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“El Telégrafo”
La telegrafía es el conjunto de sistemas de
comunicación a distancia de mensajes
gráficos y escritos según un código de
transmisión predefinido. Desde este punto de
vista, se pueden considerar como sistemas
telegráficos las formas de comunicación a
distancia empleados desde la prehistoria,
como los tambores, las hogueras, las señales luminosas o los códigos navales
de banderas.
El telégrafo es un dispositivo de telecomunicación destinado a la transmisión de
señales a distancia. El de más amplio uso a lo largo del tiempo ha sido el
telégrafo eléctrico, aunque también se han utilizado telégrafos ópticos de
diferentes formas y modalidades funcionales.
1. ¿Quién invento el telégrafo?
El descubrimiento por accidente del electromagnetismo por el danés
Hans Christian en 1820, fue el episodio culminante en el desarrollo del
telégrafo eléctrico. Podían enviarse diferentes impulsos de corriente
eléctrica por un hilo de considerable longitud, pero no se había
encontrado un medio satisfactorio de reconocer este impulso en el
extremo receptor de la línea.
En Inglaterra Carlos Wheatstone inventó un telégrafo que funcionaba
perfectamente, pero fue Samuel Morse, un pintor norteamericano, quien
logró desarrollar un telégrafo práctico cuya línea iba de Washington a
Baltimore en Estados Unidos.
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El mayo de 1833, Gauss matemático,
astrónomo y físico alemán en
colaboración con otro físico, Weber
instalaron una línea telegráfica de 1000
metros sobre los tejados de Göttingen
(pueblo donde trabajaban) uniendo la
universidad con el observatorio
astronómico. Este dispositivo fue
inventado por Samuel Finley Breese
Morse, estadounidense, en 1832. Al
principio no tenían ningún código para
comunicarse, pero pronto crearon un
alfabeto basado en la amplitud de las
señales dándole así una verdadera
capacidad de comunicación a su invento.
En 1840 Samuel F.B. Morse patentó su
telégrafo eléctrico. En 1886 el primer
cable de telégrafo trasatlántico con éxito
conectó Europa y América. El Telégrafo
creó un cambio muy profundo en las
comunicaciones. Antes del telégrafo en el
reparto de noticias se empleaban
runners, o caballos o palomas
mensajeras. Con el telégrafo esta
atadura se dejo de lado. Es decir que
revolucionó las comunicaciones a
distancia. Morse vivió lo suficiente para
ver que su telégrafo se convertía en una
red de comunicaciones en toda América,
Europa y Asia.
Samuel Findley Bresse Morse
En sus años de estudiante descubrió su vocación por la pintura y decidió dedicarse a ella, pero también le atraían los recientes descubrimientos y experimentos respecto a la electricidad. Por una temporada, trabajó en Boston para un editor y posteriormente viajó a Inglaterra para estudiar pintura en Londres, y se convirtió en un retratista y escultor de éxito. Su cuadro más conocido es el retrato de La Fayette que pintó en 1825, se convirtió en pintor de escenas históricas. Para 1825 en Nueva York, era uno de los retratistas más importantes del país y formó parte de los grupos intelectuales más distinguidos. En 1826 fue uno de los fundadores y primer presidente de la Academia Nacional de Dibujo.
En 1838 había perfeccionado ya su código de señales, que a base de puntos y rayas llegó a conocerse y usarse mundialmente como "Código Morse". Intentó implantar líneas telegráficas primero en Estados Unidos y luego en Europa pero ambos intentos fracasaron
Falleció en Nueva York el año de
1872
Samuel Findley Bresse
Morse
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2. El código Morse
Samuel Findley Breese Morse, quién
después de dedicar parte de su vida
a la pintura, dirige sus esfuerzos a
las investigaciones de los fenómenos
electromagnéticos y al
establecimiento del código al que se
daría su nombre.
Antes de la muerte de Morse, ocurrida en Nueva York el 2 de abril de 1872, el
sistema que había creado se había generalizado como código americano. En
1851, una comisión de los estados europeos introdujo una serie de
innovaciones destinadas a simplificar algunas de las signaturas del código, con
lo que surgió el llamado Código Morse Internacional o Continental.
24 Mayo 1844:
El primer mensaje que se envió fue cuando Morse se encontraba en la Corte
Suprema de Estados Unidos hacia su asistente Alfred Vail que se encontraba
en Baltimore. El sistema de Morse producía una copia de papel con puntos y
rayas, las cuales eran luego traducidas por un operador. El mensaje enviado
correspondía a un párrafo de la Biblia Números 23:23
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3. La aparición de la telegrafía eléctrica:
En 1833, en la antigua ciudad hanseática de Gotinga, los científicos Wilhelm
Weber y Carl Friedrich Gauss instalaron la primera línea telegráfica
electromagnética, que unió el laboratorio de Física de la Universidad y el
Observatorio Astronómico de dicha ciudad. Era la primera vez que se lograba
una aplicación práctica a una nueva forma de energía: la electricidad. Durante
largos años el telégrafo fue su única aplicación tecnológica: hasta 1869 no
aparece la Dynamo de Gramme, capaz de alimentar una fuente luminosa, y
sólo entre 1876-1878 aparecieron el teléfono, la lampara eléctrica de Edison y
el fonógrafo. En 1881 la Exposición Universal de París festejará la nueva era
de la electricidad. Una nueva época nacía con el telégrafo eléctrico. Esta
primera aplicación marca la separación entre el período anterior, que comenzó
en el siglo XVIII, caracterizado por la construcción de prototipos telegráficos, y
la nueva etapa de sistemas capaces en la práctica de transmitir mensajes a
través de los hilos telegráficos.
El Telégrafo Óptico
La primera línea del telégrafo óptico de Murray se inaguró en 1794,
entre Londres y Deal. Posteriormente, se añadieron líneas entre
Londres y Portsmouth y entre Plymouth y Yarmouth. Las torres del
telégrafo óptico se instalaban en colinas, torres de iglesias y
cualquier edificación elevada, separadas por más de 10 km. Un
mensaje corto entre Londres y Portsmouth, ciudades separadas por
más de 100 km, tardaba algo más de 10 minutos en recibirse al otro
extremo de la línea.
Al mismo tiempo que Chappe, el sueco Abraham Niclas Edelcrantz
experimentó con el telégrafo óptico en Suecia. En 1794 él inauguró
sutelégrafo con un poema dedicado al rey sueco en su cumpleaños.
El mensaje fue del palacio en Estocolmo al rey en Drottningholm.
Edelcrantz desarrolló eventual su propio sistema que era
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absolutamente de sus contrapartes francesas y casi dos veces tan
rápidamente diferente. El sistema fue basado en diez obturadores
plegables del hierro.
El éxito de esta primera línea posibilitó la creación de una completa
red de telegrafía óptica en Francia, bajo la dirección de Chappe hasta
su muerte en 1805. Cuando a mediados del siglo XIX apareció la
telegrafía eléctrica, en Francia el entramado de las líneas de la
telegrafía óptica alcanzaba casi los 5.000 kilómetros.
El telégrafo óptico encontró su máximo desarrollo en la Francia
napoleónica, las necesidades militares del Imperio obligaban a una
rápida transmisión de las noticias. Entre 1805 y 1810 se construyeron
las líneas París-Lyon-Turín-Milán, París-Brest, Paris-Calais-
Boulogne.
En 1800 entró en funcionamiento el primer sistema norteamericano
de telegrafía óptica entre la ciudad de Boston y una isla próxima, con
el fin de anunciar la llegada de los navíos. En 1812 Nueva York y la
costa de Sandy Hook quedaban enlazadas. La telegrafía óptica en
Estados Unidos no fue más allá de las ciudades costeras del
Atlántico, la construcción de una auténtica red tuvo lugar con la
llegada del telégrafo eléctrico. En Prusia la telegrafía óptica nació de
la mano de las necesidades militares y políticas. Fue el Estado Mayor
prusiano quién en 1832 tomó la iniciativa, construyendo una línea
entre París y Coblenza, destinada a unir Prusia con la Renania, que
asegurará una rápida comunicación de Prusia con Francia y Gran
Bretaña. Lo tardío de la fecha hizo que la telegrafía óptica no tuviera
un mayor desarrollo en Prusia.
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4. Otros Telégrafos
Telégrafo de Hughes
El telégrafo de Huygens se basa en dos ruedas que contienen todos los
símbolos o caracteres que se pueden transmitir y giran, sincronizadas, a la
misma velocidad. Entonces, si en la rueda del transmisor tiene, digamos, la
C abajo, el receptor también. Esto permite que, transmitiendo un pulso en el
momento adecuado, el receptor imprima el carácter correspondiente. Como
la velocidad de la transmisión depende del número de símbolos disponibles,
éstos están separados en dos bancos (letras y números), de modo que
comparten el mismo código una letra y un número. Existen dos blancos o
espacios, llamados "blanco de letras" y "blanco de números", que además
de crear un espacio para separar las palabras o los números, indican si a
continuación se transmitirán letras o números. El transmisor tiene un
teclado, semejante a un piano, con los caracteres. La velocidad de
transmisión era inferior a la del sistema Morse, y dependía del
radiotelegrafista, ya que uno experimentado era capaz de enviar varios
caracteres en un giro de la rueda.
Telégrafo de Baudot
Viene a ser una evolución del de Huygens. Se basa en la codificación de los
caracteres no en la posición de un único pulso, sino en cinco slots o
intervalos de tiempo en los que se podía transmitir un pulso o no. Así se
tenía un código binario de cinco bits que permitía transmitir 31 caracteres,
además del estado de reposo o "no transmite". También utiliza dos bancos
de caracteres, con su blanco de letras y blanco de cifras correspondientes.
Es mucho más rápido que el telégrafo de Huygens, ya que además de
necesitar sólo 5 slots frente a una por carácter, Baudot refinó los circuitos
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magnéticos de los electroimanes, reduciendo en lo posible las
autoinducciones parásitas, lo que permitía emplear pulsos más cortos.
5. El funcionamiento es el siguiente:
Cuando en la estación emisora se cierra el interruptor (manipulador) circula una
corriente por el siguiente circuito: polo positivo, línea, electroimán, tierra, polo
negativo, lo que tiene como consecuencia que, activado el electroiman atraída
una pieza metálica terminada en un punzón que presiona una tira de papel, que
se desplaza mediante unos rodillos de arrastre, movidos por un mecanismo de
relojería, sobre un cilindro impregnado de tinta, de tal forma que, según la
duración de la pulsación del interruptor, se traducirá en la impresión de un
punto o una raya en la tira de papel.
La combinación de puntos y rayas se puede traducir en letras mediante el uso
de un código convenido, en la práctica el más utilizado durante muchos años
ha sido el código Morse.
Posteriores mejoras de los dispositivos emisores y transmisores han permitido
la transmisión de mensajes de forma más rápida, sin necesidad de recurrir a la
traducción manual del código, así como el envío simultáneo de más de una
transmisión por la misma línea.
Uno de estos dispositivos telegráficos avanzados es el teletipo, las formas más
modernas de esta máquina se fabricaron con un monitor o pantalla en lugar de
una impresora. El sistema todavía se utiliza para personas sordas o con serias
discapacidades auditivas, a fin de tipear o poner por escrito comunicaciones
telefónicas.
Líneas telegráficas que cruzan los mares
Para 1850 el telégrafo eléctrico de seis años de edad se había extendido por
toda la América del Norte, a Inglaterra y a muchas partes de Europa. Aunque
los alambres aéreos tuvieron tremendo éxito en la tierra, siempre se detenían
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abruptamente a la orilla del océano. Muchas mentes brillantes e imaginativas
se ensimismaron en la solución de este problema. El cable del Estrecho de
Dover no se había protegido suficientemente. Solo los extremos en cada playa
se habían acorazado en tubos de plomo. Aunque el cable funcionó hasta cierto
grado antes de cortarlo el pescador, las señales procedentes de ambos lados
del canal estaban confusas. No se reconocía el hecho de que a pesar de estar
debidamente aislado, el cable se altera mucho cuando está sumergido. Este
problema del retardo de las señales habría de tener perplejos por algún tiempo
a muchos ingenieros de cables. Sin embargo, en 1851, se colocó a través del
Canal un cable verdaderamente acorazado que tuvo mucho más éxito que su
predecesor. En un breve espacio de tiempo se extendió por el lecho del mar
Mediterráneo una red de cables submarinos que unía a Europa con África y las
islas intermedias. Ya que se lograron éxitos como éstos, los hombres
comenzaron a pensar en cruzar el lecho del gran mar Atlántico.
El primer cable telegráfico transatlántico
Aunque Inglaterra inició la ingeniería con cables submarinos, el comerciante
estadounidense Cyrus W. Field persistió haciendo esfuerzos que por fin
resultaron en tender el primer cable atlántico que dio buenos resultados. Al fin y
al cabo, llegó a ser un esfuerzo unido de los gobiernos de Inglaterra y los
Estados Unidos. De ambos lados algunos de los financieros, oceanógrafos,
telégrafos y científicos más célebres del mundo colaboraron en esta empresa.
Los talentos de estos hombres resultarían indispensables debido a las
profundas fosas submarinas que se encontrarían en medio del Atlántico. Aquí
la cordillera más grande de la Tierra se extiende por 1.600 kilómetros de
longitud y 800 kilómetros de ancho, completamente sumergida.
Si Field y sus asociados hubiesen sabido de antemano de los muchos años de
problemas financieros y desastres que les esperaban al colocar el cable, es
muy posible que se hubieran retirado durante sus primeros esfuerzos. Los
destrozos de cable, el tiempo adverso y los enredos del cable en el aparato de
arriarlo de los barcos constantemente impedían el proyecto. A veces cientos de
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kilómetros de cable roto, cuyo costo ascendía a una fortuna, fueron
abandonados en el fondo del mar.
Era preciso resolver el viejo problema del retardo de las señales. Alguien tenía
que descubrir cuánto tardaría una señal en llegar a los extremos lejanos del
cable y cuánta electricidad se necesitaría para llenar el cable antes que la señal
pudiera pasar. Se ha comparado esto a un tubo de agua. Cierta cantidad de
agua tiene que fluir por el tubo antes que se pueda ver una cantidad notable al
otro extremo. Se puede requerir hasta 20 veces más electricidad para cargar
un cable submarino que uno aéreo. Sir William Thomson, (más conocido como
lord Kelvin) escribió su famosa “Ley de los Cuadrados” como resultado de su
investigación de este mismísimo asunto. Simplificada, su ley quiere decir que si
se multiplica 10 veces la longitud de un cable sumergido, la velocidad de la
señal será reducida 100 veces. La solución que él presentó fue aumentar el
tamaño del centro conductor. No obstante, debido a que se pasó por alto este
nuevo descubrimiento, el diseño defectuoso del primer cable atlántico
contribuyó a su subsiguiente fracaso.
Pero, por fin, el 5 de agosto de 1858 el primer cable submarino trasatlántico
unió los continentes entre Irlanda y Terranova. Once días más tarde, un
mensaje de saludos de 99 palabras de la reina Victoria de Inglaterra al
presidente Buchanan de los Estados Unidos empezó a pasar por las líneas.
Fue completado 16 1⁄2 horas más tarde. Lamentablemente, el cable falló
menos de un mes después. Al costo actual, cerca de dos millones de dólares
de capital privado quedaron hundidos en las profundidades del Atlántico. Lo
que se había llamado “el mayor logro del siglo” se había desplomado. Ocho
años pasarían antes que los europeos y americanos volvieran a hablar por
alambres.
Durante el ínterin, los dos fabricantes de cables de Inglaterra se unieron,
resolviendo así muchos de los problemas más tempranos de la construcción de
cables. Se diseñó un cable nuevo y mejor protegido. Era dos veces más
pesado (6.350 toneladas) y tenía un centro conductor tres veces más grande
que el cable anterior. Podía colgar verticalmente en el agua por 16 kilómetros
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antes de quebrarse. Y para el siguiente esfuerzo solo tuvo que usarse un barco
(en vez de los dos que se requerían antes) porque éste era capaz de llevar la
tremenda carga. Esta embarcación, el Great Eastern, tenía un sistema de
propulsión doble de dos ruedas de paletas de 18 metros, seis mástiles, y una
hélice de siete metros. Esto hizo de ella la nave de mayor maniobrabilidad
construida hasta la fecha. Por medio de dar marcha atrás a una sola rueda, la
nave podía hacer un giro completo sobre su propio eje.
Después de otros dos esfuerzos infructuosos, el 27 de julio de 1866 se
completó un cable que verdaderamente tuvo éxito. Este unió a Irlanda con
Terranova. Pero una distancia de 1.100 kilómetros del cable nuevo yacía otro
enredado con los arpeos que se habían perdido... una víctima del fracaso del
verano anterior. Después de 30 esfuerzos, lograron halarlo a la superficie,
someterlo a pruebas y empalmarlo con cable nuevo. Esto completó la porción
de occidente a oriente. Con la unión de los extremos de los dos cables en
Terranova, llegó a existir un circuito submarino de más de 6.400 kilómetros. Se
enviaron señales claras a través de esta distancia. Lo único que se necesitaba
para cargar este cable era una batería simple hecha de un dedal de plata que
contenía unas cuantas gotas de ácido. Desde ese tiempo, la comunicación de
dos direcciones entre los dos continentes nunca ha cesado por más de unas
cuantas horas a la vez.
Desde 1866 en adelante, los cables se extendieron rápidamente a través de los
océanos del mundo. Para el fin del siglo, 15 cables se habían tendido a través
del Atlántico. Algunas secciones de estos cables originales todavía están en
servicio, después de haber funcionado por más de un siglo.
Las señales telegráficas se envían por medio de cables, como las telefónicas.
La señal telefónica es una compleja fluctuación eléctrica que debe ser
preservada para que pueda ser reconstituida en sonidos en el otro extremo. El
telégrafo transmite pulsos más simples, que pueden ser empleados para enviar
mensajes en código Morse. Los pulsos telegráficos son producidos cuando se
acciona una llave que abre y cierra un circuito eléctrico y pueden ser
transmitidos con ayuda de un solo cable. Esto puede parecer raro, ya que las
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corrientes eléctricas requieren circuitos cerrados, pero el telégrafo no elude
esta necesidad, sino que utiliza la tierra como segundo conductor. Ambos
extremos del conductor están conectados a tierra (sea enterrándolos,
conectándolos a una cañería que vaya a la tierra o bien al neutro de la red de
provisión de electricidad). Los electrones que constituyen los pulsos salen de la
batería y vuelven por tierra. Éste es un circuito telegráfico simplex. En él sólo
pueden enviarse señales en un solo sentido por vez. Para transmisiones
simultáneas en ambos sentidos se requieren dos cables, uno para cada
circuito. En el otro extremo los pulsos deben ser convertidos en algo que
podamos ver u oír. La señal puede accionar una chicharra (semejante a un
timbre eléctrico -ver Electroimanes, T. 11, pág. 115- ), o un galvanómetro
sensible, con una pluma que se mueve cada vez que circula corriente por el
instrumento. Otra alternativa es que pase por un decodificador que, como la
máquina conocida por teleprinter, convierte los impulsos eléctricos en letras en
una especie de máquina de escribir eléctrica. Éste es el método que se emplea
para enviar telegramas. Las tiras de papel pegadas en el formulario que se nos
entrega provienen directamente del teleprinter. Si la señal tuviera que recorrer
muchos kilómetros de cable disponiendo, como una fuente de energía, de una
batería, probablemente sería demasiado débil para accionar aluno de estos
dispositivos. Con todo, no sería demasiado débil para hacer funcionar un relé
telegráfico. Los relés (descritos en T. II, pág. 252) fueron inventados,
justamente, para resolver los problemas del telégrafo. El pulso pasa por la
bobina de un electroimán, lo magnetiza, atrae una pieza de hierro dulce y cierra
otro circuito que es el que suministra energía al receptor o bien a otro relé.
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6. Historia del telégrafo en el Perú
El antecedente más remoto que tenemos sobre el telégrafo en el Perú es el
Decreto del 6 de marzo de 1857, que concedió a Augusto Goné la exclusividad
para la construcción de las líneas de Lima al Callao y de Lima a Cerro de
Pasco. Este privilegio cesó a los diez años por incumplimiento de lo estipulado,
pues sólo fueron construidas las líneas de Lima al Callao, declarándose el
telégrafo de propiedad nacional el 25 de junio de 1867 y saliendo a remate
público la administración del servicio.
Poco duró esto, pues en septiembre del mismo año, considerándose más
económico que la línea telegráfica pasara a la administración privada, se hizo
entrega de ella a Carlos Paz Soldán, a quién se considera el introductor del
telégrafo en el Perú y quien fundó en el mismo año de 1867 la Compañía
Nacional de Telegrafía.
No habían pasado diez años, cuando el Gobierno de D.Manuel Prado decidió el
27 de abril de 1875 asumir la propiedad de todas las líneas construidas por la
Compañía Nacional de Telegrafía, que no había cumplido su compromiso de
establecer comunicaciones en toda la República.
Entonces, la administración del telégrafo en el Perú volvió a ser estatal, pero
como los gastos que importaban eran enormes para un presupuesto nacional
pobre, produciendo cada vez mayor déficit, el gobierno nuevamente dio la
administración al señor Paz Soldán, en 1877, por el término de ocho años,
obligándolo por contrato a cubrir el presupuesto y hacer las mejoras que
creyera convenientes, las que quedarían a beneficio del Estado.
Poco, de nuevo, le duró la concesión al señor Paz, porque en 1878 se declaró
nacional el servicio telegráfico, que sería administrado en la misma forma que
el correo. Al asumir el Estado en este momento el control de las líneas
telegráficas, la extensión de ellas era de 2.525 km. Había 53 oficinas y 65
aparatos. Se empleaba el sistema Morse