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INTRODUCCIÓN El estudio de las manifestaciones religiosas de los pueblos ibéricos ha sido uno de los aspectos que mayores progresos ha registrado en la investigación de los últimos años. De ese modo, han ido publicándose un buen número de lugares de culto que nos aproximan a la visión de un mundo religioso ibérico muy rico y diverso (Domínguez, 1997; Gusi, 1997; Oliver, 1997). A pesar de estos avances, estamos lejos de alcanzar un nivel satisfactorio en el estudio de las formas de religiosidad ibéricas, por lo que han de seguir realizándose nuevos trabajos que aporten nueva documentación con la que ampliar el campo de estudio y que puedan ser referencia para la elaboración de trabajos de síntesis. En el siguiente trabajo nuestra intención es presentar de forma organizada los espacios de culto que se localizan en nuestra área de estudio, destacando, especialmente, la integración en el territorio y el modo en que intervienen en el proceso histórico de construcción de un paisaje social. Por lo general, la integración de los lugares de culto en relación con el poblamiento y el territorio ha sido un criterio constante en la clasificación de los espacios de culto, especial- mente en relación con las áreas urbanas. Nuestro planteamiento seguirá unas pautas ya definidas en otros trabajos, con la clasificación según el tipo de lugares religiosos y su vinculación con los asentamientos y otros elementos del paisaje. Esta relación nos ayudará a entender la posible funcionalidad, el carácter de su ritual, las comunidades que intervienen en las actividades o la organización del espacio sacro. Un tipo de análisis que se ha revelado especialmente interesante es el ensayos de reconstrucción de la estructura social a partir de rituales funerarios que ha sido ampliamente abordado en diversidad de estudios sobre las necrópolis ibéricas (VVAA, 1992). Trataremos de integrar la documentación referida a las necrópolis del área de trabajo en los modelos explicativos 195 QUAD. PREH. ARQ. CAST. 21, 2000 Territorio y lugares de culto en el área central de la Contestania ibérica Ignacio Grau Mira* Resumen En este artículo se revisan algunos lugares y hallazgos arqueológicos de posible uso ritual o cúltico localizados en el área central de la Contestania, en los valles de l’Alcoià y el Comtat (Alicante). Estos lugares se clasifican a partir de su ubicación física y se ponen en relación con la estructura del poblamiento y el territorio ibérico de la región. Abstract In this paper we review some places and archaeological finds of probable religious purpose in the central area of the Contestania area, in l’Alcoià and el Comtat valleys (Alicante). This places are clasificated in relation to its location and we analize its role in the settlement organization and archaeological landscape of the Iberian Iron Age in this region. * Área de Arqueología. Universidad de Alicante. E-03080 Sant Vicent del Raspeig.

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INTRODUCCIÓN

El estudio de las manifestaciones religiosasde los pueblos ibéricos ha sido uno de losaspectos que mayores progresos ha registrado enla investigación de los últimos años. De ese modo,han ido publicándose un buen número de lugaresde culto que nos aproximan a la visión de unmundo religioso ibérico muy rico y diverso(Domínguez, 1997; Gusi, 1997; Oliver, 1997).

A pesar de estos avances, estamos lejos dealcanzar un nivel satisfactorio en el estudio de lasformas de religiosidad ibéricas, por lo que han deseguir realizándose nuevos trabajos que aportennueva documentación con la que ampliar el campode estudio y que puedan ser referencia para laelaboración de trabajos de síntesis.

En el siguiente trabajo nuestra intención espresentar de forma organizada los espacios deculto que se localizan en nuestra área de estudio,destacando, especialmente, la integración en elterritorio y el modo en que intervienen en el

proceso histórico de construcción de un paisajesocial.

Por lo general, la integración de los lugaresde culto en relación con el poblamiento y elterritorio ha sido un criterio constante en laclasificación de los espacios de culto, especial-mente en relación con las áreas urbanas. Nuestroplanteamiento seguirá unas pautas ya definidas enotros trabajos, con la clasificación según el tipo delugares religiosos y su vinculación con losasentamientos y otros elementos del paisaje. Estarelación nos ayudará a entender la posiblefuncionalidad, el carácter de su ritual, lascomunidades que intervienen en las actividades ola organización del espacio sacro.

Un tipo de análisis que se ha reveladoespecialmente interesante es el ensayos dereconstrucción de la estructura social a partir derituales funerarios que ha sido ampliamenteabordado en diversidad de estudios sobre lasnecrópolis ibéricas (VVAA, 1992). Trataremos deintegrar la documentación referida a las necrópolisdel área de trabajo en los modelos explicativos

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QUAD. PREH. ARQ. CAST. 21, 2000

Territorio y lugares de culto en el áreacentral de la Contestania ibérica

Ignacio Grau Mira*

ResumenEn este artículo se revisan algunos lugares y hallazgos arqueológicos de posible uso ritual o cúltico localizados en

el área central de la Contestania, en los valles de l’Alcoià y el Comtat (Alicante). Estos lugares se clasifican a partir desu ubicación física y se ponen en relación con la estructura del poblamiento y el territorio ibérico de la región.

AbstractIn this paper we review some places and archaeological finds of probable religious purpose in the central area of

the Contestania area, in l’Alcoià and el Comtat valleys (Alicante). This places are clasificated in relation to its locationand we analize its role in the settlement organization and archaeological landscape of the Iberian Iron Age in this region.

* Área de Arqueología. Universidad de Alicante. E-03080 Sant Vicent del Raspeig.

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que se han propuesto sobre la lectura social de losregistros funerarios (Almagro-Gorbea, 1998;Chapa, 1998; Ruiz, Molinos, 1993).

En resumidas cuentas, trataremos derealizar una descripción sistemática de losespacios de culto del ámbito centro-contestano,sin intención de profundizar en el vasto universode la religiosidad antigua. En nuestro caso es elaspecto social y su integración en las tramas depoblamiento de la zona el que nos interesadestacar, por encima de las informaciones acercade la religión, el culto y los rituales. En palabras deDomínguez Monedero (1997, 401) “sólo estudiosde ámbito macroespacial, que engloben todos losposibles lugares de culto dependientes ovinculados a cada unidad político-cívica en que sefragmentaban las poblaciones ibéricas podráncontribuir de forma cierta a conocer comoarticulaban su espacio religioso los iberos, lo quees un medio para saber cómo organizaban susociedad”. Siguiendo la perspectiva del análisisterritorial, pretendemos establecer la relación delos diferentes lugares de culto que podemosencontrar en un ámbito geo-político bien definido,en busca de sus posibles relaciones con lasfunciones sociales, políticas y económicas queestructuran la sociedad.

El ámbito geográfico de este estudio son lascomarcas de l’Alcoià y el Comtat, se trata de unaunidad morfológica constituida por un sector demontañas pertenecientes al dominio Prebéticoexterno que se articula a partir de una serie devalles que constituyen la cuenca del río Serpis oriu d’Alcoi.

Esta zona ha sido objeto de un intensotrabajo arqueológico a lo largo del presente sigloque ha proporcionado un considerable cono-cimiento sobre el periodo ibérico (Visedo, 1922a;1922b; 1959; Llobregat, 1972; 1984). Estosestudios tienen su continuidad en los últimos años,en que vienen desarrollándose un amplio proyectode investigaciones en el yacimiento ibérico de laSerreta por parte de un equipo de arqueólogos delMuseu Arqueològic Municipal “Camil Visedo”d’Alcoi y el MARQ dirigidos por M. Olcina, asícomo análisis del poblamiento comarcal realizadopor quien esto suscribe (Grau, 2000)

Los estudios sobre la organización delterritorio del área (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998;Grau, 1998; 2000) muestran una estructuraterritorial caracterizada por un sistema mixto depoblamiento en el que encontramos una serie denúcleos de altura que ejercen las principalesfunciones de dominio y explotación de los valles

alcoyanos y toda una serie de enclaves decarácter agrícola con diferentes tamaños. Laevolución diacrónica del modelo muestra unavance hacia la concentración de la población ylas funciones principales de control y dominio delpaisaje por parte de la Serreta hacia la segundamitad del siglo III aC, adquiriendo el papel decapital del territorio central de la Contestania.

La labores de revisión de los yacimientos ymateriales de la zona ha permitido elreconocimiento de algunos lugares y materialesque podemos relacionar con espacios de culto yque detallamos a continuación.

LOS LUGARES DE CULTO (FIG. 1)

EL SANTUARIO DE LA SERRETA (FIG. 1, 1;2, A)

Los primeros trabajos de excavación en laSerreta pusieron de manifiesto la existencia de unlugar de culto, denunciado por el hallazgo de unagran cantidad de figurillas de terracota ofrecidascomo exvotos y algunos restos constructivos deépoca romana (Visedo, 1922; 1922a). Aunque susorígenes no están demasiado claros, su momentode esplendor coincide con el del poblado ibéricoen el siglo III aC, según se deduce de lacronología de los exvotos (Juan, 1987-1988, 329).Con posterioridad se constata una perduración dellugar de culto durante el Alto y el Bajo Imperio,aunque sin relacionarse con un núcleo de hábitaten el monte de la Serreta (Llobregat, 1984; Abad,1984; Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998), momentoen el que las ofrendas que se realizan consistenbásicamente en monedas, lucernas y cerámicasdel tipo terra sigillata. Este lugar de culto es unode los centros religiosos más conocidos del ámbitodel Sudeste y el Levante, estudiado en numerosasocasiones y que cuenta con un amplio número detrabajos que han tratado diversos aspectosrelacionados con el carácter general del santuario(Visedo, 1922; 1922a; Llobregat, 1984; Abad,1984; Prados, 1994), sus exvotos (Juan, 1987-88),la divinidad a la que se rendía culto (Blázquez,1994, 213), las funciones económicas delsantuario (Aranegui, 1994) o su importancia en laadquisición del rango de ciudad del asentamientoal que se vincula (Olcina, Grau, Moltó et alii,1998), entre los estudios destacados que hanabordado el análisis del lugar de culto. No esnuestro interés incidir en cuestiones abordadascon mayor grado de detalle en los trabajos citados,tan sólo pretendemos adecuar, aproximarnos a la

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importancia del santuario como centro integradordel poblamiento de la zona y su papel en laarticulación de las relaciones políticas, sociales yeconómicas que subyacen a la propia expresiónreligiosa.

La ubicación del santuario ha sido recien-temente estudiada a partir de la revisión de ladocumentación antigua y a través de trabajos decampo. En un primer momento, Visedo señaló laexistencia de restos localizados en la zona másalta del monte, en un rellano amesetado quepermitía la construcción de un pequeño edificio enun entorno muy quebrado. La escasa envergadurade esta edificación y las descripciones imprecisasacerca de su ubicación y morfología, hanproducido una cierta confusión en la identificaciónde las estructuras de este santuario. A raíz de laelaboración de la planimetría del poblado sepropuso identificar el espacio de culto con unasestructuras adosadas a la muralla, el denominadosector A, constituidas por una sucesión decámaras que siguen un esquema de templo

semita (Llobregat, Cortell, Juan, Segura, 1992),aunque se ha comprobado posteriormente queestas estructuras correspondían a época romana,apareciendo materiales de dicha adscripción,como tégulas.

Recientes revisiones han puesto demanifiesto que la ubicación del santuario ibéricomostrada por C. Visedo no se correspondía conlas estructuras del sector A, sino otras ubicadas enuna posición más elevada del monte (Fig. 2, A),interpretándose este sector como edificaciones deépoca romana relacionadas con el santuario deépoca imperial (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998).

Lo que nos interesa destacar del lugar deculto, al margen de las posibles variaciones en suemplazamiento, es su situación en el punto máselevado del monte y dominando el poblado y todoel entorno circundante. Esta localización obliga arecorrer completamente el poblado para accederal lugar de culto, por lo que debemos considerarloun santuario urbano estrechamente vinculado alnúcleo habitado (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998,

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Figura 1. Mapa de los valles de l'Alcoià y el Comtat con la localización de los lugares de culto estudiados: 1.- La Serreta,2.- El Pitxòcol; 3.- El Castell de Cocentaina; 4.- La Cova dels Pilars; 5.- La Cova del Moro; 6.- L'Horta Major; 7.-

Benimassot.

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39-40). La proximidad topográfica se traduciría enla probable existencia en el hábitat de actividadesderivadas de la existencia del lugar de culto, querequería de una infraestructura de servicios paraacoger a los devotos que acudirían al lugar acumplir sus votos religiosos, desde alfareros queelaboraran los exvotos de terracota, realizados deforma seriada y especializada (Juan, 1987-1988)hasta la atención de las necesidades de las gentesque acudirían al lugar. De este modo, estaríaníntimamente relacionados el espacio de culto y laciudad que lo acoge.

Esta evidencia no desdice que propongamosuna vocación de lugar de culto que excede elmarco del propio asentamiento, para convertirseen un santuario comarcal, acogiendo el culto delos habitantes del valle. Este carácter territorialqueda evidenciado en la ubicación destacada enun lugar de excepcional atractivo natural delespacio comarcal, en una de las montañas máselevadas, que le proporciona una incomparablevisión panorámica de las tierras bajas, desdecuyas alturas los creyentes debieron sentirsepróximos a la divinidad. Pero la sensación dedominio que se percibe desde su cumbre no nosparece tan importante como su presenciaconstante en el paisaje observable desde todo elterritorio circundante. La Serreta se distinguedesde cada rincón de los valles de Alcoi, debido asu perfil exento y alzado a una considerable alturaen relación con el llano circundante, transmitiendouna sensación de dominio constante a modo desombra protectora que cubre los valles y campos.

El dominio visual y la integración de formadestacada en el panorama paisajístico nosparecen elementos suficientemente probatorios dela vinculación comarcal del santuario, por ellosiguió frecuentado mucho tiempo después de quese extinguiese la ocupación del cerro.

Santuario-ciudad y santuario-territorio,ambas relaciones conducen a la consolidación deuna unidad de carácter comarcal que tiene su lazoy su vinculación a través de un lugar de culto yuna ciudad que ejerce de capital, nexo de unión yaglutinante de una estructura territorial amplia enlos valles de l’Alcoià y el Comtat. El santuario de laSerreta es la manifestación en el plano ideológicoy religioso de los vínculos políticos y económicosestablecidos hacia el siglo III aC. Mediante estesantuario étnico se consolidaron los lazoscomunitarios que trascendían el propio ámbito dela unidad oppidum-valle, célula básica del sistemade poblamiento de la comarca, para sancionar una

forma de articulación territorial mayor, queabarcaba toda la cuenca del río de Alcoi.

EL DEPARTAMENTO F1 DE LA SERRETA(FIG. 1, 1; 2, B)

Como han señalado Bonet, Mata (1997, 116)es realmente complicada la identificación funcionalde los lugares cultuales del mundo ibérico debido,especialmente, a la dificultad de la lectura delregistro arqueológico, máxime cuando se trata deregistros proporcionados por campañas deexcavación antiguas, como ocurre en gran númerode casos. A ello hay que añadir la propia multifun-cionalidad de los equipamientos domésticos, asícomo la movil idad de los objetos, y porconsiguiente de las actividades desarrolladas. Espor ello que resulta muy dificultoso reconocerdeterminadas funciones en las habitaciones ydepartamentos localizados en las excavaciones yespecialmente atribuirles funciones de tiporeligioso. Estas autoras proponen la interpretaciónde lugares de culto a partir de la conjunción dediversos atributos como los aspectosconstructivos, el equipamiento y los ajuares. Entrelos primeros se debe tener en cuenta la existenciade elementos arquitectónicos destacados comobases de columnas, molduras, altares, monolitos,betilos y hogares rituales.

Entre los ajuares deben ser destacadas laspiezas de significación litúrgica tales como figurasde terracota, de bronce, bebederos, vasos delibaciones, lucernas, etc., a los que suelenacompañar otros materiales como las piezasexcepcionales del repertorio de cerámica ibéricaasí como otros objetos denominados de prestigio.De igual forma son importantes los objetos decarácter doméstico relacionados con el mundofemenino como fusayolas, pondus, tejuelos... Atodas estas piezas se deben añadir las ofrendasde tipo orgánico que se evidencian por los restosde tipo vegetal y faunístico (Bonet, Mata, 1997,116-120).

La conjunción de todos estos factores puedeadvertirnos de la existencia de algunos lugarescuyas funciones tendrían relación con lasactividades religiosas desarrolladas dentro delpoblado, aunque aproximarse al tipo de culto, dereligión y de liturgias es realmente muy difícil.

Durante la revisión de los materialesprocedentes de las campañas de excavaciónantigua en la Serreta (Grau, 1996) tuvimosocasión de distinguir un ajuar de importanciaexcepcional, compuesto, en su mayor parte, de

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piezas a las que se suele adscribir un uso litúrgicoo de destacada importancia en el ámbito de larepresentación simbólica.

Este departamento es el número 1 del sectorF, según la denominación a los distintos sectoresrealizada recientemente (Llobregat, Cortell, Juan,Segura, 1992). Este sector fue excavado durantelas campañas de trabajo realizadas en los años1953 y 1956, cuando se exhumaron 35 departa-mentos articulados de forma alineada, a modo demanzanas que siguen las curvas de nivel, en tresplataformas alargadas de la ladera meridional delcerro y que conformaban un conjunto biendelimitado. En un trabajo anterior dimos cuenta delos materiales procedentes de esta excavación,que muestran un registro adscribible a la segundamitad del siglo III aC (Grau, 1996).

El departamento F1 se trata de unaconstrucción que aparentemente no se diferenciade los restantes habitáculos que forman estesector o barrio del poblado, pero cuyo registromaterial no puede ser calificado como un ajuardoméstico. Vamos a revisar las particularidades deeste conjunto material, las característicasconstructivas del departamento y su ubicación conrelación al sector y el poblado.

El análisis de las características construc-tivas y la disposición del departamento, es unatarea no exenta de dificultades, ya que este sectorfue excavado durante la campaña realizada en el

año 56, de cuyos trabajos apenas contamos condocumentación y diarios de los trabajos de campo,tan sólo un croquis de la planta del sector.Contamos con escasas referencias sobre laedificación en las menciones de las circunstanciasdel hallazgo del ajuar (Pascual, 1956).

Para la interpretación de los restos construc-tivos debemos basarnos en la muy dificultosa tareade la descripción de los restos observables, que seencuentran hoy en día muy deteriorados debido asu exposición a la intemperie durante más de 40años, así como en la planimetría realizada delpoblado, para la que se realizó una limpieza de lasestructuras (Llobregat, Cortell, Juan, Segura,1992). De la información disponible podemosresumir lo siguiente:

- Los restos constructivos no parece que seconservasen completos, pues falta el murooriental, donde debió abrirse la puerta de acceso ala estancia. Los vestigios nos muestran que setrata de una cámara semejante a las otras queaparecen en el sector, de forma cuadrangular y deun tamaño ligeramente mayor.

- Es una de las pocas cámaras que conservala pared anterior que da a la parte más expuestade la ladera, en la que no se localiza ningunaobertura o vano.

- No tenemos noticias de equipamientoscomplementarios en el departamento. Suexcavador no señaló la existencia de bancos,hogares, ni ningún otro elemento accesorio, tan

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Figura 2. Croquis de la Serreta con la localización del santuario (A), el departamento F1 (B) y la necrópolis (C).

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sólo mencionó la existencia de un pavimento debarro apelmazado.

- En cuanto a su ubicación dentro del sector,se encuentra al oeste del resto de departamentos yparece que se trata de una cámara aislada no deun departamento adosado como el resto deestancias. Pero este punto no está demasiadoclaro, debido a que parte de su entorno no fueexcavado y hasta que no se complete laexcavación en esta zona no podemos afirmar nadaal respecto.

En resumen, encontramos un departamentosemejante a otros que encontramos en el sector,aunque algo mayor y con una orientación hacialevante, donde tendría el acceso. Se emplaza en laterraza superior de las tres que constituyen elsector F, en el extremo oeste y ligeramente aisladade los restantes departamentos. Su relación con elresto del poblado no es muy destacada, ya que seencuentra mal vinculado debido a las dificultadesde tránsito por la ladera meridional, que poseependientes muy pronunciadas. Tampoco se divisael resto del hábitat desde esta habitación, encambio posee una excelente visión del llano que seextiende al sudeste del cerro.

El departamento F1 no tiene una diferen-ciación arquitectónica clara -debemos suponer quenunca la tuvo, aunque como hemos señalado no seha excavado su entorno inmediato- por lo queestos recintos suelen relacionarse con espacios deculto privados (Gracia, Munilla, García, 1994, 92).

El ajuar recuperado en el departamento F1estaba compuesto por un lote donde seencontraban piezas de uso cotidiano, comorecipientes cerámicos, acompañados de otraspiezas de uso litúrgico evidente, terracotas, vasoscon decoración figurada, etc., entre las que secuentan algunas de las piezas más significativasde las recuperadas en la Serreta. Encontramos lassiguientes piezas destacadas:

-Pinakion de terracota de la Diosa Madre(Lám. I, 1). Se trata de una plaqueta de terracotacon la representación de un personaje que da elpecho a dos niños y que tiene a sus lados sendasparejas formadas por una mujer y un niño, los dellado izquierdo están tocando la doble flauta. Juntoal personaje central aparece una paloma. Estapieza, muy conocida, ha sido objeto de diversasdescripciones y estudios, relacionándose tradi-cionalmente con el santuario, pues se desconocíasu contexto de aparición exacto.

Es una pieza de destacado caráctersimbólico que hay que relacionar con una

representación de la Gran Diosa Madremediterránea, diosa de la fecundidad que aparecedando el pecho a dos niños. Al mismo tiempoaparece el atributo de la paloma relacionado conla divinidad, y al lado derecho aparecen dosaulistas tocando sus instrumentos cuya músicadebe formar parte del ritual, ya que el empleo de lamúsica se relaciona con el culto a estasdivinidades femeninas (Blázquez, 1983, 208).

La primera cuestión que nos plantea estaterracota es la de sí nos encontramos ante unexvoto que iba a ser depositado en el vecinosantuario, o sí nos encontramos ante unarepresentación relacionada con un ritual.

En realidad no creemos que se trate de unexvoto, ya que los tipos más frecuentes deexvotos de los santuarios suelen representar aloferente; pues a través de estas figurillas lapretensión del devoto es hacerse presente ante ladeidad o númen para acceder a sus favores(Blázquez, 1994, 211). Aunque en ocasionesexisten exvotos en que muestran un grupo de másde una persona, estos se siguen representandocomo oferentes. No es este el caso de la terracotaen cuestión. En ella el conjunto de personajes nomuestra a unos oferentes sino que la figura centraly el resto de acompañantes son una alusión a laidea de la fecundidad-maternidad y los elementosque se le asocian: la paloma, la música, seinterpretan como atributos de la deidad simbo-lizada.

Así nos encontramos ante una imagen deuna divinidad representada con rasgosantropomórficos, encarnada como una matrona.Una representación según Blanco recogida porBlázquez (1994, 213) de Artemis Efesia en unaacepción como la Diosa Madre de tipo anatólicoen una de sus representaciones más antiguas: unpersonaje entronizado con niños en sus brazos.

El problema que supone la existencia deestas imágenes es que estas representaciones seopondrían al carácter numénico de la religiónibérica. Este rasgo es señalado por algunosautores para quienes lo verdaderamente im-portante no es la imagen de la divinidad sino lafunción que desempeña, idea que se inserta en lacaracterización de la religión ibérica como unacreencia con un claro sentido práctico (Blázquez,1994, 213-214).

Pero este carácter exclusivamente numénicoes puesto en entredicho por otros autores queconsideran que ello no impide que se de unaconcepción antropomórfica o personal de ladeidad (Olmos, 1992, 11-25). De acuerdo con esta

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opinión, la mayor parte de los estudiososinterpretan esta terracota como una repre-sentación de la divinidad.

-Vasos de cerámica ibérica condecoración figurada o vegetal (Fig. 3,1-4). En eldepartamento F1, encontramos diversos vasosque son los mejores ejemplos de decoraciónvascular pintada figurada y vegetal; son lassiguientes piezas:

Vas dels Guerrers (Fig. 3,1). Este vaso esuna de las mejores representaciones dedecoración cerámica de estilo figurado de laSerreta. Es un vaso de almacenaje, un gran pithosque fue completamente decorado con un friso

central único en el que se plasmaron diversasescenas de actividades de la élite caballeresca:cacería de una fiera por un jinete, cacería acaballo de un cuadrúpedo que conduce sobre sugrupa a otro animal y un combate cuerpo a cuerpode dos infantes. No se trata una simple narraciónde escenas de guerreros ya que estas actividadesdeben tener un sentido simbólico o de actos dehomenaje, pues están presididas por la música deuna auletrix. Además el propio carácter de lasacciones las hace poco convencionales: la luchacontra una fiera de un personaje a pie es un actode gran audacia y valentía y no una actividadpropia de cualquier caballero, los jinetes persiguen

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Figura 3. Materiales destacados del departamento F1: 1.- Vas dels Guerrers; 2.- Tinaja con decoración vegetal; 3.-Kálathos con decoración vegetal; 4.- Kálathos de la paloma; 5-6.- Cerámica campaniense A; 7.- Lucerna helenística. 8.-

Matriz de orfebre. 10.- Lámina de plomo con inscripción.

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a un cuadrúpedo, posiblemente un cérvido, queconduce a otro animal del que desgraciadamenteapenas quedan rasgos. Estos motivos nos llevan apensar que la escena está cargada de unsimbolismo religioso más importante que el quesugiere la imagen a primera vista.

Kálathos de la paloma (Fig. 3, 3). Esta piezaestá decorada con un friso inferior de motivosgeométricos y un friso central de decoraciónvegetal con una escena compuesta por unapaloma que picotea unos bulbos, posiblemente deadormidera o de granadas. Encontramos otraescena de gran carga simbólica en la que estánpresentes los elementos que caracterizan a unadeidad femenina asimilada a Tánit: la paloma y laadormidera o granada.

Kálathos con decoración vegetal (Fig. 3, 4).Pieza decorada con un friso que cubre la mayorparte del cuerpo cilíndrico del recipiente en el quese distribuyen, de forma abigarrada, diversosmotivos decorativos de tipo floral entre los quedestaca una gran hoja lanceolada que aparece enposición central.

Pithoi con decoración vegetal y geométrica(Fig. 3, 2). Entre las piezas de decoración des-tacada aparecen dos vasos tipo pithoi con hombromarcado y borde recto de labio engrosado,pertenecientes al tipo Bonet-Mata, A.I.2.1., encuyo friso principal, que ocupa el tercio superior,aparecen motivos decorativos de tipo vegetal, enlos que destacan las hojas de tipo lanceolado; enla parte inferior de este friso aparecen motivos detipo geométrico complejo.

-Vajilla de barniz negro (Fig. 3,5-6). Otrotipo de piezas que componen el lote deldepartamento F1 son dos piezas de barniz negrodel t ipo campaniense A; un bol de la formaLamboglia 27 y un fragmento de un plato de laforma Lamboglia 36. Este tipo de piezas, ademásde proporcionarnos valiosa información crono-lógica acerca del momento de utilización del lugar,nos está indicando el empleo de estas vajillasimportadas de lujo en este espacio.

Esta vajilla cerámica campaniense A es muyfrecuente, tanto en contextos domésticos comootros de tipo cultual como el pozo votivo delAmarejo (Broncano, 1989, 34), o los lugares deculto edetanos: templo de Sant Miquel (Bonet,Mata, Guerín, 1990, 191) y departamento 1 delPuntal dels Llops (Bonet, Mata, Guerín, 1990,192), el templo de la Escuera (Abad, Sala, 1997),entre otros.

-Lucerna helenística (Fig. 3,7). La lucernahelenística t ipo Ricci D, es una pieza poco

frecuente en los poblados ibéricos y los paralelosmás cercanos curiosamente los encontramos encontextos religiosos como son lugares de cultoedetanos: templo de Sant Miquel (Bonet, Mata,Guerín, 1990, 191) y el departamento 1 del Puntaldels Llops (Bonet, Mata, Guerín, 1990, 192).

Las lucernas suelen estar presentes en casitodos los lugares de culto, indicando que la luz esuna constante en las ceremonias que serealizaban al anochecer o en sitios de pocailuminación (Bonet, Mata, 1997, 119).

-Matriz de orfebre en bronce (Fig. 3, 8). Setrata de una pieza de forma cuadrangular, deaproximadamente 6 centímetros de lado y 1’6centímetros de grosor, que presenta en el anversounos motivos en huecorrelieve que componen dospalmetas mayores y otra dos menores. En elreverso aparece, en el centro de la pieza, un puntocentral orlado por cinco muestras angulosas quese encuentran rodeadas por un doble círculoconcéntrico. En esa misma cara aparecen dosextraños dibujos: una especie de máscara quemuestra los ojos y la nariz y un dibujo minúsculode una especie de cayado, con dos estrellitas asus lados y rodeado por pequeños puntos, unaesquematización que nos recuerda al caduceo,símbolo de Tánit. La superficie de la pieza estámarcada por pequeños cortes y abolladurasproducidos por la presión y el golpeo de diversosinstrumentos. Esta pieza fue interpretada comouna matriz para el trabajo de orfebrería (Grau,1996).

El objeto apareció sin asociarse a otrosinstrumentos o vestigios del trabajo del metalcomo pequeños punzones, yunques, martillitos, oláminas de metales, con los que se puede suponersu uso en el momento de abandono. La apariciónde esta pieza aislada, desprovista de sufuncionalidad, permite plantearnos la posibilidadde que fuese depositado como ofrenda por partede un orfebre que donó una de las piezas mássignificativas de su equipo de trabajo.

-Lámina de plomo con inscripción (Fig. 3,9). En el departamento fue hallada una lámina deplomo de forma irregular en la que aparece unainscripción en lenguaje ibérico levantino con lasiguiente transcripción: BA-SI-BES KA-BA,escribiéndose con letras clara y dejando en blancoel resto de la superficie (Untermann, 1990, 573-574, G.1.5). La lámina está recorrida por unagruesa hendidura que, diagonalmente, recorre elancho de la pieza.

La brevedad del texto no permite relacionarlocon las actividades administrativas y comerciales

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con las que suelen asociarse estas inscripciones(De Hoz, 1998). Tampoco parece tratarse de unatabula defixionis, tal y como Llobregat interpretabalas planchas con escritura halladas en la Bastida,encontradas junto con cuernos de animales y otroselementos que se podían asociar con un rito(Llobregat, 1972, 118-121), más bien parece quenos encontramos con una breve anotación, quizácon carácter de invocación.

Por encima de la extensión e importancia deltexto, es interesante destacar la propia presenciade epigrafía que nos sugiere la condición deletrado del propietario o de un usuario de esteespacio.

-Conjunto de vasos de cerámica ibérica.Encontramos un lote de piezas de cerámica dealmacenaje tipo pithos, urna, lébes y kálathos condiferentes decoraciones: desde las geométricassencillas hasta ricas combinaciones de motivosgeométricos y vegetales.

Estos vasos son de variado tamaño, perotodos ellos de almacenaje, al igual que las piezasde decoración cerámica excepcional mencionadasanteriormente. No encontramos otro tipo derecipientes que no sean los utilizados para elalmacenaje-transporte y a lo sumo manipulación,pues la vajilla del servicio de mesa, piezas tipoplatos, jarras o los microvasos, caliciformes,botellitas, etc., están completamente ausentes.

-Ánforas. Entre los materiales recuperadosdestaca también un ánfora completa y abundantesfragmentos de bordes que contabilizan un total 16ejemplares de este tipo de envases.

En total se contabiliza una gran cantidad derecipientes contenedores y ánforas: 35 vasos

cerámicos, principalmente pithoi y tinajillas, a losque hay que añadir las ánforas. La aparición deestos recipientes nos sugiere una importantecapacidad de almacenamiento que excede lasnecesidades de un espacio de núcleo doméstico,por lo que es posible que parte de las ofrendas quese pudieron realizar en este espacio fuesen enforma de productos y bienes de carácter orgánicoque se concentraban en este departamento.

Algunas de estas piezas, como la terracota,los vasos figurados o la lucerna, se puedenrelacionar sin duda con actividades litúrgicas. Otraspiezas no poseen un carácter ritual tan claro, peroson elementos que se pueden relacionar conpersonajes importantes de la colectividad que sededican a las actividades especializadas, como laorfebrería, la escritura. Las imágenes plasmadasen la superficie de los vasos reflejan un mundo dearistocracia guerrera de carácter urbano. De estemodo, aun sin reconocer la importancia en laesfera religiosa de algunos de estos objetos, nosseñalarían la vivienda de un personaje significativode la elite del poblado.

EL PITXÒCOL (FIG. 1, 2)

El poblado del Pitxòcol es un enclavefortificado de altura de gran extensión, aproxi-madamente 2,50-3 hectáreas, que debió ejercer lasfunciones de control y explotación del entorno de laVall de Seta. La existencia de un posible lugar deculto estaría atestiguada por la estela delDespothes Hippon hallada junto al asentamiento(Lám. I, 2). Este posible espacio sacro carece demayores elementos de caracterización que el

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Figura 4. Cabecitas de terracota del Castell de Cocentaina.

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citado relieve, por lo que apenas podemos aclararnada al respecto.

Recientemente se han revisado estasestelas sugiriendo su relación con una divinidadprotectora de un espacio de pastos del ganadocaballar (Marín, Padilla, 1997), como un elementode invocación divina para la protección de estosrebaños. No obstante, la localización exacta de laestela sugiere una relación estrecha con el núcleode hábitat, pues se localizó en el Barranc delCarrascalet, el día 6 de julio de 1945, en una zonade huertas donde quedó visible después de unaslluvias torrenciales (Picó, 1995, 45). Este lugar seubica en la vaguada que supone el l ímitemeridional del poblado, muy próximo a este yrelacionado con un nacimiento de agua. Estosparajes no parecen demasiado propicios para elestablecimiento de dehesas caballares, dado loabrupto de su topografía a los pies de la sierra.

Pensamos que más que relacionado con loscampos próximos, nos encontramos ante otroespacio de culto de carácter urbano, íntimamenterelacionado con el asentamiento del Pitxòcol. Setrataría de un culto que tienen como divinidadrepresentativa la figura del domador de caballos,atestiguada en diversos de una amplia zona delsudeste y el levante de la península Ibérica, comoMogón, la Encarnación, Villaricos, Bancal delTesoro, el Llano de la Consolación y Sagunto,donde este culto quizá pudo tener particularidadesdistintas bajo un fondo común dada la variedadgeográfica y cultural de las zonas de aparición.

EL CASTELL DE COCENTAINA (FIG. 2, 3)

El Castell de Cocentaina es otro de lospoblados principales del área según se deduce delas características de su tamaño, mayor a las doshectáreas, y por su posición encumbrada desdedonde se domina perfectamente el curso mediodel río Serpis, en el sector central de la comarcadel Comtat.

En este asentamiento han sido localizadasdos figuras de terracota representando sendosrostros femenino (Fig. 4) que se emparentan conla colección de centenares de exvotos de terracotadepositados como ofrenda en el santuario de laSerreta. Aunque no poseemos otros indicios sobrela posible existencia de un espacio cultual, nosparece interesante mencionar este hallazgo.

LAS CUEVAS-SANTUARIO

Uno de los fenómenos más consideradosdentro de este mundo de los lugares de cultoibéricos ha sido el de las cuevas-santuarioibéricas. Hace unos años, M. Gil-Mascarell (1975)caracterizó el fenómeno de la existencia de unconjunto de cuevas en el País Valenciano dondelas condiciones físicas de aislamiento y lascaracterísticas de los materiales que aparecieron,difícilmente hacían que pudieran considerarsecomo lugares de habitación o refugio, seinterpretaban como lugares de culto donde eraimportante la existencia de un lugar tenebroso ycon presencia de agua -culto, por otro lado, declara raíz mediterránea-. Desde que Gil-Mascarellrealizara su estudio, otros trabajos hanprofundizado en el tema, bien refiriéndose a unosámbitos geográficos concretos (Vega, 1981;Serrano, Fernández, 1992), o bien en nuevosintentos de síntesis (González, 1993) pero siempredesde un enfoque de compendio, sin profundizardemasiado en las características particulares decada cueva. Tanto es así que los principios esta-blecidos por Gil-Mascarell son aún completamentevigentes.

La caracterización de estas cuevas-santuarioen el plano morfológico viene dada por laexistencia de accesos más o menos difíciles ytrazados laberínticos. También se mantienenalgunas de las particularidades referentes a lacultura material de estas cuevas, es definitoria lapresencia masiva de cerámicas grises del tipo depequeños vasos caliciformes. Estas son lascaracterísticas principales de este tipo de cuevas,pero, salvo excepciones, son pocas las exca-vaciones sistemáticas o publicaciones exhaustivasde materiales procedentes de estas cavidades quepuedan detallar particularidades que nos permitenavanzar en el conocimiento de este fenómeno.

Presentamos a continuación dos de lascuevas que pensamos que deben incluirse entreestas cavidades de carácter ritual

LA COVA DELS PILARS (FIG. 1, 4)

La Cova dels Pilars ha sido objeto dediferentes estudios que han abordado el análisisde sus materiales de la edad del bronce (Martí,Cabanilles, 1987, 38; Rubio, 1987; Bernabeu,Guitart, Pascual, 1989; Pascual Benito, 1987-88),algunos de su materiales, como las importacionesáticas (Rouillard, 1991; Sala, 1994) y también hasido incluida en los trabajos de compendio de los

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Figura 5. Materiales de la Cova del Pilars: 1-3.- Cerámica decorada; 4.- Cerámica gris; 5-9.- Cerámica de cocina; 10-14.-Ánfora de figuras rojas de cerámica ática; 15.- Copa de barniz negro ático; 16.- Anillo de chatón de bronce; 17-20.-

Anillos de bronce; 21-25.- Aretes de bronce.

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yacimientos de la comarca (Visedo, 1959; Segura,1985; Domenech, 1987), así como en los yacitados trabajos sobre las cuevas-santuario (Gil-Mascarell, 1975; González, 1993; Grau, 1996). Enocasiones, en estos trabajos se ha hechoreferencia errónea al nombre de la cueva llamadala Cova de la Pileta cuando su verdadero nombrees la Cova dels Pilars, topónimo atestigado desde1688 en el Archivo Municipal de Agres -Orde-naciones del Consejo de la Vila de Agres-(Segura, 1985, 34).

La Cova dels Pilars se encuentra ubicada enla falda septentrional del macizo de Mariola, en lavertiente meridional de la Valleta de Agres, haciael este de esta población. La cavidad es un amplioabrigo orientado al norte de 35 metros deprofundidad dividida por una gran roca que, amodo de columna, forma un estrecho corredor.Sobre la parte central se abre un orificio de unoscuatro metros de ancho que, después de ascenderun pequeño escalón, da paso al interior de unagran sala de 25 metros por 10 metros de ancho.Presenta una superficie bastante regular, consedimentos de tierra y tramos por los que asomauna gran colada estalagmítica en la parte norte yeste, donde a un nivel superior se abre tresorificios sobre la visera del abrigo por donde recibela i luminación la mayor parte de la cavidad(Segura, 1985, 34).

La Cueva dels Pilars ha sido objeto dediferentes búsquedas y exploraciones por parte dediferentes grupos de aficionados, sin que nunca sehaya realizado una excavación con método y rigorcientífico. A mediados de los años setenta ungrupo de aficionados a la arqueología deCocentaina realizaron diversas excavaciones en lacueva. En 1978 el Centre d’Estudis Contestansacude a la cueva para realizar la planimetría de lacavidad y descubre los agujeros dejados por estosaficionados, así como numerosas cerámicasabandonadas junto a las terreras su actuación. Serecogieron estos restos y otros materialessuperficiales, entre los cuales se detectaron restosóseos humanos, cerámica prehistórica e ibérica.Poco después, se recuperó el lote de materialesprocedentes de estas exploraciones depositándo-se en el Centre.

Estas rebuscas han proporcionado la basede nuestro estudio que es un conjunto numerosode materiales. Desgraciadamente, las descripcio-nes de las condiciones de aparición de losmateriales son casi inexistentes, con ausencia deun registro y documentación rigurosa.

Las escasas referencias que tenemos sobrelas condiciones del hallazgo nos indican que estosmateriales se encontraron formando depósitosentre las amplias grietas del fondo de la cueva,parece que forma un conjunto unitario en un lugarmuy localizado.

El conjunto material esta formado por unnumeroso lote de ollas de cerámica ibérica decocina (Fig. 5,5-9), cercano al centenar deejemplares, al que acompaña un pequeñoconjunto de cerámica decorada con motivosgeométricos con formas como cuencos, platos,urnas (Fig. 5,1-3), y recipientes de cerámicacomún como ánforas y tinajas; en cerámica grisaparecieron dos fragmentos de vasos caliciformes(Fig. 5,9).

Junto a estas piezas encontramos unpequeño lote de piezas de importación ática defiguras rojas y barniz negro. Entre las primerasencontramos un ánfora de figuras rojas del siglo VaC (Fig. 5,10-14), una copa de pie bajo del grupodel Pintor de Viena 116 y un borde de una cráterade campana. En cerámica de barniz negro en unbol Lamboglia 22 (Fig. 5,15), y un bordemoldurado de un cántaro. El resto de materialesson anil los de bronce, algunos con chatóndecorado y pequeños aretes del mismo metal (Fig.5,16-25) (Grau, 1996, 86-94).

Los materiales nos proporcionan unacronología muy afinada sobre la vigencia de estacueva y todo nos indica que fue frecuentada desdela segunda mitad del siglo V hasta la mitad o eltercer cuarto del siglo IV aC, cronología que nosaporta de manera fiable las piezas de importaciónática. Corroborando esta fecha tenemos elconjunto de piezas de cerámica ibérica quecorresponde a un contexto de época ibérica plenadel siglo IV aC.

Más problemas presenta la interpretaciónfuncional del conjunto de materiales, ya que noencontramos un elenco completamente típico enlos conjuntos materiales recuperado a las cuevas-santuario ibéricas al País Valenciano. Hemos derecordar que los materiales que marcan lautilización de estas cuevas son los caliciformes decerámica gris y en la Cova dels Pilars su presenciaes puramente testimonial con un solo fragmentorecuperado. Esta diferencia en el registro material,con la presencia de vasos de importación áticamuy valiosos y de los pequeños objetos de metal,nos hace pensar en la disposición de estos objetoscomo una ofrenda, así como algunos productos decarácter perecedero que estarían contenidos en

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las ollas de cocina que aparecen como recipientescasi exclusivo de estas donaciones.

LA COVA DEL MORO (FIG. 1, 5)

En la ladera meridional de la Serra del Beni-cadell, alineación que cierra el espacio comarcalpor el norte, se localiza la Cova del Moro, unapequeña cavidad con la abertura orientada haciael nordeste desde la que se accede a una salaprincipal.

La cavidad fue descubierta por J. Faus y E.Cortell, que realizaron unas rebuscas en 1960.Posteriormente se realizaron otras prospeccionessuperficiales cuyos materiales fueron depositadosen el Museu d’Alcoi, dando noticias de los pertene-cientes a época ibérica (Doménech, 1987).

De la Cova del Moro proceden materialesprehistóricos, ibéricos y medievales, entre los quedestacan un pequeño conjunto de cerámicasibéricas de características peculiares, pues lamayoría de las piezas son bordes ligeramenteexvasados y curvos con una carena que lossepara del cuerpo, realizados en cerámica grisque tipológicamente corresponden a vasitos detipo caliciforme. Estos vasos forman un lotecercano a la docena de piezas; junto a ellosaparecen otros fragmentos de cerámica de cocinay pintada ibérica. Acompañando estas cerámicasaparecen algunos restos faunísticos, entre los quedestacan los restos de ovicaprinos y bovinos.

La aparición de los vasitos caliciformes nosinduce a valorar la posibilidad de que se trate deuna cueva santuario de época ibérica como tantasotras cavidades rituales del País Valenciano en lasque la presencia de estos caliciformes es uno delos indicadores definitorios del carácter sacro delas cuevas (Gil-Mascarell, 1975).

LAS NECRÓPOLIS

Por lo general, las necrópolis no suelenincluirse entre los lugares de culto, a pesar de quees evidente que son espacios donde sedesarrollan los rituales funerarios y las honras dedespedida del difunto. Se trata de áreas de granimportancia en los que las poblaciones rendiríanculto a sus ancestros, especialmente a lospersonajes más importantes de la comunidad cuyamemoria era inmortalizada por monumentosfunerarios destacados, que debieron ser lugaressacros, dinásticos y míticos.

En nuestra área de estudio contamos condos tipos de vestigios para aproximarnos al mundo

de las necrópolis: los restos funerarios demonumentos que, aunque han aparecido descon-textualizados, nos sugiere la existencia decementerios con formas constructivas complejas;por otra parte, contamos con la necrópolis de laSerreta, excavada ampliamente y de la quecontamos con un buen registro arqueológico ydocumentación muy detallada.

EL MONUMENTO TURRIFORME DEL’HORTA MAJOR (FIG. 1, 6)

A fines de la década de los años veinte serealizaron las primeras obras de urbanización delensanche oeste de la ciudad de Alcoi, con laconstrucción del grupo de viviendas denominado“Retiro Obrero”. A principios de 1928 aparecieronvarios enterramientos en los desmontesproducidos por las obras. La disposición de loshallazgos presentaba dos niveles: uno superiorcon enterramientos en losas carentes de ajuar ycerámica de época morisca y actual; otro inferior,que correspondía a época romana y proporcionómateriales correspondientes a una necrópolisromana con tumbas de tégulas y variados ajuaresfunerarios, así como un posible hábitat relacionadocon esta área de necrópolis.

En años posteriores, con ocasión dediferentes obras de urbanización, continuó laaparición de materiales de adscripción romanadurante los años 1929, 1933 y más recientementeen 1975. De entre los hallazgos producidosdestacan los encontrados en 1929: “una piedra deregulares dimensiones con un busto de mujerlabrado en relieve y otra con una figura similar yotra yacente” (Visedo, 1947, 327), posiblementerestos de un monumento funerario de difíciladscripción cultural y cronológica.

La interpretación de los restos descubiertosno es fácil. El hallazgo se produjo en una zonadonde se han documentado distintas ocupaciones:un hábitat ibérico, una necrópolis posiblementeasociada a una villa de época bajoimperial datadaentre los siglos II-IV dC, entre cuyos restosaparecieron reutilizados los sillares escultóricosantes mencionados (Abad, 1984, 273) y un hábitattardomedieval, de mediados del siglo XV, laalquería de Uixola, mencionada en documentos dela época (Torró, 1984, 304). Todos estos vestigiosestaban muy afectados por los fenómenos deerosión y enmascarados por el crecimiento urbanoen la zona.

En lo que se refiere a la ocupación de épocaibérica, se trata de un área de hábitat que ocupa

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los terrenos de ladera superior de la zona,denominada Caseta Català, donde se hanrecuperado cerámicas pintadas, comunes,ánforas, hierros informes, la parte pasiva de unmolino de rotación y un cuenco de cerámica grisibérica; con estos elementos se ha propuesto laexistencia de un asentamiento de época ibéricaplena (Vicens, 1988-1989, 68-69), que caracteriza-mos como una asentamiento de carácter agrícola.

Debido a esta indefinición del contextoarqueológico, el análisis se ha centrado en losrestos conservados, en busca de su adscripcióncultural.

Los restos del monumento están compues-tos por tres sillares esculpidos. El sillar másgrande tiene unas dimensiones de 140 cen-tímetros de largo por 53 de ancho conservado–unos 65 en origen- por 36 de alto, presentadecoración en dos de sus caras (Fig. 6, 1). Ambastienen forma de chaflán, y los motivos quecomponen la decoración son de relieve bastantealto. Se trata de dos figuras femeninas yacentesque visten túnicas con finos pliegues y mantorecogido en torno a los brazos, con la cabezacubierta; la que ocupa la cara larga del sillar -de laque sólo se conserva una mitad- tiene en la manoun objeto que parece una doble flauta o aulós; laotra, que sólo se conserva hasta la cintura, llevapendiente y collar. En la cara inferior de la piedraexisten huellas de dos grapas en forma de T.

El segundo sillar es más pequeño, susdimensiones son 62 centímetros de largo por 27de ancho por 49 de alto y está mejor conservado(Fig. 6, 2). Tiene decoración en su cara principal,formada por parte de dos figuras en el interior desendos cuadros a modo de metopas. La figuramejor conservada es una mujer que eleva lasmanos a ambos lados del cuerpo para agarrar suscabellos -sólo se conserva su lado izquierdo- vistetúnica plisada similar a las del relieve anterior. Dela otra sólo se conserva una pequeña parte, yaque en su casi totalidad debió estar en la piezacontigua.

El tercer sillar procedente de este conjuntomuestra un pequeño fragmento, sus dimensionesson 19 por 15 por 5 centímetros, de lo queparecen ser pliegues de una túnica.

Los restos escultóricos aparecieron en uncontexto romano por lo que en un principio fueinterpretado como perteneciente a esta época, a loque había que añadir la iconografía representada,en la que aparecía una plañidera que no parecíacorresponder al ámbito ibérico (Llobregat, 1984).Posteriormente, otras interpretaciones han

defendido la adscripción ibérica del monumento,presentando paralelos estilísticos, iconográficos yconstructivos de monumentos ibéricos, principal-mente postuladas por M. Almagro-Gorbea quienpropuso un minucioso estudio de los sillares y surestitución, adscribiéndolos a un monumentoibérico de tipo turriforme (Fig. 6, 3) semejante aotros monumentos ibéricos como los de Corral deSaus (Almagro-Gorbea, 1982, 202), opinión queprevalece en la investigación actual (Abad, 2000).

LOS RESTOS FUNERARIOS DE LA VALLDE SETA

En el Vall de Seta se concentra la mayorparte de los restos monumentales funerarios quehan sido localizados en este ámbito territorial, loque no deja de ser significativo, pues entra enclara contradicción con los escasos restos depoblamiento que se han documentado en el valle.

Estos hallazgos han aparecido descontex-tualizados en dos áreas que se encuentranalejadas a 5 kilómetros de distancia, por lo quedebemos suponer que en origen correspondería ados lugares distintos.

EL COLL DEL ZURDO. BALONES (FIG. 1, 2)

En la década de los años veinte fueronlocalizados en unos terrenos de la partida delCollado del Zurdo, dos fragmentos de sendasesculturas animalísticas que fueron depositadasen el museo del SIP en Valencia, dando noticiasde su descubrimiento poco después (Ballester,1929, 30-31). Estos vestigios fueron incluidos en elestudio sobre Contestania de Llobregat (1972,147-148), quien realiza una descripción másdetallada. Con posterioridad fueron tomados enconsideración en el estudio sobre la esculturazoomorfa ibérica de T. Chapa (1985, 141)

El primer fragmento escultórico es el troncode un animal cuadrúpedo sin cabeza, sin manos ysin las patas posteriores; en el tercio trasero seconserva buena parte del anca izquierda y elarranque de la cola que se mete entre las piernas;a la altura del cuello aparecen los plieguesmarcados a partir de una serie de estríasonduladas y en la parte baja del cuello seencuentra un orificio, posiblemente para incrustaralgún elemento metálico. Los restos conservadosmiden 90 centímetros de longitud por 35 de altura.Se identificó como un toro (Llobregat, 1972,147).

El otro fragmento de escultura se encuentraformada por la parte trasera de un pequeño

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cuadrúpedo indeterminado semejante al anterior.Llobregat supuso que se trataba de otro toro(Llobregat, 1972, 148).

T. Chapa, recoge ambos ejemplares, inclu-yéndolos en el grupo de los toros. Esta autorarecoge 49 ejemplares divididos en dos grupos. Lostoros de Balones los incluye en su tipo A, cuyascaracterísticas formales son que se trata de piezasde talla cuidada con rasgos más realistas, que sehallan de pie y con el interior vaciado, el cuellopresenta pliegues paralelos, y en la parte inferioraparece el sexo marcado y con la cola entre lasancas. Los ejemplares de Balones los incluye eneste grupo porque, aunque incompletos, muestranla postura erguida y la cola entre las ancas(Chapa, 1985,152).

Los toros del grupo A los encontramos conuna amplia dispersión geográfica que cubre lazona meridional y sudeste, con ejemplares en elCabezo Lucero, Monforte del Cid y el Tossal de laCala (Alicante), Caudete, el Cerro de los Santos,el Lleno de la Consolación, Hoya Santa Ana(Albacete), la Guardia, Cortijo del Alamo (Jaén),Cerro Alcalà, Espejo, Montemayor y Santaella1(Córdoba) y Fuentes de Andalucía, Alcalá del Rio,Cerro de los Infantes y Osuna 5 (Sevilla) (Chapa,1985,152).

La interpretación de estas esculturas detoros según la autora, es que se trata deesculturas realistas, posiblemente por influjogriego, originadas en el área alicantina y cuyacronología, difícil de precisar, probablementeoscilaría entre fines del siglo V y siglo IV aC. Lasesculturas de toros posiblemente formaban partede monumentos funerarios como remates depilares o columnas, tal como aparecen empleadasen construcciones funerarias del Ática y del AsiaMenor, donde simbolizan los guardianes de lastumbas y el renacimiento de la vida, además lafigura del toro tradicionalmente ha sido símbolo dela fecundidad, lo que garantizaría la resurreccióndel difunto (Chapa, 1985, 154-155).

Nos encontramos, por tanto, con esculturaszoomorfas pertenecientes a monumentosfunerarios de los principales personajes quefueron enterrados en una necrópolis de las tierrasal norte de la localidad de Balones, cercano alparaje del Collado del Zurdo. La localizaciónexacta de este lugar es difícil de señalar, pero sinduda pertenece a la partida del Collao, junto a elBarranc del Sord (Picó, 1995, 43), cuyacastellanización ha dado lugar al topónimo delCollado del Zurdo. Esta zona se localiza muypróxima, a unos cientos de metros hacia el

sudeste, del importante poblado del Pitxòcol, cuyacronología es coincidente con la propuesta paraestos restos escultóricos, por ello debemosinterpretar que estas esculturas de toros formaríanparte de alguna sepultura de carácter monumentalde los personajes más importantes del oppidum.

BENIMASSOT (FIG. 1, 7)

En 1986, al proceder al derribo de unasantiguas construcciones de la población deBenimassot, fueron hallados otros dos restosescultóricos, empleados como material de obra enantiguas casas de la localidad, sin que se pueda

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Figura 6. Sillares esculpidos (A y B) y reconstrucciónhipotética del monumento de l'Horta Major de Alcoi (C)

según Almagro-Gorbea (dibujo de J. Vila).

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precisar el lugar de donde se tomó la piedra. Apesar de esta descontextualización debemossuponer que estos fragmentos serían tomados dealgún punto cercano a Benimassot, y no de lamisma zona del Collado del Zurdo, de dondeprocedían las anteriores esculturas, ya que ladistancia que se nos antoja excesiva paraaprovisionarse de piedra, toda vez que es posiblehacerlo en las proximidades de Benimassot.

El primero de los fragmentos escultóricos esel cuerpo de un toro del que se conserva el tronco,el arranque de las ancas y de las patas delanteras,con los órganos sexuales destacados y la colaentre las ancas (Lám. II, 1). Es una figura realistaque ha sido sometida a un vaciado interior. Sulongitud máxima es de 52,50 centímetros, laanchura máxima 26 centímetros y la altura máxima30 centímetros. Estas características permitenincluirlo entre los toros de tipo A de Chapa, junto alos ejemplares de Balones (Cortell, Juan, Seguraet alii, 1989, 545).

Posiblemente nos encontramos con otraescultura que formaba parte, como remate, de unmonumento funerario de una necrópolis cercana allugar de hallazgo. Esta sepultura expresaba laimportancia del personaje enterrado a través de lamonumentalización de tumba, como en losanteriores casos de Balones. Quizá no es casualque las figuras zoomorfas representadas en lostres ejemplos de la Vall de Seta sean todas detoros, por lo que podríamos establecer unarelación entre ellas, bien por el mismo artesano otaller que se encargo de crear las piezas, o bienporque los tres personajes enterrados en estassepulturas pertenecían a una misma familia ogrupo que elige el mismo elemento iconográficopara reforzar su vinculación a un l inaje oestamento.

La otra pieza escultórica es la representaciónde una dama sedente en bulto redondo (Lám. II,2). La pieza se encuentra muy fragmentada,faltando la cabeza, pies y manos. No existenrestos de policromía y el fuerte desgaste que hasufrido impide precisar detalles de suindumentaria, de la que se observa un mantón quecae desde los hombros hasta los pies formando unescote triangular de lados curvos. En la parteposterior se puede apreciar la representación deun trono o sillón (Cortell, Juan, Segura et alii,1989, 545-547).

Esta dama sedente debemos relacionarlacon las restantes damas pertenecientes al mundoibérico. Como ha sido señalado por E. Ruano, delas 19 damas localizadas, en las que no se conta-

biliza la de Benimassot, diez han sido localizadasen el Cerro de los Santos y deben ser inter-pretadas como exvotos representación de losoferentes. La Dama d’Elx es la única que pareceasociarse al lugar de culto de tipo templo, almismo tiempo que es la única dama ibérica que noaparece sentada. En opinión de esta autora, elresto, la Dama de Galera, la Dama de Villaricos, laDama de Baza, la Dama del Llano de laConsolación, la Dama de Vizcarra, la DamaSedente d’Elx, la Dama del Cabecito del Tesoro yla Dama de Cabeço Lucero, son damas sedenteslocalizadas en necrópolis, interpretadas comorepresentaciones protectoras y como objeto deprestigio incorporadas al ajuar funerario (Ruano,1984, 23-31). Con estas últ imas debemosrelacionar la Dama de Benimassot.

Sobre el lugar de procedencia de estaspiezas no podemos precisar mayores detalles, alhaber sido localizadas fuera de su contexto deubicación. Pensamos que su origen sería unazona cercana al lugar de hallazgo, en un puntodistinto al área del Collado del Zurdo que, como yahemos mencionado, está demasiado distante. Aloeste del actual núcleo de población han sidolocalizados restos de cerámicas que, a nuestroparecer son testimonio de un hábitat de tamañomedio y carácter agrícola, tipo aldea, ubicado enuna zona de ladera junto a la fuente del pueblo, loque nos lleva a pensar que los restos funerariospudieron pertenecer a la necrópolis de este núcleode población.

LA NECRÓPOLIS DE LA SERRETA (FIG. 1, 1)

La única necrópolis que ha sido objeto detrabajos científicos en el ámbito territorial del quenos ocupamos es la del poblado de la Serreta.Excavada entre los años 1986 y 1997, haproporcionado cerca de 80 sepulturas con ajuaresde diversa consideración. Aunque el estudiodetallado de la necrópolis de la Serreta seencuentra en preparación bajo la dirección de M.Olcina, contamos con algunos estudios que nospermite conocer las características principales delcementerio e interpretar algunos rasgos de lasociedad que fue enterrada en el lugar (Cortell,Llobregat, Reig et alii, 1992; Moltó, Reig 1996;Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998; Reig, —).

El cementerio fue localizado junto a la puertaoriental de acceso al poblado, muy cerca, aescasos 8 metros de la muralla de cierre delhábitat. Se emplaza, por tanto, junto al hábitat y

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muy cerca del camino y la puerta de acceso,siguiendo las pautas de localización de lasnecrópolis del área levantina (Abad, Sala, 1992).

Se trata de una necrópolis con incineracionessecundarias, sin que haya sido descubierto, por elmomento, el lugar o lugares de cremación de loscadáveres. La mayor parte de las sepulturas estánformadas por depósitos de cenizas localizadas enhoyos entre las rocas, en ocasiones con los restosde la cremación contenidos en urnas de cerámica,otras veces depositados directamente en elterreno. En algunos casos se ha localizado unapreparación del lugar donde se han de depositarlos restos, con piedras que delimitaban la urnacineraria, e incluso algunas construcciones depiedra que cubrían los restos de huesos, cenizas yajuar a modo de sencillas superestructuras deforma tumular, en algunas de las sepulturas másdestacadas.

La ausencia de estructuras funerarias,produce que la riqueza de las sepulturas de lanecrópolis se exprese, básicamente, en los ajuaresfunerarios que acompañan a los restos del difuntoque constan, básicamente, de cerámica ibérica,cerámica de importación, piezas de ornamento yarmas.

Entre las cerámicas de importación, lanecrópolis ha ofrecido un rico repertorio de vajillasáticas de barniz negro y figuras rojas (Cortell,Llobregat, Reig et alii, 1992), así como productosde talleres del siglo III aC (Sala, 1998), quemuestran el acceso a estos productos de un amplionúmero de enterramientos, entre los que destacanlas sepulturas de personajes importantes.

El armamento aparece muy bien repre-sentado en esta necrópolis, del total de 80sepulturas excavadas hasta 1997, 29 de ellascuentan con armamento, lo que representa el 36por ciento de las sepulturas excavadas, y de éstas,22 aportan falcata, (27,5 por ciento del total desepulturas, 76 por ciento del total de sepulturas conarmamento), entera o fragmentada (Reig, —).

Hasta el momento no se han publicadotrabajos que relacionen los ajuares, la estructura dela propia sepultura y su localización espacial, paraestablecer la importancia de las diferentessepulturas y poder establecer el estatus social delos individuos enterrados y su posible jerarqui-zación (Quesada, 1994, 447-466), pero contamoscon un esbozo de la estructura de la sociedadrepresentada en la necrópolis a partir sobre todo,de los elementos principales del ajuar (Olcina,Grau, Moltó et alii, 1998, 42).

Según este análisis. en los primerosmomentos de la uti l ización de la necrópolisencontramos una antigua sociedad marcadamentearistocrática, sobre la que destaca algún perso-naje, un jefe-guerrero, que se sitúa en la cima de lapirámide, cuyas sepulturas muestran restos desencilla construcción tumular con un ajuar dondedestacan antiguas armas defensivas de prestigio.

A medida que avanza el siglo IV aC,desaparecen los restos de superestructuras en lassepulturas, apareciendo un único tipo de hoyosimple. Los ajuares muestran la existencia de unnutrido grupo de guerreros sobre la queúnicamente destaca una elite de equites. Elestatus de este grupo de guerreros muestra unagran gradación a partir de la riqueza de su ajuar,desde los que presentan una extraordinariaacumulación de armas, en el caso de loscaballeros, hasta los que muestran una sola armaen su ajuar.

En la base de la sociedad la formarían ungrupo de individuos que muestran ajuares pobres,con un estatus difícil de concretar pero quecuentan con la posibilidad de acceder a un espacioen la necrópolis, quizá debido a sus vínculos declientela o relaciones de parentesco con las clasesdominantes (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998, 42).

Esta visión general de la desigual riqueza delos ajuares representados en la Serreta nospermite realizar una primera aproximación a laestructura social, análisis que se verá ampliado amedida que se avance en el estudio de esteimportante cementerio ibérico.

VALORACIÓN GENERAL

A lo largo de numerosos trabajos se hanvenido proponiendo diversos ensayos declasificación de los lugares de culto que, por logeneral, t ienen como fundamento criteriossemejantes de ordenación, a partir de la distinciónde los lugares de tipo rural y los que estánrelacionados con núcleos de hábitat, división que,frecuentemente, se completa con la caracte-rización de los espacios constructivos a los que sehace referencia. Una de estas primeras sistema-tizaciones, la realizada por R. Lucas, distingueentre los lugares de culto natural, a los quedenomina Sacra Locra, los santuarios de tipo ruraly los templos o construcciones de carácter urbano(Lucas, 1981). Siguiendo fundamentos seme-jantes, pero avanzando hacia una ordenación máscompleja, L. Prados propone una clasificación en

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la que distingue cuevas, templos de carácterurbano, capil las domésticas, santuarios decarácter protourbano y santuarios de carácter rural(Prados, 1994, 127-140).

Insistiendo en argumentos similares,encontramos la propuesta de sistematización deA. Oliver que propone la diferenciación entresantuarios edificados no urbanos, edificacionesurbanas, lugares de culto no edificados y otroslugares de culto, como depósitos votivos y silos(Oliver, 1997). H. Bonet y C. Mata distinguen entresantuarios, templos urbanos, cuevas santuarios,capil las y altares domésticos, necrópolis yenterramientos aislados (Bonet, Mata, 1997). Laclasificación de A. Domínguez Monedero distingueentre los lugares de culto urbano y extraurbano,entre los primeros cita los templos o santuarioscívicos, las capillas domésticas y los santuariosempóricos, entre los segundos señala lossantuarios suburbanos o periurbanos, lossantuarios de carácter supraterritorial y lossantuarios rurales (Domínguez, 1995).

Junto a estos ensayos de ordenación, quefijan la atención en la relación de los espacios deculto con los núcleos urbanos y la identificación delas formas constructivas o naturales del espaciosagrado, otras propuestas se han centradoúnicamente en los santuarios o lugares sacros detipo urbano, como los estudios de M. Almagro-Gorbea y T. Moneo (Moneo, 1995; Almagro-Gorbea, Moneo, 2000) que distingue santuariosdinásticos, integrados en estructuras domésticas,y templos, edificaciones especificas de culto, entrelos que distingue el tipo semítico y el tipo clásico.C. Aranegui, analizando únicamente los santuariosurbanos, los integra en su entorno geográfico,distinguiendo entre lugares sacros del litoral y delinterior, relacionando estas estructuras sagradascon la actividad comercial a partir de ciertosindicadores que guardan relación directa con laadministración y el comercio, como son laubicación estratégica, controlando las vías decomunicación y la presencia de escritura greco-ibérica (Aranegui, 1994).

Siguiendo estas pautas de ordenación, quepermiten realizar una primera lectura de conjuntode los vestigios arqueológicos donde se realizanlas actividades religiosas previa a las interpre-taciones fundamentadas sobre la naturaleza de lasprácticas religiosas, los espacios rituales del áreade estudio podrían ser clasificados de la siguienteforma:

- Lugares de culto urbano: el departamento F1 dela Serreta, el Santuario del Despothes Hippondel Pitxòcol y el posible espacio de culto delcastell de Cocentaina.

- Lugares de culto periurbano: el santuario de laSerreta.

- Lugares de culto extraurbanos: Las cuevas-santuario.

La Cova dels Pilars.La Cova de la Dona.

- Las necrópolis.La necrópolis de la Serreta.Los restos funerarios monumentales:

Balones, Benimassot y l’Horta Major.

De forma simplificada, estas categorías deespacios de culto pueden resumirse en dosgrupos: A) lugares de culto que están relacionadoscon un asentamiento, en los que podríamos incluirel espacio de culto urbano del departamento F1, eldel Pitxòcol y el de Cocentaina, y las necrópolis,que se vinculan estrechamente a los lugares dehábitat; B) lugares de culto que se relacionan conun punto destacado del paisaje natural, vinculadoa varios asentamientos; englobaría el santuario dela Serreta y la cuevas-santuario de Els Pilars y elMoro.

Iniciaremos nuestra exposición con loslugares sacros relacionados directamente con losasentamientos, trataremos primeramente de lasnecrópolis.

Las áreas de enterramiento están íntima-mente relacionadas con los espacios de hábitat,en cuya proximidad se suelen ubicar, general-mente junto a los caminos de acceso, con tanestrecha relación que permite sugerir la posibilidadde que en el momento del ordenamiento delespacio, previo a la construcción del hábitat, setomaría en consideración el terreno disponiblepara la ubicación de la necrópolis (Abad, Sala,1992, 147-148).

En el caso concreto que nos ocupa, larelación entre el poblado y la necrópolis de laSerreta es evidente, al situarse junto al camino deacceso, muy cerca de la puerta de ingreso aescasos 8 metros de la murallas del poblado(Llobregat, Cortell, Juan, Segura, 1995). De losrestantes vestigios funerarios, su aparición fuerade contexto no nos permite aseverar la localiza-ción de la necrópolis a la que pertenecían. Noobstante, la existencia de núcleos de hábitat en las

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proximidades de los lugares de hallazgo de losrestos funerarios, nos permiten relacionarlos conellos. De esa manera, los restos de Balones debenser interpretados como pertenecientes a lanecrópolis del oppidum del Pitxòcol, emplazada enel cercano Collado del Zurdo; el monumento del’Horta Major debió pertenecer a la necrópolis, oun enterramiento, relacionado con el asentamientohomónima, situada en unos terrenos algo máselevados que el lugar de hallazgo de los restos deledificio; las esculturas de Balones debemosvincularlas con un hábitat próximo localizado aloeste de la actual población.

Estas necrópolis se vinculan a dos tipos deasentamientos: en el caso de los restos monu-mentales del Collado del Zurdo y la necrópolisexcavada de la Serreta se relacionan con losamplios núcleos fortificados de altura de losrespectivos valles del territorio, es decir se trata delos oppida principales, que en el caso de laSerreta se convertirá en la ciudad capital delterritorio. Los monumentos funerarios de l’HortaMajor y de Benimassot debemos vincularlos asendos establecimientos agrícolas de tamañomedio, definidos como aldeas.

Estos vestigios funerarios que muestran laexistencia de una clase social destacada, bien através de los ajuares de gran riqueza, bien através de estos restos escultóricos, es lógicoencontrarlos en las necrópolis de los oppida, pueses en estos núcleos principales del poblamientodonde debieron residir las elites rectoras de lasociedad. La relación de este tipo de tumbasdestacadas con los hábitats de l’Horta Major y deBenimassot sugiere que en las aldeas sereproduce la estructura social de los oppida, y laselites aristocráticas residentes en los principalescentros rectores del poblamiento también habi-taban en los núcleos de carácter agrícola.Posiblemente estos personajes serían losprincipales propietarios de la tierra de cultivo delentorno de estas aldeas.

La relación de los monumentos funerarioscon las elites que habitaran junto a sus posesionesterritoriales, es la explicación que se nos antojaplausible a la luz del conocimiento arqueológico delos hábitats de Benimassot y Horta Major que, enningún caso, parecen poseer otro rasgo destacadosalvo la proximidad de buenas tierras de cultivo.No obstante, esta explicación no es la única quese puede proponer, M. Almagro-Gorbea señalóque el monumento de l’Horta Major se ubicaba enla Hoya de Alcoi porque es un lugar de destacadaimportancia como nudo de comunicaciones, pues

se halla en la encrucijada de caminos de trazadonorte-sur, que une Xàtiva y Alacant, y este-oeste,que enlazan la costa y el interior meseteño. Esteinvestigador argumentaba la importancia de lasvías de comunicación en el desarrollo económico,social y cultural de los pueblos ibéricos, por lo queel control de estos caminos explica en granmedida el carácter jerárquico de la sociedad y lanecesidad de resaltar al jefe mediante monu-mentos ubicados en los cruces de los viariosimportantes, como el de Alcoi (Almagro-Gorbea,1982, 199). Aunque estamos de acuerdo en laimportancia de los valles de Alcoi comoencrucijada de caminos y el papel de su control enel desarrollo cultural de la zona, disentimos en larelación del edificio funerario con las vías decomunicación. La ubicación exacta del monu-mento de l’Horta Major no refleja esta pretensiónde vincularse a los principales ejes viarios, ya quela zona donde se erigió no parece destacarseespecialmente por sus posibilidades de tránsito yaunque se emplaza junto a una vía de comu-nicación, esta es un ramal secundario que noposee una destacada importancia en la articu-lación del territorio. De haber tratado de primar larelación con las vías de comunicación se hubiesebuscado un emplazamiento más destacado,especialmente en la zona central de la comarca,en las proximidades de Cocentaina, verdaderonudo estratégico donde confluyen los caminos dela zona.

Los vestigios escultóricos analizados sontestimonio de necrópolis pertenecientes a unmomento antiguo de la cultura ibérica, alcanzandolos inicios de la época plena, según la adscripcióncronológica de estos restos escultóricos (Abad,Sala, 1992, 156), así como las datacionespropuestas según los rasgos estilísticos y elparalelismo de las piezas que sugieren fechas defines del siglo V aC para los leones de la Vall deSeta (Chapa, 1985, 152) o de mediados del sigloIV aC para el monumento de l ’Horta Major(Almagro-Gorbea, 1982, 201). En esta faseantigua o de inicios del periodo clásico, seinterpretan los monumentos funerarios comomanifestaciones del poder de una elite aristo-crática de carácter heroico que plasma su dominiosobre la sociedad a través de sepulturas querequieren el trabajo especializado de canteros,constructores y escultores, lo que evidencia supoder económico y político, especialmente de sucapacidad de controlar la producción y laapropiación del excedente (Chapa, 1998, 114).Estas sepulturas cumplirían la función de

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cohesionar la sociedad en torno a los linajesdominantes que, a través de estos monumentos,perpetúan su memoria y su dominio sobre el restode la población (Ruiz, Molinos, 1993, 263-266;Almagro-Gorbea, 1998). De esta forma debemosinterpretar las evidencias de l’Alcoià, expresión dela existencia de unos linajes destacados en elseno de algunas de las poblaciones de rangoprincipal o secundario. Hay que destacar queestas manifestaciones se dieron especialmente enuno de los valles comarcales, la Vall de Ceta, queno parece poseer ningún rasgo destacado yparticular respecto a las otras áreas de la cuencadel Río de Alcoi.

Esta primera fase, en la que se encuadranlos monumentos funerarios, evoluciona hacia unasformas más complejas de sociedad, con unaampliación de las elites y de la masa social conderecho a ser enterrados en las necrópolis, en unproceso de sustitución de las viejas elitesheroizadas hacia formas de aristócratas-guerrerosde carácter gentilicio (Ruiz, Molinos, 1993; Chapa,1998; Almagro-Gorbea, 1998).

Este cambio se trasluce en la disminución odesaparición de las formas monumentales de lassepulturas de alto poder adquisitivo y el trasladode la manifestación de poder desde las formasiconográficas hacia el ajuar funerario del interiorde las tumbas. En estos ajuares destacan loselementos relacionados con el banquete y laguerra, es decir, las copas de importación y elarmamento, elementos distintivos propios de lasclases que controlan los medios de producción y elcomercio (Chapa, 1998, 119). Estos ajuares sonlos que nos permiten observar el estatus de cadapersona. Como ya hemos mencionado, ladocumentación de la Serreta permite seguir, agrandes rasgos un proceso semejante. Durante elsiglo IV aC una serie de personajes, cuyassepulturas destacan por la realización de sencillasestructuras de empedrado y la presencia deajuares de mayor riqueza. A medida que avanzaesta centuria desaparecen las distincionessignificativas en los tipos de sepultura, dando pasoa la aparición de un conjunto de sepulturas enhoyo perteneciente a un grupo de guerreros sobrelos que sobresalen los caballeros que serían losaristócratas destacados entre la elite armada deiguales (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998). Junto aestos enterramientos aparece un grupo desepulturas cuyo ajuar no parece reflejar un estatusdestacado, por lo que su presencia en lanecrópolis puede deberse a las relaciones delinaje o clientela con un jefe o patrono.

Además de las necrópolis, encontramos otraserie de espacios rituales vinculados estrecha-mente a los núcleos de hábitat, Se trata deespacios de culto urbanos, representado por eldepartamento F1 de la Serreta. Los elementos deeste espacio nos permiten caracterizar laexistencia de este espacio nos inducen a valorar elcarácter elitista del espacio, con cerámicas condecoración figurada, vajilla de importación, unalámina de plomo escrita, un pinax de terracota,etc. Elementos que nos refieren a las clasesdirigentes del poblado.

El espacio de culto adquiere una formaarquitectónica poco definida, en la que no existenunos rasgos constructivos destacados, más bienparece que se trata de un ámbito doméstico, quesugiere un carácter restringido del culto, quizá decarácter gentilicio aristocrático, desarrollado en lacasa de un miembro destacado del linaje, dondese realizan unos rituales eminentemente elitistas,en forma de culto privado que implica a unsegmento de la población. No se trata de un cultode la colectividad en un espacio publico ydestacado del hábitat.

Contamos con muy poca información paracaracterizar el ritual que debió desarrollarse eneste espacio, básicamente parece tratarse de unaofrenda de piezas de destacado valor, relacio-nadas con actividades especializadas, vasoslitúrgicos y excedentes agrícolas almacenados enun buen número de recipientes de transporte yalmacenaje.

Para tratar de aproximarnos a la naturalezade este departamento repasaremos algunoslugares de nuestro entorno que se han inter-pretado como espacios cultuales integrados enestructuras domésticas, con los que podemosencontrar las semejanzas más notables, debido ala proximidad geográfica, cronológica y cultural.Hemos seleccionado el pozo votivo del Amarejo ylos lugares de culto del Camp del Turia: eldepartamento 2 del Castellet Bernabé, losdepartamentos 1 y 14 del Puntal dels Llops y losdepartamentos 12, 13 y 14 de la manzana 4 deSant Miquel de Lliria, todos ellos situados en elámbito del levante ibérico, en el área culturaledetano-contestana y datados en los años finalesdel siglo III aC.

Los lugares de culto mencionados en esteapartado se pueden interpretan dividiéndolos endos categorías:

-Por una parte nos encontramos con un lugarde culto de carácter colectivo. Es el templo de

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Sant Miquel. El espacio recuerda el esquema demodelo fenicio de templo con el témenos, el pozovotivo o bothros comunicado con el sanctissimus através de una escalera. La similitud se encuentraen la distribución de espacios y uso (Bonet, Mata,Guerín, 1990, 192). Se trata de una construcciónde carácter público, simbolizadora del poderpolítico, una de cuyas manifestaciones másevidentes es su carácter cultual. Los objetos decarácter femenino como las fusayolas y las pesasde telar, las terracotas y las escenas pintadas,sobre los vasos, representando a una damaentronizada y danzas mixtas, sugiere la devocióna una divinidad femenina de carácter agrícola a laque se habrían ofrendado los instrumentos deldepartamento 14 (Bonet, Mata, 1997, 131).

Dentro de esta clasificación, el Pozo Votivodel Amarejo se trataría de un lugar de culto decarácter colectivo, pues se encuentra en un lugarpúblico, en un espacio de tránsito en el hábitat, alexterior en una de las terrazas del poblado, por loque no podría tratarse de un culto de tipodoméstico privado. No obstante este no es untema que traten los investigadores de este lugar,centrándose en la descripción del tipo de ritual quehan podido rastrear (Broncano, 1989, 33-34),caracterizado por las ofrendas a una divinidadfemenina de carácter agrícola a la que seofrecerían diversos frutos y objetos, presumi-blemente en el otoño.

-Por otra parte encontraríamos lo lugares deculto de carácter doméstico. El departamento 2 deCastellet Bernabé, forma parte de una granvivienda y en el se realizaría un culto de carácterdoméstico (Bonet, Mata, Guerín, 1990, 192). En elPuntal dels Llops, el carácter del poblado, altratarse de un fortín con un funcionamientointegral, complica la interpretación. En eldepartamento 1 debieron concentrarse los ritualesque constituían la vida religiosa del poblado,mientras que en el departamento 14 se realizaríaun culto específico en relación a la memoria de losantepasados familiares (Bonet, Mata, Guerín,1990, 192).

Atendiendo a los ejemplos mostrados, eldepartamento F1 presenta elementos semejantescon ambos tipos de espacio presentados, pero, almismo tiempo, ofrece significativas diferencias quenos impiden proponer una comparación satisfac-toria.

En relación con los espacios domésticosedetanos el departamento F1 comparte suarticulación en una dependencia de carácter

doméstico, aunque carece de elementosestructurales que permitan hablar de unadiferenciación del departamento. No obstante, lanaturaleza del culto es distinta, ya que en elespacio de la Serreta no podemos hablar de unculto de carácter doméstico y familiar, dedicado alos antepasados, pues el registro no nos sugiereque nos encontremos ante una capilla doméstica,al carecer, incluso, de un componente tansignificativo como es el hogar.

El registro material del espacio F1 nos remitea un culto a una divinidad femenina de carácteragrícola, protectora de la fecundidad, como se hainterpretado la terracota de la Diosa Madre, a laque se ofrendarían las piezas que hemospresentado e incluso productos agrícolascontenidos en los abundantes recipientesdocumentados. Siguiendo esta interpretación, eldepartamento se asemejaría a los espacios deculto colectivo, como el templo de Edeta o el pozovotivo del Amarejo, pero no posee elementosconstruidos diferenciados, como los pozos votivos,ni una disposición interior compleja.

Por ello pensamos que el departamento F1puede tratarse de un lugar de culto de carácterprivado ya que arquitectónicamente no sediferencia del resto de construcciones de carácterdoméstico. En este espacio se pudo celebrar unculto de participación restringida a las elites de lacomunidad, relacionados por vínculos de linaje oclientelas, que celebrarían en este lugar susrituales de cohesión como grupo social.

Hemos planteado algunas hipótesis acercade este departamento F1 y sus destacadosmateriales, aunque somos conscientes quenuestras conjeturas carecen de la suficienteconsistencia, al no estar avaladas por unaevidencia arqueológica clara proporcionadadurante el proceso de excavación.

En lo que respecta a los vestigios del Pitxòcoly el Castell de Cocentaina, la interpretación se veimposibil itada dada la nula informaciónarqueológica que poseemos de ambos asenta-mientos. Por el momento únicamente podemosseñalar la existencia de elementos relacionablescon espacios de culto de carácter urbano, pues lostestimonios se relacionan con estos hábitats. Losestudios realizados sobre el poblamiento ibérico dela zona (Grau, 1998; 2000) interpretan estosasentamientos como enclaves principales dentrode la escala jerárquica del poblamiento. Se trataríade sendos oppida que ejercen su dominio sobresubunidades de las comarcas de l’Alcoià y elComtat, como la Vall de Seta en el caso del

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Pitxòcol y el área central del Comtat por parte delCastell de Cocentaina. Estos oppida estaríansubordinados al principal enclave del territorio laSerreta, que ejercería las funciones de capital enel siglo III aC (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998).Posiblemente los espacios de culto estaríanrelacionados con las funciones de control políticoque ejercerían estos enclaves.

En cuanto a los espacios de culto decarácter extraurbano, que no se encuentranrelacionados, al menos de forma directa, connúcleos de asentamiento, nos referiremos a lascuevas-santuario y al santuario de la Serreta.

En cuanto al santuario de la Serreta, yahemos señalado su carácter mixto como espaciosacro íntimamente relacionado con el núcleo dehábitat y que al mismo tiempo responde a un cultode carácter territorial.

Los inicios del santuario no pueden esta-blecerse con claridad, posiblemente su creacióncoincida con el inicio del hábitat, a principios delsiglo IV aC, pero no podemos aseverar nada alrespecto. Lo que sí ha podido establecerse es unmomento de esplendor en el siglo III aC,coincidiendo con el auge del poblado al que sevincula. En este periodo se viene interpretando laemergencia de los grandes santuarios periurbanosde carácter territorial relacionados con lareconstrucción de proyectos políticos de carácterétnico (Ruiz, Molinos, 1993, 157).

Siguiendo esta línea, es especialmentesugerente relacionar el auge del santuario de laSerreta con la voluntad de articular un territoriopolítico y económico de carácter comarcal queexcediera los propios territorios de los oppida de laregión, sobre los que emergerá la Serreta comocapital de una unidad política mayor, en unproyecto étnico en el que un poblado se expandehacia la periferia, imponiéndose sobre losrestantes oppida, que mantendrán sus funcionesrectoras sobre sus respectivos entornos, perosubordinadas a la ciudad en una estructura depoblamiento más jerarquizada (Olcina, Grau, Moltóet alii, 1998). Se puede interpretar que en corres-pondencia con este proceso de urbanización yjerarquización se avanza hacia formas colectivasde religiosidad ligadas a la ciudad y el territorio(Aranegui, Prados, 1998, 135)

El santuario de la Serreta debió ser el centroreligioso que dio cohesión e identidad a laspoblaciones de los valles de Alcoi. Acerca delfuncionamiento de este santuario nos da cuentalos centenares de figurillas de terracota recupe-rados en las laderas del cerro donde se erigía el

lugar sacro. El culto consistía en la ofrenda dehumilde exvotos de arcilla. Estas piezas querepresentaban a los oferentes con tipos femeninospredominantes, con figuras de mujeres vestidascon un manto recogido sobre los brazos o cabezasmasculinas que repiten el gesto de los orantes deelevar la mirada hacia lo alto (Aranegui, Prados,1998, 141-142).

El santuario se dedicaba a una divinidadnutricia que adquiere la forma de una mujer queamamanta dos niños, figura de clara raigambremediterránea, Diosa-Madre de la fecundidad,relacionada con los ciclos agrícolas dereproducción de plantas y ganados, así como lapropia reproducción humana.

La celebración de algún tipo de festividadreligiosa ha sido propuesta para señalar la funcióneconómica de los santuarios, donde acudirían loscampesinos de las proximidades, en días demercado o ferias, a cumplir con una actividadeconómica y una función ceremonial (Aranegui,1994, 127).

La propuesta de funcionamiento de un centroreligioso como sede de actividades económicas hasido también valorada dentro del papel deredistribución de los productos de comercio delárea de Catalunya occidental (Principal-Ponce,1998, 203). En esta zona se ha propuesto laexistencia de ferias-mercado convocadas de formaestacional y relacionadas con actividadesreligiosas de tipo agrario, a las que acudirían losmiembros de varias comunidades con el motivoprincipal de la participación en la festividadreligiosa y para tratar cuestiones ajenas a lacelebración: convenios y pactos entre grupos,clanes o linajes; liquidación de favores, deudas ocontribuciones; administración de justicia en elámbito territorial y la organización de un mercadoal que afluirían los excedentes del territorio y losbienes llegados por el comercio con el litoral.

La festividad religiosa ofrecería la oportu-nidad de entablar todo tipo de relaciones sociales yeconómicas, acciones que se encontraríanprotegidas y reguladas por el carácter religioso delevento. Este sistema de captación-redistribución debienes vendría condicionado por la disponibilidadde los grupos sociales/comunidades a participar deestos mercados para satisfacer unas necesidadesde tipo social y económico (Principal-Ponce, 1998,203).

El mecanismo analizado se adecuaperfectamente al funcionamiento de las activida-des de comercio y redistribución del santuarioobjeto de estudio. En relación con el particular, ya

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se había señalado la función de los santuarioscosteros y del interior del área sudeste, entre losque se incluye la Serreta, como dinamizadores delcomercio en época ibérica plena (Aranegui,1994,127). Recientemente se ha analizado laimportancia como centro comercial de la Serretaevidenciada por la similitud entre los repertorioscerámicos de importación de la Serreta y los delTossal de Manises, el principal puerto de la costaalicantina durante el siglo III aC, lo que permitesugerir las relaciones comerciales entre estenúcleo costero desde donde l legarían losproductos a la Serreta para ser redistribuidosposteriormente (Olcina, Grau, Moltó et alii, 1998;Sala, 1998).

En resumen, el santuario de la Serreta, debiójugar un papel fundamental para el fortalecimientode formas políticas de carácter comarcal, alcohesionar el territorio en torno a un capital dondese entablan relaciones de tipo religioso, social ypolítico al amparo de un lugar de culto común atoda la población del valle. Del mismo modo, elsantuario ejerció un papel fundamental en laconsolidación del núcleo urbano mediante laintensificación de las actividades económicas,especialmente como centro de captación yredistribución de bienes con los que establecerrelaciones comerciales entre la costa y el interior,localizada en los polos de la Serreta-Tossal deManises, en una estructura diferenciada de la deperiodos anteriores en la que se atestiguanintercambios fluidos a través de la llegada decerámicas áticas, pero siguiendo canalessensiblemente diferentes y en la que tuvieron unpapel preponderante otros centros del interior,quizá el Puig, y del litoral, especialmente la Illetadel Banyets de Campello (García, Grau, 1997).

De esta manera podemos observar cómoquedan interrelacionadas las funciones religiosas,políticas y económicas en el principal asenta-miento del área.

Los otros lugares de culto no urbanos sonlas cuevas santuario, donde la selección de losobjetos depositados, a diferencia de las otrascavidades con materiales ibéricos, nos permiteatribuirles una función singular de carácter ritual.

Tradicionalmente, ha venido considerándoseque las cuevas-santuario debían relacionarse conun ritual en el cual la presencia del agua era muyimportante, ya que la mayoría de las cuevas sedestacaba la presencia de nacimientos de agua yasociados a ellos los pequeños vasitos calici-

formes relacionados con algún ritual de libaciones(Gil-Mascarell, 1975).

Algunos autores profundizan en elsignificado de los rituales celebrados en lascuevas y a partir de sus características dealejamiento y las dif icultades de acceso,normalmente atravesando trazados laberínticos,en lugares oscuros y peligrosos, nos ofrecen unainterpretación relacionada con un rito de tránsitodel joven a la edad adulta que entraña unaceremonia de iniciación celebrada en la noche ycon una gran carga mística (González, 1993). Otrotipo de interpretaciones ofrecen una visión deestas cuevas como centros de peregrinación a loscuales accederían de manera colectiva lospobladores de asentamientos próximos que, enforma de romería, acudirían a rendir culto a susdivinidades (Serrano, Fernández, 1992, 27). Paraaproximarnos a la interpretación de la función y elritual seguido en estas cuevas, debemos acudir alos materiales aparecidos y a la relación con elterritorio y el poblamiento.

En el área de estudio encontramos doscuevas a las que podemos atribuir esta funciónreligiosa, aunque con características distintas. LaCova del Moro posee el rasgo principal quetradicionalmente se ha empleado para identificarlas cuevas santuario, verbigracia la presenciapredominante en su registro material de los vasoscaliciformes. La Cova del Pilars no parece seguiresta pauta, pues entre materiales recuperadosdestacan las cerámicas áticas de importación quedebido a su valor debieron ser ofrenda, comotambién debieron serlo algunos pequeñoselementos de bronce como anillos y pulseras.Junto a estas piezas destacadas, aparece unnumeroso conjunto de ollas de cocina nos inducea pensar que estas piezas en sí no eran laofrenda, pues estas cerámicas no tienen más valorque el puramente funcional, más bien podemosinterpretar que fueron empleados como recipientescontenedores de algún tipo de ofrenda de carácterorgánico, hoy perdido, como trigo, bellotas,plantas, u otros productos, tal como se ha podidodocumentarse en otros lugares de ofrenda como elpozo votivo del Amarejo (Bonete, Albacete) dondeel grueso de los materiales ofrecidos eran objetosalimentarios: frutas frescas y secas, semillas,porciones de carne de animales jóvenes(especialmente la cabra y la oveja), huevos yposiblemente otros de perduración imposible(queso, miel, leche, etc.) depositadas enrecipientes cerámicos (Broncano, 1989, 240).Pensamos que nos encontramos con un ritual de

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este tipo: de forma individual o colectiva, serealizaban unas ofrendas en que el verdaderoexvoto no era el continente sino el contenido que,desgraciadamente, no podemos conocer.

No obstante, la aparición de estosrecipientes de cerámica de cocina, posiblescontenedores de ofrendas depositadas en lascuevas-santuario, no han sido señaladas en lostrabajos que han tratado estos lugares (Gil-Mascarell, 1975; González, 1993) y esta ausenciacontrasta con la fuerte aparición en la Cova delsPilars. Tan sólo hemos podido documentar laaparición de ollas de cocina en el estudio de lascuevas del Puntal del Horno Ciego (Martí Bonafé,1991, 157) y, sobretodo, las encontramosdocumentadas en otra cueva del ámbitomontañoso de la provincia de Alicante: la Cova dela Moneda donde se recuperó un interesanteconjunto de treinta ollas de cocina con perfiles ytamaños idénticos a las de la Cueva dels Pilars.Estas ollas son los materiales más abundantes ycasi únicos junto a otro conjunto de vasoscaliciformes (Cerdà, 1983; 1996). Este paralelismonos lleva a plantear la posibilidad de que setratase de un ritual de ofrenda local que se basaen el empleo de estos recipientes para contenerlas ofrendas de productos alimenticios. Noobstante, mientras no conozcamos con detalle lascerámicas recuperadas en las cuevas-santuario nosabremos las diferencias regionales que puedanhaber entre los depósitos de diversas zonas.

Podemos diferenciar claramente dos tipos decavidades según su registro material, por unaparte la Cova del Moro, en la que encontramos losclásicos vasitos caliciformes propios de estascuevas rituales, por otra parte la Cova dels Pilarscuyos materiales no muestran una completaanalogía con las cuevas-santuario ibéricas delPaís Valenciano, pero debemos incluirla dentro deeste conjunto de lugares sacros, ya que elconjunto del centenar de ollas de cocina no seexplican con una funcionalidad doméstica sinocomo recipientes de ofrendas, acompañadas porotras piezas de valor como la cerámica ática y lospequeños ornamentos de bronce.

Por otro lado, la fisonomía de ninguna de lasdos cuevas muestra un trazado laberíntico dedifícil y arriesgado acceso, por el que introducirseen un peligroso tránsito. La Cova dels Pilars es unlugar majestuosamente destacado en lanaturaleza con una amplia habitación dominadapor robustas estalactitas, con presencia de agua ydonde la luz entra filtrada desde la puerta y grietassuperiores, creando un ámbito proclive a acoger

rituales o ceremonias religiosas. La Cova del Moroes tan sólo una pequeña cavidad hoy día muytransformada.

El tipo de ritual que se puede practicar enestos lugares, a juzgar por las características deldepósito material, estaría muy diferenciado. Poruna parte en la Cova del Moro, el registro sugiereun rito individual de depósito de vasitoscaliciformes tratan haber realizado algunaslibaciones o haber prendido, utilizándolos comocandiles, una pequeña luz, tal y como se havenido proponiendo para estas cavidades (Gil-Mascarell, 1975; González, 1993). Mientras queen la Cova dels Pilars el tipo de ofrenda sería deproductos orgánicos de uso cotidiano depositadosen las ollas de cocina, así como otros ofrendas demás valor como las pequeñas piezas de bronce ylas cerámicas de importación ática. No sabemos sifueron depositadas por los habitantes de unpoblado o de diversos, individual o colectivamente,pero cabe pensar que las ofrendas más valiosas,en especial el ánfora de figuras rojas, debieron serdonaciones colectivas, o a lo sumo, de unpersonaje muy poderoso de la comunidad.

En cuanto a la relación de las cuevas con elterritorio donde se inserta y el posible vínculo conel poblamiento del entorno, los diferentes autoresque han tratado el tema no han l legado aconclusiones definitivas. Por una parte se hamencionado la posibilidad de que las cuevasejercieran una atracción sobre diversos poblados,cuyos habitantes acudirían quizá en forma deromería comunitaria (Gil-Mascarell, 1975, 327-328;Abad, 1986, 163).

En la Cueva dels Pilars, la relación con elterritorio y los poblados de su alrededor no estádemasiado clara; por una parte podemosrelacionar la cavidad con el cercano poblado de laCovalta ubicado frente a la cueva, en la otravertiente del valle y que se divisa perfectamentedesde la boca de la cueva, orientada hacia estehábitat. También es posible poner en relación lacueva con otros poblados del entorno comoErrecorrals, el Cabeço de Mariola (Grau, Moratalla,1998) y el ya mencionado de la Covalta, con lamisma cronología centrada en el siglo IV aC. Noobstante, la relación que nos parece másimportante es con la vía de comunicación quedomina, pues la cueva se encuentra en una laderacontrolando perfectamente el paso de la Valleta deAgres, prolongación oriental del corredor deBeneixama, camino natural de conexión de lastierras de la Hoya de Alcoi y el Comtat con lastierras de la Meseta por la zona de Villena. Por su

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parte la Cova del Moro se localiza en el Barrancde Turballos, próximo al asentamiento de l’Alt delPunxó, que se emplaza escasos kilómetros al sur.Como ocurría con el caso anterior, la relación conuna vía de comunicación parece más intensa quecon un poblado, pues la Cova del Moro seencuentra próxima al camino ascendente hacia elpaso de la Vall d’Albaida, la principal vía decomunicación hacia el norte.

La posible relación de las cuevas-santuariocon los caminos naturales también se puederastrear en la otras cuevas del ámbito septen-trional alicantino. Encontramos la Cova Pintadominando el valle del río Guadalest, caminonatural de penetración desde la costa de la MarinaAlta hacia las tierras del interior, y la Cova de laMoneda se ubica junto a la vía de comunicaciónque supone la Foia de Castalla, en el cruceformado por esta cubeta y un pequeño paso quetransversalmente cruza la Serra del Menejadorpara comunicarse con el valle de Polop: el llamadoCamino Viejo de Onil que atraviesa l’Alt de Biscoi.

De esta manera, admitiendo el vínculo entreestas cuevas-santuario y los caminos de lamontaña, podemos interpretar que estos lugaresde culto tendrían una relación con las vías decomunicación que conectarían los valles de Alcoicon las comarcas vecinas, tanto del ámbitocostero como del interior. Este dominio sobre lasvías de tránsito nos lleva a interpretar su cultorelacionándolo con la circulación y la protecciónen los viajes. Cabe recordar la existencia dedivinidades prerromanas protectores de loscaminos que protegían los lugares de paso y quemás tarde, con la romanización, se convertiríanen los llamados lares viales (Ruiz-Gálvez, 1995,22). Con este mismo sentido de santuarios depaso o de tránsito se han interpretado lossantuarios oretanos: Collado de los Jardines yCastellar de Santiesteban que, salvando lasdistancias, t ienen algunos elementos decomparación como su ubicación en cuevas connacimientos de agua próximos o en el mismolugar y el emplazamiento controlando las vías decomunicación en estrechos pasos de montaña(Prados, 1995). Aunque estos santuarios hantenido un desarrollo mayor, como prueban losimportantes conjuntos de exvotos de broncerecuperados, son ilustrativos de la relación conlos caminos naturales. De una manera máshumilde podemos relacionar las cuevasalicantinas con esta misma sacralización de loslugares de tránsito.

Podemos pensar que en las cuevasestudiadas se depositaban ofrendas en espera oen gratitud por algún bien, que es sugerentevincular con la circulación y las comunicaciones, ajuzgar por el emplazamiento de la cuevadominando importantes vías de tránsito. A estoslugares sacros acudirían los oferentes pidiendo laprotección de la divinidad sobre hombres yganados que debían circular por los caminos, paralo que se celebrarían rituales de purificación yofrenda en el interior de estas cavidades.Podemos suponer que las ollas de cocina sonofrendas de las personas necesitadas de laprotección de la divinidad, o complacidas por esagracia, que depositaban sus dones en el interiorde ollas, quizá pastores que ofrecían leche,mantequilla o queso, en beneficio de la protecciónde sus ganados, quizás ofrendas de vasos deimportación de personajes relacionados lasactividades comerciales y de intercambio queconsiguieron la protección de la divinidad enarriesgadas empresas.

En cuanto a su adscripción cronológica, esdifícil precisar para la Cova del Moro, pues tansólo contamos con algunos fragmentos cerámicosde cronología muy genérica. La Cova dels Pilarsnos proporciona mayores elementos de dataciónpues la mayor parte de las cerámicas deimportación y las piezas de cerámica ibérica nossugieren una cronología entre época antigua yépoca plena, desde mediados del siglo V hastamediados del siglo IV aC (Grau, 1996a). Estemismo horizonte cronológico es el que presentanotras cuevas en las que destacan las ofrendas decierto valor, como las cerámicas de importación,como son la Cova Fosca d’Ondara, con vasoscaliciformes y algunas piezas de importación áticacomo una copa Lamboglia 21 y otra copaLamboglia 25 (Gil-Mascarell, 1975) de la primeramitad del siglo IV aC, o la Cova Pinta, con uncontexto formado principalmente por bolsales yCopas Cástulo de la segunda mitad del siglo V aC(Sala, 1995, 200-201) o la Cova de la Moneda,cuyos caliciformes poseen perfiles muy quebradosque nos inducen a datarlos en época antigua. Setrataría pues de un fenómeno perteneciente a unperiodo que abarcaría la segunda mitad del siglo Vy el siglo IV aC, precisamente en la fase en la quese desarrolla y alcanza el momento de explendorlas actividades de intercambio con el litoral queintroducirán en estas comarcas masivamentevajillas de importación ática (García, Grau, 1997;1998), mientras que posteriormente, a partir delsiglo III aC, no encontramos cerámicas de

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importación depositadas en cuevas santuario delárea de estudio, lo que puede interpretarse comoun cambio en las piezas depositadas o en unabandono de estos espacios de culto en este siglo.Cualquier interpretación está abierta por elmomento pues carecemos de un registroactualizado de los materiales que han ofrecidoestas cavidades, pero con las publicacionesexistentes (Gil- Mascarell, 1975; González, 1993),podemos proponer un uso de estas cuevas ritualescentrado en el tránsito de los siglo V-IV, sin queexistan evidencias de perduración durante el sigloIII aC. El declive de estas cuevas santuario puedeestar relacionado con algunos abandono de lospoblados cercanos, como es el caso del abandonode la Covalta con la Cova dels Pilars, aunque noexiste una concordancia cronológica aceptable,pues el santuario se abandona en un momentoque no sobrepasa el fin del siglo IV aC y la Covaltaseguirá habitada unas décadas más.

Este declive coincide precisamente con elmomento en que observamos el auge de lossantuarios de tipo étnico-territorial, representadoen nuestro ámbito por la Serreta, por lo que esposible sugerir una sustitución de los lugares deculto, desde las cavidades de las áreas de tránsito,hacia un lugar destacado y en una posición centralen el territorio, en un fenómeno parejo al queparece ocurrir con la estructura del poblamiento,pues es lógico suponer que estos lugares sacrosintegrados en el territorio, más que dependientesde un asentamiento, se verían afectados por loscambios acaecidos en la ordenación del territorio.

El culto en cuevas santuario quizá se trata deuna manifestación religiosa de carácter arcaicoque da paso a nuevas formas de religiosidaddando paso a la emergencia de nuevas formas dereligiosidad de carácter urbano, adecuadas a losnuevos focos que concentran el poder económicoy político.

Quizá el declive de la importancia de estascuevas rituales, hacia fines del siglo IV, debarelacionarse con otros fenómenos que acontecenen este momento, como el descenso de la llegadade los productos áticos, el abandono de algunospoblados que hasta el momento habían sido muypujantes, como la Illeta dels Banyets en la costa, oel Puig y la Covalta en el interior, y la emergenciade otros centros que articularán nuevasestructuras de poblamiento, como es el caso de laSerreta.

Es posible que ni tan siquiera exista unfenómeno de declive de las cuevas santuario y ladocumentación que manejamos sea insuficiente y

engañosa en ese aspecto. En el estado actual delconocimiento no queremos formular sólidasafirmaciones, tan sólo queremos sugerir algunascuestiones que se plantean por una aproximaciónmás detallada al fenómeno de las cuevassantuario desde la perspectiva de su espacio y sutiempo. Las propuestas formuladas de adecuacióna las vías de comunicación de una serie de cuevasdel primer momento de la época plena, siglos V-IVaC, en líneas generales parece adecuarse a lascavidades examinadas del ámbito central deContestania, pero la amplitud geográfica delfenómeno de las cuevas-santuario nos sugiereque puedan existir variantes regionales yculturales bajo el rasgo común de sacralización delas cuevas.

CONSIDERACIONES FINALES

A través de este recorrido de los espacios deculto del área de estudio hemos podido comprobarla existencia de una compleja variedad de lugaresque dejan traslucir un mundo religioso deextremada complejidad en el que se contemplandesde áreas de culto con contenido ideológico-político hasta pequeñas manifestaciones dereligiosidad popular; desde espacios construidosen núcleos urbanos hasta sacralización deespacios naturales, cuevas o vías de comuni-cación; desde cultos territoriales y étnicos, hastaritos de carácter individual; en el ámbitocronológico, desde las esculturas ibéricas delperiodo antiguo hasta las tardías figurillas deterracota; desde sencillas copas caliciformes hastacostosas piezas de importación ática... todo unvariado universo de creencias, ofrendas y cultos,acorde a la complejidad social y cultural que habíaalcanzado el mundo ibérico.

En absoluto queda zanjada la interpretaciónde los lugares de culto del mundo ibérico y, delmismo modo, debemos dejar abierta la cuestiónen el área comarcal. Tan sólo pretendemos lapresentación de los espacios tal y como lospodemos interpretar a la luz del conocimiento en laactualidad, con la finalidad de dar a conoceralgunos sitios poco conocidos fuera del ámbito deinvestigación local y poniendo especial atención asu inserción en el paisaje y el territorio centro-contestano, en cuyo seno cobran razón de ser, eníntima relación con la estructura social queorganiza las formas de asentamiento. Sólo con lapresentación sistemática de estos lugares de cultointegrados en los territorios ibéricos, podremosavanzar en este difícil campo de conocimiento.

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TERRITORIO Y LUGARES DE CULTO EN EL ÁREA CENTRAL DE LA CONTESTANIA IBÉRICA

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IGNACIO GRAU MIRA

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1. Relieve de terracota con la Diosa Madre de la Serreta procedente del departamento F1 (Archivo fotográfico del MuseuArqueològic “Camil Visedo” d’Alcoi).

2. Estela del Despothes Hippon del Pitxòcol (Archivo fotográfico del Museu Arqueològic “Camil Visedo” d’Alcoi).

LÁMINA I

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TERRITORIO Y LUGARES DE CULTO EN EL ÁREA CENTRAL DE LA CONTESTANIA IBÉRICA

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1. Escultura de toro de Benimassot (Archivo fotográfico del Museu Arqueològic “Camil Visedo” d’Alcoi).

2. Escultura de dama sedente de Benimassot (Archivo fotográfico del Museu Arqueològic “Camil Visedo” d’Alcoi).

LÁMINA II

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