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    Captulo 2

    LA ETICA EMPRESARIAL EN EL CONTEXTO DEUNA ETICA CVICA

    I. UNA PRIMERA APROXIMACIN A LA ETICA CVICA

    Hace algunos aos el mdico y filsofo espaol Pedro Lan Entralgo ca-racterizaba la tica cvica como aquella que

    cualesquiera que sean nuestras creencias ltimas (una religin positiva, el agnosticismoo el atesmo), debe obligarnos a colaborar lealmente en la perfeccin de los grupossociales a los que de tejas abajo pertenezcamos: una entidad profesional, una ciudad,una nacin unitaria o, como empieza a ser nuestro caso, una nacin de nacionalidades yregiones. Sin un consenso tcito entre los ciudadanos acerca de lo que seaesencialmente esa perfeccin, la moral civil no pa rece posible.

    Cuando Pedro Lan escribi estas palabras haba pasado poco tiempodesde que se promulg la Constitucin espaola de 1978, que, entre otrascosas, proclamaba la libertad religiosa, y este hecho haba producido en

    nuestro pas un gran desconcierto en el terreno moral, desconcierto quenuestro autor quera ayudar a disolver de alguna manera. De qu se trataba?

    Aunque a lo largo de este captulo confiamos en ir dando respuestadetallada a esta pregunta, avanzaremos desde el comienzo una brevecontestacin.

    II. EL HECHO DEL PLURALISMO MORAL

    Con anterioridad a la Constitucin de 1978 Espaa era un Estado con-fesional, lo cual tena claras repercusiones, no slo polticas y sociales, sinotambin en el modo de comprender la religin y la moral.

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    En lo que se refiere a la moral, una buena parte de la poblacin venaentendindola como una parte de la religin. En definitiva se pensabasila tica quiere indicarnos qu carcter o estilo de vida hemos de asumir paraser felices, nadie puede descubrrnoslo mejor que Dios mismo que nos hacreado. Y en lo que respecta a esos deberes que suelen denominarsemorales y que se imponen a la conciencia de cada hombre, qu autoridadtienen tales deberes para exigir su cumplimiento? Dnde se fundamenta la

    obligacin moral si no es en la voluntad de Dios?Se crea, por tanto, desde estas perspectivas que la moral deba quedarasumida en la religin, se tomara como saber para forjar un estilo de vida opara llegar a decisiones justas. Y en este sentido, deba dividirse en dospartes: la tica individual, que se refera a los deberes y virtudes que unindividuo debe asumir para alcanzar su perfeccin, y la tica social,preocupada por las relaciones que los hombres entablan entre s en la fa-milia, en el trabajo y en la vida poltica.

    Las cuestiones referentes al mundo econmico, como es el caso de lalegitimidad de la propiedad, el precio y el salario justos o el valor del trabajo,deban formar parte de la tica social que, a su vez, constitua una aplicacinde la verdad revelada al mundo econmico realizada por el magisterio de laIglesia. Las cuestiones empresariales quedaban, pues, englobadas en la tica

    social, que era, a su vez, una parte aplicada de la religin; sin embargo, hayque reconocer que el poder poltico siempre fue ms proclive a atender a laIglesia en cuestiones de moral individual que en cuestiones de moral social.En cualquier caso, la tica apareca como parte de la religin y comofundamentada exclusivamente en ella.

    Poda un no creyente tener conciencia de estas cuestiones morales?Desde esta concepcin de lo moral el no creyente se encontraba en unasituacin compleja a este respecto: por una parte se supona que todos loshombres estn dotados de una razn natural que les permite tener concienciade las obligaciones morales, pero, por otra, el no creyente ya no podaencontrar un fundamento por el que fuera obligatorio cumplir esos deberes.De donde se segua que a la pregunta que el comn de las gentes tiene comoclave en lo que respecta a la fundamentacin de lo moral (por qu debocumplir determinados mandatos, que no son jurdicos, polticos o sociales,sino que interpelan a mi conciencia sin saber cul es su origen?), el nocreyente no pudiera desde esta perspectiva responder sino con elsilencio. Y como es humano tratar de averiguar las razones por las que nossentimos obligados a hacer algo, era razonable suponer que el no creyenteacabara dejando de sentirse interpelado por lo moral, al carecer de razonespara obedecerlo.

    No es de extraar que desde esta concepcin de la tica como parte de lareligin que tiene su fundamento en ella concepcin compartida por buenaparte de la poblacin espaola, el reconocimiento de la libertad religiosaresultara verdaderamente desconcertante. Porque mientras el Estado fueconfesional, los espaoles compartan oficialmente

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    un cdigo moral llamado nacionalcatlico, pero si el Estado ya no eraconfesional, si ya no poda decirse que todos los espaoles compartan lamisma fe religiosa, quedaba algn fundamento racional para seguirpresentando a todos los ciudadanos exigencias morales, o era preciso re-conocer con el personaje de Dostoievski, Ivan Karamazov, que si Dios noexiste, todo est permitido?

    Aunque un sector de la poblacin creyera que la respuesta a esta pre-

    gunta deba ser afirmativa, es decir, que la sociedad ya no poda compartirvalores morales porque no comparta su fundamentacin religiosa, lo biencierto es que andaban desacertados, porque al cdigo moral na-cionalcatlico no sigui el todo vale en materia moral, no sigui el vacomoral, sino elpluralismo, que slo es posible por una moral cvica, que enrealidad ya haba ido abrindose paso.

    El reconocimiento de la libertad religiosa no vena sino a legitimar loque ya exista de hecho: que en Espaa hay un pluralismo moral, y que elpluralismo slo puede fomentarse si existen unos mnimos m,orales com-partidos. A esos mnimos llamamos moral cvica y es a la que se referaPedro Lan con la caracterizacin que hemos expuesto al comienzo delcaptulo. Este tipo de moral naci con la Modernidad y es uno de losfactores que hoy nos permite hablar de una tica empresarial, como

    tambin de una tica mdica, ecolgica, y de las distintas instituciones yprofesiones, porque si en una sociedad no existe un ncleo de valoresmorales compartidos, cmo vamos a poder exigir moralidad a cada uno delos sectores de esa sociedad y a proponer proyectos comunes?

    III. EL NACIMIENTO DE LA ETICA CVICA

    La tica cvica es relativamente reciente, porque nace en los siglos xvi yXVII a partir de una experiencia muy positiva: la de que es posible la con-vivencia entre ciudadanos que profesan distintas concepciones religiosas,ateas o agnsticas, siempre que compartan unos valores y unas normasmnimas.

    Las guerras de religin haban sido especialmente crueles en Europa yhaban manifestado con su crueldad lo nefasto de la intransigencia dequienes son incapaces de admitir que alguien piense de manera distinta.Claro que, como es bien sabido, las razones ltimas de tales contiendas nosiempre fueron religiosas, sino que en la mayor parte de los casos fueronrazones polticas, econmicas o provocadas por la psicologa de personajespoderosos, pero estos diferentes factores se sirvieron de las cosmovisionesreligiosas para condenar espiritual y fsicamente a los adversarios, con lapretensin de impedir a toda costa el pluralismo.

    Precisamente la experiencia del pluralismo nace con la de una inci-piente tica cvica, porque la tica cvica consiste en ese mnimo de valoresy normas que los miembros de una sociedad moderna comparten, seancuales fueren sus cosmovisiones religiosas, agnsticas o ateas, filo-

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    sficas, polticas o culturales; mnimo que les lleva a comprender que laconvivencia de concepciones diversas es fecunda y que cada quien tieneperfecto derecho a intentar llevar a cabo sus proyectos de felicidad, siempreque no imposibilite a los dems llevarlos tambin a cabo. sta es la raznpor la que consideramos a la tica cvica como una tica moderna demnimos.

    IV. CARACTERSTICAS DE LA TICA CVICA

    1. tica de mnimos

    Que la tica cvica es una tica de mnimos significa que lo que compartenlos ciudadanos de una sociedad moderna no son determinados proyectos defelicidad, porque cada uno de ellos tiene su propio ideal de vida buena,dentro del marco de una concepcin del mundo religiosa, agnstica o atea, yninguno tiene derecho a imponerla a otros por la fuerza. Las concepcionesreligiosas, agnsticas o ateas del mundo que propongan un modelo de vidafeliz constituyen lo que llamamos ticas de mximos, y en una sociedadverdaderamente moderna son plurales; por eso podemos hablar en ellas de

    unpluralismo moral.Una sociedad pluralista es, entonces, aquella en la que conviven per-sonas y grupos que se proponen distintas ticas de mximos, de modo queninguno de ellos puede imponer a los dems sus ideales de felicidad, sinoque, a lo sumo, les invita a compartirlos a travs del dilogo y el testimoniopersonal. Por el contrario, es totalitaria una sociedad en la que un grupoimpone a los dems su tica de mximos, su ideal de felicidad, de suerte quequienes no la comparten se ven coaccionados y discriminados.

    Sin embargo, pluralismo no significa que no haya nada en comn,sino todo lo contrario. Precisamente el pluralismo es posible en una so-ciedad cuando sus miembros, a pesar de tener ideales morales distintos,tienen tambin en comn unos mnimos morales que les parecen inne-gociables, y que no son compartidos porque algn grupo los haya impuestopor la fuerza a los restantes, sino porque los distintos sectores han idollegando motu proprio a la conviccin de que son los valores y normas a los

    que una sociedad no puede renunciar sin hacer dejacin de su humanidad.

    2. tica de ciudadanos, no de sbditos

    Precisamente porque es un tipo de conviccin al que nos lleva la experienciapropia o ajena, pero sin imposicin, la tica cvica slo ha sido posible enformas de organizacin poltica que sustituyen el concepto de sbdito por elde ciudadano. Porque mientras se considere a los miembros de unacomunidad poltica como sbditos, como subordinados a un

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    poder superior, resulta difcil por no decir imposible pensar que talessbditos van a tener capacidad suficiente como para poseer conviccionesmorales propias en lo que respecta a su modo de organizacin social. Lofcil es pensar en ellos como menores de edad, tambin moralmente, quenecesitan del paternalismo de los gobernantes para poder llegar a conocerqu es lo bueno para ellos.

    3. tica de la Modernidad

    Por eso el clebre escrito kantiano Qu es la Ilustracin? nos presenta estapoca como la entrada de los hombres en la mayora de edad, en virtud de lacual ya no quieren dejarse guiar como con andadores por autoridades queno se hayan ganado su crdito a pulso, sino que quieren orientarse por supropia razn. Sapere aude es, segn el escrito kantiano, la divisa de laIlustracin: atrvete a servirte de tu propia razn!. El paternalismo de losgobernantes va quedando desde estas afirmaciones deslegitimado y en sulugar entra el concepto moral de autonoma, porque aunque la tica y lapoltica no se identifican, estn estrechamente relacionadas entre s, como loestn tambin con la religin y el derecho, de suerte que un tipo deconciencia poltica como es la idea de ciudadana-est estrechamente

    ligado a un tipo de conciencia moral -como es la idea de autonoma.

    v. CONTENIDOS MNIMOS DE UNA TICA CVICA

    1. Los valores de libertad, igualdad y solidaridad

    Desde la Ilustracin nace, pues, la idea de que los hombres son individuosautnomos, capaces de decidir por s mismos cmo desean ser felices ytambin capaces de darse a s mismos sus propias leyes. De ah que no hayapoder alguno legitimado para imponerles modos de conducta si ellos no lehan reconocido la autoridad para hacerlo, con lo cual no se trata entonces deuna imposicin, sino de un reconocimiento voluntario. Por eso en el mbito

    poltico los hombres van dejando de considerarse como sbditos, comosubordinados, para pasar a convertirse en ciudadanos, lo cual significa quenadie est legitimado para imponerles un ideal de felicidad, y que lasdecisiones que se tomen en su comunidad poltica no pueden tomarse sin suconsentimiento.

    La tica cvica nace entonces de la conviccin de que los hombressomos ciudadanos capaces de tomar decisiones de un modo moralmenteautnomo y, por tanto, de tener un conocimiento suficientemente acabadode lo que consideramos bueno como para tener ideas moralmente adecuadassobre cmo organizar nuestra convivencia, sin necesidad de recurrir a losproyectos de autoridades impuestas. No es, pues, de extraar que el primerode los valores que componen nuestra tica cvica

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    sea el de autonoma moral con su trasunto poltico de ciudadana, nitampoco que a ellos acompae la nocin de igualdad.

    Igualdad en este contexto no significa igualitarismo, porque unasociedad en que todos los hombres fueran iguales en cuanto a contribucin,responsabilidades, poder y riqueza es imposible de alcanzar si no es a travsde una fuerte dictadura, que es justo lo contrario de la autonoma queacabamos de reconocer. Igualdad significa aqu lograr para todos iguales

    oportunidades de desarrollar sus capacidades, corrigiendo las desigualdadesnaturales y sociales, y ausencia de dominacin de unos hombres por otros,ya que todos son iguales en cuanto autnomos y en cuanto capacitados paraser ciudadanos.

    La clebre afirmacin del Cantar del mo Cid, Dios qu buen vasallo sihubiese buen seor, pierde en nuestra tica cvica todo su sentido, porqueun hombre no debe ser vasallo, no debe estar sometido a un seor, sino serautnomo y ciudadano, y en esto todos los hombres son iguales. De ah quesea obligatorio para una sociedad que reconozca estos valores promover unaigualacin material y cultural de las personas, que les permitaverdaderamente realizarse en su autonoma.

    Libertado autonoma e igualdadson como recordrnoslos dos

    primeros valores que acogi como suyos aquella Revolucin Francesa de

    1798, de la que surgi la Declaracin de los derechos del hombre y delciudadano. Y son efectivamente dos de los valores que componen elcontenido de la tica cvica. El tercero es la fraternidad, que con el tiempolas tradiciones socialistas, entre otras, transmutaron en solidaridad, un valorque es necesario encarnar si de verdad creemos que es una meta comn la deconseguir que todos los hombres se realicen igualmente en su autonoma.

    Ahora bien, los valores pueden servir de gua a nuestras acciones, peropara encarnarlos en nuestras vidas y en las instituciones necesitamosconcretarlos, y podemos considerar a los derechos humanos en sus distintasgeneraciones como concrecin de estos valores que componen la ticacvica.

    2. Los derechos humanos

    Como es sabido, los derechos humanos reciben el nombre de derechosmorales porque, aunque son la clave del derecho positivo, no forman partede l (no son derechos legales), sino que pertenecen al mbito de lamoralidad, en el que el incumplimiento de lo que debe ser no vienecastigado con sanciones externas al sujeto y prefiguradas legalmente. Poreso decimos que forman parte de la tica cvica, concretando en sus distintasgeneraciones los valores de libertad, igualdad y solidaridad.

    En efecto, la idea de libertad es la que promueve los derechos de lallamada primera generacin, es decir, los derechos civiles y polticos, queresultan inseparables de la idea de ciudadana. Es el liberalismo de losorgenes, desde autores como John Locke, el que defiende estos derechos

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    y no ve mayor razn para crear la sociedad civil que la defensa de talesderechos. En definitiva, el Estado no tiene ms tarea que la de proteger losderechos civiles y polticos de sus ciudadanos.

    Las tradiciones socialistas, por su parte, ponen en cuestin que talesderechos puedan respetarse si no vienen respaldados por unas seguridadesmateriales, y de ah que la aspiracin a la igualdad sea la que gue elreconocimiento de la segunda generacin de derechos: los derechos eco-

    nmicos, sociales y culturales. Estas dos tradiciones han sido ya recono-cidas explcitamente por las Naciones Unidas en la Declaracin del ao1948.

    Por lo que hace a la llamada tercera generacin, que todava no ha sido

    recogida en Declaraciones internacionales, viene guiada por el valor de lasolidaridad, ya que se refiere a un tipo de derechos que no puede serrespetado si no es por medio de la solidaridad internacional. Me refiero alderecho a la paz, o derecho a vivir en una sociedad en paz, y al derecho a unmedio ambiente sano. Ambos derechos son imposibles de respetar sinsolidaridad universal, porque aunque individuos, grupos de individuos onaciones determinadas trataran de fomentar una convivencia pacfica y deprocurar un medio ambiente sano, sin un acuerdo y una accininternacionales es imposible alcanzar estas metas. Ciertamente los dos

    derechos mencionados todava no han sido expresamente reconocidos endeclaraciones internacionales, pero forman parte ya de la conciencia moralsocial de los pases con democracia liberal: forman parte de su tica cvica.

    Lo cual significa que, aunque la legislacin de un determinado pas norecogiera normas en torno a la fabricacin y trfico de armas o en torno a lacontaminacin, la conciencia moral cvica de los pases desarrollados s querepudia un tipo de acciones semejantes, de lo que se sigue que quienfabricara armas o traficara con ellas, o quien no hiciera nada por evitarresiduos contaminantes,, estara actuando de forma inmoral, aunque en esepas concreto su accin no fuera ilegal. Porque una cosa es la moralidad yotra la legalidad.

    3. La tolerancia activa

    Naturalmente, resulta imposible la convivencia de diferentes proyectos devida feliz si quienes los persiguen no son tolerantes con aquellos que tienenun ideal de felicidad distinto, de ah que la tica cvica fuera naciendo alcalor de distintos escritos sobre la tolerancia, como una actitud sumamentevaliosa.

    Ahora bien, la tolerancia puede entenderse slo en un sentido pasivo, esdecir, como una predisposicin a no inmiscuirse en los proyectos ajenos por

    simple comodidad; o bien en un sentido activo, como una predisposicin arespetar proyectos ajenos que pueden tener un valor, aunque no loscompartamos. La tolerancia pasiva no sirve de base para construir unmundo juntos: para construir hace falta tolerancia activa.

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    4. Un thos dialgico

    La idea de tolerancia activa, junto con los otros valores que hemos men-cionado y el respeto a los derechos humanos, se expresan de forma ptimaen la vida social a travs de un tipo de actitud, que llamaremos la actitud oel thos dialgico. Ethos que conviene potenciar, porque quien adoptasemejante actitud a la hora de intentar resolver los conflictos que se plantean

    en su sociedad, si la adopta en serio, muestra con ello que tiene a los demshombres y a s mismo como seres autnomos, igualmente capaces dedialogar sobre las cuestiones que les afectan, y que est dispuesto a atendera los intereses de todos ellos a la hora de tomar decisiones. Lo cual significaque toma en serio su autonoma, le importa atender igualmente a losderechos e intereses de todos, y lo hace desde la solidaridad de quien sabeque es hombre y nada de lo humano puede resultarle ajeno.

    Naturalmente cada quien llevar al dilogo sus convicciones y ms ricoser el resultado del mismo cuanto ms ricas las aportaciones que a l selleven, pero a ello ha de acompaar el respeto a todos los interlocutoresposibles como actitud bsica de quien trata de respetar la autonoma detodos los afectados por las decisiones desde la solidaridad.

    ste es sin duda el mejor modo de conjugar dos posiciones ticas, que

    algunos autores tienen por difciles de conciliar: el universalismo y el res-peto a la diferencia. Creen estos autores que el respeto a la diferencia noslleva a una situacin en que no puede defenderse ningn valor con pre-tensiones de universalidad, porque entonces ahogaramos la diferencia. Y,sin embargo, es justo lo contrario: slo si reconocemos que la autonoma decada hombre tiene que ser universalmente respetada, podremos exigir que serespeten sus peculiaridades, y la forma de hacerlo ser a travs de dilogosen los que cada quien exprese tales peculiaridades desde la unidad quesupone saberse al menos mnimamente entendido y mximamenterespetado.

    VI. LA ETICA EMPRESARIAL EN EL CONTEXTO DE UNA ETICA CVICA

    1. No es posible una tica empresarial sin una tica cvica

    Los valores de libertad, igualdad y solidaridad, concretados en los derechoshumanos, el valor de la tolerancia activa, as como la imposibilidad deproponer a otros el propio ideal de vida si no es a travs del dilogo y eltestimonio, componen por el momento el caudal de la tica cvica en lassociedades con democracia liberal.

    Lo cual no significa tanto que todas las personas que viven en estassociedades estn de acuerdo en esos valores y derechos, como que las ins-tituciones y organizaciones de tales sociedades cobran su sentido deprotegerlos y defenderlos. Por eso todas ellas han de impregnarse de

    LA ET IC A E MP RE SA RI AL EN EL CONTEXTO DE UNA ETI CA C V IC A

    los mencionados valores, respetar y promocionar los derechos morales, eincorporarlos a su quehacer cotidiano, ya que, en caso contrario, quedanmoralmente deslegitimadas. Podemos, pues, decir que precisamente porquela tica de las instituciones cvicas ha alcanzado el nivel descrito, es posibleuna tica de la empresa como la que comentaremos en captulos posteriores.

    Sin embargo, con esto todava no hemos analizado todo el contenido dela tica cvica, sino slo los elementos comunes a todas las posibles or-

    ganizaciones. Pero como cada organizacin debe encarnar valores y respetarderechos atendiendo a la especificidad de su actividad y de lo que hemosllamado sus bienes internos, la moral cvica ser enormemente plural yheterognea, porque tendr que contar, no slo con los mnimos comunes,sino tambin con los valores que resulten de la' modulacin de los mnimosen las distintas actividades.

    Por poner algn ejemplo, en el mbito de la Biotica, que naci en losaos setenta, el principio bsico del trato igual a todos los seres humanos,puesto que todos merecen igual consideracin y respeto, ha ido generandoen la comunidad sanitaria tres principios morales internacionalmentecompartidos, que se conocen como principio de beneficencia, autonoma yjusticia. El personal sanitario podramos decir de forma resumidadebeproponerse con su actividad el bien del paciente, respetando su autonoma y

    teniendo en cuenta que la distribucin de recursos escasos tieneimplicaciones de justicia en la sociedad, que van ms all de la relacinpersonal sanitario-paciente. Orientar la actividad sanitaria por unosprincipios semejantes supone adquirir unas virtudes que sern peculiares de

    esta actividad, aunque algunas de ellas sern comunes a otros tipos deejercicio. Qu rasgos son peculiares de la actividad empresarial?

    La meta de la actividad empresarial es la satisfaccin de necesidadeshumanas a travs de la puesta en marcha de un capital, del que es parteesencial el capital humano los recursos humanos, es decir, las capa-cidades de cuantos cooperan en la empresa. Por tanto, el bien interno de laactividad empresarial consiste en lograr satisfacer esas necesidades y, deforma inseparable, en desarrollar al mximo las capacidades de suscolaboradores, metas ambas que no podr alcanzar si no es promocionando

    valores de libertad, igualdad y solidaridad desde el modo especfico en quela empresa puede y debe hacerlo.Es en este sentido en el que la recin nacida tica de la empresa tiene

    por valores irrenunciables la calidad en los productos y en la gestin, lahonradez en el servicio, el mutuo respeto en las relaciones internas y ex-ternas a la empresa, la cooperacin por la que conjuntamente aspiramos a lacalidad, la solidaridad al alza, que consiste en explotar al mximo laspropias capacidades de modo que el conjunto de personas pueda benefi-ciarse de ellas, la creatividad, la iniciativa, el espritu de riesgo.

    Como veremos en captulos prximos, si las empresas no asumen esteestilo, mal lo tienen para sobrevivir en estos tiempos, pero en el pre-

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    ETICA DE LA EMPRESA

    sent captulo queremos ms bien recordar que si quienes desarrollan ac-tividades empresariales, sanitarias, polticas o docentes no estn dispuestos avivir segn los valores que les son propios, entonces tampoco ser posible alcabo mantener en alza la moral de la sociedad en su conjunto.

    2. No es posible una tica cvica sin una tica empresarial

    En efecto, en la vida cotidiana escuchamos crticas constantes a la in-moralidad de polticos, periodistas, empresarios, etc., crticas que nos llevana decir en ltimo trmino que es imposible ser poltico, periodista oempresario y a la vez comportarse de una forma ticamente correcta. Ahorabien, si esto fuera cierto, entonces tendramos que reconocer que esimposible participar en cualquiera de las organizaciones y actividadesciudadanas sin ser inmoral, con lo cual sucedera: a) que la vida humana seasienta sobre la inmoralidad constante ya que todos vivimos de esasorganizaciones, y b) que no habra ninguna tica cvica, porque mal puedehaberla si la estructura de todos los sectores los hace necesariamenteinmorales.

    Por eso, si queremos una sociedad alta de moral, es indispensable quelas distintas organizaciones se apresten a remoralizarla, a poner en forma

    sus peculiares actividades, ya que estamos en el tiempo de las res-ponsabilidades y no slo de las exigencias.

    VIL FUNCIONES DE UNA ETICA CVICA

    Estos mnimos ticos de los que hemos hablado son los que nos permiten,adems de llevar adelante una convivencia enriquecedora, realizar otras dostareas: 1) criticar por inmoral el comportamiento de personas e institucionesque violan tales mnimos, y 2) disear desde un esfuerzo conjunto lasinstituciones y organizaciones de nuestra sociedad, como es el caso de lasempresas. Porque cmo es posible criticar determinadas actuaciones o crearorganizaciones legitimadas socialmente, si no hay convicciones morales

    compartidas desde las cuales hacerlo?En efecto, en lo que se refiere a las crticas, es innegable que en nuestrasociedad se producen fuertes crticas de inmoralidad contra determinadasconductas, como puede ser en poltica la corrupcin y el trfico deinfluencias; en el mundo empresarial, la adulteracin de productos, lapublicidad engaosa, la baja calidad; en el mundo financiero, la falta detransparencia, los manejos, la falta de compasin por el dbil. Qu sentidotiene criticar si partimos de la base de que no hay convicciones moralescomunes? No me puede responder aquel a quien critico que esa es miconviccin moral, pero que l tiene otras, igualmente respetables?

    No parece, pues, que todo sea tan opinable y subjetivo como algu-

    LA ETI CA EM PRE SAR IAL EN EL CONT EXTO DE UNA ETIC A C VIC A

    nos quieren suponer, sino que s que existen en moral exigencias y valorescomunes, sobre la base de los cuales es posible argumentar y llegar aacuerdos.

    Naturalmente se puede aducir que estas crticas no son morales, sinolegales: que un Estado de Derecho se mueve dentro de los lmites de unmarco legal, y que lo que est prohibido es lo que ese marco de leyesprohbe. De modo que, aunque los ciudadanos no compartan ninguna

    conviccin moral, no tienen ms remedio que atenerse a las leyes que todoshemos convenido en aceptar, porque, en caso contrario, sern sancionadospor la autoridad competente. Si esto fuera cierto, a la hora de tomardecisiones, polticos, empresarios, mdicos, docentes y los restantes cuerpossociales, tendran bastante con atender a dos referentes normativos, quepondran lmite a conductas deshonestas: el derecho, la legalidad vigente,vlida para todos, puesto que todos son miembros de un Estado de Derecho,y adems la religin para los creyentes. Y, ciertamente, es una conviccinbien extendida la de que basta con respetar la legalidad o, en el caso de loscreyentes, que es preciso atender a la legalidad, por una parte, y a la Iglesia,por otra. De suerte que las deshonestidades son o delito jurdico o pecado:no hay, pues, ningn lugar para la tica?

    VIII. ETICA, DERECHO Y RELIGIN

    1. Tres formas de saber prctico estrechamente conectadas entre s

    tica, derecho y religin son tres tipos de saber prctico, tres formas deorientar la conducta, que se encuentran estrechamente conectadas entre s,pero no se identifican.

    Estn estrechamente conectados ante todo porque una determinadaforma de religin favorece y as lo ha mostrado la historia el naci-miento de un tipo determinado de conciencia moral y de derecho; pero a suvez, una forma de conciencia moral o de derecho favorecen el surgimientode un tipo de religin, de la misma manera que la forma de derecho

    favorece el tipo de conciencia moral y viceversa. Lo cual significa que,cuando tomamos en serio la historia, nos damos cuenta de que estos saberesse interinfluyen y ninguno de ellos nace y se desarrolla aislado de losrestantes, aunque no se identifiquen entre s, sino que se complementen.

    En efecto, la identificacin, que consiste en ltimo trmino en que unode los tres absorbe a los restantes, es un error y, como todos los errores,acaba pagndose; tambin en el mundo empresarial, que es el que ahorapreferentemente nos ocupa, en el que existe una pronunciada tendencia acreer que lo moral es lo legal o bien lo religioso. Por eso dedicaremos esteepgrafe a considerar esquemticamente la relacin de la tica con lareligin y el derecho.

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    2. Tres formas de saber prctico, que no se identifican entre s

    En principio, y como muy bien ha visto la tradicin kantiana, no se trata deque estas tres formas de saber prctico manden cumplir contenidos distintos.Por ejemplo, el mandato de no matar es a la vez religioso, jurdico y moral, ydel hecho de que un ordenamiento jurdico lo recoja no se sigue que ya nosea una obligacin desde el punto de vista religioso o que ya no obligue

    moralmente: no hay aqu sustitucin de unos saberes por otros, sino que estecontenido, como otros (no mentir, no levantar falsos testimonios, noadulterar alimentos, no pagar un salario inferior al necesario para llevar unavida digna, no dejar abandonado a un herido en carretera, etc.), es comn atodos. Dnde est entonces la diferencia?

    La diferencia descansara sobre todo en cuatro elementos formales: a)quin es el^ que promulga el mandato y exige, por tanto, su cumplimiento(de dnde procede la coaccin que acompaa a cualquier mandato); b)quines son los destinatarios; c) ante quin debe responder el que loinfringe; d) de quin se puede esperar obediencia.

    Este sencillo cuadro muestra cmo, aunque en ocasiones el contenido dedeterminados mandatos y orientaciones sea a la vez religioso, tico yjurdico, eso no significa que una de las tres formas de orientar la accin

    tenga que absorber a las restantes, hacindolas superfluas, porque cada unade ellas tiene un modo de ayudar a los hombres a realizarse.Sin embargo, la tica aplicada a las distintas actividades y profesiones,

    como pueda ser la empresarial, presenta una peculiaridad en relacin con elcuadro que hemos diseado, y es la de que existe ya un carcter, un estilopeculiar de cada una de ellas, que impide que sea cada individuo quiendecida cul es la actitud que conviene adoptar o las obligaciones

    RELIGIN DERECHO MORAL

    Quinpromulga elmandato

    Dios, a travs derevelacin ymagisterio

    El cuerpolegislativolegitimado

    para ello

    La personamisma

    Destinatariosdel mandato

    Todos loshombres

    Los miembros dela comunidadpoltica

    La personade cadahombre

    Ante quin seresponde

    Ante Dios Ante lostribunales

    Ante smismo

    De quin sepuede esperarobediencia

    De los creyentes De los obligadospor el pactopoltico

    De todas laspersonas

    LA ETICA EMPRE SARI AL EN EL CONTEXTO DE UNA ETICA CV ICA

    que hay que cumplir. Como hemos sealado reiteradamente, cada actividadtiene sentido porque se dirige a obtener unos bienes internos a ella, y paraalcanzarlos es ms conveniente adoptar unas estrategias, y no otras,desarrollar unos hbitos y no otros. Quien desee incorporarse a esaactividad ha de ser consciente de cules son los bienes que le son propios yqu estrategias conviene asumir.

    De ah que las distintas profesiones elaboren cdigos de conducta o bien

    publiquen recomendaciones con los que se quiere indicar que se es el estiloel thospropio de esa actividad, y que quien no lo incorpore, no es queva a ser sancionado por los tribunales competentes del Estado, porque elcdigo no es jurdico, ni que va a cometer un pecado, porque el cdigo noes religioso, sino que no va a alcanzar los bienes internos de esa actividad,que son los que le dan sentido y la legitiman socialmente. Con lo cual quienas acta se comporta de una forma irracional y asocial y, por tanto,inmoral.

    3. Moral y derecho: basta con cumplir la legalidad vigentepara actuar moralmente bien}

    Prcticamente todos los manuales de introduccin al derecho dedican un

    captulo a sealar las semejanzas y diferencias entre derecho y tica, porqueson dos tipos de saber tan estrechamente ligados entre s que en ocasiones seconfunden y se llega a pensar que basta con cumplir las normas jurdicaspara actuar de una forma moralmente correcta. Sin embargo, se trata de dostipos de saber que, aunque estn estrechamente unidos y guarden una gransemejanza entre s, son complementarios, pero no se identifican.Comentaremos brevemente cules son sus semejanzas, sus diferencias y enqu resultan complementarios, porque es ste un punto esencial paracomprender qu sea la tica cvica y qu la tica econmica y empresarial.

    3.1. En lo que hace a las semejanzas podemos decir que:1) ambos son saberes prcticos que intentan orientar la conducta in-

    dividual e institucional;2) ambos se sirven de normas para orientar la accin; en el caso del

    derecho, siempre, a travs de un ordenamiento jurdico; en el caso de latica, cuando se ocupa como dijimosde normas de justicia, no cuandoslo pretende ayudar a tomar buenas decisiones. El mbito de la tica esbastante ms amplio que el de las normas, pero tambin se ocupa de ellas,lo cual le asemeja al derecho.

    3) A mayor abundamiento, las similitudes se acrecientan cuandoalgunos ticos de tradicin kantiana, como es el caso de los representantesde la tica discursiva, insisten en que es tarea de la tica ocuparse de lasnormas y determinar cules son los procedimientos que nos garantizan queuna norma es moralmente correcta. Las normas morales nacen en losdistintos campos de la vida cotidiana y la tica es aquel

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  • 7/31/2019 Cortina Etica de La Empresa Cap2

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    E TI CA DE L A E M P RE S A

    saber que trata de decirnos cules son los procedimientos racionales paradecidir que una norma es correcta.

    El procedimiento consistira, segn dicha tica, en establecer un dilogoentre todos los afectados por la norma, que se celebrara en condiciones desimetra, es decir, que todos tuvieran posibilidad de intervenir, replicar ydefender los propios intereses en igualdad de condiciones. Podramos decirque la norma es correcta cuando todos los afectados, actuando como

    interlocutores en el dilogo, llegaran a la conclusin de que la norma lesparece correcta porque satisface intereses generalizables.No se tratara, pues, de llegar simplemente a un pacto de intereses

    sectoriales, sino a la adhesin de todos los afectados por la norma que, trasparticipar en el dilogo en condiciones de simetra, consideran de modounnime que la norma es correcta.

    Esta consideracin de la tica como saber que se ocupa de los pro-cedimientos por los que sabemos si una norma es correcta, la ha aproximadoal derecho que, en definitiva, tambin trata de formular los procedimientosadecuados para fijar una norma, aunque en este caso, jurdica.

    3.2. De las diferencias entre tica y derecho se ha ocupado un gran nmerode autores, pero, para lo que aqu nos importa, empezaremos por recordar:

    1)

    que las normas jurdicas y las morales, como hemos visto, no di-fieren tanto por el contenido, que en ocasiones puede ser el mismo, comopor su forma, es decir: cul es su origen, qu obliga a cumplirlas, cul es eltipo de sancin que puede recibirse por transgredirlas, de quin cabe esperarcumplimiento;

    2) las normas jurdicas son promulgadas por los rganos competentesdel Estado y es l quien est legitimado para exigir su cumplimientomediante coaccin, teniendo el poder de castigar a los transgresores; losciudadanos se saben entonces obligados por el Estado a obrar de un mododeterminado, si no quieren recibir la sancin correspondiente.

    En este sentido se dice que lo especfico del derecho es que la coaccinpara cumplir la ley es externa al individuo y que la transgresin vieneacompaada por una sancin tambin externa. Mientras que en el caso de lamoral, quien infringe una norma se siente culpable ante su conciencia y lasancin que sufre es ms bien el remordimiento. Por eso podemos decir,recogiendo la distincin que hicimos en el captulo anterior entreracionalidad estratgica y racionalidad comunicativa, que el derecho puedecumplirse estratgicamente y la moral, no. Es decir, que alguien puedeconsiderar una ley jurdica inadecuada, pero cumplirla por estrategia: pormiedo a la sancin; mientras que para sentirse obligada moralmente unapersona necesita estar convencida de que la norma es correcta, porque nadiele va a sancionar si no la cumple, si no es l mismo.

    LA E T I C A E M P R E S A R I A L EN EL C O N T E X T O D E UN A E T I C A C V I C A

    Ahora bien, aqu se presenta una seria dificultad para la tica cvica,para la tica de las instituciones y las profesiones, y muy concretamentepara la tica empresarial, porque se trata de un tipo de ticas que no surgende cada uno de los hombres, sino que en el caso de la tica cvica, es la ticaque nos obliga como ciudadanos, en el caso de la tica de las profesiones, esla propia de cada actividad profesional, y por eso los distintos cuerposprofesionales elaboran cdigos de normas o bien recomendaciones que se

    espera sean seguidos por todos los profesionales; y, en lo que respecta a latica empresarial, son la actividad empresarial misma y la propiaorganizacin empresarial las que exigen un tipo de valores, principios yactitudes que obligan a quien se incorpora a la empresa. De suerte que laobligacin se entiende que surge, no tanto de la persona misma, como de laactividad correspondiente, y que quien desee participar en una corporacinempresarial debe asumir esa forma de conducta, porque es la que le permiteacceder a los bienes internos a ella.

    El cuadro que arriba hemos diseado tendra que completarse alaplicarlo a la tica empresarial, en el siguiente sentido:

    1) Quien exige una forma determinada de comportamiento, se plasmeo no en cdigos de conducta, es la actividad empresarial misma y, por tanto,la empresa entendida como organizacin.,

    2)

    Quienes participan en la actividad y en la organizacin empresarialson los destinatarios de esas exigencias.3) Tales destinatarios deben responder de la satisfaccin o no de las

    exigencias ante la sociedad por la que la actividad empresarial queda le-gitimada. Aunque conviene recordar que en el caso de la tica las sancionesno son legales, sino morales.

    4) Y, por ltimo, es de aquellos que participan en la actividad em-presarial de quienes se espera que acten segn las exigencias morales.

    3.3. Por ltimo, en lo que respecta a la complementacin entre moral yderecho, tenemos que decir que las leyes son insuficientes para que unasociedad sea justa y, en concreto, que son insuficientes para garantizar queuna empresa funcione de una forma justa, y de ah la necesidad de quevengan complementadas por una tica de la empresa. En efecto:

    1) Las leyes no siempre protegen suficientemente todos los derechosque son reconocidos por una moral cvica o por una tica crtica.

    2) A veces exigen comportamientos que no parecen justos a quienes sesaben obligados por ellas.

    3) Las reformas legales son lentas y una sociedad no siempre puedeesperar a que una forma de actuacin est recogida en una ley paraconsiderarla correcta. Por eso muchas veces la tica se anticipa al derecho.

    4) Por otra parte, las leyes no contemplan casos particulares que, sinembargo, requieren una orientacin.

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