Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

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¿CREDIBILIDAD O VERACIDAD? La autenticidad

Un valor de los bienes culturales

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La información contenida, las denominaciones empleadas y las opiniones vertidas en esta publicación, así como la presentación de los datos que en ella figuran, no implican de parte de la UNESCO, ninguna toma de posición, ni su punto de vista oficial, solo comprometen a sus autores.

¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

O Representación de UNESCO en Perú Av. Javier Prado Este 2465 San Borja - PERU Edificio Museo de la Nación, piso 8 Teléfono: (51 1) 476 9871 Fax: (51, 1) 476 9872 Email: [email protected] Página Web: www:unesco.org/lima

Primera edición: abril 2004 Tiraje: 500 ejemplares

Coordinación y edición: Susana Finocchietti Diseño y diagramación: Gisella Scheuch Fotografía de la carátula:

Las fotografías pertenecen a los autores de los artículos y su publicación ha sido autorizada.

Derechos Reservados

detalle de mural Moche

ISBN: 9972-841 -04-9 Hecho el Depósito Legal N." 1501 222004-3055

impreso en el Perú - Printed in Peru

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La Representación de UNESCO en Perú agradece a todos aquellos, quienes a lo largo de casi dos años hicieron posible el

&eminario Taller Internacional sobre Autenticidad de Bienes Culturales Muebles e Inmuebles,,, celebrado en Cajamarca

del 17 al 19 de octubre del 2003, y esta publicación.

Ambos fueron financiados gracias a la cooperación del Gobierno del Japón por intermedio de sus Fondos en

Fideicomiso con la UNESCO.

PATRICIA URBE Representante en Perú

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CONTENIDO

PRESENTACION .................................................................................................................................... 1 1

ANTECEDENTES ................................................................................................................................... 13

La autenticidad hoy HERNÁN CRESPO ........................................................................................................................................ 15

El concepto de autenticidad, visión histórica y aplicación al caso mexicano SALVADOR DhZ-BERRIO ............................................................................................................................... 20

El valor de la autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos JUAN MANUEL SARMIENTO ............................................................................................................................ 25

La autenticidad en el Perú: visiones

Por una legislación adecuada Cecilia Bakula ........................................................................................................................................ 35

Autenticidad: interpretación y aplicación Bertha Estela .......................................................................................................................................... 39

¿Conservador? ¿Restaurador? Jenny Figari ........................................................................................................................................... 41

Patología de los materiales y factores de deterioro. La necesidad del análisis en la restauración de bienes culturales Carlos Cano ........................................................................................................................................... 44

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Perú: Estudio de casos

La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi: un caso de estudio sobre la autenticidad YOSHIO ONUKI, WALTER Tosso Y ELMER ATALAYA ........................................................................................... 51

Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra policroma: Huacas de Moche, Trujillo del Perú RICARDO MORALES ..................................................................................................................................... 69

El Museo Nacional Sican y la conservación de sus colecciones CARLOS ELERA ........................................................................................................................................... 80

BIBLIOGRAFíA ....................................................................................................................................... 87

Especialistas ..... .. ..... ..... . .... . .. ... .. ...... .... ..... ... ... .. .. .. .. ...... ... .... .... ..... .. .. .. . .. .. ..... .. .. ... . .. ... . .... ... ... ..... .. . .... ... .. 89

Direcciones Útiles ........ ................................ ... ........ ... .. ... ...... .. .. .. .. .. .. .. . .. .. ....... .. .... ..... ... ............ .............. 90

SEMINARIO TALLER INTERNACIONAL SOBRE AUTENTICIDAD DE BIENES CULTURALES MUEBLES E INMUEBLES

Seminario ............................................................................................................................................... 93 Programa .............................................................................................................. : ................................ 94 Diálogos ................................................................................................................................................. 96 Conclusiones y recomendaciones ................ .............. .......... .. ............... ......... ...... .. ... ......... .................. 99 Algunas reflexiones sobre autenticidad ..... ......................... .. .... .. .... .. ......... ... .... ......... ..... ................. .... 102

Anexos

Anexo 1 Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural ..................................... 1 1 1

Anexo 2 Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y de Conjuntos Histórico-artísticos (Carta de Venecia) ........ ........................... ...... ....... ... .. ....... ...... ... ..... ...................... 121

Anexo 3 Carta del ICOMOS Australia para Sitios de Significación Cultural (Carta de Burra) ..... ...................... 125

Anexo 4 Documento de Nara sobre Autenticidad ............................................................................................. 135

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s imposible hablar de autenticidad, sin E relacionar el termino con su contexto his- tórico y social. Ya desde el helenismo se ha- blaba de autenticidad como un componente central de la búsqueda de la verdad; autenti- cidad y verdad eran dos caras de la misma moneda. Los romanos en su búsqueda de apropiación de los valores del mundo griego copiaban los modelos de estatuas, tratando de captar en detalle cada uno de los caracte- res de la figura, y en especial los referentes a lo auténtico de su espíritu, contenido en esa representación material. Dentro de ese con- tenido, y no en el componente material de la obra, era donde se afirmaba la autenticidad del juicio estético.

Con la expansión del cristianismo, la ne- cesidad de una transmisión <<auténtica)) de la palabra de Cristo, generó ciertos enfren- tamientos en cuanto a la valoración de la <<au- téntica)) palabra, contenida en los distintos relatos de los evangelios y otros escritos. Sin embargo, esa crítica se orientó más a discu- siones de fe, del contenidq de la palabra y de la fiabilidad del que la escribe, que al aná- lisis de la coherencia temporal, geográfica y de personajes. Esto se trasladó al campo de los bienes muebles. La dotación de reliquias, testimonios materiales de la vida de Cristo y los santos en este mundo, causó fuertes dis- cusiones teóricas y técnicas sobre el objeto en cuestión, tanto si se trataba de las espi- nas de Cristo, de las astillas de la Cruz, del

Santo Grial, como del manto de la Magdale- na. Hasta allí lo auténtico se basaba Única- mente en un criterio de autoridad, es decir la subjetividad sublimada. A partir del ,siglo XVll y en especial en el

siglo XVIII, el imperio de la razón como méto- do de explicación y validación de las leyes del mundo material, incorporará a la discu- sión de lo <<auténtico)) ya no solo los criterios de valoración del contenido sino del continen- te. La arqueología comparada comenzó a uti- lizar la acumulación de conocimiento para decir, casi siempre a partir de referencias es- téticas, de técnicas y de materiales, qué obje- to era <<auténtico)) y cuál una copia. La discu- sión de lo auténtico pasa del campo de la fe, al de la ciencia.

En el siglo XIX, la creación de los museos trajo como consecuencia la competencia en- tre sí por la mejor colección artística, así como el incipiente mercado del arte, centrado en la identificación de 40 auténtico)), en el análisis detallado de la obra, con instrumentos, y rea- lizado por expertos. Ciencia y autoridad se unifican.

Con la aplicación de instrumentos propios de la medicina, a partir de 1950 la autentici- dad del objeto se apoyó en la autenticidad del material que lo contiene. Microscopios, rayos X, entre otras técnicas, fueron aplica- dos para determinar lo auténtico, teniendo a la ciencia como soporte. Esta visión de au- tenticidad para el objeto de museo se trasla-

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dó, mas o menos sin cambios, a la visión de lo auténtico del monumento o del sitio, por lo que se incorporó a los contenidos de la Carta de Venecia en la década de los sesen- ta. Toda la formación de profesionales de la restauración han considerado este documen- to, durante mas de treinta años, como su nueva Biblia. La crisis de la modernidad y la racionalidad absoluta, ajena a los valores culturales presentes en el contexto del obje- to, puso, a partir de los años noventa, en cri- sis la visión eurocéntrica, especialmente, su

aplicación, dentro de los contextos de Asia y África .

En América Latina, esta discusión esta pen- diente aún, si bien se ha reactivado a partir del Documento de Nara de 1994. Es esta una oportunidad para retomar la discusión y ge- nerar parametros de validación de las inter- venciones que se adelantan sobre los distin- tos bienes culturales. Una reinterpretación del objeto, de su historia, de su sentido, dentro de la nueva dimensión interpretativa permiti- rá el respeto por la diversidad cultural.

CIRO CARABALLO

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os bienes patrimoniales reflejan la diver- L sidad de las comunidades, cuentan quién se es y cual es el pasado de que esta rodea- do el ser humano. Son irreemplazables y pre- ciosos. Por ello es esencial protegerlos y ha- cerlos Útiles, sin cambiarlos ni adaptarlos para que conserven su significación cultural. Con- servarlos denota hacer uso de todo el cono- cimiento] las experiencias y las disciplinas que puedan contribuir al estudio y cuidado del bien; requiere el mantenimiento de un entor- no visual apropiado, su uso, su carácter, su color, su textura y sus materiales; otras rela- ciones, como las históricas, contribuyen a su apreciación y gozo.

Con el objeto de establecer principios co- munes de conservación y restauración de mo- numentos, y formular un plan internacional para que cada nación cuide y asegure su pro- pia cultura y tradiciones, se redactó la Carta deAtenasen 1931. La sensibilidad y el espíri- tu crítico se fueron vertiendo en problemas mas complejos y sutiles, por lo que se deci- dió examinar los contenidos de dicha Carta.

La UNESCO, a través de un Centro Inter- nacional de Estudios para la Conservación de Bienes Culturales profundizó el examen de los principios establecidos y aunó esfuerzos con el ICOM para aprobar la Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y de Conjuntos Histórico-A rth- ticos, en el I I Congreso Internacional de Ar- quitectos y Técnicos de Monumentos Históri-

cos, reunido en Venecia, del 25 al 31 de mayo de 1964, donde se señaló que ... 4odo monu- mento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en el que esta ubicado),; que ... ((la restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional)), cuyo fin es ... conservar y revelar los valores estéti- cos e históricos del monumento y se funda- menta en el respeto a la esencia antigua y a los documentos auténticos. Su límite está allí donde comienza la hipótesis: en el plano de las reconstituciones basadas en conjeturas, todo trabajo de complemento reconocido como indispensable por razones estéticas o técnicas aflora de la composición arquitectó- nica y llevara la marca de nuestro tiempo,).

Durante la 173 reunión de la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París, se consideró (<que el deterioro o la desapari- ción de un bien del patrimonio cultural y natu- ral constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo,,, y ((que la protección de ese patrimonio a es- cala nacional es en muchos casos incomple- to] dada la magnitud de los medios que re- quiere y la insuficiencia de los recursos eco- nómicos, científicos y técnicos del país en cuyo territorio se encuentra el bien que ha de ser protegido)).

Por ello se decidió adoptar ((disposiciones convencionales que establezcan un sistema eficaz de protección colectiva del patrimonio cultural y natural de valor excepcional organi-

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zadas de una manera permanente, y según métodos científicos y modernos)).

Finalmente, el 16 de noviembre de 1972 se aprobó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, compuesta por treinta y ocho artículos donde se establecen las definiciones del patrimonio cultural y natural, se preve la creación de un comité intergubernamental de protección del patrimonio mundial, así como la constitución de un fondo para su protección; también se indican las condiciones y modalidades de la asistencia internacional, se estimula a los pue- blos el respeto y el aprecio por los bienes pa- trimoniales mediante programas educativos, y se fijan ciertas cláusulas finales.

En agosto de 1979 el ICOMOS Australia adoptó la Ca/ra de Burra, la que ha sido actua- lizada en tres oportunidades. Esta Carta pro- vee <<una guía para la conservación y gestión de los sitios de significación cultural)). , ,, desti- nada a todos <(aquéllos que prestan asesora- miento, toman decisiones o realizan trabajos en los sitios de significación cultural, incluyen- do propietarios, administradores y custodios)).

El Documento de Nara sobre Autenticidad fue concebido dentro del espíritu de la Carta

de Venecia, y lo amplía para resolver las in- quietudes e intereses por el patrimonio cultu- ral en el mundo contemporáneo. Los exper- tos reunidos en Nara, en 1994, desafiaron.. .<(el pensamiento convencional en el campo de la conservación» y debatieron las ((formas y medios de ampliar los horizontes para crear un mayor respeto por la diversidad cultural y el patrimonio, en la practica de la conserva- ción)). En su Artículo 1 O, el Documento desta- ca: ... <<La comprensión de la autenticidad desempeña un papel fundamental en todos los estudios científicos del patrimonio, en el planteamiento de la conservación y la restau- ración, así como dentro de los procedimien- tos de inscripción usados por la Convención del Patrimonio Mundial y otros inventarios del pat r i mon ¡o)).

En el Artículo 14, inciso b) 1 establece: (<Cumplir con la prueba de autenticidad en diseño, material, manufactura y medio am- biente, y en el caso de paisajes culturales, con su carácter y componentes distintivos;. . . que la reconstrucción es aceptable solamente si se realiza con base en una documentación completa y detallada sobre el original y en nin- gún caso sobre conjeturas)).

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La autenticidad hoy

HERNÁN CRESPO

ANTE LA CRISIS DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Ante la crisis fundamental de valores por la que atraviesa actualmente el mundo, convie- ne reflexionar muy profundamente sobre el papel que juega la conservación de los bie- nes culturales como prueba fehaciente de los principios morales, religiosos, éticos, estéti- cos, sociales, en definitiva, los valores cultu- rales que nutrieron la cosmovisión de los pue- blos. Los bienes culturales constituyen el ma- yor patrimonio que posee la Humanidad. El Patrimonio inmaterial es el nutriente de la manera de ser de los pueblos y de la diversi- dad cultural. El patrimonio material es ese acervo tangible en el que se concreta esa di- versidad.

Ante el avasallante proceso de la globali- zación, que aparte de paradigmas económi- cos difunde invariantes <(homogenizantes)), que van desde la música y el vestido hasta antivalores como la violencia, el consumo de drogas o la pornografía, conviene destacar el papel de antídoto que juega el conocimiento y reconocimiento de los valores que definen los bienes culturales. De allí la inmensa res- ponsabilidad de los científicos y especialistas que tienen a su cargo las tareas de protec- ción y transferencia del patrimonio cultural a las nuevas generaciones.

Es verdaderamente una tarea ((promete¡- ca)) para la cual, quienes la realizan, deben

estar debidamente preparados y su obra nu- trida por valores éticos que garanticen la ver- dad en la transferencia del patrimonio a las nuevas generaciones.

LA AFIRMACIÓN DE LA AUTENTICIDAD COMO VALOR ESENCIAL

Los organismos internacionales como la UNESCO, la comunidad científica y las orga- nizaciones especializadas han hecho impor- tantes esfuerzos por aproximarse a una defi- nición valedera del concepto de autenticidad, en lo que concierne a la valoración de los bie- nes culturales. Sobre todo porque no pareció suficientemente explícita su enunciación tan- to en la Carta de Venecia de 1964, como en la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO de 1972 y sus poste- riores <<Orientaciones que deben guiar la pues- ta en practica de la Convención del Patrimo- nio Mundial)). Es por eso que ante la necesi- dad de profundizar este concepto en sí, es- pecialmente en la valoración y juicio de los bienes propuestos para integrar la Lista del Patrimonio Mundial, se convocaron diversas reuniones de expertos que culminaron con la Conferencia de Nara sobre la Autenticidad, celebrada en Japón en 1994.

En el ámbito americano se quiso profundi- zar el tema y se reunió en San Antonio, Texas,

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La autenticidad hoy

USA, en 1996, el lnteramerican Symposium on Authenticity in the Consewation and Ma- nagement of Cultural Heritage en el que se destacó el rol crucial que implica la autentici- dad como valor, construcción, integridad e identidad común.

EL COMPROMISO MORAL CON LAS NUEVAS GENERACIONES

Garantizar la autenticidad en el traspaso de los bienes culturales a las nuevas generacio- nes es una obligación moral del Estado, cus- todio del patrimonio, de las instituciones es- pecializadas y de las personas involucradas en la tarea. Para ello el Estado esta obligado: a expedir las leyes que consagren estos prin- cipios, a crear las instituciones que velen so- bre los bienes culturales y a capacitar a las personas ética, cultural y técnicamente para poder realizar la conservación del patrimonio cultural. Hay que señalar que la responsabili- dad sobre los bienes culturales es de tal na- turaleza, que el juicio para su intervención debe corresponder a equipos multidisciplina- rios. Conviene recordar, una vez mas, el ca- rácter no renovable de dichos bienes y que cualquier intervención, en principio, debe ser reversible. En caso de su adaptación para nuevos usos, especialmente cuando se trata del patrimonio construido, debe contemplar- se, como lo hace la Carta de Venecia en su Art. 50. que:

d a conservación de los monumentos resulta siempre favorecida cuando estos sean destinados a alguna función Útil a la sociedad, tal destinación es desde luego deseable, pero ella no podrá alterar el or- denamiento o el decoro de los edificios. Dentro de tales límites debe concebirse, y puede autorizarse, el acondicionamiento de monumentos según lo requiera la evo- lución de usos y costumbres».

EL COMPROMISO LEGAL Y ÉTICO QUE IMPLICA LA ADHESI~N A LA CONVENCI~N DEL PATRIMONIO MUNDIAL

Bien es sabido que la suscripción por parte de un Estado a una convención internacional obliga, a dicho Estado, a incorporar dentro de su legislación nacional los principios que se sustentan en dicho instrumento internacio- nal. En el caso de la Convención del Patrimo- nio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO de 1972, principios tales como el manteni- miento de la autenticidad en los procesos de conservación de los bienes culturales están perfectamente establecidos; inclusive docu- mentos posteriores, como las Orientaciones que deben guiar la puesta en practica de la Convención, ahondan y esclarecen el concep- to de autenticidad.

Es por esto que la inclusión de un bien en la Lista del Patrimonio Mundial es un proce- so meticuloso mediante el cual se garantiza en primer lugar, la pertinencia de su inclu- sión en dicha lista, y luego, su perdurabili- dad en el tiempo, para lo cual el Estado pro- pietario del bien debe formular los planes ne- cesarios y ejecutar las acciones que impidan cualquier alteración que pueda desvirtuar la calidad del bien.

Estos principios de la convención del Pa- trimonio Mundial deben guiar asimismo la conservación del patrimonio cultural de la Na- ción puesto que su esencia implica justamen- te la preservación de su autenticidad. No es característica exclusiva de los bienes del pa- trimonio mundial sino de todos los bienes pertenecientes a las diversas culturas, pues- to que es su autenticidad, la transmisora de los valores éticos, estéticos y en definitiva culturales, que identifican y que dan un ejem- plo a la sociedad.

Considero pues, de trascendental impor- tancia, que los Estados dentro de sus instan-

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Hernan Crespo

cias pertinentes constituyan comisiones en- cargadas de vigilar por la autenticidad de sus bienes culturales.

ALGUNAS DESVIACIONES A LAS

CONSERVACiÓN DE LOS BIENES QUE ESTÁ SUJETA LA

CULTURALES EN NUESTRA REGIÓN

Dadas las circunstancias políticas de nuestra región, no siempre el espíritu que ha primado en la suscripción de la Convención del Patri- monio Mundial prevalece como una constan- te durante las transiciones políticas, tanto en el plano nacional como municipal. Intereses de cariz partidista, personal, o simplemente el desconocimiento de las leyes nacionales o de los instrumentos internacionales que ha suscrito el país, han resultado en detrimento de la conservación de los bienes inscritos dentro de la Lista del Patrimonio Mundial. A esto debe añadirse el afán <<progresista>> de algunos funcionarios, especialmente de algu- nos alcaldes cuyas ciudades han sido decla- radas como patrimonio, para <<mejorar)) el acervo urbano, atentando incluso contra la tra- za y los elementos arquitectónicos, cuya ori- ginalidad dio sustento a la inscripción del bien como patrimonio universal. Muchas veces, ante el reclamo de las autoridades naciona- les o la llamada de atención de los organis- mos internacionales, surgen argumentos como los de la autonomía municipal, que per- mitiría el ejercicio autárquico en la interven- ción de los bienes culturales. Otras veces son los propios institutos nacionales de cultura, los que guiados por un criterio parcial y anto- jadizo, sustentan actitudes e inclusive ejecu- tan o autorizan acciones que van contra la esencia misma del bien.

El patrimonio cultural se ha vuelto razón de prestigio para muchos políticos, y su puesta en valor constituye una especie de

garantía para la acción que ejercen, espe- cialmente, dentro de las ciudades. Asimis- mo, como cada vez mas los bienes cultura- les están siendo considerados fundamento esencial para el desarrollo del turismo, sin pararse en mientes, los ((mejoran))'o enri- quecen con lo que simplemente producen su <<d esvi rt uam i en to)).

Indudablemente que el patrimonio cultu- ral debe ser no solo la posibilidad del robus- tecimiento de la identidad de los pueblos y de las personas, sino que debidamente <<utili- zado)) puede constituirse en una riqueza para sus tenedores y para sus <<propietarios)). El <<apropiamiento,) del patrimonio cultural en estos momentos de enajenamiento que es- pecialmente afecta a las nuevas generacio- nes es indispensable y constituye perse, una riqueza individual. Cuando el patrimonio es además fuente de inspiración para la creativi- dad, para el fomento de las industrias cultu- rales, de las artesanías, puede constituirse en un instrumento para el desarrollo humano y, justamente, debe garantizarse su sustentabi- lidad mediante acciones que perennicen la au- tenticidad y sus valores.

Es de anotar, sin embargo, que bienes que han sido declarados patrimonio mundial des- de hace prácticamente cinco lustros han su- frido todas las incidencias de los cambios, tan- to de las políticas culturales nacionales o mu- nicipales, como de las discontinuidades en los organismos obligados a ocuparse de su con- servación, y que mucho de su esencia va sien- do desvirtuada. Por ejemplo Quito, cuando sustentó su candidatura para Ser declarada patrimonio mundial, ostentaba como una de sus características fundamentales el color blanco en su centro histórico; resulta que hoy, a los 25 años de su declaratoria, es una ciu- dad policroma siguiendo modelos exógenos que desvirtúan completamente el espíritu so- brio, producto de la religiosidad que sustentó su vida por más de 400 años. Eso, para no

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La autenticidad hoy

aludir a los terribles problemas que han im- plicado los cambios e incluso sustituciones de los antiguos edificios, por estilos comple- tamente ajenos a la ciudad o simplemente por- que se tumbaron las antiguas casonas y se edificaron sus replicas, claro, hechas en ma- teriales contemporáneos o imitaciones bas- tardas, para simplemente satisfacer intereses de tipo comercial.

Asimismo, el turismo va produciendo un síndrome, puesto que de alguna manera se pretende <<mejorar)) el patrimonio, para estar a tono con las exigencias de un turismo de masas. Es así como va cambiando la función habitacional de los antiguos centros históri- cos para transformarse en estructuras neta- mente de servicios. Las casas antiguas que conservaron sus valores espaciales, construc- tivos y estéticos son modificadas o adultera- das para servir de hoteles que albergarán al turista. Una ((hotelitis)) descontrolada cambia la estructura barrial y social de aquel reducto que aún conservaban nuestras ciudades, en las que se cultivaban valores tradicionales como la solidaridad, la amistad, etc.

Algunas ciudades declaradas patrimonio mundial en nuestra región han sido vaciadas de sus contenidos sociales y humanos, trans- formándose en meros escenarios turísticos, cascarones que durante el día reciben a mul- titudes delirantes de mercaderes que se en- tremezclan con el turismo, y por la noche son escenarios lóbregos, sucios e inclusive espa- cios propicios para la droga, la violencia, la prostitución.

Por otra parte existen alcaldes <<progresis- tas)) que tratan de mejorar el legado recibido y más que realizar una meritoria obra de moder- nización de la infraestructura pretenden que partes esenciales de la ciudad que justamente ha sido motivo para su declaratoria como pa- trimonio mundial, sea ((enriquecida)) con estruc- turas ajenas o servicios que directamente aten- tan contra la autenticidad del bien.

LA NECESIDAD DE VIGILAR ESTRECHAMENTE LOS PROCESOS

URBANA AS1 COMO LA PUESTA EN VALOR DE LOS MONUMENTOS

DE RENOVACI~N Y REHABILITACI~N

ARQUEOL~GICOS

Ante las circunstancias político-sociales que se vive en la región, ante el empobrecimiento generalizado, es necesario renovar las políti- cas culturales que tienen que ver con la pre- servación del patrimonio y su utilización so- cial. Las políticas del desarrollo humano sos- tenible, aparte de cuidar los bienes de la na- turaleza y garantizar su explotación orgánica y su supervivencia, tienen que ocuparse ne- cesariamente de la conservación del patrimo- nio y de la sustentabilidad de los bienes cul- turales. Indudablemente que el turismo cons- tituye una de las fuentes mediante las cuales podemos mejorar la condición de vida de los habitantes, pero este turismo se vuelve cada vez mas selectivo y exigente, y cuando llega a nuestra región viene en búsqueda de la au- tenticidad de sus valores, que los encuentra sobre todo en la inmensa diversidad cultural que nos caracteriza, y en el patrimonio here- dado, hito de una cosmovisión ancestral nu- trida por valores trascendentales, producto del mestizaje y de la permanencia de grupos in- dígenas que enriquecen nuestra cosmovisión.

Los monumentos arqueológicos disemina- dos en nuestra extensa y variada geografía son una riqueza esencial para nuestra identi- dad. En muchos casos, su vigencia es plena, dada la permanencia en el tiempo de nues- tras antiguas culturas ancestrales. Los monu- mentos arqueológicos requieren un especial tratamiento, un respeto esencial a los valores de su autenticidad. Desgraciadamente no siempre sucede así. En muchas ocasiones se cometen arbitrariedades. En ellos, mas que en ningún otro bien, hay que aplicar el Art. 9Q. de la Carta de Venecia, que reza:

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Hernan Crespo

«La restauración es una operación que debe conservar un carácter excepcional. Ella tiene como fin el preservar y revelar los valo- res esteticos e históricos del monumento, y se basa en el respeto de la sustancia antigua de los Documentos auténticos. Pero ella ter- mina donde comienzan las h@Ótesis. De alli en adelante cualquier trabajo complementa- rio reconocido como indispensable, respeta- rá la composición arquitectónica y llevará la marca de nuestra epoca».

Así mismo es indispensable conservar el carácter de nuestras ciudades históricas. Esto no quiere decir que deben quedar congela- das en el tiempo. La ciudad es, de hecho, un fenómeno vital, su <<con tem poran izació n )> ti e- ne que hacerse respetando los valores de su autenticidad. Algunas intervenciones en nues- tro continente lamentablemente se han redu- cido a la conservación de fachadas, sin en- trar en lo medular de la conservación, que im- plica vivificar el espacio interno sin desnaturalizarlo, para así producir condicio- nes aceptables de uso y habitabilidad.

Algunas sugerencias para la conservación de la autenticidad de los bienes culturales.

1. ((Concientización)) de las autoridades a cuyo cargo se encuentra el patrimonio cultural. Actualización de los conocimien- tos y de las normas que rigen la preserva- ción de la autenticidad de los bienes cul- turales.

2. ((ConcientizaciÓn)> de los políticos y de aquellas personas que toman decisiones,

3.

especialmente de las autoridades munici- pales que tienen a cargo los centros his- tóricos de las ciudades.

Creación de una entidad nacional de pre- servación de la autenticidad de los bie- nes culturales, comisión pluridisciplina- ria conformada por especialistas de re- conocida trayectoria y especialmente destacados por el cultivo de los valores éticos.

Le ha tocado a nuestra generación el in- gente trabajo de investigar, catalogar, preser- var y poner en valor una inmensa cantidad de bienes culturales que tienen que ser transmi- tidos a las nuevas generaciones. Los avan- ces insospechados de las ciencias y tecnolo- gías a partir de los años cincuenta, el creci- miento urbano desmedido, el aumento de la población y su empobrecimiento, son condi- ciones que implican un tratamiento especiali- zado y ético de los bienes culturales que son el patrimonio del futuro. Si creemos en un desarrollo humano sus-

tentable tenemos que acudir necesariamente a los valores espirituales que caracterizan nuestras sociedades y a los testimonios ma- teriales de la cosmovisión que nos ha nutri- do. Su conocimiento y su preservación ade- cuada garantizaran la inserción de nuestra re- gión, de una manera humana y positiva dentro del irreversible proceso de globalización. Te- nemos condiciones para protagonizar una hu- manización, que impida una homogenización' en la que el hombre disminuiría su condición humana y trascendente.

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El concepto de autenticidad, visión histórica y aplicación al caso mexicano

SALVADOR D íAZ- BE R R 10

n el texto sobre <<Veinticinco años de apli- E cación de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO)), al referirme a quie- nes participaron en la formulación de la Carta de Venecia, dije que ((frecuentemente los es- pecialistas caemos en el error de asumir o dar por sabido que diversos términos usuales en la especialidad son comprensibles para todos, cuando no es así)). Creo que no fue necesario explicar entonces diversos términos, porque su uso no ofrecía dudas. Me refiero a las siete palabras con las que finaliza el primer párrafo de la Introducción de la Carta de Venecia, y que han servido para la discusión sobre la au- tenticidad, desarrollada en los años noventa. Se dice que se deben transmitir las obras mo- numentales de los pueblos.. . ((con toda la ri- queza de su autenticidad)).

Había un entendimiento común, o un con- senso entre los redactores del texto, sobre el uso de términos ya asimilados y aceptados sin mayores dudas. Era fácil entonces y no es difícil ahora, advertir el peso o la influencia de los planteamientos de Cesare Brandi en la redacción del texto de Venecia. Aunque esto sucede en el conjunto de la Carta, es intere- sante señalar por una parte su planteamiento sobre las dos polaridades o instancias, la his- tórica y la artística, que aparecen en el Artícu- lo 9" y especialmente en el 3", relativo al Ub- jetivode la conservación y la restauración, que es ((salvaguardar tanto la obra artística como el testimonio histórico),.

Por otra parte y relacionado mas directa- mente con nuestro tema, en el Artículo 12, que es parte del capítulo de la Restauración, al referirse una vez más al complemento o re- emplazo de partes faltantes, se dice que de- ben (<distinguirse de las originales con el fin de que la restauración no falsifique el docu- mento de arte y de historia)). Por una parte aparece el principio de no falsificar -como aparece mas adelante el de ((excluir todo tra- bajo de reconstrucción)) en el Artículo 15- y al mismo tiempo se refiere a no falsificar el documento de arte y de historia que se esta restaurando; no se trata de otros documen- tos, diferentes al objeto que se restaura.

Por lo tanto, se trata de no falsificar el obje- to (documento-monumento) para mantener su autenticidad, como se expresa en el Artículo 9", Único lugar de la Carta, después de la In- troducción, donde vuelve a aparecer la pala- bra <<auténtico)>, cuando se mencionan los do- cumentos auténticos, pero con el mismo sen- tido del Artículo 12, ya que se especifica que la restauración.. . (<se fundamenta en el respeto a la sustancia antigua y a los documentos au- ténticos...)). Es evidente que el respeto, como propósito o intención, se refiere al objeto-do- cumento que se esta restaurando.

El asunto de lo auténtico y la autenticidad deben pues verse en relación con su antíte- sis, lo falso y la falsificación, como lo apun- taron acertadamente Francoise Choay y Ta- mas Fejerdy en sus ponencias de Nara en

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1994, y como ya lo había expresado Brandi desde los años sesenta. Sin embargo se fue desarrollando como problema, por confun- dir lo auténtico con la presencia de una serie de valores que poseen los objetos, en lugar de entender que la calidad de auténtico o de falso se basa en un juicio y no es una pro- piedad inherente a los objetos, como lo se- ñala Brandi.

Conviene recordar el ejemplo clásico y tan acertado de Brandi, relativo a las monedas ...<<q ue tenían el mismo porcentaje de oro que las esterlinas auténticas, así como una identi- dad absoluta de acuñación, pero la Corte las declaró falsas por no haber sido producidas por la Casa Real de Moneda Inglesa ... aun- que no hubiera fraude en el peso del oro),. A continuación Brandi detalla las diferencias entre copia, imitación y falsificación, según la intencionalidad con la que se producen los objetos, señalando que es la voluntad espe- cífica de engañar la que caracteriza a la falsi- ficación y define la falsedad como <<un juicio mediante el cual se hace referencia a los de- terminantes esenciales que el sujeto debería poseer pero no posee, y sin embargo, se pre- tendería que los poseyera)). Por ello es Útil y válido referirse al engaño y la mentira, como términos comprensibles y aplicables en cual- quier lugar, época y cultura. Con base en lo anterior, los actuales tem-

plos shinto japoneses, construidos en made- ra, como copias o similares a los anteriores ... cuya destrucción periódica es necesaria para su funcionamiento y se exige como acto de purificación, no solo del lugar sobre el que se edifican, sino de la materia corruptible de su estructura,, son auténticos, como acerta- damente señala Choay, porque se sabe que son copias y no se trata de engañar a nadie sobre su epoca de construcción.

Conviene recordar que con la Carta de Venecia tuvo su origen el ICOMOS y vemos que con el paso del tiempo, el ICOMOS ge- nera en 1987, en Washington, la <<Carta Inter-

nacional para la Conservación de las Ciuda- des Históricas),, que resulta ser un interesan- te antecedente del texto de Nara, aunque ha- bitualmente no se asocia este texto con el tema de la autenticidad. Sin embargo, vemos que en el segundo inciso del capítulo <(Princi- pios y Objetivos)), además del (carácter his- tórico de la ciudad)) se indican cinco <<valores a conservar)), y se dice después que <<todo ataque a estos valores comprometería la au- tenticidad de la ciudad histórica),. Sin entrar ahora en mayores detalles del

texto de Washington, vemos que el de Nara se compone de trece artículos; los cuatro pri- meros bajo el subtítulo de Preámbulo, otros cuatro bajo el de Diversidad cultural y diversi- dad del patrimonio y los cinco Últimos agru- pados bajo el encabezado de Valor y autenti- cidad. En el cuarto artículo del Preámbulo la consideración de la autenticidad), aparece, en relación con la globalización y la homoge- neización, como contribución para clarificar e iluminar la memoria colectiva de la humani- dad)) (respecter et mettre en lumiere toutes les faceftes de la memoire.. . en la versión fran- cesa). Aquí desde un principio conviene su- brayar que se establece un texto en los dos idiomas de trabajo de la UNESCO, francés e inglés y en este caso no es muy afortunada la versión -o traducción- al francés, ya que el inglés parece haber sido el idioma de trabajo en Nara, mientras que en Venecia fue princi- palmente el francés.

En cuatro de los cinco Últimos artículos, la autenticidad aparece siempre no solo asocia- da sino derivada de 4as fuentes de informa- ción)) y de la credibilidad de las fuentes de información)). Es notable que estas fuentes no solo aparecen en estos cinco artículos sino que se mencionan tres veces en el último artí- culo. El resultado final es de siete (fuentes de información) a cuatro (autenticidaa) , Parece lógico pensar que hubiera sido más adecua- do situar a estas fuentes de documentación en el subtítulo o en el título del texto.. . o de la

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El concepto de autenticidad, visión histórica y aplicación al caso mexicano

Conferencia ... pero el objetivo era el de diri- girse hacia la autenticidad.

Con esta idea, adquiere especial importan- cia el punto noveno, cuando dice que ((la con- servación del patrimonio.. . encuentra su jus- tificación en los valores que se atribuyen a este patrimonio. La percepción más exacta posi- ble de estos valores depende en parte, de las fuentes de información. El conocimiento y la comprensión de estas fuentes son un requi- sito básico para fijar (forassessing) todos los aspectos de la autenticidad)). Aquí propongo una traducción del texto inglés, ya que se en- cuentran notables diferencias entre éste, que parece mas confiable, y su versión francesa.

En consecuencia, para la practica de la conservación y la restauración, según se ex- presa en el texto de Nara, la autenticidad va a depender de las fuentes de información y de la credibilidad de esas fuentes (que son las que transmiten -en parte- los valores del patrimonio) ... y no de la intencionalidad de las acciones de restauración.. . El resultado de lo anterior nos lleva -para llegar pronto al meollo del asunto- directamente a la recons- trucción, que ahora será una reconstrucción avalada o aceptada internacionalmente, y por consiguiente más científica y más legal, que la del siglo XIX, amparados en estas ((fuentes de i n fo r maci Ón)).

La comprobación de esta afirmación se en- cuentra en los mismos textos del Comité del Patrimonio Mundial, particularmente en las ((Orientaciones para la aplicación de la Con- vención”, ya que en su versión de 1995, que mantiene hasta la fecha la misma redacción, leemos lo siguiente en el punto relativo al re- querimiento de cumplir con el criterio de au- tenticidad, al final del inciso 24.b)(i); ((,.,el Co- mité ha subrayado que la reconstrucción no es aceptable mas que cuando se apoya en una documentación completa y detallada del ori- ginal y no es conjetural en ningún momento)). . . y vemos reaparecer así a la documentación, como apoyo para la reconstrucción.

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En México, como en muchos otros países hemos vivido una continua tensión, y frecuen- tes pugnas, entre los constantes defensores del respeto al patrimonio existente, críticos del engaño y de la falsificación, frente a los acti- vos partidarios de la reconstrucción real, en- cubierta bajo el nombre de restauración y queriendo justificarse, en ocasiones como di- dáctica o explicativa (como en el caso extre- m o del Quetzalpapalotl de Teotihuacan, entre otros ejemplos). Otras veces como más atrac- tiva para el turismo, o bien por basarse en documentos confiables (con gran número de ejemplos de ambos casos); también por ser, en realidad, mas interesante -políticamen- te-; mas visible y mas ((inaugurable)), y por significar mas obra, mas gasto y mas ganan- cias.

En el ámbito de los bienes inmuebles de epoca prehispanica hay muy buenos ejem- plos de intervenciones prudentes y respetuo- sas, en etapas iniciales de la actividad de res- tauración y entre ellos destaca el caso del Templo de Quetzalcoatl en la Ciudadela de Teotihuacan, donde se consolidan los elemen- tos escultóricos encontrados y la escalera, en una intervención iniciada en 191 7, a cargo de un Ingeniero, no de un arqueólogo ni de un arquitecto, ni de un historiador.

Como muestra de esta intencionalidad de mantener la autenticidad en los primeros años del siglo XX, son muy interesantes las pala- bras de Justo Sierra al inaugurar el XVII Con- greso de Americanistas en 191 O, cuando se refiere a las zonas arqueológicas diciendo; ((hacia ellas nos dirigimos con el plan precon- cebido de no hacer monumentos nuevos con los viejos, de no hacer imposibles restaura- ciones que suelen ser el azote de la arqueo- logía, sino de revelarnos a nosotros mismos la importancia histórica y artística de aquellos edificios.. .)). Sin embargo después de obser- var que ((estas primeras restauraciones se Ile- varon a cabo con criterios básicamente co- rrectos ... los trabajos realizados en los Úiti-

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Salvador Díaz-Berrio

mos decenios muestran un franco retroceso)), señala Augusto Molina.

La mayor capacidad económica a partir de los años cuarenta así como la importancia cre- ciente del turismo desde los años cincuenta, asociadas al propósito de fortalecer la identi- dad nacional y la educación popular, son los .principales motivos que llevan a realizar im- portantes trabajos, casi siempre de recons- trucción, sobre todo en las zonas arqueológi- cas y después en los principales monumen- tos históricos. Como uno de los numerosos testimonios de los excesos en esos tiempos, leemos en el informe de Jorge Acosta sobre la VI1 temporada en Tula, del año 1948; 40s datos que sirvieron de patrón para la recons- trucción de la escalera del edificio 6, fueron los proporcionados por las exploraciones he- chas en la fachada del edificio C. No tuvimos mas remedio que efectuarla en esa forma en vista de que carecíamos por completo de ele- mentos, ya que no existía más que la huella del primer escalón...>>; y nuestro tema es el de la autenticidad.

Ante estas declaraciones, cabe destacar que de los t r a 6 ~ o ~ z a d o s en edificios pre- hispánicos es normal contar con informes bas- tante precisos de los hechos, cosa que rara vez sucede con obras en los monumentos his- tóricos. Sin embargo, estos informes son solo accesibles para investigadores, en archivos de oficinas de institutos o ministerios. Los he- chos no son conocidos por los visitantes de los sitios arqueológicos, que creen ver mo- numentos auténtico.

Es a partir de los años sesenta, con el de- sarrollo de los museos de sitio, cuando los vi- sitantes no solo reciben mejor información de la situación de los inmuebles, antes y después de las restauraciones, sino que se llega en di- versas ocasiones. a la correcta decisión de ((re- construir)), pero en maquetas, planos, dibujos, diaporamas, audiovisuales.. . (imágenes virtua- les, diríamos ahora) sin alterar o falsificar los originales de los edificios o de las ruinas.

A partir de los años setenta, sin abando- nar las ya casi tradicionales reconstrucciones en zonas arqueológicas, adquieren mayor im- portancia diversas intervenciones mas cuida- dosas, dominando la liberación y la consoli- dación de las estructuras, particularmente en sitios de la zona maya como Bonampak, Coba, Yaxchilan, Tulum y Chichén Itza; hay casos como Palenque, donde en la misma zona, se realizan simultáneamente trabajos respetuosos y adecuados, pero a corta dis- tancia otros, engañosos, de reconstrucción. Creo posible afirmar que esta doble tenden- cia, por épocas y regiones, dominando mas un sentido u otro, se mantiene hasta nuestros días. También como muestra de la situación de la epoca es interesante leer lo siguiente en las conclusiones del Seminario Regional Lati- noamericano, que se llevó cabo en el Centro de Churubusco en 1973; <<Los participantes expresan su condena por la proliferación de obras que -alejadas del espíritu de la Carta de Venecia- falsifican y anulan los valores del monumento, entendido como documen- to de historia y de arte. Rechazan las equivo- cadas reconstrucciones de Cholula y de Tiwa- naku.. .)).

No es muy aventurado plantear por lo tan- to, que seguimos en una situación muy pare- cida a la del siglo XIX al aparecer los libros y las obras de Viollet-le-Duc.

Aunque su definición de la restauración se extiende a lo largo de unas treinta paginas, habitualmente hacemos referencia a un con- junto de afirmaciones que han permanecido como distintivas o emblematicas de su posi- ción. Entre ellas, cabe destacar para el tema que ahora nos ocupa, la idea de que el cono- cimiento profundo de los estilos y de las for- mas de construir, o dicho con otras palabras, de los documentos y de la historia de la ar- quitectura, permite al restaurador ponerse en la misma situación que el constructor origi- nal, y entonces, completar, continuar, cambiar, modificar, corregir o suprimir elementos de

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El concepto de autenticidad, visión histórica y aplicación al caso mexicano

una obra que, por respeto y empatía, consi- dera como suya, sin entender que al hacer pasar por anterior -o antiguo- lo que haga- mos ahora, cometemos un engaiio, una fal- sedad ... y afectamos la autenticidad de los

objetos. Esto -ha sucedido y sigue sucedien- do en México y en.muchos otros lugares ... y vemos que se sigue confundiendo el ser co- nocedor de la historia del patrimonio con ser restaurador de ese patrimonio.

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El valor de la autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos

JUAN MANUEL SARMIENTO

a convivencia del ser humano en comu- L nidad a lo largo de su historia ha dejado vestigios de su concepción del mundo, de cómo ha afrontado el manejo del tiempo, del espacio, del territorio; de cómo ha adoptado y adaptado la naturaleza para su beneficio. Estos vestigios, esta herencia, van marcando el desarrollo de las generaciones siguientes, van determinando su comportamiento, que se ve transformado con las influencias de los nue- vos contactos, con el intercambio con otras culturas, con los cambios en el territorio, con la adaptación a nuevas circunstancias, a nue- vas condicimes.

En este proceso, la percepción que una comunidad pueda tener de su herencia pue- de sufrir modificaciones; puede verse también influenciada por esos aportes que vienen de fuera o que se generan al interior del grupo social. Esto hace que una cultura sea viva, en proceso de desarrollo, de creación, de gesta- ción, lo cual produce la diversidad cultural, y por lo tanto su herencia, su legado, es tam- bién diverso, como dice el arquitecto Jukka Jokilehto en sus escritos.

Las diferentes visiones del mundo real e imaginario, originadas por las variables y las determinantes que definen una cultura, pro- ducen la diversidad cultural. Las manifesta- ciones que permanecen en el tiempo y en el espacio, como vestigio de su existencia, son variadas, son diversas, y se identifican de las demás, se hacen propias y únicas. Esas va-

riables y determinantes son circunstanciales y pertenecen a un momento histórico. Es de- cir, responden a unos hechos que confluyen y se unen para producir innovando. Pero per- manece el espíritu que lo originó, o, por lo menos, es deber de la sociedad hacer que se rescate el espíritu gestor que es el que va a definir, en Última instancia, la legitimidad, la autenticidad.

Es por ello que el patrimonio cultural, la herencia, no puede ser solo el objeto o la idea, el monumento, la obra de arte, o el mueble, ni tan solo siquiera la fiesta, o la palabra, o el traje o el plato; es también la circunstancia cultural que está envuelta en él y que lo expli- ca como objeto cultural. De modo que, cuan- do se asume el estudio de una cultura, se debe tener en cuenta, primordialmente, el contexto en el cual se produjo. Los juicios de valor no se pueden hacer bajo criterios fijos, dice el Documento de Nara sobre autentici- dad, lo cual significa que se debe valorar la dimensión social y cultural que define el pa- trimonio en su contexto.

En el siglo XIX se inició en Francia un mo- vimiento promovido desde el gobierno por es- pecialistas de la academia, que se interesa- ron por los monumentos y los conjuntos his- tóricos y artísticos, calificándolos desde su importancia como elementos Únicos, desta- cables, irrepetibles. Se desarrolló, en conse- cuencia, todo un proceso de conceptualiza- ción, de técnicas y de tratamientos aplicables

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El valor de la autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos

a un edificio o a un objeto, una vez que se decidía conservarlo para un uso específico. La decisión de su conservación giraba siem- pre sobre el carácter <<monumental)) del bien, lo cual implicaba resaltar su valor histórico y su valor estético, como valores de represen- tatividad. Solo a finales del siglo XX se comen- zó a rescatar el valor social de estos bienes.; se comenzó a dar importancia a los verdade- ros protagonistas de la cultura, a la comuni- dad, que es al fin y al cabo la dueña real del patrimonio.

Llevó mucho tiempo entender que el patri- monio, la herencia, es el entorno creado y construido; ese entorno en el cual se desa- rrolla y se ha desarrollado la vida social y que en el fondo tiene tanta o más importancia para la historia de una comunidad, para la vida de una comunidad, que el gran objeto que, al ser aislado de toda esa vida comunitaria, pier- de realmente su sentido histórico aunque mantenga su valor estético. Marina Waisman, la gran historiadora argentina, decía en el Se- minario sobre Valoración de la Arquitectura Contextual no Monumental, realizado en Bo- gotá en 1991, que ((...aparte de este desarro- llo histórico, ideológico, del concepto de pa- trimonio, también habría que agregar un punto de vista nuestro, de nuestra América, según el cual este desarrollo de las comunidades, esta vida de nuestro entorno construido tiene un papel enorme, más importante que el de algunos monumentos aislados que muchos de nuestros países poseen en medida bas- tante escasa, en tanto tienen evidentemente toda una tradición de tramas urbanas, de teji- dos urbanos que constituyen el testimonio de un modo de vida)).

Los tonos oscuros o pasteles, o los encen- didos colores de puertas y ventanas han sido en algunos casos desvirtuados absurdamen- te por decreto municipal, desarticulando un conjunto urbano representativo de una zona geográfica y transportando al visitante a un escenario diferente. Inconsciente y paulatina-

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mente hemos visto desaparecer, frente al mo- dernismo, una arquitectura que por siglos ha contado la modesta y sencilla historia de nues- tros pueblos, debido a la insistencia en ador- narla, manipularla o arrasarla por considerar que su modestia desdibuja lo que actualmente creemos o queremos ser.

Algunas posiciones académicas y técnicas insisten en la momificación de formas del pa- sado para consumo turístico, o como un pro- grama de resurrecciones formales que insti- tucionalizan <<estilos nacionales)), al decir de Marta Arjona, ex-Ministra de Cultura de Cuba (Patrimonio Cultural e Identidad, 1986). Si creemos en una cultura en evolución perma- nente, en plena comunicación a través de cientos de canales, creemos también en la afirmación de la identidad cultural, como una asimilación espontánea de lo que fuimos y todavía somos, como una revitalización co- herente de nuestras precedencias, que co- existen, sin supeditaciones de compromiso, con las nuevas formas de vida, cuando éstas son generadas por una auténtica y profunda asimilación de lo moderno.

Producto de ese proceso académico y téc- nico que se inició en el siglo XIX, surge la vi- sión científica del patrimonio. El concepto de (<estilo)) domina la visión del patrimonio, y en- tonces, la acción sobre el bien se centra en la búsqueda de su originalidad desde el cono- cimiento técnico de su estilo. Lo importante es tener un conocimiento sobre el estilo del bien a partir de su estudio arqueológico, para establecer un lenguaje cronológico y geográ- fico. La intervención se puede dar, entonces, en la reconstrucción de partes del bien con base en analogías tipológicas para lograr su unidad. Esta valoración estilística desde la his- toria y desde la estética, que lo hace Único e irrepetible, es lo que da al bien su carácter de monumental, termino aplicado normalmente a las obras arquitectónicas y urbanísticas, y el carácter de obra de arte, aplicado a la pro- ducción ((objetab. En conclusión, la idea ges-

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Juan Manuel Sarmiento

tada en el siglo XIX determina que la produc- ción de una sociedad o de una comunidad que adquiere valor patrimonial es aquélla que tiene ese valor monumental o ese valor artís- tico, inherente al valor histórico.

El desarrollo de esta idea en el siglo XX produce al experto científico, investigador, res- taurador, que pone la ciencia, la historia, la química, la física, la biología, la técnica, al ser- vicio del patrimonio, para su estudio y cono- cimiento. Se deja a un lado el valor cultural y social, a pesar de que en el siglo XIX algunas voces hablaban del ((espíritu del bien>>, de autenticidad y de falsificación; la Carta de Ve- necia, de 1964, dice que la noción de monu- mento <<...se refiere no solo a las grandes crea- ciones, sino igualmente a las obras modes- tas qüe han adquirido con el tiempo un significado cultural>7. El patrimonio cultural se vuelve cosa de

expertos, de aulas, de laboratorios, de aca- demia y de ciencia. Son ellos quienes resuel- ven qué sí y qué no, y en ello se fundamentan las legislaciones y las normas que se expi- den, y las consecuentes declaratorias. Nun- ca se consulta el sentir, el pensai; la opinión de las comunidades que poseen el bien, en dónde se gestó, y en dónde esta el origen de su valor cultural y social. Las normas se im- ponen, y desde el centralismo del gobierno, como es el caso de nuestros países latinoa- mericanos, los gabinetes de expertos dicta- minan que se debe hacer y cómo se debe hacer. Pero nadie se acerca a la comunidad para preguntar, para indagar. Como se trata de comunidades vivas, de culturas vivas, en proceso de evolución, y de permanente rein- terpretación desde su origen, se suceden los aportes, los cambios, lavisión de uso del bien, desde lo social, lo religioso, lo representati- vo, lo simbólico, actitudes que son mal vistas por los expertos.

Esta lucha del experto con una comunidad que se siente extraña ante la visión que aquél tiene de su patrimonio, ante el desconocimien-

to que muchas veces existe sobre su historia y sus valores estéticos, pero que nadie les enseña, termina por acercar a las dos partes. Hacia los años 80 y 90 del siglo XX algunos comienzan a tomar conciencia de la impor- tancia del valor social y cultural del patrimo- nio y se consolida su visón antropológica.

La comunidad tiene una visión de esos bie- nes, tiene una conciencia de su valor desde sus imaginarios colectivos, desde su tradición oral, desde su cultura, que no siempre coin- cide con la visión del experto. La comunidad tiene claro que existen unos bienes que les son reconocidos interiormente por su valor social y por su valor cultural, por la importan- cia que adquieren como elementos represen- tativos de su cultura, por el valor de uso. Pero igualmente desconoce el valor de otros bie- nes que posee, a los cuales les da la impor- tancia del uso que tienen, pero en los cuales no encuentran valores ni históricos ni estéti- cos, más bien, se convierten en estorbos y en impedimentos para su desarrollo. Es el caso concreto, algunas veces, de la arquitectura tra- dicional. Tiene un valor de uso, su visión es absolutamente pragmática, pero se ve con- frontada ante las ofertas del mundo contem- poráneo de comodidad, de modernidad, de categoría, y fácilmente se tiende a reempla- zarla parcial o totalmente. Esto conlleva la pérdida de la tradición constructiva, de los materiales y de las técnicas, y el olvido. Solo mediante procesos comunitarios de valora- ción, de toma de conciencia, de educación, se podrán rescatar esos valores sociales y se los compaginará con los valores históricos y estéticos.

Los bienes muebles con valor social o re- ligioso, como una imagen o una pieza ar- queológica, no tienen un valor económico, no pueden tenerlo. Para asegurarlos, se pue- de valorar su parte física, sus materiales, la maestría de su elaboración, la técnica, pero su espíritu no tiene valor comercial puesto que son irremplazables. Los bienes que es-

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tan en el mercado, que se pueden comer- ciar, como el mobiliario o un inmueble, po- seen un valor agregado a su valor comercial que es su valor patrimonial, su valor cultural, y debería haber consideraciones especiales para ellos.

Pero no siempre los bienes valiosos están en manos de una comunidad. Algunos están en museos, en galerías, en colecciones he- chas por expertos, o son producto de la aca- demia, de la ciencia y de la técnica. Han sido sacados de su contexto cultural. El contexto se destruye o desaparece, sea porque se de- muele, en el caso de la arquitectura y del ur- banismo, o porque el bien se sustrae de él. Su situación, por tanto, es diferente. Son ob- jeto de valoración a partir de su historia y de su estética y adquieren mas un valor de cam- bio que un valor de uso; se comercializan y llegan a alcanzar altos precios en el mercado.

Estos dos tipos de bienes patrimoniales se podrían calificar como popular uno, y acadé- mico el otro. En la valoración del patrimonio popular se debe tener en cuenta su significa- ción social y cultural. Generalmente se consi- deran sus valores documentales, históricos, estéticos, tecnológicos, que son valores que hacen referencia al bien como objeto indivi- dual; pero lo más sobresaliente en ellos es su connotación social que puede develar el inte- rés comunitario y la significación emocional.

Los intereses comunitarios están relacio- nados con la visión que la comunidad tiene de su patrimonio y, concretamente, en el bien que se desea valorar. Para la comunidad el bien puede ser importante por su valor de uso, por el servicio práctico que presta o que re- presenta, como puede ser un vehículo, o una herramienta. Este es el interés funcional.

Puede ser importante por el valor de sus materiales, porque tiene joyas o elementos preciosos o costosos, como los vasos sagra- dos u objetos de culto en un templo, por ejem- plo una custodia, un palio, un ornamento; este es el interés económico.

El bien puede representar recuerdos de algún acontecimiento cívico importante para la vida del pueblo; puede ser un símbolo de independencia, por ejemplo, o de un momen- to de prosperidad, o de un hecho luctuoso o de fatal recordación, o de júbilo y alegría co- lectivos; éste es el interés social.

Por Último, el bien puede tener valor de culto vivo, de devoción religiosa, un sitio de peregrinación, una imagen que centra el sen- timiento de un pueblo, como puede ser el Santuario de Fátima en Portugal, o la Virgen de Guadalupe en México, o la Virgen de Chi- quinquirá en Colombia; éste es el interés reli- gioso.

De otro lado, la significación emocional hace referencia a los sentimientos, a la expre- sión emotiva, a los afectos, a la parte sicoló- gica, al conocimiento de la persona o de la comunidad con respecto al bien. Esta signifi- cación emocional se expresa en el sentimien- to de pertenencia, en el sentimiento de identi- dad y en el sentimiento de continuidad.

Sentimiento de pertenencia: es el derecho que uno tiene a la propiedad de un bien, a sentirlo como suyo, porque lo ligan a él lazos de afecto y en él se siente represen- tado.

Sentimiento de identidad: es la compene- tración que siente la comunidad o el indivi- duo hacia un bien o conjunto de bienes.

Sentimiento de continuidad: consiste en el bien o conjunto de bienes que han per- manecido en la memoria comunitaria, cuando sus valores están vigentes y pre- sentes y se han extendido en el tiempo sin interrupciones. Puede suceder que, de- bido a un acontecimiento determinante, el bien se haya borrado de la memoria co- lectiva y por lo tanto se haya perdido su valor.

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Por último, quiero presentar algunos ejem- plos de cómo la comunidad legitima su pa- trimonio cultural sin que su valoración nece- sariamente coincida con la visión de los ex- pertos.

PARQUE DE ZIPAQUIRÁ

Zipaquira es una población de fundación es- pañola situada a una hora de Bogotá. Como en la generalidad de los casos del urbanismo español en América Latina, la población gira en torno a una plaza central la cual era el es- cenario principal de la vida ciudadana y co- munitaria, en donde se hacía el mercado y demás actividades comunes. A su lado esta- ba la iglesia, el cabildo y los edificios mas im- portantes. Luego de la independencia nues- tra sociedad se vio influenciada por el espíritu francés, principal inspirador de las ideas liber- tarias, que se evidenció, entre otras manifes- taciones, en las costumbres, en la arquitectu- ra y en el urbanismo. Allí nació la arquitectura ecléctica de finales del siglo XIX que en nues- tro país se ha conocido como Arquitectura Re- publicana. En este contexto, la antigua plaza del mercado se convirtió en parque-jardín a la moda versallesca, y el parque de Zipaquira fue uno de ellos.

En Colombia, en su mayoría tomaron el nombre de Parque de Bolívar. Después de casi cien años de vida, la Alcaldía Municipal deci- dió demoler el parque para hacer una gran plaza cívica de piso duro incluyendo sus ca- lles laterales, con la excusa de que la pobla- ción necesitaba un espacio público para ma- nifestaciones y actividades similares. Esta decisión, que no fue consultada con la comu- nidad, tuvo una gran reacción; se organiza- ron, crearon un ente, investigaron su historia, su proceso de transformación, argumentaron de mil maneras la importancia y el reconoci- miento que el parque había tenido para los zipaquireños, así como su importancia ecoló-

gica; acudieron a las autoridades nacionales, captaron el interés de expertos foraneos y, en fin, lograron todo un movimiento ciuda- dano en torno al parque. Sin embargo, las leyes pudieron más que el sentir ciudadano, y el parque fue demolido en la madrugada del pasado 11 de septiembre, rodeado por el ejército y presionado por los intereses, in- clusive económicos, de la administración mu- nicipal. En este momento el movimiento ciu- dadano esta en la etapa de demandas, denuncias y demás.

CUADRO DE LA DOLOROSA

El Templo de Santa Clara esta ubicado en el centro de Bogotá y formó parte del conjunto conventual de la Orden de las Clarisas, de fun- dación española. Con la desamortización de bienes de manos muertas, el templo pasó a ser propiedad del Estado y, hacia 1960, se terminó el culto y se lo destinó a museo para albergar una colección de arte colonial, en esculturas, pinturas sobre tela, retablos, arte- sonados, pintura mural, de altísimo valor ar- tístico, representativo de diferentes épocas. <<Porque si algo caracteriza este conjunto de obras es la yuxtaposición de estilos, de for- mas y de técnicas, que en Última instancia obedece a las transformaciones ideológicas de las épocas de las cuales fue testigo)), dice la restauradora Beatriz Restrepo en un artícu- lo publicado en la Revista Restauración Hoy Dentro de esta colección esta el Cuadro de la Dolorosa, una pintura sobre tela del taller de los Figueroa, una familia de artistas granadi- nos. Hacia 1980, se inició la restauración de todo el conjunto, y el Centro Nacional de Res- tauración asumió esta tarea.

La versión actual del cuadro muestra una obra austera, adusta, muy sobria, de tonos oscuros; representa la Virgen Dolorosa sos- teniendo el cuerpo de Jesús y a su lado Ma- ría Magdalena y San Juan, recatados en su

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El valor de la autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos

vestir y en su actitud, devotos y ajenos a las riquezas de este mun- do. Cuando la pintura fue sometida a dife- rentes exámenes de laboratorio, en espe- cial a los rayos X, se descubrió que la obra era un gran ‘repinte’ y que ocultaba una fase anterior de la obra ori- ginal. Los exámenes permitieron detectar que la obra original re- presentaba a la Pie- dad tradicional, de manto blanco, con unos donantes a sus pies; a la derecha Doña María Arias de Ugarte, ataviada con un exuberante vestido escotado, que dejaba adivinar la redondez de sus hombros. Su

Cuadro de <<La Dolorosa), segmentado.

abundante cabellera, adornada con lazos de colores y perlas, cubría parte de su piel; y en los dedos de sus manos, llevaba finas joyas. La figura masculina de la izquierda represen- taba a Don Juan de Capiayn, esposo de Doña María y benefactores, ambos del convento, vestido a la usanza de la epoca, con capa ne- gra, camisa de cuello blanco y mangas an- chas rematadas con delicados encajes (Res- trepo, 16).

Debido a que este conjunto monumental estaba fuera del culto, la intervención se pla- neó desde el valor artístico e histórico de las obras, ya no como obras de valor religioso, de culto vivo, o de valor social. Por lo tanto fueron los expertos y los científicos quienes tomaron las decisiones. Se inició el proceso de limpieza de la obra, el que dejó al descu- bierto parte de una época (la original) y parte

de la otra (‘el repinte’). Al dejar la obra en di- cho proceso, aducien- do fines didácticos, se logró, de alguna for- ma, hacer evidente el etéreo problema de la autenticidad, no solo para los restaurado- res, sino para el públi- co en general, porque el cuadro se exhibió con esa yuxtaposición de identidades duran- te varios años. De esta forma se hacía partíci- pe al espectador del proceso de construc- ción de la obra en el tiempo; se le permitía apreciar, en esos per- sonajes que se super- ponían, diferentes es- tilos, diferentes mo- mentos, diferentes concepciones del

arte, de la estética, de la devoción y entrever, por ese pequeño orificio, la magnífica historia del proceso de gestación del conjunto de la Iglesia de Santa Clara. Finalmente, cerca de ocho años después, se tomó la decisión, por problemas puramente físicos y químicos, de eliminar definitivamente el ‘repinte’, es decir la representación de la Dolorosa con María Magdalena y San Juan.

TEMPLO DE TURMEQUÉ

Turmequé es un pueblo de fundación espa- ñola, sobre un asentamiento indígena preexis- tente en el cual dominaba el Cacique Turme- qué. Como era la costumbre, se construyó ¡ni- cialmente una capilla pajiza, la cual fue susti- tuida posteriormente (entre 1570 y 1580) por

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Juan Manuel Sarmiento

un templo doctrinario, diseñado especialmen- te para evangelizar a los indígenas. Una de las estrategias que se usó fue la de pintar, en los muros del templo, imágenes bíblicas de modo que sirvieran para que los indígenas (que no sabían leer) conocieran los diferen- tes pasajes y acontecimientos narrados en el libro sagrado. Con el pasar del tiempo se con- solidó el proceso de evangelización, se logró la independencia, llegó la influencia cultural centro europea y, en general las condiciones cambiaron. Los murales perdieron sentido para la comunidad y, en un deseo de moder- nización, (a principios del siglo XX) y ante la imposibilidad económica de sustituirlo total- mente, se decidió darle al templo una ima- gen más actual con los tiempos que corrían; por ello se le sobrepuso una piel neo-gótica, modelo que se había convertido para enton- ces en el paradigma de la arquitectura reli- giosa en América Latina. Se cubrieron los mu- rales con una capa de revoque, se cancela-

Detalle de <<Expulsión de Adán y Eva del Paraíso,) en el templo de Turmeque.

ron los vanos coloniales, se abrieron ojivas para nichos, puertas y ventanas, se elevó la altura del inmueble, se transformó el presbi- terio con un nuevo retablo neo-gótico en már- mol, y, finalmente, se transformó la fachada dándole su imagen actual con torre central de aguja, un sencillo rosetón, pináculos, y al- gunos modestos adornos que evocan la com- pleja ornamentación gótica.

En 1986 se hizo en el pueblo un taller de recuperación de la memoria cultural, el cual involucró a buena parte de la población. Re- sultado de ello, el párroco y un grupo lidera- do por un arquitecto local decidieron eliminar el revoque para dejar la piedra de los muros interiores a la vista, pretendiendo con ello res- catar para el templo su imagen colonial. Su sorpresa fue cuando comenzaron a encon- trar trazos de las pinturas murales que habían sido picadas para que sirvieran de amarre al cemento nuevo. Nadie tenía noticia de estas pinturas. Solo algunas personas ancianas co- menzaron a hacer memoria y a recordar con dificultad alguna mención oída en su lejana niñez sobre estas pinturas.

En 1988 se hizo presente el Gobierno Na- cional por medio del Centro Nacional de Res- tauración. La aparición de las pinturas causó conmoción; algún entusiasmado funcionario las comparó con las pinturas de la Capilla Six- tina. Se armó un operativo para su rescate, pero, como no existía una experiencia ante- rior similar, se pecó por exceso. No se hizo un proyecto serio, con un diagnóstico, un análi- sis; se inició la intervención, producto más de la emotividad que de la razón. No se calcula- ron los presupuestos ni los tiempos necesa- rios; la iglesia fue intervenida; prácticamente se desmontó, y de pronto, la comunidad de Turmequé se vio sin templo e invadida por un grupo de extraños que trabajaban a puerta cerrada. Por lo tanto se inició la protesta. Hubo que hacer un alto, atender el llamado de la comunidad, diseñar un plan de socialización y de información, e iniciar la elaboración de

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El valor de la autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos

un proyecto serio y científico de intervención, el cual se ha ido desarrollando por etapas. La intervención necesaria desbordó las posibili- dades económicas y técnicas del gobierno central. Quince años después se dio inicio a la Última etapa de la restauración de este con- junto.

NINA MARIA DE CALOTO

Caloto, situado al sudoeste del país, es tam- bién un pueblo de fundación española (1543). En años muy próximos a su fundación traje- ron de España una pequeña imagen de la Vir- gen del Rosario, tallada en madera, en bulto y policromada con estofados y esgrafiados. Con el correr del tiempo y seguramente por necesidades de devoción religiosa, la convir- tieron en la imagen de la Niña María. Le modi- ficaron la postura de los brazos y de la cabe- za, le cambiaron los rasgos de la cara, le pu- sieron una peluca rizada de cabellera larga y la vistieron con ricos ropajes y joyas sobre la base de madera. La devoción a la Niña María fue en aumento en los siglos XVII y XVIII; le consagraron el pueblo y la hicieron su patro- na, entonces se comenzó a conocer milagros y favores concedidos a sus feligreses. Los fie- les le hacían promesas, mandas, romerías; le regalaban trajes y joyas y celebraban sus fies- tas con gran pompa. En todo este trasegar la imagen fue sufriendo el deterioro natural, y para contrarrestarlo fue sometida a manteni- miento por parte de personas no conocedo- ras del oficio, que le causaron graves daños e hicieron trasformaciones contundentes que se cubrían con capas de barniz y con los tra- jes. En julio de 1988 un demente la bajó de su nicho en el retablo central del presbiterio y la arrojó al piso causándole graves daños. Esta situación hizo evidente su mal estado y por ello se recurrió al Centro Nacional de Restau- ración.

Para poder trasladar la imagen a Bogotá, y con experiencias similares vividas, se tomó la precaución de hacer un plan de concientiza- ción,, y de educación en la iglesia, a toda la feligresía, y se montó una exposición en pane- les, en la cual se le iba mostrando a la gente el proceso de restauración mediante fotos, imá- genes y gráficos. En varias oportunidades se hicieron presentes, en el taller de escultura po- licromada del Centro de Restauración, dele- gaciones de fieles que indagaban por su ima- gen, rezaban novenas, encendían velas, Ileva- ban flores y entonaban cánticos. A medida que avanzaba el diagnóstico se complicó la situa- ción porque la imagen resultó en peores con- diciones de las que aparentaba. El equipo de restauradores vio la necesidad de informar a la comunidad de forma muy didáctica, lo que estaba sucediendo, ilustrarla al respecto, e in-

i .

Imagen de la (<Nitia María de Caloto>>.

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Juan Manuel Sarmiento

volucrarla en la toma de las decisiones, con- cretamente en lo que tenía que ver con la pre- sentación estética final. ¿Qué partes de la ima- gen deberían quedar a la vista? ¿Qué elemen- tos se podrían eliminar? El equipo viajó a Caloto en varias oportunidades y dictó sus charlas en el templo parroquial.

El regreso a Caloto, ocho meses después, fue apoteósico. En el aeropuerto de la ciudad de Cali, distante una hora de Caloto había una multitud de personas en caravanas de auto- móviles que demoró seis horas para llegar a

la población. La Niña María fue llevada en el carro de los bomberos, que se vio obligado a realizar muchas paradas en caseríos y posa- das ante altares improvisados en donde la gente quería ver y tener cerca a su patrona y protectora. La experiencia enriqueció enorme- mente, no solo el conocimiento científico del Centro de Restauración, sino su sensibilidad hacia el patrimonio, y por supuesto, enrique- ció también el conocimiento de los feligreses de Caloto y afianzó su sentimiento de perte-' nencia por su símbolo religioso.

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LA AUTENTICIDAD EN EL PERÚ: VISIONES

Por una legislación adecuada CECILIA BÁKULA

a Convención del Patrimonio Mundial, re- L cogió en 1972, hace mas de 30 años, conceptos que siguen teniendo plena vigen- cia. Allí se define patrimonio cultural como:

Los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter ar- queológico, inscripciones, cavernas y gru- pos de elementos, que tengan un valor un¡- versal excepcional desde el punto de vis- ta de la historia, del arte o de la ciencia, los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les de un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

9 Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas incluidos los lugares ar- queológicos que tengan un valor univer- sal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropo- Ióg i co.

Ser parte de esa Convención, como lo es . el Perú, significa que hacemos nuestros los siguientes postulados o compromisos:

1 .

2.

3.

Adecuación de las leyes nacionales a los principios de la Convención.

Creación o robustecimiento de las institu- ciones nacionales especializadas y provi- sión de los recursos necesarios para la ejecución de los programas.

Capacitación de personal idóneo para rea- lizar las tareas intrínsecas a la aplicación de la Convención.

Si bien el Perú esta un tanto lejos de un cumplimiento Óptimo, ello no puede ser juz- gado sino a la luz de los acontecimientos y de nuestra historia política, social y económi- ca de los Últimos 25 años. No es una justifica- ción, mas sí una aclaración necesaria, pues ni el mundo ni el Perú es el mismo de 30 años atrás, pero lo que se mantiene inmutable es la voluntad de asumir la responsabilidad so- bre el manejo y conservación de nuestro pa- trimonio y, prueba de ello, es la presencia de todos ustedes en este encuentro; peruanos de nacimiento y peruanos de corazón.

Adicionalmente, conviene hacer mención a que dicho documento nos hace un llamado severo a la toma de conciencia con respecto a la responsabilidad y obligación que tiene cada nación que es poseedora de bienes cul-

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La autenticidad en el Perú: visiones

turales, de preservarlos (no tan solo tenerlos o mantenerlos) ya que la citada Convención precisa que <(el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural o natural cons- tituye un empobrecimiento nefasto del patri- monio de todos los pueblos del mundo)) y, entiendo que el que estemos todos reunidos haciendo esta reflexión en conjunto, es una muestra de la voluntad de cumplir ese man- dato. V, ((el deterioro o perdida de bienes cul- turales pueden darse por una mala interven- ción, por una mala restauración)).

Con esos criterios adecuadamente estable- cidos, podemos entrar a tratar el tema que nos convoca y, para ello, considero indispen- sable hacer una mención a los documentos de referencia que tenemos en esta oportuni- dad: La Carta de Venecia de 1964 y el Docu- mento de Nara de 1994.

Queda claro que el espíritu de la Carta de Venecia, debe ser el que oriente el pensamien- to y la actuación en cuanto se trata de ((inter- venir,, los monumentos declarados como bie- nes culturales, y que es por ello que ha sido considerada como el <<documento fundacio- nab del ICOMOS. Es fundamental tener en cuenta aquello que esta carta consigna cuan- do precisa que:

<(Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida pre- sente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada di2 toma conciencia de la unidad de los valo- res humanos, los considera como un pa- trimonio común, y de cara a las genera- ciones futuras, se reconoce solidariamen- te responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su au- tenticidad. Por lo tanto, es esencial que los principios que deben presidir la conser- vación y la restauración de los monumen- tos sean establecidos de común y formu- lados en un plan internacional dejando que

cada nación cuide de asegurar su aplica- ción en el marco de su propia cultura y de sus tradiciones.,.

Cabe destacar que esta Carta se redactó en el contexto de la post guerra y que tuvo como referencia fundamental las exigencias de la realidad europea; contiene en su formu- lación principios universales que son atem- porales y que hoy en día motivan nuestra aten- ción pues lanza un permanente llamado a la búsqueda de la originalidad y de la autentici- dad del monumento.

El Documento de Nara, por su parte, ex- presa que (<la autenticidad es un elemento esencial en la definición, evaluación y moni- toreo del patrimonio cultural)).

Es por ello que debemos entender que el concepto de autenticidad que motiva esta re- unión nos debe llevar a entender y, mejor di- cho, hacer realidad que la historia es insepa- rable de los monumentos y que estos, fuera de su contexto, pierden importante valor e in- formación. De allí que la conservación y res- tauración deben ser estrictamente apegados a la naturaleza de los monumentos y que toda intervención, además de plenamente justifi- cada y documentada, no puede perder de vis- ta que es siempre una intervención realizada por ((otros hombres),, en (<otros tiempos,,, con ((otros materiales)), ((otras técnicas)), ((otra ideo- logía)). La palabra misma «intervención), ten- dría que ponernos en guardia sobre nuestros derechos para actuar sobre un bien cultural y hacernos reflexionar profundamente sobre la conveniencia, oportunidad y autenticidad de nuestra actuación.

De allí que cualquier intervención debe te- ner como guía primera, el respeto a la esen- cia misma del bien y evaluar sinceramente la motivación que nos induce a realizarla, ya que bajo el paraguas de benevolencia de defen- sa del Patrimonio Cultural, se han realizado actos que atentan y denigran aquello que se quiere, aparentemente, defender. Hay en todo

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Cecilia Bakuia

esto un criterio moral que no podemos dejar de tener en cuenta y que, por lo tanto, los cri- terios técnicos que también sustentan nues- tro trabajo, no pueden jamás entrar en con- flicto con los aspectos éticos y morales de nuestro acercamiento a los monumentos. Sin conocer bien otras realidades más que

la propia, pienso que la riqueza monumental y cultural del Perú ofrece ejemplos extraordi- narios, tanto de buena como de mala inter- vención, y este juicio de valor, y por lo tanto subjetivo, se sustenta tan solo en los resulta- dos. Muchas veces nos encontramos con bie- nes restaurados que se nos presentan real- mente impostados, con una dosis grande de aditamentos ajenos y en ellos pareciera que ha predominado el criterio del restaurador por encima del clamor de la esencia e individuali- dad del monumento. Es que hay casos en donde la investigación histórica ha sido mar- ginada y en otros, la tradición oral, el sentir del pueblo, el conocimiento natural de los Iu- gareños, no ha sido tenido en cuenta. La me- moria colectiva es el soporte de la dignidad de los pueblos sin escritura, y la voz de los sin voz. En países como el nuestro, ese rubro debe ser ampliamente trabajado y explotado como fuente de información. La restauración, en tanto signifique alteración o cambio, debe ser aplicada solo cuando garantiza que se recuperará y mantendrá el significado cultu- ral del bien o del monumento y debe ser des- cartada cuando reduce o minimiza ese signi- ficado.

Todo ello lleva a preguntarme en voz alta si ¿es que la autenticidad puede también te- ner <<ángulos>> o puntos de vista? Quizá debe- ríamos llegar a entender que una intervención podría hacerse si se sustenta, no solo en los adelantos técnicos y en los conocimientos académicos, sino .también en el recuerdo, la tradición y la historia no escrita de cada mo- numento.

Me pregunto si ¿puede nuestro tiempo con- siderarse superior a los tiempos antiguos?

¿Estamos en condiciones de entender un uni- verso del que no fuimos parte? ¿Podemos im- poner criterios que por mas buenos que nos parezcan, jamás serán los mismos que moti- varon y justificaron la obras de los creadores? ¿Cómo vemos y dejamos que la modernidad afecte a esos monumentos? ¿Qué se preserva y cómo? ¿Qué se <<descarta>> y por qué? ¿Cómo afecta ello la memoria del pueblo? ¿Cómo afec- ta su propia dignidad? ¿Cómo se ve el pueblo creador luego de una intervención? En ese sentido, tanto la conservación como

la restauración se convierten en labores de apostolado, pues no solo se busca conservar y hasta perennizar un bien, sino intentar resti- tuirlo en su dignidad de testimonio y en el res- peto a su propio valor intrínseco, valor que, repito, distamos mucho de poder entender en su auténtica magnitud y dimensión. En ese sentido, rescato aquí expresiones

del arquitecto Hernán Crespo Toral cuando señalaba que, cualquier intento de desarrollo o progreso humano debe mantener como norma inviolable, la salvaguarda de los valo- res ambientales y monumentales.

Es por ello que el Documento de Nara re- coge ideas fundamentales al respecto, cuan- do señala que:

d a herencia cultural de cada uno, es el patrimonio cultural de todos. La respon- sabilidad del patrimonio cultural y su ad- ministración pertenece, en primer luga/; a la comunidad cultural que le dio origen y subsecuentemente a quienes cuidan de él. Sin embargo, sumado a estas respon- sabilidades, la adhesión a cattas y con- venciones internacionales desarrolladas para la conservación del patrimonio cul- tural también obliga a considerar los prin- cipios y responsabilidades que emanan de ellas».

Resulta importante rescatar y repetir estos conceptos y, en esta oportunidad, me parece

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La autenticidad en el Perú: visiones

muy relevante que asumamos de manera en- fática la obligatoriedad de hacer de las cartas y convenciones que se suscriben, verdade- ros derroteros en el actuar y, sobre todo, en el manejo responsable del Patrimonio Cultural del que somos tan solo administradores o custo- dios, y le debemos a las generaciones futuras, la obligación de custodiarlo de manera tal que ellas, en un futuro más o menos lejano, pue- dan enriquecer su cultura y sociedad con ese patrimonio, sin que nuestra generación lo haya depredado o mal intervenido.

Me vienen a la memoria las expresiones de Gael de Guichen cuando señalaba que los bienes culturales materiales, muebles o in- muebles, están dotados de una consistencia material susceptible de deterioro o degrada- ción y que a veces nos olvidamos que aque- llo que nos sobrecoge por el contenido de his- toria o belleza, no puede ser aislado de su propio soporte, es decir, que el valor esta in- trínsecamente unido al material de que esta hecho. Entonces, la autenticidad se nos pre- senta como una nueva interrogante: preser- vamos lo material o el mensaje; restauramos un bien material o buscamos acercarnos al valor del monumento.

En ese sentido, la autenticidad debe en- tenderse además, como el sustento de las disciplinas de la conservación y la restaura- ción pues es necesario mantener y trasmitir el sentido pleno de los monumentos y los bienes. Hay un criterio de interpretación cul- tural que debe ajustarse estrictamente al ma- yor conocimiento que podamos tener de los bienes y aquí, la autenticidad como valor, debe ser el eje.

Es por ello que resulta central servirnos ahora de las ideas expresadas en el documen- to de Nara:

((Nuestra habilidad para entender estos valores depende, en parte, en elgrado de credibilidad o veracidad de las fuentes de información sobre estos valores.

El conocimiento y comprensión de es- tas fuentes de informacih, en relación con las características y significados origina- les del patrimonio cultural, son un requisi- to básico para evaluar todos los aspectos de su autenticidad

La auten ticidad, considerada de esta manera y afirmada en la Carta de Vene- cia, aparece como el factor esencial en el momento de la calificación de valores cul- turales. La comprensiÓn de la autenticidadjue-

ga un papel fundamental en todos los es- tudios científicos del patrimonio cultura4 en la planificación de la conservación y la restauración, asl'como en losprocedimien- tos de registro de la Convención de Patri- monio Mundialy otros inventarios del Pa- trimonio Cultural>>.

Este documento llama nuestra atención hacia la apertura que el conservador y el res- taurador deben tener hacia las diversas for- mas de poder interpretar una fuente, un do- cumento o testimonio y que todo ello, inclu- yendo la tradición y la oralidad deben ser tomados en cuenta y evaluados con justicia y respeto por parte del investigador.

La significación cultural de un sitio y otros aspectos que afecten su futuro se entienden mejor a través de una secuencia consistente en recoger información y analizarla antes de tomar decisiones. Lo primero es comprender la significación cultural y solo luego, se po- dría proceder a intervenir para generar una permanente gestión y atención del sitio.

Quien restaura o conserva asume, de al- guna manera, el papel de interventor en el destino de un bien que, en tanto bien del Pa- trimonio Cultural, es creación de un pueblo en una circunstancia histórico-temporal parti- cular. Conocer ese contexto cabalmente, será tarea indispensable que se sustentará en el rigor del investigador y en su alto grado de conducta moral frente al Patrimonio.

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Cecilia Bakula

Y, como conclusión, cabe siempre una ma- yor reflexión sobre un permanente cuestiona- miento: ¿Por qué conservar? Y no encuentro mejor respuesta que hacer mías las expresio- nes contenidas en la Carta de Burra:

«Los sitios de significación cultural en- riquecen la vida del pueblo, pro veyendo a menudo un profundo e inspirador sentido de comunicación entre comunidad y pai- saje, con el pasado y con experiencias vi- vidas. Son referentes históricos, importan- tes como expresiones tangibles de la iden- tidady experiencia australianas. Los sitios

de significación cultural reflejan la diversi- dad de nuestras comunidades, diciéndo- nos quiénes somos y cual es el pasado que nos ha formado. Son irreemplazables y preciosos. Esos

sitios de significación cultural deben ser conservados para la presente y futuras ge- neraciones. La Carta de Burra apela a una cautelosa aproximación a los cambios: ha- cer todo lo necesario para proteger un si- tio y hacerlo ÚtiJ pero cambiarlo lo menos posible para que conserve su significación culturah.

Autenticidad: interpretación y aplicación BERTHA ESTELA

I concepto de autenticidad, su interpre- E tación y aplicación están íntimamente Ii - gados al quehacer de la conservación del pa- trimonio cultural.

Aunque la restauración es un antiguo ejer- cicio implícito ya en la legislación romana dic- tada para evitar la destrucción de sus estruc- turas antiguas, desde ent0nces.y a lo largo de los siglos han evolucionado los criterios y el marco teórico que se deben tener en cuen- ta al abordar una obra original, para someter- la a un proceso de restauración.

En el trayecto se ha variado desde un ex- tremo basado en el absoluto y total respeto que predicaba no tocar los elementos origi- nales, impidiendo incluso realizar copias de ellos, hasta el otro extremo que validó la in- troducción de estructuras que nunca forma- ron parte de la concepción de la obra origi- nal, por el puro afán de -mejorarlo y/o com-

pletarlo,> de acuerdo con la interpretación y el gusto estético del responsable de la res- tauración.

En este proceso también se consideró si se trataba de monumentos vivos o muertos, históricos o arqueológicos.

Asimismo, este largo proceso ha servido como punto de partida para el planteamiento de las propuestas contenidas en las teorías contemporáneas sobre la conservación, que han sido plasmadas en los documentos in- ternacionales adoptados por los países sus- criptores como criterios y recomendaciones vigentes en la materia. Si se toman como antecedentes las con-

clusiones de la reunión de arquitectos de Ate- nas en 1931 y las del Capítulo Italiano del mis- mo año, la Carta Internacional de Conserva- ción y Restauración de Monumentos y Sitios, suscrita en Venecia en el año 1964 sintetiza la

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La autenticidad en el Perú: visiones

moderna concepción de los crite- rios sobre los cuales se basa la conservación contemporánea.

La Carta de Venecia señala que hay que recoger el mensaje del pa- sado que nos trasmiten los monu- mentos históricos, para proyectar- lo a las futuras generaciones por considerarlos patrimonio común, siendo deber nuestro el mantener- los en ((toda la riqueza de su au- tent icidad)) .

La Carta de Venecia es muy cla- ra en cuanto señala la distinción

la obra restaurada, buscando el equilibrio que conduzca a un resultado final armónico de la obra. Para ello no da recetas, porque no las hay, cada caso debe abordar- se partiendo de estudios previos de investi- gación histórica, documental y arqueológica.

En el Documento de Nara sobre Autentici- dad, concebido dentro del espíritu de la Car- ta de Venecia en la que se fundamenta, se plantea el avasallador avance de la globaliza- ción y la homogeneización, ante las cuales, a veces, la respuesta agresiva en la búsqueda de la identidad cultural hace peligrar la exis- tencia de las culturas minoritarias. Este docu- mento propende el respeto por la conserva- ción del patrimonio cultural en todas sus ex- presiones y períodos históricos, y promueve su conocimiento, entendimiento y difusión como requisitos básicos para evaluar los as- pectos de la autenticidad. Asume, también, que la comprensión de la autenticidad es fun- damental en todo estudio científico sobre el patrimonio cultural y por ende, en el plantea- miento de la conservación y restauración.

No se plantea la autenticidad como un va- lor de herencia, sino como la aptitud que ten- gamos para entender tales valores en relación con el grado de validez y credibilidad; esto es el de la autenticidad de las fuentes de infor- mación. Pero la credibilidad de las fuentes y

que debe haber entre ei original y L lista actual de la iglesia con la fachada de 1928.

de los juicios sobre los valores atribuidos a las propiedades culturales varía de una cultu- ra a otra, e inclusive también dentro de una misma cultura. Por lo cual, los juicios de valor y autenticidad no pueden basarse en criterios fijos, sino que deben ir ajustados a sus con- textos culturales.

La autenticidad aplicada a la conservación de un monumento, sitio u obra de arte, pue- de establecerse apoyándonos en la teoría de restauración de Brandi, como la relación de veracidad entre el proceso creativo de la obra y los cambios sufridos a través de su historia.

Resulta, pues ,complejo, el tema de la au- tenticidad, especialmente al tratar de aplicar- lo a políticas de conservación, teniendo en cuenta las diferencias de tradiciones y diver- sidad culturales; mas aún, cuando la conser- vación moderna implica necesariamente pro- cesos de rehabilitación y adecuación de es- tructuras inmobiliarias históricas, para hacer viable su permanencia y sostenibilidad

En nuestro medio, en el campo de la res- tauración, en los primeros 60 años del sigla pasado, se han dado los más variados ejem- plos. Desde la demolición parcial o. total de importantes estructuras históricas por la eje- cución de obras edilicias, pasando por inter- venciones inspiradas en el ejemplo de Violet

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Bertha Estela

le Duc, la recreación de la desaparecida por- tada de una iglesia demolida, para mejorar la modesta pero original fachada de la iglesia de San Sebastián en Lima: hasta intervencio- nes meritorias enmarcadas en los criterios científicos de la restauración.

A partir de la década del 70 del pasado siglo, los criterios empleados en nuestro país para las intervenciones realizadas en monu- mentos, se basan en los postulados de la Carta de Venecia y en las recomendaciones emanadas de reuniones internacionales so- bre la materia.

Gracias a la formación en el exterior, pero sobre todo a los cursos regionales de restau- ración dictados en el CUSCO entre 1975 y 1980, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la UNES- CO, contamos con un numeroso grupo de profesionales capacitados en el campo de la

¿Conservador? ¿Restaurador? JENNY FIGARI

a relación de la sociedad con los objetos L artísticos y culturales cambia continua- mente a través del tiempo y hoy, cuando és- tos se valorizan no solo por su aspecto técni- co o estético sino especialmente por su con- tenido cultural y su capacidad de actuar como agente de identificación y comunicación, sur- gen nuevos conceptos que se reflejan en los nuevos lineamientos trazados para su conser- vación y preservación. Ello involucra un cam- bio en el rol del conservador/restaurador y una nueva actitud por parte de la sociedad ante el bien cultural.

restauración arquitectónica. Asimismo con el apoyo de la OEA se llevaron a cabo cursos regionales de restauración de bienes mue- bles, hasta el año 2000. Si bien es cierto que ha sido importante la

capacitación científica de nuestros profesio- nales, también hay que señalar que ha falta- do la difusión, y no se ha concretado el efec- to multiplicador esperado, por cuanto no se dieron las condiciones para que el Estado, ni la empresa privada asumieran: el primero, la tarea de información y enseñanza que le com- petía, y el segundo, captar al personal profe- sional calificado.

A pesar de ello, se creó escuela. Actual- mente en Lima se dicta regularmente una maestría en restauración de monumentos y existe un instituto privado de prestigio en donde se capacitan restauradores de bienes muebles.

LA DINÁMICA: SOCIEDAD=OBJETO CULTURAL=RESTAURADOR

En la Antigüedad la <(reparación)> de los obje- tos tenía el propósito de mantenerlos en uso. Pausanias cuenta que a los pies de la Atenea Partenos de Fidias se ponían depósitos de aceite para evitar la excesiva sequedad de la atmósfera.

En la Edad Media primó la (<reutilizaciÓn), del objeto o monumento, sea como estructu- ra u objeto reutilizable, o como insumo para una nueva obra. En este sentido el objeto ar- tístico era <<sustituido)) por uno nuevo o sim-

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La autenticidad en el Perú: visiones

plemente se completaba a la propia manera o estilo del artista. Era el artista/artesano quien cumple esta función adaptando el objeto a un nuevo uso.

En el Renacimiento prevaleció el deseo de restablecer el original perdido y surgieron conceptos como ((restituir a la manera Anti- gua,). Aparecieron los albores del coleccio- nismo y el artista/restaurador se ocupaba de imitar, reestablecer, resanar el objeto para darle la prestancia original o adecuado al gusto del cliente.

En el siglo XVlll el restaurador se acercó a la investigación de las técnicas de manufac- tura dando más importancia a los secretos para conseguir una imitación perfecta que al acto creativo. Como consecuencia del espíri- tu científico y racionalista de la epoca se ge- neró el concepto de restauración que cono- cemos hoy donde el conocimiento de los ma- teriales y tecnología cobraba relevancia. Se vislumbraba ya el respeto por la obra artística y cultural, dándose los primeros pasos en la valoración histórico-artística de esta.

Pero no es sino hasta el siglo XIX que sur- gió la restauración como profesión, vinculán- dose a los talleres-laboratorios de los princi- pales museos y estableciendo conexiones con otras ciencias como la química, la física y las ciencias sociales. Estas cualidades fueron contrarrestadas sin embargo, por la prolifera- ción de coleccionistas particulares que aún persistían en resanar sus piezas de acuerdo con los conceptos antiguos y la base científi- ca de la conservación sería un proceso lento que ocuparía gran parte del siglo XX.

Es entonces, con el desarrollo de los mu- seos y la legislación que protege el patrimo- nio cultural de cada nación, la aparición de centros de formación de conservadores y las ideas internacionales en torno a la protección y conservación del Patrimonio Cultural, que se generan los cambios en la relación objeto cultural-sociedad-restaurador que discutimos en esta ocasión.

Así hoy, el uso que damos a los objetos que conforman el Patrimonio Cultural, tiene que ver con su capacidad de actuar como:

vehículo de identidad cultural y de cohe- sión, incorporando en este sentido y por primera vez a toda la comunidad; comunicador, al contener diversos niveles de lectura; y .

herramienta de desarrollo.

Estos usos introducen nuevos conceptos y planteamientos en la manera de tratar la cultura material que exigen un cambio en el perfil del profesional encargado de su con- servación y custodia y de renovados plantea- mientos por parte de las instituciones a su cargo.

INTERDISCIPLINARIEDAD

En el Perú se concentra dentro de su Patri- monio Cultural mueble e inmueble, la esen- cia de su diversidad plasmada en infinidad de tecnologías, materiales, estilos y funciones di- ferentes. Intervienen nuevos agentes que in- teractúan desde muy diversas perspectivas incidiendo en la evaluación y valoración del ob- jeto. La interdisciplinariedad se hace patente en las diferentes lecturas que se da a un mis- mo objeto. Como consecuencia de ello, surge una nueva actitud hacia el bien cultural.

Respeto hacia el bien cultural

Ante esta nueva actitud, el rol del conserva- dor cambia radicalmente: se resta importan- cia a la reintegración dando paso a una pre- ocupación por preservar el objeto en su con- texto, exaltando su historia y esencia. Si hace apenas unos años aún era claro

que la función del conservador/restaurador era ((resanar)), hoy su intervención solo se jus-

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Jenny Figari

tifica si no altera la condición de autenticidad de la obra. Sin embargo, la autenticidad tiene su propia dinámica y aún la mínima interven- ción la altera.

La misión del restaurador es según el do- cumento del ICOM ((comprender los aspec- tos materiales de los objetos que tienen una significación histórico-artística para tratar de prevenir su degradación y favorecer la com- prensión de manera que permita distinguir entre lo que es original y lo que es falso>>. Dis- tinguir entre lo que es original y lo que es fal- so, en el nuevo concepto de conservación, es un tema delicado. Si original es la obra al momento de ser creada, toda la historia del objeto a partir de entonces debe ser entendi- da como una intervención y por ende 40 que es falso)). En este sentido todo el tratamiento que un conservador o restaurador aplique al- terará la autenticidad de la obra.

Conservación Preventiva

A partir de la noción de autenticidad se esta- blece el concepto de mínima intervención. Ésta debe restringirse a brindar un tratamien- to que estabilice el objeto sin alterarlo. Solo en casos extremos, se justifica la restauración de la obra. Ello conlleva a un cambio radical en las formas tradicionales de la profesión

dando mayor énfasis al contenido científico que al estético.

Responsabilidad compartida

La apropiación del Patrimonio Cultural por la comunidad, como soporte de identidad cul- tural y de comunicación, exige de ella su in- tervención como custodio y gestor de su cul- tura material. Asume una nueva responsabili- dad en estrecha relación con los demás acto- res que intervienen en su conservación. Se inicia un diálogo entre la comunidad y el con- servador que llevará a aunar esfuerzos no solo para preservar el bien, sino para difundirlo.

Herramienta de desarrollo

La difusión del Patrimonio Cultural brinda he- rramientas que inciden en el desarrollo socio- económico de la sociedad. Sin embargo, es común que por los resultados inmediatos, be- neficiosos para la comunidad, se pierda la esencia misma del bien. Por ello, es respon- sabilidad de las instituciones públicas y pri- vadas introducir los mecanismos adecuados para el rnonitoreo, supervisión y regulación del uso que la comunidad haga de su propio Patri mon io Cultural.

Excavación y análisis de momia en el laboratorio.

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La autenticidad en el Perú: visiones

El desarrollo de una normatividad ágil y congruente con estos conceptos, así como el nuevo planteamiento, tanto en la formación de conservadores como en la educación ciu- dadana, hace indispensable un ((código de eti- ca)) adecuado a la realidad, que abarque a toda la sociedad, y no Únicamente, a aque- llos que intervienen directamente en el tema del Patrimonio Cultural. Esta tarea, ineludible, si de proteger y preservar los bienes muebles e inmuebles que conforman nuestro Patrimo- nio Cultural se trata, es responsabilidad direc- ta del Estado, y debe realizarse con el con- curso de las instituciones públicas y privadas pertinentes.

Artecanas en feria (Programa de Reconstrucción de Tecnología Prehispánica- Proyecto Arqueológico de Ca- jamarquilla-Yachay Wasi).

Patología de los materiales y factores de deterioro. La necesidad del análisis en la restauración de bienes culturales CARLOS CANO

uando nos dedicamos a la tarea de pro- C teger, o salvar de la destrucción un obje- to cualquiera sea su naturaleza, intrínseca- mente y por el hecho de hacerlo, le estamos dando una importancia o un valor determina- do; al valorar ese objeto o complejo arquitec- tónico, como manifestación cultural de una sociedad en determinada etapa de su desa- rrollo, se transforma inmediatamente en un Bien Cultural. Una vez que se le ha dado este valor, toma una gran importancia, pues se con- vierte en fuente de información para acercar-

nos al conocimiento, en el tiempo y en el es- pacio, de esa sociedad en el momento de la creación de ese Proceso Histórico.

Por esta razón, antes de proceder a una intervención que tenga por finalidad devolver el Monumento a su estado original es nece- sario estudiarlo desde todos los ángulos po- sibles, ya sea urbanístico, antropológico, his- tórico, estético o tecnológico. Este Último es- tudio, el tecnológico, es el que nos da una información muy valiosa para conocer las con- diciones en que fue elaborado, por cuanto nos

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Carlos Cano

dice la clase de materiales usados, los meto- dos de obtención, extracción y refinamiento de los mismos, lugar de origen, ubicación etc. y así infinidad de datos, los cuales adecuada- mente utilizados, servirán para determinar con bastante aproximación, costumbres, cono- cimientos de la arquitectura y el grado de de- sarrollo de la tecnología utilizada por el hom- bre en su elaboración.

LQué sucede en la restauración? Aunque en estos procesos se procura utilizar méto- dos y materiales reversibles, es decir, dejar abierta la posibilidad de eliminar posterior- mente los materiales empleados (obligatoria- mente debe ser así), inevitablemente algunos elementos o propiedades físicas serán elimi- nados totalmente sin posibilidad alguna de ser restituidos nuevamente. Para citar algunos ejemplos, bástenos hablar de los enlucidos, estucos, emboquillados, o en los bienes mue- bles, de los barnices oxidados que son elimi- nados en la limpieza de la pintura de caballe- te, o las patinas naturales retiradas durante el proceso de estabilización de objetos metali- COS, o la alteración del grado de tenacidad o del módulo slástico en fibras celulósicas y le- ñosas en el proceso de re-entelado o conso- lidación de madera. Todas estas propiedades de los objetos ((viejos,,, se pierden definitiva- mente cuando se les devuelve la ((vida>>, y de una u otra manera será valiosísima informa- ción que desaparece totalmente.

En este trabajo de investigación hay que destacar la contribución que presta la Quími- ca y la Física; sea por medio de análisis des- tructivos, o de las mas modernas y refinadas técnicas de análisis no-destructivos, que de- terminan la composición química, como pig- mentos, aglutinantes, fibras, metales, etc. y la micro o macro estructura de la obra y sus ca- racterísticas físicas. Con todos estos elemen- tos de juicio, podemos fijar bases científicas para confirmar su datación, técnicas de fabri- cación, autores y muchos otros datos de inte- rés arquitectónico, histórico y antropológico.

Otra razón importante para efectuar los análisis de una obra en período de pre-res- tauración es el conocimiento de la estructura del objeto y las posibles causas de deterioro del mismo; en otras palabras, es necesario conocer a fondo las características de los materiales constructivos y sus interacciones: entre sí, con el medio ambiente y con otros materiales empleados en el proceso, para así diagnosticar la naturaleza del problema, y de la misma manera encontrar las soluciones Óptimas para su restablecimiento. Si se ignora, por ejemplo, la estructura cris-

talina de los materiales cerámicos de un reci- piente precolombino, el comportamiento de los ladrillos o bloques de barro cocido, la iden- tidad de los pigmentos en la decoración, su porosidad, la resistencia a la tracción o a la abrasión, no podríamos predecir su compor- tamiento en un ambiente de museo, muy di- ferente a aquel en el cual ha permanecido durante cientos de años, o si la pintura conti- nuara firmemente adherida al objeto, o si re- sistirá una impregnación al vacío; por consi- guiente, sera Prácticamente imposible proce- der en cualquier intervención, así se trate de un tratamiento de limpieza o de un proceso de consolidación. De otro modo, si se hace sin los prerrequisitos del análisis, los resulta- dos negativos confirmarán lo dicho anterior- mente.

Antes de proceder a la restauración de un bien cultural, lo primero que debe hacerse es tratar de obtener toda la información po- sible de él, especialmente el estado de dete- rioro en que se encuentre, pero manejando el bien patrimonial con sumo cuidado, casi con la delicadeza con que se trata a un en- fermo; para ello se deberán utilizar sistemas adecuados de transporte y almacenaje, ilu- minación, toma de muestras y, hasta donde sea posible, métodos de análisis no-destruc- tivos. Por consiguiente, es necesario estable- cer y normalizar los métodos de documen- tación química y física para las diferentes cla-

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La autenticidad en el Perú: visiones

ses de bienes culturales, haciendo un estu- dio minucioso y detallado de cada uno de los objetos en particular.

MECANISMOS DE ALTERACI~N

El trabajo consta en realidad de dos partes. La primera está dedicada a efectuar un rápi- do repaso de los mecanismos causantes de la degradación y ensuciamiento de la piedra (Iítica) y señalar las bases físico-químicas y geológicas que regulan estos procesos. En la segunda se establecerán los principios quí- micos de la disolución, así como sus indica- ciones. Ambos aspectos constituyen una base previa, conveniente para enfrentar los proble- mas posteriores, que versaran en procedi- mientos concretos utilizados en los diferen- tes tratamientos de limpieza, tanto por empre- sas, como por restauradores.

Degradación mecánica

Viento El viento arrastra partículas de arena, que golpean contra la estructura Iítica (piedra), pro- duciendo un desgaste por abrasión. El efecto del impacto depende de la energía cinetica de las partículas de arena, del tamaño y la densidad de la misma, así como de su veloci- dad. El tamaño máximo de partícula que pue- de ser arrastrado para una determinada den- sidad depende de la velocidad del viento, lo que es una característica climática. En con- secuencia, en cada región existe un tamaño máximo, que puede variar a lo largo del tiem- po con los cambios de clima o si se observan fenómenos impredecibles. En nuestras latitu- des los efectos del viento suelen ser muy im- portantes, por lo que estas circunstancias deben ser tenidas en cuenta.

Los efectos más importantes del viento son:

Pulimento de la estructura Iítica. Abrasión de la parte inferior de las edifica- ciones. Morfología en seta, en las zonas deserti- cas. Generación y agrandamiento de alvéolos, debido a la formación de remolinos con material abrasivo en suspensión. En combinación con las sales solubles, el azote del viento en los muros forma un sis- tema con gran poder de destrucción.

Hielo El agua, que se introduce en los poros y fisu- ras de la piedra al congelarse en climas fríos, constituye un importante factor destructivo. El incremento de volumen correspondiente con la transformación Iíquido-sólido es del 9% aproximadamente y la presión ejercida por congelación brusca a -5°C llega a alcanzar los 500 Kg/cm3. Se admite que la congelación co- mienza por el menisco y el aumento de volu- men concomitante lo empuja hacia el exte- rior. Donde aparece un estrechamiento en el desplazamiento se detiene y la posterior con- gelación se traduce en presiones sobre las paredes del capilar. Esta acción puede ser in- tensa en los climas fríos, con frecuentes hela- das nocturnas, especialmente si el clima es también húmedo.

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Carlos Cano

Otro mecanismo que se aduce para expli- car la acción destructora de las heladas es independiente del incremento del volumen re- lacionado con la congelación. Según este me- canismo, los cristales comienzan a desarro- llarse en los poros de mayor tamaño y en frac- turas, ya que no puede hacerlo en los mas pequeños a menos que exista una presión. Durante su crecimiento los cristales se alimen- tan por succión capilar del agua contenida en los capilares que los comunican. Cuando es- tos espacios se han llenado, si aún queda Ií- quido, entonces la congelación precedente ha creado la presión necesaria para la formación de cristales de hielo en los huecos pequeños.

micas día-noche. Por otro, los carbonatos, componentes minerales fundamentales de las calizas y calcarenitas, son fuertemente anisó- tropos, lo que se traduce en coeficientes de dilatación térmica muy distintos según la orientación.

Estos dos mecanismos combinados son probablemente la causa del desprendimien- to de lajas superficiales en las columnas de mármol. También a este proceso se deben los desprendimientos de costras de yeso sobre muros calizos y el despegue de revoques en- lucidos de paramentos que los soportan. La dilatación térmica diferencial, entre el interior y el exterior del material, causa tensiones.

CristalizaciÓn de sales solubles Las sales solubles tienen un efecto químico en la degrada- ción Iítica mediante la reacción con los componentes de esta, pero los efectos devastadores que a veces pueden observar- se, se deben sobre todo a pro- cesos mecánicos ligados con la cristalización. Las sales solu- bles dentro del sistema poroso de la estructura Iítica pueden

a) Desarrollo de un cristal en un hueco grande. b) El crecimiento se alimenta por succión

cap i I a r. c) Se crea una presión de cristalización y se

comienzan a generar cristalitos en los ca- pilares.

tener diversos orígenes:

Choque termíco o

Los cambios bruscos y reiterados de tempe- ratura afectan las rocas mediante dos meca- nismos diferentes:

Por un lado, las rocas tienen una muy baja conductibilidad térmica, lo que provoca ten- siones entre la capa superíicial y el interior en aquellas regiones de fuertes variaciones ter-

Ataque a la estructura lítica por una atmós- fera ácida debida a la contaminación.

Contenido de sales solubles en la piedra original.

Los materiales utilizado6 en anteriores res- tauraciones, especialmente el cemento portland, son asimismo portadores de un cierto contenido en sales solubles. Trata- mientos poco considerados, también pue- den aportar estos compuestos.

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La autenticidad en el Perú: visiones

Desprendimiento de un revoco por dilatación térmica diferencial El agua que asciende por capilaridad desde el suelo puede arrastrar sales solubles pro- cedentes de abonos, de ácidos húmicos, sal- mueras antihielo, tratamientos contra plagas, excrementos y orina, etc. Cualquiera que sea el origen, las sales solubles en disolución en la humedad alojada en el sistema poroso de la piedra cristalizan al evaporarse el agua. Esta evaporación suele producirse desde la super- ficie de la piedra hacia el interior. Cuando se produce en la superficie provoca eflorescen- cias yló costras ó pátinas según la naturaleza de las sales. Cuando la superficie se seca y el fenómeno progresa hacia el interior se,forman criptoeflorescencias ylo costras endurecidas.

Degradación por contaminantes Los agentes contaminantes que pueden afec- tar a la piedra son fundamentalmente de dos tipos:

. Compuestos de azufre: Procedentes, de los combustibles fósiles, carbón, petróleo y ce- mento (a través de la combustión en moto- res, calefacciones y centrales térmicas) y en menor proporción, de la industria química.

Compuestos de nitrógeno: Con origen natural en las descargas eléctricas de las tormentas, pero sobre todo en los hu- mos procedentes de los vehículos a motor. Los efectos más notables son mu- chos; el ácido sulfúrico en forma de pe- queñas gotitas junto con partículas sóli- das de hollín, ceniza, carbón, y líquidos de alquitrán, gasoil, etc., ataca la piedra formando una capa de alteración que se denomina ((costra negra,,. El color negro se debe a las partículas sólidas y líqui- das que acompañan al ácido y que se depositan sobre la superficie, al mismo tiempo que se efectúa el ataque. El con- tenido en yeso disminuye progresiva- mente hacia el interior.

La precipitación de gotitas y aerosoles so- bre la piedra influye la carga eléctrica ne- gativa de la superficie de esta. El resulta- do es la formación de una costra dura, densa, con permeabilidad reducida res- pecto del agua y del vapor de agua, so- bre una capa arenizada y cargada de sa- les solubles. Esta costra termina por des- prenderse presentando la piedra un as- pecto característico.

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P E R Ú : E S T U D I O D E C A S O S

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi: un caso de estudio sobre la autenticidad

YOSHIO ONUKI, WALTER Tosso Y ELMER ATALAYA

untur Wasi es un sitio arqueológico situa- K do en la sierra de la región Cajamarca, en la falda occidental del norte del Perú, a 2.300 metros sobre el nivel del mar.

Las excavaciones realizadas por la Misión arqueológica del Japón durante doce tem- poradas desde 1988 hasta 2002 han revela- do muchos aspectos acerca del proceso cul- tural en la epoca de la formación de la civili- zación andina, o sea del período Formativo. El descubrimiento de las tumbas asociadas con los objetos de oro en 1989 y 1990 no solamente hizo destacar el nombre del sitio

sino también despertó el interés de los habi- tantes locales.

En 1994, se construyó el Museo Kuntur Wasi con el apoyo financiero del Japón, el cual fue obsequiado por la Misión Japonesa al pue- blo de Kuntur Wasi, mas precisamente a la Asociación Cultural Kuntur Wasi cuyos socios son los vecinos de esa comunidad. Con el fin de que el sitio fuera visitado por

turistas nacionales y extranjeros se ha mejo- rado la carretera a San Pablo. El gobierno re- gional ha instalado luz eléctrica y construido el sistema de alcantarillado. Poco a poco se

Vista general del sitio arqueológico y el Museo, 2003.

esta avanzando en la construcción de infra- estructura para poder promocionar Kuntur Wasi como un lugar atractivo para el turis- mo, debido a las ex- pectativas que han creado las excavacio- nes realizadas, las que han dejado al descu- bierto parte de la arqui- tectura precolombina.

Dichas excavacio- nes han clarificado la cronología de las cua- tro fases del período Formativo. Tal proceso comprende la cons- trucción, la remodela-

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

ción, el derrumbamiento y la reutilización. También se ha logrado relacionar varias es- culturas de piedra, llamadas monolitos, con el proceso arquitectónico. Las superposicio- nes de cada fase han quedado expuestas.

Los arqueólogos que han trabajado en Kuntur Wasi expondrán sobre las menciona- das superposiciones debido a los datos acu- mulados, por lo que también otros arqueólo- gos tendrán oportunidad de acrecentar sus conocimientos.

Pensamos también, que si la arquitectura del centro ceremonial de Kuntur Wasi es visi- ble y tangible, los objetos exhibidos en el museo tendrán un sentido nuevo, pues tanto la arquitectura como los objetos que la acom- pañan interactúan, y tal interacción vuelve a la realidad la historia del pasado presentada por los arqueólogos. Dicho de otra manera, la interacción entre la arquitectura 4 n situ>> y los objetos sacados del sitio reforzara la au- tenticidad de cada uno, mucho más que si se los exhibe en forma aislada.

Esa expectativa que les he expuesto fue la que IlevÓ,al Gobierno del Japón a disponer de fondos para trabajar en este Proyecto de Kuntur Wasi. Para ello se comenzó a gestio- nar un acuerdo con el Instituto Nacional de Cultura del Perú, a partir del cual, se iniciarían los trabajos de excavación, tratamiento y puesta en valor del sitio.

Finalmente, hace dos años, mediante el aporte de fondos que el Gobierno del Japón puso en fideicomiso a la UNESCO, se ha lo- grado hacer realidad la restauración y con- servación de templo histórico de Kuntur Wasi.

El objetivo principal de este proyecto fue conservar y restaurar el sitio en una forma vi- sible y tangible, y dejarlo en condiciones para que las generaciones futuras lo reciban como la herencia de la humanidad y el testimonio del logro cultural de los hombres del pasado, en los Andes.

El caso de Kuntur Wasi tiene otra impor- tancia e implicancia. La restauración realiza-

da está basada en una gran cantidad de in- formación, resultado de investigación cientí- fica por parte del equipo de arqueólogos ja- poneses y peruanos que llevaron a cabo las excavaciones durante mas de diez años. De- bid0.a este caudal de conocimiento acumu- lado sobre el sitio, se hizo la restauración y conservación eficazmente. De aquí en más se podrá juzgar si se ha cumplido con el ob- jetivo.

Como ya lo he mencionado, la superposi- ción extremadamente complicada de cons- trucciones se clasifica en cuatro períodos en orden cronológico, para los que hemos usa- do el termino <dase>>, de acuerdo con la deno- minación de la arqueología peruana. La for- ma total del templo, según los datos de nues- tras excavaciones, fue introducida en la fase Kuntur Wasi; luego en la fase Copa se adoptó la planta en U, donde la fachada frontal mues- tra la Escalera Central y el plano de la Plaza Delantera de la primera terraza.

La mayoría de las tumbas especiales aso- ciadas con los objetos de oro pertenecen a la fase Kuntur Wasi y constituyen una parte de la Plataforma Central del templo, realizada durante la misma fase. En el momento que se sacó a luz la parte principal del templo se comenzó a hacerle un tratamiento de conser- vación; concluido este, se logró reactivar la interacción entre el templo, los monolitos, y los objetos de oro, de cerámica y de otros géneros. Para ello se respetó la apariencia y estructura originales de la arquitectura; se hizo un registro para distinguir lo original y lo agre- gado o cambiado.

Con el tratamiento especial se evitó la fil- tración del agua de lluvia en las partes inte- riores traseras de los muros de contención y de la Escalera Central, y se preparó el drena- je de -manera tal que el agua no se detuviera dentro de la arquitectura sino que corriera in- mediatamente; en este aspecto se trató de que el drenaje añadido no perjudicara la apa- riencia original.

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Elmer Atalaya

Vista general de la reconstrucción del Templo Kuntur Wasi.

Mientras se realizaban las excavaciones se descubrió que durante la fase Copa se ha- bían hecho varias modificaciones a la arqui- tectura heredaba, especialmente en la forma elemental del templo en U de la fase Kuntur Wasi. Se encontraron partes demolidas que seguramente eran utilizadas para la remodifi- cación, por ejemplo en las dos plataformas del este y del oeste; por otro lado hay partes reutilizadas también, en la Plataforma Central, en la pared norte de la Plaza Central, en la parte este de la Fachada Principal, en el es- pacio y forma de la Plaza Delantera y en la Escalera Central.

Por ello, a medida que la investigación avanzaba, nos dimos cuenta que en la fase Kuntur Wasi se inició la planta de la fachada, las terrazas, los canales subterráneos, y el templo en U. En consecuencia, tuvimos que remodificar también el esquema que nos ha- bíamos planteado al inicio del proyecto. Con- servamos las partes remodificadas en la fase Copa, y al mismo tiempo sacamos a la luz las partes reutilizadas, y así se presentaría la idea original del templo de la fase Kuntur Wasi a través de la arquitectura restaurada y conser- vada de la fase Copa.

Aquí no voy a hablar sobre los detalles de la técnica de conservación, porque ese tema

lo trataran los conservadores que trabajaron en Kuntur Wasi, Wal- ter Tosso y Elmer Atalaya.

Quiero mencionar algo sobre el registro de datos de la arqui- tectura. Cuando sacamos a la luz una parte de la estructura, regis- tramos siempre sin evaluar la im- portancia o significado de cada una. En el caso del muro de la Fachada Principal, tomamos fo- tos, registramos su totalidad y luego juntamos los datos en un dibujo. Usamos las piedras caí- das para recolocar, pero a veces ya resultaba imposible determi-

nar dónde estaban originalmente. En tal caso, las usamos para restaurar el muro. Hubo ve- ces en que traíamos algunas piedras de los lugares alejados del muro para completar la restauración, escogiendo sin embargo aqué- llas que identificábamos que eran partes del muro grande de contención.

Supimos, a través de las excavaciones, que las terrazas angostas junto a las cabezas de muros estaban empedradas. Aprovecha- mos este conocimiento para empedrar todas las superficies de esas terrazas, y evitar así la filtración del agua por detrás de los muros. Aprovechamos la presencia de las desembo- caduras de los canales subterráneos para conducir el agua hacia afuera, y construimos las cunetas o zanjas. Hay dos lugares en don- de hicimos una ligera inclinación para guiar el agua hacia las zanjas. No se sabe si había zanjas o no, o si había tal empedramiento in- clinado o no, pero sería bueno dejar así estas dos hipótesis hasta que sepamos la verdad con certeza.

En la Escalera Central, arreglamos las pie- dras de la parte inferior que mantenían su po- sición original. El problema era la parte supe- rior donde no quedaba ninguna piedra origi- nal para los peldaños. Después de considerar algunas alternativas, decidimos poner las pie-

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

Vista general de los trabajos en la Plaza Central, 2002.

dras pequeñas, distinguidas con toda facili- dad de las originales, en forma de peldaños. Hemos dado una ligera inclinación a esos peldaños para que el agua corra hacia las cunetas de ambos lados de la escalera. Vale notar que estas dos cunetas o canaletas son originales, menos unas lajas en el fondo.

En la Plaza Central, las paredes de los cuatro lados fueron restauradas. Básicamen- te la plaza así restaurada corresponde a la fase Copa. Al inicio de esta fase, hubo remodela- ción de la plaza, y muchas piedras de las pa- redes fueron removidas y recolocadas. Encon- tramos una hilera de lajas en forma de corni- sa, y han quedado algunos restos de friso y enlucidos. Se le han agregado paredes a las originales para protegerlas. Como observa- mos muchas rajaduras en estas paredes agre- gadas, las hemos rellenado y les hemos dado una inclinación a las cabezas para evitar la filtración del agua.

Se evidencia el uso repetido y la remode- lación del piso de la plaza. Se encontraron restos del piso y parte de arquitectura de la fase ídolo también. Durante la fase Kuntur Wasi se preparó el piso, pero se ha aclarado que se habían construido dos canales antes de poner y acabar el piso.

Con posterioridad, en la fase Copa, también se hizo un piso, por lo menos dos veces, cada vez po- niendo el ripio de color amarillo y luego acabándolo con tierra blanca, posiblemente cal. Como el estado de conservación de los canales era muy malo con sus lajas partidas o perdidas, hemos tapado con tierra y ripio. Originalmente, el canal no se veía porque era subterráneo, co- rriendo por debajo del piso.

Al hablar del tema de autentici- dad, ¿que podemos decir con base en la experiencia de Kuntur Wasi?

Primero, hemos respetado en el mayor grado posible, la parte exte-

rior de la arquitectura para preservar la origi- nalidad de su forma. Pero, una vez que se comprobó que había partes que no guarda- ban similitud con el exterior original, se hizo una intervención para la protección técnica; por supuesto se tomó esa decisión de inter- vención, respetando la originalidad estructu- ral. Es decir, hemos utilizado, para restaurar los muros, las mismas piedras que conside- ramos, mediante la observación arqueológi- ca de varios de sus ángulos, que habían sido las originalmente, usadas. No usamos ningún otro tipo de material como hierro o concreto para reforzar. También usamos la misma técnica de cons-

truir los muros, piedras grandes bien coloca- das con las cuñas de piedras pequeñas. El mortero original no se conservaba debido al lapso de tiempo (mas de dos mil años); pro- bablemente el original haya sido de barro y cal. El mortero se ha usado para evitar la fil- tración del agua y no para soportar las pie- dras del muro, tan pesadas que se necesitan mas de 20 o 30 hombres para cargar una sola. Con el fin de respetar la originalidad estructu- ral, Kunio Watanabe inventó el mortero de tie- rra-cemento; una mezcla de tierra del sitio con un porcentaje de 5% de cemento, y evitar así

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Elmer Atalaya

la filtración del agua. Este mortero es frágil, y después de un año, empieza a despegarse capa por capa, por lo tanto duraría 5 años, por lo que hay que renovarlo.

Otra alternativa para usar como mortero era cal con arena de río. La arena hubo que traer- la desde el fondo del valle, pero debo decirlo, originalmente no hay vestigio de su uso en Kuntur Wasi. El mortero es duro y de color blanco, que es distinto al color original, pero muy durable y por supuesto muy seguro para evitar la filtración del agua.

Finalmente, se llevó a cabo la tercera alter- nativa de intervención que Carlos Cano apli- có a toda la cara de los muros de la fachada. Después de tres clases de intervención, pa- rece que hemos llegado a la cercanía de la estructura original.

Como hemos visto, la complicada super- posición de arquitecturas de cada una de las fases nos ha imposibilitado restaurar el con- junto arquitectónico de una sda vez. Pero, no pienso que tal manera de restauración haya perdido la autenticidad de su arquitectura. Esta clase de restauración está fundamenta- da con datos suficientemente científicos, ob- tenidos por los mismos arqueólogos que tra- bajaron en la restauración.

De acuerdo con mi manera de pensar, aquí hay un factor muy importante para enaltecer la autenticidad del patrimonio. Es mucha la información acerca de la historia del conjunto arquitectónico en el caso de Kuntur Wasi. Esta acumulación de información refuerza la au- tenticidad del conjunto restaurado. Si resumi- mos lo que he dicho, la autenticidad es la com- binación integral de los factores o aspectos de originalidad, de la forma exterior, de la es- tructura, y de la información. Es la informa- ción la que crece cuando avanza el estudio. Cuanta mas información se acumule sobre el patrimonio u objeto, tanto mas se puede acer- car a su autenticidad.

Aquí puede aplicarse el significado de re- plicas. Cuando se obtiene una gran cantidad

de información sobre el objeto, su réplica pue- de tener autenticidad. En este sentido, y de acuerdo con otros aspectos ya mencionados, la autenticidad no es lo mismo que la origina- lidad, aunque ser original es una condición muy importante para ser auténtico.

El arquitecto Juan Manuel Sarmiento ha planteado los requisitos del patrimonio. Apli- cándolos al caso de Kuntur Wasi, el valor in- trínseco no tiene ninguna duda. El valor co- munitario esta todavía por conseguirse y el valor emocional está creciendo. Muchos ha- bitantes del sitio ya han aprendido sobre los períodos cronológicos en los hallazgos de cerámica, oro y monolitos. Varias mujeres se han puesto a lavar y marcar mas de 60 tone- ladas de fragmentos de cerámica, y ya distin- guen la cerámica de Kuntur Wasi de las de otros sitios. Entre los habitantes, se nota el orgullo de ser (<kunturwasino,,, lo cual signifi- ca que están arraigando su sentimiento de identidad y pertenencia. Una preocupación, que no solamente es mía sino también la de muchos, es la continuidad, porque algunos jóvenes están dejando el pueblo para buscar trabajo en otros lugares.

Durante 15 años de tareas empeñosas, las excavaciones de cada temporada siempre han sacado a luz algo nuevo, y el pueblo o por lo menos la gran mayoría de sus vecinos, se entera de tal descubrimiento; esto hace que a medida que las informaciones se acumu- lan, los habitantes se convencen mas de la importancia del sitio y de sus objetos, acre- centando el cariño por el lugar. Nadie duda de la autenticidad del monumento y los obje- tos que lo acompañan.

Me atrevo a decir, sin embargo, que la au- tenticidad de cualquier tipo de bien patrimonial no solamente crece o se afirma, sino que tam- bién se debilita o en el peor de los casos mue- re, si no se hace el esfuerzo de mantenerla y enriquecerla con todas las informaciones posi- bles, a través del estudio y de las experiencias que se acumulan a lo largo del tiempo.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

CONSERVACI~N Y RESTAURACI~N DEL FRONTIS PRINCIPAL Y DE LA PLAZA CENTRAL DEL TEMPLO DE KUNTUR WASl

Como se ha expresado, la investigación ar- queológica realizada por mas de una década ha llevado al equipo de investigadores a in- tervenir y poner en valor diversos sectores del Centro Ceremonial de Kuntur Wasi. Estas la- bores que ya han finalizado tuvieron un tiem- po de preparación para comenzar con los pro- cesos de conservación correspondientes, donde los técnicos analizaron las relaciones de los materiales con los cambios apropia- dos para cada acción.

A través de la investigación minuciosa rea- lizada desde 1988 se registró una serie de ele- mentos arquitectónicos, objetos diversos y rasgos culturales de gran importancia (se pue- de acceder a dicho registro a través de publi- caciones especializadas o visitando el mu-

seo); esta acumulación de datos en las dis- tintas temporadas de excavación sistemática, nos permitió conocer a priori, el estado de conservación del Frontis con la Escalera Prin- cipal, un pequeño sector de la Plaza Delante- ra y la Plaza Central.

Las excavaciones previas indicaban que al- gunas estructuras de los sectores a intervenir presentaban distintos niveles de deterioro, los cuales podían ser tratados y conservados con una acción preventiva, en algunos casos, y con una definitiva, en otros. Sabíamos que cada sector presentaba algunos problemas de soporte estructural, siendo el de mayor complejidad el Frontis Principal, pues el de- terioro era mayor por el desfase de su arqui- tectura; era allí donde en algunos paramen- tos de contención y accesos se requería un tratamiento adecuado para lograr la estabili- zación y restauración de los muros que con- tienen la plataforma.

Vista general de los trabajos en la Plaza Delantera y Frontis Principal, 2002.

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Eimer Atalaya

Para suplir estas deficiencias estructurales se identificaron los factores causantes de es- tas acciones, como por ejemplo los cultura- les, producidos por renovación de nuevos pa- trones constructivos que se superponían; tam- bién los cambios geodinámicos (cambio de la geomorfología y sísmicos) que a veces al- teran el sistema constructivo, modificando las estructuras, y por ultimo el material emplea- do. Se estableció como factor de degradación importante el proceso de <<arenizaciÓn)> de las piedras, que permitió el desplazamiento de estructuras colocadas sobre terrazas con re- llenos artificiales y en muy pocos sectores asentadas sobre el afloramiento rocoso.

La conservación de la arquitectura del Tem- plo de Kuntur Wasi y las superficies del entor- no fue planificada dentro de un lapso de tres años, siguiendo cuatro niveles de trabajo, de acuerdo con la metodología indicada por un equipo especializado; esta planificación con- sistió en:

Reconocimiento preliminar y caracteriza- ción de las estructuras a conservar: para ello se realizaron las excavaciones arqueo- lógicas en el área de los sectores expues- tos; se investigó su estado de conserva- ción, los factores de degradación y accio- nes causantes para establecer las solucio- nes correspondientes en las zonas a interven ir; Programa para realizar la conservación in- tegral de las áreas expuestas, de manera que conociéramos todo lo necesario para realizar reforzamientos estructurales y al- gunas reintegraciones para dar estabilidad a las estructuras respetando su originali- dad, pues en algunos sectores se halla- ban bien conservadas; Conservación con menor intervención po- sible, haciendo uso de técnicas y materia- les tradicionales; Salvaguarda del entorno del sitio arqueo- lógico y ambiental con un tratamiento del

paisaje y las áreas de exposición debida- mente señalizado; Participación de la población circundante en las acciones y en la ejecución de cier- tos trabajos; Preparación de paneles ilustrativos de acuerdo con el plan de adecuación para fines turísticos o recreativos; y Mantenimiento del sitio arqueológico, de acuerdo con las recomendaciones del INC.

Los lineamientos planteados se cumplie- ron adecuadamente según el cronograma es- tablecido, sin embargo algunos inconvenien- tes en el registro arqueológico y debido a opi- niones divergentes dentro del equipo retrasaron en una temporada, la entrega final de los trabajos realizados.

Las zonas intervenidas fueron:

El Frontis Principal del lado norte de la Pla- taforma Superior, comprendido por tres muros de contención hacia ambos lados, que abarcan las estructuras ubicadas en la Plataforma Superior, la que tiene una extensión de 140 m por 170 m aproxima- damente. Los muros de contención han sido denominados según los sectores; por ejemplo el sector R corresponde al lado noroeste y el sector S corresponde al lado noreste; cada uno de estos sectores po- see registros con siglas que indican su ubicación con respecto al sector y al nú- mero de muro correspondiente. La Escalera Principal, ubicada en la parte central del frontis, fue intervenida desde la parte superior hasta la parte de salida en 11,35 m desde la caída y 12,50 m has- ta la base del muro por 42 cm de ancho y el muro lateral de 12,50 m. La Plaza Delantera ubicada en la Primera Terraza y la Plaza Central situada al inte- rior de la Plataforma Superior poseen re- gistros similares a los de las estructuras anteriores.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

Los muros de contención del lado noroes- te y noreste del frontis principal, las estructu- ras de la primera terraza y de la Plaza Central fueron intervenidos de acuerdo con el estado de conservación de sus estructuras, y para su identificación se los denominaron con le- tras iniciales del sector, seguidas de números arábigos según el registro correspondiente.

REGISTRO GRÁFICO

Las estructuras intervenidas poseen un regis- tro gráfico y fotográfico de todas las fases del proceso; estas se desarrollaron con base en una serie de sistemas que posibilitaron un re- gistro minucioso de la ubicación real de los paramentos y del conjunto de las estructuras. Estos sistemas convencionales e innovado- res fueron utilizados por el equipo de investi- gadores junto con el registro grafico de las estructuras o paramentos en planta a escalas distintas de 1/20 a 1/40, mediante el uso de un instrumento denominado alidada.

También se aplicó otro tipo de registro de- nominado sistema KAP (Kite Aerial Photogra- phy) que permite tomar fotografías aéreas por cometa con cámara digital; en este caso se tomó de forma perpendicular a una escala determinada para los paramentos del sitio, con un control remoto. Este sistema fue pre- diseñado por integrantes del proyecto Gen- taro Miyano, cuyo sistema está siendo utiliza- do en distintos países para el registro arqueo- lógico. Otro registro utilizado es el sistema Katata (nombre del inventor) con el uso de la Estación Total, un colector de datos (mini- PC), Lap top PC, Plotter, sistema parecido al Auto- Cad, pero especializado para el trabajo ar- queológico. Asimismo se usó el programa Adobe Photoshop, pues permitió incorporar los sistemas antes mencionados para unirlos con los planos del sistema tradicional, el Ka- tata, y con las fotos aéreas del sistema KAI?

Estas labores fueron desarrolladas por miem- bros del equipo de investigación.

Las superficies de los bloques de piedra se rotularon y codificaron mediante un siste- ma arbitrario, que permitió conocer las posi- ciones originales de las estructuras por hila- das. También se usó el registro fílmico para establecer una secuencia de los trabajos rea- lizados.

Una vez obtenidos los datos gráficos de los paramentos de cada sector se utilizó un registro directo en las piedras y elementos del muro con el uso de códigos de números ará- bigos y letras del abecedario castellano, lo que permitía ubicar en planos a escala, el elemen- to, y con ello, realizar el movimiento de libera- ción, reubicación y monitoreo en tramos de los paramentos a intervenir. En los gráficos se registraban con colores distintos (rojo, ver- de, en fondo blanco) los bloques de piedras para diferenciar el estado original, los despla- zamientos, intrusiones, deterioros y posición de las piedras de los paramentos y de los pel- daños con sus respectivas cotas de medidas originales. Otros de los gráficos realizados fue- ron los cortes de sección, que permitieron conocer las pendientes, las inclinaciones de los paramentos, peldaños y pisos de los sec- tores intervenidos. Todo este material servirá para la interpretación adicional y para cuan- do se realicen inspecciones de la intervención realizada.

TRABAJO EN EL FRONTIS PRINCIPAL Y PLAZA DELANTERA -PRIMERA TERRAZA-

Como se estableció anteriormente, el Frontis Principal está constituido por tres muros de contención hacia ambos lados del ingreso principal, a los que hemos denominado sec- tor R y S, donde se han registrado diversas fases constructivas que caracterizan el cen-

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Elmer Atalaya

Vista lateral del Frontis Principal, 2003.

tro ceremonial. A través de las excavaciones de los muros de contención del Frontis del lado oeste se pudo confirmar que éste tuvo tres fases de remodelaciones de los paramen- tos. La primera de ellas esta asociada a la fase Kuntur Wasi; la construcción de los muros de contención se inició directamente sobre la su- perficie rocosa del cerro, de los cuales aún se mantienen las bases originales de las es- quinas de la Escalera Principal.

La segunda comenzó cuando se recons- truyeron parcialmente los muros de conten- ción del Frontis en la fase Copa, los que se superpusieron a la arquitectura anterior (esto ocurrió por un desplazamiento de los muros R-M 3 y 4 hacia el norte, manteniéndose tan solo las bases hacia el lado de la escalera y hasta la parte media del lado oeste, por lo cual la superposición a las estructuras anteriores se realizó con rellenos de tierra con grava). Finalmente, la tercera, también .en la fase Copa, se llevó a cabo cuando en la parte no- roeste se produjo un desplazamiento de las bases de las estructuras hacia el lado norte, para que éstas pudieran ser cubiertas defini- damente en la fase mas tardía del sitio. En este sector se registró el nivel máximo de al- tura de los muros de contención, que por lo

general se mantenían en buenas condiciones de conservación.

Con respecto a los muros de contención del lado este, sector S, el registro arqueológico indica una situación distinta, debido al despla- zamiento abrupto de algunas par- tes de sus estructuras superiores (SM-1 y 2), de manera que la inter- vención fue diferente a las del lado oeste. En el interior de ambos la- dos de los muros de contención se registraron salidas de canales que provenían de la Plataforma Princi- pal, los cuales estaban desplaza- dos y algunos cubiertos con reno- vaciones arquitectónicas.

Las estructuras de la Plaza De- lantera se han mantenido en su situación ori- ginal, excepto una intervención en la esquina sur oeste, donde se restituyeron algunos blo- ques de piedra para mantener la estabilidad de los pasadizos a desnivel que conforman la plaza. También se procedió a estabilizar y restituir en sus posiciones originales algunos bloques de piedra caídos.

Tratamiento de Conservación

En las intervenciones ejecutadas en diversas partes del Frontis Principal y de la Primera Te- rraza, como un proceso prolongado y preven- tivo para detener la erosión, se establecieron los siguientes pasos:

retiro de la argamasa en estado seco al in- terior de los muros hasta una profundidad adecuada (15 a 20 cm) que en la mayoría de casos llegó hasta la unión de las pie- dras. Se retiraron pequeñas cuñas, y para ello, se operó con espatulas delgadas; aplicación de agua sobre la superficie don- de se iba a adherir la nueva mezcla de ar- gamasa preparada;

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

restitución de ciertas cuñas retiradas al momento de la limpieza consolidación de la argamasa con una mezcla de tierra-cemento-yeso y tierra fina cribada de color negro con agua; y aplicación periódica de agua para evitar rajaduras posteriores y así prevenir la in- solación directa sobre el paramento.

Proceso de Conservación

Esta labor desarrollada en los muros de con- tención del Frontis Principal es compleja en la medida en que se encuentran varios tra- mos desfasados de su posición e incluso hay presencia de una renovación constructiva principalmente en el Frontis, no así en la Es- calera Principal y las estructuras de contorno de la Plaza Delantera, en la primera terraza, que tienen una re-utilización permanente has- ta su cubrimiento. Por ello, en el Frontis se procedió a realizar anastylosis estructural de forma parcial en algunos casos, y en otros ín- tegramente, en especial en aquellos tramos de los muros del paramento desplazado o caí- do. En ciertos tramos de los muros de con- tención como en el sector R y en las unida- des W 3-8, se realizaron excavaciones hasta la base interna de los muros para su reestruc- turación, pues presentaban otros muros de la fase anterior; posteriormente, se cubrieron los muros con un revestimiento de piedras pla- nas e irregulares con argamasa de tierra-ce- mento-yeso (según proporciones) hacia los costados, de manera que se crearan refuer- zos para las estructuras.

Seguidamente se procedió a rellenar con capas de tierra y piedras prensadas desde la superficie hasta llegar a la base de la cons- trucción de los canales de drenaje. En el caso de los muros de la Plaza Delantera se efectuó anastylosis estructural sobre el paramento, y se reintegraron, parcialmente, ciertos tramos de hiladas de piedra; en otros tramos solo se

dejaron las piedras originales, sin restituir nue- vos bloques.

Los muros intervenidos en ambos secto- res tenían un registro gráfico, fílmico y foto- gráfico de todas las fases del proceso. Las superficies de las piedras fueron rotuladas y codificadas mediante un sistema arbitrario que permitieron identificar y ubicar, por hila- das, las acciones ejecutadas en cada una de las estructuras. Los códigos utilizados permi- tieron identificar el tipo de movimiento y mo- nitoreo efectuado en los tramos, que se re- gistró en el gráfico con colores que indicaban su remoción por desplazamiento y su grado de erosión.

El proceso seguido en las zonas interveni- das ha permitido la utilización de dos formas de consolidación y estabilización de los mor- teros y muros. La primera es la consolidación con barro y una mezcla denominada ((tierra- cemento-yeso))propuesta por el Prof. Kunio Watanabe, la cual permite la impermeabiliza- ción. La otra es la inserción de piedras (gene- ralmente planas) en el interior de la mezcla, que no afecta el aspecto de los muros, ni el muro en sí. Como consecuencia se ha pro- ducido una combinación adecuada para el tra- tamiento interno y estético de los muros. Es- tos materiales adheridos a los muros poseen grados de reversibilidad en caso que sea ne- cesaria una corrección en el futuro.

En cuanto a la conservación preventiva se consideraron dos tratamientos para la inter- vención en la mampostería; el primero de ellos referido a los sistemas de drenaje de los mu- ros de contención, para conseguir su estabi- lización, y el segundo, con relación a los re- voques de los paramentos. Estos trabajos fue- ron realizados en los muros de contención del Frontis Principal (sector R y S), en la Plaza Central de la Plataforma Superior, en el inte- rior de los canales de drenaje y en los muros de la Plaza Delantera con revestimiento de argamasa.

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Elmer Atalaya

Tratamiento del sistema de drenaje

Para dar estabilidad a las estructuras expues- tas se estableció un sistema de drenaje que posibilitara la evacuación del agua durante los períodos de lluvia, con el fin de que esta ac- ción no afectara la estructura interna de los muros, factor que constituía uno de los agen- tes de deterioro que fueron observados en las investigaciones preliminares.

Este proceso de intervención requirió una serie de pasos para su ejecución como:

excavación de las partes internas de los muros (se aprovecharon excavaciones efectuadas para la reestructuración de los mismos) ; alisamiento de la superficie mediante es- combros apisonados; humectación para lograr superficies com- pactas con una ligera pendiente para la construcción de las bases del canal; relleno de las bases de la zanja con pie- dras pequeñas angulosas que tienen un espesor de 1 O a 15 cm y su compactación posterior; tratamiento de revestimiento o protección del sistema de drenaje, que se realizó con la preparación de una mezcla de tierra- cemento-agua, hasta lograr una textura pastosa; consolidación de los muros con la aplica- ción de 10 cm de mezcla fuerte prepara- da para la construcción de base de cana- les. En dos de los canales se adhirieron lajas de piedras planas de base RM -3 y 4. También se aplicaron 15 a 20 cm de mez- cla con piedras irregulares planas sobre los lados internos del muro y del canal; constitución de un canal de 25 cm de base por 30 a 35 cm de altura y por 35 cm de boca.

Aunque los trabajos de los rellenos apiso- nados y los drenajes no son similares en am-

bos sectores, estos se efectuaron según la evaluación que se hiciera para estabilizar las estructuras de los muros de contención.

Tratamiento de mortero en muros

El deseo de los expertos que trabajaban en la obra era estabilizar el mortero o argamasa de las piedras de los muros de contención en todo el Frontis Principal y Plaza Delantera, sin perder la apariencia original. Para ello se pro- cedió como en los casos anteriores: emplear empastes entre muros texturados como su- perficies rugosas, plásticas, irregulares de color similar a la tierra. El mortero de barro simple de color rojizo, sin aditivos plásticos entremezclado con cemento, tierra fina criba- da de color negro en una pequeña medida y agua, presenta una textura bastante irregular y se obtiene por medio de la aplicación direc- ta con la mano y brocha gruesa. El resultado del tratamiento luego de un remojado que dura varios días es bastante Óptimo, disminu- yendo los resanes o refuerzos de la pasta.

Tratamiento de pisos

En esta etapa de los trabajos se consideró la conservación de partes del piso de la Prime- ra Terraza ubicado entre el primer muro de contención y la Plaza Delantera. El tratamien- to de estos pisos comenzó con la consolida- ción del barro, sin pretender su impermeabili- zación, con una delgada cubierta de tierra con mezcla de tierra-arena y cal. El resultado del tratamiento permite una delgada capa de 5 cm de espesor sobre el piso, la cual es remo- jada durante varios días; esto disminuye los resanes o refuerzos de pasta y estará prote- gido durante los meses de lluvia (diciembre- abril). Este trabajo fue monitoreado en el año 2003 por el Ing. Carlos Cano, quien posterior- mente realizó un refuerzo estructural del piso.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

Protección de las estructuras

El objetivo final de los trabajos realizados fue lograr la preservación, conservación integral del área intervenida y con ello, recuperar el entorno paisajístico del sitio arqueológico, el que al estar expuesto se halla ante un peligro inminente por diversos factores. Las medidas y procedimientos efectuados tienen carácter provisional con los consiguientes desgastes de las cubiertas y empastes efectuados en las estructuras. Por ello, se ha elaborado un sis- tema de protección para evitar mayores da- ños, los que se producen principalmente por las precipitaciones pluviales durante los me- ses de diciembre a abril. Entre las medidas de protección no se consideró colocar cu- biertas por el momento, debido a que ha sido un aspecto bastante discutido dentro del equipo.

Todo el flujo de agua proveniente de los muros de contención y de las unidades ex- puestas ha sido conducido a unos sistemas de evacuación de aguas de lluvia hacia sec- tores no problemáticos. Para ello se constru- yeron canales abiertos y se reutilizaron anti- guos sistemas de drenaje con una adecuada conducción de las aguas hacia las salidas de los canales, como sucede en el lado este del sector S, donde se hace la recolección por medio de los canales prehispánicos, y en el lado oeste del sector R, donde el sistema re- corre en un sentido tanto hacia el este como al oeste. En algunos casos los canales abier- tos conducen hacia unos pequeños pozos de captación con tubos de 4 pulgadas que Ile- van sus aguas hacia la parte inferior a otras zanjas abiertas en la primera terraza de con- tención; éstas no afectan estructuras visibles y, en caso contrario, han sido excavadas y registradas previamente.

Hacia el lado este, al sistema de drenaje se lo ha conducido hacia la parte inferior de los Últimos muros de contención y de ahí ha- cia otros pequeños pozos de captación, don-

de se han instalado tubos, no problemáticos, de PVC de 6 pulgadas de diámetro al interior de la superficie. Para cuando los deslizamien- tos de agua lleguen a los perfiles se ha pre- visto protegerlos con tubos de PVC cortados a la mitad de su diámetro y colocados en las esquinas de la pared del perfil y la superficie, con cuñas de maderas entre el suelo y el per- fil. Por Último, se ha procedido a colocar alre- dedor de todas las áreas intervenidas, esta- cas de madera de 40 cm de altura cada tres o cuatro metros de longitud donde pasan so- gas de 3 cm de diámetro.

Trabajos en la Escalera Principal

La excavación en la Escalera Principal (19 gradas de un total de 35) evidenció una se- rie de peldaños delimitados por dos canales laterales de 35 cm. Las dos primeras gradas mantuvieron su posición original, mientras que desde la tercera hasta la décimo nove- na están desplazadas, con diferentes grados de alteración. Se nota la existencia de gra- das faltantes que aparentemente fueron uti- lizadas en fases posteriores cuando no es- taba vigente el acceso. El área de extensión excavada es de 11 m de ancho por 15 m de largo y constituye el ingreso principal del si- tio arqueológico.

La ejecución de la excavación arqueológi- ca de la Escalera Principal demostró el esta- do de conservación, por lo que se tuvo que identificar y registrar cada peldaño y cada una de las piedras tratadas, con gráficos en la es- cala requerida. Cuando se procedió a la resti- tución de las piedras, se inspeccionó su esta- do de conservación y la disposición que man- tenían originalmente. Sobre la base de este trabajo, se sabe que los primeros peldaños (1 al 3) se encontraban en buen estado de conservación, con una escasa alteración de las piedras originales, pero con algunas pie- dras faltantes y deterioradas. Los siguientes

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peldaños (4 a110) presentaban un estado de conservación entre bueno y regular con ma- yor alteración de piedras originales. Asimis- m o se observaron restituciones de piedras nuevas en fases prehispanicas, con mayor cantidad de piedras faltantes y marcado de- terioro, y con carencias generalizadas hacia la parte central. En los peldaños siguientes (1 1 al 19) la conservación era de regular a mala, con dificultades para reconocer las pie- dras de cada grada, debido al desplazamien- to irregular de estas y a la gran cantidad de piedras fracturadas, degradadas y faltantes. lambién se verificó que en el canal del lado lateral oeste faltaban algunas lajas.

Los trabajos realizados en la Escalera Prin- cipal durante la temporada del año 2000 con- sistieron en exponer la parte arquitectónica del conjunto para fines de investigación ar- queológica, con el objeto de determinar el estado de conservación y reconocimiento de los factores de degradación de la estructura y para elaborar una serie de propuestas y so- luciones. La excavación permitió verificar que la escalera presentaba un gran deterioro pro- ducido por las precipitaciones que ocurren du- rante los meses de diciembre a abril; por los deslizamientos de taludes y por factores an- trópicos que, desde periodos prehispanicos, han acentuado dicho proceso de deterioro hasta años recientes. Esta zona arqueológi- ca ha sido usada como área de cultivo, he- cho que produjo el retiro de ciertas cantida- des de piedras históricas que conformaban los peldaños del monumento.

Descripción de los trabajos preliminares de excavación

En el año 2002 se retiraron pequeños muros de contención que servían para evitar la ero- sión del suelo y el colapso de los paramentos debido a las precipitaciones pluviales de la temporada de verano. También se quitaron

capas de relleno que cubrían los muros has- ta dejar expuestas las posiciones de los pel- daños y el área de acceso; esto permitió co- nocer la superficie en forma de grada que es- taba recubierta por una delgada capa de cal. En algunas partes se observó que estas su- perficies de cal estaban superpuestas; sin embargo, no se pudo establecer si éstas co- rrespondían a la renovación de la superficie o a un mantenimiento continuo. Asimismo, se efectuó la limpieza de los bloques de piedra en las gradas.

Las labores previas consistieron en la iden- tificación de algunos procesos que afectaban tanto al sistema constructivo de la escalera, como al movimiento estructural por acción sís- mica y reptación de la superficie debido a la acción pluvial, y también la mecánica de los agentes de deterioro de las piedras que con- forman la escalera. Por tal motivo, se buscó la opción mas adecuada que permitiera esta- bilizar el sistema constructivo con una reposi- ción de piedras y lograr la conservación origi- nal de los peldaños de la escalera. Para ello, fue necesario el reemplazo de algunas pie- dras en los peldaños y en los lados laterales para formar sistemas de drenaje y lograr así el refuerzo de las estructuras

Posteriormente, durante el 2002, se inter- vino la Escalera Principal retirando los peque- ños muros de contención que actuaban como contrafuertes y las capas de tierra dejadas en la parte superior en las temporadas anterio- res. Así mismo, se efectuó la limpieza de las lajas de piedra en las gradas. El retiro de las capas de relleno y muros permitió preparar la superficie en la cual se reconstruyó la escale- ra, la que en su parte superior presentaba una extensión en forma de grada recubierta de una delgada capa de cal. En algunas partes se observó que estas superficies de cal estaban superpuestas; sin embargo, no se ha podido establecer si corresponde a la renovación del espacio o al mantenimiento continuo.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

El retiro de piedras de las gradas inferio- res de la Escalera Principal mostró una del- gada capa de tierra oscura, fina con cascajo grueso, y debajo de esta, una serie de pie- dras asentadas como base, las que en mu- chos casos estaban afirmadas directamente al afloramiento rocoso. También se advirtió una capa de tierra marrón con puntos blan- cos (material calcáreo) que se introducía por las fisuras y las bases de piedra de la grada. De acuerdo con la opinión del conservador, estas capas son las que produjeron el des- plazamiento de la base superficial de su posi- ción original. En la capa inferior se notaron algunos fragmentos bastante erosionados de cerámica sin filiación aparente.

En el tramo faltante de gradas del lado su- perior se ha identificado la presencia de tierra fina de color marrón claro, de textura suave, pero compacta y permeable que cubre la su- perficie de roca natural o superficies con cas- cajo de naturaleza propia del cerro; esto sirve como base del soporte y protección de las gradas. Por esta razón, se puede mencionar que la conformación interna de la base de la escalera está dada por rellenos naturales y preparados con tierras mitosas (arcillosas) Ii - geramente permeables y cascajos suaves que están encima de la superficie rocosa.

Al iniciar los trabajos de conservación en la Escalera Principal se planteó la hipótesis referida a la renovación o superposición de los peldaños, debido al desnivel de los pisos de la Plaza Delantera y la reparación de los paramentos laterales; pero wando se proce- dió al retiro de los bloques de piedra de la tercera grada se pudo comprobar que no exis- tía una escalera anterior, sino que las gradas inferiores eran las originales desde el inicio de su construcción; sí se notó que algunas piedras fueron removidas de sus posiciones originales, porque se percibieron otras dispo- siciones y otras técnicas de construcción.

Con la finalidad de efectuar un trabajo rá- pido y directo sobre la estructura tratada, sin

que afectara las labores que se estaban de- sarrollando en los diferentes sectores de ex- cavación, se escogió un espacio abierto y cercano, que permitiera el acceso con facili- dad, para realizar la preparación de morteros de tierra y concentración de material y herra- mientas; para ello se eligió la superficie inter- media de la Plaza Delantera frente al acceso de la escalera. También se la usó como área de concentración de piedras de las gradas que se habían retirado para su limpieza y pos- terior reposición definitiva.

Todas las piedras originales 4 n situ,, y des- plazadas de la escalera principal fueron codi- ficadas de acuerdo con el número del pelda- ño seguido de un número arábigo encerrado al interior de un círculo de color negro de tin- ta líquida, con la intención de registrar el mo- vimiento de piedra en los gráficos de planta, tanto en gabinete como en campo.

Materiales utilizados

Para la consolidación interna de las gradas entre las llagas de las piedras, la base del mortero de asiento y los muros escalonados de contención de la parte superior, se usó la misma mezcla compuesta por tierra-cemen- to-yeso. Las bases de asiento de las gradas fueron excavadas hasta una profundidad de 25 y 15 cm hacia el lado interno, y rellenadas con pequeñas piedras y la mezcla menciona- da. El material utilizado en la escalera difiere del utilizado en los muros de contención, por la consistencia de la tierra y del color. Esta tierra procedía de la cernida de las capas su- periores del área excavada, por lo que se lo- gró una buena cohesión de la mezcla, pero no se obtuvo un color rojizo, sino un tono gris oscuro.

Para lograr la compactación de las tierras rellenadas se utilizaron artefactos que fue- ron confeccionados en campo, formando una caja de mezcla compacta de cemento, suje-

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tada por una varilla doblada denominada ((pi- sonador)).

Refuerzo Estructural

El registro arqueológico realizado indicó al- gunos factores que dañaron el sistema cons- tructivo de la Escalera Principal. Aunque no se cuenta aún con el informe final es posible mencionar como causas, la mediana resisten- cia de los suelos, la acción sísmica y la preci- pitación pluvial; esta Última debió ser el ori- gen de los deslizamientos de las piedras des- de los peldaños superiores hacia la parte in- ferior. Por ello, en nuestra intervención tuvimos la necesidad de reforzar las partes internas de los peldaños y los lados laterales con ma- teriales adecuados para consolidar estructu- ralmente las gradas.

En algunos casos, fue necesario reempla- zar algunas piedras que presentaban una de- gradación estructural por otras en buen esta- do, de manera que no alterara la conforma- ción original de las gradas. También fue menester colocar bloques de piedra con ma- terial estabilizado recubiertos con barro en las partes faltantes de las gradas para tapar los vacíos producidos por la falta de piedras. El aspecto logrado es un bloque con una super- ficie terrosa, en la cual deberá ejecutarse un monitoreo permanente.

En la parte superior de 1; escalera que no presenta gradas, se construyó un sistema de muros de contención en forma escalonada con pequeñas piedras reutilizadas en forma de adoquines (paralelepípedos) de estructu- ras derruidas, procedentes de las excavacio- nes del sector A, en la Plataforma Superior. En los lados laterales se reforzaron los siste- mas de drenaje con bloques de piedra de ta- maño similar a los registrados en las gradas, y se adicionaron nuevas lajas (en el lado este) a los canales laterales de la escalera.

Propuesta de conservación

La propuesta de conservación fue la estabi- lización y el refuerzo estructural, la consoli- dación del mortero entre las llagas y la base de asiento entre las piedras, la limpieza y el reforzamiento con bloques de contención en las partes faltantes de acuerdo con la natu- raleza del sitio, tal como se evidencia en el registro arqueológico. En general, la conser- vación se llevó a cabo tomando en cuenta que estos elementos deberían mimetizarse para armonizar el impacto visual y mantener límites de lectura, y con el fin de diferenciar lo nuevo de lo original; para ello se cuenta con el gráfico de planta inicial con sus cotas originales de piedras en los peldaños, que ha permitido lograr su ubicación real, consi- derando los desplazamientos y el orden apa- rente de las gradas. Sin embargo, creemos que se deben es-

perar los resultados de las intervenciones rea- lizadas, para observar si en los próximos años se ratifican dichas intervenciones en el mo- numento, donde se trató de respetar los cri- terios fundamentales de estabilidad, reversi- bilidad, diferenciación y consideración a la ori- ginalidad de las estructuras.

Trabajos en la Plaza Central

La Plaza Central es una de las estructuras más importantes y significativas del sitio ar- queológico, puesto que constituía el esce- nario donde se desarrollaron ceremonias o eventos relacionados con el carácter sacro del sitio. Las características de su extensión, ubicación y la disposición de los monolitos denotan su importancia al interior del con- junto. Nuestra función primordial resultó en la puesta en valor.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

Vista de los trabajos en la Plaza Central, 2003.

Proceso de Conservación

Las excavaciones sistemáticas demostraron el cambio de funciones de la Plaza Principal en dos de las fases mas importantes del sitio, la temprana y la tardía. Una vez registradas todas las evidencias culturales ocurridas al in- terior del área de la Plaza se procedió a inter- venir los paramentos de los muros que con- formaban el contorno de la Plaza Central. Se pudo comprobar, que si bien algunos de los paramentos habían sido reutilizados en fases posteriores, tres de los cuatro paramentos de la Plaza se encontraban en buenas condicio- nes estructurales con ciertas partes faltantes y algunos bloques de piedra desplazados de su sitio, los cuales se podían restituir a sus posiciones originales.

El tratamiento de este sector fue estableci- do de tal manera que nos permitió obtener una elevación de superficie relativamente ade- cuada a la altura de los muros y del nivel su- puesto del entorno para que no produjera pre- sión hacia el interior de la Plaza. Cada uno de los muros internos presentaba condiciones particulares de conformación y disposición

constructiva, tales como el desfase general de los blo- ques de piedra, el colapso de secciones de la parte superior, el desprendimien- to de la capa pictórica que se encontraba en un alto grado de pulverización y un fragmento de relieve en ba- rro pintado de rojo, debajo de un enlucido de color blanquecino.

La intervención en los muros fue realizada de acuerdo con los problemas que presentaban cada uno, como por ejemplo el muro oeste (A-M 583), que se ex- cavó en su lado interior

para lograr un refuerzo estructural del para- mento, e inmediatamente después de iniciar la conservación d ef i n i t ¡va .

En los muros norte, sur y este (A-M 826, A- M 71 6 y A-M 91 2) no se trataron los paramen- tos internos, sino que se restituyeron las pie- dras desplazadas y se reintegraron algunos bloques para mantener su estabilidad. Estas intervenciones y el tratamiento de conserva- ción que se llevó a cabo, fueron similares a los procedimientos realizados en el Frontis Principal.

Tratamiento de Escaleras de la plaza

En el ingreso a la Plaza Central hubo que re- integrar los bloques de piedra de las gradas (4); en la Última se ubicaron los monolitos, pues en esos momentos se desconocía su posición original. Con base en los datos re- cogidos de las escaleras este y oeste pudi- mos determinar el nivel de cada escalón y su posición, colocando piedras apropiadas que permitiesen diferenciarlas de las escaleras ori- ginales.

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Yoshio Onuki, Walter Tosso y Elmer Atalaya

Tratamiento de pisos

El tratamiento de los pisos en lugares de una gran actividad ceremonial solo se puede re- gistrar a través de la excavación en área y por los estudios estratigráficos en los cortes. En nuestro caso, se ha determinado hasta tres niveles de pisos asociados a diferentes fases culturales y de acuerdo con la función de la plaza; cada uno de ellos presentaba una grue- sa capa de cal con tierra de color blanqueci- no compactada, la cual permitía la permeabi- lidad de la superficie. Debajo de estos pisos se encontraba una capa de relleno bien com- pactada de piedras calizas de color amarillen- to que provenían de canteras cercanas al si- tio arqueológico.

En la superficie excavada se procedió a tomar medidas de nivel, tratando de buscar una pendiente; luego se iniciaron los traba- jos para colocar material de relleno de pie-

dras calizas de tamaño regular con una pro- fundidad no mayor a los 35 cm. Posterior- mente se apisonó, previa humectación; de esta forma se logró una superficie compac- ta, uniforme, con una ligera pendiente hacia el lado noroeste y norte donde se ubicaron pozos de captación.

Sistema de drenaje

La Plaza Central en sus diferentes momentos de uso presentaba entradas de drenaje, por lo cual se trató de aprovechar el trazo del dre- naje prehispánico existente, ubicado en el ángulo noroeste. Para ello, se orientó el siste- ma de evacuación de aguas de lluvia hacia la parte inferior utilizando estos drenajes exis- tentes y otros que iban por debajo del nivel de la tierra excavada; la mayoría de estos dre- najes fueron conducidos en dirección a las

Vista de construcción de los canales de drenaje, 2001.

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La restauración y conservación del Templo Kuntur Wasi

salidas preparadas en el Frontis Principal, para llevar las aguas a sectores no problemáticos.

Se construyeron dos sistemas al interior de la plaza central, el primero ubicado en la-es- quina noroeste que consistió en un pozo de captación de forma cuadrangular, que fue ubi- cado encima del drenaje prehispánico y de- bajo de la superficie. El otro drenaje se situó en la parte media del acceso del muro norte (A-M 826) en el mismo nivel de la superficie. En ambos drenajes se construyeron pozos de captación conectados a tubos de PVC de 4 pulgadas de diámetro con una pendiente ade- cuada.

Otras intervenciones

La intervención del conservador Ricardo Mo- rales y su equipo se desarrolló desde el mes de septiembre a noviembre del año 2002. En- tre sus labores propuso dar consistencia al emboquillado de los muros del Frontis Princi- pal y la Plaza Delantera de la primera terraza, aplicando al interior de las llagas y sobre el piso de ingreso a la escalera principal, un mor- tero estabilizado de tierra-arena-cal y PVA al 2%. También efectuó el reforzamiento de es- tructuras que estaban al interior de la Plaza Delantera. Para la evacuación de los drena- jes de la Plaza Cuadrangular en la Plataforma Principal instaló tubos de PVC de 6 pulgadas de diámetro al interior de los sistemas origi- nales, del periodo formativo y construyó un

pozo de captación en el ángulo noroeste de la plaza. Su participación fue muy importante porque presentó dos alternativa del uso del mortero y la consolidación de las estructuras, pero tahbien debe destacarse su labor en la limpieza y consolidación química de los enlu- cidos registrada al interior del muro este de la Plaza Cuadrangular que permanecen en su posición original, y que son de gran impor- tancia para el estudio arquitectónico del sitio.

Como se ha mencionado anteriormente, en el 2003, el Ing. Carlos Cano, como parte del equipo, realizó el monitoreo de las tareas de- sarrolladas llegando a un diagnóstico, pues existían nuevos factores y agentes que afec- taban las labores; por esta razón, se le encar- gó encontrar la mejor solución para la estabi- lidad de los materiales y elementos aplicados. Ejecutó trabajos de liberación y limpieza inte- gral de elementos en las estructuras arquitec- tónicas, y la liberación de eflorescencia de sales; consolidó el emboquillado y mortero de los paramentos, y los respectivos trabajos de conservación que requerían refuerzos es- tructurales, restauración lítica, tratamiento de los módulos de protección del material cubier- to (no expuesto) y la estabilización de las es- calinatas de ingreso dentro del área arqueo- lógica. Asimismo realizó un análisis de los agentes que afectaban directamente a las pie- dras, en especial a los monolitos que aún per- manecen expuestos, pero que requieren ser retirados y tratados en ambientes distintos a los de su posición original.

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra policroma: Huacas de Moche, Trujillo del Perú

RICARDO MORALES

n octubre de 1990, tuve la suerte y el pri- E vilegio de hallar unos fragmentos de re- lieves policromos fuera de contexto, entre los desmontes que cubrían el flanco sur de la Huaca de la Luna. Este hallazgo fortuito, si- milar a otro y en el mismo sector que registré en un trabajo anterior (Morales 1980), me per- mitió ubicar la sección superior de un muro que aún mantenía estos relieves policromos ((in situ)). Fueron unos 20 metros de este a oes- te. Una feliz circunstancia que significó el prin- cipio de este modelo de rescate y puesta en valor de uno de los centros urbano-ceremo- niales más importantes de la costa norte de los Andes Centrales.

Un proyecto arqueológico conservacionis- ta y autogestionario, cuyos exitosos resulta- dos son evidentes después de doce años de trabajo continuo, gracias a las alianzas estra- tégicas que gestionamos entre una universi- dad estatal y el sector privado nacional e in- ternacional. Un trabajo interdisciplinario que comparto con Santiago Uceda, arqueólogo, a quien invité para organizar este equipo y cuyas responsabilidades compartimos en la interpretación, Conservación y acondiciona- miento turístico de esta fastuosa capital Mo- che, así como en el desarrollo de capacida- des de la comunidad nativa del entorno.

El ámbito de estudio es el Complejo Ar- queológico pre-inca conocido como las Hua- cas (léase templos) de Moche, ubicado a unos siete kilómetros al sur de Trujillo. Estuvo en

completo abandono y expuesto al cotidiano vandalismo, hasta mayo de 1991 , fecha en que nuestro Proyecto de Investigación y Con- servación inició sus labores de campo, en el contexto institucional de la Universidad Na- cional de Trujillo, la autorización formal del Ins- tituto Nacional de Cultura y el financiamiento gravitante de la Fundación Ford. A este es- fuerzo inicial se han sumado muchos aportes que reconocemos y agradecemos, como la donación de la UNESCO de un minicargador frontal y equipo de control meteorológico (ter- mohigrómetros y termohigrógrafos).

DESLINDES PRELIMINARES

El estudio interdisciplinario de esta evidencia arquitectónica prehispánica fue planificado con base en una serie de propuestas y enfo- ques que no solo se relacionan con el regis- tro, interpretación y discusión de los contex- tos culturales, sino, fundamentalmente, con la conservación y su wso social)), en plena concordancia con el marco teórico de la Res- tauración y de los Lineamientos de Cambios Aceptables, que actualmente se manejan en las tareas de acondicionamiento turístico de los recursos naturales y culturales. En estos dos Últimos aspectos tratamos de expresar el nivel ético y académico del equipo a cargo del proyecto de investigación arqueológica, puesto que no básta con excavar y exponer

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra polícroma: Huacas de Moche

la evidencia bajo cualquier pretexto, si no se tiene definida una política conservacionista responsable y sostenida, y en concordancia y pleno respeto, con las ancestrales tradicio- nes de la población campesina del entorno.

Precisamente, es aquí donde subrayamos un primer deslinde, cual es el carácter inter- disciplinario del equipo de investigación y el rol del conservador en la planificación, ejecu- ción, monitoreo y evaluación del proyecto, en tanto y en cuanto, todo proceso de investiga- ción arqueológica es, por su naturaleza, una intervención destructiva.

El papel del conservador también es gra- vitante, para controlar el comportamiento físi- co-mecánico de la evidencia ante los bruscos cambios higrotérmicos que se generan, y para defender la autenticidad del contexto cultu- ral, entre otros factores.

Entonces, el conservador debe ser reco- nocido y admitido como un especialista, con

una formación profesional, científica, técnica y artística, que le permita además, contribuir con la interpretación y discusión del contexto cultural. Es tiempo que los arqueólogos ten- gan una visión mas objetiva de la conserva- ción, como una intervención interdisciplinaria, respetuosa del contexto cultural, es decir, una operación cuya calificación solo se alcanza, cuando no se altera ni deforma, y menos aún, reconstruye hipoteticamente un espacio, un volumen o un objeto mueble, so pretexto de sugerir una lectura que un lugareño o un tu- rista no alcanzan a definir y valorar.

Otro aspecto que nos lleva a plantear esta reflexión y cuestionamiento a una realidad que debe cambiar, por el bien del Patrimonio Ar- quitectónico pre-colombino, es la actitud poco profesional e irresponsable de algunos ar- queólogos, especialmente extranjeros, pues, al estar condicionados por el factor tiempo, no aceptan la gravedad del problema que ge-

Murales originales en tratamiento conservador de la Huaca de la Luna, Moche.

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Ricardo Morales

neran al excavar, en especial, cuando se trata de superficies arquitectónicas elaboradas con tierra y pintadas al temple a la cola celulósi- ca, configurando un cuadro de suma fragili- dad que exige un cuidado igualmente extre- mo, quizá hasta la exageración, y del cual de- pende que <<nuestro,) monumento no se pierda irreversiblemente en ((nuestra)) gestión y en un corto tiempo.

LAS SUPERFICIES ARQUITECTÓNICAS EN EL CONTEXTO GEOGRÁFICO- ARQUITECT~NICO

Las connotaciones mágico-religiosas de las estrellas, cerros y recursos hídricos, fueron manejadas como instrumentos determinantes en la organización social y estatal andina, en el ordenamiento de los territorios. Asociacio- nes que se definen claramente como una es- tructura ideológica sólida, que se expresa sis- temáticamente a través de una iconografía Ii- túrgica, intrínsecamente asociada con los es- pacios ceremoniales y sus superficies (paramentos, cielorrasos, pisos y columnas). Por ello consideramos que esta representa- ción, mayormente mural, es un sistema de co- municación elitista que nos permite identifi- car y definir la función ceremonial de estos espacios arquitectónicos. Con esto queremos subrayar una parte esencial de nuestra pro- puesta: que las iconografías arquitectónicas y escultóricas, no responden a fines estéticos o decorativos, sino a un complejo sistema de códigos y simbologías que impone una orga- nización estatal; de allí, que sostenemos que estos lenguajes epidérmicos no respondieron a la libre creatividad del <<artista)) moche, sino a las rígidas normas que imponían las castas gobernantes, interesadas en comunicar a tra- ves de una imagen, la narración de un mito o dogma que mantenía la unidad de la nación y la hegemonía estatal. Un sistema de comu- nicación estructurado para la lectura y uso de

una elite, en donde no hay espacio para la libre creatividad o imaginación del <(artista>) mochica.

Por otro lado, debemos subrayar que el recurrente mural prehispánico, es un elemento diagnóstico fundamental en la interpretación del espacio o volumen en el cual esta inserta- do, cuya función evidencia con su temática o discurso iconográfico; por ello, su presencia es decisiva en el estudio y definición de la estratigrafía y de la secuencia constructiva de un edificio, además de establecer las asocia- ciones estilísticas, iconográficas, tecnológicas y el radio de acción o área de influencia de un determinado patrón ideológico, mito o dog- ma.

CONSERVACIÓN Y ARQUEOLOGIA: DESLINDES TEÓRICOS EN LA EXCAVACI~N

La ciencia arqueológica, compleja y hasta controvertida en sus análisis, por las dificulta- des que plantea la perturbación de los con- textos culturales y la complejidad de los perfi- les, no es exclusividad de los arqueólogos. Esta afirmación no pretende ser agresiva ni irreverente a los postulados de este gremio; al contrario, solo responde a la necesidad de resaltar su actual carácter interdisciplinario, frente al tradicional manejo unipersonal de esta actividad. El arqueólogo requiere el con- curso de expertos en otros campos afines, como el arquitecto, el ingeniero, el antropólo- go y el conservador para contextualizar sus datos en un amplio y riguroso marco de apre- ciación.

Por ello, consideramos que la investigación de la arquitectura arqueológica es una tarea de equipo, en la cual cada miembro debe apor- tar lo suyo. Con este propósito, el conserva- dor realiza su trabajo, estableciendo una me- todología y procedimientos como cualquier otro especialista, orientado claro está, al reco-

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra policroma: Huacas de Moche

nocimiento integral de aquel material que debe intervenir. A menudo se piensa que la partici- pación del conservador es practica pura, una simple manualidad de carácter artesanal y, por lo tanto, excluyente. Con ello se estaría desco- nociendo el nivel de investigación científica, téc- nica y estética, que permanentemente desa- rrolla o debe desarrollar el conservador.

Pues bien, desde esta perspectiva y visión responsable, Arthur (1986: 3), propone que los planes para la conservación deben em- pezar al mismo tiempo que los planes para la excavación; ellos deben ser considerados jun- tos y, mas aún, precisa que la responsabili- dad del conservador no termina con el cierre de las excavaciones, pues su labor continúa tanto en el campo como en el gabinete, para finalmente, proyectarse a los almacenes o ex- posiciones. La conservación arqueológica en el campo y en el gabinete compromete una serie de aspectos y especialidades, pues tam- poco es un campo exclusivo del conservador. Es igualmente un trabajo interdisciplinario, en donde el aporte del biólogo, químico, clima- tólogo, geólogo y ecólogo, entre otros, resul- ta gravitante. El conservador, como el arqueó- logo, no esta obliga- do, y no tiene por qué obligarse, a <<sa- berlo y explicarlo

Por su lado, Stubss (1984: 85), nos platea una re- flexión que debe dis- cutirse en todo pro- yecto; se relaciona con la cantidad y va- riedad de excavacio- nes arqueológicas abiertas y con las evidencias arquitec- tónicas en exhibi- ción, cada una con un contexto históri-

todo)).

co y físico diferentes. <<En muchos casos se pueden usar tratamientos similares de preser- vación para prolongar el periodo de vida de las construcciones y sus superficies; sin em- bargo, los problemas que presentan dos si- tios no son nunca exactamente iguales. La si- tuación climática por sí sola, ya sea en áreas áridas y calurosas, templadas, tropicales o muy frías, afecta radicalmente las intervencio- nes de preservación y exhibición que pueden usarse en un sitio dado)). En este punto su- brayamos la necesidad de monitorear y eva- luar la gravitante acción del viento en el com- portamiento físico-mecánico del edificio y sus frágiles superficies (enlucido y color).

El mismo Stubbs (op cit, 86) precisa que después de la excavación se debe hacer una evaluación objetiva y completa del sitio, de tal manera que al evaluar los problemas evi- dentes y los potenciales, una primera interro- gante podría ser: ¿En que dimensión o exten- sión debe exhibirse el sitio? Dadas las dificul- tades técnicas y los problemas de costos que se pueden presentar al preservar y exhibir un sitio, la mejor solución puede ser rellenar cui- dadosamente la excavación y realizar su des-

Répica que posibilita la difusión del sitio en otras localidades y museos del extranjero.

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Ricardo Morales

cripción por medios secundarios como publi- caciones, exposiciones, modelos o quizá un facsímil.

La segunda interrogante podría ser: ¿Has- ta que punto se debe intervenir arqueológi- camente un sitio si no se tienen los recursos y posibilidades de conservar dicho sitio y sus estructuras? ¿Se puede consolidar estructu- ralmente un cimiento destruido o una pared inclinada en condiciones precarias? La ma- yoría estaría de acuerdo en hacerlo; pero al intervenir, ¿en que momento se debe detener la operación? Quizá la política más práctica y teóricamente más aceptable es aquélla que intenta detener el proceso de deterioro a tra- vés de acciones preventivas de apuntalamien- to, de calzaduras provisionales o de protec- ción ambiental, manteniendo el monumento en ((el estado en que se encontró)), sin añadi- dos disonantes como el repinte de las super- ficies que perdieron color por una innecesa- ria exposición.

HUACA DE LA LUNA, UNA EXPERIENCIA EN PERMANENTE EVALUACI~N

En este contexto teórico y con base en expe- riencias acumuladas de diversos sitios, el Pro- yecto de Investigación Huaca de la Luna, pre- tende aportar una experiencia concreta sobre cómo conciliar las especialidades en las prác- ticas de campo, a través de una Política de Excavación y Conservación Preventiva, en la que se resumen las directivas para el manejo del sitio, desde el simple y peligroso transitar del personal por las áreas de excavación, has- ta los imprescindibles tratamientos preventi- vos de las evidencias liberadas y su definitiva consolidación. En especial, de los frágiles en- lucidos y policromías que son los mas afecta- dos por la inexplicable indiferencia del arqueó- logo, que trabaja casi siempre contra el tiem- po, y la casi endémica estrechez presupues-

taria, que no le permite una adecuada pro- tección y acondicionamiento de las áreas en excavación.

Desde nuestras programaciones iniciales manejamos dos conceptos, contexto arqueo- lógico y control ambiental, por ser la garantía de un proceso seguro de excavación; un des- ajuste en cualquiera de ellos, genera el irre- versible deterioro de las evidencias. Por ello, un concepto básico, dentro de nuestra pers- pectiva profesional, visualiza la conservación como una operación que busca la protección del conjunto arquitectónico o de cualquier material cultural en excavación, sin alterar sus características y contexto, por cuanto se trata de una fuente de información primaria, Única e irremplazable, y por lo tanto, susceptible de futuros estudios.

a) El Programa de Conservación: Principios y Criterios

La conservación sustenta su participación como disciplina, en un marco teórico confor- mado por principios, criterios, estrategias y procedimientos, ajustados a la problemática específica de la estructura u objeto a interve- nir. Este marco conceptual se apoya en nor- mas internacionales como la Carta de Vene- cia, la teoría propuesta por Cesare Brandi (1972) y las recomendaciones de la UNES- CO, entre otros documentos normativos que han sido compilados por Cecilia Bákula (1 996). En consecuencia, la conservación en la Huaca de la Luna disefió su propia meto- dología y procedimientos, ceñidos a la pro- blemática específica de la arquitectura prehis- pánica de tierra, y en especial, de los enluci- dos de barro policromo.

Por ello, se propone el reconocimiento sis- temático de los materiales y sus patologías, es decir, la caracterización del adobe como célu- la de un sistema constructivo; el estudio de las técnicas constructivas y artísticas (definido como una unidad indisoluble); la secuencia

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra policroma: Huacas de Moche

constructiva; y la función de los espacios o volúmenes. En torno a esta información basi- ca es posible identificar los defectos de fabrica y el comportamiento físico-mecánico del con- junto. Así mismo, se propone la adecuación de técnicas de consolidación foraneas y se for- mulan las propias como un aporte a la conser- vación arqueológica; e incluso, se contribuye al reconocimiento de la iconografía, estilística y función del espacio ceremonial, obviamen- te, desde una perspectiva diferente a la del ar- queólogo y del arquitecto.

Pues bien, este planteamiento preliminar se fundamenta en el primer principio de Ce- sare Brandi (1972: 15), cuando define la res- tauración como el ((momento metodológico del reconocimiento de la obra de arte, en su consistencia física y en su doble polaridad estética e histórica, en orden a su transmisión al futuro)). Ciertamente, debemos identificar en su integridad aquello que vamos a interve- nir. Es mas, estamos convencidos que tratan- dose de materiales arqueológicos expuestos a la intemperie, este reconocimiento debe (contextualizarse)), y en ello, va implícito el aporte del conservador. En esta propuesta hay un aspecto relevante e imprescindible, que el mismo Brandi (op cit: 35) se encarga de explicar en el capítulo ((La restauración según la instancia de la historicidad)). Con- siste en discutir las características de estas evidencias y su definición como ruina, es decir, ((todo lo que da testimonio de la histo- ria del hombre, pero con un aspecto bastan- te diferente y hasta irreconocible respecto del que tuvo primitivamente)).

Ahora bien, en consideración a la catego- ría de obra de arte en actual estado de ruina, caso Huaca de la Luna, es una obligación el rescatar sus valores documentales, tecnoló- gicos y estéticos, por ser el sustento de su monumentalidad y de su transmisión al futu- ro)>; en cuanto al juicio histórico que invaria- blemente envuelve a este tipo de testimonios, la restauración ((no puede ser mas que con-

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solidación y conservación del statu quo, pues en otro caso la ruina no sería tal, sino una obra que todavía contendría una implícita vitalidad, suficiente para emprender una reintegración de la unidad potencial originaria)) (op cit: 36).

Al margen de esta sustancial reflexión, sim- plemente habría que subrayar que hay dos motivos que obligan a la conservación de un contexto cultural: por ser las fuentes objeti- vas o materiales del conocimiento histórico, y por la necesidad y garantía de perennizar las evidencias en que se fundamenta la concien- cia colectiva hacia una identidad cultural (Chanfón Olmos 1996: 304). De tal manera que la categoría de ruina está

ligada a lo que reconocemos como una inter- vención a nivel de conservaciÓn, es decir, un proceso metodológico orientado a la estabili- zación del original en su estado actual, anu- lando los agentes de deterioro y reforzando su consistencia físico-mecánica, mediante un proceso de consolidación integral. De hecho, estas actividades no han de significar cam- bios estético-formales en la imagen fragmen- tada del documento. Bajo ningún concepto o justificación, la conservación debe alterar la autenticidad de los contextos y objetos cultu- rales (Morales y Torres 1997: 193).

Otro aspecto trascendental en esta inter- vención conservadora de carácter científico y técnico es el manejo objetivo de las connota- ciones estéticas que implica la exposición fi- nal del monumento, vale decir, su presenta- ción desde un punto de vista técnico-estético y no subjetivo. Para ello hay que solucionar los problemas que plantean las lagunas o fal- tantes, los bordes de los relieves, la reestruc- turación de las paredes pre-colapsadas, y en general, las cabeceras de los muros. En este tratamiento se debe asumir una posición fren- te a las reintegraciones de interés artístico, planteadas con la intención de recuperar la unidad potencial de una imagen parcialmen- te perdida, de la cual no hay la mas mínima documentación. La intención de completar for-

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Ricardo Morales

mas y colores de los murales resulta, según nuestro concepto, inútil, improcedente e in- necesaria.

Esta propuesta considera al mural como parte de un conjunto arquitectónico, y este, a su vez, de un contexto ambiental. Con ello queremos afirmar que, si la arquitectura no es susceptible de ser completada por estar en ruina, incompleta como documento his- tórico y como documento artístico, no es co- rrecto reintegrar un mural como si este fue- se una unidad independiente o aislada, pre- cisamente, del marco arquitectónico del cual depende y al cual determina. Es mas, el sim- ple ‘repinte’ de las áreas afectadas por la ero- sión no se justifica, por cuanto la remoción de los nuevos colores que rellenan los po- ros de una superficie rugosa sera mas com- plicada y pondrán en riesgo la estabilidad de las costras superficiales y generara una

confusión de lectura por más estricta que sea la documentación.

En resumen, la restauración de las estruc- turas y superficies en la Huaca de la Luna, como en la Huaca Cao (Valle Chicama, La Li- bertad),- en Kuélap (Amazonas), en Chavín (Ancash) y en Los Pinchudos (San Martín), que también hemos intervenido, fue planifi- cada y ejecutada a nivel de conservación en su mínima intervención. Es decir, el segundo principio de Brandi, sobre las licencias teóri- cas para reintegrar las faltantes y definir la ((unidad potencial,, del documento fragmen- tado, fue descartado por innecesario. La arbi- traria reconstrucción realizada en Tschudi y Huaca Arco Iris (Chan Chan) o Puruchuco, es el ejemplo mas representativo de lo que no deseamos hacer y que debe evitarse. Al respecto, recurrimos a un interesante

argumento de Bakula (1998: 43), -una recons-

,

Relieves de tierra policroma, descubiehos, consolidados y expuestos al turismo sin añadidos estéticos que afecten su carácter de obra Única y respetada en su autenticidad.

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra polícroma: Huacas de Moche

trucción que perdura, se convierte en una rea- lidad creíble para el público y puede dar ori- gen a una cadena de falsa información sin fin, ya que para legos y expertos podría servir de referencia constante)). Sin que sea la volun- tad de Bákula, es posible aplicar lo anterior a gran cantidad de ((reconstrucciones arqueo- lógicas,) realizadas en nuestro territorio, que no solo han falseado la realidad misma, sino que han fomentado que perduren ideas equi- vocadas sobre los monumentos y su posible uso o significado, amén de la calidad mate- rial de los mismos. En este punto hay que agregar los volúmenes que se generan con los desmontes procedentes de las ex- cavaciones, creando confusiones por falta de una política coherente de ex- cavación y presentación final del mo- numento.

b) La Autenticidad en la Conserva- ción de Sitios y Monumentos Ar- queológicos

En segundo termino, reconocemos la re- lación volumetría-paisaje, que expresa la au- tenticidad del contexto cultural en un deter- minado contexto geográfico, obviamente, di- ferente de su estado primigenio, manteniendo empero, una unidad geohistórica en evidente estado fragmentario y que debemos conser- var sin las innecesarias e ingenuas reintegra- ciones que más de un arqueólogo ha practi- cado, o las irresponsables reconstrucciones.

En tercer lugar, advertimos un nivel de au- tenticidad elemental en la asociación del mo- numento con su comunidad, definiendo un referente étnico-cultural que deviene en el re-

En relación con este tema se genera una preocupación en torno a la auten- ticidad de un bien patrimonial cultural generalmente fragmentado, complejo y en algunas ocasiones, controversia1 en su estudio, interpretación y presen- tación turística; bien patrimonial que debemos presentar sin afectar este ca- rácter de originalidad. Sin embargo, hay una tendencia que privilegia la au- tenticidad de la imagen, por encima de otros aspectos que también forman parte de la integridad del monumento.

En principio identificamos la rela- ción volumetrías-superficies arquitec- tónicas con sus texturas y policromías, es decir, la imagen perseo en su as- pecto formal; aquella que debemos presentar sin alteraciones o disonan- cias de sus valores arquitectónico, estético-iconográfico e histórico.

Fachada principal del templo luciendo su estructura escalonada. Los murales son consolidados sin reintegraciones estéticas.

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Ricardo Morales

conocimiento y apropiación de los valores in- trínsecos de la unidad monumento-entorno, y que finalmente concluye en la consolidación de una identidad cultural.

Por Último, el aspecto menos trabajado y discutido, la relación volumetría y tecnología- materiales, que es el punto crítico ante la fati- ga de los materiales originales o la claudica- ción del sistema constructivo; un punto en donde la introducción de materiales contem- poráneos es necesaria ante la fragilidad de los vernáculos.

De hecho, toda intervención conservado- ra a nivel integral, causa cambios inevitables en estos cuatro aspectos. La instalación de cubiertas altera la relación volumen-paisaje; la impregnación de productos químicos y aje- nos a la naturaleza de los materiales cons- tructivo-artísticos del monumento genera cam- bios sustanciales en la naturaleza física o quí- mica de los materiales originales; los cambios que la globalización propicia en las formas de vida de una comunidad inciden negativamen- te en la relación-atención de su patrimonio; un turismo irresponsable recrea escenogra- fías que el turista rechaza por falsear un mo- numento histórico que quiere ver auténtico; en fin, una autenticidad que debemos anali- zar en todas sus connotaciones y con un cri- terio integral e interdisciplinario. La autentici- dad no solo es imagen y enunciados filosófi- cos, es un reto y una responsabilidad practica que debemos asumir desde la planificación del proyecto arqueológico, con base en la sin- ceridad y ética profesional del operador o del equipo responsable.

c) Estudio de las Causas de Alteración y Diagnóstico

El estudio de las condiciones de conserva- ción constituye la base esencial para identifi- car los factores de deterioro de las estructu- ras y sus superficies. Reconocer la mecánica de acción e interrelación de los factores geo-

topograficos y ambientales que actúan sobre el edificio, así como establecer el grado de deterioro general y parcial por sectores, y definir la naturaleza de los agentes de dete- rioro, todo ello, debe tenerse en cuenta para diseñar un plan de trabajo preventivo o de contingencia, un proyecto de tratamiento in- tegral (ambiental-estructural-pictórico), así como la interpretación del contexto original, sus modificaciones e intervenciones conser- vadoras. Una propuesta metodológica que juzgamos práctica, concreta y técnica, siste- matiza la información en dos grupos: uno de carácter interno, consustancial con la natura- leza del edificio y que se denomina causas intrínsecas)), cuya mecánica es gravitante en todo el cuadro de deterioro que analizaremos más adelante; el otro, conformado por agen- tes externos, conocidos como causas extrín- secas)), cuya actividad depende de otros fac- tores o mecanismos (Sampaolesi 1973:117) y en el cual, el hombre es el factor cataliza- dor. Desde nuestra perspectiva, en este pun- to se define la autenticidad tecnológica y ma- terial del sistema constructivo de un edificio, aspecto por lo general obviado y que ha ge- nerado el uso de materiales incompatibles con los originales.

d) La propuesta de intervención: lineamientos generales

La conservación de la arquitectura y sus su- perficies en la Huaca de la Luna fue planifica- da en cuatro niveles: reconocimiento prelimi- nar del documento e investigación para la conservación, conservación preventiva, con- servación integral, monitoreo y mantenimien- to sistemático.

Dos actividades comunes en cada una de estas etapas son la investigación para la con- servación y el monitoreo o control del siste- ma arquitectónico, y de los materiales cons- tructivos y pictóricos. Entonces, de acuerdo con el reconocimiento del material como par-

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Arqueología y autenticidad. Conservación de superficies arquitectónicas en tierra policroma: Huacas de Moche

te del planteamiento teórico universal, y en función de la investigación científica, técnica y artística para diagnosticar el problema ge- neral y específico en cada sector, se deben proponer las alternativas de solución. Simul- táneamente, los sectores a intervenir son pro- tegidos con cubiertas provisionales y corta- vientos con el fin de evitar la acción directa del sol. Gracias a esta acción es posible en- tender el sistema constructivo y la función de los espacios.

La conservación preventiva compromete la participación conjunta de arqueólogos y con- servadores e ingenieros en la liberación del muro y relieves. En consecuencia, el devela- do de la evidencia se comparte en la excava- ción, registro y tratamiento inmediato, que va desde la simple re-adherencia del fragmento suelto o el retiro de los materiales fuera de contexto, hasta el reforzamiento estructural provisional de muros y relieves. Con ello se garantiza la estabilidad del conjunto arquitec- tónico y su posterior tratamiento definitivo.

En esta fase, los materiales usados no de- ben ser de naturaleza química, es suficiente el buen manejo de materiales naturales como la simple arcilla. Desde nuestra experiencia, consideramos que la conservación ambien- tal debe ser asumida como un pre- requisito para la preservación y posterior conservación de una estructura arqueológica, una propues- ta sistemática orientada a mejorar las condi- ciones meteorológicas. Otro aspecto relevante es el uso de cubiertas y sistemas de drenaje, que si bien es cierto, generan un controverti- do impacto paisajístico, son soluciones inevi- tables que exigen un estudio interdisciplina- rio y riguroso, a fin de evitar mayores altera- ciones formales en la imagen del monumento, como auténtica expresión de una evidencia fragmentada por el tiempo y la naturaleza.

Un tema siempre controversia1 en la inter- vención de una superficie pictórica es la lim- pieza, como propuesta teórica y como prácti- ca elemental. En este tipo de obras, se consi-

dera prioritaria y no necesariamente secun- daria, la limpieza de la capa pictórica. Se tra- ta de la fase más complicada como propues- ta teórica, quizá la intervención de mayor ries- go por la irreversibilidad de la operación y de los resultados. Aquello que se remueve de la superficie no se recupera jamás, y puede ser el frágil estrato original o auténtico que se de- sea recuperar. Es necesario advertir que esta operación mecánica, consiste en retirar los gruesos estratos de arcilla adheridos sobre una policromía en estado de -pulverulencia>) o de exfoliación.

La programación supone resolver un con- junto de preguntas, desde reconocer si la lim- pieza es realmente necesaria, definir las ra- zones que justifican la limpieza, así como es- tablecer las propiedades físico-químicas de cada uno de los estratos que componen la evidencia y de las sustancias extrañas a eli- minar. Por Último, discutir cuanto debemos remover y cómo afectaría la presentación es- tética final del documento pictórico, si es apro- piado nuestro método de limpieza y en qué medida afectaría al original, de manera que obtengamos un nivel de limpieza homogéneo en todas las partes de la policromía. Obvia- mente, es en esta discusión que plantea Chan- fÓn Olmos (1 996: 304-305), donde advertimos la trascendencia de la responsabilidad, capa- cidad y ética profesional del arqueólogo y del conservador, obligado a una permanente au- tocrítica de su propia actuación, para posibili- tar soluciones Óptimas y aprovechar los avan- ces de la investigación científica, humanística y tecnológica. ,

El tratamiento definitivo se orienta a la con- solidación de la estructura y superficies de tie- rra en forma integral, sin pretender su imper- meabilización por tratarse de un material po- roso. Este es el objeto primordial de la intervención. Se han llevado a cabo muchos intentos para reforzar e impermeabilizar estruc- turas en ruinas utilizando diversas soluciones y aditivos químicos. Entre las soluciones em-

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Ricardo Morales

pleadas en la consolidación de estructuras de albañilería se encuentran los silicatos, políme- ros acrílicos, resinas de poliuretano, vinilos, si- lanos, emulsiones de asfalto y epóxidos. Los aditivos químicos incluyen el cemento Portland, endurecedores de concreto y pegamentos, aunque este tipo de intervenciones aparente- mente ha sido exitoso en algunos casos, en la mayoría de ellos ha fracasado.

Para ampliar esta reflexión, nos remitimos a los resultados prácticos de la experiencia y a los postulados teóricos que avalan la apli- cación de esteres de sílice. Una experiencia de campo que se inicia con Giacomo Chiari en Junio de 1975, en el Palacio de Tschudi, Chan Chan, y que se ha proyectado sin ma- yores dificultades en casos similares al que enfrentamos. Precisamente, Alva y Chiari ((1984: 118) sustentan las bondades del sili- cato como consolidante)) de los materiales terrosos, cuando los ((esteres de sílice)> reac- cionan con las partículas de arcilla, formando una red tridimensional de puentes de sílice que aumentan la resistencia al agua de este material. El hecho de que lo que queda en el adobe es de naturaleza mineral debe asegu- rar que el tratamiento tenga un efecto de lar- ga auración. La superficie rrialiiierie SÜ p u i ~ sidad original, con la ventaja que la humedad interna puede evaporarse y se pueden reali- zar tratamientos posteriores de cualquier tipo. Esto compensa parcialmente el hecho de que el tratamiento sea irreversible. En realidad, muchos materiales removibles o reversibles en otros campos de la conservación, resultan ((irremovibles)) en una estructura de tierra.

En este contexto de experiencias y deta- lles queremos enfatizar, que los mucílagos o sustancias orgánicas no funcionan por la fra- gilidad de su estructura molecular en condi- ciones ambientales naturales. No vale la pena insistir en algo ya demostrado por la expe- riencia acumulada en cuatro décadas de apli- cación, por cuanto no es un material de larga resistencia a la intemperie.

Finalmente, la Última fase de este proce- so, es el mantenimiento sistemático de las áreas tratadas, con el fin de evitar dafios pos- teriores al tratamiento conservador; con este propósito desarrollamos un periódico moni- toreo de las áreas protegidas con cubiertas, a nivel de estructuras, relieves, enlucidos y color, cuya información se registra en fichas, gráficos, fotografías y filmaciones. Es decir, una permanente y metodológica evaluación para determinar con mayor rigor, las bonda- des y deficiencias de la intervención. Es pre- cisamente con base en esta Última etapa, que arriesgamos estas preliminares reflexiones para la autocrítica y discusión interdiscipli- naria.

De cualquier manera, la experiencia de pre- servar, conservar y poner en uso público un B:-- n. .I+. .”̂

fuerzos por estabilizar y acondicionar integral- mente este frágil patrimonio, no son solucio- nes permanentes, ya que el deterioro es un proceso dinámico y continuo, y en este enve- jecimiento natural e irreversible, la alteración de los volúmenes, materiales, técnicas y es- tética originales, debe ser una preocupación permanente del equipo responsable.

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El Museo Nacional Sicán y la conservación de sus colecciones

CARLOS ELERA

l Proyecto Arqueológico Batán Grande- E La Leche posteriormente denominado Proyecto Arqueológico Sican (PAS) fue inicia- do en el año 1978 por el arqueólogo lzumi Shimada, en ese entonces docente de la un¡- versidad de Princeton.

Este proyecto surgió frente a la necesidad de esclarecer sistematicamente el vacío cul- tural existente entre Pampa Grande, la Última capital Moche en el valle de Lambayeque que fuera estudiada por una misión arqueológica -en la que participó lzumi Shimada como es- tudiante de doctorado- y que fuera dirigida por Kent Day del Museo Real de Ontario de Canadá, y los inicios y formalización de lo poco conocido como cultura Lambayeque o Sicán, cuyo centro de poder estuvo en el San- tuario Histórico Bosque de Pomac, distrito de Pitipo, valle medio del río La Leche, en la pro- vincia lambayecana de Ferreñafe. Lo poco que se conocía entonces de la cultura Sicán se basaba en el estudio del estilo artístico de una ingente cantidad de objetos de oro halla- dos en las tumbas profanadas.

En general, el 85% de la colección de oro del Perú entre otras colecciones de metales preciosos correspondientes al periodo pre- inca, tanto privadas como estatales en el Perú y en el extranjero, pertenecía a la cultura Si- can confundida como Chimú o Inca. La nece- sidad de una continua y exhaustiva investiga- ción basada en excavaciones de carácter cien- tífico era evidente. De esta manera, el proyecto

estableció su objetivo de investigación a lar- go plazo: alcanzar una visión holística de la cultura Sican, y de manera mas específica, definir los aspectos cronológicos, el entorno ambiental, los procesos de desarrollo, la or- ganización, y los logros de dicha cultura.

Para alcanzar este objetivo, Shimada pla- nificó una investigación de carácter regional que duraría 15 años, tiempo suficiente para lograr un entendimiento profundo, pues pen- saba que la mayoría de las investigaciones arqueológicas en los Andes no se proyecta- ba hacia un solo tema o región. Su enfoque regional también lo llevó a

emprender la investigación de diversos sitios (la capital versus la periferia) que además di- ferían en carácter (sitios residenciales, indus- triales y ceremoniales). El PAS bajo el lideraz- go de Shimada se preocupó también por re- unir un equipo de especialistas provenientes del Perú y de diversos países, con distintas disciplinas, que participaron tanto en la plani- ficación y la implementación del trabajo de campo, como en el análisis y la interpretación de sus resultados. El suscrito participó prime- ro como estudiante en 1979 y luego como co- director peruano del PAS en la década de los 90. A lo largo de toda su existencia, el PAS se caracterizó por su enfoque interdisciplinario en los estudios de campo y laboratorio.

El equipo del proyecto ha conducido 16 temporadas de trabajo de campo durante los Últimos 23 años, y ha realizado excavaciones

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Carlos Elera

en 16 sitios (correspondientes a distintos pe- ríodos) de carácter y tamaño variados. La mayoría de ellos ubicados en el área de Ba- tan Grande-Pomac. Muchos de los sitios fue- ron excavados a lo largo de varias tempora- das. Nuestros recorridos nos han llevado tan lejos como hasta el valle de Piura en el norte, y el valle de Jequetepeque en el sur.

Cinco temporadas fueron dedicadas a los trabajos en el laboratorio. Más de 30 especia- listas y 40 estudiantes de distintas disciplinas y países (Cuba, Inglaterra, Alemania, Hungría, Japón, Perú, España y Estados Unidos de Norteamérica) han participado en nuestro pro- yecto. Como resultado, hasta la fecha se han publicado 70 trabajos de carácter profesional, y se han escrito 20 tesis (doctorales, de maes- tría y de bachillerato) en castellano, ingles, alemán y japonés.

EL TRABAJO DE CONSERVACI~N DESDEELPAS

Siempre se han apreciado en los museos los objetos de oro de estilo Sicán, que se pre- sentaban refulgentes en un 100% de su su- perficie, lo que se contradijo cuando después, durante excavaciones arqueológicas bajo el PAS, se documentaron objetos áureos simi- lares y de otros materiales no metálicos en contexto, registrados en el centro de poder de Sicán localizado en Pomac. Es así, que sur- ge la necesidad de seguir, desde el campo hasta el laboratorio, una filosofía de la con- servación preventiva y en algunos casos, de conservación total de objetos, en la cual se respete la autenticidad intrínseca y acabado final dado a los mismos, bajo los cánones cul- turales primordiales de los experimentados ar- tesanos Sicán.

Antes de la excavación sistemática de dos tumbas de elite documentadas en Pomac tan- to en 1991-1992 como en 1995 respectiva-

metal básicamente procedían de tumbas sa- queadas a lo largo de décadas. Este inmise- ricorde saqueo fue responsable de la presen- cia de gran cantidad de objetos de metal pre- cioso de la cultura Sicán en los museos y colecciones privadas de todo el mundo. Solo en el sitio de Zapamé, al pie de un cerro de carácter sagrado y frente a Pomac, Shimada cuantificó más de 100.000 pozos de (chua- queo),, sin contar los innumerables pozos de los cementerios circundantes al centro del poder Sicán, y alrededor de los monumenta- les centros ceremoniales piramidales, los cua- les también servían como cementerios de la elite. Lamentablemente la información sobre la organización y naturaleza del formato cons- tructivo de las tumbas y sus contenidos fue Prácticamente nula para los investigadores de la cultura andina de Sicán. Todo ello limitó tre- mendamente la comprensión del significado sociopolítico, económico y religioso de los objetos funerarios elaborados bajo sofistica- das tecnologías metalúrgicas.

Estos objetos saqueados y exhibidos (lo que se salvó de la fundición de los saquea- dores) presentaban una falsa imagen de la unidad del objeto, no solo estilística sino ico- nográfica y técnica, por el aspecto formal de los mismos; sin embargo, todo ello carecía de base cuando estudios sistemáticos Ileva- dos a cabo en ciertos y escasísimos objetos de colecciones publicadas, presentaban al- gunos rezagos de acabados primigenios. Más aún, objetos metálicos y no metálicos encontrados en contexto corroboraron ello. Es decir, la condición intrínseca y el total o parcial aspecto del acabado originario de los objetos fueron cuestionados por el PAS, de- bido a erróneos criterios de conservación em- pleados, donde se priorizaba el gusto de una sociedad de patrones estéticos europeos, frente al acabado primigenio amerindio, que respondía obviamente a otros cánones es- téticos y religiosos, propios a los antiguos

mente, realizada bajo el PAS, los objetos de artesanos Sican.

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El Museo Nacional Sican y la conservación de sus colecciones

Tales objetos fueron sometidos a técnicas de ((1 avado), , <(re pa raci Ó n >> ylo (( r estau raci Ó n >> antes de llegar a los coleccionistas y a los museos. Si no se tiene el cuidado debido en la <(limpieza>> y ((pulido,> se pueden perder para siempre, restos de pigmentos, impron- tas de plumas multicolores o monocromas, posición original de colgantes, resinas mo- dificadas como el ámbar, piedras semi-pre- ciosas como turquesa, amatista y sodalita, piedras preciosas como esmeraldas, y mar- cas de instrumentos antiguos que con mu- cha frecuencia se documentan en los obje- tos de oro de estilo Sicán.

Como bien puntualizan Shimada y Jo Ann Griffin: <<En otras palabras, se puede obtener un mejor entendimiento del aspecto original, del uso, así como de las técnicas y materia- les usados en la manufacturación de los ob- jetos que han sido recuperados científicamen- te en tumbas intactas. Al mismo tiempo, dada la cantidad, complejidad, y delicadeza de los objetos, no podemos subestimar, además de otras consideraciones, la importancia que tie- ne la información proporcionada por especia- listas en la conservación de metales, tanto du- rante el trabajo de campo como fuera de el, guiados a través de una investigación y un planteamiento interdisciplinario>>.

HALLAZGO DE LA TUMBA ESTE: CONVENIO ENTRE EL PAS Y EL MUSEO DE LA NACIÓN

La oportunidad de adquirir una comprensión pormenorizada de un contexto funerario re- presentativo llegó con la excavación del PAS, en la Tumba Este de la Huaca del Loro u Oro que conformaba parte de los centros ceremo- niales Sicán, localizados en el Santuario His- tórico Bosque de Pomac. La investigación de la producción metalúrgica Sican contó con la presencia de una historiadora de arte, un geó- logo, un orfebre, una etnohistoriadora, un in-

geniero de minas, un minerólogo, varios quí- micos, conservadores de metales y metalur- gistas. Así, cuando en 1991 se excavó en la Huaca Loro u Oro la tumba de elite Sicán Me- dio que denominamos ((Tumba Este,), ésta contenía restos humanos y distintas catego- rías de objetos. Miembros del equipo del PAS intervinieron en la excavación, análisis y con- servación de los objetos.

La excavación de la Tumba Este duró seis meses, y se extrajo 1,2 toneladas de diversos objetos ubicados en una cámara funeraria. Ésta se ubica en la base del pozo vertical de la tum- ba y mide 3 x 3 m de lado y esta a casi 1 1 m de profundidad. De acuerdo con lo documenta- do por el PAS, los objetos de metal pesaron el doble del peso total de los objetos recupera- dos. Los objetos estaban dispuestos en formas concéntricas y superpuestas en varios niveles. A su vez estos objetos se encontraban alrede- dor y por debajo del entierro principal.

El individuo principal enterrado era un adul- to masculino entre 40-50 años, con el brazo derecho mas robusto que el izquierdo, sugi- riendo esta patología, la posibilidad de que durante su vida, dicho individuo se dedicaba a martillar metal, y se lo consideraba el mas importante de la Tumba. Esto estaría corro- borado por la presencia en la tumba de gran cantidad de viruta, objetos a medio hacer y herramientas, lo que también ratificaría que este noble probablemente se dedicaba tam- bien a la orfebrería.

Este personaje de la elite estaba cubierto por una gran mascara de oro, un juego de orejeras y dos juegos de aretes tipo (cdormi- lonas), de oro. Alrededor y debajo del cuerpo se encontraron otros objetos como un gran manto conteniendo unas 2.000 laminas de metal pequeñas, de forma cuadrangular, co- sidas a este. Lamentablemente por la fuerte humedad originada por la subida y bajada de la napa freatica, la tela que sujetaba las Iámi- nas de oro cuadrangulares, casi había des- aparecido.

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Carlos Elera

Otro de los objetos encontrados fue un estandarte formado por un mango de made- ra y rematado en el extremo superior con ador- nos de oro y tumbaga. Se documentaron otros objetos como adornos bicóncavos para la co- rona, un tocado de oro con la representación de la cabeza de un animal mítico, un par de protectores de oro para cubrir las pantorrillas, guantes de tumbaga de un metro de largo, uno de los cuales sostenía un vaso de oro con base de plata; además, un <<tumi)) llano de pla- ta y un grupo de seis pares de orejeras de oro. Algo mas distante y cerca de los bordes de la cámara mortuoria había 489 objetos de cobre arsenical a manera de <<puntas de lan- za)), repartidos en 15 paquetes atados por fi- bras vegetales, que pesaban 250 kg y una estimación de 500 kg de desechos de Iami- nas de tumbaga conocidas localmente como <<virutas metálicas)).

También se excavaron otros siete nichos que se encontraban en las paredes de la ca- mara funeraria; dos de los nichos presenta- ban objetos de metal. En el Nicho I se regis- traron aproximadamente 1.500 atados con 12 a 13 laminas de cobre arsenical en forma de doble T, comúnmente denominados <<naipes)> los cuales formaban <<fajas)). Otros objetos que se encontraron en este nicho fueron cerca de dos docenas de mascaras de tumbaga y ador- nos para la cabeza, dos <<tumis)) llanos de alea- ción de plata y un grupo de miles de laminas pequeñas y cuadradas de tumbaga.

El Depósito de Oro 1 fue la agrupación de objetos de metal precioso más importante que se encontró dentro de la tumba. Este depósi- to se registró en la esquina noroeste de la ca- mara mortuoria y estaba conformado por una caja rectangular de 1,2 m x 0,6 m y 30 cm de alto que originalmente estuvo cubierta con es- teras. Al interior de la caja se encontraron 60 objetos de metal, la mayoría hechos de oro laminado y algunos de plata o tumbaga.

Este Depósito de Oro 1 es parecido al De- pósito de Oro 2 en lo concerniente a la com-

posición, una mezcla muy particular de va- rios objetos. Entre estos se encuentran admi- nículos de parafernalia ritual como 4 sonajas. También se documentaron ornamentos per- sonales: 5 coronas, 4 bandas para la cabeza, 12 tocados en forma de <<tumi>), 6 juegos de adornos en forma de plumas de oro, 3 proba- bles abanicos de tumbaga y 14 discos gran- des. Estos discos son adornos para cetros o para la parte posterior de los tocados. Al fondo del Depósito de Oro 1 se registra-

ron objetos mas grandes; 5 conjuntos super- puestos de tocados en forma de parábola y a manera de mitra, los cuales alcanzaban unos 30 cm desde la parte superior de la corona, en toda la parte frontal de la misma. Finalmen- te se recuperaron otras categorías de objetos que incluyen mas de 50 kg de cuentas de pie- dras semi-preciosas, ámbar y concha, agru- padas en 4 concentraciones grandes, arma- zones de madera de algarrobo tallada perte- necientes a una litera, 3 kg de polvo de cinabrio, 21 vasijas de cerámica, algunas de ellas cubiertas o forradas con laminas metáli- cas de tumbaga.

Otro nicho que el PAS denominó Depósi- to de Oro 2 contenía objetos personales de oro, como un abanico, sonajas rituales de oro con la luna en cuarto creciente y lo que aparentemente eran adornos de bastones de mando.

Uno de los objetivos del PAS, dentro de un enfoque holístico es la de reconstruir la tec- nología y la organización de la producción de metal y definir el significado y el rol de los pro- ductos metalúrgicos dentro de la cultura Si- can. De allí que se tuvo la gran oportunidad de que los materiales descritos anteriormen- te en términos genéricos, procedieran de la excavación arqueológica de una tumba intacta de la elite Sican. Como consecuencia, se sus- cribió en 1991 un convenio de cooperación técnica entre el PAS y el Museo de la Nación del Perú. En ese entonces el recientemente instalado laboratorio de conservación del

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El Museo Nacional Sicán y la conservación de sus colecciones

Museo de la Nación estuvo a cargo del con- servador Víctor Chang Joo.

El Museo de la Nación recibe y custodia temporalmente la colección de objetos de la Tumba Este del Santuario Histórico Bosque de Pomac. Con un trabajo inicial y somero de conservación preventiva en el Museo Arqueo- lógico Nacional Bruning de Lambayequ, par- te de la colección de la Tumba Este se trasla- dó al Museo de la Nación de Lima, durante 5 años, para un exhaustivo trabajo de conser- vació n m u I ti d isci pl i nari o.

Llegaron a Lima especialistas del Reino Unido y los Estados Unidos para la conserva- ción de los objetos de oro y otros materiales que fueron recuperados durante la excavación de esta tumba. Por ello, Shimada invitó a Jo Ann Griffin, orfebre profesional con mas de 30 años de experiencia en la conservación de objetos de metal precolombinos. Esta opción resultó eficiente, no solamente en términos de costo, tiempo y mano de obra, sino que tam- bién permitió a los especialistas extranjeros, trabajar en conjunto con los conservadores y estudiantes peruanos, quienes se beneficia- ron con la experiencia y el aprendizaje in situ. Jo Ann Griffin hizo un gran esfuerzo por

aclarar la tecnología metalúrgica Sicán, a partir del punto de vista del orfebre que trabaja como tal. Como lo menciona Shimada, sus esfuerzos incluyeron experimentos en donde se reproduce el proceso; tal es el caso de ré- plicas de producción de laminas de oro he- chas con martillos de piedra, dorado de tum- baga y la técnica de la unión de piezas de metal. De igual manera, la excelente experien- cia acumulada sobre la producción de cobre arsenical Sicán obtenida a lo largo de la in- vestigación holística del PAS, ha proporcio- nado conocimientos muy valiosos y necesa- rios para entender la tecnología, acabado y posibles funciones de los artefactos.

Participaron en el estudio y conservación sistemática de los objetos encontrados en la Tumba Este, especialistas como John Merkel

del Instituto de Arqueometalurgia de la Uni- versidad de Londres, quien se encargó del análisis de muestras del metal de los objetos, así como de la conservación de los mismos; los análisis de las plumas de oro estuvieron a cargo de John P O’Neil del Museo de Cien- cias naturales de la Universidad de Lousiana; el análisis de las cuentas de piedra estuvo a cargo de William Metropolis del Museo Mine- ralógico de la Universidad de Haward; los res- tos de manchas rojas sobre los objetos de oro estuvo a cargo de Eugene Farrell del Cen- tro para la Conservación y Estudios Técnicos del Museo de Arte Fogg de la Universidad de Harvard y Paloma Carcedo Muro, especialis- ta en arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, quien ha documentado las herramientas de piedra para el trabajo en metal, que se resguardan en el Museo Nacio- nal de Arqueología, Antropología e Historia y en otros museos.

Se destaca la tradición del trabajo en Iámi- nas de metal, de gran destreza, especialmente la confección de las laminas de oro para ela- borar los objetos de la Tumba Este. Estas Iá- minas varían entre 21-22 quilates y láminas de tumbaga de 10 a 14 quilates. Las herra- mientas básicas para hacer laminas fueron los martillos de piedra sostenidos directamente con las manos, así como sus yunques corres- pondientes. Como un ejemplo del estudio y conserva-

ción gracias al tesonero trabajo llevado a cabo por Jo Ann Griffin se pudo inferir que la más- cara que cubría el rostro del individuo princi- pal de la Tumba Este fue realmente una gran proeza de habilidad técnica. Fue hecha a par- tir de una lamina de 46 x 29 cm con un espe- sor de 3 mm. El solo hecho de proveer al oríe- bre de los bienes necesarios para cortar, cin- celar, repujar y terminar esta mascara, habría sido ya, uno de los logros principales. Es inte- resante acotar que el metal tuvo que ser lo más delgado posible, pero lo suficientemente grue- so para permitir estirarlo y levantar la volumi-

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Carlos Elera

nosa nariz que va al centro de la máscara. Cuando de manera detallada se observa la forma en que se hizo la nariz, Griffin y Shima- da dedujeron que la persona que confeccionó la mascara fue un orfebre con una formación completa como maestro, ya que logró su ob- jetivo sin causar rajaduras, las que podrían pro- ducirse, debido a la fuerza de los golpes.

Otro aspecto notable de la planificación en el trabajo del oro proviene de las orejeras en- ganchadas directamente a los lóbulos de las orejas, a través de tiras y ranuras. El lóbulo de la mascara y el borde posterior de la ore- jera fueron perforadas al mismo tiempo, una encima de otra, antes que se adhiriera al tubo central mediante el unido de las partes. De todo ello se deduce que la manufactura de la mascara y de las orejeras fue cuidadosamente planificada y coordinada.

Los objetos de la Tumba Este, intacta, de la Huaca Loro u Oro, evidencian, gracias a los trabajos de conservación efectuados, que estuvieron originalmente cubiertos de pigmen- tos -sobre todo cinabrio-, telas y plumas. Además se han encontrado marcas de ins- trumentos, trazos apenas perceptibles que guían el trabajo, improntas de instrumentos, improntas de dedos y evidencias de repara- ciones y roturas. Las piezas, una vez conser- vadas, fueron trasladadas en el año 2001, del Museo de la Nación al flamante Museo Na- cional Sican de Ferreñafe.

EL PAS Y EL ORIGEN DEL MUSEO NACIONAL SICÁN

El Museo Nacional Sican ha sido concebido como el epicentro de la identidad lambaye- cana, ya que es consecuencia de los estu- dios, bajo el PAS, del centro del poder políti- co, cultural, económico y religioso de la cul- tura Sicán o Lambayeque que devienen de la rica tradición cultural Moche local y de la in- fluencia de Pachacamac en la costa central.

Este centro de poder político, económico y re- ligioso -como ya se mencionó- está situa- do a 25 minutos al norte del propio museo, en el actual Santuario Histórico Bosque de Pomac. El Museo contiene colecciones que son fru-

to de excavaciones sistemáticas llevadas a cabo por el PAS. Junto con las mencionadas colecciones hay una valiosísima documenta- ción en cerámica, textilería, orfebrería, mate pirograbado, culinaria, así como el rico mun- do de las creencias del sustrato cultural Mu- chik, Única en nuestro medio, que posibilitara el rescate de tecnologías y talleres artesana- les Sicán.

La exhibición del museo se centra en to- dos los aspectos del pueblo Sican y su cultu- ra, procurando proporcionar al visitante una visión global de la misma. Se pueden apre- ciar detalles de la vida doméstica y los proce- sos de manufactura de la cerámica y meta- les, además de la recreación de las tumbas Este y Oeste de la Huaca Loro u Oro, corres- pondientes a miembros de la nobleza, con muchos objetos de oro y otros objetos valio- sos. Durante el recorrido se pueden apreciar videos que dan cuenta de estudios especiali- zados durante la investigación multidiscipli- naria. Por ejemplo, los estudios de ADN don- de se prueban las relaciones de parentesco entre el noble de la tumba Este y el noble de la tumba Oeste. También la relación de pa- rentesco de cuatro linajes de mujeres sacrifi- cadas de la tumba Oeste; asimismo, relacio- nes genéticas de los Sicán con poblaciones aborígenes pre-Hispánicas de las actuales re- públicas de Ecuador y Colombia.

El Museo Nacional Sican tiene como fun- ción primordial, la de ser un centro de investi- gación y conservación para profundizar los avances de los estudios de la cultura Sicán. Es por ello que se ha construido una edifica- ción contigua al museo para albergar a los investigadores nacionales y extranjeros que deseen estudiarla. El museo no solo actúa como una entidad científica, sino como insti-

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El Museo Nacional Sicán y la conservación de sus colecciones

tución cultural que apoya aspectos educati- vos de la comunidad, y también como ente de fortalecimiento de la identidad étnica y cul- tural Muchik. Se ha conformado además, una asociación ferreñafana bajo la denominación: ((Amigos del Museo Nacional Sican)) integra- da por profesores, intelectuales y pobladores genuinamente interesados en el progreso cultural de su pueblo.

Con respecto a facilidades especializadas, el museo cuenta con tres laboratorios para investigación y conservación así como los depósitos correspondientes. En el año 2001, el Museo Nacional Sican hizo gestiones para que, en calidad de donación, se equipen ade- cuadamente los laboratorios y depósitos. Esta diligencia tuvo una respuesta favorable de la Japan lnternational Cooperation System, y en estos momentos, los flamantes equipos es- tan siendo trasladados al Museo Nacional Si- can en Ferreñafe.

El Museo Nacional Sican, gracias a un acuerdo con la Embajada de los Estados Un¡- dos, recibe en sus instalaciones especialis- tas y estudiantes de conservación. Este pro- yecto piloto se inició en julio del 2003 y tuvo dos meses de duración. Ha tenido mucho éxito y se espera contar con una continua par-

ticipación en el futuro, para que estudiantes peruanos tengan la posibilidad de seguir la tradición del PAS. Son numerosos los obje- tos que se resguardan en el museo y que ameritan una conservación preventiva o total. A pesar del escaso personal técnico del mu- seo, tratamos, bajo el acuerdo arriba citado entre otras iniciativas, de lograr autosuficien- cia en la problemática de la conservación, máxime al contar con el trabajo pionero del equipo de conservación citado, el cual se ¡ni- ció en el Museo de la Nación.

Nuestro paradigma como entidad museís- tica que irrumpe en el norte peruano es la de conservar, respetando totalmente la autenti- cidad del objeto. Lo que queremos que pre- valezca en el objeto conservado, aparte de neutralizar los procesos de corrosión entre otros procesos destructivos, es mantener su acabado original para, de esa manera, no al- terar sin criterio alguno, los principios técni- cos y estéticos de sus antiguos hacedores, los cuales son la memoria tangible de parte de la extraordinaria historia del pueblo Mu- chik, y constituyen uno de los momentos mas ricos reconocidos arqueológicamente, de la producción metalúrgica en la América pre- colombina.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

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Elmer Atalaya 1 [email protected] Especialista del Proyecto Kuntur Wasi

Cecilia Bakula 1 [email protected] Directora Museo-Banco Central de Reserva

Carlos Cano 1 [email protected] Experto en Conservación en Piedra

Ciro Caraballo 1 [email protected] Consultor de la UNESCO

Hernán Crespo 1 [email protected] Ex Sub-Director General de Cultura de la UNESCO

Salvador Díaz-Berrio 1 [email protected] Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de México - Xochimilco

Carlos Elera 1 [email protected] Director del Museo de Sican

Bertha Estela 1 [email protected] Representante de ICCROM - Perú

Jenny Figari [ [email protected] Directora del Instituto Superior de Conservación y Restauración Yachaywasi

Ricardo Morales 1 [email protected] Presidente del Instituto de Conservación Ambiental Monumental (ICAM)

Yoshio Onuki 1 [email protected] Supervisor General del Proyecto Kuntur Wasi

Juan Manuel Sarmiento 1 [email protected] Ex Director del Centro Nacional de Restauración de Colombia

Walter Tosso 1 [email protected] Especialista del Proyecto Kuntur Wasi

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DIRECCIONES ÚTILES

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - UNESCO www.unesco.org

Centro del Patrimonio Mundial www.unesco.org/whc

Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de Bienes Culturales. ICCROM www.icomos.org/iccrom

Centro Internacional de Monumentos y Sitios - ICOMOS www.icornos.org

Consejo Internacional de Museos - ICOM www.icom.org

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Semi nar i o Tal I er I n t er naci o nal sobre Autenticidad de Bienes Culturales

Muebles e lnmuebles Hotel Laguna Seca, Cajamarca, 17 al 19 de octubre, 2003

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SEMINARIO

Una misión de la Universidad de Tokio ha realiza- do desde 1988 excavaciones e investigaciones con el objeto de preservar y conservar la arquitectura y las esculturas del área arqueológica de Kuntur Wasi, símbolos de identidad de las comunidades locales.

En octubre de 2003, la Representación de la UNESCO en el Perú, con la cooperación del Go- bierno del Japón a través de los fondos en fideico- miso depositados en la UNESCO, programó un Seminario Taller con la finalidad de evaluar y dise- minar los resultados del trabajo realizado en Kun- tur Wasi y compartir otras experiencias relevantes de nivel nacional e internacional.

Los objetivos trazados para la convocatoria del Seminario Taller fueron:

Actualizar conceptos y discutir técnicas y cri- terios de autenticidad de bienes culturales muebles e inmuebles, dentro del contexto de la Carta de Venecia y de la Declaración de Nara. Resaltar la importancia de las diversas fuentes de información, incluida la tradición oral, así como la identificación de los valores cultura- les y el respeto por la diversidad cultural.

Como resultados se esperaba:

Instalar un debate sobre el concepto de auten- ticidad aplicado a los bienes culturales mue- bles e inmuebles y editar una: Editar una publicación para difundir el Informe Final.

Se invitó a directores de institutos nacionales de cultura pertenecientes a re,giones con sitios patrimoniales, a especialistas de las facultades de arqueología, arquitectura y urbanismo, a directo-

res de museos y a arqueólogos, restauradores y conservacionistas que trabajaran en áreas arqueo- lógicas, museos u organismos dedicados a pre- servar bienes muebles e inmuebles.

Para favorecer los intercambios de información y las relaciones de colaboración se comprometió la participación de tres expertos internacionales encargados de presentar las conferencias magis- trales, cuatro especialistas nacionales que confor- marían un panel donde explicarían sus experien- cias personales en el campo de la autenticidad y cuatro profesionales especializados para exponer estudios de caso peruanos. Se elaboró una guía sobre los puntos que cada orador debía tratar en sus presentaciones donde se identificarían la ex- periencia adquirida, las dificultades encontradas, las lecciones aprendidas, el estado actual del bien específico tratado, la prospectiva y las recomen- daciones.

La ceremonia de apertura contó con la partici- pación de la Representante de la UNESCO en el Perú, el Representante de la Embajada del Japón y el Director del INC de Cajamarca.

La metodología empleada consistió en la pre- sentación de cada una de las conferencias de los especialistas internacionales. Con posterioridad se entabló un fructífero diálogo con los partici- pantes, quienes se mostraron muy motivados para debatir, emitir opiniones y reflexionar sobre las múltiples e interesantes propuestas formuladas, lo que se reflejó en las preguntas que formula- ron.

Tras concluir las exposiciones, los treinta y ocho participantes conformaron cuatro Mesas de Tra- bajo para elaborar conclusiones y recomendacio- nes de acuerdo con temas y lineamientos previa- mente trazados.

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PROGRAMA

VIERNES í7 DE OCTUBRE

Visita a Kuntur Wasi

SÁBADO 18 DE OCTUBRE

Ceremonia de Apertura Jorge León, Director INC Cajamarca Hiroshi Yamauchi, Embajada del Japón Patricia Uribe, Representante de UNESCO en Perú Ciro Caraballo, Coordinador

<(La Autenticidad Hoy,, Hernán Crespo, Ex Sub-Director General de Cultura de Ia'UNESCO

Diálogo 1 Moderador: Ciro Caraballo

<<Concepto de Autenticidad, Visión Histórica y Aplicación al Caso Mexicano), Salvador Díaz-Berrio, Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de México - Xochimilco

Diálogo 1 Moderador: Hernán Crespo <<El Valor de la Autenticidad en relación con la cultura local, la tradición oral y los imaginarios colectivos» Juan Manuel Sarmiento, Ex Director del Centro Nacional de Restauración de Colombia

Diálogo 1 Moderador: Salvador Díaz-Berrio Panel: <<La noción de autenticidad en el Perú)) Cecilia Bakula, Directora Museo-Banco Central de Reserva Carlos Cano, Experto en Conservación en Piedra Bertha Estela, Representante de ICCROM - Perú Jenny Figari, Directora del Instituto Superior de Conservación y Restauración Yachaywasi

Diálogo 1 Moderador: Juan Manuel Sarmiento

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DOMINGO 19 DE OCTUBRE

((Kuntu r Wasb Yoshio Onuki, Supervisor General del Proyecto Kuntur Wasi Elmer Atalaya y Walter Tosso

Diálogo 1 Moderador: Ricardo Morales <(Huaca de la Luna y Kuelap)) Ricardo Morales, Presidente del Instituto de Conservación Ambiental Monumental (ICAM)

Diálogo 1 Moderador: Carlos Elera Arévalo «La Autenticidad del objeto arqueológico. Museo de Sican,) Carlos Elera Arevalo Director del Museo de Sican

Diálogo 1 Moderador: Bertha Estela Mesas de Trabajo

Lectura de conclusiones y recomendaciones de las Mesas de Trabajo

Ceremonia de Clausura Patricia Uribe, Representante de UNESCO en el Perú Dr. Enrique Gonzales Carré, Representante del Instituto Nacional de Cultura

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DIÁLOGOS

Cuestiones que suscitaron mayor atención en el Seminario

a) ¿Cómo lograr el equilibrio entre el res- peto al patrimonio y la impronta de esta generación? ¿Cómo se aplica en este caso el Art. 9 de la Carta de Ve= necia? cio.

ciones o aportaciones de las diversas generacio- nes. La unidad de estilo no es el objeto de la res- tauración. Debe ser, por el contrario, evidenciar la vida y las (<peripecias>) en la ocupación del edifi-

Cada generación tiene su espacio-tiempo dentro de la historia. Conviene respetar los testimonios de las culturas pasadas puesto que en ellos están las raíces, e incluso, la posibilidad de un proyecto futuro, ya que el patrimonio es, en primera instan- cia, repositorio de valores. La obligación de esta generación es la conservación del patrimonio, su revitalización y traspaso a las nuevas generacio- nes. Si es necesaria la intervención de los espe- cialistas para la conservación del bien, esta debe respetar con modestia, pero marcando que es un <<aporte)) contemporáneo, como señala la Carta de Venecia en su Art. 9.

b) Ampliación de algunos conceptos y ex. periencias sobre autenticidad y lim- pieza, la estilística en los monumen- tos arqueológicos e históricos que pre- sentan tres momentos, como docu. mentos auténticos: lo primigenio, lo secuencia1 o superposiciones arqui. tectónicas, y lo factual.

La autenticidad es la <(verdad)> del monumento. El monumento es el <(documento)) de su vida y evolu- ción, por lo mismo, en el acto de su conocimiento, <(apropiación)) y traspaso a las nuevas generacio- nes se debe respetar su <<evolución)), las disminu-

c) ¿Cual es el concepto de la autentici- dad en el período hispánico?

El arqueólogo está obligado a conservar las evi- dencias, a estudiarlas e interpretarlas. Él es, en definitiva, quien formula el discurso que contiene el monumento. La formulación de ((su)) discurso depende de su preparación, de su concepción <<antropolÓgica)l, de las posibles etnografías, de las comparaciones con otras culturas. Es la ética, la que tiene que inspirar la interpretación del monu- mento y su propuesta a la comunidad para su <(apropiación>>.

d) ¿Cuándo y en qué momento se elabo- ra la imagen de lo auténtico, y cómo se maneja el tema de construcción de la imagen en el colectivo imaginario?

El tema de la autenticidad se asume como proto- colar más que objetivo y concreto. La imagen es muy difícil de palpar; un edificio nace y al poco tiempo comienza a cambiar. La historia es una, con modificaciones; el documento histórico construi- do evoluciona en el tiempo; se produce un princi- pio de acción y reacción; se construye, se destru- ye y se vuelve a reconstruir (teniendo en cuenta la

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Diálogos

construcción previa) El problema no es de ima- gen sino de cómo es el objeto en sí. Si un monu- mento se hace para que dure un determinado tiem- po y se modifica, tendrá una segunda historia. La nueva imagen original es parte de la imagen valo- rada por el colectivo; ya no ofrece una lectura au- téntica.

Actualmente no se hacen intervenciones cons- tantemente; se toma distancia del objeto, se co- mienza con otra historia y ésa es válida para re- presentar esa época. La epistemología de la con- servación implica mostrar capacidad de descubrir la verdad, percibir la imagen del objeto más que el objeto mismo.

Dentro del patrimonio edificado de la moderni- dad, el postulado es el concepto de <(repetición)> de un objeto perecible, donde no hay posibilidad de reparación parcial; mayormente se hace una copia <(auténtica), del mismo edifico con materia- les contemporáneos, pues los industriales del mo- mento de su construcción ya no se producen o no son iguales en sus características formales.

e) ¿Cómo se vincula la autenticidad con el criterio de ética? ¿Quien dice qué es la ética? ¿Quién sanciona a la gen- te que comete <<barbaridades>>? ¿he- go de una mala intervención, cómo se regresa a lo auténtico?

La sociedad asume un rol de permisividad frente a los atropellos al patrimonio, tal el caso de las falsificaciones, donde se viola cualquier principio ético. En este caso solo fortaleciendo las institu- ciones que protejan el patrimonio y sancionando a los responsables se evitará la impunidad.

El rol del estado como (cauteladcx,) es primor- dial; es intransferible y no delegable, y el de la sociedad civil debe ser complementario, ayudan- do a crear y fortalecer instituciones para estable- cer una cultura no contemporizadora. Con estos fines, la sociedad debe estar enterada y opinar al respecto.

Son parcialmente responsables de que la so- ciedad no tenga un sentido de identidad con los bienes culturales, tanto las instituciones que se ocupan de la conservación, por no incluir en sus

presupuestos partidas para educarla y que se ((apropien,) del bien, como los técnicos -arqui- tectos, restauradores, arqueólogos, etc.- por apropiarse de los walores,, del objeto y priorizar la materialidad del mismo sobre su contenido y simbolismo.

En cuanto a las intervenciones, hay leyes que establecen cómo sancionar a los responsables de las malas acciones mediante multas y documen- tos que disponen cómo repararlas.

f) La opción por lo auténtico de una pin- tura donde se han encontrado vesti. gios de otra y el sentido de autentici- dad que tiene el pueblo de la Última obra. ¿Cual es el límite?

El equipo interdisciplinario (con participación de la comunidad) que interviene un bien cultural con fines de conservación y de restauración, siempre debe cumplir con una etapa de conocimiento del bien, estudio, análisis, y diagnóstico, y tener en cuenta las variables para tomar decisiones de con- senso. El elemento más espinoso concierne a los bienes de carácter religioso. El conservador debe acercarse con mucho respeto a la obra y la inter- vención debe ser mínima para no eliminar el sen- tido y la sensibilidad del verdadero autor. No se trata de presentar una obra eliminando parte de ella. Si se quiere hacer, se debe someter la obra. a rayos X y otro tipo de exámenes técnicos y dejar constancia en una documentación específica de lo que se encuentra debajo. Hay métodos para mostrar las secuencias. No se puede hacer una limpieza selectiva. En estos momentos la ciencia permite observar todas las capas y aportar testi- monios a la historia, al arte y a la cultura.

En los casos de superposiciones pictóricas es recomendable no eliminar la pintura tardía aun- que no tenga el valor histórico-estético de la pin- tura temprana, a menos que se pueda certificar suficientemente que la obra que está oculta sea de altísima calidad estética, que el 'repinte' sea de muy mala calidad, que el autor original es un gran maestro, que la obra sea única en su pro- ducción, etc., Es decir solo en casos exclusivos se deberán hacer este tipo de tratamientos.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

La producción de la documentación sobre la intervención en un bien cultural es muy importan- te. Todo lo que se haga, toda la información que se acopie, toda la discusión, el análisis, las deci- siones que se tomen y, finalmente, las interven- ciones que se realicen, incluidas las reacciones de los materiales y los cambios que se introduz- can en el proceso, deben ser incluidos en el do- cumento que debe quedar como testimonio de la intervención en el bien cultural y como elemento de estudio y de aporte para las generaciones futu- ras. Por ello, hay que ser absolutamente riguroso en la consignación de esta información. En Co- lombia se le llama ((Historia Clínica)), por que se le ha asemejado con el historial o expediente que se lleva en un hospital para cada paciente.

En este proceso de documentación se debe incluir, por supuesto, la participación de la comu- nidad y todas sus opiniones.

En un edificio el estudio del color puede apor- tar elementos importantes para conocer su histo- ria, sus etapas, su evolución y las intervenciones que ha sufrido el inmueble. La pintura puede ser plana y ornamental, pero también puede tratarse de pinturas murales con representación gráfica. Si se hacen calas estratigraficas (pequeñas inci- siones en las capas de pintura) se puede detectar el orden de aparición de las diferentes capas de pintura, y analizar los materiales para poder datar- los e ir así, rehaciendo la historia del inmueble.

En todo este proceso de estudio de las partes ocultas en un inmueble o en un bien mueble es necesario actuar con cautela en el momento de tomar una decisión. Esas verdades ocultas per- tenecen al manejo de los expertos pero no de la comunidad, que se reconoce en el bien tal como lo conoce hoy, como ha llegado a sus manos. De esa forma la comunidad lo valora y allí radica su sentido de pertenencia y de identidad, a pesar de que detrás estén ocultas otras etapas de la historia del bien cultural, posiblemente más va- liosas desde el punto de vista de la estética y del arte. Por ello, no resulta ser siempre adecuado descubrir esas etapas ocultas de la obra, cuan- do riñen con el significado y el valor que la obra tiene para la comunidad y para la memoria co- lectiva de hoy, a pesar de que se argumente la

autenticidad para justificar este tipo de interven- ciones.

g) ¿En los procesos de formación de los restauradores, no debería incorporar- se en la metodología, la lectura y la valoración que sobre el bien tiene la comunidad a la cual pertenece?

Hoy es indispensable contar con la opinión y la percepción que una comunidad tiene de su patri- monio cultural, cuando se trata de hacer algún tipo de intervención de conservación o de restauración por parte de expertos.

Hace años, eran los expertos quienes decidían absolutamente todo lo referente a obras de valor patrimonial. Hoy, es fundamental la etapa de cono- cimiento y diagnóstico del bien cultural, no solo desde el punto de vista de los materiales, de su autoría y de su historia, sino desde su posesión y uso. Es decir, un bien cultural tiene una percepción y un valor dependiendo del uso que tenga. No es lo mismo una imagen religiosa que está en un mu- seo por sus valores estéticos, artísticos y de pronto históricos, que una imagen religiosa que está en un templo o en otro sitio religioso, y que tiene un valor social, comunitario, además del religioso, por- que se trata de una imagen de culto vivo.

En el primer caso la imagen puede ser tratada técnicamente por parte de los expertos como un documento de gran valor. En el segundo caso, pri- ma sobre los valores meramente técnicos (estéti- ca, historia, materiales, etc.), el valor social y el valor religioso que la imagen representa para una comunidad.

Visto así, en el proceso de formación de los restauradores es necesario incluir estos aspectos sociales, pero, especialmente, se debe inculcar la necesidad del trabajo interdisciplinario.

En consecuencia, el equipo ideal para trabajo con el patrimonio cultural, debe incluir no solo a los técnicos, restauradores, químicos, físicos, biólogos, historiadores, ingenieros, arquitectos, sino también a los profesionales de las ciencias sociales, como sociólogos, antropólogos, trabajadores sociales, si- cólogos, e inclusive, a líderes de la comunidad.

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CONCLUSIONES

El Perú es un país multi e intercultural, donde las condiciones del medio y del territorio, así como la permanencia de la memoria heredada y creada, producen cosmovisiones propias y auténticas, por lo que el ser humano da respuestas diversas a su adaptación a la naturaleza. Sin embargo, debe re- conocerse la influencia extranjera, producto del in- tercambio, en la formación de su cultura, influen- cia que ha existido en todos los tiempos, pero ad- quiere especial énfasis hoy, debido a un fenóme- no como la globalización.

El paisaje natural o transformado, la flora y la fauna, forman parte del patrimonio de una socie- dad, así como sus expresiones culturales materia- les e inmateriales. El uso que el ser humano ha dado a la naturaleza y cómo la ha transformado en un factor determinante y condicionante para su beneficio, es también producto de un grupo so- cial, tanto como su literatura oral y escrita, su reli- gión, sus festividades, su arquitectura, su urbanis- mo, su mobiliario, sus herramientas de trabajo y sus objetos de uso doméstico.

Es por ello que el peruano responde, según su entorno, a las determinantes naturales y a las di- versas necesidades que le genera la vida en co- mún, de la que forma parte y debe participar en las diferentes disciplinas cuando se trata de estu- diar y poner en valor el producto de su cultura.

RECOMENDACIONES

Al Estado peruano

Poder Ejecutivo

1 .

2.

3.

4.

Diseñar políticas nacionales que permitan la valoración de lo local como un proceso endó- geno y no forzar una pretendida homogenei- dad cultural nacional. Dichas políticas deben responder a la realidad multi e intercultural, para permitir el libre desarrollo y expresión de cada comunidad y grupo cultural. Propiciar el dialogo entre las naciones vecinas, pues las líneas fronterizas suelen ser solo Ií- neas imaginarias, que dividen grupos cultura- les similares, para permitir su fortalecimiento y la identificación en su origen. Crear, en el marco de la Defensoría del Pue- blo, una instancia de defensa del patrimonio. Exigir que los organismos de construcción y desarrollo (Ministerio de Agricultura, de Trans- porte, de Energía y Minas, Foncodes, Prona- mach, ATrabajar Rural, A trabajar Urbano, etc.) requieran obligatoriamente la opinión técnica del Instituto Nacional de Cultura, cuando las obras que lleven a cabo involucren movimien- to de tierra.

Poder Legislativo

1 . Aprobar y reglamentar en el menor plazo posi- ble, una nueva ley de patrimonio.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

2. Fortalecer la capacidad coactiva del Instituto Nacional de Cultura.

3. introducir en la legislación referida a Munici- palidades y Gobiernos Regionales, la obliga- toriedad, bajo responsabilidad, de someterse a las recomendaciones técnicas y especializa- das, y a las acciones que se realicen en temas de patrimonio cultural, natural y de culturas vi- vas.

Ministerio de Educación

1 . Propiciar en la población formas eficientes de conocimiento, difusión, defensa y apropiación del patrimonio, a través de la estructura del sis- tema educativo, guardando estricta relación, respeto y concordancia con las realidades de cada región

2. Organizar una campaña pedagógica nacional, mediante la cual se busque la asunción de lo propio, y por lo tanto, la protección del patri- monio cultural desde la comunidad. En el di- seño de esta campaña se deberían tener en cuenta las singularidades de cada región cul- tural del país, así como recurrir a los especia- listas, pedagogos y comunicadores, quienes, en conjunción con los expertos en patrimonio cultural, según cada tema, diseñen un producto adecuado con las necesidades del país en general, y de cada región en particular.

3. Establecer que la comunidad de cada lugar debe ser el objetivo final y principal de esta campaña y, por lo tanto, crear canales de co- municación apropiados mediante el uso de un lenguaje pertinente. En consecuencia, los pro- fesionales de las ciencias sociales (sociólogos, antropólogos, trabajadores y comunicadores) deberían desempeñar un papel fundamental en la educación de la comunidad y convocar- la para formar parte de los equipos de trabajo.

Instituto Nacional de Cultura /IMC)

1. Determinar lineamientos básicos para la super- visión de los proyectos, que garanticen la au- tenticidad de la información.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

8.

9.

Crear una Comisión Técnica para evaluar y ca- lificar las intervenciones en bienes culturales. Remitir la documentación completa de los pro- yectos aprobados (por el INC), a las respecti- vas regiones para conocimiento, adecuada su- pervisión y monitoreo. Exigir que la documentación sea acompaña- da con un soporte informatico seguro (CD) donde estén contenidos todos los datos. Velar por el fiel cumplimiento de las normas de presentación de proyectos, informes parciales y finales de intervención en bienes culturales. Sistematizar en un banco de datos, toda la in- formación posible sobre los proyectos y la documentación relativa al patrimonio cultural material e inmaterial. Dicha documentación debería codificarse por especificidades. Cursar copia de toda la documentación: pro- yecto e informes relativos a la intervención en bienes culturales, al Archivo de la Nación, in- mediatamente después de su respectiva apro- bación. Utilizar medios de comunicación para difundir la documentación producida en todas las in- tervenciones que se realicen, así como convo- car foros de discusión e intercambio. Para ello serán muy útiles los medios que hoy nos faci- lita la informática. Organizar canales de comunicación, dentro del país, que permitan el dialogo interdisciplinario para intercambiar experiencias, trabajar en conjunto, apoyarse profesionalmente, comu- nicar y socializar el conocimiento.

10. Proponer la creación de Centros de Interpre- tación, con el objeto de brindar un mejor co- nocimiento de la región, donde se muestren las expresiones culturales regionales, su me- moria en lo material e inmaterial, sus produc- tos y sus tradiciones.

Gobiernos Municipales y Regionales

1. Tener en cuenta dentro de los procesos de va- loración del patrimonio, tanto lo natural como lo cultural.

1 O0

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Conclusiones y recomendaciones

Coordinar con los especialistas del caso, acep- tar y cumplir las propuestas técnicas del INC, bajo responsabilidad, en aquellos campos que involucren el manejo de bienes patrimoniales culturales muebles e inmuebles, natural y de culturas vivas. Movilizar a las personas y entidades bajo su competencia, para que respeten y defiendan el patrimonio como eje de la autenticidad e identidad de los pueblos. Facilitar y promover la creación de comisiones pluridisciplinarias asesoras para el manejo de los bienes culturales.

A LA UNESCO

Las traducciones, muchas veces, generan vacíos ylo contradicciones que pueden ser bien o mal em- pleados en la conservación del Patrimonio Cultu- ral; las fuentes de información no constituyen el requisito básico para determinar la autenticidad y significado del patrimonio cultural (Art. 9), y el do- cumento de Nara no esta concebido en el <(espíri- tu de la Carta de Venecia,,, puesto que mas que una .prolongación conceptual,, (Art. 3) de ésta compone un cambio de dirección, privilegiando las fuentes de ir,formación en general y no el docu- mento que constituye el Bien Cultural en sí mismo, por lo tanto, se recomienda:

1. Revisar el contenido del Documento de Nara, particularmente los ítems 8 al 12, con el objeto de hacerlo congruente con los principios de la Carta de Venecia en la que dice basarse, y ha- cer una revisión parecida a la que ya se hizo con respecto a la Carta de Burra.

2. Convocar y auspiciar la formación y el funcio- namiento de una comisión ética del Patrimo- nio Cultural y Natural, con representatividad na- cional, que permita sincerar la situación de di- cho patrimonio, difundir los valores relaciona- dos con la autenticidad, y motivar la defensa y el buen manejo del mismo.

3. Supervisar periódicamente los bienes cultura- les que hayan sido declarados Patrimonio Mun-

4.

5.

6.

dial, de acuerdo con los planes de manejo ela- borados en cada caso; informar a las autori- dades y exigirles el cumplimiento d6 las obli- gaciones contraídas de acuerdo con la Con- vención del Patrimonio Mundial. Brindar asistencia mediante técnicos naciona- les ylo extranjeros en el campo de la educa- ción en museos, con el fin de que la pobla- ción, especialmente la escolar, se apropie de los valores culturales que les son propios. Difundir con mayor ponderación las Conven- ciones, Declaraciones, Cartas y otros Docu- mentos internacionales vinculados al Patrimo- nio Cultural y Natural, incluyendo los Documen- tos Pontificios al respecto. Realizar encuentros como éste con el fin de facilitar la reflexión sobre temas vinculados con el patrimonio cultural, natural y de culturas vi- vas.

AL ICOMOS E ICOM

Estas dos instituciones deben cumplir un rol mas activo en sus respectivas áreas. El ICOMOS - Perú podría constituirse en un espacio de diálogo, por lo que habría que dirigirse a sus autoridades e in- vitarlas a abrir y ampliar la participación en todas las disciplinas que intervienen en el estudio y pro- tección del patrimonio cultural peruano, por ello se recomienda:

1.

2.

3.

4.

Erigirse en la voz que defienda y reclame la defensa y autenticidad en el manejo, conser- vación y restauración de los bienes culturales muebles y sitios, de acuerdo con los conteni- dos de la Carta de Venecia y la Declaración de Nara (ICOMOS). Buscar el concurso de expertos y técnicos in- ternacionales para monitorear y asesorar en el manejo de monumentos y sitios (ICOMOS). Brindar asesoría técnica para el mejor funcio- namiento y desempeño de los museos, aten- diendo los intereses de las regiones (ICOM). Establecer formas abiertas de comunicación y consulta mediante paginas web institucionales.

1 o1

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Extraídas del <(Manual para el manejo de los sitios del Patrimonio Cultural Mundial)) publicado por ICCROM, UNESCO, Centro del Patrimonio Mundial e ICOMOS, 2003.

La autenticidad, según Feilden y Jokiletho, es un qspecto crucial en la evaluación de los bienes cul- turales. Generalmente se le atribuye a un bien cul- tural cuyos materiales son originales o genuinos, cómo fue construido y tomando en cuenta que ha envejecido y cambiado con el tiempo. En cuanto un monumento o sitio histórico concebido como una obra de arte, el ser auténtico puede interpre- tarse en relación con el proceso creativo que lo produjo como un producto genuino de su tiempo, e incluye los efectos del paso del tiempo histórico (ser auténtico no debe confundirse con ser idénti- co; por ejemplo una reconstrucción moderna pue- de ser idéntica a la forma histórica, pero no es au- téntica).

El Documento de Nara sobre Autenticidad (1994) enfatiza la credibilidad o la veracidad de fuentes de información para la evaluación de la au- tenticidad y hace notar que las diversas culturas y patrimonios pueden ser entendidos como una irreemplazable fuente espiritual e intelectual de la riqueza de toda la humanidad.

La autenticidad deriva de la definición del bien, por lo que se puede entender de manera diferen- te, según el razonamiento de su expresión históri- ca. Si se trata de un bien patrimonial, su autentici- dad histórica debe por lo general reflejar las fases significativas de su construcción y utilización a lo largo de las diferentes fases de su línea del tiempo histórico.

La autenticidad puede verse amenazada por la destrucción de estratos históricos, el moderno re- emplazo de elementos originales (particularmente si se basan en conjeturas) y la adición de nuevos elementos.

Un bien cultural que ha pasado la prueba de la autenticidad mantiene su integridad original, tal como se creó o como ha evolucionado a lo largo

de la línea de su tiempo histórico. Mientras varios aspectos del bien cultural deben ser analizados para poder definir los grados de autenticidad, es importante llegar a un juicio comprensivo, pues un solo aspecto no es suficiente. De acuerdo con las Normas Operativas deben considerarse cuatro aspectos en la autenticidad:

autenticidad del diseño; autenticidad de los materiales;

autenticidad del entorno. autenticidad de la arquitectura; y

Para ser nominado en la Lista de Patrimonio Mundial, el bien cultural debe mantener su integri- dad respecto de estos cuatro tipos de autentici- dad. Si por ejemplo el bien original se destruye, una copia no cumplirá con los criterios, pues el material auténtico ya se habrá perdido. La autenti- cidad en los materiales es un criterio básico de la autenticidad en el diseño y en la construcción, las cuales, junto con la autenticidad del entorno, defi- nen al bien cultural patrimonial.

Al mismo tiempo, la mayoría de los bienes his- tóricos son a su vez alterados por la acción de la naturaleza y del uso; estos cambios se conside- ran parte de la estratificación histórica del bien. El concepto de Autenticidad en el contexto so- cio-cultural requiere urgentemente de considera- ción.

~ Q U É VALORES INFLUYEN EN LAS INTERVENCIONES?

Muchos valores pueden asociarse con los bienes patrimoniales; aquellos que son considerados sig- nificativos proveerán justificaciones para su pro-

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Documento de Nara sobre Autenticidad

tección y conservación. Tales valores fluctúan en- tre los históricos y los comerciales, y un solo bien puede poseer valores conflictivos que dificultan en modo particular las decisiones de gestión; sin em- bargo los valores de juicio pueden cambiar con el tiempo. Si se trata de sitios del Patrimonio Mundial, las

consideraciones deben incluir:

incluyen características como: edad, tradición, continuidad, conmemoración, leyenda. También pueden ser sentimentales, espirituales, religiosos, simbólicos, patrióticos o nacionalistas. Al ser con- siderados como emocionalmente perceptivos, es- tos valores tienen un fuerte impacto en su salva- guarda, conservación y restauración

valores culturales y Valor artístico o técnico relativo valores socio-económicos actuales. (basado en la investigación)

La presencia o ausencia de estos valores Ile- vara a la salvaguardia y conservación de los bie- nes culturales, o en otras instancias, puede llevar a su abandono y destrucción. Por ejemplo, valo- res nacionalistas o políticos podrían brindar moti- vación para la protección y restauración de un bien, pero esos mismos valores podrían causar la perdida de un bien que en el momento no ne- cesariamente satisfaga la concepción política de relevancia.

Fundamentado tanto en evaluaciones científicas e histórico-críticas como en la determinación de la importancia del diseño del bien y en la relevancia de su concepción o manufactura. Este valor resul- ta de la investigación que han llevado a cabo los profesionales, la que proporciona una base para su clasificación y catalogación, como también la estrategia a seguir en una intervención.

Valor de originalidad (basado en estadísticas)

VALORES CULTURALES

Los valores culturales que están asociados con los bienes patrimoniales y su relación con los obser- vadores de hoy en día, son necesariamente subje- tivos (dependen de las interpretaciones que refle- jan nuestro tiempo). Estas determinaciones dicta- minaran el grado de interés general en el objeto y su entorno, la interpretación de su carácter cultu- ral intrínseco y el desarrollo de políticas de inter- vención. El reconocimiento de una destacada re- levancia universal en los sitios del Patrimonio Mun- dial y su intervención resultante, deben definirse sobre la base de la esencia histórica y su poten- cial arqueológico.

El objetivo de las clasificaciones dadas a conti- nuación, es ayudar a identificar los varios tipos de valores que se discuten usualmente, y entender su relación con el bien cultural, el sitio y su contex- to. Así entonces, los valores culturales pueden cla- sificarse de las siguientes maneras:

Vinculado con otros bienes de su mismo tipo, esti- lo, período, región o combinación de estos. Este valor puede reforzar la relevancia de las cualida- des que posea el bien, y fortalecer así la posibili- dad de inscripción del mismo como sitio del Patri- monio Mundial.

Valores económicos

Catalogados como la generación de recursos pro- venientes de fuentes de ingreso tales como el tu- rismo, el comercio, el uso o las atracciones, éstos deben estar manejados correctamente o se corre el riesgo de destruirlos. Para conservar el bien ade- cuadamente se debe enfocar colectivamente, su costo-beneficio.

Valor funcional

Unido estrechamente con el valor económico, pues la continuidad de las funciones originales y tradicionales del bien refuerza su significado, lo que no puede lograrse con manifestaciones de interpretación. Un uso apropiado siempre favore- ce la conservación, mientras que una adaptación

Valores de identidad (basados en el reconocimiento)

Relacionados con los lazos emocionales de la so- ciedad hacia los objetos y sitios específicos que

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

mal concebida suele causar la degradación del bien.

Valor educativo

Incorporado en los programas de educación para potenciar la toma de conciencia sobre la cultura y la historia de un bien determinado; esto enfatizará la defensa y el cuidado de la evidencia arqueoló- gica no renovable.

Valor social

Asociado con las actividades sociales tradiciona- les, juega un papel importante en el establecimiento de la identidad social y cultural; la interacción de la sociedad civil con el bien, dentro de una comu- nidad, genera la preocupación por el entorno lo- cal, lo que motiva el mantenimiento y la repara- ción del mismo, y suscita el interés popular.

Valor político

Vinculado generalmente con acontecimientos es- pecíficos de la historia del bien, y asociado, asi- mismo, con la región o el país. La relevancia políti- ca de un monumento o sitio puede ayudar a re- caudar fondos y atraer la atención del público. Una acción política desacertada puede conducir a un desarrollo indeseable y a la destrucción de la au- tenticidad.

Varios de estos valores pueden tener impactos tanto positivos como negativos sobre el bien cul- tural, por lo expuesto, la conjunción de dichos va- lores debe ser considerada como una estructura Útil y una referencia dentro de un proceso de eva- luación más detallado.

Durante los Últimos dos siglos, los principios de restauración han evolucionado hacia la cerca- nía al manejo y un tratamiento de los objetos, co- herente. Esto, en lo concerniente a colecciones y monumentos. Sin embargo el manejo de otro tipo de bienes culturales, tal como centros históricos o paisajes, es más complejo. Se puede ver una con- vergencia de principios en cuanto a metodologías, y la experiencia acumulada esta siendo reforzada a través de la investigación, entrenamiento, coope- ración técnica y el intercambio de experiencias en el manejo de recursos.

Los tratamientos involucran inevitablemente la pérdida de algunos valores culturales, pero esta pérdida se puede justificar para preservar la integridad esencial de las propiedades cultu- rales para generaciones venideras. Las estrate- gias para el tratamiento de los sitios culturales se deben desarrollar de acuerdo con los siguien- tes principios:

asegurar la reversibilidad; usar materiales cuyos efectos sean reversibles, siempre que sea técnicamente posible; no perjudicar una intervención futura, si esta es necesaria; y no impedir la posibilidad de un acceso poste- rior a las evidencias del objeto.

La autenticidad podrá mantenerse si se:

a) permite que la mayoría del material histórico existente se conserve (autenticidad en los ma- teriales);

b) asegura la armonía con los diseños originales (color, tono, textura, forma y escala);

c) impiden adiciones que dominen sobre la fibra original y respete su potencial arqueológico; y

d) cumple con la prueba de autenticidad en cuan- to a diseño, material, factura o implantación en el caso de paisajes culturales, sus característi- cas y componentes distintivos.

La prioridad es establecer el valor cultural, por el cual el sito ha sido incluido en la Lista del Patri- monio Mundial. Todos los tratamientos de conser- vación (por ejemplo, protección, consolidación o restauración) deben garantizar la autenticidad del sitio cultural, prolongando la duración de su inte- gridad y preparándolo para su interpretación. Don- de sea aplicable, a un bien cultural le debe ser per- mitido continuar con su uso tradicional, si éste no causa daños a su integridad histórica. Si la conti- nuidad de su función no es posible, debe ser adap- tado a un uso apropiado como parte de un plan cuidadosamente concebido que reconozca su va- lor universal y su papel educativo.

La protección es entendida, en términos legales, como la acción para proveer las condiciones para que un monumento, área o sitio histórico perdure.

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Documento de Nara sobre Autenticidad

El vocablo también se relaciona con la salvaguar- dia física de sitios históricos para asegurar su se- guridad contra robo o vandalismo, como así tam- bién de ataques ambientales e intrusiones visua- les. Las zonas de amortiguación como espacios de confluencia también sirven como resguardo de las áreas históricas.

La protección legal, la cual se basa en la legis- lación y normas de planeamiento, apunta a garan- tizar la defensa contra cualquier tratamiento dañi- no; provee guías para tomar acciones apropiadas e instituye sanciones contra la impunidad. La pro- tección física incluye la adición de techos, cober- turas, e inclusive, el traslado de objetos que estén en peligro.

La consolidación es la adición física o la aplica- ción de material adhesivo o de soporte a la estruc- tura actual del objeto cultural, para asegurar su continua durabilidad o integridad arquitectónica. Los tratamientos de consolidación pueden tener un impacto negativo si no se hacen con un enten- dimiento claro de las aplicaciones físicas a corto y largo plazo, la probabilidad de cambio en el obje- to original y el principio de reversibilidad.

La restauración ha tenido muchos significados en el pasado; la definición mas comúnmente acepta- da fue el devolverle a un objeto su apariencia per- dida o forma. El término es a menudo relacionado con ((período de restauración,,; por ejemplo la re- creación del concepto estético de diseño de un edificio para un período dado. En otros casos la ((restauración,, era considerada como un tratamien- to destructivo o negativo. En las lenguas latinas ((restauración,> ha sido usado como un termino re- lacionado con la conservación de los sitios cultu- rales. Sin embargo, actualmente, a la restauración se

le ha dado una definición específica tal como lo expresa el Artículo 9-1 3 de la Carta de Venecia. El objetivo de la restauración 'no es solamente con- servar la integridad del bien sino también revelar su valor cultural y mejorar la legibilidad de su dise- ño original. La restauración es una operación alta- mente especializada basada en un proceso críti-

co-histórico de evaluación, y no se debe basar en conjeturas. El objetivo de la restauración moder- na, (revelar el estado original dentro de los límites del material existente) difiere del objetivo pasado de devolverlo a su estado original por la recons- trucción de las formas perdidas. El termino fran- cés ((mise-en-valeurn esta altamente relacionado con esta definición.

La reconstrucción significa construir nuevamente. La expresión puede ser empleada con referencia al trabajo ejecutado, usando material moderno o antiguo, o ambos, con el propósito de reconstruir elementos desmembrados o destruidos, o parte de ellos. La reconstrucción debe hacerse con base en documentación arquitectónica y arqueológica, evidencia fiable, y nunca sobre conjeturas.

Aunque la reconstrucción puede ser una estra- tegia adecuada para desastres tales como fuego, terremotos o guerras, su validez es cuestionable cuando se usa como una medida para mejorar la presentación de los sitios históricos. La reubica- ción de un monumento o parte de este a un nuevo sitio también requerirá reconstrucción; esta puede estar justificada cuando se considere necesaria para proteger un bien de peligros naturales tales como polución e inundaciones. El traslado de un bien de su sitio original no se debe permitir excep- to donde este justificado por intereses nacionales o internacionales de máxima importancia (Carta de Venecia, 1963).

Anastylosis es un tipo de restauración; su obje- tivo es hacer que una estructura en ruinas sea vir- tualmente mas comprensible por la reinstalación de su forma primitiva, usando el material original que se encuentre disponible en el sitio. El trabajo debe guiarse por las mismas reglas de restaura- ción, y estar respaldado por evidencia arqueológi- ca firme. Generalmente esta es la Única forma acep- tada de reconstrucción en sitios históricos.

TRATAMIENTOS Y RUINAS

Un sitio en ruinas puede ser definido como una construcción que ha perdido tanto su forma y sig- nificado originales, y que su potencial como es- tructura funcional ha desaparecido. Lo que queda después de la caída y deterioro resulta ser 40s

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

restos caídos o deteriorados de una edificación o ciudad,,.

El estar en ruinas, sin embargo, puede ser sig- nificativo y representar un valor cultural específi- co. Debido a que perdieron su integridad física las ruinas históricas están sujetas a problemas parti- culares de deterioro, y por lo tanto ameritan espe- cial tratamiento y cuidado. Aún en el caso de que las características físicas sean simples, sin ningu- na particularidad estructural u ornamental comple- ja, el tratamiento de restauración o conservación apropiado y la calidad de la mano de obra en las reparaciones determinará el éxito en el resultado final.

La extensión y localización debe ser cuidado- samente considerada, ya que esta puede tener un efecto significativo en el carácter histórico del si- tio. Aun cuando estas intervenciones tienen por objetivo la estabilización, protección, o interpreta- ción de las ruinas, el tema de una nueva construc- ción es a menudo controvertido y requiere la con- sideración sensible y responsable de los propósi- tos considerados.

El fin principal del tratamiento de las ruinas his- tóricas del mundo es salvaguardar su significado fidedigno para presentarlas al público. La interpre- tación y evaluación de los vestigios depende de la calidad, localización y dimensión de las pérdidas de materiales e integridad estructural, del conoci- miento y la documentación contables sobre las ca- racterísticas perdidas, y de la importancia cultural de las ruinas como en la definición del monumen- to y su escenario.

La anastylosis debe ser considerada solamen- te si los elementos originales todavía existen en el sitio en una condición suficientemente clara que lo justifique, y si el trabajo que se va a hacer no daña la disposición global y los valores del bien histórico. Un sitio genuino dentro de su escenario puede tener un potencial efectivo muy importante. Por otra parte, la relación del espacio con el con- texto social y económico contemporáneo puede anular sus valores culturales y por lo tanto justifi- car los tratamientos y usos para los que se adap- ten. Sin embargo, se debe tener en cuenta el peli- gro de tal acción, pues puede comprometer o en casos extremos destruir su condición como un si- tio cultural del patrimonio mundial.

AUTENTICIDAD EN LOS MATERIALES

Evidencia: Materiales originales de construcción, estratigrafía histórica, evidencias y marcas hechas en diferen- tes fases de la historia, y en el proceso de enveje- cimiento (pátina).

Objetivos del tratamiento: Respetar los materiales históricos, distinguir los nuevos de los auténticos, de tal manera que no se engañe al observador; en los centros históricos el material se debe extender como las estructuras fí- sicas o la manufactura del entorno.

Implementación: El mantenimiento y la conservación del material en relación con los períodos de construcción; en los centros históricos, lo anterior significa el man- tenimiento de la manufactura y evitar el reemplazo de las estructuras más antiguas ya que estas con- forman la continuidad tradicional del lugar.

AUTENTICIDAD EN MANO DE OBRA

Evidencia: Las substancias y señas de tecnologías de cons- trucción y técnicas de tratamiento en materiales y estructuras.

Objetivo del tratamiento: Respetar la evidencia de la mano de obra original en los materiales de construcción y sistemas es- tructurales.

Implementación: La conservación y mantenimiento de los materia- les y estructuras originales, armonía con las repa- raciones y partes nuevas, eventualmente por me- dio del uso tradicional de mano de obra.

AUTENTICIDAD EN EL DISENO Evidencia: Los elementos o aspectos en los cuales se mani- fiesta el diseño artístico, arquitectónico, de inge- niería o funcional del bien cultural y su disposición: (el mensaje y el significado original, la idea artísti- ca y funcional, el aspecto conmemorativo), En si-

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Documento de Nara sobre Autenticidad

tios y paisajes, el diseño se debe referir al contex- to general.

Objetivo del tratamiento: Respetar la intención del diseño original de la es- tructura, arquitectura, complejo urbano o rural.

Implementación: La conservación, mantenimiento, reparación, con- solidación, restauración, anastylosis en armonía con las intenciones del diseño.

AUTENTICIDAD EN LA IMPLANTACI~N

Evidencia: El sitio o localización del bien cultural de acuerdo con los períodos de su construcción; jardín o par- que histórico; paisaje cultural o histórico; valores urbanos; valores de conjunto.

Objetivo del tratamiento: Mantener el bien cultural en su lugar original y con- servar la relación del sitio en tratamiento con sus alrededores

Implementación: Planeamiento en el control, en la conservación ur- bana o territorial y la conservación íntegra.

El objetivo del tratamiento es el de prolongar la vida Útil de los materiales y estructura originales para guardarlos en su posición inicial en la cons- trucción (in situ); preservar el valor del tiempo y la pátina, generado a través de los años y retener así, las huellas de su historia, uso o cambios a lo largo de los años.

REEMPLAZO DE LOS ELEMENTOS ORIGINALES

Una vez que el material ha sido cortado y usado en una construcción, se ha convertido en histórico y está relacionado con el tiempo real del objeto. Aunque la restauración por medio del reemplazo de materiales y elementos estructurales deteriora- dos reducirá la autenticidad del monumento, es aceptable dentro de ciertos límites y vital para la supervivencia de lo que queda de la estructura original. Cuando se ejecuta apropiadamente con materiales y mano de obra similares, el resultado

debe ser compatible con el carácter básico de la estructura.

El reemplazo de elementos distintivos debe estar estrictamente limitado en cuanto a cantidad y se debe llevar a cabo de una manera que no disminuya el valor de la esencia original.

CONSOLIDACIÓN Y REFUERZO

Cuando la resistencia de elementos estructurales o materiales está reducida o disminuye a tal estado que no puede sobrevivir a cualquier amenaza veni- dera, se podría recomendar la consolidación o el refuerzo. Tal tratamiento restringirá, sin embargo la autenticidad del bien, ya que su esencia original es alterada. La combinación de materiales tradiciona- les con productos industriales modernos puede ser incompatible. El uso de productos industriales mo- dernos para la consolidación de materiales tradi- cionales de construcción puede transformar física o químicamente al original, hasta un punto en que la autenticidad del material se puede perder, aun- que la apariencia sea la misma.

Los tratamientos se deciden después de un mi- nucioso examen de las aplicaciones según cada caso. También hay que tener en mente que trata- mientos tales como inyección y cimentaciones pue- den ser irreversibles si no tienen éxito. Antes de llevar a cabo tales intervenciones se debe encon- trar un balance apropiado entre la consolidación y protección a través del análisis científico del ca- rácter y consistencia del material original, el con- texto ambiental y la cura propuesta. En ningún caso se debe destruir la evidencia histórica.

El tratamiento debe estar adecuadamente pro- bado en cuanto a su efectividad, y si es apropiado o no para el material en cuestión, se debe determi- nar después de un largo período de pruebas, antes de proceder a una aplicación en gran escala. El período de prueba debe ser extenso ya que algu- nas fallas pueden ocurrir después de 1 O o 1 5 años. Es importante mantener un registro actualizado de todos los tratamientos en edificaciones históricas y monumentos, y realizar inspecciones regulares de su comportamiento, acompañado de reportes es- critos. La investigación sobre tratamientos de con- servación debe incluirse en esos registros.

En lo concerniente a una estructura de un cen- tro histórico, se debe identificar y definir cuidado- samente aquellas partes que requieren de conser- vación, para así no perder la autenticidad. El valor

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

histórico de pueblos o asentamientos tradiciona- les radica en su estructura y factura. Por lo tanto, preservar los frentes o elevaciones de las edifica- ciones históricas, y reemplazar las estructuras con nuevas construcciones, significa una pérdida de autenticidad y continuidad histórica. El objetivo debe ser rehabilitar de tal forma, que la factura ori- ginal permanezca.

Las creaciones extraordinarias de los pueblos son el testimonio de su espíritu, sensibilidad, ex- periencias y vivencias tradicionales. La humanidad debe tomar conciencia del valor que cada bien representa y por ello, sentirse responsable de su salvaguardia para transmitirlo a las generaciones futuras en toda la riqueza de su autenticidad.

La conservación y restauración de bienes cul- turales se puede definir sobre la base de una me- todología crítica que comienza con el reconoci- miento de la fuente en su realidad física y tiene en cuenta sus aspectos históricos y estéticos con mi- ras a su transmisión futura. Una prueba de auten- ticidad permite investigar y descubrir la verdad, verdad que esta relacionada con la ética, la heren-

cia, la religión y la diversidad de valores del univer- so humano, dados una cultura particular y un con- texto relevante.

Debido a que los valores no son permanen- tes sino que los individuos y las comunidades los generan continuamente y varían a través del tiempo, un trabajo logra autenticidad en relación con el proceso que originó su diseño y cons- trucción, en un tiempo y un espacio particular. La preservación protege el material físico, los componentes, dispositivos, contenidos y obje- tos, sin alterar la evidencia de su construcción y uso, por lo tanto, los cambios reversibles deben ser temporarios, y los irreversibles, como Último recurso, no deben impedir acciones futuras de conservación.

Las experiencias de diversos especialistas na- cionales e internacionales sobre el concepto y los criterios de autenticidad en bienes culturales fue- ron debatidos en el Seminario Taller ((Autenticidad de Bienes Culturales Muebles e Inmuebles,), que se realizó en Cajamarca, Perú, desde el 17 al 19 de octubre de 2003.

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A N E X O S

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Anexo 1 Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural París, 16 de noviembre de 1972

La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17a, reunión celebrada en París del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972,

Constatandoque el patrimonio cultural y el pa- trimonio natural están cada vez más amenazados de destrucción, no solo por las causas tradiciona- les de deterioro sino también por la evolución de la vida social y económica que las agrava con fe- nómenos de alteración o de destrucción aún más temibles,

Considerando que el deterioro o la desapari- ción de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento nefasto del patri- monio de todos los pueblos del mundo,

Considerando que la protección de ese patri- monio a escala nacional es en muchos casos in- completo, dada la magnitud de los medios que re- quiere y la insuficiencia de los recursos económi- cos, científicos y técnicos del país en cuyo territorio se encuentra el bien que ha de ser protegido,

Teniendo presente que la Constitución de la Unesco estipula que la Organización ayudará a la conservación, al progreso y a la difusión del sa- ber, velando por la conservación y la protección del patrimonio universal, y recomendando a los interesados las convenciones internacionales que sean necesarias para ese objeto,

Considerandoque las convenciones, recomen- daciones y resoluciones internacionales existen- tes en favor de los bienes culturales y naturales, demuestran la importancia que tiene para todos los pueblos del mundo, la conservación de esos bienes Únicos e irremplazables de cualquiera que sea el país a que pertenezcan,

Considerando que ciertos bienes del patrimo- nio cultural y natural presentan un interés excep-

cional que exige se conserven como elementos del patrimonio mundial de la humanidad entera,

Considerando que, ante la amplitud y la grave- dad de los nuevos peligros que les amenazan, in- cumbe a la colectividad internacional entera partici- par en la protección del patrimonio cultural y natu- ral de valor universal excepcional prestando una asistencia colectiva que sin reemplazar la acción del Estado interesado la complete eficazmente,

Considerando que es indispensable adoptar para ello nuevas disposiciones convencionales que establezcan un sistema eficaz de protección co- lectiva del patrimonio cultural y natural de valor ex- cepcional organizada de una manera permanen- te, y según métodos científicos y modernos,

Habiendo decidido, en su décimosexta reunión, que esta cuestión sería objeto de una Convención internacional,

Apruebaen este día dieciséis de noviembre de 1972, la presente Convención:

l. DEFINICIONES DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

ARTíCULO 1 A los efectos de la presente Convención se consi- de rará ((patrimonio cu I t u ral>> :

los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elemen- tos o estructuras de carácter arqueológico, ins- cripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia, los conjuntos: grupos de construcciones, ais- ladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor uni-

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

versal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia, los lugares: obras del hombre u obras con- juntas del hombre y la naturaleza así como las zonas incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, et- nológico o antropológico.

ARTíCULO 2 A los efectos de la presente Convención se consi- deraran (<patrimonio natural>>:

los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de esas formaciones que tengan un valor uni- versal excepcional desde el punto de vista estético o científico, las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que consti- tuyan el habitat de especies animal y vegetal amenazadas, que tengan un valor universal excep- cional desde el punto de vista estético o científico, los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un va- lor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural,

ARTíCULO 3 Incumbirá a cada Estado Parte en la presente Con- venciónidentificar y delimitar los diversos bienes situados en su territorio y mencionados en los Artí- culos 1 y 2.

11. PROTECCI~N NACIONAL Y PROTECCI~N I NTE R N AC I O N AL DEL PATR I M O N I O CULTURAL Y NATURAL

ARTíCULO 4 Cada uno de los Estados Partes en la presente Convención reconoce que la obligación de identi- ficar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio, le incumbe primor- dialmente. Procurara actuar con ese objeto por su propio esfuerzo y hasta el máximo de los recursos de que disponga, y llegado el caso, mediante la asistencia y la cooperación internacionales de que se pueda beneficiar, sobre todo en los aspectos financiero, artístico, científico y técnico.

ARTíCU LO 5 Con objeto de garantizar una protección y una conservación eficaces y revalorizar lo más activa- mente posible el patrimonio cultural y natural si- tuado en su territorio y en las condiciones adecua- das a cada país, cada uno de los Estados Partes en la presente Convención procurara dentro de lo posible:

adoptar una política general encaminada a atribuir al patrimonio cultural y natural unafun- ción en la vida colectiva y a integrar la protec- ción de ese patrimonio en los programas de planificación general; instituir en su territorio, si no existen, uno o varios servicios de protección, conservación y revalorización del patrimonio cultural y na- tural, dotados de un personal adecuado que disponga de medios que le permitan llevar a cabo las tareas que le incumban; desarrollar los estudios y la investigación cien- tífica y técnica y perfeccionar los métodos de intervención que permitan a un Estado hacer frente a los peligros que amenacen a su patri- monio cultural y natural; adoptar las medidas jurídicas, científicas, téc- nicas, administrativas y financieras adecuadas, para identificar, proteger, conservar, revalori- zar y rehabilitar ese patrimonio; y facilitar la creación o el desenvolvimiento de centros nacionales o regionales de formación en materia de protección, conservación y re- valorización del patrimonio cultural y natural y estimular la investigación científica en este campo;

ARTíCULO 6 1. Respetando plenamente la soberanía de los

Estados en cuyos territorios se encuentre el patrimonio cultural y natural a que se refieren los Artículos 1 y 2 y sin perjuicio de los dere- chos reales previstos por la legislaclón nacio- nal sobre ese patrimonio, los Estados Partes en la presente Convención reconocen que constituye un patrimonio universal en cuya protección la comunidad internacional entera tiene el deber de cgoperar. Los Estados Partes se obligan, en consecuen- cia y de conformidad con lo dispuesto en la presente Convención, a prestar su concurso para identificar, proteger, conservar y revalori- zar el patrimonio cultural y natural de que tra-

2.

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Anexo 1 : Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural

ta el Artículo 1 1 , párrafos 2 y 4, si lo pide el Estado en cuyo territorio esté situado. Cada uno de los Estados Partes en la presen- te Convención se obliga a no tomar delibera- damente ninguna medida que pueda causar daño, directa o indirectamente, al patrimonio cultural y natural de que tratan los Artículos 1 y 2 situado en el territorio de otros Estados Partes en esta Convención.

3.

ARTíCULO7 '

Para los fines de la presente Convención, se en- tenderá por protección internacional del patrimo- nio mundial cultural y natural el establecimiento de un sistema de cooperación y asistencia interna- cional destinado a secundar a los Estados Partes en la Convención en los esfuerzos que desplie- guen para conservar e identificar ese patrimonio.

III. COMITÉ INTERGUBERNAMENTAL DE PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL CULTURAL Y NATURAL

ARTíCULO 8 1. Se crea en la Organización de las Naciones

Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul- tura un Comité intergubernamental de protec- ción del patrimonio cultural y natural de valor universal excepcional, denominado (<el Comi- té del Patrimonio Mundial)). Estará compues- to de 15 Estados Partes en la Convención, ele- gidos por los Estados Partes en ella, consti- tuidos en Asamblea General durante las reuniones ordinarias de la Conferencia Gene- ral de la Organización de las Naciones Uni- 'das para la Educación, la Ciencia y la Cultura. El número de Estados Miembros del Comité se aumentará hasta 21, a partir de la reunión ordinaria de la Conferencia General que siga a la entrada en vigor de la presente Conven- ción en 40 o mas Estados. La elección de los miembros del Comité ga- rantizará la representación equitativa de las diferentes regiones y culturas del mundo. A las sesiones del Comité podrán asistir, con voz consultiva, un representante del Centro Internacional de estudios para la conservación y restauración de los bienes culturales (Cen- tro de Roma) un representante del Consejo internacional de monumentos y lugares de interés artístico e histórico (ICOMOS) y un re- presentante de la Unión internacional para la

2.

3.

conservación de la naturaleza y sus recursos (UICN), a los que se podrán añadir, a petición de los Estados Partes reunidos en Asamblea General durante las reuniones ordinarias de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, representantes de otras organizaciones in- tergubernamentales o no gubernamentales que tengan objetivos simi- lares.

ARTkULO 9 1.

2.

3.

Los Estados Miembros del Comité del patri- monio mundial ejercerán su mandato desde que termine la reunión ordinaria de la Confe- rencia General en la que hayan sido elegidos hasta la clausura de la tercera reunión ordina- ria siguiente. Sin embargo, el mandato de un tercio de los miembros designados en la primera elección expirará al fin de la primera reunión ordinaria de la Conferencia General siguiente a aquella en que hayan sido elegidos y el mandato de un segundo tercio de los miembros designa- dos al mismo tiempo, expirará al fin de la se- gunda reunión ordinaria de la Conferencia Ge- neral siguiente a aquella en que hayan sido elegidos. Los nombres de esos miembros se- rán sorteados por el Presidente de la Confe- rencia General después de la primera elección. Los Estados Miembros del Comité designa- rán, para que los representen en él, a perso- nas calificadas en el campo del patrimonio cultural o del patrimonto natural.

ARTíCULO 10 1 .

2.

El Comité del Patrimonio Mundial aprobará su reglamento. El Comité podrá en todo momento invitar a sus reuniones a organismos públicos o priva- dos, así como a personas privadas, para con- sultarles sobre cuestiones determinadas, El Comité podrá crear los Órganos consulti- vos que considere necesarios para ejecutar su labor.

3.

ARTíCULO 1 1 1. Cada uno de los Estados Partes en la presen-

te Convención presentará al Comité del Patri- monio Mundial, en la medida de lo posible, un inventario de los bienes del patrimonio cul- tural y natural situados en su territorio y aptos

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

2.

3.

4.

para ser incluidos en la lista de que trata el pérrafo 2 de este artículo. Este inventario, que no se considerará exhaustivo, habrá de con- tener documentación sobre el lugar en que esten situados los bienes y sobre el interés que presenten. A base de los inventarios presentados por los Estados según lo dispuesto en el párrafo 1, el Comité establecerá, llevará al día y publicará, con el título de <<Lista del patrimonio mundial,,, una lista de los bienes del patrimonio cultural y del patrimonio natural, tal como los definen los Artículos 1 y 2de la presente Convención, que considere que poseen un valor universal excepcional siguiendo los criterios que haya establecido. Una lista revisada puesta al día se distribuirá al menos cada dos años. Será preciso el consentimiento del Estado in- teresado para inscribir un bien en la Lista del patrimonio mundial. La inscripción de un bien situado en un territorio que sea objeto de rei- vindicación de soberanía o de jurisdicción por parte de varios Estados no prejuzgará nada sobre los derechos de las partes en litigio. El Comité establecerá, llevará al día y publica- rá, cada vez que las circunstancias lo exijan, con el nombre de <(Lista del patrimonio mun- dial en peligro,, una lista de los bienes que figuren en la Lista del patrimonio mundial, cuya protección exija grandes trabajos de conser- vación para los cuales se haya pedido ayuda en virtud de la presente Convención. Esta lis- ta contendrá una esti- mación del costo de las operaciones. Solo podrán figurar en esa lista los bienes del patrimonio cultural y natural que estén amenazados por peligros graves y pre- cisos como la amenaza de desaparición debi- da a un deterioro acelerado, proyectos de grandes obras públicas o privadas, rápido desarrollo urbano y turístico, destrucción de- bida a cambios de utilización o de propiedad de tierra, alteraciones profundas debidas a una causa desconocida, abandono por cualquier motivo, conflicto armado que haya estallado o amenace estallar, catástrofes y cataclismos, incendios, terremotos, deslizamientos de te- rreno, erupciones volcánicas, modificaciones del nivel de las aguas, inundaciones y mare- motos. El Comité podrá siempre, en caso de emergencia, efectuar una nueva inscripción en la Lista del patrimonio mundial en peligro y darle una difusión inmediata.

5. El Comité definirá los criterios que servirán de base para la inscripción de un bien del patri- monto cultural y natural en una u otra de las listas de que tratan los párrafos 2 y 4 del pre- sente artículo. Antes de denegar una petición de inscripción en una de las dos listas de que tratan los pá- rrafos 2 y 4 del presente artículo, el Comité consultara con el Estado Parte en cuyo terri- torio esté situado el bien del patrimonio cultu- ral o natural de que se trate. El Comité con el acuerdo de los Estados inte- resados, coordinará y estimulara los estudios y las investigaciones necesarios para consti- tuir las listas a que se refieren los párrafos 2 y 4 del presente artículo.

6.

7.

ARTkULO 12 El hecho de que un patrimonio cultural y natural no se haya inscrito en una u otra de las dos listas de que tratan los párrafos 2 y 4 del Artículo 1 1 no significará en modo alguno que no tenga un valor universal excepcional para fines distintos de los que resultan de la inscripción en estas listas.

ARTíCULO 13 1 .

2.

3.

4.

El Comité del Patrimonio Mundial recibirá y estudiará las peticiones de asistencia interna- cional formuladas por los Estados Partes en la presente Convención en lo que respecta a los bienes del patrimonio cultural y natural si- tuados en sus territorios, que figuran o son susceptibles de figurar en las listas de que tra- tan los párrafos 2 y 4 del Artículo 11. Esas pe- ticiones podráén tener por objeto la protec- ción, la conservación, la revalorización o la re- habilitación de dichos bienes. Las peticiones de ayuda internacional, en apli- cación del párrafo 1 del presente artículo, po- drán tener también por objeto la identificación de los bienes del patrimonio cultural o natural definidos en los Artículos 1 y 2, cuando las investigaciones preliminares hayan demostra- do que merecen ser proseguidas. El Comité decidirá sobre esas peticiones, determinará, llegado el caso, la índole y la importancia de su ayuda y autorizará la cele- bración en su nombre, de los acuerdos nece- sarios con el Gobierno interesado. El Comité fijara el orden de prioridad de sus intervenciones. Para ello tendrá en cuenta la importancia respectiva de los bienes que se

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Anexo 1 : Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural

5.

6.

7.

8.

hayan de proteger para el patrimonio mun- dial cultural y natural, la necesidad de asegu- rar una protección internacional a los bienes más representativos de la naturaleza o del genio y la historia de los pueblos del mundo, la urgencia de los trabajos que se hayan de emprender, la importancia de los recursos de los Estados en cuyo territorio se encuentren los bienes amenezados y en particular la me- dida en que podrán asegurar la salvaguardia de esos bienes por sus propios medios. El Comité establecerá, pondrá al día y difun- dirá una lista de los bienes para los que se haya prestado ayuda internacional. El Comité decidirá sobre la utilización de los recursos del Fondo creado en virtud de lo dis- puesto en el Artículo 15 de la presente Con- vención. Buscará la manera de aumentar los recursos y tomará para ello las disposiciones necesarias. El Comité cooperará con las organizaciones internacionales y nacionales gubernamenta- les y no gubernamentales, cuyos objetivos sean análogos a los de la presente Conven- ción. Para elaborar sus programas y, ejecutar sus proyectos, el Comité podrá recurrir a esas organizaciones y, en particular al Centro in- ternacional de estudios de conservación y res- tauración de los bienes culturales (Centro de Roma), al Consejo internacional de monumen- tos y de lugares de interés artístico e histórico (ICOMOS) o a la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza y sus recursos (UICN), como también a organismos públicos y privados, y a particulares. El comité mayoría de dos tercios de los miem- bros presentes y votantes Constituirá quorum la mayoría de los miembros del Comite.

ARTkULO 14 1. El Comité del Patrimonio Mundial estará se-

cundado por una secretaría nombrada por el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cien- cia y la Cultura. El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cien- cia y la Cultura, utilizando lo más posible los servicios del Centro Internacional de estudios para la conservación y la restauración de los bienes culturales (Centro Roma), del Conse- jo Internacional de monumentos y de lugares

2.

de interés artístico e histórico (ICOMOS) y los de la Unión internacional para la conservación de la naturaleza y sus recursos (UICN) dentro de sus competencias y de sus atribuciones respectivas, preparará la documentación del Comité y el orden del día de sus reuniones, y ejecutara sus decisiones.

IV. FONDO PARA LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL CULTURAL Y NATURAL

ARTíCULO 15 1. Se crea un Fondo para la Protección del Pa-

trimonio Cultural y Natural Mundial de Valor Universal Excepcional, denominado (<el Fon- do del Patrimonio Mundial>>. El Fondo estará constituido como fondo fidu- ciario, de conformidad con las disposiciones pertinentes del Reglamento Financiero de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Los recursos del Fondo estarán constituidos por: a. Las contribuciones obligatorias y las con-

tribuciones voluntarias de los Estados Partes en la presente Convención. Las aportaciones, donaciones o legados que puedan hacer. i. otros Estados; ii.

2.

3.

b.

la Organización de las Naciones Uni- das para la Educación, la Ciencia y la Cultura, las demás organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, especialmente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras organizaciones interguberna- mentales;

NI. organismos públicos o privados o personas privadas.

Todo interés producido por los recursos del Fondo. El producto de las colectas y las recau- daciones de las manifestaciones organi- zadas en provecho del Fondo. Todos los demás recursos autorizados por el Reglamento que elaborará el Co- mité del Patrimonio Mundial.

Las contribuciones al Fondo y las demás for- mas de ayuda que se presten al Comité solo se podrán dedicar a los fines fijados por él. El Comité podrá aceptar contribuciones que ha-

...

c.

d.

e.

4.

115

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

yan de ser destinadas a un determinado pro- grama o a un proyecto específico a condición de que el haya decidido poner en practica ese programa o ejecutar ese proyecto. Las contri- buciones que se hagan al fondo no han de estar supeditadas a condiciones políticas.

ARTíCULO 16 1.

2.

3.

4.

Sin perjuicio de cualquier contribución volun- taria complementaria, los Estados Partes en la presente Convención se obligan a ingresar normalmente, cada dos años, en el Fondo del Patrimonio Mundial, contribuciones cuya cuantía en forma de un porcentaje Único apli- cable a todos los Estados decidirá la Asam- blea General de los Estados Partes en la Con- vención, reunida durante la celebración de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Esa decisión de la Asam- blea General requerirá la mayoría de los Es- tados Partes presentes y votantes que no ha- yan hecho la declaración que menciona el párrafo 2 del presente artículo. La contribu- ción obligatoria de los Estados Partes en la Convención no podrá exceder en ningún caso del 1% de la contribución al presupuesto or- dinario de la Organización de las Naciones Unidas, para la Educación, la Ciencia y la Cultura No obstante, cualquiera de los Estados a que se refiere el Artículo 31 o el Artículo 32 de la presente Convención podrá, en el momento de depositar su instrumento de ratificación, de aceptación o de adhesión, declarar que no se considera obligado por las disposicio- nes del párrafo 1 del presente artículo. Todo Estado Parte en la Convención que haya formulado la declaración mencionada en el párrafo 2 del presente artículo, podrá retirarla en cualquier momento, notificándolo al Direc- tor General de la Organización de las Nacio- nes Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Sin embargo, el hecho de retirar la declaración no producirá efecto alguno res- pecto de la contribución obligatoria que adeu- de dicho Estado hasta la fecha de la siguien- te Asamblea 'General de los Estados Partes en,la Convención. Para que el Comité esté en condiciones de prever sus operaciones de manera eficaz, las contribuciones de los Estados Partes en la pre-

sente Convención que hayan hecho la decla- ración de que trata el párrafo 2 del presente artículo habrán de ser entregadas de una manera regular, cada dos años por lo menos, y no deberían ser inferiores a las contribucio- nes que hubieran tenido que pagar si hubie- sen estado obligados por las disposiciones del párrafo 1 del presente artículo. Todo Estado Parte en la Convención que este en retraso en el pago de su contribución obli- gatoria o voluntaria en lo que respecta al año en curso y al año civil inmediatamente ante- rior, no podrá ser elegido miembro del Comi- té del Patrimonio Mundial, si bien esta dispo- sición no será aplicable en la primera elec- ción. Si tal Estado es ya miembro del Comité no será aplicable en la primera elección. Si tal Estado es ya miembro del Comité, su man- dato se extinguirá en el momento en que se efectuen las elecciones previstas por el pá- rrafo 1 del Artículo 8 de la presente Conven- ción.

5.

ARTkULO 17 Los Estados Partes en la presente Convención considerarán o favorecerán la creación de funda- ciones o de asociaciones nacionales públicas y privadas que tengan por objeto estimular las libe- ralidades en favor de la protección del patrimonio cultural y natural definido en los Artículos 1 y 2 de la presente Convención.

ARTíCULO 18 Los Estados Partes en la presente Convención prestarán su concurso a las campañas internacio- nales de colecta de fondos que se organicen en provecho del Fondo del Patrimonlo Mundial bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Facilitarán las colectas hechas con este pro- pósito por los organismos mencionados en el pá- rrafo 3 del Artículo 15.

V. CONDICIONES Y MODALIDADES DE LA ASISTENCIA INTERNACIONAL

ARTICULO 19 Todo Estado Parte en la presente Convención po- drá pedir asistencia internacional en favor de los bienes del patrimonio cultural o natural de valor universal excepcional situados en su territorio. Unirá a su petición los elementos de información

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Anexo 1 : Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural

y los documentos previstos en el Artículo 21 de que disponga que el Comité necesite para tomar su decisión.

ARTICULO 20 Sin perjuicio de las disposiciones del párrafo 2 del Artículo 13 del apartado c) del Artículo 22 y del Artículo 23, la asistencia internacional prevista por la presente Convención solo se podrá conceder a los bienes del patrimonio cultural y natural que el Comité del Patrimonio Mundial haya decidido o decida hacer figurar en una o en las dos listas de que tratan los párrafos 2 y 4 del Articulo 1 1 .

ARTkULO 21 1. El Comité del Patrimonio Mundial determina-

rá el procedimiento de examen de las peticio- nes de asistencia internacional que estará Ila- mado a prestar e indicará los elementos que habrá de contener la petición que describirá la operación que se proyecte, los trabajos ne- cesarios, una evaluación de su costo, su ur- gencia y las razones por las cuales los recur- sos del Estado peticionario no le permiten hacer frente a la totalidad de los gastos. Siem- pre que sea posible, las peticiones se apoya- rán en un dictamen de expertos. Por razón de los trabajos que se pueda tener que emprender, sin demora, el Comité exa- minará con preferencia las peticiones que se presenten justificadss por calamidades natu- rales o por catástrofes. El Comité dispondrá para esos casos de un fondo de reserva. Antes de tomar una decisión, el Comité efec- tuará los estudios o las consultas que estime necesarios.

2.

3.

ARTkULO 22 La asistencia del Comité del Patrimonio Mundial podrá tomar las formas siguientes: a. estudios sobre los problemas artísticos, cien-

tíficos y técnicos que plantean la protección, la conservación, la revalorización y la rehabi- litación del patrimonio cultural y natural defi- nido en los párrafos 2 y 4 del Artículo 1 1 , de la presente Convención; servicios de expertos, de técnicos y de mano de obra calificada para velar por la buena eje- cución del proyecto aprobado; formación de especialistas de todos los nive- les en materia de identificación, protección,

b.

c.

conservación, revalorización y rehabilitación del patrimonio cultural y natural; suministro de equipo que el Estado interesa- do no posea o no pueda adquirir; préstamos a interés reducido, sin interés o reintegrables a largo plazo; concesión en casops excepcionales y espe- cialmente motivados, de subvenciones no re- intagrables.

d.

e.

f.

ARTICULO 23 El Comité del Patrimonio Mundial podrá también prestarasistencia internacional a centros naciona- les o regionales de formación de especialistas de todos grados en 'materia de identificación; protec- ción, conservación, revalorización y rehabilitación del patrimonio cultural y natural.

ARTICULO 24 Una asistencia internacional muy importante solo se podrá conceder después de un estudio científi- co, económico y técnico detallado. Este estudio habrá de hacer uso de las técnicas mas avanza- das de proteccion, de conservacion, de revalori- zsci6n y de rehabilitaci6n del patrimonio cultural y natural y habra de corresponder a los objetivos de la presente Convencibn. Habrá de buscar también la manera de emplear racionalmente los recursos disponibles en el Estado interesado.

ARTkULO 25 El financiamiento de los trabajos necesarios no incumbirá, en principio, a la comunidad interna- cional mas que parcialmente. La participación del Estado que reciba la asistencia internacional ha- brá de constituir una parte cuantiosa de su apor- tación a cada programa o proyecto, salvo cuando sus recursos no se lo permitan.

ARTICULO 26 El Comité del Patrimonio Mundial y el Estado be- neficiario definirán en el acuerdo que concierten las condiciones en que se llevara a cabo un pro- grama o proyecto para el que se facilite asistencia internacional con arreglo a las disposiciones de esta Convención. Incumbirá al Estado que reciba tal asistencia internacional seguir protegiendo con- servando y revalorizando los bienes así preserva- dos, en cumplimiento de las condiciones estable- cidas en el acuerdo

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

VI. PROGRAMAS EDUCATIVOS

ARTíCULO 27 1. Los Estados Partes en la presente Conven-

ción, por todos los medios apropiados, y so- bre todo mediante programas de educación y de información, harán todo lo posible por estimular en sus pueblos el respeto y el apre- cio del patrimonio cultural y natural definido en los Artículos I y 2 de la presente Conven- ción. Se obligaran a informar ampliamente al pú- blico de las amenazas que pesen sobre ese patrimonio y de las actividades emprendidas en aplicación de la presente Convención.

2.

ARTíCULO 28 Los Estados Partes en la presente Convención, que reciban en virtud de ella, una asistencia interna- cional tomarán las medidas necesarias para ha- cer que se conozca la importancia de los bienes que hayan sido objeto de asistencia y el papel que ésta haya desempeñado.

VII. INFORMES

ARTíCULO 29 1 .

2.

3.

Los Estados Partes en la presente Conven- ción indicarán en los informes que presenten a la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en las fechas y en la for- ma que esta determine, las disposiciones le- gislativas y reglamentarias, y las demás me- didas que hayan tomado para aplicar la pre- sente Convención, así como la experiencia que hayan adquirido en este campo. Esos informes se comunicaran al Comité del Patrimonio Mundial. El Comité presentará un informe sobre sus tra- bajos en cada una de las reuniones ordina- rias de la Conferencia General de la Organi- zación de las Naciones Unidas para la Edu- cación, la Ciencia y la Cultura.

VIII. CIÁUSULAS FINALES

ARTkULO 30 La presente Convención esta redactada en árabe, español, francés, inglés y ruso, siendo los cinco textos igualmente auténticos

ARTkULO 31 1. La presente Convención será sometida a la

ratificación o a la aceptación de los Estados Miembros de la Organización de las Nacio- nes Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, de conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales. Los instrumentos de ratificación o de acepta- ción serán depositados en poder del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul- tura.

2.

ARTkULO 32 1. La presente Convención quedará abierta a la

adhesión de todos los Estados no miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, in- vitados a adherirse a ella por la Conferencia General de la Organización. La adhesión se efectuara depositando un ins- trumento de adhesión en poder del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul- tura.

2.

ARTkULO 33 La presente Convención entrará en vigor tres me- ses después de la fecha del depósito del vigési- mo instrumento de ratificación, de aceptación o de adhesión, pero solo respecto de los Estados que hayan depositado sus instrumentos respecti- vos de ratificación, de aceptación o de adhesión en esa fecha o anteriormente. Para los demás Es- tados, entrará en vigor tres meses después de efec- tuado el depósito de su instrumento de ratifica- ción, de aceptación o de adhesión.

ARTkULO 34 A los Estados Partes en la presente Convención que tengan un sistema constitucional federal o no unitario les serán aplicables las disposiciones si- guientes: a. En lo que respecta a las disposiciones de esta

Convención cuya aplicación entraña una ac- ción legislativa del poder legislativo federal o central, las obligaciones del Gobierno federal o central serán las mismas que las de los Es- tados Partes que no sean Estados federales. En lo que respecta a las disposiciones de esta Convención cuya aplicación dependa de la

b.

118

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Anexo 1 : Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural

acción legislativa de cada uno de los Estados, países, provincias o cantones constituyentes, que en virtud del sistema constitucional de la federación, no estén facultados para tomar me- didas legislativas, el Gobiernd federal comuni- cará esas disposiciones, con su dictamen fa- vorable, a las autoridades competentes de los Estados, países, provincias, o cantones.

ARTíCULO 35 1. Cada uno de los Estados Partes en la presen-

te Convención tendrá la facultad de denun- ciarla. La denuncia se notificara por medio de un ins- trumento escrito, que se depositará en poder del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cien- cia y la Cultura. La denuncia surtirá efecto doce meses des- pués de la recepción del instrumento de de- nuncia. No modificara en nada las obligacio- nes financieras que haya de asumir el Estado denunciante hasta la fecha en que la retirada sea efectiva.

2.

3.

ARTíCULO 36 El Director General de la Organización de las Na- ciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura informará a los Estados Miembros de la Organización, a los Estados no miembros a que se refiere el Artículo 32, así como a las Naciones Unidas, del depósito de todos los instrumentos de ratificación, de aceptación o de adhesión mencio- nados en los Artículos 31 y 32, y de las de- nun- cias previstas en el Artículo 35.

ARTICULO 37 1. La Conferencia General de la Organización

de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, podrá revisar la presente Convención. Pero esta revisión solo obligara a los Estados que lleguen a ser Partes en la Convención revisada. En el caso de que la Conferencia General apruebe una nueva Convención, que consti- tuya una revisión total o parcial de la presen- te, y a menos que la nueva Convención dis- ponga otra cosa, la presente Convención de- jará de estar abierta a la ratificación, a la aceptación o a la adhesión, a partir de la fe- cha de entrada en vigor de la nueva Conven- ción revisada.

2.

ARTíCULO 38 En virtud de lo dispuesto en el Artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas, la presente Con- vención se registrara en la Secretaria de las Na- ciones Unidas a petición del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Hecho en París, en este día veintitrés de noviem- bre de 1972, en dos ejemplares auténticos que Ile- van la firma del Presidente de la Conferencia Gene- ral, en la 17a. reunión, y del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Edu- cación, la Ciencia y la Cultura, que se depositaran en los archivos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y cuyas copias autenticadas se entregaran a todos los Estados a que se refieren los Artículos 31 y 32 , así como a las Naciones Unidas.

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Anexo 2 Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y de Conjuntos H is t Ó rico -artísticos (Carta de Ve n e c ia ) I I Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, Venecia, 1964 Aprobada por ICOMOS en 1965

<<Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio co- mún, y de cara a las generaciones futuras, se re- conoce solidariamente responsable de su salva- guarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad. Por lo tanto, es esencial que los principios que deben presidir la conservación y la restauración de los monumentos sean establecidos de común y formulados en un plan internacional dejando que cada nación cuide de asegurar su aplicación en el marco de su propia cultura y de sus tradiciones. Dando una primera forma a estos principios fun- damentales, la Carta de Atenas de 1931 ha contri- buido al desarrollo de un vasto movimiento inter- nacional, que se ha traducido principalmente en los documentos nacionales, en la actividad del ICOM y de la UNESCO y en la creación, por esta Última, de un Centro internacional de estudios para la conservación de los bienes culturales. La sensi- bilidad y el espíritu crítico se han vertido sobre pro- blemas cada vez mas complejos y mas s utiles; también ha llegado el momento de volver a exami- nar los principios de la Carta a fin de profundizar en ellos y de ensanchar su contenido en un nuevo documento. En consecuencia, el I I Congreso In- ternacional de Arquitectos y de Técnicos de Mo- numentos Históricos, reunido en Venecia del 25 al 31 de mayo de 1964, ha aprobado el siguiente texto:

DEFINICIONES

Artículo 10.- La noción de monumento histórico comprende la creación arquitectónica aislada así como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilización particular, de una evolución sig- nificativa, o de un acontecimiento histórico. Se re- fiere no solo a las grandes creaciones sino tam- bién a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural.

Artículo 20.- La conservación y restauración de monumentos constituye una disciplina que abar- ca todas las ciencias y todas las técnicas que pue- dan contribuir al estudio y la salvaguarda del patri- monio monumental.

Artículo 30.- La conservación y restauración de monumentos tiende a salvaguardar tanto la obra de arte como el testimonio histórico.

c O N s E RVAC I ó N Artículo 40.- La conservación de monumentos im- plica primeramente la constancia en su manteni- miento.

Artículo 5"- La conservación de monumentos siem- pre resulta favorecida por su dedicación a unafun- ción Útil a la sociedad; tal dedicación es por su- puesto deseable pero no puede alterar la ordena- ción o decoración de los edificios. Dentro de estos límites es donde se debe concebir y autorizar los acondicionamientos exigidos por la evolución de los usos y costumbres.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

Artículo 60.- La conservación de un monumento implica la de un marco a su escala. Cuando el marco tradicional subsiste, este sera conservado, y toda construcción nueva, toda destrucción y cual- quier arreglo que pudiera alterar las relaciones entre los volúmenes y los colores, sera desecha- da.

Artículo 70.- El monumento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en el que está ubicado. En consecuencia, el desplazamiento de todo o parte de un monumento no puede ser con- sentido nada mas que cuando la salvaguarda del monumento lo exija o cuando razones de un gran interés nacional o internacional lo justifiquen.

Artículo 80.- Los elementos de escultura, pintura o decoración que son parte integrante de un monu- mento solo pueden ser separados cuando esta medida sea la Única viable para asegurar su con- servación.

RESTAU RACI ÓN

Artículo 90.- La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e histó- ricos del monumento y se fundamenta en el res- peto a la esencia antigua y a los documentos au- ténticos. Su límite esta allí donde comienza la hi- pótesis: en el plano de las reconstituciones basadas en conjeturas, todo trabajo de comple- mento reconocido como indispensable por razo- nes estéticas o técnicas aflora de la composición arquitectónica y llevara la marca de nuestro tiem- po. La restauración estará siempre precedida y acompañada de un estudio arqueológico e histó- rico del monumento.

Artículo 100.- Cuando las técnicas tradicionales se muestran inadecuadas, la consolidación de un monumento puede ser asegurada valiéndose de todas las técnicas modernas de conservación y de construcción cuya eficacia haya sido demostrada con bases científicas y garantizada por la expe- riencia.

Artículo 110.- Las valiosas aportaciones de todas las épocas en la edificación de un monumento deben ser respetadas, puesto que la unidad de

estilo no es un fin a conseguir en una obra de res- tauración. Cuando un edificio presenta varios esti- los superpuestos, la desaparición de un estadio subyacente no se justifica más que excepcional- mente y bajo la condición de que los elementos eliminados no tengan apenas interés, que el con- junto puesto al descubie rto constituya un testimo- nio de alto valor histórico, arqueológico o estético, y que su estado de conservación se juzgue sufi- ciente. El juicio sobre el'valor de los elementos en cuestión y la decisión de las eliminaciones a efec- tuar no pueden depender Únicamente del autor del proyecto.

Artículo 120.- Los elementos destinados a reem- plazar las partes inexistentes deben integrarse ar- moniosamente en el conjunto, distinguiéndose cla- ramente de las originales, a fin de que la restaura- ción no falsifique el documento artístico o histórico.

Artículo 130.- Los añadidos no deben ser tolera- dos en tanto que no respeten todas las partes inte- resantes del edificio, su trazado tradicional, el equi- librio de su composición y sus relaciones con el medio ambiente.

LUGARES MONUMENTALES (CONJUNTOS HISTÓRICO-ARTíSTiCOS)

Artículo 140.- Los lugares monumentales deben ser objeto de atenciones especiales a fin de salvaguar- dar su integridad y de asegurar su saneamiento, su tratamiento y su realce. Los trabajos de conser- vación y de restauración que en ellos sean ejecu- tados deben inspirarse en los principios enuncia- dos en los artículos precedentes.

EXCAVACIONES

Artículo 150.- Los trabajos de excavaciones deben llevarse a cabo de acuerdo con las normas cientí- ficas y con la <<Recomendación que define los prin- cipios internacionales a aplicar en materia de ex- cavaciones arqueológicas,) adoptada por la UNES- CO en 1956. El mantenimiento de las ruinas y las medidas ne- cesarias para la conservación y protección perma- nente de los elementos arquitectónicos y de los objetos descubiertos deben estar garantizados.

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Page 117: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 2: Caria de Venecia

Además, se emplearán todos los medios que faci- liten la comprensión del monumento descubierto sin desnaturalizar su significado. Cualquier trabajo de reconstrucción deberá, sin embargo, excluirse a priori; solo la anastilosis pue- de ser tenida en cuenta, es decir, la recomposi- ción de las partes existentes pero desmembradas. Los elementos de integración serán siempre re- conocibles y constituirán el mínimo necesario para asegurar las condiciones de conservación del monumento y restablecer la continuidad de sus formas.

DOCUMENTACI~N Y PUBLICACI~N

Artículo 160.- Los trabajos de conservación, de res- tauración y de excavación irán siempre acompa- ñados de la elaboración de una documentación precisa, en forma de informes analíticos y críticos, ilustrados con dibujos y fotografías. Todas las fa- ses del trabajo de desmontaje, consolidación, re- composición e integración, así como los elemen- tos técnicos y formales identificados a lo largo de los trabajos, sera n allí consignados. Esta docu- mentación será depositada en los archivos de un organismo público y puesta a la disposición de los investigadores; se recomienda su publicación,).

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Page 118: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 3 Carta del ICOMOS Australia para Sitios de Significación Cultural (Carta de Burra)

Actualizada el 26 de noviembre de 1999

Preámbulo Teniendo en consideración la Carta Internacional para la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios (Venecia 1964), y las Resoluciones de la 5” Asamblea General del Consejo Internacional de Mo- numentos y Sitios (Moscú 1978), la Carta de Burra fue adoptada el 19 de agosto de 1979 por el ICO- MOS Australia (Comité Nacional Australiano del ICO- MOS) en Burra, Australia del Sur. Fue actualizada el 23 de febrero de 1981, el 23 de abril de 1988 y el 26 de noviembre de 1999.

La Carta de Burra provee una guía para la con- servación y gestión de los sitios de significación cul- tural (sitios del patrimonio cultural) y se basa en el conocimiento y experiencia de los miembros del ICO- MOS Australia.

La conservación es parte integrante de la gestión de los sitios de significación cultural y una continua responsabilidad.

¿A quien está destinada la Carta? La Carta establece normas de práctica para aquellos que prestan asesoramiento, toman decisiones o rea- lizan trabajos en los sitios de significación cultural, incluyendo propietarios, administradores y custodios.

El uso de la Carta La carta deberá leerse en su totalidad. Muchos artí- culos de la sección Principios de Conservación a menudo se desarrollan ulteriormente en las seccio- nes de Proceso de Conservación y Práctica de Con- servación. Los títulos se incluyen para facilitar la lec- tura pero no forman parte de la Carta.

La Carta es autónoma, pero ciertos aspectos de uso y aplicación se explican con mas amplitud en los siguientes documentos del ICOMOS Australia:

Guías para la Carta de Burra: política de Conser- vación; Guías para la Carta de Burra: Procedimientos para llevar a cabo Estudios e informes; Código sobre Ética de Coexistencia en la Con- servación de Sitios de Significación.

¿A que sitios se aplica la Carta? La Carta se aplica a todo tipo de sitios de significa- ción cultural, incluyendo los naturales, indígenas e históricos que contengan valores culturales.

También pueden ser pertinentes las normas de otros organismos. Éstas incluyen la Carta del Patri- monio Natural Australiano y el Anteproyecto de Nor- mas para la Protección, Gestión y Uso de sitios del Patrimonio Cultural Aborigen e Isleño de Torres Strait.

¿Por qué conservar? Los sitios de significación cultural enriquecen la vida del pueblo, proveyendo a menudo un profundo e ins- pirador sentido de comunicación entre comunidad y paisaje, con el pasado y con experiencias vividas. Son referentes históricos, importantes como expre- siones tangibles de la identidad y experiencia aus- tralianas. Los sitios de significación cultural reflejan la diversidad de nuestras comunidades, diciéndonos quiénes somos y cual es el pasado que nos ha for- mado tanto a nosotros como al paisaje australiano. d son irreemplazables y preciosos.

Estos sitios de significación cultural deben ser conservados para la presente y futuras generacio- nes.

La Carta de Burra apela a una cautelosa aproxi- mación a los cambios: hacer todo lo necesario para proteger un sitio y hacerlo Útil, pero cambiarlo lo menos posible para que conserve su significación cultural.

Guías para la Carta de Burra: Significación Cul- tural;

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Page 119: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

Artículos

Artículo 1, Definiciones Para los propósitos de esta Carta:

1.1 Sitio significa lugar, área, terreno, paisaje, edificio u otra obra, grupo de edificios u otras obras, y puede incluir componentes, con- tenidos, espacios y visuales.

1 .2 Significación cultural s i g n if i ca valor esté ti co, histórico, c ie n tíf i- co, social o espiritual para las generaciones pasada, presente y futura.

La significación cultural se corporiza en el sitio propiamente di- c h o, en su fábrica, entorno, uso, asociaciones, significados, regis- tros, sitios relacionados y objetos relacionados.

Los sitios pueden tener un rango de valores para diferentes in- dividuos o grupos.

1.3 Fábrica significa todo material físico del sitio, incluyendo com- ponentes dispositivos, contenidos y objetos.

1.4 Conservación significa todos los procesos de cuidado de un sitio tendientes a mantener su significación cultural.

1.5 Mantenimientosignifica el continuo cuidado de protección de la fabrica y el entorno de un sitio y debe distinguirse de repara- ción. La reparación involucra restauración o reconstrucción.

1.6 Presewaciónsignifica el mantenimiento de la fabrica de un &ti0 en su estado existente y retardando el deterioro.

1.7 Restauraciónsignifica devolver a la fábricaexistente de un sitio un estado anterior conocido, removiendo agregados o reagrupan- do los componentes existentes sin introducir nuevos materiales. ' '

1.8 Reconstrucción significa devolver a un sitio a un estado ante- rior conocido y se diferencia de la restauraciónpor la introducción de nuevos materiales en la fábrica.

1.9 Adaptación significa modificar un sitio para adaptarlo al uso actual o a un uso propuesto.

1.1 O Uso significa las funciones de un sitio, así como las activida- des y practicas que pueden ocurrir en el mismo.

Notas explicatorias

El concepto de sitio debe ser interpreta- do en sentido amplio. Los elementos des- criptos en el Artículo 1.1 incluyen monu- mentos, árboles, jardines, parques, plazas donde han tenido lugar acontecimientos históricos, áreas urbanas, ciudades, sitios industriales, sitios arqueológicos y sitios espirituales y religiosos.

El término significación cultural es sinóni- mo de significación patrimonial y valor de patrimonio cultural.

La significación cultural puede cambiar como resultado de la continuidad históri- ca del sitio.

La comprensión de la significación cultu- ral puede cambiar como resultado de una nueva información.

La fábrica incluye el interior de los edifi- cios y los vestigios de superficie, así como los materiales excavados.

La fábrica puede definir espacios y éstos pueden ser elementos importantes de la significaCiÓn del sitio.

La distinción se refiere, por ejemplo, en relación con los desagües de techo:

Mantenimiento - inspección regular y limpieza de las canaletas; reparación que involucra restauración - ajuste de las canaletas flojas; reparación que involucra reconstruc- ción - reemplazo de las canaletas de- terioradas.

Se reconoce que todos los sitios y sus componentes cambian a lo largo del tiem- po en diferentes grados.

El material nuevo puede incluir material re- ciclado rescatado de otros sitios. Esto no deberá hacerse en detrimento de ningún lugar de significación cultural.

1.1 1 Uso compatible significa un uso que-respete la significación culturalde un sitio. Este uso no involucra, o lo hace mínimamente, impacto sobre la significación cultural.

Page 120: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 3: Carta de Burra

1.12 Entornosignifica el área de un sitioque puede incluir la capta- ción de visuales.

1.1 3 Sitio relacionado significa un sitio que contribuye a la signifi- cación culturalde otro.

1.14 Objetorelacionadosignifica un objeto que contribuye a la sig- nificación culturalde un sitio; pero que no está en dicho sitio.

1.1 5 Asociacionessignifica las conexiones especiales que existen entre la gente y un sitio.

1.16 Significadosse refiere a qué significa, indica, evoca o expresa un sitio.

1.17 InterpretaciÓnsignifica todas las formas de presentar la signi- ficación cultural d e u n sitio.

Principios de Conservación Artículo 2. Conservación y gestión 2.1 Los sitios de significación culturaldeberán ser conservados.

2.2 El objetivo de la conservaciónes preservar la significación cul- tural d e un sitio.

2.3 La conservación es parte integral de una buena gestión de los sitios de significación cultural.

2.4 Los sitios de significación culturaldeberán ser salvaguardados y no deberán ser sometidos a riesgo o expuestos a un estado vul- nerable.

Artículo 3. Aproximación cautelosa 3.1 La conservación se basa en el respeto por la fábrica, uso, aso- ciaciones y significados existentes. Requiere una aproximación a los cambios tan cautelosa como sea necesario, tratando que sean los menores posibles.

3.2 Los cambios en un sitiono deben distorsionar la evidencia físi- ca o de otra naturaleza que el mismo provee, y tampoco deben basarse en conjeturas.

Artículo 4. Conocimiento, experiencias y técnicas 4.1 La conservación debe hacer uso de todo conocimiento, las experiencias y las disciplinas que puedan contribuir al estudio y cuidado de un sitio.

4.2 Son preferibles las técnicas y materiales tradicionales para la conservación de la fábrica significativa. En algunas circunstancias, se puede hacer apropiación de técnicas y materiales modernos que ofrecen substanciales beneficios a la conservación.

Las asociaciones pueden incluir valores sociales o espirituales y responsabilidades culturales por un sitio.

Significados se relaciona generalmente con aspectos intangibles, como cualida- des simbólicas y recuerdos.

La interpretación puede ser una conmina- ción de tratamiento de la fabrica (p. ej. mantenimiento, restauración, reconstruc- ción); del uso y las actividades en el sitio; y del uso de material explicativo.

Los vestigios de agregados, alteraciones e intervenciones anteriores a la fabrica de un sitio son evidencia de su historia y usos, los que pueden formar parte de su signifi- cación. La acción de conservación debe- rá ayudar y no entorpecer su comprensión.

El uso de materiales y técnicas modernas debe estar apoyado por una evidencia científica firme o por un cuerpo de expe- riencias.

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Page 121: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

Artículo 5. Valores 5.1 La conservación de un sitio debe identificar y tomar en consi- deración todos los aspectos de su significación cultural y natural, evitando enfatizar injustificadamente uno a expensa de los demás.

5.2 Los grados relativos de significación cultural pueden conducir a diferentes acciones de conservación en un sitio.

Artículo 6. Proceso de la Carta de Burra 6.1 La significación cultural de un sitio y otros aspectos que afec- ten su futuro se entienden mejor a través de una secuencia consis- tente en recoger información y analizarla antes de tomar decisio- nes. Lo primero es comprender la significación cultural, luego el desarrollo de una política y finalmente la gestión del sitio de acuer- do con esa política.

6.2 La política de gestión de un sitiodebe basarse en la compren- sión de su s@nificación cultural.

6.3 La aplicación de la política también debe incluir la considera- ción de otros factores que afectan el futuro del sitio, tales como las necesidades del propietario, los recursos, las exigencias externas y su condición física.

Artículo 7. Uso 7.1 Cuando el uso de un sitio es de significación cultural, debe mantenerse.

7.2 Un sitio debe tener un uso compatible.

Artículo 8. Entorno 8.1 La conservación requiere el mantenimiento de un entorno vi- sual apropiado y otras relaciones que contribuyan a la significa- ción cultural del sitio.

Las construcciones nuevas, las demoliciones, las intrusiones u otros cambios que puedan afectar adversamente el entorno o las relaciones con él, no son apropiados.

Artículo 9. Localización 9.1 La localización física de un sitio es parte de su s@nificaciÓn cultural. Un edificio, una obra u otro componente de un sitio deben permanecer en su localización histórica. Reubicarlos es general- mente inaceptable a menos que éste sea e! Único medio de asegu- rar su sobrevivencia.

La conservación de los sitios de significa- ción natural está explicada en la Carta Aus- traliana del Patrimonio Natural. Esta Carta define la significación natural para desta- car la importancia de los ecosistemas, la diversidad biológica y la geodiversidad para su actual valor de entidad, o para la presente y futuras generaciones en térmi- nos de su valor científico, social, estético y de apoyo a la vida.

Se necesita una aproximación cautelosa, ya que la comprensión de la significación cultural puede cambiar. Este artículo no debe usarse para justificar acciones que no preserven la significación natural.

El proceso de la Carta de Burra, o secuen- cia de investigaciones, decisiones y accio- nes se ilustra en el diagrama adjunto.

La política debe identificar un uso, o una combinación de usos, o la restricción de usos para preservar la significación cultu- ral del sitio. Los nuevos usos de un sitio deben comportar cambios mínimos para la fábrica significativa y el uso; debe res- petar asociaciones y significados; y cuan- do sea apropiado, debe proveer la conti- nuidad de las practicas que contribuyan a la significación cultural del sitio.

Los aspectos del entorno visual pueden incluir el uso, la localización, el volumen, la forma, escala, carácter, color, textura y materiales.

Otras relaciones, como las conexiones históricas, pueden contribuir a la aprecia- ción, gozo o experiencia de un sitio.

9.2 Algunos edificios, obras u otros componentes de sitios han sido diseñados para ser rápidamente removibles o bien ya tiene una historia de relocalización. En el caso de que estos edificios, obras

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Page 122: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 3: Carta de Burra

u otros componentes no tengan lazos significativos con su actual localización, puede ser apropiada su remoción.

9.3 Si un edificio, obra u otro componente es trasladado, deberá serlo hacia una localización apropiada y deberá asignarsele un uso apropiado. Esta acción no deberá causar detrimento en ningún sitio de significación cultural.

Artículo 1 O. Contenidos Los contenidos, instalaciones y objetos que contribuyen a la signi- ficación culturalde un sitio deberán permanecer en el sitio. Su re- moción es inaceptable a menos que sea: el Único medio de asegu- rar su seguridad y preservación; temporariamente, para un trata- miento o exhibición; por razones culturales; por salud y seguridad; o para proteger el sitio. Estos contenidos, instalaciones y objetos deberán ser devueltos cuando las circunstancias lo permitan y sea cul t u ralmente apropiado.

Articulo 11. Sitios y objetos relacionados La contribución que prestan los sitios relacionados y los objetos relacionados co n I a significación cultural d e u n sitio d e b e r á m ante- nerse.

Artículo 12. Participación La conservación, interpretación y gestión de un sitio debe con- templar la participación de la gente para la cual el sitiotiene espe- ciales asociacionesy significados, o para aquellos que tienen res- ponsabilidades social, espiritual o de otra naturaleza para con el sitio.

Artículo 13. Coexistencia de valores culturales La coexistencia de valores culturales debe ser reconocida, respe- tada y estimulada, especialmente en los casos en que estos están en conflicto.

Procesos de Conservación Artículo 14. Procesos de conservación De acuerdo con las circunstancias, la conservación puede incluir los procesos de: retención o reintroducción de un uso; retención de asociaciones y slgnificados; mantenimiento, preservación, res- tauración, reconstrucción, adaptación e interpretación; y general- mente incluye una combinación de más de uno de ellos.

Para algunos sitios, los valores culturales en conflicto pueden afectar la política de desarrollo y las decisiones de gestión. En este artículo, el término valores culturales se refiere a aquellas creencias que son importantes para un grupo cultural, inclu- yendo, pero no limitándose, a creencias políticas, religiosas, espirituales y morales. Este concepto es más amplio que el de los valores asociados con la significación cultural.

Artículo 15. Cambio 15.1 El cambio puede ser necesario para mantener la siyificación cultural, pero no es deseable cuando la reduce. La cantidad de cambios en un sitio debe estar guiada por la significación cultural del sitio y su apropiada interpretación.

Puede darse el caso que no se necesite acción alguna para lograr la conservación.

15.2 Los cambios que reducen la significación culturaldeben ser reversibles y deshechos cuando las circunstancias lo permitan.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

15.3 La demolición de una fábricasignificativa de un sitio en gene- ral no es aceptable. Sin embargo, en algunos casos, demoliciones menores pueden ser apropiadas como parte de la conservación. Toda fabrica significativa removida debe ser reintegrada cuando las circunstancias lo permitan.

Cuando se considera la posibilidad de un cambio, se deben explorar una Serie de opciones en búsqueda de la que minimi- ce la reducción de la significación CUltU- ral.

15.4 Se deben respetar las contribuciones de todos los aspectos de s@nificación culturalde Un Sitio. si un sitioincluye fabrica, USOS, asociaciones osignificadosde diferentes periodos, o diferentes as- pectos de significación cultural que enfatizan o interpretan un pe- riodo o aspecto a expensas de otro, solo puede justificarse cuando lo que se desestima, remueve o disminuye es de poca significa- ción cultural y lo que se enfatiza o interpreta es de significación cultural mucho mayor.

Los cambios reversibles se deben consi- derar temporarios. Solo se harán cambios irreversibles como último recurso, Y no deben impedir futuras de con- servación.

Artículo 16. Mantenimiento El mantenimient0,es fundamental para la conservación y debe Ile- varse a cabo cuando la fabrica es de s@nificaciÓn culturaly su mantenimiento necesario para preservar esa significación cultural.

Artículo 17. Preservación La preservaciónes apropiada cuando la fabrica existente o su con- dición constituye evidencia de significación cultural, o cuando no se dispone de evidencia suficiente que permita poner en práctica La preservación protege la fábrica sin em-

pañar la evidencia de su construcción y otro proceso de conservación. uso. El proceso se aplicará siempre que:

la evidencia de la fabrica es de tal signifi- cación que no debe ser alterada; la inves- tigación. llevada a cabo sea insuficiente para permitir la adopción de decisiones políticas de acuerdo con los Aflículos 26

Artículo 18. Restauración y reconstrucción La restauración y reconstrucción deben revelar aspectos cultural- mente significativos de un sitio.

Artículo 19. Restauración La restauración solo es apropiada si se tiene suficiente evidencia de un estado anterior de la fábrica.

a 28. Obras nuevas (p. ej. consolidación) pue- den realizarse conjuntamente con la pre- servación cuando su propósito sea la pro-

consistente con el Artículo 22. tección física de la fábrica y cuando sea

Artículo 20. Reconstrucción 20.1 La reconstrucción es apropiada solamente cuando un sitio esta incompleto debido a daño o alteración, y siempre que haya suficiente evidencia para reproducir un estado anterior de la fábri- ca. En raros casos, la reconstrucción puede también ser apropia- da como parte de un uso o una practica que preserve la significa- ción cultural d e u n sitio.

20.2 La reconstrucción debe ser identificable ante una inspección detallada o mediante interpretación adicional.

Artículo 21. Adaptación 21.1 La adaptación es aceptable solo cuando su impacto sobre la sanificación culturalsea mínimo.

21.2 La adaptacióndebe involucrar el mínimo cambio posible para la fabrica significativa y se debe adoptar después de considerar alternativas.

1 a0

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Anexo 3: Carta de Burra

Artículo 22. Obra nueva 22.1 La obra nueva, como adiciones al sitio puede ser aceptable siempre que no distorsione u oscurezca la significación culturaldel sitio, o no desmerezca su interpretación y apreciación.

22.2 La obra nueva debe ser claramente identificable como tal

Artículo 23. Conservación del uso Continuar, modificar o reinstaurar un uso significativo puede ser una forma de conservación preferible y apropiada.

Artículo 24. Preservar asociaciones y significados 24.1 La asociaciones significativas entre la gente y un sitio deben ser respetadas, preservadas y no oscurecidas. Se deberán investi- gar e implementar las oportunidades de interpretación, conmemo- ración y celebración de estas asociaciones.

24.2 Los sígnificados significativos, incluyendo los valores espiri- tuales de un sitio deberán ser respetados. Se deberán investigar e implementar las oportunidades para la continuidad o (<revival)) de estos significados.

Artículo 25. Interpretación La significación culturalde muchos sitios no siempre esta a la vis- ta, y debe ser explicada por medio de la interpretación. Esta debe- rá incrementar la comprensión y el gozo, y deberá ser culturalmen- te apropiada.

Practica de Conservación Artículo 26. Aplicación del proceso de la Carta de Burra 26.1 El trabajo en un sitiodebera estar precedido por estudios que permitan comprenderlo, los que incluirán análisis de evidencia físi- ca, documental, oral y de otra naturaleza, gráficos basados en el conocimiento apropiado, experiencia y disciplinas.

26.2 Los informes escritos sobre la significación culturaly políticas para el sitio deberán prepararse, justificarse y acompañarse con evidencia de apoyo. Estos informes deberán incorporarse al plan de gestión del sitio.

26.3 Los grupos e individuos que tengan asociaciones con un sitio, así como todos aquellos involucrados en su gestión, deberán go- zar de la oportunidad de contribuir y participar en la comprensión de la significación culturaldel sitio. En caso de ser apropiado, tam- bién deberían tener la oportunidad de participar en su conserva- ción y gestión.

Artículo 27. Manejo del cambio 27.1 El impacto de los cambios propuestos sobre la significación culturalde un sitio deberá analizarse en referencia con el enuncia- do de significación y de las políticas de gestión del sitio. Luego de este análisis podría ser necesario modificar los cambios propues- tos para una mejor preservación de la significación cultural.

La adaptación puede implicar la introduc- ción de nuevos servicios, o un nuevo uso, o cambios para salvaguardar el sitio.

La obra nueva puede resultar simpática si su emplazamiento, volumen, forma, esca- la, carácter, color, textura y material son similares a la fábrica existente, pero de- ben evitarse las imitaciones.

Esto puede implicar cambios en la fabrica significativa, los que deben minimizarse. En algunos casos, la continuidad de un uso o actividad significativos puede invo- lucrar substancial obra nueva.

Para muchos sitios estas asociaciones es- tán vinculadas con el uso.

Los resultados de los estudios deberán ser actualizados, revisados periódicamente y corregidos si fuera necesario.

Los informes sobre significación y políti- cas deberán mantenerse actualizados me- diante revisión periódica y corrección si fuera necesario. El plan de gestión puede tratar otros temas referentes a la gestión del sitio.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

27.2 La fábrica, el uso, las asociaciones y significados existentes deberán ser ade- cuadamente registrados antes de introducir cualquier cambio en el sitio.

Artículo 28. Perturbación de la fabrica 28.1 La perturbación de la fábrica existente para la realización de estudios, o para obtener evidencia, deberá ser mínima. El estudio de un sitioque cause perturbacio- nes de la fábrica, incluyendo la excavación arqueológica, se realizara solamente para obtener datos esenciales para la toma de decisión en la conservacióndel sitio, o para obtener evidencia importante sobre las perdidas o lo inaccesible.

28.2 La investigación de un sitio que involucre perturbación de la fabrÍca, excep- tuando la necesaria para la toma de decisiones, debe justificarse debidamente en el sentido que es consistente con las políticas del sitio. Esta investigación deberá ba- sarse en rubros importantes de investigación, que tengan el potencial de aumentar substancialmente el conocimiento, y que no pueda lograrse por otros medios, y que minimice la perturbación de la fábrica significativa.

Artículo 29. Responsabilidad en las decisiones Los organismos e individuos responsables por las decisiones de gestión deberán ser identificados y ser específicamente responsables por cada una de esas decisiones.

Artículo 30. Dirección, supervisión e implementación En todas las etapas se deberá mantener una dirección y supervisión competente, y todos los cambios deberán ser implementados por personas con adecuado conoci- miento y experiencia.

Artículo 31. Documentación de evidencia y decisiones Se deberá llevar una bitácora de nuevas evidencias y decisiones adicionales.

Artículo 32. Informes 32.1 Los informes vinculados con la conservaciónde un sitiodeberán guardarse en un archivo permanente y ser accesibles al público, bajo condiciones de seguridad y privacidad y cuando sea culturalmente apropiado.

32.2 Los informes sobre la historia de un sitiodeberán estar protegidos y ser acce- sibles al público, bajo condiciones de seguridad y privacidad y cuando sea cultural- mente apropiado.

Artículo 33. La fabrica removida La fábrÍca significativa que ha sido removida de un sitio incluyendo contenidos, ac- cesorios y objetos, deberá ser catalogada y protegida, de acuerdo con su significa- ción cultural. Siempre que sea posible y culturalmente adecuado, la fábrica significativa removi- da, incluyendo contenidos, accesorios y objetos, deberá conservarse en el sitio. ?,nm~~~''~~~~~~; Artículo 34. Recursos Se deberán proveer los recursos adecuados para la conservaciÚn.

q u e involucra rne- nos obras y puede no ser onerosa.

Las palabras en cursiva se definen en el Artículo 1

132

Page 126: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 3: Carta de Burra

El Proceso de la Carta de Burra

Secuencia de investigaciones, decisiones y acciones

IDENTIFICACI~N DEL SITIO Y ASOCIACIONES Asegurar el sitio y protegerlo

+ RECOPILACI~N Y REGISTRO DE LA INFORMACI~N SOBRE

EL SITIO SUFICIENTE PARA COMPRENDER LA SIGNIFICACI~N Documental, Oral, Física

L EVALUAR LA SIGNIFICACI~N

+ I PREPARAR UNA DECLARACI~N DE SIGNIFICACI~N

I IDENTIFICAR LAS OBLIGACIONES QUE EMANAN DE LA SIGNIFICACI~N I

RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN SOBRE OTROS FACTORES QUE AFECTAN EL FUTURO DEL SITIO Necesidades y recursos de propietario/administrador

Factores externos - Condición física 1

DESARROLLO DE LA POLíTlCA Identificar opciones

Considerar las opciones y verificar su impacto sobre la significación

1 I PREPARAR LA DECLARACIÓN DE UNA POLíTlCA

T

ADMINISTRAR EL SITIO DE ACUERDO CON LA POLíTlCA Desarrollo de estrategias

Implementación de estrategias mediante un plan de gestión Relevamiento del sitio previo cualquier cambio

I MONITOREO Y REVISI~N

T

T

133

Page 127: Credibilidad o Veracidad_La Autenticidad_un Valor de Los Bienes Culturales

Anexo 4 DOCUMENTO DE NARA SOBRE AUTENTICIDAD Nara, Japón, noviembre de 1994

Preambu lo

1. Nosotros, los expertos reunidos en Nara, Ja- pón, deseamos reconocer el espíritu genero- so y el coraje intelectual de las autoridades ja- ponesas quienes hicieron posible un foro opor- tuno, en el cual pudimos desafiar el pensamien- to convencional en el campo de la conservación, y debatir las formas y medios de ampliar nuestros horizontes para crear un mayor respeto por la diversidad cultural y el patrimonio, en la práctica de la conservación.

2. También deseamos reconocer el valor del mar- co de referencia para la discusión, proporcio- nado por el deseo del Comité del Patrimonio Mundial, para aplicar la prueba de autentici- dad de manera que se conceda absoluto res- peto a los valores sociales y culturales de to- das las sociedades y se permita examinar el valor universal prominente de las propiedades culturales propuestas para la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial.

3. El Documento Nara sobre Autenticidad esta con- cebido dentro del espíritu de la Carta de Vene- cia de 1964, en el se basa y lo amplía como respuesta con el alcance, cada vez mayor, de las inquietudes e intereses sobre el patrimonio cultural en el mundo contemporáneo.

4. En un mundo que esta cada vez mas sujeto a las fuerzas de la globalización y homogeneiza- ción, y donde la búsqueda de la identidad cul- tural algunas veces se lleva a cabo a través del nacionalismo agresivo y la supresión de las cul- turas de minorías, la contribución más impor- tante al contemplar la autenticidad en relación con la conservación, es la de aclarar e iluminar la memoria colectiva de la humanidad.

Diversidad cultural y diversidad patrimonial

5. La diversidad de las culturas y del patrimonio de nuestro mundo es una fuente irremplaza- ble de riqueza espiritual e intelectual para toda la humanidad. La protección y el acrecentami- neto de la diversidad cultural y del patrimonio de nuestro mundo deben ser promovidas ac- tivamente como aspectos esenciales del de- sarrollo de la vida humana.

6. La diversidad del patrimonio cultural existe en el tiempo y el espacio, y exige respeto por otras culturas y por los diversos espacios de las di- ferentes creencias. En los casos en que los va- lores culturales parecen estar en conflicto, el respeto por la diversidad cultural requiere el reconocimiento de la legitimidad de los valo- res culturales de todas las partes.

7. Todas las culturas y sociedades tienen sus raí- ces en formas y medios particulares de expre- sión tangibles e intangibles, que constituyen su patrimonio, y que deben respetarse.

8. Es importante destacar un principio fundamen- tal de la UNESCO, en cuanto a que el patrimo- nio cultural de cada uno es el patrimonio cul- tural de todos. La responsabilidad sobre el pa- trimonio cultural y su manejo pertenecen, en primer lugar, a la comunidad cultural que ha generado, y en consecuencia, a quien se ocu- pa de el. Sin embargo, para cumplir con estas responsabilidades, las cartas internacionales y las convenciones desarrolladas para la con- servación del patrimonio cultural, obligan a la consideración de los principios y responsabili- dades que surgen de las mismas. El equilibrio de sus propios requisitos con aquéllos de otras

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valor de los bienes culturales

comunidades culturales, es deseable, para cada comunidad, siempre y cuando el logro de este equilibrio no deteriore sus valores cul- turales fundamentales.

Valores y autenticidad

9. La conservación del patrimonio cultural en todas sus formas y períodos históricos, par- te de los valores atribuidos a éste. Nuestra habilidad para entender estos valores depen- de, en parte, del grado del cual puedan en- tenderse las fuentes de información sobre estos valores, como creíbles o veraces. El conocimiento y comprensión de estas fuen- tes de información, en relación con las ca- racterísticas originales y derivadas del patri- monio cultural, y su significado, son requisi- to básico para evaluar todos los aspectos de autenticidad.

1 O. La autenticidad, considerada en esta forma y afirmada en la Carta de Venecia, aparece como el factor de calificación esencial de los valores de interés. La comprensión de la autenticidad desempeña un papel fundamental en todos los estudios científicos del patrimonio, en el planeamiento de la conservación y la restau- ración, así como dentro de los procedimien- tos de inscripción usados por la Convención del Patrimonio Mundial y otros inventarios del patrimonio.

1 1 . Todos los juicios sobre los valores atribuidos a las propiedades culturales así como a la credi- bilidad de las fuentes de información relacio- nadas pueden variar de cultura a cultura, e in- cluso dentro de la misma. Por lo tanto, no es posible bisar los juicios de valor y autentici- dad en criterios fijos. Por el contrario, el respe- to debido a todas las culturas exige que las propiedades del patrimonio deban tenerse en consideración y juzgarse dentro de los con- textos culturales a los que pertenecen.

12. Por lo tanto, es urgente e importante que, den- tro de cada cultura, se otorgue reconocimiento a la naturaleza específica de los valores de su patrimonio y de su contexto cultural, los juicios de autenticidad pueden vincularse al valor de una gran variedad de fuentes de información. Los aspectos de las fuentes pueden incluir for- ma y diseño, materiales y sustancia, uso y fun- ción, tradiciones y técnicas, localización y am- biente, espíritu y sentimiento, entre otros aspec- tos internos y externos de las fuentes de infor- mación. El uso de estas fuentes permite la elaboración de las dimensiones artísticas, his- tóricas, sociales y científicas específicas del pa- trimonio cultural que se está examinando.

13. Dependiendo de la naturaleza del patrimonio cultural, su contexto cultural, y su evolución a través del tiempo, los juicios de autenticidad pueden relacionarse con la validez de una gran variedad de fuentes de información. Los aspec- tos de las fuentes pueden incluir forma y dise- ño, materiales y substancia, uso y función, tra- diciones y técnicas, la localización y contexto, espíritu y sentimientos, y otros factores interio- res y exteriores. El uso de estas fuentes permi- te elaborar la dimensión artística, histórica, social y científica especifica del patrimonio cul- tural en examen.

Definiciones

Conservación: Todas las operaciones diseñadas para compren- der una propiedad, conocer su historia y significa- do, asegurar su protección material y, si es nece- sario, su restauración y mejoramiento.

Fuentes de información: Todas las fuentes monumentales, escritas, orales y figurativas que hacen posible conocer la natura- leza, aspectos específicos, significado e historia del patrimonio cultural.

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¿Credibilidad o veracidad? La autenticidad: un valof de los bienes culturales

fue impresa en los talleres de Siklos S. R. Ltda. Teléfono: 271 0164 Mayo del 2004