Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

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    Guando

    el

    cielo

    cayó

    sobre

    la

    tierra

    El mito estelar delhombre

    blanco, de

    procedencia

    misteriosa,

    que

    salvará

    a

    los

    pueblos

    nativos

    de

    América,

    sigue

    latiendo

    con

    fuerza

    inusitada

    en

    todos

    los

    representantes de

    la raza roia,

    de

    Alaska

    a

    la Patagonia,

    Desde

    la noche

    de

    los tiempos,

    Quetzalcóatl,

    piedra

    y

    alma

    de

    llrléxico,

    recuerda

    que

    las

    culturas

    del

    Nuevo Continente

    no

    nacieron de forma

    espontánea

    nifueron los

    europeos

    los

    primeros

    que

    lodescubrieron,

    PEDBO

    DEL

    OLTIO

    ÓLo

    et

    hombre

    mexica-

    no, heredero

    de

    la

    raza

    ro¡a, es capaz

    de

    petrifi-

    carse

    en el silencio;

    y

    cuando

    decenas

    de

    mi-

    les de

    mexicanos

    se

    con-

    gregan,

    como

    cada

    equi-

    noccio de

    primavera,

    junto

    a la

    pirámide

    sagrada

    de

    Kukulcán,

    en

    el

    enclave

    maya de

    Chitchén-ltzá,

    el silencio

    adquie-

    re

    dimensiones

    de sobrecogedora

    catar-

    sis.

    Al atardecer

    de ese

    día

    inaugural,

    y

    durante

    tres

    horas, un

    efecto de

    som-

    bras,

    concebido

    por

    ignorados arquitec-

    tos,

    permite

    que

    la

    figura

    de

    una serpien-

    te

    descienda

    por

    la escalinata

    principal

    Es el

    Kukulcán

    de los mayas, el Quetzal-

    cóatl

    o

    serpiente

    emplumada

    de

    los

    az-

    tecas, el

    dios

    que

    baja del

    cielo

    para

    re-

    novar con

    los

    primeros

    pueblos

    america-

    nos una

    promesa

    secreta

    y

    milenaria.

    El

    espectáculo

    es

    impresionante.

    Como

    hicieron

    sus

    padres,

    y

    los

    padres

    de

    sus

    padres,

    los

    hombres

    se congre-

    gan

    para

    acatar

    las

    leyes del cielo.

    Ras-

    gos

    aztecas

    y

    perfiles

    inequivocamente

    mexicanos se

    confunden

    entre

    Ia

    multi-

    tud,

    mientras

    un

    viento

    frío sopla

    con

    fuerza,

    disipando extraños

    murmullos

    de

    lenguas

    antiguas.

    A lo lejos, cientos

    de

    aves

    de diferentes

    especies

    preludian

    con

    su algarabía

    la recreación

    de un

    mi-

    lagro

    tan

    viejo como

    la

    cultura

    mexica:

    mientras Quetzalcóatl

    siga descendien-

    do

    por

    la escalinata

    de

    la

    gran

    pirámide,

    habrá

    esperanza.

    óPero

    qué

    es

    o

    quién

    es realmente

    Quetzalcóatl?

    üPor

    qué

    el mito de

    la

    ser-

    piente

    emplumada

    -y

    la misteriosa his-

    toria del hombre

    blanco

    que lo

    reencar-

    na-

    sigue

    conmoviendo,

    de

    Alaska

    a

    la

    Patagonia,

    a

    todos

    los

    pueblos

    nativos

    de

    América?

    Aunque

    para

    algunos solamente

    sea

    un

    nombre

    imposible

    de

    pronunciar,

    los

    interrogantes

    que plantea

    la

    figura

    de

    Quetzalcóatl,

    a caballo

    entre

    la historia

    y

    el

    mito,

    son

    tan

    complejos

    y

    extensos

    como

    fascinantes.

    Dios

    y

    hombre

    a

    la

    vez, como

    el

    Cristo

    de

    la religión

    impor-

    tada,

    este

    carácter

    duales

    la

    primera

    cla-

    ve

    que

    nos abre

    las

    puertas

    de un

    uni-

    verso

    prodigioso,

    el

    de

    la oscura teogo-

    nía

    americana

    y sus

    ignoradas,

    pero más

    que

    probables

    conexiones

    con

    civiliza-

    ciones

    llegadas

    del

    Este

    y

    del Oeste.

    1

    Son

    escasas

    y

    muy

    confusas las noti-

    E

    cias

    escritas

    qu-e po-seemos

    acerca

    de

    §

    Ce-Atctl-Topiltzin-QuetzalcÓatl,

    .nuestro

    =

    noble

    príncipe

    uno caña,

    serpiente

    em-

    plumada",

    como

    lo describen

    los

    mexi-

    cas en

    el códice

    .Telleriano-Remensis">

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    de

    1509. Pero la tradición inmemorial,

    transmitida

    a través

    de

    las

    generaciones,

    nos

    ha legado una

    insólita

    descripción

    de

    este

    hombre-mito.

    Al

    parecer,

    Quetzal-

    cóatl

    teníia la

    piel

    blanca,

    la

    frente amplia,

    la

    barba

    roja

    y

    entrecana

    y

    los

    olos

    gran-

    des

    y

    azules,

    de

    modo

    que

    en muy

    poco

    se

    parecía

    a

    los individuos

    naturales de

    México.

    Era,

    además,

    sorprendentemen-

    te alto, su

    figura destacaba

    holgadamen-

    te

    sobre

    las

    cabezas

    de

    los

    demás,

    y

    atención:

    vestía una amplia

    túnica blanca

    que

    se adornaba,

    sobre

    el

    pecho,

    con

    una

    cruz

    de

    un

    color

    rojo

    intenso.,.

    iExac-

    tamente

    igual

    que

    los

    templarios

    Estas

    y

    otras constataciones

    no

    me-

    nos insólitas, recogidas

    por

    la

    tradiciÓn,

    hacen creer

    a los

    investigadores

    en

    la

    posibilidad

    de

    que

    QuetzalcÓatl

    fue

    qui-

    u

    zás un

    hombre de

    procedencia

    europea

    <

    que

    se

    adelantó

    en

    varios siglos a

    la

    lle-

    gada

    de

    los

    colonizadores

    españoles.

    Fue

    probablemente

    en

    el mes

    de

    mar-

    zo

    de

    1517,

    con

    la

    llegada de Francisco

    Fernández de

    Córdoba

    al

    Yucatán,

    cuan-

    do

    los

    españoles

    tuvieron

    las

    primeras

    noticias de

    Quetzalcóatl

    en

    su

    versión

    maya de

    Kukulcán;

    cuando

    descubrie-

    ron,

    perplejos,

    que

    los nativos del

    Yuca-

    tán conocían

    y

    veneraban

    la

    cruz

    y

    po-

    seían,

    además,

    nociones semejantes

    al

    bautismo,

    la confesión,

    la comunión, el

    diluvio

    universal,

    la

    virgen

    que

    concibe

    y

    las tres

    personas

    divinas.

    Tales

    eviden-

    cias alarmaron

    enormemente

    a

    los recién

    llegados

    y

    sembraron

    el desconcierto

    entre

    las más altas

    jerarquías

    eclesiásti-

    cas,

    que

    se afanaban

    desesperada

    e

    inútilmente

    en

    resolver

    este nuevo

    miste-

    rio, aduciendo

    las más

    extrañas

    y

    con-

    trovertidas teorías.

    Un apóstolde

    Cristo

    Así, Torquemada

    y

    el

    padre

    Ríos,

    por

    ejemplo,

    atribuían tales conocimientos

    y

    creencias

    a Satanás

    quien,

    burlándose

    del empeño

    evangelizador

    de los espa-

    ñoles,

    se

    les

    adelantó

    para

    atribuirse

    la

    gloria

    de ser é1,

    antes

    que

    nadie,

    quien

    transmitiera

    -diabólicamente

    deforma-

    do-

    el

    mensaje de Jesucristo

    a los

    pue-

    blos americanos.

    No

    faltó

    tampoco

    quien

    intentara dar

    solución

    al

    problema

    acudiendo a la

    pro-

    pia

    Biblia,

    como

    hiciera el

    historiador fray

    Diego Durán al

    rescatar las

    palabras

    de

    san

    Marcos

    que

    hablaban del envío de

    los apóstoles

    a

    predicar

    el Evangelio a

    todas

    las

    criaturas

    del

    mundo.

    üY no

    eran

    también

    -argumentaba

    el

    fray- los

    in-

    dios

    criaturas

    de

    Dios?

    Esta

    constatación

    resultó de tal calibre

    para

    el

    fraile

    dominico

    que,

    olvidando

    ló-

    gicas

    precauciones,

    llegó a

    afirmar tex-

    tualmente:

    "Podemos

    tener por cierto

    que

    este santo

    varón

    (Quetzalcóatl)

    no

    fue

    16

    /

    ArlO

    CERO

    Quetzolcóott

    teníoto

    piel

    blonco,

    lo

    frente omplio,

    lo

    borbo

    roio

    y los oios

    ozules,

    rosgos

    que se

    diferencion

    de

    los noturoles

    de

    Mesoomérico.

    sino algún

    otro apóstol

    que

    Dios

    envió

    a

    estas

    tierras".

    Lógicamente,

    la afirmación

    del

    ingenuo

    religioso

    empulé

    a

    otros a

    elucubrar absurdas

    teorías

    sobre

    la

    iden-

    tidad

    del

    poco

    posible

    apóstol,

    que

    mu-

    chos

    identificaron

    como

    santo

    Tomás.

    De

    ese

    modo,

    todo

    quedaba

    en

    casa.

    Era

    impensable

    que

    un

    hombre-Dios

    ex-

    traño

    a

    las escrituras,

    y

    además

    "salva-

    je",

    evangelizara

    a

    los hombres. No; eso

    sólo

    podía

    hacerlo Jesucristo,

    o

    santo

    Tomás,

    pero

    nunca

    ese

    dios

    impronun-

    ciable

    llamado

    Quetzalcóatl.

    E último

    templario

    Otros

    escritores,

    como

    el

    oscuro

    Pe-

    dro

    Ruiz

    Ptolomeo,

    alquimista

    y

    nigro-

    mante

    sevillano

    del

    siglo

    xú,

    no

    cejaron

    en su

    empeño

    por

    demostrar

    que

    Quet-

    zalcóatl,

    el sacerdote

    de

    la

    cruz, era en

    realidad

    un

    destacado

    miembro

    de

    la

    Or-

    den

    de

    los Templarios,

    quien

    llegaría

    a

    América

    huyendo

    de

    las

    persecuciones

    que

    contra

    dicha Orden

    se iniciaron

    en

    casi

    toda

    Europa.

    Esta

    sugestiva hipóte-

    sis

    sigue

    siendo

    mantenida

    en

    la

    actua-

    lidad

    por

    algunos

    investigadores, aun-

    que

    estos

    pasen

    por

    alto

    el

    hecho

    de

    que

    el

    símbolo

    de

    la

    cruz era conocido

    de to-

    dos

    los pueblos precolombinos, pero

    no

    como

    una

    representación

    del

    cristianis-

    Sobre

    estas

    lfneas,

    una

    de

    las

    numenoseS

    cabezas de

    serylente

    que

    adornan

    el

    templo

    de

    QueEalcóatl

    en

    Teotlhuacán, a

    la

    lzquierda.

    mo,

    sino

    de

    los

    espíritus

    de

    las cuatro di-

    recciones.

    Lo

    que

    parece

    fuera

    de toda

    duda

    es que

    durante

    el tiempo en que

    Quet-

    zalcóatl

    permaneció

    entre

    los

    aztecas,

    antes

    de exiliarse,

    al

    parecer,

    entre

    los

    mayas,

    el

    sacerdote

    encabezó

    una

    coniente

    nacida como

    reacción

    a la

    vida

    lujuriosa

    y

    desordenada

    que

    imperaba

    en

    la ciudad

    de

    Teotihuacán,

    actual

    México

    D.F.,

    y

    que

    estaba

    ocasionando

    la ruina

    de

    la

    civilización

    y

    el

    imperio

    az-

    teca.

    Quetzalcóatl

    suprimió

    todos

    los sacri-

    .ficios

    humanos, muy

    frecuentes

    y

    tre-

    mendamente sangrientos,

    imprimiendo

    en

    el

    espíritu

    de

    los

    aztecas

    un

    profundo

    sentido

    de

    austeridád

    y

    misticismo

    y

    conduciéndoles

    al

    recogimiento

    y

    al

    ejer-

    cicio

    constante

    de los

    deberes

    religiosos.

    Después, el mero transcurso

    del

    tiem-

    po y

    la

    tradición se encargaron

    del res-

    to; el

    mito,

    sostenido

    por

    arquetipos

    mu-

    cho

    más

    antiguos de

    los

    pueblos

    ame-

    ricanos, estaba

    forjado.

    El

    gran

    Quetzal-

    cóatl

    sería desde

    entonces

    recordado

    como

    el

    gobernante

    y

    politico

    ejemplar,

    héroe civilizador,

    inventor

    del

    calendario,

    descubridor

    del

    maí2,

    maestro

    agricultor,

    inventor

    del arte

    de

    fundir

    metales, tallis-

    ta

    de

    piedras

    preciosas,

    juez

    y

    lurista,

    rey

    de

    los

    Toltecas

    y

    dios

    unificador

    del

    mundo.

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    5/10

    ffi*¡i9

    Las

    representaciones

    de

    la

    serpiente emplumada se

    pueden

    encontrar en

    gran

    abundancia

    entre

    los

    rcstas

    arqueológicos

    aztecas.

    O

    Pero,

    ¿cómo

    consiguió

    el

    extraño

    Quetzalcóatl

    llegar

    hasta

    el

    apartado

    y

    le-

    jano

    imperio de

    los aztecas?

    cDe

    qué

    medios

    se

    valió,

    de

    dónde

    procedía?

    ¿Acaso

    no llegó solo? ¿Por

    qué

    se

    le re-

    laciona

    persistentemente,

    en el

    folclore

    mexica,

    con el

    planeta

    Venus?

    En

    el

    museo

    de Oaxaca,

    un

    pequeño

    monumento

    de

    aproximadamente

    un

    me-

    tro

    sesenta

    centímetros,

    llamado

    "Estela

    del

    contacto,,

    muestra

    un conjunto

    de

    motivos

    ideográficos

    y

    grabados

    entre

    los

    que

    aparece

    lo

    que

    cualquier

    contempo-

    ráneo

    nuestro

    podría

    identificar,

    inconfun-

    diblemente,

    con

    la

    imagen

    de un

    ingenio

    espacial

    del

    que

    emerEe

    una

    mano

    que

    entrega

    una ofrenda

    a un

    hombre,

    vesti-

    do

    y

    ataviado

    con

    la suntuosidad propia

    de

    los

    sacerdotes

    Mecas...

    Artilugios

    voladores

    También

    en el

    "Templo

    de

    las lnscrip-

    ciones",

    en

    México

    D.F.,

    fue encontrada

    una

    hermosa

    lápida

    funeraria adornada

    con

    un extraño

    grabado:

    muestra

    una se-

    rie

    de

    figuras

    que

    parecen

    describir

    a

    un

    hombre

    pilotando

    una

    nave espacial.

    Pero si

    estas

    y

    algunas

    otras represen-

    taciones

    conespondieran

    a

    Quetzalcóati,

    r,qué razones motivaron

    al

    pueblo

    azte-

    ca a relacionar

    de

    un

    modo directo a su

    >

    #ilto-.

    y

    ea.

    l*-'

    üiritt&;r'

    §#ls,rii§u*

    C$$oe,.l

    fdo*,;¡íI,'

    nos, fta

    hdistintamente

    eI

    dios

    leyenda?

    Podemos enconuar

    del viánto, el

    dios de

    Iavida,

    el

    unaposiblerespuesta

    enlasltr

    dfos

    de

    la

    ryafianá

    (ráIaci6Aa-

    ,l

    ,

    ,clae

    .que'enfreularoii

    a

    Issraa

    do

    con ef

    Verus

    del

    amaas

    "tecmifart§lteea§.1¿oÉpxi¡B*

    cer),

    y

    el

    dios de

    la

    noche

    (por

    ros,

    vencedores

    de

    los

    segun-

    eliVenw

    rc*pulino}

    Perso¡a.

    ,dos;

    podieron

    fásilmente

    ima-

    je

    fundamontalmante

    beltéfico,

    Enar

    qee

    su

    dios

    ?ercaüipoca

    jugah,a

    unpapelde

    redent¡¡

    y

    habfa

    yencido

    a

    Quet¡alcóatl,

    demiurgo

    en ¡¡ mudo domi

    pem

    su

    admiración

    por

    la

    civi"

    nado

    por

    1a

    fue¡ua

    del

    milo.

    li¿acién

    tolteca

    les

    hieo respe

    Perofrenteaestafigurahen- tar su

    culto

    y

    jerarqufa

    ecl*

    chida

    de

    amor

    se

    dibuja

    otro siásücahastaelpuntogueésta

    Quetzalcóatldiosdelaguera,

    acabó

    imponiendo

    el sombre

    violento,

    belicoso

    y

    exigente.

    del

    dios

    vencido

    sobre

    el

    del

    Existen

    pues,

    dos

    Quetzalcóatl

    vence.dor.

    d¡lo

    ctno/

    s

  • 8/20/2019 Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

    6/10

    dios

    y gobernante

    Quetzalcóatl

    con el

    pájaro-serpiente,

    animal mÍtico,

    mons-

    truo

    imposible

    que,

    según

    la

    tradición,

    llegó

    del

    cielo?

    , Una

    serie

    de curiosos cuadros

    pinta-

    dos

    por

    los descendientes

    de

    los

    anti-

    guos

    zapotecas,

    que

    se encuentran ac-

    tualmente en

    la

    región

    de

    Oaxaca

    y

    en

    el

    Museo Nacional

    de

    México,

    muestran

    imágenes en

    las

    que

    se

    pueden

    apreciar

    extraños

    artilugios

    e

    ingenios

    humean-

    tes,

    que

    sugieren

    -para

    algunos-

    la

    posibilidad

    de

    gua

    la

    mitica serpiente

    no

    fuera

    sino

    el

    vehÍculo

    empleado

    por

    Quetzalcóatl

    en sus

    hipotéticos viajes

    a

    través

    de

    los

    cielos azules

    de México.

    Corroborando,

    al

    menos

    en

    parte,

    es-

    tas

    nada

    ortodoxas

    teorías,

    encontramos

    el sorprentjente

    y ya

    citado códice

    .Te-

    lleriano-Remensis", nada menos

    que

    del

    año

    1509,

    en

    el

    que

    se describen

    los

    per-

    sistentes vuelos

    nocturnos

    de un ingenio

    espacial

    que

    realiza

    travesías

    y

    alerriza-

    jes

    ante el asombro

    y

    terror de los enmu-

    decidos indígenas

    mexicanos. "Cada

    atardecer

    -podemos

    leer

    en este

    códi-

    ce-,

    y

    durante

    varias

    noches,

    aparece

    una

    gran

    claridad

    que

    nace

    del

    horizon-

    te

    y

    sube

    hasta los

    cielos; de

    forma

    pi-

    ramidal

    y

    con llamas,

    impresionó

    de

    tal

    modo

    al

    rey

    de

    Texcoco,

    que

    éste

    deci-

    dio

    acabar

    con

    las

    suoffás».

    No obstante, a

    pesar

    de su

    especta-

    cularidad,

    no

    es

    esta la

    única

    ni la

    más

    sobresaliente explicación de

    los orígenes

    de Quetzalcóatly de

    las culturas

    presun-

    tamente

    relacionadas

    con

    este

    mito.

    Entre Troya

    y

    Tiahuanaco

    Heinrich

    Schielmann,

    arqueólogo

    ale-

    mán

    que

    descubrió

    y

    excavó las

    ruinas

    de Troya en 1873, nos

    relata

    en una

    de

    sus últimas cartas,

    poco

    antes de

    morir:

    "En

    1BB3

    pude

    encontrar en el

    Lowre

    una

    colección

    de objetos

    desenterrados

    en

    Tiahuanaco.

    Entre ellos descubrí

    piezas

    de alfarería de

    la misma forma

    y

    mater¡al

    que

    las

    encontradas

    años

    atrás

    en Tro-

    ya;

    ambos

    jarrones,

    cuyas complejas

    for-

    mas

    y

    tamaños coincidían

    sorprendente-

    mente, poseían sendas cabezas

    de

    pá-

    jaro

    con extrañas

    plumas

    escamadas

    en

    sus

    costados. Tras conseguir algunas

    muestras de tales objetos, los sometí

    a

    análisis

    microscópicos. Las

    pruebas

    de-

    mostraron

    concluyentemente

    que

    tanto

    los

    jarrones

    centroamericanos

    como los

    encontrados

    en

    la ciudad de

    Troya

    ha-

    bían sido construidos con el

    mismo ma-

    terial".

    Probablemente, el buen

    profesor

    Schielmann,

    en su

    viejo

    despacho

    de

    BerlÍn,

    jamás

    se

    atrevió

    ni

    siquiera a

    ima-

    ginar

    el tremendo caudal

    de evidencias

    y

    testimonios

    que

    corroborarían amplia-

    mente

    aquellas teorías,

    pues

    los descu-

    18

    /

    Áí¡O CERO

    Arrlba,

    el

    matrimonio

    Stirltng

    ha estudiado

    las

    misterlosas cabezas

    olmecas

    que

    poseen

    evldentes rasgos

    negroides.

    A la

    derecha,

    los mayas

    delaron

    un

    gran

    número de cabezas

    de

    serpientes

    emplumadas

    entre sus

    ruines,

    como

    esfas

    de

    Chlchén.lEá.

    F*

    F,,r

    w

    rt

    -*

    Éá€

    s

    É4

    h

    *,

    *

    -

    -

    -

    brimientos

    arqueológicos actuales

    han

    constatado, entre

    otras

    muchas

    fasci-

    nantes cosas,

    que

    las

    pirámides

    cons-

    truidas

    a ambos

    lados

    del Atlántico

    fue-

    ron

    erigidas

    con

    idéntica

    orientación

    as-

    tronómica

    y

    que

    la construcción

    en

    for-

    ma de

    grada

    es siempre

    la misma

    para

    ambas.

    Si además

    tenemos

    en cuenta

    que

    los

    egipcios

    veneraban

    a

    Ra,

    el dios del

    sol,

    y

    que

    Ra-Na era el

    dios sol entre los

    pe-

    ruanos;

    que

    tanto

    el calendario mexica-

    no como

    el

    egipcio constaban de

    un

    año

    de

    doce

    meses más cinco días

    por

    cada

    año, conocidos

    como

    "días

    sin ¡s9»;

    QUe

    igual que en México, los egipcios

    conta-

    ban

    con doce

    dioses

    principales,

    uno

    conespondiente

    a

    cada

    mes;

    que por

    ra-

    zones

    aún

    no

    descubiertas, desde

    el

    año

    747 antes

    de Cristo, tanto

    en

    México

    como

    en Egipto

    el

    año solar comenzaba

    en

    la misma

    fecha,

    el 26

    de

    febrero,

    y

    que

    las técnicas de

    medicina,

    y

    en espe-

    cial

    las

    trepanaciones craneales,

    eran

    también

    muy

    similares

    en

    ambas

    cultu-

    ras,

    concluiremos

    que

    tal

    cúmulo

    de

    coincidencias

    (que

    constituyen

    sólo

    una

    breve

    muestra de las más recientes

    in-

    vestigaciones), aunque

    sin

    ser

    todavía

    concluyentes,

    nos

    sugieren

    la

    posibilidad

    de

    que

    entre

    ambas

    culturas hubiese

    existido,

    efectivamente, un contacto

    mi-

    lenario, profundo y sostenido,

    tal vez

    a

    la

    sombra

    de la

    ¿mítica? Atlántida.

    Si

    finalmente,

    y

    como

    parece proba.

    ble, se demuestran estas

    teorías, los es-

    pecialistas

    e

    investigadores

    deberán

    también

    intentar

    dar

    respuestas

    a

    otros

    enigmas

    que,

    hasta

    la fecha,

    permane-

    cen

    en

    el

    reino

    de

    lo

    oculto:

    ócuál es la

    verdadera relación

    existente entre la

    ser-

    piente

    sagrada

    Quetzalcóatl

    y

    las

    ser-

    pientes

    deificadas

    del antiguo

    Egipto?

    '

    ¿Cuál

    de las

    dos civilizaciones

    resultó ser

    la original, la más

    primitiva?

    La

    civilización

    más

    antigua

    El investigador

    mexicano

    lgnacio Ma-

    galoni

    Duarte

    aporta una

    hipótesis más

    que

    sugestiva en su libro

    "Los

    mayas,

    educadores del mundo"

    (Editorial

    Diana,

    México):

    sería este

    pueblo

    quien

    habríia

    llevado,

    un

    indeterminado

    número

    de mi-

    lenios

    atrás,

    la

    civilización

    a los

    egipcios

    primitivos.

    ¿Quién civilizó a

    quién?

    Si,

    por

    el contrario,

    el

    privilegio

    de

    ser el

    prime-

    ro

    conesponde,

    como

    parecen

    apuntar

    las evidencias reunidas hasta

    ahora

    por

    el

    método

    del

    Carbono-14,

    ala

    civiliza-

    ción

    del delta del

    Nilo, ¿con

    qué

    objeto

  • 8/20/2019 Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

    7/10

    U

    no hipótesis

    romóntico

    oseguro que

    Io

    serpiente

    emplumodo pudo

    ser

    el

    vehículo

    usodo por

    Quetzolcóotl poro

    desplozorse

    por

    el oire.

    Sobre

    estas

    líneas,

    la

    doble

    Íaz

    de Quetralcóatl.

    y

    con

    qué

    medios tuvo lugar el trasvase

    científico,

    culturaly

    religioso, de

    una

    par-

    te a otra del océano

    Atlántico,

    una

    vez

    más

    de Oriente

    a Occidente?

    En

    1969

    Thor Heyerdahl

    (ver

    Año

    Cero

    número 11) se

    propuso

    demostrar

    que

    era

    posible

    realizar

    grandes

    travesías tras-

    atlánticas

    a través de

    las

    conientes

    ma-

    rinas.

    Para

    ello construyó

    su

    propio

    bar-

    co siguiendo el modelo

    de las

    embarca-

    ciones egipcias

    anteriores

    a

    Cristo. Los

    numerosos

    viajes

    e

    investigaciones

    de

    Heyerdahl

    y

    sus balsas

    disiparon

    cual-

    quier

    duda

    acerca

    de

    la

    posibilidad

    de

    que

    flotas egipcias, fenicias

    o de otras

    naciones mediterráneas hubiesen

    arriba-

    do a

    las

    costas

    mexicanas

    en

    tiempos

    remotos.

    También los olmecas

    esculpieron

    a lo

    largo

    de

    toda

    la costa mexicana,

    en Ve-

    racruz,

    en

    el

    norte de

    Guerrero

    y

    en

    el

    es-

    tado de

    México,

    unas intrigantes

    cabe-

    zas

    de

    descomunales

    proporciones

    y

    de

    rasgos

    inconfundiblemente

    negroides.

    Estas esculturas

    ya

    existían

    a

    la llegada

    de

    los

    aztecas,

    que

    simplemente

    atribu-

    yeron

    su construcción a los

    dioses. A

    la

    vista

    de estos datos

    podríamos

    suponer

    que

    los

    más

    antiguos

    conquistadores de

    América

    eran

    hombres

    de

    raza

    negra,

    tal

    vez

    egipcios,

    descendientes

    de

    una

    di-

    ,Jllo

    ctno

    ¡

    rc

  • 8/20/2019 Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

    8/10

    A la izquierda,

    el

    conocidísimo

    calendario

    azteca,

    relacionado

    con

    el

    culto a

    QueEalcóatl.

    Sobre estas

    líneas,

    el m¡smo dios

    con

    el

    extraño

    gorro

    de

    los

    brujos,

    llamado

    «Copilli»t.

    fondo

    histórico,

    de

    hechos

    reales,

    que

    es

    preciso

    escudnñar

    y

    sacar

    a

    la luz. Y

    a

    nadie

    mejor

    que

    a los

    propios

    aztecas

    contemporáneos,

    los

    descendientes

    di-

    rectos

    de

    aquellos

    admirables

    construc-

    tores

    de

    pirámides,

    para

    inquirir

    sobre

    aquella

    "otra

    historia"

    que

    se oculta

    tras

    el mito

    de

    Quetzalcóatl.

    Las razas

    primordiales

    Francisco

    Jiménez,

    .Tlacaelel,,

    es

    un

    eminente médico nahuatl,

    chamán

    y

    sa-

    nador

    mexicano,

    que

    representa

    a

    los

    in-

    dígenas de su

    país

    en

    las

    Naciones

    Uni-

    ,¡ das.

    En

    aras de

    su

    misión ante aquel

    or-

    <

    ganismo

    internacional

    ha realizado

    re-

    cientemente un

    largo

    viaje

    por

    todos los

    pueblos

    autóctonos

    de

    América,

    y

    en

    to-

    dos ellos

    ha

    podido

    comprobar

    -mani-

    fiesta a Año Cero-

    la

    universalidad

    del

    culto al benéfico

    dios-serpiente.

    "Nuestros

    antepasados

    -añade-

    nos han legado por transmisión oral

    una

    visión de

    la historia

    del

    planeta

    que

    tiene

    poco que

    ver con

    la

    que

    ustedes

    estu-

    dian

    en

    las universidades.,.".

    De acuerdo con

    esa tradición,

    existen

    en

    el

    mundo cuatro

    razas

    primordiales

    correspondientes

    a

    los cuatro

    puntos

    cardinales.

    La

    raza

    negra

    pertenece

    al

    Sur,

    la blanca al

    Norte,

    la

    roia

    al Oeste

    y

    la

    amaiilla

    al Este.

    A

    cada

    una

    de

    las

    ra-

    zas corresponde

    el

    predominio

    de

    la

    ci-

    vilización dominante

    durante

    un

    periodo

    de tiempo

    aproximado

    de

    12.000 años.

    .Primero

    -prosigue'Tlacaelel'-

    domi-

    el

    mundo

    la

    raza negra, que fue sus-

    tituida

    por

    la roja

    y

    posteriormente

    por

    la

    blanca.

    El

    predominio

    de

    la

    civilización

    blanca

    ha llegado a su

    fin,

    y

    ahora

    le toca

    el

    turno

    alaraza

    amarilla...,.

    .Durante

    el

    predominio

    de

    la

    raza roja,

    el

    símbolo

    serpentino

    de

    Quetzalcóatl

    estuvo

    presente

    en

    todo el

    mundo,

    par-

    ticularmente

    en Egipto.

    Pero

    la raza

    roia

    acabó

    su

    período y

    laraza

    blanca inició

    .

    el

    suyo.

    No

    existen

    testimonios

    históricos

    de

    lo

    que

    digo,

    pero

    huellas, entre

    los

    mismos europeos,

    de ese triunfo

    sobre

    larazaroja.

    Eldragón

    que

    es

    alanceado

    por San Jorge es en realidad la

    serpien-

    te emplumada

    vencida

    por

    la

    civilización

    del

    hombre

    blanco.

    El sentido

    de

    la

    vir-

    gen

    que

    aplasta

    la cabeza

    de

    una

    ser-

    piente

    es el

    mismo...".

    "ll¿6¿slsl,,

    aboga

    por

    una civilización

    universal

    que

    olvide

    las diferencias

    racia-

    les

    y

    asuma,

    en una

    síntesis

    creadora, lo

    mejor

    de

    todas

    las

    culturas.

    En

    cierto

    modo,

    ese es

    el esphitu

    que

    se

    quiere

    hacer

    predominante

    en el

    México

    con-

    temporáneo

    y

    mestizo,

    desde donde el

    antiguo

    símbolo

    de

    la

    paz

    y

    la

    fraterni-

    dad,

    la

    serpiente

    emplumada,

    parece

    haber

    iniciado

    un

    vuelo

    que

    abarcará

    a

    todo

    el

    planeta.

    Q

    ,*,

    '4é

    ..:

    .==

    -

    -

    -

    Sehoidentificodoo

    Quetzolcéoil

    con

    un

    templorio,

    un

    egipcio,

    un extroterrestre

    y un

    vikingo,

    entre

    okos

    teorí,rs,

    nastía

    de

    faraones

    negros:

    los

    nubios,

    que gobernaron Egipto entre

    751

    y

    654

    años antes

    de

    Cristo. Quizás

    sea

    esta

    la

    verdadera

    razón

    por

    la

    que,

    paradójica-

    mente, en

    una buena

    parte

    de

    las repre-

    sentaciones

    existentes

    de

    Quetzalcóatl,

    éste

    se

    nos

    presente

    con

    la

    piel

    de color

    negro,

    vistiendo

    eltípico

    gorro

    cónico¡ti-

    lizado

    por

    magos

    y

    brujos

    de

    toda

    Afri-

    ca,

    el

    llamado.Kupila,,

    más conocido

    en

    México como

    "Copilli,.

    Quinientos

    años

    después

    del

    "descu-

    brrmiento"

    de

    América, se

    hace

    necesa-

    rio empezar

    a escribir

    la

    historia

    de

    otra

    manera;

    una

    historia

    que,

    si

    se

    quiere

    co-

    herente,

    debe

    ser escrita

    no sólo

    con

    la

    pluma

    de

    los vencedores,

    sino

    escu-

    chando

    también

    la voz

    de

    los vencidos.

    Hace tiempo

    que

    los

    mitos

    han dejado

    de

    ser

    contemplados por la

    historiogra-

    fía

    y

    la

    etnología

    como

    simples

    delirios:

    tras ellos

    se encuentra

    siempre

    un tras-

    20

    /

    AriO

    CERO

  • 8/20/2019 Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

    9/10

    SECRETO

    Ar'IocEno

    Dlnc,to: Eroique de

    Vicente. D¡-

    nctq

    .druto:

    Salvador Hernáez.

    n.drct¡oru

    rcf.:

    josé

    León Cano

    (Secciones),

    Vicente

    F. de Bobadi.

    üa

    (Edición).

    ¡.drsdóE

    Yolanda

    Bejarano.

    SGctülr d.

    ncd.c

    clóu

    Inés

    Cerezo.

    DüEtor

    d.

    trLr Tito

    Cilazo.

    Dlrcior

    d.

    F.

    bllcldrd:

    José

    Luis

    Calvo, hblld-

    drd

    M¡d¡l¿

    Montse

    Cumia.

    fot6

    gr.fil;

    Eiligue Balili, Cillos

    Bu-

    l]ejos,

    Oscd Buriel, Daniel Font,

    Paco

    Higuera, Kim

    Pedrós.

    Dl¡q.

    lut

    * F¡ancisco

    L, Frontán,

    Raúl

    Mdtfn,

    furgel

    Navas,

    J,

    M, Ponce.

    Gol¡lo¡rdcu:

    A.lejandro Agosti-

    nelli,

    Rafaei Alilcótr, Miguel Blan-

    co,

    Manuel Carballal, Gabriel

    Cürión, Raiael

    Casiles,

    José

    Ca-

    talán, Michel

    Coquet, Sebastián

    D'Arbó,

    Hilary

    Evans,

    Miguel

    G.

    fuacü, Angeles

    G, Estalayo,

    Jesús

    Gdcfa,

    Francisco Gavilán,

    Mary-

    sol

    González Sterling,

    Miguel

    Gua-

    1lu,

    Josep

    Guijero, Abelardo Her'

    nández,

    Isabela Herranz, Guüer-

    mo

    Herrera,

    Thamara

    Hormae'

    chea,

    A¡tonio

    Huneeus,

    Stanley

    K¡ippne¡, Ralael Lavilla, Francisco

    López-SeiYile; Luis Maggi,

    José

    A¡tonio

    Mayo, A¡tonio Medruo,

    Piotr Melnikov, Vicente

    Moros,

    C¡i§1il

    Page, Rmos Pe¡e¡a,

    Luis

    Racionero,

    A¡toruo Ribera,

    Cme

    lo fuos, Ariel Rosales,

    Jaüer

    RuE,

    Alelildro Saq]§ár Miguel Seg"¿

    Jane¡

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    Vicente,28.

    Madrid.

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    C/

    Miguel Yuste,

    26, 28037

    Madrid.

    Tel

    (91)

    3045542. Fill

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    Culos

    González

    Ga-

    lán.

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    Eütcld:

    Sandra

    dei

    Rfo

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    Alfonso

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    MüLotbt:

    AlJonso

    Acebal.

    Dt.ciorr

    Produccló :

    Guadalupe

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    Rosa

    Milfa

    Miltfnez

    (Ayudante).

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    d.

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  • 8/20/2019 Cuando El Cielo Cayo Sobre Latierra - Quetzalcoatl R-007 Nº026 - Año Cero - Vicufo2

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