así como se planteó la necesidad de realizar la primera movilización de campesinos del distrito y pescadores del lago con el fin de presionar y “hacerse oír” ante las autoridades. Llevaron a cabo una marcha hasta el Palacio de Gobierno Estatal, en la que participaron unas 200 personas. En el lugar, había otros grupos sociales en plantón (movimiento magisterial, coordinadora de estu­diantes en lucha c u l ) , que exigían demandas laborales y económicas (reducción tarifas de transporte). Ante la saturación del lugar, los campesinos y pescadores se instalaron a un costado del Palacio y demandaron una entrevista con el gobernador, la cual no fue posible por la ausencia del ejecutivo estatal.

Retiraron el plantón de Palacio de Gobierno y se fueron al ayun­tamiento de Morelia. Allí tomaron las instalaciones y exigieron una entrevista con el Presidente Municipal. Pero, tampoco estaba y tu­vieron una reunión con el Oficial Mayor del Ayuntamiento, a quien sólo le expusieron el problema.

El bloqueo de la ceremonia de la expropiación petrolera y el plantón en Palacio Municipal

Dos semanas después, se decidió hacer una segunda movilización en la que participaron como un frente único de lucha: maestros (Movi­miento Democrático Magisterial), colonos (Coordinadora de Orga­nizaciones Populares) y campesinos ( u c d y distrito de riego). Ese día se iba a realizar, en un espacio público, el acto de conmemora­

ción de la expropiación petrolera en el que participarían autoridades de alto nivel como el Gobernador del Estado, el presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado y el Presidente Municipal de Morelia. Allí acudieron los integrantes del frente e impidieron que se realizara el acto: comenzaron a gritar consignas y pusieron mantas e imágenes alusivas al Ejercito Zapatista de Liberación Na­cional. Las autoridades se retiraron y el acto se suspendió.

Minutos después el frente inició una marcha a Palacio de Go- biemo. Allí hicieron un plantón, un mitin y exigieron una entrevista con las autoridades. Esta fue concedida y los manifestantes retiraron el plantón. Sin embargo, a la reunión no asistieron los titulares de las dependencias oficiales y enviaron a representantes que carecían de facultades ejecutivas para la toma de decisiones. Esto impidió que se avanzara en las negociaciones.

Las negociaciones y gestiones con los tres niveles de gobierno

Posteriormente, como resultado de las movilizaciones, se lograron realizar algunas pláticas y negociaciones con los tres niveles de gobierno. Hubo dos reuniones en bloque (frente de maestros, colo­nos y campesinos) y varias reuniones grupales (sólo campesinos).

Entre los principales acuerdos a los que se llegaron fueron: apo­yo económico de los gobiernos municipales de Morelia, Tarímbaro y Alvaro Obregón para ejecutar las labores de limpieza del distrito; asesoría técnica y préstamo de maquinaria de la c n a para estos trabajos; el compromiso del gobierno municipal de Morelia y del gobierno de Michoacán de agilizar los trámites para obtener financiamiento para la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales; y el compromiso del subcomité de solidaridad del lago de Cuitzeo de evaluar el deterioro ambiental de la cuenca a través de la realización de un foro de análisis.

A manera de contexto es importante mencionar que, de manera paralela a las gestiones y movilizaciones de los campesinos, c e p a m i s a

se declaraba en quiebra y cerraba sus instalaciones. Su argumento

fueron los altos costos de producción, la rigidez de las regulaciones y permisos para la explotación forestal, y la inseguridad en el abas­to de agua. Cerca de 500 empleados quedaron despedidos e hicieron movilizaciones exigiendo su reincorporación. En menos de una se­mana, llegaron los apoyos del gobierno federal, estatal y municipal: subsidios en los costos de la materia prima y servicios de transporte, agilidad en los trámites forestales, reducción en la aportación para las labores de reforestación y garantía en el uso del agua del manan­tial de La Mintzita.

La empresa Celulosa y Papel de Michoacán reabrirá su planta pro­ductiva, según declaraciones del ingeniero Armando López Orduña, secretario de desarrollo industrial y comercial, quien sostuvo por la mañana una reunión con los directivos de la empresa. Aseveró que el gobernador Ausencio Chávez Hernández logró que la Subsecretaría Forestal y la Comisión Nacional de Aguas federal apoyen a la citada industria, gracias a lo cual lograrán reducir costos de materias primas y servicios. No precisaron en cuánto tiempo reabrirán la factoría [...] como primer paso deberán los directivos establecer pláticas con sus trabajadores despedidos, además de que el Gobierno estatal se com­prometió a cumplir sus promesas hechas sobre los apoyos concertados a nivel federal con las citadas instancias.4

El papel jugado por el Estado resulta contradictorio. Por un lado planteaba una política modernizadora de retiro de subsidios a em­presas ineficientes (y a los distritos de riego) y de austeridad econó­mica (no había dinero para construir plantas de tratamiento de agua). Por otro lado, brindaba de manera selectiva todos los apoyos que le solicitaba una empresa, que forma parte del segundo consorcio pa­pelero más importante del país, c r i s o b a , y que además ocupa el vigésimo quinto lugar de importancia de los grupos empresariales.5

El argumento del Estado fue la necesidad de defender las fuentes de empleo, sin embargo, las condiciones en que c e p a m i s a recontrató a los trabajadores fueron totalmente desventajosas: desapareció el contrato colectivo y redujo en un 30% la planta de empleados (Andrade, 1994).

La transferencia del distrito de riego

Los pescadores comenzaron a alejarse de la lucha. El motivo fue que su líder no estaba de acuerdo con los métodos empleados y con la estrategia de oposición al gobierno que tenían los campesinos. Esto restó fuerza al movimiento en su conjunto. No obstante, el líder de la u c d y el grupo de ejidatarios continuaron exigiendo la construcción de la planta de tratamiento a los tres niveles de gobier­no. Las autoridades municipales señalaron que incluso habían ido a Estados Unidos de América ( e u a ) a visitar una planta de tratamien­to. Las autoridades estatales argumentaron que habían hecho la solicitud directa de apoyo financiero al Presidente de la República. La c o n a g u a aseguraba que los recursos pronto llegarían, por lo que lanzaría una convocatoria para la construcción de la planta de trata­miento donde habría más de 20 empresas nacionales y extranjeras interesadas.

Cabe señalar que una de las empresas extranjeras ( e u a ) trató de establecer relación con la u c d con el fin de que le ayudara a ganar el concurso. La idea era que a cambio de dinero, se hiciera ruido al gobierno y se exigiera la construcción de la planta de tratamiento con la tecnología propuesta por la empresa. Sin embargo, la pro­puesta fue rechazada.

Asimismo, el grupo de ejidatarios gestionó ante el gobierno mu­nicipal y federal la obtención de recursos económicos para la reali­zación de las obras de limpieza en los canales y drenes del distrito de riego. El gobierno municipal se resistió a brindar los apoyos económicos comprometidos y los ejidatarios tuvieron que realizar algunas movilizaciones y declaraciones en la prensa para presionar. Tiempo después lograron obtener los recursos y se iniciaron los trabajos. Igualmente, c o n a g u a se resistió a apoyar con la asesoría y el equipo comprometido. Los ejidatarios tuvieron que tomar las instalaciones de c o n a g u a y exigir la maquinaria al gerente. Este sólo apoyó con una parte del equipo y los ejidatarios amenazaron con suspender el pago de sus cuotas de agua.

La situación se puso más tensa con la transferencia del distrito de riego en julio de 1994. El grupo de ejidatarios (que incluía para ese entonces a las representaciones de seis ejidos) protestó porque c o n a g u a entregó el distrito a una asociación de usuarios poco repre­sentativa de los intereses de los ejidatarios. Su argumento fue que el presidente y secretario de la asociación eran pequeños propietarios y ganaderos. Además de que cuestionaban el hecho de que la autori­dad máxima de la asociación fuera la mesa directiva y los represen­tantes de los ejidos (2 por ejido). Con ello se hacían a un lado los acuerdos de las asambleas ejidales, que carecían de autoridad legal en la asociación de usuarios.

Una vez constituida, la asociación de usuarios del módulo de riego “Alvaro Obregón”, planteó la necesidad de aumentar las cuo­tas por concepto de agua. Ahora se trataba de ser autosufícientes y ya no estaba “papá gobierno para ayudarlos” como había señalado un funcionario de la c o n a g u a . Esto nuevamente condujo a la oposi­ción del grupo de ejidatarios de la u c d , que no estaba de acuerdo en que el 30% de sus cuotas se destinara para la c o n a g u a . S u argu­mento era de que si el gobierno no los apoyaba en el distrito, no tenían por qué darle dinero. Además exigieron a la c o n a g u a que entregara y donara maquinaria para darle mantenimiento al distrito, ya que por los altos niveles de contaminación tenían que limpiar de manera constante los canales para eliminar el lirio. Los ejidatarios nuevamente amenazaron con dejar de pagar sus cuotas y plantearon trabajar de manera independiente de la asociación de usuarios. Sin embargo, esta postura tuvo que cambiar con la introducción del p r o c a m p o , ya que para acceder a los recursos económicos destina­dos para la producción agrícola, los ejidatarios tenían que estar al corriente en sus pagos de agua de riego.

La crisis económica

Con la devaluación del peso y la crisis económica el proyecto de construcción de la planta de tratamiento se vino abajo. Su costo se

duplicó y el presupuesto federal se redujo. Igualmente, la exigencia campesina de apoyo en maquinaria para las labores de limpieza del distrito fue rechazada por c o n a g u a , con el argumento de que no había dinero.

Esta situación relajó la participación de los campesinos, ya que sus estrategias tradicionales de presión por medio de tomas y plan­tones, así como de amenazas de suspensión en el pago de las cuotas de agua dejaron de tener efectividad.

Reflexiones finales

El conflicto de 1991 fue una acción espectacular, pero el p a r m no realizó trabajo organizativo. Los campesinos fueron utilizados para el beneficio personal de los líderes y para amortiguar las tensiones que se podrían presentar entre la industria y el gobierno federal. Destaca aquí el papel legitimador de la Universidad Michoacana para ocultar el problema real de la contaminación.

El conflicto de 1994 surgió en un contexto de cambio de las políticas del Estado y a partir de una experiencia mínima de organi­zación de los campesinos (la lucha por las inundaciones). Su objeti­vo fue más amplio, ya que percibieron el problema de la contamina­ción no sólo como un asunto que tiene que ver con el tratamiento del agua, sino con la rehabilitación y mantenimiento del distrito. Sus métodos de lucha fueron variados y trataron de buscar alianzas para tener una posición de fuerza mayor. Sin embargo, su estrategia de oposición y enfrentamiento con el gobierno, generó rupturas y sepa­raciones entre los campesinos y pescadores. Además de que se mez­claron los objetivos de trabajo organizativo con la lucha electoral y el partidismo político. La crisis económica constituyó el principal factor de desmovilización. Los métodos tradicionales de lucha y presión social como los plantones y tomas públicas, perdieron su efectividad e impacto ante las autoridades.

De esta forma, el conflicto por la contaminación del agua en el distrito de riego se ha transformado conforme su solución se aplaza

y surgen cambios que contribuyen a agudizar las tensiones sociales: la nueva ley de aguas, el programa de agua limpia, la transferencia del distrito de riego. Los actores participantes en la lucha han ido modificando sus objetivos: de la exigencia del cierre de una empresa papelera a la autogestión del distrito de riego. Los liderazgos han jugado un papel muy importante dentro de las organización de los campesinos: primero encabezó el Partido Auténtico de la Revolu­ción Mexicana ( p a r m ) y ahora la Unión Campesina Democrática ( u c d ) .

Esto ha hecho vulnerables a los campesinos, ya que se han movi­do en función de la intensidad y trabajo que aquellos dirigentes impriman a la lucha. El retiro de los líderes de la región ha sido un factor de desmovilización. De allí que los campesinos necesitan una estructura organizativa propia y fuerte que les permita soportar los altibajos y tiempos difíciles, y se base menos en los liderazgos o caudillismos.

Bibliografía

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Notas

1. El presente ensayo es un avance de investigación de la tesis de doctorado

que es realizada en el CIESAS-Occidente con la asesoría de la Dra. Patricia

Arias.

2. Chupícuaro es una palabra purépecha que significa el lugar donde habita el dios del agua, Chupí.

3. Como lo señalan varios campesinos del distrito de riego: “esa no es agua, es puro aceite”.

4. “Resurgirá c e p a m i s a : recibirá apoyo de la sa r h y de CO NA G UA ” , en: periódi­co Buen Día , 12 de febrero de 1994, primera plana y página 2.

5. Revista Expansión, vol. xxvi, No. 648, agosto 31 de 1994, pp. 83-110.