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Crecimiento urbanodesordenado:

causas y consecuencias

Diego Puga

1. Introducción

El crecimiento urbano desordenado estáconsiderado como un problema medioambiental ysocial importante, particularmente en los EstadosUnidos pero también en España y otros paíseseuropeos. De hecho, según una reciente encuestaindependiente, los americanos consideran que elcrecimiento urbano desordenado y el modo enque éste afecta a sus vidas cotidianas son elproblema más importante a nivel local -empatado con el crimen y la violencia.

A pesar de este amplio interés, la mayor partedel debate sobre el crecimiento urbanodesordenado está basado en especulaciones: hastaahora, los datos necesarios para medir de maneradetallada y sistemática dónde y cómo se edifica elsuelo sencillamente no estaban disponibles. Esteartículo expone una investigación reciente quesuprime esa laguna, combinando fotos a granaltitud de 1976 con imágenes de satélite de 1992,para crear una cuadrícula formada por 8.700millones de celdas de 30 metros por 30 metrosque permite determinar cómo ha evolucionado lautilización del suelo en todo Estados Unidos(excepto Alaska y Hawai). Estos nuevos datos dealta resolución permiten observar la cantidad de

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espacio abierto en las proximidades de cada casaen cada ciudad de los Estados Unidos. Puestoque hay más espacio abierto alrededor de unacasa que está alejada de sus vecinos, lasconstrucciones están más dispersas cuanto mayores la cantidad de espacio abierto. De estamanera, podemos cuantificar el crecimientourbano desordenado calculando la cantidadmedia de espacio abierto en las proximidades de una casa en cada ciudad.

Usando estos datos, documentamos laevolución del desarrollo urbano a lo largo de losEstados Unidos tanto en términos de cantidadabsoluta como en términos patrones espaciales(es decir, la importancia del desarrollo compactofrente a la urbanización dispersa o desordenada).Tratamos a continuación tres preguntasprincipales. Primera, ¿cómo se explica el aumentode superficie construida por persona? Segunda,¿qué ha causado patrones espaciales tandiferentes en el crecimiento urbano en lasdistintas áreas metropolitanas de los EstadosUnidos? Tercero, cuando se mira con detalle, ¿semantiene la bien conocida afirmación de que elcrecimiento urbano desordenado ha empeoradola epidemia de obesidad mediante la disuasióndel ejercicio y la dieta sana?

2. La evolución del crecimientourbano desordenado

¿Está realmente aumentando el crecimientourbano desordenado? De hecho, encontramos quela construcción residencial en 1992 no es másdispersa que en 1976. Para el conjunto de losEstados Unidos, la proporción de espacio abiertoen el kilómetro cuadrado de terreno que rodeabala casa media era del 42% en 1976 frente al 43%en 1992. A pesar de que se edificó una cantidad

sustancial de construcción residencial dispersaentre 1976 y 1992, el conjunto de la construcciónresidencial no acabó estando más sesgada haciaestas zonas más dispersas. En promedio, las áreasque ya estaban densamente construidas en 1976experimentaron pequeños cambios, zonas sinapenas construcción en las proximidades deldesarrollo anterior experimentaron un ciertodesarrollo disperso, mientras que las áreas conconstrucción inicial dispersa tuvieron el índicemás alto de nueva construcción y se volvieronmás densas en el proceso. Consecuentemente, lacantidad total de terreno urbanizado crecióconsiderablemente pero las proporciones deconstrucción dispersa y compacta permanecieronprácticamente inalteradas.

A pesar de no ver ningún aumento en elcrecimiento urbano desordenado, observamosvarios cambios importantes en la construcciónurbana entre 1976 y 1992. Primero, la cantidad desuelo cubierto con viviendas, edificioscomerciales o carreteras ha aumentadosustancialmente durante este período, creciendotres veces más rápido que la población. Elterreno construido aumentó a una tasa anualmedia del 2,5%, o lo que es lo mismo uncrecimiento acumulado del 48% desde 1976 a1992. En cambio, la población aumentó en un18% durante este mismo período de 16 años,pasando de 216 a 255 millones de personas.

En segundo lugar, las casas nuevas casi nuncase sitúan lejos de otras casas. De hecho, solamenteel 0,5% de las nuevas edificaciones residencialesestán a más de un kilómetro de otras edificacionesresidenciales. Pese a todo, esta minúscula cantidadde grandes huecos entre construcciones hadisminuido considerablemente la habilidad de lagente para ‘perder de vista al resto del mundo’. Elporcentaje del suelo de los Estados Unidos situado

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explicar la diferencia? En Overman, Puga y Turner(2007) realizamos un ejercicio de descomposiciónque calcula la contribución relativa al crecimientode la superficie residencial en los Estados Unidosde los factores demográficos y de los cambios enla utilización del suelo. Esta descomposición revelaun cuadro mucho más complejo de los factoresque contribuyen a la expansión urbana de lo quesugeriría el cálculo aproximado de un tercio/dostercios. En esta descomposición tanto elcrecimiento demográfico como el tamaño de lacasa media desempeñan un papel, pero también lohacen los cambios en la distribución de lapoblación dentro de los Estados Unidos y delmodo en el que los individuos se distribuyen entredistintos hogares.

El primer paso en nuestro ejercicio dedescomposición es encontrar las contribucionesrelativas del crecimiento demográfico y delaumento del suelo construido por persona. Lacontribución del crecimiento de la población anivel nacional a la expansión del suelo residenciales equivalente a cuanto habría aumentado lacantidad total de suelo residencial en los EstadosUnidos en el hipotético caso de que la poblaciónhubiese crecido a nivel nacional tal y como lohizo durante el período 1976-92, pero que lacantidad de suelo residencial por persona sehubiera mantenido constante en su nivel de 1976.Ésta es la cifra de un tercio mencionada antes, omás exactamente, el 38% (el resultado de dividirel 18% del aumento en la población por el 48%del aumento en suelo residencial).

Del mismo modo, la contribución de loscambios a nivel nacional en el suelo residencialconstruido por persona es equivalente a cuantohabría aumentado la cantidad total de sueloresidencial en los Estados Unidos en el hipotéticocaso de que el suelo residencial construido por

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a más de 5 kilómetros de cualquier edificaciónresidencial cayó del 58% en 1976 al 47% en 1992.

Tercero, las áreas cercanas a la costa hanseguido atrayendo edificaciones de maneradesproporcionada, pero con un cambio de sesgode construcción comercial a residencial. El territorioa menos de 80 kilómetros del Océano Atlántico, elOcéano Pacífico, el Golfo de México o los GrandesLagos ya contaba con el 46% del total de sueloconstruido en Estados Unidos en 1976, a pesar derepresentar solamente el 13% de la superficie totalde los Estados Unidos. Dieciséis años más tardeesta cifra era similar, pero el tipo de desarrollosituado cerca de la costa había cambiadoperceptiblemente. En concreto, la proporción deterreno con edificaciones comerciales situada amenos de 80 kilómetros de la costa se redujo del43 al 34%. Esto refleja que las grandes fábricas delos Estados Unidos, que tendían históricamente alocalizarse cerca de puertos, se han movido haciael interior, mientras que los atractivos de laproximidad al mar han atraído a nuevos residenteshacia las costas.

3. ¿Son importantes los cambiosdemográficos para la expansiónurbana?

Acabamos de ver que el crecimiento de lapoblación fue aproximadamente un tercio delcrecimiento de la superficie construida entre 1976y 1992 (el 18% frente al 48%). Las mismasproporciones se mantienen si restringimos elcálculo al suelo dedicado a vivienda. Si elcrecimiento total de la población representasolamente en torno a un tercio del aumento de lasuperficie residencial construida, ¿cómo se explicanlos dos tercios restantes? ¿Son las casas nuevastanto más grandes que las casas viejas como para

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particularmente claro de este patrón: el suelo deuso residencial por persona era casi dos veces elpromedio de los Estados Unidos en 1976 y supoblación creció posteriormente a una proporcióntres veces mayor que la de los Estados Unidos enconjunto. Si el patrón del desplazamiento de lapoblación hacia áreas con las casas especialmentegrandes se da de manera más general, podríaocurrir que, aunque las casas que los reciénllegados construyen sean similares en tamaño alas de sus vecinos, éstas tiendan no obstante a sermás grandes que las casas que dejaron atrás. Estopodía justificar en parte el aumento del suelo deuso residencial por persona.

Un último cambio demográfico quenormalmente no se relaciona con la expansiónurbana es la disminución en el tamaño de loshogares. Entre 1976 y 1992 el promedio depersonas por hogar en los Estados Unidosdisminuyó de 3 a 2,7 personas. Durante esteperíodo, hubo una impresionante disminución enel porcentaje de hogares formados por parejascasadas con niños, mientras que el número dehogares formados por familias monoparentalesaumentó. La proporción de hogaresmonoparentales y otros hogares sin vínculosfamiliares también aumentó, en parte debido a unaumento en la proporción de la población que estásoltera y sin hijos (a medida que la generación del“baby boom” se hace mayor) y en parte debido ala creciente tendencia de este grupo a vivir sola.

El segundo paso en nuestro ejercicio dedescomposición es tomar el crecimiento del suelode uso residencial que no está justificado por elcrecimiento demográfico a escala nacional y vercuánto se debe a que los hogares individualesusan como promedio más terreno, cuánto sedebe al aumento en el número total de hogares,y cuánto al desplazamiento de la población

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persona hubiese crecido a nivel nacional tal ycomo lo hizo durante el período 1976-92, peroque la población de los Estados Unidos sehubiera mantenido constante en su nivel de 1976.Estos cambios a nivel nacional en el sueloresidencial construido por persona explican el53% del aumento real en la cantidad total desuelo residencial.

Las contribuciones del crecimiento de lapoblación a nivel nacional (el 38%) y de loscambios en el suelo residencial construido porpersona a nivel nacional (el 53%) no suman el100% porque debemos también tener en cuentala interacción entre ambos tipos de cambios. Estainteracción captura el hecho de que la nuevapoblación está siendo alojada con la nuevasuperficie media por persona, que es más alta. Lacontribución de este término de interacciónrepresenta el 9% del aumento real en la cantidadtotal de suelo residencial.

La contribución del 53% de los cambios en elsuelo residencial por persona parece grande. Unaposible explicación es que las casas nuevas sonmucho más grandes que las casas viejas. Losdatos sobre el tamaño medio de casas de recienteconstrucción en la Encuesta del Censo de laConstrucción (Census Survey of Construction)indican que ésta podría ser una de las principalescausas. En 1992, la superficie media de lasviviendas unifamiliares nuevas era de 2.095 piescuadrados (195 metros cuadrados), frente a los1.700 pies cuadrados (158 metros cuadrados) paralas casas construidas en 1976.

Un hecho que ha recibido mucha menosatención que el cambio en el tamaño de las casases el desplazamiento de la población hacia áreasdonde el tamaño de las casas ha sidotradicionalmente mayor. Florida es un ejemplo

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dentro de los Estados Unidos. Nuestros cálculosdemuestran que sólo el 24% del aumento en elsuelo de uso residencial puede ser atribuido acambios en el promedio de suelo por hogar alnivel de estados individuales. Casi lo mismo, el23%, es debido a un aumento en el número dehogares durante este período. El 6% es debido aldesplazamiento de la población hacia estados concasas más grandes, el 38% al crecimientodemográfico total ya mencionado y el 10%restante a las interacciones entre varios cambios.

4. Las causas de la dispersión

La conclusión a nivel nacional de que lasuperficie urbanizada en 1992 no estaba másdispersa que la superficie urbanizada en 1976también se mantiene para la mayoría de las áreasmetropolitanas individuales. Esto se puede ver enla Tabla 1, que enumera el porcentaje desuperficie no construida en el kilómetro cuadradoque rodea una casa media en 1976 y en 1992 encada área metropolitana con una poblaciónsuperior a un millón de habitantes. (Hay que teneren cuenta que, aunque la comparación se hahecho usando para ambos años definiciones deáreas metropolitanas correspondientes al año 2000,dado que medimos el espacio abierto en elkilómetro cuadrado que rodea una casa media,sólo entra en el cómputo la superficie situada enun entorno de un kilómetro cuadrado de algunacasa.) Por supuesto, durante este período cualquierhogar podría haber notado una gran cantidad decambios alrededor de su residencia. Pero sialejamos el zoom y observamos una ciudadconcreta desde una cierta distancia, percibiremoscambios menores, al menos en términos de lasproporciones de desarrollo urbano disperso ydesarrollo urbano compacto. La ciudad nueva escomo una versión agrandada de la ciudad vieja.

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Atlanta 55,57 57,77 Boston 47,64 44,72 Buffalo 39,92 37,87 Charlotte 52,73 51,12 Chicago 31,76 31,21 Cincinnati 47,79 47,45 Cleveland 36,84 36,24 Columbus 41,20 41,59 Dallas 28,08 26,65 Denver 28,63 28,63 Detroit 33,28 30,47 Greensboro 52,94 51,45 Hartford 41,34 42,23 Houston 38,15 38,93 Indianapolis 39,66 37,68 Kansas City 35,32 34,33 Los Angeles 35,41 32,95 Memphis 27,40 28,72 Miami 20,73 20,03 Milwaukee 35,33 33,85 Minneapolis-St. Paul 32,07 31,34 New Haven 39,11 38,68 New Orleans 32,29 33,92 New York 28,75 28,47 Norfolk 40,82 44,07 Orlando 40,02 39,39 Philadelphia 42,51 43,03 Phoenix 27,54 34,94 Pittsburgh 57,70 56,71 Portland 44,90 43,38 Rochester 48,80 48,11 Sacramento 34,93 30,72 Salt Lake City 31,90 32,88 San Antonio 32,77 29,58 San Diego 45,63 45,40 San Francisco 30,48 29,81 Seattle 46,97 45,03 St. Louis 43,44 40,62 Tampa 36,01 34,84 Washington-Baltimore 49,81 50,68

Nota: Cada índice de dispersión mide el porcentaje de superficie noconstruida en el kilómetro cuadrado que rodea una casa media en cadaárea metropolitana en el año correspondiente. Las áreas metropolitanasenumeradas son aquellas con población superior a un millón dehabitantes en 1992.

Fuente: Burchfield, Overman, Puga y Turner (2006).

Tabla 1Diferencias en dispersión entre áreas metropolitanas

Área metropolitanaÍndice de dispersión

de la superficie urbanizada en 1992

Índice de dispersión de la superficie

urbanizada en 1976

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en las montañas cercanas a zonas de desarrollourbano reciente donde realmente actúan comobarrera a la expansión adicional. Por lo tantolimitamos los cálculos para las zonas montañosasasí como para otras variables geográficas a la“periferia urbana”, definida como aquella parte delárea metropolitana donde la mayor parte de lasuperficie estaba sin construir en 1976 pero quetiene a menos de 20 kilómetros zonas donde lamayor parte de la superficie estaba ya construidaen 1976. En segundo lugar, necesitamos separarcuidadosamente las irregularidades del terreno agran escala de las irregularidades a menor escala.Esto es porque las montañas tienden a producir elefecto contrario al de las colinas.

Cuando una ciudad en expansión alcanza unacadena montañosa, la urbanización en esa franja esmucho más costosa. Así, si hay montañas altas enla periferia urbana, esto incentiva que se construyarellenando huecos entre viviendas y causa patronesde construcción cada vez más compactos. Enconcreto, un aumento de una desviación típica enla diferencia entre altitud mínima y máxima en laperiferia urbana (740 metros adicionales entre elpunto más bajo y el más alto) está asociado conuna disminución del índice de dispersión de 1,6puntos (es decir, con una reducción de 1,6 puntosporcentuales en la proporción de superficie noconstruida en el kilómetro cuadrado alrededor dela casa media). Por otra parte, las pequeñasirregularidades en la periferia urbana tienen elefecto contrario. Cuando el terreno en la periferiaurbana es escarpado, nos encontramos con quealternan laderas de gran pendiente, donde laconstrucción es más costosa, con zonas llanas,donde es más barata. Por ello, el terreno escarpadoincentiva la construcción dispersa. La magnitud deeste efecto es tal que un aumento de unadesviación típica en lo escarpado del terrenoaumenta el índice de dispersión en 1,3 puntos.

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Sin embargo, la Tabla 1 también revela grandesdiferencias en el grado de dispersión en distintasáreas metropolitanas. En Atlanta o Pittsburg, en elkilómetro cuadrado alrededor de un edificioresidencial medio casi el 60% es superficie noconstruida. En Miami, este número es poco más del20%. El análisis de Burchfield, Overman, Puga yTurner (2006) está dedicado en gran parte aexplicar estas amplias variaciones en los patronesde desarrollo espacial que aparecen en la seccióncruzada del crecimiento urbano como modo deentender las causas de la dispersión.

Procedemos estimando la relación estadísticaentre el porcentaje de superficie no construida enel kilómetro cuadrado alrededor de una casa medianueva construida entre 1976 y 1992 en cada áreametropolitana y un gran número de característicaspara cada área metropolitana en 1976.

El primer conjunto de características de lasáreas metropolitanas que consideramos sonmedidas de geografía física. A pesar del progresotecnológico, la forma de las ciudades sigueestando determinada, en gran parte, por suentorno físico. En total, encontramos que lageografía física por si misma explica cerca del25% de la variación entre ciudades de nuestramedida de dispersión.

Las montañas que obstaculizan la expansiónurbana son una variable explicativa obvia. Éstashan tenido un papel destacado, por ejemplo, enLos Ángeles. Allí las montañas que bordean laciudad han limitado la expansión adicional de susdispersos suburbios (una situación descritalocalmente como “la dispersión choca contra lapared”). Sin embargo, al estudiar de manera másgeneral el efecto de las zonas montañosas sobre ladispersión, necesitamos tener cuidado con dosaspectos importantes. Primero, debemos centrarnos

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Otra característica física con efectos importantessobre la dispersión son los acuíferos. En EstadosUnidos la mayoría de los hogares se abastecen deagua a través de la red del condado o municipiomás cercano. Sin embargo, ampliar la red deabastecimiento de agua para dar servicio a nuevasconstrucciones dispersas en la periferia urbanarequiere unas inversiones sustanciales eninfraestructura, cuyo coste repercute habitualmentesobre los constructores mediante cuotas deconexión que al final se ven reflejadas en el preciode las casas. En lugares donde hay abundancia deacuíferos que proporcionan agua, los constructorestienen la alternativa de cavar un pozo, querepresenta sólo una pequeña parte del coste quesupondría la conexión con la red del condado omunicipio. En Estados Unidos el 15% de loshogares se abastecen de agua a través de estospozos privados. La Figura 1 ilustra la relación entrelos acuíferos y la dispersión mediante un mapa deSan Antonio (situado en el sudoeste del mapa) yde Austin (noreste), en Tejas. La construcción

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urbana existente a mediados de los años setentase marca en color rosa mientras que laconstrucción más reciente se marca en rojo.Solamente algunas partes de San Antonio y deAustin se asientan sobre un acuífero - el sistemade acuíferos Edwards-Trinity - perfilado ysombreado en blanco. Los hogares al sureste dela “línea de agua mala” trazada con una línea depuntos blancos no pueden extraer agua potablede un pozo. El Sistema de Agua de San Antoniocobra a los constructores unas tasas de conexiónpor vivienda que, mientras que en el centro dela ciudad son bajas, para las construccionesdispersas en algunos suburbios pueden alcanzarlos $24.000. Sin embargo, los constructores queedifican en las áreas asentadas sobre el acuíferopueden cavar un pozo al bajo coste de $4.500 yevitar la tasa de conexión o incluso edificar enáreas donde no está disponible una conexión ala red municipal. El mapa muestra que lamayoría de las construcciones nuevas en SanAntonio desde mediados de los años setenta sehan llevado a cabo sobre el acuífero de Edwardsy que esta urbanización es mucho más dispersaque la que no está sobre el acuífero. Austinmuestra un patrón similar. La presencia deacuíferos es una dimensión particularmenteinteresante de la heterogeneidad subyacente enel paisaje físico debido a la manera en la queinteractúa con las economías de la aglomeración:dondequiera que hay acuíferos bajo la periferia,el agua potable se puede obtener sin losrendimientos de escala crecientes asociados conlas redes públicas de agua y esto facilita eldesarrollo disperso. Un aumento de unadesviación típica en el porcentaje de la periferiaurbana que se asienta sobre un acuíferoaumenta el índice de dispersión en 1,2 puntos.Esto implica que el control sobre el aguasubterránea es una manera de controlar si laconstrucción es dispersa o no.

Figura 1.La relación entre acuíferos y dispersión en Austin y San Antonio

Fuente: Burchfield, Overman, Puga y Turner (2006).

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Una de las razones por las que la gente estádispuesta a incurrir en los costes adicionales detransporte e infraestructura asociados a laconstrucción dispersa es el valor de amenidadque atribuyen a tener espacio abierto cerca de suhogar. Una implicación inmediata es que aquellascaracterísticas geográficas que hacen un espacioabierto menos atractivo, en concreto el climaextremo, reducen la dispersión. Una medidahabitual de calor extremo son los grados-día derefrigeración, un concepto usado por losingenieros para calcular la demanda de aireacondicionado. El frío extremo se puede medirigualmente con los grados-día de calefacción,usados para calcular la demanda de combustiblepara calefacción. Un aumento de una desviacióntípica en la media de grados-día de refrigeraciónreduce el índice de dispersión en 6,5 puntos,mientras que un aumento de una desviacióntípica en la media de grados-día de calefacciónreduce el índice de dispersión en 5 puntos. Otrasvariables climáticas, tales como la precipitaciónmedia, no parecen tener ningún efecto sobre ladispersión. Las variables que captan el porcentajede bosque u otros tipos de vegetación variada enla periferia urbana tampoco tienen ningún efectosignificativo. Esto coincide con los estudios sobreel valor del disfrute de la vegetación, queencuentra resultados muy variados.

Después de examinar la importancia de lascaracterísticas geográficas, pasamos a factoresdeterminantes de la dispersión que han sidoenfatizados por la teoría económica urbana.Comenzamos mirando al modelo teórico másampliamente utilizado en la economía urbana, elmodelo de la ciudad monocéntrica. Este modeloestudia cómo la construcción residencial alrededordel centro del empleo en la ciudad vienedeterminada por el equilibrio entre la comodidaddel transporte cerca del centro y la vivienda más

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barata en zonas más alejadas. Los precios de lasviviendas deberían disminuir conforme aumentala distancia al centro de la ciudad para compensarlos costes más altos del transporte. Lacompetencia entre constructores, que combinansuelo y capital para producir vivienda, hace queel precio del suelo también disminuya de maneraparecida al alejarse del centro. A medida que losconsumidores se alejan del centro, reaccionan alabaratamiento del suelo y de la viviendademandando viviendas más grandes con menorproporción de capital por unidad de suelo (esdecir, casas más bajas, más espaciosas y conjardines más grandes). Una mayor facilidad parautilizar el coche en los desplazamientos diarios nosólo reduce los costes de transporte, sino quetambién elimina los costes fijos asociados altransporte público. Ambos efectos facilitan laexpansión urbana y contribuyen a la dispersión.Así, una predicción clave del modelo de la ciudadmonocéntrica es que los costes de transportemenores dentro de una ciudad darán lugar a undesarrollo más disperso. Los modelos de equilibriogeneral de sistemas de ciudades basados en elmodelo de la ciudad monocéntrica tambiénmuestran que las ciudades que se especializan ensectores con economías de la aglomeración másfuertes tienen suelo más caro, lo que contrarrestalos salarios más altos producidos por laseconomías de la aglomeración. El encarecimientodel suelo da lugar a edificios más altos conviviendas y jardines más pequeños, es decir, undesarrollo más compacto. Así, otra implicacióncrucial del modelo de la ciudad monocéntrica esque las ciudades que se especializan en lossectores donde el empleo tiende a estarcentralizado serán más compactas.

Ambas predicciones del modelo de la ciudadmonocéntrica se ven apoyadas por los datos.Naturalmente, las ciudades creadas en su mayor

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parte después de la llegada del automóvil tiendena ofrecer más facilidades para los coches que lasciudades construidas antes de 1900 sobre la basedel transporte público. Utilizamos el número depasajeros del tranvía per capita en 1902 parahacernos una idea de si el centro histórico decada ciudad ofrece facilidades para desplazarseen coche. Encontramos que un aumento de unadesviación típica en el uso del tranvía en 1902disminuye el índice de dispersión en 1,7 puntos.Las carreteras, en cambio, no tienen un impactoevidente sobre los tipos de construcción, a pesarde que comúnmente se cree lo contrario.Tomando diferentes medidas de densidad de lascarreteras - millas de carretera por superficie,distancia media a una carretera y distancia a unasalida entre carreteras interestatales - noencontramos ninguna relación con la dispersiónde la urbanización. Para examinar la relaciónentre la centralización del empleo y elcrecimiento disperso, calculamos en qué medidacada ciudad se especializa en sectores, tales comoservicios a empresas, que en la ciudad mediatienden a estar muy centralizados. Encontramosque, conforme al modelo de la ciudadmonocéntrica, las ciudades son más compactas sise especializan en sectores que tienden a estarmás centralizados en el área metropolitana media.Concretamente, un aumento de una desviacióntípica en el empleo en sectores centralizadosdisminuye el índice de dispersión en 1,3 puntos.

El modelo estándar de la ciudad monocéntricapredice construcciones más dispersas, por elhecho de tener jardines grandes, en las ciudadesespecializadas en sectores donde el empleo estámenos centralizado y en las que es más fácilutilizar un coche. Sin embargo, este modelo nopuede explicar los huecos entre construccionesdonde unas parcelas de suelo se dejan sinedificar mientras que otras más lejanas se

construyen. Los economistas urbanos hanseguido dos estrategias para extender el modelode la ciudad monocéntrica para explicarequilibrios con huecos entre edificaciones. Laprimera es tener en cuenta que el espacio abiertotiene un valor de amenidad, una característicaconfirmada por los resultados sobre el climaextremadamente caliente o frío presentados másarriba. Mientras que esto es cierto tanto paraespacios abiertos privados (jardines) como paraespacios abiertos públicos (parques), hay unaspecto importante en el cual los espaciosabiertos públicos difieren de los privados: elcontrol que el dueño tiene sobre la urbanizaciónsubsiguiente. Si mudarse es costoso, ladisposición a incurrir en mayores costes detransporte diarios para disfrutar de espaciosabiertos públicos dependerá de las expectativassobre cuánto tiempo permanecerán esos espaciossin construir. En las áreas donde la poblaciónestá creciendo rápidamente, un agente racionalanticipa que los espacios abiertos próximos seránconstruidos antes y por ello no está dispuesto aincurrir en grandes costes de transporteadicionales para acceder a ellos. Así, lasexpectativas de crecimiento urbano sostenido danlugar a una urbanización más compacta. Lasegunda estrategia que los economistas urbanoshan seguido para explicar equilibrios con huecosentre edificaciones es considerar modelosurbanos dinámicos donde las viviendas sonduraderas y la re-edificación costosa. Elargumento central es que puede ser óptimoposponer la urbanización de determinadossolares para, en el futuro, poder construir de unamanera más ajustada a las necesidadescontemporáneas. En un contexto donde hay amenudo largos intervalos entre la decisión deconstruir y la terminación de la construcción, losestudios han demostrado que una mayorincertidumbre sobre el crecimiento urbano puede

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tendencias históricas todavía son importantes. Unmayor crecimiento demográfico contemporáneohace que las ciudades sean más compactas, perolas tasas de crecimiento históricas de la poblacióncontinúan teniendo casi el mismo impacto sobre ladispersión. Para comprobar si una mayorincertidumbre con respecto al crecimiento futurode la ciudad fomenta el crecimiento disperso,suponemos análogamente que los constructoresconsideran el futuro crecimiento demográfico localmás incierto en las ciudades que han tenido másaltibajos en tasas de crecimiento de la poblacióndurante décadas anteriores. Concretamente, nuestramedida de incertidumbre es la desviación típica delas tasas porcentuales de crecimiento decenal de lapoblación 1920-70. Tal y como esperábamos, unamayor incertidumbre da lugar a más dispersión.Un aumento de una desviación típica en ladesviación típica de las tasas de crecimientodecenales de la población aumenta el índice delcrecimiento disperso en 3,2 puntos.

Finalmente, nos centramos en losdeterminantes políticos del crecimiento disperso.En la práctica, dos de las dimensiones másenfatizadas en los debates públicos, lacompetencia entre municipios de diferente tamañoy el grado de fragmentación municipal, no afectana la dispersión. La Figura 2, que representa laurbanización en Saint Louis, Missouri, sugiere quelos límites municipales importan, pero por otrosmotivos. Como en el mapa anterior, la urba-nización construida a mediados de los años 70está marcada en color rosa mientras que laurbanización más reciente está en rojo. Las líneasblancas marcan los límites municipales acomienzos del período del estudio. Vemos queuna parte desproporcionada de la construcción1976-92 tiene lugar en zonas no incorporadas queestaban cerca de zonas urbanizadas anteriormentepero justo fuera de los límites municipales del

animar a los constructores a dejar algunos solaressin construir y a edificar en otros solares máslejanos. Así, cuando hay huecos entreedificaciones, los huecos entre construcciones sonmás grandes cuanto mayor es la incertidumbresobre el crecimiento urbano futuro.

Estas dos predicciones sobre patrones históricosdel crecimiento demográfico también estánapoyadas por los datos. Los constructoresposiblemente esperen que las ciudades que hanestado creciendo relativamente rápido en elpasado continúen haciéndolo en un futuropróximo. Por lo tanto podemos aproximar elcrecimiento demográfico esperado en el futurousando la media histórica del porcentaje decrecimiento decenal de la población del áreametropolitana para las cinco décadas 1920-70. (Dehecho, las tasas históricas de crecimiento de lapoblación proporcionan una buena predicción delcrecimiento demográfico entre los años 70 y los90: la correlación entre el porcentaje decrecimiento de la población desde 1970 hasta 1990y la media del porcentaje de crecimiento decenalde la población entre 1920 y 1970 es 0,60).Nuestros resultados demuestran que, en efecto, lasáreas que históricamente han conocido tasas decrecimiento demográfico altas, tienen menosdispersión. Un incremento de una desviación típicaen la tasa media de crecimiento histórico reduce elíndice de dispersión en 6,1 puntos. Interpretamoseste resultado como una demostración del valordel espacio abierto. De todas maneras, dado quelas tasas de crecimiento históricas de la poblacióndan una buena predicción de las tasas decrecimiento actuales de la población, esteresultado también sería coherente con que lasciudades que crecen más rápido usen todo elsuelo disponible para acomodar a su crecientepoblación. Sin embargo, descontando el efecto delcrecimiento demográfico real 1970-92, las

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que la falta de acuerdo entre los gobiernosmunicipales y del condado sobre la regulación delsuelo es un importante factor que contribuye a ladispersión. Parece que los constructores confrecuencia construyen fuera de las zonas sujetas alas normativas municipales en lugar de negociarenfrentando a unos municipios con otros.

Una de las quejas comunes sobre elcrecimiento urbano desordenado es que a medidaque la urbanización se dispersa, los serviciosmunicipales tales como carreteras, alcantarillas,policía y protección contra los incendios son máscostosos. Ocurre que esta preocupación estáfundamentada. Un aumento de una desviacióntípica en el porcentaje de los gastos locales quese financia con transferencias de otros nivelesgubernamentales en lugar de impuestos localesaumenta el índice de dispersión en 1,1 puntos.Esto sugiere que cuando los contribuyentes tienenque cargar con los costes de infraestructura, éstosexigen tipos de construcción más compactos querequieren menos gastos en infraestructura.

5. Consecuencias sobre la salud: ¿la expansión desmesurada de lasciudades provoca una expansióndesmesurada del cuerpo humano?

Hasta ahora hemos descrito los patrones y lasposibles causas del crecimiento urbano disperso,pero una de las razones por las que elcrecimiento disperso ha atraído tanta atención esque muchos sostienen que tiene consecuenciasperniciosas. Glaeser y Kahn (2004) estudian yrechazan la mayoría de tales afirmaciones. Puestoque la urbanización dispersa está basada en eluso del automóvil, es posible que dé lugar adesplazamientos diarios más largos. Sin embargo,la urbanización dispersa a menudo acorta los

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comienzo del periodo. Esta urbanización estambién más dispersa que la que tiene lugar en elsuelo situado dentro de los límites del municipio.Muchas otras áreas metropolitanas muestran unpatrón similar. Hay una buena razón para esto:casi siempre, la normativa sobre edificaciónincluye la disposición de que cuando difieran lasnormas, se aplicarán las reglas más restrictivas. Enzonas no incorporadas a ningún municipio,generalmente sólo se aplican las regulacionesurbanas estatales y del condado, mientras que loslugares incorporados a un municipio agregan suspropias restricciones de edificación y controlessobre el crecimiento. Así, mientras haya áreas noincorporadas a ningún municipio en la periferiaurbana, los constructores podrán evitar laregulación municipal construyendo fuera de loslímites municipales y esto facilita dispersión. Unaumento de una desviación típica en el porcentajede la periferia urbana incorporada a algúnmunicipio reduce el índice de dispersión en 1,4puntos. En conjunto, estos resultados sugieren

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Figura 2.La relación entre límites municipales y dispersión en Saint Louis

Fuente: Burchfield, Overman, Puga y Turner (2006).

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desplazamientos diarios porque en las áreas deexpansión dispersa los puestos de trabajostambién se descentralizan geográficamente. Siacaso, la conexión coche-dispersión puede serdañina para los más pobres porque les fuerza aser propietarios de un vehículo. La contaminacióna la que está expuesta la gente también ha sidoreducida con la reubicación de las grandesfábricas lejos del centro de las ciudades. En losEstados Unidos, el efecto global sobre la cantidadde terreno agrícola y de bosque también espequeño - aunque es probable que esto sea másimportante en los países europeos, másdensamente poblados.

Una afirmación sobre las consecuenciasnegativas del crecimiento disperso que sinembargo ha tenido gran alcance en la prensa yen la opinión pública es que puede ser unaimportante causa de obesidad. La importanciapotencial de esta conexión no debe sersubestimada. La incidencia de la obesidad en losEstados Unidos y otros países, incluyendoEspaña, ha aumentado dramáticamente durantelas dos últimas décadas. La proporción dehombres médicamente obesos aumentó del 12,7al 27,7% entre finales de los años 70 y 2000.Para las mujeres, el aumento correspondientefue del 17 al 34%. La obesidad tieneconsecuencias negativas muy serias para lasalud, incluyendo un aumento del riesgo deenfermedades cardiovasculares, hipertensión yderrames, y diabetes. Como consecuencia deestos riesgos para la salud, los Estados Unidosactualmente gastan más en enfermedadesrelacionadas con la obesidad que en aquellasque están relacionadas con el tabaco y con elabuso del alcohol juntas.

La obesidad ni ha aumentado igual de rápidoni ha alcanzado los mismos niveles en todas

partes de los Estados Unidos. Por ejemplo, entre1991 y 1998 el predominio de la obesidadaumentó un 102% en Georgia pero solamente un11% en Delaware. Y mientras que el 30% dehombres y el 37% de mujeres en Mississippieran médicamente obesos en 2000, las cifrascorrespondientes para Colorado eran el 18% y el24% respectivamente. Estas diferencias espacialestan grandes en la incidencia de la obesidad hanllevado a muchos a sugerir que las variacionesen el entorno construido, al afectar al ejercicio ya la dieta, pueden tener un gran impacto sobrela obesidad. Por ejemplo, los barrios compactospueden inducir a que la gente utilice su cochemenos a menudo que aquellos donde losedificios están dispersos. Análogamente, losbarrios donde las casas se entremezclan con unavariedad de tiendas de comida y de otro tipopueden animar a la gente a caminar más y acomer alimentos más sanos que aquellos dondetodo el suelo construido se destina a viviendas.Estudios influyentes y cada vez más numerososexaminan esta conexión entre el entornoconstruido y la obesidad (véase, por ejemplo,Ewing, Schmid, Killingsworth, Zlot yRaudenbush, 2003). Su principal conclusiónviene a ser que los individuos que viven enbarrios dispersos tienen una probabilidad másalta de ser obesos que los que viven en barriosmás compactos.

¿Pero es cierto que la expansión desordenadade las ciudades provoca la expansióndesmesurada del cuerpo humano? No es así,según nuestra investigación. En Eid, Overman,Puga y Turner (2007) no encontramos ningunaevidencia de que la urbanización desordenadatenga un efecto sobre el peso de la gente. Lo quesí confirma la investigación es la opinióndivulgada habitualmente según la cual laspersonas que viven en barrios dispersos tienden a

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porcentaje de suelo no construido en elkilómetro cuadrado alrededor de la casa mediaen el barrio. En segundo lugar, utilizamos elnúmero de tiendas al por menor y de iglesias enel barrio a partir de datos de Patrones deNegocio en los Códigos Postales (Zip CodeBusiness Patterns) de la Oficina del Censo de losEstados Unidos para medir hasta que punto unbarrio puede ser caracterizado como de “usomixto” del suelo. Definimos el barrio de cadaindividuo como un disco con un radio de dosmillas alrededor de la vivienda del individuo. Laobesidad se mide mediante el Índice de MasaCorporal (IMC) de cada individuo, que permitecomparaciones de peso entre personas dediferente altura. Este índice se calcula dividiendoel peso de un individuo en kilogramos por elcuadrado de su altura en metros, es decir, enunidades de kg/m2.

Como en estudios anteriores, para loshombres, encontramos una correlación positivaentre la obesidad y la dispersión residencial yuna correlación negativa entre la obesidad y eluso mixto. Es decir, los hombres que viven enbarrios construidos de forma más compacta ycon más tiendas a las que ir caminando, pesanmenos como media. Sin embargo, la asociaciónentre obesidad y dispersión residencialdesaparece cuando consideramos característicasobservables suficientemente detalladas de cadaindividuo. Esto nos dice que estas característicasobservables (que incluyen edad, raza,educación, estado civil, número de niños, hábitode fumar y características del trabajo) explicantanto la tendencia a ser obeso como latendencia a vivir en un barrio disperso. Encambio, todavía observamos una correlaciónnegativa entre uso mixto y obesidad, inclusodespués de considerar estas característicasobservables individuales.

pesar más que quienes viven en barrios donde laconstrucción es compacta y donde hay múltiplestiendas y actividades de ocio a distancias lobastante cortas como para ir caminando. Peroesto no es porque los barrios dispersos haganque los individuos ganen peso. La población delos barrios dispersos pesa más porque losindividuos con una propensión natural a serobesos tienden a vivir en dichos barrios. Así,alguien a quien sencillamente no le gusta caminares más probable tanto que sea obeso como queprefiera vivir en un lugar donde uno puedadesplazarse fácilmente en coche.

Para estudiar el papel de este proceso deauto-selección, conectamos los mismos datos desatélite que usamos para estudiar las causas delcrecimiento disperso y datos sobre la ubicacióndetallada de establecimientos comerciales al pormenor con datos confidenciales de una encuestaque proporciona el peso y el domicilio de unamuestra representativa de casi 6.000 individuosdurante seis años. La encuesta son los DatosConfidenciales Georeferenciados de la EncuestaNacional Longitudinal de la Juventud 1979(National Longitudinal Survey of the Youth,NLSY79) de la Oficina de Estadísticas Laboralesde los Estados Unidos. Dado queaproximadamente el 80% de la gente en lamuestra cambió de residencia durante el períododel estudio, podemos comprobar si la genterealmente aumentó de peso cuando se trasladó aun barrio más disperso o si perdió peso cuandose trasladó a un barrio más compacto.

Nos centramos en dos dimensiones clave delentorno construido que los estudios anterioressugieren como determinantes potenciales de laobesidad. Primero, utilizamos la medida de“dispersión residencial”, en el sentido deconstrucción dispersa, descrita más arriba: el

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construido puede todavía poner límites al tipo deejercicio que la gente hace o al tipo de dieta quesiguen. El punto clave es que los individuos conmenor tendencia a ser obesos evitarán esa clasede barrios. ¿Y en el caso de que no se puedanevitar esos barrios porque sus opciones se venlimitadas por motivos económicos? Nuestrosresultados sugieren que, incluso entonces, losindividuos ajustan su ejercicio y dieta para evitarganar peso. En conclusión, no encontramosninguna evidencia de que las características delbarrio tengan ningún efecto causal sobre el peso.

Conclusiones

Usando un conjunto de datos novedososbasados en imágenes de satélite y conectándolocon otras fuentes, hemos podido estudiar lospatrones de crecimiento urbano a lo largo yancho de los Estados Unidos con un detalle sinprecedentes. Nuestros resultados confirmanalgunas predicciones clave de la teoríaeconómica urbana, pero también contienenalgunas sorpresas.

Nuestro análisis de las causas de la dispersiónurbana confirma la mayor parte de nuestrasexpectativas como economistas urbanos. Elcrecimiento disperso está asociado positivamentecon el grado de dispersión del empleo; ladependencia de una ciudad en el automóvil porencima del transporte público; el crecimientorápido de la población; el valor de mantenersolares sin construir; la facilidad para perforar unpozo; la abundancia de terreno escarpado y laausencia de montañas altas; el clima templado; elporcentaje de suelo en la periferia urbana nosujeto a la normativa municipal; y una bajarepercusión del coste de los servicios públicossobre los contribuyentes locales.

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El hecho de que los hombres en barrios deuso mixto pesen menos, incluso una vez quedescontamos los efectos sobre el peso decaracterísticas observables detalladas, no implicaque la urbanización dispersa cause obesidad. Siéste fuera el caso, entonces la gente que semudase de barrios compactos a barrios dispersosdebería ganar peso, pero no lo hacen. Podemosestudiar esto directamente porque nuestros datosnos permiten seguir en el tiempo los cambios dedomicilio y de peso (así como en característicasobservables) de las personas. Así podemosestimar el efecto de los cambios en lascaracterísticas del barrio, donde vive un individuodado, sobre su peso. Una vez que aprovechamosla dimensión de panel de nuestros datos paracontrolar la propensión no observable a laobesidad de esta manera, la correlación entre laobesidad de los hombres y el uso mixtodesaparece: los cambios en las características delbarrio no producen cambios en el peso.

Para las mujeres, la correlación en la seccióncruzada entre la obesidad y tanto la dispersiónresidencial como el uso mixto es menor que paralos hombres. Sin embargo, en algunas regresionesque incluyen controles para un conjunto pequeñode características individuales observablesencontramos una correlación negativa entre laobesidad y la dispersión residencial. Como en elcaso de los hombres, sin embargo, los cambiosen las características del barrio no ocasionancambios en el peso.

Nuestros resultados claramente sugieren que laurbanización dispersa no causa aumentos depeso. Más bien, es más probable que la gentecon mayor tendencia a la obesidad (por ejemplo,porque no les gusta caminar) se trasladen a vivira barrios dispersos (por ejemplo, para poderdesplazarse en coche). Por supuesto el entorno

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Las sorpresas con respecto a lo que muchoscreen tienen tres aspectos. Primero, el grado dedispersión residencial no ha aumentado entremediados de los años 70 y los años 90. Ensegundo lugar, mientras que el suelo construidopara viviendas ha crecido tres veces más rápidoque la población, el mayor tamaño de las casassolamente explica alrededor de una cuarta partede la expansión del suelo residencial. Igual deimportantes son los cambios demográficos queestán dando lugar a hogares más pequeños (y,por tanto, a la necesidad de más casas paraalbergar a una población dada), mientras que losdesplazamientos internos de la poblacióntambién desempeñan un papel. Tercero, laconexión de causa-efecto que muchos sostienenque existe entre el crecimiento disperso y laobesidad es un espejismo. Las personas enbarrios dispersos pesan más porque las mismascaracterísticas que las hacen obesas (porejemplo, una aversión a caminar) hacen queprefieran vivir en barrios dispersos (por ejemplo,para poder desplazarse en coche y no caminar).Cuando la gente se muda a un barrio distinto, supeso no se ve afectado. A medida que aumentael gasto en salud por enfermedades relacionadascon la obesidad en los Estados Unidos y enparte de Europa incluyendo España, muchossugieren que una planificación urbana enfocadahacia una vida activa y sana podría ser unaherramienta importante para contener laobesidad. Nuestros resultados indican que talesesfuerzos están mal orientados y que la batallade la salud pública contra la obesidad es mejorlibrarla en otros frentes.

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Bibliografía

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Glaeser, Edward L. y Matthew E. Kahn. 2004. “Sprawl andurban growth”, En Vernon Henderson y Jacques-FrançoisThisse (eds.) Handbook of Regional and Urban Economics,volumen 4. Amsterdam: North-Holland, 2481-2527.

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