Cronika 01

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Esta es la edición número 01 de la revista Crónika, en 2008. Lo rescatamos de nuestros archivos. Pronto el relanzamiento de Crónika

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¿Qué ocurre cuando se encuentran un maestro del periodismo yun magistral compositor de música andina? Una crónica que

perdura en el tiempo. Era 1968 cuando, a su retorno de Europa, elperiodista César Lévano puso una sola condición para volver a larevista Caretas: entrevistar a Zenobio Dagha. Con esta historia

escrita hace 4 décadas, rendimos homenaje a ios 88 añosde vida (4 de abril) del patriarca del huaylarsh huanca.

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César Lévano¡|jj Ángel Pasquel

ace seis años, una folklorista murió demúsica en el Coliseo Nacional de

Lima. Luzmila y Bernardina Salas, dúo"Las Alondras", habían cantado el hennosohuayno "Sola, siempre sola". El públicocoreó: "¡otro!". Las hermanas interpretaronentonces, con toda pasión, el "Huaylarsh60". Después, cuando sonaban otra vez losaplausos, el corazón de Luzmila cesó delatir, vencido por la fatiga de la danza y lacanción. Sus dos cantos finales habían sidocomposiciones de Zenobio Dagha.

El episodio ilustra la fuerza y lapopularidad de la música de Dagha, elhombre que sacó el huaylarsh de lascomunidades del Mantaro, lo metió a lafuerza en las fiestas de Huancayo y lo ha

tar al creador de "Aires de Huancayo";"Lamento Huanca" ("Vengo de lejos / traigoflores entres mis brazos..."); "Vaso decristal"; "Casarme quiero" ("Traiga tuspapeles, cholita...."); "Atún Xauxa";"Corazón huanca"; "Noches de Santiago'1,etc., etc.

Buscamos a Zenobio durante dos díasíntegros y sólo lo encontramos gracias a laintuición campesina y experiencia bohemiade Néstor Chávez, otro notable de la músicahuanca, director del cuarteto "LosRuancas". Dagha había partido a Lima sinque lo supieran ni en su casa. En esto y enotras cosas, él es un huanca típico. Es decir,orgulloso y hasta altanero, osado, sinexcesivas nostalgias y sin complejos,enamorado hasta las raíces de su vallehernioso, que nunca ha abandonado y al quecanta con tanta insistencia como un charro asu paisaje y su gente.

hecho admirar por todo el Perú.La popularidad del personaje queda

reafirmada por las doscientas grabacionesde sus obras que han hecho lempsa.Sonoradio y Smith. Estas disqueras lepagaron el año pasado (1967) cuarenta milsoles de regalías. Esto quiere decir que suscanciones se vendieron en ochenta mil fasesde discos de 45 r.p.m. Salvo error u omisión.

En casi todas las emisoras radiales deLima o Cusco; en los altavoces del mercadocentral de La Victoria o Jauja; por toda lascalles o plazas del Perú, en la costa o en elAnde, durante todo el día, se escuchan lascomposiciones de Dagha. Sus intérpretesfavoritas y más antiguas son las hermanasZevallos. Otros notables son El Picaflor delos Andes y Flor Pucarina (Leonor Chávez).

Fuimos hace algunos días hasta el valledel Mantaro exclusivamente para entrevis-

EL SAXO LLEGA AL MANTAROEl secreto de Dagha está en su fuerza

mestiza, con dominante india. Vienetambién de un ancestro que nunca llegó a seravasallado por los incas, que resistió a losespañoles (hubo guerrillas en la zonahuanca durante la Emancipación) y loschilenos (un baile, el de los "avelinos",recuerda la lucha de los montoneros contrael invasor). Surge también del hecho de quepor allí las comunidades se opusieron conmayor éxito que en otras partes al talón dehierro feudal.

Todo ese complejo se trasunta en estepersonaje recio como sus huaylarsh, quesabe componer mulizas de varonil ternura, oentregar el mensaje panteista, genésico yprimario de los santiagos, canto a lafecundidad de la tierra.

Conocer la vida de un músico es como llegar ala fuente de un río. Zenobio, personero de lacomunidad de Chupuro, agricultor practicante ymúsico de éxito, con tres automóviles propios, noscontó un episodio que explica muchas cosas.

Ocurrió en Chupuro, en 1928. Él tenía ochoaños de edad. Dos señores, hijos de gran hacendado,llegan hasta su casa. "¡Cholo, danos algo de tomar",dicen al padre de Zenobio. La madre alcanza un pocode chicha. "¡Cómo se les ocurre darnos estacochinada!". Arrojan la chicha al suelo. Profierenpalabras nunca oídas antes, que hieren la dulzura delhogar y del paisaje. El pequeño Zenobio, quepresencia la escena mientras cuida un cerdo, se echaa llorar. En esto escucha el sonar de un clarinete. Uncanto de gozo. Es el hermano mayor que viene por elcamino. Va a su encuentro y le refiere todo. Elhermano llega hasta donde "los niños". Les preguntaqué quieren. Se repiten ofrecimiento de chicha yrechazo grosero. Entonces arremete contra losofensores. Al final, los arroja por pendiente empina-da.

"De alegría me puse a bailar con mi chancho"."Pensé que algún día sería grande como mi hermano.Por eso desde chiquito quería ser algo. Hacerrespetar a los míos". Ese mismo año, ZenobioDagha aprendió a tocar violín.

De muchacho formó parte deconjuntos y orquestas pueblerinos.Compuso rancheras, conforme a la moda.No sabía aún, como sabe ahora, transcri-bir la inspiración en partituras y hastaparticellas para cada instrumento. Nosabía nada de teoría musical hasta queencontró un maestro, el músico populardon Buenaventura López, quien le dio unascuantas lecciones. A la semana, el muchachopintaba con soltura barras de repetición. Almes, daba clases a los alumnos adultos.

En 1940-42, Zenobio formó parte de "Losaborrecidos", famosos en toda la Sierracentral, dirigidos por Pablo Pastor Díaz,"el rey de la muliza". Pastor Díaz, 65años, vive en Huancayo y enseñamúsica en el'Colegio Nacionalde Jauja. Verdadero pionero dela música Huanca y dueño desólida formación musical,vive soñando con, y reclama,que se funde un Conservatoriode Música en Huancayo,especializado en folklore. Algúndía su utopía será realidad. Porahora recuerda con nostalgialos días en que la orquestahuanca no utilizaba aúnel saxo (hoy empleahasta tres) y en que lavoz del arpa y delviolín ritmaba connitidez las clarasvoces del amor en lamuliza. Los entendi-dos pueden discutir siahora es mejor queantes. Tampoco loshistoriadores del jazz deNueva Orleáns están deacuerdo en todos los puntos.Lo que está claro es que el saxose incorporó al folklore delMantaro allá por 1932.

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¡COSA DE CHUTOS!Dagha recuerda cómo se animó en Huancayo a

tocar un huaylarsh en una fiesta de familia para laque habían sido contratados "Los Aborrecidos".Todos, hasta sus compañeros musicales, se escanda-lizaron. El huaylarsh era en esa época exclusividadde las comunidades "indias" como las dePilcomayo, Huayucachi y Chupuro, que rodean a lacapital huanca. Las pandillas a lo más llegaban albarrio huancaíno de Chuca.

Alguien, de cuyo nombre no quiere acordarse,le dijo: "¡Cómo te atreves a tocar estas cosas dechutos!". Una muliza o un huayno podían compare-cer en hogar respetable. Las buenas familias salíanincluso a bailar muliza por las calles. Pero unhuaylarsh... . La bofetada física todavía arde en lamejilla de Zenobio.

Lloró; pero el proceso había comenzado. "En•'a orquesta de "Los aborrecidos" yo ya estabametiendo mi música sin que ellos se di eran cuenta".

Se mezclaban el instinto y unos lejanos• j lámpagos de conciencia. Su madre, que, al igualque su padre, casi no hablaban sino huanca, es decir,

. \d huanca del quechua, le había dicho:", por qué no tocas en tu violín lo de nosotros?".

"Fila era india, de la tribu de los yauca. Mipadre era descendiente de españoles, de los

Dagha del Castillo. Mi padre sólo firmabaDaga. Había suprimido el "del Castillo".F.n cambio, yo le agregué una hache a Daga.Ks más bonito".

Zenobio no es, sin duda, un gramático;ero Mihe lo que quiere decir y no tolera que le

cambien sus letras. Alguien le dijo que habíauna contradicción en "Vaso de cristal"."Noche de luna era aquella tarde".

"¡No seas bruto!", respondió Dagha."¿No has visto que a veces la luna sale detarde? Eso también es una noche de luna".

En 1950, Dagha y su orquesta "Juven-tud Huancaína" ganaron el derecho arepresentar a Huancayo en la Feria deOctubre. Esa vez debutó como compositor,con "Mi tierra huanca". En 1952, en FeriaRegional del Centro, el huaylarsh apareció yse consagró en público. "Yo pensaba día ynoche en la coreografía, en el ritmo, en lamelodía. Recordaba los huaylarsh de mipueblo, imitaba los gestos de la recolecciónde la papa. Con huaylarsh, mi orquestatriunfó en la competencia frente a músicosde Abancay, Ayacucho y Huancavelica.Fuimos a Lima. Allá llevamos el huaylarsh".

Corre a nuestras espaldas, ancho yapacible, el río Mantaro. Los cerros altos, decurva suave, vestidos de grana y de verde;las retamas de amarillo violento; los tunalesverdes jade; las nubes impolutas, ríen bajo elcristal azul. "Tengo recuerdos amargos deesos días, en el Coliseo Bolívar", diceZenobio. Se refiere al local que creó en Limael ahora finado don Enrique Varé, empresa-rio que bien puede figurar en los anales de lasiquiatría social, porque sin coliseos laneurosis de ausencia hubiera vencido amuchos andinos rnigrados a Lima. Poraquellos años los serranos casi no iban a loscoliseos. Y los limeños y los alimeñados no

sintonizaban la voz de la aitón.'piedras".

LO PREHISPÁMCO VMarcelo Piccione es noc

joven argentino. Descendiente dehijo de siquiatra eminente ycrecido en el hervor de Bueno*pudiera parecer lo más alejado de mesafolklore. Una noche de hace cinco añomi casa de Lima, nos pusimos a escudargrabaciones de Zenobio Dagha. Luego 6elsantiago "Waylla ichu" estalló en sollozosEsa música pánica, en que junto a las vocesde las hermanas Zevallos suena la vozoscura de ese mulato huanca que fue el"Zorzal Negro", lo había quebrado.

Explicable, muy explicable. El Perútiene el raro privilegio de poseer un folkloremuy rico y viviente. No creo que haya sinodos o tres países que le igualen. Quizás elruso, el español. El tronco indio, las ramas

- de España y de África, han crecido en elsuelo musical peruano. Grande y variada fuenuestra música autóctona. Durante laColonia, como lo ha dejado bien establecidoel argentino Carlos Vega, el Perú fue crisolde mestizamiento musical y centro deirradiación para toda la América del Sur.Toda la América meridional está poblada dehijos mestizados de nuestra lira. Bastemencionar dos vastagos ilustres: la cuecachilenay la vidalita argentina.

*

Zenobio Dagha acaba de cumplir 88 años de vida y sus manosno han dejado de ejecutar con firmeza su violín andino.

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Ahora bien, el santiago es géneroexcepcional dentro de nuestro excepcionalrepertorio folklórico. La folkloróloga ymusicóloga argentina Ana S. Cabrera("Rutas de América", Buenos Aires, 1941).describió piezas de sólo tres notas queencontró cerca de Jauja. Puso una de ellassobre el pentagrama. En el piano, son comoun santiago en germen. En párrafo consa-grado a ejemplos similares hallados en elNorte argentino escribió: "esta manifesta-ción artística argentina puede ser unasupervivencia, o guardar estrecha relaciónconelartewanka".

Rodolfo Holzmann, insigne músicoalemán nacionalizado peruano, que, juntocon otros, debería ser encargado de latranscripción y el análisis musical denuestro tesoro folklórico, ha escritorecientemente en un estudio enjundioso(revista "San Marcos") que el santiago "esprobablemente el género que más puro se haconservado de todas las supervivencias de lamúsica prehíspánica".

Tenía razón el poeta argentinoPiccione de llorar como un huérfano. En lossantiagos, huaylarsh, huaynos y mulizas deZenobio Dagha Sapayco; en sus solos deviolín; en los vientos de su orquesta, estánno sólo el huaylarsh actual de dolor,esfuerzo y orgullo del pueblo huanca. Estátambién todo el proceso de mestizaje quenos constituye y constituimos. Está el nuevoindio que, por encima de los miopes y losdogmáticos, intuyera José Uriel García; esdecir, el nuevo Perú. Si Zenobio Daghatriunfa a pesar de la ola de extranjerismo sindiscriminación y casi siempre sin gusto, esporque en sus canciones viriles apunta elsonido del futuro

*Texto publicado en la revistaCaretas, N°. 373,

mayo 24 -junio 6, 1968.

Manuel AcostaOjeda (*)

ZenobioDagha

racias a la música de nuestropueblo, en mi larga vida he

viajado por todo el Perú y por variospaíses. Nací en 1930 y en estos largosaños he conocido a muchos músicosde muy alta calidad. De todos ellos,uno de los que más me ha impresiona-do, es el extraordinario viol in is taZenobio Dagha.

Me consta cómo impresionan suscreaciones musicales, sobre todo sus vigorosos

huaylarsh. Estábamos en la bella ciudad del Cuscoen 1964, un grupo de artistas haciendo la película

JttMp Hf nacional Harawi y fuimos invitados a una presentación[O del muy buen grupo musical Centro Q'osco de Arle

Nativo.

CH El presentador anunció nuestros nombres y el público

pidió que actuáramos, yo canté dos de mis valses con lamagnífica guitarra de Carlos Montañez y luego lasHermanas Zevallos, Zoila y Olga, con la guitarra de DanielKirwuayo y el saxofón de César Zarate, cantaron y

bailaron un huaylarsh de Zenobio Dagha, era Casarmequiero.

El público lo hizo repetir y subió a bailar con Zoila,su esposo, el wanquita César Villanueva, el aplauso fue

apoteósico y en los ensayos de los días siguientes el director tuvoque prohibir que los jóvenes del grupo de danzas bailaran el huay-

larsh, descuidando sus danzas nativas cusqueñas que eran la razón de' ser de la Asociación Cultural.

En 1968, en Moscú, capital de Rusia, nos enteramos que laUniversidad Patricio Lumumba había convocado a una competencia dedanzas folklóricas en la que estuvieron representados ciento veintepaíses, resultando ganadores absolutos dos jóvenes estudiantes peruanos,una wambia y un walarsh, wankas, que bailaron Casarme quiero.

Hay tanto por escribir sobre el Taita Zenobio. Te sigo estimando yadmirando, por tu trabajo musical que constituye una de las másimportantes fortalezas en la heroica resistencia cultural de nuestroviejo y querido pueblo, UPIAYKUSUN ZENOBIO Q

* Compositor peruano, musicólogo y gran amigo de don Zenobio Dagha.En abril, en vísperas de su cumpleaños número 88 le brindó un merecido

homenaje en Radio Nacional

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eva su

Se fue hace seis años. La cultura, susamigos, su barro, le siguen echando de

menos. Y es que no ha habido nadie capazde tomar su lugar, ni de emular sus logrosintelectuales. Este es un testimonio, una

revelación, pero es sobre todo una confesiónde parte de cómo nos conocimos y cómo,

pocos años después, nos despedimos. Si lacultura tuviera un nombre, un apellido, esosson los suyos: Manuel Baquerizo Baldeón.

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Sandro Bossio Suárez

Archivo familiaBaquerizo Rojas

Hasta entonces solo había leído su nombreen los suplementos culturales y me había

solazado con sus impecables críticas de arte.Pero ahora lo tenía allí, frente a mí, con su sacoa cuadros y su gorrita de golf, destacando entrelas veinte personas que habían asistido a lapinacoteca. Sostenía una copa entre las manos.Me acerqué, menguado, y él estrechó mi manocomo se la estrecharía a cualquiera, amablepero distraído. Le planté mi nombre, balbu-ciente, y entonces se hizo el milagro: "Ah, esusted, mire qué gusto, lo he leído muchasveces". Lo único que Manuel BaquerizoBaldeón podia haber leído de mí era un artículoraquítico sobre la papa a la huancaína que mehabía costado la vida publicar en un diario deHuancayo. Mis cuentos permanecían bajo sietellaves. Hasta esa noche poco había conseguidocon ellos, pese a haber abandonado doscarreras, haberme peleado con mi familia,haber casi muerto de hambre con tal de llegar aser un escritor.

Mi pálido éxito radicaba en que dos vecesme hubieran nombrado finalista en unosconcursos literarios y que una revista me dierala oportunidad de conocer a Julio RamónRibeyro. En realidad no había tenido una manoamiga, un preceptor, un cofrade intelectual, nisiquiera enemigos literarios (esos llegaríandespués) que orientasen mi literatura. Esa era larazón por la que había caminado a tropezones,en la más completa orfandad, confíándole todoai instinto porque de técnicas y recursos notenía la menornoticia.

Pero parecía que mi fortuna empezaba acambiar, porque ahí estaba el destino con susaco a cuadros y su gorrita de golf, dándole laoportunidad a mis desvalidos cuentos, porprimera vez, de tener a alguien que los ausculte,los diagnostique, los medique. Yno cualquiera.Nadie menos que el maestro. Ya lo había dichoLaura Riesco: "Manuel Baquerizo, él mismo,es un acontecimiento irrepetible de las letrasperuanas. Se trata del más acucioso investiga-dor de la literatura peruana, sobre todo andina,capaz de enclavarse en los pliegues másprofundos de la cultura de nuestro país. Nuncaperdió, sin embargo, la visión del entorno

latinoamericano y mundial". Cuánta razóntenía. Pero ese no era el momento para pedirleque viera mis cuentos. Era el momento debrindar, conversar a flor de agua sobre lamuestra pictórica que había reunido al mismogrupo de siempre, ofrecerle un espacio -en eldiario en el que yo trabajaba para asegurarnuevos encuentros y, en uno de ellos, filtrarlede contrabando mis relatos.

La táctica de ofrecerle una columna en eldiario dio un excelente resultado: ManuelBaquerizo se convirtió en un asiduo colabora-dor de la página cultural y pronto empezó avisitar la redacción. Todavía no estrechábamosla amistad, pues yo seguía esquivo, pero no poraltanería como todos creían sino por cortedad,y seguía bajando los ojos cuando él conversabaconmigo, o seguía sintiéndome un sabelonadacuando lo escuchaba hablar de cualquier tema.

El diario donde me deslomaba, Primicia,quedaba en plena Calle Real, en una casona enla que, se decía, había nacido el gran poeta delos polirritmos: Juan Parra del Riego. Laredacción quedaba en el segundo piso, pero noteníamos recepción, así que recibíamos anuestros invitados en el patio. Una noche,Manuel Baquerizo llegó abrazado de la últimanovela de Mario Vargas Llosa, una sobre unseñor que anotaba en un cuaderno sus fantasíaseróticas. Admiraba —admiro—tanto a VargasLlosa que siempre estaba —-estoy— a la cazade anécdotas sobre él. Imaginé que Baquerizo,con lo distinguido que era en el mundointelectual, podía haber alternado con elnovelista.

—¿Usted conoce a Vargas Llosa? —lepregunté.

El maestro afirmó con la cabeza. Pese aque mi tarea de editor había quedado inconclu-sa, lo invité a sentarse en uno de los sillonesverdes colocados en el patio, debajo de laarquería, y me senté a escucharlo. Me contóque en una ocasión los .críticos AbelardoOquendo y Carlos Aranibar, integrantes de uncírculo de escritores en ciernes de la universi-dad de San Marcos, lo invitaron a una tertuliade amigos. Entre ellos había un muchachodesconocido del círculo, alto, espigado, que ibaporprimera vez a la reunión. Le invitaron a leerun cuento y él lo hizo, interrumpiéndose cadatanto, balbuciendo, sobreponiéndose a supropio nerviosismo. "Todos lo escuchábamoscon atención. Se trataba de un cuento sobre unaextraña mujer que contaba su vida en los cafésy bares de Lima", recordaba Baquerizo. Lareunión, lamentablemente, fue desalentadorapara el muchacho; al finalizar, todos lomiraron, guardaron silencio, y cuandoreanudaron la conversación empezaron a •hablar de otras cosas, evadiendo desdeñosa-

mente su cuento: "Era Vargas Llosa, oiga usted, yera todavía estudiante. No sabe la pena que mecausó que nadie le hiciera caso".

Sinceramente, me fascinó la anécdota, comome fascinó el modo de narrar, de pegar ta hebra deBaquerizo, a quien a partir de entonces empecé aver con muchísimo más respeto. Me enteré queacababa de cesar en la Universidad Nacional delCentro, en el cargo de vicerrector, y que ahora sededicaba exclusivamente a lo que mejor sabíahacer: potenciar la cultura. Leía desde las seis de lamañana, periódicos, libros y revistas, y por la tardese sentaba a escribir largos y celebrados ensayossobre arte y literatura; es decir, vivía una vida másrica e intensa que la realidad cotidiana, como lodecía él mismo. Nuestra amistad era, todavía,germinal.

Unos meses después, por bocazas, me metí enun embrollo del que no hubiera podido salir sin elsocorro de Baquerizo. Eran épocas difíciles, dedictadura civil, y un buen día llegó a la redacciónun nuevo director para el periódico: RichardMolinares. Se trataba de un treintón enorme, concalvicie prematura, que —decían— llegaba de unperiódico limeño que le servía rastreramente alabsolutismo. Al principio medimos nuestrasmiradas, nos apartamos el uno del otro, sin darnosuna tregua. Luego, por cosas del trabajo, fuimosacercándonos, hasta que terminarnos por allanarnuestras diferencias. Una noticia remeció el paíspor esos días: un grupo de terroristas encapucha-dos secuestró la residencia diplomática del Japón,tomando cautivas a más de treinta personas, entrelas que se contaban magistrados, empresarios ycongresistas. En la abridora del diario se afirmabaque unos terroristas habían tomado "de" rehenes atreinta personas, y yo (metiche y arrogante) lesugerí a Richard que cambiara la preposiciónmaterial "de" por la partícula gramatical "en",puesto que los cánones lingüísticos así lo exigían(en realidad se lo había escuchado decir a MarthaHildebrandt una vez y no me había dado el trabajode ahondar en el tema). Richard me hizo caso, sinsaber que estimulaba el fuego de una trapatiestamagnífica, y al día siguiente el diario, conenormes letras coloradas, informaba que unos"terroristas habían tomado 'en rehén1 a treintapersonas en la residencia del embajador japonés".Desde muy temprano empezaron a llegar lasllamadas telefónicas, algunas mordaces y otrasfuribundas, pero todas enfiladas contra el titular:"No sean, pues, ignorantes, nos dijo el dueño delperiódico, enojadísimo, tirando un ejemplar sobrela mesa de redacción. ¿Desde cuándo se toma 'enrehenes' a la gente?". Hasta media mañana me tocóa mí torear los insultos y las imprecaciones, pero aesa hora llegó Richard y, con cara de yo no fui, leendosé el problema para que lo enfrentara en sucondición de conductor del medio. Nadie tuvocompasión con él, nadie le dio el beneficio de laduda, nadie siquiera le palmeó la espalda, así esque a las tres de la tarde se plantó delante de mí paraespetarme: "Tú me metiste en esto y ahora mesacas". Pasaba que ni él ni yo teníamos argumentossólidos para defender nuestra posición lingüística

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Ltibll I I IUÍ I IU

. huérfanos e indoctos, estábamos a merced de la:aledicencia de la sociedad que nada perdona,"on su sonrisa marcial, con su saco a cuadros y su.orrita de golf, recordé entonces la sabiduría de.lanuel Baquerizo. Busqué su número de teléfonon la guía de abonados y me contestó una voz¿menina, informándome que el maestro no estaba-. Huancayo, que había viajado a Lima. El cíelo seAplomó sobre mí. Cuentan mis compañeros derubajo que me veía desesperado, que recorría larancia a pasos agigantados, que tenía la marca de

mierlc en la cara. Debía ser cierto porque meentia perdido, sin un pérfido libro donde hacer la(.insulta, con todas las salidas tapiadas. Pero existeuu fuerza interna —lo confirmo— que delimita laupervivencia del hombre. Esa fuerza me condujo

pensar sobre frío: Baquerizo me contaba queu'inpre que iba a Lima pasaba gran parte de la,'Je en la iibrería El Virrey. Pregunté por el«mero telefónico de la librería y llamé. Mej-spondió una contestadora automática, toda una.ovedad para la época, que me enlazó luego conna rcccpcionista.

—Buenas tardes, disculpe, llamo deJuancayo —empecé.

—Sí, ¿en qué puedo ayudarlo? ¿Desea unDiálogo?

—No, muchas gracias —-dije—. En realidadlamo porque quisiera saber si el doctor Manuelbquerizo está en la librería.

—Manuel Baquerizo —repitió ia recepcio-i>ta—. No, aquí no trabaja.

—Ya sé que no trabaja con ustedes —repli-|uo—. Es un cliente y siempre se pasa horas en lafcrería.

—No, pues, no conocemos a nadie con eseKibre.

—Entonces hágame un favor, señorita- imploré—. Mire si en las mesas hay un señoron saco a cuadros y una gorrita de cuero.

La respuesta de ¡a recepcionista, casinmediata, me restituyó una brizna de esperanza:>:. allá al fondo hay un señor con esas característi-¿T-". Le pedí que por favor me comunicara con él yfia. raro modelo entre las de su especie, accedió,-agino, levantándose de hombros. Segundos másirde la voz de Manuel Baquerizo, enérgica ytricota, sonaba en el auricular.

—Aló, ¿con quién hablo?—Soy Bossip, doctor, buenas tardes.—Ah, don Sandro, qué sorpresa.—Sí, disculpe que lo importune, pero se trata

le un asunto de vida o muerte.En seguida le puse al comente de lo ocurrido

, al final, con una súplica, le solicité asistencia.No se preocupe, don Sandro, me dijo. Estamos eni '.ugar ideal. Déjeme revisar unos libros y lobmo en una hora". Manuel Baquerizo era untmbre cumplidor, escrupuloso con los tiempos, yse día lo constaté: una hora después sonó elí.efono y ahí estaba de nuevo su voz intensa: "Sí,

• Sandro, tiene usted toda la razón. El-jionario de Seco y el manual de Lázaro

r^rreter están de acuerdo con su planteamiento.>? que pasa es que 'rehén' es sinónimo de 'prenda'

y hay que trabajar con todas sus preposiciones.O sea, decir 'quedaron en rehén1 equivale adecir 'quedaron en prenda'. Esa es la razón". Deinmediato le alcancé a Richard los esclareci-mientos correspondientes y al día siguientesacamos una nota aclaratoria con las explica-ciones de Baquerizo. Nadie ya dijo esta boca esmía.

A las pocas semanas conocí a EleodoroVargas Vicuña, a quien entrevisté con granilusión, porque accedió a darme una audiencia,pese a que hacía muchísimos años que senegaba a conversar con la prensa. Me precio dehaber sido el último periodista en haberlehecho una larguísima entrevista, que luego

publiqué en mi' periódico ydupliqué

en algunos medios de Lima. En cuanto sedivulgó, Manuel Baquerizo me llamó a laredacción y, por primera vez, me invitó a unacopa. Fuimos a una panadería del centro,aledaña a la catedral, donde el maestro eraquerido y respetado, y donde —según medijo— se preparaba el mejor "caliente" deHuancayo. Supe entonces que Baquerizo eraun buen bebedor, culto y refinado, y que el ronCaldas era su favorito. Esa noche me felicitó,me dijo que había hecho una excelenteentrevista, y que había logrado con VargasVicuña ¡o que nadie había conseguido hastaentonces: que confesara su nacimiento enAcobamba, Tarma, en contraposición a

Arequipa, de donde se reclamaba

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por pecaminoso orgullo. Bebimos tres rondasdel delicioso trago sin apartar de nuestra mesalas técnicas y los recursos literarios másefectivos. Ese encuentro me brindó los arrestosnecesarios para, a la semana siguiente,presentarme en su casa sin previo aviso:habiéndome llenado de valor, llegaba a ella conuna carpeta bajo el brazo, continente de cincocuentos, corregidos y recorregidos para ver sipasaban su prueba de fuego. Se los entregué almaestro con el pedido de que los revisara. Él le

dio una mirada a los papeles,

luego cerró la carpeta, y afirmó: "perfecto, dijo,los veo y le llamo". Fueron las semanas másangustiosas de mi vida. Mientras esperaba lallamada del maestro, un sudor helado recomami cuerpo, como ramalazos, y me decía que siBaquerizo les cortaba la cabeza, habríafracasado en mi intento de ser escritor, y doceaños de trabajo se habrían ido por el excusado.A los pocos días me llamó, pero no paraalcanzarme una crítica, sino para pedirmeautorización para corregir los cuentos. "Hagacon ellos lo que crea conveniente, doctor, alfinal están preparados para todo", le respondí.Quince días después recibí de nuevo sullamada, citándome en su casa, a donde acudí

puntualmente. Hablamos variashoras, de otras cosas que nada teníanque ver con mis cuentos, mientras yome consumía en ansiedad, hasta queya cerca de las diez de la noche sacó lacarpeta y me la entregó mientras me

t decía: "He leído todos sus cuentos, don> Sandro, y todos me han gustado. Pero• hay dos que realmente me han impacta-

do: el de la enfermera y el de la pianista.1 Son realmente excepcionales". Pero• había un grave problema —me dijo—

que no permitía que mis cuentosalcanzaran su esplendor: la prosa.Entonces eché una mirada a los papeles yme escalofrié con la cantidad de palabrastachadas, de' frases sustituidas, decalificativos eliminados, de preposicio-nes agregadas. Realmente, poco quedabade lo que yo alguna vez había escrito, yentre los jeroglíficos y las tachaduras solo

de vez en cuando reconooía una o dos palabras quehabían quedado en pie. "Tiene que evitar elcircunloquio", me dijo. Llegué a casa con losánimos por los suelos, pensando que mi carreraliteraria tocaba a su fin. La desesperanza hizo presade mí durante unos días, pero al cabo de ellosestaba de nuevo sobre el caballo, repasando lascorrecciones de Baquerizo, escrutándolas,estudiándolas, colonizándolas con lápiz y papel,remitiéndome al diccionario. Semanas después, detanto haber reescrito los cuentos con las correccio-nes, y de tanto haber estudiado el uso de losinfinitivos y los gerundios, estaba realmentemaniatizado. Hice varias versiones más de loscuentos y, para probarme una vez más, los metí enun sobre y los envié al concurso de cuentos de unaempresa petrolera.

Entretanto, seguí cultivando mi amistad conBaquerizo. Nos reuníamos semanalmente en sucasa (recuerdo con agrado ese patio solariegodonde arrimaba cómodos sillones para conversaren la intemperie y, además, el olor delicioso de lasmaderas barnizadas de su sala en el segundo piso)o, a lo mejor, en un café. Y conversábamos. Lamayoría de las veces él hablaba (monologaba) y yome embebía en su verbo, en sus vivencias, en sumundo pasado. Pero a veces yo inquiría y élrespondía. Así me enteré de muchísimos pasajes desu vida: que había empezado trabajando en launiversidad San Cristóbal de Huamanga, quehabía tenido una fuerte polémica filosófica conAbimael Guzmán Reynoso, que una vez habíabebido más de lo necesario con Ciro Alegría yhabían terminado en un rinconete de baja monta,que a veces firmaba sus escritos como J. Barquero,que había dirigido varios suplementos culturales(del que más orgulloso se sentía era de Proceso),que había sido gran amigo de José María Arguedas.¿Por qué el maestro, con ese verbo y esa nombra-día, se había quedado a vivir en Huancayo? Un díase lo pregunté y me respondió que vivir enprovincia le permitía seguir las incidenciasliterarias del mundo, del país y del interior almismo tiempo. Amaba, realmente, a su tierra, a laque llamaba "su barro". En verdad, había leídotodos los libros, todos, los clásicos, los contempo-ráneos y a veces pensaba que aún los que estabanpor escribirse. En otra ocasión le pregunté por subiblioteca y me llevó a conocerla. El momento enque ingresé en ella parece haberlo descrito CarlosRuiz Zafón en su novela sobre libros malditos: "Unlaberinto de corredores y estanterías repletas delibros ascendía desde la base hasta la cúspide,dibujando una colmena tramada de túneles,escalinatas, plataformas y puentes que dejabanadivinar una gigantesca biblioteca de geometríaimposible".

Al rayar el fin del milenio, a un grupo deamigos se nos ocurrió fundar un semanario deinterés público llamado Página 20. Al principiofue una publicación más, llena de material derelleno, hasta que mi entrañable amiga FlorJáuregui y yo tomamos el control y, con la veniade Enrique Melgar, el financista, decidimosconvertir el medio en una plataforma deresistencia política. Recuerdo mucho a gente

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tes t imon io

valiosísima como Mario Castillo, Toño Bráñez,Paúl Cárdenas y Hernando Torres que no tuvieronempacho en arriesgar hasta la vida por cumplir conlas difíciles comisiones que les encargábamos.Este nuevo espacio también contó con la pluma deManuel Baquerizo, quien, además, corregíanuestros textos (en una ocasión Mario Castillo sepresentó en la redacción, muy deprimido, diciendoque el doctor había "despedazado" su texto). Fue laépoca en que la Academia Peruana de la Lengua loincorporó corno Miembro Correspondiente ynosotros, claro, le dimos una portada. Se alegrómucho y nos dijo que había sido una noticiainesperada: "Lo cierto es que yo no me dedico altrabajo intelectual en forma sistemática y orgánica.Escribo sobre un tema, solamente cuando meagrada y cuando siento placer o satisfacción enhacerlo". Fue la época también en que entró ennuestra vida Jair Pérez, un leído estudiante deliteratura de San Marcos que tenía una bonitataberna, donde empezarnos a reunimos los viernespor la noche para dar recitales y conversar yemborracharnos sin disimulo. Gracias a Baquerizo(sobre todo durante el congreso de literatura queorganizó con Nicolás Matayoshi por aquellaépoca) conocí a mucha gente. Mis amistadeslegadas por él se cuentan por montones, .peropuedo recordar a Miguel Gutiérrez, a OswaldoReynoso, a Virginia Yilchez. a Zein Zorrilla, aSamuel Cárdich, a Washington Delgado, a MaríaTeresa Zúñiga. Con muchos de ellos me encontra-ría años después en Europa, o en México, o enArgentina, en las diferentes ferias de libros a lasque asistiría, pero entonces yo era apenas un pobreperiodista iluso que vivía casi del aire. Otro amigomuy cercano presentado por Baquerizo es JorgeJaime Valdez.

La aventura de Página 20 terminó dramática-mente, con dos de nosotros encarcelados yperseguidos por la dictadura, llenos de deudas,pero con la satisfacción de haber puesto el pecho ensu oportunidad. Los chicos que aprendieron connosotros, poco después, publicaron un valienteperiódico universitario con el molde de nuestrodesaparecido semanario.

Por entonces tenía una enamorada con la quenos veíamos a hurtadillas, en un departamento desoltero que había habilitado para fines bélicos, yuna tarde en que estaba con ella, retozando aoscuras, sonó el teléfono. Reconocí de inmediatola voz de Baquerizo. Ahí estaba otra vez, hablándo-me con gran entusiasmo, casi con frenesí: "DonSandro, me acaba de llamar González Vigil, dePetroperú, y me dice que tres de sus cuentos hanquedado finalistas en el concurso de este año".Desde luego, quedé pasmado, entrelazados misdedos con los de la enamorada fugaz, perdido enlas tinieblas azules de la habitación. "Aló, donSandro, ¿está ahí?". Claro que estaba ahí, escu-chando la voz llena de ímpetus del maestro, suexaltación. Me vestí de inmediato y fui en subúsqueda. Me llevó a la presentación de un libro yse encargó de que dieran la buena nueva por elmicrófono. Tiempo después me enteré queBaquerizo había comprado un buen lote de loslibros donde se publicó uno de los cuentos

finalistas, el más breve, y que lo obsequiaba amis espaldas a todos sus amigos, diciéndolesque en Huancayo había también buenaliteratura.

A los pocos meses de cerrarse el semana-rio político, el doctor me llamó para proponer-me la dirección de otro medio de comunicaciónescrito, "independiente y culto", según me dijo.Después de algunas tratativas, concordamoscon Ricardo Soto, el propulsor, que yo me haríacargo de la plana periodística del nuevosemanario y que Manuel Baquerizo dirigiría unsuplemento cultural mensual. Varias fueron lasreuniones para determinar los nombres:finalmente el medio se llamó Nuevo siglo y elsuplemento Ciudad letrada. Trabajamos tresmeses, denodadamente, pero la situaciónpolítica era atroz y, pese a habernos hecho elfirme propósito de no tocar temas gubernati-vos, el medio empezó a virar hacia ellos, hastaconvertirse, otra vez, en una trinchera decombate a la dictadura. La organización quenos subvencionaba trabajaba independiente-mente, pero temía represalias del gobierno, asíes que un buen día nos sentamos a conversaramigablemente y decidimos ponerle fin almedio. "Lo único que les pido, les dije, es quematemos a la madre, pero no al cordero".Entendieron mi demanda y fue así comoCiudad letrada se independizó y se posicionóen las esferas literarias del país. "Me sientocomplacido de tener en mis manos estemensuario nutrido y acorde con los tiempos. Eshalagüeño saber que las ediciones se terminany las tiradas crecen mes a mes, pues hemosempezado a llegar a Lima, Puno, Huánuco,Iquitos y otros lugares distantes", diríaBaquerizo tiempo después en una largaentrevista periodística.

Fueron los últimos meses de vida delmaestro. Salieron veinte números de Ciudadletrada y yo colaboré muchísimo con ella. Enuna ocasión, incluso, representé a Baquerizo enel Club Huancayo de Lima para presentar larevista a un gremio de abogados huancaínos. Yes que el maestro, sin que nos diéramos cuenta,había caído enfermo.

Era la época en que yo, con todo loaprendido, escribía una novelita de amorambientada durante el terremoto de 1746, yhabía entrado a trabajar en la universidad.queBaquerizo —cosas del destino— habíaabandonado hacía poco.

Un día me enteré que el maestro estabainternado en el hospital de la seguridad social.Fui a verlo y le llevé un libro. Me dijo que elmal había empezado con un zumbido en el oídoy que ahora, después de varias pruebas, nopodían diagnosticarlo, así que debía trasladarsea Lima. En efecto, en el mes de noviembre de2001, se lo llevaron al hospital GuillermoAlmenara. Me llamó varias veces. Me contaba

que tenía dolores insoportables en los múscu-los, que había bajado de peso, que los médicoscontinuaban buscando la enfermedad. Y merecomendaba que no descuidara la edición deCiudad letrada. Un día me enteré que.finalmente, habían dado con el mal y que setrataba de una miopatía. Entonces fui a unatienda de ropa y le compré una camisa defranela, roja y a cuadros como a él le gustaban,y viajé con ella a Lima para saludarlo. Loencontré postrado, marchito, pero aúnrebosante de la vitalidad que nunca le abando-nó. Conversamos interminables horas.

Entretanto, a escondidas de todos, envié lanovelita a un concurso literario patrocinado porel Banco Central de Reserva, pensando que sino ganaba, nadie se enteraría que habíaparticipado.

Baquerizo murió en febrero. Ese día mellamó Carolina Ocampo para echarme elmundo encima y recuerdo que, ebrio de furia ydesaliento, recorrí las casas de los amigos máscercanos informándoles de lo acontecido. Lasexequias fueron fastuosas: el alcalde deHuancayo, Dimas Aliaga Castro, le hizo unhomenaje y cubrió su ataúd con la bandera de laciudad. En el cementerio la familia me hizo elhonor de ser uno de los oradores sombríos delcortejo. Mientras sellaban el nicho y alguiencantaba ese huaynito que tanto le gustaba almaestro "... Ay, la vida se me está yendo comose fue mi suerte..." sentí que el dolor de lagarganta, como una represa fracturada, sederramaba en lágrimas arrasadoras. Al voltear,Jair Pérez también lloraba, y más allá AnaEspejo, y más allá Giovanna Almonacid, y másallá Sergio Castillo, y más allá Abel Montes deOca. Llegaron cartas de pésame de todas partesdel mundo y con Nicolás Matayoshi decidimospublicar un número de homenaje de Ciudadletrada con las decenas de epigramas yobituarios arribados.

Un mes después, me llamó el propio LuisJaime Cisneros para felicitarme por haberobtenido el premio del Banco Central deReserva. Mi novelita, escrita a la loca en unadifícil situación económica, vencía. Después lahistoria es conocida: me entrevistaron en todoslos periódicos y en la televisión, me dieron uncheque nada despreciable, publicaron mi libro,se multiplicaron las ediciones, me invitaron aviajar por varias partes del mundo, pero nuncatuve el premio que realmente apetecía: queManuel Baquerizo Baldeen, mi maestro, leyerala novela fraguada con sus propias manos. Y,claro, que usara la camisa roja que se quedó sinabrir %

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LOS DOOJMEKj:DE LOS

"\ alie del Vilcanota, año 2007: los niñosde una escuelita fiscal de la cuenca de

Pitumarca salen al recreo. Con sus cuerpecitosdelgados y sus caritas de mejillas sonrosadas,curtidas por el fuerte Sol de las alturas de lasierra peruana, lucen frágiles, casi etéreos,cuando se sientan en círculo y desatan losnudos de sus ataditos para compartir lamerienda.

La escena proyectada sobre la pantallagolpea implacable en el corazón cuando serepara en su significado. Compartir la loncherano es usual entre los occidentalizados niños delmundo globalizado de hoy. Sin embargo, enLos Andes, en los lugares donde habitan losruna, compartir es un hecho natural, porque serruna o persona significa precisamente ser unoy ser parte del todo: de la familia, de lacomunidad, de la naturaleza, de una manerasencilla, inocente y gentil.

Nunca mejor expuesto el holismo andinoque en imágenes como esa que capturan,conmueven y deslumhran cuando a través deellas nos descubrimos parte de ese todo casiolvidado que aun habita en las cumbres andinasy en los llanos amazónicos y, a Dios gracias, ennuestros genes.

Los rostros y voces que hablan a nuestraconciencia y a nuestra memoria no son de otro

mundo, pertenecen al nuestro, son parte de larealidad peruana, y no piden nada, ofrecen.Ofrecen esperanza, nos donan la vitalidad, losvalores, la alegría, la pureza de los campesinosque son sus dueños, en imágenes guardadas enarchivos de video digital que han sido grabadaspor ellos mismos para que el fulgor de sus ojosy de su palabra se conserve para el mañana.

Los documentales de los runa se hancriado naturalmente. Son videos silvestres,sacha videos. Han surgido de una maneraespontánea de esa suerte de fraternidaduniversal de la inteligencia al servicio de lavida, por la confluencia de varios factores: losesfuerzos poco comprendidos de la organiza-ción no gubernamental Pratec y de otrasorganizaciones afines por lograr la afirmacióncultural de los pueblos andinos, el trabajocomprometido de la joven cineasta peruanoalemana Maja Tillmann en la coordinación, elapoyo de ía organización suiza Tradicionespara el Mañana y, sobre todo, la generosidad delas comunidades andino amazónicas deAyacucho, Huancavelica, Cuzco, Cajamarca,San Martin y Apurímac que han decididocompartir sus vivencias, experiencias yconocimientos para bien de la humanidad.

En un contexto de abierto desprecio porlos valores andinos, de intentos manifiestos de

Diana

desarticulación de la comunidad campesina, derechazo al colectivismo, tenido por algunoscomo un elemento de retraso para el crecimien-to económico; los sacha videos de Pratec leestán diciendo al mundo que el verdaderodesarrollo no se asienta en el egoísmo indivi-dualista que el neoliberalismo propicia,-sino enla solidaridad y en la comunidad con lanaturaleza y con el hombre como parte de ella.

Quienes hemos tenido la suerte de vercon el corazón conmovido como van "ovillan-do la vida" las autoridades campesinas(Puchka Kururay*), como nuestros hombresdel campo logran "hacer florecer la vidadu lce" (Ñaupa Sumaq KausakuyHuaytarichiy), como se expresa la Ley de laTierra en Los Andes (Sallqa Mama), y algunosotros hermosos sacha videos, sabemos que losruna, su cultura, sus valores y sus tradiciones,que son los nuestros, no están en los márgenesde la aldea global, sino en el centro delauténtico conocimiento: el que reposa en elhumanismo y se arraiga en el cariño y respetoa la madre Tierra .

N. A. Los sacha videos de Pratec pueden conseguirse a través de lapágina web: http://www.pratec.org.pe/videos.htm, o verse en lavideoteca del ICPNA RC. Jr. Ayacucho 169, Huancayo, previacoordinación.

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PR

Liderando en el mercadoAudiovisual v Producción Publicitaria

Después de 8 años, podemos decirque el camino ha sido duro, pero nosqueda la satisfacción, ese saborcito

en la boca, de haber hecho algo muyimportante: abrir camino, crear una nuevaforma de trabajar los medios audiovisuales,pues fuimos los primeros en poner alservicio de Huancayo el primer sistema deedición digital, que permitió dar un saltoimportante en cuanto a calidad audiovisual se refiere; y no solo eso,también sirvió como referente para todos los que ahora se dedicana la producción audiovisual en nuestra ciudad.

Recuerdo bien que cuando empezamos no había conciencia sobreel servicio que ofrecíamos, pues los canales de televisión, radios ygráficas, se encargaban de menospreciar nuestro trabajo,''regalando" como un plus adicional -aun hoy algunos siguenhaciéndolo- o como parte de su oferta publicitaria, la elaboracióndel contenido de los anuncios publicitarios, no siendo función deellos esta actividad.

Nuestras únicas armas en ese momento, nuestra juventud, nuestravocación y sobre todo esas ganas de querer cambiar ese cliché quedice que "solo en Lima se hacen trabajos profesionales y decalidad". Creo que un papel importante, en ese momento, jugó latecnología, que era nuestra aliada, puesto que nos permitió ofrecera Huancayo un nuevo concepto de producción, una alternativafrente a lo que muchos estaban acostumbrados o resignados arecibir.

Hoy, al cumplir 8 años, podemos decir que valió la pena apostar porHuancayo, porque nuestros sueños se van consolidando, y que nonos equivocamos al elegir el mejor camino para desarrollar nuestravocación, y por eso reafirmamos esas ganas y deseo de seguirinnovando y cambiando nuestros paradigmas para seguirofreciéndoles los servicios más completos, la mejor tecnología ysobre todo lo mejor de nosotros.

Producción Audiovisual: Grabación de eventos.

Videos Corporativos.Videos Institucionales.Publirreportajes.Dotíumentales turísticos.Animación 2D y 3D.

Presentaciones.Conciertos.Conferencias.Circuitos Cerrados de TV.DVD Multimedia, multicop

oducción Publicitaria:

Creatividad,Producción y Realización de spots para TV y Radio.

AVI, en estos 8 años que lleva en el mercado y gracias a su espinnovador, su pasión por el trabajo que realizan, su creatividad y calien sus servicios, se perfila como una de las productoras más importai

de la región.

AVI conforma su equipo por profesionales en Ciencias de la Comunicación, cuno con una especialización en su área de acción. Esto les permite desarnlos trabajos profesionalmente y sobre todo en equipo, ya que es la base paraproducción de calidad.

La implementación tecnológica va de la mano con el crecimiento personacada profesional, pues esto ayuda a lograr los objetivos y metas de cada trala realizar.

Los equipos de última generación como cámaras DVCAM de 3CCD y I-3CMOS, editoras digitales MATROX RTX2 y CANOPUS para edición HD, ILprofesionales, accesorios profesionales como steadycam, swichers, DTE'sset de producción audiovisual exclusivo para efectos visuales con loscuentan, hacen que sus trabajos tengan el nivel profesional que los cliebuscan.

Este año, AVI pasa a ser la primera empresa que cuenta con el sistemeproducción HD (High Definition) que se perfila como el nuevo estándar en loa televisión de alta definición (HDTV) se refiere, un sistema completo de cáras, editoras y reproductoras (Blue Ray), que ofrecen una calidad compai

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KA, KUEVAALTERUATIV A DE TURISlUC CE AVENTURA

REGIÓN JUNINI espejo de agua más alto del mundo,ando uno visita esta maravilla, tiene laisación de estar cerca, muy cerca de lasíes, rodeado de aves exóticas como elblemático Zambullidor de Junín. Todoo y mucho más es el lago Junín oinchaycocha, el atractivo turístico que seisagró como primera maravilla turística deegión Junín.Ibicado a 4 mil 115 metros sobre el nivelmar, en la provincia de Junín, el lago másenso del país, después del Titicaca, sestituye en un punto de encuentro entre lasiones de Junín y Pasco (Perú).e Lima a Junín hay una distanciamedio de 300 kilómetros de vía asfaltada;de Huancayo, lo-aguarda tres horas dee en auto (180 kilómetros). Desde lajad de Junín queda todavía un breveorrido para llegar al lago Chinchaycocha yler disfrutar, al fin, de sus riquezasurales: pantanos, totorales e islotes quesrgan a miles de esoecies de avesáticas, ranas, cuyes silvestres, zorros yachas que se adaptaron al clima gélidola puna. La temperatura del agua siafrendes variaciones diurnas y también según

la profundidad. La temperatura promedio esde 12° C; la superficial llega a 25° C.

Esta zona reúne los factores apropiadospara el cultivo de la maca. La suma de estariqueza en flora y fauna ha dado lugar a queel gobierno peruano lo declare comoReserva Nacional.

En estas mismas extensiones de territorio,en la Pampa de Junín, el Libertador SimónBolívar logró una importante victoria sobrelas tropas españolas en su lucha por laindependencia sudamericana. Durante laépoca colonial, esta ciudad se llamaba, aligual que Lima, Los Reyes. Tal fue el primernombre español que se dio al- lago.

La fauna del lago es muy variada. Entre losmamíferos destacan el cuy silvestre que viveentre los densos totorales y el gato andino uosjolío. Entre las aves más comunestenemos la Huachua o Huallata y el Yanavicode color negro y pico curvo. Cuando unorecorre el borde def lago podrá advertirvariasespecies de patos: las pollas de agua ygallaretas, y la parihuana común o flamenco.Y cómo no, el zambullidor de Junín, esa aveen vías de extinción que merece una serie deiniciativas para su conservación.

" El Chinchaycocha sconstituye en un

muy buena alternativpara el turismo. Sielección como primermaravilla turística de Iregión Junín noenorgu l lece. Noayuda a promocionarnuestra provincicomo destino para qulos turistas conozcarnuestros ingentesrecursos en flora jfauna. Pero estf

P*rcycha9ua Huaranga reconocimiento e¡Alcalde provincial de Junín , .,

también un llamado ;nuestra comunidad en general para sumar esfuerzos \r este importante recurso natural. Las instan-

cias del gobierno y el sector empresarial minero tambiénestán llamados a adoptar iniciativas para la descontami-nación del lago".

* información / fotos de la Municipalidad Provincial de Junín en www.munijunin.gob.pe

Fecha límite para la entrega de trabajos:31 de julio del 2008 a las 12 m.

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Municipalidad DistritalGestión 2007 -2010

En esta ocasión especial, es grato hacer llegar los saludos y reconocimiento, enrepresentación del Cuerpo Edil, funcionarios, trabajadores y noble pueblo chilquense, al da

a su labor periodística en el lanzamiento de su primera edición de la revista CrónikaPermítame hacer extensivo el saludo afectuoso a todos los miembros que integran este pro

ING, HÉCTOR CASTROALCALDE

LD WEB STUDIOS S.R.L Asesores de empresasDiseño Profesional de Sitios Web

Alojamiento Web

Registro de Dominios

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S t u d i cUSA / EUROPA

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A www. [email protected] Móvil. 64-964992286 64-964465074 Telf. 6

GESTIÓN CON RESULTADOSEl presupuesto de inversión de El Tambo es de seis millones de soles anuales.En años anteriores, los alcaldes se conformaban con este único monto.Por gestión, logramos 9 millones adicionales el 2007.

Y en lo que va del 2008 hemos logrado 3 millones de soles adicionales, paraobras de agua y desagüe, asfaltado de calles y construcción de escuelas.

3 millones de solesCifras históricas...!

Lie. Ángel Unchupaico Cancl•

ConstruyendoPerú

ZONAL JUNÍNConstruyendo Perú Ministerio de Trabajo y

Promoción del Empleo

INTERVENCIÓN OFICINA ZONAL JUNIN3 Generación de más de 30,000 empleos temporales mediante la ejecución de 654 proyectos.3 Intervención en más de 63 distritos de la Región Junin.3 Acceso al trabajo sin discriminación a mujeres con carga familiar. Actualmente hay mayor participación de

mujeres en la ejecución de nuestras obras.d Inclusión en las obras de jóvenes, discapacitados y personas mayores de 60 años.i Acceso directo a trabajo a las personas en estado pobreza y extrema pobreza.3 Capacitación a nuestros participantes en diversas especialidades a fin de posibilitar con éxito su inserción al

mercado laboral.

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UNIVERSIDAD NACIONALDEL CENTRO DEL PERÚ

AFILIADA A LA RED PERUANA DE UNIVERSIDADES

HE ADMISIÓN 2008 • II

10 DE AGOST.

COMISIÓNE ADMISIÓN>007 - 2009