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Contenido

El modernismo en Barranquilla l., 1. 11. Un modernista a la fueza: A.Z. López-Penha, 7. El

poeta, 13. El novelista, 17. La desposada de una sombra:

una novela ocultista, 19. 111. Un huésped pendenciero:

Fray Candil, 24. IV. Otro siglo, otra voces, 31. V. Dos

caballeros "modernos": Leopoldo de la Rosa y Miguel

Rasch Isla, 35. El caballero de la rosa, 39.

45El mundo de Cosme ,l., 45. La presencia de don Ramón, 46. La villa crece, 53.Las diversiones en "la Arenosa", 56. El cine, 60. 11., 63.Una triste aventura de catorce sabios, 72. Más ciencia ficción:Barranqui/la 2132, 74. Una pieza curiosa: Asaltos, 79.

Presencia de Voces 83l., 83. 11., 84. 111., 90. IV., 94. V., 100. VI., 108

Las revistas literarias en Barranquilla 113Los tiempos del optimismo: 1920-1940, 115. Ideas, 117.Lumen, 120. Caminos, 124. El amado, 128. El infierno,129. Entre Caminos y la Revista del Museo, 129. ElSuplemento de La Prensa, 132. Civilización, 135. Mejoras,136. Revista del Museo, 138. Crónica (y el nacimiento delgrupo de Barranquilla), 142. Caracteristicasdel grupo, 149.Vida, pasión y muerte de Crónica, 154. La Revista delAtlántico, 160. Stvdia, 164. La Página (Un testimonio), 166.Olas, 170. Huellas, 177.

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Aproximaciones

a la literatura del carnavalEn el cuento, 190. En la novela, 194.

185

201

211""""""'" 219

225

, 229,

237

241245249253

El nadaísmo en Barranquilla Frente al estante alemán ,

Qué se lee en Barranquilla (1) (1987) """"""""

Qué se lee en Barranquilla (11) (1997) ,

Barranquilla y su grupo:

Entrevista con Alfonso Fuenmayor Ramón Vinyes i Cluet (1882-1952) Bob Prieto (1913-1963) Alvaro Cepeda Samudio (1926 -1972) Don Germán, el Pacriarca (1917-1991) Cuando se llamaba Marvel Luz (1939 -1995)

Indice alfabético de personas, obras y lugaresNota bibliográfica

257283

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ws revistas literarias en Ba"anquilla

Hay que anotar, sin embargo, que fue muchos añosdespués, y en el lanzamiento de El amor en los tiempos del

cólera en una sala de conferencias de la ciudad cuando

Alfonso Fuenmayor fue más explícito, al comentar:

Quienes han organizado este acto académico-comercial me hanpedido que sea breve, y voy a concluir dejando por fuera muchas

cosas. Pero quiero decir antes unas cuantas palabras sobreCrónica. (...) Un día caminábamos por la calle San BIas cuandoGabito me detuvo el brazo para decirme: "Estamos muy bien degrupo". Ese grupo -fue una conclusión a la que llegamos sinesfuerzo Alvaro, Germán, Gabito y yo- necesitaba publicar un

.62semanarlO.

Características del grupo

De la serie de investigadores que después de Cien años de

soledad, y más aún después del premio Nobel a GabrielGarcía Márquez, se han volcado a estudiar los llamados"años de formación" de este autor, el que ha hecho los

estudios más sistemáticos y completos ha sido el profesorfrancés Jacques Gilard. 63

Tratando de poner un poco de ideas claras y distintas en

las manifestaciones de este grupo, el crítico fráncés decidiósólo estudiar los artículos de Germán Vargas, Alvaro Cepeda

Samudio, Alfonso Fuenmayor y Gabriel García Márquezpara sacar en claro cuáles eran los amores y odios literarios

y políticos de este grupo. En pocas palabras, qu~ffienti-

62 Fuenmayor, Alfonso. "García Márquez y Barranquilla", en Huellas,

Revista de la Universidad del Norte, N° 16, junio, 1986, pág. 59.63 Como su compatriota D' Alembert, Gilard decidió Tout voir et ne rien

supposer. (Ver y no adivinar nada).

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EscRIBIR EN BARRANQUILLA

ficaba.64 Es este un método saludable, aunque no compartola exclusión que se hace de los artículos periodísticos deRamón Vinyes, que no obstante ser esporádicos son de laentraña del grupo. Alguna vez cuando Alfonso Fuenmayorviajó a Bogotá, Vinyes 10 remplazó en su columna de ElHeraldo. Y en otra ocasión sostuvo con Germán Vargas en ElMundo una columna a cuatro manos que escribían indistin-tamente y firmaban con el mismo seudónimo. La columna setitulaba "Escrito con tiza".

Es preciso aclarar que el grupo nunca desarrolló unestudio sobre un punto determinado, ya que ninguno de losperiodistas nombrados cultivaba el ensayo (salvo don Ra-món, y esto en muy contadas oportunidades); así que única-mente se va a encontrar el artículo rápido, nervioso, deocasión, que sólo permi te dar una opinión rotunda, y a veceslanzar el petardo.

En política adoptaban posturas de izquierda: odiaban aFranco ("tú lo mataste, Franco, tú lo mataste al matar aEspaña") dice Cepeda Samudio al referirse a la muerte delpoeta Baltasar Miró. Criticaron el macartismo. Denunciaronel peligro de la guerra nuclear. y en lo interno, combatieronlas medidas cada vez más autoritarias del gobierno conser-vador, y la violencia política creciente. Como después delnueve de abril del 48 la censura se acentuó, el tema políticofue cada vez más soslayado. De todos modos, como enBarranquilla había una mayor convivencia que en el restodel país, se hacía posible que en El Mundo hubiera en lapágina editorial de un medio cuyo derrotero era defender lasideas del liberalismo, una sección titulada "Columna goda",

64 A Gilard se debe el rescate y el impulso de las obras periodísticas del

joven Garda Márquez, Cepeda Samudio y Ramón Vinyes.

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Las revistas literarias en Ba"anquilla

de Rafael Marriaga, amigo del grupo. (Este periódico, depoca vida, fue fundado por Carlos de la Espriella y tuvo dejefe de redacción a Germán Vargas y como colaboradorespecial a Ramón Vinyes). Que el llamado "grupo" no eratan claro para los contemporáneos, está en el ejemplo dicientede la caricatura de Figurita que muestra juntos a AlfonsoFuenmayor, Germán Vargas, Ramón Vinyes, CepedaSamudio, Bob Prieto y Rafael Marriaga; no aparece García

Márquez.

No es pues por el lado político por donde se encontraráuna identidad de grupo. Son sus amores y odios literarios losque nos dan una mayor orientación. Leían con devoción

especial a Joyce, Faulkner, Virginia Woolf, Hemingway yCaldwell, entre los extranjeros, que son, como se ve, delengua inglesa, y los recién descubiertos Borges y FelisbertoHernández. También había sus devociones particulares.Germán Vargas era lector asiduo de Sherwood Anderson yMax Beerbohm. Claro está que William Saroyan era uno delos autores de cabecera de Cepeda Samudio, como He-mingway 10 era de Alfonso Fuenmayor, quien tradujo desde1945 Los asesinos de este autor norteamericano cuya influen-cia es muy clara en el capítulo de los soldados en La casa

grande.

Vargas y Fuenmayor tenían a Gide, Celine y Malrauxsiempre presentes, pero a Cepeday García Márquez sólo lesgustaba Camus. En esto de las lecturas hay mucho quediscutir. En una conversación con Alfonso Fuenmayor, éstecontaba cómo en un festival vallenato Alfonso LópezMichelsenle recitó a García Márquez la primera página de Elgran Meulnes de Alain Fournier, "porque -añadió al termi-nar- se té nota la influencia de ese libro." García Márquezle juró que jamás se lo había leído. En este rastreo sobre lasinfluencias de las lecturas no siempre ~e atina. Más fácil es

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ESCRIBIR EN BARRANQUILLA

determinar sus antipatías profundas, las que motivaron másde un artículo celebrado después con muchas cervezas en el

-así llamado- "Japi Bar".

La lista la encabezaba Calibán (sin embargo, a su muerte,

Cepeda Samudio, ya para entonces director de Diario delCaribe, 10 comparó con Larra, quien con el manejo de muy

pocas palabras expresó todo un universo. Fuenmayor soste-nía que ese artículo 10 había escrito, en realidad, Julio Roca

Baena). Otros que tenían en la mira eran: López de Mesa, que

representaba para ellos todo el transcendentalismo de loslugares comunes; Eduardo Carranza, a quien considerabanun joven poeta que estaba recurriendo a los procedimientosdel viejo país. "De jóvenes iconoclastas, amanecieron due-ños de todas las tribunas del pensamiento", 65 decía en su

columna" Aire del día" Alfonso Fuenmayor, quien firmabacon el seudónimo de Puck. A los "lagartos" les tenían una

especial fobia, y entre ellos veían como portaestandarte al

político Augusto Ramírez Moreno, en ese entonces embaja-dor en París. En alguna de sus "Jirafas", escribía García

Márquez:

Esta vez tampoco le falló la puntería a mi buen vecino Puck

cuando consideró como un entretenimiento inútil el que se han

inventado algunos miembros de la república literaria en Bogotá

para juzgar por medio de tribunales críticos más o menoscaricaturescos, más o menos ridículos, la obra de algunospoetas... de poesía saben tanto como de discreción el doctorRamírez Morend66

y en 10 local la oveja negra era Néstor Madrid Malo, con

65 Fuenmayor, Alfonso. "Aire del día", en El Heraldo, julio 9 de 1948.66 García Marquez, Gabriel. Textos Costeños, Barcelona, Bruguera, 1981..

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Las revistas literarias en Barranquil/a

quien de amigos pasaron a ser permanentes contradictores.

También rechazaban 10 que ellos consideraban "trascen-dentalismo" sin aclarar mucho la idea, pero que en la prác-tica se traducía que en ningún momento les interesó la obrade Julio Emique Blanco, cosa que el mismo Vinyes confesaráen su episto1ario con Germán Vargas.

Algo que representaba el sumum de 10 rechazable era laescuela greco-quimbaya o greco-ca1dense. Para ellos la retó-rica de Si1vio Vi11egas, Ramírez Moreno, o la narrativa deBernardo Arias Truji110 y los cuentos de Ade1 López oAntonio Cardona Jarami110 (en esa época los cuentistas máspublicados de la prensa nacional) "era el exceso verba1ista,el uso de una vana y exuberante pa1abrería.,,67

También se oponían al llamado cuento "terrígeno" o"te1úrico", y por extensión a111amado nacionalismo literario.

Consideraban que aquí no se estaba escribiendo buenanarrativa, y que era necesario mirar a los extranjeros. Estasideas no las desarrollaron, así que 10 que se lee es un picoteoalrededor del tema.

En cuanto preferir la temática urbana a la rural era algoque sostenía con vehemencia Alfonso Fuenmayor, acolitadoun poco por Germán V qrgas. Alvaro Cepeda no opinó sobreel tema sino que escribió sus cuentos recogidos en el libroTodos estábamos a la espera (1954), que se desarrolla en baresnorteamericanos o en escenarios claramente urbanos. GarcíaMárquez no se comprometió al respecto, para ese entonces

67 Gilard Jacques. "El grupo de Barranquilla", en Revista Iberoamericana

separata, Nos. 128-129, 1984, Madrid.

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ESCRIBIRENBARRANQUILLA

sus cuentos tenían escenarios urbanos y rurales.

Vida, pasión y muerte de Crónica

El grupo necesitaba un medio de expresión y después devarias tentativas, Alfonso Fuenmayor, alma y motor de lapublicación, pudo sacar el primer número el 9 de abril de1950. La dirección era del mismo Fuenmayor, la jefatura deredacción a cargo de Gabriel García Márquez, que para esaépoca era descrito por Germán Vargas así:

El jefe de redacción de Crónica, Gabriel García Márquez, 23,de Sucre (Bolívar), soltero, también columnista de El Heraldo("La Jirafa", por Séptimus, nombre tomado de uno de lospersonajes de Virginia Woolj), cuentista con dos libros enpreparación: interprete de los cantos vallenatos de Rafael Esca-lona (Honda herida) y de Abel Antonio Villa (El amor de

Zoila).68

La lista de colaboradores era impresionante, comprendíadesde la poetisa Meira Delmar hasta el joven empresarioJulio Mario Santo Domingo. Había sin embargo las ausen-cias sensibles de Ramón Vinyes, que se había devuelto aBarcelona, y la de AlvaroCepeda Samudio, que estaba en losEstados Unidos estudiando periodismo deportivo.

Como de los setenta números sólo se conservan menos dequince, más algunos pequeños recortes, es imposible hacerleun estudio sistemático a la publicación. Sólo quedan, ade-más de los pocos números, los sumarios que sacaba losviernes El Hcraldo. También la memoria de los interesados.El profesor Gilard dice:

68 Vargas Germán, op. cit., pág. 162.

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Las revistas literarias en Barranquilla

Un análisis de los números disponibles y de los sumarios

conocidos lleva incluso a pesar que la revista nunca sacó un

número que estuviera a la altura de las ambiciones primitivasde sus creadores. jCrónica fue un fracaso decoroso! 69

En su libro, Alfonso Fuenrnayor, como queda dicho, no le

dedica mayor espacio a Crónica. Entrevistado, confesó:

Porque era una aventura -puntualiza- salimos un poco más

de un año y los que más trabajábamos éramos Gabito y yo.

Gabito armaba, dibujaba, escribía cuentos, y a veces cuando

alguno de los cuentos que yo traducía, digamos los de Ellery

Queen, eran demasiado largos, Gabito los reescribía suprimien-

do digresiones innecesarias y de pronto hasta algún personaje

que sobraba, el asunto es que el cuento correspondía al tamañopedido. 70

El mismo García Márquez, en una entrevista con el pro-

fesor Gilard, confesó:

Me extraña que Crónica durara tanto tiempo (14 meses). A mí

me parece que en realidad fueron pocos meses. En realidad nos

fuimos cansando. Había que hacer de todo y nadie se preocupaba

por hacer la revista y cobrar. Lo malo fue que empezamos con el

reportaje sobre Heleno da Freitas y el número se vendió bien.

Muy pronto vimos que el público no se interesaba en la revista.

Yes claro que muchos creyeron que se trataba de una revista

liberal heterodoxa con elementos izquierdistas y curiosidadt' t .71

es e lca.

69 Gilard, Jacques. "Historia de Crónica", en Gaceta, vol. IV, N° 35,1981,

Bogotá.70 Entrevista con Alfonso Fuenrnayor, abril 8 de 1993.71 Gilard, Jacques, op. cit. .

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ESCRIBIR EN BARRANQUILLA

En realidad, la mezcla deportivo-literaria fue un experi-

mento con resultados discutibles. Si para la época su director

Fuenmayor editorializaba: "Nos hemos propuesto aquí ha-cer una cosa en cierto modo distinta de la literatura: quere-mos hacer periodismo", 72 luego aclararía que

la combinación de deportes más literatura -recuérdese que era

la época de "El Dorado"- no fue con el afán de oponer una

forma deportiva de ver y tratar la literatura a la solemne yengolada del interior del país. Eso lo han dicho algunos críticos

imaginativos. La intención era mucho más modesta, se tratabatan sólo de buscar un gancho para un público difícil y también

porque había verdaderos aficionados al fútbol dentro del grupo.Germán Vargas era incondicional del "Junior" y Alvaro Cepedadel "Sporting". 73

Ahora se pregunta la crítica qué malogró el proyecto.

Entre la variedad de respuestas, me atrevo a decir como

testigo del naufragio de todas las publicaciones deBarranquilla, es que ellas siempre logran poner la indiferen-cia del público inexorablemente al descubierto.

Para los contemporáneos lo interesante fue la entrevistaa Heleno da Freitas por Germán Vargas, que obtuvo tal éxito

que fue reproducida en el Brasil y adaptada para la radio porCarlos Arturo Rueda. ("En realidad yo la empecé y la termi-nó Germán",me aclaró Alfonso Fuenmayor.)

Muchas años después, y ya para el Diario de Caribe,

Cepeda Samudio haría también un clásico reportaje a Ga-

rrincha, que aparece hoy en la antología de las grandes

72 Cr6nica N° 5, marzo 27 de 195073 Entrevista con Alfonso Fuenmayor, abril 8 de 1993.

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Las revistas literarias en Barranquilla

crónicas periodísticas.

O sea que hubo una escuela de periodismo deportivo. Nofue fácil sostener la balanza deportes-literatura, y en susúltimos números cuando ya los colaboradores habituales sehabía retirado, como García Márquez, Vinyes (que descon-'tinuó sus cartas desde Barcelona) y Cepeda, la revista le diomás espacio al fútbol. Las fiestas de cumpleaños de losjugadores, con fotos borrosas de Quique Scopell, declaracio-nes como "Heleno es fácil de controlar", del zaguero ecuato-riano Chompi Henríquez del Sporting, era lo que se destaca-ba.

Otro de los platos fuertes de la publicación era la sección"Diario de una mecanógrafa", firmado por Dolly Melo,seudónimo de Carlos Osio Noguera. Consistía en la diver-tidas y picantes aventuras de una secretaria que cuidaba suvirtud acechada por toda clase de peligros, que siempre lamantenían al borde de la caída.

El resto del material de la revista eran traducciones derevistas francesas y sobre todo norteamericanas. El traduc-tor era casi siempre Alfonso Fuenmayor, aUI)que en unprincipio lo fue Bob Prieto, que después renunció por cues-tiones de paga. Las ilustraciones eran hechas por GarcíaMárquez, Orlando Rivera "Figurita" y Alfonso Melo. Sólohay una ilustración de Alejandro Obregón, en esa época enEuropa, para el cuento de Julio Mario Santo Domingo,Divertimento.

Pero de Crónica no se hablara con interés sino hubierasido por la publicación de los cuentos de José FélixFuenmayor, Alvaro Cepeda Samudio, Gabrie'l García Már-quez y Ramón Vinyes.

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ESCRIBIR EN BARRANQUlLLA

De García Márquez se publicaron De cómo Natanael haceuna visita, La mujer que llegaba a las seis (este cuento motivadopor una apuesta con Alfonso Fuenmayor que le retaba aescribir uno policíaco) y La noche de los alcaravanes.

Cepeda Samudio publicó Vamos a matar los gaticos, Elpiano blanco y Jumper Jigger. Ramón Vinyes publicó su únicocuento escrito en castellano, Un caballo en la alcoba, y JoséFélix Fuenmayor cinco cuentos, entre ellos, Taumaturgia deun cochecito, En la hamaca y Ultimo canto de Juan.

Que los cuentos eran los que despertaban la atención delos lectores entendidos, lo dice la carta de Vinyes a Germán

Vargas:

Leo con mucho interés Crónica. Releí "En la hamaca," de JoséFélix y si es posible me gustó más que la primera vez. El cuentode Gabito sobre la mujer del cuarto de hora me pareció muybueno pero un poco alargado en su última tarde. Interesante"los gaticos" de Alvaro. Trabajan y a veces adivino el esfuerzoque han tenido para rellenar el número.74

Más adelante, en otra carta, cuando ya la decadencia dela revista era imparable, don Ramón decía:

Siento el vuelco en Crónica que usted anuncia. No lo encuentroraro, visto el éxtasis con que parte de sus lectoras celebraba el"Diario de una mecanógrafa." (...) A mí me parecía que Cróni-ca tenía razón de su existencia en los cuentos de Alvaro yGabito, pero no es así. Qué le vamos a hacer.75

74 "Cartas de don Ramón Vinyes", en: Crónica, agosto 28 de 1950.75 Idem.

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Las revistas literarias en Ba"anqui/la

Para 1951 Alfonso Fuenmayor era el único que estabahaciendo la revista con la frecuente ayuda de Germán Vargas.Cepeda llegó, colocó en las paredes de la oficinita unosgráficos y pronto se desinteresó de la publicación. García

Márquez regresó por un tiempo a Cartagena y después novolvió a colaborar. La revista se murió en junio de 1951.

Después, como se sabe, García Márquez en 1954, y ainstancias de Alvaro Mutis, regresó a Bogotá, los amigos se

reunieron en una tertulia más amplia y heterogénea que fuela de "La Cueva", donde la presencia avasallante de Alejan-dro Obregón le dio más relieve al aspecto pictórico. El bar se

convirtió en una galería de los pintores jóvenes en ascenso

como Grau, Villegas,Botero, Wiedemanny,obvio,Obregón.Hay todo un anecdotario escrito y oral sobre el sitio. Los tirosde Obregón a uno de sus cuadros, el grillo amaestrado quese comió, y demás leyendas.

Pero, como dice Julio Roca en su artículo "El clan deBarranquilla", y en el que rompía lanzas con Néstor Madrid

Malo:

Lo que hace al grupo de Barranquilla digno de ese nombre no es

el hecho de que F uenmayor , García Márquez y Cepeda Samudiohubieran sido amigos y se reunieran en este o aquel café, sino elhaber fundado y publicado el semanario Crónica, no importacuán breve hubiera sido su existencia y que de sus páginashubieran estado ausentes los manifiestos programáticos. 76

En mi última entrevista con Alfonso Fuenmayor le pre-gunté si iba avanzando en su ensayo sobre Crónica. Me dijo

76 Roca, Julio. "EI clan de Barranquilla", en: Lecturas Dominicales de El Tiempo

(fotocopia, s.f.).

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ESCRIBIR EN BARRANQUlLLA

que por lo menos ya sabía que lo iba a titular: "En quémenor", y que el subtítulo sería: "Cómo de mis pequeñastristezas aré mis grandes alegrías". 77

LA REVISTA DEL ATLÁNTICO

Esta publicación sólo alcanzó los tres números. El primeroen diciembre de 1958, y los dos restantes en marzo y agostodel 59. Fundada y dirigida por el entonces gobernador deldepartamento Néstor Madrid Malo, la revista tenía un carác-ter institucional. El subdirector fue el secretario de educa-ción Fernando Cepeda y Roca, y el consejo de redacción locomponían el filósofo Julio Enrique Blanco, el director deteatro y cronista Alfredo de la Espriella y la poetisa MeiraDelmar, que era también la secretaria de la revista. En elúltimo número aparece como director el nuevo gobernadordel departamento Alcides de la Espriella; la publicación, sinembargo, se suspendió.

Nada se podía dar más opuesto a Crónica que esta revista.Frente a la informalidad y el sentido humorístico y renova-dor del grupo de Barranquilla, aquí se agrupaba una repre-sentación del pensamiento académico tradicional. En lostres números, y en una distribución heterogénea se encuen-tran ensayos filosóficos como los de Néstor Madrid Malosobre san Agustín, un capítulo de lógica y ontología de unlibro aún inédito de Luis E, Nieto Arteta, y una colaboracióndeCayetano Betancur, También hay ensayos literarios comolos de la olvidada escritora uruguaya Dora Isella Russel,quien en su La juventud, protagonista universal, afirma: "SiHelena hubiera sido una mujer madura, la guerra de Troyah b ' t ' d d ' - t ,,78U lera ermma o lez anos an es.

77 Entrevista con Alfonso Fuenrnayor, abril S de 1993.78 Revista del Atlántico, N° 2, marzo, 1959. pág, 133

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Las revistas literarias en Barranquilla

En La novela en Colombia, de Javier Arango Ferrer, escritoen forma desentendida, se pueden leer afirm~ciones comoque: "el bacilo de Koch es el consejero privado del romanti-cismo y el síndico de la muerte en la novela del siglo XIX."

Muy centrado en la literatura antioqueña, el artículo, sin.embargo, al mencionar al joven Carda Márquez, haciendo

referencia a La hojarasca, asegura:

Para decirlo de una vez, este joven escritor costeño es histórica-mente tan significante para nosotros como lo son Felipe Pérezen la novela histórica, Jorge Isaacs en la idílica, TomasCarrasquilla en la realista, J. A. Osario Lizarazo en la social,José Restrepo Jaramilloen la psicológica, y José Eustasio Rivera

1 1,. 79en a te urlca.

Contrasta el optimismo sobre el futuro de nuestras letrasen el estudio de Arango Ferrer con el artículo del críticobrasileño Armando Correia Pacheco, quien refiriéndose a laliteratura de su país escribe: " Agripino Crieco, crítico de la

generación modemista, un experto en el sarcasmo y laliteratura, definió nuestra literatura como un fenómeno demediumnidad trasatlántica. Para completar su pensamien-to, todos nuestros escritores no son sino médiums de losespíritus europeos. Les basta entrar en trance y los 'contro-les' del otro lado del océano producen sus libros. En sumatoda la cultura brasilera no es sino una gran obra psicograbada

,,80cuyo autor es europeo.

Puede decirse, sin embargo, que el fuerte de la revista erala historia, y que logró aglutinar a todos sus cultivadores en

79 Revista del Atlántico, N° 1 dic., 1958. pág. 58.80 Revista del Atlántico, N" 3 ago., 1959. pág. 85.

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ESCRIBIRENBARRANQUlLLA

la región. Así, hay trabajos de Julio Hoenigsberg, CarlosGonzález Rubio, Luis Martínez Delgado, Rafael OñoroUrueta, Pedro María Revollo y Aquiles Escalante.

La poesía se hizo con poemas de Meira Delmar, GregorioCastañeda Aragón y Mauricio Rafael Buitrago. También hayartículos variados, como la memoria de los viajes por Vasconiay Cantabria de Julio Emique Blanco, o la reproducción deuna entrevista a Boris Pasternak hecha por Alberto Moravia.También los recuerdos sobre Vargas Vila de CastañedaAragón. Empieza "el poeta del mar" evocando la visita de"mala voluntad" que hizo V.V. a Barranquilla a principiosdel los veintes. De ella hay la constancia de una fotografía enla que aparece "el Divino" sentado en una silla de mimbreatropellado, en su vestido lleno de accesorios (leontina,polainas, gemelos, etc.), y a los lados, sosteniendo suscanotieres, están Rafael Maya y el mismo Castañeda Aragón.Cuenta el poeta que en la entrevista que le hicieron, VargasVila no dijo sino malevolencias. "La Nación no es un grandiario sino un diario grande", así se :refirió al periódico deBuenos Aires. Sobre una liga de señoras en Montevideoagrupadas para presionar la prohibición de sus obras co-mentó: "Hace ya muchos años que no me preocupan las ligasde las señoras." Acerca de la anécdota de Hugo Wast, que alpreguntársele la opinión sobre Va,rgas Vila remitió al perio-dista a la opinión de su cocinera, "el Divino" reviró con un"Yo siempre pensé que en ese país (Argentina) las cocinerassaben más de literatura que los escritores." Al final el poetaCastañeda recuerda cuando años después al visitar en Bar-celona al genial panfletario, ya viejo y enfermo, éste lecontestó con una carta muy cordial y sentida. 81

81 Revista del Atlántico, N° 1 dic., 1958. pág. 119

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Las revistas literarias en Barranqui/la

La narrativa se hace presente con la publicación de "Ré-quiem", un capíttilo de la novela inédita de Manuel ZapataOlivella El cirujano de la selva. También hay uno de los pocoscuentos conocidos y publicados de Bob Prieto, uno losanimadores del grupo de Barranquilla; El manto nuevo, comose titula, no nos hace optimistas respecto a su obra literaria.

Por su parte, el cuentista cubano Raúl González Cascorrocolabora con su cuento La burla. Mucho más interesantes sonlos cuentos Un día de éstos de García Márquez, En vuelo deCarlos Flores Sierra, y Cambio de clima de Antonio Escribano,aparecidos en el segundo número y agrupados con el deno-minador común "Tres cuentos". Para la revista GarcíaMárquez es el autor de La hojarasca. (Olvidaba que ya en Mitose había publicado El coronel no tiene quien le escriba).

La sección reseñas, casi siempre escritas por Néstor Ma-drid Malo y Meira Delmar, revelan que se seguía de cerca elmomento literario mundial. Es destacable la reseña hechapor Benigno Acosta Polo al libro, recién publicado, La poesíade Antonio Machado de Ramón de Zubiría.

Aunque la revista tuvo una gran acogida nacional conartículos como el de Mundo cultural de Cali, que decía: "Estoes 10 que pasa cuando gobiernan los poetas... que las prensasde la imprenta departamental se destinan, no a imprimirvarias memorias de secretarios que duran un instante en elinterés público y que podían perfectamente hacerse enmimeógrafo sin que la patria perdiera nada... sino revistasculturales como esta magnífica del Atlántico..." ,82 esta aven-ttira (todas las revistas literarias en Barranquilla son unaaventura) no pasó de los tres números. Ahora toca a los

82 Revista del Atlántico, ~ 2 mar., 1959. pág. 164.

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ESCRIBIRENBARRANQUILLA

estudiosos preguntarse la huella que dejó.

STVDIA

Esta revista es la institucional de la Universidad del Atlán-tico; sin embargo, la intermitencia de su aparición le harestado figuración e influencia. Su mayor continuidad, aun-que con períodos muy espaciados, la tuvo mientras la diri~ióRodrigo Noguera Barreneche, es decir, de 1955 a 1970. 8

No hubo una mayor presencia literaria en todo esteperíodo, y el interés que puede tener para este estudio es loque nos revela sobre la vida cultural de la Barranquilla de laépoca. No hubo un aglutinamiento alrededor de ella, yaunque se encuentran colaboraciones de algunos intelectua-les del momento, Santiago Zúñiga, Francisco Alvarez Iguarán,Abel Carbonell, éstas son escasas frente al grueso de lopublicado en la revista, que en su casi totalidad era escritopor su mentor y director. Este, un Pico de la Mirandolacriollo, cultivaba las ciencias jurídicas y matemáticas sinexcluir la medicina, no olvidando hacer sus incursiones porla poesía. Decano de la facultad de ciencias económicas,encargado de la decanatura de derecho, y director y funda-dor de la revista, Noguera Barreneche es la omnipresencia entodos los números consultados. Desde los primeros, la mitadde la revista está dedicada a sus investigaciones matemáti-cas, que las abre con un epígrafe en latín, Vide ut arithmeticesbelluam abiecit, dirigido al que -supongo- no muy amplionúmero de lectores. En el número correspondiente a enero-junio de 1956 se incluye el ensayo Crítica y superación de lafilosofía de la existencia de Luis Eduardo Nieto Arteta, entre-

83 Stvdia, N~ 3, 4 Y 5, ene. a jun., 1956. 1-2, oct. de 1955, vol. 1, a los ~ 26-

27, vol. IX, 1970.

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Las revistas literarias en Ba"anquilla

gado días antes de suicidarse. Lo que le da un caráctercurioso a este escrito póstumo es la declaración certificadade la secretaria del tribunal de ser lo publicado igual a losacado a máquina. Hay un testigo y profusión de sellos.

En varios números, Noguera Barreneche merodea por elsoneto:

Sin el don de inventar, pero leído,y de la gloria intelectual, amante,el vil plagiario, a fuer de gran tunante,plagiaría hasta un nombre y su apellidoM.

El resto de los números conservados muestran una revis-ta en la que, salvo las secciones sobre la vida universitaria(decretos, relatos de ceremonias en la universidad, artículosdidácticos, tales como El estatuto del profesor universitario o Elcontador público como asesor), todo es escrito por RodrigoNoguera. Predominan sus estudios matemáticos, entre és-tos, Históricamente primera demostración inconcusa completa yuniversal del gran teorema de Fermat con el álgebra davídica delpríncipe de los aficionados a la investigación matemática. El -epígrafe nos dice que: "Un matemático que no tenga algo depoeta no será jamás un completo matemático.l185

Hay un momento en el que la revista adopta un tonopersonal, y fue al ser destituido de todos sus cargos NogueraBarreneche. Este saca a relucir su hoja de servicios, que lomuestra como miembro de la Sociedad Geográfica, del Ins-tituto Colombiano de Cultura Hispánica, del Colegio deAbogados de Medellín, de la Academia Colombiana de la

84 Studia, N°S 18 Y 19, marzo a mayo de 1966.1-2, pág. 163.85 Studia, N°S 13 Y 14, mayo a dic., 1957.1-2, pág. 103 Y ss.

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Lengua, por su opúsculo El gerundio explicado more geométri-co. También trae a colación una impresionante cantidad detrabajos en todos los campos, como La teoría dicotómica de ladivisibilidad: nuevo triángulo aritmético, Minucias jurídicas, Delconocimiento de Dios, Memoria a la Academia Colombiana deMedicina sobre la absorción de la energía por los sentidos externosque remplaza y completa la función de la clorofila en las plantas, yMúsica y lumbre, éste un tomo de 147 sonetos de forma clásicay estilo pamasiano, como el mismo autor lo anuncia86.

Nada de eso, sin embargo, logró restituirle en sus pues-tos, pues le faltaba uno de los requisitos exigidos para serprofesor universitario: un título. La licencia para ejercer elderecho dada en 1928 no bastaba. Se accedió no obstante aque siguiera, ad honorem, dirigiendo Stvdia, cosa que hizohasta 1970.

En los siguientes números, los estudios de matemáticasocuparon más de la mitad de la revista. Algunas colaboracio-nes lograron colarse, y otros sonetos de Noguera fueronperpetrados. El sabio no dejó ni discípulos ni escuela; no hayestudios sobre su obra. La revista sigue apareciendo esporá-dicamente.

LA PÁGINA(Un testimonio)

La publicación literaria barranquillera con mayor circula-ción y mayor número de lectores fue el Suplemento del Caribe,que se editó como magazín dominical del Diario del Caribe,desde julio de 1973 hasta mayo de 1979. En sus primeros

86Stvdia, N°S 13 Y 14, op. cit.

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números se llamó simplemente La Página.

Una de las razones de su éxito nacional fue haber acepta-do la colaboración de todos los noveles escritores del mo-mento, para quienes estaban cerrados los suplementos de lagran prensa capitalina, que sólo aceptaba la de los valoresconsagrados. Otra razón, las corresponsalías del exterior,como las de los venezolanos Ednodio Quintero y Luis Brito,en esa época unos desconocidos, y las de R.H. Moreno Durány Harold Alvarado Tenorio desde España. También se obte-nían logros como las traducciones por Jaime Manrique depoetas norteamericanos como Delmore Schwartz y EdwardField. En su sección "El trigo que germina", publicaron susprimeros versos Miguel Iriarte, Joaquín Mattos, NoraCarbonell y LyaSierra..

Por todo eso, no es de extrañar que al llegar al númerocien, Harold Alvarado en un artículo en El Siglo, de Bogotá,colocara este suplemento entre los llamados "suplementosliterarios memorables", alIado del Repertorio Colombiano, ElMosaice-yotros órganos literarios legendarios.

Nada se preveía en los primeros meses del 73 cuando ladirección del periódico le hizo la oferta de dirigir un suple-mento literario al joven abogado Antonio Caballero Villa.Este, un hombre de vastas lecturas, amante de la mitologíagriega y con un amplio conocimiento de nuestro mundopolítico, no conocía, sin embargo, el mundillo literario de laciudad. Y ahí es donde este cronista cumple un papel rele-vante. En mi apartamento del edificio "Mualín" (llamadoentre los amigos "el Mualín Rouge", por la facilidad con quese organizaban las fiestas) se dieron cita diecisiete personas.Además de quienes conformarían el comité editorial, seencontraban Rosita Paternina, Alvaro Ramos, Miguel FalquezCertain y Braulio de Castro, entre otros. De esa reunión

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resultó La Página. Su dirección, que se autodesignó con elhorrible nombre de "comisión coordinadora", fue confor-mada por Antonio Caballero V., Alfredo Gómez Zurek,Carlos J. María, Margarita Abello, Ramón Illán Bacca, y, enlos dos primeros años, también por Alvaro Medina.

El suplemento desde el principio tuvo una vida tempes-tuosa. En el primer número un artículo pétreo de Carlos J.María, en el que mencionaba a Trotsky, levantó roncha. Enel mismo número, una entrevista de Alvaro Medina sosteníalos nombres de Darío Ruiz Gómez y Policarpo Varón comolos más interesantes entre los nuevos escritores del momen-to, contradiciendo una conferencia reciente de Angel Ramaque sostenía que lo eran Daniel Samper Pizano y PlinioApuleyo Mendoza.

Hubo dos terremotos: la caída de Allende, que motivó unartículo incendiario de Alfredo Iriarte, con gran foto delPalacio de la Moneda bombardeado, que nos enfrentó a ladirección del periódico; y, el otro, el concurso nacional decuentos promovido por el suplemento, y declarado desierto,lo que nos disgustó con toda la "intelligentsia" del país.

La mención y recomendación de publicar los cuentos delos finalistas Luis Fayad, Humberto Valverde, David Sán-chez, Arturo Alape y Roberto Burgos no hizo sino aumentarel malestar. Por eso, en el segundo y último concurso decuentos se condicionó no declararlo desierto. Fue así comoOrden público de Roberto Rubiano Vargas, La otra piel deCandelaria de Jairo Mercado, y Otro cuaderno deN de NicolásSuescún (que más tarde sería alargado y publicado comonovela postmodernista) fueron premiados en ese orden.

Aquí hago 1:ina digresión no necesaria, pero sí inquietan-te. Rosita Marrero, una veterana periodista, colaboradora de

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La Página desde sus comienzos, con una prosa que descon-certaba a algunas personas, como Alfredo Iriarte, yencanta-ba a otras, como Raquel Jodorowski, y quien firmaba comoNakonia (la reina de los orangutanes en las historias deTarzán), estaba para esa época con una parálisis progresivaque sólo le permitía mover los ojos y la boca. Así decidióparticipar en el concurso. A gritos, dictó a un asistentevoluntario Aquiles no era un santo, con escenario en Bizancio.(Hubo que mostrarle enciclopedias para que ella miraraornamentos y basílicas para su inspiración). El cuento llegóun día después de la fecha límite, y fue rechazado por el

jurado.

(Este cronista ha sufrido todos estos años por no haberluchado lo suficiente). Tiempos después Alvaro Mutis con-ceptuó que era uno de los mejores cuentos que se había leído.

En los últimos años las relaciones con la dirección delperiódico fueron tan tensas que se acusaba a La Página de seruna Alternativa literaria. Un número exultante de felicidadpor la muerte de Franco fue vetado. Los nombres de Ga~a "~;,Márquez, Pablo Neruda y Nicolás Guillén eran objeto dereparos. Pero también se luchaba en otros frentes. Unacrítica de Alvaro Medina a la escultura Las histéricas de FelizaBurztin desató una polémica nacional; las ilustraciones deAlvaro Herazo fueron calificadas de pornográficas por unalma buena, y al compositor Pacho Covilla le molestó que sele comparara con Agustín Lara.

La comisión coordinadora, sin embargo, se aferraba a LaPagina, reproduciendo textos de humor urticante en la sec-ción "Psst", y pagando a los colaboradores locales con pa-seos al campo los finales de mes. Casi todo los escritores delpatio se iniciaron en sus páginas. Este cronista publicó porprimera vez en el suplemento, todos los cuentos que consti-

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tuyeron después el libro Mariguana para Goering.

Con un material monotemático se publicó en el penúlti-mo número Gajos de corozo, flores de La Habana, de AntonioCaballero, Margarita Abello y Mirta Buelvas, un escritopionero sobre el carnaval, y hoy referencia obligatoria parasu estudio.

El último de los suplementos de la "comisión" traía elcuento Divertimento de J. M. Santo Domingo, y la ilustraciónde Obregón para el mismo material ya publicado veinticin-co años atrás en Crónica. El, número se completaba con unartículo encomiástico de Jacques Gilard sobre el cuento, yelestudio de Alvaro Medina sobre la ilustración.

Posteriormente, se designó como nuevo director a Alfon-so Fuenmayor, y a las pocas semanas al suplemento se lecambió el nombre por el de Intermedio.

El refugio de los miembros de la "comisión" en el perió-dico La Libertad, donde sacaron un hermano gemelo de LaPágina, fue muy corto. Cualquier domingo, por malenten-didos, dejó de existir. Y, como en la expresión de LezamaLima, se volvió "más nítido y fragante". De ahí este testimonio.

OLAS

Los ocho números de la revista Olas se dieron entre noviem-bre del 84 y marzo del 87.

De todas las mencionadas ~n este estudio, fue, sin lugara dudas, la revista más bellamente editada. Sus páginascentrales, que reproducían a todo color los cuadros expues-tos en las galerías de la ciudad, así lo demuestran. Que el

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Las revistas literarias en Barranqui/la

proyecto era ambicioso, nos lo confirma su director CarlosFlores Sierra en el editorial del primer número, cuandoescribía:

El grupo que conforma la redacción de Olas es una especie decartel de ensayistas, críticos, poetas, novelistas, pintores, mú-sicos, escultores y fotógrafos inspirados de pronto, iluminadostal vez por el deseo de hacerle conocer al país y un poco al mundo,lo que ocurre en Barranquilla en material cultural.87

La revista, abierta a todos las manifestaciones culturales,reflejó el quehacer literario y artístico de los ochentas. En suspáginas se encuentran entrevistas, semblanzas, ensayos ycuentos, y el registro de la vida artística del momento.

No se perdía la ocasión de reportear al escritor querecalaba en la ciudad.

" A veces he pensado que sólo 10 que se escribe existe, el

resto es vividera inútil", nos dice Julio Olaciregui de pasopor la ciudad después de estar sus primeros cinco años enParís. "No quiero escribir otra Rayuela", precisa. 88

"Qué es el oficio de escribir sino el de repetir nuestrabiografía directa o indirectamente", nos plantea OscarCollazos. 89" Al escritor que quiere serIo, como decía Cepeda,

no lo mata nadie,,90, nos dice Roberto Burgos Cantor. y en elúltimo número, ema entrevista a R. H. Moreno Durán, éste

87"Propósito", Olas, ~ 1, oct.-nov., 1984. El director Carlos Flores Sierrapublicó La crisis (novela, 1980) y Malandaria, cuentos, 1990.

88 Olaciregui, Julio. "Escribir en como levantar pesas", Olas, ~ 1, pág. 10.89 Collazos, Oscar. "El oficio de escritor", Olas, N° 4, mar.,J985, pág. 7..90 Rojas, J. L. "Al escritor no lo mata nadie: Roberto Burgos Cantor", Olas,

N° 7, abr.-jun., 1986, pág. 9.

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afirma: "Lo grave no es escribir sobre la aldea, 10 grave esescribir sobre la aldea como un aldeano." 91

Desde otros campos de la creación artística, el músicoFrancisco Zumaqué nos confiesa: "Busqué al maestro Biavapero él no estuvo de acuerdo con que yo estudiara música, noporque me faltara talento para eso, porque yo era músico,sino porque el viejo pensaba que ésa no era una profesión

.,,92sena...

"Primero proyéctenla, después se las cuento", le dice FinaTorres, directora de cine venezolana, ganadora de un pre-mio internacional por su film Oriana basado en un cuento deMarvel Moreno, asu entrevistador. Después, agrega: "Marveles la Virginia Woolf latinoamericana.//93

Pacllo Bottía, el cineasta barranquillero, sentencia: "Elcine sólo existe cuando se exhibe", en la entrevista conocasión de los premios concedidos a su film La boda delacordeonista. 94

En uno de los pocos reportajes concedidos en su vida, elcrítico literario Carlos J. María acaricia uno de sus temasfavoritos, Borges, y nos dice:

Borges es el más astuto de los escritores latinoamericanos delsiglo XX. Al desechar los mamotretos épicos escribió unos

91 Iriarte, M. y Rojas, J. L. "No creo en los géneros literarios: R.H. Moreno-

Durán", Olas, N° 8, ene.-mar., 1987, pág. 43.92 Rojas, J. L. "Formación musical de Francisco Zumaqué", Olas, ~ 5, oct.-

dic., 1985, pág.. 9.93 Llanos, José Ramón. "Primero proyéctenla, después se las cuento", Olas,

~ 5, oct.-dic., 1985, pág. 6.94 Rojas, J. L. "Elcinesóloexistecuandoseexhibe",Olas,~7, abr.-jun, 1986,

pág. 17.

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Las revistas literarias en Barranqui/la

poemas, cuentos y ficciones que si bien pueden dar más trabajoque las novelas de Onetti, sin embargo, nos engañan por la

brevedad. Lo breve lo leemos con más facilidad... y Borges es1 'd 95

muy el o.

Las semblanzas fueron un género muy publicado. Van

desde las dedicadas a "Figurita" (Orlando Rivera), AngelLoochkartt, Gonzalo Arango, Nereo, Juan Mallol, FannyMikey, hechas por Carlos Flores, pasando por la evocadorade Bob Prieto, por su sobrina Miriam Flores, hasta la

memoriosa de José Félix Fuenmayor, por Germán Vargas.

El ensayo multidisciplinario estuvo presente en todos los

números. Así, el denso de Julio Núñez Madachi sobre Julio

E. Blanco, y en el que nos cuenta:

Pues Blanco, quien se había trasladado a Medellín... constante-mente debía persuadir a los círculos científicos e intelectuales dela capital antioqueña, indicando que el autor de los densosensayos filosóficos publicados en la revista Voces no teníannada que ver con él, e insistiendo hasta el cansancio de que setrataba sólo de un enojoso caso de homónimos (debido a que esaactividad podía afectar las relaciones comerciales en las que

entonces se desempeñaba).96

Hay que destacar el estudio de Jacques Gilard sobre larecepción de la obra de Cepeda Samudio en Francia. Losensayos de Wilderson Archbold se caracterizan por sustítulos detonantes, como el bautizado: Milan Kundera o elpriapismo metafísico como solución al problema del azar en la

95 Iriarte, Miguel. "Borges, un especulador, un jugador", Olas, N° 7, abr.-

jun., 1986, pág. 43.96 Núñez Madachi, Julio. "J. E. Blanco y L. López de M~sa: fundadores de

una filosofía colombiana", Olas, N" 1, oct.-nov., 1984. pág.15.

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ESCRIBIR EN BARRANQUlLLA

historia. El musicólogo Adolfo González con su Una relacióncuriosa entre la música clásica y afrocubana en la vereda tropical,nos revela que según la ventajosa lucidez de un borracho: "Siel Richie y el Bobby no se vuelven humildes, habrían com-puesto una misa en salsa.,,97

Desde Francia, en carta al director, Jacques Gilard, sinembargo, advertía: "está el problema previsible de que allíen Barranquilla son pocos los que son capaces de pasar de latercera cuartilla... ni a verdaderamente desarrollar ideas enforma académica.,,98

La conferencia de Germán Vargas sobre la poesía en laCosta Atlántica desató viejas malquerencias, como la cartaque Néstor Madrid Malo envió al director, y en la querecriminaba: "Ese pobre señor Vargas Cantillo, quien ejercesin ningún mérito la vicaria función de alter ego del señorGarcía Márquez, se da el lujo de prescindir de mi nombre ensu mocha y huera relación sobre los poetas de la CostaAtlántica." 99

y hablando de poetas, ninguno de los que en la década dellos ochentas lanzaron sus poemarios quedó sin ser mencio-

nado, publicado y reseñado. He aquí algunos de estos nom-bres: Lya Sierra, Margarita Galindo, Carmen Peña, TallulahFlores, Marco Schwartz, Alfredo Gómez, Alvaro Suescún,Miguel Iriarte, Laurian Puerta, Lida Salas, Alvaro RodríguezTorres, Mónica Gontovnik, José Luis Hereyra, Nelson OsorioMarín, Raymundo Gómez Cásseres, Jose Ramón Mercado,Javier Moscarella y Jorge Marel.

97 González, Adolfo. "Una relación curiosa entre la música clásica y

afrocubana en la vereda tropical", Olas, N° 4, mar., 1985, pág. 22.98 "Del escritorio del director", Olas, ~ 6, ene.-mar., 1986, pág. 5.99 "Del escritorio del director", Olas, ~ 8, ene.-mar., 1987, pág. 7.

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Las revistas literarias en Barranquilla

La narrativa tuvo escasa presencia. Tan sólo encontramoslos cuentos de Guillermo Tedio, del argentino Danny Karpuj,yunavance de la novela Adiós muchachos de Hipólito Palencia.

Tal vez la sección "Registro", en la parte final de la revista,nos da en forma más nítida el pulso de la vida cultural de laciudad en esos años. Los colaboradores son diferentes, perolos nombres de Pamela Flores, Miguel Iriarte, José LuisRojas, Carlos Flores Sierra y Ramón lllán Bacca, son de unapresencia constante y en los que en cierta forma recae elgrueso de esos comentarios.

Las notas varían. Las hay polémicas, como una de PamelaFlores, que al comentar La llama y el hielo de Plinio ApuleyoMendoza, termina diciendo: "Mendoza reconstruye conmaestría, no para espíritus decentes ciertamente, sino paraaquellos a los que un libro importa en primer lugar porqueestá muy bien escrito; segundo, porque crea dudas propo-niendo posibilidades distintas, y tercero, porque nos cuentaalgo interesante. y al diablo los juicios morales."tOO

También las hay de juicios contundentes, como la deCarlos J. María ante la aparición de la novela de AlbertoDuque El pez en el espejo, que termina: "Baste considerar quemientras García Márquez dejó pasar treinta años para contarsu Crónica de una muerte anunciada a Duque López sólo lehicieron falta unos meses para escribir sobre un hecho realsin investigar apenas nada y con el fin de explotar el sadismoy la crueldad que están a la orden del día en las películas queél tanto admira y comenta."lOl

100 Flores, Pamela. "Historias de la historia", Olas, N° 3, ene.-feb., 1985,

pág. 49.10lMaría, Carlos J. "La realidad mutilada", Olas, N° 3, ene.-feb., 1985,

pág. SO.

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ESCRIBIRENBARRANQUILLA

Hay asimismo la nota entusiasta, como la de RayrnundoGómez Cásseres, quien ante el libro de cuentos de PedroBadrán El lugar difícil afirma: "allí y esto es una opiniónpersonal bien fundamentada están por 10 menos cinco de losmejores cuentos de la literatura colombiana escrita en losúltimos seis años. Tal vez desde la publicación de los cuentosde Andrés Caicedo entre 1975 y 1977, la literatura colombia-na no había recibido un impulso renovador más saluda-ble."l02

y no falta la nota nostálgica. Comentando la exhibición deEl ángel azul en un festival de cine alemán en la Cámara deComercio, Ramón Illán Bacca escribe:

Cuando Marlene, en la ya legendaria escena consagrada entodos los afiches, con sus interiores de encaje y su sombrero decopa, empezó a cantar: "Estoy hecha para el amor desde lacabeza a los pies..." el mismo aleteo mágico y emocionante quesintieron los berlineses que en el 29 eshlvieron en el debut deeste film, lo sentimos todas los que nos apiñábamos en esa nochedecembrina en un pequeño local de esta ciudad tropical. ,,103

"No la dejen morir. He visto morir varias revistas muyinteligentes",l04 escribía Eduardo Pachón Padilla en la co-rrespondencia al director. Sin embargo la aventura -todarevista literaria en Barranquilla es por definición una aven-tura, ¿reitero?- duró tan solo ocho gloriosos números.

102 Gómez Cásseres, Raymundo. "Ellugar difícil", Olas, ~ 6, ene.-mar.

1986'Jiág.49.1 Bacca, Ramón Illán. "Desde la platea", Olas, ~ 2, dic., 1984, pág. 62.104 "Del escritorio del director", Olas, ~ 8, ene.-mar., 1987, pág.

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HijELLAS

En el mes de agosto de 1980 apareció el primer número deHuellas, la revista académica de la Universidad del Norte. Enel editorial manifestaba su derrotero: "Señalar las huellasque orienten el progreso de la ciencia y la tecnología para laCosta Atlántica y el país, es el ideal de esta empresa editorialque hemos iniciado."lOs En ese número la revista era total-mente técnica.

Sin embargo, ya desde el segundo número la publicación-y como una característica que la ha acompañado hasta elpresente- apunta a temas de "cultura general", o sea,aspectos que hacen mención a conocimientos básicamentehumanísticos, en particular, históricos y literarios. En elsegundo y tercer número se reprodujo el debate académicoque se agitaba en esos días: "El modo de ser costeño". Unode los participantes, Jesús Ferro Bayona, filósofo y rector dela Universidad del Norte, va a tratar este tema en formarecurrente en los tres lustros que van desde el nacimiento dela revista hasta el número cuarenta y tres, límite de esteestudio.

Hay una búsqueda de identidad en la publicación que sematerializa desde el formato. Del número dos al trece esrectangular, se alarga del catorce al dieciséis, y a partir de esenúmero adquiere el definitivo. También en el contenido seda la diferencia. Al principio hay una presencia filosóficaacentuada fundamentalmente en el rescate de la obra deJulio Enrique Blanco, y asimismo un abundante materialliterario, sobre todo de cuentos. Todavía se colaba algúnestudio técnico, pero con la publicación del Anuario Científi-

105 Huellas, ~ 1, ago., 1980.

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ESCRIBIR EN BARRANQUILLA

co, éstos tuvieron su propio vehículo de expresión. Lascolaboraciones de Anne Marie Mergier, con entrevistas afiguras destacadas de las letras latinoamericanas, comoVargas Llosa, Cabrera Infante, Sábato, etc., le dieron un to-que internacional. En el número 16 se transcribe la presenta-ción que de El Amor en los tiempos del cólera de Gabriel GarcíaMárquez hizo Alfonso Fuenmayor. Interesante, porque esuno de los pocos textos largos críticos del maestro Fuenmayor.

En el número 17 se dan pautas en el editorial, firmado porJesús Ferro, así:

Huellas seguirá siendo una revista universitaria con vocación

cultural, ámbito en el cual transitan las ideas políticas, los

fenómenos políticos y sociales, el pensamiento filosófico, la

creación poética y narrativa, la investigación académica en

todos sus órdenes, en suma la historicidad de la cultura como

lugar de partida y llegada de todo lo que acontece en el mundodel hombre. 106

Se podría afirmar que la especulación filosófica realizadaactualmente en la Costa, se ha dado en Huellas, y que todoslos nombres significativos se han hecho presentes en suspáginas. Lo mismo podría decirse, aunque en menor grado,de los estudios sobre el folclor, y la conceptualización sobreel fenómeno matemático; sin embargo, los temas que hanpredominado en la revista son los históricos. Esto se ha dadocon documentos rescatados, como resultado de investiga,.ciones o como reflexiones sobre un punto histórico. Lostemas tocan la historia universal, nacional y regional, conpredominio de estos últimos. Algunos materiales han sidode especial interés, como el debate entre el norteamericano

106 Huellas, N° 17, ago., 1986.

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ÚlS revistas literarias en Ba"anquilla

"colombianista" Charles Berquist y CrIando Fals Bordasobre la Historia doble de la Costa. En el número 33, dediciembre del 91, se reprodujeron todas las ponencias delsimposio América, continente de la libertad, con firmas comolas de Magnus Momer, Frank Lestringant y Netanel Lorch,entre otros. Sin temor a exagerar, podría decirse que la"nueva historia de la Costa", cuyos pioneros fueron Eduar-do Posada Carbó, Gustavo Bell Lemus y Adolfo Meisel Roca,tuvo como primer vehículo de expresión a Huellas.

Si bien la parte literaria de la revista no es la de mayorentidad, no obstante ocupa un lugar decisivo en el medio porla ausencia de revistas literarias en la ciudad en casi todo esteperíodo. Hay cuentos en todos los primeros dieciséis núme-ros, después aparecen pero en forma intermitente. La sec-ción de poesía ha servido corno impulsadora de nombresnuevos corno Jairo Gómez Rico, Stella Hastie, Jessi<;aGrossman, etc.

Ese nuevo género indefinible que se ha bautizado como"textos", ha tenido un excelente cultivador en Henry Stein,pero sin lugar a dudas el género literario con mayor presen-cia en la revista ha sido la crítica literaria. Como curiosidadesa crítica no sólo la han ejercido los "literatos" sino tambiénlos filósofos. Así, entre los rescates de los escritos de JulioEnrique Blanco, se encuentran sus incursiones, más quediscutibles, en este campo.

¿ Cómo se le habrá ocurrido al porteño oriundo del barrio San

Nicolás en Buenos Aires, ahondar en el tema del neoplatonismode Alejandría y Roma oriundo de Licópolis?, 107

107 Blanco, Julio Enrique. "En tomo a Borges, Nietzscheyel eterno retorno'

Huellas, N° 16, abr., 1986.

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pregunta refiriéndose a Borges, y como para subrayar esaanimadversión agrega:

Daba pena ver cómo se le presentaba cual figura eximia de lasletras argentinas... y moría a risa oírle hablar gangosamente,más aún escucharle su decir las cosas sin ilación que decía!08

En su ensayo Arte y técnica de la traducción, Blanco nos diceque las traducciones hechas por Guillermo Valencia nos danun poeta "exotérico y simplón,,!09

Hay que observar que estos ensayos, aunque se iniciancon el pretexto literario terminan en otras disquisiciones.Así, el artículo sobre las traducciones termina discurriendosobre el carácter "iniciático" de ciertos poemas de Goethe. Yahí está uno de los puntos que mayores reflexiones deberíasuscitar la obra de Julio E. Blanco: sus desniveles. En esterescate iniciado por la revista Huellas se encontraron "per-las" como el artículo "Aberraciones mentales en la historiade la humanidad. Esbozo en tres grandes, grandísimossaltos a través de ocho milenios. Richelieu-Mahoma-lsis", 110

cuya única calificación posible es la de "delirante". Sólo elhecho de ser Barranquilla durante los primeros cuarentaaños de este siglo una ciudad sin universidades podríaexplicar este tipo de publicación sin contradictores. A estasalturas, la figura de este filósofo tiene desde apasionadosexégetas y estudiosos de su obralll como acerbos críticos.

108 Ibid.109 Blanco, Julio E. "Arte y técnica de la traducción", Huellas, N° 19, abr.,

1987.110 Huellas, ~ 12, ago., 1984.111 Entre otros artículos dedicados al filósofo, destacamos:

Ferro B. Jesús. "Julio E. Blanco: La muerte de un filósofo", Huellas, N° 17,ago., 1986.

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Úls revistas literarias en Barranquil/a

"No hay en Blanco ideas verdaderamente germinales, laoriginalidad del filósofo barranquillero fue seguramenteengullida desde temprano por su prurito de pensar enalemán hegeliano y escribir en español", nos dice NelsonBarros Cantillo.112

Una ayuda, sin embargo, es el estudio de AlfonsoRodríguez sobre Julio E. Blanco como crítico literario, aldecimos:

Julio E. Blanco toma como punto de partida la vida del autorpara explicar la obra literaria; privilegia, en sus análisis, loselementos del contenido. 113

Ente los discípulos más conocidos de Blanco están JulioNúñez Madachi y WildersonArchbold. Ambos hacen críticaliteraria empleando también el instrumento filosófico..

Desde un ángulo menos trascendente y volcado sobrenuestra producción literaria, Ariel Castillo se pregunta: " ¿Se

reduce a dos o tres nombres la contribución del departamen-to a la literatura nacional?" Al contestarse, salva los nombresde José Félix Fuenmayor, Alvaro Cepeda Samudio, JaimeManrique, Marvel Moreno y Julio Olaciregui.

"Cinco autores en un lapso de ochenta años no constitu-yen un balance negativo" / y concluye: "Estas obras me hanenseñado a ver el mundo nuestro y apreciarle, me lo han

Núñez Madachi, Julio. "Julio Enrique Blanco o la dimensión metafísica dela inteligencia", Huellas, N° 14, abr., 1985.

Núñez Madachi, Julio. "Dimensión espacial y temporal originaria en lavida de Julio Enrique Blanco", Huellas, N° 28, abr., 1990.

112Barros, Nelson. "Yodisiento",en Diario del Caribe, mayo 20/90, pág.4B.113 Rodríguez, Alfonso. "Julio Enrique Blanco, crítico literario", Huellas, N°

32, ago., 1991.

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revelado pleno de sorprendentes riquezas y dignidad dondeyo sólo veía monotonía, modorra, mala leche..." 114

Estudiosos colombianos radicados en el exterior hanpublicado sus trabajos en esta revista. Es así como sabemospor María Mercedes J aramillo que la poesía de Meira Delmardevela los trazos de la mística sufí, de la poesía de san Juande la Cruz y de fray Luis de León, el acento de júbilo paganode Juana de Ibarbourou y elementos de la poética de AntonioMachado. 115

Por Miguel Amulfo Angel volvemos a saber -inspiradoen esa ciudad que le revela la lectura de En diciembre llegaban

las brisas de Marvel Moreno- que "Barranquilla ha tenido

que secularizarse sin nunca haber sido sacra, constituirsecontra el tiempo sin haber contado con un mito funcional yabrir sus puertas a inmigrantes -chinos, libaneses, jordanos,

israelíes, alemanes, italianos, españoles- sin haber supera-do su provincianismo." 116

Una mirada extranjera, la del profesor Jonathan Tittler,nos da pistas sobre el joven Cepeda Samudio en Nueva York,para terminar diciéndonos:

Dejémoslo así: Alvaro Cepeda Samudio queda como dignoengendrador de la línea neocolombiana por ahora. Lo queimporta es que se reconozca la existencia y valía de esa tradición

neocolombiana, que pugna por figurar entre las principales

114 Castillo, Ariel. "Presencia de la literatura del departamento del Atlán-

tico en el panorama nacional", Huellas, N° 25, abr., 1989.115 Jaramillo, Maria Mercedes. "Meira Oelmar y la poética del amor",

Huellas, N° 37, abr., 1993.116 Angel Miguel Amulfo. "En diciembre llegaban las brisas, una novela de

ciudad de Marvel Moreno", Huellas, N° 43, abr., 1995.

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ÚlS revistas literarias en Barranquilla

vertientes de la literatura hispano-norteamericana. 117

Así, las citas sobre los diversos ensayos literarios queaparecen en la revista podrían multiplicarse ilimitadamente.

y las exquisiteces tampoco faltan, como esas traduccio-nes que de la poesía de D' Annunzio y Montale hizo elmúsico e intelectual barranquillero Hans Neuman, cuandonos dice:

Soy, tan sólo, la pavesa de un tirso

y bien lo sé:arder, éste, y no otro, es mi significado. 118

117 Tittler, Jonathan. "Todos estábamos a la espera de Alvaro Cepeda Samudio:Ori~en de la literatura neocolombiana", Huellas, N° 40, abr., 1994.

18 Montale, Eugenio. "Mediterráneo" (trad. de Hans Federico Neuman),

Huellas,~ 18, dic., 1986.

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Aproximaciones a la literatura del carnaval

No se puede hablar de "novela barranquillera". Sería, comodecían los abuelos, "una entelequia". Pero sí puede hablarsede novelas con escenario barranquillero. Con mucha fre-cuencia, ese escenario está relacionado con la fiesta porexcelencia de la ciudad, el carnaval.

En los últimos años, se han desatado, por parte de losprofesionales de lo científico-social, estudios desde todos losángulos sobre la presencia y el significado de este fenómeno.La cosa es compleja empezando por la definición de carna-val, pues, como se sabe, la más completa la daba Aristótelesen el segundo tomo de su Poética. Pero -<:omo nos aclaraUmberto Eco-: "sólo que ese libro se perdió o nunca seescribió, una pérdida irreparable desde luego."!

Un símbolo del carnaval es la "danza del Garabato". Enella una comparsa de disfrazados de la muerte danzan encírculo, mientras un bailarín, machete en mano y vestido decolores muy encendidos, los reta. Al final, entre alternativasde victoria y derrotas, se da el triunfo definitivo de la muerte,que arrastra el cuerpo caído del bailarín.

Para algunos autores, esta danza tiene fecha cierta de

1 Eco, U., Ivamos, V., Rector, M., jCarnava/! México: FCE, 1989, pág. 9.

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ESCRIBIR EN BARRANQUlLLA

introducción entre nosotros? Para otros, hay que remontar-se a las danzas macabras de las ferias medievales. y otrosmás especulativos la relacionan con el mito del "eternoretorno".

No se pensaba así hace cincuenta años, época en la que laspocas aproximaciones a la fiesta nos las dan los artículos deJosé Félix Fuenmayor y Ramón Vinyes, quienes afirmancosas que nos suenan muy curiosas. Fuenmayor dice:

Hace mucho años, ya muchos, Barranquilla naciente, ciudadbotón, creó su carnaval, el carnaval de Barranquilla. Ningúnapunte histórico que conozcamos registra datos de su origen niilustra las fases de su proceso. Pero podría aventurarse laconjetura de que nació en la cabeza de algún consultor dealmanaques o calendarios, fresco, de una ocurrencia originalpues tenemos por cierto que no se le encontraría antecedentesni semejanzas entre fiestas de su género en parte del mundo. Esmucho decir, pero está dicho.3

Don Ramón Vinyes escribió:

Carnaval, sexo. En todas las iglesias del viejo mundo hayexposición del Santísimo Sacramento en acción de desagravios.Carnaval de Barranquilla, juego. Nuestras iglesias no tienen laoscuridad teológica de las vetustas iglesias auténticamenterománticas y góticas, aquí también hay acción de desagravios,pero los agravios que se pueden cometer contra el cielo carecen

2 Abello, Margarita; Buelvas, Mirta, y Caballero Villa, Antonio. "Tres cultu-

ras en el carnaval de Barranquilla", Huellas, Revista de la Universidad delNorte, N° 5,1982.

Friedeman, N. "El carnaval rural en el rio Magdalena", El Heraldo, feb., 25/95, Eágs. 4 y ss.

3 Fuenmayor, José Félix. " Así era el carnaval", El Heraldo, feb., 19/95, págs.

4yss.

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Aproximaciones a la literatura del carnaval

de la malignidad en insistir que son agravios.4

Curiosa, significativa o necesariamente, el adverbio lopone cada cual. En la vida real, Barranquilla se ha conmovi-do por crímenes de espanto sucedidos en los días de carna-val.

Hasta entrados los años sesentas, el capuchón era casi undisfraz obligatorio. En la esquina caliente, compuesta por el"Jardín Aguila" y el "Salón Carioca", pululaban los "mona-cucos", y más aún había tiendas que alquilaban los capucha-nes para entrar a esos sitios a bailar. Enesa ciudad de antaño,que algunos, sin razón, evocan como muy pacífica, las peleasque más se daban era cuando el hombre emparrandadoencontraba que la "mona" con quien había bailado toda lanoche, dándole de beber, era en realidad otro hombre.

En una célebre crónica de los cincuentas, Germán Vargascontaba el chasco de un ex-gobernador oriundo del interiordel país que durante los tres días estuvo encontrándose en el"Carioca" con una encapuchada misteriosa. Esta, además deusar un perfume embriagador, siempre se escapaba minutosantes de cerrar el salón al amanecer. La última noche, el galánaprovechó un descuido de la disfrazada, y le quitó el capiro-te. De inmediato una frondosa y rubia caballera se desplegósobre la cara con el antifaz. Pero, al entreabrirse la gola, elpretendiente logró percibir la nuez de Adán. El ex-goberna-dor, que además era militar retirado, sacó su calibre 38, y lovació. Afortunadamente, no pasó nada, fuera de despoblar-se el sitio en segundos. 5

4 Vinyes, Ramón. "Carnaval", El Heraldo, feb., 19/95, pág. 2.5 Vargas, Germán. "Carnaval barranquillero", Semana, N° 434, Bogotá,

1955, págs. 19 y 55. En conversaciones posteriores se ampliaron las circunstan-cia del incidente.

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ESCRIBIR EN BARRANQUILLA

Pero si esto se cuenta como comedia también se daban las

tragedias.

En mi lejana infancia, fui conmovido por, llamémoslo así,"el crimen del capuchón rojo", que coincidió con la inaugu-ración de un sitio de diversiones. El lugar -abierto comoalternativa para la clase media, crucificada entre los clubessociales a que no podía acceder y los salones burreros quedespreciaba-, fue sacudido un sábado de carnaval, cuandoen un lleno de capuchones -que bailaban El manicero,interpretado por la orquesta Aragón, traída de La Habana-un hombre reconoció el capuchón rojo que usaba su mujer,en ese instante aferrada amorosamente a un disfrazado detigre de Bengala. El celoso marido sacó su Walter PPK (¿porqué esa arma de dotación oficial alemana?, 10 ignoro), ladisparó, y mató a la infiel y a su amante. Esto malditizó elsitio, que nunca pudo convertirse en el rendez vous de la clasemedia que aspiraba ser.

Recuerdo haber leído con avidez Clarín, un semanariosensacionalista de la época. Las crónicas eran la apoteosisdel rumor. Daban cuenta de cómo el vecino al reconocer elcapuchón avisó al marido; de cómo una quiromántica, enesos días previos, le había leído la mano a ella, y le habíaadvertido que no saliera ese sábado; de cómo con ese mismodisfraz el muerto había saltado de un tercer piso huyendo deotro marido armado... El caso sirvió para ambientar unaradionovela años después, y de ella se han tomado estosdatos. 6

6 En el diario barranquillero La Prensa, entre 1936 y 1946, no se reporta el

hecho. El Heraldo, entre 1950 y 1955, da cuenta de una serie de encapuchadasmuertas, pero en forma distinta a la relatada. Entrevistas a Miriam Flores,Alfredo Gómez Zurek, Perfecto Manjarrés y Alvaro Ruiz Hernández, corrobo-ran la historia de la radionovela.

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Aproximaciones a la literatura del carnaval

Otro crimen impresionante fue el de tres distinguidasdamas, abuela, hija y nieta, muertas a trancazos un lunes decarnaval por un joven estudiante de medicina. Afuera, lospicós de las verbenas con su estrindencia apagaban los gritos

de espanto.

El pez en el espejo de Alberto Duque López fue una novelainspirada en ese crimen.7 En una composición polifónica enla que se oyen las voces de las víctimas y el victimario, elautor trata de buscar la profunda motivación de los críme-nes. El resultado, un tanto consabido, explica el caso por uncomplejo de Edipo mal planteado.

Como el autor publicó la novela antes del juicio al asesino,no registró las audiencias con un abogado defensor que sedesmayaba por insuficiencia de azúcar, y que atendían conpuñados de caramelos, ni tampoco la presencia de los locu-tores de las cadenas radiales que trasmitían el juicio, mien-tras preguntaban al público si el debate tenía "cañaña jurídi-ca". Tales lances le hubieran enriquecido el tema.

A pesar de ser el tema similar al de A sangre fría deTruman Capote, esta obra no es del género novela-periodis-mo de que tanto se habla en nuestros días. La única conce-sión al periodismo es que está basada en un hecho que hizonoticia, y muy ruidosa además. Pienso que la novela no tuvoel éxito que merecía -es de una técnica deslumbrante-porque al publicarse, el hecho todavía estaba vivo, palpitan-te, y el potencial lector no estaba interesado en monólogosinteriores sino en la verdad de los hechos.

A 10 último, hubo rasos comunicantes entre la novela y la

7 Duque López, Alberto. El pez en el espejo. Bogotá: Planeta, 1984.

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realidad. Uno de los abogados leyó apartes de la obra en eljuicio, yelacusado amenazó al autor, porque, según él, habíaofendido a su mamá.8 Un entreveramiento entre libro yrealidad que no se tradujo en ese momento en interés delpúblico. Posiblemente, el paso del tiempo logre destacar losvalores objetivos de la novela independientemente de lascircunstancias reales.

En esa relación muerte-carnaval, los basuriegos muertosa palo por celadores de una universidad para vender aprecios módicos los órganos extraídos a los cadáveres, esuna historia de horror que está en busca de autor.9

También, y en el reverso de la medalla, se dan las muertes"carnavalescas", como la de "Figurita", el pintor amigo del"grupo de Barranquilla", quien murió un sábado de carna-val desnucado al caerse de una carroza en la que habíadesfilado disfrazado de reina de Bolivia; o la muerte de V. M.García Herreros atropellado por un carro mula en unabatalla de flores mientras recitaba en alta voz versos deCátulo en latín}O

Para concluir, como literatura periodística y oral, el car-naval ha sido fuente inagotable de temas -no así en loliterario, veamos:

EN EL CUENTO

Se pueden contar con los dedos de la mano los cuentos quetiene como escenario el carnaval. En su mayoría, son visio-nes desdichadas de la realidad, "sin ninguna relación con el

8 El Heraldo, junio 17, 18 Y 19 de 1987.9 "La sangre de los olvidos", El Espectador, abril 5/92, sección C.10 Conversaciones con Germán Vargas, dic., 1989.

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Aproximaciones a la literatura del carnaval

folclor carnavalesco y sí muy cercanas a un romanticismo defolletín", como nos dice el crítico Ariel Castillo. 11

Uno de los primeros es Desolación de OIga Salcedo deMedina, que fue seleccionado por Eduardo Pachón Padillaen su primera antología del cuento colombiano}2 El argu-mento, muy pobre, nos muestra a un desempleado quesolicita un lunes de carnaval trabajo a un patrón, y se le esnegado. El hombre se suicida. Y ese martes de carnaval lamujer, que espera un hijo, oye la espantosa noticia mientrasa los lejos sigue el jolgorio de la fiesta. Incluido en esaantología, no volvió a aparecer en las posteriores.

También en la misma selección de Pachón Padilla apare-ce A caza de infieles de Judith Porto de González. Unasmujeres de la alta sociedad recorren encapuchadas losbailaderos populares en un carnaval de Cartagena, y a unade ellas le parece reconocer el capuchón de su marido decolor verde con lunares rojos en el disfrazado que galanteaa una misteriosa dama de antifaz negro. El final feliz arrojael resultado de no ser s~ marido infiel}3

Domingo de carnaval de Néstor Madrid Malo continúa latradición muerte-carnaval. Así, un disfrazado de acuchilla-do que representa su papel a la perfección, cuando es enrealidad asesinado con un cuchillo, el hecho pasa inadverti-do. 14

11 Castillo Mier, Ariel. "Literatura y carnaval en Barranquilla", El Heraldo,

feb., 26/95, pág. 612 Pachón Padilla, Eduardo. Antología del cuento colombiano. Bogotá: Ed.

ABC, 1959. págs. 325 y ss.13 Ibid., págs. 345 y ss14 Madrid Malo, N. "Domingo de carnaval", El Heraldo, feb., 26/95.

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EscRIBIR EN BARRANQUlLLA

Se puede agregar Algo tan feo en la vida de una señora biende Marvel Moreno. El tema 10 da el punto oscuro en elpasado de Laura de Urueta, una señora de la alta sociedad.Ese sábado de carnaval, sola en su suntuosa residencia lamujer hace un balance desolador de su vida, y decide suici-darse}5

" Aparentemente, en la literatura colombiana fue Gabriel

García Márquez quien, reformó esa tradición de la literaturacarnavalesca. La gravedad, el trascendentalismo, la pesan-tez, la retórica característicos de la literatura nacional sufrie-ron un estremecimiento con la obra de este autor que habíadescubierto en la literatura el mejor invento para burlarse dela gente", nos dice el crítico Ariel Castillo. 1~ Siguiendo en su

exposición, el profesor Castillo nos da ejemplos de literaturacarnavalesca según las categorías de Bajtin: familiarización,excentricidad, uniones disparejas, profanación e importan-cia de la risa. En el cuento, encuentra que la mayor parte delos escritos por José Félix Fuenmayor estarían dentro de estaclasificación.

Como el tema de "literatura carnavalesca" supera loslímites de este trabajo, diré que sólo he hallado un puñado decuentos "carnavalescos" con tema de carnaval. Un viejocuento de escopetas de José Félix Fuenmayor, sería uno deellos.17 También son" carnavelescos" El emperador africano deAlvaro Medina, y La noche feliz de madame Ivonne de MarvelMoreno.

-15 Moreno, Marvel. Algo tan feo en la vida de una señora bien. Bogotá: Ed.

Pluma, 1980.16 Castillo Mier, Ariel. "Literatura y carnaval en Barranquilla", El Heraldo,

mar., 8/95, pág. 12.17 Fuenmayor,José Félix. Con el doctora fuera. Bogotá: Biblioteca Colombiana

de Cultura Popular, 1973.

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Aproximaciones a la literatura del carnaval

En este último cuento, se narra una fiesta de carnaval en

el "Patio Andaluz" del Hotel del Prado, que cronológica-

mente está simado a finales de los cincuentas, cuando era

sitio obligado de encuentro de la élite local y sectores de la

clase media. El capitán de un paquebote francés lleva al lugar

a madame Ivonne, una francesa madura que de antigua

prostituta en Marsella ha pasado a ser quiromántica en

Barranquilla. Es un baile de carnaval, y la madame reconoce

casi a todos los asistentes, pues ellos son sus clientes, a todos

les ha predicho el porvenir, desde el magnate industrial

hasta el cantante de boleros Salgueira, en su vida secreta un

revolucionario. (Ya se sabe que la vida secreta de las perso-

nas es su verdadera vida.) Todos los participantes de la fiesta

tienen su drama, la única plácida y tolerante es madame

Ivonne, que borracha y feliz sube al estrado, y desde el

micrófono le dice a cada cual su problema y cómo evitarlo.

Se la llevan presa, pero ella está agradecida de la gentileza

del gobernador y la policía. Su único pensamiento triste es

que alcanza a vislumbrar la muerte violenta del cantante}8

A esta pequeña lista de cuentos" carnavalescos" con tema

de carnaval añado A lo oscuro metí la mano de Guillermo

Henríquez, una situación equívoca de dos muchachos que

bailan con dos "monas" extrañas que en realidad son otros

hombres; la situación se resuelve en forma divertida con una

risa pascualis. En esta clasificación de lo "carnavalesco"

surgen muchas dudas. Así, ¿los cuentos eróticos Las

lubricidades de Colón y la reina de Amaury Díaz Romero,podrían incluirse dentro de esta categoría? 19

18 Moreno, Marvo!, op. cit.19 Henriquez,Guillerrno. Sin brujas ni espantos. Ciénaga: Ed. Caballito de

Mar, 1996 págs. 111 y ss.

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