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Se realizó del 22 al 29 de agosto en distintas ciudades de Colombia y de Cuba se proyectaron los documentales Nadie, de Miguel Coyula; En Un Rincón del Alma, de Jorge Dalton; La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada, de Ricardo Figue- redo; así como en ficción Santa y Andrés, de Carlos Lechuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audiovisual Mínimo Gorki de Lía Villares. El evento organizado en Buenos Aires por la Fundación Friedrich Ebert enuncia otro itine- rario desde la izquierda global hacia Cuba. Para empezar no tuvo el espíritu del Foro de Sao Paulo. Exponentes de la izquierda variopinta de Uruguay, Chile, Venezuela, Brasil, España, Suecia, Alemania, Estados Unidos hicieron la crítica de la modernidad en la equidistancia ne- cesaria con los límites sociales del capitalismo y con los límites democráticos del socialismo real, revestido como Socialismo del Siglo XXI desde el Chavismo. Para ellas, Cuba debe ser sometida también a la crítica desde la izquierda. Una experiencia de reconciliación y la aparición de la democracia tras casi medio siglo de segregación racial. ¿Qué se puede extrapolar para el presente cubano? He comprendido que mi compromiso no es con la “Revolución” ni con el Gobierno –como enseñan dogmáticamente en las escuelas y universidades– sino con el pue- blo cubano, que se merece más que unos parlanchines oficialistas que solo repiten el mismo discurso una y otra vez. Eso no es periodismo. El verdadero periodismo siempre conlleva cierta dosis de cuestionamiento y rebeldía, no de sumisión. Lynn Cruz, Página 2 CUBA, PAÍS INVITADO AL FESTIVAL DE CINE POR LOS DDHH EN COLOMBIA AÑO VII NÚMERO 27 - TERCER TRIMESTRE 2019 www.cadal.org Reconquista 1056 piso 11 - 1003 - Buenos Aires - República Argentina Tel: (54-11) 4313-6599 E-Mail: centro@cadal.org @fundacioncadal facebook.com/cadal.org youtube.com/cadaltv @cadal Por Manuel Cuesta Morúa, Página 7 Por Omer Freixa, Página 4 Por Camila Acosta Rodríguez, Página 9 IZQUIERDA2019: UN FUTURO POSIBLE SUDÁFRICA Y EL FIN DEL APARTHEID: LECCIONES PARA CUBA LA GENERACIÓN CONDENADA “LOS ESPACIOS PÚBLICOS SON CONTROLADOS POR EL ESTADO Y EL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA” Entrevista al artivista cubano Michel Matos: Página 11

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Se realizó del 22 al 29 de agosto en distintas ciudades de Colombia y de Cuba se proyectaron los documentales Nadie, de Miguel Coyula; En Un Rincón del Alma, de Jorge Dalton; La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada, de Ricardo Figue-redo; así como en ficción Santa y Andrés, de Carlos Lechuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audiovisual Mínimo Gorki de Lía Villares.

El evento organizado en Buenos Aires por la Fundación Friedrich Ebert enuncia otro itine-rario desde la izquierda global hacia Cuba. Para empezar no tuvo el espíritu del Foro de Sao Paulo. Exponentes de la izquierda variopinta de Uruguay, Chile, Venezuela, Brasil, España, Suecia, Alemania, Estados Unidos hicieron la crítica de la modernidad en la equidistancia ne-cesaria con los límites sociales del capitalismo y con los límites democráticos del socialismo real, revestido como Socialismo del Siglo XXI desde el Chavismo. Para ellas, Cuba debe ser sometida también a la crítica desde la izquierda.

Una experiencia de reconciliación y la aparición de la democracia tras casi medio siglo de segregación racial. ¿Qué se puede extrapolar para el presente cubano?

He comprendido que mi compromiso no es con la “Revolución” ni con el Gobierno –como enseñan dogmáticamente en las escuelas y universidades– sino con el pue-blo cubano, que se merece más que unos parlanchines oficialistas que solo repiten el mismo discurso una y otra vez. Eso no es periodismo. El verdadero periodismo siempre conlleva cierta dosis de cuestionamiento y rebeldía, no de sumisión.

Lynn Cruz, Página 2

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AÑO VII NÚMERO 27 - TERCER TRIMESTRE 2019

www.cadal.orgReconquista 1056 piso 11 - 1003 - Buenos Aires - República Argentina

Tel: (54-11) 4313-6599 E-Mail: [email protected]

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Por Camila Acosta Rodríguez, Página 9

IZQUIERDA2019: UN FUTURO POSIBLE

SUDÁFRICA Y EL FIN DEL APARTHEID: LECCIONES PARA CUBA

LA GENERACIÓN CONDENADA

“LOS ESPACIOS PÚBLICOS SON CONTROLADOS POR EL ESTADO Y EL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA”

Entrevista al artivista cubano Michel Matos:

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Diálogo Latino Cubano │2│Tercer Trimestre 2019

Diálogo latino Cubano

CUBA, PAÍS INVITADO AL FESTIVAL DE CINE POR LOS DERECHOS

HUMANOS EN COLOMBIA

Por Lynn Cruz

La apertura estuvo a cargo del filme El Silencio de la reali-zadora brasileña Beatriz Sey-

mour, una película desgarradora sobre el tratado de paz en Colombia narrada desde el punto de vista de los desaparecidos. Antes, el sonido de una guitarra clásica acompañó las imágenes del cineasta colombiano Mauricio Lezama, asesinado mien-tras preparaba el casting para una película.

Gradualmente me di cuenta que ese es el tema que ocupa a los reali-zadores allí. Vi más de una obra re-lacionada. El programa de restable-cimiento a las víctimas de la guerra generó conciencia en la población respecto al hecho de que sean los po-bres quienes se matan entre sí: “Los hijos de los ricos no van a combatir”, esta es la línea de uno de los diálo-gos en El Silencio, pero al hablar con personas en las calles, decían exacta-mente lo mismo.

Hace pocos días Iván Márquez, quien fuera el número dos de las FARC, anunció que retomaba las ar-mas, con el pretexto de levantarse contra la opresión. Esta posición es muy delicada en un momento donde se perseguía poner fin a un conflicto que no ha hecho más que lastrar al pueblo colombiano, reacción esta que puede ser aprovechada por la ultra derecha que desde la sombra lidera el ex mandatario Álvaro Uribe.

En medio de este panorama político presentamos Nadie. En la sala de cine en Bogotá, un colombiano de más de

70 años se levantó de su asiento con indignación y vociferó que nuestro documental dirigido por el cineasta Miguel Coyula, estaba pagado por la CIA. Y es que en efecto, Fidel con su bandera antimperialista como forta-leza principal en el discurso, atrajo a muchos simpatizantes, especialmen-te la izquierda tanto de Estados Uni-dos como Latinoamérica. Ello junto a un pueblo alegre, en eternos carnava-les (recordar que nuestro totalitaris-mo entró por la conga), provocaron la ceguera política de los progresistas del mundo.

Es curioso pues los cubanos sufri-mos el imperialismo no solo de la de-recha, sino también de la izquierda, a quien no se le puede contradecir res-pecto a su visión romántica del pro-ceso revolucionario. Incluso corres el riesgo de ser considerado un gusano, porque el término también se exportó con el fin de aniquilar cualquier gesto de simpatía hacia los intelectuales o artistas del exilio.

Confieso que mi reacción ante el in-sulto de aquel hombre en la Cinema-teca de Bogotá, me llenó de profunda indignación, cansada de ser incom-prendida tanto dentro como fuera de mi país. Suerte que la charla no se de-tuvo y hubo hasta quien manifestó su vergüenza frente el agravio y se dis-culpó en nombre de toda la audiencia restante, lo cual fue verdaderamente especial.

Ante el comentario de otra especta-dora respecto al embargo del gobierno de los Estados Unidos contra la isla,

Lynn Cruz es graduada de Pedago-gía en la Universidad Pedagógica de Matanzas (2000) y de la Escuela de Superación de Artistas y Profesional en la Especialidad de Actriz Dra-mática (2005). Desde el año 2001 y hasta 2017 colaboró como actriz en la Escuela Internacional de Cine y te-levisión de San Antonio de los Baños, en talleres de realización cinemato-gráfica, dirección de actores, impar-tidos por prestigiosos realizadores. En abril de 2018 fue censurada por su labor periodística, e imposibilitada a participar en ningún otro evento en las instituciones oficiales. Es autora de la obra Los Enemigos del Pueblo, (2017), obra que inició un camino ha-cia el Teatro Político, al que prosiguió Patriotismo 36-77 (2018) también de su autoría. En la universidad de Oswego, Nueva York, impartió una clase introductoria al taller que da continuidad a su investigación como intérprete: El monólogo Interior y el silencio en el escenario (2017)

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Diálogo Latino Cubano │3│Tercer Trimestre 2019

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dije que Cuba parasitó por 30 años a la antigua Unión Soviética, y estuvo dos décadas recibiendo subvenciones del chavismo, un sistema que en 60 años no ha sido capaz de garantizar ni un boniato diario a su población. Le dije además que entendía su devo-ción, porque en mi país solo funciona la propaganda y el espionaje.

El cine es muy importante, por ello en el mismo año 59 se creó el Insti-tuto Cubano del Arte e Industria Ci-nematográficos ICAIC. Las películas que participaron en esta selección se puede decir que son post comunis-tas, además de Nadie estaba por la parte de documental En Un Rincón del Alma de Jorge Dalton, La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada de Ricardo Figueredo, así como en ficción Santa y Andrés de Carlos Le-chuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audio-visual inconcluso Mínimo Gorki de Lía Villares (inconcluso a causa de la confiscación de los máster por parte

del Departamento de la Seguridad del Estado).

Casi todas vetadas en los festivales de cine dentro del país, tanto en Giba-ra como en La Habana indistintamen-te. A algunas las han desprogramado después de haber sido aceptadas. En el caso de Santa y Andrés también en el Havana Film Festival de Nueva York, fue retirada de la competencia oficial. Nadie del Festival de Mar del Plata en Argentina, después de enfrentar una oleada represiva por agentes de la seguridad del Estado y la policía que impidió que se exhibiera en la Casa Galería privada El Círculo que dirige el artista visual Luis Trápaga.

Pero el gobierno cubano, su ejército civil (los burócratas) y militar, mal-tratan o ignoran que mientras ellos nos machacan el mundo observa. Hasta hoy Cuba no había sido invi-tada en festivales de derechos huma-nos, puesto que nuestros conflictos siempre han sido minimizados. To-das estas obras excluidas, poco a poco se abren paso y encuentran un lugar a pesar de que prevalece la voluntad por silenciarlas.

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Diálogo Latino Cubano │4│Tercer Trimestre 2019

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SUDÁFRICA Y EL FIN DEL APARTHEID: LECCIONES PARA CUBA

En 2019 se cumplen tres aniversa-rios, dos a remarcar en la historia

africana y otro en Cuba. Se asiste al cuarto de siglo del fin del apartheid en Sudáfrica, siendo testigo de las primeras elecciones libres y demo-cráticas en ese castigado país del sur africano y, por otra parte, el 25° ani-versario del genocidio más veloz de la historia, el ocurrido en Rwanda entre abril y julio de 1994, con al menos 800.000 muertes. Tercero, la Revo-lución Cubana alcanzó los 60 años desde que un grupo guerrillero revo-lucionario se hiciera con el control de La Habana, el 1° de enero de 1959, provocando la caída de la dictadura de Fulgencio Batista y la huida de ese dictador. Pero en la isla del Caribe no llegó una verdadera Revolución, con-forme atestigua el paso del tiempo.

La transición pacífica, ocurrida en Sudáfrica entre la experiencia autori-taria y racialmente segregacionista y la llegada de la democracia en 1994, constituye un caso modélico en la his-toria no solo africana sino universal, que ha hecho de Nelson Mandela un ícono consagrado a nivel mundial. Pero no fue solo este hombre el res-ponsable de evitar que Sudáfrica des-cendiera al infierno en los cruciales años 1990-1994, disipando el riesgo de una muy temida guerra civil. Existe una trayectoria de lucha compartida por un pueblo que resistió la opresión racial y recibió apoyo internacional. Varios líderes se hicieron famosos en Sudáfrica, de los cuales destaca sin duda Mandela.

El camino sudafricanoEl apartheid no surgió como un acto de magia. Los primeros pasos se ha-bían dado mucho tiempo antes de su

instalación formal en 1948, año este último en el que llegó el Partido Na-cional (National Party, NP), fundado en 1943, que aglutinó a la minoría más racista del país, de origen afri-káans, descendiente de los primeros inmigrantes y colonos blancos llega-dos a África austral, procedentes de la actual Holanda, a mediados del siglo XVII. Los ingleses los siguieron tiem-po más tarde y esa presencia compar-tida sentó un foco de conflicto por el control de la región en el cual la po-blación africana se llevó la peor parte.

En 1910, derrotado el grupo bóer tras dos guerras, Sudáfrica alcanzó el status de dominio constituyéndose la Unión Sudafricana y bajo una bonan-za minera que, iniciada unas décadas antes, impulsó más transformaciones

y continuó provocando el perjuicio a la mayoría africana. Una de las prime-ras medidas fue en 1912 extender, sin ninguna compensación a los sectores afectados, la expropiación de tierras. Al año siguiente se prohibió a la ma-yoría negra adquirirlas, facilitando el control de la mano de obra migrante vital para la explotación minera pro-cedente, también, de colonias vecinas portuguesas como Angola y Mozam-bique.

Dichas medidas propiciaron la fun-dación en 1912 del Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés), para protestar por la exclusión de la mayoría negra, en forma pacífica, y el cual sería el principal partido de oposición al futuro apartheid y el res-ponsable principal de su disolución y caída en las postrimerías del siglo pasado. Las medidas en contra del grueso de la población no cesaron. En 1936 el Acta de Fideicomiso y de la Tierra Nativa reforzó la restricción de tierras previa y en 1946 le llegó el tur-no a la comunidad de origen asiático mediante el Acta de Tenencia de Tie-rra Asiática, entre otras medidas que cercenaron más derechos en general.

Aprovechando una coyuntura eco-nómica desfavorable, el grupo afri-káans, una minoría blanca y podero-sa, se alzó con el poder tras ganar las elecciones de 1948, instalando un ré-gimen supremacista racial que deshu-manizó a la mayoría oprimida. Refor-zando medidas precedentes, en 1949 el gobierno prohibió los matrimonios mixtos y al año siguiente impuso so-bre la población un registro a efectos de delimitar la raza de cada persona, además de proscribir al Partido Co-munista. El Acta de Áreas de Grupo delimitó zonas separadas con el fin

Por Omer Freixa

Omer Freixa (Buenos Aires, ) es Li-cenciado y profesor en Historia, gra-duado en la Universidad de Buenos Aires. Magíster en Diversidad Cultural y especialista en estudios afroameri-canos por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Investigador, docen-te y escritor. Colaborador free lance en sitios locales y españoles.

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de que no se mezclaran los grupos raciales y al año siguiente también se segregó, por razones de pertenencia racial, a los electores. Una ley de 1952 creó el sistema de pases y prohibió el movimiento de personas no blancas por territorio de la Unión, salvo con expresa autorización del gobierno.

Lucha y reconciliaciónLa política de tierras del apartheid alienó a la mayoría de la población y desencadenó la resistencia contra el régimen visiblemente a partir de la década de los sesenta. Al comienzo de esa década, el 21 de marzo de 1960, una manifestación en una localidad llamada Sharpeville, contra el sistema referido de pases, desató la represión estatal y la muerte de 69 manifestan-tes. Como primera medida, el gobier-no proscribió al ANC, partido que se radicalizó, creando su brazo armado, y desde aquel momento inició más de dos décadas de exilio, clandestinidad y lucha armada. La conmoción cau-sada por la tragedia superó la escena local y desde ese momento hizo correr una campaña de desprestigio al régi-men racista, intensificada con el paso del tiempo. A raíz de lo anterior, Na-ciones Unidas condenó y sancionó a Sudáfrica en cuatro ocasiones: 1962, 1969, 1973 y 1977. También varios países fueron rompiendo relaciones con la nación sudafricana que quedó cada vez más aislada a nivel interna-cional.

Otro episodio que provocó la repro-bación del apartheid ocurrió en 1976, en la localidad de Soweto, cuando el gobierno racista reprimió una mani-festación estudiantil cuyos integran-tes protestaban contra la imposición del idioma afrikáans en las escuelas al mismo nivel que el inglés. La repre-sión gubernamental provocó, según cifras oficiales, 23 muertes, pero se habló de unas 700, en su gran mayo-ría jóvenes estudiantes. La enérgica condena tras esto granjeó más anti-patía al gobierno sudafricano. Otra cuestión espinosa para el régimen fue la perpetuación de la ocupación ilegal de la ex África Sudoccidental Alemana, hoy Namibia, territorio

consignado como mandato regido por Sudáfrica al fin de la Primera Guerra Mundial.

Conforme la condena local e inter-nacional iba en ascenso, la reacción defensiva del gobierno no se hizo esperar, en una virtual guerra civil a comienzos de la década de 1980, aunque también comenzó un proce-so de reestructuración del armazón racista que, por caso, en 1985 condu-jo a la eliminación de la prohibición que pesaba sobre los matrimonios mixtos y al año siguiente a levantar la restricción oficial del control de acceso a las ciudades. Sin embargo, las medidas más coercitivas no ter-minaron. Por ejemplo, se declaró el estado de excepción en todo el país y se lanzó una “estrategia total” para defender al sistema de la amenaza presente desde el movimiento de li-beración y sus aliados.

Las medidas más contundentes co-menzaron a principios de la década del noventa. Por empezar, la libera-ción de varios presos políticos, de los

cuales sobresale Nelson Mandela, el 11 de febrero de 1990, tras 27 años de prisión, y el fin de la proscripción que pesaba contra el ANC y otros. En 1991 se aprobó la erogación de la Ley de Registro de Población.

Una década de resistencia y males-tar económico, más la presión y los cambios internacionales, con la caí-da del bloque soviético como central, gestaron una crisis en el seno de la agrupación gobernante, provocando la salida del NP y el ascenso de Fre-derik de Klerk, un reformista a dife-rencia de su antecesor, Pieter Botha. Frederik de Klerk y el ANC negocia-ron la salida a la democracia. Por ello, Mandela y él recibieron el Premio No-bel de la Paz en 1993. Sin embargo, no hay que perder de vista que varios de los camaradas de Mandela fueron asi-duos luchadores contra el apartheid y colaboraron con el proceso señalado de descomposición de este sistema.

Elecciones y un nuevo amanecerEl 27 de abril de 1994 tuvo lugar un día histórico y sin precedentes en Sudáfrica. Millones fueron convoca-dos a votar en un clima de gran opti-mismo que marcó un cambio de era e implicó el final de una de las historias más largas de lucha del pasado con-temporáneo.

Se dieron algunos actos de violen-cia y existieron expectativas previas bastante pesimistas. Varios grupos supremacistas, temiendo un triunfo del ANC, concibieron la posibilidad de huir del país mientras otros se ar-maron fuertemente.

Sin embargo, las elecciones se de-sarrollaron en paz y con un resultado que no causó sorpresa, el triunfo del ANC con el 62,5% de los votos, sobre alrededor de 20 millones de votantes, y alcanzando algo más de la mitad de los escaños en la Asamblea Nacional, sin llegar a la mayoría parlamentaria. Mandela, sobre quien la mayoría de la sociedad depositó una gran expecta-tiva, fue investido primer presidente negro y democrático de Sudáfrica el 10 de mayo en un ambiente festivo y cordial, que congregó a varios líderes internacionales.

La transición pacífica, ocurrida en Sudáfrica entre la experiencia

autoritaria y racialmente

segregacionista y la llegada de la democracia en

1994, constituye un caso modélico en la historia no

solo africana sino universal, que ha hecho de Nelson Mandela un ícono consagrado a nivel

mundial.

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Diálogo Latino Cubano │6│Tercer Trimestre 2019

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La gestión inició con un gobierno de unidad nacional que abogó por una estrategia de reconciliación antes que por el revanchismo. No obstante, la unidad duró poco pues a dos años de iniciado el mandato de Mandela, la coalición sufrió una ruptura al re-tirarse el National Party. El principal desafío del mandatario electo era su-perar el legado más visible del apar-theid, la enorme brecha racial que se traduce al día de hoy en un fuerte desequilibrio socioeconómico entre quienes más tienen frente a los más desposeídos, siendo casi siempre el primer grupo blanco y el segundo ne-gro.

La primera presidencia del ANC se caracterizó por la austeridad, difirien-do bastante de los últimos tiempos. El anteúltimo presidente, Jacob Zuma, fue destituido en febrero de 2018 por la plana del partido gobernante ante numerosas acusaciones que incluían cargos por corrupción. Sobre el des-tituido pesaron 783 causas. La co-rrupción es uno de los temas que más preocupa a la ciudadanía sudafricana y una causa de la pérdida de legitimi-dad y mala imagen que recae hoy so-bre el ANC.

La corruptela, la situación econó-mica y la brecha socioeconómica, esta última legada por el apartheid, fueron los temas focales de la última campaña electoral que llevó a la ree-lección en mayo pasado del entonces reemplazante de Zuma en 2018, Cyril Ramaphosa, uno de los hombres más ricos del país, imponente empresario y de pasado sindical. Pese a los pro-blemas existentes, que no son pocos, y la crisis de legitimidad del ANC, Sudáfrica desde 1994 vive en demo-cracia y la continuidad del modelo, más el pasaje pacífico que lo logró, deberían ser un faro inspirador en otras latitudes del mundo. Por empe-zar, para algunos países africanos que viven asolados por dictaduras cuasi eternas como el caso más llamativo, Guinea Ecuatorial (desde 1979). Por otra parte, aunque haya sido un pro-ceso más reciente, Sudáfrica mantie-ne un cuarto de siglo democrático sin interrupciones de ningún tipo.

Cuba y la democraciaLa Cuba revolucionaria mantuvo su compromiso con la lucha contra el apartheid y apoyó a las fuerzas que se opusieron a dicho sistema, así como a otras que en distintos puntos de África combatieron al colonialismo. La guerra civil desatada en Angola en 1975, a partir de la independencia de este país de manos portuguesas, involucró el envío de combatientes cubanos en apoyo de las fuerzas de liberación de raigambre marxista, unos 40.000 efectivos. Del otro lado, la oposición contó con el apoyo de los Estados Unidos y de la Sudáfrica ra-cista, preocupadas por evitar un ba-luarte comunista en África del Sur.

La presencia cubana en Angola se mantuvo más de una década. El ejér-cito local, con apoyo de la nación ca-

ribeña, impuso una dura derrota al enemigo sudafricano en Cuito Cuane-vale, entre fines de 1987 y principios de 1988, que obligó al repliegue de las tropas invasoras de territorio angola-no y, en el plano interno, fue una de las causas de la futura disgregación del apartheid así como de la emanci-pación de su colonizada Namibia en marzo de 1990.

La Habana reivindica la solidari-dad internacionalista y la gran proeza referida en la década de los ochenta como uno de los mayores logros del país revolucionario. Sin embargo, la crítica señala que los enviados en las referidas misiones internacionalistas lo fueron contra su voluntad y mu-chas veces bajo coerción.

Si de algún modo Cuba contribuyó a forjar una Sudáfrica democrática, no obstante en la isla, desde 1959, hay elecciones pero no una auténtica de-mocracia, a lo sumo un estilo demo-crático muy particular. Pese a la exis-tencia de comicios a nivel local, donde la ciudadanía vota candidaturas y no a partidos, se trata de un régimen de partido único en el cual la cúpula di-rigente se mantiene en el poder sin, al parecer, intención de cambio o de reforma del sistema.

La apertura democrática sudafri-cana no fue un caso aislado en Áfri-ca a comienzos de los noventa, sino que implicó el final de los regímenes de partido único establecidos hacía años, tras el soplo de aires renova-dos. A aproximadamente 30 años de esos hechos ocurridos en el con-tinente, y a pesar de la elección por primera vez de una persona que no participó de los inicios de la Revo-lución Cubana, el actual presidente Miguel Díaz-Canel, no obstante sería interesante que la cúpula dirigente cubana recordara la importancia de esos bríos renovadores que soplaron en el pasado. En conclusión, si bien ya no gobiernan los hermanos Cas-tro, la base del sistema político cu-bano se mantiene intacta y el Partido Comunista es la única e indiscutida fuerza suprema en un país sobre el cual recaen varias denuncias por vio-laciones a los derechos humanos.

El 27 de abril de 1994 tuvo lugar un día histórico y sin precedentes en

Sudáfrica. Millones fueron convocados a votar en un clima de gran optimismo

que marcó un cambio de era e implicó el final de una de las

historias más largas de lucha del pasado contemporáneo. La gestión inició con un gobierno de unidad nacional que abogó por una estrategia de reconciliación antes que por el

revanchismo.

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IZQUIERDA2019: UN FUTURO POSIBLE

Por Manuel Cuesta Morúa

“El partido único es inaceptable desde la izquierda”. Esta frase mar-

có el tono del evento, “Izquierda2019: Un futuro posible”, auspiciado por la fundación alemana Friedrich Ebert, socialdemócrata, celebrado durante dos días 29 y 30 de agosto en la Socie-dad Científica Argentina, Buenos Ai-res, para analizar la actualidad de las izquierdas, plurales como son, en La-tinoamérica y en los Estados Unidos.

Pude participar en el encuentro, y confieso que concurrí con todas las aprehensiones conocibles.

Ser de izquierdas en Cuba, socialde-mócrata como es mi caso, ha sido una elección sísifica. Para el Estado totali-tario cubano el espacio de la izquierda está repleto por la supuesta izquierda revolucionaria. Así que dentro del Es-tado, toda la izquierda; fuera del esta-do, la nada.

Desde la comunidad pro democrá-tica cubana autodefinirse de izquier-das ha sido siempre una especie de oxímoron: una izquierda opositora no es políticamente creíble, esa ha sido la aproximación, y en todo caso es sospechosa en sí misma dentro de los más avisados, a quienes el acervo in-telectual sobre la historia de las ideas y formaciones políticas les impide asimilar en una sola nota las infinitas variaciones de la izquierda.

¿Qué decir desde América Latina? Por mucho tiempo la percepción dis-tribuida en Latinoamérica es que una izquierda en la oposición cubana es un lugar necesariamente inhabita-ble, así con fatalidad filosófica, por la confrontación tanto geopolítica como conceptual con los Estados Unidos. Para la izquierda latinoamericana

toda oposición cubana equivalía a to-das las derechas reunidas: la intelec-tual, la política, la de los valores y la económica: con sus variantes, porque en el sentido del Fin de la Historia de Francis Fukuyama, Cuba era algo así como el Fin del Socialismo, con su hombre nuevo incluido.

Desde Europa la apreciación sobre una izquierda democrática cubana ha estado mejor: las socialdemocra-cias italiana, sueca y española se han abierto especialmente a una social-democracia cubana construida desde abajo, pero la mayoría de los partidos socialdemócratas europeos se casa-ron con la ilusión fallida de socialde-mocratizar al partido comunista cu-bano; una proyección de las políticas

exóticas europeas que reflejaban, por otro lado, un desapego por los propios fundamentos de la socialdemocracia, el economista francés Thomas Pike-tty le llama la izquierda brahmánica, muy vinculado al debilitamiento de la democracia misma a nivel global. El apoyo al Sandinismo, degeneró en Orteguismo, sin que la socialdemo-cracia hiciera el mea culpa debido: a un nivel profundo ayer como hoy se sabía y sabe que los autoritarismos no son democratizables.

Izquierda2019 enuncia otro itine-rario desde la izquierda global hacia Cuba. Para empezar no tuvo el espíri-tu del Foro de Sao Paulo. Exponentes de la izquierda variopinta de Uruguay, Chile, Venezuela, Brasil, España, Sue-cia, Alemania, Estados Unidos hicie-ron la crítica de la modernidad en la equidistancia necesaria con los lími-tes sociales del capitalismo y con los límites democráticos del socialismo real, revestido como Socialismo del Siglo XXI desde el Chavismo. Para ellas, Cuba debe ser sometida tam-bién a la crítica desde la izquierda.

Por fin. Fue tarde pero no era tan se-guro. Aunque si inevitable en cualquier largo plazo. Desde la caída del Muro de Berlín se ha venido produciendo un cambio tectónico en las izquierdas modernas. Remisas a defender con claridad las premisas que le hacen posible: las del Estado liberal, a no confundir con la democracia liberal, las izquierdas modernas han hecho el pasaje crítico por el marxismo, lo han despojado oportunamente del leninis-mo, y se han abierto a la heterodoxia del pensamiento crítico, desde el cual revisitar a Carlos Marx es posible, para

Por mucho tiempo la percepción distribuida en

Latinoamérica es que una izquierda

en la oposición cubana es un lugar

necesariamente inhabitable, así con fatalidad filosófica,

por la confrontación tanto geopolítica

como conceptual con los Estados Unidos.

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Diálogo Latino Cubano │8│Tercer Trimestre 2019

Diálogo latino Cubano

algunos imprescindibles, pero incor-porando las ideas y la discusión tanto científica, como cultural y sociológi-ca que se viene produciendo en todas las esferas del saber. Sobre todo en el campo estricto de lo político, en el que la teoría marxista se mostró y muestra especialmente débil.

Si el marxismo ya no es “el horizon-te intelectual de nuestra época”, como habría querido Jean Paul Sartre, ni las grescas librescas con Marx son la piedra de toque de un buen pensador, lo cierto es que todo marxista, todo marxismo y todo el que haya bebido directa o indirectamente en las am-plias constelaciones de ideas de Car-los Marx, está obligado en la época actual, si pretende legitimarse en una simple esquina de su pensamiento, a estar familiarizado con la Escuela de Francfort, Slavoj Zizek, Peter Sloterd-jik, Alain Badiou, Jacques Ranciere, Daniel Bensaid, Immanuel Wallers-tein, Toni Negri, Giovanni Arrighi, o el ya mencionado Thomas Piket-ty. ¿Puede alguien pretendidamente marxista hoy desconocer a Perry An-derson o a Frederic Jameson? Ello sin hablar de importantes biografías de Carlos Marx como las del británico Francis Wheen, del francés Jacques Attali o la del norteamericano Jona-ttan Sperber, por solo mencionar la profusa emanación de estudios sobre Carlos Marx de los últimos años.

La razón es interna tanto a los oríge-nes de Carlos Marx, el pensador, como al marxismo como corriente: no puede reivindicarse una pertenencia a estas fuentes sin alfabetización intelectual.

La izquierda de Estado en Cuba ha estado ausente a todo y a más de lo anterior. Probablemente hayan intelectuales, que no pensadores, neomarxistas cubanos en algún de-partamento o instituto de filosofía,

pero lo cierto es que ni en el Comité Central del partido comunista ni en la escuela de formación de dirigentes Ñico López, gestionada por ese parti-do, parece haber noticias de lo que ha venido aconteciendo con Carlos Marx en los últimos 30 años. Saber que Ni-colás Maduro pasó por sus aulas.

Lógico. La crítica al comunismo en sus tres ámbitos esenciales: econó-mico, cultural y emancipador es mu-cho más consistente desde los mis-mos pensadores que se movilizan en las coordenadas abiertas por Carlos Marx: que esto no haya tenido tra-ducción concreta en los movimientos o partidos de izquierda es un proceso de esquizofrenia política que merece otro análisis. La izquierda premoder-na del Foro de Sao Paulo es un buen ejemplo de esto. Y aquí el Estado cu-bano se enfrenta a un desafío de segu-ridad ideológica en su pretensión de sostener el control total del Estado.

Lenin han muerto y Marx solo es posible para las izquierdas después de su crítica. Y esta crítica ya se extiende para los que nos reunimos en Izquier-da2019, desde los más radicales a los más moderados como es mi caso, a las pretensiones revolucionarias de la Cuba del poder total.

Probablemente criticar al capitalis-mo de Estado en Cuba que se talla a mano, en manos de la autodenomina-da izquierda comunista, sea un acto de supervivencia política e intelectual de las izquierdas modernas en medio de una crisis in extremis de todos los modelos progresistas.

¿El resultado fundamental? La con-ciencia de que en un país plural como Cuba, la izquierda es cuando menos plural. Llevado el máximo, solo puede habitar hoy en la sociedad como futu-ro posible. Una comprometida con las libertades y el Estado de derecho.

Ni en el Comité Central del partido comunista ni en la

escuela de formación de dirigentes Ñico López, gestionada

por ese partido, parece haber noticias de lo que ha venido aconteciendo con Carlos Marx en los últimos 30 años.

Manuel Cuesta Morúa es Historiador, politólogo y ensayista. Portavoz del Partido Arco Progresista, Ha escrito numerosos ensayos y artículos, y publicado en varias revistas cubanas y extranjeras, además de participar en eventos nacionales e internacionales. En 2016 recibió el Premio Ion Ratiu que otorga el Woodrow Wilson Center.

www.cuestamorua.org

Entrevistas l Opinión en los Medios l Publicaciones l VideosPREMIO ION RATIU 2016

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Diálogo Latino Cubano │9│Tercer Trimestre 2019

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Debo decirlo por las claras: nací y me crie en una familia de polos

opuestos. La una comunista e izquier-dosa hasta la médula, la otra disi-dente y derechista incontrastable; la primera de militantes del Partido Co-munista de Cuba, la segunda, según la calificaba la primera, de “gusanos, mercenarios y traidores”.

De esta contraparte era un tío el exponente principal, quien apenas se podía mencionar en la casa de los primeros porque, antes de exiliarse en los Estados Unidos, había fundado y dirigido por varios años un grupo de los Derechos Humanos en nuestro te-rritorio: Isla de Pinos (para los comu-nistas: Isla de la Juventud).

La primera vez que me interesé por las diferencias, recuerdo que le pre-gunté a la parte oficialista qué signi-ficaba “ser de los derechos humanos”; la respuesta fue que “esos, mientras en Cuba comemos carne de res, infor-man al mundo que lo que comemos es picadillo de soya; son unos mentiro-sos”. Apenas sabía lo que era la carne de res, pero sí que mentir no era algo bueno. Por lo que, desde mi infantil y manipulada inocencia, comprendí que mi tío, y lo que él representaba, era el malo de la película.

Por eso crecí y me formé ampara-da, fundamentalmente, por la versión oficialista, con apenas contactos con el tío “gusano”. Por cosas de la vida, a los 15 años fui a estudiar a La Ha-bana. Definitivamente, la capital es un mundo diferente al de los pueblos pequeños; aquí los sucesos adquieren una connotación nacional. Es como si Cuba fuera La Habana.

Por lo que, mis años de formación profesional y personal, los pasé ale-jada de las influencias familiares y, a pesar del adoctrinamiento educacio-nal, más en contacto con la realidad

social que con la politizada. Una vez graduada de la Universidad, comencé a trabajar y a cumplir el servicio social en un canal televisivo estatal. Era el orgullo de la familia, la oficialista, cla-ro está. Año y medio más tarde, pido la baja laboral.

Enseguida comenzaron las dispu-tas y recriminaciones. Para entonces, ya había comenzado a colaborar con los medios independientes. Por otro lado, mi pareja era –y es– un recono-cido escritor y disidente. “Seguro que es él y tu tío quienes te están metiendo esas cosas en la cabeza”, proferían al-guna que otra vez.

En una de las discusiones, una tía cuestionaba mi decisión y, en mí ex-plote de adultez e independencia, le suelto: ¡me fui de la televisión porque me cansé de decir mentiras!

Su respuesta fue aún más inespera-da: “Pues si los demás dicen mentiras, tú también. Tú no puedes ser diferen-te a los demás”.

En ese justo momento, algo se que-bró dentro de mí. No la culpo. En-tiendo su preocupación. Solo que, el miedo de su generación, no ha calado igual en la mía.

* * * * *

“Tienes cara para eso”, me dijo un amigo al presentarnos y decirle que trabajaba en la Televisión Cubana. Tiempo después, en confianza y sien-do ya periodista independiente, me recuerda su frase y confiesa que lo ha-bía dicho porque opinaba que todos los periodistas de los medios oficialis-tas mienten descaradamente.

No era la primera vez que alguien me sugería lo mismo. Incluso en co-berturas oficiales hallaba personas que desconfiaban de mi credibilidad. Era apenas una periodista recién gra-

LA GENERACIÓN CONDENADAPor Camila Acosta Rodríguez

Camila Acosta Rodríguez (Isla de Pinos, 23 de junio de 1993) es periodista e investigadora. Ha tra-bajado como Periodista en el Canal Habana (Instituto Cubano de Radio y Televisión). Ha realizado dos documentales audiovisuales: uno sobre la Masonería en Cuba, y otro sobre las Hijas de la Acacia (rama femenina de la Masonería Cubana). Ha publicado varios reportajes en medios digitales independientes como Periodismo de Barrio y El Toque, y medios extranjeros como OnCuba y Cubanet. Colabora como Especialista en Comunicación del Club de Escritores y Artistas de Cuba (CEAC): Entidad de la So-ciedad Civil Cubana que agrupa a todos aquellos escritores y artistas independientes.

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Diálogo Latino Cubano │10│Tercer Trimestre 2019

Diálogo latino Cubano

duada, con ganas de devorar el mun-do y demostrar su valía. Poco a poco, la frustración fue ganando terreno.

Decido abandonar los medios ofi-ciales, no por dinero, como afirman los detractores y oportunistas, sino porque sentía que estaba siendo par-tícipe de una farsa, que era constan-temente manipulada, vigilada y cen-surada; porque más bien funcionaba como una marioneta del Partido Co-munista y sus lacayos, una mera vo-cera gubernamental; porque sentía asco de mi misma.

Sin trabajo, ¿qué hacer? Ya no hay vuelta atrás. Todos me aconsejaban salir definitivamente del país. “Aquí no hay futuro para ti”, decían. “Aquí no hay futuro para los que piensan por sí mismos”.

* * * * *

Los primeros meses alejada de los medios estatales fueron de desin-

toxicación, pues veinticuatro años de adoctrinamiento llegan hasta el sub-consciente; luego vino la etapa de la ira y la de aceptación, para dar paso entonces al período de reestructu-ración espiritual y reordenamiento conceptual.

He comprendido que mi compro-miso no es con la “Revolución” ni con el Gobierno –como enseñan dogmá-ticamente en las escuelas y universi-dades– sino con el pueblo cubano, que se merece más que unos parlan-chines oficialistas que solo repiten el mismo discurso una y otra vez. Eso no es periodismo. El verdadero pe-riodismo siempre conlleva cierta do-sis de cuestionamiento y rebeldía, no de sumisión.

Y si los demás dicen mentiras, yo las desmentiré, porque no me parez-co, ni quiero parecerme a nadie. Solo así seré consecuente conmigo misma y con la profesión que escogí.

Que me digan malagradecida, con-

trarrevolucionaria, gusana o cuan-tos calificativos entiendan. No lo hago porque alguien me esté mani-pulando. Intento pensar por mí mis-ma y, pensar diferente, no es ningún delito y sí, un derecho humano in-dispensable.

Y lo digo viviendo en Cuba, aun sa-biendo las consecuencias, porque las cosas se dicen de frente. Fuera del país, por mucho que se critique, las palabras suenan vacías.

Lo digo en Cuba, porque quiero se-guir siendo periodista cubana y que se me respete por lo que soy.

Lo digo por todos los jóvenes de mi generación, forzados al miedo, el silencio y la mentira o, de lo contra-rio, a huir en busca de un futuro más prometedor fuera de las fronteras cubanas.

Es esta mi propia rebelión, la re-belión de una joven de esta genera-ción condenada, incluso desde an-tes de nacer.

“La enseñanza en Cuba, desde la primera ense-ñanza hasta los 5, 6 años, está muy marcada por la política. En la escuela te imponen la ideología comunista y entonces tú crees eso, inevitable-mente. Crees ciegamente en esa ideología por-que, precisamente, no tienes acceso a otro tipo de información o a otras verdades o realidades de otros países porque estás marcado por esa que te imponen desde que naces. Y la familia, por otro lado, puede pensar diferente, pero no te lo dicen. Precisamente porque saben las consecuencias de que puedas pensar diferente. Entonces muchos lo que hacen es impulsarte a que sigas por esta línea. La Universidad, por supuesto, está muy marcada por la ideología comunista. Pero ya los jóvenes en Cuba digamos que sienten desidia por los temas políticos. No se meten en política, pero asisten a tribunas como las marchas del 1° de mayo, tribunas y campañas “revolucionarias”

del sistema porque no quieren marcarse. ¿Qué cosa es no marcarse en Cuba? Bueno, cumpli-mos con todo lo que nos orientan, todo lo que nos exigen para no marcarnos por la Seguridad del Estado, por los profesores. En la Universidad, por ejemplo, te exigen una evaluación mensual o semestral en la que tienes que decir, informar a qué actos políticos o culturales has asistido. Y en dependencia de la participación que hayas tenido en ese tipo de actos políticos, dependerá tu evaluación, dependerá también tus notas y la valoración que tengan al final del curso los pro-fesores sobre ti. ¿Entonces los jóvenes que han optado por callar? Bueno, sí, tengo que terminar mi Universidad, es mejor callar y asistir aunque sea como masa, uno más. Y no se meten tampoco, no opinan. Simplemente no opinan para no mar-carse. Ese es el slogan que tenemos los jóvenes de no marcarnos”.

La educación en Cuba

La entrevista completa a Camila Acosta está disponible en www.analisislatino.com

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“LOS ESPACIOS PÚBLICOS SON CONTROLADOS POR EL ESTADO Y EL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA”

Entrevista al artivista cubano Michel Matos:

-¿Cuáles son los retos y dificulta-des que enfrenta un gestor cultu-ral independiente en Cuba ?

En Cuba, yo diría primero que nada, la complejidad mayor es que todo está estatalizado. Todas las instituciones, la propiedad, los recursos cuantiosos pertenecen per se a las instituciones. Desde este punto de vista, es muy difícil desarrollarse en la sociedad cubana haciendo casi cualquier cosa, no solo gestión cultural o producción cinematográfica, sino cualquier cosa. Además, está la cuestión del posicio-namiento que tengas con respecto a la sociedad o al sistema que impere en esa sociedad. Si eres, por ejem-plo, un ente crítico, no solo tu obra va a recibir censura, no solo una obra determinada que tenga un contenido cuestionable va a recibir censura, sino que tu persona en sí mismo. Desde el momento en que haces una o dos obras de este tipo, tú como individuo eres censurado, vigilado, atacado y tu gestión no se llega a realizar. Es muy difícil trabajar, producir, gestar con-tenido en este tipo de ambiente. Es un ambiente donde impera la paranoia. Nunca sabes quién es el otro, qué intención trae, cuando dialogas con el otro tienes que tener sumo cuida-do. El otro es cualquiera que no sea de tu círculo. Y bueno, está toda la cuestión de la propiedad. Por ejem-plo, el festival que hacíamos iba a ser muy grande, llevando mucha gente, lo íbamos a hacer en una playa. Las playas en Cuba se consideran espa-cios públicos. Pero los espacios públi-cos son controlados por el Estado y el partido comunista de Cuba. Entonces

ellos pueden delimitar que tú partici-pas, que tú estás en ese espacio, esa propiedad. Generalmente, cuando ya eres un ente crítico, no estás. Te inva-lidan de cualquier tipo de diálogo, de cualquier tipo de participación. Y eres segregado y lanzado a un tipo de os-tracismo. Entonces, no diría que solo un productor, sino cualquier tipo que quiere hacer una obra, una gestión, una actividad, incluso económica y que no tenga el visto bueno de la au-toridad en Cuba pues va a atravesar más o menos la misma coyuntura.

-¿Cómo cree que el arte atraviesa al ejercicio de la política?

Bueno, yo creo que una sociedad la componen muchos eslabones y que son indivisibles entre sí. El arte, la po-

lítica, la cultura, incluso el deporte, la religión que hay en una sociedad. No puedes separar y verlas como entes aislados. El arte -yo estudié Filosofía y luego Arte- desde que tengo una mí-nima conciencia de lo que es, siempre ha incidido en los procesos históricos. De hecho, la construcción, la narra-ción de la historia, se divide en pro-cesos. Por ejemplo, el Renacimiento es una época al que se llama Renaci-miento justo por la construcción ar-tística que hubo, por ese despertar, ese cambio definió un proceso históri-co. Después gótico y después muchos procesos históricos se han llamado a partir de los movimientos artísticos que han transformado todo ese pa-norama. Cuba es una excepción. El ser humano cubano no es un ser hu-mano diferencial porque hay una idea

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Diálogo Latino Cubano │12│Tercer Trimestre 2019

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de comunismo. Tiende a querer crear, incluso tiende a querer ser artista sin haber pasado por una academia o ins-titución (tiene el derecho a hacerlo). Pero ahí adentro las reglas dicen que si no pasas por una Institución, tú no eres artista y los funcionarios parti-distas te invalidan de este tipo de per-tenencia o de sentir que puedes tener de manera orgánica. Entonces lo que hay ahí es un estado muy conflictuante para la estabilidad emocional y psico-lógica de las personas, donde tú tienes que hacer, incluso estudiar, según las perspectivas de la Nación. Si yo tenía interés de estudiar Relaciones Inter-nacionales, es imposible porque ellos determinan que esa generación debía estudiar Medicina, mayoritariamen-te, o Pedagogía. El Partido o el Estado guía incluso tus intereses orgánicos. La cosa que tienes cuando eres adolescen-te: “Yo quiero vivir en esta dirección, tú quieres vivir en la otra”. Eso está completamente vedado porque hay una visión desde el partido que dice que el individuo no es importante, lo que importa es el grupo, el colectivo. Y ellos son la vanguardia del partido que guía a ese grupo, a ese colectivo. Entonces, ellos tratan de separar a es-tas cosas. Y tú desde el arte, como ar-tista, no tienes otra manera de retro-alimentarte para crear que no sea tu contexto, que no sea tu realidad. De lo contrario, tu sociedad no te compren-

de. Si tú te alimentas en una sociedad, australiana, norteamericana, francesa y vas a Cuba y la viertes, difícilmente tengas comunicación o empatía con la audiencia. Tú debes hacerlo desde tu realidad. Y la realidad en Cuba es, de por sí, criticable. Entonces una obra como, por ejemplo, la que hay ahora mismo polémica, muy intensa, sobre los símbolos patrios nacionales, pasan cosas como que el Estado determine que no se pueden utilizar símbolos pa-trios para ningún tipo de actividad que ellos no determinen correcta, nacio-nalista, patriótica, etc. Y son grandes contradicciones, pongo un ejemplo. El movimiento San Isidro ha hecho per-formance dos veces con banderas, una con la bandera norteamericana (que no es símbolo nacional patrio, sino el de Estados Unidos). Personas que es-taban alrededor de esa performance -que era correr con la bandera nortea-mericana- fueron detenidas, hostiga-das, amenazadas con proceso de reclu-sión. Después había otro performance con la bandera cubana, toda la noche levantada. También hubo amenazas, advertencias, pero como era dentro de la casa, hubo un cierto margen. Todo esto por el uso de los símbolos patrios. Sin embargo, el Ministro de Cultura, hace un par de semanas, se aparece (no recuerdo el contexto) en un lu-gar donde los religiosos cubanos de la Santería de la religión yoruba, que

está muy arraigada en Cuba, le hacían al Presidente, Díaz Canel, un resguar-do religioso. Y ese resguardo consistía físicamente en una bandera cubana, se le hacían unas bendiciones y desde la boca del Ministro se lanzaba aguar-diente o ron a la bandera. Más allá de una discusión religiosa, que no sería la cuestión ahora, esto yo lo entendí como una ofrenda al símbolo patrio. Lo entendí también como que el Esta-do, el Partido, se atribuía el derecho de manejar el símbolo patrio a su gusto, cuando es de su conveniencia. Porque para el resto de la sociedad esto del Ministro puede ser cuestionable. Esa es también mi bandera. Tú la escupes toda con alcohol, pero nosotras no podemos levantarla en nuestras casas porque es amenazante para ti. A mi manera de entender, como ejemplo, es una muestra de hipocresía que vive el gobierno para con su sociedad. Pienso que como artista, no hay manera de que te distancies de tu realidad, excep-to que emigres y te vayas a otro contex-to. Lo puedes hacer de alguna manera, hay artistas que deciden no insertarse en la temática política. Pero la cuestión es que si decides insertarte en la temá-tica política, tienes que tener derecho a eso. No se te puede castigar, porque si no estamos hablando de dictadura, totalitarismo y opresión, justamente lo que vengo diciendo y creo firmemente que pasa en Cuba.

La entrevista completa a Michel Matos está disponible en www.analisislatino.com

DESAFIANDO LA CENSURA EN CUBA