Dario D. Aguillón - Técnicas Extendidas en La Ejecución Pianística
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Técnicas extendidas en la ejecución pianística Dario D. Aguillón Gutiérrez
La ejecución pianística ha evolucionado a lo largo de los siglos a la par de la evolución del
instrumento y sus posibilidades técnicas. Desde que Bartolomeo Cristofori inventó el pianoforte en
el siglo XXIII, el instrumento ha sufrido importantes cambios y modificaciones, siempre en busca
de nuevas sonoridades y mayor potencia acústica y expresiva. El crecimiento del teclado, la
implementación del arpa metálica, la invención de los pedales y el perfeccionamiento del
mecanismo de percusión, han hecho del piano el único instrumento capaz de sustituir a la
orquesta, gracias a la fuerza del sonido que produce. Y la literatura pianística se ha servido de
todas y cada una de estas mejoras, creando obras imponentes, -los fortissimos de las sonatas de
Beethoven hubieran roto muchas cuerdas en los primeros pianos de menor resistencia-, como
expresivas, -los nocturnos de Chopin son el mejor ejemplo de ello-, al grado de generar una
imagen de delicadeza en torno al instrumento.
Sin embargo la modernidad cambió todo lo conocido en torno al arte musical, llenando el
siglo XX de innovaciones y transfiguraciones de la teoría y la técnica, que pronto obligaron a los
ejecutantes a reinventarse junto con sus instrumentos. Los nuevos movimientos musicales exigían
una reinterpretación musical y una ampliación de todas las leyes de la armonía, que consideraban
insuficientes y limitantes de la libertad expresiva. Fue dentro de estos movimientos que surgieron
nuevas ideas de ejecución e interpretación, que involucran, además de cada parte o pieza del
instrumento, al entorno en el que se desenvuelve. La técnica trascendió sus límites y se
extendieron lejos de lo tradicional y lo académico, obedeciendo a impulsos de experimentación
sonora e interpretativa. Las técnicas extendidas abrieron un abanico de nuevas posibilidades de
ejecución, que a su vez permitieron el desarrollo de un catálogo de obras creadas específicamente
para la experimentación. En el piano moderno dichas técnicas aprovecharon la resistencia,
materiales y tamaño del instrumento, para buscar una nueva forma de expresión y un performance
del pianista, más que una interpretación tradicional que se limita al contacto con el teclado. El
ingenio y curiosidad de los compositores dieron como resultado el nacimiento de tres técnicas
principales: el piano preparado, la técnica de cuerdas y la técnica percusiva.
El piano preparado
La génesis del piano preparado es la imitación. Las posibilidades del piano como sustituto de
la orquesta fueron insuficientes a la hora de representar sonidos específicos. Maurice Delage -en su
Ragamalika de 1912- y Erik Satie -en su Piége de Meduse de 1913- trataron de imitar sonidos
específicos cuando insertaron papel en determinadas cuerdas, inaugurando una época en la que el
piano se convertiría en instrumento de experimentación. Antecedentes de lo que vendría tiempo
después. Se considera al músico y filósofo estadounidense John Cage como el inventor del piano
preparado (Proulx, 2009). La necesidad de utilizar una orquesta de percusiones en su obra
Bacchanale lo motivó a idear una manera de imitar su sonido. El resultado fue una música original
que trazó el camino de la intervención del mecanismo del instrumento que muchos compositores
tomarían después.
El piano preparado consiste en la instala-
ción de objetos sobre el mecanismo del piano. El
contacto directo con las cuerdas permite una
transformación del sonido que, según el objeto
del que se trate, puede evocar una amplia varie-
dad de instrumentos o sensaciones. Es común ver
tornillos, clavos, lápices o tachuelas entre y sobre
las cuerdas, con el único propósito de transmitir
algo distinto a lo que el oyente está acostumbrado. El nuevo lenguaje fue rápidamente adoptado
por una generación de compositores ávidos de originalidad e inventiva musical, que aplicaron la
técnica a sus propios instrumentos y bajo sus propias reglas.
De la literatura para esta nueva técnica, las Sonatas e Interludios de Cage representan el
punto culminante, en el cual el nivel de construcción y sonoridad es más elevado que en el resto de
sus obras. La preparación del piano especificada por Cage es muy detallada y minuciosa, lo cual es
indicativo del nivel de experimentación por el cual pasó. Al estar el piano con una preparación tan
detallada, son muy pocos los sonidos del instrumento que se conservan originales, produciendo
sonidos indeterminados en una gran porción del instrumento, -45 de las 88 notas del instrumento
están alteradas-, por lo cual, un análisis armónico es imposible de realizar. (Zúñiga, 2007).
Técnica de cuerdas
El sonido que produce el piano proviene de un mecanismo de percusión, -perfeccionado a lo
largo de los años por constructores como Sébastien Érard y Jean-Henri Pape-, que consiste en que
las cuerdas sean golpeadas por martillos que a su vez son impulsados por las teclas. La estructura
del piano que sitúa a las cuerdas a lo largo de la caja de resonancia, permite sonidos de amplia
capacidad expresiva, cuya vibración además los acompaña de una serie de armónicos propios.
Aunque pareciera que el piano moderno es inmejorable, aún se hacen estudios y diseños de la
posición de los elementos del instrumento. Ejemplo de ello es el piano Barenboim-Maene, que sitúa
las cuerdas en posición paralela para producir sonidos más puros y transparentes. Ya lo dijo Alfred
Brendel en su ensayo A Pianist's A-Z: A Piano Lover's Reader: “Un violín es siempre un violín. El
piano, en cambio, es un objeto sometido a transformaciones. Esta propensión a la metamorfosis,
esta alquimia, constituye su mayor tesoro". Es esta propensión a las transformaciones, más la
curiosidad propia del siglo XX, la que originó las técnicas extendidas del piano basadas en las
cuerdas.
El primer atrevimiento lo tuvo Henry Cowell en su obra Aeolian Harp de 1923. Cowell
introduce en la partitura una serie de pizzicati y glissandi que el pianista debe ejecutar
directamente sobre las cuerdas. La técnica del pizzicato consiste en pulsar la cuerda con un dedo o
instrumento, a la manera de una guitarra, un arpa o un violín. El glissando consiste en desplazar un
dedo sobre las cuerdas, horizontalmente para su versión cromática, o verticalmente para su
versión longitudinal. Estas técnicas obligan al pianista a romper con toda la tradición y ortodoxia
de su posición frente al piano, al tener que ponerse de pie e inclinarse sobre la caja del piano,
olvidándose -a veces por completo- del teclado.
La ténica del Mute va en sentido contrario,
buscando evitar esa vibración y brillo constantes
de las cuerdas, al presionar con el dedo un punto
específico de las cuerdas. El resultado es un soni-
do más cercano a las percusiones, que puede en-
riquecerse, dependiendo del punto o nodo que el
pianista presione, con el juego de los armónicos.
Técnicas de percusión
El crecimiento espacial del piano y el reforzamiento de su estructura material, lo han hecho
un instrumento mucho más resistente en todos los sentidos. El arpa metálica protegida por una
caja de madera de óptima calidad constituyen uno de los instrumentos, -si no el que más, en
sentido metafórico y literal- de mayor peso. Las técnicas extendidas percusivas en el piano
involucran esta estructura y se sirven de su resistencia, invitando al pianista a no limitarse con
golpear el teclado, sino hacer uso libre de la totalidad del intrumento como superficie dispuesta al
contacto. Esto genera una amplia variedad de sonidos, derivados de las diferencias de densidad y
acabado de la madera, el metal o el plástico que componen el instrumento. Además, las técnicas
percusivas involucran un elemento del piano, clave en su desarrollo expresivo y considerado -según
Yvonne Lefébure- como la tercera mano del pianista: el pedal.
La técnica de golpear las cuerdas directamente con las manos permite, previa activación del
pedal de resonancia, un conjunto de vibraciones que producen una serie de sonidos suaves pero
resonantes. Sonidos opuestos a los resultantes de golpear el arpa, la tapa o la estructura de madera
que, según el instrumento con el que se les golpee, generan sonidos fríos, secos e incluso
agresivos. Nuevamente es la experimentación la que ha permitido la aparición de obras que
utilizan estas técnias. La imagen siguiente muestra un fragmento de la Danza del Aire, parte de
Dances and Entertainments de la compositora, pianista e investigadora Sylvia Glickman. Podemos
ver las indicaciones para golperar las cuerdas y la madera del piano.
Experimentación contemporánea
Es debatible el hecho de que la música de concierto se ha beneficiado del uso de las técnicas
extendidas. Son muchas las voces contrarias que ven a la experimentación como un recurso que,
en muchos casos, descubre la falta de la técnica tradicional. Sucede lo mismo que con el arte
contemporáneo en todas sus disciplinas. ¿Los pintores abstractos, dominan las técnicas clásicas y
son capaces de pintar de forma realista? ¿Es capaz el arte contemporáneo de transmitir las mismas
emociones que el arte renacentista, barroco o romántico? ¿O es tan sencillo como presentar el
argumento de que el arte se ha convertido en un proceso de interpretación y observación por
parte del espectador, en el que una simple línea puede contener una serie de complejos mensajes?
De igual manera, podemos preguntarnos si un pianista o un guitarrista se dedica a golpear su
insrumento es capaz de tocar a Bach, Beethoven o Brahms. Sin duda las obras concebidas
académicamente, después de un intenso trabajo de investigación y experimentación, exigen el
dominio previo de las técnicas tradicionales. Las obras de John Cage, Edgar Varése, Henryck
Gorecki o György Ligeti demandan una compresión rítmica, armónica y expresiva más profunda,
que no puede obtenerse sin una preparación musical formal, preparación que sólo el estudio de los
grandes compositores otorga.
Sin embargo nos encontramos ante un nuevo público y un nuevo mercado de la música. La
exigencia de nuevos sonidos y de nuevas propuestas obliga a reflexionar a los músicos sobre su
obra y su futuro. Cuando es más factible que suceda en el terreno de la música electro-acústica,
también ha sucedido en el de la música de concierto. Porque gracias a las técnicas extendidas que
nos dejó el siglo XX, la ejecución instrumental está preparada para enfrentar la nueva música, y
para explorar el arte del sonido de forma más profunda. (Burtner, 2005). La innovación, la
experimentación y la transgresión de las reglas son las que han permitido la evolución del arte,
creando movimientos, obras y escuelas que son eslabones imprescindibles de su propia historia.
Bibliografía
BRENDEL, Alfred. A Pianist's A-Z: A Piano Lover's Reader. Faber & Faber, 2013.
BURTNER, Matthew. Making Noise. Extended techniques after experimentalism. New Music USA,
2005.
ISHII, Reiko. The Development of Extended Piano Techniques in 20th Century American Music. The
Floridad State University, 2005.
PROULX, Jean-Francois. A Pedagogical Guide to Extended Piano Techniques. Temple University,
2009.
TARUSKIN, Richard. Oxford History of Western Music. Vol. 5 Music in the late 20 th Century. Oxford
University Press, 2011.
ZÚÑIGA, Fernando. John Cage : Sonatas e Interludios para piano preparado. Universidad de Costa
Rica, 2007.
Referencias electrónicas.
http://www.lanacion.com.ar/1796166-interprete-genial-barenboim-ahora-tambien-reinvento-el-
piano