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CORRELACIÓN DE REGISTROS ELÉCTRICOS EN EL CAMPO EL PLAN. VERACRUZ (*) RICARDO PRIAN CALETTI ( * * ) Desde los primeros intentos de correlación efectuados en el Campo El Pbn, se tuvo la evidencia de que existían una o varias fallas atravesa- das por muchos de los pozos, aunque no se habían podido determinar con más o menos aproximación, ni su posición ni sus características. En este trabajo se hizo, primero, la determinación de la zona afallada y des- pués se fijó la posición de cinco fallas de diferente importancia, a juzgar por la magnitud de su salto. En virtud de que los perfiles eléctricos registrados se obtuvieron ori- ginalmente a la escala de 1 :1000 y de que los pozos varían más o menos en profundidad desde los 1,000 hasta los 2,300 metros, fué necesario, para mayor comodidad, hacer reducciones a la escala de 1 :2500 y con ellas trazar las 24 diferentes secciones transversales que indica el plano de la fig. 1. Las correlaciones se efectuaron, primero, entre los pozos que abarca cada sección en particular y después, entre todas las secciones. Si se había acertado en las correlaciones lo vino a comprobar el plano de configura- ción de la fig. 2, que se construyó con los datos de aquéllas. Las secciones transversales, cuyo análisis fué el punto de partida en el desarrollo de este trabajo, son las marcadas con los números II y III, (figs. 3 y 4). En ellas puede apreciarse, con bastante claridad, la corres- pondencia que existe arriba y abajo de las zonas de falla entre pozos vecinos. Por ejemplo, la sección II muestra que en el bloque superior a la zona afallada el cuerpo arenoso principal del lignítico (CAPL) guarda una semejanza casi perfecta entre los pozos núms. 161, 153 y 154. Si se comparan, por otra parte, algunas de las determinaciones paleontoló- gicas con las correspondientes de los registros eléctricos, se observarán discrepancias. Por ejemplo, la determinación paleontológica del contacto entre los horizontes lignítico y Filisola, fijado en el pozo núm. 161 al- (*) Original recibido el 20 de Febrero de 1950. (* *) Gerencia de Explotación, Petróleos Mexicanos. MEXICANA DE GEÓLOGOS PETROLEROS 493

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CORRELACIÓN DE REGISTROS ELÉCTRICOS EN EL CAMPO EL PLAN. VERACRUZ (*)

RICARDO PRIAN CALETTI ( * *)

Desde los primeros intentos de correlación efectuados en el Campo El Pbn, se tuvo la evidencia de que existían una o varias fallas atravesa­das por muchos de los pozos, aunque no se habían podido determinar con más o menos aproximación, ni su posición ni sus características. En este trabajo se hizo, primero, la determinación de la zona afallada y des­pués se fijó la posición de cinco fallas de diferente importancia, a juzgar por la magnitud de su salto.

En virtud de que los perfiles eléctricos registrados se obtuvieron ori­ginalmente a la escala de 1 : 1 0 0 0 y de que los pozos varían más o menos en profundidad desde los 1 ,000 hasta los 2 , 3 0 0 metros, fué necesario, para mayor comodidad, hacer reducciones a la escala de 1 : 2 5 0 0 y con ellas trazar las 2 4 diferentes secciones transversales que indica el plano de la fig. 1.

Las correlaciones se efectuaron, primero, entre los pozos que abarca cada sección en particular y después, entre todas las secciones. Si se había acertado en las correlaciones lo vino a comprobar el plano de configura­ción de la fig. 2 , que se construyó con los datos de aquéllas.

Las secciones transversales, cuyo análisis fué el punto de partida en el desarrollo de este trabajo, son las marcadas con los números II y III, (figs. 3 y 4 ) . En ellas puede apreciarse, con bastante claridad, la corres­pondencia que existe arriba y abajo de las zonas de falla entre pozos vecinos. Por ejemplo, la sección II muestra que en el bloque superior a la zona afallada el cuerpo arenoso principal del lignítico (CAPL) guarda una semejanza casi perfecta entre los pozos núms. 1 6 1 , 153 y 1 5 4 . Si se comparan, por otra parte, algunas de las determinaciones paleontoló­gicas con las correspondientes de los registros eléctricos, se observarán discrepancias. Por ejemplo, la determinación paleontológica del contacto entre los horizontes lignítico y Filisola, fijado en el pozo núm. 161 al-

( * ) Original recibido el 20 de Febrero de 1950. (* *) Gerencia de Explotación, Petróleos Mexicanos.

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rededor de los 1 ,235 metros bajo el nivel del mar, corresponde, de manera evidente, a la que acusa el registro eléctrico, en tanto que deja de obser­varse tal correspondencia entre las determinaciones paleontológicas y eléc­tricas del mismo contacto en los pozos núms. 153 y 1 5 4 , de la mencionada sección.

¿Por cuál de estas últimas determinaciones habrá que decidirse? La respuesta parece que está dada por el hecho de que las determinaciones eléctricas siguen la.pendiente dominante que se observa en éste y en otros tramos de la misma sección, mientras que las paleontológicas aparecen fuera y como a 1 0 0 metros del plano determinado por los registros eléc­tricos.

Es muy probable que estas divergencias se deban al defasaniieiilo, que necesariamente tiene que producirse debido al tiempo que tarda la corriente del ledo en ascender a la superficie, o simplemente a una equi­vocación más o menos grande en la apreciación de la profundidad de las muestras de canal. Sea cual fuere la causa, el hecho es que desde que se notó el posible error en algunas de las determinaciones paleontológicas se decidió no tener una confianza absoluta en ellas y posteriormente, se prescindió por completo de las mismas.

Con objeto de facilitar la identificación de las características más notables en los perfiles eléctricos, así como la de las zonas de falla indi­cadas en ellos, se eligieron algunas determinaciones que tienen la particu­laridad de resaltar o mostrarse con relativa claridad en la mayoría de los registros eléctricos estudiados. Además, fueron escogidas de manera que correspondieran o estuvieran cercanas a algunos de los diferentes contac­tos y cuerpos estratigráficos principales, que en orden de profundidad son los que siguen :

Marca (a) Contacto Cedral-lignítico. (b) Cima del cuerpo arenoso principal del lignítico. ( c ) Base del cuerpo arenoso principal del lignítico. (d) Contacto lignítico-Filisola. ( e ) Contacto Paraje Solo-Concepción Superior.

( f ) Ì

(g) Y Marcas sin identificación.

(h) J

(i ) Cima de las capas de transición.

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Marca (j ) Contacto de capas de transición-lutitas Concepción Inferior.

„ (k) Cima de las arenas productoras de la formación Concepción Inferior.

Con estas marcas principales y otras muchas secundarias de ayuda, se fueren determinando por varios intentos de correlación entre pozos vecinos las zonas de falla, que hubo necesidad de ir afinando poco a poco en cada intento, hasta que se pudo hacer consistentes entre sí todas las secciones y de esta manera, se llegaron a definir las cinco fallas antes mencionadas.

Con objeto de comprobar las determinaciones hechas, es decir, las cotas de intersección de cada uno de los pozos con los planos de falla, se dibujó un plano de configuración de las cinco superficies afalladas, uti­lizando los datos indicados en la tabla de correlación entre las diferentes secciones transversales. Este plano permitió tanto definir los límites de perturbación de las fallas como comprobar sus cotas de intersección con los pozos. Además, teniéndolo como base y utilizando exclusivamente los registros eléctricos, se logró determinar !a cima del cuerpo arenoso princi­pal del lignítico y su espesor, la cima de las arenas productoras de la formación Concepción Inferior y también su espesor, datos con los cuales se construyeron posteriormente los planos correspondientes (cimas e iso-pacas).

Examinando cualquiera de los planos de las cimas del cuerpo arenoso principal del lignítico o de la formación Concepción Inferior, puede verse quí en la parte occidental del campo la saturación de aceite, en estos horizontes, se detiene precisamente en la zona de falla.

Al llegar a este punto de estudio se observó la coincidencia de que también en esa zcna se detuvo el programa de desarrollo del campo y esto quiere decir que no se efectuaron perforaciones más allá de la zona afallada, por razón de que el último pozo perforado, el núm. 1 7 2 , resultó improductivo. Esa coincidencia h:zo pensar en dos cosas: a) O la falla que cortó el núm. 172 es el límite del horizonte saturado de aceite, lo cual podría explicarse suponiendo que la acumulación se efectuó posteriormen­te al afallamiento de la zona; b) O dicho afallamiento tuvo lugar des­pués de la acumulación de hidrocarburos, caso en el cual las perforaciones futuras en el lado suroeste tendrían posibilidades de encontrar aceite.

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Para resolver este problema se proyectó perfora.- más allá de la zona afallada. Se tuvo, por tanto, que hacer un estudio previo para determinar la continuación de la zona afectada por la falla, que cortó el pozo núm. 1 7 2 .

Por medio de las perforaciones proyectadas se buscaba y aún se busca, explorar los bloques superiores de las fallas de la zona del flanco occidental del domo salino.

Los datos obtenidos de los pozos que llegan a la sal (núms. 3 0 - A , 7, 4 1 , 9 0 , 1 0 9 , 1 0 0 , 17 , 7 8 - A , 163 y 1 8 7 ) concuerdan bastante bien con el plano de la fig. 1, que muestra la cima del domo salino, el cual se cons­truyó con los datos del levantamiento efectuado por la Gerencia de Ex­ploración por métodos sismológicos. Puede apreciarse que la casi totali­dad de los pozos productores se encuentran precisamente sobre la parte del domo que es más o menos plana y que por otro lado, es la región mejor conocida.

En el primer estudio que se hizo sobre El Plan el año de 1 9 3 2 , se hab!ó de la localización y comprobación de varias fallas en el campo, la principal de las cuales lo atraviesa a la altura de los pozos núms. 7 y 1 7 , con una dirección paralela al Arroyo de las Choapas. Esta falla se supuso que era una barrera a la acumulación del aceite y por consiguiente, el límite probable del campo en su extremo sur.

De una manera semejante, aunque con menor seguridad, en ese mis­mo trabajo se mencionó también, entre otras fallas de menor importancia, una situada en el flanco oriental del domo salino a la altura de los pozos núms. 2 2 , 35 y 3 6 que, se dice, puede limitar un pequeño bloque levan­tado en ese extremo del campo, más lejos del cual probablemente se en­contraría acumulación comercial de hidrocarburos. Atendiendo a este ra­zonamiento se localizó y perforó el pozo Huimanguillo niím. 1 , situado aproximadamente a 1 kilómetro de distancia de la falla oriental que se conocía. Pero, este pozo no tuvo una impregnación comercial aceptable de aceite.

No por esto debe desecharse la zona del pozo Huimanguillo núm 1, ya que sus manifestaciones de gas ocasionaron dificultades durante el trans­curso de la perforación. En favor de que no se la deseche puede alegarse, además, la circunstancia de que allí la potencia de la formación Concep­ción Inferior está muy reducida, si se la compara con la que presenta en la parte norte del campo, reducción que puede explicarse porque esté

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REGISTROS E L É C T R I C O S E N E L P L A N

cortado por una falla o porque no haya alcanzado su completo desarrollo, debido a su cercanía al domo salino.

Ahora bien, si se trata de clasificar las fallas determinadas en el estudio realizado en 1 9 3 2 y las determinadas en este trabajo, habrá que agruparlas en un solo tipo, el de las normales. Si, además, se asocian estas fallas con el domo salino, salta a la vista la posibilidad de que éste tenga en su alrededor una faja o cinturón de fallas normales, que han ocasionado que los pozos perforados en su zona de influencia encontrasen únicamente impregnación con poco o ningún futuro comercial, como acon­teció en los pozos núms. 1 8 6 y 187 , situados en el extremo oeste del domo. Se tiene, también, el caso del pozo núm. 1 5 1 , en el extremo norte del campo, que no encontró impregnación alguna de hidrocarburos.

El pozo núm. 301 (Torneapa), perforado al oeste y a gran distancia de la zona productora conocida, mostró huellas de aceite y ligeras mani­festaciones de gas y no es aventurado suponer que entre ambos, el pozo y la zona conocida, está el límite del campo, pues hay la circunstancia de que este pozo se perforó en la cima de un pequeño alto estructural, lo que podría explicar las manifestaciones de gas.

Además, en la parte sur del campo y al otro lado de la falla que se supone actúa de barrera a la acumulación del aceite, se perforó el pozo núm. 30 -A, que mostró también huellas de aceite y gas. Pero, como en este pozo se alcanzó una de las partes más altas del domo salino, no aparecie­ron desarrollados los horizontes más profundos, que se hubieran encon­trado si el pozo se hubiera localizado más al sur.

Es conveniente hacer notar que la mayoría de los datos obtenidos pa­ra definir los límites del campo provienen de los horizontes más someros, donde los cuerpos arenosos son muy potentes y que al ocurrir las fallas, es muy probable que dos cuerpos arenosos quedaran, en alguno de sus puntos, uno frente al otro, de suerte que las fallas no hacen las veces de cierres perfectos y el aceite y el agua, lógicamente, emigran al bloque contiguo.

En cambio, en las arenas más profundas, esa probabilidad es muy remeta, pues además de que son de mucha menor potencia y de que tie­nen intercalaciones de- pequeños cuerpos de lutitas, en su parte superior descansa un gran cuerpo lutítico. Consecuentemente al producirse el afalla­miento es muy difícil que dos cuerpos arenosos se encontrasen en vecin-

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dad, falla de por medio; que sería un verdadero cierre entre ellos. P o r otra parte, los cuerpos arenosos profundos en algunas partes desaparecen por completo o sólo parcialmente, debido a la presencia de una falla o por la falta del desarrollo que determina el domo salino.

C O N C L U S I O N E S 1 ) El domo salino está circundado, de manera probable en su tota­

lidad, por una zona en la que fundadamente deben suponerse dos sistemas de fallas, uno formado por fallas convergentes al centro del domo y que por eso podría llamársele radial y otro compuesto por fallas que pudie­ran ser arcos de circunferencias concéntricas. En el plano de configura­ción de la fig. 2 se aprecia que las fallas a y o ) pertenecen al sistema que se ha llamado radial y que las marcadas con las letras p 8 y e pertene­cen al sistema de fallas concéntricas.

2) Es probable, además, que la falla que corre paralelamente al Arroyo Las Choapas, por los pozos ni'ims. 7 y 17, llegue a cortar el domo salino y que tal vez suceda algo semejante con la falla [] o con alguna otra del mismo sistema.

3) Es posible asegurar que cuando menos en alguna región alrede­dor del domo, existe una zona fallada, de la que desgraciadamente no se conocen sus límites exteriores, a partir de los cuales es de esperarse de manera fundada la aparición de los cuerpos arenosos, probablemente satu­rados de aceite, si no en todo el contorno del domo, como ya antes se observó, cuando menos en alguna zona de sus flancos. De ello se con­cluye que para perforar debe escogerse una región que no esté tan cerca del domo y haya resultado perturbada por el afallamiento, ni tan lejos que la saturación de aceite, echado abajo, se pierda.

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