Consignados a la Desobediencia

Conferencia de Neville Goddard

23 / 04 / 1971

Traducción: PENCHI QUIRCH.

Pablo preguntó: "¿Quién eres tú para juzgar al siervo ajeno? Es ante su propio Señor que está en pie o cae. Y estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme". Pues bien, todo ese drama tiene lugar en el individuo.

Mi "siervo" es este ropaje que te está hablando. Tu "siervo" no es alguien que limpia tu casa, sino el cuerpo que estás "usando". Ése es tu "siervo". "Que nadie juzgue a ese siervo", porque es el Maestro quien ejerce el control.

En el mismo libro de Romanos se nos dice: "Si no fuera por la ley, yo no conocería el pecado; conozco el pecado sólo porque conozco la ley. No conocería la codicia, si la ley no dijera: 'No codiciarás’." Por lo tanto contra Ti, y sólo contra Ti, yo he pecado y he hecho mal ante tus ojos.

Nadie sabe a lo que el Maestro está exponiendo al siervo, a fin de transformarlo en Su propio Ser. Y cada uno, lo sepa o no, atraviesa el infierno -cada uno. Cuando uno se regodea porque hasta ahora no lo ha atravesado ni recuerda que haya pasado por algo similar, pues yo no diría “pobre de él”, sino que él no lo sabe. ¡Él simplemente no lo sabe!

Ahora permítanme compartir con ustedes una carta que llegó hoy. Esta señora está aquí esta noche. Ella escribió: "Tuve un sueño en el que había enormes, enormes máquinas, que mueven montañas y hacen carreteras; y había un hombre que me llevaba por una corriente magnética. Me movía como una marioneta, como si él simplemente me moviera a su voluntad, pero yo me rebelaba internamente y utilizaba cada pizca de fuerza que tenía para dejar de ser ese robot" -pero ella no podía. Él la movía según su voluntad y ella interpretaba el papel: el papel de marioneta. Luego ella dijo: "Vi que algo tomaba forma. Él estaba tratando de formar algo en mí, o de mí, o a través de mí; algo se estaba formando y parecía ser de vidrio líquido y caliente".

Bueno, ya sabes el calor intenso que se necesitaría para reducir el vidrio a un estado líquido. "Y entonces me di cuenta que la silueta de un hombre tomaba forma, y salía de la parte superior de mi cabeza. La cabeza estaba perfecta -perfectamente formada, pero el resto era todavía una masa, aún sin forma".

Yo le diría: estaba perfectamente formado. No esperes que se forme nada debajo de la cabeza; no vas a encontrar, por debajo de la cabeza, la forma que ahora "usas". Yo digo que la forma está completa cuando ves salir la cabeza de tu cabeza.

Se nos dice en Jeremías, en el último versículo del capítulo 30: "El ardor de la ira de Jehová no se calmará hasta que haya ejecutado y cumplido las intenciones de Su mente; en el fin de los días lo entenderéis."

Luego, yendo al siguiente capítulo, el 31, se nos dice: "El Señor ha hecho una gran cosa en la tierra. Una mujer rodeará al varón". Esto se traduce como: "Ha convertido a una mujer en un hombre" -"el regreso de la Virgen de Israel, su propia emanación de Sí mismo, el Señor Jehová".

En el final, si hay alguien a quien culpar, es sólo a Dios, como se dice en el Libro de Job al final de todas las pruebas, de todos los horrores a los que fue sometido; luego de los cuales sus amigos vinieron y lo consolaron. Eran todos sus amigos y confortaban a Job por el horror, por el mal que el Señor Dios había descargado sobre él.

Así que a este cuerpo tú le has hecho atravesar infiernos, si me permites decírtelo, pero le has hecho atravesar infiernos para aprender determinadas lecciones, porque se nos dice: "La ley es espiritual", pero el hombre no lo sabe hasta que ha atravesado todos estos fuegos de la experiencia, y entonces descubre que es espiritual; y al final, cuando todo se revela en su interior, la ley se vuelve muy fácil de manejar. Pero esto no sucede hasta el final. Porque también se nos dice: "Dios ha consignado a todos los hombres a la desobediencia, para tener misericordia de todos."

He aquí una historia sencilla

Un niño nació en la pobreza en Odessa, Rusia, en una familia judía en la que escaseaba la comida; él era el mayor de cinco hermanos. A temprana edad su madre murió, dejando nada más que un puñado de chiquillos. Él tenía probablemente, digamos que unos diez años, y tuvo que trabajar para mantener a la familia. Su padre era un trabajador, pero no podía aportar lo suficiente para alimentar a la familia. Él nunca supo lo que era tener un par de zapatos nuevos, pantalones, camisa o sombrero nuevos. Todo cuanto poseían les era dado por caridad, y nada era nuevo, todas eran prendas que otros habían dejado de usar, de segunda mano. Así que cuando se desgastaban sus zapatos de arpillera, no podía volver y ponerse otro par para envolver sus pies en la fría Rusia.

En una oportunidad consiguió un trabajo que consistía en ir desde una tienda al banco, todos los días, llevando billetes de alto valor para que se los cambiaran por plata y cobre. Así, cuando regresaba, tenía la misma cantidad de dinero pero en plata y cobre. Un día, parado frente al cajero, se dio cuenta de que el cobre y la plata eran similares exteriormente. Parecían iguales, y se preguntó a sí mismo: "¿No sería maravilloso si cometiera un error? ¿No sería maravilloso si el cajero cometiera un error y me diera plata en lugar de cobre?"

En ese momento, él asumió que el cajero se equivocaba y visualizó mentalmente que tomaba sus cosas y se dirigía de nuevo a la tienda. Él sabía que el cajero NO LO HABÍA HECHO, pero simplemente desechó la realidad y se metió en un pequeño juego: volvió a experimentar la sensación de que el cajero había cometido el error y se preguntó: "¿Y ahora qué voy a hacer? Voy a ir a un restaurante y comer por primera vez en mi vida hasta sentirme satisfecho. Voy a comer hasta que la comida me salga por las orejas; luego voy a comprarme un par de zapatos y un par de pantalones." Sabía que le alcanzaría para todo eso. Cuando regresó a la tienda, el cajero no había cometido el error, pero sentía la alegría de haber asumido esa realidad.

Al día siguiente ¡el hombre cometió ese error! Y el muchacho lo advirtió en el momento. Salió y fue a otro banco y cambió la plata por cobre en la cantidad adecuada para poder llevar lo correcto a la tienda, quedándose con la diferencia. Y con ese dinero extra, contó: "Luché todo el día conmigo mismo y esa noche, cuando fui a la cama, apenas pude dormir. Luché y luché conmigo mismo porque estaba en conflicto con lo que mi fallecida madre me había enseñado: ‘No hurtarás; No codiciarás.’ Pero al día siguiente mi hambre y mi deseo de tener un nuevo par de zapatos y

nuevos pantalones prevalecían sobre lo que había oído de mi madre. Y comí, no hasta que me saliera por las orejas, pero sí hasta sentirme lleno. Luego me compré pantalones y un par de zapatos".

Ahora bien, ¿quién lo hizo? "Si la Ley no hubiera venido al mundo, yo nunca habría sabido lo que es el pecado. Si la Ley no dijera: 'No codiciarás', yo no sabría lo que es codiciar; y aun así Él, Quien me está guiando, me consignó a la desobediencia."

Así que aquí está la señora, conducida como una marioneta por esta corriente que no podía controlar –ella era controlada por la corriente- formando de ella y en ella eso que podría perfectamente ser un reflejo de la misma corriente. Es la historia de Cristo. "Hasta que Cristo sea formado en vosotros"; como se nos dice: "Cristo refleja la gloria de Dios, y es la imagen misma de Su sustancia".

Bien, ¿a quién está formando el Maestro? La palabra Maestro traducida significa la Autoridad Suprema, el Controlador, Dios, el Señor. Eso es lo que significa. Así que cuando utilizas la palabra “Maestro”, si buscas, verás que significa la Autoridad Suprema, el Señor, Dios, el Controlador. Por lo tanto el Controlador tiene el control de cada vida en el mundo. Ese controlador es Dios, y tú estás "consignado a la desobediencia para que Él tenga misericordia de ti."

Tú te encuentras como el muchacho, hambriento y avergonzado por los harapos que vestía, cuando comprendió que la Ley era espiritual. Así se elevó él, desde ese estado de pobre muchachito judío en Odessa, Rusia, y después de la Revolución se encontró, cuando la guerra llegó a su fin, entre los soldados que abandonaron Rusia y se encaminaron a Francia. Cuando murió, a los 77 años, un Viernes Santo -el pasado Viernes Santo- dejó una herencia que asciende a millones. Aprendió la Ley.

Él entendió que la ley es espiritual. Y me contó que nunca llevó a un hombre a los tribunales por deudas impagas, simplemente se sentaba en su escritorio cuando todos los empleados se habían ido, y escribía una carta agradeciendo al deudor por su pago. Nunca la enviaba, pero entraba en ese estado de ánimo y les agradecía por el cheque que habían enviado. Y me dijo: "En cuestión de días, no más de una semana, generalmente a los dos o tres días, llegaba un cheque." Le pagaban una factura adeudada durante mucho tiempo. "Pero nunca", dijo, "ni una sola vez perdí un amigo, porque no podía permanecer en el negocio y perder clientes, y así nunca tuve que intimar a un cliente. He aprendido la Ley. Comprendí que lo que asumo, aunque mis sentidos lo nieguen -si realmente creo en ello y pongo toda mi fe en lo que asumo- se convierte en realidad. Y así he vivido de acuerdo a ello. Mucho antes de conocerte, Neville -mucho antes de haberte oído nombrar- supe de ti a través de mi esposa. Ella oyó hablar de ti y de la Ley. Nosotros empezamos nuestra relación cuando estábamos en París, pero mucho antes de conocerla y de conocerte, yo comprobé esta ley cuando era un chiquillo pobre en Rusia, y empecé vivir de acuerdo a ella. Y así, ni una sola vez he tenido que llevar a un hombre a los tribunales para recuperar el dinero que me adeudaba por mercancías".

Cuando murió, a la madura edad de 77 años -murió repentinamente de un ataque al corazón- él había comprobado que las palabras de Pablo estaban en lo cierto, y no lo conocía a Pablo ya que nació y fue criado en la fe judía, por lo que dudo que alguna vez leyera el Nuevo Testamento. Y Pablo declara en el 7º capítulo de Romanos que "la Ley es espiritual", y hace esta audaz afirmación: "Si no fuera por la ley, yo no conocería el pecado. No conocería la codicia, si la ley no dijera: 'No codiciarás’. Por lo tanto, Dios ha consignado a todos los hombres a la desobediencia, para tener misericordia de todos.”

Y mientras la dama trataba de resistir, aunque no podía, era guiada en una dirección determinada en contra de su voluntad pero tenía que ir, ya que ese Algo-dentro-de-ella es el Maestro, y le está haciendo atravesar las llamas.

"Cuán largos, cuán vastos, cuán severos los hornos donde encuentras al Padre, sería largo de contar." [Blake, de "Jerusalén"] Y el Padre es el Maestro. Ese es el Ser que realmente eres, y tú, la cosa que ves aquí, no es más que una emanación de ese Maestro. Y nadie sabe el trasfondo de aquel siervo, ya que éste es el siervo.

"He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará toda mi voluntad." Por lo tanto, se lo llama ‘siervo’; pero al final, él es llamado el ‘Hijo’. Él realmente ahora ha vuelto, y se ha convertido en uno. Pero de pie frente a él está aquél a quien hizo atravesar todas las pruebas. Por lo tanto es David. En el Salmo 51, el profeta Natán va hacia él y le recuerda lo que hizo cuando se dirigió a Betsabé. Envió al marido de Betsabé a la batalla con la esperanza y el conocimiento de que iban a matarlo y entonces él conseguiría a Betsabé. Nathan va y se lo dice; y las palabras de David fueron: "Contra Ti –sólo contra Ti he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos."

Y sin embargo ¿quién lo hizo? "Yo sólo hice tu voluntad, que expresaste por esta Ley que me diste, el deseo de codiciar. Nunca habría sabido lo que es codiciar, si la Ley no hubiera dicho ‘No codiciarás’. Y así me hiciste pecar. Por lo tanto Dios me consignó al pecado poniendo sobre mí una carga que no podía, en esta carne, resistir". Entonces, "¿Quién eres tú", preguntó, "para juzgar al siervo de otro? Él permanece en pie ante su propio Maestro, o cae ante su propio Maestro; pero será sostenido en pie, pues el Maestro tiene el poder para hacerlo".

Así que puedo decirte que cada uno en el mundo ha atravesado el infierno. Si no, van a atravesarlo, o están atravesándolo ahora. Y tú has perdido -¿dices que tiene cinco sentidos?- Has perdido cada uno de ellos en algún momento, pero cada uno, y al final vas a ser aquél de quien habla el Evangelio: ¡quien tiene el poder de perdonar los pecados! Cuando Él venga, Él viene sólo al final de la travesía.

Cristo viene una vez, al final. Es entonces cuando Él viene. Y cuando Él viene, viene de la manera más maravillosa y misteriosa, y deja que aquél para quien Él viene -porque Él fue el Maestro todo el tiempo- y cuando Él viene, deja que aquel en quien se eleva, experimente quién es Él! Y tú experimentas a Cristo en primera persona, en tiempo presente, singular.

En este mundo podemos conocer una cosa mentalmente, comparándola con otras, analizándola y aceptándola, pero conocemos una cosa espiritualmente sólo ¡convirtiéndonos en ella! Jamás en toda la Eternidad conocerás a Cristo ¡hasta que te conviertas en Cristo! Y Cristo viene en el final, en el final definitivo.

Así que cuando Él venga -bien, tú sabes exactamente quién es Él- perdonas a todos los seres por lo que han hecho, por lo que van a hacer, o por lo que puedan ser obligados a hacer, ya que se mueven por obligación, todos y cada uno. Tú has robado, y te has sentado en el juicio al ladrón. Tú has sido ciego. Y él dijo: "Maestro, ¿quién pecó? ¿Éste o sus padres, para que haya nacido ciego?" Él respondió: "No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él."

No lo culpes, como hacen todos. Él es ciego, ciego de nacimiento. La pregunta implicaría que quien la formulaba creía en la reencarnación pero no acepta esa teoría. "¿Quién pecó?" ¿Este hombre? Él nació ciego. ¿Quién pecó, él o sus padres, para que naciera ciego? Ése es el relato en el 9º

capítulo de Juan.

Y Él respondió: "No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto."

Él lleva al hijo –te lleva a ti, llamado el siervo- y le hace atravesar el infierno. Como dijo la dama: "¿Cuán intenso calor se necesitaría para reducir el vidrio a un estado líquido? Era cristal líquido y caliente que tomaba la forma de un hombre, que salió de la parte superior de mi cabeza; y la cara era la de un hombre. Estaba completa" -ésa es la palabra perfecta- completa, pero el cuerpo no lo estaba, ya que el cuerpo no va a ser como este cuerpo. Va a ser ese Cuerpo glorioso del que he hablado una y otra vez, cuando se eleva como los serafines, esa ardiente, ardiente serpiente.

La cara, sí, es humana, la voz es humana, las manos son humanas, pero no preguntes por el cuerpo. Eso es algo totalmente diferente. Ella vio correctamente y ya había atravesado los hornos, ya que de otro modo no podría haber visto ese vidrio de claridad de cristal, que es tan claro que puede reflejar la gloria de Dios. Si no fuera hecho en esa forma, no podría reflejar la gloria de Dios. La imaginería es perfecta. No sólo la refleja sino que también la irradia, porque se convierte en uno con Aquél que le hizo atravesar las llamas.

Por tanto cuando ella lea esta noche -y espero que lo haga- esas palabras en el 31°: "esta gran cosa que Dios ha hecho en la tierra, que una mujer rodee al hombre" -una mujer se convierte en un hombre- que ésa fue la radiación de Jehová, llamada en la Escritura la "Virgen de Israel", ahora regresa y es Jehová mismo. Entonces la emanación, aun siendo mi mujer, es ahora yo mismo. Regresa, y los dos se convierten en uno; pero el Padre sufrió la radiación.

Así que no permitas que nadie te diga que debes estar arrepentido de lo que has hecho, ni se explaye en palabras sobre ello. Permíteme decirte que estás aprendiendo la Ley, y aprendiendo que la Ley es espiritual. No se trata de observar las cosas externas, como lavarse las manos antes de comer y encender velas en un día determinado y dar Gracias y hacer todas esas cosas que la gente hace para el exterior, es lo que se hace por dentro.

¿Qué estoy haciendo en este preciso momento, en cada instante de tiempo? ¿Estoy juzgando a la gente por sus actos externos, su posición social, su posición intelectual, su situación financiera? O estoy preguntándoles: ¿Qué quieres? Y aunque respondan con lo que pueda parecer la petición más imposible, tú la concedes. Bien, eso es ponerte a prueba a ti mismo, ahora, para ejercer este poder, ya que al concederla estás perdonando todo pecado por el que hayan perdido el rumbo. Pecar es perder el rumbo, es "errar el blanco" en la vida. El objetivo final es la formación de ese Ser que puede irradiar y reflejar la gloria de Dios. Ese es el fin, telos, el final, y significa perfecto, completo, finalizado, que puedas decir: "He acabado la obra que me encomendaste. Ahora regrésame la gloria que es mía, la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese."

Sí, renuncié a ser el hijo de Dios, y me vestí con este ropaje y me convertí en un siervo, un esclavo, y fui crucificado en este ropaje llamado cruz, y me hice a mí mismo sin reputación alguna, y me volví obediente hasta la muerte -y muerte en esta cruz- y pasé por todos los horrores del mundo y Él me llamó, entonces, Su siervo. Pero al final, cuando he terminado el trabajo que he venido a hacer, la cruz es apartada y yo me elevo, y soy el mismísimo Ser, porque ascendí de hijo a Padre.

Pero como soy el Padre, todavía debe haber un hijo para dar testimonio de mi paternidad, y él está en pie frente mí y es David, la suma total de todas mis experiencias humanas pero esta vez glorificado. A él no le falta nada. Sus ojos son perfectos, como se dice en el libro de Samuel: "rubio, hermoso de ojos y de buen parecer", todo en él es perfecto. No se podría mejorar la belleza de

David. No hay nada que falte cuando lo miras y ves a tu hijo. Y tú ciertamente le has hecho atravesar duras pruebas. Arrancaste sus ojos cuando él nació ciego. Le quitaste la capacidad de hablar, la capacidad de escuchar, todas estas cosas le quitaste, y él tenía que obedecerte como esta dama tenía que obedecer a esta simple corriente magnética impulsada por un hombre.

Un hombre la dirigía e impulsaba con estos enormes instrumentos que marcan surcos en una montaña, y remueven una montaña. Así es como comenzó la visión.

Y ahora las ves remover montañas. Las has visto hacer carreteras, donde atraviesan toda una zona de bosques, y en casi nada de tiempo está todo simplemente nivelado y hacen una carretera. Bueno, se está haciendo una carretera en la señora, porque el fin justifica todos los horrores por los que ella ha pasado. Porque eso fue sólo mostrarle a ella en la visión -esta adorable imaginería- lo que ha atravesado. Ella ha sido surcada una y otra vez, y ha sufrido y sufrido, pero algo adorable estaba saliendo y saliendo de su propio cráneo, cuando una mujer se convierte en un hombre, y ahora ella regresa y ¡es uno con el Padre!

Entonces, cuando te encuentras con alguien en el mundo y estás atravesando una prueba, no te analices a ti mismo ni preguntes ¿Qué he hecho mal? ¿Qué he hecho mal? Ve a la Escritura y averígualo: "Él me consignó a la desobediencia", por lo tanto, si desobedezco la Ley, es Él. Entonces, ¿quién es Él? ¡Mi propio maravilloso Señor! ¿Y quién es ese Señor? ¡Mi imaginación! Ése es el Padre. Ése es el Señor. Ése es el Maestro.

Le he obedecido cada instante del tiempo, y cuando Él me tomó siendo yo un niño y me envió a la escuela a dos mil millas de distancia, sin amigos ni parientes para recibirme, y el fuego era tan intenso como intenso era el deseo de ir, tuve que ponerme en marcha. Y cuando fui despedido de un empleo, o fui despedido de otro, o cuando renuncié, tuve ese intenso deseo de hacer algo que fuera diferente. Era Él quien me estaba guiando durante todo el trayecto.

Fue él quien me llevó a Londres, cuando realmente no estaba capacitado para hacerlo, y luego en Londres me hizo encontrar a un hombre, un ingeniero retirado a quien le gustaba el mundo psíquico y me introdujo en esta forma de pensar, fue sólo una pequeña chispa y todo estaba ahí. Él sólo tuvo que ponerle la chispa y, cuando regresé, empecé a vivir en las librerías de segunda mano de la ciudad de Nueva York. Cuando podía permitírmelo, me compraba un libro. Y cuando viajaba como bailarín, viajaba con mi biblioteca. Mientras los otros jugaban a las cartas todo el día para matar el tiempo entre shows -porque hacíamos tres o cuatro shows por día- yo leía mis libros. Y cuando salían por las noches después de la función a hacer algunas cosas, yo tomaba mis libros, y construí mi biblioteca de esa manera, cuando apenas podía permitirme comprar un libro. De esa manera gastaba mi dinero.

Por ello te digo: todos estamos desempeñando el papel que el Maestro ha determinado, y creemos que somos completamente libres en este mundo. No somos libres hasta el final, no hasta el definitivo final cuando el Hijo nos hace libres. "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres", pero no hasta el final.

Y así es como te lo transmito: Estamos descartando errores y aferrándonos a la verdad, y descartando más errores y aferrándonos a la verdad, porque "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida." No hay otro camino. Te he dicho exactamente lo que va a suceder. No hay otro camino.

No hay un diario matutino que no tenga alguna publicidad tratando de persuadir a los lectores de que hay otra manera, y los llaman con diferentes clases de "ismos". No hay otra manera.

Cuando llegue el final, vas a encontrar Quién-Eres, y cuando lo encuentres a Él, tú eres el Señor Jesucristo, y el Señor Jesucristo es el Señor Dios Jehová. Y entonces llegará ese momento inevitable cuando se alcanza el final, en que te quitas el ropaje y eres uno con la Eternidad, y todos los que te precedieron no son más grandes que tú porque te precedieron. No, todos son lo mismo: la Hermandad. Y esa única hermandad constituye el Dios y Padre de todo.

Entonces, "¿Quién eres tú?", preguntó Pablo en el capítulo 14º, versículo 4º de Romanos, "¿Quién eres tú para juzgar al siervo ajeno? Es ante su propio Señor que está en pie o cae. Y estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme." Él se mantendrá en pie, y al final todo será perdonado.

Así que esta noche le digo a la amiga que escribió la carta que recibí hoy: ¡Enhorabuena! Y si la visión parecía descabellada por momentos, me regocijo. Transcríbelos para mí y envíalos, no importa cómo lleguen. Te aseguro que todo tiene sentido para mí. Tu carta hoy fue pura alegría.

Y la carta de tu hija fue pura alegría también. Y tiene una enorme importancia. Ella me ha visto desempeñando un rol, y cuando esta cosa monstruosa apareció y estaba a punto de morderte, apareció mi cara, y ella te dijo en la carta –al menos así me lo dijo- que no era la cara del monstruo sino tu cara, y todo se desvaneció. Dondequiera que Él aparece, pondrá fin a todos los sinsentidos, porque yo he pasado por ello, mi querida, he atravesado todo lo que te he dicho. No estoy haciendo especulaciones, no estoy teorizando.

Esta noche yo le diría a cualquiera que está pasando por un gran dolor: "¡El Maestro está haciéndolo!" El Maestro ha llegado. Si ahora no eres consciente de la Ley, es porque no estás preparado para ello. Pero tú te has concientizado de la Ley; y a menos que seas consciente de ella, no puedes violarla. No puede haber pecado en el mundo a menos que exista Ley, porque el pecado es simplemente errar el blanco. Si no tuvieras un blanco en este mundo, si la muerte no significara nada para ti, "No matarás" no significaría nada. Si aceptas los Mandamientos, entonces la violación de ellos es pecar. Pero no existe violación si no tienes la Ley.

¿Cómo se puede infringir lo que no se tiene como ley? Si no tienes objetivo en este mundo, ¿cómo puedes perderlo? Si no tienes un blanco, ¿cómo puedes errarle? Pero tú tienes un objetivo y quienes están aquí tienen el mayor de los objetivos. Ese fin es ser Cristo; no servir a Cristo -eso no es suficientemente bueno- sino ser Cristo. Tú nunca Lo conocerás de ninguna otra manera, sólo siendo Cristo.

Tú no conoces el amor en el verdadero sentido de la palabra, hasta que estás realmente incorporado al cuerpo del Amor. Entonces tú eres Amor. Bueno, tenemos atisbos de ello cuando nos enamoramos. ¿Cómo podría un hombre conocer el amor a menos que esté enamorado? Se puede hablar de ello y todas estas cosas, pero uno debe estar enamorado para conocer el amor. ¡Pero la plenitud del Amor es cuando uno se incorpora al cuerpo del Amor! Entonces no se puede describir ese gozo. No se puede describir ese Amor.

Sólo experimentar a Dios en la forma de Amor podría describirlo a la persona que lo experimente, pero ¿cómo transmitir esa experiencia a otro? El que pasó por ella no puede hacerlo, pero puede animar a otros, y ellos simplemente tendrán que creerle -si llegaran a creerle- y él seguirá ciegamente contándoselo a todos, los que le creen y los que no le creen, hasta ese momento del tiempo en que regrese al cuerpo del Amor y ocupe su lugar. ¿Dónde? ¡En ti! Porque al final hay sólo uno -un Padre de todos.

Así que esta noche, si tienes tiempo, lee el 14º y el 7º, de hecho todo está en Romanos realmente,

donde en los primeros ocho capítulos se sientan las bases. Pero especialmente el 7º, cité bastante del 7º esta noche. Y encontrarás que Él perdona a todos, porque "El que quitaba a la gente del Camino luego se convirtió en el más grande" agente de promoción del Camino, diría yo.*

La señora dijo también que en su visión estaba Pablo, y ella era Pablo, pero Pablo hablaba de sí mismo como si fuera mujer -mujer que se convierte en hombre. Yo te digo que en la Resurrección estarás por encima de las organizaciones sexuales. No serás ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre, serás Cristo ¡y Cristo es Dios!

Hasta que llegue ese momento, todavía eres el siervo de ese Maestro que te está guiando, como guió a la dama, y llegará el día cuando Él se formará a Sí Mismo en ti. Cristo se formará para irradiarte y reflejarte, porque tú eres el Maestro; y cuando llegue ese momento tú regresarás y serás uno con el Maestro que es el Señor Jehová. Parece algo que supera a los sueños más salvajes del hombre, pero déjame decirte que es verdad.

Así que no condenes a nadie. Déjalos en paz. Cuando están sufriendo, que tu corazón los acompañe y exprésales misericordia, porque tú has pasado por eso. O bien lo pasarás, porque nadie saldrá hasta ser perfecto, como su Padre es perfecto. ¡Y el Padre tuvo que atravesar todas las experiencias del hombre para ser perfecto! Y tú vas a atravesar, o has atravesado -me atrevo a decir que ya las has atravesado y por eso estás aquí- todas las experiencias de la humanidad. Y al final ¡TÚ eres Dios el Padre!

Ahora, entremos en el Silencio.

Referencia a Pablo (Hch. 9.1-2).