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Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad en la España interior: Calera de León (Badajoz), s. XVII al XX C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN RESUMEN En el presente trabajo, se analizan y describen las crisis de mortali- dad en Calera de León (Badajoz) en el periodo comprendido entre 1631 y 1985. Se contabilizaron 11.935 muertes registradas en los Libros Sacramen- tales de la Iglesia de Santiago Apóstol de Calera. La metodología descrita por Del Panta y Livi-Bacci (1979), Dupâquier (1979) y Flinn (1974) se apli- có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación complementaria y a la ausencia de cau- sas de muerte en gran parte del estudio, el objetivo ha sido reconciliar la información histórica y cuantitativa disponible para las cincuenta y tres cri- sis de mortalidad. ABSTRAC In the present work, we try to analyzed and described the crisis of mortality in Calera de León (Badajoz) in the period from 1631 to 1985. There were taken into account 11.935 deaths registered in the Sacramental Books of the Church of Santiago Apostle de Calera. The methodology described for the Del Panta y Livi-Bacci (1979), Dupâquier (1979) and Flinn (1974) is applied in order to determine the chronology and intensity of the mortality crises. Due to the absence of additional documentation and the absence of death causes largely of this study, the target has been to reconcile the available historical and quantitative information for fifty three crisis of mortality.

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Contribución a la cronología de las crisis

de mortalidad en la España interior:

Calera de León (Badajoz), s. XVII al XX

C. E. GARCÍA-MORO YM. C. OLIVARES MARÍN

RESUMENEn el presente trabajo, se analizan y describen las crisis de mortali-

dad en Calera de León (Badajoz) en el periodo comprendido entre 1631 y

1985. Se contabilizaron 11.935 muertes registradas en los Libros Sacramen-

tales de la Iglesia de Santiago Apóstol de Calera. La metodología descrita

por Del Panta y Livi-Bacci (1979), Dupâquier (1979) y Flinn (1974) se apli-

có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad.

Debido a la falta de documentación complementaria y a la ausencia de cau-

sas de muerte en gran parte del estudio, el objetivo ha sido reconciliar la

información histórica y cuantitativa disponible para las cincuenta y tres cri-

sis de mortalidad.

ABSTRACIn the present work, we try to analyzed and described the crisis of

mortality in Calera de León (Badajoz) in the period from 1631 to 1985. There

were taken into account 11.935 deaths registered in the Sacramental Books of

the Church of Santiago Apostle de Calera. The methodology described for

the Del Panta y Livi-Bacci (1979), Dupâquier (1979) and Flinn (1974) is

applied in order to determine the chronology and intensity of the mortality

crises. Due to the absence of additional documentation and the absence of

death causes largely of this study, the target has been to reconcile the available

historical and quantitative information for fifty three crisis of mortality.

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90 C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

1. INTRODUCCIÓN

Las poblaciones humanas, como sucede en el resto de poblaciones vi-vas, experimentan cambios en su dinámica poblacional relacionados conpresiones en las condiciones ambientales en las que se encuentren. Estos cam-bios se reflejan a su vez en elementos como la movilidad, la natalidad y mor-talidad, actuando estos dos últimos como reguladores esenciales de la diná-mica demográfica.

Los registros de las partidas de bautismos, defunciones (entierros) ymatrimonios, así como las relaciones periódicas de confirmaciones, son elnúcleo sobre el que se centran muchos de los estudios demográficos. Consti-tuyen entonces, los archivos parroquiales, la principal fuente de documenta-ción para reconstruir la demografía histórica de una población. Gracias aellos, describimos hoy la historia demográfica de España en un trabajo colec-tivo que trata de componer un mapa histórico de las crisis de mortalidad en elantiguo y nuevo régimen demográfico. Una historia marcada por numerosasfluctuaciones debido a acontecimientos críticos que hacen que las poblacio-nes crezcan pausadamente.

Perteneciente a la comarca de Zafra, provincia de Badajoz, Calera deLeón se sitúa a 128 Km. de la capital. Limitando con la provincia de Huelvaal sur, el término municipal se extiende por 69.20 Km2 situados sobre unacolina baja de la Sierra de Tentudía. Calera formaba parte de un conglomera-do de villas realengas y de extensos señoríos eclesiásticos y seglares, dedica-dos a la ganadería pero carente de centro rector y de instituciones propias(Pérez Caminero, 1999). La población calereña no ha sufrido demasiadosaltibajos a lo largo de la historia, pero sí periodos de grandes fluctuacionesdonde aparecen graves crisis. Esto viene a demostrar que la población haseguido un modelo demográfico de tipo antiguo, caracterizado por fuertes os-cilaciones en periodos cortos y una relativa estabilización a muy largo plazo.

Desde 1950 el número de defunciones registradas en Calera de Leóndescienden progresivamente hasta niveles solo comparables con los alcanza-dos en el siglo XVIII. Este descenso está ligado a una disminución en elnúmero de habitantes, llegando a perderse hasta 1465 efectivos en cuestiónde 49 años, debido principalmente a las migraciones que tuvieron lugar entodo el interior de la península y periferias en edades reproductoras debido alhambre y el desempleo (Figura 1). Esto ocasionó el progresivo despoblamientode Calera, actualmente una de las poblaciones más envejecidas del sur deExtremadura.

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Figura 1: Número de habitantes en Calera de León, según censos (I.N.E)

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

2. MATERIAL Y MÉTODOS

Las fuentes consultadas para el presente estudio son los Libros de di-

funtos del Archivo Parroquial de la Iglesia de Santiago Apóstol de Calera de

León. La serie la conforman actualmente 10 libros donde se recogen las 11935

defunciones desde 1631 hasta 1985.

El primer óbito que figura como propio de un libro de difuntos es del 22

de julio de 1631, aunque tal libro debería catalogarse como colecturía o libro

de cargos, a no ser que los párrocos decidieran agrupar ambas informaciones

en un solo volumen. Faltan 22 páginas en este primer libro, correspondiente

a los años que van de 1662 a 1698 lo que imposibilita el estudio de casi cuatro

décadas de siglo. Aparecen también muchos difuntos sin nombre ni apellidos

que en este caso se han considerado como pobres y mendigos. Todavía en

1989 se hallaban diseminados los folios del libro primero, según consta en

algunas notas dejadas por párrocos e investigadores anteriores. El segundo

libro, que se inicia el 6 de junio de 1699, es más propiamente de difuntos, si

bien aparecen periódicamente cuentas de colecturía coincidentes con visitas

años

n.º

de h

abit

ante

s

19501996

3000

2500

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1500

1000

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18871900

19301965

19751986

20002003

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pastorales. El primer libro intitulado expresamente de difuntos es el nº 4, que

comprende los años de 1800 a 1820.

Según Blanco Carrasco la profesión, la edad y causa de muerte no apa-

rece hasta el siglo XVIII (Blanco Carrasco, 1995), pero no será hasta 1848

cuando encontremos diagnósticos de muerte de manera generalizada en Ca-

lera de León. Esto mismo sucede en Los Santos de Maimona (Pineda Núñez,

1999), retrasadas unos diez años con respecto a otras poblaciones como

Llerena, Zafra y Villanueva del Fresno (Maldonado Vizuete et al. 2005). En

los registros de defunciones no aparecen anotados los párvulos en un mismo

libro hasta 1702, indicándose la nacionalidad del difunto ya en 1716. A par-

tir de 1725 indica si muere en hospital, el oficio y la condición social. Encon-

traremos índices alfabéticos desde el libro nº 9, en el año 1902.

Para establecer la cronología de las crisis y analizar su intensidad se

han utilizado los métodos descritos por Del Panta y Livi-Bacci (1979);

Dupâquier (1979) y Flinn (1974). Los tres métodos cuentan con la ventaja de

no considerar el tamaño de la población para calcular la intensidad de las

crisis (ver Tabla 1).

Del Panta et al. (1979) definen las crisis de mortalidad como una per-

turbación de corta duración del régimen normal de la mortalidad. En su estu-

dio metodológico de las crisis, cronología, intensidad y difusión de la morta-

lidad en Italia en los años 1600 al 1850, nos describen el número absoluto de

defunciones como el principal indicador de mortalidad. Determinan el régi-

men normal de muertes mediante una media móvil de once términos alrede-

dor del año considerado del cual los dos años de mayor y los dos años de

menor número de defunciones se excluyen. La nueva serie calculada con la

media móvil no se verá afectada por los picos de mortalidad (consecuencia de

epidemias, bajo recuento de defunciones o migraciones).

Estos autores consideran que una crisis afecta a las cohortes de modo

que la población verá comprometida su reproducción incluso a pesar de la

explotación máxima de su potencial de recuperación, creándose un daño es-

tructural que solo podrá ser reestablecido a largo plazo. Consideran una “pe-

queña crisis” cuando el número de defunciones supera al régimen normal en

un 50% mientras que un número de defunciones que supera al régimen nor-

mal en 4 veces la reconocen como “gran crisis”. Si la pequeña crisis no es

compensada por la capacidad reproductiva máxima de las cohortes nacidas

durante ese año, en las “grandes crisis” no podrá serlo por las 15 cohortes

posteriores al año de crisis. Aquellos años cuyo índice comprende entre 1.5 y

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

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2.5 será considerado como crisis menor mientras que los comprendidos entre

2.5 y 3.5 se consideran crisis media y a partir de 4 como gran crisis.

Dupâquier (1979) propone las estadísticas de muerte como la princi-

pal medida para el estudio de la mortalidad y el posterior estudio de las fluc-

tuaciones en matrimonios y nacimientos. Define las crisis de mortalidad como

un aumento en el número absoluto de las muertes y por tanto estima las crisis

en función de la diferencia entre las defunciones de un año y las defunciones

medias de los cinco años anteriores y posteriores. Desecha los inmediatos al

año en cuestión para eliminar las perturbaciones que causan las crisis, redu-

cidas respecto a la desviación típica de los 10 años de referencia. Este índice

tiene la ventaja de ser simple, fácil de calcular y elimina cualquier aprecio

subjetivo del observador. Presenta además dos desventajas evidentes y es que

el índice de referencia será relativamente estrecho y puede además estar per-

turbado por la proximidad de otras crisis.

Este método es mucho más sensible a las pequeñas variaciones en el

número de defunciones, acentuando las crisis de pequeña intensidad. Ya que

la intensidad de una crisis aumenta mucho más rápido que el número absolu-

to de las muertes, la magnitud de las crisis solo alcanzará algunos grados.

Clasifica las crisis en 6 categorías, desde la crisis menor, que corresponde a

intensidades entre 1 y 2, hasta una magnitud de catastrófica con intensidades

de 32 o más.

Según la metodología propuesta por Flinn (1974) las series anuales de

mortalidad han de trazarse en 4 niveles geográficos (a nivel parroquial, re-

gional, nacional y subcontinental) obteniendo así una mejor cobertura geo-

gráfica de las crisis, frecuencia y la gravedad de las crisis de mortalidad tanto

a nivel local como nacional. La gravedad o severidad de una crisis se aprecia

por la magnitud del incremento de las muertes en comparación con la morta-

lidad normal, es decir valorando la extensión a la que la mortalidad aumentó

con respecto a la normal. Respecto a la frecuencia hablamos de frecuencia

comparativa o cambio de frecuencia en el tiempo. Con este estudio podremos

ver la distribución geográfica de las crisis de mortalidad, su impacto en la

mortalidad nacional y por tanto su contribución a la reducción de la veloci-

dad de crecimiento.

La mortalidad normal de un año se obtiene mediante una media de los

10 años circundantes sin incluir el año en cuestión (el quinquenio anterior y

el posterior al año que consideramos). La severidad de las crisis por encima o

debajo de la normal se halla mediante el cálculo de la proporción de mortali-

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dad de crisis o CMR (crisis mortality ratio) que nos indica el incremento de

mortalidad, por encima o por debajo de la normal. Una parroquia o ciudad

pequeña que aquel año supere una CMR de más del 50% se considera una

crisis. Para el caso de regiones y países en el que el CMR exceda del 30%

también se consideraría crisis.

El CMA (aggregate of mortality crisis) permite analizar la frecuencia

de las crisis y su extensión geográfica. Se considera tanto en pequeñas como

en grandes localizaciones, siendo CMA la suma de los CMRs de todas las

crisis definidas en periodos de 25 años. La evolución de las crisis de mortali-

dad puede estudiarse mediante la representación de las medias aritméticas de

los CMA de cada periodo de 25 años en todas las localizaciones cuya curva se

considere representativa de una determinada zona. El CMA nos permite com-

parar la evolución de las crisis registradas en parroquias o regiones de dife-

rentes características.

Finalmente se ha calculado la TMB (tasa de mortalidad bruta) para el

último siglo (ver Figura 9). Este indicador demográfico se aplica para calcu-

lar el número de defunciones por cada mil habitantes en una población y en

un tiempo determinado. Dichos parámetros se calculan mediante la siguiente

formula:

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

Total de defunciones en un año

Población total media de ese añox 1000TMB =

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DEL PANTA y LIVI-BACCI DUPÂQUIER FLINN(1979) (1979) (1974)

S. S. S. S. S. S. S. S. S. S. S. S.

XVII XVIII XIX XX XVII XVIII XIX XX XVII XVIII XIX XX

1636* 1712 1806 1902 1636 1708 1806 1902** 1639 1712 1806 1902

1639* 1726 1809 1918* 1639* 1711 1809* 1911* 1650 1726 1809 1918

1649 1735 1812 1922 1649 1712* 1823* 1918** 1651 1735 1812 1941

1650 1736 1817 1941 1650* 1721 1831 1927 1736 1823 1968

1651 1743 1823 1969 1651 1726 1832 1929 1743 1831 1969

1753 1831 1735* 1834* 1940* 1758 1832 1981

1758 1832 1736* 1848* 1941** 1760 1834

1760 1834 1743* 1855** 1954 1772 1848

1772 1848 1758* 1863 1961 1781 1855

1781 1855 1759* 1875* 1962 1786 1882

1786 1882 1760* 1882* 1968 1799 1894

1894 1772** 1888 1969*

1781* 1893 1979

1786* 1894* 1981

1797 1895

1799

Tabla 1: Cronología e intensidad de las crisis en Calera de León según Del Panta et al. 1979),

Dupâquier (1979) y Flinn (1974). (* Intensidad media; **intensidad fuerte) .

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

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Figura 2: Número de defunciones y régimen normal en Calera de León, siglos XVII-XX

3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Debido a la falta de documentación histórica de la población, la crono-

logía, intensidad, estacionalidad y evolución de las crisis será discutida me-

diante una exploración de las ocurridas en el resto de Extremadura. Por tanto,

su ubicación y comparación con las crisis más importantes, será tenido en

cuenta también a nivel nacional a la hora de discutir los resultados.

El análisis global de las crisis siglo a siglo se ha realizado sumando las

defunciones de párvulos a las de adultos, detectándose un total de 53 crisis

(ver Tabla 1). De entre ellas, 21 son de intensidad intermedia y 5 de intensi-

dad fuerte, 3 de ellas corresponden a crisis del siglo XX, momento en el que

se recogen hasta el 46% de las defunciones (Figura 3).

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año

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ncio

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Figura 3: Porcentaje de defunciones en los siglos XVII al XX

3. 1. Siglo XVII

La aparición de numerosos accidentes cíclicos y crisis de poca intensi-

dad durante este siglo hace que el florecimiento y esplendor que presentaba el

resto de España quede muy contrastado con los niveles de mortalidad y fecun-

didad que presentaba Extremadura. Son bien conocidas las causas de este

deterioro que desde 1595 se ceba en la población extremeña. Las graves crisis

de subsistencia, debido al encarecimiento de los precios; las epidemias en los

organismos más debilitados; la peste, que azota de 1597-1602; y otros movi-

mientos migratorias en la población activa masculina, hace que los datos

representen una población reducida y ahogada en la miseria, siendo más nu-

merosas l as crisis en su vertiente social y económica que en las epidemias

infecciosas. En general se confirma la existencia de crisis periódicas donde la

mortalidad catastrófica no juega un papel relevante.

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3%

24%

46%

27%

Siglo XVII Siglo SVIII Siglo XIX Siglo XXX

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Calera de León, será una de las poblaciones más castigadas, al igual

que aquellas pequeñas poblaciones agrarias que hacia 1591 contaban con

menos de 200 vecinos (Blanco Carrasco, 1999). Estos pueblos perderán hasta

la tercera parte de la población lo que podría explicar, entre otras causas la

apatía y negligencia de los párrocos a la hora de cumplir la imperativa esta-

blecida por el Concilio de Trento de imprimar debidamente los libros

sacramentales.

Los registros encontrados para este siglo en la Parroquia de Santiago

Apóstol de Calera lamentablemente son muy escasos, aún así se detectan 5

crisis en los años registrados, todas coincidentes según la metodología de Del

Panta et al. y Dupâquier. No coincide sin embargo la intensidad de las mis-

mas (Figura 4).

Los libros de óbitos, bajo el nombre de Libros de Colecturías, eran en

un principio usados para anotar los cargos y misas dedicadas a los difuntos,

previo pago por los familiares. En función a estos donativos se les dedicaba

un número determinado de misas u oraciones de modo que es de suponer que

aquellos párvulos, mendigos y pobres de solemnidad no están recogidos aquí.

Figura 4: Crisis de mortalidad y régimen normal en Calera de León en el siglo XVII según

los datos recuperados de la parroquia Santiago Apóstol.

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

0

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año

defu

ncio

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La estacionalidad de las crisis no proporciona gran información,

atisbándose, eso sí, una mayor frecuencia de muertes en los meses estivales

en las primeras crisis y en los meses fríos y templados en las crisis de 1650 y

1651 (Tabla 2).

Año E F M A M J J A S O N D Def.

1636 2 0 1 1 3 0 1 3 3 4 1 1 20

1639 1 1 2 1 1 0 5 4 2 2 1 2 28

1649 1 3 1 1 1 1 1 3 4 3 3 0 22

1650 2 0 4 5 0 0 3 2 2 2 3 3 26

1651 1 6 1 0 4 2 0 1 3 2 2 2 24

Tabla 2: Estacionalidad en los años de crisis del siglo XVII en Calera de León.

Aparecen resaltados los meses con mayor número de defunciones

Según apunta Pérez Morera “Las famosas oleadas de peste bubónica

que España conoció en el siglo XVII, no afectaron de modo alguno a la

España interior, al menos al interior castellano, prácticamente en ninguna

ocasión. La peste se extendió, desde su origen en Argel (1647) o Esmirna y

Oran (1676) sobre las costas, mientras el tifus se extendía principalmente

por el interior, Sevilla y Lisboa están sujetas a peste, Salamanca, Alcalá y

Valladolid a fiebre punticular”.

Pese a los cordones establecidos en verano de 1649, y la orografía de

Sierra Morena que salvaguarda las poblaciones del sur de Extremadura, dada

la situación de Calera en el itinerario histórico comercial de La Vía de la

Plata entre Sevilla, Mérida y Badajoz, y su proximidad a Huelva, podría ha-

berse producido alguna difusión de la crisis de peste en estas tierras fronteri-

zas. Si fue así, no existen pruebas que lo demuestren, fue leve y contenida

rápidamente sin grandes consecuencias.

3.2. Siglo XVIII

Entramos en la revolución industrial dando un giro a la situación de-

mográfica de la población europea intercalándose épocas de expansión y cri-

sis en todo el siglo. En España se observa el mismo patrón, pero se mantendrá

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

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como uno de los países más despoblados a diferencia de otras potencias como

Reino Unido, Francia e Italia (Livi-Bacci, 1988).

La población regional va a aumentar muy lentamente de 1651 a 1700

(Blanco Carrasco, 1999). Crecimiento que se verá mucho más ralentizado en

la primera mitad del siglo XVIII ya que hechos como la Guerra de la Suce-

sión (1700-1715) y otros conflictos bélicos con Portugal (1704-1705), no ha-

cen sino que frenar el crecimiento de la población debido más a las levas

militares y las consecuencias del saqueo y pillaje que a las consecuencias de

la ocupación del territorio por parte de las propias tropas aliadas, como suce-

dió en la Guerra de la Independencia de Portugal.

Gracias a la incorporación de los párvulos en los registros, importante

elemento en el aumento del conjunto de defunciones, se podrá hacer un estu-

dio más detallado de la intensidad y estacionalidad de las crisis en el estudio

de la población.

Se cuentan 11 crisis según Del Panta et al., coincidentes en su mayoría

con las 11 estimadas según la metodología de Flinn y 16 según Dupâquier

donde 8 tienen la modalidad de crisis intermedias y 1, la de 1772, será una

crisis fuerte con una intensidad de 4.083 (ver Figura 5). Según Del Panta et

al., las crisis del siglo XVIII en la primera mitad son de baja intensidad y

según Dupâquier solo 2 de las 8 en total merecen la atención de crisis mode-

radamente graves, entre ellas las de 1735.

Figura 5: Número de defunciones y régimen normal en Calera de León en el siglo XVIII

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

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año

defu

ncio

nes

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Esta época parece coincidir con las importantes sequías registradas en

gran parte de la península aunque no se descartan posibles brotes epidémicos

(Pérez Moreda, 1980). Sin embargo no se observa disminución en el número

de nacimientos sino más bien al contrario, se detecta una tendencia positiva

con un crecimiento del 28% de nacimientos (Blanco Carrasco, 1999). Tam-

poco podemos afirmar que estos sean datos alentadores, ya que por otro lado

Extremadura se encuentra en un periodo que va del 1710 al 1735 con una

tendencia decreciente (Rodríguez Sánchez, 1988).

Un análisis de la distribución por edad de las 2813 defunciones (ver

Figura 6) muestra que la mitad corresponde a párvulos y la otra mitad a adul-

tos. En las primeras décadas del siglo, las defunciones de adultos y párvulos

siguen la misma evolución, aunque algo desplazado y superior en adultos. En

la segunda mitad las crisis son más críticas en los párvulos, lo cual podría ser

debido a la aparición de determinadas enfermedades infantiles.

Figura 6: Número de defunciones de párvulos (discontinua)

y adultos calereños en el siglo XVIII

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730

736

742

748

754

760

766

772

778

784

790

796

año

defu

ncio

nes

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102

La segunda mitad del siglo está salpicada de pequeñas crisis bastante

más numerosos que en la primera mitad, coincidiendo además con el panora-

ma que se observa en el resto de la España interior. Será un periodo de gran-

des crisis agrarias lo que inclina la gravedad de las crisis más al interior que

a la periferia (Pérez Moreda, 1980).

El análisis de la estacionalidad en este siglo puede aportar mucha infor-

mación sobre las causas de defunción ya que muchas de las enfermedades

tanto en adultos como en párvulos presentan una estacionalidad determinada

(ver Tabla 5).

Dos de las crisis más importantes en Calera son las de 1758 y 1759

extendidas incluso hasta 1760. No presentan una estacionalidad demasiado

marcada, a excepción de 1758 con predominio por los meses de verano.

Año Edad E F M A M J J A S O N D N.º

Def.

Párv. 5 1 0 1 0 3 4 7 8 2 3 4 38

Adul. 2 0 0 1 2 0 3 7 12 3 3 2 33

Párv. 5 0 2 0 0 0 0 3 4 4 1 5 24

Adul. 1 1 0 1 4 1 0 1 5 2 5 6 27

Párv. 0 3 4 0 3 4 1 8 5 2 3 3 36

Adul. 0 5 3 4 3 2 1 2 1 2 4 2 29

Párv. 0 0 2 2 0 3 0 4 5 5 5 9 35

Adul. 1 4 2 3 1 1 2 0 4 1 3 1 23

Párv. 0 5 0 0 1 2 1 0 2 8 29 10 58

Adul. 1 1 0 1 0 3 0 0 2 5 0 1 12

Párv. 1 0 2 1 1 1 5 7 4 10 2 1 35

Adul. 1 0 1 1 0 0 0 0 3 2 3 2 13

Párv. 1 1 1 2 1 1 3 4 7 9 7 1 38

Adul. 1 3 2 2 2 1 0 6 4 4 1 3 29

Tabla 5: Estacionalidad en los años de crisis de la segunda mitad del siglo XVIII en Calera

de León. Aparecen resaltados los meses con mayor número de defunciones.

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

1758

1786

1759

1760

1772

1781

1785

Page 15: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

103

Tampoco se observan grandes diferencias entre el número de defuncio-

nes de párvulos y adultos, lo que nos podría estar hablando de las repercusio-

nes de las malas cosechas y deficiencias de las crisis agrarias de esta segunda

mitad. Podría tratarse también de disenterías y paludismo que aparecen como

fenómenos epidemiológicos del contexto general de las crisis agrarias.

Son bien conocidas en Extremadura las crisis de los años siguientes

donde, sobre todo en el norte de Extremadura, se dan crisis de subsistencias

acompañadas de brotes de paludismo (Nadal, 1988). En los años 80 encon-

tramos dos importantes crisis, ambas de intensidad media según Dupâquier,

en 1781 y 1786. La primera crisis, con una marcada estacionalidad el mes de

noviembre en los párvulos (50%), se ha asociado a la viruela y la segunda al

paludismo, extendida durante los meses de agosto a noviembre. Aún dispo-

niendo de la estacionalidad de las crisis es aventurado pronosticar las causas

de defunción ya que estas, como dijimos, no aparecen en los registros hasta

mediados del siglo XIX.

En este siglo, las más graves epidemias palúdicas se empiezan a detec-

tar en 1783 en Lérida y La Seo de Urgel, que aunque combatida con la opiata

del Dr. Masdevall, se va extendiendo progresivamente por Tortosa y delta del

Ebro, tierras valencianas hasta alcanzar especial dramatismo en Cartagena

(Pérez Moreda, 1980). Como ya hiciera la peste a su paso por la península

Ibérica en 1649, esta infección palúdica seguirá casi el mismo recorrido hacia

el sur de España en 1785. Aunque en estas tierras ya se conocían las epide-

mias palúdicas, será en esta época, y extendiéndose hasta el siglo XX, cuando

se den las más graves. De Andalucía a La Mancha, Castilla la Vieja, Salamanca

y Aragón. A su paso, Extremadura, donde se instala en todo su apogeo en

1786 (López Gómez, 1989).

En los últimos meses del siglo parece que vuelven las epidemias de

viruela, que se continuaron con fiebres palúdicas, o al menos así parece cons-

tar según el alto numero de defunciones en 1799 ( el 65% de las defunciones

corresponde a párvulos).

Nos encontramos un territorio con unos 10 habitantes por Km2 y una

población donde el 50% es menor de 25 años y solo el 14% supera los 50 años

de vida (Blanco Carrasco, 1999). Calera entra en el último decenio con una

población debilitada pero con una tendencia alcista en el crecimiento

poblacional.

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

Page 16: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

104

3.3. Siglo XIX

Mientras que en Europa comienza una época de expansión demográfi-

ca, en España la entrada al régimen demográfico moderno será mucho más

lenta. Las hambrunas de 1803 a 1805, acompañadas de pequeñas pero inten-

sas epidemias endémicas en muchas poblaciones periféricas españolas, se-

guido de los 6 años de conflictos en la Guerra de la Independencia (1808-

1814) hacen que el panorama a comienzos de siglo parezca catastrófico. Es

una época de transición demográfica gradual y progresiva que, según Dopico,

se sitúa en 1885 cuando ocurre en España la última epidemia de cólera (Dopico,

1998), después el descenso de la mortalidad y natalidad será gradual.

Se incorpora un nuevo factor epidémico en el mapa cronológico de las

crisis de mortalidad: el cólera, que aparecerá en España, entrando por Cádiz,

en 1800 y se extenderá sucesivamente hasta 1911 en repetidas oleadas (Nadal,

1984). Estos brotes intermitentes se hacen cada vez más débiles siendo las

crisis de 1833-35, 1855, 1865 y 1885 las más importantes (Rodríguez Ocaña,

1986).

En Calera de León las crisis parecen ser mucho más abundantes en la

primera mitad del siglo, según Del Panta et al. y Flinn (básicamente conside-

ran las mismas crisis a excepción de la de 1817 que no llega a considerarse

crisis según la metodología de Flinn), mientras que, según la metodología de

Dupâquier, se registran 4 crisis de intensidad media en la primera mitad y

otras cuatro crisis importantes en la segunda mitad, una de ellas, la de 1855,

de intensidad fuerte y causa del cólera como veremos más adelante (ver Tabla

1 y Figura 7).

Se habla de un siglo donde predominan las enfermedades infecciosas

asociadas al hacinamiento masivo de personas y animales en habitaciones

insanas y sin ventilación, así encontramos en toda España enfermedades como

tabardillo (tifus exantemático), escarlatina, sarampión, viruela, tos ferina,

disentería, cólera, fiebres tifoideas y tuberculosis. Son transmitidas por el

agua, los alimentos y por el aire en estratos sociales que vivían bajo condicio-

nes sanitarias precarias, de hacinamiento y con pocos recursos higiénicos

(Rodríguez Flores, 1994).

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

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105

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

800

806

812

818

824

830

836

842

848

854

860

866

872

878

884

890

año

defu

ncio

nes

Figura 7: Número de defunciones y régimen normal en Calera de León en el siglo XIX

De estas enfermedades, pocas aparecen en Calera, sin embargo se han

registrado otro tipo de diagnósticos tales como: derrames cerebrales, reuma-

tismos, sarampión, epilepsias, catarros, fiebres o calenturas palúdicas, tuber-

culosis pulmonares, debilidad congénita, neumonías y cólera, pero posible-

mente sea debido más al desconocimiento de las causas reales de muerte que

a las condiciones en las que vivía la mayoría de la población y a la ausencia

de enfermedades infecciosas.

La estacionalidad en esta primera mitad del siglo parece seguir un pa-

trón similar en todos los años de crisis. Esta se distribuye de manera que a

partir de julio se dispara el número de muertes, siendo máxima en agosto y

disminuyendo progresivamente en los últimos meses del año (ver Tabla 6). El

aumento de defunciones en los meses de verano, julio y agosto concretamen-

te, es máximo en 1809. Esta será la primera crisis importante del siglo, lo que

nos podría estar indicando un aumento de defunciones debido a una enferme-

dad recurrente como la viruela, el sarampión, tifus o fiebres palúdicas. El

paludismo o malaria, como se conoce hoy día, son frecuentes en zonas

pantanosas o de aguas estancadas durante el estío y los primeros meses del

otoño. El ciclo vital del mosquito Anopheles, principal transmisor del

plasmodium, requiere de unas condiciones climatológicas específicas. Por lo

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

800 807 814 821 828 835 842 849 856 863 870 877 884 891 898

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106

tanto esta primera crisis podría estar causada por dichas tercianas, aunque

también por la viruela o sarampión ya que el 44% de las defunciones corres-

ponde a párvulos difuntos en los meses de julio a agosto. Tampoco se descar-

ta el tifus como causante de algunas crisis, acompañante de las tropas france-

sas en las campañas bélicas de la Guerra de la Independencia de España

(1808-1814).

Año Edad E F M A M J J A S O N D N.º

Def.

Párv. 0 3 1 3 0 7 28 17 1 3 4 1 68

Adul. 2 0 1 5 2 3 7 9 4 3 1 2 39

Párv. 0 2 2 1 0 1 0 5 5 4 2 1 22

Adul. 1 2 0 0 1 5 2 26 3 5 0 0 45

Párv. 0 2 1 0 0 2 12 3 13 9 3 3

Adul. 2 3 2 0 2 1 3 2 5 5 6 4

Párv. 3 0 0 0 4 7 8 14 7 4 2 0 49

Adul. 1 1 1 1 0 0 0 3 3 16 7 0 33

Párv. 2 0 2 2 3 2 10 6 9 7 5 7 55

Adul. 2 0 5 1 1 0 1 2 4 5 4 4 29

Tabla 6: Estacionalidad en los años de crisis de la segunda mitad del siglo XVIII en Calera

de León. Aparecen resaltados los meses con mayor número de defunciones

No será hasta septiembre de 1833 cuando entre el cólera en el sur de

Extremadura por Campomayor dirección a Olivenza y Badajoz, aunque en

agosto ya estaba en Ayamonte, Huelva y Sevilla (Nadal 1988). La crisis que

observamos en Calera de 1834 podría estar hablándonos del paso del cólera

por el sur de Extremadura. La estacionalidad en este año se extiende de julio

a noviembre, viéndose afectados en un principio los párvulos y posteriormen-

te los adultos con especial mención de gran cantidad de pobres y mendigos.

Podría tratarse entonces de dos crisis sucesivas durante el mismo año. Una

afectando a párvulos, posiblemente de sarampión y otra posterior que afectó

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

1809

1823

1831

1834

1848

Page 19: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

107

principalmente a adultos, posiblemente de cólera. Después de esta crisis se

produce un periodo de estabilidad con respecto a la mortalidad crítica, ya que

pasaran 13 años hasta que se vuelva a registrar otra crisis importante en 1848,

casi con la misma estacionalidad que la anterior pero una distribución no tan

marcada y más inclinada a las defunciones de párvulos que de adultos (Figura

8 (a y b)).

Las epidemias de cólera en Extremadura son poco relevantes dentro del

contexto nacional, siendo además más críticas en la segunda mitad del siglo

que en la primera. La epidemia de 1834 será la crisis de cólera más larga, con

una duración de más de 5 meses invadiendo a una veintena de pueblos. Aun-

que se extremaron precauciones desde 1833 y se organizaron cordones sani-

tarios para aislar y debilitar la influencia de la cadena epidémica en sus suce-

sivos brotes, la crisis de 1834 fue de intensidad media con respecto a la crisis

de 1855, donde hubo 79 pueblos invadidos en un periodo de 1 mes y trece días

(González de Sámano, 1834).

En Calera de León la crisis de 1855 será la mayor crisis registrada en

este siglo donde el 73% de las defunciones registradas corresponden a las del

mes de octubre. Esto supondrá un duro golpe para la población, en un mo-

mento en el que los niveles de mortalidad parecen mantenerse elevados al

menos hasta 1866. Es indudablemente consecuencia de cólera, registrado ya

en los libros de difuntos como la causa de defunción. La presencia del cólera

en la población puede estar explicando el aumento de las tasas de mortalidad

durante varios años sucesivos, sin dejar de lado otro tipo de causas de muertes

como las de 1857 donde se producen abundantes casos de pleuro-neumonías

y neumonías agudas (el 45% de las defunciones se concentran en los meses de

septiembre y octubre). En general la estacionalidad de las crisis más impor-

tantes se distribuye más homogéneamente por todos los meses del año, a ex-

cepción de la crisis de 1855.

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

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0

2

4

6

8

10

12

E F M A M J J A S O N D

mes

defu

ncio

nes

0

2

4

6

8

10

12

14

16

18

E F M A M J J A S O N D

mes

defu

ncio

nes

Figura 8 a y b: Estacionalidad de las defunciones de párvulos (discontinua) y adultos en el

año 1834 y 1848 en Calera de León, respectivamente

Por la estacionalidad de las crisis y las causas de defunción registradas

en Calera, el balance general de las mismas en el último cuarto de siglo po-

dría ser de tipo mixto. Las principales causas de defunción, además de innu-

merables casos de debilidad congénita debido a los periodos de carestía, son:

• 1875: Fiebres mesentéricas en párvulos, pleuroneumonías y paludismo.

• 1882: Sarampión, como el más abundante en los dos últimos meses del año.

• 1888: Sarampión, ataques epilépticos, hemorragias cerebrales, paludismo y

catarros intestinales, sobretodo en los meses primaverales y estivales

(el 80% corresponde a párvulos)

• 1894: Sarampión, epilepsias, catarros intestinales y paludismo. En adultos

los casos de neumonías y tuberculosis pulmonares (tisis) se disparan

en los primeros meses del año.

Este tipo de crisis se mantiene hasta el siglo siguiente, momento en el

que se da un giro a la estructura de la población. Las mejoras en la higiene

personal, la calidad de la vivienda, el control en el manejo del alimento y los

importantes adelantos en sanidad hacen disminuir el impacto de las crisis

epidémicas. El crecimiento poblacional que ocasiona se verá bruscamente

frenado por los movimientos migratorios del éxodo rural donde los jornaleros

y campesinos parten en busca de trabajo tras la Guerra Civil española.

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

Page 21: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

109

3.4. Siglo XX

El descenso de la natalidad y por tanto la entrada de España en un

nuevo régimen no se produce hasta la primera década de este siglo, momento

en el que los niveles de mortalidad están disminuyendo progresivamente (Fi-

gura 9). Esta revolución demográfica está ocasionada por la disminución de

la mortalidad infantil, gracias a la erradicación de enfermedades infecciosas

por las mejoras en sanidad e higiene y el consiguiente incremento de la lon-

gevidad media. Otro de los factores que influye en la entrada en la nueva

etapa demográfica será la guerra europea de 1914-1918 ya que tras la sobre-

producción de materias a exportar, se favorece el enriquecimiento de algunos

y el empobrecimiento de muchos, que no podrán competir con la subida de

los precios.

Figura 9: Tasa de Mortalidad en Calera de León de 1860 a 1981

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LA

ESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

0

5

10

15

20

25

30

35

40

1850 1870 1890 1910 1930 1950 1970 199

año

TMB

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110

Esto provoca un movimiento máximo de efectivos hacia otros lugareslo que ocasiona un fuerte desequilibrio tanto en los centros rurales como ur-banos debido a las grandes migraciones. Como consecuencia se produce unaalteración en la estructura de la población, evolución y dinámica del movi-miento natural tanto de la España interior como periférica (Nadal, 1988).

Las crisis de subsistencia pasan a ser un factor demográfico secundarioy empiezan a tomar importancia otros elementos como los movimientosmigratorios, en oleadas sucesivas, eso si, y dependientes de la situación polí-tica y económica en la que se encuentre tanto el país receptor como la propiaEspaña.

Este siglo se desarrolla con tres grandes crisis (Figura 10), consecuen-cia de; una elevada mortalidad infantil en 1902 debido a una epidemia desarampión, meningitis y bronquitis, ejemplo de lo que se venía cosechandodel siglo anterior; una de las mayores epidemias de gripe, en 1918; y en 1941una crisis de tipo mixto donde cabría incluir las consecuencias de las malascosechas en una situación de aislamiento debido a la Guerra Civil española.

Figura 10: Número de defunciones y régimen normal en Calera de León en el siglo XX

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

0

20

40

60

80

100

120

140

900

906

912

918

924

930

936

942

948

954

960

966

972

978

años

defu

ncio

nes

Page 23: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

111

Las enfermedades infecciosas se irán sustituyendo progresivamente porenfermedades crónicas y las relaciones con el propio entorno que va creandoel hombre. El tifus, paludismo y la tos ferina van siendo sustituidas por lameningitis, bronquitis, diarreas y enteritis agudas (Viciana Fernández, 1998).

Una vez establecida la cronología de las crisis sería conveniente anali-zar la evolución de las mismas en comparación con otras localidades tantoespañolas como europeas. Se han seleccionado 4 poblaciones que podríanrepresentar las tres zonas peninsulares antes señaladas, estas son: Las Hurdes(García-Moro, 1986), Adra (Luna et al., 1990), Es Mercadal (Muñoz-Tuduríet al. 2004) y Tortosa (García-Moro et al. 2000) (Tabla 7). Dos aspectos im-portantes a tener en cuenta son que, por un lado, las fechas de estudio parauna población y otra son muy diferentes entre si, reduciéndose por tanto elmargen de coincidencia temporal. Por otro lado la metodología aplicada encada uno de los trabajos varían ligeramente, de este modo se han tenido encuenta las crisis, de variable intensidad, halladas según la metodología deDel Panta et al (1979) y Dupâquier (1979).

Población Calera Hurdes Adra Es Mercadal Tortosa

Calera -------- 1711, 1817, 1968 1712, 1735, 1649, 1823 1708, 1721,

1759, 1786 1875, 1882

Hurdes -------- -------- 1762 1685, 1704, 1736, 1763,

1723, 1790 1908

Adra -------- -------- -------- 1667, 1714, 1775, 1802,

1771, 1803 1885

1715, 1754,

Mercadal -------- -------- -------- -------- 1791, 1809,

1821, 1854

Tortosa -------- -------- -------- -------- --------

Tabla 7: Tabla comparativa entre otras localidades y Calera, considerando las más

importantes detectadas según la metodología de Del Panta y Livi-Bacci

CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LAESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

Page 24: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

112

Gracias a los estudios realizados por Flinn (1974) y Pérez Moreda (1980)se ha podido completar un gráfico (Figura 11) que permita representar y com-parar la evolución y frecuencia de las crisis de mortalidad en países comoInglaterra, Francia, Suiza, Holanda y España, de 1600 a 1824.

Dado que no disponemos de registros suficientes de Calera para estu-diar la evolución demográfica durante todo este período de tiempo, se realiza-rá el estudio a partir del 1700, momento desde el que se dispone de un regis-tro continuo y sin interrupciones.

Figura 11: Evolución de las crisis de mortalidad mediante el CMA

(aggregate of crisis mortality).

La figura muestra como los países de Europa occidental entran brusca-mente en un nuevo régimen debido a la disminución de los índices de morta-lidad. Este proceso se prolonga pero mucho menos acelerado durante todo elsiglo XVIII y XIX, momento en el que la curva se estabiliza en el procesollamado modernización demográfica. España, sin embargo, parece no alcan-zar dicha estabilización hasta después del siglo XIX, ya que las fluctuacionespermanecen a lo largo de todo el período estudiado. Únicamente en la prime-ra mitad del siglo XVII parece que los niveles sean menores a los europeos, y

C. E. GARCÍA-MORO Y M. C. OLIVARES MARÍN

0

100

200

300

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1600-1624

1625-1649

1650-1674

1675-1699

1700-1724

1725-1749

1750-1774

1775-1799

1800-1824

1825-1849

1850-1874

1875-1899

período

CMA

Calera España interior Localidades europeas

Page 25: Contribución a la cronología de las crisis de mortalidad ...€¦ · có para determinar la cronología e intensidad de las crisis de mortalidad. Debido a la falta de documentación

113CONTRIBUCIÓN A LA CRONOLOGÍA DE LAS CRISIS DE MORTALIDAD EN LAESPAÑA INTERIOR: CALERA DE LEÓN (BADAJOZ), SIGLOS XVII AL XX

que tras la crisis de peste disminuyen ligeramente estancándose en nivelesmucho más superiores a los europeos durante cerca de siglo y medio parasufrir un retroceso en el primer cuarto de siglo del XIX.

4. CONCLUSIÓN

Desde el final del siglo XVI, pasando por todo el XVII y hasta media-dos del XVIII, toda Europa vivió tiempos difíciles de hambre, peste, guerrasy epidemias.

En Calera durante el periodo de estudio se han detectado 53 crisis demortalidad, de las cuales más de la mitad se han podido determinar y verifi-car gracias a la bibliografía consultada y a la estacionalidad de las crisis tantoen párvulos como adultos. Coincidiendo con las crisis registradas en otraspoblaciones extremeñas, las causas más importantes que han contribuido amoderar el descenso secular y duradero de la mortalidad en Calera han sidohechos como los episodios bélicos con Portugal, las innumerables crisis agra-rias y las consecuentes hambrunas y épocas de carestía y miseria. En una po-blación agraria como esta, cualquier factor que esté influyendo en la productivi-dad agrícola queda reflejado tanto en crisis de intensidad débil como media.

Las principales crisis y más intensas por causas epidémicas correspon-den a enfermedades infecciosas que acompañan a las crisis alimentarias tantoen párvulos como en adultos. Entre ellas el paludismo, el cólera, tifus, saram-pión, y las neumonías gripales aparecen citadas como las más abundantesuna vez los registros incluyen la causa de mortalidad. Tampoco se deben olvi-dar otro tipo de enfermedades endémicas de esta zona que se dieron en fechasanteriores, entre ellas el tabardillo, difteria o garrotillo y la viruela como lamás reincidente. El desarrollo de estas crisis va a depender principalmente dela nutrición, el medio ambiente, los avances sanitarios y las relaciones esta-blecidas entre cada uno de los agentes patógenos y el huésped humano.

La mayoría de las crisis parece coincidir con las del resto de la Españainterior, pudiéndose hablar entonces de una diferenciación entre las crisissegún sean de la meseta, de la periférica peninsular y la insular. Según labibliografía consultada, las crisis de mortalidad en los años de decadencia(hasta finales del siglo XVIII) fueron mucho más mortíferas en la periferiaque en el interior. Las mayores crisis epidémicas penetran en la península porlas costas para después extenderse hacia el interior. Esto concede un benefi-cio a las poblaciones de la meseta pues dispondrán de más tiempo para esta-blecer cordones y sistemas preventivos para evitar y frenar las epidemias.

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A partir de 1700 Calera evoluciona de manera similar al resto de Espa-ña a un nivel menor y con fluctuaciones menos exageradas. Los niveles conrespecto a los europeos son intermedios, ya que son superiores a estos, peroinferiores a los del resto de la España interior. Es por tanto una evolución decrisis más ralentizada y con una entrada al régimen demográfico modernoque dura más de un siglo.

Si hay algo que está claro es que para la reconstrucción histórica de labiodemografía de una población, no basta con consultar los registros de de-funciones ya que estos resultan incompletos para dicho estudio, debiendo elinteresado recurrir a otro tipo de fuentes para completarlo. Los problemas desalud y los episodios de enfermedades no pueden ser desligados de los aspec-tos socio-económicos, culturales, políticos, epidemiológicos y científicos quelos condicionan.

Se encuentran entonces todos estos episodios dentro de la historia de-mográfica de la población y en la evolución de la misma. Pasamos de unrégimen antiguo, donde los altos niveles de mortalidad y fecundidad estánfrenados por frecuentes crisis demográficas y una baja esperanza de vida, auna época donde las enfermedades infecciosas serán las causantes de un pro-gresivo estado transicional hacia el régimen moderno.

El conocimiento de estas crisis y de las consecuencias demográficas,los datos histórico-médicos y epidemiológicos sobre la naturaleza y evoluciónde las enfermedades infecciosas de comportamiento epidémico, pueden ayu-dar a valorar la etiología, la morfología, la intensidad y la extensión de lascrisis de mortalidad y lo que quizás tenga más trascendencia, como consi-guen las poblaciones superarlas y controlarlas.

En los países desarrollados las enfermedades infecciosas y cardiovas-culares han disminuido considerablemente para sustituirse por enfermeda-des del sistema circulatorio y respiratorio, el cáncer y las defunciones porcausas externas. En los países en vías de desarrollo, enfermedades epidémi-cas como la malaria, el SIDA, el cólera y la tuberculosis siguen causando unaelevada mortalidad, sin contar con los innumerables conflictos bélicos queconstituyen uno de los principales frenos en la evolución de las poblaciones.Podría decirse que nos encontramos ante un desequilibrio demográfico a ni-vel global ya que los diferentes continentes reflejan su propia estructura de-mográfica, representativa de la historia demográfica que ha tenido a los largode los siglos.

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Agradecimiento a D. Leonardo Terrazas, párroco de Calera de León

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