ALGODÓN

Era un verano tranquilo, Algodón asomó su cabecita y contempló ilusionada el cielo.Hacía poco que había nacido, pero las nubecitas crecen deprisa, de modo que en unos días ya pueden salir de paseo.Cirro y Cúmula, sus padres, pensaron que era demasiado joven para dejarla salir y decidieron que la llevarían montadita sobre ellos.

Algodón iba creciendo y observaba como otras nubes de su edad correteaban por el cielo, de modo que les dijo a sus papás que ella también iba a salir a jugar. Ellos no tuvieron más remedio que dejarla saltar. Al regresar, les contó que sus amiguitas no la dejaban mandar y que por su culpa no había podido jugar.

Cúmula se enfadó mucho, y salió en busca de las nubecillas, dándoles una reprimenda y advirtiéndolas de que no la volvieran a molestar.Algodón se quedó aburrida y sin amigas y a los pocos días dijo a sus padres que quería salir otra vez a jugar. Ellos, la llevaron al mejor lugar: el jardín donde el arco iris suele descansar. De modo que Algodón saltó otra vez al cielo, dispuesta a disfrutar.

Al regresar, les contó que el arco iris no la dejaba deslizar por su tobogán y que por su culpa no había podido jugar. Cirro se enfadó mucho y fue en busca del arco iris, amenazándole con difuminar sus colores si volvía a molestar. Algodón se quedó aburrida y sin amigas y a los pocos días dijo a sus padres que quería salir otra vez a jugar. Esta vez sus papás no la dejaron ir pues, aunque no fuera perjudicial, un avión se acercaba y no querían que la pudiera atravesar.

Algodón iba creciendo. Veía como otras nubes recorrían el firmamento alegres y quería ser como ellas, así que lo volvió a intentar. Saltó sin avisar y fue en busca de alguien con quien estar. Al regresar, contó a sus padres que el sol la había obligado saltar, que la había quemado al pasear y que por su culpa no había podido jugar. Cirro se enfadó mucho y fue en busca del sol diciéndole que cuando fuera a salir lo taparía y no le dejaría brillar.

Llegó el otoño, y Algodón se había hecho mayor, así que sus padres ya no la podían cargar.Un día se generó una tormenta, era la primera vez que Algodón se sentía tan húmeda y pesada y se puso a llorar. Estaba asustada pero no quería descargar. Al día siguiente, se acercó un tornado y la cambió de lugar, ella lo empezó a insultar.Después de unos días de calma, la atravesó un rayo, y aunque no le hiciera ningún mal, ella se puso a protestar.

Algodón se convirtió en una nube miedosa y gruñona que no quería trabajar, pues para hacer su trabajo, que consistía en repartir lluvia por los campos, se tenía que esforzar. Como guardaba toda el agua, empezó a engordar más y más, hasta que un día, con tanto peso cayó al mar.Cirro y Cúmula no la pudieron ayudar.

FIN