Coral Herrera Gómez - La Construcción Sociocultural de la Realidad, del Género y del Amor...
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Coral Herrera Gmez
LA CONSTRUCCIN
SOCIOCULTURAL DE LA REALIDAD,
DEL GNERO Y
DEL AMOR ROMNTICO.
De cmo Occidente construye nuestras emociones a travs de los smbolos, los mitos y los ritos,
y de cmo el amor romntico perpeta el capitalismo, el patriarcado y las democracias.
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Esta tesis fue leda el 30 de Enero de 2009 en la Universidad Carlos III de Madrid, Espaa.
Obtuvo una calificacin de Sobresaliente Cum Laude
Autora de la tesis:
Coral Herrera Gmez, Doctora en Humanidades y Comunicacin Audiovisual UC3M
Direccin de la tesis:
Don Gerard Imbert, Catedrtico de Comunicacin Audiovisual UC3M
Tribunal:
Presidente:
Don Antonio Rodrguez de las Heras, Catedrtico de Historia UC3M
1 Doa Cristina Peamarn Beristain, Catedrtica de Teora de la informacin
UCM.
2 Doa Charo Lacalle, Catedrtica de Periodismo de la UAB.
3 Don Gonzalo Abril, Catedrtico de Comunicacin Audiovisual UCM.
4 Doa. Blanca Muoz, Doctora en Ciencia Poltica y Sociologa UC3M.
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3
Esta tesis fue escrita en El Tiemblo (vila)
y terminada en Usurbil (Guipzcoa),
en diciembre de 2008.
ESPAA
REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL:
NUM EXPEDIENTE: 12/RTPI-004030/2009
REF. DOCUMENTO: 12/044115.2/09
FECHA: 27/04/2009.
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BIO CORAL HERRERA GMEZ
Doctora en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. Tesis doctoral: La construccin
sociocultural de la realidad, el gnero y el amor romntico. Trabaj en la Universidad Carlos III como
profesora de cursos de Humanidades de su especialidad, y como lectora de espaol en Pars IV
Universidad de la Sorbona.
Actualmente es Consultora de Gnero y Comunicacin y ha trabajado en instituciones como UNESCO o
AECID. Ha publicado dos libros, "La construccin sociocultural del Amor romntico", en la Editorial
Fundamentos, y "Ms all de las etiquetas", en la Editorial Txalaparta, y un captulo en el libro colectivo
de 25 aos de Cine y Mujeres publicado por Ipes Elkartea, Navarra. .
En 2011 dirigi la Serie Gnero de la Coleccin Ciencia en la Editorial Fundamentos. Ha participado en
varios congresos queer y feministas internacionales (Barcelona, Quito, San Jos), ha impartido
conferencias en distintas universidades de Espaa (UCM, UC3M y Mondragn) y de Costa Rica (UCR,
UNA, UL) y ha publicado diversos artculos sobre cultura audiovisual, feminismos, masculinidades y
teora queer en revistas internacionales.
Tiene un blog desde hace 5 aos, El Rincn de Haika, en el que publica sus investigaciones y trabajos
sobre el amor romntico, las diversidades sexuales y amorosas, los mitos patriarcales, las identidades de
gnero, y las luchas por la igualdad.
http://haikita.blogspot.com/
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INDICE GENERAL
INDICE GENERAL .......................................................................... 5
INTRODUCCIN ........................................................................... 10
1 LA CONSTRUCCIN SOCIOCULTURAL DE LA
REALIDAD ..................................................................................... 28
1.1 QU ES LA REALIDAD? .............................................................. 28
1.1.1 EL ACCESO A LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO: ORIENTE Y OCCIDENTE. .............................................................................................................. 28
1.1.2 EL CONOCIMIENTO A TRAVS DE LA RELACIN SEXUAL: PLATN Y BACON........................................................................................................................ 32
1.1.3 LA CIENCIA MODERNA ............................................................................... 36
1.1.4 CRITICAS A LA CIENCIA MODERNA ......................................................... 39
1.1.5 EL CONOCIMIENTO CIENTFICO EN LA ACTUALIDAD ......................... 61
1.1.6 EL FIN DEL PENSAMIENTO BINARIO: NATURALEZA/CULTURA,
RAZN/EMOCIN ..................................................................................................... 70
1.2 COMO CONSTRUIMOS LA REALIDAD? ................................. 79
1.2.1 LA CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA REALIDAD. ..................................... 79
1.2.2 LA CONSTRUCCIN CULTURAL DE LA REALIDAD ............................... 98
1.3 CULTURA Y COMUNICACIN DE MASAS. DE CMO LOS
MEDIOS CREAN LA REALIDAD. ......................................................... 129
1.3.1 LA CULTURA DE MASAS Y LOS MASS MEDIA. ..................................... 129
1.3.2 LA TELEVISIN: BREVE HISTORIA DEL MEDIO. .................................. 145
1.3.3 LA CONSTRUCCIN DE LA REALIDAD EN EL MEDIO TELEVISIVO .. 160
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2 LA CONSTRUCCIN SOCIOCULTURAL DE LA
IDENTIDAD Y DEL GNERO ................................................... 183
2.1 TEORA Y ESTUDIOS DE GNERO .......................................... 183
2.1.1 QU ES EL GNERO?. CMO SE CONSTRUYE
SOCIOCULTURALMENTE EL GNERO. ............................................................... 183
2.1.2 ESTUDIOS DE GNERO .............................................................................. 207
2.2 LOS HOMBRES ............................................................................. 247
2.2.1 QU ES SER UN HOMBRE?. CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA
IDENTIDAD MASCULINA ...................................................................................... 247
2.2.2 LA CONSTRUCCIN CULTURAL DE LA IDENTIDAD MASCULINA .... 269
2.3 LAS MUJERES............................................................................... 300
2.3.1 QU ES SER UNA MUJER? CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA
IDENTIDAD FEMENINA. LOS ROLES FEMENINOS. ........................................... 300
2.3.2 CONSTRUCCIN CULTURAL DEL CONCEPTO DE MUJER. .................. 333
ANEXO I: DEFINICIONES DE GNERO................................................................................. 375
ANEXO II: CLASIFICACIN DE LAS PATOLOGAS MASCULINAS ............................... 376
ANEXO III: LOS RITOS DE INICIACIN VIRIL. .................................................................. 380
ANEXO IV: DIOSES MASCULINOS ......................................................................................... 386
ANEXO V: CITAS DE HOMBRES Y MUJERES MISGINAS............................................... 387
ANEXO VI: DOAS JUANAS SEGN ELENA SORIANO (2000) .......................................... 388
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3 LAS RELACIONES ENTRE LOS GNEROS: LA
CONSTRUCCIN SOCIOCULTURAL DEL AMOR .............. 394
3.1 LA CONSTRUCCIN SOCIOBIOLGICA DEL AMOR ......... 394
3.1.1 QU ES EL AMOR?..................................................................................... 394
3.1.2 POR QU Y PARA QU EXISTE EL AMOR?............................................ 419
3.1.3 LA SEXUALIDAD HUMANA. ..................................................................... 441
3.1.4 EL AMOR Y EL PODER ENTRE LOS GNEROS. ...................................... 499
3.2 LA CONSTRUCCIN CULTURAL DEL AMOR ....................... 542
3.2.1 LA CONSTRUCCIN SIMBLICA DEL AMOR ........................................ 542
3.2.2 LA CONSTRUCCIN DEL AMOR EN TELEVISIN. LAS BODAS COMO
HAPPY END DE LAS NARRACIONES. ANLISIS DE LA BODA REAL DE LOS
PRNCIPES DE ASTURIAS ...................................................................................... 588
3.2.3 EL AMOR COMO UTOPA EMOCIONAL DE LA POSMODERNIDAD .... 631
ANEXO VI: DISCURSO DE SU ALTEZA REAL EL PRNCIPE FELIPE EN EL BANQUETE
DE BODAS . .................................................................................................................................. 687
ANEXO VII: DATOS SOBRE EL DISPOSITIVO MILITAR Y POLICIAL DE LA BODA
REAL ............................................................................................................................................ 689
ANEXO VIII: DATOS ECONMICOS DE LA BODA REAL .................................................. 690
ANEXO IX: ESTADSTICAS SOCIOLGICAS EN TORNO A LA BODA REAL. ............... 693
NDICE DE TRMINOS ............................................................. 696
BIBLIOGRAFA ........................................................................... 702
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AGRADECIMIENTOS
Quera dedicar la tesis en primer lugar a mi madre y a mi padre, porque ellos fueron
los primeros que me pusieron un libro en las manos y porque han sabido transmitirme,
sabiamente, su amor por el conocimiento y su pasin por la lectura. Tambin porque han
financiado todos mis aos de estudio, y porque me han ayudado a todos los niveles en el
proceso final de esta obra. Durante un verano largo, mis padres se encargaron de la
intendencia (compras, comidas, limpieza), me animaron mucho psicolgica y
emocionalmente, me sustentaron econmicamente, y estuvieron a mi lado en los momentos de
flaqueo y cansancio. Mi padre ley concienzudamente la tesis y he de agradecerle
enormemente su labor de edicin en cuanto al estilo de escritura. Gracias a l he adquirido
conciencia de la importancia de cuidar nuestro lenguaje, y creo que he aprendido a escribir un
poquito mejor. Han sido fundamentales para m las charlas filosficas de los paseos al
atardecer acerca de la Realidad y la Existencia. A mis abuelos les agradezco el refugio que me
proporcionaron en el pueblo; en l pas estos dos ltimos aos rodeada de naturaleza y
tranquilidad, lo que me permiti concentrarme cien por cien en esta tarea. Aunque ellos no
entendieron del todo mi labor investigadora, ambos me animaban a terminarla; no han podido
ver el resultado pero s que se sentiran felices de saber que lo logr. Asimismo, estoy muy
agradecida a mi hermana Viki y a Mikel por su hospitalidad y tremenda generosidad. En su
hogar escribo estas lneas que pretenden poner punto y final a un trabajo que dura aos. Su
apoyo econmico y emocional ha sido fundamental para m, porque me han cuidado mucho y
me han estimulado para volver al mundo cruel despus de aos de aislamiento.
Es importante hacer una mencin especial a la Fundacin Carlos III, que me otorg
una beca de 5 aos gracias a la cual pude desarrollar mi proyecto de investigacin. Asimismo,
estoy muy agradecida Maria Jos Snchez, Gonzalo Abril y Cristina Pea Marn, miembros
del Grupo de Investigacin Sociosemitica de la comunicacin intercultural de la
Universidad Complutense de Madrid, porque me he sentido muy estimulada intelectualmente
acudiendo al Seminario de Comunicacin, Esttica y Poltica durante los dos ltimos aos.
Con ellos he aprendido mucho; adems he tenido la oportunidad de exponer mi primera
ponencia en pblico gracias a este grupo de investigadores cuyas inquietudes son parecidas a
las mas. En este sentido, siento que son un referente para m, no slo a nivel acadmico, sino
tambin ideolgico, filosfico, intelectual y personal.
Por supuesto, agradecer al director de este proyecto su confianza puesta en m, la
libertad que me ha dado para elegir el tema de la investigacin, y la paciencia que ha tenido
durante todos estos aos. De Grard Imbert he aprendido a ser rigurosa en el plano cientfico,
a argumentar bien mis ideas, y sobre todo, creo que he heredado su afn antropolgico, y la
importancia del estudio de los smbolos, los mitos y los ritos sociales. Despus de tantos aos
ha surgido entre nosotros una relacin que supera el mbito acadmico; porque no slo lo
admiro como investigador, sino tambin como persona. Su pensamiento libertario, su afn por
el conocimiento, su amor por la cultura y su juventud de espritu me han aportado mucho;
espero poder seguir trabajando con l muchos aos.
No puedo dejar de mencionar a Cristina Flores, la Reina del Word, que emple unos
cuantos das en darle formato a esta tesis, con una paciencia sin lmites. Tambin porque me
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anim mucho y porque me contagi su ilusin, que era ver esta obra terminada. Su granito de
arena ha sido fundamental para m, porque esta vez no me he desesperado con las notas al pie
de pgina, ni con la numeracin, ni con los encabezados con la tesina el proceso ltimo fue
un infierno plagado de dificultades; esta vez en cambio, con su ayuda, el proceso de
embellecimiento de la tesis ha sido un placer, sobre todo porque he aprendido mucho.
Por ltimo, quera agradecer a todas las personas con las que he mantenido
conversaciones durante horas acerca de los contenidos y la metodologa de esta tesis. Fidel
Moreno me regal largos paseos por la Casa de Campo y la idea del amor libre, el terzo
excluso, y numerosas referencias bibliogrficas. Eva se ley partes de este libro para
ayudarme a descubrir errores; su punto de vista fue importante para m porque necesitaba
saber si me expresaba correctamente, cuando ya no tena perspectiva alguna respecto a lo que
yo misma haba escrito. Sostuvimos adems charlas de horas de duracin durante las cuales
salieron a la luz muchas ideas aqu expresadas. Juan me descubri el mundo Queer, y Gema,
Virtu, Mario e Isabel tambin me proporcionaron horas de deliciosas charlas acerca de mi
tema, y me sugirieron numerosos recursos bibliogrficos. Me han estimulado mucho y los
siento a todos como parte fundamental de mi desarrollo intelectual y emocional desde que
empec mis estudios universitarios all por 1996.
Tambin a mis amigos de la Concha, al grupo de Carabanchel, a la gente de Ave
Mara en Lavapis, a mis compaeros de teatro, porque con todos ellos he crecido. Los
abandon para centrarme en el proyecto de investigacin; y a pesar de ello, me han prestado
todo tipo de ayudas. A menudo pienso que con ellos, en la calle, aprend gran parte de las
cosas que luego le en los libros, y que la calle, con mis vivencias y aventuras vitales, es lo
mejor que puedo aportar al mbito universitario. Con ellos aprend a vivir y crec como
persona; por eso los siento como parte de este proyecto vital y semitico.
Y por ltimo, gracias a las personas a las que he amado con pasin, hombres y
mujeres. A travs de ellos, gracias al desarrollo de mis sentimientos y emociones, aument
mi afn por el conocimiento, y mi necesidad de comprender este fenmeno cultural que se
inscribe en los cuerpos, las mentes y las emociones como un todo, a veces de manera
invasiva. Siempre quise entender este fenmeno humano tan peculiar de rasgos mitolgicos,
mgicos, sagrados e incomprensibles, especialmente en su dimensin social. Por eso ha sido
para m un privilegio poder estudiarlo desde la doble dimensin de la razn y la emocin; lo
mejor ha sido darme cuenta de que no son procesos separados ni independientes. En
definitiva, Platn tena razn: a travs del amor se accede al conocimiento.
Y desde lo ms hondo de mi corazn, a Toni.
Coral Herrera Gmez
http://coralherreragomez.blogspot.com/
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INTRODUCCIN
No hay pueblo ni civilizacin que no posea poemas, canciones, leyendas o cuentos
en los que la ancdota o el argumento el mito, en el sentido original de la palabra- no sea el encuentro de dos personas, su atraccin mutua y los trabajos y penalidades que deben afrontar para unirse. Octavio Paz. (1993).
Mi propsito en este trabajo es analizar cmo se construye socioculturalmente el amor
y cmo esta construccin influye significativamente en las estructuras econmicas y polticas
de la sociedad occidental. Sin embargo, esta tesis no hubiera sido posible si, a lo largo del
siglo XX, no se hubiese dado el gran debate epistemolgico que destron al cientifismo
empirista y gracias al cual surgieron investigaciones que demostraron el sesgo etnocntrico y
androcntrico del pensamiento cientfico occidental. Los principales protagonistas de este
debate fueron los pensadores de la Teora Crtica liderada por la Escuela de Frankfurt en los
aos 30, el Postestructuralismo, la Sociologa del Conocimiento y la Teora Feminista, que
sacaron a la luz teoras y cientficos marginados (sobre todo cientficas), que pusieron en
cuestin muchas verdades dadas por supuestas, y que desmontaron el mito del cientifismo.
Pronto se vio que lo que se consideraba Ciencia Universal era sencillamente una actividad
ejercida por hombres blancos, occidentales, de clase media; y que la mayor parte de sus
investigaciones estaban impregnadas de intereses ideolgicos, econmicos, sociales y
polticos. Se quiso derribar, as, el mito del cientfico como un robot objetivo sin emociones,
sin condicionamientos culturales, sin intereses personales; fue entonces cuando se revel la
dimensin hipermasculina de la Ciencia, que haba marginado durante siglos a la mujer como
sujeto y como objeto de estudio cientfico.
Gracias a este debate y a este proceso deconstruccionista, la Ciencia vio cuestionada
profundamente la pretensin de validez universal y de neutralidad de la que haba hecho gala
desde el siglo XVII. Las principales consecuencias de este debate fueron la ampliacin de los
lmites del conocimiento y el surgimiento de nuevas reas de investigacin cientfica. Este
hecho posibilita, en la actualidad, adentrarse en espacios del conocimiento que no han sido
considerados, hasta hoy, dignos de ser estudiados, como es el caso del tema del gnero y del
amor. Hoy se acepta comunmente que todos estamos influidos por la cultura en la que nos
hemos criado, por el gnero al que se nos adscribi al nacer, por la educacin que recibimos y
las instituciones sociales, la religin, nuestro estatus social y econmico, adems de nuestras
propias aspiraciones personales y experiencias vitales, que conforman nuestra identidad. Por
ello, ningn cientfico, institucin cientfica o investigacin empirista puede hoy declararse
objetivo o neutral. De hecho, se considera ms honesto que los y las profesionales de la
Ciencia admitan en sus investigaciones el punto del que parten, y tengan en cuenta a la hora
de elaborar sus teoras e hiptesis la perspectiva personal desde la que ejercen la actividad del
conocimiento, para as diferenciar sus propios condicionamientos culturales y personales del
objeto de estudio. Es decir, admitir la inevitable subjetividad que impregna cualquier
actividad humana en el rea del conocimiento cientfico, dejando atrs mitologas cientficas
antes nunca cuestionadas.
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En esta tesis, mi intencin es centrarme en la dimensin cultural de las emociones
humanas; en concreto, la del amor de pareja. El eterno debate entre cultura y naturaleza que
ha recorrido nuestro acceso al conocimiento y que ha atravesado la investigacin y la
Filosofa desde Grecia hasta nuestros das, parece ya inclinarse hacia la fusin de ambas
dimensiones en una sola. Mi visin pretende evitar el reduccionismo; de ah la
multidisciplinariedad de mi estudio, que ha precisado de lecturas sobre Antropologa,
Psicologa social, Estudios de Gnero, Teoras de la Comunicacin y Semiologa, ensayos
sobre la Posmodernidad, Sociologa, Biologa, Filosofa de la Ciencia, Historia, etc. Lo que he
pretendido es hacer una compilacin de los estudios sobre el amor en diferentes disciplinas
para poder presentar el fenmeno del amor en toda su complejidad, de un modo transversal,
pero incidiendo en la construccin cultural de las emociones y del amor.
Mi deseo es integrar las esferas biolgica, social y cultural para explicar un fenmeno
transcultural como es el del amor, aunque, por supuesto, mi investigacin se centrar en el
modo en cmo construimos culturalmente las emociones y cmo estas construcciones
culturales crean y modelan nuestras formas de organizacin poltica, social y econmica; lo
que llamamos la realidad suprema1. Mi rea de conocimiento trasciende de algn modo la
posibilidad de posicionarme acerca de la cuestin fundamental de si existe una realidad
exterior a nosotros, o si es una ficcin o ilusin como plantean filosofas orientales (por
ejemplo el budismo). Pero s entiendo que lo que denominamos la realidad de la vida
cotidiana (Berger y Luckmann, 1986) es un constructo que se elabora en el seno de la esfera
social. Por ello me propongo analizar la dimensin emocional de la cultura, que es el lugar
donde se conforman y se transforman nuestras creencias, cosmovisiones, prejuicios, formas
de sentir y de pensar, y donde se crean los hbitos, las costumbres, las religiones, las
ideologas, el arte y el sentido de trascendencia del ser humano.
Aunque cada vez hay ms estudios acerca de este fenmeno, la mayora de estos se
inscriben en el mbito de la Literatura, la Psicologa, o la Filosofa. Recientemente han
surgido algunas obras en el mbito de la divulgacin cientfica, en reas como la Biologa, la
Etnologa, o la Antropologa (Helen Fisher, Eduardo Punset, David Buss, Eibl-Eibesfeldt,
Barash y Lipton). Slo ahora, en los primeros aos del siglo XXI, se ha empezado a tratar
el tema desde una perspectiva social (Ulrich Beck, Zigmunt Bauman, Pascal Bruckner, Erich
Fromm, Anthony Giddens, entre otros). La mayor parte de los grandes tericos occidentales
ha escrito libros acerca de los sentimientos y las pasiones, pero han sido siempre considerados
obras menores, poco menos que ancdotas dentro de la sesuda literatura cientfica y filosfica
de estos grandes autores (Ortega y Gasset, Roland Barthes, Francesco Alberoni entre otros)2.
1 Comparto las tesis del construccionismo social, pero no me inclino a considerar que todo es social y surge en el seno de la cultura, y que no hay una realidad externa que nos condicione. En realidad, considero que estamos igualmente condicionados por ambas dimensiones, la biolgica y la dimensin social, y que adems no son dos cuestiones distintas o contrapuestas, sino
que conforman un todo. Sin embargo, como es lgico debido a mi formacin humanstica, mi rea de investigacin se incardina en los procesos sociales y culturales humanos. 2 En este sentido, Octavio Paz (1993) se pregunta en su ensayo que si para tener una idea de lo que ha sido y es nuestra civilizacin es imprescindible el estudio de las instituciones polticas y religiosas, las formas econmicas y sociales, y las ideas filosficas y cientficas, cmo no va a serlo el de nuestros sentimientos, entre ellos el de aquel que, durante miles de aos, ha sido el eje de nuestra vida afectiva, la imaginaria y la real? El ocaso de nuestra imagen del amor sera una catstrofe mayor que el derrumbe de nuestros sistemas econmicos y polticos: sera el fin de nuestra civilizacin. O sea: de nuestra manera de sentir y vivir.
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El hecho de que las emociones y las pasiones no hayan sido temas considerados
dignos de estudio cientfico serio es un hecho ntimamente relacionado con la estructura
patriarcal que ha subordinado a la mujer durante siglos. En esa actitud discriminadora y
despreciativa hacia la mujer se inclua todo lo que se consideraba femenino, como las
emociones. Y ello sucedi porque el conocimiento ha partido siempre de procesos
polarizadores, dualistas, dialcticos, entre elementos opuestos que, en mi opinin, han
empobrecido y reducido, en general, el saber y el conocimiento en nuestra cultura desde hace
siglos.
Afortunadamente, en la actualidad se entiende que el estudio de cualquier fenmeno
fsico, qumico o social est atravesado por multitud de variables interrelacionadas entre s.
Nuestra propuesta metodolgica ha sido investigar partiendo de la idea del pensamiento
complejo, trmino acuado por Edgar Morn, o del pensamiento en red, concepto acuado por
Helen Fisher. Estos autores proponen abarcar la complejidad de los fenmenos naturales o
sociales en detrimento de una de las leyes del pensamiento formuladas por Aristteles y
vigente hasta nuestros das: la del tercio excluso o pensamiento polarizante. Esta ley establece
oposiciones entre razn y emocin, naturaleza y cultura, lo masculino y lo femenino, lo
positivo y lo negativo, el bien y el mal, la verdad y la mentira, etc. Estas oposiciones en pares
binarios ocultan la amplia gama de matices y factores interrelacionados que se dan en todos
los procesos de conocimiento e investigacin.
En el seno de este paradigma dualista que simplificaba el mundo en dos extremos
opuestos, se consider que el hombre representaba la Cultura (el raciocinio, la civilizacin, la
Ciencia, la ley, el orden, la filosofa), y la mujer la Naturaleza (los sentimientos, lo irracional,
lo salvaje, lo catico, lo oscuro, lo incognoscible). Los hombres han sido representados como
dioses solares, y las mujeres han sido representadas como fuerzas nocturnas, diosas
misteriosas o crueles. Slo en este siglo la primaca de la mente y la razn sobre el cuerpo y
las emociones ha dado paso al estudio de los sentimientos como parte constitutiva
fundamental del ser humano en conjunto, sin distinciones de gnero.
Y gracias a ello, hoy me encuentro aqu escribiendo acerca del amor. Entiendo que es
un tema que, por su complejidad y extensin, no se puede abarcar en su totalidad; pero s que
he pretendido demostrar que las emociones estn mediadas culturalmente, y que estn
predeterminadas por la cultura en la que se incardinan (construidas a travs del lenguaje, de
los relatos, los smbolos, los mitos, los estereotipos, los ritos, y las creencias). El poder
simblico incide de forma poderosa, creo, no slo en la nuestros sentimientos, sino tambin
en la construccin de la realidad social, econmica y poltica de las sociedades.
Dado que la cultura evoluciona a la par que los sistemas polticos y econmicos, bien
sostenindolos, bien transformndolos, considero que es necesario analizar la cultura para
entender cmo construimos la realidad, cmo la reificamos y cmo unas ideologas se
imponen sobre otras, (y a la vez coexisten) formando lo que Abraham Moles denomin el
retablo cultural. El motivo por el que he decidido centrar mi anlisis sobre los mitos y las
representaciones simblicas del Amor es porque la mayor parte de nuestros productos
culturales desde la Antigedad hasta nuestros das se basan en las relaciones sexuales y
amorosas entre los gneros: desde las cosmologas (como la griega, que se basa en las
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relaciones de amor y odio entre los dioses) hasta las series de ficcin televisiva, pasando por
la escultura, la pintura, la cermica, la msica, el baile, la narrativa oral, la poesa, los cuentos
y leyendas, los folletines, las radio-novelas, las canciones, las novelas, las pelculas, la pera,
y todas las representaciones culturales que han tenido y tienen como tema central el amor y
las pasiones3.
Adems de su dimensin cultural y emocional, el Amor constituye, en su dimensin
social, econmica y poltica, un potente dispositivo de consumo que potencia las industrias
nupciales: agencias de contactos, Iglesia catlica, restaurantes, ropa y complementos para
novios y novias, agencias de viajes, tiendas de regalos de boda y aniversario, la industria
inmobiliaria, muebles y menaje del hogar, los centros comerciales en los que emplean su
tiempo libre las familias, la industria de los bebs que colman de dicha el hogar de los
enamorados, los profesionales de la psicologa y de la abogaca que resuelven los procesos de
divorcio, etc. Es decir, una gran parte de nuestra economa se sustenta en la base de creacin
de nidos de amor para parejas, y esto es un hecho que ha sido invisibilizado y que se ha
presentado siempre como algo natural que acontece en el interior de cada uno, pese a que
nuestras leyes y nuestro ordenamiento jurdico estn determinados por este sentimiento
colectivo.4
As, veremos cmo a travs de la cultura, la ideologa hegemnica impone o determina
mayoritaria y normativamente nuestros sentimientos y nuestra forma de vivir (en Occidente,
en pareja, mongama y heterosexualmente). Analizar cmo, mercantilizado, sirve de
instrumento de control social para canalizar, mediante su dimensin emocional, los deseos,
aspiraciones y sueos colectivos. Adems, defender la idea de que el amor romntico se
asemeja hoy a la religin porque es una emocin preada de misterio, porque posee sus
propios rituales y sus propias mitologas.
Para estudiar este fenmeno bio-cultural, discursivo y meditico he dividido el libro en
tres grandes bloques, que corresponden a la construccin social de la realidad, la construccin
social del gnero, y finalmente, la construccin social del amor.
En el Bloque I analizar en profundidad el debate epistemolgico acerca de cmo
conocemos, y sealar algunas posturas de la Filosofa de la Ciencia que cuestionan qu es lo
real y si podemos acceder a su conocimiento, para llegar a la conclusin de que la realidad es
construida por sus habitantes a base de representaciones simblicas y creencias que
determinan nuestra forma de conocer, de pensar y de sentir.
3 La preponderancia del tema amoroso en nuestras obras literarias muestra que el amor ha sido una pasin central de los hombres y las mujeres de Occidente. La otra ha sido el poder: de la ambicin poltica a la sed de bienes materiales o de
honores. Octavio Paz (1993). 4 A mi juicio, la invisibilizacin terica, intelectual y narrativa de la dimensin econmica y social de las emociones ha logrado que estas se hayan considerado siempre un fenmeno caracterstico del individualismo que atraviesa la cultura occidental; lo comn es que se piense que es un sentimiento que acaece en el interior del sujeto, pese a que es un fenmeno masivo. Quizs esta haya sido la razn de que los estudios ms antiguos y rigurosos en torno al amor provengan del campo de la Psicologa.
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Bajo mi punto de vista, la realidad es un conglomerado de realidades de carcter
poltico, econmico y social, pero tambin cultural. Los seres humanos construimos universos
simblicos y representamos simblicamente la realidad, de modo que para conocerla nos es
preciso analizar esas representaciones simblicas en forma de narraciones y discursos que
conforman la realidad suprema o realidad de la vida cotidiana. Para ello ahondar en los
procesos de construccin de la realidad en los que pusieron acento Berger y Luckmann en su
famosa obra, y partiendo de esta base, analizar brevemente el lenguaje como primera
instancia de construccin social de la realidad, nuestra capacidad de simbolizacin, la
creacin de las culturas a partir de los mitos, los ritos, los hbitos, las creencias, las
costumbres, las narraciones, los modelos y hroes que determinan nuestra concepcin de lo
que es normal y lo que es anormal, lo que est bien y lo que est mal, y la amalgama de
esquemas tipificadores, arquetipos, estereotipos, que conforman nuestra identidad. Tambin,
por supuesto, cmo se sedimentan estas representaciones simblicas en el imaginario
colectivo mediante procesos de institucionalizacin, legitimacin, socializacin e
internalizacin de la realidad.
Por supuesto, me centrar en los modos en los que, en la actualidad, en el contexto de
la sociedad de la informacin, los productores culturales transmiten su ideologa a travs de la
creacin de la cultura y la informacin. Creo que aqu ser imprescindible explicar la
importancia de las industrias culturales porque constituyen un cuarto poder si cabe ms
potente que el poder militar, legislativo, judicial o ejecutivo. As, estudiaremos el fenmeno
fundamental y fundacional de la cultura de masas: el hecho de que la cultura no se crea en la
interaccin social, como antao, sino que una minora produce cultura para una masa (gracias
a los espectaculares avances tecnolgicos de este siglo); y ese proceso, seal Umberto Eco,
va de arriba abajo, es decir, no se produce cultura horizontalmente, sino verticalmente, en
posiciones jerrquicas; unos pocos difunden cultura para todo el planeta, fenmeno que se ha
denominado globalizacin o americanizacin5 de la cultura y la economa.
Mi intencin es analizar el modo en que los medios de comunicacin, y especialmente
la televisin, apelando a los sentimientos y emociones de la audiencia, transmiten
determinados valores a la sociedad (como el matrimonio, la exclusividad sexual y
sentimental, la familia nuclear tradicional, o el consumismo como forma de vida), y cmo
gracias a ello se mantiene el statu quo econmico, poltico y social.
Este estudio semitico parte del trabajo previo de la tesina6. En ella estudi los
procesos de espectacularizacin de los medios de comunicacin de masas, centrndome en la
televisin y en la capacidad que posee en la actualidad para aglutinar grandes audiencias a
travs de un proceso de seduccin continuo y cuya funcin social predominante es el
entretenimiento. La oferta continua de entretenimiento conlleva una invasin del espectculo
evasivo y un proceso de aligeracin de los contenidos, as como una serie de transformaciones
mediticas y sociales: la informacin mezclada con el entretenimiento (el infotaiment), la
espectacularizacin de los discursos, la hibridacin de gneros, la repeticin incesante de
temas y contenidos. Sus principales consecuencias son la cultura del exceso, el vaciamiento
5 Trmino propuesto por Rom Gubern (2000) 6 Herrera Gmez, Coral: Televisin y espectculo. Crnicas Marcianas como nuevo modelo de entretenimiento, Universidad Carlos III de Madrid, 2004.
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del espacio social, la colonizacin meditica y consumista del ocio, el individualismo, el
conformismo e infantilizacin de la audiencia, la despolitizacin de la sociedad, la sustitucin
del folklore tradicional endgeno por la cultura pop de masas, la marginacin de otros
soportes culturales y artsticos (literatura, msica, cine, teatro, danza etc.).
En mi tesina analic el modo en cmo el medio de comunicacin ms masivo hasta la
fecha influye, modela, manipula y crea la realidad a travs de la seduccin; apelando a la
dimensin emocional de la audiencia. Pudimos observar entonces que la mayor parte de los
mensajes mediticos se dirigen principalmente al inconsciente, a nuestras emociones y
sentimientos ms profundos (como el miedo, las inseguridades y complejos, la violencia, el
amor, el odio, etc.). Vimos cmo el medio televisivo, mediante imgenes veloces que se
superponen unas a otras sin tiempo para ser desglosadas por la mente, se dirige a la parte
emocional de los telespectadores. Los productos televisivos se nos dan ya confeccionados,
listos para ser engullidos, y estn dirigidos no tanto a la esfera racional como a la emocional.
Los programas televisivos ms escatolgicos, morbosos, obscenos, pasionales, son los
que ms audiencia tienen (ejemplo: Gran Hermano, donde los telespectadores ven a los
vecinos de la casa relacionarse sexual y sentimentalmente entre ellos las 24 horas del da).
Esta sed de emociones lo denomina Gubern (2000) el dficit emocional del mundo
tecnolgico existente en la Era de la comunicacin, que l redefine como la Era de la
soledad. Estos espacios emocionales constituyen el paradigma del deseo escapista de la
sociedad; una huida hacia delante irresponsable, descomprometida, infantil y por supuesto
individualista. En este sentido, Erich Fromm (1947) afirma que el hombre moderno es
profundamente infeliz y est hambriento de vida, aunque acepta como sucedneo cualquier
cosa que le pueda causar excitacin o estremecimiento. Lo que la rutina diaria no nos
proporciona, nos lo ofrece la televisin en detrimento de la experiencia directa; es as como se
empobrece gradualmente la realidad de la vida cotidiana, la capacidad crtica y la calidad de
nuestras relaciones afectivas.
Mi intencin es pues, profundizar en la dimensin emocional de la Neotelevisin, y su
incidencia sobre la sociedad que la ve. Veremos que los ltimos estudios llevados a cabo en
torno a los usos y efectos de los medios de comunicacin tienden a diferenciar claramente dos
tipos de efectos: los racionales (cuando se genera un aprendizaje integrado, ya que queda
asimilado en los sistemas de opiniones, valores y creencias) y los emocionales (que suelen
permanecer en el texto de forma latente). Las estrategias del medio para provocar los efectos
emocionales son ms eficaces, por ejemplo, para retener y fidelizar a la audiencia, y tambin
son eficaces persuasivamente, segn Miguel Roiz (2002).
Considerando que la televisin es hoy en da un instrumento para la construccin
social de la realidad, y para la creacin de sentido, me gustara profundizar en el poder que a
travs de este potente dispositivo en manos de unas pocas multinacionales y los gobiernos,
ejercen efectivamente en las masas. Porque sus intereses, al fin y al cabo, son perpetuar el
sistema social, poltico y econmico; pertenecemos a una cultura que reabsorbe los mrgenes
del sistema, incluyendo dentro de l mismo todo el aparato anti-sistema creado por sus
detractores. El sistema evoluciona dentro de su lgica capitalista y democrtica, de modo que
al no existir cambios radicales o transgresiones que lo pongan verdaderamente en peligro, el
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sistema poltico, social y cultural posee una tremenda estabilidad cuya lgica es la
conservacin o mantenimiento del statu quo.
He dotado a esta investigacin de una perspectiva de gnero (Bloque II) porque me
parece un concepto fundamental a la hora de analizar cmo se construye la identidad de los
sujetos; el gnero se ha convertido en la primera instancia de diferenciacin, definicin y
clasificacin de las personas en dos grupos. Mostrar como estos procesos primarios de
clasificacin y construccin de la identidad corresponden a la estructura binaria y jerrquica
del pensamiento occidental. Analizar ese proceso de construccin en base a los modelos
narrativos, los mitos en torno a la feminidad y la masculinidad, y los arquetipos simblicos,
porque son los que configuran los estereotipos y los roles de gnero que tienen su correlato en
la realidad social, econmica y poltica de los individuos.
Considero importante analizar cmo nos condiciona el establecimiento rgido de los
gneros en los procesos de formacin de la identidad a la hora de relacionarnos
amorosamente. En este sentido, coincido con numerosos autores que entienden que el amor
solo puede darse entre iguales es difcil que se d entre personas unidas por relaciones de
subordinacin o dominacin completas. Los fenmenos amorosos en la cultura humana
siempre se han dado paralelamente a procesos de emancipacin social femenina; analizaremos
entonces cmo la igualdad y su contrario, la desigualdad, determinan las relaciones amorosas,
y por extensin las relaciones entre las dos mitades de la poblacin humana. Incidiremos
especialmente en el modo en que el patriarcado no solo ha minusvalorado y marginado a la
mujer por cuestiones reproductivas y de trabajo domstico, sino que tambin analizaremos,
siguiendo a Anna Jonsdottir, cmo los hombres han acumulado durante siglos la entrega, la
devocin, el cario y el apoyo emocional de las mujeres como un derecho exclusivo de los
hombres. En este sentido, analizaremos cmo el amor ha servido como instrumento de
sujecin sentimental o emocional de la mujer, y cmo este fenmeno ha sido clave para el
mantenimiento y desarrollo del patriarcado. Tambin veremos cmo los hombres tambin han
sufrido la dependencia de las mujeres, y por ltimo trascenderemos el gnero, analizando las
relaciones de poder que se dan en el mbito amoroso como un fenmeno complejo y lleno de
matices.
En el Tercer Bloque dar paso al anlisis de la dimensin sociobiolgica y simblica
del amor de pareja. Tras una breve introduccin acerca de las definiciones y teoras del amor,
dar paso a la dimensin sociobiolgica de las relaciones entre gneros. Analizar cmo se
construye la sexualidad humana atendiendo a su doble dimensin porque entiendo que es un
proceso que hoy en da es difcilmente separable. El ser humano ha trascendido su evolucin
en base a la seleccin natural para dar paso a una evolucin de carcter cultural y
tecnolgico7. Tambin analizar la dimensin sociobiolgica de fenmenos como el
emparejamiento, el matrimonio, el divorcio, y el adulterio para centrarme principalmente en
las relaciones de poder y luchas de dominacin que atraviesan todas las relaciones humanas
7 Considero esencial tomar en cuenta la dimensin biolgica del amor, ya que existe una amplia literatura cientfica a este respecto y porque considero empobrecedor para la investigacin cientfica el centrarse nicamente en su dimensin cultural. Porque adems, las representaciones simblicas acerca del amor desvelan a su vez los condicionamientos biolgicos que como seres vivos, mamferos e inteligentes, conforman tambin nuestras formas de amar y sentir.
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(amorosas, familiares, profesionales, contractuales, etc.) y en especial las relaciones entre los
gneros.
En el ltimo captulo de este Tercer Bloque me centrar en la dimensin simblica y
cultural del amor. Con breves referencias a otras culturas y formas de amar, me voy a centrar
en la concepcin cultural del amor en Occidente en la actualidad, y de cmo las
representaciones simblicas del amor han ido transformndose y variando geogrfica y
temporalmente. Estudiaremos las implicaciones de las narraciones en la conformacin de los
sentimientos pasionales y amorosos, analizaremos la dimensin religiosa, mitolgica y
utpica del amor, y daremos un breve repaso a los principales modelos y mitos amorosos de
nuestra cultura desde la Antigedad a la Posmodernidad.
La Posmodernidad ha supuesto el fin de los pilares que sustentaban las antiguas
cosmovisiones y creaban la identidad: la familia y el trabajo se han desacralizado y
flexibilizado. Ahora son sistemas abiertos, cambiantes, fragmentados, en continuo proceso de
prueba, negociacin y fragmentacin. Adems, el espacio social y simblico ha
experimentado la multiplicacin hasta el infinito de mensajes; realidad y ficcin se mezclan
en un fenmeno meditico como es la hiperrealidad televisiva. En la actualidad, el amor
ofrece la salvacin frente a la angustia existencial, el horror vacui, y la falta de sentido que
impregna la realidad del ser humano desde que Nietzsche proclam la muerte de Dios.
El ser posmoderno es urbanita, se mueve en la sociedad del anonimato y sufre de
angustia existencial, hambre de emociones y soledad. En este contexto posmoderno, el amor
constituye una creacin de sentido personalizado y colectivo, una promesa ideal de
autorrealizacin, una tabla de salvacin, un sentimiento cargado de trascendencia y
espiritualidad, una forma de transgresin y una meta que en el camino nos convierte en
personas especiales, nicas, autnticas, a modo de estrellas del rock o del star system
cinematogrfico.
En mi tesis desarrollar la idea de que la sociedad occidental ha perdido en gran parte
su instinto de supervivencia para dar paso al de autodestruccin; de ah la proliferacin de las
depresiones en el Primer Mundo, que visibilizan la angustia vital que sienten las personas una
vez satisfechas sus necesidades bsicas (alimento y un techo donde cobijarse). La sensacin
de alienacin permanente que posee la sociedad occidental (la gente no est satisfecha con las
condiciones laborales, no ha elegido su trabajo, ni posee la casa de sus sueos, ni la pareja
perfecta) se traduce en un anhelo de ficcin permanente, de emociones placenteras o fuertes, y
una necesidad de evasin y de entretenimiento en unas cantidades y dimensiones hasta hace
poco desconocidas.
El amor cubre estos anhelos del mismo modo que las drogas, la fiesta, o los deportes
de riesgo, y en este sentido, se puede afirmar que es una emocin tan intensa que ofrece
conexiones con lo sagrado: la totalidad, la fusin definitiva, el placer total, la eternidad
(premisa fundamental de todo amor verdadero). Una de las ficciones ms importantes que
proyecta el amor es la del cese de ese doloroso sentimiento de soledad que nos acompaa a
todos los seres humanos desde la cada de las grandes construcciones sociales como la
religin o la clase social, y cualquier institucin en la que antes nos podamos sentir
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pertenecientes a una comunidad o grupo unido por cuestiones religiosas, econmicas o
polticas. As, las representaciones simblicas, con mitos como el de la media naranja (de
resonancias platnicas), nos anuncian el fin de la perpetua soledad a la que estamos
condenados. Esta serie de idealizaciones son, segn mi parecer, las que constituyen nuestras
formas utpicas actuales (utopas emocionales), una vez derrumbadas las utopas polticas.
En la investigacin sobre las representaciones simblicas en torno al amor, he llevado
a cabo un anlisis semitico, narrativo y sociolgico a travs del cual veremos cmo en esta
era de la soledad, de la individualidad, del aislamiento, los nicos grupos sociales que
encuentran un verdadero apoyo en los medios siguen siendo la pareja (el matrimonio
tradicional) y la familia nuclear tradicional. El amor romntico heterosexual se presenta
como la causa anterior o el requisito fundamental para acceder a la institucin matrimonial y
la familia, que constituye en la actualidad un dispositivo de consumo indispensable, dada su
capacidad adquisitiva y de ahorro.
Veremos, por tanto, cmo en la televisin (y en los medios de comunicacin en
general) nunca se trata el amor desde una perspectiva social, comunitaria, extensible a todos
los miembros de la sociedad. Las industrias culturales hablan siempre de t y de yo, pero
no de nosotros. Esta dimensin individualista, asocial y emocional de los medios es
peligroso para la democracia, para las relaciones humanas, para la capacidad de reflexionar,
organizarse, y decidir por s mismo que posee el ser humano porque segn Fromm, son
mtodos de embotamiento de la capacidad de pensamiento crtico. Y ese peligro se traduce
en una masa uniforme de ciudadanos irresponsables, infantilizados, desinformados y aislados
entre s; ciudadanos que consumen y aceptan las cuestiones relativas a la poltica como algo
lejano a ellos, como algo que deba de ser dejado en manos de unos pocos seres humanos que
tomen decisiones por el resto.
La televisin nos induce a escapar a otros mundos para no permanecer siempre en el
nuestro, y nos permite evadirnos de la realidad empobrecida en la que vive la mayor parte de
la poblacin humana. La realidad televisiva es siempre mucho ms divertida e intensa que la
propia, de modo que la audiencia se engancha a este dispositivo de emociones creadas y
servidas de modo inmediato para su deleite de la audiencia a travs de esta seduccin masiva
de audiencias. De este modo se suavizan las noticias sobre un mundo violento, desigual e
injusto que nos presentan los telediarios y se rebajan las angustias que se concentran en torno
al proceso autodestructivo de la especie humana.
Este modo de evadirse de la realidad que no nos gusta a travs de la ficcin, la
informacin y el consumismo es un mero espejismo, peligroso porque supone poner crear otra
realidad ms amable para no participar en su construccin, poniendo as en manos de otros las
tareas de gobernar y gestionar los recursos, y la capacidad de crear y comunicar. Con el
triunfo del individualismo la democracia se encuentra en manos de los gobernantes, no de una
poblacin adulta, sensibilizada, culta, comprometida y unida para hacer frente a las
desigualdades y abusos del sistema actual. Esto es grave, porque que deja en manos de unos
pocos empresarios y polticos nuestro destino como especie, y por supuesto,
coextensivamente, el del resto de los seres vivos de este planeta.
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En este sentido, mi tesis es que a la televisin no le interesa reflejar un nosotros si no
es para vender unos seguros de vida o para que la gente se anime a cambiar de compaa
telefnica. El medio televisivo solo potencia la sensacin de pertenencia en pequeos grupos
como la familia o el equipo de ftbol del barrio, pero nunca en grandes grupos sociales como
las asociaciones de vecinos, asociaciones culturales, colectivos de trabajadores, etc. que solo
son tenidos en cuenta cuando realizan acciones mediticas susceptibles de ser transmitidas,
como las manifestaciones originales o las masivas. Evidentemente, a un sistema capitalista no
le conviene una excesiva solidaridad entre las personas, ni facilitar la autorganizacin y
autogestin de las comunidades; a causa de esta necesidad econmica en televisin nunca se
apela al amor de las personas por sus semejantes, por la totalidad humana, ni el amor hacia el
propio planeta o el resto de sus habitantes. Ms bien se le incita al consumismo que es una
actividad solitaria que ayuda al funcionamiento de la economa capitalista.
Slo se representan amores colectivos en televisin cuando se trata de un sentimiento
social hacia conceptos artificiales como nacin o patria, o hacia algn objeto o persona
determinada (como la religin cristiana o el Islam, los partidos polticos y sus lderes, los
grandes clubes de ftbol que aglutinan miles de seguidores, o las estrellas mediticas del rock
o el cine). Por ello he credo importante exponer el reduccionismo interesado de la concepcin
del amor ms representada en las producciones culturales como algo que concierne
exclusivamente a dos personas, o como mucho al ncleo familiar, excluyendo siempre al
Otro, excluyendo siempre lo desconocido, lo lejano, lo extrao. Este fenmeno es, por otro
lado, caracterstico de la cultura occidental, que se ha centrado en la luz y lo luminoso y ha
apartado de su rea de conocimiento todo lo sombro, el lado oscuro, incognoscible,
inexplicable o misterioso, dando primaca a la razn y el orden, y olvidando el caos y lo
irracional, como si fueran dimensiones que no formaran parte del ser humano.
Teniendo en cuenta que los medios de comunicacin son potentes creadores de los
cdigos que crean y a su vez reflejan la realidad, e imponen unas cosmovisiones
determinadas, unos valores y unas creencias concretas, me parece interesante estudiarlos y
analizar el modo en cmo determinan, en concreto, nuestras relaciones sociales. Un ejemplo
interesante lo constituyen los mensajes publicitarios, a travs de los cuales se nos lanzan
propuestas de estilos de vida divididos en cuatro etapas (infancia, juventud, adultez,
ancianidad), que recordemos no se establecen solo en torno a la Biologa y la edad, sino que
es, sobre todo, una creacin cultural. Los estereotipos creados en torno a las diferentes etapas
funcionan y se perpetan en la televisin; a la juventud se le asignan valores, como la libertad,
la independencia, la capacidad adquisitiva, el triunfo social, la locura, el xito profesional, el
estar a la moda, el consumismo, el ser atractivo sexualmente, la rebelda contra la tradicin,
la innovacin como bandera (principalmente en cuanto al orden de lo esttico), y a una
poblacin ms adulta se le envan mensajes sobre la importancia de asentar la cabeza,
asumir compromisos, adquirir propiedades, o fundar una familia. A los adultos se les
vende seguridad, confort, estabilidad, rutina, tras una alocada juventud, y en este sentido,
tanto el matrimonio como la familia juegan un papel esencial.
Considerando que la televisin contempla diferentes tipos de amor para cada etapa de
la vida (el amor platnico adolescente, el amor romntico para jvenes, el amor domstico y
el amor adltero para los adultos, la tranquilidad del matrimonio de ancianos), me gustara
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analizar cmo todo este dispositivo que continuamente ensalza la necesidad del ser humano
de estar enamorado, en realidad constituye una estructura ficcional que oculta la verdadera
funcin de la produccin cultural, que es perpetuar la democracia, el capitalismo, la
institucin matrimonial, (y por extensin, la familiar) y el consumo como estilo de vida.
El amor romntico es, a mi juicio, un poderoso instrumento de control social que a
travs de su extensin (amor romntico-matrimonio-familia) despoja a estas tres instituciones
de su dimensin social, poltica y econmica, situndolas en la esfera de lo emocional y lo
individual mediante un proceso de seduccin engaoso. Es por ello que me gustara analizar
el modo en que las industrias culturales actuales inundan de amor romntico todos sus
contenidos ficcionales y reales; como vimos, la frontera entre ambos conceptos es cada vez
menos slida y cada vez menos percibida por la sociedad actual.
Si antes la canalizacin de los deseos y aspiraciones la detentaba la religin en alianza
con el Estado, en la actualidad es la televisin la que desempea esta funcin. La descomunal
importancia que se otorga al amor romntico en la publicidad, en las series de ficcin, en las
pelculas, en la msica, etc. supone una omnipresencia del amor romntico no slo en los
contenidos, sino que modela y crea tambin determinados gneros y formatos como las
telenovelas latinoamericanas, las sitcoms estadounidenses, los reality shows, los talk shows, y
sobre todo los espacios de la prensa rosa, que supuestamente hablan de sentimientos,
cuando la realidad es que se ocupan de matrimonios, adulterios, divorcios, patrimonios y
herencias, juicios y sanciones, entramados familiares, venganzas, etc.
En lugar de analizar los comportamientos humanos, este tipo de hiperrealidad los
descontextualiza, convirtindolos en sucesos, hechos aislados o escandalosos. As es como
contribuyen al entretenimiento de su pblico, en lugar de inducirlo a pensar el modo en que
los seres humanos nos relacionamos y cmo podramos mejorar estas relaciones no solo a
nivel local, con la gente del entorno, sino tambin a nivel internacional, a escala planetaria. La
complejidad de las relaciones humanas en las representaciones simblicas actuales que
consumimos a travs de los medios, se traduce en una simple polaridad entre buenos y malos,
entre gente que ama y gente que no ama y utiliza los sentimientos de los dems para alcanzar
sus propios fines, y reduce esta complejidad a travs de mitologas como el amor para
siempre o el amor salvador.
En su deseo (o necesidad econmica) de atraer y atrapar a la audiencia, de mantenerla
enganchada, la televisin ha creado unas series a medio camino entre la ficcin y la realidad,
como Operacin Triunfo, Fama, o la Isla de los Supervivientes, y cuyo predecesor ms
exitoso fue Gran Hermano, donde los presos-estrella de Telecinco se relacionan con otras
personas en un espacio reducido y plagado de cmaras, donde la intensidad de lo cotidiano se
multiplica por mil y las pasiones, los enfados, amoros, conspiraciones, alianzas, nostalgias, se
crean y desaparecen, sucedindose unas tras otras para crear finalmente una realidad nueva,
que no es la de la calle ni la de una serie de ficcin. La hiperrealidad creada por el medio
televisivo a travs de sus procesos de retroalimentacin, y su dimensin emocional es un
fenmeno peligroso que vaca an ms el espacio social, ya de por s empobrecido. Aunque
en la televisin se representan otro tipo de familias (las monoparentales, las formadas por
parejas homosexuales, etc.), stas an continan perteneciendo al terreno de lo excntrico, lo
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marginal o lo cmico (Aqu no hay quin viva). Paralelamente a la desocializacin que supone
ser consumidor asiduo de la televisin (pues el visionado se realiza siempre en solitario o en
familia), los medios siguen apoyando los ncleos denominados bsicos de relacin social, que
como ya sabemos, supone una instancia primera de transmisin y perpetuacin de los valores
tradicionales, las creencias, los mitos, los saberes y las cosmovisiones.
Por ltimo, queremos centrarnos en el principal recurso narrativo para crear un happy
end: la boda en su dimensin mitolgica y ritual. Coincidimos con Gonzalo Abril en que los
ritos son un gnero televisivo, y ste es uno que en concreto aglutina grandes audiencias.
Consideramos que las bodas o los compromisos matrimoniales son elementos narrativos de
primer orden porque clausuran los textos y los dotan de sentido; porque adems son noticia a
diario (incluso en los telediarios), ocupan multitud de portadas en revistas y peridicos, y
adems constituyen una representacin simblica que es imitada por los ciudadanos, que
eligen mayoritariamente el ritual catlico y el traje de princesa (y otros smbolos medievales)
para sellar su compromiso pblicamente.
Nuestra intencin es analizar la boda real de los Prncipes de Asturias porque
constituye un relato massmeditico a medio camino entre la realidad y la ficcin, y porque
condensa en un solo acto muchos de los smbolos y mitos que hemos estudiado en torno al
amor; mitos que conforman el imaginario colectivo actual y que construyen la realidad social
humana. Creemos que la boda real del heredero de la Corona puede ser una potente
herramienta de trabajo y anlisis porque fue vista por millones de personas en nuestro pas y
en el resto del mundo, y porque contiene abundantes elementos simblicos que nos pueden
dar la clave de las aspiraciones, metas y deseos de las mujeres y los hombres actuales.
La boda real fue insistentemente definida por sus protagonistas como una boda por
amor; un amor que se compromete en pblico a ser slido y eterno y que se liga a
instituciones sociales como la monarqua parlamentaria, el Ejrcito espaol, el Estado, la
Iglesia catlica, la Familia y los medios de comunicacin (que para nosotros son tambin
instituciones sociales). El profundo amor de Felipe y Letizia invisibiliz a dimensin
econmica, poltica y social del contrato nupcial. Como veremos, todas las bodas reales son
ritos colectivos en los que tienen lugar transacciones econmicas y polticas, y constituyen un
espacio de encuentro entre las pocas personas que monopolizan el poder (empresarios,
productores culturales, polticos, empresarios y jerarqua eclesistica). La boda entre el
prncipe y Letizia no slo simboliza la normalizacin entre Monarqua y sociedad y la
modernidad de la Corona, sino que tambin supone el triunfo social e institucional de un
producto meditico cercano a la sociedad. En la poca de la Paleotelevisin, la princesa de
Asturias hubiese sido una heredera al trono de cualquier monarqua europea, o al menos una
mujer emparentada con la aristocracia nobiliaria (es por ello que en los ochenta se prefera a
Tatiana de Lichenstein como candidata a esposa del heredero en lugar de Isabel Sartorius);
pero en la Neotelevisin la futura reina de Espaa es una mujer posmoderna: independiente y
trabajadora, de padres divorciados, que estudi en la Universidad pblica, que se cas y se
divorci. Una mujer que trabaj muchos aos, que sabe lo que es pagar una hipoteca y que
acab convirtindose en una profesional reconocida. Y que, adems, lo dej todo por amor.
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Por ello creemos que su figura meditica corresponde al Mito de la Cenicienta, que
asciende socialmente por amor, y que adems es un modelo en el que es fcil proyectarse y
sentirse identificada, como sucedi con Lady Di, porque Letizia Ortiz no naci princesa
europea de sangre real, ni sali de un cuento: es una mujer real de la que se enamor el
prncipe azul y en la que pueden verse reflejadas muchas mujeres. La prxima reina consorte
espaola, madre de la futura reina de este pas, no slo viene de la realidad, y an ms, del
pueblo, de un barrio de la periferia madrilea, sino que fue y es una estrella televisiva, un
fenmeno meditico que ha logrado la aceptacin mayoritaria no del pueblo espaol, sino de
la audiencia espaola. Este es, precisamente, uno de los aspectos ms impactantes de este
relato: la hoy Princesa de Asturias estuvo, noche tras noche durante algunos meses antes del
anuncio del compromiso, cenando con gran parte de los espaoles mientras presentaba los
informativos de TVE 1. Qu mejor modo de presentar a los espaoles a la futura reina de
Espaa: no es casual que el da en que se destap la noticia, a toda la nacin espaola le
sonaba su cara.
Por su parte, el prncipe heredero representa no solo la figura del hombre ideal y el
mito del prncipe azul, sino que adems es un prncipe que cree en el amor y que mantuvo
siempre su postura de que se casara por amor respetando su profesin de prncipe, es decir,
quiso conciliar su papel laboral con su vida personal; en este sentido su rol es la vez moderno
y posmoderno. Gracias a su proyeccin meditica, el Prncipe romntico y su amor
invisibilizan o llevan a un segundo plano la funcin institucional, poltica y econmica de su
matrimonio. El Prncipe posmoderno es un hombre que habla varios idiomas, tiene una
formacin transdisciplinar, y tambin es trabajador (los medios siempre inciden en su
incesante actividad diplomtica). Como hombre posmoderno, acta bajo el libre albedro, es
dueo de su destino, toma sus decisiones apoyado por sus padres, elige a la mujer de sus
sueos (a su princesa), y antepone o compatibiliza sus sentimientos con las instituciones a las
que sirve. Como hombre moderno adopta el papel de cabeza de familia feliz propio de la
cultura burguesa, y el trono del Reino de Espaa.
Lo ms milagroso del relato es que la audiencia espaola cree que lo ha conseguido:
se ha casado por amor sin poner en peligro la monarqua, y sin descuidar sus funciones como
heredero, con una mujer que adems rene las condiciones para ser princesa (capacidad para
permanecer en segundo plano, dedicarse a tareas caritativas y sociales, presidir actos
relacionados con las Fuerzas Armadas o la Iglesia, y traer herederas reales al mundo). Esta
pareja representa un ideal de amor romntico que ha atravesado la cultura occidental desde el
Medioevo hasta nuestros das: es una pareja perfecta, feliz, con descendencia y sin problemas
econmicos que adems es real en el doble sentido del trmino.
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BLOQUE I
La construccin sociocultural de la
Realidad
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INDICE BLOQUE 1
1 LA CONSTRUCCIN SOCIOCULTURAL DE LA
REALIDAD ..................................................................................... 28
1.1 QU ES LA REALIDAD? .............................................................. 28
1.1.1 EL ACCESO A LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO: ORIENTE Y
OCCIDENTE. ..............................................................................................................28
1.1.2 . EL CONOCIMIENTO A TRAVS DE LA RELACIN SEXUAL: PLATN
Y BACON ....................................................................................................................32
1.1.3 LA CIENCIA MODERNA ................................................................................36
1.1.4 CRITICAS A LA CIENCIA MODERNA .........................................................39
1.1.4.1 LA TEORA CRTICA ................................................................................................................. 40 1.1.4.2 LA INVESTIGACIN FEMINISTA ............................................................................................. 43 1.1.4.3 LA SOCIOLOGA DEL CONOCIMIENTO .................................................................................. 52 1.1.4.4 EL CONSTRUCTIVISMO ............................................................................................................ 54 1.1.4.5 EL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL: ......................................................................................... 57
1.1.5 EL CONOCIMIENTO CIENTFICO EN LA ACTUALIDAD ..........................61
1.1.6 EL FIN DEL PENSAMIENTO BINARIO: NATURALEZA/CULTURA,
RAZN/EMOCIN .....................................................................................................70
1.2 COMO CONSTRUIMOS LA REALIDAD? ................................. 79
1.2.1 LA CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA REALIDAD. .....................................79
1.2.1.1 EL SENTIDO Y LAS REPRESENTACIONES ............................................................................. 81 1.2.1.2 LAS IDEOLOGAS ...................................................................................................................... 82 1.2.1.3 LOS MECANISMOS DE CONSTRUCCIN SOCIAL ................................................................. 87 1.2.1.4 LA CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA IDENTIDAD .................................................................. 93
1.2.2 LA CONSTRUCCIN CULTURAL DE LA REALIDAD ...............................98
1.2.2.1 LAS OTRAS REALIDADES EN LA CULTURA. ......................................................................... 98 1.2.2.2 LA COMUNICACIN Y LA MEDIACIN ............................................................................... 122
1.3 CULTURA Y COMUNICACIN DE MASAS. DE CMO LOS
MEDIOS CREAN LA REALIDAD. ........................................................ 129
1.3.1 LA CULTURA DE MASAS Y LOS MASS MEDIA. ..................................... 129
1.3.1.1 LOS MEDIOS DE COMUNICACIN DE MASAS .................................................................... 129 1.3.1.2 LAS INDUSTRIAS CULTURALES ........................................................................................... 132 1.3.1.3 LA CULTURA DE MASAS ....................................................................................................... 138 1.3.1.4 EL ESPECTCULO Y EL ENTRETENIMIENTO...................................................................... 140
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1.3.2 LA TELEVISIN: BREVE HISTORIA DEL MEDIO. .................................. 145
1.3.2.1 LA PALEO-TELEVISIN FEMENINA: DESDE SU CONDICIN PBLICA AL CONSUMISMO INDIVIDUALIZADO. .................................................................................................................................... 146 1.3.2.2 LA NEOTELEVISIN: DE LA TELEVISIN ESTATAL A LA TELEVISIN BASURA. ......... 152 1.3.2.3 LA POST-TELEVISIN O EL TRANSFORMISMO TELEVISIVO. ........................................... 157
1.3.3 LA CONSTRUCCIN DE LA REALIDAD EN EL MEDIO TELEVISIVO .. 160
1.3.3.1 EL PODER SIMBLICO DE LA TELEVISIN ......................................................................... 162 1.3.3.2 LA DIMENSIN ECONMICA DE LA TELEVISIN .............................................................. 167 1.3.3.3 LA DIMENSIN SOCIO-POLTICA DE LA TELEVISIN ....................................................... 172
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BLOQUE I
28
1 LA CONSTRUCCIN SOCIOCULTURAL DE LA
REALIDAD
1.1 QU ES LA REALIDAD?
1.1.1 EL ACCESO A LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO: ORIENTE Y OCCIDENTE.
Qu es la realidad?, podemos conocerla?, cmo podemos acceder a ella?, son
algunas de las preguntas que se ha formulado el ser humano desde la Antigedad hasta
nuestros das. Estas preguntas han ido ligadas a la nocin de la apariencia de las cosas, al
modo en como captamos la realidad a travs de nuestros sentidos (si lo hacemos
fidedignamente o estamos limitados por nuestros sistemas de percepcin), y sobre todo, a los
lmites en torno a qu es lo que podemos conocer.
Occidente y Oriente han sostenido dos formas contrapuestas de entender qu es la
realidad. La Filosofa Oriental es holstica en el sentido de que no divide las esferas de la
realidad dicotmicamente, sino que las integra en un todo. El vaco est integrado en la nada,
lo masculino en lo femenino, el bien en el mal, la cultura en la naturaleza, y viceversa. En la
mentalidad oriental el acceso a la realidad est determinado por dos dimensiones que no se
superponen jerrquicamente, sino que ambas explican y conforman lo real. Por ejemplo, la
muerte para el pensamiento oriental no es algo distinto de la vida, no considera que sean
conceptos contrarios o paradjicos entre s; ambos se engloban en un todo y no pueden
entenderse el uno sin el otro.
Para el pensamiento oriental, la realidad es una ilusin creada por nuestra mente, y
percibimos influidos no solo por nuestros pensamientos, sino tambin por nuestros
condicionamientos sociales, culturales, religiosos, emocionales y sentimentales. El ser
humano esta constreido por las restricciones que impone el Ego en forma de miedo, deseo,
intereses personales, subjetividades, etc. Parte de la Filosofa Oriental ha insistido en que lo
nico que podemos tratar de conocer es nuestra propia mente, y liberarla de sus ataduras,
prejuicios, valores, etc. para poder tener acceso a lo que es. Toda cosa que vemos, la vemos
a travs de nuestra propia experiencia, de nuestro propio trasfondo. De modo que la realidad
no puede ser totalmente independiente del hombre, afirma Krishnamurti (1975).
Como el ser humano conoce a travs de su mente, nunca podr conocer la realidad
porque siempre la ver distorsionada, a travs de un proceso de autoengao e ilusin. De
modo que siendo todo una ilusin, siempre surge la pregunta de si hay algo que podamos
conocer, si hay un afuera de nuestras construcciones mentales y sociales, si existe una
realidad no condicionada culturalmente, de carcter objetivo o universal.
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La Filosofa y el pensamiento occidental evolucionaron por caminos totalmente
diferentes, hasta llegar a un proceso de empirismo y positivismo que entenda que solo es real
lo que se puede comprobar por los sentidos, a travs de la experiencia. Una de las
caractersticas fundamentales del modo de pensar occidental es que divide la realidad en dos
categoras contradictorias (cuerpo/alma, hombre/mujer, fuerza/debilidad, da/noche, etc.).
Estas dicotomas encuentran su fundamentacin metafsica en el dualismo ontolgico de
Platn, creador del logocentrismo y de la metafsica de la identidad. Para el filsofo griego, la
realidad se presenta dividida en dos mundos distintos y contrapuestos: por una parte, el
mundo superior, invisible, eterno e inmutable de las ideas y, por otra, el universo fsico,
visible, material, sujeto a cambios y a mutaciones. Purificacin Mayobre (2007) entiende que
el dualismo ontolgico platnico da pie a un dualismo antropolgico que, consecuentemente con los principios metafsicos en los
que se basa, defiende la idea de que es el alma, la mente o la razn la que permite trascender lo meramente corporal, lo casi animalesco, y alcanzar la dignidad humana. Dicho estatuto humano segn la filosofa platnica est slo al alcance de los varones, ya que las mujeres participan muy imperfectamente de la capacidad racional.
La filosofa de Platn es, pues, para esta autora, la causante de una importante
jerarqua entre espritu y naturaleza, mente y cuerpo, hombre y mujer etc., a pesar de que
Platn admite una cierta interconexin entre ambos mundos. Como veremos ms adelante,
para l la filosofa es amor a la sabidura y no solamente la posesin de la sabidura, por lo
que Eros (el amor) desempea un papel muy importante de mediador entre el mundo
sensible y el inteligible. Sin embargo, el Eros estar reservado slo a los varones y ser
precisamente ese amor homosexual lo que permita que los varones den a luz a la Filosofa, al
orden simblico.
Aristteles, en esta lnea, tambin afirm que la realidad est dividida en pares de
opuestos, que son la base del pensamiento humano y nuestra forma de acceso al
conocimiento. Esta idea culmina en la Ley del Tercio Excluso, que forma parte de las
denominadas leyes del pensamiento (junto con el principio de identidad, de no contradiccin y
de razn suficiente) elaboradas por Aristteles y que han seguido vigentes hasta el siglo XX.
Esta ley tambin se conoce como "tertium non datur" ('una tercera (cosa) no se da), y segn
este principio, toda proposicin es verdadera o falsa. Entre estos dos valores de verdad no se
admite nada intermedio o tercero.
Sin embargo, esta concepcin dualista y excluyente de la realidad es anterior a Platn
y Aristteles, pues su cultura es heredera de esta forma de pensar que surgi como
consecuencia de una mutacin fundamental que se dio en la mayor parte de las culturas
humanas a finales de la Edad del Bronce y principios de la Edad del Hierro: la sustitucin de
la Gran Diosa o la Madre Naturaleza por dioses y mitos patriarcales. Joseph Campbell (1964),
explica en su obra que en la primera de las grandes civilizaciones, Sumeria (3500-2350 a.C.),
la Gran Diosa de veneracin suprema fue un smbolo metafsico totalizante, que abarcaba
toda la realidad, la cognoscible y la incognoscible, el tiempo y la materia, lo oscuro y lo
luminoso, lo masculino y lo femenino.
En los ms antiguos mitos y ritos de la madre tanto los aspectos luminosos como los
oscuros de esa mezcla de ambos que es la vida, haban sido honrados por igual, mientras que en los posteriores mitos patriarcales, orientados hacia el varn, todo lo que es bueno y noble
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se atribua a los nuevos y heroicos dioses dominantes, dejando a los poderes naturales nativos slo el carcter de oscuridad, al que ahora se aada tambin un juicio moral negativo.
Segn Campbell, los nmadas arios desde el Norte, y los semitas del Sur, pastores de
ovejas y cabras, impusieron violentamente estos hroes y dioses masculinos. Las literaturas de
la primera Edad del Hierro estn atravesadas por el tema de la conquista por un hroe radiante
del monstruo oscuro y desacreditado del anterior orden divino, de cuyos anillos se obtendra
algn tesoro: una doncella, una tierra, un regalo de oro o la liberacin de la tirana del propio
monstruo. En la cultura griega, gracias a la victoria de Zeus sobre Tifn, (el menor de los
hijos de Gea, la Diosa Tierra), qued asegurado el reino de los dioses patriarcales del Monte
Olimpo sobre la anterior progenie de la Gran Diosa Madre.
En Occidente, el principio de indeterminacin representado por el hroe que acta
sobre la historia, dotado de libre albedro, no solamente conquist el terreno, sino que lo ocup y lo ha conservado hasta el presente. Esta victoria del libre albedro, junto con su corolario de moral de la responsabilidad individual, establece la primera caracterstica destacada del mito especficamente occidental: aqu quiero incluir mitos no slo de la Europa aria (griegos, romanos, celtas y germanos) sino tambin de los pueblos semitas y arios de Levante (semitas, babilonios, fenicios, hebreos, rabes, arios, persas, armenios, frigios, tracios, eslavos, etc.). Porque, tanto si pensamos en las historias de Zeus y Apolo, Teseo, Perseo, Jasn y los dems sobre los dragones de la Edad de Oro, como en las de Yahv sobre Leviatn, la leccin que se obtiene es la de un poder autnomo ms grande que la fuerza de cualquier destino sujeto a la tierra como el de la serpiente.
Segn Jane Ellen Harrison, citada por Campbell, esta mitologa se presenta
primero y principalmente como protesta contra la adoracin del Tierra y los
demonios de la fertilidad de la tierra. As, el punto de vista patriarcal se distingue de la anterior visin arcaica porque separa a todos los pares de opuestos: varn y hembra, vida y muerte, bueno y malo, verdad y mentira, como si fueran absolutos en s mismos, y no meros aspectos de la ms amplia entidad de la vida.
En la India, en cambio, la antigua mitologa del poder de la serpiente recuper fuerza
al poco tiempo, hasta que hacia la mitad del primer milenio a.C. absorbi la totalidad del
panten y el espritu de los dioses vdicos Indra, Mitra, Vayu y los dems. La diosa Kali de
la India concede con la mano derecha sus dones y en la izquierda sostiene una espada alzada.
De Kali nacen todos los seres del universo, sin embargo la lengua le cuelga roja y larga para
lamer su sangre. Lleva un collar de crneos y una falda de brazos y piernas amputadas. Ella es
el Tiempo Negro, tanto la vida como la muerte de todos los seres, el tero y la tumba del
mundo: la primigenia, la sola y la nica, la realidad ltima de la naturaleza, de quien los
propios dioses no son sino los agentes operantes.
El poder de la Diosa Madre acab prevaleciendo de tal manera que el principio de
iniciativa del Ego masculino fue suprimido, incluso hasta el punto de anular el deseo de vida
individual. En Grecia, sin embargo, la voluntad y el Ego masculino no slo se mantuvieron,
segn Campbell, sino que prosperaron de una forma que en aquella poca fue nica en el
mundo, por la forma de una inteligencia responsable de s misma, que considera
racionalmente y juzga responsablemente el mundo de los hechos empricos, con la intencin
ltima no de servir a los dioses, sino de desarrollar y madurar al hombre.
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Los rituales hindes del sacrifico humano ante Kali ignoraban al individuo; eran
disciplinas destinadas a inspirar y consumar una espiritualidad de devocin impersonal a los
arquetipos mitolgicos del orden social. Pero en Grecia, con su apreciacin apolnea de la
forma individual, su belleza y su excelencia particular, el acento de los antiguos temas mticos
bsicos pas del arquetipo repetido continuamente a la individualidad nica de cada vctima
en particular: y no slo a esta individualidad particular, sino tambin a todo el orden de
valores que podemos llamar personal en oposicin a los impersonales. Este cambio
trascendental es lo que Campbell seala como el milagro griego, y afirma que es comparable
a una mutacin psicolgica evolutiva.
La victoria de las deidades patriarcales sobre las anteriores matriarcales no fue tan
decisiva en la esfera grecorromana (los dioses no exterminaron a las diosas de la Tierra, sino
que se casaron con ellas, con lo cual siguieron teniendo poder e influencia) como en los mitos
del Antiguo Testamento.
En la mitologa de los nuevos dioses se dirigi la atencin hacia las figuras en
primer plano de la dualidad y el combate, poder, beneficio y prdida, por donde suele discurrir el pensamiento del hombre de accin. Mientras que el propsito de la mitologa anterior haba sido sostener un estado de indiferencia hacia las modalidades del tiempo y la identificacin con el misterio no dual que reside en todo ser, el de la nueva era exactamente lo opuesto: alentar la accin en el terreno del tiempo, donde el sujeto y el objeto son dos separados y no iguales, donde A no es B, la muerte no es la vida, la virtud no es un vicio, y el asesino no es el asesinado. Todo es simple, luminoso y recto.
Segn Joseph Campbell, la nueva mitologa se utiliza para crear no slo un nuevo
orden social, sino tambin una psicologa nueva, una nueva verdad, una nueva estructura de
pensamiento y sentimiento humana a la que se atribuye alcance csmico. La batalla, como si
fuera la de los dioses contra los Titanes antes del principio del mundo, en realidad se libr
entre dos aspectos de la psique humana en un momento crtico de la historia, cuando las
funciones racionales y luminosas, bajo el signo del Varn Heroico, derrotaron a la fascinacin
del oscuro misterio de los ms profundos niveles del alma.
Adems, Campbell cree que el hecho de que la Gran Diosa Madre haya sido relegada,
insultada, sustituida, y asesinada por sus propios hijos en la mitologa griega sigue actuando
como oponente en el inconsciente de la civilizacin actual, lo que ha creado una especie de
neurosis de evitar todo lo que ella representaba y ha reducido nuestro pensamiento a pares de
elementos en los que uno prevalece sobre el otro, declarndose superior y conformando
dimensiones jerrquicas que marginan lo oscuro, lo misterioso, y lo que se presenta
inaccesible a la razn.
Para nosotros, la revolucin patriarcal contra la parte femenina de la sociedad fue
decisiva para el establecimiento de un sistema patriarcal. La base de esta revolucin fue de
carcter cultural: se impusieron smbolos y hroes masculinos, se aniquilaron o relegaron los
femeninos, y de este modo comenz un sistema patriarcal con consecuencias en polticas,
sociales y econmicas conocidas hoy por todos nosotros. Un vestigio de la denigracin
simblica de lo femenino es que en nuestras sociedades, an en la fase Terminal del
patriarcado, sigue sin valorar ni incentivar la tarea reproductora y las esenciales tareas
cotidianas para la supervivencia de la especie. Seguimos viviendo en una cultura violenta
que no otorga prestigio a la capacidad de dar vida, sino que venera y admira la
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capacidad de dar muerte y someter al Otro. En el seno de este sistema patriarcal encontramos
que nuestra concepcin de la realidad se reduce a dos colores: blanco o negro. Es de este
modo cmo, durante siglos, hemos estado insertos en un paradigma de conocimiento de
carcter dialctico, tratando de acercarnos a la Realidad (si esta existiese) mediante pares de
elementos que se oponen entre s: razn/emocin, cultura/naturaleza, mente/cuerpo,
masculino/femenino, sujeto/objeto, verdad/falsedad En este orden operaba el dominio de
una sobre otra, dejando a un lado todo lo que se supona falso, catico, oscuro e irracional.
Este pensamiento binario basado en trminos contrarios tuvo, a juicio nuestro, unas
consecuencias desastrosas porque propici el reduccionismo, la polarizacin y la
simplificacin del pensamiento cientfico, empobrecindolo y limitndolo. Veremos ms
adelante cmo, una vez superada la oposicin entre naturaleza y cultura, y una vez
cuestionada la ley dicotmica del tercio excluso, el pensamiento posmoderno llegar a
reconocer la importancia de lo que Edgar Morn denomina pensamiento complejo o lo que
Helen Fisher denomina pensamiento en red. Ambos trminos pretenden tomar en cuenta
multitud de variantes y factores que actan interrelacionados, lo que ha ampliado las
posibilidades de conocimiento y ha abierto numerosas reas de investigacin, entre ellas las
dedicadas al estudio de las emociones que atraviesan todo nuestro corpus simblico y cultural.
Pero antes de llegar a esta propuesta holstica, queremos repasar brevemente la evolucin del
pensamiento Occidental desde Platn a la actualidad atendiendo principalmente al modo en
cmo el ser humano se ha acercado al conocimiento y cmo hemos fundado la Ciencia y la
Filosofa. Veremos que son herramientas construidas en la cultura para entender y construir la
Realidad.
1.1.2 EL CONOCIMIENTO A TRAVS DE LA RELACIN SEXUAL: PLATN Y BACON
Para Evelyn Fox Keller (1989) las respuestas a las cuestiones fundamentales de qu es
lo que hace posible el conocimiento y de cmo podremos llegar a ese conocimiento, estn
vinculadas a las imgenes subyacentes de mente y naturaleza, de sujeto y objeto. Para esta
autora, sin mediacin, puesta en comn o intercambio entre sujeto y objeto, no es posible el
conocimiento. En la historia occidental, una de las metforas ms comunes de esa mediacin
ha sido la relacin sexual: el conocimiento es una forma de consumacin del mismo modo
que el sexo es una forma de conocimiento. Existen autores como Goodfield (1981)8 que
afirman, poniendo en relacin la Ciencia y la emocin, que la mejor analoga para la prctica
de la investigacin cientfica es el amor. La recompensa que proporciona el descubrimiento
es el sentimiento de que se ha tocado algo central para otra persona, o para una cuestin, y
se experimenta una sensacin de silencio y agrado por haber podido penetrar en un estrato del conocimiento que era impenetrable para los dems
Siguiendo a Keller, nos centraremos en este apartado en dos autores que sostuvieron
ideas diferentes y que han influido en el pensamiento occidental durante siglos: Platn y
Francis Bacon.
8 En Keller, 1989.
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Platn fue el primer escritor de la historia intelectual occidental que hizo un uso
explcito y sistemtico del lenguaje de la sexualidad en el conocimiento. Para Platn, as
como para los pensadores griegos anteriores a l, mente y naturaleza estaban vinculadas por
una esencia comn, y divididas por una diferencia esencial. El Logos es aquello que es
explicable, o mensurable, y que busca explicaciones racionales a las cosas. Pero tambin
estaban las fuerzas irracionales y oscuras, simbolizadas en las Furias.
Para Platn, del mismo modo que el deseo es causa del amor, el amor es causa del
conocimiento. Eros empuja al alma en dos direcciones, hacia la razn y hacia la pasin, hacia
lo sublime y hacia lo srdido. La dialctica entre inmanencia y trascendencia tiene pues, lugar
en el mbito de Eros. Para mostrar su visin del acoplamiento espiritual entre mente y forma,
Platn ide una nueva imagen de amor homosexual y pederasta. De las tres formas sociales de
relacionarse sexualmente en la sociedad griega, la ms valorada, y la nica que para Platn
constitua un modelo relevante, era la relacin entre un varn adulto (el erastes, o amante) y
un joven de un estatus social comprable (eromenos, el amado). Esta relacin se distingua