CONSEJO EDITORIAL - repositorio.unal.edu.co
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Tarifa Postal Reducida 930Vence en diciembre de 2002
UNlVERSIDAO NAC!ONAL DE COLOMBIA.BIBUOTt.CA
CANJE
La revista /ngenieríae/nvestigaci6nes un órganotécnico de la Facultad de Ingeniería de laUniversidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.Los artícu los de esta revista pueden serreproducidos total o parcialmente citando la fuentey el autor.
DECANA
Luz Amanda Salazar HurtadoDIRECTOR DE LA REVISTAJulio Mario Rodríguez Devis
CONSEJO EDITORIAL
Álvaro de la Cruz Correa Arroyave[ulio Mario Rodríguez DevisAlvaro Castro P.Carlos Eduardo Rodríguez PinedaJulio César Cañón RodríguezLuis Eduardo Vásquez Salamanca
ASISTENTE DEL DIRECTOR
Sandra Abril
ILUSTRACiÓN DE CARÁTULA
Maqueta Aula Multimedios,Facultad de IngenieríaFotoorafía. Jorge Gómez Prada
Las colaboraciones que aparecen aquí, no reflejannecesariamente el pensamiento de la Facultad deIngeniería. Se publican bajo responsabilidad de losautores.Para información adicional escribir al E-mail:[email protected]
Editorial 5
Construyendo bienestar en la Facultad de Ingeniería 18
De sa r r o II o y p e r s p e c t i v a del a I ngen i e ría A g r ícol a 32
Departamento de Ingeniería Civil: pasado, presente y futuro 57
Programa curricular de Ingeniería Eléctrica 68
De par t am ent o del n gen i e ría El é c tri ea 75
Ingeniería Mecánica 87
Ingeniería Química 99
Historiografía de la Ingeniería de Sistemas en la U. N. 113
N ueva ca rre ra In g en ie ría M ecatró n i ca 130
Ingeniería Electrónica 141
La Investigación en Ingeniería 145
Departamento de Ingeniería Industrial 151
Informe de actividades 157
DIRECTIVOS FACULTAD DE INGENIERíA
DECANA Luz Amanda Salazar Hurtado
VICEDECANOACADÉMICO Álvaro de la Cruz Correa Arroyave
VICEDECANODEBIENESTARUNIVERSITARIO Óscar F. Castellanos Domínguez
SECRETARIO Jaime Guerrero Casadiego
DIRECTORES DE DEPARTAMENTO
INGENIERíAAGRíCOLA Julio Ernesto Ospina Machado
INGENIERíACrvn, Carlos Eduardo Cubillos Peña
INGENIERíAELÉCTRICA Fernando Augusto Herrera León
INGENIERíAMECÁNICA Luis Eduardo Benítez Hernández
INGENIERíAQUíMICA Luis Alfonso Caicedo Meza
INGENIERíADESISTEMAS Horacio Castellanos Aceros
DIRECTORES CURRICULARES
INGENIERíAAGRíCOLA
INGENIERíACrvn,
INGENIERíAELÉCTRICA
INGENIERíAELECTRÓNICA
INGENIERíAMECÁNICA
INGENIERíAQUíMICA
INGENIERíADESISTEMAS
POSGRADODEAUTOMATIZACiÓNINDUSTRIAL
INSTITUTO DE ENSAYOS E INVESTIGACIÓN
Carlos Alberto González Murillo
Carlos Julio Collazos Chávez
Francisco Amórtegui Gil
Iván Jaramillo Jaramillo
William Moreno Portillo
Armando Espinoza Hernández
Mauricio Valencia Martínez
Gustavo Pérez Hoyos
DIRECTOR Horacio Torres Sánchez
JEFEUNIDAD DEEDUCACiÓNCONTINUADA Julio César Cañón Rodríguez
JEFEUNIDAD DEENSAYOS Jaime Alfonso Pérez
JEFEUNIDAD DE INVESTIGACiÓNE INNOVACiÓNTECNOlÓGICA Julio Mario Rodríguez Devis
JEFEUNIDAD DEPUBLICACIONES Julio César Cañón Rodríguez •
JEFEUNIDAD DEEXTENSiÓNY CONTRATACiÓN Pedro Luis Jiménez Poveda
BE D T o R A L
Luz Amanda Salazar Hurtado
Decana de la Facullad de Ingenieria
Universidad Nacional de Colombia
Discurso pronunciado el 24 de agoslo de 2001,
en la celebración de los 140 años de la
Facullad de Ingeniería de la Universidad
Nacional de Colombia.
ienvenidos a celebrar los 140 años de vida de la Facultad de Ingeniería de
la Universidad Nacional de Colombia. 140 años que, como la vida de
nuestra sociedad desde sus orígenes, han transcurrido entre tristezas y
calamidades, entre avances y retrocesos, entre risas y llantos, entre la
guerra y la paz.
140 años de la Facultad de Ingeniería que festejamos con alegría, porque
hoy no recordamos los cierres autoritarios, las persecuciones contra la
institución o contra sus profesores y estudiantes" los duelos por los caí-
dos, los días oscuros y los silencios, la pérdida de beneficios o de dere-
chos, la privatización que nos acecha, sino que evocamos sus momentos
de pujanza y esplendor; de logros académicos y científicos, y de cons-
trucción de país.
Hoy no es el día para recordar a los contradictores de la Facultad,
sino a los muchos que nos legaron capacidad, hidalguía, dignidad, com-
promiso y eficiencia, como Julio Garavito Armero, Manuel Ponce de León,
Abelardo Ramos, Ruperto Ferreira, Ramón Guerra Azuola, Hernando
Correal Correal, Julio Carrizoza Valenzuela, Alfredo Bateman y tantos,
tantos más, que no alcanzo a nombrar.
En este día no pueden faltar evocaciones del pasado, observaciones del
presente y proyecciones sobre el futuro de la Facultad de Ingeniería más
antigua del país, más antigua que la misma Universidad Nacional de Colom-
bia que la hospeda y con la que comparte sus éxitos y sus desgracias:
En la Nueva Granada, durante la época de la Colonia, se daba una socie-
dad agraria, comercial y minera dentro de un ambiente confesional, de ex-
plotación, esclavitud, inequidad y racismo, cuyos presupuestos ideológicos
estaban determinados por la teología, el derecho y el autoritarismo.
Sin embargo, especialmente durante la Ilustración, se introdujeron
cambios en la enseñanza de las ciencias físicas, naturales y sociales, y se
dieron algunos hechos de importancia científica y política que inyectaron
en su conjunto saludables modificaciones a nuestro proceso de desarro-
llo, entre los cuales debemos resaltar:
l. - La cátedra de medicina y matemáticas de José Celestino Mutis, en la
que éste, en 1762, asume la defensa del sistema de Copérnico y las
ideas de Newton, ante la oposición de la Iglesia que le promueve
juicio inquisitorial y prohíbe la enseñanza de estas ideas científicas.
2. - El plan educativo del Fiscal Moreno y Escandón que considera la ense-
ñanza como función del Estado, que propone la libertad de investiga-
ción contra la especulación y el confesionalismo y la
gratuidad de la escuela primaria, y que fracasa por
presiones religiosas y políticas.
3. - Las expediciones científicas a América, especial-
mente la de Humboldt y Bonpland, que propor-
cionaron información sobre la geografía del Nue-
vo Mundo y abrieron caminos para el conocimiento
y explotación de sus recursos naturales y, también,
denunciaron las condiciones inhumanas de vida que
padecían los naturales de estas tierras y los prove-
nientes de África, lo que sirvió para estimular cier-
ta solidaridad internacional de los gobiernos y ciu-
dadanos en conflicto con la monarquía española.
4. - La Expedición Botánica dirigida por José Celestino
Mutis que no fue sólo un centro de acopio de co-
nocimientos científicos de nuestra flora y fauna
sino, también, una escuela formativa de criollos
eruditos y de investigadores comprometidos con
las ciencias naturales y sociales.
5. Las ideas de los enciclopedistas Diderot, Rousseau,
Voltaire, entre otros, quienes a partir de la segun-
da mitad del siglo XVIII fueron propagadores de
las ideas filosóficas y económicas que denunciaban
las injusticias sociales de los regímenes dominan-
tes y señalaban los derroteros a nuestros luchado-
res políticos de ese entonces.
6. La revolución de independencia de Norteamérica y
la Revolución Francesa, que insuflaron aliento a
nuestros libertadores en la lucha frontal y exitosa
contra el colonizador español.
Desde la Independencia y durante el período de
construcción de la República, surgen nuevas circuns-
tancias que requieren nuevos hechos y nuevos prota-
gonistas que resaltaremos en la medida en que se re-
lacionan con la construcción de país y el aporte de las
ciencias sociales y naturales:
6
Luego de lavictoria del Libertador en Boyacá, cons-
tituida la República de Colombia en el Congreso de
Angostura y promulgada la Constitución de 1821, se
establece la educación pública como base y fundamen-
to del gobierno republicano, sin distinción de raza o
rango social y se instauraron planes de instrucción pri-
maria, secundaria y de estudios superiores. Para 1822
se organizan Escuelas Normales siguiendo el sistema
lancasteriano, basado en la defensa de la moral natu-
ral y la libertad de escogencia religiosa, y se abrieron
colegios y casas de estudio en varias ciudades.
En 1823 se conforma la Misión Científica, integra-
da por ingenieros, geólogos, minerólogos, químicos y
fisiólogos del Perú y de Francia, que dejó como frutos
un Museo y una Escuela de Minería con cátedras de
mineralogía, geología, química, botánica, matemáticas,
física, geología, astronomía, geometría y dibujo. El
Museo y la Escuela solamente subsistieron hasta 1828
por las dificultades derivadas de las pasiones políticas
y las guerras.
El 25 de septiembre de 1826 se inaugura la Uni-
versidad Central de Bogotá que sustituye a la Univer-
sidad de Santo Tomás y consta de las facultades de
Filosofía, Teología, Jurisprudencia, Medicina y Ciencias
Naturales. La creación de este centro de educación
superior suscitó conflictos entre los sectores tradicio-
nales y los progresistas. La Universidad Central, du-
rante su existencia, sufrió las críticas y los cambios
propios de un país convulsionado por las pasiones
políticas y religiosas.
Disuelta la Gran Colombia en 1829 e instituida la
República de la Nueva Granada, se continúa impulsan-
do la apertura de escuelas y colegios en muchas regio-
nes del país. Hacia 1837 había en el país tres universida-
des, 26 colegios y escuelas superiores, 200 escuelas
lancasterianas y 850 escuelas de enseñanza primaria.
Entre 1839 Y 1841 la nación se estremece por la
llamada Guerra de los Conventos o de Los Supremos,
que fue una verdadera guerra civil motivada por la su-
presión de algunos conventos y los apetitos de poder de
algunos caudillos regionales, caracterizada por ser es-
pecialmente violenta y sanguinaria. En 1842 se desata
una aguda crisis económica yen 1848 estalla un fuerte
levantamiento popular.
No obstante, como si de los grandes conflictos
surgieran las instituciones saludables y correctivas,
como abriéndose paso en medio del desorden y el
caos, nacen en 1848 el Colegio Militar y en 1850 la
Comisión Corográfica. El primero, a instancias del
general Tomás Cipriano de Mosquera, historiador y
geógrafo empírico, y la Comisión
Corográfica, durante el gobierno de
José Hilario López, dirigida por el
talentoso ingeniero y geógrafo italia-
no Agustín Codazzi.
El Colegio Militar que funda
Mosquera en 1848 (con anteceden-
tes históricos con el Colegio Mili-
tar del Cuerpo de Ingenieros crea-
do en 1814 por el gobernador de Antioquia, Juan del
Corral, y dirigido por Francisco José de Caldas para
la defensa del país ante la reconquista española), para
su organización académica y de estudios, implementa
una tenaz actividad de preparación de talentosos in-
genieros militares y civiles destinados a construir un
país empobrecido por las deudas contraídas en el
proceso de independencia, y maltratado y ultrajado
por los conflictos entre las facciones de los caudillos
militares, políticos y religiosos. Es así como el inge-
niero matemático Lino de Pamba dicta geometría y
trigonometría; el ingeniero Aimé Bergerón, matemá-
ticas y astronomía; Ramón Guerra Azuola, dibujo y
geometría; José María Galavis, legislación militar; Mi-
guel Bracho, dibujo, y el coronel ingeniero Agustín
Codazzi, topografía.
Dos años más tarde, la Comisión Corográfica realiza
a lo largo y ancho del país las actividades e investigacio-
nes que nos permitirán producir nuestra carta geográfica
y organizar el Instituto Geográfico y Catastral Agustín
Codazzi. Para tales efectos la Comisión contó con la co-
laboración de ingenieros, catedráticos y hombres públi-
cos como Manuel Ancízar; Santiago Pérez, Manuel Ponce
de León e Indalecio Liévano.
Infortunadamente, este buen momento para la in-
geniería y el país poco duraría, como consecuencia
del enfrentamiento entre los que pugnaban a favor de
una amplia concepción de libertad de
enseñanza, de liberalismo económico,
de apertura comercial y de centrali-
zación política y administrativa y los
partidarios de controles, proteccio-
nismo y federalismo, desatándose nue-
vos conflictos que conducen en 1854
a un golpe de Estado en cabeza del
general José María Mela y al cierre
del Colegio Militar, que se extendió por seis largos años
y paralizó los estudios académicos e institucionales de
ingeniería.
Hasta cuando, tras un golpe de Estado, el gene-
ral Tomás Cipriano de Mosquera por decreto del
24 de agosto de 1861 restablece el Colegio Militar
y funda la Escuela Politécnica. El Colegio Militar y
la Escuela se destinan a la formación de oficiales
científicos del Estado Mayor, de ingenieros milita-
res, de artilleros, de caballería e infantería y de in-
genieros civiles.
El Colegio y la Escuela establecían que para ob-
tener el título de ingeniero civil les bastaba a los alurn-
nos haber estudiado las materias relacionadas con ma-
temáticas, geometría, cálculo, física, química, mecáni-
ca, cosmografía, arquitectura civil, caminos, puentes y
calzadas; haber tomado una clase común y permanen-
te de dibujo lineal, trazado y lavado de planos, mapas,
cartas geográficas y diseños militares y resoluciones
gráficas de problemas geométricos, y asistido a las
prácticas sobre el terreno.
Por la independencia de los estudios y de los títu-
los militares y civiles, por la pertinencia de las asigna-
turas de ingeniería civil, por la calidad del profesorado
y la continuidad de los estudios, este acto de restable-
cimiento del Colegio Militar y la creación de la Escue-
la Politécnica se considera, acertadamente, como el
de iniciación de nuestra Facultad de
la que hoy estamos celebrando sus
140 años de vida.
En 1863 la Constitución de
Rionegro estableció el federalismo
absoluto, se adoptó el nombre de
Estados Unidos de Colombia, se
consagró el sufragio universal y se
ordenó la enseñanza laica desatán-
dose por esta razón un fuerte hostigamiento reli-
gioso y político.
Por ley del 4 de julio de 1866 el general Tomás
Cipriano de Mosquera reconoce formalmente como
ingenieros a quienes como consecuencia de las dis-
posiciones prohibitivas de grados y títulos del I S de
mayo de 1850 y por el cierre del Colegio Militar no
habían podido obtenerlos, no obstante sus estudios,
capacidades y actividades profesionales.
Dada la necesidad de vender tierras baldías de la
nación para pagar las deudas contraídas por los gas-
tos de la Independencia, se organiza, en 1870, la Ofi-
cina Central del Cuerpo Nacional de Ingenieros, a la
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cual adscribió el Observatorio Astronómico. Dicha
oficina se considera el antecedente del Ministerio de
Obras Públicas.
El general Santos Acosta, sucesor del depuesto ge-
neral Tomás Cipriano de Mosquera, el 22 de septiem-
bre sanciona la Ley 66 de 1867 que crea la Universidad
Nacional de los Estados Unidos de Colombia y admite
en ella a los alumnos del Colegio Militar. La Universidad
fue concebida como una institución democráticamen-
te estructurada y libre de la injerencia y control ecle-
siástico y se iniciaba con seis escuelas: la de Derecho, la
de Medicina, la de Filosofía y Letras, la de Ciencias Na-
turales, la de Ingeniería y la de Artes y Oficios.
La Ley 66 de 1867 establecía continuidad en cuan-
to a los estudios de Ingeniería, pues
ordenaba que los fondos e instala-
ciones del Colegio pasaran a ser de
la Universidad y que sus alumnos fue-
ran recibidos en las facultades de la
Universidad. Además, concedía a la
institución cierto grado de autono-
mía, porque ordenaba el libre exa-
men y discusión y se le autorizaba
para nombrar sus autoridades, reservándose el Esta-
do el derecho de dictar los reglamentos y establecer
el contenido de la enseñanza. En 1868 comenzó a fun-
cionar la Escuela o Facultad de Ingeniería como de-
pendencia de la Universidad Nacional.
En razón de que para esta época el país estaba en-
trando en la era de los ferrocarriles, de las obras públi-
cas, del telégrafo, la navegación y los modernos servi-
cios urbanos, la enseñanza técnica cobró especial
importancia y a los ingenieros se les abrieron mayores
posibilidades para ejercer la profesión. Las estadísticas
nos muestran cómo el predominio que desde la Colo-
nia tenían los abogados comenzaba a ceder y de los
132 estudiantes que tenía la Universidad en 1870, 51
eran de medicina, 44 de ciencias naturales, 29 de inge-
niería y tan sólo 8 de jurisprudencia; esto es, que al co-
mienzo de la década de 1870, más de la mitad de los
alumnos de la Universidad Nacional estudiaban en las
facultades de ciencias naturales o de ingeniería.
A pesar de lo favorable de todo esto para el pro-
ceso de desarrollo del país, reaparecieron los malos
tiempos para el país y la ingeniería:
Las contradicciones políticas entre conservadores
y radicales, que estaban en un punto álgido, desataron
la "guerra de los textos", resultando implicada la Uni-
versidad Nacional cuando los primeros consideraron
que la libertad de cátedra debía ser total y los otros,
que a ciertos textos de enseñanza, como los de De
Tracy y Bentham, sí correspondía orientar a los alum-
nos. La polémica generó una crisis y determinó la re-
nuncia de su director Manuel Ancízar.
Posteriormente, la Universidad también quedó
aprisionada en la controversia sobre el carácter laico
de la instrucción pública, en la que se definían dos ban-
dos: en uno de ellos los detractores de la instrucción
pública y con ellos los enemigos de la Universidad,
como el Arzobispo de Bogotá, miembros doctrinarios
del partido conservador, antiguos profesores y alum-
nos graduados en la Universidad, los sacerdotes y su
feligresía que se encargaron de propalar la versión de
una Universidad atea y sensualista, y en el otro los que
expresaban la intención de someterla a los designios
de quienes ostentaban el poder.
En 1874 el gobierno cambió su política de estímu-
lo preferente a los estudios técnicos y permitió que
los becarios se inscribieran en cualquiera de las facul-
tades. De modo que el derecho rápidamente se reco-
bró en relación con su posición de 1870 y la ingeniería
civil comenzó su retraso en relación con las otras ca-
rreras. Esta situación depresiva se agravó debido a la
decisión del gobierno de poner la Escuela de Ingenie-
ría bajo control militar, obligándola a proporcionar total
instrucción para las carreras militares y apoyar a 27
estudiantes militares. De nuevo la perspectiva de un
conflicto armado llevó al gobierno a desmembrar la
Escuela de Ingeniería para transformarla en una insti-
tución mixta, civil y militar, y a colocarla bajo el con-
trol de la fuerza armada.
En 1876 estalló la Guerra de las Escuelas, que con-
cluyó en 1877 con el triunfo del gobierno radical, que
se motivó, entre otras causas, por el control del apa-
rato educativo como medio para imponer el poder
religioso. En ella murieron estudiantes defendiendo
las filas de la Guardia Nacional. Los batallones se
acuartelaron en el edificio de San Bartolomé, sede de
la Rectoría y de algunas escuelas de la Universidad
Nacional, y se causaron daños graves a las instalacio-
nes y a los bienes del alma máter.
Sin embargo, y por fortuna, una vez concluido el
conflicto bélico, nace en 1877 la Escuela de Minas de
Medellín, diseñada según modelos norteamericanos,
aparece la Sociedad de Agriculltores y se fortalece la
Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad Na-
cional de Colombia.
En 1877, el Congreso exigió que la Escuela de In-
geniería se convirtiera en una Escuela de Ingeniería
Civil y Militar, dominada por el ejército, la cual funcio-
naría independientemente de la Universidad Nacio-
nal. El ingeniero Abelardo Ramos protestó en ese en-
tonces por la conversión de la Escuela de Ingeniería
Civil en Escuela Militar.
La Universidad reinició actividades en 1878, pero
no pudo recuperarse, ya que en 1880 la autoritaria y
conservadora Regeneración, por la Ley 106 de 1880,
ordenó que la Escuela de Ingeniería de la Universidad
Nacional dependiera de la Secretaría de Guerra, lo que
tuvo vigencia hasta 1882, cuando se dispuso que la Es-
cuela de Ingeniería funcionara como Escuela Militar, de-
pendiente de la Secretaría de Guerra y Marina, y se
organizara militarmente. Los estudiantes de ingeniería
civil quedaron sometidos al régimen militar, a vestir uni-
forme, marchar y demás actividades castrenses. Du-
rante este período, la decadencia de la institución como
escuela de ingeniería se hizo evidente.
En 1880 el estudiantado estaba integrado por
56 alumnos y la deserción estudiantil era muy
alta. Como consecuencia de que en 1883 el re-
ducido número de científicos e ingenieros de
Bogotá protestara vigorosamente contra el de-
rrumbe de la escuela de ingeniería y a que ade-
más lasnecesidadesde desarrollo del país reque-
rían de ingenieros civiles, el gobierno, en 1884,
separó la ingeniería civil y la militar, reincorpo-
rando la primera de ellas a la Universidad Nacio-
nal, con el nombre de Escuelade Matemáticas e
Ingeniería.
Con el triunfo de la Regeneración en la guerra de
1885 y la proclamación de la Constitución centralista
y autoritaria de 1886, la Universidad regresó al con-
trol directo del Estado perdiendo no sólo su limitada
autonomía, sino su unidad académica. Cada una de las
escuelas fue colocada bajo la dirección del ministerio
correspondiente, se restableció el carácter católico de
la educación, se expulsaron profesores radicales y se
prohibió la participación de estudiantes en política. Por
su parte, la Escuela de Ingeniería se debilitó aún más,
a tal punto que de los siete profesores que enseñaban
en 1888, sólo tenía tres en 1891; la Facultad carecía
de un lugar determinado; no contaba con laborato-
rios adecuados; las matrículas recibidas eran mínimas
y las inscripciones no pasaban de cincuenta.
10 ~~iJ EDITORIAL
En contraste, y para el mismo tiempo, se desarro-
llan las ferrerías y la minería de oro y plata, se tecnifica
la hacienda azucarera hasta convertirse en ingenio y
se fortalecen los astilleros generados por la navega-
ción en el río Magdalena. El país ya había entrado en la
era de las obras públicas, del telégrafo y de los mo-
dernos servicios urbanos. En 1891 comienza el desa-
rrollo energético del país. En Bogotá el ingeniero San-
tiago Samper aprovechando la caída del río Bogotá
construye una planta hidroeléctrica y para 1895 en
Medellín el ingeniero José María Escobar instaló la se-
gunda central hidroeléctrica, utilizando la quebrada de
Santa Elena, además se instalan las plantas diesel de
Cartagena y Barranquilla.
En esta década de los años 1890 se inicia la cons-
trucción del ferrocarril de Cartagena a Calamar y el
del norte de Cundinamarca; se concluye el de
Barranquilla a Puerto Colombia; se prolonga la línea
férrea de Cúcuta a la frontera con Venezuela; se prin-
cipia la construcción del ferrocarril de Flandes a Ibagué;
se comienza a tender el de Bogotá hacia Sibaté y se
concluye el ferrocarril de La Dorada a Honda.
Por decreto 596 de 1886 se creó la Facultad de
Ciencias Matemáticas de la Universidad Nacional y por
el decreto 76 de enero de 1888, se dispuso dictar la
enseñanza de las matemáticas en las carreras de Inge-
niería en el Instituto Central de Matemáticas de la Fa-
cultad de Ciencias Matemáticas.
La ubicación física de la Facultad de Ingeniería va-
rió constantemente por razones económicas y políti-
cas: desde 1861 hasta 1879, como Colegio Militar y
Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacional, se
alojó en el Convento de la Candelaria; desde 1880 y
hasta 1883, como Escuela de Ingeniería dependiente
de la Secretaría de Guerra y Escuela Militar, en el Co-
legio de San Bartolomé; como Escuela de Matemáti-
cas e Ingeniería de la Universidad Nacional, en el Con-
vento del Carmen hasta 1886; en el Convento de Santa
Clara hasta 1899; en el Observatorio desde 1900 has-
ta 1902, en la parte posterior del Palacio de la Carre-
ra; en la calle 10 con carrera sa, hoy Museo Militar,
desde 1913 hasta 1932, cuando se trasladó al llamado
Instituto Técnico Central de la carrera 16 entre calles
13 y 17, en que residió hasta cuando se inauguró su
propio edificio en la Ciudad Universitaria.
El 29 de mayo de 1887 fue fundada por los inge-
nieros Abelardo Ramos, Diodoro Sánchez, Miguel
Triana y Andrés A. Arroyo, como entidad rectora de
la ingeniería, la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
Pero la crisis económica, la fuerza de la oposición
y las políticas antidemocráticas del gobierno conser-
vador fomentaron la guerra civil de los Mil Días, des-
de octubre de 1899 hasta noviembre de 1902, la que
abarcó el centro del país y la costa atlántica.
La guerra hizo suspender de hecho las actividades
de la Universidad, sobreviviendo parcialmente la Es-
cuela de Matemáticas e Ingeniería porque en 1900 unos
pocos profesores condiscípulos de Julio Garavito tu-
vieron la idea de organizar particularmente la Facul-
tad, sirviendo como local el Observatorio Astronómi-
co y actuando el mismo Garavito como rector:
Durante la Guerra de los Mil Días, los ingenieros
en Colombia estuvieron prácticamente en receso por-
que el gobierno suspendió la construcción de ferroca-
rriles, caminos y telégrafos; la navegación por el Mag-
dalena se redujo; no se volvieron a construir edificios;
muchas minas se paralizaron, y la actividad docente
decayó con el cierre de la Escuela de Minas de Medellín
y de la Universidad Nacional.
En marzo de 1902 se reabrió la Universidad Na-
cional y también la Facultad de Ingeniería, habiendo
sido designado como rector de esta última el ingenie-
ro Ruperto Ferreira. La Facultad aceptó los estudios
hechos bajo la dirección de Garavito en el Observato-
rio y así obtuvieron su título los ingenieros Carlos
Andrade, Eugenio J. Gómez y Belisario Ruiz Wilches.
Después de la Guerra de los Mil Días, bajo el go-
bierno de Rafael Reyes se inicia un lento desarrollo
industrial motivado por el proteccionismo que au-
mentaba los derechos de importación, creaba nue-
vos gravámenes, subsidiaba a las empresas y estimu-
laba la rentabilidad de las inversiones. A su vez el
establecimiento de la industria cafetera, significó un
fortalecimiento del desarrollo agrícola. Luego, las ne-
cesidades creadas por la guerra europea de 1914,
contribuyen a la aparición de las industrias del taba-
co manufacturado, de los textiles, del cemento y
otras. El país entró en una nueva etapa de desarrollo
económico y de reformas administrativas. La in-
demnización pagada por los Estados Unidos por la
desmembración de Panamá, los empréstitos exter-
nos y el flujo de las inversiones extranjeras en petró-
leo, minería, empresas agrícolas y servicios públicos
crearon un clima de prosperidad que fue suficiente
para que se pensara en la modernización de los ser-
vicios del Estado. En 1905 se inicia la etapa del desa-
rrollo vial con la Ley General de Caminos y se reactiva
la construcción de ferrocarriles.
Se creó el Ministerio de Obras Públicas, cuyo pri-
mer titular fue el ingeniero Modesto Garcés; la Socie-
dad Colombiana de Ingenieros es declarada Centro
Consultivo del Gobierno Nacional por la Ley 46 de
1904 y se decreta que las obras públicas nacionales
relacionadas con la ingeniería, se adjudiquen a inge-
nieros colombianos.
En 1902 nace la Oficina de Longitudes, con el
encargo de amojonar las fronteras y trazar el mapa
del país.
Por decreto 589 de 1905 se reforma el plan de estu-
dios de la Facultad.
Desde 1906, cuando se establecieron las primeras
fábricas modernas de textiles en Antioquia, hasta 1945,
este departamento aparece como líder del desarrollo
industrial en el país, así como también en el campo
educativo.
En 1913 se inicia la construcción del primer cable
aéreo del país entre Mariquita y Manizales, el cual
quedó terminado en 1921.
El gobierno de Pedro Nel Ospina, al recibir en 1923
los 25 millones de dólares de la indemnización por
Panamá, ejecuta 25 frentes de trabajo en ferrocarriles
y construye varias carreteras.
Entre las obras de ingeniería, vinculadas a la cons-
trucción de ferrocarriles, sobresalen: el puente de hie-
rro sobre el río Magdalena en Girardot, el puente so-
bre el río Saldaña, la canalización del Dique en
Cartagena, el túnel de la Quiebra del Ferrocarril de
Antioquia y los cables aéreos.
En 1925 ya había servicio de energía eléctrica en
las capitales de los 14 departamentos existentes; ser-
vicios públicos de agua y alcantarillado; tranvías eléc-
tricos; teléfonos; telégrafo y carreteras en el centro
del país. En todo ello, los ingenieros habían desempe-
ñado un papel importante. Había entonces en Colom-
bia tal vez trescientos o cuatrocientos ingenieros en-
tre civiles y de minas.
En 1926, la Escuela de Matemáticas e Ingeniería
organiza los Laboratorios de Ensayo y de Materiales,
una institución pionera en Colombia y Suramérica que
apoyaba al Ministerio de Obras Públicas en lo relacio-
nado con el control de calidad de los productos indus-
triales colombianos utilizados en vías, pavimentos y
edificios. El visto bueno del LEM era el mejor sello de
calidad en el país. Este laboratorio se transformará en
1968 en Instituto de Ensayos e Investigación.
El gobierno de Alfonso López Pumarejo reactivó
la construcción de redes férreas, que con la recesión
de 1930 habían sido suspendidas, y, también, para esta
época se completar-on varias carreteras.
"Esa época fue una de las últimas de lo que alguien
llamó la ingeniería heroica. Quizá no más de doscien-
tos ingenieros vivían en las ciudades. Los otros tres-
cientos o cuatrocientos que había hacían un rudo es-
fuerzo pues vivían en los frentes de trabajo, en
campamentos constituidos por carpas o en pequeñas
casas campesinas acondicionadas mientras trabajaban
a la intemperie, manejaban un personal trabajador pero
difícil, vivían sin la menor comodidad, viajaban en mula
o a caballo. Las condiciones en que hasta entonces
trabajaban los ingenieros civiles en sus obras no eran
muy diferentes a las que rodearon al ingeniero
Abelardo Ramos en 1906, en el sitio de Papagayeros
(hoy Dagua), donde murió víctima de la malaria mien-
tras trabajaba en el trazado del ferrocarril del Pacífico
en medio de lodazales, mosquitos y serpientes" I •
En 1936, adscrito al Ministerio de Guerra, se creó
el Instituto Geográfico Militar y Catastral Agustín
Codazzi, que reemplazó a la Oficina de Longitudes.
Con la gran actividad constructiva de ferrocarri-
les, carreteras, puentes, redes eléctricas, acueductos
y alcantarillados durante la década de los treinta, lle-
garon al país nuevas herramientas de trabajo y se ge-
neralizó el uso del acero en la construcción de puen-
tes. También, se construyó la presa de La Regadera,
cerca a Bogotá, que fue la más importante obra hi-
dráulica del país.
/ Gabrie/ Poveda Ramos, Ingeniería e historia de las técnicas, pág. /2/.
Al concluir la crisis económica, hacia 1933, se inicia
un fuerte crecimiento industrial, especialmente en
Medellín y Bogotá, que deja como innovaciones tec-
nológicas: el uso del motor eléctrico; la refrigeración
industrial, y la producción de acero. Entre 1930 y 1940,
los ingenieros aprendieron el manejo de múltiples téc-
nicas operativas de procesos industriales. Tal fue el
caso de la transferencia de calor, el manejo de sólidos,
la destilación, la refrigeración, el trabajo de los meta-
les, la electrotecnia de motores, el armado de estruc-
turas metálicas, el diseño de cimentaciones, las estruc-
turas en ferroconcreto para edificios, el moldeo de
metales a presión, las técnicas de vacío, el manejo de
aire comprimido, el tratamiento de aguas, la combus-
tión, las calderas, los voltajes medios,
la hilatura y tejeduría, la cocción, el
vapor de alta presión, los mecanis-
mos hidráulicos, el manejo de instru- -mentos de medición, etc.
Por la Ley 68 del 7 de diciembre
de 1935 se reforma la Universidad
Nacional, se le otorga personería ju-
rídica, se le concede un amplio mar-
gen de autonomía administrativa y académica, se le
dio a los estudiantes representación en los órganos de
gobierno y se abrieron las puertas a la mujer. La refor-
ma de 1935 significó la apertura de la Universidad a
nuevas corrientes del pensamiento y de la ciencia: mar-
xismo, psicoanálisis, existencialismo.
Al proyecto de López Pumarejo de agrupar a las
diferentes Facultades dispersas en el país, adhieren a
la Universidad Nacional la Escuela de Minas y la Es-
cuela de Agronomía de Medellín, y a partir de ese
momento sus decanos son designados desde Bogotá.
Entre 1934 y 1946 la Universidad adquiere su pro-
pio campus, triplica el número de estudiantes (de 1.159
a 3.673) Yaumentan considerablemente los aportes ofi-
ciales para ella.
El Departamento de Química de la Universidad
Nacional fue organizado por el Acuerdo No. I I de
octubre 29 de 1936 del Consejo Directivo (hoy Con-
sejo Superior), siendo su primer Director Especial el
profesor español Antonio García Benús.
Por Acuerdo No. 26 de 1939 se autorizan los doc-
torados en Ciencias Químicas y en Ingeniería Quími-
ca, condicionada la apertura de esta última a la exis-
tencia de las instalaciones de tipo semiindustrial
necesarias, hoy llamada Planta Piloto.
Por Acuerdo 193 del 9 de diciembre de 1948 se
creó la Carrera de Ingeniería Química y se reglamen-
tó su plan de estudios de 5 años. En
1950, con la vinculación y colabora-
ción del ingeniero polaco Broniewski,
la Facultad organizó la carrera de
acuerdo con las necesidades del sec-
tor productivo del país.
Posteriormente, con la Reforma
Patiño en 1965, la Facultad de Quí-
mica e Ingeniería Química se convir-
tió en el Departamento de Química y entró a formar
parte de la nueva Facultad de Ciencias.
t J
A solicitud de profesores y estudiantes, por Acuer-
do 188 de agosto de 1965, se crea el Departamento de
Ingeniería Química adscrito a la Facultad de Ingeniería.
En 1940 se funda el Instituto de Fomento Industrial.
En 1941 aparece la Escuela de Técnicos de Bavaria,
considerada por algunos como la primera Facultad de
Ingeniería Química del país.
Siendo rector de la Universidad Nacional de Co-
lombia el doctor Gerardo Molina y decano de la Fa-
cultad de Ingeniería de Bogotá, el ingeniero Belisario
Ruiz Wilches, se crea la Facultad de Ingeniería de
(ijiJ~ 13
Manizales. En la formulación de ese plan de estudios
intervino el ingeniero Julio Carrizosa Valenzuela y en
la consolidación y progreso de la Sede se han destaca-
do Carlos Enrique Ruiz, un maestro que ha luchado
por que la cultura y el humanismo sean dimensión per-
manente de la ciencia y la técnica, y Alfonso Carvajal
Escobar, quien cambió el carácter cerrado y elitista de
la Sede de Manizales, ampliando su cobertura, permi-
tiendo el ingreso de estudiantes de escasos recursos y
desde la decanatura y la cafetería aceptó las expresio-
nes de una juventud que tenía el vigor heredado de
los movimientos de mayo de 1968 y de las ideas del
Che Guevara y de Camilo Torres Restrepo.
En 1958 se independizaron los estudios de mate-
máticas de la Facultad de Ingeniería
y se creó la Facultad de Matemáti-
cas, incorporada luego como Depar-
tamento a la Facultad de Ciencias.
Debido al crecimiento económi-
co y la industrialización del país, la
capacidad de generación eléctrica
pasó de 350 megavatios en 1950 a
915 megavatios en 1960, construyén-
dose para esta época las principales hidroeléctricas.
Esto determina que por Acuerdo No. 60 del 22 de
mayo de 1961 del Consejo Académico se creen las ca-
rreras de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Mecánica de
la Universidad Nacional, siendo decano el ingeniero
Hernando Correal Correal. Este ilustre ingeniero mo-
derniza la Facultad, introduce el proceso de sistemati-
zación y código para los estudiantes y la semestralización
de las carreras, sistemas estos que luego serían adopta-
dos por todas las Facultades. También estableció el cam-
bio de 6 a 5 años en la carrera de Ingeniería Civil y la
fijación de algunos estudios comunes para las carreras
de Civil, Eléctrica y Mecánica. Quien preparó los pla-
14 wru~~il EDITORIAL
nes de estudio de las dos nuevas carreras y fuera el pri-
mer director de Ingeniería Eléctrica fue el ingeniero ale-
mán Martin Luzt. El ingeniero Diego López fue el primer
director de Ingeniería Mecánica.
Los estudios de posgrado se iniciaron en la Facul-
tad de Ingeniería en 1962 con cursos de adiestramiento
en Ingeniería Sanitaria, y en 1966 se dio comienzo a
los programas de posgrado en Ingeniería de Sistemas
e Ingeniería Civil, con especializaciones en Estructu-
ras, Transporte, Recursos Hidráulicos, y Geotecnia
Ambiental y Sanitaria.
En 1963 se acentúa la política de apoyo a los estu-
dios de profesores en el exterior.
En 1964 se inicia la llamada Reforma Patiño siendo
rector de la Universidad José Félix
Patiño y vicerrector el ex decano de
la Facultad de Ingeniería Enrique
Vargas Ramírez. Esta reforma impli-
có una racionalización administrati-
va e importantes cambios académi-
cos. Las Facultades se integraron con
disciplinas varias y áreas afines: Cien-
cias, Artes, Ciencias Humanas, Cien-
cias de la Salud, Ciencias Agropecuarias, Ingeniería y
Derecho. Se crearon los organismos de Planeación,
Control Interno, Organización y Métodos, Adminis-
tración y Vicerrectoría. Se instalaron la Biblioteca Cen-
tral, el Museo de Arte Moderno, el Auditorio y el
Museo de Historia Natural. La administración Patiño
permitió mejorar los servicios de Bienestar Estudian-
til, aumentar los cupos de admisiones, el presupuesto
de la Universidad y reducir la brecha entre la educa-
ción superior pública y privada.
La necesidad de introducir algunos conceptos de
ingeniería aplicados al desarrollo de la agricultura,
motivada especialmente por el surgimiento de algu-
nas tecnologías en países desarrollados, influyó para la
creación, por Acuerdo 33 de 1969, de la Carrera de
Ingeniería Agrícola en la Sede de Bogotá, como un pro-
grama conjunto de las Facultades de Agronomía e In-
geniería, administrado inicialmente por la Facultad de
Agronomía. Sin embargo, al producirse el cierre aca-
démico de esta última, en 1973, la carrera se trasladó
a la Facultad de Ingeniería.
Por Acuerdo No. 91 del 4 de agosto de 1978 se
crea la Carrera de Ingeniería de Sistemas; así mismo,
por Acuerdo No. O13 del 27 de agosto de 1997 la de
Ingeniería Electrónica, y por Acuerdo 00 I del 23 de
febrero de 2000 la de Ingeniería Industrial. En 1997 se
inicia el Doctorado en Ingeniería Química.
En 1980, mediante el Acuerdo 124, se formula el
Estatuto General de la Universidad que diferencia e
integra el sector académico y el sector administrati-
vo, se asignan las funciones de los Departamentos y
se crea la Dirección de las Carreras y la Dirección de
los Programas de posgrado.
En 1984 surge en la Facultad de Ingeniería el
posgrado de Materiales y Procesos de Manufactura, y
en 1986 se establece el programa de Magíster en In-
geniería Química.
La concepción de la educación como un instru-
mento para el desarrollo impulsó la Reforma Acadé-
mica de 1989, que se tradujo en cambios curriculares
en la Facultad de Ingeniería.
Como la Constitución de 1991 garantizó la auto-
nomía universitaria y el que las universidades pue-
dan darse sus directivas y regirse por sus propios es-
tatutos, esta normatividad provocó reformas en la
educación superior, que se expresaron mediante la
Ley 30 de 1992 y la Ley 1210 de 1993 o Estatuto
orgánico de la Universidad Nacional. La ley 30 pro-
yecta la educación como un servicio público y cultu-
ral, para quienes tengan las capacidades establecidas
y cumplan con las exigencias académicas programa-
das. Se trazaron normas para la adecuación de la
educación superior y la acreditación institucional por
programas, que buscaban colocar el conocimiento al
servicio del desarrollo de la sociedad dentro de un
proceso de mercado global izado.
Los programas curriculares de la Facultad de Inge-
niería se transformaron tratando de darles un conte-
nido social.
Pero, también, a partir de la Ley 30 de 1992 se han
presentado fenómenos negativos de consideración:
En lugar de aumentar la población estudiantil en
las universidades existentes, se crearon muchísimas
instituciones nuevas de baja calidad académica, ningu-
na capacidad investigativa, con profesorado deficien-
te y alto costo de las matrículas.
Se acrecentó, dramáticamente, la debilidad de la
educación superior pública en relación con la privada,
pasando, en cuanto al número de estudiantes matri-
culados, de un 59% para la educación superior públi-
ca y un 41% para la educación superior privada en
1960, a un 34% para la educación superior pública y
un 64% para la educación superior privada en 1999.
y, en relación con las instituciones, mientras que en
1960 las públicas eran 16 y las privadas 12, con por-
centajes participativos del 55% y 45%, respectivamen-
te, en 1999 había 88 públicas y 193 privadas, con una
participación de 3 1% Y69%, respectivamente.
La evolución de la matrícula universitaria de
pregrado muestra que desde 1960 hasta 1999, las
universidades privadas han crecido a un ritmo del
481 % y las oficiales del 146%, lo que expresa no sólo
el tratamiento preferencial que desde 1960 se le ha
dado a la educación superior privada, sino la crisis que
afecta a la pública.
A partir de 1960 se redujeron los aportes del Esta-
do a la educación superior pública y desde la década
de los noventa, respondiendo a los requerimientos de
privatización y globalización, decrecieron aún más.
Actualmente la participación es del 31.6%, cuando en
1960 era del 59.4%.
El Estado, con el fin de compensar y justificar la
reducción de su inversión en educación superior ofi-
cial, autorizó una mayor participación del sector pri-
vado en el desarrollo de programas de educación su-
perior y se hicieron numerosas concesiones,
especialmente a partir de la Ley 30, que ha desatado
un proceso de creación de instituciones de educación
superior carentes de calidad e igualmente una prolife-
ración de programas sin respaldo académico.
También, y con mismo objetivo, el Estado ha re-
currido a hacer de la demanda, que traslada la finan-
ciación educativa a los estudiantes, en lugar de las ins-
tituciones, a hacer que ellos escojan la universidad que
mejor responda a sus intereses, lo que los conduce
hacia aquellas instituciones privadas que expiden títu-
los prescindiendo de la excelencia académica y se
orientan principalmente por el lucro.
En la medida en que el Estado ha disminuido su
participación en la Universidad Nacional de un 92%
en 1965 a un 67% en 1997, ésta ha aumentado las
rentas propias, pasando de un 8% en 1965, a un 33%
en 1997.
Como consecuencia de esta política de incremento
de las rentas propias, lasuniversidades públicas han idea-
do la fórmula de la autofinanciación, lo que ha genera-
do, especialmente dentro de las actividades de exten-
sión universitaria remunerada, una puja perversa por
ingresar al mercado de prestación de servicios, afec-
tando notoriamente la calidad de la academia y los pro-
pósitos y objetivos de la educación superior pública.
Igualmente, algunas universidades públicas han caído en
el despropósito de montar programas fáciles que les
generan buenos dividendos por concepto de matrícu-
las y que también afectan sus niveles de calidad.
Actualmente, la Facultad, además de la capacita-
ción académica y la extensión cultural, realiza impor-
tantes investigaciones: para mejorar la navegabilidad
en los ríos colombianos y resolver problemas en mue-
lles fluviales, control de erosión e inundaciones; sobre
estabilidad de taludes, relacionada con las causas de
fallas o colapso de puentes; de accidentalidad y planes
pilotos en tránsito y transporte en ciudades colom-
bianas; sobre la recuperación de zonas degradadas por
la actividad extractiva de materiales de construcción y
para solucionar la problemática de los asentamientos
humanos que se ubican en ellas; investigaciones para
determinar la toxicidad de afluentes industriales y la
exploración de tecnologías para contrarrestar sus efec-
tos nocivos; investigaciones sobre electrónica,
mecatrónica, robótica, control industrial y redes de
telecomunicaciones; en el área de energía, en siste-
mas de potencia y distribución, aislamiento y alta ten-
sión, aislamiento y compatibilidad electromagnética;
en el área de biomecánica, en redes neuronales y
modelamiento y diseño de prótesis de rodilla de
discapacitados; investigaciones sobre catálisis, reacto-
res y bioreactores; sobre la síntesis de hidrogeles
acrílicos para facilitar el almacenamiento de la hume-
dad en zonas desérticas; para disminuir la contamina-
ción ambiental y posibilitar la utilización de los
subproductos del agro; para fortalecer la seguridad
alimentaria, mejorando la productividad, la negocia-
ción y la calidad de vida de los agricultores, especial-
mente en el tema de poscosecha; sistemas de infor-
mación geográfica para planificación rural y modelación
de procesos dinámicos en cuencas hidrográficas y pla-
nificación de transporte urbano y rural; sobre cadenas
productivas, gestión de la micro, pequeña y mediana
empresa, e investigaciones para estimular la productivi-
dad y la competitividad.
Con la alta calidad de sus programas de pregrado
y posgrado la Facultad está insertándose en el desa-
rrollo científico y tecnológico que requiere el país, así
como también propendiendo por que desde la acade-
mia se impulsen políticas que convoquen y estimulen
la participación de todos los sectores en la superación
de la miseria rural y urbana, la inequidad e injusticia
social y en fabricar modelos de productividad y desa-
rrollo que correspondan a nuestras propias caracte-
rísticas sociales, económicas y políticas. La Facultad,
además, contribuye a la búsqueda de caminos de paz
y de salidas reales a las causas de los conflictos bélicos
que nos aquejan y desangran desde hace varios siglos.
La Facultad, que acaba de lograr la aprobación de
la carrera de Mecatrónica, la que consolida una fuerte
sinergia entre la ingeniería de precisión, la ingeniería
de control automático y la ciencia computacional, se
organiza y articula para aportar, aún más, a la búsque-
da de alternativas y soluciones a los problemas de con-
servación y protección ambiental, recursos hídricos,
de vías de comunicación terrestres y fluviales, trans-
porte masivo, telecomunicaciones, robótica, electró-
nica, energía, automatización industrial, biomecánica,
cadenas petroquímicas, oleoquímicas, competitividad,
desarrollo tecnológico, biotecnología, pequeña y me-
diana industria, sustitución de cultivos ilícitos; vivien-
da, servicios públicos, escuelas, centros de salud, se-
guridad alimentaria, especialmente en cuanto atañe a
los habitantes de los cinturones de pobreza de la ciu-
dad y el campo. La Facultad retoma en estas proyec-
ciones y actividades el camino de ingenieros como
Abelardo Ramos, que construyeron y forjaron desarro-
llo social y económico en los lugares más desprotegidos
de nuestra territorialidad.
La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacio-
nal, que cree en el país y en sus alumnos y egresados,
concita para que todos, fortalecidos por el legado po-
sitivo de nuestros mayores, hagamos un gran esfuer-
zo colectivo sin distingos de raza, condición social,
económica o ideológica a fin de superar la crisis de
viabilidad que padecemos y que nos impide crear un
buen lugar para nacer y vivir con dignidad.
Finalmente, quiero agradecer a nuestros
egresados, que han direccionado la concepción de la
ingeniería en el país; a nuestros profesores, que con-
tribuyen a la formación integral de los estudiantes, ge-
nerando en ellos capacidad de análisis, valores éticos
sociales y humanísticos; a nuestros empleados admi-
nistrativos, que con su esfuerzo cotidiano también
construyen universidad y país, )' a nuestros estudian-
tes que son nuestra esperanza.
Gracias, muchas gracias a todos por su presencia .•