7/17/2019 Cuento Cola de Perro de Denevi

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La cola del perro (Marco Denevi)

Un día el Hombre llamó al Perro.

-Perro- Le dijo, y frunció las cejas- te prohíbo que muevas la cola.

l perro se quedó mudo de estupor.

- Pero amo- articuló, al !n, sospechando que todo fuese una broma- "Por qu#

no quieres que mueva la cola$

- -Porque he decidido eliminar de mi casa todo lo que sea %ratuito.

- -"& qu# es %ratuito$

- -'inónimo de in(til. Hace un momento mat# al pavo real pues, fuera de

distraerme de mis ocupaciones con su %ran cola petulante, no servía para

nada, ni para comerlo al horno. )l %ato le orden# que cace por lo menos dos

ratones diarios, porque no he de tolerarle que se pase el día durmiendo y lanoche de juer%a. n cuanto al caballo, basta de trotes, %alopes, saltos y

ambladuras.

- Uncido al arado, me ayudar* a roturar la tierra. +ampoco a los p*jaros les

permitir# que vivan en mi casa si no es a condición de que libren de insectos el

 jardín. oble ventaja limpian el jardín y no aturden con sus parloteos. 'i no

est*n conformes, que vuelen a otras partes. 'e los dije con la escopeta en la

mano. inalmente t(. o eres un animal %ratuito, lo recono/co, pues t( cuidas

la casa. Pero hay en ti, lo mismo que en el %ato y en el caballo, ciertos

elementos %ratuitos que es preciso e0tirpar. Por ejemplo estas frivolidades de

tu cola. o me %ustan nada. Las prohíbo.

- - )mo, toda mi vida tuve una cola y toda mi vida la he movido, y me parecía

que no te dis%ustaba, cuando me llamabas y yo corría hacia ti, verme menear

el rabo. & ahora, de pronto1

- o pudo continuar porque se le hi/o un nudo en la %ar%anta.

- -2i%an un poco a este imb#cil 3 ijo el hombre rudamente- 4espóndeme

"5u*ndo mueves la cola$

- 6Pobre amo7, pensó el perro, 6o est* en su sano juicio7 y contestó 35uandome siento ale%re, es natural.

- -'í.Pero hay ale%rías y ale%rías. +e repito "5u*ndo, concretamente, la

mueves$ ame al%unos ejemplos.

- -5uando jue%o, cuando me acaricias, cuando me re(no con mis ami%os.

- -8asta. "Lo ves$ Has confesado.

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- -"He confesado qu#$.

- -9ue mueves la cola cuando te entre%as al ocio y al jue%o. Porque no la

mueves cuando %ru:es a al%(n desconocido que intenta introducirse en mi

casa, ni cuando roes un hueso y otro perro quiere quit*rtelo. n resumen, la

mueves como cuando yo, anta:o, me reía. Pero te noti!co que se terminó la

risa. La risa vuelve est(pidos a los hombres lo mismo que a los perros. s lo

m*s %ratuito que e0iste. 8asta de risas. 8asta de menear el rabo. o voy a

consentir que te pasees entre el %ato, el caballo y los p*jaros y les des el mal

ejemplo de tu risa, silenciosa pero visible. ebes asumir tus propios

compromisos. o te escapar*s.

- -scaparme yo, amo$. ;am*s. stoy muy a %usto aquí.

- -<diota, me re!ero a tus deberes de perro. 'i te dejase, terminarías por

menearle la cola al ladrón que de noche entra a robarme. 'inteti/ando= ) partir

de hoy, prohibición absoluta de mover la cola, en p(blico o en privado.

- >ientras !n%ía que se miraba las u:as, el perro murmuró=

- - <mposible. +otalmente imposible. ) penas te vea, apenas me silbes, no podr#

impedirlo, la cola se mover*. s m*s fuerte que yo.

- -?Perro@ 3 Aritó el hombre, encoleri/ado - ?o me contradi%as@

- ntonces el perro, comprendiendo que no se trataba de una broma se sintió

invadido por la desesperación.

- - o depende de mí, amo, te lo juro 3 8albuceó.

- s un estremecimiento que se desli/a por la espina dorsal, de la cabe/a a la

cola. 5uando lle%a a la cola, la cola, sin que yo interven%a para nada, se

mueve.

- -"'abes una cosa, perro$ 3 ijo el hombre, y un ful%or malvado le a/uló los

ojos.- >e va pareciendo que todo tu eres un animal %ratuito como el pavo real.

- Los ijares del perro palpitaron.

- - Por ios, amo, "n qu# est*s pensando$.

- -n nada, en nada. n qu# si no quieres ir hacerle compa:ía al pavo real, te

convendr* obedecerme.

- .st* bien, obedecer#- dijo el perro, y en un hilo de vo/ a:adió 3Pero no me va

a resultar nada f*cil.

- -*cil o difícil, poco importa.

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- - 'obretodo en los primeros tiempos.

- - 5uestión de voluntad.

- - Bas a tener que perdonarme al%unas e0cepciones.

- -in%una e0cepción. +e vi%ilar#. & ahora vete.

Una ve/ solo, el hombre reCe0ionaba= 6s curioso. Los m*s inteli%entes son los

m*s inclinados a la %ratuidad. l caballo corcoveó al uncirlo al arado como si lo

llevase al matadero. l %ato no ha dicho nada, pero es un hipócrita. 'ospecho

que, mientras aparenta acechar a los ratones duerme con los ojos abiertos. l

perro, por no renunciar a su lujo de mover la cola, v#anlo, se de!ende

haci#ndose el sentimental. n cambio el cerdo, que no incluye una sola

partícula in(til, es el m*s est(pido de todos, hay que admitirlo. 'i, es curioso7.

ntretanto el perro se alejaba, arrastrado, arrastrando los pies, los p*rpados

caídos y la cola entre las piernas. 5uando lle%ó a su casilla se desplomó comosi al%uien, brutalmente, le hubiera se%ado las cuatro patas. )poyó el mentón

en una mano, miró el vacío y se puso, el tambi#n, a meditar, sólo que

amar%amente.

6o tiene derecho 3 pensaba- . s un abuso. & esto despu#s de tantos a:os de

llevarnos a las mil maravillas. ") qu# viene ahora con sus prohibiciones y sus

ideas raras$ "Habr* enloquecido "Por qu# si cree que me convenció con ese

discurso sobre la %ratuidad, est* equivocado. >e %ustaría que me e0plicase,

concretamente, como #l dice, de hombre a perro, por qu# no me deja mover la

cola. "n qu# lo perjudica$ 9ue le haya ajustado las cuentas al %ato me parece

ra/onable. ?Pero hacerme esto a mí@ ?& cuando pienso que mató al pavo real@ )lpavo real que no molestaba a nadie, al contrario, que no hablaba con nadie,

que lo (nico que hacía era abrir de tanto en tanto su abanico. Pero no por

vanidad, como todo el mundo cree. Un día me lo con!ó. l (nico animal con

quien conversaba era yo y eso muy raramente. ra una criatura en e0tremo

tímida. Pues bien= una ve/ me confesó que abría la cola cuando temía ser

atacado. ntonces desple%aba todo ese batifondo de plumas para fascinar al

enemi%o y, parali/*ndolo de admiración, evitar que le hiciese da:o. Pobre, con

el amo no le sirvió de mucho el recurso de la belle/a. Lejos de hipnoti/arlo, lo

ha fastidiado hasta el punto de arrastrarlo al crimen. & con mi%o har* otro

tanto si no me someto. Lo peor de todo es que no le %uardo rencor. Lo quierocomo antes. so complica las cosas. Porque no mover la cola cuando me

encuentro con al%(n ami%o, sí, tal ve/ lo lo%re. )l !n y al cabo, si lo pienso

bien, los dem*s animales me resultan indiferentes. Pero cuando #l me pase su

%ran mano c*lida por el lomo. ios mío, "9u# hacer, qu# hacer para que mi

cola se manten%a quieta$7.

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staba tan ensimismado, estaba tan triste, que no se sentía con *nimo ni para

espantarse una mosca de la oreja.

)l medio día la mujer del hombre le trajo un plato de sopa. )l verla acercarse

con aquella escudilla humeante y esfumada el perro se olvidó de todo, se

olvidó de la orden del amo, se olvidó de la cola, y la cola se movió.

<nstant*neamente se oyó un vo/arrón terrible=

-?Perro@. ?La cola@.

 & all* a lo lejos se vio el rostro del hombre que fruncía siniestramente las cejas

y torcía los labios.

l perro apretó las mandíbulas, cerró los ojos, enco%ió todos los m(sculos y

consi%uió que la cola se mantuviera rí%ida. Pero sin duda a causa del esfuer/o,

se le saltaron las l*%rimas. 5uando probó la sopa le encontró %usto a vina%re.

6"5ómo se puede comer en estas condiciones$7, pensó con amar%a con%oja. &

se echó a dormir sin probar m*s bocado.

) partir de ese día la vida del perro no fue nada a%radable. 'e pasaba las horas

disputando mentalmente con el hombre. +odo lo irritaba, todo le caía mal.

)ndaba siempre de mal talante. 'i roía un hueso, lo hacía con tal furor que se

hubiera dicho que, en lu%ar de saborearlo lo despeda/aba. 'i el %ato se

acercaba a conversar con #l, le %ritaba= -?#jame en pa/@.

 & le volvía la espalda.

-?9u# car*cter tiene ese perro@ 3 se escandali/aba el %ato, quien terminó porno diri%irle m*s la palabra.

5uando el hombre o la mujer le traían la comida, el perro se quedaba tendido

en el suelo y miraba para otro lado o prete0taba dormir.

6Puesto que me est* prohibido ser cort#s17, se decía.

5omía cuando nadie lo observaba, masticaba con la cabe/a llena de reproches,

se atra%antaba, no le sacaba nin%(n provecho a la comida, tenía di%estiones

laboriosas.

Una tarde le %ritó a la mujer=

-"2tra ve/ sopa$. stoy harto, hasta la coronilla de sopa. >e %ustaría un tro/o

de carne.

espu#s oyó que la mujer le decía al hombre=

- >e parece que el perro se est* poniendo un poco insolente.

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- & que el hombre contestaba=

- -#jalo. s preferible que sea insolente pero bravo, y no un perro cobarde.

- 6Perfectamente, perfectamente7, masculló el perro para sí, haciendo un

adem*n de cólera 6&o quisiera conversar con el %ato y a%radecerles a esos dos

la comida que me sirven. Pero si eso es ser cobarde, est* bien, no ser#cobarde7.

- Una noche un va%abundo se introdujo dentro de la %ranja a robar unos

dura/nos. "Para qu# lo hi/o$. l perro se arrojó sobre el ladrón y le clavó los

dientes. 'i el amo no acude a tiempo, lo habría matado.

- espu#s el hombre felicitó al perro.

- -?8ravo, perro, bravo@ 3 le dijo-.

- & para probar si todavía tenía aquellas veleidades de mover la cola le acarició

el lomo.

- l perro cerró los ojos, la piel se le eri/ó, %ru:ó sordamente, l(%ubremente,

como si so:ase, y la cola se mantuvo inmóvil.

- l hombre, satisfecho, lo premió con un tro/o de carne asada.

- -La pró0ima ve/ que sea cruda- dijo el perro.

- 2tro día el perro fue al jardín. Los p*jaros, que siempre habían estado

enjaulados, incapaces de remontar vuelo, picoteaban a toda prisa como si el

 jardín estuviese pla%ado de bichos. n realidad ya no había m*s insectos, perolos p*jaros simulaban lo contrario para que el hombre no los matase. l perro

los contempló con ira y desd#n. & de pronto abrió una tremenda boca/a,

repartió a diestra y siniestra, cie%amente, salvajes dentelladas, y el ruise:or

cayó envuelto en san%re. ecapitado, hay que decirlo. Los otros p*jaros

chillaron tanto que el hombre los oyó desde el otro e0tremo de la !nca y vino a

ver qu# ocurría. nse%uida lo adivinó todo. o dijo una palabra. +omó un palo y

silenciosamente, minuciosamente, le propinó al perro una fero/ pali/a

- l perro se alejó, #l tambi#n mudo. o e0perimentaba nin%(n dolor. o sentía

nada. Lo (nico que sentía el sabor de la san%re del ruise:or en la boca .o

podía pensar. +enía la cabe/a como envuelta en un humo espeso. Beía todorojo, todo turbio. Las pupilas le reful%ían. & una len%ua de dos metros de lar%o

le col%aba de entre los dientes.

- Lo asaltaban e0tra:as alucinaciones. 'e ima%inaba estar en un bosque

profundo y helado por el que trotaba en compa:ía de otros perros, altos, Cacos,

de roído per!l y una cola lar%a y plumosa como un penacho.

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- 6"star# volvi#ndome loco$7, pensó.

- Una ma:ana el hombre descubrió el cad*ver de una obeja horriblemente

mutilada. 2tra ma:ana contó los corderos y faltaba uno.

- -ecididamente- le dijo a su mujer al%(n lobo ronda la %ranja.

- -"& qu# hace el perro que no ha ladrado "- pre%untó la mujer con una sonrisa

irónica, porque desde que el perro se había vuelto bravo no le tenía nin%una

simpatía .

- -+ampoco la vaca ha mu%ido 3 contestó el hombre, eni%m*ticamente, y no

a%re%ó m*s.

- Pero aquella noche fue a ocultarse entre unos matorrales y, con la escopeta

lista esperó.

- o debió esperar mucho tiempo. 5uando la luna alcan/aba la cumbre del

cielo, una sombra si%ilosa se desli/ó en dirección del establo. ra la silueta

inconfundible del lobo.

- l hombre apuntó su arma, disparó y la sombra cayó al suelo. l hombre se

acercó a la carrera, pero cuando lle%ó junto al caído se detuvo tan

bruscamente que la escopeta se le cayó de las manos.

- -?+(@ 3 e0clamó en vo/ muy baja. & parecía que no pudiese creer lo que estaba

viendo. l perro entreabrió los ojos, miró al hombre, movió dulcemente la cola,

y despu#s e0piró.