Daños por heladas en Citricultura: y recomendaciones para ... compartidos...recomendar medidas de...
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Daños por heladas en Citricultura: Análisis y recomendaciones para el manejo agronómico de montes afectados.
Programa Nacional de Investigación en Producción Citrícola. INIA, Uruguay.
Introducción. Las condiciones climáticas desarrolladas en la región centro‐sur de Sudamérica durante los días 7, 8 y 9 de junio de 2012, desencadenaron daños severos en la citricultura nacional debido fundamentalmente a: a) el ingreso de una masa de aire frío desde el oeste del subcontinente, desencadenando heladas mixtas (advección y radiación) el día 7, b) heladas de radiación los días 8 y 9. Estos eventos meteorológicos produjeron heladas de intensidades y duraciones muy pocas veces registradas en Uruguay. Por esta razón los daños ocasionados en las plantas y en las cosechas no fueron los daños típicos de una helada de radiación clásica, de las que habitualmente estamos acostumbrados en nuestra región, sino una combinación de ambas. La presente publicación pretende caracterizar el evento climático ocurrido y fundamentalmente recomendar medidas de manejo agronómico para evitar mayores daños y mitigar las consecuencias de los ya ocurridos, a modo de poder recuperar la productividad de los montes en el corto y mediano plazo. 1) Descripción de las Condiciones Meteorológicas. La masa de aire frío proveniente del oeste de nuestro subcontinente la podemos ver claramente en la figura 1 (INIA‐GRAS/INTA). De ella se desprende que las bajas temperaturas de la superficie terrestre no sólo afectaron el norte de la citricultura uruguaya, sino también casi toda la citricultura de la provincia de Entre Ríos en Argentina. Con más detalle, INIA‐GRAS analizó la imagen para el territorio uruguayo (Fig. 2). Se puede evidenciar una distribución regional de las bajas temperaturas en Uruguay. Según estos datos, en la madrugada del 7 de junio, las zonas más afectadas por las bajas temperaturas estaban en la zona norte del país (Artigas, Salto y norte de Paysandú), mientras que el día 8 de junio a pesar de mantenerse esta regionalización, el área afectada fue mayor. El día 9 se registraron bajas temperaturas en todo el país, pero con menor intensidad. Es conocida la alta cantidad de predios citrícolas que existen dentro de la región de mayor incidencia de las temperaturas extremas, ya sea a nivel de empresas, productores individuales citrícolas y productores con otros rubros además del citrícola. De los registros de las estaciones meteorológicas en las zonas citrícolas, podemos confirmar la variación regional en cuanto a duración e intensidad de las heladas en estos días (Fig. 3; Cuadro 1). Se pueden verificar diferencias importantes en intensidad de la helada, como por ejemplo en Young con una mínima de ‐3,6ºC y 7,30 h de duración en contraste con Chapicuy con ‐5,6ºC y 7 h de duración. El efecto del viento, en la variación de la temperatura del aire fue importante en estaciones como Chapicuy, San Antonio, El Espinillar y Young. En todos los casos la humedad relativa del aire estuvo por encima del 95%. La duración de la helada el día 8 de junio fue mayor en todas las estaciones. Según los registros de estas estaciones, los valores de la temperatura del aire fueron menores y de mayor duración que las heladas registradas en 2007, y según los datos aportados por la unidad de agroclimatología de la Regional Norte de la Universidad de la República, fueron comparables con la intensidad de las heladas ocurridas el 14 y 15 de junio de 1967 (‐5,8ºC y ‐5,1ºC, respectivamente), pero no se cuenta con registros de la duración de las mismas.
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2) Daños observados. En función de la intensidad, los daños observados provocados por las heladas se los puede dividir en cuatro categorías:
• Daños leves: solamente existe daño sectorizado a nivel de copa abarcando brotes nuevos, hojas y pequeñas ramitas (Foto 1).
• Daños moderados: considerable daño en la globalidad de la copa, daño y caída de
fruta, fuerte defoliación, muerte de brotes nuevos y ramas secundarias, mientras que el tronco y las ramas principales no muestran daño (Fotos 2 y 3).
• Daños severos: fuerte defoliación, daño y caída masiva de frutos, muerte de ramas
secundarias, muerte y agrietamientos de corteza a nivel de ramas primarias (Fotos 2, 3 y 4).
• Daños extremos: fuerte defoliación, daño y caída masiva de frutos, muerte de
ramas secundarias y necrosis y agrietamientos de corteza a nivel de ramas primarias y de tronco que comprometen la supervivencia de la planta (Foto 5).
Se está a la espera del resultado final del relevamiento de la extensión e intensidad de los daños ocurridos, pero puede adelantarse que estos daños, según esta clasificación, fueron en muchas zonas de moderados a severos. No se evidencian en montes adultos situaciones de daño extremo, sino que esta situación puede darse en montes jóvenes. 3) Variables que explican los daños observados en los montes.
3.1. Variabilidad topográfica. Si bien puede observarse en algunas zonas una localización topográfica de los daños, esta distribución no se dio exclusivamente en las zonas bajas; se han observado daños en montes de posición intermedia y altas de las laderas. Esta variabilidad en la distribución de los daños puede ser explicada fundamentalmente por los componentes advectivos y de radiación que se dieron, con especial énfasis el día 7 de junio. Es frecuente observar una disminución de daños cerca de las cortinas, mientras que las plantas más expuestas presentan daños más severos. Dependiendo de la variedad y del cuidado general del cultivo (riego, fertilización, cortinas, etc.), se observaron daños principalmente en hojas, frutos, ramas secundarias y en algún caso ramas primarias y tronco.
3.2. Susceptibilidad varietal y portainjertos. En términos generales es la variedad y no el portainjerto el que confiere mayor capacidad de tolerar las heladas. Aunque puede ser variable dependiendo de las condiciones topográficas, edad, estado fisiológico y nutricional de las plantas, podemos mencionar que no todas las variedades son igualmente susceptibles al daño por heladas, tanto por su momento de cosecha (variedades tempranas) como por su capacidad genética para soportar este evento extremo. En cuanto a capacidad genética, puede señalarse a las mandarinas (especialmente Satsumas; Foto 6) e híbridos como los más tolerantes al frío, seguidos del naranjo dulce y pomelos, mientras que limones y limas son los más susceptibles. En la siguiente tabla se puede resumir el grado de susceptibilidad:
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Especie Susceptibilidad Limón Alta Limas Alta Cidro Alta Pomelos Moderada‐Alta Naranjas Moderada Híbridos de mandarina Moderada Mandarina Satsuma Baja Kumquat Baja
De todos modos, la intensidad del fenómeno fue tal que en el área de Chapicuy y Salto a excepción de Zanja Onda y parte de Constitución, se aprecia un daño muy importante de plantas y caída de frutas en variedades de mandarinas de maduración intermedia y tardía tales como Avana, Híbrida (Foto 2 y 3), Montenegrina, M. Común, Ellendale y Murcott. También se verifican daños en planta y caída importante de fruta en variedades como Valencia y, como sería esperable, en limón. La importante cantidad de hectáreas plantadas con mandarinas de estas variedades y de naranja Valencia en la zona de Salto, lleva a que los daños adquieran mayor trascendencia. La capacidad del portainjerto de soportar este tipo de eventos también está condicionada genéticamente, siendo aquellos portainjertos que entran en receso invernal, así como sus híbridos, los que presentan mayor tolerancia. De todos modos el contar con portainjertos más tolerantes a las heladas, si bien puede conferir cierta resistencia a la variedad, no evita mayores daños a una variedad susceptible. Sin embargo un portainjerto tolerante puede llevar a evitar la muerte de la planta y así, su capacidad de recuperación del aparato productivo cuando se retomen las condiciones de crecimiento. Para los casos de los portainjertos más vigorosos, los que en general son más susceptibles, de existir daños moderados, la capacidad de recuperación de la copa será más rápida cuando se retomen las condiciones de crecimiento. En la siguiente tabla se puede resumir la diferente susceptibilidad de los portainjertos de cítricos a bajas temperaturas:
Nombre Común SusceptibilidadL. Rugoso Alta L. Rangpur Alta C. Macrophylla Alta C. Volkameriana Alta Citrumelo Media Citrange Media‐Baja N. Amargo Baja M. Sunki Baja M. Cleopatra Baja Trifolia Baja
Siendo Poncirus trifoliata el portainjerto más utilizado en nuestras condiciones, cabe mencionar que éste es capaz de conferir tolerancia al frío si previamente existen temperaturas bajas que permitan cierta aclimatación (al menos 2 semanas) y permitan que entre en receso. Con esto queremos decir que, de existir un evento repentino de bajas temperaturas sin previo aclimatamiento, es dable esperar daño en la variedad, no siendo el caso para Naranjo Amargo y Mandarino Cleopatra quienes se comportan mejor en ese sentido.
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3.3. Edad de la planta y estado fisiológico. Como valores de referencia podemos mencionar que el daño por frío en plantas no aclimatadas puede darse con temperaturas menores a ‐2ºC; los frutos son dañados a temperaturas inferiores a ‐5ºC, las hojas maduras a temperaturas cercanas a ‐7ºC y las ramitas a ‐8,9ºC, mientras que temperaturas cercanas a ‐4,3ºC son suficientes para dañar la floración. De todos modos hay ciertos parámetros que pueden influenciar la susceptibilidad al daño. En general puede observarse que las plantas de mayor edad (más volumen de copa) han sido capaces de sobrellevar mejor el evento comparado con plantas de 1 a 2 años o árboles en los que recientemente se ha practicado cambio de copa (Foto 7). Este efecto radica en la capacidad de las plantas de mayor porte de retener la radiación infrarroja que emite el suelo durante su fase de enfriamiento. Además se ha observado que plantas con un adecuado manejo nutricional y en condiciones de riego, aunque igualmente han sido dañadas, se han mostrado más tolerantes que plantas previamente estresadas. Concomitantemente se registra mayor daño en plantas que mantenían la fruta sin cosechar. Es importante considerar que adecuadas condiciones de manejo hacen que la nueva brotación, y por tanto la recuperación general de la planta, sea más rápida. 4) Efecto de las heladas en la sanidad de las plantas. Como se ha mencionado anteriormente, los daños que se produjeron en las plantas han derivado en caída de hojas y daño y muerte de ramas, lo que aumenta el riesgo de incidencia de algunas enfermedades si no se toman medidas preventivas. Así, entendemos necesario tomar precauciones principalmente para las enfermedades que se mencionan a continuación:
Mancha negra de los cítricos. En el caso hipotético de encontrarse la enfermedad presente en el cuadro afectado, podrían elevar considerablemente la cantidad de inóculo durante la primavera – verano, cuando los frutos se encuentran en la etapa de mayor susceptibilidad. Por ello se recomienda tomar medidas para acelerar el proceso de descomposición de las hojas caídas en el suelo o disponer de barreras físicas que eviten la dispersión del inóculo.
Cancro cítrico. Para la primavera se espera un crecimiento vegetativo mayor al normal. Se recomienda no descuidar la protección con productos cúpricos de los brotes durante todo el período en que frutos y brotes permanecen susceptibles.
Alternaria. El aumento de las fuentes de inóculo (ramas muertas) y la baja respuesta que tiene esta enfermedad al control químico, llevan a reafirmar la necesidad de equilibrar la brotación de las plantas durante la primavera, donde se dan las mayores condiciones predisponentes para la enfermedad. Se recomienda podar todas las ramas muertas al final del período de riesgo de heladas y retirarlas del monte o quemarlas inmediatamente.
Antracnosis. Ante la presencia de tejido muerto o cuando la piel de las frutas colapsa por algún estrés (caso de las heladas), esas superficies son rápidamente colonizadas por el hongo. Como medida de control se recomienda podar al final del período de riesgo de heladas y eliminar las ramas muertas y dar protección a los cortes con fungicidas.
Melanosis. Los frutos permanecen susceptibles desde las 4 a 6 semanas después de la caída de los pétalos hasta 2/3 de su tamaño final. Se recomienda podar al final del período de riesgo de heladas y eliminar las ramas muertas y aplicar fungicidas durante el periodo de susceptibilidad.
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Hongos de madera. Cuando las lesiones en ramas son subletales, se forma un tejido calloso y éste logra sobrevivir; sin embargo, muchas veces son infectados por organismos secundarios que inducen podredumbre en la madera pudiendo anillar y finalmente matar la rama. Los flujos de crecimiento luego de los fríos pueden tener un aspecto normal, aunque pueden colapsar y morir posteriormente. El rajado en troncos de plantas no solamente es una vía de entrada de organismos secundarios sino también para Phytophthora spp. comprometiendo la vida útil de la planta. Cuando las plantas afectadas son pequeñas (1 o 2 años) se debe evaluar la conveniencia de mantener esas plantas en función de la gravedad de los daños o reemplazar la plantación. En resumen, para este evento de heladas existen prácticas que contribuyen al manejo de varias enfermedades y deberían priorizarse en:
• Realizar la poda de ramas muertas. Ésta deberían realizarse previo a la brotación de primavera con la finalidad disminuir la fuente de inóculo y proteger los tejidos susceptibles. Dado que desde el punto de vista fisiológico las podas se recomendarían hacia fines de primavera (ver ítem 8), es imprescindible la protección de brotes jóvenes y frutos hasta 2/3 de su tamaño final con fungicidas, teniendo en cuenta la situación particular de cada cuadro (susceptibilidad de la variedad, destino de la producción, historia con respecto a enfermedades y la presencia de inóculo).
• Eliminación de tejidos muerto (ramas secas luego de la poda y hojas caídas en el suelo). • Equilibrar la brotación de primavera.
5) Efecto de las heladas sobre las principales plagas. La abundancia de los enemigos naturales puede disminuir en el cultivo debido al efecto directo de las bajas temperaturas. Así, fríos extremos pueden afectar directamente a los parasitoides y depredadores de algunas plagas del cultivo. A modo de ejemplo podemos mencionar lo ocurrido en el norte del país con el Minador de los cítricos (Phyllocnistis citrella). El invierno de 2007 fue particularmente frío, con heladas intensas. Ello provocó una disminución drástica en las poblaciones del parasitoide A. citricola y aunque se lo recuperó en la siguiente temporada, sus poblaciones fueron muy bajas y el daño del minador en las brotaciones de verano y otoño fue muy severo. Asimismo, para las cochinillas las temperaturas extremas son una de las causas más importante de mortalidad sobre las poblaciones de Aphytis, benéfico controlador de cochinilla roja muy importante en Uruguay. Todos los estadios de desarrollo de este parasitoide son afectados adversamente por las bajas temperaturas (aunque los adultos son el estado más sensible), por lo que se prevé algún desbalance en el control natural de cochinillas.
Con respecto a mosca de la fruta, se deberá ser cuidadosos con la fruta caída si ésta presentaba altos índices de picado previamente a las heladas. De otra manera se elevará la fuente de inóculo. Por otra parte, deberá preocuparnos la situación de montes con variedades más tardías, como naranja Valencia, donde por efecto de las heladas se desestime su cosecha oportuna por distintas razones. De esta manera puede quedar fruta sobre la planta hasta la primavera tardía, con el consecuente riesgo de que la mosca logre multiplicar desmesuradamente sus poblaciones. 6) Condiciones de calidad, cosecha y poscosecha.
El fruto ha sido uno de los órganos de la planta más seriamente afectado por las heladas. La fruta dañada, inicialmente no muestra síntomas externos mientras que en su interior aparece deshidratada, con poco jugo y sabor amargo (Foto 8). A medida que el fruto se desarrolla, empieza a mancharse y posteriormente cae. Por estas razones la fruta con daño no puede ser
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remitida al mercado para su consumo en fresco y de ser procesada rápidamente, podría remitirse a la industria.
La medida de manejo para estos casos es eliminar la fruta caída, disminuyendo la fuente de inóculo en campo (Foto 9). Adicionalmente a las buenas prácticas de cosecha ampliamente divulgadas, se recomienda además comenzar a cosechar los cuadros que están sanos o que tuvieron daños leves, teniendo precaución de no mezclar lotes de cuadros con diferentes niveles de daño.
En postcosecha (Packing) será importante la evaluación de los lotes y constatar las condiciones al arribo de la fruta al empaque. Se debería hacer énfasis en el drencher para el control de pudriciones debido a heridas visibles y no visibles como forma de protección de la fruta antes de su procesamiento. Se deberá evaluar de modo continuo el pH y concentración de Hipoclorito de Sodio de la balsa. No descuidar la limpieza y desinfección de la línea de empaque y cámaras; éste será un punto importante a considerar debido a la alta fuente de inóculo que seguramente exista. Se aconseja monitorear la fruta en cámara cada 4 días.
7) Posibles consecuencias de los daños. Según lo descripto en los apartados anteriores, las consecuencias de los daños podrían resumirse en:
• Pérdida total o parcial de lo que resta de la cosecha de 2012 por caída de fruta y limitaciones en la exportación por manchados en la piel y deterioro interno en la calidad de los frutos (pérdida de turgencia, desecamiento y amargor).
• Deterioro importante de la estructura de la copa (hojas y ramas), con la consecuente pérdida de reservorio de Nitrógeno y nutrientes en general. Para el caso de plantaciones nuevas, se ha constatado una importante incidencia de daños severos y por ende una considerable pérdida de plantas.
• Se prevé una reducción potencial de la floración de la próxima primavera (por muerte de yemas y falta de inducción de las que sobrevivan), limitando el rendimiento potencial del próximo año.
• Presencia de frutas dañadas y caídas en el suelo representando un serio riesgo en
cuanto al potencial aumento de la población de mosca de las frutas y de enfermedades a hongos, entre ellas mancha negra, y un aumento significativo de inóculo de Penicillum en el campo. Además existe importante muerte de ramas y ramitas que ofician de fuente de inoculo para enfermedades fúngicas que, de no controlarse, pueden afectar la cantidad y calidad de la siguiente cosecha.
8) Recomendaciones para el manejo de los montes.
• A los efectos de proteger las nuevas brotaciones de las posibles heladas venideras, durante el resto del invierno se recomienda no realizar medidas de manejo que estimulen la brotación de las yemas, como ser la poda temprana y el riego (Foto 10).
• El que las hojas se vean marchitas no se debe a la falta de agua sino al daño producido. Por tanto minimizar el aporte de agua, ya que la pérdida de área foliar limita la actividad
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transpiratoria. Además, previendo la llegada de nuevas heladas, con esta medida se evitará nuevo crecimiento vegetativo. El exceso de agua en árboles estresados además puede incrementar los riesgos de incidencia de Phytophtora spp.
• No deje sin cosechar los cuadros de variedades tardías, aún cuando hayan sido afectados por las heladas. Aunque tengan poca fruta serán sitios muy atractivos para la multiplicación temprana de mosca de la fruta.
• No podar hasta observar la brotación de primavera y verano, en la cual se verá efectivamente el daño producido y permitirá hacer una adecuada selección de las ramas a retirar. Es recomendable eliminar las ramas estructurales dañadas durante el otoño‐invierno 2013.
• Eliminar frutas y hojas caídas en el suelo mediante barrido o incorporación al suelo para
favorecer su compostaje.
• Curar la estructura del árbol con productos antifúngicos y bactericidas en caso de verificarse rajados importantes en la corteza.
• En invierno y primavera, pintar con pintura blanca al tronco y ramas estructurales en
árboles defoliados a modo de evitar el quemado por el sol.
• Desde primavera a otoño se debe considerar que los aportes nutricionales se verán disminuidos. Se recomienda disminuir y fraccionar los aportes de Nitrógeno. Se prevé la aparición de síntomas de deficiencias de micronutrientes, por tanto de ser necesario, aplicar micronutrientes tales como Zinc, Cobre, Manganeso y Hierro vía foliar.
• Para esa época se debe ser muy estricto en el control de enfermedades como cancro, melanosis y mancha negra así como de insectos plaga tales como el minador de los cítricos, cochinillas y pulgones.
• Al retomarse las condiciones de crecimiento a partir de la primavera, es aconsejable
garantizar el adecuado aporte hídrico, acompañando en intensidad (con riegos más frecuentes y de menor caudal) al crecimiento vegetativo.
• Las aplicaciones de ácido giberélico durante la primavera (antesis‐caída de pétalos)
puede mejorar la condición general de la planta, así como estimular el cuajado del reducido número de flores que se generarán y por tanto incrementar sensiblemente la productividad.
• Para el caso de plantaciones nuevas (1‐2 años) con daños extremos sería conveniente
reemplazar las plantas. 9) Manejo Pasivo y Activo. Por último dejamos consideraciones a tener en cuenta para el manejo pasivo de las heladas de modo de prevenir mayores daños en el futuro próximo. Algunas de las medidas deben tenerse en cuenta al momento de sistematizar la plantación y otras son factibles de implementarse previo a la advertencia de helada. Debe tenerse en cuenta que los costos del manejo pasivo, tanto previo a la instalación de un nuevo monte como de montes ya instalados, suelen ser
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menores que las de manejo activo y a corto plazo puede largamente compensar las pérdidas de cosecha y pérdida de plantas ocasionadas por las heladas. A continuación se enumeran las alternativas existentes para evitar o mitigar daños de heladas mediante el manejo pasivo:
• Selección del sitio de plantación. • Sistematización del monte y diseño de canales de drenaje de aire frío. • Levantar las polleras de las cortinas para evitar la acumulación de aire frío. • Selección de variedades y portainjertos tolerantes. • Nutrición. Plantas bien nutridas pueden soportar y recuperarse mejor ante eventos de
estrés. • Evitar el uso de aceites en la temporada de heladas. • Promover la capacidad calórica del suelo mediante el manejo de las entrefilas y la
irrigación previo a una helada. En cuanto a manejo activo, recientemente está disponible en INIA una publicación realizada por el Ing. R. Guarga relacionada con las ventajas y desventajas de las alternativas que al día de hoy se encuentran disponibles para el control activo de heladas, entre las cuales se incluyen el SIS, máquinas de viento, quemadores y aplicación de agua, y cuyos usos se encuentran ampliamente difundidos a nivel mundial. Comentarios finales. De parte del equipo técnico de INIA se ha intentado brindar un abanico de acciones como apoyo a la toma de decisiones para mitigar el impacto negativo de las heladas sobre la calidad, sanidad y productividad del cultivo. En este sentido es importante mencionar que, ante la imposibilidad de aplicar el paquete de manejo global sugerido, se prioricen aquellas medidas de mayor impacto a corto y largo plazo. Finalmente comentamos que es previsible una reducción significativa de la cosecha del año 2013, pero siguiendo las recomendaciones de manejo para las plantaciones afectadas, sería esperable una recuperación de la productividad para el año 2014. Sentadas las bases para un manejo agronómico del cultivo ante un evento de heladas, es importante insistir en la consideración a futuro de medidas de control pasivo y activo para mitigar la intensidad de los efectos negativos sobre la producción, calidad y por tanto, rentabilidad del cultivo.
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Bibliografía consultada. Asplanato, G. y Garcia Marí, F. 2001. Aonidiella aurantii (Homoptera: Diaspididae). 7. Influencia del clima en sus poblaciones. Universidad Politécnica de Valencia. http://www.seea.es/conlupa/Aonidiella/Aonidiella7.htm#7.4. Castle, W.S., Tucker, D.P.H., Krezdorn, A.H. y Youtsey, C.O. Rootstocks for Florida Citrus. University of Florida. 92 p. Furr, J. R. and Armstrong, W. W. 1957. Breeding Citrus for cold hardiness. Fla. State Hort. Soc. Pag. 66‐71. Geisel, P. M. Frost prtection for Citrus and Other Subtropicals. 2003. University of California. ANR Publication 8100, 4 p. Guarga, R. 2012. La Tecnología SIS aplicada al control y prevención del riesgo de heladas en el Uruguay. Jornada Técnica, INIA Las Brujas. 32 p. Inia Chile. Manejo de Plagas en paltos y cítricos. Nº 23, 397 p. Johnston, J. C. 1949. Citrus Tree Freeze Damage. Possible effect of the January 1949 cold spell on the 1950 crop and recommended treatment of injured trees. California Agriculture. 6 p. Rouse, E and Holcomb, E. 1990. Freeze damage sustained by 27 citrus cultivars on 21 rootstoxks in the budwood foundation grove, Imokalee. Poc. Fla. State. Hort. Soc. 103:64‐67. Sakovich, N. and Faber, B. 2007. Rehabilitation of Freeze‐Damaged Citrus and Avocado Trees. Cooperative Extension of Ventura County. University of California. 4 p. Serie FPTA‐INIA 24. El minador de la hoja de los cítricos. Bioecología y control biológico. 64 pp. Timmer, L.W., Garnsey, S.M. and Graham. 2002. Plagas y enfermedades de los cítricos. J.H. eds. Ediciones Mundi‐Prensa. 93 p. Wright, G. C. 2001. Protecting a Citrus Tree from Cold. The University of Arizona Cooperative Extension. Publication AZ1222. 4 p. Yelenosky, G., Brown, R. T. and Hearn, C. J. 1973. Tolerance of Tifoliate orange selections and hybrids to freezes and flooding. Fla. State Hort. Soc. Pag. 99‐104.
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CUADROS Y FIGURAS
Figura 1. Temperatura de la superficie para la región de Uruguay, extremo sur de Brasil y Noreste Argentino el día 7 de junio de 2012. Fuente: INIA‐GRAS/INTA.
Figura 2. Temperatura de la superficie en Uruguay los días 7, 8 y 9 de Junio de 2012. Fuente: INIA‐GRAS/INTA.
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Figura 3. Evolución de la temperatura del aire ocurrida en diferentes localidades desde el día 6 al 9 de Junio de 2012. Fuente: Estaciones Meteorológicas de INIA. Cuadro 1. Horas acumuladas según nivel de temperatura en diferentes localidades para los días de ocurrencia de las heladas. Fuente: Estaciones Meteorológicas de INIA.
‐10
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0
5
10
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20
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Tempe
ratura del Aire (ºC)
TEMPERATURA DEL AIREJUNIO 2012 (CASILLA, 1.50 M)
El Repecho TMP (*C) El Espinillar TMP (*C)
San Antonio TMP (*C) Young TMP (*C)
Chapicuy TMP (*C)
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Foto 1. Daño sectorizado en planta, abarcando ramas secundarias y hojas. Fotos 2 y 3. Daño moderado y severo en plantas de mandarina híbrida. Se registra fuerte defoliación, muerte de ramas secundarias y primarias, además de una caída masiva de frutos.
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Programa Nacional de Investigación en Producción Citrícola Foto 4. Daño en ramas principales. A) Con necrosis del tejido conductor; B) Sin necrosis del tejido conductor.
Foto 5. Rajaduras a nivel de tronco provocadas por las heladas.
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Programa Nacional de Investigación en Producción Citrícola Foto 6. Tolerancia varietal. Planta de mandarina Satsuma sobre Poncirus trifoliata mostrando buena tolerancia al frío. Foto 7. Plantas adultas y con buen follaje toleran mejor que plantas nuevas o cambios de copa. A) Planta adulta; B) Daños en plantas con cambio de copa; C) Daño en nueva plantación.
A B
C
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Programa Nacional de Investigación en Producción Citrícola Foto 8. Daño en fruta. A) Puede observarse pérdida de calidad interna de la fruta que la hacen no comercializable. Se observa también la formación de cristales de hesperidina (B). Foto 9. Frutos y hojas en el suelo ofician de fuente de inóculo para la propagación de plagas y enfermedades.
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B
A
Foto 10. Evitar medidas de manejo que promuevan la brotación durante el periodo invernal es importante a modo de prevenir mayores daños por heladas sucesivas. A) Brotes generados luego de una helada (brotes sanos); B) Daño inicial en brotación nueva por heladas sucesivas. Cuadro 2. Resumen de actividades en orden cronológico para la recuperación de montes dañados por heladas. Invierno Primavera Verano Otoño Retirar fruta y hojas caídas.
Retirar fruta y hojas caídas.
Pintar troncos y ramas principales.
Pintar troncos y ramas principales.
Disminuir riego. Racionalizar riego. Racionalizar riego. Racionalizar riego. Cosechar fruta. Cosechar fruta. Fraccionar fertilización. Fraccionar fertilización. Fraccionar fertilización. Curar la estructura del árbol con productos antifúngicos y bactericidas.
Curar nueva brotación y frutitos en crecimiento.
Curar brotación y frutitos en crecimiento.
Curar brotación y frutitos en crecimiento.
Sustituir plantas muertas.
Podar ramas muertas luego de la brotación.
Podar ramas muertas. Podar ramas muertas.
Monitorear deficiencias de micronutrientes y aplicar en caso de identificarse carencias.
Aplicar ácido giberélico en antésis‐caída de pétalos.
Monitorear Minador, Pulgón y Cochinillas. Controlar en caso de incidencia.
Monitorear Minador y Cochinillas. Controlar en caso de incidencia.
Monitorear Minador, Pulgón y Cochinillas. Controlar en caso de incidencia.