Corriente Alterna, Paz

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  • 30 UNIVERSIDAD DE 1EXLCO

    Por Octavo PAZ

    HAY MS DE UNA semejanza entre lapoes'a moderna y la C'encia. Ambasson experiencias, en el sentido de"prueba. de laboratorio": se trata de pro-vocar 1111 fenllleuo, POI' la separacin orOll/binacin de ciertos elementos, some-tidos a la. presin de una energa e.t'terioro dejados a la accin de SI! propia natltmleza. La operacin, adems, se realizaen un espacio cerrado, dentro del mayora.islamiento. El poeta pI'ocede con las pa-labras rOlno el hombre de ciencia con lasrtulos, los tomos y otras pa.rt~C1tlas ma-teriales: las arranca de su med10 natural,el lenguaje diario, las asla en una suertede cmara de vacio, las rene o separa.y, C1I fin, observa y aprovecha, las p?,opie-dades del lenguaje como el mveshgadorlas de la materia. La analoga podra /le-varse tns lejos. Carece de inters porquela semejanza no 'reside tanto en un pa-recido externo -manipulaciones verbalesy de labomtorio- romo en la actitud anteel objeto.

    Mientras escribe, mientras somete aprueba sus ideas y sus palabras, el pacta1JO sa.be exactamente qu es lo que va nocnrrir. Su actitl~d frente al poenta esemprica. No pretende confirma.r l/Ita ver-dad ;'evelada, como el cl'eyente; ni fun-.dirse a una realidad trascendente, comoel mstico; ni demostrar una teorla., comoel idelogo. El poeta no postula ni afir11ULnada de antemano; sabe que no son lasideas sino los resultados, las obras y nolas intenciones, lo que cuenta.. No es stala actitud de los hombres de ciencia? Cier-lo, el ejercicio de la poesa (y el de laciencia) no implica una renuncia absolutaa concepciones e intuiciones previas. Pero1/0 son las teoras ("hiptesis de trabajo")las que justifican a la expel'iencia, sino ala inversa. A veces la "prueba emprica"contradice nuestras previsiones y se pro-ducen efectos distintos a los que esper-bamos. Al poeta :v al investigador no lescuesta. mucho tmbajo resignarse; ambosaceptan que la realidad tiene una manerade conducirse ql,le es independiente denurstra filosofa. N o son doctrinarios; nonos, ofrecen sistemas previos, sino hechos:va comprobados, resultados y no hipte-sis, obras y no ic{eas. Las verdades quebuscan son distintas, pero para alcanzar-las 1Isan mtodos parecidos. EI1'igor ma'terial se IIne a la objetividad ms estricta,es decir, al 'espeto por la autonoma delfenmeno. Un poema :v 1tna verdad cien-lfica son algo ms que una teora o 1/.1WcreenC'ia: han. resistido; el cido de la prne-ba y el fuego de la rrtica. Poemas y ver-dades cientficas son algo muy distinto delas ideas de los poetas y los hombres deciencia. Pasan los estilos artsticos y lafilosofa de las ciencias; no pasan las obrasde arte ni las verdaderas verdades de lariencia.

    Las se1llejall:Jas entre ciencia y poesano deben hacernos olvidar una diferenciadecisiva: el sujeto de la e,orperiencia. Elhombre de ciencia es 1m observador y, almenos volunta."iamente, no participa enla experiencia. (Digo "al menos volunta-l'iamente" porque, segln parece, en ciertasocasiones el observador fatalmente forma

    parte del fenmeno y, en consecuencia, loaltera.) En el caso de la poesa moderna,el sujeto de la, cxperiencia es el 'poetamisll/.o; l es el obsenJador y ~l f~no11tenoobser!ado. SlI CIlerpo :v S11 PSI.qltlS, S1t serentero son el campo en donde se operanlodo. s~(erte de tra11sfonllacionn. La poe-sa modema es un conocimiento experi-mental del sujeto mismo que conoce.

    Vcr con los odos, sentir con el pensa-miento, combinar y usar hasta el lmitenuestros poderes, para conocer un pocoms de nosotros mismos y descubrir rea-lidades incgnitas, no es ese el fin queasignan a la poesa espil:itus tan d~ve'~sos1'01110 Coleridge, Baudelatre :v Apollmal1'e?

    flem'; Michaux.-Dibltjo

    Henri Mirhallx.-Dilm;o

    Cito apenas 1tIWS cuantos nombres porquecreo que nadie p01Je en duda que sta eswla de las direcciones cardinales del e.f-prit//. potico, desde el principio del siglopasado hasta 1I1Ieslros das. Y aln podraagregar que la verdadera. modernidad dela. poesa c011siste en haber conquistadosu autOl/oma. La poesa ha dejado de serla servidora de la religin o de la filos(.-fa; como la c'iencia, explora el universopor cuenta propia. Y en esto tambilt separecen algmlOs poetas y hombres de ciell-cia: 1tIWS 'V otros no han vacilado eIt somcterse a cierlas experiencias peligrosas,ron 1'iesgo de su vida o de Sil integridadespiritual, para penetrar eli ;(;onas vedadas.f.a poesa es un saber. Y 1111 saber expe-rimen tal.

    UNA DE LAS pretensiones m,s irritan-tes de la poesa modeY1la es la depresentarse como lIna visin, estoes, como un conocimiento de realidadesocultas, invisibles. Se dir qtte lo mismohan dicho los poetas de todos los tiempos'V lugares. Pero Homero, Vil'gilio o Dantraseguran qt~e se trata de una revelacillque ~Iien.e del exterior: un dios, lIn llgelo un demonio, hablan por SIl boca. (HastaGngom finge creer en ese poder sobrenatural: "Cuantos me dict versos dl/lccMusa. ...".) El poeta moderno decla.ra quehabla en nombre propio; sns visiones lassaca de s mismo. No deja de ser turbadar que la desaparicin de las potenciasdivillas coincida con la, aparicin de lasdrogas como donadoras de la visin po-tire:. El demonio familiar, la 1II1Isa o elespritu divino ceden el sitio al luda1lO.al opio, al hascltish )', 11Is recientemente,a dos drogas mexicanas: el peyote (me::-colina) y los hongos alucingenos.

    La antigiiedad conoci muchas drogas" las utili:;6 con fines de contemplacin,i'evelacin y ,'\:tasis. El n011lbre originalde los hoilgos sagrados de M.'I:ico es teo-nonncatl, que quiere decir "carne de dios,/zanga divi1JO". Los indios a!li'eric.anos,J'muchos pueblos de Orient~ y AfY1.a~ aunemplean las drogas con-fmes ~ehglOso~.Yo m'is'/Ho, en India, en 11110 ftesta rell"giosa, tmle oportunidad de probar, en f~r.1110. comestible, '/I-na variedad del hasclllshll.al1l.(J.da "baingie"; todos los conCU1Tentcs,sin excluir a los niios, comieron aquella.pasta. /1hora bien, para. los crey,entes es-tas prcticas constituyen un nto; pamalgunos poetas modernos (y pam 1/luchosinvestigadores) 1ma experiencia.

    Baudelai'e es el primero que se inclinacon "nimo filosfico", como llllismo di-ce sobre los fenmenos espirituales quew'gendra el1lS0 de las droga~. Es v~rdadque muchas de sus observacwlles Vlenellde Thomas de Quincey y que, ya antes,Coleridge deca que la composicin de 1f.Mde sus poemas ms clebres se debe a 'lI1Wvisin prod1lcida por el ludano, dl~1:antela r'nal "all. the images rose t~p as thmgs,'With a parallel prod1lctio1: of the correspondent expressions, with01lt any sensa.:lion 01' consciousness of effort". Pero mde Quincc)1 ni Coleridge" !lle parece, .111 -lenta.ron ex/raer lma estettca y ulIa f(o-sofa de SI! experiencia. Baudelair.e, e,cam.bio, a.Jirllla que ciertas drogas t~ttellsifica.n de tal 1/Iodo nuestras se11saC1011es'V las combinan de lal suerte que nos pero1niten contemplar la vida en Sil totalidad.La droga provoca la visi6!/. de la corres-pondencia lt11iversal, slIsctta la. analog'a,pone en movimiento a los objetos, hacedrl mllndo 1/.11 vasto poema hecho de ril-1/IOS y rimas. La droga arranca al pacimtc

  • UNIVERSIDAD DE MEXICO !l

    Henri Miehau.x.-Dibujo

    de la realidad cotidiana, enmarmia nuestrapercepcin; altera las sensaciones y, enfin, potte en entredicho al universo. Estaruptura con el exterior slo es una fasepreliminar; con la misma implacable sua-"La tentacin de las drogas, dice Bau-delaire, es una lnanifestacin de nuestroamor por el infinito. La droga tu., de-"HENRI MICHAUX HA publicado en losltilnos 011.0.1' tres libros en los querelata sus encuentros con la mez-

    calina. * Hay que agregar, aden'ls, unaturbadora serie de dibujos -la 1/wyoraen blanco y negro, otros en color- eje-cutados poco despus de cada experiencia.Prosa, poemas y dibujos se interpretan,prolongan e iluminan mutuamente. Los di-bujos-se interpenetran, prolongan e iht-minan mutuamente. Los dibujos no sonmeras ilustraciones de los textos. La pin-tura de Michaux no es subsidiaria de S!tpoesa: se trata de ntundos autnomos yc01nple1'ltcntarios a un tiempo. Pero en elcaso de la experiencia "nezcaliniana" laslneas y las palabras forman un todo di-fcillllente disociable. Formas, 'ideas y sen-saciones se entrelazan CO'H'IO si fuesen unasola :v vertiginosa criatura. En cierto mo-do ls dibujos, lejos de ser ilustraciones

    * Nfismbte lIlirac!e (1956); L'infini tur-blt/enl (1957); Y Paix dam les brisemmts(1959). En Lettres Noltvelles (N 35), apa-reci un breve texto de' Michaux sobre loshongos alucingenos: La Psilocybine (Ex/e-"ienee el autoeritique). Sobre este ltimo temavase el libro de Roger Heitn y R. Gordon\Vasson: Les chm'llpignolls lwtlu(nogmes du,1

  • Hanr; Michaux.-D;bujo

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    chatt;r -poemas, viajes reales e imagi-nariosJ pintura: poesa- es tma larga ysi1ttlosa expedicin hacia algunos de nttes-tras infinitos -los ms sec~et?s,. los. mstemibles y, asi'mismo, los 1n~S .tr;tJonos-en busca siempre del otro tnftntto.

    Michaux viaja en sus lenguajes: lneas,palabras, colores, silencios, ritmos. Y notelne romperle el espinazo a tm vocablocomo el jinete que no vac'a en reven!aruna cabalgadura. Llegar, llegar: a don-de? A ese ninguna parte q"e es todaspartes y aqu. Lengtwje-vnwlo pero ta1~~bit~ lenguaje-cuchillo y lmpara de nn-naro. Lenguaje-aguja y len.guaJe-vend

  • Henri Michnu.x.-Diblljo .

    UNIVERSIDAD DE MEXICO

    -no hay ms remedio que usar estas pa-labras- como una realidad inseparable.y ms: como la realidad ltima. Delhombre o del universo! No s. Tal vezdel universo-hombre. El hombre penetra-do, conquistado. por el universo.

    El trance demonaco fue sobre todo larevelacin de un erotismo transhumano-y por eso infinitamente perverso. Unaviolacin psquica, ttn insidioso abrir yextender y desplegar las partes ms se-cretas del ser. Nada sexual (si entendbien). Un universo infinitamente sensualy del ~ue haban desaparecido el cuerpoy la fzgura humanos. No el "triunfo dela materia" o de la carne sino la visindel reverso del espritu. Lascivia abstrac-ta: "Disolucin - palabra justa y quecomprend en un relmpago. .. Gozo enla delicuescencia." La tentacin en el sen-tido literal de la palabra y a Id que todos:solSJpnq 'souvyS!'/',"}) SO,"}!lSJ'/.U SJpuv./,{j SO[arabes) se han referido. Confieso, sin em-bargo, que no comprendo del todo a Mi-chaux. Quiz su repulsin se debi notanto al contacto de Eros como a la vi-sin de la confusin csmica, es decir ala revelacin del caos. Entraas del ~eral descubierto, reverso de la presencia, elcaos es el amasijo primordial, el antiguodesorden y, asimismo, la matriz universalExperiment una sensacin parecida aun~q~e mucho menos intensa y que ~fectsolo a las capas ms superficiales de mico~ciencia, en el gran verano de la India.Cazdo en la gran boca jadeante, el uni-vers? me pareci una inmensa, mltiplef?rmcacin. Vislumbr entonces el signi-fzcado de la arquitectura de K onarak ydel ascetismo ertico. * Pero la visin delcaos es una suerte de bao ritual unaref!e~eracin por la inmersin en la fuenteongmal, verdadero regreso a la "vida an-terior". .I!rimitivos, chinos taostas, grie-gos arcatCOS y otros pueblos no temen alcontacto tremendo. La actitud occidentales enfermiza. Es moral. Gran aisladoragran separadora, la moral parte en dos alhombre. Volver a la unidad de la visines reconciliar cuerpo y alma. Al final dela prueba Michaux recuerda un fragmentode un poema tntrico:

    Inaccesible a las impregnaciones,Gozando todos los goces,Tocando todo como el vientoTodo penetrndolo como~ el terEl yogun siempre puro. 'Se baa en el ro perpetuo,Goza todos los goces y nada lo mancha.

    La visin divina -inseparable de lademonaca, ya que ambas son revelacionesde la unidad- se inici con la ((aparicinde los dioses". Miles, cientos de miles, unotras otro, en largas hileras, infinito derostros augustos, horizonte de presenciasbenficas. Estupor y reconocimiento. Pe-ro antes: oleadas de blancos; en todaspartes la blancura, sonora, resplandecien-te. Y luz, mares de luz. Despus las im-genes divinas desaparecieron sin que ce-sase de manar la cascada tranquila y go-zosa del ser. Admiracin: "yo me adhieroa la divina perfeccin de la continuacin

    * Del mismo modo Michaux dice, en Mi-srable miracle, que la mezcalina le dio unanueva comprensin del arte mexicano (esculturay arquitectura) con sus lneas mltiples y que-bradas.

    del Ser aJo largo del tiempo, continuacinque es de tal modo he1'1nosa -hermosahasta perder el conocimiento- que losdioses, como dice el Mahabarata, los dio-ses mismos, Se. encelan y vienen a admi-rarla". Confianza, fe (en qu? fe sinms), sensacin de transcurrir con la per-feccin que tranSCU1're (y no transcurre),incansable, igual a s misma. Un instantenace, asciende, se abre, desaparece en elmomento en que otro instante nace yasciende. Dicha tras dicha. Sentimientoindecible de abandono y seguridad. A lavisin de los dioses sucede la no-visin:estamos en el centro del tiempo. Esteviaje es un regreso: desprendimeinto, des-aprendizaje, vuelta al nacimiento. Al leerestas pginas de Michaux record un ob-jeto que hace algunos aos me mostr elpintor Paalen: un trozo de cuarzo.en elqu" estaba grabada la im,agen del viejoTlloc. Lo puso contra el sol:

    Tocado por la luzEl cuarzo es ya cascada.Sobre las aguas flota nio el dios.

    La no visin: fuera de la actualidad,la historia, los propsitos, los clculos, elodio, el amor, ((ms all de las resolucio-nes y las irresoluciones, ms all de laspreferencias", el poeta regresa a un per-

    petuo nacimiento y escucha "el poema in-terminable, sin rimas, sin msica, sin pa-labras, que sin cesar pronuncia el Uni-verso". La experiencia divina es partici-pacin en un infinito que es medida yritmo. Entrada a una armona jams in-mvil, siempre recrendose a s misma.Fatalmente vienen a los labios las palabrasagua, msica, luz, gran espacio abierto,resonante. El yo desaparece pero en elhueco que ha dejado no se instala otroYo. Ningn dios sino lo divino. Ningunafe sino el sentimiento anterior que sus-tenta a toda fe, a toda esperanza. Ningnrostro sino el ser sin rostro, el ser quees todos los rostros. Paz en el crter, re-conciliacin del hombre -lo que quedadel hombre- con la presencia total.

    Al principiar su c;l;pet'iencia Michau).:escribe: "me propongo explorar la me-diocre condicin humana". Esta frase-aplicable, por otra parte, a toda la obrade Michau:t; y a la de cualquier granartista-- se revel, en su segunda parte,singularmente falsa. La exploracin mos-tr que el hombre no es una criatura me-diocre. Una parte de s -tapiada, oscu-recida desde el principio del principio-est abierta al infinito. La llamada con-dicin humana es un punto de intersec-cin de otras fuerzas. Quiz nuestra con-dicin no es humana.