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1 El pasado 27 de mayo celebramos, junto con Norte Salud Nutrición, una Jornada de TCA y Obesidad en el Club Antares de Sevilla. Con todas las plazas previstas agotadas, dietistas-nutricionistas y psicólogos compartieron un día intenso de trabajo, muy meritorio al tratarse de un sábado. En los corrillos (lugar preferente para el aprendizaje de la gramática parda) se repetía que ni en las Facultades de Psicología ni en las de Nutrición Humana y Dietética los Trastornos de la Conducta Alimentaria tenían una adecuada presencia. Es algo que se ve “de pasada” salvo excepciones. Y los psicólogos añadían que, en su ámbito, la Obesidad ni estaba ni se le esperaba salvo de manera testimonial. También coincidían en que en el tratamiento y la prevención de la Obesidad ya no es cuestionable el papel de los psicólogos, papel que no resulta necesario sino imprescindible. En el abordaje de la Obesidad, vista como un IMC o un montón de grasa (mejor o peor distribuida), se olvida muchas veces a la PERSONA obesa. No es sólo grasa de aquí o allá, no es sólo mayor o menor peso o mejor o peor dieta. Son muchas más cosas, pero sobre todo una PERSONA con dificultades para manejar problemas y emociones y que ha encontrado en la comida y la falta de movimiento una suerte de remedio de eficacia inmediata. Es pues preciso ver en la Obesidad a una persona que sufre y que necesita ayuda para reforzar esa “voluntad” que tantas y tantas veces decimos que no tiene. Y claro, en los corrillos previos a la Jornada, en el tiempo del café, también se tuvo conciencia de que allí había profesionales de diferente formación departiendo sobre lo mismo. La idea de “equipo” también era patente y ansiada. ¿Qué puede hacer un solo profesional ante un grave caso de anorexia nerviosa? Poco o nada y, en todo caso, seguramente mal. La complejidad de algunas patologías necesita del trabajo de distintos profesionales. Y en eso estábamos cuando empezó la Jornada… Este fue el primer tema tratado, haciéndose una exposición de la historia de la Obesidad y los TCA desde culturas primitivas. En dichas culturas podría hablarse de gordos y gordas pero en ningún caso de obesidad como algo que hoy entendemos como patología. Nada más fisiológico que la gordura cuando la grasa era signo inequívoco de maternidad y crianza. Y se equiparaba a la “madre tierra” de la que todo nace y crece. Así llegó a contemplarse incluso como deidad. Y más tarde, la mujer gorda no era algo mal visto sino algo estéticamente “de moda” como han reflejado muchos maestros de la pintura. No sería hasta el siglo XIX cuando empezó a considerarse que el exceso de peso y grasa era un problema, sobre todo, estético. Jean Anthelme Brillat Savarin, en 1826, señalaba: [...]Entiendo por obesidad ese estado de congestión grasosa en el que, sin que el individuo esté enfermo, los miembros aumentan poco a poco de volumen y pierden su forma y armonía primitivas. La obesidad perjudica la belleza al destruir la armonía de proporciones primitivamente establecida, porque todas las partes no engordan por igual [...] Vendría luego la Obesidad como enfermedad, algo que aparece como tal, por primera vez en 1938 (Nomenclatures des Maladies de Bertillon) y más tarde se incorpora a la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS en 1975 (CIE-9). En la misma época el Índice de Masa Corporal (IMC) comienza a usarse para definir, clasificar los distintos grados de sobrepeso. Y en 1977, la propia OMS señalaba que la Obesidad era una epidemia de carácter global que plantea una grave amenaza para la salud pública debido al aumento del riesgo de trastornos asociados como la hipertensión, la cardiopatía coronaria y la diabetes mellitus tipo 2. Tras este “aviso” y el uso masivo del IMC se dispararon las campañas preventivas desde los años 80. Tras años de tratamientos de la Obesidad a base de pautas dietéticas más o menos variopintas, de ciertos fármacos (por lo demás de fama efímera, a veces por sus riesgos), insistencia en el ejercicio físico y de técnicas quirúrgicas variadas, parece necesario insistir en todo cuanto la persona obesa presenta en su devenir biográfico desde el punto de vista psicosocial. La ingesta emocional, el estigma de la obesidad, el sufrimiento psicológico relacionado con la calidad de vida de la persona obesa en al actualidad deben contemplarse en un primer plano de un tratamiento INTERDISCIPLINAR. Y se habló después de la historia de los TCA recordando la figura de W. Gull. JORNADA DE TCA Y OBESIDAD JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Evolución y definición de los TCA y la Obesidad) SPECULUM JUNIO DE 2017 Volumen 11, nº 6 Ignacio Jáuregui

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El pasado 27 de mayo celebramos, junto con Norte Salud Nutrición, una Jornada de TCA y Obesidad en el Club Antares de Sevilla. Con todas las plazas previstas agotadas, dietistas-nutricionistas y psicólogos compartieron un día intenso de trabajo, muy meritorio al tratarse de un sábado. En los corrillos (lugar preferente para el aprendizaje de la gramática parda) se repetía que ni en las Facultades de Psicología ni en las de Nutrición Humana y Dietética los Trastornos de la Conducta Alimentaria tenían una adecuada presencia. Es algo que se ve “de pasada” salvo excepciones. Y los psicólogos añadían que, en su ámbito, la Obesidad ni estaba ni se le esperaba salvo de manera testimonial. También coincidían en que en el tratamiento y la prevención de la Obesidad ya no es cuestionable el papel de los psicólogos, papel que no resulta necesario sino imprescindible. En el abordaje de la Obesidad, vista como un IMC o un montón de grasa (mejor o peor distribuida), se olvida muchas veces a la PERSONA obesa. No es sólo grasa de aquí o allá, no es sólo mayor o menor peso o mejor o peor dieta. Son muchas más cosas, pero sobre todo una PERSONA con dificultades para manejar problemas y emociones y que ha encontrado en la comida y la falta de movimiento una suerte de remedio de eficacia inmediata. Es pues preciso ver en la Obesidad a una persona que sufre y que necesita ayuda para reforzar esa “voluntad” que tantas y tantas veces decimos que no tiene. Y claro, en los corrillos previos a la Jornada, en el tiempo del café, también se tuvo conciencia de que allí había profesionales de diferente formación departiendo sobre lo mismo. La idea de “equipo” también era patente y ansiada. ¿Qué puede hacer un solo profesional ante un grave caso de anorexia nerviosa? Poco o nada y, en todo caso, seguramente mal. La complejidad de algunas patologías necesita del trabajo de distintos profesionales. Y en eso estábamos cuando empezó la Jornada…

Este fue el primer tema tratado, haciéndose una exposición de la historia de la Obesidad y los TCA desde culturas primitivas. En dichas culturas podría hablarse de gordos y gordas pero en ningún caso de obesidad como algo que hoy entendemos como patología. Nada más fisiológico que la gordura cuando la grasa era signo inequívoco de maternidad y crianza. Y se equiparaba a la “madre tierra” de la que todo nace y crece. Así llegó a contemplarse incluso como deidad. Y más tarde, la mujer gorda no era algo mal visto sino algo estéticamente “de moda” como han reflejado muchos maestros de la pintura. No sería hasta el siglo XIX cuando empezó a considerarse que el exceso de peso y grasa era un problema, sobre todo, estético. Jean Anthelme Brillat Savarin, en 1826, señalaba: [...]Entiendo por obesidad ese estado de congestión grasosa en el que, sin que el individuo esté enfermo, los miembros aumentan poco a poco de volumen y pierden su forma y armonía primitivas. La obesidad perjudica la belleza al destruir la armonía de proporciones primitivamente establecida, porque todas las partes no engordan por igual [...] Vendría luego la Obesidad como enfermedad, algo que aparece como tal, por primera vez en 1938 (Nomenclatures des Maladies de Bertillon) y más tarde se incorpora a la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS en 1975 (CIE-9). En la misma época el Índice de Masa Corporal (IMC) comienza a usarse para definir, clasificar los distintos grados de sobrepeso. Y en 1977, la propia OMS señalaba que la Obesidad era una epidemia de carácter global que plantea una grave amenaza para la salud pública debido al aumento del riesgo de trastornos asociados como la hipertensión, la cardiopatía coronaria y la diabetes mellitus tipo 2. Tras este “aviso” y el uso masivo del IMC se dispararon las campañas preventivas desde los años 80. Tras años de tratamientos de la Obesidad a base de pautas dietéticas más o menos variopintas, de ciertos fármacos (por lo demás de fama efímera, a veces por sus riesgos), insistencia en el ejercicio físico y de técnicas quirúrgicas variadas, parece necesario insistir en todo cuanto la persona obesa presenta en su devenir biográfico desde el punto de vista psicosocial. La ingesta emocional, el estigma de la obesidad, el sufrimiento psicológico relacionado con la calidad de vida de la persona obesa en al actualidad deben contemplarse en un primer plano de un tratamiento INTERDISCIPLINAR. Y se habló después de la historia de los TCA recordando la figura de W. Gull.

JORNADA DE TCA Y OBESIDAD

JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Evolución y definición de los TCA y la Obesidad)

SPECULUM

JUNIO DE 2017 Volumen 11, nº 6

Ignacio Jáuregui

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Fue una interesante intervención de Inmaculada Ruiz Prieto acerca de un problema tan demandado desde hace años: ¿Cómo nos damos cuenta de que hay un TCA? A lo largo de los años ha habido una deriva, sobre la base de estereotipos, a pensar que la delgadez y la falta de regla son las grandes señales que nos deben poner en marcha a la hora de pedir ayuda. Indudablemente se trata de signos de alarma pero ni son los únicos ni son los primeros. Inmaculada Ruiz hizo una exposición contemplando señales de alarma desde distintas perspectivas. Antes de que se establezca una ostensible pérdida de peso se han podido producir muchos cambios en los hábitos alimentarios (en este sentido ningún padre debería dar por “bueno” que un adolescente inicie una “dieta” sin razón de SALUD alguna), en la frecuencia de control de peso (empezar a pesarse diariamente por ejemplo), en la conducta social (con evitación, por ejemplo, de situaciones que impliquen comer de un modo especial (bodas, cumpleaños, etc.), en el estado de ánimo (retraimiento, irritabilidad, etc.), cambios en su actividad en casa (participar en infinitas tareas que antes no hacía), el nacimiento de un afán desmedido por cocinar, etc. Todo esto, bien conocido, lo recordó Inmaculada Ruiz de un modo muy apropiado pues aún siendo algo tan repetido y supuestamente sabido, en el imaginario colectivo la falta de regla y la extrema delgadez parecen ser las señales de alarma “únicas” que llevan a muchos padres a ponerse en marcha. Ante las otras señales mencionadas hay una tendencia a hacer atribuciones causales centradas en la edad, exámenes, cosas pasajeras, etc. Y muchos datos de observación preciosos pasan desapercibidos durante meses cuando no años. Como en la Obesidad la cosa no va sólo de peso y grasa, en la anorexia o la bulimia las cosa no es sólo poco peso o vomitar. Después de tantos años no se ha aprendido tanto.

JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Señales de alarma para detectar un TCA)

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Patricia Bolaños Ríos intervino en la Jornada para exponer toda una batería de instrumentos de utilidad en TCA y Obesidad, con especial hincapié en los más relacionados con la investigación. Entre ellos, muchos que tratan de aproximarnos a las ideas racionales e irracionales sobre los alimentos, a los estilos de ingesta (restrictiva, emocional, impulsiva) y, muy especialmente el cuestionario TSF cuya peculiaridad radica en evaluar de qué modo alguien que piensa en comer un alimento “prohibido” puede llegar a sentir que gana peso. A un nivel racional esto nos parece absurdo y quien tiene la sensación mencionada también es consciente de que se trata de algo absurdo: nadie puede engordar por “pensar” en comer tal o cual alimento. Sin embargo, aun sabiendo que se trata de algo completamente absurdo es capaz de “sentir” que engorda. El cuestionario está midiendo una distorsión cognitiva que conocemos como Thought-Shape Fusion (TSF), algo así como fusión pensamiento-forma. Se trata de un fenómeno muy vinculado a problemas de estirpe obsesiva en los que quienes los sufren consideran que pensar en algo moralmente “malo” es tan malo como el mismo hecho de llevarlo a cabo surtiendo igual efecto (culpa por ejemplo). En su intervención, Patricia Bolaños repasó también algunos instrumentos de screening como el EAT en todas sus versiones o el SCOFF, presentando algún trabajo de investigación llevado a cabo en nuestro entorno en los últimos años. También de señaló la relevancia de algunos de estos instrumentos para determinar los cambios evolutivos durante el proceso terapéutico. Esos cambios, más allá de las opiniones de pacientes, familiares y terapeutas (al fin, elementos más o menos subjetivos) deberían sustentarse en datos de medición para aproximarnos a un trabajo en hábitos alimentarios y en problemas psicológicos de un modo más cuantitativo.

“TU IMAGEN ES

IMPORTANTE, NO

TE OBSESIONES”. JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Cuestionarios en TCA y Obesidad)

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JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Comer emocional en Obesidad)

Cristina Andrades Ramírez, psicóloga, responsable del grupo de “Psicología Nutricional” del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental y miembro de Norte Salud Nutrición, presentó la ponencia “Comer emocional en la Obesidad”. Y se refirió a “comer emocional” como a un constructo que va más allá de otros conceptos más utilizados y conocidos desde hace años como picoteo, atracones, craving, etc. El propio término ya lleva implícita la unión entre una conducta (comer) y la propia persona que come, pues siempre lo hace con un estado emocional determinado. El resultado no suele ser el mismo. Debatía Cristina sobre la susodicha expresión de emociones “negativas” y “positivas” y la tradicional vinculación de la ingesta excesiva, rápida, descontrolada etc. a las denominadas “emociones negativas”. No estaba muy de acuerdo en ello por cuanto ante una ingesta determinada (inadecuada) siempre hay un ánimo previo no siempre negativo (ya saben aquello, por ejemplo, de “darse un homenaje” -comiendo, bebiendo- para celebrar algo). También mencionó Cristina Andrades la diferencia de género en su vinculación a la ingesta emocional, ya saben, algo más en mujeres según idea muy extendida. En su experiencia clínica también quiso desterrar esta idea por cuanto se observa en ambos, hombres y mujeres, con ciertas diferencias en cuanto a ese “ánimo previo”. Por otro lado, en este punto, también Patricia Bolaños había insistido por la mañana en cierta diferencia en cuanto a la apetencia, el ansia por los alimentos, explicando que ellas la presentan más hacia los dulces y ellos más hacia las grasas saturadas. En su disertación, Cristina Andrades repasó conceptos muy importantes vinculados al comer emocional: sentimientos de culpa, autoestima (por cierto disertó acertadamente acerca de este “comodín” psicológico que llamamos autoestima para desgranar un poco cómo hacerlo operativo: autoconocimiento, autoeficacia, aceptación, etc.). Insistió en la necesidad de desmenuzar los aspectos psicológicos de la persona obesa, conocer sus estilos de afrontamiento, el papel que juega la ingesta en su vida diaria y la necesidad de indagar qué mantiene un comer emocional, un peso excesivo, y qué hace que tras la realización de dietas la persona obesa vuelva a repetir pautas de actuación que le llevan al punto de partida. En suma, la obesidad no es un problema de peso y de dietas. Es una PERSONA con un problema de peso, de salud y otras muchas cosas. Y continuó la Jornada con la presentación de casos a cargo de Griselda Herrero e Ignacio Jáuregui.

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Griselda Herrero Martín, directora de Norte Salud Nutrición y colega en la Universidad Pablo de Olavide presente algunas importantes reflexiones sobre el trabajo en equipos INTERDISCIPLINARES. Lo de interdisciplinar todavía hay quien no lo acaba de entender pensando que lo MULTIDISCIPLINAR es lo que se lleva. Explicó Griselda Herrero la diferencia entre uno y otro concepto así como las claves para formar un equipo adecuado: ciertas características profesionales y personales de los miembros son fundamentales y, sobre todo, una apuesta por trabajar mucho. Ya saben, a veces ocurre como en los trabajos en grupo de las Facultades: trabajan uno o dos y firman cinco. Claro que eso no es grupo ni equipo, ni nada. En el ámbito de los TCA y Obesidad el trabajo unipersonal puede ser honesto e intenso pero no resultará completo ni exitoso. Se trata de trastornos tan complejos que la visión de diversas disciplinas es estrictamente necesaria. No es fácil pero, sin duda, es eficaz y lo mejor para los pacientes. Y Griselda Herrero apuntó algo importante: el paciente es UN miembro del equipo que no acude a tratamiento a que trabajen POR él sino a que trabajen CON él. De no ser así, debería serlo. En el debate final de la Jornada surgió el tema de la “culpa”. Es muy cierto que el paciente no es culpable de su trastorno ni de sus síntomas. Pero sí es cierto que debe hacerse responsable de su problema de salud y cumplir con un contrato terapéutico. Por sus limitaciones, propias de la enfermedad, necesitará tiempo, pero no debe confundirse eso con la pasividad y falta de implicación. Todos quieren curarse, pero nadie puede lograrlo si no está dispuesto a CAMBIAR hábitos de conducta, pensamientos, formas de afrontar los problemas y las emociones, etc. Por último, explicó Griselda Herrero, debe contemplarse la derivación de los pacientes cuando en conciencia no podamos hacer más o no sepamos hacer más. Dejó claro que muchas veces derivar se ha convertido en quitarse del medio a un paciente más o menos incómodo. Eso no sería derivar y no entraremos en su calificación. Pero lo cierto es que todos estamos limitados y en ocasiones no podemos hacer nada más o nada mejor por nuestros pacientes. Toca derivar y antes de hacerlo toca pensar bien a quién y dónde derivar.

JORNADA DE TCA Y OBESIDAD (Trabajo en equipo)

Griselda Herrero

Cristina Andrades

“No quiero tomar decisiones, prefiero

tomar cerveza”

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Hemos decidido… que la frase de García Márquez es tan bonita, que será el punto final de nuestro Boletín.

-La ilusión no se come –dijo la mujer -No se come, pero alimenta –replicó el coronel

El coronel no tiene quien le escriba. Gabriel García Márquez, 1928

C/Fernando IV, 24-26 41011 Sevilla España Teléfono: +34954280789 Fax: +34954278167 E-mail: [email protected]

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Desde 2005, nuestro Centro viene publicando la Revista Trastornos de la Conducta Alimentaria, con dos números al año (mayo y noviembre). Ya tienen disponibles 23 números.

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INSTITUTO DE CIENCIAS DE

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Acerca de nuestra organización…

El Instituto de Ciencias de la Conducta, además del trabajo habitual que lleva a cabo en Psiquiatría y Psicología, desarrolla un programa específico para los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Deseamos que esta página sea un lugar de encuentro en el que plasmar la realidad de nuestro quehacer clínico cotidiano. Es nuestro interés invitar a la REFLEXIÓN sobre los múltiples aspectos que confluyen en patologías como la ANOREXIA y la BULIMIA NERVIOSAS tan devastadoras en nuestros días. También la SOBREINGESTA COMPULSIVA y la OBESIDAD reciben atención específica en nuestro programa.

- Continúa el trabajo clínico-asistencial. - Continúan los trabajos de investigación. - Continúa la actividad docente.

You want it? Then fight for it

REVISTA TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA