CUENTOS INFANTILES

22

description

DISEÑO DE LEONARDO RUIZ

Transcript of CUENTOS INFANTILES

Page 1: CUENTOS INFANTILES
Page 2: CUENTOS INFANTILES
Page 3: CUENTOS INFANTILES

INDICE4

10

14

18

Page 4: CUENTOS INFANTILES
Page 5: CUENTOS INFANTILES

Una pata tiene varios patitos, pero uno de ellos es mucho más feo, tosco y torpe que el resto, por lo que todos le dan de lado y se burlan de él.El patito decide huir de allí y se enfrenta sólo y triste a los problemas del invierno.Al llegar la pri-mavera, en-cuentra un grupo de cisnes que, para su sor-presa, son am-ables con él. És-tos le hacen ver su reflejo en el estanque, y así descubrer que en realidad él era un bello cisne y no un pato desgarbado.

Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos.

Llegó el día en que los patitos c o m e n z a r o n a abrir los hue-vos poco a poco y todos se congrega-ron ante el nido para verles por primera vez.

Uno a uno fueron saliendo has-ta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata

Page 6: CUENTOS INFANTILES

y de sus amigas. Tan conten-tas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto.Todos concentraron su aten-ción en el huevo que perman-ecía intacto, incluso los pati-tos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.

Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un son-riente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sor-presa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...

La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó

con el ala mientras presta-ba atención a los otros seis.El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían... Pasa-ron los días y su aspecto no me-joraba, al contrario, empeora-ba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito.

Sus hermanos le jugaban pe-sadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.

El patito decidió que debía bus-car un lugar donde pudiese en-contrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desas-troso aspecto y una mañana

Page 7: CUENTOS INFANTILES

muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado.

Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el pati-to feo creyó que había en-contrado un sitio donde por finle querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirvi-era de primer plato. También

se fue de aquí corriendo.

Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de ham-bre pues tuvo que buscar co-mida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.

Al fin llegó la primavera y el pati-to pasó por un estanque donde encontró las aves más bel-las que jamás había visto has-ta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tan-ta distinción que se sintió total-mente acomplejado porque él era muy torpe. De todas for-mas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les

Page 8: CUENTOS INFANTILES

preguntó si podía bañarse también.Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!

A lo que el patito respondió:

-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso...

- Mira tu reflejo en el es-tanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos.

El patito se introdujo incrédu-lo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Du-rante el largo invierno se había

transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y des-garbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para

siempre.

FIN

Page 9: CUENTOS INFANTILES
Page 10: CUENTOS INFANTILES

EL DUENDE SOL Y

EL DUENDE LUNA

Page 11: CUENTOS INFANTILES

Hubo una vez, hace mucho, muchísimo tiempo, tanto que ni siquiera el existían el día y la no-che, y en la tierra sólo vivían cria-turas mágicas y extrañas, dos pequeños duendes que soñaban con saltar tan alto, que pudieran llegar a atrapar las nubes.

Un día, la Gran Hada de los Cielos los descubrió saltando una y otra vez, en un juego inútil y divertido a la vez, tratando de atrapar unas ligeras nubes que pasaban a gran velocidad. Tanto le divirtió aquel juego, y tanto se rió, que decidió regalar un don mágico a cada uno.

- ¿Qué es lo que más deserías en la vida? Sólo una cosa, no pue-do darte más - preguntó al que

parecía más inquieto.

El duende, emocionado por hablar con una de las Grandes Hadas, y ansioso por recibir su deseo, respondió al momento.

¡Saltar! ¡Quiero saltar por encima de las montañas! ¡Por encima de las nubes y el vien-to, y más allá del sol!

- ¿Seguro? - dijo el Hada - ¿No quieres nin-

guna otra cosa?

El duendecillo, impaciente, contó los años que había pasado so-ñando con aquel don, y aseguró que nada podría hacerle más feliz. El Hada, convencida, sopló

Page 12: CUENTOS INFANTILES

sobre el duende y, al instante, éste saltó tan alto que en unos momentos atravesó las nubes, luego siguió hacia el sol, y final-mente dejaron de verlo camino de las estrellas.

El Hada, entoces, se dirigió al otro duende.

- ¿Y tú? ¿qué es lo que más quieres?

El segundo duende, de aspecto algo más tranquilo que el primero, se quedó pensativo. Se rascó la barbilla, se estiró las ore-jas, miró al cielo, miró al suelo, volvió a mirar al cielo, se tapó los ojos, se acercó una mano a la oreja, volvió a mirar al suelo, puso

un gesto triste, y finalmente re-spondió:

- Quiero poder atrapar cualquier cosa, sobre todo para sujetar a mi amigo. Se va a matar del golpe cuando caiga.

En ese momento, comenzaron a oír un ruido, como un gritito en la lejanía, que se fue acercando y acer-cando, sonando cada vez más alto, hasta que pudieron distinguir

claramente la cara horrorizada del primer duende ante lo que iba a ser el tortazo más grande de la historia. Pero el Hada sopló sobre el segundo duende, y éste pudo atraparlo y salvarle la vida.

Page 13: CUENTOS INFANTILES

Con el corazón casi fuera de su sitio y los ojos llenos de lágrimas, el primer duende lamentó haber sido tan impulsivo, y abrazó a

su buen amigo, quien por haber pensado un poco antes de pedir su propio deseo, se vio obligado a malgastarlo con él. Y agradeci-do por su generosidad, el duende saltarín se ofreció a intercam-biar los dones, guardando para sí el inútil don de atrapar duen-des, y cediendo a su compañero la habilidad de saltar sobre las nubes. Pero el segundo duende, que sabía cuánto deseaba su amigo aquel don, decidió que lo compartirían por turnos. Así, suc-esivamente, uno saltaría y el otro tendría que atraparlo, y ambos

serían igual de felices.

El Hada, conmovida por el com-pañerismo y la amistad de los dos duendes, regaló a cada uno los más bellos objetos que deco

raban sus cielos: el sol y la luna. Desde entonces, el duende que recibió el sol salta feliz cada ma-ñana, luciendo ante el mundo su regalo. Y cuando tras todo un día cae a tierra, su amigo evita el golpe, y se prepara para dar su salto, en el que mostrará orgullo-so la luz de la luna durante toda la noche.

FIN

Page 14: CUENTOS INFANTILES

EL GIGANTE

SOPO

Page 15: CUENTOS INFANTILES

Sopo era un gigante enorme, el más grande que haya habido nun-ca. Podía beberse un río hasta dejarlo seco, o tomar como en-salada todo un bosque. Y sin duda, su golosina preferida eran las nubes del cie-lo, frescas y esponjo-sas, de las que llegaba a comerse tantas que casi siempre acaba-ba empachado, con tales dolores de barri-ga que terminaba por llorar, provocando entonces grandes ri-adas e inundaciones.

Sopo vivía tranquilo y a su aire, sin miedo de nada ni na-die, yendo y viniendo por donde quería. Pero a pesar de eso no

era feliz: no tenía ni un sólo amigo. Y es que cada vez que el gigante visitaba un país, todo eran prob-lemas: con las nubes que comía Sopo desaparecían las lluvias

para los campos, y con sus empachos y sus llantos todo se in-undaba, por no hablar de todos los bosques y granjas que llegaba a vaciar... En fin, que al verle todos huían ater-rados, y nunca consi-guió Sopo compartir un ratito con nadie.

Una noche, al verle llorar, varias estrel-

las se acercaron a preguntar-le la razón de su tristeza. Al es-cuchar su historia, comentaron:

Page 16: CUENTOS INFANTILES

- Pobre gigante. No sabe buscar amigos. Pues la Tierra es el planeta más especial que existe, y está lle-no de amigos de todas las clases.- Pero, ¿dónde se pueden buscar amigos? ¿cómo se hace eso? - replicó el gigante.- Echándoles una mano o haciendo cualquier cosa por ellos. Eso es lo que hacen los amigos, ¿es que no lo sabes? - repondieron divertidas- Vaya- suspiró Sopo- pues no se me ocurre nada. ¿Vosotras qué hi-cisteis para conseguir amigos?- Aprendimos a mostrar el cami-no en la noche y servimos de guía a muchos navegantes. Son unos amigos estupendos,

que nos cuentan historias y nos hacen compañía cada noche.

Así., el gigante y las estrellas sigui-eron charlando un rato, y durante los días siguientes Sopo no pensó en otra cosa que no fuera en en-contrar una forma de buscar ami-

gos. Pero no veía el modo de conseguirlo. Algunos días

después, fue a pedirle ayu-da a la Luna. Ésta, vieja y sabia, le respondió:

- No sabrás cómo hac-er algo por alguien hasta que le co-nozcas bien. ¿Qué sabes de esos que quieres que sean tus amigos?

Sopo se quedó pensativo, porque realmente apenas sabía nada de los hombres. Eran tan pequeños

Page 17: CUENTOS INFANTILES

que nunca se había preocupado.Entonces se propuso averiguarlo todo, y dedicó largos días a obser-var las diminutas vidas de la gente. Y así fue como descubrió por qué todos huían al verle, y se enteró de las sequías que provocaba con sus comilonas de nubes, y de las inundaciones que provoca-ban sus llantos, y de mil cosas más que le llenaron de pena y alegría.Aquella noche, el gigante cor-rió a saludar a las estrellas.

- Ya sé cómo buscaré ami-gos.... ¡¡comiendo y llorando!!

Y así fue. Desde aquel día, Sopo vigilaba los cielos, y allí donde se preparaban enormes tormentas, se deba un buen atracón de nubes; y luego marchaba a llorar un rato

allá donde veía que faltaba el agua. En muy poco tiempo, Sopo pasó de ser lo peor que le podia ocurrirle a un país, a convertirse en una bendición para todo el mun-do, y ya nunca faltó un buen ami-go que quisiera dedicarle un rati-to, escucharle o hacerle un favor.

FIN

Page 18: CUENTOS INFANTILES

CACO MALAKO

Page 19: CUENTOS INFANTILES

CACO MALAKO

Caco Malako era ladrón de pro-fesión. Robaba casi cualquier cosa, pero era tan habilidoso, que nunca lo habían pillado. Así que hacía una vida completamente normal, y pasaba por ser un re-spetable comerciante. Robara poco o robara mu-cho, Caco nunca se había preocupa-do demasiado por sus víctimas; pero todo eso cambió la noche que ro-baron en su casa.

Era lo último que habría es-perado, pero cuando no en-contró muchas de sus cosas, y vio todo revuelto, se puso ver-

daderamente furioso, y cor-rió todo indignado a contárse-lo a la policía. Y eso que era tan ladrón, que al entrar en la comis-aría sintió una alergia tremen-da, y picores por todo el cuerpo.

¡Ay! ¡Menuda rabia daba sentirse robado siendo él mismo el ver-dadero ladrón del barrio! Caco comenzó a sospechar de todo y de todos. ¿Sería Don Tomás, el panadero? ¿Cómo podría haber-se enterado de que Caco le qui-taba dos pasteles todos los do-mingos? ¿Y si fuera Doña Emilia, que había descubierto que lleva-ba años robándole las flores de su ventana y ahora había decidi-do vengarse de Caco? Y así con todo el mundo, hasta tal punto que Caco veía un ladrón detrás

Page 20: CUENTOS INFANTILES

de cada sonrisa y cada saludo.

Tras unos cuantos días en que apenas pudo dormir de tanta rabia, Caco comenzó a tran-quilizarse y olvidar lo sucedido. Pero su calma no duró nada: la noche siguiente, volvieron a robarle mientras dormía.

Rojo de ira, volvió a hablar con la policía, y viendo su insistencia en atrapar al culpable, le propu-sieron instalar una cámara en su casa para pillar al ladrón con las manos en la masa. Era una cá-mara modernísima que aún es-taba en pruebas, capaz de acti-varse con los ruidos del ladrón, y seguirlo hasta su guarida.

Pasaron unas cuantas noches

antes de que el ladrón volviera a actuar. Pero una mañana muy temprano el inspector llamó a Caco entusiasmado:

- ¡Venga corriendo a ver la cinta, señor Caco! ¡Hemos pillado al ladrón!

Caco saltó de la cama y salió vol-ando hacia la comisaría. Nada más entrar, diez policías se le echaron encima y le pusieron las esposas, mien-tras el resto no paraba de reír alrededor de un televisor. En la imagen podía verse clara-mente a Caco Malako sonám-

Page 21: CUENTOS INFANTILES

bulo, robándose a sí mismo, y ocultando todas sus cosas en el mismo escondite en que había guardado cuanto había robado a sus demás vecinos durante años... casi tantos, como los que le to-

caría pasar en la cárcel.

FIN

Page 22: CUENTOS INFANTILES