cuaderno_8.pdf

76
 l virr in - : UNAM F CULT D DE RQUITECTUR DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO

description

arquitectura

Transcript of cuaderno_8.pdf

Page 1: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 1/76

l

virr in

-

:

UNAM

F CULT D DE RQUITECTUR

DIVISION

DE

ESTUDIOS DE POSGRADO

Page 2: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 2/76

h\Cll l TAD DE

ARQ UITECTURA

lJNAM

t-

:

ditor

: Juan B. Artlga

C o n ~ e j o editorial:

Ernl''ln Vclasco León

Clu ra Bargellini

Chanfón Olmos

R t:anJo

Arancón Úarcía

F l i ~ a

García Barragán

Ciutllcrmu T

ovar de

Teresa

Juan Antonao Siller

Redacción

diseño

gráfico:

Juan

B

Artigas

Impre

sión: Cía Litográfica Rendón, S.A . Ignacio

Allende No. 244. Col. Argentina. C. P. 11270 Mé

xico.

D.F.

Tiraje:

3000

ejemplare

l>istribución y

Correspondencia:

rn

la Dtrccción

de Fa

cultad

de

Arquitectura

de

la

l

AM ) al doctor Juan

B

Artaga' Seminario

de

Jl a,tona de la Arquitectura Varrcinal. División

de

r . , t u ú

de Posgrado de

la

Facultad de Arquitectu

ra. UNAM . Edificio de

P o ~ g r a d

Primer Nivel,

junto

a

la

Torre

2

de

Humanidades, Ciudad Uni

vcr\l taraa .

C.P.

04510. México D.F.

Pnrtada:

fi

o,pual

de: Jc:'ú' .

'vf

éxaco

~ l f r

t d o Valencia

~ o l a s

El <'

on'eJo editorial

e

re,erva

el

derecho

de

selec

aón

y autoriza la reprodu

ccaó

n parcia l de artícu

lo\, dchidamente entrecomillados, siempre que se

e

lle la fuente . No se devolverán originales.

Lm

e<.htore'

~ ó l o

responden del anterés científico

de la puhlicacón. el contcmdo

y l a ~

a ustraciones

de

c

ad<t

articulm son rcspon..abahdad

de

sus autores

re,pecuvu

.

.

C u a d e r n o ~ de

Arquttectura Vi

rreanal no persiguen fines lucrauvol.

©

D.:rct:hos reservado .:

Fa

cultad

de

Arquitectura.

UNAM y cada uno de lo . respectivos autores.

cuadernos

de arquitectura

virreina

8 In

dice

Editorial

José Viflagrán García sept. 1901 -junio 1982. Juan

B. Artigas .  . -   .

Lo orif inal en la arquitectura mexicana.

Parte primera: la conquista de originalidad meta del

arq

uitecto conteporáneoo Al-

gunos aspectos de

la

originalidad en la creación arquitectónica o o

Parte

seg

unda: originalidad y estilo.

r

eve resumen

de

las principales doctrinas

que integran

la

teoría actual sobre forma y estilo. Las calidades formales como

método en

la

comprensión de la originalidad en las arquitecturas históricas . .

Pane tercera: calidlldes formales de

as

arquitecJuras precortesianas o • o • o

Pan

e cuarta: calidades formales y su originalidad en

la

arquitectura de

Los

tres

.

1

. .

l

18

(Jj

vzrrezna

es .

 

.

Parte quinta: las calidadesformales en

el

México independiente hasta nuestros dí

as. Conclusiones. José Villagrán García o o •  

El convento agustino de San Andrés Epazoyucan.

Jaime Abundis Canales

Geometría, vida y arquitectura. Expresividad. Estructura, construcción y tectónica.

Juan B Artigas . . .

Simón Preyns

y

Luis de Arciniega autores del sagrario de la iglesia del convento fran

ciscano de la ciudad de Tlaxcala.

Mercedes Meade de Angulo

. .

o • _ o

Dibujos. Alfredo Valencia o • o

Cursos de Seminario 1960) Waldemar Deonna.

2. Colectividad, tradición, individualismo

. _

o _ • _ •

3. Leyes y ritmos en la historia del arte.

Juan

de la Encina _  

Eventos. Teoría de la Arquitectura por José Villagrán García

y

prólogo de Ramón

Vargas Salgado. Juan B.

Artigas o

Palabras de

Enrique Yáñez

en la presentación del libro de Teoría de José Villa

grán

Garc a .   .. .

Eventos. Acuerdo por el que se crea la Comisión Nacional para la preservación del

patrimonio

cult

ural . . _ __ . _ _ _

o

1

2

3

l 1

19

24

27

33

5

57

60

65

70

75

7

77

Pre

se

ntación de

la

Comisión por

Víctor Flores Olea _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

Lista de miembros de la Comisión Nacional para la preservación del Patrimonio Cul

tural

.   . ..   .

79

_,

Page 3: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 3/76

editori l

Hoy nuestros Cuadernos de Arquitectura Virreiruzl rinden homeruzje al

Profesor Emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México desde

1967 Premio Nacional de Artes de 1968 y Premio Nacioruzl de Arquitectura

1981; Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara en 1961

Doctor Honoris Causa de la Universidad de San Carlos de Guatemala en

1969; arquitecto desde el primero de Octubre de 1923 José Villagrán Gar-

cía.

El conjunto

de su

obra teórica y arquitectónica se encuentra resumido

en las publicaciones José Villagrán García imagen y obra escogida. Publi-

cada por la UNAM en 1986 dentro de la colección México y la UNAM/90;

Arq.

osé

Villagrán García

Premio

Nacional de Arquitectura 1981 editado

por

la

Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México

A

C.;

José Villa-

grán;

en

l

colección Documentos para la Historia de la Arquitectura en

México INBA SEP 1986 y recientemente en la Te.oría de la Arquitectura

que comentaremos más adelante.

Publicamos ahora sus cinco conferencias que bajo el título de

Lo Origi-

n l

en la

Arquitectura Mexicanafoeron dictadas en El Colegio Nacioruzl en-

tre el

7

de Octubre y el 4

de

Noviembre de 1966. Es muy probable que

este material haya sido publicado por dicha institución según su costum-

bre; de no ser así

el

trabajo es inédito. De cualquier manera es una obra

poco conocida con título por demás sugerente que inquiere la origiruzlidad

de la arquitectura mexicaruz con base en el análisis arquitectónico de sus

cualidades formales. Esta posición es contraria de aquella otra acostum-

brada

por

los historiadores tradicioruzles de juzgar a dicho arte

por

sus se-

mejanzas con

Los

arquetipos de otras latitudes o extemporáneos. Y esta es

uruz enseñanza que recibimos del maestro no solo para comprender

el

pasa-

do sinó para aplicar en los proyectos arquitectónicos que debemos realizar

en nuestra vida profesioruzl.

En

esta variación de l perspectiva debida al

cambio del punto de vista  radica uruz de las diferencias fundamentales de

la crítica de arquitectura de hace 25 años y la corriente actual que por

lo demás ha sido de sobra conocida por los buenos arquitectos de todos los

tiempos: aruzliza las obras por sí mismas  por lo que ellas mismas deben

ser es decir crear las obras de acuerdo con las necesidades que han de

satisfacer más que de acuerdo con determiruzdos arquetipos formales esta-

blecidos por

la

época y por la costumbre. Es solo en estos casos cuando

la creatividad puede desarrollarse pleruzmente y cuando se llega a

a

vercJa-

dera originalidad.

Agradecemos a la señora Concepción de la Mora viuda de Villagrán su

gentileza por autorizar

la

publicación; y a los arquitectos Gabriel García

del Valle y Javier García Lascurain habemos permitido el acceso a una co-

pia del escrito lo mismo que al arquitecto Ernesto Ve/asco León Director

de la Facultad de Arquitectura de la UNAM que apoyó esta tarea.

Juan

B

Artigas

Octubre de 1989

Page 4: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 4/76

villagrán garcía sept.

1901

junio 1982

Murió hoy don José Villagrán García, el arquitecto y el

que nos recibía

en

su casa para hablarnos de sus tra

preparaba concienzudamente el ciclo de conferen

en El Colegio Nacional según

solicitudes de temas de interés: Estructura Teoréti

el programa arquitectónico ,

Trazos

reguladores

de l

en arquitectura'', quien igual comentaba nuestras

en menesteres de estudiantes con su

en

a

Escuela

nal de Arquitectura, uno de nuestros compañeros le

ob -

con algunos

de arquitectos excepcionales: la res

oo

se

hizo

esperar ' 'joven, tenga usted talento

y

haga

quiera'', le dijo en su reposado hablar

de

bonhomía,

profesor de Teoría de la Arquitectura.

Director de la Escuela Nacional

de

Arquitectura y funda

Seminario de Historia de la Arquitectura, Uevó a

él

investigador, a don Ricardo Gutiérrez Abas

más conocido como Juan de la Encina. Forjaron ambos

, estudiantes entonces, entre los cua-

; Publicado en

Los Universitarios 

No. 200, pag. 31 1982.

les varios descollaron y siguen dístinguiendose en nuestros

medios profesionales.

Recibió relevantes preseas internacionales y nacionales

como educador y como arquitecto de vanguardia que inlcu

yen

e

Premio Nacional de Arquitectura 1981, culminación,

dijo entonces Villagrán, de su labor profesional.

Realizó brillante trayectoria como arquitecto, entre otras

muchas obras, hizo los dos edificios del Instituto Nacional de

Cardiología,

de

manera que el doctor Ignacio Chávez, Uegó

a comentar que los resultados del trabajo de dicho instituto

se

debieron en parte a los magníficos proyectos

del

arquitecto

Villagrán.

Como

estudioso de

la

Teoría

de

la Arquitectura

estructuró la suya propia hasta el punto de ser a quien más

deben estos estudios

en

México, en los últimos tiempos, la

bor que llevó a las aulas durante más de cincuenta años.

En fin, no es aquí el lugar

ni

el momento de pormenorizar

su fecunda creatividad. Baste con hacer acto de presencia y

rendir homenaje al maestro y al hombre que honrara nuestros

eventos culturales con su interés y con su participación como

conferenciante.

curso vivo

de

arte

Juan B. Artigas

Junio 1982.

Page 5: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 5/76

lo origin l

en l rquitectur mexic n

josé

villagrán

g r

parte primera: la conquista de

originalidad meta del

arquitecto contemporáneo.

algunos aspectos de la

originalidad en la creación

arquitectónica.

Un

estudio que se proponga tratar de l Originalidad o

de lo Original en Arquitectura o en cualquiera de las

Artes figurativas y en generaJ de la Artes. tendrá que

apo)arse o de lleno colocarse en el terreno de la Teoría

General del Arte si es que e aborda en sus aspectos de

estructura y de comprensión francamente incluidos en

tre los capitales temas de aquella disciplina. Las teorías

de la forma , del estilo

y

del mismo arte proporcionan

sus fecundas wnquistas a quien como nosotros intente

penetrar por tan sustancioso y prometedor tema, en

el

que de continuo intervendrán además la Estética, la his

toriografía del Arte y las apasionantes teorías de la Cul

tura de la historia.

Por

ello hay material más que

sufictcnte o meJor dicho. desproporcionadamente ex

tenso, para el tiempo de que podemos y conviene dispo

ner a fin de no convertir. la que deseamos producuva

y

hasta amena excursión

por

los aledaños

de

estas vas

tas disciplinas, en d e n ~ o y grave resumen de doctrina

.

Y é ~ s y en rcvbión tupida } pesada

de

obras y de esti

maciones criticas.

Al especialista que frecuenta habitua.l

y

familiarmen

te por aquellos cercados cotos de la Teoría. la serie de

pláticas que hoy iniciamos le resultaría meramente pre

ambular y elemental; más está precisamente consagra

da: no al especialista . sino a arquitectos) a estudiantes

que sin

ser

cspecialbtas, se encuentran relacionados

con ~ q u e l l a s disciplinas teóricas e históricas y sobre to

do. s1cntcn en carne propia el acicate de alcanzar la ori

ginalidad en lo que cada uno produce y crea } además

la inquietud de averiguar hasta adonde puede serse ori-

€> Derechos re,ervullos por herederos del autor.

ginal hoy en nuestra actividad arquitectura y hasta

adonde es, ha sido y puede

ser

original la arquitectura

histórica mexicana. El propósito

de

esta excursión es

motivar lu reflexión en torno a estos atractivos puntos

y a quienes deseen mayor profundidad, estimular el es

tudio especializado de cada tema dentro de las discipli

na i

que los tncluyen como obJetivos propios

Por

la inquietud

que

generan est

os

candentes temas

emprendemos e invitamos a conjunta y modestamente

practicar esta

i n c u r ~ i ó n

panorámica por tópico:, de tan

\asta extensión

s

in ofrecer. lo advenimos antes de pe

netrar

por

sus dominios.

ni

perseguirlo en la totalidad

de su'> a s p e c t o ~ ni penetrar con medtana profundjdad

que fuere. a las múltiples doctrina<; ) teorías en que de

continuo buscarán apoyo nuestras reflexiones

E ~ t a

e:\

cursión . erá fr,mca y decididamente panorámica y como

lo dejamos dicho. im·it úm

por

doble partida.

No es solo inquietud inquisitiva la que nos mueve a

formular una respuesta a las msistentes preguntas de.

<>hasta

adonde llega la onginalidad individual y colecti

·va en arquttectura

)'

hasta adonde la arquitectura mext

cana es subsic.liariamente mimética

de

otras: es algo

más tan atendible e intesante como ellas: la manifiesta

actualidad de ser original que colorea cuanto se hace y

cómo se vive: ese ansia actual de

ser

original en todo

y por encima de todo. En nuestro medio profe >ional ve

mos que el arquitecto intenta a todo trance conqut\tar

tan mágica calificación que lo conduzca a la fama ) .1

sus apetecibles rendimientos económicos

o, por

lo me

nos

y

en contados ca.sos, a la satisfacción de ser figura

de relieve . El arquuecto anda de conunuo tras

nueva

orientaciones

formales)

e ~ t o con ser base de progreso

y

motivo de encomio. e

toma

en perjudicial viciu'o

cuando lo que

>C

busca no e mejorar

o l u c i o n e ~

a

fa\or

de la comunidad: sino egolatricamente sorprender) en

caramarse a un pedestal fictiCIO) transttorio. Es común

que el arquitecto actual se afane persigu1endo meJor

que creaciones propias. formas publicadas en revi,ta'>

poco conocidas

en

-.u medio. para al llevar a la pr.ictica

lo captado. 1mpres10nar al incauto público que lo acla

ma por su evidente originalidad; que según la diabólica

recomendación volteriana 'mentid. mentid, algo que

da

•.

deja sedimento productivo en tamo se evapora.

Page 6: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 6/76

El arquitecto joven, de edad y mejor

de

corazón,

cuando conservan su generosidad y ansia de legítima

gloria. preguntan con insistencia hasta adonde es posi

ble hoy por hoy ser original, cuando los medios de

difu-

sión alcanzan

al

último rincón del planeta. Solo cabe

responder honrada

y

consistentemente

y

sobre todo con

capacidad dinámica y constructiva. Cuando se inculca

al

joven arquitecto la vana idea

de

que solo alcanzar la

originalidad puede

ser

meta del profesional, la ambi

ción de c erJo lleva pronto o más tarde a la desconfianza

de sf mismo, a la desesperación y a la pérdida de toda

norma ética para al fin lanzarlo por el camino de la au

dacia

y

el engaño, que suelen producir pingües ganan

cias pero a costa

de

la misma dignidad. En la mayoría

de casos no falta talento al arquitecto normalmente bien

dotado y bien formado, lo que falla es la orientación:

una visión clara

y

oportuna de lo alcanzable sin poseer

genio extraordinario. Debe anticiparse que las geniali

dades de un Picasso, no se dán en individuos

por

raci

mo

y

que aparte de este tipo extraordinario existen

niveles muy diversos pero excelentes y todos dignísi

mos en el firmamento de la originalidad creativa, como

estaturas

y

rostros normales existen en variedad infmita

y todos aquellos que sean nonnales tienen capacidad

para vivir con dignidad y con variedad.

Es de interés asentar y traer aquí algunos comenta

rios que confirmen el asento de que en el momento his

tórico que estamos viviendo resulta una realidad

inconsecuente pero realidad

al

fin

el ansia

de

originali

dad que se persigue en la creación arquitectónica y en

cuanto producen las artes y la industria. y no solo en

estos campos sino en las modalidades del vivir social,

en los valores vitales. en las costumbres, en la indu

mentaria, en los afeites. ¿No son las melenas y las ves

timentas con visas al romanticismo de hace ás de un

siglo. tema suficiente para meditar en su significación

de fondo; positivos síntomas

de

cansancio por lo que

es,

el

occidente y meo intermezzo en tanto

se

hallan

formas vitales, sociales y artísticas nuevas que satisfa

gan

el

nuevo sentido del vivir? Cansancio y a la

vezan-

sia insatisfecha de innovaciones son quizás las causas

explicables e inexplicables a la vez de esa manía por la

originalidad que hemos caJiftcado

de

inconsecuente,

porque en el campo de las ideologías, lo que se perfila

ahora es

lo

colectivo con tendencias cada vez más acen

tuadas al ecumenismo y por lo contrario en el de la ori

ginalidad está presente el 'ego', el yo individual.

En el opulento medio norteamericano en que se de

senvuelve la arquitectura más copiada del mundo abun

dan muestras de este ansia egocéntrica,

de

originalidad

pero a la vez las más duras críticas de distinguidas per

sonalidades internacionales. Basten unas cuantas citas:

'·Las orquídeas de la prensa nacional y de las publica

ciones especializadas, se reservan a los dadores de for

ma·, a los creadores de nuevos estilos, sencillamente.

porque su producto es noticia·; producto que a menudo

posee originalidad de mera c o r t ~ í a · .

En

nuestro

tiempo en que los medios publicitarios forjan o arrui

nan la reputación

y a

vitalidad de un profesional, nada

extrañe que más de uno prefiera proyectar un edificio

explosivamente disonante respecto a su ambiente- que

si genera noticia acarrea fortuna mejor que con cier

to acopio

de

modestia, integrarlo a su medio circundan

te con la intención de hacerlo cumplir

el

fin a que se le

destina . Otro párrafo ilustrativo dice: Edward

Stone -que casualmente en estas semanas ha dado una

serie de conferencias en México- escribe: 'En este país

-los Estados Unidos de Norte América- todo mundo in

siste en demasía

en

autoidentificarse, en erigirse su

propio cartel de reclamo . La exactitud de esta

observación -agrega Gruen- puede apreciarse objetiva- ·

mente en algunos de esos edificios ostentados

publicitariamente -por las revistas especializadas- como

ejemplares sobresalientes

de la

arquitectura; cuando

con frecuencia, resultan tan solo ser fruto de una cam

paña por conquistar originalidad o afecto

de

vanidad y,

todavía con mayor frecuencia, de intencionada propa

ganda comercial de un cliente.

Un ejemplo ilustrado

de cómo el deseo de publicidad influencía el trabajo del

arquitecto, puede encontrarse al comparar dos aero

puertos proyectados por el mismo arquitecto,

el

desa

parecido y multielogiado Eero Sarinen. Uno es la

terminal

de la

línea TWA

en

ldlewild (hoy Aeropuerto

fntemacional John F. Kennedy), obviamente inspirada

en el deseo de sobresalir frente a sus competidores en

esa Feria Mundial

de

originalidades y

de

modas que

Page 7: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 7/76

es el puerto internacional de Nueva York.El resultado.

fué un 'tour de force' que ofrece alguna emoción pero

muy escaso 'confort' o comodidad al pasajero del aire.

La segunda aeroterminal es

la

Dulles de Washington,

D. C. y como en este caso el edificio es central y está

al servicio de todas las líneas competidoras, el deseo de

publicidad y por tanto de super-originalidad- está au

sente. El producto es una excelente y agradable estruc

tura que ofrece innovaciones en lo tocante a la

conducción del pasajero; disposición que posiblemente

inicie una nueva solución. No mesorprende -sigue di

ciendo Gruen- que este aeropuerto de Washington haya

generado escaso furor y conmoción en nuestros medíos

publicitarios y en la prensa de arquitectura incomprable

con el primero -el de N.Y.

Sin duda, una de las características de nuestro tiem

po es

el

ansia por ser original y su desenfrenada perse

cución aún por encima de la sensatez. El que así sea,

no indica que

en

otros tiempos históricos no haya acon

tecido lo mismo; simplemente ahora es una realidad:

antítesis de la tendencia colectivista actual.

Hasta aquí hemos empleado

el

término originalidad

basada en la idea que habitualmente se sustenta. Precisa

determinarla para penetrar de inmediato en la significa

ción que perseguimos.

La Enciclopedia Espasa á una de las más claras de

finiciones que he podido colectar: ''Dícese de lascuali

dades de maestro, personales, que caracterizan las

obras de un artista. No debe confundirse con

la

extrava

gancia, pues ésta es un vicio y la originalidad una vir

tud y en otro párrafo, aunque ya refiriéndose como se

refiere Ja casi toralidad de su explicación a la originali

dad individual y literaria, agrega algo que será produc

tivo en nuestro propio campode la Arquitectura: ' 'Hay

dos

modos de ser originales: inventando elemento·s nue

vos o combinando los ya conocidos de un modo nuevo,

o sea, según la expresión bíblica 'vertiendo vino en

odres nuevos'. Con ser suficientemente clara, esta de

finición exige de nuestra parte una más amplia connota

ción. Original es todo aquello que pertenece a su origen

y origen es el principio de una cosa, la fuente de que

procede o el ente que le comunicó existencia. En el te

rreno del arte significará que es original lo que pertene-

ce a un determinado creador y se aplica a la obra que

posee características propias inconfundibles o en otras

palabras que es algo nu vo en alguno de los múltiples

aspectos aprehensibles del Arte a que pertenezca. Una

obra que tiene antecedentes en otras pero que no es nin

guna de ellas, que no es copia estricta de ninguna, pose

erá en cierto grado originalidad; pues la obra de como

innovatoria

en

grado superlativo, porque representa

un

nuevo aspecto estilístico, se arraiga en su Cultura, en

su colectividad y por la estructura misma de la cultura

está insumida en el pasado colectivo, en sus estadios in-

mediatos o remotos o en ambos. La calificación que

consecuentemente se otorga a una obra de arte como

original presenta, por las elementales consideraciones

que venimos de hacer, primeramente el referirse obvia

pero inevitablemente a una obra que sea de Arte; esto

es, que tenga validez positjva como tal; en seguida a

que represente innovación frente a las obras que la pre

ceden o le son simultáneas en el tiempo y en una

ubicación tópica de ~ t n s i ó n relativa a la comunica

ción humana que exista en materia del arte

en

que se dá

la obra.

- Se requiere por tanto

y

resumiendo, que la obra sea

auténticamente obra de arte y que ostente en sí innova

ción

en

el arte a que pertenece. Cuando la obra repro

duce simple y exactamente otra, no existirá originali

dad aunque

podrá existir en otros aspectos, por

ejemplo los técnicos. La reproducción de obras pictóri

cas que hacen actualmente t n perfectas la fotografía a

colores y la técnica de impresión que las multiplica, ne-

cesariamente son obras de las artes gráficas y técnicas,

más nó de las figurativas. Lo propio acontece con una

obra pictórica que copia con perfecta exactitud otra

obra; merecerá como copia, como habilidad técnica re

productiva, más no será propiamente una creación con

la originalidad en

el

sentido que le estamos dando y

que, como es fácil comprobar, habitualmente se le con

cede. Más si esto resulta obvio, habría que notar que si

en

toda obra de rte hay creación porque toda creación

exige cierto grado de originalidad, aqueUa a que nos re

ferimos exige también un cierto grado de superlativi

dad, de innovación esplendente, para que se considere

vación esplendente, para que se considere con

Page 8: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 8/76

rompen con lo habitual en su momento y que roturan

o abren un camino realtivamente nuevo; y decimos re

lativamente porque no cabe duda que lo nuevo en nues

tro mundo es

l fin

y l cabo cualificación relativa.

Montesquieu dice Toda obra original genera cinco

o seis cientos de otras obras . La conocida sentencia

salomónica lo ha dejado grabado en el tiempo: Nihil

novum subsole -Nada es nuevo bajo el sol-   onove

doso en nuestro caso tiene que serlo en efecto en una

doble relatividad en razón

aJa

esencia de

a

creación

en nuestro caso arquitectónica y en comparación a lo

que en el momento en que se crea la obra existe y es

conocido por su autor.

Para comprender la originalidad en la creación, se

hace por tanto índispensable atender a las dos funda

mentales condiciones enunciadas: la esencia fáctica del

crear y

a

circunstancia histórica de ser en su momento

innovación. Constituyen estos dos puntos de apoyo sen

dos motivos de estudio con que iniciar nuestra incur

sión: esencia del crear en el arte e innovación en el arte

de

un

tiempo histórico.

La estructura fáctica del hacer arquitectura no es otra

que

l

de todo hacer humano, dentro del que se alínea

uno de los más excelsos: el hacer arte; es genérica en

su construcción medular y específica en lo que sea pro

pio a cada una de las artes. Con frecuencia en nuestros

medios profesionales se olvida la significación fáctica

del hacer arte o se confunde con otras actividades inte

lectivas humanas como hacer ciencia o actuar en el an

churoso campo de la conducta humana. El hacer arte

es un proceso constructivo; significa construir algo en

el

más amplio sentido de la palabra

y

ese algo genérico

es precisamente una forma nueva.

Hacer arte es pues trasformar cambiar de forma una

materia primera dada mediante un proceso propio y sis

tematizado, que es su técnica, para alcanzar la nueva

forma, nueva en relación a

l

inicial, para adaptarla a

una determinada finalidad; finalidad que a la vez es la

causa-motivo de l construcción. Cuando se trata de un

hacer cualquiera, este proceso es el mismo, solo que

entonces el procedimiento no es sistematizado o técni

co; se elige ingenuamente

y

en

l

mayoría de los casos

inteligentemente adecuado a

l

materia prima que se

6

transforma y a la finalidad que la exige transformada.

Quiere esto decir que el proceso fáctico del arte en su

acepción más amplia no es algo de su exclusiva perte

nencia, por lo contrario, es un caso en los diversos h -

ceres humanos: aquellos en que intervienen inteligencia

y voluntad. Aristóteles dice que el Arte es hábito pro

ductivo acompañado de razón verdaderatt (Etica Nico

máquea. L-VI.C.IV.-UNAM¿p.379.1954); porque en

efecto

produce

obras de arte, con

l

maestría que dá el

hábito,

l

repetición sistematizada, a educación en el

arte y a la luz de una recta razón o claro conocimiento

de lo que se lleva al cabo. Hasta el cansancio hemos re

petido, no digamos en la cátedra escolar porque ahí se

hace indispensable la insistencia, sino en numerosas

ocasiones el esquema gráfico que ahora volvemos a ex

plicar, porque con él es bien sencillo penetrar en múlti

ples aspectos de la creación y ahora nos proporciona

apoyo para mejor comprender en que florece y puede

florecer una originalidad en

l

creación arquitectónica.

(Proyección

1

Programa

Espacios Arquitecturables

Esencial-Particular

Habitables-Edificados

o Causal

Procedimiento Específico

Compositivo-Edificatorio

Forma Construida

Arquitectónica

El esquema coloca en una primera línea las dos pre

misas que sustentan a todo hacer y por lo tanto hacer

arte y hacer arquitectura: la primera es la

.finalidad

que

como causa del hacer explica el posible rumbo o

l

di

rección que necesariamente habrá de tomar la creación:

es su causa final. Esta causa abarca dos aspectos vita

les: lo que es ineludible por pertenecer a la esencia mis

ma de l actividad creativo-arquitectónico y que estará

presente en todo crear arquitectura con autenticidad y

Page 9: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 9/76

lo que propiamente es la causa particular en una crea

ción individual; o sea el caso propio que se contempla.

La finalidad cau.,al esencial es la de construir espacios

h a b i t a b l e ~

por el hombre, conceptuando éste integral

mente, y la

finalidad

panicularo causal, individua , es

el Progrcmw panicularde la obra o crear; lo que algu

nos estéticos alemanes llaman la situación o el rema el

pretexto de la creación: templo, casa popular. monu

mento conmemorativo.

En el mismo renglón y en seguida de la Causa Fi

nal. el esquema coloca la segunda premisa que es la

materia

prima

la que va a transformarse. o sea a cam

biar de forma para mediante e a futura

y

nueva forma

adaptarse a la finalidad causal establecida como premi

sa primera. En arquitectura la materia

prima

o pdmera

no

es solo el material de edificación. sino algo que

comprendiéndolo lo rebasa:

el

espacio en sus dos acep

taciones arquitecturablcs: el espacio habitable o delimi-

tado y el edificado que con el

natural

constituye el

delimitanre . Así. para que haya arquitecrura se requiere

una verdadera construcción con espacios habitables

y

edificados y naturales. Si no existen estos espacios no

podrá haber arquitectura, como si no existe la materia

prima de la música que es el sonido musicable no habrá

música, sino cualquier otra co -.a que a la postre no será

mús1ca Estos aspectos del espacio arquitecturable son

fundamentales en esta

y

en cualquier reflexión o consi

derdción que se haga sobre arquitectura, pues de ordi

nario solo suelen considerarse los espacios edificados }

no los habitables o vacíos, es claro, me refiero a cuando

se teonla o se juzga

Jo

arquitectónico, porque muy an

tes de disertar nuestro siglo sobre estos capitales aspec

tos.

la

humanidad ha creado por milenios espacialida

des

arquitectónica integrales .

Volviendo a nuestro esquema gráfico, de las dos pre

misas alineada., en el primer renglón salen dos vecto

res, uno de cada una que concurren hacia abajo en una

nueva línea ocupada por el procedimiento específico de

transformación: el modo propio a la arquitectura de

transformar

su

materia prima o e pacios arquitectura

bies y que en todo hacer auténtica arquitecrura lo cons

tituyen la

Composición y la Edificación y en muchos

casos concurriendo con ellas artes afines como la Es-

cultura. la Jardinería, la Pintura Mural Mediante este

proceso que cambia de forma a los espacios para adap

tarlos a resolver la finalidad causal esencial y la Progra

mática particular, se desemboca en nuestro esquema

gráfico en la fonna construida arquitectónicamente

·

la

forma arquitectónica.

Según esta resumida explicación que valiéndose de

un

esquema gráfico hace bien sencilla aunque nece

sariamente queda abierta a exposiciones amplias y de

hondura que aquí

no

es posible siquiera intentar; en to

da creación arquitectónica concurren tres troncos de

extendidas raíces que condicionan la esencia de toda

forma creada. Si

Jos

tres gruesos troncos son la finali-

dad

e.

\encial y

la

programa/

partic1dar; los espacios ar-

quitecturables habitables y edificado.\

}

los

procedimientos edificatorio-compositivos, debe inferir

se que la originalidad provendrá de innovación creativa

en uno o varios de los tres puntos de apoyo que acaba

mos de señalar como básicos de todo hacer arte

y

arqui

tectura: en primer término la innovación puede surgir

de algún

fin

causal

programático

nuevo: por ejemplo

aquel a que se refirió

la

cita de Gruen respecto a un

nuevo modo de transportar el pasaje al avión en el aero

puerto Dulles o como veremos al final, innovaciones

programalcs sustanciales como las que condujeron el

pasado siglo a la edificación de grande -. espacios cu

biertos destinados a las Expo -.ic1ones lndumialc'> inter

nacionales. El tema o Programa surge como innnvadón

y desde ese momento la primera gran nave que se ima

gina y se edifica abre un camino nuevo, una era nueva.

una modalidad estitíst1ca por tanto nueva. si se la com

para con las naves

b a s l i c a k ~

o con las monumentales

salas de las termas romanas.

El

segundo punto de apoyo. nos proporciona

la

innovación al emplear nuevos materiales que conduz

can a una dispos1c1ón nueva de

e s p e c i a l i d a d e ~ edifica

das. que en manos del creador talentoso

llc'

an

originales disposiciones. Veremos algunos casos histó

ricos que ilustren el punto: por eJemplo las ongmales

formas a que se está llegando en este momento con la

aplicación de materiales el:bticos y flexibles a cubienas

>a recipientes como las mtcresantes estructuras neu

máticas de Frct Otto obtenidas entre los años 58 a

6

7

Page 10: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 10/76

que indiscutiblemente resultan originales en grado su

mo y también abren camino innovatorio como lo han

abierto las nuevas formas de cubiertas de grandes crea

dores como Nervi o como Candela.

l

tercer punto de apoyo va muy lejos en sus posibi-

1 dades porque se reti ere desde a la innovación del sis

tema o procedimiento de tratar una materia prima

edificatoria antigua hasta

la

infinidad

de

posturas que

puede alcanzar el genio del artista-arquitecto al colo

carse ante la vida. o sea como resultado

de

actitudes vi

tales ante el vivir ante el mismo espacio habitable y

ante  algo de trascendencia las fonnas mismas crea

das. Punto este de tal hondura que ha dado lugar a las

brillantes incursiones de estéticos de historiógrafos y

sobre todo de teóricos del Arte a partir de la primera

mitad del pasado siglo y hasta nuestro tiempo en su ta

rea de aprehender aspectos de la forma y del estilo que

han estructurado paulatinamente los conceptos dentro

de los que ahora nos estamos moviendo; tanto en el di

torno de la Teoría como de la crítica histórica y en el

de las mismas orientaciones creativas. En suma nos

hemos introducido al tema que decíamos se hace indis

pensable abordar al lado del que nos ha ocupado: el re

ferente a que exista innovación en la forma creada

dentro del panorama histórico en que se produce la obra

original. Hemos citado con insio;tencia un concepto cru

cial en la Teoría del Arte y en la historia: el estilo por

que al hablar de originalidades no podemos separar nin

guno de los conceptos a que se refiere: la forma créada

el estilo de la forma. Para esta primera parte de nues

tra excursión vamos tan solo a contemplar la pareja

estilo-originalidad dejando

para

la segunda parte el te

ma de la forma que según hemos de ver nos abre entre

otros varios fecundismos un camino a seguir en nuestra

contemplación histórica de la arquitectura mexicana.

Por

ahora vamos a ocuparnos de ciertos aspectos con

currentes de aquella dicha pareja:

El estilo en su aceptación más lata es

Ja

modalidad

propia de hacer y de actuar. Es por consiguiente el mo

do peculiar que tiene el hombre en sus dos fundamenta

les aspectos de actividad práctica como

la

llama

Aristóteles: la del conocer haciendo o produciendo un

objeto extrínseco a

su ser

físico y la de conocer obrando

8

vitalmente esto es viviendo en consciencia con volun

tad. Al primer dominio pertenecen los haceres huma

nos dentro de los que están las artes en lo general como

la cirugía la abogacía las Bellas Artes como la Ar

quitectura y sus hermanas aparte de tantos otros hace

res humanos. l segundo dominio pertenece el obrar

humano es el campo deJa Etica de la Moral.

l estilo se refiere

así

a cuanto el

hombre hace

y al

obrar humano Se tiene estilo de hablar de moverse y

de inclusive comer y o sea de comportarse. En el terre

no que nos ocupa las Artes el estilo es también

Ja

pe

culiar manera de hacer que tiene el artista solo que para

crear y en su obra dejar impresa una modalidad que

la

hace

inconfundiblemente suya. El ·estilo en el plano de

la historia del Arte exige

ser

calificación de una obra

con

valencia positiva estética o sea que

si

todo tiene

estilo

en

la vida en el plano del art e exige que se refiera

a un estilo estético a una obra que valga como del arte

a que se refiera.

La esencia

de

l estilo se

ha

perseguido en la Teoría

del

Arte

y

en la

Historia del mismo

por

lo menos a par

tir

del Heggel a fines del siglo XVill dando lugar co

mo ya se decía a las más trascendentales teorías y

doctrinas que llenan con sus hallazgos el siglo XIX

se proyectan al alborear el nuestro XX. No es cometido

ahora

en

esta excursión penetrar en tan sugestivo pano

rama exponiendo

la

más salientes doctrinas o tan solo

las

de

más reciente cuño. Dejemos

por

de

pronto la in

vitativa tentación y concretémonos a relacionar este

concepto preliminar digamos habitual

para

cotejarlo

con el de originalidad. Es evidente que el referi r el esti

lo a la obra que producen las Artes Bellas y la origina

lidad al mismo producto ambos conceptos virtudes se

aplicarán

por

igual a creaciones que ostenten con auten

ticidad la categoría estética

de

obra

de

arte más surge

un punto que debe dilucidarse el que pregunta

si

origi

nalidad y estilo se confunden

en

un solo concepto o

po-

seen modalidades que autorizan a esta dualidad? A

primera vista aparecen identificados

por

la circunstan

cia antes apuntada de calificar

por

igual a obras

v ~ n -

tes estéticamente más una creación

será

original se en

su momento histórico es innovatoria por ello original

su estilo de igual modo será original

Page 11: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 11/76

Tal parece que si bien toda obra original valente es

téticamente en grado positivo tiene estilo; la proposi

ción inversa no es certera en todo caso pues una obra

puede ser cscelsamente estética bella y no ser sin em

bargo original en sentido estilístico; pero a cambio pue

de poseer estilo propio aquel que va desde el que

le

corresponde colectivamente hasta el que posea como

simple creación. Así aconteció en muchos momentos

históricos en que las soluciones partían

e

idéntico par

tido disposición modulación y en suma forma estereo

típica y no obstante se producían dentro de estas

constantes formas armónicas

y bellas; en rigor alcanza

ban, como toda creación

un

cierto grado de originali

dad

creativa más no significativa innovatotia corno

avance hacia nuevos caminos o nuevas formas. Véase

como uno de los muchos casos que ofrece la historia

el de la arquitectura Dórica griega: sus templos perípte

ros

adoptan el mismo partido siguen las mismas nor

mas de proporción estética y sin embargo presenta cada

uno

un

tipo dentro del arquetipo dórico. El Partenón su

blima el prototipo a base

de

una armonía única pero

otros como el de

Pestum o

el de

Egina de Olirnpia y

tantos más sin ser idénticos se mueven dentro de idén

ticos

partidos molduraciones

y

disposicion _ poseen

un

sello propio que los hace por tanto relativamente

originales más no innovatorios en el sentido histórico

que decimos. Este caso es de capital interés en un mo

mento como el actual porque muestra la posible origi

n lid d

arquitectónica que puede ejercitarse sin llegar al

nivel superlativo de la innovación estilística y de la evo

lutiva originalidad. Puede concluirse por tanto que

puede

haber estilo sin este grado de originalidad; los

dóricos permanecen dentro de su estilo sin innovar. del

mismo

modo que al través

de la

historia se ven góticos

que

son góticos auténticos con ese grado de originali

dad

creativa y no de innovatorio arranque corno fueron

las obras con que

el

Renacimiento rompe fronteras y se

lanza por la nueva concepción humanística.

Otro punto exige

contemplación preambular:

hablamos

de continuo de originalidad

individual

y

de originalidad

colectiva como también en el caso

del estilo nos referirnos de

continuo

a iguales con-

notaciones.

De

hecho como hemos venido observando la origina

lidad es una calidad valorativa que poseen la obra

y su

estilo o si

se

prefiere es el estilo la obra misma de arte

y por ello la originalidad requiere calificarlos de consu

mo. Y en el campo histórico se consideran obras indivi

duales

y

grupos de obras que siendo todas

i n d i v i d u l e ~

producen en conjunto la impresión inequívoca de ser o

pertenecer a una determinada colectividad

y

a un deter

minado período histórico-temporal. Poseen así las

obras una doble valoración estilistka

la

individual que

hace inconfundible la obra de un artista respecto a la de

otro y la colectiva que de igual modo funde

la<

diferen

cias individuales y solo contempla los matices comunes

e indiscutibles. En

el

Renacimiento por ejemplo se dife

rencían las obras de los salientes grandes creadores en

tre sí pero d n clara razón de la existencia de un

conjunto curiosamente homogéneo de heterogeneidades

Lo que acontece es que de individuo a individuo pue

de registrarse una gama infinita de matices de originali

dad dentro de un consenso estilístico c01pún y no solo

puede sino que de hecho así lo registra la experiencia

histórica. En un lugar

y

en un momento determinado

una cultura produce

en

sus manifestaciones artísticas un

estilo sea este de validez positiva o nó y de originali

dad o sin ella y dentro de las características que

lo

ha

cen propio los individuos que lo constituyen quedan

enmarcados

por

ese círculo común y propio. La indivi

dualidad general un doble y posible motivo de originali

dad uno

al

compararse conlas individualidades

hermanas

y

otro al integrar concurrentemente el todo

que es una colectividad

y

que al comparase con otras

colectividades denota originalidad. Un ejemplo del que

hecho mano en explicaciones escolares hará ver con

mayor brevedad

y

claridad

Jo

que aquí se intenta mos

trar.

Una

cascada por ejemplo la del Niágara univer

salmente conocida esencialmente es lo mismo que cual

quier otra cascada; una caída de agua entre dos niveles

deferentes del suelo; sin embargo esta cascada del

Niágara es indudablemente diferente de por ejemplo la

igualmente

b1en

conoc1da del Iguanzú en

la

América

del Sur. Cada una tiene su aspecto que le es propio. ori

ginal. inconfundible: sin lugar a dudas ambas I Stán

constituidas por gotas de agua idénticas en cada una de

9

Page 12: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 12/76

ellas y estas gotas idéntkas generan no obstame por su

modo de caer en conjunto, porque en lo individual son

iguales y caen igual, un aspecto diferente, propio como

decimos; y nótese, las gotas fluyen, cambian a cada ins

tante como la vida en que cada momento es

y

deja

de

ser . Así acontece con las obras de arte

en un

momento

y lugar dados, las obras pueden inclusive ser iguales

entre sí, carecer de originalidad, pero en conjunto ge

nera un todo que la posea al

ser

comparado con las

obras que pertenecen a otro lugar y al mismo tiempo

histórico o a tiempos diferentes. A la historia interesa

descubrir en los estilos la originalidad individual y

tam

bién la originalidad colectiva.

El presente estudio en su carácter de panorámico y

muy general, precisamente intenta revisar más que la

originalidad individual, la que muestra desde un punto

de vista amplio, la creación colectiva que

no

s presenta

la historia de IUlestra arquitectura mexicana en sus

grandes e t a p a s ~ con la 1dea

de

eslabonar en esa visión

de conjunto , lo que en el momento actual estamos pro

duciendo

y

entrever qué grado de originalidad nos co

rresponde ante el inmenso volumen de obras que

genera el occidente.

Y no

solo esto, sino llegar a una

visión

lo

suficientemente clara que nos muestre

lo

que

en un momento

de

tan amplia prolijidad cabe al arqui

tecto actual producir como propio y original, sin verse

obligado a las extravagancias ni tampoco a sentirse un

miso e impotente sequidor de algún dador

de

forma·

ant

emacional.

Para emprender esta mera revisión panorámica de

que hablamo1 será indispensable, si la deseamos con

cierta consistencia, determinar un camino a seguir

y

au

xiliamos de algunas teorías o doctrinas que iluminen

nu estro derrotero; particular y obviamente proporcio

nadas por la Teoría del Arte y también por las

de

la

Cultura y de la Historia; pues

al

intentar una visión de

conjunto de las innumerables obras mexicanas

no

s ser

vi remos de Jos juicios históricos actuales y de ideas que

n e c e ~ a r i a m e n t e provienen de una comprensión teoréti

ca de

la cultura a que en cada momento van pertene

ciendo. Desde

lu

ego indispensable agregar, aunque

innecesario en verdad, que asentando nuestra plática so

bre un tan crecido

y

amplao cuerpo de doctrinas

y de

te-

1

sis, no cabe sino limitarnos a su mención en lo que hace

a las que prácticamente nos presten apoyo. En la próxi

ma sesión nos ocuparemos de elegir un método apto pa

ra del modo práctico y simple que deseamos llevar

a

efecto la mostración histórico-critica que nos propone

mos realizar. A la vez estableceremos contacto con al

gunas de las teorías actuales que faciliten nuestra tarea

y comuniquen visos de autoridad y sobre todo nos

ofrezcan oportunidades de acierto para perseguir los as-

pectos originales tanto en lo virreynal como muy pani

cularmente en la producción actual y al fín hacer

lo

s

corolarios constructivos que en suma representan la fi-

nalidad central de nuestra excursión.•

México, D. F 17 de Octubre de 1966

O ilustraciones

1.

Esquema de lo acrivu/Dd construir.

2. /dem. del hacer Arquitectura

3.- Templo de Poseidon en Pestum.

4.- Templo de Atenea

Panknos

en

Aunas

.

5. Templo dórico en Corimo.

6.- Comparación órdenes d6ricos griegos.

7.- /Jos¡1ica de S. Pablo

F.xrramuros. Roma.

8;-

Crystal Palace. Londres.

9.- Columna Vendome, Parfs.

10.- Torre Eiffel, Parfs.

11.- Hotel D Uz.es. Parls.

N.

Ledou.x.

L2.

Ateliere des Charbmmieres. N. Ledou:c.

13.- Casa de guardias agrfco/as en Meaupenuis 1780. N Lt tlou.x.

14.- Casa de campo acerca de Barcelona.

Gaudf.

15.- Inmueble Miló. Barcelona Gaudf.

16.-

Entrado del anJerior

17.- Rema/e del mismo.

18.- Proyecto paro la Opera de Madrid. Feo. Longoria

19.- Jdem. Cone.

20. ldem. Pespeclil ll del modelo tridimensionaL

21 Tanque elóstlco-fluiblt de r ~ i Otro

22.- ldem. Vista del m o d ~ f

Page 13: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 13/76

parte segunda: originalidad

y

estilo. breve resumen de las

principales doctrinas que

integran la teoría actual sobre

forma

y

estilo. las calidades

formales como método en la

comprensión de la originalidad en

las arquitecturas históricas.

El Capítulo anterior se ocupó de mostrar la actualidad

que en este nuestro momento histórico reviste el ansia

de

ser original. No solo se persigue uníversalmente al-

canzarla en la creación arquitectónica  sino

en

cuanto

signifique crear en el campo de

Las

Artes lo mismo que

eo

el

de la industriá y algo muy digno de tener presen-

te:

en las modalidades del comportamiento social. To-

das estas realidades llevan inexorablemente a pensar

que una de las características del actual estilo

de

enten-

der la existencia sea precisamente esta persecución de

originalidad y de algo que la acompaña y le es insepara-

ble: el reconocimiento público de poseerla; la califica-

ción colectiva de ser original que en muchos casos.

resulta carente de autenticidad para convertirse en hen-

chido aerostato que presto se eleva declina desapare-

ce.

Esta

nota de actualidad en lo arquitectónico y en

cuanto persigue originalidad contrasta de modo absolu-

to con las ideas colectivistas que en múltiples aspectos

subrayan también el momento que vivimos.

En

efecto 

perseguir la originalidad  la fama y sus productos

de

vanidad y de riqueza es frecuente pero es actitud pro-

fundamente egoísta egolátrica; por lo contrario procu-

rar la originalidad colectiva de nación o de zona con

ser menos que raro es totalmente esporádico. Aconte-

ce

con

la originalidad y con el estilo a que se refiere que

cuando se alcanza en conjunto o solo en lo individual

es

resultante y nó meta intencional; es propiamente pre-

mio a una virtud con talento; a una voluntad impulsada

por el genio éreador; no fruto

de un

propósito mezqui-

no carente de toda categoría.

El Capítulo que antecede entrevió en lo innovatorio

una primera estructura de lo original que

al

referirse a

obras de arte y en nuestro caso

de

estudio a obras del

arte arquitectura   nos condujo a revisar breve pero es-

peramos sustancialmente. el proceso factológíco de to-

do

hacer

arte arquitectura

proceso

que retrotrae-

rémos

ahora

en apoyo de nuestras subsiguientes re-

flexiones.

Siendo el objetivo central de nuestra excursión esti-

m r

la originalidad que presente la Arquitectura mexi-

cana histórica   recurrimos al concepto primario y más

abierto

de

estilo artístico y a sus relaciones elementales

con la originalidad; llevándono > a una afirmación pri-

mera: cuanto es original tiene estilo propio y no todo

lo que tiene estilo posee originalidad esplendente sino

tan solo una fáctica distinguiendo así dos niveles extre-

mos en la virtud originalidad: la que propiamente

inno-

va esci/fsticamente dentro de la colectividad en que se

dá la obra y la que obvia y necesariamente posee todo

hacer humano y que hemos designado fáctica. Otras de

nuestras elementales aseveraciones fueron: una la

de

que estilo y originalidad en el terreno de la Teoría

de la Historiografía del Arte necesariamente tiene que

aplicarse a obras estética y positivamente valentes; y

otra  que por igual se refieren estilo originalidad a

obras aisladas e individuales que

al

conjunto de obras

pertenecientes a una comunidad o grupo humano so-

cial dando lugar a las denominaciones de

escivlo origi-

n l

individual

de

estilo colectivo original.

Anunciaba el procedenre cap rulo, tan brevemente

resumido, que la tarea del que ahora iniciamos consis-

tirá en determinar un método apto objetivo y práctico

para estimar lo que de original colectivo se da manífies-

tamente en las arquitecturas históricas mexicanas de-

biendo para ello revisar panorámica o casi enumerati-

vamente las más salientes doctrinas acerca de la forma

y su estilo que iluminan en el criterio del historiógrafo

del teórico del arte del crítico y muy importante que

se proyectan en las orientaciones mismas de la creación

artística habiéndose anticipado en muchos casos la Teo-

ría a la expresión de Arte.

Page 14: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 14/76

Volvamos al esquema factológico del

hacer

arquitec

tura a

que

nos referfamos

en

nuestra

anterior

interven

ción: sus dos premisas

están

constituidas

la

primera:

por

el Programa

en

sus dos

grandes

acepciones: el

esencial y el particular o casual;

la

segunda

por

ü J ma-

teria a transformar

que

es

el

espacio arquitecturable

en

sus

dos

acepciones básicas:

el

habitable

y

el edificado.

Estas dos premisas, se recordará

se

unen

por

sendos

vectores con el procedimiento específico

de

transfor

mación, que es la composición edificatoria colocado

centralmente para. partiendo

de

él,

desembocar

en

el

producto del hacer:

en

la

nueva

fonna

que

se

a la

materia; al espacio transformado

en el

sentido arqui

tectónico que pide

el

Programa.

La

nueva

fonna

que

es

la forma arquitectóntca se construye

en

la

meta

que

persigutó el proceso

creauvo. Toda obra de

arquitectu

ra

se

presenta al

observador y

a quien

la

habita

como

una forma.

La

forma es lo

que

se

a la contemplación

de

nuestros sentidos y

por

ello a nuestra inteligencia,

como

punto

de

partida o

de entrada cuando como

en

nuestro

caso,

intentamos

aprehender

lo

que

de

original

pueda poseer su creación.

La forma

de

la

obra,

es

en

manos del investigador

actual, aquel que muestra su criterio con las cristalinas

aguas de la Teoría e Historiografía de nuevo cuño, la

más precmda portada

de

ingreso a

la

comprensión

de

una creactón )

de

un csttlo.

La Teoría del Arte, la EMética y la Historiografía del

Arte al enfrentarse con la forma

han

adoptado múltiples

y novedosas posturas sobre todo a

partir de la

segunda

mitad del pasado sig lo XIX para generar las ideas y la

doctnnao, que. con la > del presente siglo

XX

que las

complementan )

en

muchos aspectos las superan. cons

tituir el espectacular avance que registran la Teoría del

Arte. la historiografía y la Estética.

De

la contempla

ción

de

la forma el gustador estético

ha

generado poesía

o simple complacencta.

en

tanto

que

el investigador, el

teórico el estético al perseguir respuesta a su intento

de

expltcactón y ahora

de

comprensión, del porqué la

forma varía tan ostensiblemente

de

artista a artista.

de

época htstónca a época histórica y

de

país a país,

ha da-

do

vida a una nueva Teoría del Arte. Es tal el avance

que se regtstra en esta dtsctplina y el limitado o casi nu-

  2

lo estudio que

de

ella se hace

en

nuestras escuelas

de

arquitectura, explicable si

se

quiere

por

atender otros

ingentes puntos

de

formación del nuevo arquitecto, que

en

ocasión

como

la presente: nuestra conjunta excur

sión: resulta incongruente

por

un lado, hacerse indis

pensable el

apoyo en

doctrinas

de

la especialidad y

por

otro, ser

no menos tmprescindible la concisión y con

ella la brevedad.

Por

ello se impone

optar por

un

método o instrumento

que

siendo consistente, a la vez

nos pcrm1ta

por

su objetividad ) claridad aprehender

los lineamientos más evidentes

de

originalidad

en

las

divero,as épocas históricas

por

que hemos

de

incursio

nar;

de modo

a no

exigir

ser

especialista en las discipli

nas teóricas

en

que subrepticta o abiertamente hemos

de

continuo

de buscar

apoyo.

La forma

que

se nos dá tan claramente, es nuestro

punto

de

ingreso a las obras

de arte

históricas; constitui

rá su verdadero símbolo

tal

y

como

lo han establecido

brillantemente las tesis actuales. Más, antes necesita

mos unas cuantas ideas acerca

de

lo que entendemos

por

forma y

para abrir

esta primera puerta cedo la pala

bra

a Focillón

en

su magnífica obra

La vida de

las for

mas ;

dice: La obra

de

Arte es medida del espacio, es

forma, y esto

es

lo

que

hay

que

considerar en primer

término ....debemos

considerar

la forma en toda

suple-

nitud y bajo todos

sus

aspectos,

la forma como

construcción del

espacio

y

de

la materia,

ya

sea

que

se

manifieste

por el

equilibrio

de

las masas,

por

las varia

ciones del

claroscuro... En

tanto

que el temblor de

tierra

existe independientemente del sismógrafo, y las

vanaciones barométricas respecto

de

los trazos del ba

rómetro. la

obra de arte solo

existe

en

cuanto a su for-

ma ... La

intención

de

la

obra

de ane

no

es la

obra

de

arte

...Para existir, hace falta

que

se separe, que renun-

cie

al

pensamiento,

que entre en la

extensión; hace falta

que

la forma

conmensure

y califique

el espacio . (Obra

Cit. Preses Universttaries

de Fraoce.

1947.

p.

9 .

Por forma habrá

que

entender me parece a mí, la

apariencia integral en

que se

nos presentan las obras del

arte no solo a nuestros sentidos sino

al

través

de

ellas

a nuestra capactdad mtelectiva y sensitiva o sea

que

la

fot

ma de

las obras

como

las arquitectónicas, vá más

allá

de

lo que puede mostrarnos una magnifica fotogra-

Page 15: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 15/76

la

obra no solo la vemos

como

la

cámara

fo-

la vé,

la

gustamos y la recorremos inclusive

jados dentro

de

sus espacjos habitables, es en la in-

que

se nos presenta que

en mayor,

menor

o nula medida, según

de

artista gustador,

en suma la apariencia integral

de

esa

sea su auténtica forma. Por otro lado. este con-

es el mismo respecto a cualquier objeto

.

Para comprender mejor

la

e encía

de la

forma.

como

en que se nos dá la obra

de

arte,

nos

en la consolidada plataforma

por múltiples doctrinas acerca

de

la forma

inseparable estilo; que en último análisis estructu-

la del arte en general . El estético

alemán

contempo-

Volkelt, define

así

el estilo relacionándolo

con la

rma: EMilo significa para todo mundo sel lo de uni-

de

unidad

de

formación,

aparte

de ser también

de valor, o sea expresión de algo importan-

......

Tomando la palabra 'estHo en su sentido toda-

más estrecho, envuelve la obra de cierta

de modo que, reuniendo todas sus notas,

puede

decirse que el estilo es el

sello

de

u.

lid dform l

los productos artfstico.s,·

que

estos muestran en me-

io de sus diferencias entre sí, y que revela a a vez im-

portancta onginalidad. Casi coincide, pues. el

oncepto de estilo con el de

forma

artística,

pues

no

ñade a éste sino algo que varía, lo cual es nota caracte-

rística de 'estilo' (Volkelt. System, etc . Vol. ID-

Parte II.

cap

.X,

I.).

O ·

ea.

que al referimos actualmente

a la forma de arte

e ~ t m o s

según la

autonzada

opinión

ue

c i t a m o ~ colocándonos a

la

vez en

el

terreno del

es-

rilo de la origina/ida{/,

Vcaíamos anteriormente

como la

originalidad creati-

\a en lo arquitectónico puede

proceder

de

innovaciones

ya sea en lo programático de la obra. en la materia pri-

m

edific tori

como lo es un nuevo material

de

edifi-

cación, una nueva técnica constructiva; y en nueva

ctitud nfmic y rrfstic ante los tres pilares

de

apoyo

o de arranque

de

la creación.

La

relación

de

la

forma

exclusivamente condicionada por lo programático, por

la naturaleza del material

de

edificación y por la técnica

que se emplea, sin aoicionarla en simultaneidad a la ac-

titud vital del creador que a su vez está insumido y

arraigado en la Cultura de que es parte la arquitectura,

llevaría a una serie de conclusiones necesariamente

parciales,

por

proceder de

doctrinas

de cuno

eminente-

mente deterministas y matcria Jsta > del pasado siglo que

siendo trascendentales y rigiendo aún: actualmente han

sido

superadas. Al arquitecto y estético alemán Godo-

fredo

Semper.

connotado exponente en su momento

histónco.

se

debe

la doctrina tccnogenética del Arte.

que tuvo sigue teniendo particular interés.

ya

que en

las artes tectónicas relaciona indisolublemente la forma

técnica con la forma artística. que a nuestro actual en-

tender

no puede desdoblarse

como

han pretendido algu-

nos estéticos contemporáneos

sino

unificarse, integrar-

se. Semper. en efecto, decía en su obra capital que vió

la luz

en

1861 • Estética del estilo

en

las Artes técnicas,

tectónicas y otras prácticas' (Der Stil

n

den technis-

chen

und

tektonischen künsten oder praktischen Aes-

thetik)

que

el Arte: 'no es

otra

cosa

que

un producto

mecánico resultante del

empleo de

los objetos y

de

la

técnica',

por lo que se colegirá su intento de mecanizar

la creación artfstica al aceptar para el arte una estructu-

ra que no posee: que de ser como afirma Semper. po-

drían resolverse problemas de composición arquitectó-

nica

por

medio de máquinas como el caso

de

las opera-

ciones

a r i t m é t i c a ~

Aún

en

ésta nótese

que la

máquina

sustituye al

hombre en

solo la mecánica silogística, o

sea lo que es

n1tina in\ llriab/e

y ctega y que a cambio

la selección de datos, el planteamtento

de

operaciones,

queda bajo la responsabilidad exclustva y nó mecánica

del ser humano.

Lo

único que puede sustituir

la

actual

máquina electrónica en la creación artística de música

es el proceso mecanizable y silogístico, nunca el selec-

tivo que procede del gusto

del talento

del

composttor.

En efecto, los datos del Programa, de la técnica del

matenal

>

la

elecctón

nusma

de ella y del material que

se ehgc, conductrán a soluc10nes muy diferentes según

el gusto y criterio de arte del arquitecto

y.

cosa

que

nos

importa señalar y comprobamos cotidianamente por la

historia. según el

impubo

yue

la cultura a que perte-

nezca. Lo propio se comprueba respecto al estilo de

3

Page 16: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 16/76

época o aún de zona; varía partiendo

de

los mismos da

tos geográficos. El gótico, por ejemplo, es diferente

en

el Norte de Europa que en el centro y que en el Medite

rráneo; y sin embargo. poseen todas sus obras la unidad

formal envolvente a que alude Volkelt. Y es que existen

actitudes vitales diferentes ante iguales premisas la ac

titud ante el material pétreo ué muy diferente en el gó

tico de las catedrales

que

en la arquitectura imperial

romana; porque esas actitudes vitales son hondas y muy

complejas de desentrañar, ya

que

están larvadas

en

la

psicología de la Cultura,

de

la raza, y

en

otros muchos

aspectos

que

la Teoría actual

de

la forma y del estilo

tratan

de

poner a la vista, al través de sus brillantes tesis.

La doctrina positivista, expuesta por

su

más conoci

do exponente Hipólito Taine, que no obstante su delibe

rado propósito

de

permanecer forzadamente dentro de

ella

se

escapa

de

continuo y penetra al idealismo en sus

conocidas y afamadas lecciones de Filosofía del Arte,

estatuyó otra importante relación

ent

re forma, estilo y

el

Programa

General,

ese

conjunto

de

datos y de reali

dades geográfico-físicas y sociales-locales que concu

rren

en

la creación

de

una arquitectura. Esta doctrina

hace consistir en lo

que

se ha llamado el

'Medio',

el

origen

del

estilo

de una

forma: Es importante

en esta

revisión

que

practicamos , indicar así

sea de

modo su

perficial, que ésta serie de datos que habitualmente in

cluimos los arquitectos mexicanos en la estructuración

de

un Programa General; la tesis positivista, o su

'Teo-

ría del Medio',

como se

le conoce, no toma en conside

ración el

tercer elemento que mencionábamos

anteriormente; la actitud vital del

creador

individual y

de

la Cultura a que

está

incorporado intencional o no in

tencionalmente. Esta fundamental diferencia nos aleja

definitivamente

de

la ley del Medio, que Taine la expo

ne con estas palabras:

'La obra de arte

está determinado

por

un conjunto formado

por

el estado general

del

es

píritu y por las costumbres que le

rodean'

y

en otro

rrafo agrega: y determina la especie a

que

pertenecen

las obras de arte, no admitiendo más que aquellas que

le son conformes

y

eliminando las otras especies por

una serie

de

obstáculos interpuestos y

de

barreras reno

vadas a cada paso

de

su desarrollo (Filosofía del Arte.

H. Taine. p.39

y

49 . Editorial Nueva España. México.

4

1944). Establece y estableció

en

sus aplicaciones sobre

todo

una

interpretación del

arte

semejante a la

de

la

Historia Natural del pasado Siglo que al encontrar un

especímen biológico lo compara con lo establecido para

las diversas especies clasificadas por Linneo y o acepta

o rechaza de un

grupo

clasificado u otro. En la historia

del arte positivista, fueron excluidos entre otras las

obras

mexicanas

por

no

entrar

en esa

conformidad y

eliminadas 'por una serie

de

obstáculos . Sólo hasta

después

de

la primera y segunda conflagraciones mun

diales y a merced

de las nuevas teorías

que

tardíamente

comenzaron a aflorar

en

sus aplicaciones, y a conse

cuencias de la misma conmoción psico-social que su

frió la humanidad,

se

llevó al plano de la comprensión

y del gusto lo

que

había rechazado aquella historia posi

tivista

y

calificado

de

bárbaro o de primitivo.

-Fué la teoría estética de

la introyección o proyec

ción sentimental del

yo, como

tradujo Antonio Caso el

término alemán Einfühlung, la que trascendentalmente

con Lipps, Vischer y Volkelt ilumina la corriente idea

lista en que el suizo-alemán Burckhardt encauza la his

toriografía y la teoría del arte, conduciendolas a la

comprensión de la

'forma'

.

'Desde

Burckhardt se perfi

la

claramente

la

obstinada intención

por

diferenciar la

Historia del Arte

de

la Filosofía del Arte, la Morfología

del Arte de la Sistematización del Arte. Ilustrativo es

señalar que la más

moderna

interpretación histórico

artística -lo psico-histórico, la cosmovisión, la voluntad

de

forma-

procede

cabalmente de aquella corriente

'for-

mal',

psicográfica

(Angel Guido, Concepto Moderno

de la Historia

del

Arte.

U.N.

del Litoral. p.67. Sta.

Argentina. 1936).

La

forma lleva a muy diversas comprensiones o in

tentos de comprensión de parte de los más grandes teó

ricos del

Arte

y

de

las particulares teorías del estilo y

de la forma. Conrado Fiedler

en

el terreno

de

las artes

figurativas y simultáneamente Hanslík el musicólogo,

fundan quizás

una de

las aplicaciones de la teoría

de

la

introyección más trascendentales en la evolución de las

ideas contemporáneas: la tesis

de

la visualidad pura'

del primero y la de la musicalidad pura' del segundo.

Ignoro

sj estas doctrinas se adelantaron a las más avan

zadas que la filosofía del pasado siglo produjo en el pla-

Page 17: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 17/76

no

de

la

axiología, estableciendo la autonomía

de

los

valores, o si ambas conquistas son fruto o expresión si

multánea de la Cultura occidental y en lo particular ale

mana en que están arraigadas.

-Fieldler establece sus dos conceptos

configuración·

y

confonnación  

-gestaltung und formun-

y

abre la era

de los conceptos en pares polares que en Wolfflin al

canzan su expresión crucial al exponer en la segunda

decena de nuestro siglo sus bien conocidos y explotados

cinco conceptos fundamentales que enuncia así: lo line

al

y

lo pintoresco; lo superficial

y

lo profundo; lo plural

y

lo unitario; forma cerrada

y

forma abierta y claridad

y no claridad. Brillantemente aplica porvez primera es

ta su tesis al estudio comparativo del Bsarroco y del

Clásico en las tres Artes plásticas. Wolfflin se constitu

ye

así en el tronco formal de la escuela suizo-vienesa

de Ftedler

y

otro Teórico, Riegl en el tronco ·psico

formal , al crear primero dos conceptos formales que

aun hoy emplean connotados historiógrafos como Ku

bler o Brickman por ejemplo: lo óptico referente a lo

planifonne y lo táctil a lo espacial y más adelante al

exponer su conocida formawille y kunstwille o vo

luntades formal y

de

arte, que de inmediato desarro

llan, amplían y complementan sus discípulos o sus

continuadores. Apartir de estos dos grandes teóricos e

hio¡¡toriógrafos

del Arte, la obra

de

arte se enfoca como

algo vivo y latente para por su mediación intentar as

cender hacia la posición vital e integrada oel creador

y

cosa de importancia,

de

la cultura

de

que es parte en su

tiempo histórivco y en su ubicación geográfica. Se

practica, como se podrá colegir, un intento de ·sintoni

zar , como dice Guido, el espíritu del investigador

de

hoy con el del creador de ayer, partiendo a la inversa

de cómo hizo el Positivismo: del supuesto conocimien

to de

un medio para aceptar o rechazar la obra que

no

satisfaga lo que el medio genera. Debe advertirse que

el

enorme acerbo

de

material edjficado por los investi

gadores que anteceden a nuestro tiempo

y

corriente ide

ológica. no se desestima; se aprovecha y hoy trata de

investigarse con nuevas directivas. Algo así como en

estos últimos tiempos en que se han aprovechado las ta

bletas sumedas de barro almacenadas por millares y

por años en los museos

y

que ahora, en manos de nue-

vos investigadores, han podido descifrarse y abrir nue

vo conocimiento de aquellas civilizaciones mesopotá

micas con el que se está revolucionando la historia m -

lenaria del origen de nuestra cultura mediterráneo-occi

dental.

-Del tronco

psico-fonnal

proceden figuras no me

nos importantes. a contribución de Guillermo Wo

rringer con su tesis psico-étnica de la forma

y

del estilo

es de particular interés: ya que arraiga en la psicología

de la raza y

en su

cosmovisión los caractéres fomwles

y

estilísticos del arte correspondiente a determinada ci

vilización. Augusto Schmarsow. arquitecto como

Wolfflin, agrega lo antropormótico a

la

voluntad de

forma de Riegl, agregando a sus dos conceptos: lo ópti

co,

y

lo táctil, otro: el ritmo. A este teórico

y

estético

tan conocido se debe, sin duda. la puesta en voga del

concepto de espacio que empleamos en arquitectura.

y

que tan mal comprendido anda por

ahi

en nuestras es

cuelas Schmarsow sustenta que esos tres conceptos per

filan la voluntad de forma de una época y de un

pueblo. Al clásico, por ejemplo, lo considera antropo

mórfico en sus formas y ritmos, al igual que su cultura

y su religión.

l

arte gótico, por lo contrario,

lo

con

ceptúa desantropomórfico y su estilo lo apoya en

abstracciones místicas y mágicas.

Dvorak discípulo y seguidor del filósofo Max Sche

ller. dentro de la misma escuela enfoca lo psico

hi

stórico hacia lo religioso. a

fío

de descubrir el

misteriosa significado de

la

forma. Otros representan

tes actuales como Frankl, o como Adama van Schelte

ma que maneja dos nuevos conceptos:

lo

mecánico·

y

lo orgánico , lo mJsmo que Brickman con lo plástico·

y lo espacial constribuyen al léxico y tesis actuales y

al lado

de

los grandes maestros e iniciadores, propor

cionan los conceptos y el apoyo a lo que ahora se hace

consistentemente y también a ensayos

y

estudios de no

especialistas, muchos de los cuales coinciden sin saber

lo con estas doctrinas que datan de los últimos cincuen

ta o más años. Sin el deseo de prolongar más esta a

mi

juicio indispensable a la vez que brevísima referencia.

baste para asentar la actualidad que revisten estas doc

trinas, citar un solo caso el Discurso del Estilo  con

que

en

1963 es recibido de académico de la Lengua

D

5

Page 18: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 18/76

Ermilio Abreu Gómel Se refiere a la conocida y ya ca

SI bicentcnaria definición de estilo que expuso el natu

ralista Buffon en

su

alocuc1ón de ingreso a la Academia

de Ciencias de Francia aquella que reza así: 'el estilo

el hombre·. La Califica de incompleta y establece

una

sene

de apoyos en los histórico, lo social, el tiempo

y

lo

geográfico que recuerda sm mencionar las tesis de

Dvorak con lo 'psico-hlstónco· o lo ·geográfico

p ~ i c o l ó g i c o

'del más reciente Gestemberg; no obstante

que

~ t o s se

enfocan hacia obras en lo particular de las

Artes figurativas y el académico a lo literario.

Tal y corno decíamos al amciar esta rápida visión de

la evolución de las ideas que concurren en nuestra ac

tualidad. para esta nuestra excursión preferimos echar

mano de aspectos que no mtenten colocarnos exclusiva

mente dentro de solo una

de

estas doctrinas, que ade

más habría que exponer a fondo; sino más bien y dado

el carácter panorámiCO ) bien definido de nuestro estu

dio. seguir un cammo que sin dejar de arraigarse en

aquellas, nos facilite contemplar en las formas

históricas mexicanas su relauva originalidad estilística.

Vamm a valernos de las calidades genéricas

óptico-

hápticas

cuya significación y raigámenes, han perse

guido los grandes estéticos i

teorizantes que hemos

mencionado; pero que no .otros simplemente contem

plaremos en

su

aspecto tllllOVllforio. ya que es el objeto

de nuestro estudio y mostración y

el

de

penetrar en

la psicología del estilo m en los raigámenes de que pue

de proceder y seguramente procede, tema que siendo

de elevado interés ocuparía por )Í extenso estudio ) me

nos amplia exposición.

Como dice la cita de Focillón que trajimos a cuento:

'Para ex1stir la obra de Arte. necesita separarse, renun-

ciar al pensamiemo, penetrar a

la extensión, es preciso

que la forma mida, conmensure y califique el espacio.

COp C1t p.9 .

Y esto es lo que pretendemos obtener. solo que a ia

t m · e r ~ a part1r de

la forma

que

:m ocupa

y que y

pene-

tró en

t'.\fensión; que y tiene medida y que ya calificó

el (' .pacio. Este es nuestro tema y nuestro camino.

-La-. formas que se nos dan espacialmente como la

arqu•tcctómca, poseen lo m1smo que todos los objetos

que aprehendemos por mediación de los sentidos de la

6

vista y del tacto, cuatro cualificaciones o calidades que

los determinan:

la .figura, la métrica, la cromática

y

la

háptica.

Consideraciones bien sencillas, nos llevarán a captar

lo que significa prácticamente estas cuatro calidades al

referirse a lo propiamente arquitectónico, aunque, co

mo se dice. estan presente en cuanta forma

se

nos dá

al través

de

lo óptico-táctil, solo que en

el

caso de nues

tro Arte se hace indispensable subrayar ciertos aspectos

o modalidades que adquieren estas calidades y que

constituyen por SI olos en positivos medios o si se pre

fiere instrumentos. de que se han valido las arquitectu

ras de todos los tiempos para lograr sus fom1as

valentes, sin dejar a la vez

de

patentizar que en el cam

po de la Teoría no se les concede carta de validez igual

a la que ahora podemos entender.

-La

pnmera

de

e tas calidades de l figur o sea. la

delimitación óptico-táctil del objeto arquitectónico res

pecto del espacio no arquirecturado. Se hace indtspen

sable imaginar cómo una figura es parte sustancial e

inesperable

de

la forma

ya

que es uno de sus aspectos

vitales, pero concurrente con los otros tres de que es in

separable; esto es, que cada una de estas que hemos de

nominado calidades óptico-hápticas, es solo un aspecto

de la forma total en la que concurren y

se

identifican.

Cuando hablamos de una pirámide geométrica deci

mos que es una figura. no precisamente abstracta, sino

simplemente ideal, como todo objeto matemático lo es

en el campo ontológico. Al referimos a que la Gran

pa

rámlde posee la figura piramidal de base cuadrada, es

tamos JUStamente haciendo ver que el monumento egip

cio posee una figura

que

tiende a

la

idealidad geométri

ca expresada; es uno

de

sus aspectos como obra

arquitectónica, pero no es suficiente la figura para defi

nirla integralmente desde el punto de vista formal 6pti

co-háptico; en efecto. podemos construir con papel una

pequeña pirámide con base cuadrada y sin embargo

quedar a una distancia inmensa, casi inalcanzable

de lo

que la obra muetra al ser contemplada. e faltan las

otras tres calidades o aspectos: en primer lugar la métn-

ca o dimensión del origÍiwl que no está presente en la

figura de papel. Esta métrica

se

refiere fundamental

mente a lo antropométrico; a lo relativo a las dimensio-

Page 19: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 19/76

ncs múltiples del ser humano; no es

tan

solo decir que

la

base de la Gran Pirámide mida 220 metros por lado

y 140 de altura, sio que la dimensión física de la obra

ejerce en el contemplador que está frente a ella un

electo psicoestético que no puede representarse

ni

en un

dibUJO. ni

en una fotografían

ni

es un modelo tridimen

sional a escala; tan solo estando frente a la obra misma

puede sentirse. gozarse, aprehenderse, esta calidad

fundamental de lo arquitectónico que puede hacer de

una obra con figura simplísima como la de la pirámide

algo que impresione, agobie o deje en el ánimo del con

templador la imagen y el sentimiento que el arquitecto

e ~ e ó

y

previo en nuestro caso

de

lo colosal y magnifi

cente. El creador, en efecto, maneja la dimensión en un

sentido amplísimo

que

comienza en esta métrica física

y psicológica que someramente

se

menciona y se eleva

en

la sublimidad de la proporción estética, a esa rela

ción armónica de las diversas dimensiones

de la obra de

ane entre sí

}

su totalidad y con el ser humano gusta

dar. Es de tal trascendencia la proporción en

arquitectura, en la música, la poesía y las

anes

plásti

cas. que

de

no estar presente en

su

validez estética, la

obra carece de umdad, de armonía y se convierte en

simple yuxtaposición de partes, no es en suma obra de

arte.

Lo

bello, dice S. Agustín, es el esplendor del or-

den unido en la

verdad .

aunque ahora haya muchos

arquitectos sobre todo de nuevo cuño que penosamente

lo

ignoran. desde hace milemos, todo artista persigue

en

su

obra esta proporción que se ha denominado

número de oro. sección áurea o divina y que me parece

mejor denominar cósmica en atención a que investiga

ciones recientes muestran con científica certidumbre

existir en toda obra de arte superlativa y en

la

naturale

za

viva o física, que placiendo al hombre

de

todos los

tiempos y lugares. Esta proporción es geométrica y

por ser cósmica así la llamaron los griegos: geométrica

o sea medida del mundo.

Cook. Hambidge. Macody Lond, Moessel, Ghyka.

han

llevado la investigación y el estudto de esta

proporción estética a grados que posiblemente empal

men con la práctica que desde cuando menos los egtp

cios,

fué

básica para el creador arquitecto y no sabemos

hasta adonde esos sistemas hayan empalmado o proce-

dido

de

ritos religiosos y míticos.

Lo

cierto es que aho

ra y por medio del manejo

de

la geometría y desde lue

go apoyados en el gusto que selecciona las obras que se

estudian en su proporción, se está llegando a conclusio

nes

de

trascendencia al raJacionarlas con las que

se

ad

vierten cada dfa con mayor precisión en el mundo

macro y micro cósmico.

a métrica se refiere por

lo

dicho a tres aspectos de

las dtmenstones contempladas en Lodo caso por

el

hom

bre gustador: a la dimensión fístca acorde con la finali

dad utilitaria de la obra y con la materia prima que se

emplea,

es

la que denominamos factológica o racional

El segundo aspecto es el psicológico, o sea la imprestón

dimensional que genera la obra en el espectador )

la

tercera la que hemos llamado estética por referirse a

la

ex

presión como obra de arte

de

la obra y sus dimensiones.

La

tercera de las calidades formales que enumera

mos

se

refiere a la Cromáttca o sea al

juego

de

la

luz

sobre la forma fistca. al calor y al claroscuro.

St

en el

caso que hemos vcmdo tomando para expltcar los otros

dos aspectos cualttattvas, la Gran pirámide egtpcta. nos

valemos

de

un modelo con figura y con proporciones

adecuadas, pero además

para

que posea su métrica inte

gral, imaginamos una pirámide con las dimensiones ff-

sicas de la obra original. e idéntica proporción

armónica y sin

la

cahdad crómatica del original:

su

co

lor y su claroscuro; sin lugar a dudas el efecto sería di

ferente aún en la tmagmación

y

lo propio acontecería

faltando la última calidad que es la óptico-háptica. que

se semeja al concepto tactil

de

Riegl y al tan discuudo

de Schmarsow del ·ritmo·, y significa para nosotros

la

concurrencia de experienctas táctiles y ópticas para de

terminar la profundidad o tercera dimensión que

consideró

charsow

también, o el

par

profundtdad

formal de Wólfflin. porque en nuestro imaginario cxpc

nmento no se aprccianan

ni la

textura superfictal.

nt

las

profundidades a que da lugar la visión perspecttva )

la

evaluación de su misma métrica. Por último debe asen

tarse con dectstón que en teoría. se analizan estas cali

dades o conceptos formales por separado. más en la

forma no solo son concurrentes las cuatro smo super

puestas, se confunden en el aspecto wtal óptico-hapuco

de la forma arquitectónica. En manos del arquitecto es-

  7

Page 20: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 20/76

tas calidm.les adquieren el sentido de verdaderos instru

mentos de validez imprcsindible en toda creación, para

alcan1ar la forma expresiva y estéticamente positiva.

En

el caso particular de la excursión histórica en que

nos e m b a r c a r e m o ~ a partir de la próxima plática se con

vertirán tamb1én en auxiliares o Instrumentos aptos pa

ra de modo simple perseguir los aspectos originales que

presenten

la

a r q u i t e c t u r a ~

mexicanas en sus diversas

épocas

y

con especial interés

en

la que estamos vivien

do, de la que deseamos obtener la posición que ocupa

mos ante el enflrmc volumen de obras que produce el

occideme en todo orbe

y

C >tar en condiciones de res

ponder, aunque o;ca

en parte, aquella angustiosa pre

gunta que mencionábamos en nuestra anterior plática y

que oímos eemos de continuo: ¿hasta adonde somos

onginale-. dentro del occidente. ahora y desde hace

cuatro siglos ?. y, ¿desde dónde esa originalidad la per

 ieguimos o conquistamos con intención o nos pertenece

tan solo por inercia histórica

y

por dinámica de la

Cul

tura'

En nuestros venideros capítulos iremos incursio

nando por la., mas significativas y típicas etapas de la

historia de nuestra arquitectura: la primera será al

través de la época prccortesiana; la segunda será

de

gran bastedad y amplitud e intentará contemplar las ca

lidades genéncas de la obra v1rreynal; la tercera se re

ferirü al \Iglo XIX. al i n k i a r ~ e la nueva e independiente

nación Y la última parte intentará contemplar este

nuestro s1glo XX , particularmente a p rtir del movi

miento moderno y al d c ~ e m b o c a r

en

nuestros días esta

b l c ~ \ r

conclusiones que deseamos sean invitativas y

o n t r u c t h a ~

Más esta tarea de

por

sí amplísuna, de -

proporcionada d c ~ c luego para mí y al escaso tiempo

de que dio;,pondremos, reclama

la

cooperación

de

uste

des

con

su e n t u ~ i a ~ m o que siendo contagioso. a la vez

me será estimulante . •

O ilu

tracionc1>

:

1.· bqlll m<J

Jt f

1/ac u Arquttecruro.

2. · fii UfcJ clt

ptrdnlldl'

owJmn fu/ar.

18

3.-

PmJmiclt dr caruln con

tWJI'fos

que lt> dan t>scala.

4.- Ptrdmidt dt ,·urttin t.rcolo dt> la Gran

PirámidE

egip<:ID

S.• La ~ r r o n Ptrdmule

dt

Giteh.

¡·i fra

general. a colores.

6.·

ldl lll Mostrcmdo

111 escala, a

colores

.

7.· fdtm. hocitmlo ¡xuentt su texmra acrual. a ca/eres.

México

D.

F. 21 de Octubre de

1966.

DibUJO del arqu11e.:to V111agran

Page 21: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 21/76

parte tercera: c l ~ d d e s formales

de las arquitecturas

precortesianas.

-Para quienes no siguieron nuestras anteriores pláticas

y tambtén para los que

de modo tan generoso las han

honrado con su presencia, es productivo, de modo sus

cinto. sintetizar lo expuesto hasta aqui.

En primer tér

mino recalcamos

la

actualidad que representan en nues

tro momento histórico perseguir la originalidad en

cuanto se

ha

ce crea, lo mismo en el plano de lo pro

piamente arquitectónico, que a nosotros interesa en lo

panicular; que en todas las Artes, que

en

el mismo

comportamiento social; hasta llevarnos a pensar que es

te ansia de ser de aparecer como creador original re

presenta uno de los caractéres del actual estilo

de

vida

en

nuestra cultura occidental y con especial significa

ción en nuestro medio de la arquitectura.

-Expusimos que

la

originalidad

al

referirse a la crea

ción artística en Jo general y

la

arquitectónica en nues

tro caso, es una calificación del estilo y por ello

referente a obras con validez positiva estética; sin dejar

de aceptar que estilo y originalidad podrán convenir a

cuanto hace y acciona el hombre. A l vez entrevimos

que toda obra de auténtico arte poseerá dos posibles as

pectos

de originalidad: uno

en

lo colectivo como parte

de un conglomerado estilístico y otro en

lo

propiamente

individual que a su vez puede alcanzar uno

de

dos nive

les que denominamos: uno, factológico por correspon

der a cuanto es un hacer rte y otro esplendente como

innovación formal que abre caminos o sendas nuevas al

estilo de un momento y lugar determinados. A este ni -

vel último y al aspecto particularmente colectivo, sin

desatender lo particular, será lo que contemplaremos en

nuestra excursión por

lo

histórico mexicano que hoy

imciamos; ya que el objeto de nuestra incursión por es

tos

terrenos tan explorados y tan cargados de oscurida

des sorpresas, es alcanzar una visión histórica de la

originalidad que ha subrayado las producciones del arte

arquitectónico al través de su historia en M

éx

ico; sin

otra intención expresa que la de alcanzar un punto de

vista acerca de la postura que guarda nuestra arquitec

tura acrual frente a la occidental a que estamos arraiga

dos también respecto a lo que el arquitecto contem

poráneo nacional puede ambicionar sin ser un genio

extraordinario dentro de una práctica sana y normal .

Abordamos en lo que llevamos expuesto

un

punto

básico para nuestro estudio: elegir un método práctico

accesible a quienes, como todos nosotros los arquitec

tos, nos interesa aclarar el tema establecer conclusio

nes prácticas sin ser especialistas en el campo de las

Teorías del estilo, la Historiografía del Arte. Acepta

mos como viable el acceso por la forma según las doc

trinas actuales e hicimos una brevísima y mera

enumeración inforrr¡ativa de las principales aportacio

nes en que se basan los más recientes estudios acerca

de la compresnsiónde la forma de Arte. Citamos, como

debe recordarse, la tesis ya superada de Godofredo

Semper denominada tecno-genética del Arte, que aún

sustentan el arquitecto activo actual particularmente

las enseñanzas que se imparten

en

las Escuelas de casi

todo el mundo. Sus puntos de apoyo para la explicación

de la forma están en el fin útil en la técnica o natu

raleza del material que se emplea. Mencionamos en

seguida la Teoría del Medio de H. Taine y las positi

vistas, rebasadas también desde principios

de

este siglo

XX por el ideaHsmó alemán y al través de las sucesivas

conquistas de sus ás destacados pensadores: desde

Conrado Fiedler con su visualidad pura, hasta

lo

s más

recientes como Gerstemberg, Haberlandt, Freyer o

Spsiss, y pasando por los dos mayores maestros Wol

fflin y Riegl , que representan los sendos troncos de tan

fructífera escuela: el primero que orienta hacia el estu

dio de solo la forma, sin desconocer el contenido y el

segundo que abre la marcha más aceptada de lo psico

forrnal: y que ha dado esa serie de conceptos hoy por

hoy

en

uso del historiografo crítico o del simple aficto

nado, como voluntad

de

forma voluntad de arte , lo

psico-étnico de Worringer, lo psico-histórico lo

religioso-filosófico· de Dvorak, lo geo-psicológico· y

lo geo-religioso de Gerstemberg, aliado de los menos

comprendidos pares formales de Wolffliln, o los muy

9

Page 22: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 22/76

usuales de 'lo táctil' y lo óptico del mismo Riegl y lo

antropomórfico de Schmarsow.

l método práctico que hemos adoptado lo fincamos

en las cuatro calidades óptico-hápticas de la forma, que

explicamos y nos abrirán la más facilidad persecusión de

lo original-formal: sin dejar de echarmano de cuando en

cuando del apoyo que nos procuran las grandes doctrinas

que hemos mencionado

y

a los numerosos estudios refe

rentes a cada etapa histórica que hoy

se

brindan al estu

dioso en muy diversas orientaciones y planos.

La v ~ ó n de la arquitectura precortesiana que hoy

contemplaremos será necesariamente menos que pano

rámica, de mera referencia; no intenta, como lo llevamos

advertido. una sintes•s histórica total ni del tipo

arqueológico-histórico, como la practica en su obra

''Arquitectura Prehispánica• t n brillante y completísi

mamente nueMro distinguido colega el arquitecto Mar

quma, ni tampoco del histórico-formal como las varias

obras del argentino Angel Guido respecto a l arquitectura

sudamericanade diversas épocas, sino

t n

solo una apre

hensión que cvidencfe del modo más sencillo y obvio,

su

originalidad histórica y colectiva, el que se surge de las

invocadas cuatro calidades óptico-hápticas del acervo de

obras que nos proporcionan los más acuciosos investiga

dores profesionales. Nuestra incursión no es ambiciosa,

lejos de ello es bien modesta y de más visos eminente

mente pragmáticos como hemos de com-probar y com

prender al concluir nuestra última estación.

Un punto es capital: a la altura

en

qu actualmente

se encuentran Jos estudios y la literatura correspondien

te a este período de nuestra arquitectura histórica, la

afirmación de

ser

esta origmaJ, propia y además una de

las producciones de auténtico valor estético positivo en

la Historia conocida del Arte Universal, nos coloca en

un sitio bien claro y por demás pragmático: no preten

demos ni descubrir lo que gracias a las doctrinas de que

hablamos la pasada plática al fín se ha avalorado e in

tentado comprender y sobre todo reaccionando contra

la H astoria de Arte de cuño positivista, ni tampoco pre

sentar aquí una enumeración resumida de cuantas inter

pretaciones se han dado a las formas pre-hispánicas,

orientadas

por la tesis psico-étnica de Worringer, como

en Toscano o en Westheim, basadas en posturas de la

20

misma escuela, psico-histórica de los continuadores de

Riegel, Dvorak, Freyer, Gerstemberg y otros más, cu

yas ideas iluminan estudios locales nuestros o extranje

ros de positiva originalidad en sus interpretaciones,

aunque siguiendo como se dice

en

lo ideático, las doc

trinas invocadas. El hecho que ahora se acepta sin dis

cusión es pues la propiedad, la originalidad y la ex

traordinaria validez estética

de

nuestro Arte Prehispá

nico. y dentro de él su arquitectura. A nosotros t n solo

toca en una excursión como la de hoy, sentar unas bases

de visión panorámica de calidades, de las que hemos de

valemos para ubicarlas en nuestros dí s

sin

dejar de re

conocer hasta adonde

es

posible o que nos alimenten

sus raíces o nos impulsen idénticas reacciones psico

formales.

Lo primero que habremos de observar es

l figur

que en conjunto se tiene a

la

vista

como

característica

en la forma

de

las diversas culturas; Marquina asevera

que:

'Los

edificios arqueológicos de México, desde los

más antiguos que provienen de una época anterior a

nuestra Era, hasta los que se encontraban en uso a la

llegada de los españoles, ofrecen una gran unidad

de

concepción, debido seguramente a que los fmes a que

estaban destinados eran muy semejantes en todas par

tes, y a que las relaciones entre los pueblos que ocupa

ron el territorio y sus mutuas influencias fueron

constantes aún entre lugares muy alejados entre sí'. In

dica de inmediato, tras esta importante afirmación, que

no obstante esta unidad conceptiva hay diferencias esti

lísticas

y de

sistemas edificatorios según las regiones

y

épocas.

-Para nuestro propósito el tema

de

nuestra observa

ción es la aprehensión de si la figura que en conjunto

posee esta arquitectura, en los

Trece

siglos que abarcan

sus obras significativas, presenta originalidad respecto

a lo que

por

ahora conocemos de la historia de la arqui

tectura universal. Desde luego hay que notar que supo

ner una posible influencia dentro del mismo continente

americano, es por ahora algo posible pero sin apoyo

cientffico acabado. Resulta temeraria cualquier afirma

ción respecto a influencias provenientes de otros conti

nentes, como la de Scott Elliot

en

La Perdida

Lemuria

y la Historia

de los Atlantes citados por

Page 23: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 23/76

Amabilis

en

su obra Arquitectura Precolombina de

1956. Quizás sea más acertado

lo

que asienta Raoul

d'Harcourt, en su reciente

obra

'Civilizaciones Preco

lombianas' al decir que: Si algunas embarcaciones ve

nidas

de

Oceanía o del Atlántico penetraron en los ríos

del Pacífico, sus escasos ocupantes, primitivos tam

bién, no pudieron modificar una cultura probablemente

más

potente que la suya·

(L Art

et

I'Homme Larouse.

T.l.p.103).

Para

el propósito de nuesstro estudio existe

una

circunstancia histórica de positivo valor: el que

dentro de nuestro territorio solamente un contado nú

mero

de

obras fueron alcanzadas en uso por los con

quistadores hispanos: Teotihuacan Tenochtitlan como

ciudades monumentales vivas de la cultura Azteca IV y

V Montea1ban perteneciente a la V Epoca y Campeche

con

la

Confederación Acalán Tichel. El resto de las

grandes edificaciones monumentales que ahora admira

mos, restauramos, estudiamos y reconstruimos, eran ya

ruinas o monumentos abandonados desde hacía por lo

menos un siglo. Aquí no mencionamos las obras del

Norte o de Centro América que

se

ubican fuera de

nuestras actuales fronteras. Esta circunstancia

la

rotu

ración que por política conquistadora y por razones de

civilización practicaron los españoles, hacen que de he

cho solo cuente lo que ahora nos es dado contemplar en

ruinas o reconstrucciones parciales lo que

se

despren

de de crónicas

de

tiempos en que esos monumentos es

taban aún en uso. No cabe sino comprobar que

la

figura

en su aspecto más amplio presenta una predominante

tendencia hacia lo tronco-piramidal de base cuadrada

con algunos casos, como en la pirámide del Adivino y

otras en que se combina con esquinas tronco-cónicas o

con superficies regladas de directriz ligeramente curva.

Estas formas resultan sin discusión para el observador

actual propias a la vez que emparentadas con otras re

motamente milenarias, como las mesopotámicas y las

egipcias, solo que la distancia

en

tiempo y espacio geo

gráfico hace por ahora insoluble el punto

de

inspira

ción o recuerdo de estas últimas en aquellas. Como

vamos a comprobarlo, estas figuras son en sí, propias

y originales, si nó en su figura

de

base, sí en la combi

nación de los elementos habituales factológicos, o sea

son altamente originales compositiv mente y un tanto

menos en el plano

de

los elementos empleados. Mejor

que seguir haciendo consideraciones pasemos unas

cuantas ilustraciones que nos hagan más que compren

der,

ver

y

por

encima del ver sentir en plan de arquitec

tos lo que de original básico presentan las cuatro

calidades formales

de

estas monumentales arquitectu

ras, que constituyen la base sobre que se apoya nuestra

historia.

Sintetizemos brevemente lo observado en cada una

de las calidades

en

que hemos descompuesto la forma

con fines exclusivamente de facilitar y hacer apta

su

comprensión a especialistas de

la

crítica histórica: La

figura, como lo hicimos notar anteriormente, muestra

más bien originalidad compositiva, que morfológica, es

toes: en la combinación de los elementos que emplea.

Si lo tronco-piramidal escalonado tiene para el observa

dor actual antecedente formal histórico en arquitecturas

milenariamente anteriores, la composición en su con

junto es absolutamente propia y diferente y se muestra

original e independientemente del relativo conocimien

to que existe respecto a su concordancia con su finali

dad programa habitable. Contrariamente, no hay duda

en el otro aspecto

de

lo factológico, o sea la relación

figura-función mecánico constructiva, en el que se per

cibe perfecta concordancia. pese a lo elemental que es

el sistema edificatorio puesto en práctica.

La figura impresiona también por la desproporción

manifiesta entre espacios abiertos y espacios cubiertos,

predominando los primeros sobre Jos segundos, no obs

tante que sus basamentos alcanzan proporciones tales

que los sobreapasan en grande medida y que además se

coronan

de

muros que sin función útil, aumentan su al

tura aparente.

La

tendencia a los contrastes entre super

ficies lisas y áreas ornamentales, es por igual una

característica peculiar. Las disposiciones adoptadas por

·ornamentaciones formadas cual mosaicos de piedra son

en todos los casos

de

absoluta originalidad.

-La métrica prehispánica mexicana representa otro

capítulo de especial interés para el arquitecto mexicano

actual. Hemos considerado esta calidad en sus tres as

pectos: el físico, el psicológico el estético. a métrica

física emplea dimensiones de gran amplitud en las espa

cialidades descubiertas y exteriores. Las plazas y los

2

Page 24: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 24/76

espacios que circundan a los grandes monumentos son

francamente del tipo denominado he¡;oico. Existen

coincidencias asombrosas con las dimensiones de cier

tos monumentos egipcios que hasta hoy no han sido

que yo sepa dilucidadas. Siendo posible que

se

hayan

realizado en ellas algunas doctrinas actuales como las

de

Freyer o de Gerstemberg que relacionan la forma con

lo

geopsíquico. En el caso que nos ocupa llevaóa a su

poner que la amplitud del paisaje circundante generó la

métrica amplia y generosa de la espacialidad abierta

del mismo modo que cabe pensar que la figura predo

minante piramidal provenga

de

una psicología del pro

pio ambiente paisajista combinado con otros determi

nantes psico-históricos.

La calidad cromática es solo apreciable actualmente

al través de unos cuantos vestigios deslavados y maltre

chos expuestos al exterior que presumiblemente anun

cian el empleo total de color en

l s

superficies y

ornamentaciones de fachadas que parecen haberse re

cubierto de argamasa y pintura. Las pirámides acusan

el

empleo

de

estos acabados. Esta circunstancia y las

pinturas murales decorativas encontradas en varios si

tios hacen seguro el acierto de las reconstrucciones di

bujadas realizadas por varios investigadores mostran

do una arquitectura francamente colorista con aplica

ción en los exteriores de colores planos intensos y pri

marios de modo similar a como

lo

practicaron las arqui

tecturas helénicas en las islas JÓnicas y aún en los

templos Dóncos avanzados. Hay que anotar por tanto

este carácter que re ->ulta de base para nuestra arquitec

tura. por señalar la predisposición probablemente racial

hacia coloridos brillante que no siendo exclusiva es sin

embargo su característica.

-El manejo de lo háptico se manifiesta más en

l s

dis

posiciones escalonadas en altura y en las perspectivas

de amplia profundidad mejor que en los partidos pro

piamente parciales

de

cada monumento en que más

bien es dominante

lo

simplemente

óptico

en el sentido

de Riegl. En lo ornamental hay también

más

casos pla

niformes que tridimensionales aunque en lo maya so

bre todo en Uxmal y Chichen se advierte una

profundidad única y original.

22

En suma: la forma presenta un elevado nivel de on

ginalidad en su figura y su métrica la cromática anun

cia una afección co lorista y afecta al contraste vigoroso

y fuerte y la háptica una tendencia hacia

lo

profundo

en

los conjuntos y en algunas ornamentaciones

lo

plani

forme en las superficies murales y posiblemente en los

pavimentos. Las superficies rugosas y de fuertes aspe

rezas probablemente solo han llegado a nosotros en las

ruinas que conocemos y representan un impacto de

muy

interesante estudio sobre el que tendremos que volver

en nuestras próximas incursiones por el tema. •

Oilustraciones:

1.- Esqut'ltlll t:ronol6glco comparaJiV'()

entre

las principales culturas

pr t

·

t:orrtsiafiiJS y las lpoco.s tstillsticas occidemales emre los siglos 1 y

XVI.

2.-

Tnmhuaron. P r r a m ~ d t dtl

J.- Solckoro, P1rótrrUk dtl 5<>

4.- Chichtnlt:A EJ Castillo.

5.

KorStJbod

. R«otiStrucC'ión.

6;-  a j

. Pmimuk.

7.- ltkm

.

rtcOnJtruc:ci6tt

8.-

Palnu¡wt'

T ~ o dtl

Sc>l

.

9.-

U:cmol El

10.- T«>tilu.io("Qit.

PJ.wa

0JnJunW.

ll . Jutgo de Ptloto Oúc:hout:o.

12.-

Tenot:hllllon , RuotiStruC'Ción

tkl

Tecalli

Mayor.

lJ.

IÑNI· Mri

. Rlconstruet:i6n .

CmiJrmto

.

14.- ldtm . Vwo dt cof }unro.

15.-

U:anal El Gobernador.

16.- (Jemal.

PltJIIIQ tkl

Cuadrdngulo

dt

las Monjas.

17.-

Palenqut Planta

dt l

Palocio.

18.-

Ux-mal Cuadrdnflulo

t

las M o r ~ j o . s un pabellQn.

19.- Chlrhtnitlll. /::.squina

de

un friso.

20.-

Palenque. Omamtntoci6n basamento

tkl

patio del Palacio.

21.-

Mitlo. Dttalle

dt

un friso.

.

Page 25: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 25/76

22.·

E.fqutma romparali\ 0 dimtnsional de In Pirámide del Sol, In Gran Pi-

rom/di

tll

G ~ 1 1 y la

Plaza

dt In Constitucióll de México.

2J •

Uxmal Cuadrdngulo de las Monjas. Perspecti\ 0 reconstruidiJ.

14.· UXITUJI El

Ad/vi11o

2 1.· Id. Trazo rt gulador

2.

26.-

Id. Gtomttral

27 • Ux.mal. Trazo AuTI o

dtl

corte de El Go1Nf71Q(}Qr.

28.· Pultru¡ut Templc1 de lcu lnscnpcione.r.

29.- lúcm

RtCQIIJtruccidn

30.·

Ttoc·uli

lit

TmO<htitlan, ilLCOIIJtrucci6n.

31.- Tula, Rtconstrucct611.

31.· n4m¡>aJ. Frt sros lnteriorts.

3 • TtOlthuarun

Fnsros

. Pal, Agnculmra

34.- Id. Ttmplo dt Qum.nlcoatl. Reconstrucción.

35.·

ldem. Detallt cabezas serpiemes emplumadas.

36.- ldem. Detalle de la Ciudadela.

37.-

Bajo

rtlltvt

coloreado. Egipto.

38.·

Momealb611. PtrJptctil tl

co11junto

reconstruido.

39.- Chichtnlt1Jl lttterior pórtifo inferior Juego Pelota.

40.· Karnak, interior t la Sala Hipóstiln.

41 .- Teotlhuacdn,

Vwa

dt los p r ~ n t o s

de In

Pirámide del Sol.

42.- Monualbán Iktalle muros

de

piedra

ocn.

México, D. F.,

4

Octubre de 1966.

Dibu¡u

del arquitecto Villagr4n. Bsw ilustraciones

se

reproducen

de

la publicación Josl

Villagrdn

INBA

SEP.

1986.

23

Page 26: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 26/76

parte

cuarta calidades formales y

su

originalidad en la arquitectura

de los

tres

siglos virreinales

Nuestra anterior plática estuvo consagrada

no

a demos

trar sino a sentir el elevado nivel

de

originalidad que

presenta, al observador actual, el acerbo de monumen

tos arqueológicos del Arte prehispánico en la

parte

que

se ubica en nuestro territorio. Siguiendo el método que

hemos convencionalmente adoptado, objetivo y propio

al observador arquitecto

no

especializado en histo

riografía y Teoría del Arte; emprendimos una breve

incursión por el vasto campo que nos ofrece este primer

período de nuestra historia, sin perseguir otra cosa que

aprehender con sensibilidad de arquitecto creador, las

diversas calidades formales en que brilla con mayor o

menor esplendor la originalidad. No intentamos enton

ces, como en esta segunda incursión tampoco lo preten

deremos, ni enfocar

la

totalidad de aspectos que los

estudios critico-hitóricos ponen hoy a nuestra disposi

ción ni emprender nuevos a la luz de las actuales doctri

nas en que

se

apoyan; lo que hicimos y haremos

también hoy, fué aprovechar las calidades óptico

hápticas de la forma arquitectónica, a que estamos ave

zados a menejar los arquitectos y como instrumento de

observación, apreciar algunos de los tantos carices de

su originalidad.

a aceptación de esta calificación

para

la

forma esti

lística precortesianay en general la prehispánica, es ac

tualmente un dato

y

por ello, lo que practicamos

constituye una mera mostración de evidencias, con la

finalidad manifiesta que hemos dejado asentada desde

nuestra primera plática: la de palpar las raíces de origi

nalidad que alimentan de modo real, con o sin cons

ciencia, nuestra actual etapa histórico-arquitectónica,

Por tal motivo, recorrimos unos cuantos casos típicos

y

significativos, seleccionados de entre los monumen

tos que podemos aún contemplar en ruinas y en restau

raciones parciales. Debe recordarse que

la

figura nos

manifestó coincidencias por sus determinantes tronco

piramidales con arquitecturas milenarias anteriores. La

4

originalidad de

su

figura, sin embargo,

se

hace patente

en su composición dentro del dicho marco determinan

te.

La

denominamos originalidad compositiva y solo en

parte elemental.

a métrica que practicó esta arquitectura fué del tipo

colosal, comparable con las mayores que conocemos en

otras culturas. Puede también suponerse, como para la

figura, una coincidencia con

la

egipcia

en

su aspecto

físico-dimensional, o según las recientes doctrinas de

Gerstemberg o de Freyer proceder de una geo-psico

logía; del influjo de la amplitud y grandiosidad de nues

tro paisaje.

e

positivo interés resulta, como hemos de

verlo repetidas ocasiones, esta calidad por su concep

ción generosa de los espacios abiertos. Otro punto ob

servado fué la comprobada armonía estético-cósmica

que campea

en

los grandes monumentos, aquellos cu

yos datos dimensionales conocemos hoy como los más

acordes respecto a los ideados por sus autores. Su exis

tencia habla del grado a que llegó este Arte.

a calidad cromática solamente apreciable tras los

pocos vestigios de que

se

dispone actualmente, muestra

el empleo de

un

colorido plano y primario, como el

usado por tantas otras arquitecturas antiguas. Las textu

ras, por lo que puede juzgarse, fueron de tipo planifor

me, en paramentos recubiertos de mortero, o con

profundidad en las ornamentaciones, particularmente

las mayas, escultórico-arquitectónico como les

ha

de

nominado en su reciente obra la investigadora de Ar

quitectura Foncerrada de Molina.

-El período virreinal

que

ahora debemos contemplar

representa, más que el anterior, interés capital, no tanto

por referirse a tres siglos que hablan una lengua más ac

cesible a nosotros, cuanto por costituir el momento his

tórico crucial en que nace y se desenvuelve nuestra

cultura hispano-mexicano. Una de sus expresiones ás

elocuentes está viva

en

las decenas de millares de mo

numentos de muy variados géneros que van desde la ca

sa modesta y popular hasta las más suntuosas señoriales

y las grandiosas catedrales cuyas torres y cúpulas re

cortan aún

hoy

en inconfundiblemente perfil mexicano

nuestras ciudades y capitales.

Uno de los más eminentes investigadores y críticos

historiógrafos actuales, George Kubler, (que acaba de

Page 27: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 27/76

honrar nuestras aulas universitarias con sus lecciones),

asienta en su consistente obra: 'Arquitectura mexicana

del

siglo dieciséis': •

a

tarea de establecer conclucio

nes

definitorias del estilo del siglo dieciséis es difícil.

a variedad de tipos y de tendencias .. parecen invali

dar

todo intento

de

generalización. Aún así, lo sobresa

liente debe tomarse de un grupo cuyas diferencias

características llevan a situar

el

estilo mexicano aparte

del

correspondiente a edificios e'uropeos del mismo si

glo'. Y esto que se afirma del siglo XVI, resulta

sible a las dos siguientes centurias, no solo en lo tocante

a

la

dificultad que supone generalizar estilísticamente,

sino

también en lo que reza el último párrafo respecto

a que el estilo de la arquitectura mexicana exige capítu

lo

aparte del relativo a Europa y sobre todo a España

en

igual lapso histórico.

Esta

última

aseveración de constituir en propia la

arquitectura producida en nuestro suelo durante los tres

siglos

virreinales, es un concepto habitualmente acepta

do por los historiógrafos de hoy y también por el arqui

tecto

activo ajeno a la especialidad histórica. El criterio

que

califica así,

la

copiosa producción trisecular virrei

nal es indudable fruto de las doctrinas trascendentales

que

enumeramos en nuestro segundo capítulo. Se han

requerido

más

de un siglo y dos guerras mundiales para

llegar a semejante aserto; ya por el camino de mera se

cuencia histórica que vive e ignora dichas teorías o por

el

consciente seguimiento de algunas de ellas. En lo

particular y entre nosotros se han ensayado

en

muy di

ferentes

niveles la dirección psico-formal y la propia

mente formal, suguiendo a Riegl más que a Wolfflin,

que se

recordará constituyen los dos capitales troncos

en que se desdoblaba durante

el

segundo decenio de

nuestro siglo, la tesis de Fiedler y del trascendental

pensamiento alemán

de

los últimos tiempos.

Afirmar que

la

arquitectura de esta etapa virreina

posee propiedades distintivas de la española de iguales

épocas significa que estilísticamente es original y en

consecuencia que su fonna así se conceptua en nuestra

actualidad. Colocándonos dentro de la finalidad propia

de

nuestro estudio, esta calificación indica que para

nuestro propósito, al igual que lo hicimos ante lo pre

bispánico, no pretenderemos descubrir lo ya conocido

y calificado hoy de original, sino contemplar y más que

comprender el sentido psico-histórico, sentir su origi

nalidad, así sea al través de la pobreza de unas cuantas

decenas de ilustraciones, para mejor estimarla y avalo

rarla y sobre todo arraigar más en nuestro criterio y

conciencia de arquitectos,

Ja

responsabilidad de que ca

da nuevo eslabón que agreguemos a esa brillante cade

na, sea digno sucesor de nuestra noble tradición.

(Dustraciones).

Tras

la

andanada de ilustraciones que acabamos de

contemplar, cuantiosa en número para una plática como

ésta, pero paupérrima ante la riqueza extraordinaria de

nuestro acerbo arquitectónico trisecular en que se for

jan las bases y la estructura de nuestra cultura dentro

del occidente, no podría abusar más de su generosa

atención, pero tampoco cabe cerrar esta breve

y

sin em

bargo prolongada incursión a velocidad de 'sputnik',

sin enumerar unas cuantas observaciones. La primera:

es afirmar una vez más, a la luz de las doctrinas vigen

tes en materia de Teoría del Estilo, que nuestras sucesi

vas arquitecturas de la etapa virreina poseen

originalidad compositiva y métrica estética que les es

propia y original; elaboradas con elementos o figuras

euro españolas.

pero combinadas o sea compuestas y

con proporciones que autorizan calificarlas y denomi

narlas con propiedad hispano-mexicanas. Dentro de sus

exquisiteces formales, que hoy gustamos o solo com

prendemos, la calidad métrica dimensional y física,

empalma con la pre-hispánica, dejando abierta una

in-

cógnita más acerca de si se eslabona de hecho con

aquella o es fruto de una vivencia de la gigantesca natu

raleza que en cumbres y en valles, en perspectivas y en

luminosidad el lugar más limpio de la atmósfera-

impresiona tan grandiosamente a quien la contempla

por vez primera al pisar la costa mexicana. En

el

ren

glón cromático y háptico representa nuestra arquitectu

ra, una asombrosa originalidad y pasmosa variedad

particularmente en su edad de maduración mexicana,

en

el siglo

xv

y sobre todo

en las

manifestaciones

populares; ingenuas y no académicas. Es colorista por

excelencia; semejante quizás a la pre-hispánica, más

con un gusto

y

un frenesí barroco por lo táctil y por

lo

profundo o paisajista y lo unitario en el sentido que les

25

Page 28: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 28/76

da Wolfflin; que lo lleva a una origmalidad incontro

vertible que estudiada por destacados críticos e histo

riógrafos, a mi modesto juicio, ·espera aún mayores

comprensiones y para nosotros, los arquitectos de hoy,

una penetración más honda >con arraigo profundo en

las capas más mexicanas de nuestra cultura y, dentro de

ella, de nuestro arte secular y nuestra inconfundible

idiosincracia. Esta aseveración me hace recordar una

frase del inolvidable Juan de la Encina, a quien tanto

debemos: "Ustedes hablan la misma lengua que noso

tros españoles. pero dicen cosas diferentes".

-Dos tesis de capital interés. pertenecientes al campo

de las

T e o r í a ~

del Arte y de la Cultura, las reservamos

para nuestra próxima sesión, revisten particular interés

al

juzgar las actitudes de la época virreina y también

al aplicarse a nuestro tiempo. Nos ocuparemos de esa

apasionante tesis de la figura que se copia con intención

y también de otra acerca del grado de penetración de la

cultura trasculturada en la nueva resultante.

Elevemos para concluir una loa a nuestra glonosa

tradición trisecular hispano-mexicana y una invitación

en voz bien alta y entusiasta a nuestros arquitectos de

hoy para que cada eslabón que agreguen a esa gloriosa

cadena que heredamos, sea no solo digno, sino áureo.

e

ilustraciones:

1. ·

Cronología C t>rrrparado hispano-mau·ano los tres siglos i r r e t n o l t s .

Górico. 1472·1525

.

2.·

lnt. Caft'draf

dt S t R o ~ · • a /525-/615. Gil

. dt

Ho111añón y

otros.

J .• Ból'tdos dt Trpraco. lnt. Notar

auunrio

tstrucTuro

rfpico

g6rica dt

apoyos

y

contrafut'nrs

.

botortlts. Sobrr muros lotero/es

y

contrafurr·

/( S ,

4.· Bó1edas

de Yonhurt/<llt

. Lateral dt Teproro.

Plateresco

1489-156 .

S.· UnnenuJod

dt

Alrota dt Hmares. Ponodo.

6.·

Pon.ulo dt- t'unncl

7. - Ca/pon. Pcm, 'la (Cofomal. Kublt-r).

8.·

T r p o ~ t l á n Poncldo

9.-

T e p o ~ t l á n ,

dttnllt ponodo.

10.- Tepoztlán, dttalle ¡xmodo

R e n o e ~ m i e n w Clci.m·o

1528-16()(}.

11.·

GrCJJ UJJD Palaflo dt Carlos V. Machuca

12

Cuílopon

13.-

AlmtrúJ. Ca/t'Jraf, Puena

Nont

. Juan

de

Orea.

14.·

La Conapcum Mttlt'O

1S.- Dt/0111 ele ft¡ antrrrnr.

Barroco. 1617 1750.

26

16.- Catafalco de la Rtino Ma. úm a . Churriguera. 1689.

17.· Sto. Dommgo, Oaxaca.

18.·

Grtmada, Sacristfa de la Cartu}tt.

19.- La Soltdml. Oaxaca.

ChurriRUtrtsco. 1

718-1790.

20.-

Tepottotldn .

21.· Oc-otlan, Hgo.

22.· lntmor tk Sto. Domingo. Copilla

dtl

Rosario.

23.· lntenor ldtm . lntrodos de

fa

f x ) ~ · t d o dtl CtJro Alto.

24.·

l PO(ItO

. Gutrrero.

25.· San

Larmzo.

26.- El Prado. Viflanuewz.

27.- Lortto. Mlx1co

28.-

Lamo. Mt-ciro

29.·

Larrto. Müic:o

JO•• El Carmen C('Wya To e.

31.· Cupuw de la Catedral dt Múic-o.

UrbaniJmo

32.- Plano

del s1glo XVI

de la

C. de

Mt.rico.

Cop11lt1J

obienas

-PostiJ

-Uno nav('

33.· Ca/pan. Planta General.

34.· Ttpo.tcofula Capilla ab1ena.

35.- /d('m Dttullt.

36.· Copíflas PostiJ. Ca/pan.

7

ldtm.

dctallt.

Fac-w/6gmu.

38.·

Ctlda dt

Tepovlán.

39.- Plamo Ca.1a Moneda 24

40.-

Planta Slrf(rario México.

41.- Vista

Ahta

conjunto.

42.-

Sagrario vista t'Xttrior conjunto.

Tratamttnto

43.· Ro't'sllm•enro ck ladrillos Casa Apanodo. Méxic-o.

Mbriro

44.- Mttnca c-omparado hirpano-mex•rono.

45.·

ldtm

.

46.· Vista

Plaw

dt Cholula.

CtJior

v

Texturas.

47

• P6mc:o La ')oltdnd.

Oox.

48.-

Calle TrquffqUIDpan.

49.-

11ococh4JriUJya.

Temple.

SO.·

ldem

Sl. - S F

WU'ISCO

Eauepec.

52.- /tkm . Dttalles.

53.· Sta. Morfa Tonontlintlo.

54.· ldem.

Dttallt

.

Man( )O de

la

itll. y

del ~ 0 / u m t n

SS,· ldtm

. lmenor cúpula.

El Poc:ito. Detollt.

57.- San

Ftllpt

. Guodolojaro. Vtntano.

SS.· Sagrono. Mtxico. Vt'lltono

59.-

Coudral

d(' Pueblo. lnt.

60.-

To es

de la

Caudral

tk Morrlin.

México,

D.

F.,

28 de

octubre de

1966.

Page 29: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 29/76

parte quinta: las calidades

formales en el méxico

independiente hasta nuestros días.

conclusiones.

Fácilmente puede desviarse

el

objeto que persigue la se

rie de pláticas en curso, si se confunde la mostración de

evidencias de originalidad de un puñado de obras perte

necientes a las dos etapas de

la

historia de la arquitectu

ra mexicana que llevamos atisbadas, con una resumida

y concentradísima exposición historiográfica o crítica

en algunos de los aspectos estilísticos, que en buen

número ofrecen hoy ensayos y controversias. Confu

sión que por demás es explicable, dado el interés que

una mostración como las que llevamos realizadas, aun

que limitadas, despiertan por la educada sensebilidad

del arquitecto su entusiasmo hasta conducirlo incons

cientemente a olvidar el propósito que de hecho persi

gue nuestra incursión por las obras históricas las tesis

que hoy de tan somera observación, intentamos extra

er. Dejamos asentado que

la

validez positiva estética de

las obras de aquellas dos fundamentales etapas

históricas mexicanas y su calificación de estilísticamen

te propias y por ello originales, se ha convertido

en

los

últimos decenios

en un

supuesto en que coinciden los

más consistentes historiógrafos, críticos ensayistas.

Más, como se dice, esta incursión que resulta tan limi

tada y rápida para un propósito historiográfico-crítico,

tiene para nuestro estudio objeto una misión bien cla

ra de la que ahora vamos a ocuparnos

en

alguna de sus

fases: intenta servir de apoyo experimental para anali

zar

un

fenómeno de él, derivar una tesis que podría

llevarnos hasta

el

enunciado de una categoría en el te

rreno teórico-cultural. Mas, ahora habremos de confor

mamos con una mera exposición del tipo invitativo

como todo ha sido

en

nuestra excursión, ya que este fe

nómeno en lo personal se me ha dado a

la

observación

precisamente al incursionar como arquitecto, dado a la

reflexión, por el cuantioso y rico acerbo monumental

de arquitectura de todos los tiempos tipos que ofrece

nuestro territorio al compararlo con el de otros conti

nentes y culturas, diferentes sin embates disímbolos

respecto a los nuestros.

Bien sabemos que

al

iniciarse la colonización hispá

nica en México, la forma arquitectónica autóctona se

corta de cuajo; los grandes templos y palacios de lo que

era el centro ceremonial de Tenochtitlan,

por

ejemplo,

se destruyeron y sobre sus ruinas , simbólica y efecti

vamente, se levantan una nueva cultura y una nueva ar

quitectura que intentando ser hispánica resulta

hispano-mexicana. Este fenómeno genérico que desde

hace menos de dos decenios bautizó en el léxico de la

Teoría de

la

Cultura el antropólogo cubano Ortiz ' tras

culturación', va a darnos motivo para estudiar lo que

acontece con

la

originalidad formal en sus diversas

cuatro calidades, al operarse, como en nuestro caso,

una trasculturación hispano-colonial.

Por elemental método para abreviar la exposición,

requerimos hechar por delante unos cuantos conceptos

sustanciales o definitorios.

a

trasculturación es, según

el

propio Ortiz: las diferentes fases del proceso de

transición de una cultura a otra, . ... comprende tam

bién necesariamente

la

pérdida o el arrancar de raíz una

previa cultura, la cual sería definida como decultura

ción. Además de esto lleva consigo

la

idea de la crea

ción consiguiente de los nuevos fenómenos

culturales ... (o) neoculturación (F. Ortiz. Cuban Coun

terpoint: Tobaco and Sugar. New York. 1947).

El

an

tropólogo Herscovits, de Harvard, en su erudita y

reciente obra, concreta y complementa la definición

que había dado anteriormente en unión de otros dos

connotados antropólogos y teorizantes de

la

cultura -

ciendo: . .la transmisión de la cultura, proceso de

cambio cultural del cual

la

trasculturación no es más

que una expresión, ocurre cuando dos pueblos cuales

quiera tienen contacto histórico respectivo. Cuando un

grupo por ser mayor, o estar mejor equipado tecnológi

camente que otro, obliga al cambio en los modos de vi

da de un pueblo conquistado,

al

que gobierna, puede

llamrse grupo 'dominante' (El Hombre y sus Obras.

M. Herscovits. p.572. F. de C. Méx. 1952).

l

propio Herscovits defme el sentido actual que se

dá a cultura diciendo que es la parte del ambiente edifi-

  7

Page 30: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 30/76

cada o fabricada por el hombre y

por

ambiente entiende

la situación yo diría ubicación- total de individuo o

del grupo humano considerados. Se concede al térnúno

ubicación total

la

acepción más amplia y absoluta; no

simplemente la espacial física como fácilmente pudiera

suponerse.

De

este ambiente una parte es natural, un

dato y se le llama habitat , es por ello la parte natural

del ambiente

en

contraposición de la otra parte, la rti-

ficial o fabricada por el ser humano organizado en co

lectividad que es la cultura. Comprende esta cuando

crea y fabrica como ser inteligente y libre:

la

Tecnolo

gía y la Economía; las instituciones sociales; los siste

mas

de

creencias; el control del poder; las ciencias y las

artes y el propio lenguaje y todo esto en cualquier nivel

que se alcance, no como en el caso

de

la palabra civili

zación que solo se refirió en el pasado siglo a lo que

comparativamente

se

aproximaba o tendía a lo occidental.

Al ocurrir la trasculturación en el caso nuestro dél

Siglo XVI se procede a la deculturación, que

en

nuestro

terreno significó

la

demolición

de

los monumentos

en

uso y su sustitución por templos y monasterios cristia

nos; a la vez que surgían nuevos poblados de avanzado

trazo Albertino renacentista y aquellos espacios descu

biertos y amplios que fueron las plazas para

el

tianguis

y los atrios con sus capillas abiertas y posas para

la

li

turgia de la nueva creencia cristiana que los misioneros

difundían a la par que instruían y educaban a los natura

les dentro de la cultura occidental-hispánica. Esta fué

en parte la neoculturación que llaman los teóricos de

la cultura.

La complejidad

de

este fenómeno de neoculturación

y

su apasionante atractivo

de

estudiarlo

y

ahondarlo, te

nemos

t n

solo que mencionarlo como uno de tantos otros

tópicos que

se

ofrecen al estudioso. En nuestro caso con

cretemos la atención en

el

fenómeno que observamos ás

solo en

lo

tocante a la originalidadde la forma r ~

nica y a sus calidades de que nos hemos valido.

Tomemos un caso ejemplar: la cubierta gótica de

origen centro-europeo que pasa a España con cambian

tes, pero sustancialmente idéntica y comparemosla con

su reinterpretación hispano-mexicana. En su origen

europeo constituyen esta estructura, de sobra bien co

nocida, los arcos ojivos o diagonales, mismos que die-

28

ron nombre

de

ojival al sistema y su estilo; los torales

o normales

al eje principal

de Ja

nave que se cubre; los

formeros paralelos al núsmo eje, l plementería que se

apoya sobre las tres especies

de

arcos y

de

nervaduras

intermedias, cuando los hay y algo sustancial: Los es

fuerzos se concentran en los esbeltos apoyos aislados,

y sus componentes oblícuas o empuje

de

los arcos, se

reciben por medio del arco botarel, probable invento

románico, para conducirlos, al través del contrafuerte

hacia la base. En la cubierta de intención gótica, la

reinterpretación hispano-mexicana del patrón for

mal llega a una forma un tanto diferente; aunque arrai

gada sin duda a la de origen: se suprimen los apoyos

aislados que en el gótico permitieron la sustitución de

muros laterales

por

grandes vitrales engarzados en las

esbeltas tracerías

de

piedra. Nuestras cubiertas presen

tan arcos quebrados algo semejantes a los góticos euro

peos; nervios entre los ojivos, torales y fonneros, pero

la bóveda se apoya propiamente sobre espesos muros

laterales

de

carga, sin considerar el papel

de

descarga

de los arcos formeros, ni la concentración en sus arran

ques, que se rematan en consolas; y dejan al muro y a

sus robustos contrafuertes el encargo de recibir cargas

y empujes que les resultan de escasa cuantía

en

relación

a sus enormes masa y espesor.

Esta

re

nterpretación , que el historiógrafo explica

de variados y plausibles modos, para nuestro propósito

representa un otro estadio o etapa que señala la Teoría

de

la cultura, la de neoculturación y la de creación

Incentiva . Los misioneros constructores y arquitectos

improvisados que erigen esas formidables construccio

nes como templos-fortale-zas, suplen su desconoci

miento profesional del estilo o forma que copian por

una voluntad y un impulso creativos que de no haber

existido no hubiera producido esos asombrosos II Onu-

mentos; cuyas dimensiones rebasan en varias veces

la

estricta necesidad

de

cupo habitable, como lo demues

tran algunos documentos de la época, exibidos por

los

investigadores. O sea, que

de

esta neoculturación ,

concurso del misionero español y del artesano indíge

na, surge una forma que cabe añalizar: la figura es

his-

pánica; sus elementos sin embargo se combinan en

unos casos como el de las bóvedas, de modo similar

Page 31: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 31/76

más solo en parte; en otros casos como

en

las portadas

y las capillas abiertas, alcanzan no solo una reinterpre

tación porpia, sino una figura compositivamente dife

rente, original. Concurren además

la

tradicional

métrica prehispánica en plaza y atrios y también

en

la

grandiosidad con que conciben y realizan los nuevos

templos. as textUras y los coloridos, poseen un trata

miento totalmente ajeno al español de las formas y cul

tura patrón  o dorrunante .

Puede aventurarse por ello y por tantos otros ejem

plos de que podríamos echar mano, que al

perder

la for

ma prehispánica su figura,

la

nueva figura, nueva por

sus elementos, se reinterpreta  y el ansia creadora, esa

potencJalidad de arte indiscutible realidad en nuestras

razas: la pura indígena lo mismo que las meztiza y

criolla; se encauza hacia las otras calidades de la forma

que hemos manejado

en

nuestro estudio: a

la

métrica

dimensional, a la métrica de proporción estética, a la

cromática y a los efectos bápticos de texturas y de pro

fundidades perspectivas. Podría asegurarse entonces

que al perder originalidad

la figur

se alcanza otro tipo

de originalidad mediante las tres o alguna de las restan

tes calidades formales que permanecen insumidas, aún

sin saberlo ni desearlo, en lo más profundo e la sub

conciencia creativa del artista y al través de éste de su

colectividad. En tanto Ja neocuJturación no alcance la

total desculturación o sea, la total extinsión de raíz de

la cultura dominada, ésta persiste viva y aflora, se ex

presa aún por encima de toda intención de hacerla en

mudecer. Herscovits afirma: La reinterpretación

señala los aspectos del cambio culturaL Es el proceso

por el que los antiguos significados se adscnben a nue

vos elementos o mediante el cual los valores nuevos

cambian la significación cultural de las antiguas for

mas . Y

en

seguida formula una aseveración de gran in

terés para nosotros: Opera internamente, dice de

generación en generación, no menos queintegrando un

elemento prestado de una cultura que lo recibe .

Quizás ante este fenómeno que describimos y por lo

tanto brevemente explicamos que se ubica en

el

proceso

de trasculturación y sus estadios de neoculturación ya

citados, sea jusatificada una aventura

más:

la de esta

blecer que a medida que una arquitectura pierde origi-

nalidad

en

su figura al impacto de otra que se

le

impone

por cualquier causa, la creación persigue

la

originali

dad en las calidades formales subyacentes y arraigadas

en

la cultura propia. Fácilmente podrá advertirse, que

esta tesis no es sino una faceta más

en

las teorías actua

les sobre el estilo y la forma; ya que podríamos inter

narnos y entretener nuestrra atención hasta consumir el

tiempo de que disponemos, intentando la comprensión

de ese arraigo en la cultura, al través de

lo

psico-étnico

de Worringer, de lo psico-bistórico de Dvorak, o de lo

geo-psíquico de Kurt Gerstemberg, amén de otras tesis

que nos procurarían apoyos de amplitud y autoridad

amén que de insospechada hondura. Debemossin em

bargo contentarnos con solo mencionarlo.

Otro aspecto del mismo fenómeno interesa señalar:

el hecho de que en este proceso de neoculturación la

reinterpretación se hace

más

original y propia a medida

que la comprensión de la forma que intenta copiarse es

menor, y esta re lid d llistóric puede también justifi

carse dentro de las tesis de la cultura que apoyan nues

tras instituciones y observaciones. Resulta productivo,

tomar otro caso de los mostrados anteriormente; volva

mos

a1

encantador empleo que se hace del frontón cor

tado en la portada de Tlacochabuaya, que adopta sin

embargo una postura perfectamente factológica; ya que

el elemento clásico se estiliza de modo clarísimo como

ornamentación arquitectónica y no como proyección de

una cubierta que no existe. Lo mismo puede verse en

la portada de Tepoztlán, respecto al gablete de origen

gótico. Es muy probablequ el conocimiento que se tu

vo en los casos invocados acercade las formas intencio

nalmente seguidas, fué tan solo superficial, agregaría

yo que por ventura, se copiaba ingenuamente la figura

y se desconocía su razón factológica de ser. Acontece así

en numerosos casos que cita

la

T de la C. por ejemplo

el del cucharón de los bastwas que

al mango forma

de culata y de gatillo como el de los rifles europeos que

se vieron por vez primera en el Africa oriental.

Hasta aquí hemos resumidamente expuesto las dos

tesis que habíamos anunciado en nuestra anterior pláti

ca reservariárnos para la de hoy y que por lo que se ha

brá colegido afloran al recorrer, así sea del modo

panorámico y rápido que lo hemos practicado en nues-

  9

Page 32: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 32/76

tras anteriores incursiones, el nutrido acerbo

de obras

de nuestro rico e ilustrativo período hispano-colonial.

Parece indicado haber entrado

en

estas tesis precisa

mente antes

de

aventurarnos

por

una nueva y última ex

cursión al través

de

las calidades

que

nos presentarán

las más significativas etapas

del

período

que vá

de la

consumación de nuestra independencia política a poco

más o menos el medio siglo en

que

nos encontramos.

El interés y a la vez el apasionamiento

que

explica

blemente envuelve cualquier contemplación de lo pro

ducido en la primera mitad del siglo, obliga advertir

una vez más lo que

ya

hemos aseverado

en

repetidas y

anteriores ocasiones: nos interesa observar

el

cariz de

las calidades de la forma tipo o genérica

de cada

etapa

y no resumir ni historiográficamente, ni efemerídica

mente, ni

en

cualquier

otro

aspecto crítico la enumera

tiva sucesión de obras, bien numerosas por cierto, en

los últimos decenios

que

pueden colectar los expertos

en esas disciplinas propiamente historiográficas. Pisa

mos nosotros

el

terreno dicho en términos de actualidad

histórica, más no el de la historiografía; solo persegui

mos

tesis

en

lo que hace a la

Teoría

del

Arte

y nos auxi

liamos

por

la correspondiente de la cultura y

por

la

misma historiografía. Nos conservaremos de igual modo

hasta concluir esta nuestra conjunta excursión y

al

fm

dar respuesta a aquellas insistentes cuestiones que nos

planteamos en nuestra

primera

plática.

En plan cronológico, hemos de asentar que el pri

mertercio óel pasado siglo XIX, propiamente empalma

en sus

obras y calidades arquitectónicas con el Neo

clásico, como

etapa última

de

la anterior novohispáni

ca. Los acontecimientos cruciales escenificados

durante los siguientes cincuenta años, explican y moti

van la escacez de obras de consistencia, acrecentada

por

el cierre

de

la antigua Real Academia

de

San

Car

los,

que

solo reabre sus puertas hasta

el

último cuarto

del siglo; por tal motivo las calidades que corresponden

en

rigor a este período independiente, pueden

referirse

como similares a las neoclásicas precedentes o a las

que

caracterizan l a etapa porfiriana, cuya orientación esti

lística es exótica y arcaizante o sea,

que

centra su

patrón formal en arquitecturas antiguas,

de muy

di

versos siglos y además naciones. Francia influía ya, co-

30

mo

lo

hicimos notar, desde los últimos decenios del

siglo XVID y

durante el XIX

y el período

de

los treinta

años

de paz

que

concluye al iniciarse

el

movimiento ar

mado

de

la Revolución mexicana,

se

acrecienta y lleva

inclusive al empleo de arquitectos franceses e italianos.

Las ilustraciones nos mostrarán la ausencia

de

origina

lidad

en

los elementos, la relativa compositiva y

el

abandono total de las más mexicanas y propias calida

.des

que

diríamos quedaron

en

suspenso, probablemente

por

el

explicable desarraigo de los arquitectos extranje

ros

y la formación académica y exótica

que se

imparti

ría a los nacionales.

Simultáneamente

se

incuba

una

segunda etapa, pro

bablemente al impulso del nacionalismo europeo en vo

ga

que despierta el interés por las arquitecturas

históricas mexicanas.

Se

caracteriza por un intento

de

revivir las formas coloniales , como se les llamó, y las

pre-hispánicas .

~

este período, la forma exótica se

sustituye por la nacionalista; pero persiste arcaizante; y

algo

de

positivo interés: está ausente la comprensión

que

ahora aquilatamos respecto a esas formas. a figu

ra se

reinterpreta

de

un

modo

tal

que

interesaría anali

zar

y estudiar; pierde su originalidad; aquella

que

tanto

hemos ensalzado. Sus calidades coloristas, métrica y

hápticas, sucumbe también y obviamente se hacen caren

t s

de

actualidad,

de

ese empeño que no caracterizó ef

sus tres

centurias a la virreinal, así como del asombroso

sentido factológico

que

por

lo

contrario

se

contradice

sustituyendo por concreto vaciado lo

que

fué piedra

en

lo

que se

copia; llegando a necesarias confusiones en lo

estilístico,

del mismo

modo

que

cuando de los patrones

formales

se

h cí n hábiles o inhábiles copias académicas.

Por los años veintes,

se

registra un

efímero

primer

movimiento nacional y actualista o regional.

Fué

pro

piamente

la

dirección

que toma

un

entonces

joven

ar

quitecto:

Juan Segura,

quien orienta

sus

formas hacia

un colonial suigeneris, tanto, que a

mi

juicio deja por

completo

de

serlo, sin colocarse ni en las líneas

de

la

Exposición

de

Artes Decorativas de París, en voga, ni

menos en las cubistas europeas

de

esos años. Sus nume

rosas obras privadas y algunas..públicas, aún

dan

fé de

una

figura con grandes características

de

propiedad y

originalidad y

de

un arra igo a nuestras tradicionales afi-

Page 33: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 33/76

ciones

por

el color vivo, las texturas de muy variadas

aplicaciones y cosa importante

de

señalar

el

barroquis

mo en la acepción actual

de

significar profusión

de or-

namentaciones y en

el

sentido paisajista y unitario

que

h

dejado establecido Wolfflin.

A estas mismas alturas de

los

años

veintes se inicia

el movimiento actual y arraigado,

al

menos

en

intención, al internacional y occidental moderno,

pero

con tendencias a

una

visión integral

de lo

arquitectóni

co: esto es, hacia su validez utilitario-habitable,

mecánico-constructiva y expresivo-social dentro

de

un

marco occidental

para con

modalidades propias. Obvia

mente

en

los primeros tiempos

este

nuevo tipo

de

•neo

culturación' voluntaria, se orienta hacia lo universal

moderno, y pierde desde luego

la

originalidad

en

la fi

gura y que fundamentalmente

la sigue

y hasta copia,

como puede comprobarse

en

algunos casos existentes;

más el fenómeno

que

hemos hecho observar respecto a

lo hispano-colonial, vuelve

por

sus fueros y sube a

la

superficie paulatinamente desde esos ya relativamente

lejanos días. Se aprecian

las

interpretaciones

de la

for

m internacional

con

un colorido

que

no

existió

en los

'patrones formales' seguidos y unas,

por

lo menos tex

turas, que alcanzan al fío

su

pleno influjo en los años

cuarentas. Probablemente la Ciudad Universitaria sea

el

conjunto más significativo

de

los últimos tiempos pa

ra nuestro estudio,

por

resumir en él la nueva aflora

ción que hacen ante las figuras de

mayor

o

menor

originalidad o francamente

de

cuño internacional, nues

tras

calidades formales ancestrales, casi acalladas

por

más

de

un siglo al impacto del acadenismo no solo ofi

cial sino dominante

en las

clases acomodadas.

Se

han dado nombres a las subetapas

que

se regis

tran entre esos años veintes o treintas y los sesentas: in

ternacionalismo vitro-cúbico, internacionalismo est ruc

turalista, expresivo, nacionalismo arcaizante, ranche

ro, individualismos diversos

que

siguen a •dadores'

extranjeros

de

forma y dentro

de todas

esas corrientes,

cabe encontrar larvadas las calidades

que

propiamente

les prestan propiedad y

por

ello un determinado nivel

de originalidad.

Veámos, en efecto,

no

una sistematizada serie de

fotografías, sino más bien unos cuantos casos elegidos

a

la

ventura, como simple ilustración de cuanto lleva

mos dicho, pues no es nuestro propósito

hacer

mencio

nes distintivas sino simplemente

de

mostración,

de

fotografía a

la

mano y por ello

de

validez significativa.

(Dustraciones).

En

resumen: nuestras arquitecturas antiguas nos

han

mostrado una calidad

de

originalidad formal ba

sada

en

su figura, compositivamente

en los

virreinal y

propiamente total

en

la

prehispánica y la popular se en

cauza

con

vigor

por

estos dos últimos campos cualitati

vos

y alcanzan

en

sus diversas etapas una indiscutible

y gloriosa originalidad.

a

métrica dimensional física,

se advierte constante original, propia

en

lo prehispáni

co

y

en lo

virreina , constituyendo

con

las otras dos ca

lidades

de

mayor fuerza,

una base

o quizás

una

raíz o

un carácter

étnico, que aflora

en

nuestro momento, ca

da vez con mayor

fuerza y claridad; independientemen

te de

que

algunos destacados arquitectos persiguen

estas calidades con intención, pues aún así, deabe cons

tar que

el aceptar la intención

por

voluntad y

en

con

ciencia,

su

voluntad y

su

conciencia están insumidas

en

los más recónditos estratos

de

nuestra Cultura.

La

tesis

que

hemos expuesto respecto a la originalidad que se

desborda

en

las calidades distintas a la

de

la figura

cuando

ésta es

impuesta voluntaria o involuntariamen

te, así como

la

otra

tesis, la

que

se refiere a

que

la

incomprensión del

patrón

formal' conduce a una rein

terpretación original

que

cuando hay artista produce

obra

de

arte, tienen particular interés al intentar una

respuesta a aquellas preguntas

que

nos hacíamos

en

nuestra plática inicial: ¿hasta donde

puede el

arquitecto

de hoy ser

original? y ¿hasta donde lo

que

ahora hace

mos es una simple copia mimética de lo que producen

países

como por

ejemplo el

que

ahora impresiona más

al occidente, el vecino del Norte? .

a

pregunta

de

basta

donde

hemos sido originales,

queda

si oó

contestada

en

todos

sus

aspectos, al menos

en

uno

de

ellos,

el de sus

calidades formales que siendo

propias y siendo valentes estéticamente las califican

de

originales, aún

en

el

caso

y muy particularmente

en

el

de

hoy,

en que

las figuras

se

siguen

por

necesidad o por

inercia y

el

único campo de originalidad lo ofrecen pre

cisamente nuestras calidades ancestrales y desde luego

3

Page 34: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 34/76

el intento compositivo propio y

en

último análisis el ra-

ro y nada habitual del hallazgo genial. El genio por an-

tonomasia es excepcional.

El arquitecto de hoy tiene por tanto ese campo de

creación y de alcanzar originalidad al través de

la

pro-

porción, el color, la háptica, la composición que debe

avalorar y estimar

en lo

que

ha

valido

en

nuestra histo-

ria, especialmente la virreina y al afirmar esto, muy le-

jos

nos encontramos de invitar al

error

de

intentar

revivir lo que es tan solo un monumento

y

una lección

vivos que hablan de cómo los arquitectos e aquellos

días fecundos fueron modernos en su tiempo, actua-

les,

que nunca trataron de volver

atra S

sino en todos los

siglos, y esto debe subrayarse con énfasis, supieron

ser

de y

para su tiempo;

de y

para su colectividad

e

y

para su economía e idiosincracia. No hay que dudarlo:

requerimos insumir nuestras raíces más y más en las

aguas de nuestro pasado; no para hacerlo revivir en lo

que no puede volver a ser, sino para alimentarnos e

igual sabia, de esa que supo dar frutos de originalidad

y

de

genialidad en todos los niveles, el académico, el

del improvisado

monje

y

el

del asombroso contructor

popular, artista y profundamente mexicano. Esta con-

clusión ha motivado, nuestra Larga peregrinación que

además otras perspectivas nos ha dejado entrever.

Sf concluía nuestra anterior plática elevando una loa

a nuestros grandes arquitectos

de

los tiempos virreina-

les, deseo dar término esta noche a nuestra serie de

conversaciones con una invitación entusiasta

que

es

convicción, arraiguémonos más

y

más hondamente en

nuestra cultura al través

de la

contemplación y del gus-

tar las formas históricas pero también

de

profundizar el

conocimiento de los auténticos problemas arquitectóni-

cos de nuestra colectividad; solo así lograremos auten-

ticidad arquitectónica

en

nuestras soluciones y una

originalidad

que

no será, ni deberá ser la meta de nues-

tra creación, sino el

premio

la

resultante de

una crea-

ción

que

apunta a servir a nuestra colectividad y a

dar

pábulo a nuestro

justo

anhelo de objetivar en formas

de

arquitectura nuestras personales intuiciones estéticas.

32

Parodeando el lema V asconceliano de nuestra Uni-

versidad Nacional, va

m

más ferviente deseo de: ¡que

el espíritu creativo

de

nuestros arquitectos hable por

nuestra raza •

México,

D.F.

4 Noviembre

de

1966.

®

Catedral de Amiens; por Villagrán.

Page 35: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 35/76

1 . . - - - - - - - - -

el convento gustino de

s n ndrés ep zoyuc n

j ime bundis c n les

Fi¡. 2. Paisaje característico alrededor de Epazoyucan.

Fig l Jeroglifo de Epazoyucan.

Veinticuatro kilómetros al poniente de

la

ciudad

de

Pachuca,

capital del Estado

de

Hidalgo, se encuentra la población

de

Epazoyucan, cabecera del municipio del mismo nombre.

El

acceso a esta pequeña y apartada población hidalguense se

puede hacer por la carretera que une a Pachuca con Tulancin-

go, sobre

la

cual se halla la hacienda

de

El Ocote y frente a

ésta parte una desviación hacia el sur que lleva a Epazoyu-

can1, o bien por el camino que saliendo

de

Teotihuacán, pa-

sa

por

Otumba y

se

dirije igualmente a Tulancingo, para que

en

la bifurcación que lleva a Tepeapulco se

vuelta

al

po-

níente, encontrando el lugar pocos kilómetros adelante.

El topónimo náhuatJ

de

Epazoyucan habla claramente del

origen prehispánico del sitio. Etimológicamente el nombre

deriva

de

los términos

epazoyo

epazote) y

can

lugar de). lo

que permite

dar

como su significado: lugar donde hay epazo-

te2

El jeroglífico es el

de

un

zorriJlo con dos hierbas sobre

el lomo, tal y como aparece representado

en

el Códice Men-

docino fig.

1

3

El epazote es una hierba aromática muy

empleada

en

la cocina mexicana desde época precolombina

que

despide un olor fuerte y penetrante; de ahí que se le aso-

cie con un zorriJlo

épatl)

y con la suciedad

zotlj4.

Epazoyucan se localiza en

un

vallecillo flanqueado por ce-

rros

de

escasa altura al poniente y

al

oriente y por

la

Sierra

de las

Navajas

z¡li

al norte. Su climaes templado y la vegetación

es raquítica, como suele ser en esa región limítrofe norte del

Valle

de

México, debido a la escasa precipitación pluvial.

Los montes del oriente y poniente se encuentran muy erosio-

nados lo que origina que la roca madre aflore dando un as-

pecto atractivo al entorno.

os

rnagueyes, huizaches y

nopales

son

las plantas más características, encontrando bos-

ques

de

coníferas hasta las cumbres

de

la Sierra

de

las Nava-

jas

fig.

2).

33

Page 36: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 36/76

reseña histórica EI asentamiento prehispánico del lugar

quedó seguramente sepultado por

el

convento agustino

de

San Andrés, (fig.

3)

tal y como lo ponen en evidencia las ex

cavaciones arqueológicas efectuadas hace pocos años en el

atrio, frente

al

convento. En todo el atrio se encuentran es

parcidos- innumerables tiestos y fragmentos

de

obsidiana,

precisamente frente a lo que pudo haber sifo

un

teocalli. Se

sabe que el pueblo fue fundado en una loma baja llamada Tlá

loc. dios de la l l u v i a ~

a

obsidiana procede con seguridad,

de

la

Sterra de las Navajas. cadena montañosa conocida por

la explotación de ese material esencial para los pueblos me

soamericanos. Al tiempo de la conquista. la región estaba

habitada por otomíes

6

, sometidos al imperio mexica, dedi

cados a la explotación agrícola y

de

la obsidiana. Una tempo

rada

de

trabajos arqueológicos aponarían

un

buen número de

elementos

de

juicio respecto a sus primitivos pobladores.

Los primeros españoles que llegaron al lugar fueron frai

les franciscanos provenientes

de

Texcoco en el año

de

1528,

estableciéndolo como visita

de

Zempoala habiendo proba

blemente edificado una capilla anterior al convento actual

8

Siendo provincial

de

la orden agustina fray Jorge

de A

vi la,

se decide

la

evangelización

de

la región

de

los Otomíes y

la Sierra Alta en dirección a la Huaxteca  en

el

capítulo de

1536

9

fundando el convento fray Pedro de Pareja en 1540

1

dentro

de

la circusncripción

de

la Provincia del Dulce Nombre

de

Jesús; retirándose los franciscanos a partir

de

entonces.

El señor Lope de Mendoza recibe a Epazoyucan como

parte

de

su encomienda, hacia mediados del siglo XVI; sabe

mos

que

en 1571 se

hallaba

como titular su viuda doña Francisca

de Rincón y tiempo después don Luis de Velasco

 

Fray Juan de Grijalva, cronista agustino, nos refiere que

el convento se edificó con celeridad en el inverosímil tiempo

de

siete meses y días, y señala:

Está

escrito esto

en

el libro

del depósito por caso notable: por que es

de

los mejores, y

mayores edificios del Reyno, y los que ahora lo ven se mara

villan con mucha razón:

por

que parece imposible, que

en

es

te tiempo se haya acabado solamente el patio, y gradas,

por

ser

hermosísimo, y costoso

2

Esto debe

ser

tomado con

cierta reserva, pues sabemos

por

medio

de

fray Alonso

de

Montúfar, arzobispo

de

México,

que

en 1556 seguía en

construcción

13

;

siendo

lo

más probable que la mayor parte

de

la obra se haya concuído en

1541

como señalan Grijalva

-y Basalenque

14

, correspondiendo lo anotado por Mootúfar a

una segunda etapa

de

construcción.

En

ambas etapas constructivas

se

contó con mano

de

obra

en abundancia como bien lo señalaba el propio

G r i j a l v a

y

como parecen constatarlo los datos demográficos que nos

aporta el

atálogo

de

construcciones religiosas del Estado

de

Hidalgo cuando afirma que para el año

de

1571 bajo la tutela

de

la encomendera doña Francisca

de

Rincón, los frailes

agustinos

de

Epazoyucan atendían a

1 h n d ~ o s

otomíes y

979 mexicanos, además

de

los

que

había

en

otros nueve

Fig

3. Convento agusttno de San Andrés Epazoyucan. Archivo fotográfico de Culhuacán, lNAH.

34

Page 37: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 37/76

pueblos y que sumaban

800

otomfes y 988 mexicanos

16

. Pa

ra 1556 :.e

con >truÍa

un costoso retablo

en

Epazoyucan, cau

~ n t e

de

l a ~

q u e j a ~ del arzobispo Montúfar. pues

le

parece

e x c e ~ 1 v o de

acuerdo al lugar:

En

un monasterio

de

padres

agustinos, hemos sabido que

se

hace un retablo

que

costará

más

de seis mil ~ s para unos montes donde nunca habrá

más

de dos frailes, y el monasterio va superbísimo y hémoslo

reñido y no ha aprovechado nada; el pueblo

se

llama Epazo

 Uca,

pequeño y

de

pobre

gente Es

posible que este tipo

de

abuso de

Jos

frailes (bien.sabemos de lo ostentoso de los

e d i f i c i o ~ de

los agustinos) haya mortificado

al

visitador fray

Pedro de Herrera. quien -.isitó el monasterio

el

8

de

mayo

de 1563, y que segdn Ricard procuró que fuera declarado

inháb1l

para ser elegido a cualquier dignidad, fuera lo que

fuera '

11

Resulta indiscutible que

la

fábrica de cualqulier

convento novohispano del siglo XVI

es

desmesurada en rela

ción

a

los frailes que los habitaron; así

para

1571 nos dice

Garcfa lcazbalceta que en el convento

residen

de ordinario

cuatro religiosos, y los que

al

presente en

él

están son

Fr

Ni

colás de Perea, prior. hombre docto y antiguo

en

la tierra y

lengua mexicana, y

Fr

. Melchor

de

los Reyes, teólogo, que

ha leido un curso de artes y teología en España y otros en esta

Nueva España:

es

lengua otomf y mexicana, y

Fray

Antonio

de

Esquive que ha estudiado artes y teología;

es

lengua me

xicana. y los tres dichos administran

la

doctrina y sacramen

tos

a los indios . Está tamb1én

un

relig1oso

de

epístola que

se

llama

Fray E teban

de

San Anselmo'"

19

. Esta circunstancia

refuerza la tesis

de

los variados usos que

se

daban a las fun

daciones moná'iticas mendicantes

en

esa

primera

época

del

siglo XVI,

pues

tanto la habitación como el mantenimiento

del

inmueble resultarían excesivos para cuatro frailes; recor

demos

el adoctrinamiento y educac16n que recibían los hijos

de Jo

c a c i q u e ~ indígenas principales

en

los monastenos.

a fecha de la fundación y construcción del monasterio

de

San

Andrés

se

hallaba registrada

en

una cartela pintada hacia

1901

sobre la ventana del coro

y que

decía:

En

el

siglo

XVI

ano

de

1540 fundación

de

la Iglesia y Convento

de

Epazoyu

can por los R. P. Agustinos. Esta y otras cuatro fueron

construidas en siete

meses

20

• Esta leyenda

se

retiró en

1963

después de haber sido consignada

por

el

dr.

Kubler

Hasta hace pocos años,

en

la calle sur del convento

se

en

contraban esparcidas impostas y capiteles

de

piedra labrada

que

George Kubler suponía elementos

de una

etapa construc

tiva

más primitiva;

21

podría tratarse

de

los restos del esta

blecimiento franciscano, anterior a la llegada

de

los

agustinos.

as

condiciones geográficas

de

Epazoyucan hacían preca

rias

las condiciones de vida de frailes, encomenderos e

indígenas

por

la falta de agua. Esto motivó a

fray

Antonio de

AguiJar, · ~ · r incredibilí multarum rerum c o g n i t i o n ~ insig-

nis

·· (como escribe

a<1m1rado

Panfilio)n, a dotar a la pobla·

ción del líquido mediante un acueducto que la traía de la

Sierra de las Navajas

23

trece kilómetros al norte: restos de

ese

acueducto pueden verse todavía

por

entre los magueya·

les

14

Los conductos llegaban a

dos

salidas:

' 'una

en el

atno

y

otra en

el claustro. donde el agua corrría

en

fuentes labra·

das .

La magna labor

se

concluyó en 1567 como se dedu·

ce

de la > inscripciones

en

la fuente que estaba freme al

templo: '"Se acabó esta fuente en 17 de abril

de 1567

: y de

la que alguna vez estuvo en

el

claustro: Esta agua

se

acabó

de encannar en

17 de

abnJ del año de

1567''

16

. La obra de

fra) Antonio de AguiJar transfonnó las perspecttvas del mo

nasterio y la de la población aledaña pues pennitió

Jos

sem

bradfos regados. además de calmar la

sed

de los pobladores:

Epazoyucan cum antea esset sterilís

se conv1ene en un

oppidum salubre et gratum, proper irriguam aquae co

piam

Z

7

Para el ano de

19

18 el presbítero Canuto E. Ana

ya nos informa ftú1:"cl-acueducto

se

hallaba ya fuera de uso

2

" .

Es

una mera

h.ijX)Iesis la

suposición de que estas obras

hi

dráulicas implicaran

otra

etapa constructiva en el mona óterio

como lo externa K u b l e r l ~

La

scculari1ación del convento tiene Jugar en 1751 ,

s1cn

do

el primer cura el bachiller Mateo Quiñones. dependiendo

en su calidad de parroquia

de

la icaria

foránea de

La ~ u n -

ción

con

sede en Pachuca

10

Cincuenta años antes se modifi

la

cubiena

ongmal del templo.

con

la con ltruCclón de la'

bóvedas que hoy lo cubren

1

Entre

c-.c

momento )

el

inicio del siglo

XX

carecemos de

noticias de modificaciones arqwtectónicas. En 1901. ju .ta·

mente cuando la parroquia queda adscrita al O b i ~ p a d o de Tu

lancingo. se lleva a cabo una r e e d i f i c a c i ó n que incluye una

nueva decoración pictónca en el interior del templo. realiza·

da

por

el

señor Miguel M. Hemández. conncluida el

de

febrero del año referido. y acaso la erección del altar neoclá·

sico del presbiterio que vemos hasta nuestros días (fig .

4) .

Los desmanes ocasionado >

por la

Revolución y un incen·

dto arruinan gravemente el convento hasta que en el año de

1922.

el

ing. José R. Benítez. inspector

de

monumentos del

Mintsterio de Instrucción Pública

y

Bellas

Anes

realira una

visita

al

mismo. dando comienzo a una serie

de

intervencio

nes tendientes, en un sentido amplio, a la preservación del

conjunto

11

• El

convento

es

declarado monumento histórico

el 2 de febrero de 1933'

4

Diferentes intervenciones de con

scrvación y restauración

se

ha llevado al cabo por parte de

organismos ofic1ales a parti r de

ese

momento, siendo las más

notables la., realizadas en los años de 1950. 1958-1959.

1963. 1966. 1968

y

1975. Actualmente el convento está bajo

cu >todia

del Centro Reg1onal

de

Hidalgo del Insututo Nacio

nal

de

Antropología e Historia. conservándose el templo

ab1erto al culto

5

Page 38: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 38/76

descripción arquitectónica

Situado en el centro del

pueblo, el convento de San Andrés es el elemento organiza-

dor fundamental, como es el caso de la inmensa mayoría de

las edificaciones conventuales del siglo XVI en poblaciones

pequeñas. Todo el conjunto se desplanta sobre una gran pla-

taforma

de aproximadamente 125m. de ancho por 200m. de

largo, que significó seguramente la primer tarea que acome-

tieron sus constructores originales; la nivelación del terreno

se efectuó aprovechando las construcciones prehispánicas

existentes, escavando hacia el oriente y rellenando en el po-

niente con el material extraído. Abundan los ejemplos de

conventos asentados en plataformas niveladas de esta mane-

ra, baste recordar los casos de Tecarnachalco y Tlaxcala. a

cabecera poniente de la plataforma resulta as í elevada sobre

el nivel de la calle hasta una altura de cerca de 4m. siendo

en esta parte donde se ubica el acceso principal. El desnivel

se salva por una escalera monumental con dos rampas cur-

vas, como puede verse en la planta de conjunto: este tipo de

solución no era muy frecuente en Europa, pues, como señala

John McAndrew, los casos de Santiago de Compostela en

Galicia o de Trani en Apulia no constituían el caso común.

El conjunto está constituido por el templo

y

el convento

ubicados hacia la parte oriente posterior) de la plataforma,

el atrio, en la parte poniente

y

la huerta, localizada junto

al

templo, al norte de éste fig. 5).

El atrio es casi un cuadrado limitado por la barda o muro

atrial en sus costados norte, sur y poniente, en tanto que al

36

oriente se delimita por una plataforma más elevada 2 Sm

más alta aproximadamente) sobre la que se erige el templo,

el convento y la capilla abierta. Durante mucho tiempo y has-

ta hace pocos años se usó como camposanto y existen tres ca-

pillas posas en las esquinas noroeste, suroeste y sureste, así

como una cruz atrial al centro. Hay un solo pasillo procesio-

nal, el central, al eje del templo, hecho con piedra irregular

y

no se ven huellas

de

los demás. En el muro atrial del costa-

do norte se observa, por la parte exterior, una perforación

que pudiera corresponder al dueto que aprovisionaba l fuen-

te del atrio; una zanja oblicua continúa por

el

atrio basta per-

derse cerca del centro; no subsisten restos de la cimentación

de la fuente36 La cruz atrial está labrada en piedra y se

ha-

lla empotrada en una base cuadrada de mampostería de una

altura de 1.50m. aproximadamente; su facturación es muy

sencilla en comparación a otros ejemplares ricamente labra-

dos y

su

adorno principal es la rodela con motivos vegetales,

en el cruce de los brazos. En el ángulo sureste, atrás de la

capilla posa, se han hecho excavaciones arqueológicas

que

han dejado al descubierto el arranque

y

las cimentaciones

de

muros de mampostería que pertenecen a una etapa constructi-

va más

p r i m i t i v ~ a l a _ _ q u e

aludimos líneas arriba.

McAndrew éonsidera que

l

cuarta capilla posa la consti-

tuía la adosada a la fachada del templo

 

• que

ha

sido consi-

derada la capilla de indios o abierta. Las posas son pequeños

prismas rectangulares. semejantes a nichos, que tienen tres

muros que sostienen una bóveda de cañón que sigue la forma

J

Fig. 5. Planta de conjunto. Archivo fotográfico de Culhuacán, INAH.

Fig. 4 Aspecto del interior del templo antes

de

1963. Archivo fotográfico

de Culhuacán lNAH.

Page 39: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 39/76

Flg. 6

C J'IIIa

pos oorem 

Fla. 8. CMp lla po sureste

Jlg

9 Mono¡rama

t lll

enJUU de

la capilla

pos

suroeste 

t'la

·

10  Cap1lla a b ~ : n a u de

andioa.

37

Page 40: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 40/76

del arco del cuarto paramento. Las tres contienen un pequeño

altar y

se

orientan de tal forma que

la

procesión caminando

en sentido inverso a las manecillas del reloj las viese de fren

te . Las capillas noroeste y suroeste son similares entre sí, no

sólo por el arco deprimido de la fachada sino también por la

mol duración gótica que delimita la arquivolta del arco, la que

oma la esquina de las jambas y la que remata las esquinas ex

teriores; las dos primeras arrancan o rematan en pequeñas

consolas y la última en un flamero igualmente góticos. La

posa sureste, en cambio, presenta un arco de medio punto

que descansa en impostas clásicas de diseño análogo a las ba

ses de las jambas; no existe el junquiUo que limita la arqui

volta ni el que ornamenta las esquinas exteriores, como en

las otras dos. Sin embargo, tanto ésta última como la noroes

te tienen restos de una crestería de flores de lis, como la capi

lla abierta, s

obre

una comisa labrada; la posa suroeste no

pre

senta crestería ni cornisa, aunque es muy probable que las

tuviera . Las arquivoltas y jambas de las tres presentan una

decoración labrada muy plana. las arquivoltas de las noroes

tes

y suroestes tienen motivos florales y sus jambas y arqui

volta, una cadena formada

por

monogramas

de

Cristo en

griego y latín alternados, ligados

por

una guía vegetal; esta

decoración aparece en las pilastras empotradas del sotocoro

del templo, y los monogramas descritos junto con otro de la

Virgen María, los encontramos

en

los finos relieves de apla

nado de los muros interiores del templo . (figs.6, 7, 8).

Las en untas de las posas noroeste y suroeste tienen el mono

grama de Cristo en griego

del

lado izquierdo, y en latín, del

lado derecho (fig. 9). La volumetría de las posas recuerda

a las de sitios como Tepeji, Chiautla y Tasquillo como lo ha

ce

notar Pedro Rojas

38

;

mientras que

su

ornamentación las

convierte en manifestaciones típicamente novohispanas, muy

alejadas de sus modelos europeos

39

Las diferencias forma

les de las capillas posas permitirían suponer épocas de

construcción o artesanos diferentes, aunque la mezcla de los

motivos ornamentales supone contemporaneidad; la duda

subsiste.

En

la

base del campanario del templo, adyacente al lado

norte de su fachada,

se

encuentra una capilla de indios de

cortas dimensiones (de apenas cinco

por

dos metros), que se

meja una pequeña caja, similar a las posas, con un arco prin

cipal viendo al poniente y otro menor hacia

el sur

. Se localiza

sobre esa segunda plataforma alargada que limita al atrio

por

el orien te y

se

avanza respecto

del

templo y convento; coinci

diendo

su

disposición

con

el eje que

marca

el centro del atrio.

Pudiera pensarse, como señala McAndrew-40, que anteceda

temporalmente al templo y al convento, no solamente en vir

tud de su posición adelantada, de sus diferencias formales

con respecto a la portada del templo y

por a

desviación que

tiene la gárgola empotrada en el muro del templo que evita

arrojar el agua sobre su techumbre, sino también

por

su colo

cación central dominando el atrio; recuérdese por otra parte,

la

probabilidad de que los franciscanos hayan edificado antes

de \a

llegada de \os agustinos. En este caso, se

podría

pensar

en la existencia de

la

capilla abierta aislada, a

la

manera co

mo

lo

establece para esa primera etapa evangelizadora el

arq. Juan Benito Artigas

4 1

,

con

la extraordinaria singulari

dad de contar con las capillas posas y con un atrio delimita

do, pues no puede dudarse de la contemporaneidad de

algunas de las posas con la abierta; sus motivos ornamentales

38

y fonnales lo evidencian. Como

se

ba dicho, la cara principal

de la capilla mira al poniente; se compone por un arco de me

dio punto que

se

apoya

en

jambas con impostas y bases mol

duradas, unas bandas labradas

sobre la sillería misma

limitando las esquinas y una fina crestería de flores de lis so

bre

una

comisa

, moldurada también, rematando la parte su

perior. La decoración que cubre la arquivolta del arco, las

jambas

y

las bandas repite motivos vegetales renacentistas;

las jambas y las bandas

se

desplantan sobre un mismo zoclo

con molduras, de manera análoga a a disposición de las capi

llas posas noroeste

y

suroeste. La crestería compuesta por

una sucesión de flores de lis, a alturas diferentes alternadas,

s encuentra

sobre

las capillas posas (aunque la suroeste no

tenga restos de ella o de la cornisa); esta flor heráldica que

no

se

encuentra en la naturaleza la encontramos como símbo

lo

de

realeza desde

la

Alta Antigüedad y durante la Edad

Me

dia se consideró emblema de la iluminación y atributo del

Señor,

42

o bien de la Virgen en su calidad de Reina del Cie

lo43; ignoramos la razón

por

la cual los frailes eligieron este

motivo como remate. Lo que es de notarse

es

que este mismo

elemento decorativo

Jo

encontramos en otras construcciones

franciscanas

de

la época; el ejemplo más sobresaliente

Jo

po-

demos

ver

en la puerta porciúncula

del

templo de San Miguel

Huejotzingo. Este hecho refuerza lo aseverado lineas arriba,

con la mayor posibilidad de que tanto la capilla de indios co

mo las posas hayan sido facturadas por los franciscanos antes

de la llegada de los agustinos. Los muros interiores estuvie

ron cubiertos

con

pinturas murales, restos de las cuales se

ven en el del fondo, que sufrieron degradación durante el

tiempo que pennaneció destechada la capilla. La techumbre

actual

se

reconstruyó en

1959

bajo

la

dirección del arq. l-

fredo L. Bishop, de

la

Dirección de Monumentos Históricos,

siguiendo como muestra

la

estructura

de

madera del coro del

templo

44

, y deseamos q ue como lo obligaban los restos de la

original que pennanecían aún en su lugar4s. Tal es la capilla

de indios

de

Epazoyucan, • ricamente decorada

46

,

y de ar

moniosas proporciones que llamó la atención de McAndrew

y Angulo Iñiguez

por sus motivos renacentistas

47

(fig.

10 .

El elemento predominante del conjunto

es

el templo, de

una sola nave orientada oriente-poniente

con

la fachada vien

do al ocaso; el coro , en alto, se hallaba a los pies, mientras

que el presbiterio, elevado del nivel general de la nave, se

alojan en el ábside ochavado. Los muro s, al igual que el resto

del conjunto,

son

de piedra de mampostería

y

de sillares.

Cuatro contrafuertes escalonados refuerzan el muro

norte

por

el exterior, mismo que se observa perceptiblemente de·

formado en

la

corona (fig.

11).

Un

pequeño campanario, de un solo cuerpo de proporcio

nes cúbicas, corona la fachada en

su

lado izquierdo,

ceñido

por tres cornisas: una que lo remata, otra que lo rodea a

un

tercio de

su

altura y otra más que

lo

abraza

por

tres

lados

W.N y E) y que

es

la continuación de la que culmina la fa

chada

del

templo, adornada con flores. Cuatro garitones con

troneras

y

cup\1\lnes cónicos

se

asientan

en

las esquinas

de la

cubierta; por el lado sur, dos de ellos están ligados por dos

espadañas desprovistas ya de campanas. Cada paramento tie

ne un vano cerrado con arco de medio punto para alojar

l s

campanas, de las cuales existen cuatro datando de

fines del

siglo XIX y principios del XX , ~ e eUas refundida recien

temente48. A este campanario

se

accede por una escalera de

Page 41: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 41/76

caracol n u interior. procedente del coro

y

que desembarca

~ r c las bóvedas del templo, continuando con una metálica

adosada al exterior.

Evocando el Renacimiento español

por

sus elementos

y

la

d1

posición

Je Jo

mio;mo:.. la portada del templo resulta muy

sencilla i la comparamo:. con orras portadas

de

la región

(recuérdese a Acolman); y

coru>ta

de dos cuerpos El inferior

con

ta del vano de acceso flanqueado por medias mue<;tra.

pareadas a cada lado. El vano de la puerta se cierra con un

arco de medio punto: la arquivolta

y

las jambas tienen mol-

duraciones ncrvadas continuas que se originan en bases góti-

c a ~ y que semejan un abocinam1ento. El portón

de

made;a

e ~ t á hecho de dos hoJas con sendos posngos y conserva

cha

-

p t o n ~ m e t á l i c o ~

en forma

de

flor. Las m.edias muestras

arrancan de una base común y rematan

en

una especie de ca-

pttcl Circular formac.lo por la comisa que liga a todas sobre

el acceso; el fuMe que disminuye en sección de abajo a arri-

ba

está

dividic.lo

en seis fajas

con

motivos diferentes: las dos

i n f r i o r ~ con cstr(as verticales, la siguiente y la quinta con

c\tnas obhcuas a la izquierda . la cuarta otra vez verucales,

y la última con un fino bajorrelieve que representa un árbol

o una planta. Kubler equivocadamente

las

refiere como par-

cialmente salomónicas

0

: el fuste sigue

l

geometría general

) no e retuerce

Jo

suficiente como para poder hablar

de

una

columna abalaustrada: Angulo lñiguez señala esta peculiar

caracterf

tiC ll

del fuste (fig. 12)

 

Una

comi a l ~ h i c a . horizontal, situada encima de aquella

que

hga a

la-.

media muestra:., separa al cuerpo inferior del

superior. E ~ t e está constituido por l ventana del coro y un

frontón

~ o b r e

ella. La ventana rectangular está enmarcada

con molduraciones abocinadas. El frontón (con tal mclina-

ción que recuerda a un gablete gótico) está formado

por cor

-

nlslt:.

c l á ~ i c a ~ :

las inclinadas se apoyan en consola:. g ó t i c a ~

que limitan a la horizontal: sobre la punta del frontón encon-

tramo

. un

medallón circular labrado; el tímpano tiene una

pintura que r e p r c ~ e n t a las tres cruces del Calvario (fig . 20).

El diseñador de

la

portada tuvo el tino de ligar los d o ~

cuerpos con un alfiz que arranca a la mitad

de

la altura de

las medias muestras y que

se

quiebra para comprender

ta.m

·

bién la ventana del coro.

La

reminiscencia mudéjar del alfiz

se encuentra presente en la arquitectura occidental desde la

época romántica y, tamb1én, en innumerables ponadas del si-

glo xvr en MéXICO, como bien anota T o u s s a i n t ~

Dignas de atención son las consolas que sirven de arran-

que al alfiz que tienen el perfil y la precisión

de

las mejores

obras agustinas de la década

de

los sesenta como en Acolman

o lxmiquilpan. Consolas parecidas se hayan en el muro pos

tenor de la llamada capilla

abierta

Se

trata de piezas

con gola, filetes y caveto, molduras harto clásicas, con una

especie

de

ábaco poligonal con ttamos curvos convexos: son

Similares, aunque no iguales. a las descritas en el frontón .

Toda la fachada del templo culmina en un cornisamiento

por encima del cual se prolonga el pretil. Esta comisa se

adorna con

f l o r e ~

ciñiendo

al

campanario como vimo:. ante ·

rionnente, y no con perlas como lo dice Angulo l ñ i g u e 1 ~

Como elementos c c ~ o r i o s de

la

fachada tenemos do. trone·

·

u . t:onuaf ucnes .abre

el muro

nortr dd

templo

Fig. U.

Medaas m u e s t r a ~

de la

portada.

39

Page 42: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 42/76

ra >

iluminan la escalera del campanario

y

dos gárgolas

de p1edra a ambos lados de la portada.

Al ingresar

al

interior del templo. impresiona poderosa

mente la profundidad

de

la nave.

La

cubierta actual está for

m.ada

por

una bóveda

de

cañon corr ido d1vidida, has ta

el

arco

tnunfal,

en

cuatro tramos separados

por

tres arcos fajones;

cada uno de esos tramos llene lunetos cónicos a cada lado;

los dos primeros arcos

se

apoyan en consolas empotradas al

muro, en tanto que el tercero, más peraltado, en pilastras em-

potradas con capiteles moldurados. Al presbiterio lo cubre

también la misma bóveda, dividida en dos

por un

arco fajón

más. que no

se

apoya

en

consola o pilastra alguna. sino que

se

confunde con el muro; esta bóveda termina con tres pe-

queños lunetos

que

solucionan la intersección

con el

testero

ochavado. Los arcos fajones y pilastras descritas no pertene

cen al siglo XVl,

sino a

una

reconstrucción de principios del

XVIIl (fig. 13). En cambio, el

arco

triunfal

es

definitivamen

te, remanente

de

aquella época,

como lo

acusa el carácter

formal de sus componentes; el

arco surge de

dos pilastras

empotradas

de

las que se distingue

por

los capiteles, y pre

senta la misma molduración

de

un haz

de

junquillos

que

le

otorga un carácter gótico; los capiteles

y

las bases

de

las pi

l ~ s t r a s están cubiertos con flores , corazones asaetados, pro

piOS de la orden, hojas

de

acanto y molduras (fig.

17).

El piso del templo es de madera, restaurado no hace mu

cho tiempo, excepción hecha del presbiterio y del sotocoro

donde hay piedra.

40

Los muros están c u b i e r t o ~

por una

decoración delgada de

aplanado en relieve, que simula sillares. Distribuidos en los

stllares

se

encuentran cuatro diferentes monogramas: el de la

Virgen

María, el

de

Cristo en

griego,

y

dos diferentes de

Cristo en latín; emblemas similares los tienen las capillas po·

l>aS. Esta decoración

se

descubrió en 1963, a instancias de

don Manuel del Castillo Negrete,

jefe

del Departamento de

Restauración

y

Catálogo del

INAH.

retirando

la que se

habfa

hecho

en

1901 y puede

o b s e r v a r ~ e en

fotografías antiguas

(fig.

5

.

Muy

probablemente haya existido otra decoración

anterior.

del

mismo siglo XVI. pues quedan huellas de esce

nas, como

el

fraile

que

está pintado en

el muro sur

cerca

del

sotocoro (fig. 28). y

otro

medallón pintado

con el

escudo

ag -lstino (co.razón atravezado

por

tres flechas bajo una tiara

episcopal) circundando

por

una sentencia latina: (lig. 14 .

SAGITAVERAS V DOMINE COR MEVM CHARITATE

7VA E ?)GESTAVA 3.

Este tipo

de

sentencias aparece en otros lados y

así

Constanti

no Reyes anota

otra

análoga

en

las celdas

del

convento agus

uno

de

Totolapan

en

el Estado

de

Morelos,

junto

con otras

en

n á h u a t P ~

Cuatro ventanas

en

el

muro

sur

proporcionan iluminación

a la nave.

junto con

la

del coro, la

del presbiterio

y

la puerta

de

acceso.

La

ventana

que se

ve

en el

presbiterio data

del

glo XVI;

el

claro está salvado con

un

arco

de

medio punto;

JUntO

se

encuentra otra igual que no es visible por el interior

por

estar cegada, pero

que se

evidencia

por

el exterior.

La

ventana del presbiterio, también

con

un

arco

de medio punto

,

\

l

Page 43: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 43/76

 

flc 14 ilo

in enor

dd

clausuo.

Foco Juan B. Artigas F A

Fla. 18. Bóveda del presbiteno.

41

Page 44: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 44/76

fue seguramente hecha

el

siglo pasado; vale la pena recordar

que en el ábside estuvo muy probablemente el retablo que

consigna Montúfar en 1556 y del cual no quedan rastros.

Un altar neoclásico ocupa el lugar principal del

presbiterio y fue bárbaramente despellejado de sus aplanados

y dorados, quedando al descubierto

la

sillería.

Otro elemento importante lo constituye la portada

en

piedra que

oma

la puerta

que

da acceso al convento, sobre

el muro sur. El arco de medio punto presenta la arquivolta

con motivos zoomorfos. Las jambas tienen labrado

un

listón

que se enrolla alrededor de un eje cilíndrico; impostas y ba-

ses están decoradas con flores. Un alfiz enmarca el vano, en-

contrando sendos escudos agustinos y monogramas en las

enjutas. lo mismo que una cruz sobre un jarrón por encima

de la clave.

Dos pilastras empotradas en cada muro flanquean el soto-

coro y sirven para soportar la viga madrina o de arrastre que

apoya los tornapuntas de la estructura del coro. La decora-

::ión labrada del fuste es exactamente

igual

a la de la arqui-

volta y jambas de la capilla posa sureste.

Las

bases y los

capiteles se cubren con flores y hojas de acanto de muy esca-

so relieve.

Correspondiendo a la base del campanario, se encuentra

el bautisterio original, al que se accede desde el sotocoro. Lo

cubre una bóveda de cañón que junto con los muros está cu-

bierta de decoraciones pictóricas; el techo representa

un

en-

casetonado mudéjar como lo vemos en sitios como Actopan.

a estructura de madera que cubre el sotocoro, soportan-

do el coro, es la parte más atractiva del templo. Como anota

Toussaint,s

6

se trata de gruesas vigas que salvan el claro de

12 .50m del ancho de la nave, apuntaladas en tornapuntas a

60° que le dan el aspecto de una estructura mudéjar de par

y nudillo sin serlo, evidentemente. Ejemplos de este tipo

quedan muy pocos

en

el territorio que ocupaba la Nueva Es-

paña, a pesar de que se sabe que existieron muchos templos

cubiertos con alfarje durante el siglo XVI; los casos más co-

nocidos y vistosos son el del templo de San Francisco en

Tlaxcala y el de la sacristía del templo de San Diego en Huejot-

zingo. Esta escasez es debida a las posibilidades de cambiarlas

por bóvedas en algunos sitios

y

precisamente lo opuesto, es

decir, la imposibilidadde hacerlo porel alejanl.iento y la estre-

chez económica permitió su subsistencia en América del Sur .

Templos como el de Santa Teresa y

el

de Santo Domingo en

Potosí, Bolivia, recuerdan al de Epazoyucans

7

• Por el lado vi-

sible del canto del piso del coro se ven motivos talladosen una

viga, conquerubines, frases latinas y motivos florales fig. 14 .

El contraste de la estructura antes descrita con la cubierta

del templo, nos movió a preguntamos si no hubiera sido te-

chado por entero de igual forma. Una inspección detallada de

los contrafuertes del muro norte permite constatar que tres

de

ellos fueron añadidos en una etapa constructiva posterior a la

original, pues existe una grieta o junta a causa de la falta de

amarre de los sillares; el segundo contrafuerte contando de

oriente a poniente, no sigue la norma, pero resalta el refuer-

zo que se le añadió, por la misma razón. Opuesto a éste y co-

rrespondiente en el muro sur, encontramos otro contrafuerte

que acusa la forma recta que debió tener el del norte, y que

es

el único que existe del lado del convento; estos contrafuer-

tes son los únicos que corresponden con

un

arco interior y

éste es precisamente el triunfal; asimismo

se

nota que existió

42

una liga de mampostería entre ambos contrafuertes, sobre

el

arco triunfal,

ya que

aparecen rotos. Por encima de la

venta-

na del coro apareció una leyenda pintada

en

una dovela

simu-

lada

que consigna la fecha de terminación de las

bóvedas

actuales en 1701 fig. 4). La corroboración a nuestra

suposi-

ción quedó manifiesta al subir a la azotea y revisar la parte

posterior del muro

de

fachada

en

su unión con la

bóveda.

Quedan restos muy perdidos de la misma decoración en relie-

ve

que cubre los muros interiores del templo. Más aún,

se

acusa donde acababa el aplanado con una cenefa letras

muy erosionadas que sigue una línea recta oblicua, a

ambos

lados de la bóveda, exactamente igual a la inclinación que

pudieron haber tenido los tornapuntas de la techumbre origi-

nal, de manera semejante a la cubierta del sotocoro fig. 16 .

Resultaría poco posible la existencja de una verdadera

es-

tructura de par y nudillo a dos aguas, pues sobresaldría

mu-

cho de la fachada, y no existiendo muro piñón o restos de él,

dejaría sin resolver los tímpanos de la estructura. En cambio

es muy probable que se haya techado con vigas que s lv n

todo el ancho, reforzándolas con tornapuntas; la mejor prue-

ba en este sentido lo constituye la estructuradel coro. Por

en-

cima

de

las vigas bien podía disponerse un tablado o un

enladrillado y sobre éste el terrado que daba las pendientes,

y por último el entortado debidamente impermeabilizado.

Cabe hacer notar que no hay restos de los mechinales

que se-

guramente fueron destruidos al construir la bóveda y añadir

los contrafuertes del costado norte.

Quedaba por resolver el problemade los contrafuertes que

parecían originales. a respuesta la

da

la misma estructura

y la corroboran ejemplos que hallamos alrededor de Sevilla,

en Andalucía y todavía hasta nuestros días, en

la

zona de

Chiapas. El presbiterio era el único cubierto con bóveda a

partir del arco triunfal: los contrafuertes rectos tomaban

el

coceo o empuje lateral del arco que es precisamente el único

que puede datarse como original. La ligazón de mampostería

entre los contrafuertes que señalamos anteriormente resolve-

ría la intersección entre la bóveda y la cubierta plana de vi-

guería tig. 18). Manuel Toussaint establece lo siguiente:

La parte del ábside se techaba con bóveda cuando éstas co-

menzaron a

ser

construídas pues

ya

hemos visto

....

repug-

nancia de los cristianos para cubrir los ábsides con

techos de

madera••ss.

De

esta forma consideramos dejar establecido l

templo agustino de San Andres Epazoyucan como

uno

más

Je los muchos que estuvieron cubiertos

pOr

estructuras de

madera, como los de Xochimilco o Tecamachalco.

d y a ~ n t e al sur del templo se encuentra el convento

pro-

piamente dicho, organizado alrededor de un claustro de plan-

ta cuadrada, .con habitaciones en sus costados oriente, sur y

poniente a dos niveles fig. 9).

El acceso se hace

por

el poniente a través

de

las ruinas

del

portal. Hasta hace muy poco tiempo, solamente se

encontra-

ban en

p1e

dos columnas empotradas al muro sur del

templo,

la primera de las cuales ostenta la fecha de 1562 labrada en

el fuste, con el salmen en posición original. A partir de

estos

restos, el Centro Regional de Hidalgo del INAH

emprendió

la integración de una doble arcada, de dos arcos cada una,

utilizando dovelas que se encontraban esparcidas y labrando

las piezas faltantes según el modelo de las otras.

a

puerta que da acceso a la porter ía, trasponiendo

el por-

tal se cierra con un arco escarzano con molduraciones

que se

Page 45: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 45/76

o

1

...

~

r

1 1

PlANTA

o ... e

¡: ; t

4 o 4

4 1 1 ~ 4 l r ~ 1 ~ 1 ~ ~ ~ 1 r l ~ T R O ~

F1g

19 Planta

baja

del

convento y

templo

alalbgo tk construcciones

43

Page 46: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 46/76

prosiguen en las jambas. las cuales tienen impostas y bases

igualmente molduradas. En ese muro quedan modillones la-

brados que sostenían la viga

de

arrastre o listón y ésta la vi-

guería que cubría e] portal.

Las habitaciones que rodean al claustro se encuentran te-

chadas con viguería en sus dos niveles y están cubiertas, en

gran parte, con escenas pintadas al modo renacentista; estas

pinturas se encontraban encaladas

en

buena parte, hasta la

década de los sesentas

de

este siglo, cuando se descubrieron.

La manufactura de algunas escenas es

de

prirnerísima cali-

dad. La sinopia de la cabeza de un personaje, que aparece

en

la habitación en planta baja donde arranca la escalera, es cla-

ra muestra de lo dicho.

Resulta muy dificil establecer el destino o uso de Las dife-

rentes habitaciones. Las que resultan claras son: la sacristía

anexa al presbiterio y las celdas en planta alta que se patenti-

zan como tales por el poyo junto a las ventanas, así como

por las dimensiones. Del resto sólo podemos aventurar como

hipótesis que la habitación principal del ala oriente, al norte

la que alberga la escalera pudiera haber funcionado como

refectorio por aparecer una escena representando la Ultima

Cena, así como por tener dos nichos en uno de los cuales pu-

diera haber funcionado

un

lavado (fig. 20).

L

caso

de

los

conventos novohispanos del siglo XVI es muy diferente de

los cluniacenses o cistercienses europeos que permiten en-

contrar pistas para definir la función de las habitaciones con

relativa facilidad

59

; •••

¡las distintas funciones que cumplían,

sobre todo las de evangelización y enseñanza. exigían espa-

cios distintos.

Hay que señalar que una gran parte de las alas sur y po-

niente se encontraban destechadas y que no fue sino hasta ha-

ce unos 22 años que se restituyeron las cubiertas y algunos

muros que se habían derrumbado.

Un

detalle singularmente bello lo constituyen las ventanas

que se abren hacia los exteriores

por

los tres costados. Algu-

nas ventanas además de tener diminutos arcos mixtilíneos, se

engalanan con peana y doselete por el exterior. Otras

se

La-

bran con todo cuidado, evocando jambas, impostas, alfices

y arcos conopiales. Y por fin otras más son geminadas, re-

cordando los ejemplos del románico, con arcos

de

medio

punto y espigados maineles; estas últimas son resabios árabes

que en México se mezclan con detalles góticos o renacentis-

tas (figs.

21

, 22, 23, 24)

60

.

Autores como Toussaint, el marqués de Lozoya, Kubler

y Pedro Rojas encuentran suficientes méritos en el claustro·

de Epazoyucan como para enfatizar su gran valor. Para

Toussaint las pinturas de

los nichos son

acaso

las más nota-

bles en su género, de toda Nueva España .

6

Flanquean por sus cuatro lados al claustro, arcadas con

cuatro arcos cada una,

en

los dos niveles; con arcos de medio

punto en planta baja y escarzanos en la Lata Una comisa se-

para ambos niveles y otra más corona Los muros; abajo

de

és-

ta, al centro

de

cada flanco encontramos gárgolas pétreas.

El centro del patio está ocupado

por

una fuente octogonal,

que carece de surtidores y se apoya en una base circular. Ig-

noramos el destino de la fuente que daba el año de 1567 como

el

de

su conclusión.

Las columnas y los salmenes de la arquería son ligera-

mente diferentes en las dos plantas. Las columnas de la plan-

ta baja son cilíndricas,

de

fuste liso y con base y capitel

iguales, lo que denota su antigüedad en el siglo XVI; se trata

de un tambor liso entre dos toros. Sobre el ábaco liso se ha-

llan los salmenes labrados simulando los cogollos de hojas

que tanto aprecia el marqués

de

Lozoya

 

• que le recuerdan

el gótico isabelino, y cuyo origen podrían encontrarse en las

obras románicas de España, como lo enuncia Rojas

63

• Esta

extraña ornamentación de los salmenes podría obedecer a

una peculiar interpretación (¿por mano de obra indígena?) de

las hojas

de

acanto de los capiteles corintios; es casi segura

la participación de los indígenas en su facturación, pues Gri-

jalva anotaba que el increíble lapso

que

duró

la

construcción

entre 1540 y 1541 obedecía a la abundancia de naturales.

En la planta alta, las columnas son parecidas a las inferio-

res, pero el tambor entre toros, tanto de capitales como de

bases, está estriado y el ábaco descansa sobre un cuarto bocel

con hojas

de

acanto. Los salmenes también dan origen a los

cogollos, pero el Labrado es más refinado. Estas diferencias

permiten inferir

si no diferencia temporal, sí diferencia en

mano de obra.

Los corredores

en

ambas plantas se separan del patio por

un antepecho que liga las columnas en su parte baja y que re-

mata una cornisa en el

de

la planta alta.

La

única entrada

al

patio en planta baja se localiza por el costado sur, junto a la

columna central.

Las esquinas del claustro se resuelven con un pilar cuadra-

do que apoya cuatro medias muestras, en los dos niveles.

Los

rincones de claustro están delimitados por arcos que se apo-

yan en la media muestra de la esquina, por un lado, y

p r

el

otro en una consola; éstas son diferentes en cada nivel encon-

trando el escudo agustino abajo de las de planta alta (fig. 46).

Los muros

de

la planta baja tienen pintadas una cenefa

de

grotescos y una balaustrada en la parte inferior. Los

de

la alta

sólo tienen la cenefa superior. Se ha perdido mucho de la

pin-

tura mural original. Los grotescos aludidos no son muy dife-

rentes a los de otros conventos, con cabezas de querubines,

aguilas y jabalíes que surgen

de

la vegetación, y son ejemplo

de la influencia del Renacimiento (figs. 47 y 48).

Cada una

de

los rincones

de

claustro

de

la planta baja

tiene

un nicho

con

una escena del Nuevo Testamento pintada con

policromía profusa. El rincón sureste además

de

la escena

del nicho (el único fuera

de

lugar, para

dar

acceso a la escale-

ra). Tiene una escena sobre la puerta del muro oriente. Las

Fig.

20. Probable refectorio.

Page 47: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 47/76

e ~ c c n a s que aparecen

o n ,

en orden contrario a la¡¡ manecillas

del reloj:

la

Crucifixión en el nicho dellfugulo

suroeJ>te, ce

omo en el

rincón ure

te

y la Donnición o Tránsito de la

Vtrgen

sobre

la

puen.a,

el

Descendimiento de

la

Cruz o la

Piedad

en el nicho de la esquina noroeste y, por último, Ca-

mmo

del

Calvario en el del rincón noroeste (figs, 49,

50,51.52

y

53).

Estas

pmturas

se

han prestado a muchas suposiciones re -

pecto

a su autor y. recientemente, a controver;illl> respecto

a

originalidad. Toussaint supone a Juan Gerson. autor de

l a ~

pinturas ~ > O b r e papel amate pegadas a los plementos de la

bóveda del

sotocoro de Tecamachalco. como el hacedor de

estas

otras

~ o b r e

el enlucido, aunque

lo

tilda de flamenco ita-

hamlante'>'.

Poco tiempo

antel>.

el marqués de

Lo1oya

las

había

wibutdo a

un

fraile con iniluencias del ·'patetismo de

la escuela hispano neerlandesa , VIéndolas

como

una con-

servación

de la tradición

m e d i e v a l

George Kubler las

as1gna, con

reservas, a Gerson.

al

igual que Toussaint

y

men-

ciona que

el francés Gillet encuentra parecido a la Piedad del

rincón

noroeste, con

las

obras de Gerard David, el Bosco

y

Patcnir«'

. Sin embargo. esta suposición de que Juan Gerson

haya sido el

autor aparece muy endeble a

la luz

de los traba-

JOS e Gurría Lacroix, Camelo y Reyes Valerio sobre las pin-

tura... del

sotocoro de Tecamachalco

La

contundente

demostrución de que Ger on era en realidad

un

tlacuilo indí-

gena,

seguramente oriundo de Tecamachalco y avecindado

nhf

entre

1562

(fecha de las pinturas del sotocoro)

y 1585

67

hace

dudar de

su

t r a ~ l a d o hasta Epazoyucan y más aún de la

facturación

de

l a ~

escenas de los nichos por su mano. Por

otra pane, el e ~ t i l o entre ambas obras notoriamente i ~ t i n -

to,

a pesar de lo que señalan Touss.a1nt) Kubler. Lo que

pue e ser aceptado es la reminiscencia oriental en la indu-

mentana

de los p e r s o n a j e ~ ~

Respecto

de su

originalidad, sabemos que eran ya descri-

tas

por el

presbítero Anaya, a quien aludimos con antenori-

dad,

en

el

año

de

1 9 1 ~

y

que habían sufrido senos des-

perfecto .

cuando

\C les

liberó del encalado que alguna vez los

cubnó' O.

Planta alta del convento

Ca álogo

r

t O M / T l l c d ~

• •

Fig. 21. Ven1a11a

con arco m•xulíneo.

Fi¡

22. Ventana con arco conopial.

. . . 3 Ventana

genúnad.t

5

Page 48: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 48/76

fl . 6  R nc

ón

de l u ~ t r

nore e.

6

Page 49: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 49/76

conclusiones

Acercarse al monumento con ojos dis-

tintos l o ~ del historiador del arte traJícional, que sólo ana-

lila s t i l o ~ } antecedente formales. desvinculándolos de la

complejidad en que

e'tá inmerso como todo fenómeno arqui-

tectónico, ha permitido rcvt,arlo con cierta amplitud y descu-

bnr a l g u n o ~ detalle, que habían escapado hasta ahora. El

estudio

de

los materiales y de los

p r o c e d i m i e n t o ~ de

cons-

trucción

permite,

en

la

mayoría

de

l s veces. probar o

no

las

htpóte..<.is que

se

e ~ t a b l e c e n

a partir de las fuentes primaria.,

o h t b l i o g r á l i c a ~ . o bien de la mera descripción formal.

A pantr de este trabajo no puede quedar duda de la forma

como

estuvo

concebida la techumbre onginal. a disposición

de

techo plano en

la nave

y

la

bóveda sobre

el

presbiterio ha

ido demostrada. Por s1 todavía cupiera alguna duda, basta

revisar las grietas en las bóvedas y la colocación

de

las gra-

pas que se emplearon para restructurarlas: en la grieta central

a lo largo de la nave se dispusieron perpendiculares a la mis-

ma y al eJe

de la

nave, en la que aparece en la intersección

di

la bóveda

del

pre biterio con la

de

la nave, sobre el arco

tnunfal. las grapas se colocaron paralelas al eje de la nave

ya la grieta

millrna.

Esto comprueba al añadido

de

la bóveda

de la nave a

la del

presbiterio (fig.

54).

l g n o r a m o ~

la causa que motivó el cambio de techumbre en

Epazoyucan.

Una

revisión en

los

archivos aportaría necesa-

namcnte dato interesantes. Puede suponerse que se haya

de trutdo la

ongtnal a

la

par que el retablo citado que

no

dejó

huella alguna. Ac.t o las ptnturas sobre tabla, que hoy en día

se

encuentran en

lo talleres de la Dirección de Restauración

del Patrimomo Cultural del lNAH. provengan de ese retablo

o de algun otro.

Como

Kubler ha .;eñalado

71

no es remota la presencia de

artiStas

europeos contratados por los agustinos de Epazoyu-

can. Si pensamos en la abund¡¡ncia

de mano de obra indfgena

gratuil4t

y

en

el

alto costo del retablo

de 1556

(seis mil pesos),

permitido

suponer que

la

mayor parte

del

dinero se

haya

dl stinado al pago de tales

artífices. Por otra parte,

la

cahdad

de las pmturas murales del claustro y de las habitaciones del

convento puede confirmar esta suposición, aunque debe con-

siderarse

la

maestría

de los

tlacuilos educados por

los

frailes.

Bien podría

tratarse

de

algún pintor venido del norte de

Eu-

mpa. que no de Gerson.

Al

hacer

una comparactón

de los

elementos formales y

es-

paciales de Epazoyucan con

los

posibles antecedentes euro-

peos, salt.:t a

la

vista que efectivamente, en un senudo

ampho,

la

mamfestación arquitectónica novohispana se

arraiga en

la

tradición europea 2. Sin embargo.

el

contacto

con

la

cultura me.,oamericana ha enriquecido ese acervo Cllta·

blectendo al anc de la Nueva España como una realidad

unica

singular. Así pues, el concepto de arte indocristiano

que o n ~ tanlino

Reyes

hace válido para la escultura del siglo

XVI, debe extenderse al terreno de la arquitectura.

Los ejemplos de las columnas estriadas de la portada del

templo y

de los

salmenes foliados del claustro hablan de

la

mterpretactón propia que

el

artista indfgena hacía de

los mo-

delo europeos que le aportaban los misioneros (fig. 55)

Las características

que

acabarnos de señalar para Epazo-

yul·an. podrfan aplicarse a la mayor parte de las fundaciones

monásticas novoh1spanas de ese siglo XVI. Así como se

m u c ~ t r a

su smgulartdad cstilfstica

en

referencia a sus r a f e e ~

europeas, se señala su tipicidad como monasterio bten detint·

do cronotópicamente: México, siglo XVI •

Al momento

de

corregir

l s galeras para

esta publicación.

a

la

vista

de la

tnvestigactón de Juan B. Anigas acerca

de

las

etapa.

c o n ~ t r u c t i v a s

del convento de los

Santo<;

Reyes de

Metztitlán. publicado

en los

Cuadernos de Arqunectura

Vi·

rrcinal número siete. y tomando

en

cuenta

lo >

a n t e c e d e n t e ~

de Epa70)Ucan c o n s i g n a d o ~ más arriba. se puede concluir

que:

Las evidencias formales

y de

posición

de la

capilla abierta

y

las p o s a ~ permiten señalar

la

posibilidad

de

que hayan ante·

cedido

en

fecha al templo y convento agustinos. encontrando

asf

un

caso smgular según vemos

no el único- uc

un amo

con posas, barda y capilla de indios sin más.

J;.

•·1a.

27. G l \ l l c ~ c o s en

la

cenefa superior del claustro,

Fl¡. 28. G r u t e ~ o s en la cenefa superior

del

claustro.

47

Page 50: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 50/76

O

notas

1

Ali:Ué. Cuwlogt> dt .. , p.247.

2

Macataga . Jmnhrt\ l(taflráficoL. , p.71; Azcué. op.ci1

.

p.247

M ~ c a u g a . <'f'.C'/1., p 71

A t . ~ : u é . op.cir, l 241.

~ M c l > . n d r l : \

lñc

optn·OJr

ch¡¡rchts..

..

p.144.

~ G n j a h a .

Cromn.1

.. p.l.57.

7

Dtcctanorw

Pntma

... v l. p.708; Kuble.r, Mexican architecwre ..

~ . 5 0 < ) , T o u ~ a i m Artv mloniof.

pA6.

ALcuc

op.dt, p.241

9

R1cacd. út c · o n y u t ~ t a r1piritunl

. . .

p. l73 ,

D1rc•OfltUW

Porntu •

, v.l, p 708: Toussaint, op.cit., p.46; Ricard

a(>.cll,

p

17J Kubler.

p.m ..

p.

S()t)

510

1

A1cué.

op.nt., p.247.

1

Zan¡alva. fl t'it .

p

157 158.

1

,_ou,\aiDI. op.m

.

p.46. Kubler. np.cit. p.509·S10.

"McAndrtv.. 11 1

,.11

p

122

~ G n J a h a . v¡uu . p 157

~ A t . : l l < . op m p.2411 cfr. A n ~ u l o .

Htsu•ria

d ~ /

artt ..

v.J.

p.265-266

1

-Angulo,

(lp t . '

1

p 1 ~ 5 · 1 4 6

1

R1card. op

nt

. p.427

1

QAicué. Pfl.l ll • p.: 48:

apuJ

Garcla lcatbalcew. Joaquín. &/.ación

los

uhl\f"UdOS t lr

na.t('(J/(J ,

Mtchoawn

o t r u ~

luguus en

el

siglo

XVI. p.

l07

-

108

20

Arcué, t1p.w p.248

21

Kubler, op t .

p 510. Aclualn1ente

C'>al.

dove\as e impostas se locahzan

en 1¡¡ h a h 1 t : ~ e i ó n pnn<.•pal

al

wr •.kl clau\tro en planta baja

del

prop1o

c:on

\cntu

~ R u ; a n . l op.m .

?

281· a¡md.

Panfiho.

Jo<é. Chronic:a Ordtms Fratrum

f rc.:mitarum 5tmcu

A u ~ u s t i f l i m

Roma,

1581. Angel

Ma

. Ganbay K •

Ira·

Juctor de

la obra de Rl\:ard

n o ~ propor.:iona tambi tn el significado

de la

ICI\Cia l,ltlna. • varon

1ns1gne por

el

increíble conocimiento de muc'has

C < l \ . 1 ~

'Atcue,

op.ctt

p

248

Nor<Ttoms•it• Pomiu ., ,

v. l. p.708.

~ K u b l e r , op.nt., p 228.

:

6

/bídtm.

p.509·510. Hoy

en

dia

la

fuente del atrio

se

encueJlU1l

deposilllda

en la \ede del

Centro Regional de

Hidalgo

del INAH, después de haber est.t·

do colocada en el MUO que ocupa el reloj público y luego en casa del señor

Ramón Zarazúa, Cfr. Al:cúe, op.cit . p.253. De la otra fuente

no

.e

tiene

noucia;

en

el interior

del Templo conserva a

parte

superior de una

fuente

we acaso haya penenecído :l ~ S t a

• 'Rlcard. op

dr

p.2S\.

Nuevamenle

e\

padre Ganl>ay

n o ~

da la

lraduc·

ción. "que n t e ~ era ~ t é r i l . ..pueblo saludable y grato.

deb1do

a

la abundan

CID de ap.ua".

~ A Z c ú t . : . op.cit., p.248.

l<}Kubler,

op c

p.S00-510.

lOAzclie, op.cit.,

p.248.

.1l En el año de 1963 se realizó el descubrimiento de gr.m parte

de

la pmun

mur.1l de\ ~ : o m • e n t o y de las decoraciones "de aplanado con l i n ~

r e l i ~ c s

m..11'Cando supuestos

>lllares

y monogramas" en los

m u r o ~

del templo,

Fer·

nárulel,

Jusuno. Comunicación al Dr. Eustbio D á ~ O Ú J s Hurtado. Dtnctor

gl'nttral dl l INAIJ. arch1vo DMH,

24

abril 1%3. Entonces apareció una lt

ycoda

ptntada sobre

la

vent8JUI del

coro.

en la umón con

la bóveda. qu.c

coo-

Mgtlll a 1701 como

fc:cha

de conclusión de las mismas.

lZAI.:úe, op.etr, p.248-249.

''S1Iva, Manano,

ComuniroriÓII

al Dirtcror dt Monumentos Arn.mcw

t

Hut6ricoJ,

An:h1vo

DMH,

27 juruo

1921.

B Sr.

Silva. secmano

de

la

U('I;AM, turna al directOr referido, la petición de ayuda que le

ha

~ v í a d o

el

Presrdente

Mumc1pal

de

Epazoyucan, comisionándose

al

lng.

Benile:z

1

realiur la m ~ p e c c 1 ó n .

3 . 4 E - n c 1 ~ .

el <1/ , EdifiC ios

cotonialrs ... p.l2&-l29

3

'McAodrew. op.nr

. p.227.

~ ~ l a fuente y la que alguna vez esruvo

en

el claustro fueron

deo:rnt.ti

por

T o u ~ s a m t , Kublcr McAndrev..

y

se enconreaban

en

la huerta.

al

none dd

templo hasta el uno de 1958. Tovar. AurelioT., C o m ~ t n i c a c t ó l l

al

Dirtetl r

tk

Monumtnto i C o / o t ~ i a l t s , Archwo DMH. '25 JuTIO 1 9 5 ~ . "t.n a1pm mo-

mento, antes de 1963. una de ellas se envía

al

exconvemo e S a n ~

en

Pachuca, donde 'hoy >C enroentra

Vid.

tll:ila

' f>.

31

Mc:Andrew,

op

t'it., p.287.

'

8

Fiorc > Guerrero n al.. Historia gt>neral del. ... v.

U,

p.\9.

J9Cfr McAndrew,

op.cil

• p.325.

Page 51: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 51/76

2

t:

' ~ :

11:

~

C

~

é

e

-¡¡

Q

e

l

:

>-

e

:S

g

,. A ~ - -

~ - - - - - - - - - - - - ~ ~ - - - - ~ - - - - - - - - J L - - ~ ~ ~ ~ - - ~ - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ - -

~ 4

f{Jlltidrnt

. p 470-471 .

•'Esd próxm\lla apanción del hbro utulado

Capillas

abimas aislodo.s del

Arq Ju.tn Bcmto Art1ga.\,

ed11Ado

por la UNAM.*

'lctrlol,

Ditn(J lam•

..

,

p.279,

41

Montmosa, Mcmualtk

Jimbolo.f.,., p

72-73.

41

0n11

B ,

ModcMo,

C o m ~ m u · a c - t 6 n

al

D i r ~ c - t o r tú- M o ~ U ~ ~ T ~ e n r o s

Colonta·

l ~ s . ArchiVO

OMH,

30 JUniO 1959.

4

'Cfr, 1"1<:1\0 t:l a l

.

op.cit •

129 .

La

roto

que

aparece

en esta págUla la

mue;tra deMe<:hada. Atcúe, op.CII

.

p.253 Para

1950

el mismo Arq. B1shop

rttomcndaba

la r e ~ I I I U C i ó n del techo para

evitar

la pérdida

de

la pmtura mu

ral. B•shop. Alfredo L., Comtmiroci611 af setior Jorge

E11Ciso,

Subdirector

dtiiNAH, ArchlvO'OMH, 7 marzo

1950.

46

Angulo, op.cir, v. l, p.265 266.

/bttlcm, v l. p

340,

McAndrew, op.cít.,

p.470-471.

48

A1cúe ap. rit., p.250 251

¡qKubler, t>p. m .. p.400

\'Angulo,

op.ctl ,

v.1. p.265 266.

s

1

Touuaint, Artl nuwljar

p 42

l:Kubler, t•o.cu . p.400

JlAngulo, op .

cll, v.

l. p.330

~ l i d ,

110U

31

,

Rc)-es

Valmo,

Arte

tndo<

mttano

..

p.224.

En la

pág

314 ConsiAnlulO

Rq-es IIOlo

a poru rllt:.\l<l

de

l r e g 1 ~ r a d a por su traducción:

SAGITA

VE

RAS

JV

DNE

COR MEVM CHWTATE

7VA ("Habi:b

atr.nezado.

Tu

Se

b .ll1l

roruón

COIIIU candad )

~ O U $ S & l l l l Arte mudi}'Jr . . . p.40

~ / b i b m , p

93

'l&Jbükm ,

p.27.

'ilrmnfcls, A r y u f t ~ c l u i T I

II'IOfUJrol ...

panun.

qr Tounamt, Artt: MJuJl¡or •

.,

p.23.

6

Touualllt, Artt

rolomal

.. , p.46.

6:Lozo)a,

Umona J ~ l

artl

h1span1co, \ ,i l l

p.54.

61

Aorcs G u ~ r r c r o l't

al ,

op. ciJ. , v.11 , p.68.

ll'yOIJ\'i&tnl, Ártl' wlomal ... p.46.

~ l . o z O ~ l l , op. Cll., p.29()

~ K u h t é r . r'f).ctt,

p 37.:\

6

'Camelo rt

al,

Jumr

Gtrscm .. ,

p.l3-35.

65

tc>USsamt, A r t ~ nDldl¡ar

...

p.4S .

111Azcúc, vp cit., p.249

70

/bldl'ln., p

254.

71

Kul>ler,

op.rlt. p 361.

12

.- rs

hiiP<JIIÍill', p<1s.

11m,

BraunleJ,,

op

.

cít par:rim

O bibliografía

l . Angulo 1rli¡¡uc7,

D1ego,

lfi.\Wria del arte hispa11oameríccmo,

Barcelunu

Snlv111 d i t o r c ~ . S A., 945, ~ v . , ilus , f o t o ~ .

2. Archivo de la Drrcc"ón Monumentos Históricos (OMHl. E(pedírm¡-

dtf er

rnm't'/1/0 tlt San

AndrC .f Epa;;m·ucmr. México, lmtuuto

Nal'lonal

ue Antropologfa e Hl\hma.

3. Ars htspamllt, hwarra uníiHsa/ dtl

ant· htSpánu:o,

Madnd, F.Juonal

Plu' Uhra, 1947-1977, XXIh . 1lus. f o t o ~ .

4, Azcúe) M a n ~ c r a ,

Lurs

y J ~ r n o Fernández. CQ/álogo di t ' t > ~ l . l r u n

'

nes rc•ligmwr drl

Estado

de

H1dalf(o,

mtrod. Manuel Toussa1m .

M é t ~

co, Drrecc1ón General de

B r e n e ~

Nacr<lnales. Secretaria de H a m ~ n c b

Cr6.1tto Públ":o. 1940, 2v

. 1lu;.

.

fiXIh

m ~

S. Bualenc¡ue.

f'ray

Drcgo, HIJ/ona Ú

lo

Prolinctade San

,

o.,;;mtar Toltll ·

ttno tk Mklwat'dn

J ~ J

Ortfm tk .V. P.

S.

AgUSIÍir. rnrrod losi Br.wo

Uganc,

~ U t r o 1-:dnorial

Jus. S A 1963, XI.

6 Braunfeh, \\olfgang, Arqrmutura

ntDI1Llro/

OcdiknrC , trad. Mu:ha·

el Fahcr Ji:lttsct, Barcelona. Barra Edttores . S.A .

197.5.

]b.;p. f o t ~

~ B r e v e l>•hiJOI('Cl] de reforma : ~ e n e tcooológie3)

7. Camelo Arredondo, Rosa,

d

ai ..

Juan n o n . 7 1 o c u i l o d ~ Tl'comoc-hal

·

ro, M e ~ • o o Dcparumen1o

de Monumeruo.. Coloniales. lnst1two Sac1o·

11 11 de Antropolog•a e H 1 ~ 1 o n a 1964, 133p . ilus .. fOil)<. .

8.

Cirlot,

Ju.tn·Eduardo,

Dtcrwnana tk stmbolos,

4a.

t"d.,

Baralnna

,

Educmal W>or, S. A 1981, 475p .

ílus

.

fatos.

9

Drn IOtrano

Pornm

dt

hwonu,

bwgrajia

· 

geograjia Jr

Ml Hm

,

4a e.J.

Ed11nnal

Porrú¡¡,

S A , 1976, 2v . ma¡xb.

10

. EncJS<l,

Jorge, el.

ul ,

Edificw.r mlomall s,

onísuc-os ht.r1t1río11

dt•lu

R ~ p u b l i c u

Mrtlc'tJ/Itt qul han srda dularados monumentoJ, Méxrcll, D1·

49

Page 52: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 52/76

n:.:ción

de

Monumentos Coloníales, Instituto Nacional de Antropología

e

H1stotia, 1939, VIII, ~ . S 9 p fotos.

11 f-lore3. Guerrero. Raúl.,., al . Hmona

~ r e n t r a l

fkl arre mairono,

Mt

 tc:O

f:.dnonal Hermes, S A • 1963,

fotos .

1: . Grtj<dva, Fra} Juan de. Cr6tum J,. la Orden

N. P.

S.

Agu.rtin

t'll ÚJJ pro-

  '

W J JI tu Nut'WJ f.:spano, '

qU<JITO

t'CÜJ/hs

desde

el

año 1533

hasta

[ k 1592, Cl>tudtO de

Fcdenc.:o

Ciómel tle Orozco, Méltioo, lmprent.a

V1c10na, S.A, 1924. 717, XCIVp .

tlus

13 . Kubler, Cieorge. Mt JCirun

anhttt ctuu of

the

sixteenth

century,

New

Haven. Vale Un1ver.11) Pre-.. 1948. 2v . 1lus., fooos . mapas.

14, l.moy:1  Marqués de. llwcma tltd

IINt'

l

mpti

mco, Barcelona, Salvat

E d u o r e ~ . S.A . 1931. 4v . 1lu . f o t o ~ .

5 Macauga Ordono, Ctsar. Nombre. geográficos k Mh1co, Méx1co,

f.dlhma1 Co,roo\,

1979 190p

., 11us.. fotos. mapas.

6

McAndrew, Jobn, 7ñt ~ n u u

churchn

of:rixteenth

c n a ~ U r y

Minen:

d/nOJ pmat,

e>pt'rt ~ J

anJ other sruJies.

Cambridge.

Harvard

U n 1 • e t - ~ t )

Pres,, 1969,

XXXI,

75Sp •

11U >.,

mapas. f o t o ~

17 1onterrosa Prado, Mananu , Mi)Jiut l th sfmbolru cristianos ,

MéliCO,

Jnsututo '\...:tonal de Antropología e Htstona, 1979. 176p

8

Re.>

es Valeno, ConSt.antino, AtTt'

{11/ÚKruuartO,

scufnua dt l Siglo XVI

rfl Mt.tlm, - 1 é ~ t e o . Escuela ~ ó i C I O n a l

de

Conservación, Restau lk.'ión

)

Mu'>COgra.f1a

"Manuel del

C u ~ t d l o Negrete", Instituto Nac10nal de

Antropologfa e

Hl(tona.

1978, '26p , fotO'>, planos. 11u,

50

Fla. 32. Claustro del co

nv

ento.

•·la.

31.

Grietas y ¡npas b r e

el

arco tnunfal.

19. Rteard. Robert,IA ronquutu

t>pruuol

k

Mbiro,

l111d .

Angel

Ma Ga·

nba\· K . M61co, Ed1tonal

Ju,

S A . 1947. 5.S7p

.•

fotos, mapas

20 . Sec.:etaria del

Pammoruo Naclon&l

Vocabulario arqwt<'cr6nico

1/usrra·

do,

prol . Vt«:nte Mcdel Martínez, México. Sccrewil del

PatnmotUO

lliac10nai, 197.5.

X([l,

5J9p, tllb., fotos. planos.

21.

T o u ~ . . a m t ,

Manuel, Arrt colomal m Máiro. 3a.

cd.

é \ I C O , I n s u w t o

de

n v ~ u g a c 1 o n c s

1:.-téucas.

U r u v e ~ i d a d

Nacional Autónoma de Mé\1•

co. 1974. XIV, JOJp •

22.

Tou1oSatnL.

Manuel, Artt

mlldljar

m

Amhica,

MéJtico, FA1tonal

Po-

rrúa,

S.A., 1946. 143, CI

Xp

. fotos.

•nota: Poco

a n t e ~

de enviane l te

trabaJO

a

la

imprenta aparem:ron los doi

teuo,.

\ t ñ a l a d o ~ abaJO, cuyo contenido

es fundamental para

Cl>te tema

23 AntgM Hem nder, Juan Benno. Capillasabil rras aufllda.s

tk

J,fl.nro,

Mh OO, Uru•ersidad Nactonal Autónoma de Mhico. 19R2, 2SSp.

ilus.,

foros,

planos.

24 Obregón, LuJ\, " Relación de Epazoyucan" en RdaciO S grogrdfKm

<k/ SJglo XVI Mbuco, ed,

de

Rene Acuña, Mélllco, U111versidad ~ l i C I O -

na Autónoma

de

M ~ ~ i c o , 198.S, t. l. pp. 83-93. mapa (Sene antropolcS

lUca: 63).

Page 53: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 53/76

geometría vida y arquitectura.

expresividad. estructura

construcción y tectónica.

joan

b

artigas

·

geometría vida

y

arquitectura

Los

medios de expresión

de

la arquitectura son, igual que en

las demás

artes plásticas, elementos formales que son capta

dos

por

el

sentido

deJa

vista. Mientras

la

pintura y la escultu

ra

han

sido, con más frecuencia, representación artística

de

formas

existentes en la naturaleza, las formas arquitectónicas

son

siempre creaciones abstractas, y son abstracciones las

formas

que emplea.

· ~ t a

arqulectura está ligada a la naturaleza

en

el sentido

de

comprensión

de

la misma, no

en

el sentido

de

representación

de

las formas naturales. Es el intelecto humano quien descu

bre la cosmografía y crea las esferas celestes; es él quien en

cuentra la

línea vertical, generada

por

la

fuerza

de

gravedad,

muchos

siglos antes

de

que dicho conocimiento fuese formu

lado

por Newton.

Por

medo del intelecto, el hombre aprende

acontrarrestar dicha fuerza, y las obras monolíticas prehistó

ricas

así lo presentan en los menhires megalíticos.

Jif

La arqulectura comienza en el momento en que el hombre

ha

resuelto la necesidad primaria

de

guarecerse de la intempe·

rie.

en

el

momento en que su habitáculo es exornado con

algún

elemento expresivo

de

la presencia del intelecto huma

no

sea este pintura o creación

de

elementos arquitectónicos,

portadores, por lo tanto,

de

un conocimiento, racional o

em-

pfrico

de la noción más elemental de geometría: la línea rec

ta expresada en la fuerza de gravedad. Línea y fuerza que

rigen

la vida, el funcionamiento del cuerpo humano

y

sus

movimientos.

Tomada como base la vertical, a partir de ella

se

desarrolla toda la Geometría.

Así

comprendida esta relación fundamental entre geome

tríay

existencia, puede dejar

de

considerarse a esta disciplina

como una

ciencia abstracta sin nexos con la realidad.

Junto

a la recta, es la circunferencia la otra línea geomé

trica

de alto significado, conocida desde los primeros tiem

pos

de

las culturas.

Se

conoce

por

la observación

de

los

astros.

del sol y

de

la luna especialmente, y

por

la observa

ción del

horizonte en los lugares l lanos, para constituir la ho

rizontalidad

según atestiguan Stonhenge, las orientaciones

de las

ciudades mayas,

de

las construcciones egipcias y babi

lónicas

entre otras, y según indican, también, la presencia

Estos

textos forman

parte

del

trabajo Met<Jitlán

Hgo rquitectura síglo

XV

de

los símbolos solar

y

lunar en todas las religiones. desde

las más primitivas hasta las más evolucionadas; algunas

de

sus representaciones o correspondencias son

la

luz

y

las ti

nieblas ,

..

os ciclos

de

la

vida ,

y quien sabe

si

este volver

sobre

misma, que sugiere la circunferencia, se relacione

también con los

ciclos

circadianos

de

la fisiología

y

de la

psicología humana.

Toma así,

la

geometría, el sentido

de

una ciencia ligada

a

la

naturaleza del individuo y a la representación

de

cualida

des inherentes al mismo

y

a su relación con los fenómenos

físicos y existenciales. Sus medios

de

expresión son abstrac

tos como lo es toda ella.

La

arquitectura, al basarse en la geometría es,

así

mismo,

abstracción, pero abstracción objetivizada en formas

construídas: podríamos decir

que

es geometría concreta.

Una representación naturalista puede poseer su significa

do en la propia imagen representada, en la

ilustración

del

propio tema. Una representación abstracta posee significa

ción por el simbolismo expresado

en

las formas que

la

com

ponen.

La

arquitectura

se

expresa a base

de

símbolos

formales geométricos; fundamentalmente por medio de líneas

superficies y volúmenes,

con

base en ellos, debe construirse

la

iconología

de la

arquitectura.

La

arquitectura. de todas las artes es la más sometida a.

las condiciones materiales, económicas

y

sociales, es

también aquella

que

gracias a las proporciones matemáticas

y a las formas geométricas, expresa la especulación más

abstracta del pensamiento

humano

2

El simbolismo arquitectónico tiene correspondencia con

el de los Volúmenes Geométricoa de Platón. Por una analo

gía semejante, el triángulo equilátero expresa reposo por lo

bien asentado

de

su base, y expresa elevación por la forma

puntiaguda en que termina. El círculo que es

el

elemento

de

equilibrio, inmóvil cuando aparece junto a otras figuras geo

métricas, no se desliza por la superficie. sino que sugiere

profundidad.

' 'En

el arte cristiano europeo, algunos de los ejemplos

más espléndidos -de su empleo- son los rosetones

de

las cate

drales. Son representaciones del

mismo del hombre trans

puestas

al

plano cósmico·

3

.

Las

formas geométricas se asocían, por

Jo

tanto. a deter

minadas cualidades expresivas de que son portadoras; dichas

51

Page 54: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 54/76

cualidades expresivas

se

relacionan oon vivencias humanas,

tales como sostén, verticalidad, profundidad, equilibrio y

movimiento, etc

..

condicionadas todas ellas a la propia

constitución del cuerpo humano y a la percepción física que

del mundo exterior tiene el hombre. Y son precisamente es

tas experiencias perceptivas las que. hechas conscientes, son

convertidad en geometría constntida: en arquitectura.

Los anhelos de los hombres de las distintas épocas blStón

cas. se concretan

en

la arquitectura. por medio

de

la expre

sión geométrica que es su súnbolo. Y no olvidemos, que para

efectos de nuestro trabajo. la arquitectura de Metztitlán fue

obra de la orden de San Agustín, cuya estética es

neo-

pitagórica o platónica

...

, pues para el gran Obispo de Hipo

na, el Universo no era otra cosa que 'un inmenso y

perfectísimo canto del Inefable Modulador' o sea Dios

4

Volviendo a las relaciones entre arquitectura, escultura y

pintura, cabe mencionar que. aún cuando en épocas relativa

mente cortas, las dos últimas

se

hayan expresado con formas

abstractas, les falta un elemento que la arquitectura posee y

ellas no. Este elemento es el espacio arquitectónico, muy di

ferente del espacio que puede ser representado en las dimen

siones de la pintura,

y

también distinto, del condicionado por

las esculturas, aunque éste sea monumental o incluso transi

table. Su diferencia con este último está dada, básicamente,

por la relación que proporciona la escala humana, y por el

sentido de utilidad, que la arquitectura posee y que no tiene

la escultura.

Cuando las figuras geométricas construidas dejan de con

siderarse exclusivamente en sf mismas y se relacionan con

las obras cercanas; al moverse el individuo entre ellas y ~

riar su posición relativa; varía la percepción de l s mismas

y se crean entonces sensaciones espaciales basadas en los jue

gos

de

formas -edificadas

y

espaciales- y basadas también en

las variaciones de distancias

y

de iluminación.

Quienes tienen familiaridad con la pintura y la escultura

pueden facilmente entender

el

sólido arquitectónico

en

cuan

to a decoración,

en

cuanto superficies, en cuanto planos y en

cuanto logros estereométricos, pero no

en

cuanto espacio

in-

terno arquitectónico.

Un

estudioso del arte medieval podrá

leer

la

fachada de una catedral del Siglo xm como un cuadro

o como un bajorrelieve 'abstracto': allí encontrará todos los

temas figurativos de la pintura y de la escultura de la época,

los mismos valores bidimendonales, tridimensionales y tem

porales, cromáticos y plásticos, perspectivísticos y propor

cionales. luminosos y atmosféricos. Analizando las fachadas

y los volúmenes desde todos los flancos, bajo distintas luces,

l La ilustración. ia decoración. los valores táctiles y de movimiento son

las

caregorias

esenc1ales que enunc1a Berenson

para

la valoración

de

la

pintura

y

tiene aplicación para las e ~ rtes

Juan de la Encina, El stilo lección 8, pág. 6.

2.

Louis

Hautecoeur en Bruno Zeví Architecrura in Nuce

Una

definición

de arquitectura traducción de Rafael Moneo. Aguilar. S.A. de Ediciones,

Madrid 1969. pág. 34.

3. Aníela Jaffé

l Simbolismo

n l s Artes Vi fuales en El Hombre y sus

Símbolos, de Carl C. Jung, AguiJar S A. de Ediciones. Madrid

1969

pág. 241

4. Juan de la Encina l stilo lección 2. pág. 16.

El Ston ehen ge en Salísbucy al sur

de

Inglaterra . Según Ranke. (W oennann Histori a del Arte. 1930).

52

Page 55: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 55/76

bajo distintos escorzos, desde el suelo o desde un avión. po

drá sin dificultad, poner en clave edilicia la gama entera de

valores espaciales, 'virtuales' y reales, que son familiares a

un

hombre cuya sensibilidad ha llegado a razonar en contacto

con la pintura y la escultura. Pero la comprensión del vacío

arquitectónico exige una distinta y más compleja pericia.

Quien no se afane en adquirir la capacidad para verlo y leerlo

podrá formular juicios exactos y hasta luminosos sobre la ar

quitectura, puesto que el arquitecto-poeta

se

expresa no solo

manejando vacíos, se expresa también con el manejo de los

volúmenes, de las superficies y con la grafía de las molduras;

sin embargo. debe renunciar a comprender la arquitectura en

la

matriz secreta de su integridad S .

Al considerar a las formas arquitectónicas. desde los as

pectos

anteriores, se comprenderá a importancia que el

anáLisis

formal debe alcanzar en el estudio de los edificios.

Pero antes de iniciarlo, conviene aclarar cómo se entiende

aquf los

vocablos abstracto y geométrico,

ya que

se ligan,

con demasiada frecuencia e incorrectamente, al término rigi

dez.

dureza de expresión, inacabado, tosquedad, etc

...

Nada

más alejado de la idea que sustentamos. Nuestra valoración

no

es

ésta. Merced a la geometría, que ya hemos visto cómo

tnteractúa con la fisiología y con las leyes naturales del uni

verso

se crea la arquitectura: ahora bien, la geometría, cien

cia matemática, pudiera considerarse como un fm en sí

misma

pero con respecto de la arquitecrura,

no

mas que

un medio. La dureza del elemento geométrico aislado, se

convierte en agilidad, suavidad, sentido orgánico, al combi

narse con otros y fundirse todos rítmicamente en el espacio

arquitectónico. Resulta pues, que cuando la geometría pura

se realiza cabalmente en la obra arquitectonicamente, es tras

cendida

la aparente rigidez de la abstracción pura para adqui

rir

un

sentido orgánico, que la relaciona con la propia

Mandala de

la Pagoda Negra. Orissa

naturaleza y le comunica la fluidez de la existencia misma.

Cabe mencionar también, que en arte, la expresión se iden

tifica con la forma y el estilo y no hay posibiJidad de ninguna

clase de expresión artística sin la contribución de estos

elementos

6

, o, dicho de otra manera, que la expresión

artística es expresión mas representación o si se quiere, es re

presentación expresiva, lo cual es lo mismo que forma y

estilo

7

En una palabra, aún cuando tratemos de formas puras, no

caeremos en la fatuidad de considerarlas ajenas a sus signifi

cados, pero a los significados que la propia forma conlleva.

Ahora bien, estas consideraciones sobre la génesis de la

geometría, de la intuición que se concreta en la captación de

la verticalidad, con la puesta en práctica del contrarresto de

la fuerza de gravedad l colocar un dolmen de pie, es

el

ex

tremo

de

la hebra de hilo; la otra punta, que correspondería

al final y que es difícil precisar dónde acaba, llegaría hasta

las leyes geométricas de crecimiento armónico en la obra hu

mana. puesta en práctica con altO grado de sutileza por las

grandes culturas

de

la tierra como la egipcia, griega, mesoa

mericana, medieval, renacentista. entre otras, y se continúan

con las correcciones ópticas,

que

afinan el rigor geométrico

con respecto de las percepciones del ojo humano y con los

cambios de posición del observador con respecto del elemen

to arquitectónico. Unos y otros no faltaron en la cultura ar

quitectónica de Nueva España.

5. Bruno Zevi Archirectura in Nuce Una definición de arquirecwra traduc

ción

de

Rafael Moneo. AguiJar.

S.A. de

Edicione. Madrid 1969. p á g ~ .

68 y 69.

6.

Juan de

la Encina

El tilo

lección

2. pág.

11.

7. Juan de

la Encina

op. cit. pág. 12.

r   ~ = = . . . . . ~ ------ --- ,

1 1

1 1

1 1

1

1

1

1

1

~ - -

 

~ - -

~ - - - - ~

1

1

1

1

1

1

1

1

1

1

1

1

·  - - - _;;-:::.,._....;.__=

1

Diagrama modular de

la

Catedral

de

Colonia según Lund. Matila C. Ghyka .

53

Page 56: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 56/76

expresivid d

a obra arquitectónica vtve por lo que expresa; por lo que

el observador de cualquier tiempo es capaz

de

extraer de ella.

Lo que cuenta la impresión que produce en quien la reco

rre,

la

vivencia que motiva en él,

ya

se

trate de una persona

conocedora del arte o ajena a

él.

Aún tratándose de un profa

no, la obra que tiene suficiente fuerza expresiva lo sacude.

En ocasiones nos remonta al pasado en

Jo

más profundo

de nuestro ser, por ejemplo, ya vimos que mediante la vista

del desgaste de unos escalones o de la contemplación de 1as

lápidas de un cementerio. nos r e m o n t m o ~

aJ

pasado, y que

la relación vivencia que desencadena este retroceso, aunque

pudiera parecer paradójico, nos conduce a presentir nuestro

propio futuro y nuestra propia muerte. Otras veces

se

lanza

más allá de

su <;

formas por medio de la continuidad virtuaJ

de sus v o l ú m e n e ~ y superfictes, creando en nosotros sensa

ciones de fuerza, de posesión, de elevación, porque el aJean

ce de sus formas llega más allá de sus Hmites físicos y así

Jo

percibimos. La relación entre su

escaJ a

y

la

del cuerpo huma

no

es otro tema plástico determinante

en

la percepción; la

obra de arte puede obligarnos a detener nuestro camino

y

a

adentrarnos en una penumbra que sugiere recoginúento, así

puede transportarnos a la magia de un recinto, de un retablo,

o de todo un edificio.

a arquitectura. construida con materia finita, nos condu

ce más allá del tiempo

y

del espacio de la

vid a

del momento.

Las sugerenctas que motivan sus formas nos transportan más

allá de nuestra propia corporeidad y producen

en

nosotros vi-

vencias impensadas de nuestra propia extensión, que no exis

tirían sin aquella motivación externa.

A veces, hace que nuestro cuerpo se sienta más despierto;

la captación de textvras , de formas y de espacios

se

agudiza

medtante contrastes y concordancias que la arquitectura sitúa

ante nosotros cuando nos movemos por ella.

Al

avanzar por

un

pasillo o por

el

eje de la nave de un templo,

la

sensación

de apoyo y de movimiento de nuestro cuerpo, la captación

del espacio por medio de nuestra piel

y

del sentido auditivo

se acentúan respecto a la captación cotidiana

en un

medio

común.

Lo

s espacios hacen dilatar nues

tro

espíritu y

la

sen

saetón corpórea

corr

e paralela con él y con las formas de la

arquitectura es como la concordancia de tres diapasones que

vibran al unísono: obra de arte, cuerpo

y

espíritu.

Entendemos la forma

co

mo portadora

de

significados y si

tuamos en primer Jugar los que la propia forma conlleva en

virtud de sus soluciones plásticas, es decir , de su expresivi

dad estética. Nos referimos al mensaje que puede extraerse

de la obra de arte mediante la relación inmediata y espontá

nea ente objeto observado y observador.

~ t e aspecto debe valorarse antes de conocer el momento

hisrórico en que fue creada o los avatares de la vida del artista

que la creó, puesto que estos últimos son aspectos de intelec

ción pura.

La permanencia y cotidianeidad del objeto arquitectónico,

radica en dichas impresiones que desencadena en el

ser

hu

mano, que perduran aún mucho después de haber sido

construida

la obra y aunque haya cambiado su utilidad, uso

o función. que de las tres maneras

se

llama; en

esa

capacidad

radtcan sus valores más trascendentes.

54

No se trata, entonces, de una relación superficiaJ dado que

conlleva una proyección profunda del individuo,

en la cuaJ

afloran, como elemento primordial, los estratos más recóndi

tos

del inconsciente. Tampoco podemos concebir las formas

como pura exterioridad, sino más bien como interioridad en

dos sentidos. uno hacia dentro de sí mismas;

la

otra interiori

dad es

la

del sujeto que

se

sitúa delante

de

eUa

. Es cierto

el

comentario de Juan de la Encina, de una parte. la forma del

objeto

no

acaba

en

sf misma, sino

que se

proyecta , por el ca

mino del creador

y

de su época, hacía el hálito de vida que

fue capaz de imbuir en ella; por otra parte, la forma

se

lanza

contra

el

observador y trasciende su propia presencia física

para remover sentimientos y hasta instintos, para sacudir el

inconsciente onírico y actualizar -en el sentido de revivir

sus imágenes, para crear sensaciones hacia dentro,

de

pro

fundidad,

de

vacíos y llenos , como lo es

el

mito de

la

caverna

que todos entendemos porque todos

Jo

hemos presentido , ya

sea

de

cavernas

de

una sola dirección o pluridireccionaJes, en

una palabra , sensaciones puramente espaciaJes.

Ahora bien, de qué manera

se

incluye en

la

explicación de

la

obra

de

arquitectura la comunicación

de

estas impresiones

y sensaciones y

el

análisis de cómo

se

producen: mediante

qué combinaciones de formas, texturas,

colore

s, luces, etc.

Este análisis nos permitirá conocer qué relaciones plásticas

producen determinada motivación y no otra: por decir aJgo,

horizontalidad, fortaleza o recogimiento. continuidad espa

cial, en fin . ..

se

trata al mismo tiempo de un tema de percep

c ión y de análisis formal , de análisis de formas de lo vacío

y formas de lo lleno, de formas contenidas y continentes.

Es frecuente que estos factores queden olvidados por los

tratadistas de la historia, pero

no

pueden

ser

pasados por alto

si

se

quiere hacer historia del arte.

La

historia del arte tiene

sus propias leyes que conducen a resultados inequívocos.

Una cosa es que la historia del arte se apoye en los hechos

históricos y otra cosa es confundir

la

primera con los segun

dos. Y este olvido ocurre con demasiada frecuencia. Concor

damos con Bruno Zevi, cuando menciona

que

es ilusorio

todo intento de trazar una historia de la arquitectura separada

de la conciencia del hacer arquitectónico y de los empeños

que de él

se

derivan

1

Toda

obra de

arquitectura es consecuencia del acto volili ·

vo de la creación y del sentido

de

comunicación impuesto por

el

arquitecto de la obra.

Hacer arquitectura es expresarse por medio de formas, de

la misma manera que hacer música lo

es

con sonidos y hacer

poesfa lo es con las paJabras; tanto significan los vocablos co

mo

la

concatenación de sonidos o la concordancia de diver

sos elementos plásticos. En todos ellos hay significados

aislados, hay significados

de

fraseología y significados

del

discurso.

En

toda expresión artística, buena parte de los ele

mentos creados son inconscientes, puestos

en

la mente del ar

tista por su propia época y también, dentro de

un

caracter

totalizador, por lo que tiene de humano. Defmitivamente, no

se puede separar la conciencia del hacer arquitectónico y la

impresión que ésta producirá en el espectador: son los dos

cabos

de

una misma soga.

t.

runo

Zevi Archítectum i n Nua Una definición th orquitt Ctura. gua-

lar. S.A. de Ediciones. Madrid

1969

. pág.

16

.

Page 57: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 57/76

estructura construcción

y

tectónica

El

aspecto con::;tructivo de la

obra arquitectónica

relaciOna

a

ésta con

las le} e:. de

la

fí tea. directamente con

la

mecánica,

que e'>tUdta el equilibrio

y

el movlffilcnto de los cuerpos.

y

panicularmente con la c.,tática, representada por el contra

rresto

de la fuerza de gravedad Incluye también el conoci

miento

de los esfuerzos internos de los materiales. ya sean

decomprensión o tensión, para que su utilización sea adecuada

~ l a

~ : o n f o r m a c ó n

natural de los materiales de construcctón.

De suma 1mportanc1a son los procesos químcos o físicos,

que

afectan

a los materiales, durante su transformación para

\l'T convenidos en útiles para

la

edificación, tanto aJ momen

to d ~ :

su aplicación. como en cuanto a su resistencia a la co

rrostón; bajo

la

acción de los agentes atmosféricos y del

uernpo.

La tirmcta del edificio

se

constgue, fundamentalmente,

con la "estructura" del mismo. Por estructura se entiende,

genéricamente, "todo ordenamtento de constituyentes indi

VIduales en cuya base hay siempre un principio de

organi1actón"

1

aplicado a

la

construcción. el término

se

refiere a un siqema o princ1p1o de ordenación destinado a

tratar las fucn.us que actüan en

un

edificio, como las de poste

o dJntel. arco, bóveda y cúpula "

2

Ahora bien. el papel que la estructura JUega en

un

edificio,

no Ná determinado. exclusivamente, por los factores físicos

que estamos mencionando . .,ino que para su elección. conti

bU)C efectivamente la ~ · o l u n t a d de fonna o kunstvolen de la

época de la

construcción Con

la

forma de la

esU'Uctura

se

han

de

expresar. por lo tanto, Jos anhelos vivenciales de la

propia época. y este factor expresivo determinará la elección

del tipo de cubierta. de sopones

y

de cimentación del editi·

cio. aunque para ello inrervenga asimismo. y con no

menor

imponancia,

la

elección particular que haga el arquitecto que

ha

de proyectar y dtrigtr

la

obra

y.

desde luego. la disponibi

lidad de determinados materiales de construcción.

Por

lo

tanto,

la

elección

de un

ststema e:.tructural un

acto de congruencia htstórica y anísuca con los demás com·

ponentes de la obra arquitectónica; modificarlo es alterar la

esencia de la misma

Bruno levi. mcnctona al respecto, que "pensar en una ar

qunectura

en la que no encontramo .

su

peculiar proceso edi

ticatorio es pensarla

en

su exterioridad formalfstica:

restaurar un monumento rehactendo la estructura en horm1

gón armado o en acero. cubriéndola después con madera. es

tuco o piedra de la época. es prueba de falta de madurez

cultural, alguna vez piadosa. siempre ilusoria, a menudo pre

tenciosamente vulgar"'.

Aseveración é< ta con la que no p o d e m o ~ menos que C\tar

de acuerdo. Y

ya

que de

la

estructura y de su restauración

correcta, esramos tratando, mencionaremos lo:, siguiente '.

párrafos que v1enen a cuento: '·Un día, en el none de Fran

cta, -nos dijo Gaya Nuño- asbt1 a la complicada operación

de sustituir un pilar gótico del Stglo XTII. materialmente pul

\ erizado mediante bombardeos. poi

un

grande

y

eficaz

espigón de acero

al

que luego se revestiría de la misma piedra

caliza origmaJ.

No me

cupo ninguna duda

de

que

el templo

bombardeado quedaría perfecto en apariencia. y podria

vol-

La· IW.thd' y

el "Templo de

Po.idón

en

Pes-to

Detrás, a la derecha. "Templo de

C e r e ~ De

Woermann T 2.

Um

29.

Page 58: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 58/76

ver a

ser

mostrado a decenas de turistas

de

todos los paises

incluso sin hacer alusión a sus enfermedades guerreras.

Pero

yo ya sabía que ese monumemo quedaba convertido en una

mentira: en una gentil, adobada y culta

m e n t i r a ~ .

La estructura perteneciente a una época, determina

la

forma de la obra y, por lo tanto, las espacialidades arquitec

t ó n i c a ~

correspondientes: el entorno y el dintorio del edificio.

Por ello, habrá gran diferencia

de

expresión entre una

estructura que descarga sus pesos sobre muros continuos y

entre otra, que lo solucione mediante un sistema

de

apoyos

aislados, tales como pilares o columnas exentos. Al restaurar

un edificio debemos hacerlo íntegramente, es decir, conside

rando todos sus componentes, y, precisamente, debemos res

petar la estructura existente y no modificarla.

Los muros

de a

arquitectura pétrea, porque también hay

una arquitectura

de

madera, siglo dieciséis, suelen reforzarse

con conrafuertes o arbotantes.

en

todo el perímetro del edifi

cio. Cuando los vanos son contínuos y forman arquerías,

és

tas son robustas, ya

que

han

de

recibir el plano superior del

muro que sustentan, esto ocurre en las porterías, en los claus

tros y en las ocasionales logias.

~

ventanas y puertas, son

por lo demás, vanos aislados.

Las estructuras del Siglo XVI novohispano

se

construyen

sobre elementos de apoyo contínuo, es decir, con muros

de

carga, trasmisores

de

fuerza en toda

su

longitud. Son paredes

de gran espesor, construidas, casi siempre, con una técnica

mixta; los paramentos suelen estar edificados

de

mamposte

ría. ordinaria o a hilada, que dejan en su interior espacio sufi

ciente para rellenar con cal y canto, con adobes o bien, a

piedra y lodo'

5

.

Cuando el relleno

es

de cal y canto, técnica constante en

la zona de Metztítlán, se consiguen construcciones

de

gran

homogeneidad, semejantes a las obtenidas por

la

edificación

romana a base de una concreción

de

piedras

y mortero ;

y lo mismo que aquella, con frecuencia,

la

bóveda forma

bloque con

el

muro y ambos no constituyen otra cosa

que

un

monolito

6

56

Se refiere pues,

este

vocablo, tectónica, a las sensaciones

que

l

obra

construida produce sobre el observador, a través

del sentido

de

la vista, merced a

la

apariencia que

se

obtiene

de

la elección de una estructura y

de

un sistema constructivo

determinados. Para terminar las citas de Sekler, recordemos

que:

La

estructura

como principio y orden inmediato se rea

liza en la construcción,

pero

sólo

la

tectónica

hace visible

tanto la estructura como

la

construcción, y es ella la que les

confiere su calidad expresiva artística .

Coincidimos con Sek.Jer al señalar la importancia que

tie-

ne

el aspecto

visual

de

la obra

arquitectónica, y

al

tratar

de

comprenderlo mediante la relación entre proyección

sentimental . endopatía o

Einfulung''

-que

de

las tres for

mas puede llamarse- y entre

tectónica

al llevar el estudio

de

las formas basta sus generatrices profundas es decir, hasta

la

construcción y la estructura , pensamos que

da

una funda-

mentación más

para

aceptar como válida la tesis que estarnos

sustentando, sobre la importancia del análisis formal, para

la

valoración

de

las artes visuales

y,

en nuestro caso, de

la

arquitectura que se hizo en México en una época y lugares

determinados. •

l. Eduard F. Sekler Estructura, Construcción

y

Tectónica en La Estructura

en el Arte y en

la

Ciencia

de

Gyorgy Kepes. Organización Editorial No·

varo. S.A. México. 1965. pág. 89.

2. Ibidem.

3. Bruno Zevi

Architectura in Nuce , Una defmición de arquitectura,

Agui·

lar, S.A.

de

Ediciones,

Madrid,

1969. pág. 169.

4. Juan Antonio Gaya Nuño El Arte y l Guerra en

l

Arte Europeo en Peli·

gro

y otros ensayos E.D.H.A.S.A ., Barcelona-Buenos Aires,

Barcelona

1964.

pág.

91.

5 Juan B. Anigas, Vicente Medel M., Jaime Ortíz Lajous, et al. Vocabula·

rio Arquitectónico Ilustrado Secretaría del Patrimonio Nacional, México

1975. pág. 35, ilustración 43.

6. Augusto Cboisy

Historia

de

l

Arquitectura

Editorial Victor eru

S.R.L., Buenos Aires 1958, Vol.

1

pág. 282.

Centro de Meditación en Cuemavaca. Arq. Agusrfn Herruintkz.

Page 59: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 59/76

simón pereyns y luís de

arciniega  autores del sagrario

de la iglesia del convento

franciscano de la ciudad de

tlaxcala.

mercedes meade de angulo

Simón Pereyns fue uno de

Los

mas destacados pimores de México de la se-

gunda mitad del siglo XVI. Originario de Amberes, paso a la nueva España

en 1566 en

el

séquito del virrey Gastón de Peralta, Marqués de Falcés. Se

hospedó en casa de aaudio de Arciniega,

el

mas brillante de los arquitec-

tos de su época.

Pereyns pintó en Los salones del palacio virreina/, reali:: ó retablos en

rios conventos: Malinalco, Tepeaca, Mixquic, Teposcolula, Huejotzingo,

Cuernavaca, Ocuilan y varios mas, así como algunos cuadros para la vieja

Catedral de México, sobresaliendo el de la Virgen del Perdón.

De su obra, se consen a el retablo de la iglesia franciscana de u j o t ~ i n -

go, realizado en 1586; constituye una de las obras mas relevantes del arte

renacentista novohispano, con imágenes alternando con pinturas. conte-

niendo diez cuadros de pincel de Pereyns.

El

Sagrario del altar, tal vez del primer retablo de la iglesia del convemo

franciscano de la Ciudad de TJaxcala a que se refiere este docwnenro, fue

realizado en 1578 por Simón Pereyns Luis de Arciniega, los cuales, con

fecha 18 de diciembre del mismo año, daban poder amplio y cumplido al

historiador Diego Muñoz Camargo para que cobrara al gobernador, alcal-

des y regidores del Cabildo Indígena de la Ciudcui de TJaxcala. los pesos

en oro que les debían a/Ín por la hechura del sagrario que hicieron para

la iglesia del monasterio ·. Ante el escribano Juan Rodríguez de León, fir-

maron el documento ambos artistas. asi como el corregidor espmiof de

TJa xcala

en esos momentos: Francisco de Verdugo, quien ocupó ese puesto

de enero de 1578 a febrero de 1579.

7

Page 60: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 60/76

Retablo de

HueJOil•ug o

Pue  

Foto Carlos Heinze

58

Page 61: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 61/76

EN LA CIUDAD

DE

TLAXCALA

DE

LA NUEVA ESPAÑA A DIEZ

Y OCHO OlAS DEL MES DE DICIEMBRE

DE MIL

Y QUINIENTOS

Y SETENTA Y OCHO AÑOS ANTE EL ELUSTRE SEÑOR FRANCIS-

CO

VERDUGO

DE

BAZAN ALCALDE MAYOR DE

LA

DICHA CIU-

DAD Y SU TIERRA POR SU MAGESTAD E ANTE MI JUAN

RODRIGUEZ

DE

LEON ESCRIBANO POR SU MAGESTAD NOM-

BRADO JURADO

EN

FORMA DE DERECHO. Y DE LOS TESTIGOS

ESCRIPTOS PARECIERON PRESENTES: LUIS DE

ARCINIEGA E

XIMON PEREINS ESTANTES

DE

LA DICHA CIUDAD. Y DUERON

QUE DABAN TODO SU PODER CUMPLIDO BASTANTE CUAL

DE

DERECHO PARA SER VALIDO SE REQUIERE A DIEGO MUÑOZ

CAMARGO VECINO DE ESTA DICHA CIUDAD  ESPECIAL Y EX-

PRESAMENTE PARA QUE POR ELLOS Y EN SU NOMBRE E COMO

ELLOS MISMOS PUEDA PEDIR E DEMANDAR RECIBIR HABER

O COBRAR DEL GOBERNADOR ALCALDES E REGIDORES E

PRINCIPALES DE

EST

DICHA CIUDAD Y

DE

QUIEN CON DERE-

CHO DEBAIS TODA LA CANTIDAD DE PESOS DE ORO QUE LES

ESTAN DEBIENDO DE

LA HECHURA DEL SAGRARIO QUE HICIE-

RON PARA

L

IGLESIA DEL MONASTERIO DE ESTA DICHA CIU-

DAD E

DEL RECmO

DELLOS PUEDA DARLO EN SU CARTA O

CARTAS DE PAGO FINIQUITO LAS CUALES VALGAN SEAN

BASTANTES E VALEDERAS COMO SI ELLOS LAS DIESEN. EP -

RA QUE PUEDA HACER CON LOS SUSODICHOS COBRE LA DI-

CHA COBRANZA CUALESQUIER ESCRIPTURA ANTE

CUALESQUIER ESCRmANO QUE SIENDO POR EL OTORGADAS

ELLOS LAS DAN

POR

HECHAS OTORGADAS E LAS APRUEBAN E

RATIFICAN E PROMETEN DE LAS GUARDAR Y CUMPLIR COMO

EN ELLAS

SE

CONTUVIERE Y SIENDO NECESARIO COBRE

L

COBRANZA PUEDA APARECER ANTE TODOS E CUALESQUIER

JUECES E JUSTICIAS DE SU MAGESTAD E ANTE ELLAS Y CUA-

LESQUIER DELLAS PEDIRLES E DEMANDARLES TODA LA CAN-

TIDAD DE PESOS

DE

ORO QUE LES RESTAN DEBIENDO DEL

DICHO SAGRARIO Y SOBRE ELLOS HACER TODOS LOS AUTOS E

DILIGENCIAS JUDICIALES Y EXTRAJUDICIALES QUE CONVEN-

GAN HACER FECHOS

QUE

PARA TODO ELLO Y LO A ELLO ANE-

XO E INDEPENDIENTE LE DAN PODER CUMPLIDO CON

LrnRE

EN GENERAL ADMlNISTRACION E LE ELEVARON EN FORMA

DE DERECHO E PARA QUE LO CUMPLIERAN OBLIGARON SUS

PERSONAS BIENES Y

EL

DICHO SEÑOR ALCALDE MAYOR IN-

TERPUSO A

ELLO SU

AUTORIDAD DERECHO JUDICIAL E LO

FIRMO

DE SU

DICHO TESTIGO EL TENIENTE LUIS DE MERCADO

Y JUAN

DE

CARBAJAL E JUAN SANCHEZ  ESTANTES EN ESTA

CIUDAD Y LOS OTORGANTES QUE YO EL ESCRIBANO. CONOZ-

CO LO FIRMARON

DE

SUS NOMBRES. FRANCISCO VERDUGO

LUIS

DE

ARCINIEGA. SIMON PEREINS. ANTE MI : JUAN RODRI-

GUEZ DE LEON  ESCRmANO .

Archivo general del estado de tlaxcala.

Fondo: registro de instrumentos públicos. vol. 3. FJS. 341 a 34

VTA.

9

Page 62: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 62/76

di ujos

alfredo valencia

6

Page 63: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 63/76

 • v

• b :

-

J , _

©

1

1

_

,

·

61

Page 64: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 64/76

-

6

- ..

:= -

_ --

1 •

• 1

/

/

.  

- • 1 ©

Page 65: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 65/76

Page 66: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 66/76

6

Page 67: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 67/76

cursos de seminario 1960)

waldemar deonna

juan de la encina

2 colectividad, tradición, individualismo.

Autores citados: Waldemar Deonna; Heinrich Woelfflin

1865-1945); John Ruskin 1819-1900); Goethe 1749-

1832); Onega y Gasset 1883-1955); Goya 1746-

1828); Emesr Renan 1823-1892); Georg W.F. Hegel

1770-1831); Bemando Berenson 18ó5-1959); Rafael

1483-1520); Miguel Angel 1475-1564); Picasso

1851-1973); James Joyce 1882-1941); Salomón Rei

nach 1858-1932); Giorgio Varasi 1511-1571); Fidias

h. 500-h. 431 a.c. ; Policleto h. 420 a.c.) Miron h.

495-h.

425 a.c.); Scopas

S.

W

a.c.);Lisipo

h.

390-

310 a.c.); Sodoma 1477-1549); Gianlorenzo Bernini

1598-1680); Thomas Carlyle 1795-1881); Victor Cur

sin 1792-1867); Augeste Comte 1798-1857).

Entraremos esta noche en la materia propia de este cur

sillo.

Tocaremos en él , como en los anteriores, no solo

conceptos arqueológicos, sino también sobre todo pura

mente

teóricos. Nos serairemos para ello, como ya les

enuncié

la

ot

ra noche, principalmente

de

un librito

de

Deonna

, en el que

se

trata

de Las

leyes

y

los ritmos

del arte .

Es

el

tal

un estudio sugestivo, rico en conte

nido.

pero al que

no

debemos tomar absolutamente

al

pié

de

la letra, pues el autor basa sus deducciones muy

en

particular en sus conocimientos del arte griego y en

ocasiones

en el medieval. Para elevar a leyes generales

los conceptos de Deonna sería necesario comprobarlos

en el

desarrollo histórico del arte

de

los otros pueblos,

artes

de las cuales, no se tiene tan preciso y extenso co

nocimiento como del griego y medieval.

Derechos

rcl«:rvados p r los heredero del auto r.

Abordemos, pues, la cuestión, o cuestiones, a

qu<

hace referencia el ilustre arqueólogo.

En una o en varias lecciones

de

nuestro curso anre

rior surgió ante nosotros la cuestión de la individuali

dad, o de la personalidad individuo-artista, en el

desa.,.ollo histórico

de

las artes. Consideramos enton

ces, no

sin alguna que otra reserva, que la individuali

dad del artista, la acción particular de éste, era lo

básico. Mas, por su parte, Deonna y otros autores, con

sideraban que

el arte

no

se produce

al

azar de volunta

des individuales , sino que está siempre sujeto a

un

determinismo constante, que lleva a resultados

análogos en intervalos de siglos, según un ritmo que se

puede fijar' '. Para él la historia del arte así considera

da pierde su caracter vacilante para revestir una forma

austera, o sea, para convertirse en una historia de las

ideas . Estos conceptos, como ven, son de suma im-

portancia, y los historiadores del arte, cuando se salen

de la mera erudición, se han esforzado siempre, y no

siempre con éxito, en descubrir ese ritmo de desarrollo

histórico-artístico.

A primera vista parece que se hallan en oP?sición el

concepto de la individualidad creadora del artJsta y este

modo de concebir los desarrollos históricos del arte.

Acabamos de ver que Deonna alude a un determinis

mo constante , y aunque la expresión parezca que va

demasiado lejos en su significado. sin embargo, se pre

siente que en la historia del arte existe un cierto ritmo

de sucesión en sus de

sarrollos generales,

el

cual unas

veces se cumple clara y completamente y otras sola

mente en parte. Esa sucesión rítmica se reduce a tres

tiempos o etapas, a saber: iniciación, apogeo y deca

dencia. Ello en sus lineas más generales, pues pronto

65

Page 68: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 68/76

hemos de ver que ese ritmo de desarrollo

puede

tener

matizaciones o variaciones estilísticas más complejas.

Ahora bien; si existe, como asevera Deonna, un de

terminismo constante en la historia del arte, ¿cuál

h de

ser

dentro de él el papel de individuo-artista? Ya Woel

fflin

sostuvo

con

certeza que

la

manera

de

ver , que

condiciona las artes del dibujo y el color, no supone

en

modo alguno la anulación del artista, pues por

su

me

diación ha de realizarse forzosamente la obra de

arte,

bien que sea

en una

determinada dirección estilística

que le domina y manda, porque es sabido que dentro de

los grandes estilos ponen sus matices propios, persona

les, los verdaderos artistas. Dentro

de

ellos,

de

sus ca

racteres generales, realiza sus creaciones.

Se trata, por consiguiente, de un problema que se

presenta todos los días en la vida, o sea, en el fondo,

el de la libertad y la obediencia. John Ruskin en una de

sus obras más conocidas y traducidas a casi todos los

idiomas, pero actualmente un tanto envejecida, The Se-

ven Lamps of Architecture sostiene que eso que los

hombres llaman libertad es, en efecto, de todos los

fantasmas el más pérfido, porque el más debil resplan

dor

de la razón nos debía ensefiar seguramente que,

no

solo es imposible alcanzarla, sino que su existencia

misma

es

imposible. Nada hay en el universo que se le

asemeje. No se la encontrará nunca. No la tienen los as

tros, ni la tierra; no la tiene el mar; y los hombres no

tenemos sino una imagen y semejanza suya para nues

tro

castigo''.

Con todo, es aspiración suprema del hom

bre. La ley se nos impone en todas partes. Es menester

obedecerla y seguirla. Pero el hombre no se conforma

siempre con la ley establecida y aspira a crear otra que

cree más justa y perfecta. Insiste el crítico ingles en su

tesis

con

estas otras palabras:

Si

hay algún principio

más altamente proclamado por todas las voces de la

creación visible o más profundamente grabado sobre el

menor de sus átomos, no

es

ciertamente el principio de

la Libertad, sino el de la ley . Ya Goethe había procla

mado que

el

noble aspira al orden y la ley .

He aqui una excelente divisa para arquitectos, pues

su arte está, como ningún otro, regido por el orden y

la ley.

Entonces, .... ¿dónde queda la libertad artística crea

dora? Probablemente esa libertad no existe sino si

guiendo una determinada dirección, obedeciendo a

normas, se halla evidentemente condicionada

por

ésta.

Wolfflin aseveró que en un determinado tiempo o época

no puede producirse lo que se quiera.

La

época condi

ciona, por consiguiente, e l caracter y espíritu de la obra

artística. No se elige entre estilos -dejó dicho Ortega

y

Gasset- como se elige

un

sombrero en la sombrere

ría , porque eJlo supondría un margen de albedrío

estético incompatible con la dignidad y la esencia mis

ma del arte .

El

estilo que

crea

cada época,

y

dentro

de ella cada artista, no emerge de una elección, y mu-

66

cho menos de una caprichosa elección. Es un fruto úni-

co, predeterminado e inevitable, que depende del ser

mismo de

la

época y del individuo en ella

inscrito.''

Tal

en toda

la

arquitectura y no menos

en

la que llamarnos

actual.

Cada época, porconsiguiente, crea

su

estilo propio

y

el individuo artista ha de moverse dentro de él. a ente

ra libertad artística corresponde a épocas que carecen

de estilo propio, salido de las profundidades de su mismo

ser;

y, aun así, la norm se impone de un modo

u

otro.

El caso insólito de Goya en la España

de

la segunda

mitad del siglo XVIII y primer tercio del XIX no puede

servir de ejemplo que melle esa ley, pues en aquel tiem

po España socialmente no carecía, ni mucho menos, de

estilo propio, a pesar de la influencia francesa en las a'

tas clases, y Goya supo obedecerlo y asimilarlo y lle

varlo a términos de genialidad. Esto sin contar que

estaba bien anclado en la tradición histórica.

Se

puede

seguir paralelamente las obras de este artista y la histo

ria de su época, del espíritu peculiar de la misma, de

su intra-historia, y se verá cómo ambas coinciden.

n el sentido dicho, af irmaba Ortega y Gasset, que,

' 'cuanto

más delicado y perfecto es un ser, menor es

su

libertad en la vida, mayor

su

sujeción a un destino y ór

bita determinados. . Nada más cierto.

si

pues, ese

determini smo constante a que aludía Deonna, actúa

sin remisión en el arte. Tenemos sí que la libertad in-

dividual del artis ta está condicionada. No puede hacer

este lo que se le antoje, arbitrariamente, caprichosa

mente, sino que

su

querer ha de marchar en la dirección

que marca el viento espiritual de su hora. Si bien no de

bernos perder de vista que, como decía Woelftlin,

el

espíritu no sería espíritu si no soplara libremente . Pe

ro el espíritu artístico individual no es sino una variante

o matiz

de

ese espíritu general; dentro de ese

aire

alienta.

El

sig

lo XIX fué una época, en realidad, sin estilo

propio arquitectónico bien definido.

Se

sirvió de todos

los estilos del pasado. Tenía el arquitecto a su

disposición un repertorio de estilos antiguos: gótico,

neoclásico, renacentista, barroco, rococó, etc. Y entre

ellos, en cada caso, elegía el que más

le

gustaba a él o

a sus clientes. El arquitecto de talento y culto acertaba

a construir en cualquier estilo; pero todo ello no pasaba

de ser, salvo en ciertos casos memorables, remedo o

combinaciones hábiles del gusto y el sentimiento arqui

tectural

de

otras épocas, algo rebajado y modificado

por

el no estilo

de

aquel siglo. Era, pues,

un

arte sin

destino , sin sino sin fatalidad estilística , por

decirlo así, que no obedecía a genuinas y profundas ne-

cesidades espirituales. o mismo sucedió en la pintura,

aunque no en tanto grado.

Todos Jos modos se barajan en ese siglo. Solo la

música respondió a genuinas necesidades espirituales.

De

ahí

su auge y la firmeza y seguridad de sus creacio

nes.

Page 69: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 69/76

Partiendo del individuo-artista, sigamos ahora las

etapas por decirlo así, que lo van condicionando y den

tro de las cuales se desarrolla. Sostuvimos

en

una

de

las

lecciones de nuestro último curso el valor peculiar del

individuo-artista y el valor particular, único, de cada

obra artística. Ahora nos toca, sin

perder

ese punto

de

vista, seguir

en

cierto modo el complejo tejido

de

cir

cunstancias que se imponen al individuo-artista y contribu

yen a su definitiva formación y a la creación de su obra.

En la historia moderna del arte se han marcado dos

tendencias principales, a saber: la

que lo

da todo a la

personalidad del artista y la

que

parcial o totalmente

prescinde de ella, como si esto fuera de todo posible,

y atiende con singular atención y celo al desarrollo de

los estilos artísticos generales, a los estilos y escuelas;

y así estudia las formas y los estilos de las épocas y el

de los desarrollos artísticos considerados en ellos mis

mos, o en su universalidad, es decir, en lo que Deonna

llamó las leyes y ritmos en la historia del arte .

Los historiadores

que

han seguido esta última direc

ción parecen obedecer a aquellos conceptos de Renan,

según

los cuales las obras más sublimes son las que

la humanidad ha hecho colectivamente, o sea, aquellas

a las que ningun nombre propio puede asignarse.

... ¿Creeís-decía-que le dáis más valor a esta o la otra

epopeya nacional porque hayáis descubierto el nombre

humilde del individuo que la haya redactado? ¿que im

porta ese hombre que viene a interponerse entre la

hu-

manidad y yo? ...No es él, sino la nación,

la

humanidad, quienes trabajan sobre un determinado

punto del tiempo y del espacio; ellas son el verdadero

autor .. ¿Se q1tiere una mayor negación del indivi

duo-artista? ¿Se quiere una

mayor

oposición a lo que

en el último curso vimos que aseveraba Hegel? El his

toriador Renan desdeña, como acabamos de ver, al

individuo en honor de la nación y de ese ente abstrac

to

que llamamos humanidad pero,

llegada

la hora de

componer sus historias, no se olvida

de

ningún modo

de los personajes de

la

misma y trata de retratarlos tal

como

él los entiende y con la mayor precisión posible

y delicadeza de toque.

El que el individuo histórico,

el que

se destaca

en

el

campo de la historia, o sea, el individuo dotado aními

camente de mayor capacidad y perfección, sea, como

hemos

visto que decía Ortega y Gasset, el que con ma

yor sujeción obedece a un destino y órbita determina

dos

no supone, claro está, la anulación de su

personalidad.

El

destino y

la

órbita de las grandes

per-

sonalidades de la historia se presentan ante la mirada

del historiador confundidos con sus individualidades,

con su propia personalidad,

con

lo que cada una de ellas

tienen en peculiar, y gracias a esa peculiaridad que

Dios

o el destino les asignó, realizan las tareas que los

historiadores destacan con perfiles bien definidos.

O,

por lo menos, intentan hacerlo así.

Por

consiguiente, si bien el conocimiento del nombre

del autor de una gran obra no añade nada al valor de

esta -ahí están tantas catedrales anonimas,

por

ejemplo

' sin embargo, todos sentimos curiosidad por conocer

lo, y

el

historiador más que nadie, pues nuestro mismo

sentido histórico nos lleva a

querer

penetrar

en

el espí

ritu del autor

de esa obra

que

tanto nos encanta. ¿Por

qué, Renan, pongamos por caso, puso tanto esmero y

poesía en dibujar históricamente la figura de Jesús tal

como

el hubo de entenderla? ¿Por que trató de dibujar

la personalidad de los Apóstoles? ¿Por qué la de San

Pablo, la de

Nerón,

la de Marco Aurelio, etc. etc.? A

no dudarlo, por que lo que él llamó la nación y la huma

nidad tomaban máximo relieve, máxima expresión, en

esas grandes figuras. No parece que

en

cualquier forma

hay

que

tener

en

cuenta la presencia del individuo. En

verdad se hace harto dificil prescindir de ella.

Y ello no impide, sino que, al contrario, exige que

veamos al individuo en función de la sociedad y de la

época

en

que se

produce.

En

este sentido, y siguiendo

nuestro método, me parece oportuno citar ahora, como

complemento de lo ya dicho en esta lección, unas pala

bras de Berenson que considero claras y certeras. Dice

así:

En

Santa María dell' Anima - Roma- leemos el

epitafio del Papa Adriano VI: Quantum refert in quae

tempora vel optimi cujusque virtus incidet

lo

quepo-

dría parafrasearse así: ¿Cuánto depende el genio, aun

el más dotado de los hombres, para su efectividad de la

época a que pertenece: a

virtus

de un Hitler o de

un

Stalin

en

1875,

por

ejemplo, se habría manchado tan

poco de la sangre de su pueblo como el Cromwel de al

dea de

la Elegía

de

Gray.

En

el arte es lo mismo. ¿Po

demos imaginar que Rafael

pudo

haber surgido

en

el

siglo xn o Miguel Angel en el trecento ? ¿Cómo

pensar

en

la posibilidad de

un

Picasso o un Joyce

en

eJ

audaz, pero todavía racional, fm del siglo XIX. Así co

mo en la vida somos terrones que pertenecen a un lugar

particuar, así en el arte somos yemas que pueden brotar

únicamente

en

esta o

en

aquella rama del árbol

que

cre

ce desde el alba de la conciencia

humana .

Por su parte, dice Deonna - y nada nuevo dice- que

todo hombre encierra en si tres elementos distintos: el

individual, que le diferencia de todos los demás hom

bres: el temporal, o

de

época y el general

que

le acerca

a la humanidad entera. Toda acción humana llevará,

por

consiguiente, esa triple impronta

de

lo general,

de

lo temporal y del Jo particular o individual.

Se

trata de

una síntesis de esos tres elementos

y,

según sea mayor

o menor la importancia de cada uno de ellos, la síntesis

será distinta. De suerte que, atendiendo en particular a

a producción artística y a los artistas, podrán

ser

estu

diados desde esos tres puntos de vista, aislados o en

combinación.

Aplicando estos conceptos a la historia del arte, pu

diéramos deducir

de

ellos dos maneras generales de

67

Page 70: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 70/76

concebirla, y así sucede: la. Aquella que solo atiende,

o atiende de una manera predominante, a los elementos

individuales y temporales, o sea, ' 'que considera la his

toria

y

sus ramas como fundadas en todo en la rebusca

e inquisición de las diferencias": 2a., aquella otra que

más que las diferencias inquiere las similitudes, y más

que

lo

puramente local y temporal lo permanente y uni-

versal. Claro está que las dos maneras

no

son incompa

tibles entre si y que los historiadores suelen acertar a

cordinarlas, si bien no siempre.

Los que siguen la primera manera dicen por la pluma

de Salomón Reinaon: Es menester estudiar cada mo

numento en relación con el tiempo en que se ha produ

cido, y cuidarse de buscar semejanzas llí donde la

divergencia es solo instructiva".

Estos

-observa

Deonna- emplean el "método histórico". Corresponde

este método a una mentalidad bien definida,

de

tenden

cia individualista, que concede ante todo una gran im

portancia a las circunstancias

de

lugar,

de

f&ha, de

··medio , y busca lo que caracteriza al individuo, a la

generación, a un pueblo detenninado''.

No intenta negar Deonna, aunque su inclinación va

hacia la segunda manera

de

entender la historia,

que

esta concepción tiene valor, y es muy legítima, pero es

a menudo demasiado exclusiva, y no puede desembocar

sino en síntesis que son parciales y no generales y que

por esta

razón

stán con frecuencia plagadas de errores''.

Por mi parte, creo que el llamado método histórico,

el que estudia al individuo, al lugar y a la época, ha de

servir

de

base para luego poder llegar a conclusiones

generales y universales. En la obra puramente arqueológi

ca del mismo Deonna podríamos hallar ejemplos de ello.

Cuando, siguiendo el método histórico, nos detene

mos particularmente en el

elemento individual, ello

equivale a realizar una historia de artistas, de

la

cual te

nemos ejemplos memorables en el famoso libro

de

Va

sari, en el que este autor nos cuenta la vida de los más

distinguidos arquitectos, pintores y escultores del Re

nacimiento, pero al mismo tiempo no se olvida de esta

blecer consideraciones generales sobre el desarrollo del

arte italiano, sobre el estilo de cada artista, sus procedi

mientos y los aportes nuevos que ha hecho cada uno de

ellos

al arte.

La

literatura crítica e historia de las artes desde el si

glo XIX. y aun antes, se halla muy nutrida por obras

de este tipo, es decir, por obras que siguen ese método.

A este propósito, puede leerse

en

el libro citado de De

onna lo siguiente:

En

la Grecia del .iglo V a de C. Fí

dias domina a todos sus rivales y se opone su talento al

estilo más enérgico de Policleto y al movimiento vio

lento tan del gusto de Myron. Se establece la lista de

pintura y esculturas de Miguel Angel. se anotan las me

nores circunstancias de su carrera y se saca a la luz los

caracteres origmales de su obra. La mayor parte de esas

obras, ya se trate de arte antiguo o moderno, están asi

68

concebidas: ante todo son monografías de artistas; y las

numerosas colecciones con los títulos genéricos de los

grandes artistas.

os

Maestros del Arce consagran sus

volúmenes a la personalidad definida de un Scopas, de

un Lisipo, de un Sodoma o de un Bernini, etc.''

Predomina, pues, la consideración de la personali

dad del artista, o sea, del elemento individual del hom

bre. Desde luego, para el citado autor, esas inquisicio

nes de lo individual artístico se hallaban plenamente

justificadas, puesto que los grandes artistas dan a, sus

obras un sello particular, único, que viene a

ser

como

su firma indudable. La diferencia de unos artistas a

otros es grande

y,

por consiguiente,

la

ciencia arqueo

lógica debe esforzarse, según Deonna, en detenninar lo

que diferencia a los unos de los otros''.

En este punto hace Deonna una serie de interrogacio

nes que obligan a atender algo más que a lo puramente

individual , puesto que el individuo-artista

no se

halla

solo en el mundo, está rodeado

de

otros artistas y tiene

sus antecedentes históricos y sus consecuentes , o sea,

lo que Woelfflin llamaba las "conexiones". Estas inte

rrogaciones son las siguientes:

¿Esas

divergencias en

tre artistas tienen tanto relieve como para aniquilar las

semejanzas?'' ¿La importancia del artista particular

es tal. o es tan grande, que sea necesario concederle

un

lugar único, hacer al autor responsable o inventor de

cada uno de los progresos en el

arte?''. En

real1dad,

concluye, se trata

de la

cuestión t n controvertida del

papel del individuo en la historia". En efecto, así es.

En este punto observense también distintas actitudes

en los historiadores. Hay quien, corno sabemos, lo con

cede todo al

individuo-artista,

al

grande hombre. Cono

cidos y muy citados son aquellos conceptos de Carlyle

que dicen así: '·A mi modo de ver, la historia Univer

sal, lo realizado por el hombre aquí abajo, es en el fon-

do la historia de los grandes hombres que entre

nosotros laborarón. Modelaron la vida general grandes

capitanes, ejemplos vivos y creadores

en

vasto sentido

de cuanto la masa humana procura alcanzar o llevar a

cabo; todo

lo

que cumplido vemos y atrae nuestra aten

ción es

el

resultado material y externo,

Ja

realización

práctica, la forma corpórea, el pensamiento materiali

zado de los grandes hombres que nos enviaron·'.

Proyectando estos conceptos sobre la historia del ar

te, de admitirlos tal como los expone el historiador

inglés, efectivamente, la historia del arte se convertiría

en

una serie de monografías o biografías de los grandes

artistas que el mundo ha conocido. Quien de Vds. co

nozcan los estudios crítico-históricos de Bernardo

Be-

renson puede facilmente recordar cómo el crítico en

sus

primeras obras, al escribir sus agudos estudios sobre

los pintores italianos del Renacimiento,prevenfa a

sus

lectores que no iba a tratar de todos

Jos p i n t o r ~

de esa

gran época, sino solamente de aquellos que hubieran

aportado algo nuevo a su arte,

ya

fuera por su alta

per

Page 71: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 71/76

onalidad, ya por las maneras y procedimientos nuevos

que hubieran llevado al mismo, pues. conocidos esos

anbtas, sus obras, SU , aportes. los otros se daban

como

corolarios

de

los mismos. Mucho de cierto hay

en e ~ t e

modo de concebir la historia: pero. tomando al

pié de

la letra de una manera absoluta.

como el

mismo Beren-

on Jo reconoce. ya lo veremos más adelante,

en

su

ante-último libro. es insuficiente.

A Oeonna no parece satisfacerlo del todo y tampoco

a muchos hislOriadores del siglo

XIX

y lo

que va

corri

do del XX, como no ha mucho hemos visto

en

la cita

que hicimos de Rcnan ... Antaño

-expone

el arqueólogo

suizo·franccs- la historia politica

era

la

de

los grandes

jefes;

la

htstona cientflica era la de los inventores y la

de

los escritores; Hegel, Cousin, Carlyle, han querido

hacer de ellos semi-dioses, cuyo solo genio modifica el

destino de

un pueblo. La historia

de

las religiones

era

la

de los dioses individuales; la historia del lenguaje,

las de las modilicaciones debidas a la fantasía personal.

Por

todas partes no se veían sino creaciones volunta

rias:

en todas partes se buscaba la personalidad .

Las

cosas han cambiado desde entonces de una ma

nera bastante considerable. ··Actualmente se tiende a

u ~ t i t u i r al papel preponderante del individuo por el

de

la tradición. por

el

de la evolución. Se ha observado

que, entre las grandes invenciones que h n

transforma

do

al mundo. no se conoce una sola de la que se puede

decir que ha sido creada por un solo y único cerebro'·.

Quien estudie la geneSts > proceso

de

todas las in

\ e n c i o n e ~ de la clase que fueren, siempre las hallará

p r o c e d e n t e ~ d e ~ c u r i r á otras invenciones precursoras

de las misma'>. De modo que. por decirlo así.

>e

suce

den generalmente

en

cadena. como dicen los químtco..,

de cierta , reacciones. aunque a veces haya súbitas apa

n c t O n e ~ la > c u a t e ~ a

pesar de

ello no dejan

de

tener co

nexiOnes con el pasado. ' 'Los hombres

de

genio -decía

Comte- no se presentan esencialmente sino como 1m.

o r g a n o ~ de un mov1miento predestinado que.

en

au..,en

cia

de

ellos.

>t:

hubiera abierto paso

por

otros cammos •

Recuerden ahora lo que al

pnncipio de

esta lección he

mos citado de Ortega y Gasset. y vean cómo

en

el fon

do cotnctde con

Comte, cuya

obra conocía profunda

mente,

en

este punto.

Es menester, pues, admitir en lo

que se

relaciona con

la historia del arte, y

es

lo que nos compete estudiar.

que

existen movimientos o corrientes predeterminado..,,

por

decir

lo as , previos a los artistas mismos,

de

los

cuales los grandes creadores son órganos, al modo su

perior de

expresión

de

los mismos; ambos se enlazan y

coordian íntimamente.

Dconna propende claramente, como queda dicho. a po-

ner en segundo ténnino,

y

aun así mas lejos, lo individual.

e revel(>.y no fué el único, claro está-contra la vieja con

cepción histórica, según la cual todo progreso éll lli;uco

había que atribuírselo a un individuo detenninado."

En la próxima lección ~ e g u i r e m o s exponiendo esta

actitud históricoartística. Y hay

para

Vds. algo o b ~ -

curo en

ésta, espe ro que quede aclarado con las futura-.

con >tderaciones discusiones.

en

las

que

recurriremos

a Deonna y a Berenson principalmente. •

Arquerfa de la capilla abierta aislada de Tlalmanalco. Foto

Juan B Artigas

69

Page 72: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 72/76

3 leyes y ritmos en la historia del arte

Autores citados: Xénopol; Michelet 1798-1874); Kin

gley on r; Taine 1828-1893); Morod 1844-1912);

Brutaily 1859- 1926); Anatole France 1844-1924);

Wolff; lionello Venturi; Xenócrazes; Winchelmann

1717-1768); Vasari 1511-1337); Miguel Angel 1475-

1564); Bellori; Rafael 1843-1520); Corregio 1494-

1534); Nicolás Poussin 1594-1665); Mens; Tiziano

1477-1576); Hegel 1770-1831); Ingres 1780-1867);

Delacroix 1789-1863); Corot 1796-1875); Manet

1832-1883); Renoir 1841-1919); Cezanne 1839-

1906); Gaugin 1848-1903); Woelfflin 1865-1945);

Johan Huizinga 1872-1945).

Quedamos en nuestra lección anterior que, según De

onna y, claro está que no está solo,

ni

mucho menos, en

este deseo -el arqueólogo ha de investigar las leyes y

lo

s ritmos según los cuales se desarrollan al parecer

las distintas formas o variantes del arte universal. La

rebusca afanosa de esas leyes y ritmos no ha sido lo que

hasta el

:: iglo XX

ha movido más a arqueólogos e histo

riadores del arte. Se creyó que se podría evitar toda es

trechéz de miras estudiando,

no

ya

un

arte particular,

sino acudiendo al estudio de la historia general del arte,

en la que se muestran ''las visicitudes que ha ido su

friendo el arte al pasar de unos pueblos a otros y de un

a otro siglo '.

En efecto. esa clase de estudios pueden servir y sir

ven grandemente para ensanchar la curva del horizonte

en que se mueve cada estudioso del arte. Obras dedica

das a estudios de esa índole no faltan y van desde la pre

historia al cubismo o al suprarrealismo de nuestra épo-

70

ca.

Pero

o serva Deonna- ahi también el arte se

presenta como una sucesión de fenómenos diferencia

les, sin otro lazo entre ellos que

el

encadenamiento cro

nológico. Al estudiarse la historia de los artistas, se

aisla demasiado al individuo, aunque se le muestre de

terminado por su ambiente y la obra de sus antecesores;

al estudiar las producciones de una escuela, se la aisla

en el conjunto general del arte a que pertenece; al estu

diar una civilización determinada, se la aisla dentro

de

la historia general de la civilización

Todo esto es cierto y hasta cierto punto fatal.

El ma-

terial que tiene hoy que manejar el arqueólogo y

el his-

toriador es tan abundante, que humanamente es

muy

dificil que suceda otra cosa. Sin embargo, hay quepo

ner remedio a esa especie de 1 mitacion histórico

arqueológica. Porque Deonna pisa terreno firme

cuando observa que

al

estudiarse la hjstoria entera

del

arte,

se

continua contruyendo en ella compartimientos

estancos y se quiere ante todo poner de manifiesto las

diferencias que separan al arte griego del cristiano, o

del egipcio, etc. De esta manera se presenta cada perio

do como un todo original, aun cuando se pruebe que ha

sufrido influencias de artes anteriores

..

Resulta

asi

que se hace necesario buscar términos y leyes generales

que unan todas las formas artísticas de todos los tiem

pos y lugares; romper las paredes de esos comparti

mentos estancos, a fin de que veamos,

si

ello es

posible, cómo todas las artes de los distintos pueblos y

épocas están sometidas en su desarrollo a leyes genera

les y comunes a todas ellas''.

Antes de pasar a averiguar cuales pueden ser esas

leyes y ritmos Deonna quiere que se le atienda

bien

y que no se interprete torcidarnente su pensamiento.

-

Page 73: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 73/76

Por eso insiste en afirmar que todas esas síntesis, tales

como

ya lo hemos expuesto, tienen un valor incontesta

ble.

Son útiles en tanto que no sean consideradas como

las

únicas posibles y no se haga alarde de intransigen

cia. ·•cuando se toma una actitud lünitada e intransi

gente, que rechaza horizontes más ampllos, el sabio

puede meterse en un camino lleno

de

errores,

de

los

que

no se podrá dar cuenta, ya que no podrá combatir

los

con

el

socorro que pudiera prestarle otro método' ' .

Adviertase que esa intransigencia, a pesar

de

los

grandes avances habidos en esta clase de estudios,

no

ha desaparecido, sino que con frecuencia se manifiesta

a la luz del dia, de modo que ''historiadores distingui

dos se

niegan a admitir que se pueda buscar otra cosa

que el

método diferencial''. Cita a este propósito Deo n

na estas palabras significativas del investigador Xéno

pol:

El

conocimiento histórico no es sino un

conocimiento

e

diferencias, principalmente de diferen

cias

entre formas que se desarrollan consecutiva o para

lelamente. Para establecer generalizaciones históricas,

es

necesario precisamente suprimir todas esas diferen

cias esto es, su caratrer esencial.. ¿Mas como formu

lar generalizaciones sobre hechos desemejantes que se

sueden en lugar de coexistir?

Según esto, está vedada toda generalización en el

campo de la historia. No habría en tal caso posibilida

des de construir una filosofía de la historia, ni nada que

se

le parezca.

Pero sigamos oyendo a Deonna, que toma una acti

tud distinta a la de Xenopol.

Si

eso fuera cierto

arguye- la arqueología como la historia, no podrán pre

tender ser una ciencia digna de ese nombre; no serían

jamás

otra cosa que una agradable narración

en

la que

nos esforzaríamos, sin lograrlo, en resucitar integral

mente

la vida del pasado con su color local, y en la que

nos

complaceríamos

en

los hechos de los grandes artis

tas''. Ello es indudable, pero debe advertirse que a la

vez

no es poco, aunque se quiera abarcar horizontes

más

amplios. Pues conviene observar que

esa

resu

rrección integral del pasado -tal expresión la forjó

Micbelet-

con su color propio no es, ciertamente, grano

de anís, aunque solo se lograra en parte. ''Amable estu

dio -prosigue Deonna- para los estetas, los dilettantes,

los

eruditos, que sueñan con un pasado más bello que

el presente, coloreado por las tintas cálidas de la ilu

sión.

Pero sería también un estudio inútil, porque des

viaría las fuerzas hacia atrás, en lugar de empujarlas

hacia el presente. ¿Para que sirve constatar que el arte

evoluciona, si esta evolución es siempre diferente a ella

misma y no se produce en ella através de los siglos, fe

nómenos de repetición, que tienen su ley, sus ritmos

delinidos?

El

estudio del pasado por el mismo no

puede

satisfacer al espíritu del que desea para la ciencia

que ama una razón de ser distinta de la mera curiosi

dad;

al que desea considerarla, no como una simple

acumulación

de

hechos, sino como una historia de las

ideas de la humanidad. En otro caso, las burlas del pú

blico a los arqueólogos estarían perfectamente justifica

das y se tendría razón para reírse de los esfuerzos

estériles de los mismos .

Vemos aquí que Deonna, en otra forma, reclama.

como Kingsley Porter para la arqueología otros hori

zontes diversos de la pura investigación técnica del de

talle y las diferencias, de la acumulación meramente

cuantitativa de hechos. El uno quiere encaminar

la

ar

queología hacia el goce

de

la belleza

de

la obra de arte;

el otro, quiere buscarle leyes firmes y generales.

Veamos ahora cuáles son esas leyes, según nuestro

autor.

Deonna titula el capitulo V. de su citada obra · ' las

leyes del arte . Inquiere en ese capítulo si existen esas

leyes históricas, y comienza preguntando: ' ·Partiendo

del principio de que el elemento general' ' coexiste en

la obra de arte con el individual y temporal. ¿podrán

formularse leyes. principios directores. que permitan

agrupar en una síntesis general los hechos análogos sin

distinción de paises ni de tiempos'' .

En el siglo XIX, luego de la elaboración de las gran

des síntesis históricas, de las cuales la Filosofía de Ar

te, de Taine, fué la última y más conocida, cayó un gran

descredito sobre esa clase

de

las realizaciones y síntesis

históricas. Los investigadores huyeron de ellas como de

la peste y se encerraron en el angosto círculo de las in

vestigaciones particulares y minuciosas. Ese desden

-añade Deonna- por las grandes síntesis estaba justifica

do, porque esos sistemas estaban construidos · aprio

ri'':

despues

de

haber edificado la teoria se buscaba

la

comprobación por medio de los hechos . Lo que equi

vale a decir que se pusieron los bueyes detras de la ca

rreta.

El

mismo Taine ha creado una filosofía

del

Arte

que

no

tiene sino una lejana relación con los hechos es

crupulosamente observados. De esta manera , por ho

rror

a las generalizaciones que las generaciones

siguientes deshacen facilmente, se

ha

caído en el exceso

contrario: los arqueólogos han desviado sus miradas de

las cuestiones generales, que les parecieron ociosas e

inaccesibles, y se sumergieron deliciosamente en la

erudición minuciosa''.

Vimos ya, en el pasado curso, como

el

gran arqueó

logo norteamericano Arthur Kingsley Porter revolvió

contra ese tipo de erudición y acopio de minucias. des

provista de pensamiento, y Porter no fué sino uno de

tantos distinguidos investigadores de nuestra época que

hubieron de rechazar ·'esa especialización a ultranza.

esa erudición que cree hallar en ella misma

su

propio

fin y se basta y sobra así misma. En todos los domi

nios de la arqueología y la historia del arte

se

levanta

ron voces que demandaban ideas generales.

pensamientos, conceptos teóricos, síntesis históricas.

En los primeros años de nuestro siglo, G. Monod. cita-

71

Page 74: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 74/76

t.ln por

Deonna. llegó

al extremo de

proclamar que.

··por

paradójica que pueda aparecer esta afirmación al

primer momento

l a ~

generalizaciones en la historia

ol recen a menudo mayor verdad y certidumbre que los

detalles mismos

que

les sirven de base.

Las

inexactitu

t.lc-..

lejos

de

acumularse. se compensan

para

un histo

nat.lor dotado

de

talento

crítico'·

.

En la hi -.toria del Arte ha sucedido lo mismo. Ya no

horrori7a. o

<:ausa

hilaridad

entre

los

que la

cultivan las

cxpre..,íones

de

Filosofía del

Arte

o

de Teoría

del Arte.

-.ino todo lo contrario. Brutails

en

rcheologie du Mo-

n •n ge pone sobre el tapete la cuestion

de

si la Ar-

queología no

era,

aun más

que

la

historia, una Filoso

fía,

es

decir, un conjunto

de

reglas generales

que

presi

den los hechos

particulares .

Y no

es,

claro está,

que

se haya vuelto a la síntesis y filosofías a

priori

de

los

dos primeros tercios del siglo XIX,

pues

el método y

los conocimientos son

ya

otros. Antes

eran

los conoci

mientos relativamente insuficientes; ahora casi

nos

aho

gamos,

como

Fulgencio

Tapir, el héroe

cómico

de

Anatok France.

en

el maravilloso cúmulo

de

papeletas

que ha ido acumulando afanosameme

la

erudición

en

el

campo

de

la

Historia del Arte Universal.

A cc.,te propósito cscribra Deonna: La antigua

e ~ t é t i c a deductiva, que ha causado tanto

daño

a los

en-

;,ayos sintéticos,

esa

estética dicha

de lo

alto ,

que

parte de conceptos y

de

ideas generales, desatendiendo

a las particularidades, está hoy

bien

muerta

y la estética

··de

abajo··, que

se levanta

de

lo particular a lo general.

C'-tudia los hechos para

deducir de

eiJos Jos princi

pio"··. Se

ha

invertido

por

consiguiente. el método. De

deductivo

que era

ha pasado a

ser

inductivo. No

se

ad

mite.

ni

puede admitirse hoy. ninguna generalización y

t n t c c . , i ~

que no

~ t é

fundamentada

en

anchísima base

de

h e c h o ~ y

estudios particulares perfectamente compro

b a d o ~

El nuevo método arqueológico y

de

Historia del Arte

-.rguc. 'icgún Deonna, el mismo

camino

que Wolff,

cre-

U(.hlr de la filología. asignó a esta ciencia.

Fué

principio

del ilustre helenista alemán

reconocer

en

la

nacionali

t.lud

griega al hombre. de modo que lo

que

es humano

- . ~ a el punto central hacía el cual deben converger todos

In-. c . t u d i o ~

sobre la Antigüedad.

Hemos

visto ya que

el sistema de estudiar únicamente las diferencias

era

in

complcw. insuficiente. propicio a

caer

en el

error.

Se

hito. p u e ~ .

necesario acudir a

otro

método. Este

otro

método fué el dicho comparativo. etnográfico, antropo

lógico. Lo -. partidarios de este método parten.

en

opo-.rción

al antenor.

de

la -.

analogías que

lo >

hombres

llenen entre '.i

y

M e ~ f u c r z a n en poner de relieve y

u p a r

lo-.

e l e m e n t o ~ comunes que pueden observar

en

toJo.., In -. pueblo-.. en tot.IO '. los grados de cultura,

en

to

das las

épocas'·.

En tanto

que

el dicho método histórico

(o

sea,

el que atiende

en

particular a las diferencias)

es-

tudia los hechos muertos del pasado y

da gran

impor-

72

tancia a su encadenamiento cronológico, el método

comparativo estudia

ante

todo al hombre vivo, e inquie

re el

por

qué

de

las diversas formas

de

su actividad que

orienta

en

el

sentido

de

una explicación psicológica;

y

luego,

con

la ayuda

de

datos contemporáneos se remon

ta

al

pasado y trata

de

aplicar los resultados obtenidos

a los hechos históricos,

De

este modo

sigue diciendo

nuestro

autor

-el estudio

de

las religiones

de

los

semicivilizados- a cuales, puede explicar

cómo se

for

maron y se desenvolvieron las religiones

de

Eg1pto y

de

la

Grecia

antigua; en tanto

que

el método histórico se

inspira simplemente

en

el pasado

para

explicar el pre

sente, el método comparativo

se

inspira

en

el presente

para

explicar el pasado

Al

llegar a este punto nos tomaremos

la 1

bertad de

hacer

una breve digresión,

que

servirá para aclarar

y

complementar lo que acabamos

de

exponer. El método

comparativo

como

acabamos

de

ver,

parte de lo

actual.

del presente histórico. y se

dirige al pasado.

En

la

crítica y

la

historia del arte

ese

método

ha

traído y trae

muy buenas consecuencias. Observa Lionello Venturi

en

su historia

de

la crítica del

arte

que

desde

el siglo

u

de

nuestra

era, época en

la

que

X e n o c r a t e ~ escribía. a

Winckelmann,

la

crítica y la historia del arte hallaron

su

razón de

ser

en

la consideración y apreciación del ar

te contemporaneo.

De

modo

que

bien miradas las co

sas,

la

historia del arte se contemplaba desde el mirador

del

arte

del presente. Vasari admira a Giotto

en

nom

bre

de

Miguel Angel, Bellori admiraba a los antiguos

y a Rafael un

nombre de Corregio

y

de

Pous >in. M e n : ~

admiraba a Rafael, a

Corrregio

y Tiziano

en

su nombre

propio.

Pero

aparecio Winckelman y las cosas variaron

considerablemente .

Se enfocó

de otro modo

el arte

pretérito, porque ''ju7.gó el arte moderno en nombre de

los griegos . En virtud

de

semejante inversión en el

criterio, la perfección y las normas del arte se desplaza

ron del presente

a pasado'·.

¿No sucedió algo parecido

en

el Renacimiento? -Se

dirá , aparentemente, tal vez: pero. por dicha. los rena

centistas,

que

pusieron el arte antiguo

por

encima de to

do. como

dechado y paradigma, aJ reaüzar sus obras de

arte fueron cabalmente originales y juzgaban

de

confor

midad con lo que

hacían, sin

caer en la

trampa de un

tejido

de

normas extraídas

de u

pseudo-arte helenico,

como

hicieron los neoclásicos, capitaneados

por

Winc

kelman. Los románticos tan revolucionarios e innova

dores

como fueron,

colocaron,

por su

parte, la

perfección artística en

la

Edad Media,

de

modo que

adoptaron un criterio semejante

al

de Winckelman y los

neo-clásicos, si bien

es

distinta dirección. Para ellos. en

el pasado también radicaba la perfección del arte, sí

bien

ese

pasado fue la

Edad Media

y no

la

Grecia ni

la

Roma antíguas.

Los

idealista > -observa Venturi- sacaron de estas

premisas su consecuencia lógica:

por

lo que respecta

al

Page 75: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 75/76

arte moderno, el arte estaba muerto, fundido con la

ciencia filosófica. Fue esta la opinion de Hegel. Luego

del arte romántico, o sea, segun el gran ftJósofo ale

mán el que rebasa y rompe toda forma y solo busca el

espíritu puro, llegando así este al pleno conocimiento

de

si

mismo, el arte

ya

no tiene razón

de

ser. Ahora que

cabe preguntar si el romanticismo histórico es del mis

mo

tipo de aquel a que alude Hegel y si efectivamente

en aquel momento llegó el espíritu puro a su perfec

ción. Con todo el respeto debido a tan grande hombre,

parece que en esta ocasión el genial filósofo no pisaba

terreno muy firme y se iba tras una entelequia sin valor

histórico alguno.

Siguiose pues, durante el siglo XIX, en una forma u

otra, el método o ctriterio

de

hacer del arte del pasado

paradigma o arquetipo del actual, del presente, del mo

derno. Filólogos, arqueólogos, expertos -observa el

citado Venturi- salidos del idealismo, continuaron con

cediendo especialmente su atención

al

arte del pasado,

olvidandose del moderno,

ya

sea porque estaban con

vencidos de su nulidad ya porque también su talento de

filólogos y expertos no hallaba en él problemas que re

solver como los

que

presenta el arte del pasado. Y apar

te

de raras excepciones, si se dieron cuenta de la

existencia del arte moderno, fué solamente para apre

ciar a aquellos de sus contemporaneos que sabían imitar

mejor

las obras y los principios del arte del pasado,

es

decir, a aquellos artistas

que

tenían menos originalidad

como tales y eran los menos r e p r e s e n t t i v o ~ como artis

tas

contemporaneos . La situación era bastante absur

da y en nombre del arte del pasado se condenaba el arte

del presente. No se admitían, pues, las creaciones artís

ticas

del presente, las genuinamente actuales, las que

se admitían sin escrúpulos eran remedos del arte del pa

sado. Para esos hombres, aunque no lo declararan taxa

tivamente, no era un error el que Hegel diera con el

Romanticismo por acabado el arte, sin posibilidad de

resurección, como no fuera convirtiéndose en mera,

desvalida imitación del pasado, lo cual, ciertamente,

dista mucho de una resurección. En

la

arquitectura su

cedía en aquel tiempo lo mismo que en las otras artes,

aun de manera mas acentuada.

Pero sucedió también que, en efecto, el arte de la

pintura no habia muerto. No hubo de morirse con el

Romanticismo, pues, particularmente en Francia, den

tro del

movimiento romántico y fuera de él, después de

él

tuvo

una vida intensa y nada despreciable. Los nom

bres

de lngres, Delacoix, Corot, Manet, Renoir,de los

impresionistas,

de

Cezanne, Gauguin, .etc. son sufi

cientes

para demostrar la vitalidad durante el siglo XIX

ycomienzos del actual en la pintura. Hemos visto tam

bién en nuestra época renacer la arquitectura, aunque

acaso

conviene no olvidar los rápidos reparos de

Kingsley Porter puso a los rascacielos, pues algunos de

ellos

>on ejemplo, de mala compresión

de

la belleza y

la gracia de la arquitectónica, pues en un cuerpo de edi

ficio enteramente nuevo se imitaba malamente los esti

los arquitectónicos del pasado.

Apoyándose precisamente en el presente. arraigó en

Francia y en casi todos los paises europeos y finalmen

te, en América, una nueva crítica de arte. Esta crítica,

cambiando

a menudo -dice atinadamente Yenturi- con

los cambios del gusto ... ha sido fragmentaria. pero ha

mantenido constantemente la aspiración hacia valores

estéticos universales. Jan1ás cayó en las absurdidades.

iconográficas y técnicas de la ciencia arqueológica y

fi-

lológica sus contemporaneas:

se

libertó de los limites

establecidos por estéticos idealistas y lo hizo de una

manera simple: comprobando la presencia del arte

en

las obras que veía hacer. Los historiadores del arte se

sustrajeron

al

doble juego de arte clásico y arte gótico,

buscando a lo lejos, descubriendo las obras pre

históricas o populares, las del Extremo Oriente las

de

las Antigua América. La crítica francesa ha buscado en

su propia recámara y ha hallado

la

conciencia del arte

actual. Si es cierto que la historia es la interpretación

actual del pasado, la conciencia del arte actual. es la ba

se del arte del pasado'·

En

efecto, quien no comprende y siente el arte que

se

está fraguando a su

al

rededor, ¿como nos convence

de que comprende y siente el arte del pasado? Hay

un algo fundamental profundo, que denominamos con

el vocablo arte , y ese algo así nombrado es universal

y para su entendimiento está por encima del tiempo

del espacio, si bien asume distintos aspectos en los di

versos tiempos. De ahí que el espíritu moderno. dotado

de curiosidad pasión de conocimiento inagotables.

haya podido llegar a comprender y sentir las más diver

sas maneras

de

realización artística, los mas diversos

estilos procedentes de todos los tiempos y todos los

lu-

gares. Para ello ha tenido que comenzar por

el

princi

pio, o sea, por aprender a ver, según

la

recomendación

de Woelfflin tantos otros autores de nuestra edad.

Por consiguiente, el nuevo método para el estudio de

la

arqueología y la historia del arte arranca de

la

vida

que nos envuelve, de la vida que vivimos. Como sucede

con harta frecuencia, los partidarios de ambos métodos

se

enzarzaron y libraron coléricas batallas jdeales en re

vistas especiales y

en

las páginas de sus libros. Pero

Deonna, con muy buen acuerdo, sale al paso de unos

y

otros, y haciendo uso del buen juicio. que a veces

suelen perderlo por su obcecación los sabios investiga

dores de los distintos campos. advierte que ambos

métodos tienen sus méritos y ventajas, y en Jugar de

echar a reñir el uno contra el otro, debe hacerse que

se

presten mútuo socorro. Sus caminos -dice- son para

lelos y no contradictorios; cada uno de ellos se sume

C$

pecialmente en uno de los elementos que componen el

hombre -el individual, el temporal, el general- de suer

te que la ciencia debe tenerlos en cuenta a todos ellos.

7

Page 76: cuaderno_8.pdf

7/18/2019 cuaderno_8.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/cuaderno8pdf 76/76

,¡n c\dlllr al uno en pro\' echo del

otro·'.

Y eso es lo

t ¡ u ~ ·

p r ~ l i . , a m c n t l .

c-.tá m:untcciendo

en

lo que va del

glo en

lo-.

plano rna' c l e \ . t d o ~ de la in..,esligación ar -

l J U C O i t ; g k < ~ en lo '> c'tud1os de historia del arte

,\hnra dehcmo' entrar en el problema historico de

'ahcr

en 4ue forma 'e realiza eso que e ha llamado.

aca'(l

n,)

cnn

Hxia

prop1eJad. evolución histórica del ar

te. Dehemo.., advl'rt ir con relación a este término que

para

el

gran ht-.tunador holandés Huizinga ··La evolu

d<ln hi-.tórk'a. en

<;Cnudu

estncto, es una

quimera

..

-\hora bien. ) para

poner

fin a esta lección; ¿que

se

en

tiende pnr ..e\oluctón ?. Recurramos al historiador

-

tado.

'La

1dca de la c\olución -decía- a través

de

un

'1glo de

ctcncJa hu -.,ttln

absorvida por nosotros los his

toriadon.:s en tal forma que muchas veces olvidamos de

dartm'

cuenta dc lo que se encierra en la metáfora que

e

c

.... ramino··. Y

a -.cgutdo. define ese término de

es -

ta manera: · ·f:.voluctón. dcplegamiemo, quiere decir

4ue toda., las tcndcnc1as naturales de un objeto están in

clUida-.,

en

su

germen'·

Y cuando se transfiere

esa

ima

gen Jel crecimiento

y

desarrollo de

una

planta a toda la

-.ene de individuos

en

una nexo de

generación)

heren-

cia. la metáfora ~ u f r e , por dec1rlo así, una extenstón

inaudita. Transpasándola luego

de Jos

nexos biológicos

a los hi. 11\ricos. o sea. a

lo >

de las mstiruciones. de los

EstaJol>. de

lo:- pueblo-..

de

las eh ilizaciones. no queda

mucho del sent1do directo de la imagen: la de un ger-

men que se desenvuelve.

Y

sin

embargo.

nuestro pen

samiento e:(ijc casi imperativamente el uso

de

esa

imagen para entender el mundo en que vivimos .

So >ticne aqui Huizinga la necesidad de ejercer la

cautela en el U >O de ese término, que ha tomado una ex

tensión exorbitante,

y.

al mismo tiempo, la necesidad

de su empleo en las cienciru. históricas.

La

historia del

arte hace uso de él continuamente y lo cierto

es

que ob

servamos

en

el arte fenómenos

de

desplegamiento o de

sarrollo. Lo que hay que

hacer

es cuidar del espejismo

que produce ese término

y

no ver fenómenos

de

desa

rrollo de un germen allí donde no se manifiestan de una

manera inequívoca,

es

dec1r, como queda dicho. hay

que usarlo con cautela.

DeJemos para

lru.

pr6ximas lecciones

el

problema de

como parece que se realiza el desarroHo del ane en ge

neral. •