David Roas La Amenaza de Lo Fantastico

36
LA AMENAZA DE LO FANTÁSTICO DAVID ROAS [publicado en David Roas (ed.), Teorías de lo fantástico, Arco/Libros, Madrid, 2001, pp. 7-44] No puede ser, pero es. J. L. Borges, «El libro de arena» El interés crítico por la literatura fantástica ha generado en los últimos cincuenta años un considerable corpus de aproximaciones al género desde las diversas corrientes teóricas: estructuralismo, crítica psicoanalítica, mitocrítica, sociología, estética de la recepción, deconstrucción 1 . Como resultado de ello, contamos con una gran variedad de definiciones que, tomadas en su conjunto, han servido para iluminar un buen número de aspectos del género fantástico; aunque también es cierto que muchas de estas visiones son excluyentes entre sí, al limitarse a aplicar los principios y métodos de una determinada corriente crítica. Es por esto que todavía no contamos con una definición que considere en conjunto las múltiples facetas de eso que hemos dado en llamar literatura fantástica. Las páginas que siguen son un nuevo intento de definición, en que he tratado de conjugar los diversos aspectos que, a mi entender, nos permiten determinar que un texto es fantástico, sin que esto deba entenderse como un rechazo de las diferentes concepciones aparecidas hasta la fecha. Lo que voy a hacer es explicar mi propia idea de lo fantástico, utilizando lo que me ha parecido más acertado de las diversas aportaciones teóricas antes citadas, algo que servirá, además, para presentar y comentar algunas de ellas. 1Véase la bibliografía recogida al final de este volumen. 1

description

Amenaza

Transcript of David Roas La Amenaza de Lo Fantastico

  • LA AMENAZA DE LO FANTSTICO

    DAVID ROAS

    [publicado en David Roas (ed.), Teoras de lo fantstico, Arco/Libros, Madrid, 2001, pp. 7-44]

    No puede ser, pero es.J. L. Borges, El libro de arena

    El inters crtico por la literatura fantstica ha generado en los ltimos cincuenta

    aos un considerable corpus de aproximaciones al gnero desde las diversas corrientes

    tericas: estructuralismo, crtica psicoanaltica, mitocrtica, sociologa, esttica de la

    recepcin, deconstruccin1. Como resultado de ello, contamos con una gran variedad de

    definiciones que, tomadas en su conjunto, han servido para iluminar un buen nmero de

    aspectos del gnero fantstico; aunque tambin es cierto que muchas de estas visiones

    son excluyentes entre s, al limitarse a aplicar los principios y mtodos de una

    determinada corriente crtica. Es por esto que todava no contamos con una definicin

    que considere en conjunto las mltiples facetas de eso que hemos dado en llamar

    literatura fantstica.

    Las pginas que siguen son un nuevo intento de definicin, en que he tratado de

    conjugar los diversos aspectos que, a mi entender, nos permiten determinar que un texto

    es fantstico, sin que esto deba entenderse como un rechazo de las diferentes

    concepciones aparecidas hasta la fecha. Lo que voy a hacer es explicar mi propia idea

    de lo fantstico, utilizando lo que me ha parecido ms acertado de las diversas

    aportaciones tericas antes citadas, algo que servir, adems, para presentar y comentar

    algunas de ellas.

    1Vase la bibliografa recogida al final de este volumen.

    1

  • 1. Lo fantstico frente a lo maravilloso

    La mayora de los crticos coincide en sealar que la condicin indispensable

    para que se produzca el efecto fantstico es la presencia de un fenmeno sobrenatural2.

    Pero eso no quiere decir que toda la literatura en la que intervenga lo sobrenatural deba

    ser considerada fantstica. En las epopeyas griegas, en las novelas de caballeras, en los

    relatos utpicos o en la ciencia ficcin3, podemos encontrar elementos sobrenaturales,

    pero no es una condicin sine qua non para la existencia de tales subgneros. Frente a

    ellos, la literatura fantstica es el nico gnero literario que no puede funcionar sin la

    presencia de lo sobrenatural. Y lo sobrenatural es aquello que transgrede las leyes que

    organizan el mundo real, aquello que no es explicable, que no existe, segn dichas

    leyes. As, para que la historia narrada sea considerada fantstica, debe crearse un

    espacio similar al que habita el lector, un espacio que se ver asaltado por un fenmeno

    que trastornar su estabilidad. Es por eso que lo sobrenatural va a suponer siempre una

    amenaza para nuestra realidad, que hasta ese momento creamos gobernada por leyes

    rigurosas e inmutables. El relato fantstico pone al lector frente a lo sobrenatural, pero

    no como evasin, sino, muy al contrario, para interrogarlo y hacerle perder la seguridad

    frente al mundo real.

    2Utilizo el trmino sobrenatural en un sentido ms amplio que el etimolgico, donde est ligado a una clara significacin religiosa (se refiere a la intervencin de fuerzas de origen demirgico, anglico y/o demonaco). Quiz sera ms adecuado emplear el trmino preternatural (ya usado, por ejemplo, por Feijoo al referirse a las historias sobre vampiros o fantasmas), pero he optado por el primero ya que es el ms habitual para designar a todo aquello que trasciende la realidad humana.3Algunos crticos suelen incluir la ciencia ficcin dentro de la literatura fantstica dado que los relatos de este gnero narran hechos imposibles en nuestro mundo. Pero imposible no quiere decir sobrenatural, teniendo en cuenta, adems, que dichos sucesos tienen una explicacin racional, basada en futuros avances cientficos o tecnolgicos, ya sean de origen humano o extraterrestre. Vanse, entre otros, Patrick Moore, Ciencia y Ficcin, Madrid, Taurus, 1965; Mark Rose (ed.), Science Fiction. A Collection of Critical Essays, Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1976; Yuli Kagarlitski, Qu es la ciencia-ficcin?, Barcelona, Guadarrama, 1977; Robert Scholes y Eric S. Rabkin, La ciencia-ficcin. Historia. Ciencia. Perspectiva, Madrid, Taurus, 1982; Miquel Barcel, Ciencia ficcin. Gua de lectura, Barcelona, Ediciones B, 1990.

    2

  • Pensemos, por ejemplo, en uno de los recursos bsicos del relato fantstico: el

    fantasma. La aparicin incorprea de un muerto no slo es terrorfica como tal (tiene

    que ver con el miedo a los muertos, que, en definitiva, representan lo otro, lo no

    humano)4, sino que, adems, supone la transgresin de las leyes fsicas que ordenan

    nuestro mundo: primero, porque el fantasma es un ser que ha regresado de la muerte (el

    trmino francs revenant para referirse a l expresa muy claramente esta idea) al mundo

    de los vivos en una forma de existencia radicalmente distinta de la de estos y, como tal,

    inexplicable; y segundo, porque para el fantasma no existen el tiempo (en principio, est

    condenado a su particular existencia por toda la eternidad) ni el espacio (recurdese,

    por ejemplo, la tpica imagen del fantasma atravesando paredes). Esa caracterstica

    transgresora es la que determina su valor en el cuento fantstico.

    Basado, por tanto, en la confrontacin de lo sobrenatural y lo real dentro de un

    mundo ordenado y estable como pretende ser el nuestro, el relato fantstico provoca

    y, por tanto, refleja la incertidumbre en la percepcin de la realidad y del propio yo: la

    existencia de lo imposible, de una realidad diferente a la nuestra, conduce, por un lado,

    a dudar acerca de esta ltima y, por otro, y en directa relacin con ello, a la duda acerca

    de nuestra propia existencia: lo irreal pasa a ser concebido como real, y lo real, como

    posible irrealidad. As, la literatura fantstica nos descubre la falta de validez absoluta

    de lo racional y la posibilidad de la existencia, bajo esa realidad estable y delimitada por

    la razn en la que habitamos, de una realidad diferente e incomprensible, y, por lo tanto,

    ajena a esa lgica racional que garantiza nuestra seguridad y nuestra tranquilidad. En

    definitiva, la literatura fantstica pone de manifiesto la relativa validez del conocimiento

    racional al iluminar una zona de lo humano donde la razn est condenada a fracasar.

    4Claro que, a la vez, el fantasma, como el vampiro o como el ser creado por Vctor Frankenstein, refleja el deseo humano de la inmortalidad. Podran aadirse aqu otros experimentos que revelan formas de vida post-mortem, como el narrado por Edgar Allan Poe en La verdad sobre el caso del seor Valdemar (1845).

    3

  • Todo esto nos lleva a afirmar que cuando lo sobrenatural no entra en conflicto

    con el contexto en el que suceden los hechos (la realidad), no se produce lo

    fantstico: ni los seres divinos (sean de la religin que sean), ni los genios, hadas y

    dems criaturas extraordinarias que aparecen en los cuentos populares pueden ser

    considerados fantsticos, en la medida en que dichos relatos no hacen intervenir

    nuestra idea de realidad en las historias narradas. En consecuencia, no se produce

    ruptura alguna de los esquemas de la realidad. Esta situacin define lo que se ha dado en

    llamar literatura maravillosa:

    En el cuento de hadas, el rase una vez sita los elementos narrados fuera de toda actualidad y previene toda asimilacin realista. El hada, el elfo, el duende del cuento de hadas se mueven en un mundo diferente del nuestro, paralelo al nuestro, lo que impide toda contaminacin. Por el contrario, el fantasma, la cosa innombrable, el aparecido, el acontecimiento anormal, inslito, imposible, lo incierto, en definitiva, irrumpen en el universo familiar, estructurado, ordenado, jerarquizado, donde, hasta el momento de la crisis fantstica, todo fallo, todo deslizamiento parecan imposibles e inadmisibles5.

    As, a diferencia de la literatura fantstica, en la literatura maravillosa lo

    sobrenatural es mostrado como natural, en un espacio muy diferente del lugar en el que

    vive el lector (pensemos, por ejemplo, en el mundo de los cuentos de hadas

    tradicionales o en la Tierra Media en la que se ambienta El Seor de los Anillos, de

    Tolkien). El mundo maravilloso es un lugar totalmente inventado en el que las

    confrontaciones bsicas que generan lo fantstico (la oposicin natural / sobrenatural,

    ordinario / extraordinario) no se plantean, puesto que en l todo es posible

    encantamientos, milagros, metamorfosis sin que los personajes de la historia se

    cuestionen su existencia, lo que hace suponer que es algo normal, natural. Cada gnero

    tiene su propia verosimilitud: planteado como algo normal, real, dentro de los

    parmetros fsicos de ese espacio maravilloso, aceptamos todo lo que all sucede sin

    5 Irne Bessire, Le rcit fantastique. La potique de lincertain, Pars, Larousse Universit, 1974, pg. 32. Texto parcialmente reproducido en la presente antologa.

    4

  • cuestionarlo (no lo confrontamos con nuestra experiencia del mundo). Cuando lo

    sobrenatural se convierte en natural, lo fantstico deja paso a lo maravilloso.

    El primero en marcar de forma clara la dicotoma fantstico / maravilloso fue

    Freud en su artculo Das Unheimliche (Lo ominoso, 1919), donde muestra que lo

    umheimliche aparecera cada vez que nos alejamos del lugar comn de la realidad, es

    decir, cuando nos enfrentamos a lo imposible: se tiene un efecto ominoso cuando se

    borran los lmites entre fantasa y realidad, cuando aparece ante nosotros como real algo

    que habamos tenido por fantstico6. Pero para Freud no todos los fenmenos

    sobrenaturales causan semejante efecto:

    el universo del cuento tradicional ha abandonado de antemano el terreno de la realidad y profesa abiertamente el supuesto de las convicciones animistas. Cumplimientos de deseo, fuerzas secretas, omnipotencia del pensamiento, animacin de lo inanimado, de sobras comunes en los cuentos, no pueden ejercer en ellos efecto ominoso alguno, pues ya sabemos que para la gnesis de ese sentimiento se requiere la perplejidad en el juicio acerca de si lo increble superado no sera empero realmente posible, problema ste que las premisas mismas del universo de los cuentos excluyen por completo (op. cit., pg. 249).

    As, tal como advierte Bessire, si un relato en apariencia sobrenatural se refiere

    a un orden ya codificado (por ejemplo, el religioso), ste no es percibido como

    fantstico por el lector puesto que tiene un referente pragmtico que coincide con el

    referente literario7. Sucede lo mismo con cualquier narracin que tenga una explicacin

    cientfica.

    6Sigmund Freud, Lo ominoso, en Obras completas. Vol. XVII: De la historia de una neurosis infantil y otras obras (1917-1919), ed. James Strachey y Anna Freud, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1988, pg. 244.7Susana Reisz, coincidiendo con Bessire, afirma que lo fantstico no se deja reducir a un Prv (posible segn lo relativamente verosmil) codificado por los sistemas teolgicos y las creencias religiosas dominantes, no admite su encasillamiento en ninguna de las formas convencionalmente admitidas slo cuestionadas en cada poca por minoras ilustradas de manifestacin de lo sobrenatural en la vida cotidiana, como es el caso de la aparicin milagrosa en el contexto de las creencias cristianas o la metamorfosis en el contexto del pensamiento greco-latino (Las ficciones fantsticas y sus relaciones con otros tipos ficcionales, en Teora y anlisis del texto literario, Buenos Aires, Hachette, 1989; citado por la versin recogida en la presente antologa, pg. XXX).

    5

  • Pero no todo est tan claro en esta divisin entre fantstico y maravilloso, puesto

    que en la literatura hispanoamericana del siglo XX ha surgido un tipo de narraciones

    que se sita a medio camino entre ambos gneros: el realismo maravilloso (llamado

    tambin realismo mgico).

    El realismo maravilloso plantea la coexistencia no problemtica de lo real y lo

    sobrenatural en un mundo semejante al nuestro. As, Chiampi, para definirlo, habla de

    una Potica de la homologa, es decir, de una integracin y equivalencia absoluta de

    lo real y lo extraordinario8. Una situacin que se consigue mediante un proceso de

    naturalizacin (verosimilizacin) y de persuasin, que confiere status de verdad a lo no

    existente. El realismo maravilloso descansa sobre una estrategia fundamental:

    desnaturalizar lo real y naturalizar lo inslito, es decir, integrar lo ordinario y lo

    extraordinario en una nica representacin del mundo. As, los hechos son presentados

    al lector como si fueran algo corriente. Y el lector, contagiado por el tono familiar del

    narrador y la falta de asombro de ste y de los personajes, acaba aceptando lo narrado

    como algo natural: el realismo maravilloso revela que la maravilla est en el seno de

    la realidad sin problematizar hasta la paradoja los cdigos cognitivos y hermenuticos

    del pblico9. Un perfecto ejemplo de ello es Cien aos de soledad (1967), la clebre

    novela de Gabriel Garca Mrquez.

    As pues, el realismo maravilloso se distingue, por un lado, de la literatura

    fantstica, puesto que no se produce ese enfrentamiento siempre problemtico entre lo

    real y lo sobrenatural que define a lo fantstico, y, por otro, de la literatura maravillosa,

    al ambientar las historias en un mundo cotidiano hasta en sus ms pequeos detalles, lo

    que implica y de ah surge el trmino realismo maravilloso un modo de

    8Islemar Chiampi, O realismo maravilhoso. Forma e ideologia no romance hispanoamericano, So Paulo, Editora Perspectiva, 1980; traduccin espaola: El realismo maravilloso. Forma e ideologa en la novela hispanoamericana, Caracas, Monte vila, 1983.9Daro Villanueva y Jos Mara Via Liste, Trayectoria de la novela hispanoamericana actual. Del realismo mgico a los aos ochenta, Madrid, Espasa Calpe, 1991, pg. 45.

    6

  • expresin realista. No se trata, por lo tanto, de crear un mundo radicalmente distinto al

    del lector, como es el de lo maravilloso, sino que en estas narraciones lo irreal aparece

    como parte de la realidad cotidiana, lo que significa, en definitiva, superar la oposicin

    natural / sobrenatural sobre la que se construye el efecto fantstico. Podramos decir, en

    conclusin, que se trata de una forma hbrida entre lo fantstico y lo maravilloso10.

    Otra forma hbrida semejante a la descrita es lo que se ha dado en llamar lo

    maravilloso cristiano, es decir, aquel tipo de narracin de corte legendario y origen

    popular en el que los fenmenos sobrenaturales tienen una explicacin religiosa (su

    desenlace se debe a una intervencin divina)11. En este tipo de relatos, lo aparentemente

    fantstico dejara de ser percibido como tal puesto que se refiere a un orden ya

    codificado (en este caso, el cristianismo), lo que elimina toda posibilidad de

    transgresin (los fenmenos sobrenaturales entran en el dominio de la fe como

    acontecimientos extraordinarios pero no imposibles). Eso explica otra de las

    caractersticas fundamentales de estos relatos: la ausencia de asombro en narrador y

    personajes12. A ello hay que aadir otros elementos fundamentales que colaboran en

    crear dicho efecto: la enunciacin distanciada del relato (el narrador o narradores no han

    sido testigos de lo que narran, sino que refieren una antigua leyenda que se cuenta en un

    lugar determinado), la ambientacin rural y la lejana temporal de los hechos narrados

    (su alejamiento fsico del mundo urbano, as como la poca remota en que se

    desarrollan los hechos, naturalizan lo sobrenatural al distanciarlo del mundo y del

    10 En relacin al realismo maravilloso vase Teodosio Fernndez, Lo real maravilloso de Amrica y la literatura fantstica, en Enriqueta Morillas Ventura (ed.), El relato fantstico en Espaa e Hispanoamrica, Madrid, Siruela - Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1991, pgs. 37-47 (texto reproducido en la presente antologa), as como los ensayos dedicados a dicho gnero incluidos en la bibliografa que cierra este volumen.11Con ello me refiero a la mediacin de Dios, la Virgen o algn santo, que auxilia o castiga al protagonista de la historia. No incluyo aqu los cuentos sobre pactos demonacos y otras intervenciones diablicas, puesto que en ellos el demonio debe ser entendido, ms all de su original sentido religioso, como simple encarnacin del mal.12A diferencia de la literatura fantstica, donde se duda y no se comprende lo sobrenatural porque no puede aceptarse su existencia, en lo maravilloso cristiano lo sobrenatural es comprendido (y admirado) como una manifestacin de la omnipotencia de Dios.

    7

  • tiempo del lector)13. Todas estas caractersticas, unidas a la explicacin religiosa antes

    mencionada, impiden que el lector ponga en contacto los acontecimientos del texto con

    su experiencia del mundo cotidiano. Eso supone que lo narrado en el cuento no es

    sentido como una amenaza (aunque autores como Nodier o Bcquer convirtieron

    muchas de esas leyendas de inspiracin religiosa en terrorficos relatos fantsticos).

    La diferencia fundamental entre las dos formas hbridas (dejando de lado su base

    ideolgica y cultural) es que lo maravilloso cristiano se construye en funcin de ese

    momento de revelacin final donde hace su aparicin el milagro (lo que lo acerca a la

    estructura propia del relato fantstico puro), mientras que en el realismo

    maravilloso lo natural y lo sobrenatural (siempre desde la perspectiva del lector)

    conviven desde la primera pgina, es decir, son una caracterstica fundamental del

    mundo del relato.

    2. La importancia del contexto sociocultural

    Es evidente, por tanto, la necesaria relacin de lo fantstico con el contexto

    sociocultural: necesitamos contrastar el fenmeno sobrenatural con nuestra concepcin

    de lo real para poder calificarlo de fantstico. Toda representacin de la realidad

    depende del modelo de mundo del que una cultura parte: realidad e irrealidad, posible

    e imposible se definen en relacin con las creencias a las que un texto se refiere14.

    13Como advierte Sebold, a propsito de este aspecto, nosotros no estamos dispuestos a prestar fe a castigos tramados por fuerzas sobrenaturales ni a pensar que un autor culto del siglo positivista creyera en tales fenmenos, pero s podemos concebir que una narradora campesina [se refiere a la de Beltrn (1835), cuento legendario de Jos Augusto de Ochoa] y su auditorio tambin de campesinos fuesen suficientemente ingenuos para aceptar tales cosas, y as, a travs de tales intermediarios, se logra ya en las pginas de Ochoa esa fe de segundo grado que ser tan determinante para el arte fantstico becqueriano (Russell P. Sebold, Hacia Bcquer: vislumbres del cuento fantstico, en G. A. Bcquer, Leyendas, ed. Joan Estruch, Barcelona, Crtica, 1994, pg. xvi).14 Cesare Segre, Principios de anlisis del texto literario, Barcelona, Crtica, 1985, pg. 257.

    8

  • Hay crticos, sin embargo, que han tratado de buscar una cualidad inmanente a

    los textos que induzca a leerlos como fantsticos, ms all de su relacin con el contexto

    sociocultural y con la siempre problemtica intencionalidad autorial.

    Todorov, en su Introduction la littrature fantastique (Seuil, Pars, 1970), obra

    fundacional en los estudios sobre el gnero fantstico, propone una aproximacin

    estructuralista que, frente a otros estudios precedentes, como los de Caillois y Vax15,

    centrados fundamentalmente en el aspecto temtico, trata de explicar lo fantstico desde

    el interior de la obra, desde su funcionamiento. Su intencin, en definitiva, es elaborar

    una caracterizacin formal del gnero fantstico.

    El efecto fantstico, segn Todorov, nace de la vacilacin, de la duda entre una

    explicacin natural y una explicacin sobrenatural de los hechos narrados. Enfrentados

    ante el fenmeno sobrenatural, el narrador, los personajes y el lector implcito son

    incapaces de discernir si ste representa una ruptura de las leyes del mundo objetivo o si

    dicho fenmeno puede explicarse mediante la razn. Cuando se opta por una u otra

    posibilidad, se abandona, advierte Todorov, el terreno de lo fantstico para entrar en un

    gnero vecino: lo extrao (si se acepta la explicacin natural del suceso, es decir,

    cuando las leyes de la realidad permiten explicar el fenmeno sin que se plantee

    alteracin alguna de ellas) o lo maravilloso (cuando tiene una explicacin sobrenatural

    que es aceptada sin problemas).

    Lo fantstico es la vacilacin experimentada por un ser que no conoce ms que las leyes naturales, frente a un acontecimiento en apariencia sobrenatural16.

    As pues, slo la vacilacin, segn Todorov, nos permite definir lo fantstico. Pero

    el problema de esta definicin es que lo fantstico queda reducido a ser el simple lmite

    15 Roger Caillois, Au coeur du fantastique, Pars, Gallimard, 1960; Louis Vax, LArt et la littrature fantastique, P.U.F, Pars, 1960 (traduccin espaola: Arte y literatura fantsticas, Buenos Aires, Eudeba, 19733)..16 Tzvetan Todorov, (1970), Introduction la littrature fantastique, Pars, Seuil, 1970, citado por la traduccin incluida en la presente antologa, pg. XXXX.

    9

  • entre dos gneros, lo extrao y lo maravilloso, que, a su vez, se dividen en dos

    subgneros ms: extrao puro, fantstico extrao, fantstico maravilloso y

    maravilloso puro.

    De tal clasificacin se deduce que lo verdaderamente fantstico se sita en la

    lnea divisoria entre lo fantstico extrao y lo fantstico maravilloso: en el primero,

    los fenmenos, aparentemente sobrenaturales, son racionalizados al final; por contra, los

    relatos que pertenecen al segundo grupo acaban con la aceptacin de lo sobrenatural (lo

    que los colocara en el mbito de lo maravilloso y no en el de lo fantstico). Todorov

    reconoce, adems, la dificultad de distinguir los pertenecientes a este ltimo grupo de

    los correspondientes a lo fantstico puro.

    En lo extrao puro, a su vez, nos encontramos con acontecimientos

    sobrenaturales que son explicados por la razn, pero que, a la vez, resultan increbles, y

    comparte con lo fantstico puro el sentimiento de miedo ante dichos acontecimientos.

    Lo maravilloso puro es el gnero en el que lo sobrenatural, desde el punto de vista del

    lector, deviene natural para las leyes que rigen el mundo de la historia.

    En conclusin, lo fantstico es, para Todorov, esa categora evanescente que se

    definira por la percepcin ambigua que el lector implcito tiene de los acontecimientos

    relatados, y que ste comparte con el narrador o con alguno de los personajes. A mi

    entender, sta es una definicin muy vaga y, sobre todo, muy restrictiva de lo fantstico,

    puesto que si bien resulta perfecta para definir narraciones como Otra vuelta de tuerca

    (1896), de Henry James17, quedaran fuera de tal definicin muchos relatos en los que,

    lejos de plantearse un desenlace ambiguo, lo sobrenatural tiene una existencia efectiva:

    es decir, relatos en los que no hay vacilacin posible, puesto que slo se puede aceptar

    17En la recepcin de la novela de James, el lector vacila entre dos explicaciones posibles, sin poder optar claramente por ninguna de ellas: o los fantasmas que ve la institutriz son reales, o bien son proyecciones de sus propias neurosis (fruto de sus frustraciones sexuales), lo que supone que sta asuste con ellas al nio dejado a su cargo hasta provocar su muerte.

    10

  • una explicacin sobrenatural de los hechos (que, en definitiva, no es tal explicacin

    porque el fenmeno fantstico no puede ser racionalizado: lo inexplicable se impone a

    nuestra realidad, trastornndola). Claro que segn la clasificacin de Todorov habra que

    situar estos relatos dentro del subgnero de lo fantstico maravilloso, pero es evidente

    que nada hay en ellos que podamos ligar con el mundo de lo maravilloso18. La

    transgresin que define a lo fantstico slo se puede producir en relatos ambientados en

    nuestro mundo, relatos en los que los narradores se esfuerzan por crear un espacio

    semejante al del lector: pensemos, por ejemplo, en Drcula (1897), ambientada en una

    Inglaterra victoriana retratada en todos sus detalles, donde slo aparece un elemento

    imposible, el vampiro, que irrumpe en dicha realidad, provocando la ruptura de la

    misma. Como hace evidente la novela de Stoker, el vampiro (y cualquier fenmeno

    sobrenatural), para su correcto funcionamiento fantstico, debe ser siempre entendido

    como excepcin, ya que de lo contrario se convertira en algo normal, cotidiano, y no

    sera tomado como una amenaza (no hablo aqu, evidentemente, de la amenaza fsica

    que supone el vampiro para sus vctimas), como una transgresin de las leyes que

    organizan la realidad19.

    Por lo tanto, podemos concluir que la vacilacin no puede ser aceptada como

    nico rasgo definitorio del gnero fantstico, puesto que no da razn de todos los relatos

    que suelen clasificarse como tales (y no hay duda de que Drcula es uno de ellos). Por

    contra, mi definicin incluye tanto los relatos en los que la evidencia de lo fantstico no

    est sujeta a discusin, como aquellos en los que la ambigedad es irresoluble, puesto

    18No deja de ser curioso que Todorov advierta que lo que hace maravillosa una historia no es la actitud hacia los acontecimientos relatados sino la naturaleza misma de tales acontecimientos. Como vemos, Todorov mezcla diversos criterios segn lo cree conveniente: unas veces utiliza la reaccin del lector implcito y los personajes, y otra la naturaleza de los acontecimientos, como elementos para definir lo fantstico o lo maravilloso.19 A diferencia de lo fantstico, en el realismo maravilloso lo sobrenatural (desde el punto de vista del lector) no es planteado nunca como una excepcin, sino como algo habitual, cotidiano.

    11

  • que todos plantean una misma idea: la irrupcin de lo sobrenatural en el mundo real y,

    sobre todo, la imposibilidad de explicarlo de forma razonable.

    As pues, frente a la clasificacin de Todorov, creo que es ms til y, sobre todo,

    menos problemtico, utilizar el binomio literatura fantstica / literatura maravillosa

    expuesto en pginas anteriores20. Es por esto que no estoy de acuerdo, tampoco, con la

    concepcin unitaria del gnero que han postulado autores como Rodrguez Pequeo,

    quien rene bajo la denominacin de literatura fantstica lo sobrenatural, lo

    extraordinario, lo maravilloso, lo inexplicable; en definitiva, lo que escapa a la

    explicacin racional21. Es decir, rene bajo un mismo epgrafe tanto a la literatura

    fantstica como a la maravillosa, apoyndose para ello en la teora de los mundos

    posibles propuesta por Albaladejo22. Para Rodrguez Pequeo slo existe una oposicin:

    fantstico frente a real, sustentada en la siguiente, y discutible, afirmacin: Lo

    maravilloso ocupa un lugar en lo fantstico y est en oposicin al mundo real, del que se

    diferencia por lo mismo que el fantstico, esto es, por la transgresin (pg. 153). Pero

    qu transgresin puede plantear el mundo de los cuentos de hadas o un mundo como el

    creado por Tolkien? El lugar en el que transcurre la accin de El Seor de los Anillos,

    nada tiene que ver con el funcionamiento fsico de nuestro mundo, de lo que se deduce

    20Antonio Risco, en su obra Literatura fantstica de lengua espaola (Madrid, Taurus, 1987), se acoge tambin a esta distincin, desechando la clasificacin propuesta en su ensayo anterior sobre el gnero, en el que postulaba seis modalidades de lo que l denominaba literatura de fantasa (vid. Literatura y fantasa, Madrid, Taurus, 1982). 21Javier Rodrguez Pequeo, Referencia fantstica y literatura de transgresin, Tropelas, 2 (1991), pg. 152. Eric S. Rabkin (The Fantastic in Literature, New Jersey, Princeton University Press, 1976) va todava ms lejos al plantear que casi todo tipo de ficcin no-realista es fantstica, incluyendo en ella la narrativa policiaca y la ciencia ficcin, gneros donde lo sobrenatural est ausente en la mayora de ocasiones.22Albaladejo propone una clasificacin basada en tres tipos generales de modelos de mundo, segn la cual lo fantstico tiene lugar en el tipo III, el de lo ficcional no verosmil: a l corresponden los modelos de mundo cuyas reglas no son las del mundo real objetivo ni son similares a stas, implicando una transgresin de las mismas. ste es el tipo de modelos de mundo por los que se rigen los textos de ficcin fantstica, cuyos productores construyen segn estos modelos estructuras de conjunto referencial que ni son ni podran ser parte del mundo real objetivo, al no respetar las leyes de constitucin semntica de ste (Toms Albaladejo Mayordomo, Teora de los mundos posibles y macroestructura narrativa, Alicante, Universidad de Alicante, 1986, pg. 59). Semejante definicin tiene que ver ms estrictamente con lo maravilloso que con lo fantstico. Albaladejo y Rodrguez Pequeo confunden, a mi entender, el funcionamiento de ambos gneros.

    12

  • que nada de lo que all suceda puede plantearse como amenazante para la estabilidad de

    nuestra realidad. Porque, en definitiva, no es nuestra realidad, sino un mundo autnomo,

    independiente de sta. El lector de la novela de Tolkien se sabe ante un mundo

    absolutamente irreal, donde todo es admisible, y donde, por tanto, no existe posibilidad

    de transgresin. Como dice Barrenechea, los acontecimientos son calificados de

    maravillosos no porque se los explique como sobrenaturales sino simplemente porque

    no se los explica y se los da por admitidos en convivencia con el orden natural sin que

    provoquen escndalo o se plantee con ellos ningn problema23 .

    La participacin activa del lector es, por lo tanto, fundamental para la existencia

    de lo fantstico: necesitamos poner en contacto la historia narrada con el mbito de lo

    real extratextual para determinar si un relato pertenece a dicho gnero. Lo fantstico,

    por tanto, va a depender siempre de lo que consideremos como real, y lo real depende

    directamente de aquello que conocemos.

    Es fundamental, por tanto, considerar el horizonte cultural al enfrentarnos con

    las ficciones fantsticas,

    ya que ellas se sustentan en el cuestionamiento de la nocin misma de realidad y tematizan, de modo mucho ms radical y directo que las dems ficciones literarias, el carcter ilusorio de todas las evidencias, de todas las verdades transmitidas en que se apoya el hombre de nuestra poca y de nuestra cultura para elaborar un modelo interior del mundo y ubicarse en l (Reisz, op. cit., pg. XXX).

    23Ana Mara Barrenechea, Ensayo de una tipologa de la literatura fantstica, Revista Iberoamericana, 80 (1972), pg. 397. Sin embargo, a pesar de la lcida crtica que hace de los postulados de Todorov, Barrenechea plantea una divisin tripartita de lo fantstico que se hace difcil de aceptar. Las tres categoras fantsticas que propone son las siguientes: 1) Todo lo narrado entra en el orden de lo natural; 2) Todo lo narrado entra en el orden de lo no-natural; 3) Hay mezcla de ambos rdenes. Debo admitir que no entiendo por qu califica de fantstico al primer grupo de esta clasificacin, puesto que lo sobrenatural est ausente, como queda perfectamente demostrado en los relatos que la propia Barrenechea propone como ejemplo: entre otros, incluye Instrucciones para subir una escalera, de Cortzar, y El fin, de Borges. Como se recordar, este ltimo cuento funciona como continuacin del Martn Fierro y desarrolla una escena que no tuvo lugar en el poema de Hernndez: el duelo entre el Moreno y el gaucho Martn Fierro, en el que ste ltimo morir. Lo sobrenatural no aparece por ningn lado, lo que impide, por tanto, que podamos considerarlo fantstico.

    13

  • Desde una perspectiva atenta a la dimensin pragmtica de la obra, es decir, a su

    proyeccin hacia el mundo del lector, el discurso fantstico es, como advierte Reis, un

    discurso en relacin intertextual constante con ese otro discurso que es la realidad

    (entendida como construccin cultural)24. As, Barrenechea reclama la necesaria relacin

    de la literatura fantstica con los contextos socioculturales,

    pues no pueden escribirse cuentos fantsticos sin contar con un marco de referencia que delimite qu es lo que ocurre o no ocurre en una situacin histrico-social. Ese marco de referencia le est dado al lector por ciertas reas de la cultura de su poca y por lo que sabe de las de otros tiempos y espacios que no son los suyos (contexto extratextual). Pero adems sufre una elaboracin especial en cada obra porque el autor apoyado tambin en el marco de referencia especfico de las tradiciones del gnero inventa y combina, creando las reglas que rigen los mundos imaginarios que propone (contexto intratextual)25.

    En definitiva, y como advierte muy lcidamente Bessire, lo fantstico

    dramatiza la constante distancia que existe entre el sujeto y lo real, es por eso que

    siempre aparece ligado a las teoras sobre los conocimientos y las creencias de una

    poca26. La literatura fantstica resulta fuera de lo aceptado socioculturalmente: se basa

    en el hecho de que su ocurrencia, posible o efectiva, aparezca cuestionada explcita o

    implcitamente, presentada como transgresiva de una nocin de realidad enmarcada

    dentro de ciertas coordenadas histrico-culturales muy precisas (Reisz, op. cit., pg.

    XXX).

    Claro que todo esto nos podra llevar a pensar que la literatura fantstica ha

    existido desde siempre, y no en un perodo muy concreto de la historia, como en

    realidad sucede: su nacimiento hay que datarlo a mediados del siglo XVIII, cuando se

    dieron las condiciones adecuadas para plantear ese choque amenazante entre lo natural y

    lo sobrenatural sobre el que descansa el efecto de lo fantstico, puesto que hasta ese

    24 Roberto Reis, O fantstico do poder e o poder do fantstico, Ideologies and Literature, 134 (1980), pg. 6.25Ana Mara Barrenechea, La literatura fantstica: funcin de los cdigos socioculturales en la constitucin de un gnero, en El espacio crtico en el discurso literario, Buenos Aires, Kapelusz, 1985, pg. 45.26 Bessire, op. cit., pg. 60.

    14

  • momento lo sobrenatural perteneca, hablando en trminos generales, al horizonte de

    expectativas del lector.

    Durante la poca de la Ilustracin se produjo un cambio radical en la relacin

    con lo sobrenatural: dominado por la razn, el hombre deja de creer en la existencia

    objetiva de tales fenmenos. Reducido su mbito a lo cientfico, la razn excluy todo

    lo desconocido, provocando el descrdito de la religin y el rechazo de la supersticin

    como medios para explicar e interpretar la realidad. Por tanto, podemos afirmar que

    hasta el siglo XVIII lo verosmil inclua tanto la naturaleza como el mundo sobrenatural,

    unidos de forma coherente por la religin. Sin embargo, con el racionalismo del Siglo

    de las Luces, estos dos planos se hicieron antinmicos, y, suprimida la fe en lo

    sobrenatural, el hombre qued amparado slo por la ciencia frente a un mundo hostil y

    desconocido.

    Pero, a la vez, ese mismo culto a la razn puso en libertad a lo irracional, a lo

    ominoso: negando su existencia, lo convirti en algo inofensivo, lo cual permita jugar

    literariamente con ello27. La excitacin emocional producida por lo desconocido no

    desapareci, sino que se traslad al mundo de la ficcin: necesitada de un medio

    expresivo que no entrara en conflicto con la razn, lo encontr en la literatura. Y la

    primera manifestacin literaria del gnero fantstico fue la novela gtica inglesa, que

    inicia su andadura con El castillo de Otranto (1764), de Horace Walpole28.

    27Rafael Llopis, Historia natural de los cuentos de miedo, Madrid, Jcar, 1974, pg. 10.28Debo advertir que me refiero nica y exclusivamente a aquellas narraciones gticas en las que lo sobrenatural tiene una presencia efectiva, como sucede en las novelas de Horace Walpole, M. G. Lewis o Charles Maturin, por citar a los autores ms clebres. Eso las distingue de otro tipo de novelas tambin denominadas gticas en las que lo (aparentemente) sobrenatural acaba racionalizado al final de la historia (vanse, por ejemplo, las novelas de Ann Radcliffe o Clara Reeve). Existe abundante bibliografa sobre la novela gtica, sus caractersticas, su aparicin y su significacin en la literatura fantstica europea de los siglos XVIII y XIX; vanse, entre otros, Edith Birkhead, The Tale of Terror: a Study of the Gothic Romance, London, Constable, 1921 (reimp.: New York, Russel & Russel, 1963); Montague Summers, The Gotic Quest: a History of the Gothic Novel, London, Fortune Press, 1964 (1 ed. 1937); Devendra P. Varma, The Gothic Flame: Being a History of the Gothic Novel in England: its Origins, Efforescence, Disintegration and Residuary Influences, Nueva York, Russel and Russel, 1966; Frederick S. Frank, Guide to the Gothic: An Annotated Bibliography of Criticism, Metuchen, Scarecrow Press, 1984; Robert F. Geary, The Supernatural in Gothic Fiction: Horror, Belief and Literary Change , Lewiston, Edwin Mellen Press, 1992.

    15

  • Aunque si bien el gnero fantstico nace con la novela gtica, ser en el

    romanticismo cuando alcance su madurez29. A partir de ese nuevo tratamiento de lo

    sobrenatural que se dio en la novela gtica, los escritores romnticos indagaron sobre

    aquellos aspectos de la realidad y del yo que la razn no poda explicar, esa cara oscura

    de la realidad (y de la mente humana) que se haba puesto de manifiesto en el Siglo de

    las Luces. Los romnticos, sin rechazar las conquistas de la ciencia, postularon que la

    razn, por sus limitaciones, no era el nico instrumento de que dispona el hombre para

    captar la realidad. La intuicin, la imaginacin eran otros medios vlidos para hacerlo.

    Esto explicara la reaccin del Romanticismo contra las ideas mecanicistas que

    consideraban el universo como una mquina que obedeca leyes lgicas y que era

    susceptible de explicacin racional. Esa concepcin de un orden mecnico fijo era

    sentida como una limitacin: exclua una excesiva parte de la vida, pues la descripcin

    que propona no se corresponda con la experiencia real. Los romnticos haban

    adquirido una aguda conciencia de los aspectos de su experiencia que era imposible

    analizar o explicar segn aquella concepcin mecanicista del hombre y del mundo.

    Despus de todo, el universo no era una mquina, sino algo ms misterioso y menos

    racional, como deba de serlo tambin el alma humana.

    Fuera de la luz de la razn empezaba un mundo de tinieblas, lo desconocido, que

    Goethe bautiz como lo demonaco: Lo demonaco es lo que no puede explicarse ni

    por la inteligencia ni por la razn. Y esa imagen demonaca esconde en su esencia la

    visin csmica de sntesis de contrarios, como totalidad unificadora de rasgos,

    caractersticas y comportamientos antitticos que la razn no logra comprender30. As,

    los romnticos abolieron las fronteras entre lo interior y lo exterior, entre lo irreal y lo

    29Acerca de la relacin entre romanticismo y literatura fantstica, vase Tobin Siebers, The Romantic Fantastic, Ithaca, Cornell University Press, 1984; traduccin espaola: Lo fantstico romntico, Mxico, F.C.E., 1989.30 Antoni Mar, Prlogo, en El entusiasmo y la quietud. Antologa del romanticismo alemn, Barcelona, Tusquets, 1979, pg. 17.

    16

  • real, entre la vigilia y el sueo, entre la ciencia y la magia. Esa constatacin de que

    exista un elemento demonaco tanto en el mundo como en el ser humano, supuso la

    afirmacin de un orden que escapaba a los lmites de la razn, y que slo poda ser

    comprensible mediante la intuicin idealista.

    Se hizo evidente, por tanto, que exista, ms all de lo explicable, un mundo

    desconocido tanto en el exterior como en el interior del hombre, con el que muchos

    teman enfrentarse. Y la literatura fantstica se convirti, as, en un canal idneo para

    expresar tales miedos, para reflejar todas esas realidades, hechos y deseos que no

    pueden manifestarse directamente porque representan algo prohibido que la mente ha

    reprimido o porque no encajan en los esquemas mentales al uso y, por tanto, no son

    factibles de ser racionalizados. Y dicho proceso, insisto, no se produjo hasta el siglo

    XVIII, periodo en el que el racionalismo se convirti en la nica va de comprensin y

    de explicacin del hombre y del mundo.

    3. El realismo de lo fantstico

    La literatura fantstica es aquella que ofrece una temtica tendente a poner en

    duda nuestra percepcin de lo real. Por lo tanto, para que la ruptura antes descrita se

    produzca es necesario que el texto presente un mundo lo ms real posible que sirva de

    trmino de comparacin con el fenmeno sobrenatural, es decir, que haga evidente el

    choque que supone la irrupcin de dicho fenmeno en una realidad cotidiana. El

    realismo se convierte as en una necesidad estructural de todo texto fantstico.

    Esto supone acabar con esa idea comn de situar lo fantstico en el terreno de lo

    ilgico o de lo onrico, es decir, en el polo opuesto de la literatura realista. El relato

    fantstico, para su correcto funcionamiento, debe ser siempre creble. Efecto que, es

    cierto, todo texto literario trata de generar, puesto que leer ficcin, sea fantstica o no,

    17

  • supone establecer un pacto de ficcin con el narrador: aceptamos sin cuestionarlo todo

    lo que ste nos cuenta, por lo que nuestra actitud hermenutica como lectores queda

    condicionada al dejar en suspenso voluntariamente las reglas de verificabilidad. Pero en

    mi reflexin no me refiero nicamente al citado pacto de ficcin sino a la percepcin de

    lo real en el texto (percepcin intradiegtica): despus de aceptar (pactar) que estamos

    ante un texto fantstico, ste debe ser lo ms verosmil posible para alcanzar su efecto

    correcto sobre el lector (esa ilusin de lo real que Barthes denomin efecto de

    realidad)31. A diferencia de un texto realista, cuando nos enfrentamos a un relato

    fantstico, esa exigencia de verosimilitud es doble, puesto que debemos aceptar creer

    algo que el propio narrador reconoce, o plantea, como imposible. Y eso se traduce en

    una evidente voluntad realista de los narradores fantsticos, que tratan de fijar lo

    narrado en la realidad emprica de un modo ms explcito que los realistas.

    Lo fantstico, por tanto, est inscrito permanentemente en la realidad, pero a la

    vez se presenta como un atentado contra esa misma realidad que lo circunscribe. La

    verosimilitud no es un simple accesorio estilstico sino que es algo que el mismo gnero

    exige, se trata de una necesidad constructiva necesaria para el desarrollo satisfactorio

    del relato. Y no slo eso, sino que toda historia fantstica es presentada, adems, como

    un suceso real para conseguir convencer al lector de la anloga realidad del fenmeno

    sobrenatural32. Recogiendo las acertadas ideas de Lovecraft en relacin al gnero, todo

    relato fantstico

    debe ser realista y ambiental, limitando su desviacin de la naturaleza al canal sobrenatural elegido, y recordando que el escenario, el tono y los acontecimientos

    31Vid. Roland Barthes, LEffet de Rel, Communications, 11 (1968), pgs. 84-89. Recurdese que Aristteles ya haba sealado la importancia del desarrollo verosmil de los hechos por encima de todo: Se debe preferir lo imposible verosmil a lo posible increble (Potica, ed. Valentn Garca Yebra, Madrid, Gredos, 1988, 1460a).32No todos lo han visto as: Ana Gonzlez Salvador afirma que la literatura fantstica no nace como reproduccin ni imitacin de la realidad, aadiendo que se aleja de la tradicionalmente llamada literatura realista. Aunque reconoce, ms adelante, que, por la necesidad de la verosimilitud, la literatura fantstica utiliza las tcnicas descriptivas del realismo (Continuidad de lo fantstico. Por una teora de la literatura inslita, Barcelona, El Punto de Vista, 1980, pgs. 31 y 55).

    18

  • son ms importantes a la hora de comunicar lo que se pretende que los personajes y la accin misma. El quid de cualquier relato que pretende ser terrorfico es simplemente la violacin o superacin de una ley csmica inmutable un escape imaginativo de la aburrida realidad, pues los hroes lgicos son los fenmenos y no las personas33.

    Se ha insistido siempre en que no debemos considerar el realismo de una obra

    literaria en funcin de la fidelidad textual a su referente: lo que pretende cualquier texto

    es, como antes seal, inducir una respuesta realista en el lector. Pero, al mismo

    tiempo, leer supone cooperar con el texto, ponerlo en contacto con nuestra experiencia

    del mundo. Y la literatura fantstica nos obliga, ms que ninguna otra, a leer

    referencialmente los textos, pues si, como advierte Villanueva, en el realismo literario

    el hors-texte importa tanto (o ms) como lo que efectivamente est expresado en l34,

    podramos plantear lo fantstico como una especie de hiperrealismo, puesto que,

    adems de reproducir las tcnicas de los textos realistas, obliga al lector a confrontar

    continuamente su experiencia de la realidad con la de los personajes: sabemos que un

    texto es fantstico por su relacin (conflictiva) con la realidad emprica. Porque el

    objetivo fundamental de todo relato fantstico es plantear la posibilidad de una quiebra

    de la realidad emprica. Es por eso que va ms all del tipo de lectura que genera una

    narracin realista o un relato maravilloso, donde al no plantearse transgresin alguna (el

    mundo y los sucesos narrados en el texto realista son normales, cotidianos, y el texto

    maravilloso se desarrolla en un mundo autnomo, sin contacto con el real) nuestra

    recepcin, podramos decirlo as, se automatiza, no necesita ese continuo entrar y salir

    del texto para comprender lo que est sucediendo y, sobre todo, lo que ese texto

    pretende. En definitiva, ante las historias narradas en los relatos fantsticos no podemos

    mantener nuestra recepcin limitada a la realidad textual.

    33 Cito de August Derleth, H. P. Lovecraft y su obra, prlogo a H. P. Lovecraft, El horror de Dunwich, Madrid, Alianza, 1984, pg. 17.34 Daro Villanueva, Teoras del realismo literario, Madrid, Instituto de Espaa - Espasa Calpe, 1992, pg. 172.

    19

  • El relato fantstico se ambienta, pues, en una realidad cotidiana que construye

    con tcnicas realistas y que, a la vez, destruye insertando en ella otra realidad,

    incomprensible para la primera. Esas tcnicas coinciden claramente con las frmulas

    utilizadas en todo texto realista para dar verosimilitud a la historia narrada, para afirmar

    la referencialidad del texto: recurrir a un narrador extradiegtico-homodiegtico,

    ambientar la historia en lugares reales, describir minuciosamente objetos, personajes y

    espacios, insertar alusiones a la realidad pragmtica, etc.35

    Como vemos, lo fantstico es un modo narrativo que proviene del cdigo

    realista, pero que a la vez supone una transformacin, una transgresin de dicho cdigo:

    los elementos que pueblan el cuento fantstico participan de la verosimilitud propia de

    la narracin realista y nicamente la irrupcin, como eje central de la historia, del

    acontecimiento inexplicable marca la diferenciacin esencial entre lo realista y lo

    fantstico. Como seala Silhol36, en la literatura realista tomamos lo verosmil como

    verdad; en la literatura fantstica, es lo imposible lo que deviene verdad (salvo,

    evidentemente, en aquellas historias en las que se genera una ambigedad irresoluble).

    En los relatos fantsticos todo suele ser descrito de manera realista, verosmil. El

    narrador trata de construir un mundo lo ms semejante posible al del lector. Sin

    embargo, en el momento de enfrentarse con lo sobrenatural, su expresin suele volverse

    oscura, torpe, indirecta37. El fenmeno fantstico, imposible de explicar mediante la

    razn, supera los lmites del lenguaje: es por definicin indescriptible porque es

    impensable. Como seal Wittgenstein en uno de sus ms acertados aforismos: los

    35Para un anlisis ms en profundidad del concepto de verosimilitud en el gnero fantstico vase Jir rmek, La vraisemblance dans le rcit fantastique, tudes Romanes de Brno, XIV (1983), pgs. 71- 82.36Vid. Robert Silhol, Quest-ce quest le fantastique?, en M. Duperray (ed.), Du fantastique en littrature: figures et figurations, Aix-en-Provence, Publications de lUniversit de Provence, 1990, pgs. 25-34.37Claro que esto no debe ser tomado como una norma fija e inmutable para todos los relatos fantsticos, es decir, que no siempre se produce dicha imprecisin lingstica, porque hay ocasiones en que la descripcin del fenmeno sobrenatural no genera demasiados problemas (no as la aceptacin de su presencia).

    20

  • lmites de mi lenguaje significan los lmites de mi mundo38. Pero el narrador no tiene

    otro medio que el lenguaje para evocar lo sobrenatural, para imponerlo a nuestra

    realidad:

    El autor fantstico debe obligarlas [a las palabras], sin embargo, durante un cierto momento, a producir un an no dicho, a significar un indesignable, es decir, a hacer como si no existiese adecuacin entre significacin y designacin, como si hubiera fracturas en uno u otro de los sistemas [lenguaje/experiencia], que no se corresponderan con sus homlogos esperados39.

    Lo fantstico supone, por tanto, el desajuste entre el referente literario y el

    lingstico (pragmtico), es decir, la discordancia entre el mundo representado en el

    texto y el mundo conocido. Como advierte Jackson, lo fantstico dibuja la senda de lo

    no dicho y de lo no visto de la cultura40. La literatura fantstica deviene, as, un gnero

    profundamente subversivo, no ya slo en su aspecto temtico, sino tambin en el nivel

    lingstico, puesto que altera la representacin de la realidad establecida por el sistema

    de valores compartido por la comunidad al plantear la descripcin de un fenmeno

    imposible dentro de dicho sistema41.

    As pues, el discurso del narrador de un texto fantstico, profundamente realista

    en la evocacin del mundo en el que se desarrolla su historia, se hace vago e impreciso

    cuando se enfrenta a la descripcin de los horrores que asaltan dicho mundo, y no puede

    hacer otra cosa que utilizar recursos que hagan lo ms sugerente posible sus palabras

    (comparaciones, metforas, neologismos), tratando de asemejar tales horrores a algo

    real que el lector pueda imaginar, como le sucede al narrador de uno de los mejores

    38Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, traduccin e introduccin de Jacobo Muoz e Isidoro Reguera, Madrid, Alianza, 1989, aforismo 5.6.39Jean Bellemin-Nol, (1972), Notes sur le fantastique (textes de Thophile Gautier), Littrature, 8 (1972), citado por la traduccin incluida en la presente antologa, pg. XXXX.40 Rosie Jackson, Fantasy, The literature of subversion, Nueva York, New Accents, 1981, pg. 47. Parcialmente reproducido en la presente antologa.41Jackson va ms all en su reflexin de orden fundamentalmente psicoanaltico y sociolgico, puesto que concibe lo fantstico como una forma de lenguaje del inconsciente, como una forma de oposicin social subversiva que se contrapone a la ideologa del momento histrico en el que se manifiesta. En relacin a este aspecto, vase tambin Vctor Bravo, Los poderes de la ficcin. Para una interpretacin de la literatura fantstica (Caracas, Monte vila, 1985), quien lleva a cabo un estudio de lo fantstico como una de las formas de la alteridad.

    21

  • relatos de H. P. Lovecraft, La llamada de Cthulhu (1926), quien al querer describir a

    la monstruosa criatura mencionada en el ttulo, afirma:

    No puede describirse el Ser que vieron, no hay palabras para expresar semejantes abismos de pavor e inmemorial demencia, tan abominables contradicciones de la materia, la fuerza y el orden csmico. Una montaa andando o dando tumbos!42

    El pasaje supera lo descriptible y deja al cuidado del lector el imaginar lo

    inimaginable. Lo fantstico narra acontecimientos que sobrepasan nuestro marco de

    referencia; es, por tanto, la expresin de lo innombrable43, lo que supone una

    dislocacin del discurso racional: el narrador se ve obligado a combinar de forma

    inslita nombres y adjetivos, para intensificar su capacidad de sugerencia. Podemos

    decir entonces que la connotacin reemplaza a la denotacin44. As, en muchos relatos se

    plantea un interesante juego entre la imposibilidad de describir algo ajeno a la realidad

    humana y la voluntad de sugerir ese terror por medio de la imprecisin, de la

    insinuacin. La indeterminacin se convierte en un artificio para poner en marcha la

    imaginacin del lector.

    En definitiva, la literatura fantstica pone de manifiesto las problemticas

    relaciones que se establecen entre el lenguaje y la realidad, puesto que trata de

    representar lo imposible, es decir, de ir ms all del lenguaje para transcender la

    realidad admitida. Pero el lenguaje no puede prescindir de la realidad: el lector necesita

    de lo real para comprender lo expresado; en otras palabras, necesita un referente

    42 Howard Phillips Lovecraft, La llamada de Cthulhu, en En la cripta, Alianza, Madrid, 1989, pg. 153.43No es casual que el propio Lovecraft titulase as uno de sus cuentos: Lo innombrable (1923).44Siguiendo con el ejemplo de Lovecraft, el estilo literario de este autor americano nos sirve como perfecto ejemplo de lo que estamos diciendo. Lovecraft suele recurrir a construcciones oximornicas o paradjicas en las descripciones de los seres y fenmenos sobrenaturales que pueblan sus relatos. Algunos crticos (entre ellos, Lin Carter y L. Sprague de Camp) le acusaron de una extraa enfermedad que tena efectos negativos en sus relatos: la adjetivitis, es decir, la utilizacin excesiva de adjetivos tales como horrible, obsceno, malsano. Si bien es cierto que Lovecraft abusa de los adjetivos, creo que estos crticos no entendieron la inteligente manera en que muchas veces sola usarlos: sus construcciones oximornicas y/o paradjicas del tipo arquitectura obscena, ngulos obscenos, antigedad malsana, campanarios leprosos, pestilentes tempestades, nauseabundo concierto, sugieren algo imposible en nuestra realidad mediante adjetivos que, de manera independiente, se corresponden a cualidades de esa realidad.

    22

  • pragmtico. Y eso nos lleva, de nuevo, a plantear la necesaria lectura referencial de todo

    texto fantstico, a ponerlo siempre en contacto con la realidad para determinar que

    pertenece a dicho gnero.

    4. El miedo como efecto fundamental de lo fantstico

    La transgresin que provoca lo fantstico, la amenaza que supone para la

    estabilidad de nuestro mundo, genera ineludiblemente una impresin terrorfica tanto en

    los personajes como en el lector. Quizs el trmino miedo puede resultar exagerado, o

    confuso, puesto que no acaba de identificar claramente ese efecto que, a mi entender,

    todo relato fantstico busca producir en el lector. Tal vez sera mejor utilizar el trmino

    inquietud, puesto que al referirme al miedo no hablo, evidentemente, del miedo

    fsico ni tampoco de la intencin de provocar un susto en el lector al final de la historia,

    intencin tan grata al cine de terror (y tan difcil de lograr leyendo un texto). Se trata

    ms bien de esa reaccin, experimentada tanto por los personajes (incluyo aqu al

    narrador extradiegtico-homodiegtico) como por el lector, ante la posibilidad efectiva

    de lo sobrenatural, ante la idea de que lo irreal pueda irrumpir en lo real (y todo lo que

    eso significa). Y este es un efecto comn a todo relato fantstico. No es extrao, por

    tanto, que Freud, en su artculo Das Unheimliche, advierta que lo desconocido

    incluye ya etimolgicamente un sentido amenazador para el ser humano: La palabra

    alemana unheimlich es lo opuesto a heimlich (ntimo), heimisch (domstico),

    vertraut (familiar); y puede inferirse que es algo terrorfico porque no es consabido

    (bekannt) ni familiar (op. cit., pg. 220). Y para su argumentacin, recurre a otras

    lenguas, donde busca la traduccin de unheimlich, con un resultado semejante: locus

    suspectus (un lugar ominoso), intempesta nocte (en una noche ominosa);

    uncomfortable, uneasy, gloomy, dismal, uncanny, ghastly, haunted, a repulsive fellow;

    23

  • inquitant, sinistre, lugubre, mal son aise; sospechoso, de mal agero, lgubre,

    siniestro; en rabe y hebreo, unheimlich coincide con demonaco y horrendo45.

    Tal es la importancia de ese efecto amenazador, que Lovecraft lleg incluso a

    afirmar que el principio de lo fantstico no se encuentra en la obra sino en la experiencia

    particular del lector, y esa experiencia debe ser el miedo: Debemos considerar

    preternatural una narracin, no por la intencin del autor, ni por la pura mecnica de la

    trama, sino por el nivel emocional que alcanza46. Aunque esta afirmacin no deja de

    ser exagerada, puesto que hay cuentos de miedo que no son fantsticos, llama la

    atencin sobre el necesario efecto terrorfico que debe tener toda narracin fantstica

    sobre el lector. Un efecto que, por el contrario, Todorov y Belevan47, entre otros, no

    conciben como una consideracin necesaria para la existencia de lo fantstico, aunque

    admiten que a menudo est ligada a los relatos de este gnero.

    Yo comparto la tesis de Lovecraft (Caillois, Bellemin-Nol y Bessire, entre

    otros, tambin reclaman la necesaria presencia del miedo en la literatura fantstica),

    puesto que el efecto que produce la irrupcin del fenmeno sobrenatural en la realidad

    cotidiana, el choque entre lo real y lo inexplicable, nos obliga, como dije antes, a

    cuestionarnos si lo que creemos pura imaginacin podra llegar a ser cierto, lo que nos

    45 Lstima que Freud haga desembocar su reflexin sobre lo ominoso en el terreno de los traumas de ndole sexual, lo que le lleva a ofrecer una simplista interpretacin de diversos temas y motivos fantsticos donde lo sexual, a mi entender, brilla por su ausencia. As, por ejemplo, al reflexionar sobre el motivo del doble advierte que el recurso de la duplicacin para defenderse del aniquilamiento tiene su correlato en un medio figurativo del lenguaje onrico, que gusta de expresar la castracin mediante duplicacin o multiplicacin del smbolo genital (pg. 235). Otro ejemplo de semejante argumentacin es el siguiente: Miembros seccionados, una cabeza cortada, una mano separada del brazo, pies que danzan solos... contienen algo enormemente ominoso, en particular cuando se les atribuye todava una actividad autnoma. Ya sabemos que esa ominosidad se debe a su cercana respecto del complejo de castracin (pg. 243). O la siguiente afirmacin, que se hace difcil de aceptar: Muchas personas concederan las palmas de lo ominoso a la representacin de ser enterrados tras una muerte aparente. Slo que el psicoanlisis nos ha enseado que esa fantasa terrorfica no es ms que la trasmudacin de otra que en su origen no presentaba en modo alguno esa cualidad, sino que tena por portadora una cierta concupiscencia: la fantasa de vivir en el seno materno (pg. 243).46 Howard Phillips Lovecraft, El horror en la literatura, Madrid, Alianza, 1984, pg. 11.47 Cf. Harry Belevan, Teora de lo fantstico, Barcelona, Anagrama, 1976.

    24

  • lleva a dudar de nuestra realidad y de nuestro yo, y ante eso no queda otra reaccin que

    el miedo:

    El temor o la inquietud que pueda producir, segn la sensibilidad del lector y su grado de inmersin en la ilusin suscitada por el texto, es slo una consecuencia de esa irreductibilidad: es un sentimiento que deriva de la incapacidad de concebir aceptar la coexistencia de lo posible con un imposible o, lo que es lo mismo, de admitir la ausencia de explicacin natural o sobrenatural codificada para el suceso que se opone a todas las formas de legalidad comunitariamente aceptadas, que no se deja reducir a un grado mnimo de lo posible (llmese milagro o alucinacin) (Reisz, op. cit., pg. XXX).

    La presencia del miedo, adems, nos permite distinguir perfectamente la

    literatura fantstica de la maravillosa: el relato maravilloso tiene siempre un final feliz

    (el bien se impone sobre el mal); sin embargo, el relato fantstico se desarrolla en medio

    de un clima de miedo y su desenlace (adems de poner en duda nuestra concepcin de

    lo real) suele provocar la muerte, la locura o la condenacin del protagonista.

    5. La ltima evolucin del gnero: lo neofantstico

    He dejado para el final el comentario de una de las conclusiones ms

    controvertidas de Todorov, segn la cual la literatura fantstica ya no tiene razn de ser

    en el siglo XX, puesto que ha sido reemplazada por el psicoanlisis. Su afirmacin se

    basa en la idea de que la literatura fantstica ha perdido la funcin social que tuvo en el

    siglo XIX, manifestada a travs del tratamiento de temas tab, puesto que gracias al

    psicoanlisis estos temas han perdido tal consideracin, por lo cual dicho gnero ha

    dejado de ser necesario: la literatura fantstica no es ms que la mala conciencia de ese

    siglo XIX positivista48.

    48Tzvetan Todorov, Introduction la littrature fantastique, Pars, Seuil, 1970, pg. 176. Gonzlez Salvador (op. cit., pg. 49) coincide con esta idea al sealar que la literatura fantstica del siglo XX, debido a los avances de la ciencia y el psicoanlisis, ha perdido toda su voluntad transgresora: segn ella, los relatos de Kafka no postulan ninguna alteracin de la realidad porque todo lo narrado sucede en la ms estricta normalidad (aunque sacan a la luz aspectos ocultos o desconocidos de la realidad cotidiana). No hay asombro ni miedo en los personajes porque nunca sienten su realidad invadida por lo sobrenatural. A este tipo de relatos fantsticos desarrollado en el siglo XX lo denomina literatura de lo inslito: obras donde lo sobrenatural no tiene cabida, donde la irrealidad no es mencionada como tal

    25

  • A ello hay que aadir otro aspecto fundamental en su razonamiento: segn

    Todorov, la imposibilidad manifestada en el siglo XX de creer en una realidad

    inmutable, elimina toda posibilidad de transgresin y, con ello, el efecto fantstico

    basado en dicha transgresin: El hombre normal es precisamente el ser fantstico; lo

    fantstico se convierte en regla, no en excepcin (op. cit., pg. 182).

    La base del razonamiento de Todorov se encuentra en La metamorfosis de

    Kafka, una novela en la que se describe un evidente fenmeno sobrenatural (la

    transformacin, como es sabido, del protagonista en un insecto), del que no se nos da

    ninguna explicacin y que, para mayor confusin, no produce ningn tipo de vacilacin

    ni asombro en el narrador, el protagonista (Gregor Samsa) y su familia49. Segn

    Todorov, el texto de Kafka rompe los esquemas de la literatura fantstica tradicional: en

    l, la vacilacin deja de tener sentido porque su finalidad era la de sugerir la existencia

    de lo fantstico y proponer el paso de lo natural a lo sobrenatural50. El proceso, en

    Kafka, es el inverso: partiendo de lo sobrenatural, llegamos a lo natural. Pero eso

    tampoco significa que nos situemos en el mbito de lo maravilloso, puesto que el

    mundo del texto es funciona como nuestro mundo, slo que en l se ha introducido

    por el propio relato, donde no existe ruptura alguna que divida el universo en dos mundos opuestos y donde, por supuesto, no cabe la posibilidad de una vuelta a la normalidad ya que sta nunca fue transgredida. No es necesario que intervengan fuerzas exteriores puesto que algo est sucediendo en nuestro vivir cotidiano; un sentimiento de lo no familiar lo invade sin que ninguna intrusin modifique su ordenacin (pgs. 58-59). Pero, si lo sobrenatural no tiene cabida, o, mejor, si no hay transgresin alguna, cmo sabemos que dichos textos son fantsticos?49 Una situacin semejante, por tanto, a la que se produce en el realismo maravilloso y lo maravilloso cristiano, aunque con un desarrollo y una intencin muy diferentes, como enseguida veremos.50La falta de explicacin del fenmeno y, sobre todo, de asombro en los personajes de los relatos de Kafka, ha llevado a otros crticos a rechazar su componente fantstico: as, Louis Vax aduce que La metamorfosis antes que al gnero fantstico, corresponde al psicoanlisis y a la experiencia mental (Arte y literatura fantsticas, op. cit., pg. 85); Jacques Finn basa su negacin en lo que denomina el evidente simbolismo de la novela de Kafka (La littrature fantastique (essai sur lorganisation surnaturelle), Bruselas, ditions de lUniversit de Bruxelles, 1980, pg. 45); y Marie-Laure Ryan, basndose en el concepto de vacilacin, afirma que La metamorfosis es un texto que Todorov excluye con razn de lo fantstico, y sita la novela de Kafka ms cerca del funcionamiento del cuento de hadas, donde no se cuestiona lo sobrenatural (Mundos posibles y relaciones de accesibilidad: una tipologa semntica de la ficcin, en A. Garrido Domnguez (ed.), Teoras de la ficcin literaria, Madrid, Arco / Libros, 1997, pg. 199).

    26

  • un acontecimiento aparentemente imposible (que, como sucede en lo fantstico

    tradicional, se presenta como una excepcin).

    La situacin es, advierte Todorov, diferente a la de la literatura fantstica del

    siglo XIX: en ella, el acontecimiento sobrenatural era percibido como tal al proyectarse

    sobre el fondo de lo que se consideraba normal y natural (transgreda las leyes de la

    naturaleza). En el caso de Kafka, el acontecimiento sobrenatural ya no produce ninguna

    vacilacin porque el mundo descrito es, segn Todorov, totalmente extrao, tan anormal

    como el acontecimiento que le sirve de fondo. Se invierte, pues, el proceso de la

    literatura fantstica, segn el cual se postula primero la existencia de lo real, para luego

    ponerlo en duda. El mundo de Kafka es considerado, por tanto, como un mundo al revs

    en el que lo fantstico deja de ser una excepcin para convertirse en la regla del

    funcionamiento de ese mundo.

    Esa ausencia de vacilacin eliminara el posible componente fantstico de un

    relato que, por el contrario, y a mi entender, pertenece sin duda a dicho gnero. Y,

    sorprendentemente, Todorov, aunque lo advierte, no toma en consideracin que la

    inexistencia de asombro, de inquietud, en los personajes no quiere decir que el lector no

    se sorprenda ante lo narrado. Por contra, como seala Reisz,

    Que la transformacin de Gregorio Samsa en insecto sea presentada por el narrador y asumida por los personajes sin cuestionamiento, es sentido por el receptor como otro de los imposibles de la historia, si bien de orden diverso que la metamorfosis misma. Puesto que la metamorfosis constituye una transgresin de las leyes naturales, el no-cuestionamiento de esa transgresin se siente a su vez como una transgresin de las leyes psquicas y sociales que junto con las naturales forman parte de nuestra nocin de realidad.

    [...] el modelo de realidad subyacente [en el texto] hace aparecer las conductas de los personajes como transgresivas de un orden asumido como normal pero, a su vez, el universo enrarecido que la ficcin presenta como fctico, denuncia ese modelo subyacente como ilusorio, propone implcitamente la revisin de las nociones mismas de realidad y normalidad51.

    51 Reisz, op. cit., pg. XXX.

    27

  • As, en los relatos de Kafka, como en los de otros escritores fantsticos del siglo

    XX (Borges y Cortzar son dos ejemplos perfectos), nos encontramos con una nueva

    manera de cultivar el gnero que no funciona segn los esquemas todorovianos: lo que

    Alazraki denomina neofantstico52.

    La ausencia de tres aspectos fundamentales es lo que diferencia, segn Alazraki,

    lo neofantstico de lo fantstico tradicional (que identifica con el cultivado en el siglo

    XIX)53: la explicacin del fenmeno, el sentido claro de ste y el componente

    terrorfico. Segn Alazraki, la intencin de provocar miedo en el lector no se da en los

    relatos neofantsticos, sino que, por el contrario, estos producen perplejidad o inquietud

    por lo inslito de las situaciones narradas, pero su intencin es muy otra. Son, en su

    mayor parte, metforas que buscan expresar atisbos, entrevisiones o intersticios de

    sinrazn que escapan o se resisten al lenguaje de la comunicacin, que no caben en las

    celdillas construidas por la razn, que van a contrapelo del sistema conceptual o

    cientfico con que nos manejamos a diario54. Pero eso, a mi entender, lo iguala a lo

    fantstico del siglo XIX, puesto que ambos se basan en una misma idea: el rechazo de

    las normas o leyes que configuran nuestra realidad.

    Lo que parece deducirse de las opiniones de Alazraki, y tambin de Todorov, es

    que la literatura fantstica contempornea se inserta en la visin posmoderna de la

    realidad, segn la cual el mundo es una entidad indescifrable55. Vivimos en un universo

    52Vase Jaime Alazraki, En busca del unicornio: los cuentos de Julio Cortzar. Elementos para una potica de lo neofantstico, Madrid, Gredos, 1983, y Qu es lo neofantstico?, Mester, XIX, 2 (1990), pgs. 20-33 (reproducido en la presente antologa).53Un fantstico tradicional que se ha seguido cultivando con gran xito a lo largo de este siglo XX por autores como Arthur Machen, H. P. Lovecraft, Robert Bloch o, ms recientemente, Stephen King y Clive Barker, por citar los nombres ms clebres.54 Alazraki, Qu es lo neofantstico?, citado por la versin recogida en la presente antologa, pg. XXX.55Evito entrar en el espinoso asunto de la filosofa posmoderna y su manifestacin literaria. Entre la extensa bibliografa vanse Jean-Franois Lyotard, La condicin postmoderna, Madrid, Ctedra, 1986; Jurgen Habermas, El discurso filosfico de la modernidad, Madrid, Taurus, 1989; Gianni Vattimo et al., En torno a la posmodernidad, Barcelona, Anthropos, 1990; Matei Calinescu, Cinco caras de la modernidad, Madrid, Tecnos, 1991; y Fredric Jameson, Teora de la postmodernidad, Madrid, Trotta, 1996.

    28

  • totalmente incierto, en el que no hay verdades generales, puntos fijos desde los cuales

    enfrentarnos a lo real: el universo descentrado al que se refiere Derrida. No existe,

    por lo tanto, una realidad inmutable porque no hay manera de comprender, de captar

    qu es la realidad. Y esa idea da la razn, en parte, a Todorov y a Alazraki al postular la

    imposibilidad de toda transgresin: si no sabemos qu es la realidad, cmo podemos

    plantearnos transgredirla? Ms an, si no hay una visin unvoca de la realidad, todo es

    posible, con lo cual tampoco hay posibilidad de transgresin.

    Pero he advertido que dicha concepcin slo da en parte la razn a Todorov y a

    Alazraki porque si bien es cierto que la filosofa posmoderna justifica perfectamente esa

    idea, nuestra experiencia de la realidad nos sigue diciendo que los seres humanos no se

    transforman en insectos ni vomitan conejos vivos (como el protagonista de Carta a una

    seorita en Pars, de Cortzar). Por lo tanto, poseemos una concepcin de lo real que,

    si bien puede ser falsa, es compartida por todos los individuos y nos permite, en ltima

    instancia, plantear la dicotoma normal / anormal en la que se basa todo relato

    fantstico. Porque no olvidemos, y el propio Todorov lo reconoce, que el mundo del

    relato fantstico contemporneo es nuestro mundo, y todo aquello que, situado en l,

    contradiga las leyes fsicas por las que creemos que se organiza dicho mundo, va a

    suponer una transgresin evidentemente fantstica.

    A mi entender, lo que caracteriza a lo fantstico contemporneo es la irrupcin de

    lo anormal en un mundo en apariencia normal, pero no para demostrar la evidencia de lo

    sobrenatural, sino para postular la posible anormalidad de la realidad, lo que tambin

    impresiona terriblemente al lector: descubrimos que nuestro mundo no funciona tan

    bien como creamos, tal y como se planteaba en el relato fantstico tradicional, aunque

    expresado de otro modo:

    Hasta el presente siglo, se puede decir que los escritores parten de concepciones empricas, aunque bastante estables, respecto a la realidad, dirigindose, para

    29

  • encontrar los elementos antinmicos, a las esferas religiosas, mticas, mgicas, legendarias. En nuestro siglo se realiza una revolucin: la seguridad acerca de la realidad entra en crisis, a la vez que se secan las fuentes del absurdo institucionalizado (religin, mito, etc.). La dialctica realidad / irrealidad se implanta, pues, ex novo y slo en el terreno de la resquebrajada y huidiza realidad. [...] convertidas en algo fugaz las caractersticas de lo real, queda tambin comprometida la identificacin de su contrario. Lo maravilloso (siempre en sentido peyorativo: el absurdo, la pesadilla) anida en la cotidianidad, la hace an ms impenetrable, enemiga, incomprensible. Si lo maravilloso tradicional pona en duda las leyes fsicas de nuestro mundo, lo maravilloso moderno desmiente los esquemas de interpretacin que el hombre en su larga trayectoria ha dispuesto para su propia existencia (Segre, op. cit, pg. 258)56.

    Eso es, bsicamente, lo que pretende Borges con sus cuentos fantsticos:

    demostrar que el mundo coherente en el que creemos vivir, gobernado por la razn y

    por categoras inmutables, no es real (en una valoracin extrema del idealismo

    absoluto). Borges parte de una premisa fundamental en su reflexin: la realidad es

    incomprensible para la inteligencia humana, pero eso no ha impedido al hombre

    elaborar multitud de esquemas que intentan explicarla (filosofa, metafsica, religin,

    ciencia). Y el resultado de la aplicacin de dichos esquemas de pensamiento no es la

    explicacin del universo sino la creacin de una nueva realidad: el ser humano, incapaz

    de conocer el mundo, crea uno a la medida de su mente (no es extrao, pues, que se

    considere a Borges uno de los padres de la posmodernidad), donde, de algn modo, y

    esa es la terrible irona que Borges nos quiere hacer ver, el hombre vive feliz. La

    realidad es, por lo tanto, una construccin ficticia, una simple invencin. Lo que

    hacemos, en definitiva, es emular a los annimos artfices de Tln, quienes crean un

    mundo a su imagen y semejanza, un mundo ordenado, un laberinto urdido por los

    hombres, que acaba imponindose al mundo real57.

    56Con el trmino maravilloso, Segre se refiere, evidentemente, a lo que hemos dado en denominar fantstico.57Como vemos en el ejemplo citado, seguimos necesitando de lo real para deducir que un fenmeno es fantstico. Aunque quizs, en estos tiempos posmodernos, deberamos hablar, tal y como hace Edelweis Serra, de lo ordinario, ms que de lo real, planteando as, la oposicin ordinario / extraordinario. Serra parte de la idea de que la esfera de lo real es inabarcable: la realidad, toda la realidad, postula todos los reales posibles, aun lo racionalmente imposible. Y es por eso que propone la oposicin ordinario / extraordinario, es decir, el choque entre el orden establecido, habitual de lo real, y otros rdenes de lo

    30

  • As pues, si la literatura fantstica del siglo XIX nos adverta de la posibilidad de

    que la realidad sobrepasase el conocimiento racional, Borges va un paso ms all al

    postular que el mundo coherente en el que creemos vivir es puro artificio, irreal. Y eso,

    a mi entender, y a pesar de las palabras anteriormente citadas de Alazraki, produce

    inquietud y asombro en el lector. Pensemos en los tres relatos antes citados, historias en

    las que el miedo, a primera vista, parece no jugar un papel de importancia: La

    metamorfosis, de Kafka, Tln, Uqbar, Orbis Tertius, de Borges, y Carta a una

    seorita en Pars, de Cortzar; aunque sus respectivos narradores no busquen, mediante

    la trama o la atmsfera, crear un efecto terrorfico, cmo podemos calificar a la

    impresin que genera en el lector lo que significa la posibilidad de que un hombre se

    despierte una maana convertido en insecto? o de que en el mundo real empiecen a

    aparecer objetos provenientes de un mundo ficticio?58 o de que un individuo vomite

    pequeos conejitos, por ms encantadores que estos puedan ser, y que trate por todos los

    medios de esconderlos, en lugar de preguntarse por qu los vomita? En estos tres

    cuentos se hace evidente que la transgresin de las leyes de la realidad genera inquietud

    por la simple posibilidad de dicha transgresin, lo que ya no las hace estables ni fiables.

    As pues, aunque en la narrativa fantstica del siglo XX el narrador y los

    personajes no siempre manifiestan abiertamente su desconcierto, no cabe duda, como

    advierte Reis, de que el lector concreto, exactamente a causa de ese silencio, al

    confrontar los acontecimientos fantsticos con los parmetros suministrados por la

    real no habituales donde caben las dimensiones imaginaria, onrica, extralgica, extrasensorial, sobrenatural; en sntesis, lo fantstico (El cuento fantstico, en Tipologa del cuento literario, Madrid, Cupsa Editorial, 1978, pg. 106). Serra distingue, a su vez, diversos grados de lo extraordinario: hiperblico, extrasensorial, extralgico y sobrenatural. Los tres primeros, si bien no suspenden las leyes naturales, descubren otras leyes secretas y misteriosas de lo real, al margen de lo ordinario.58Recurdese que en la postdata con la que se cierra el relato de Borges, el narrador refiere que han empezado a aparecer en nuestro mundo objetos provenientes de Tln, un planeta ficticio. Y no slo eso, sino que dicha postdata termina con la amenaza de disolucin del mundo real, sustituido por la minuciosa y vasta evidencia de un planeta ordenado como es Tln. Es evidente que, detrs de la historia narrada, subyace una reflexin que va ms all de lo meramente fantstico, puesto que Tln es, en definitiva, una metfora de nuestro mundo: preferimos el orden representado por Tln, en ltima instancia ficticio, a aceptar que la realidad es algo catico, imprevisible e incomprensible.

    31

  • realidad, constata su incompatibilidad. Lo fantstico produce una ruptura, al poner en

    conflicto los precarios contornos de lo real cultural e ideolgicamente establecido (op.

    cit., pg. 7).

    Por lo tanto, ms que entender lo neofantstico como diferente de lo fantstico

    tradicional, creo que el primero representa una nueva etapa en la natural evolucin del

    gnero fantstico, en funcin de una nocin diferente del hombre y del mundo: el

    problema planteado por los romnticos acerca de la dificultad de explicar racionalmente

    el mundo, ha derivado en nuestro siglo hacia una concepcin del mundo como pura

    irrealidad. Como afirma Teodosio Fernndez:

    La aparicin de lo fantstico no tiene por qu residir en la alteracin por elementos extraos de un mundo ordenado por las leyes rigurosas de la razn y la ciencia. Basta con que se produzca una alteracin de lo reconocible, del orden o desorden familiares. Basta con la sospecha de que otro orden secreto (u otro desorden) puede poner en peligro la precaria estabilidad de nuestra visin del mundo59.

    Algunos estudiosos del gnero han tratado de diferenciar lo fantstico tradicional

    de su reelaboracin contempornea en funcin de un supuesto uso particular del

    lenguaje. As, Campra60 nos ofrece uno de los primeros anlisis de lo fantstico desde

    ese punto de vista, planteando como caracterizadora del gnero una transgresin

    lingstica en todos los niveles del texto: en el nivel semntico (referente del relato),

    como superacin de lmites entre dos rdenes dados como incomunicables (natural /

    sobrenatural, normal / anormal); en el nivel sintctico (estructura narrativa), reflejado,

    sobre todo, en la falta de causalidad y de finalidad61; y en el nivel del discurso, como

    59 Teodosio Fernndez, Lo real maravilloso de Amrica y la literatura fantstica, en Enriqueta Morillas Ventura (ed.), El relato fantstico en Espaa e Hispanoamrica, Madrid, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Siruela, 1991, citado por la versin recogida en la presente antologa, pg. XXX..60Rosalba Campra, Il fantastico. Una isotopia della trasgressione, Strumenti Critici, XV, 45 (1981), pgs. 199-231 (artculo recogido en la presente antologa).61Campra, en el citado artculo, afirma que la literatura fantstica altera la dinmica convencional de los textos narrativos puesto que la motivacin no es intuible ni se le propone al lector explicacin alguna. Altera, en definitiva, la verosimilitud sintctica, uno de cuyos principios bsicos es la motivacin de los diversos procesos que se ponen en movimiento en el texto.

    32

  • negacin de la transparencia del lenguaje (utilizacin, por ejemplo, de una adjetivacin

    fuertemente connotada, tal y como vimos antes). Estas oposiciones y transgresiones no

    funcionan, pues, como un hecho puramente de contenido; vienen tambin a subvertir las

    reglas de la sintaxis narrativa y de la significacin del discurso como otros modos de la

    transgresin. Eso le lleva a concluir que lo fantstico no es slo un hecho de

    percepcin del mundo representado, sino tambin de escritura, por lo que su

    caracterizacin puede ser definida histricamente segn diferentes niveles62. En

    definitiva, lo que Campra plantea en su artculo es que en el siglo XX se ha dado un

    cambio fundamental: el paso de lo fantstico como fenmeno de percepcin (domina el

    componente semntico), propio del siglo XIX, a lo fantstico como fenmeno de

    escritura, de lenguaje. Un predominio del nivel verbal que est directamente relacionado

    con una tendencia general del contexto literario. Una idea que Campra desarroll en un

    artculo posterior:

    la literatura fantstica actual ha desplazado su eje hacia otro nivel: agotada o por lo menos desgastada la capacidad de escndalo de los temas fantsticos, la infraccin se expresa mediante cierto tipo de roturas en la organizacin de los contenidos no necesariamente fantsticos; es decir, en el nivel sintctico. Ya no es tanto la aparicin del fantasma lo que cuenta para definir un texto como fantstico, sino ms bien la irresoluble falta de nexos entre los distantes elementos de lo real63.

    Pero a pesar de esa dimensin lingstica, Campra reconoce la necesidad de una

    lectura referencial, contrastando los fenmenos narrados en el texto y nuestra

    concepcin de lo real, para calificar dicho texto como fantstico.

    Tanto lo fantstico tradicional como lo fantstico contemporneo se basan en

    una misma idea: producir la incertidumbre frente a lo real. Es cierto que pueden haber

    cambiado las formas para expresar la transgresin, pero seguimos necesitando lo real

    62 Citado por la traduccin incluida en la presente antologa, pg. XXXX.63 Rosalba Campra, Fantstico y sintaxis narrativa, Ro de la Plata, 1 (1985), pg. 97.

    33

  • como trmino de comparacin para determinar la fantasticidad, si es posible

    denominarla as, de un texto literario64.

    En definitiva, lo fantstico contemporneo mantiene la estructura bsica del

    gnero a lo largo de su historia: plantear la contradiccin entre lo natural y lo

    sobrenatural. Por tanto, la narrativa fantstica tradicional y la neofantstica estn mucho

    ms cerca de lo que a primera vista pudiera parecer: La funcin de lo fantstico, tanto

    hoy como en 1700, aunque a travs de mecanismos bien diferentes y que indican los

    cambios de una sociedad, de sus valores, en todos los rdenes sigue siendo la de

    iluminar por un momento los abismos de lo incognoscible que existen fuera y dentro del

    hombre, de crear por lo tanto una incertidumbre en toda la realidad65. Y, como se hace

    patente con la obra de los autores citados, el gnero fantstico goza de una vida muy

    saludable, lejos de las apocalpticas aseveraciones de Todorov.

    * * *

    El objetivo de esta antologa es dar razn de las diferentes aportaciones tericas

    acerca de la literatura fantstica que han aparecido en los ltimos treinta aos. Podra

    parecer innecesario remontarse tres dcadas atrs para elaborar esta antologa, pero es

    imposible plantear reflexin alguna sobre lo fantstico sin acudir, aunque sea tan slo

    para revisarlo o refutarlo, al texto inaugural en la investigacin contempornea sobre

    dicho gnero: Introduction la littrature fantastique (1970), de Tzvetan Todorov. Es

    cierto que ya Castex, Caillois o Vax, por citar algunos de los precedentes ms

    importantes, propusieron interesantes definiciones del gnero en los aos 50 y 60, pero,

    64Mary Erdal Jordan va an ms lejos al definir lo fantstico moderno co