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Trabajadoras en una fábrica de aviones en Inglewood, California, durante la Segunda Guerra Mundial (1942) 198

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Trabajadoras en una fábrica de aviones en Inglewood, California, durante la Segunda Guerra Mundial (1942)

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11 La ansiedad imperialista

12 Una caída inesperada

13 Otra guerra para terminar la guerra

14 En un mundo bipolar

El doble filo del poderA finales del siglo XIX, la expansión territorial de Estados Unidos alcanzó su límite en Norteamérica, pero la ambición política y económica de la joven nación no admitía fronteras. El Gobierno estadounidense comenzó a considerar nuevas estrategias de poder en ultramar, con el objetivo de ampliar su capacidad política, militar y comercial.

El poderío militar estadounidense se evidenció en la Primera Guerra Mundial, en cuyo escenario intervino Estados Unidos entre 1917 y 1918. Tras este conflicto sin precedentes, la economía norteamericana progresó exponencialmente. Sin embargo, este periodo de aparente bonanza fue interrumpido abruptamente en 1929. Comenzó, entonces, uno de los capítulos más oscuros de la historia contemporánea: la Gran Depresión. A partir de este periodo, la recuperación estadounidense requirió de un largo camino, que desembocó en la Segunda Guerra Mundial.

En esta unidad, veremos cómo Estados Unidos escaló de posición en el orden geopolítico durante el siglo XX y qué efectos históricos tuvo su desarrollo como nueva potencia global, después de la Segunda Guerra Mundial y en el complejo transcurso de la Guerra Fría.

• ¿Con qué propósitos crees que se fabricaron los aviones que aparecen en la imagen?

• ¿Qué rol parecen tener las mujeres en esta foto? ¿A qué crees que se debe?

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La ansiedad imperialistaDesde el siglo XIX, la tesis del destino mani-fiesto alentó las tendencias militaristas y el ánimo expansionista de Estados Unidos. La idea de que esta nación tenía la misión pro-videncial de convertirse en un nuevo imperio, llevó al pueblo estadounidense y a sus líderes políticos a imponer su Gobierno y su cultura en otras naciones.

Esta tendencia se magnificó durante el siglo XX, a partir de la intervención de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. En este capítulo, estudiaremos las implicaciones de este proceso histórico.

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Recreación de un ataque alemán a la artillería italiana durante la Primera Guerra Mundial (1917)

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La hora del imperialismoEl 29 de diciembre de 1890, ocurrió la masacre de Wounded Knee.

Se trató del último enfrentamiento entre el Ejército de Estados Unidos y los indígenas de las Grandes Llanuras. Ese mismo año, el Negociado del Censo declaró cerrada la frontera interior, ganada finalmente a los aborígenes. Con ello, concluyó la batalla por la expansión hacia el oes-te. Desde ese momento, una parte sustancial de los sectores políticos, económicos y militares más poderosos de la sociedad estadounidense se impuso nuevas zonas por conquistar: las fronteras de ultramar.

El interés por la expansión ultramarina ya se había visto desde la promulgación de la Doctrina Monroe en 1823. Como recordarás, en esta Estados Unidos no permitiría que ningún país europeo volviera a establecer colonias en América. Sin embargo, esta potencia no se prohibía a sí misma anexarse territorios en Latinoamérica ni en el Caribe. La mentalidad de la frontera o la vocación por la expansión (territorial, económica o militar) ha sido una constante en la historia de muchas naciones. Esta mentalidad también ha justificado la in-fluencia e intervención de las naciones dominantes en los asuntos de otras. Esta forma de pensar también era apoyada por la creencia en el destino manifiesto. Como hemos explicado antes, esta sostiene que Estados Unidos es un pueblo escogido por Dios para crecer y desarrollarse.

El imperialismo y sus causasEl imperialismo es la política de expansión territorial, militar o eco-

nómica de un Estado que tiende a poner a otros Estados bajo su de-pendencia. El imperialismo europeo y el estadounidense se caracte-rizaron por el desarrollo de las sociedades comerciales e industriales multinacionales y por la tecnología de guerra; ambos elementos se utilizaban para ganar territorios fuera del país. Las acciones de todos estos sectores eran impulsadas y guiadas por el Gobierno.

El colonialismo que hemos estudiado de distintas maneras es un reflejo de las actitudes imperialistas. Recordemos, como ejemplo, que las colonias españolas de América fueron conquistadas por personas que, a nombre de España, reclamaban las tierras y las materias primas del lugar que dominaban militarmente como propiedad de su país.

La primera causa de la dominación de Estados Unidos sobre otras naciones está relacionada directamente con el capitalismo. Desde la segunda mitad del siglo XIX, las compañías habían crecido y acumula-do capital, tanto, que el mercado nativo parecía haber agotado su capa-cidad de consumo e inversión. Además, hacía falta contar con fuentes seguras de materias primas baratas para las fábricas.

Para resolver esta situación, se hizo necesario buscar nuevos mer-cados en otros países o territorios, para vender los excedentes de la producción, invertir los excedentes del capital y acceder con ventajas a las materias primas. La solución requirió el control directo o indirec-to de países y territorios que eran política, tecnológica y militarmente débiles. Así, Estados Unidos entró a competir con las potencias indus-triales mundiales de Europa desde 1885.

frontera de ultramar: territorio separa-do del principal por el mar.

excedente: sobrante.

La nevera rusa

Como parte de las medidas de expan-sión dentro del propio continente, Es-tados Unidos adquirió territorios. En 1867, William Seward, secretario de Estado bajo las presidencias de Abra-ham Lincoln y Andrew Johnson, pro-puso la compra de Alaska a los rusos. Seward había negociado la compra por la suma de $7.2 millones. Para algu-nos, su propuesta era absurda, ya que consideraban que Alaska era solo una “nevera de hielo”. Aun así, la compra se realizó. Años más tarde, se com-probó que el negocio de Seward había sido un gran acierto, puesto que Alas-ka tiene abundantes recursos madere-ros, auríferos y petrolíferos. En 1959, Alaska obtuvo la estadidad federada.

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La segunda causa de la expansión a ultramar fue la competencia militar. Las potencias imperialistas europeas de la segunda mitad del siglo XIX conta-ban con grandes fuerzas navales, debido a que los barcos eran el instrumen-to de guerra por excelencia en aquel entonces, cuando no existían aviones, tanques ni submarinos. En Estados Unidos, el entonces capitán Alfred T. Mahan fue un ardiente defensor y propulsor de la expansión de la Marina y de la capacidad naval del país para viajar y controlar zonas por todo el globo.

En su libro La influencia del poder naval en la Historia, 1660-1783, Mahan destacó la necesidad de contar con una poderosa flota naval. Según explica-ba, esa era la única forma de proteger los intereses económicos, competir con las otras naciones poderosas y ganarse su respeto. Mahan, quien luego se convirtió en almirante, el rango naval más alto, convenció a los líderes políticos y militares de desarrollar al máximo la capacidad de la Marina, con el objetivo de convertirla en la más poderosa. Entre otros logros, consiguió que se construyeran numerosos barcos comerciales y de guerra impulsados por carbón, según las últimas tecnologías de la época.

Sin embargo, tanto en viajes comerciales como en gestiones de guerra, los navíos debían hacer paradas para abastecerse de carbón. Esto hizo que Estados Unidos buscara poseer territorios donde construir bases y puertos, para que sus barcos obtuvieran carbón a buen precio y de forma regular. En su libro, Mahan también abogó por el establecimiento de bases navales en el Caribe, por la construcción del Canal de Panamá y por la apropiación de Hawái y de otras islas del Pacífico. De este modo, Estados Unidos no solo dominaría parte de los mercados de América Latina, sino que competiría por los mercados de Asia con otras potencias mundiales, desde puertos propios.

La tercera causa de la expansión estadounidense fue cultural y racial. La creencia en el darwinismo social, teoría elaborada por el sociólogo Herbert Spencer y promovida por varios intelectuales, reforzó la idea de un país fuerte, con un destino manifiesto inacabado y, a la vez, con la mi-sión de llevar a otros pueblos la cultura estadounidense y sus maneras de pensar. La teoría de Spencer sostenía que la supervivencia y el dominio estaban en manos del más fuerte en las áreas social y política, y no solo en la evolución biológica, como planteaba el naturalista Charles Darwin. Por otra parte, existía una orientación racial de las políticas internacionales. El

anglosajonismo o creencia en la superioridad de las personas de origen germánico (oriundas de las islas Británicas y traídas a América del Norte por los peregrinos), del que se enorgu-llecían las élites estadounidenses, justificó las intervenciones de Estados Unidos en el mun-do de entonces.

Entre 1798 y 1895, Estados Unidos había ensayado su intervención en naciones lejanas, como demostró el historiador estadouniden-se Howard Zinn. En su famoso libro La otra historia de Estados Unidos: 1492 al presente, Zinn incluyó parte de una lista publicada por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Argentina, Uruguay, Nicaragua, Angola, China y Japón son algunos de los países que se men-cionan en la lista.

Alfred T. Mahan

El barco de guerra USS Wyoming se constru-yó en los astilleros de la Marina en Brooklyn, Nueva York, en 1912. Luego, a partir de 1917, formó parte de las Fuerzas Navales durante la Primera Guerra Mundial.

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Menciona las teorías del almirante Mahan y explica cómo impulsaron la política comer-cial y militar de Estados Unidos.

La expansión en el Pacífico y el CaribePara el mismo año cuando se compró Alaska, 1867, Estados Unidos

ocupó las deshabitadas islas Midway, en el océano Pacífico. Más allá de ellas, había otro archipiélago, importante por su localización y sus re-cursos: las islas de Hawái. Estas constituían una parada obligatoria de los barcos mercantiles estadounidenses en su ruta hacia China. Además, desde principios del siglo XIX, cientos de misioneros y comerciantes es-tadounidenses se habían establecido en Hawái. Ahí llegaron a tener gran influencia en los asuntos económicos y políticos.

Las tierras cultivables de las islas de Hawái fueron pasando a manos de los estadounidenses, quienes desarrollaron en ellas una próspera in-dustria azucarera. Durante la década de 1880, la Marina de Guerra de Estados Unidos se planteó establecer una base naval permanente en Pearl Harbor, puerto natural de la isla de Oahu, en el archipiélago de Hawái. En 1887, ya lo habían conseguido.

Los hawaianos habían establecido relaciones amistosas con los ex-tranjeros. Esto se dio gracias a la apertura de los reyes de la dinastía Kamehameha, asimilados a la educación, la religión y las costumbres occidentales. Por ejemplo, el rey Kamehameha I (1810-1819) recibió los barcos mercantes estadounidenses y británicos, y ayudó a los recién lle-gados a desarrollar un comercio floreciente entre sus islas y China.

Sin embargo, esta apertura y tolerancia de Kamehameha afectó en gran manera a Hawái, pues los estadounidenses sometieron a la población nativa a la explotación laboral en las grandes plantaciones de azúcar. Los nativos explotados realizaron numerosas protestas. Ante esa situación, los dueños de las plantaciones se propusieron reducir la mano de obra nativa. Por tal razón, comenzaron a importar mano de obra china, filipina, japonesa, azoreña (portugueses de las islas Azores) y hasta puertorrique-ña. Miles de puertorriqueños campesinos pobres emigraron a Hawái a partir de 1900, incentivados por el Gobierno de Estados Unidos. A pesar de que emigraban para remediar su pobreza, en las plantaciones de caña y piña de Hawái se enfrentaban a la discriminación, a condiciones muy duras de trabajo y a salarios muy bajos. Tan grande fue el esfuerzo de los estadounidenses por sustituir a la población aborigen en las plantaciones, que hacia 1900 los trabajadores inmigrantes sobrepasaban a los nativos en una proporción de tres a uno.

El penúltimo rey hawaiano fue David Kalakaua. Bajo su gobierno se sentaron las bases para la definitiva anexión de Hawái a Estados Unidos. Kalakaua hizo a Estados Unidos importantes concesiones, como el Tratado de Reciprocidad de 1875. Este fue un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Hawái en el que el primero garantizaba un mer-cado libre de impuestos para el azúcar de Hawái, y el segundo otorgaba a Estados Unidos privilegios económicos especiales. Cuando el tratado fue renovado en 1887, Estados Unidos recibió los derechos exclusivos para establecerse en la base naval de Pearl Harbor.

El canto de Puerto Rico en Hawái

A partir de 1900, miles de puerto-rriqueños emigraron a Hawái con la promesa de encontrar trabajo en la agricultura. Esta fue una de las con-secuencias de la invasión de Estados Unidos a nuestra isla, y de que esa nación tomara Hawái como parte de las acciones de la Guerra Hispano-cubano-norteamericana. Se dice que, entre las pertenencias de los jíbaros, viajaron unos individuos de coquí. Al encontrar en la zona del Pacífico un clima tropical, los coquíes se adapta-ron y comenzaron a reproducirse y a llenar las noches hawaianas con su conocida canción. En Hawái, sin em-bargo, el coquí ha afectado algunas especies autóctonas, por lo que existe una campaña de erradicación de nues-tra rana nacional en ese estado.

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Oahu

Hawái

SamoaAmericana

Pearl Harbor

Hawáiislas Midway

San Francisco

océano Pacífico

China

Estados Unidos

Islas adquiridas por Estados Unidos en el Pacífico hacia finales del siglo XIX

En 1890 se aprobó, en el Congreso, la Tarifa McKinley, que eliminaba el estatus libre de impuestos del que gozaba el azúcar hawaiana. La pérdida de este beneficio desesperó a los productores estadounidenses en Hawái. Estos vieron en la anexión a Estados Unidos la solución. Para lograrla, los empresarios y propietarios forzaron al rey a enmendar la Constitución, de modo que les otorgara el derecho al voto solo a ellos y no a los hawaianos.

La situación se agravó cuando, en 1891, subió al trono la última reina nativa: Liliuokalani. La famosa reina “Lili” creía firmemente en recupe-rar a Hawái para los hawaianos. Pero en 1893, cuando trató de derogar la Constitución forzada, los estadounidenses de Hawái realizaron una rebe-lión. En la revuelta, intervino la infantería de la Marina de Estados Unidos a favor de los ciudadanos y propietarios norteamericanos. Lili fue derrocada y, en su lugar, asumió el poder el magnate estadounidense de la agricultura hawaiana Sanford B. Dole, quien terminó proclamando una república.

Más tarde, el 12 de agosto de 1898, el Congreso de Estados Unidos anexó Hawái aprovechando la coyuntura de la guerra Hispano-cubano-norteamericana. En 1959, Hawái se convirtió en el estado 50 de los Estados Unidos de América.

Las islas de Samoa, ubicadas a tres mil millas al sur de Hawái, también fueron objeto del expansionismo territorial estadounidense en el Pacífico. Desde 1878 hasta 1899, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania se disputaron el control manipulando a los jefes samoanos para que tomaran partido con una nación u otra, e incluso provocaron enfrentamientos en-tre ellos. A la larga, la autoridad aborigen samoana no fue respetada y, en 1899, las tres naciones decidieron el futuro de Samoa: la parte occiden-tal de las islas quedó en manos de Alemania, y la oriental, en manos de Estados Unidos. A Gran Bretaña la compensaron con territorios en otras partes del Pacífico. Hoy día, Samoa Occidental es un Estado independien-te, mientras que la Oriental continúa como territorio no incorporado de Estados Unidos.

La reina Liliuokalani fue una ardiente defensora de la nación hawaiana.

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Oahu

Hawái

SamoaAmericana

Pearl Harbor

Hawáiislas Midway

San Francisco

océano Pacífico

China

Estados Unidos

La guerrilla cubana luchó por liberar a Cuba del poder español. Se escondían en los montes y atacaban por sorpresa.

El interés por CubaEl interés de Estados Unidos por Cuba había quedado claro desde muy

temprano en el siglo XIX. Este interés se debía, entre otros factores, a la cercanía de la isla a la costa de Florida, a la inversión de capital y al tráfico comercial desarrollado por la compra del azúcar de Cuba. En 1853, el embajador de Estados Unidos en España, Pierre Soulé, le hizo al Gobierno español una oferta para comprar Cuba, pero España se negó. Al año siguiente, tres diplomáticos estadounidenses, entre los que se encontraba Soulé, se reunieron en Ostende, Bélgica, y despacharon hacia Washington D. C. el Manifiesto de Ostende. Con este, pedían urgente-mente a Estados Unidos que considerara el uso de la fuerza para quitarles Cuba a los españoles, si estos volvían a negarse a vender. Aunque se rechazó la propuesta, permaneció latente el deseo de quedarse con Cuba.

El 10 de octubre de 1868 estalló en Cuba el Grito de Yara, el cual inició la primera guerra de Independencia cubana, que duró hasta 1878. A pesar de que se dio por terminada, ni los cubanos habían renunciado a su deseo de independencia, ni los españoles a la voluntad de retener la isla como colonia. Lo que sobrevino fue una especie de tregua hasta que, en 1895, comenzó la segunda guerra de Independencia cubana.

El líder de este nuevo intento fue el poeta José Martí. Aunque Martí murió ese mismo año en una de las primeras batallas contra España, la lucha cubana continuó vigorosa. Los rebeldes destruían las propiedades de los españoles y las plantaciones azucareras estadounidenses. Martí deseaba eliminar el colonialismo español y alejarse de la influencia eco-nómica de Estados Unidos. Esta influencia era resultado de las grandes inversiones en las plantaciones azucareras, en cuyos cultivos trabajaban los guajiros (campesinos cubanos) y los antiguos esclavos.

La respuesta de España a la nueva insurrección fue enviar a Cuba al renombrado general Valeriano Weyler como gobernador plenipo-tenciario. Weyler ya había servido a España en la primera guerra de Independencia cubana. Su objetivo directo era restaurar el orden social y asegurar la rentabilidad de la industria azucarera. Para conseguirlo, de-bía someter a los rebeldes. Pero los independentistas cubanos, llamados mambises, peleaban con tácticas de guerrilla. La guerrilla se compone de rebeldes armados que cuentan con el apoyo de la población de la zona donde se ocultan y que atacan al enemigo sorpresivamente.

Ante la guerrilla rebelde, en 1897, Weyler ideó llevar a la población cam-pesina a campos de reconcentramiento, con el propósito de privar a los mambises del apoyo de la población. En el recocentramiento de la pobla-ción, unos 300 000 cubanos fueron trasladados a una zona vigilada por el Ejército español. Aunque esta acción comenzó a surtir efecto a favor de las fuerzas españolas, fue devastadora políticamente para España. La prensa amarillista o sensacionalista de los propietarios de periódicos Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst, de Estados Unidos, publicó noticias exageradas que hicieron quedar como un cruel carnicero al ge-neral Weyler, y al Gobierno español como su cómplice. Es cierto que, en aquellos campamentos, murieron de hambre y de enfermedades cientos de personas, pero se publicaron falsedades; por ejemplo, que se daba a tomar agua envenenada a los campesinos. Estos periódicos estaban a favor de la intervención de su país en la guerra y de los inversionistas norteamericanos en Cuba.

gobernador plenipotenciario: que tie-ne todos los poderes.

A. Describe cómo pasó Hawái al dominio de Estados Unidos. Explica la importancia de las compañías en el proceso.

B. Busca ejemplos de prensa ama-rillista en nuestros días. Pueden ser noticias publicadas en Inter-net sobre temas económicos o de otra índole.

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Cartel promocional de la candidatura presidencial de William McKinley y su compañero de papeleta, Garret A. Hobart, en 1896. En la imagen, se destacan los valores comerciales y culturales que traerían prosperidad y prestigio al país.

Tensiones e intrigas que llevaron a la guerra Hispano-cubano-norteamericana

La opinión de los estadounidenses sobre la intervención de su país en la Guerra de Independencia cubana contra España estaba dividida. La prensa sensacionalista, que en este caso también apoyaba a los inversionistas es-tadounidenses, y varios sectores políticos conservadores estaban a favor de la intervención. También favorecían que, una vez tomaran Cuba, la pusieran bajo el control directo de Estados Unidos. Así, intentaban asegurar el domi-nio económico de la industria del azúcar. Según el historiador Howard Zinn, también existió el temor de que los rebeldes, en su mayoría negros y mesti-zos, lograran triunfar solos y establecieran otra república negra (refiriéndose a Haití) que quitara a Estados Unidos el control de Cuba. Por otro lado, algunas personas de los sectores políticos liberales, empresariales, intelectuales y de las uniones obreras simpatizaron con la causa independentista cubana por principios de libertad. Mientras, el presidente Grover Cleveland apoyó la neutralidad hasta el término de su mandato, en 1896.

En 1897, el republicano William McKinley asumió la presidencia. A pesar de que buscó resolver el conflicto cubano de manera pacífica, bajo su mando Estados Unidos y España fueron a la guerra por Cuba. En 1897, McKinley pre-sionó a España para que relevara de su cargo al general Weyler por la política de reconcentramiento. Sin embargo, Weyler salió de Cuba por otra razón. Ese año, el estallido de la guerra de Independencia en el achipiélago de las Filipinas españolas obligó el traslado de una buena parte del Ejército español a las islas de Asia. Finalmente, Weyler perdió su influencia como militar, de-bido al asesinato de su principal aliado en España: el primer ministro Antonio Cánovas del Castillo.

Para aplacar a los rebeldes cubanos, el sucesor de Cánovas del Castillo, el primer ministro Práxedes Mateo Sagasta, y el Gobierno de entonces otorga-ron a Cuba un gobierno autonómico el 1.o de enero de 1898. Este era un tipo de gobierno con oportunidades de elegir a una asamblea de representantes y un gabinete administrativo formado por cubanos, bajo el mando de un go-bernador español. A Puerto Rico se le extendieron reformas similares en la Carta Autonómica. Se esperaba que, al darles a los criollos más poderes de gobierno, se redujera el apoyo a la independencia en Cuba y que, en Puerto Rico, satisficiera las aspiraciones de más oportunidades de gobierno propio de amplios sectores de la población. A pesar de que la Carta Autonómica fue bienvenida en Puerto Rico, de poco sirvió la reforma en Cuba. Ahí los mam-bises arreciaron su lucha, seguros de su inteción separatista. En Puerto Rico, aunque existían sectores importantes que abogaban por la independencia, se acogió la autonomía y se comenzó a trabajar para implantar el primer gabine-te autonómico. El principal gestor de este esfuerzo fue Luis Muñoz Rivera.

Poco después, un escándalo diplomático inclinó aún más la opinión pública acerca de la necesidad de intervenir en Cuba. El embajador de España en Washington D. C., Enrique Dupuy de Lôme, envió una carta dirigida a sus superiores en la que señalaba que McKinley era un líder pusilánime o falto de carácter. Esta carta fue sustraída por un rebelde cubano que la pasó a la prensa estadounidense, y esta la publicó el 8 de febrero. La carta de Dupuy de Lôme provocó la ira de los miembros de la élite política, militar y econó-mica de Estados Unidos. España se disculpó, y el embajador renunció a su cargo. Sin embargo, esto no fue suficiente para aplacar los ánimos de varios sectores estadounidenses contra España.

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“¡Recuerden el Maine!”La causa inmediata de la intervención de Estados

Unidos en la guerra entre Cuba y España fue la explosión del U. S. S. Maine el 15 de febrero de 1898 en la bahía de La Habana. Este buque de guerra había sido enviado por el presidente McKinley con el propósito de presio-nar a los españoles para solucionar el conflicto en Cuba. En esta isla, la presencia del Maine resultaba incómoda, pues evidenciaba cuán de cerca Estados Unidos vigilaba todo lo que ocurría en Cuba.

La prensa amarillista y Estados Unidos culparon a España de colocar una mina explosiva en la zona don-de el Maine estaba atracado en la bahía de La Habana, capital de Cuba. Pero las investigaciones posteriores del incidente demostraron que la explosión fue accidental.

En respuesta a la alegada agresión contra el Maine, y presionado por la opinión pública y por ciertos sectores políticos, el 29 de marzo de 1898 McKinley le lanzó a España un ultimátum para que abandonara Cuba, pero los españoles se negaron. Así, se decidió liberar a Cuba por medio de la intervención militar. Sin embargo, en nin-gún momento se reconoció a los mambises como los re-volucionarios que habían retomado la guerra por la inde-pendencia. Los miembros del Congreso aprobaron una resolución que incluyó la Enmienda Teller. Esta prohibía anexar a Cuba como territorio, aunque fuera tomada por intervención militar. El 20 de abril, se envió al Gobierno español la resolución de guerra. En respuesta, España le declaró la guerra a Estados Unidos el 24 de abril de 1898.

Curiosamente, la primera batalla de la guerra no se pe-leó en Cuba, sino en Filipinas. Este archipiélago era otra posesión española valiosa por su localización geográfica cercana a los mercados de China. Como existía una de-claración de guerra, era el momento oportuno de atacar y tomar Filipinas. El 1.o de mayo, una flota estadouniden-se al mando del comodoro George Dewey atacó sorpre-sivamente a la Armada española en Manila, capital de Filipinas. En seis horas, los barcos españoles fueron des-trozados. La victoria de Dewey demostró la superioridad militar de Estados Unidos y probó la tesis del almirante Mahan acerca de su poderío naval.

La siguiente colonia española atacada fue Puerto Rico. Nuestra isla era un punto de extremo interés para Estados Unidos. La localización geográfica de la Isla, en el centro de Caribe y con buena salida hacia Europa y Centroamérica, la hacían una excelente candidata para la construcción de bases de abastecimiento de carbón. La ciudad de San Juan fue atacada con bombas lanzadas desde acorazados que se apostaron en la bahía el 12 de

mayo de 1898. La flota estadounidense, comandada por el almirante William Sampson, buscaba los barcos del al-mirante español Pascual Cervera para evitar que llegara a Cuba. Pero Cervera no estaba aquí, sino camino a Cuba, y el bombardeo causó daños sustanciales a varias zonas de San Juan.

El 25 de julio se consumó la invasión a Puerto Rico, cuando las tropas del veterano general de las guerras indias, Nelson A. Miles, desembarcaron por Guánica. La entrada de los estadounidenses provocó luchas con los soldados españoles en varios pueblos. Sin embargo, la mayoría de la población recibió a los estadounidenses con la esperanza de que la liberaran del coloniaje espa-ñol y de que le dieran un tipo de gobierno con garantías democráticas. Los combates con España en Puerto Rico llegaron a su fin en agosto del mismo año.

El acorazado Maine en la bahía de La Habana en 1898. Luego de la explosión, que causó la muerte de 268 ma-rinos, los ánimos de los estadounidenses se inflamaron cada vez más bajo la consigna “¡Recuerden el Maine!”. El hundimiento del barco fue, finalmente, la chispa que dio inicio a la guerra entre Estados Unidos y España.

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El secretario de Estado, John Hay, firma la ratificación del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898, en Casa Blanca, Washington D. C.

Una guerra espléndida Las hostilidades en Cuba comenzaron con un bloqueo naval a la bahía de

Santiago el 27 de mayo. Los estadounidenses derrotaron fácilmente la flota del almirante Cervera, que para entonces había llegado a Cuba. En junio, las tropas del Ejército de Estados Unidos desembarcaron en territorio cubano. Entre los grupos de soldados, se destacó una sección de la caballería de los Rough Riders, comandados por el futuro presidente, Theodore Roosevelt. El 1.o de julio ocurrió la batalla en la colina de San Juan, cerca de la ciudad de Santiago. Culminó con una victoria que se le atribuyó a Roosevelt. Dos días después, una flota española trató de escapar de Cuba, pero la Marina de Estados Unidos la destruyó. El 12 de agosto se firmó el armisticio.

El 10 de diciembre de 1898, Estados Unidos y España se reu-nieron en Francia para firmar el Tratado de París. Por ese tratado, Puerto Rico y Guam (isla del Pacífico que perteneció a España) pasaron a ser propiedad de Estados Unidos. Como indemniza-ción de guerra, Estados Unidos pagó 20 millones de dólares por Filipinas. Mientras, Cuba quedó ocupada por el Ejército esta-dounidense, aún cuando no pasó a ser posesión de Estados Unidos. Por lo breve y provechosa que resultó ser esta guerra, John Hay, el secretario de Estado en ese momento, se refirió a ella como a splendid little war.

A pesar de la ocupación militar de Cuba, los estadounidenses no removieron de sus puestos a las antiguas autoridades españo-las. Los antiguos rebeldes protestaron y lucharon sin éxito contra esta decisión, pero no lograron anularla. En 1901 el Congreso sus-tituyó la Enmienda Teller por la Enmienda Platt, que se aplicó a la primera Constitución cubana. La Enmienda Platt entró en vigor en 1903 y convirtió a Cuba en un protectorado de Estados Unidos.

La Enmienda Platt indicaba que Estados Unidos podía intervenir en Cuba cuando lo estimara necesario y establecía que Cuba cedería terrenos para la construcción de una base naval. También indicaba que Cuba no podía firmar tratados con otros países sin el permiso del Gobierno estadounidense. Aun hoy Estados Unidos mantiene en esa isla la base naval de Guantánamo.

En 1898, Estados Unidos instituyó en Puerto Rico un gobierno militar hasta 1900. Ese año entró en vigor la Ley Foraker, aprobada por el Congreso para implantar un mandato civil. La Ley Foraker establecía que un gobernador es-tadounidense nombrado por el presidente gobernaría y nombraría, a su vez, a funcionarios estadounidenses para su gabinete. Los puertorriqueños solo podían elegir a representantes para la Cámara de Delegados (una especie de Cámara de Representantes). Esta ley provocó protestas de los sectores políticos locales, pues limitó las oportunidades de gobierno propio.

Antes de la invasión, se creía que por ser Estados Unidos un país regido por la democracia, daría a Puerto Rico más libertades. Muchos puertorri-queños de la época creían que Puerto Rico se convertiría en un estado federado o que se le otorgaría la independencia. Ninguna de estas cosas sucedió, como hemos visto hasta ahora. Por el interés que tenía en la ex-pansión territorial hacia lugares estratégicamente localizados para su des-empeño naval, a partir del siglo XX Estados Unidos construyó varias bases navales, aéreas y militares en nuestra isla. De estas bases, solo queda en operaciones la de Buchanan, entre Guaynabo y Cataño.

armisticio: pacto de suspensión de las hostilidades entre pueblos o países en guerra. Precede a los tratados de paz, que son más estables.

protectorado: país que cuenta con Go-bierno propio bajo el control de una po-tencia extranjera.

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Filipinas, en el contexto del sur de Asia

China

Malas ia

Malas ia

Borneo

Vietnam

Sumatra

Camboya

Tai landia F i l ip inas

océano Pacífico

Manila

ASIAEn 1901, comenzaron a verse en el Tribunal Supremo de Estados Unidos los casos insulares, que duraron hasta 1904. Estos casos judiciales eran presentados por personas o compañías que intentaban determinar exactamente cómo eran las relaciones de gobierno en-tre Estados Unidos y Puerto Rico. En sus decisiones, el Tribunal Supremo definió la política de adquisición e incorporación de territorios. Puerto Rico fue clasificado como territorio no incorporado de Estados Unidos. Por ser territorio que no forma parte, pero que es dominado por Estados Unidos, el Congreso tiene poderes plenos sobre la Isla. El Congreso era y es quien tiene la última palabra sobre el futuro de Puerto Rico, ya que la Isla con-tinúa como territorio no incorporado.

En 1917, el Congreso aprobó la Ley Jones. La nueva ley les otorgó la ciudadanía estadounidense a los puer-torriqueños, pero no les dio derecho a votar por el presi-dente ni por los congresistas federales. En una revisión de los casos insulares realizada en 1922, se debatió la idea de que el otorgamiento de la ciudadanía en 1917 nos había convertido en un territorio incorporado. El Tribunal Supremo contestó que no, manteniendo la clasificación de Puerto Rico como territorio no incorporado.

Las islas más carasLa ocupación de Filipinas tuvo mucho que ver con la idea de establecer

rutas de comercio seguras hacia el mercado chino y con decisiones estraté-gico-militares. Sin embargo, la compra de Filipinas se convirtió en un dolor de cabeza para Estados Unidos. La derrota de España no significó el fin de la guerra por la independencia, sino un cambio de contrincante para los filipinos. Estos se enfrentaron a la administración estadounidense con la misma inten-sidad con la que lo habían hecho contra la administración española.

En febrero de 1899, los rebeldes filipinos, al mando de su líder inde-pendentista Emilio Aguinaldo, se rebelaron contra el poder de Estados Unidos. Aguinaldo recurrió a las tácticas de guerrilla, mientras que los mili-tares estadounidenses les respondieron con la misma estrategia de cam-pamentos de reconcentramiento que se le había criticado al general Weyler. En estos campamentos filipinos, miles de nativos murieron de hambre, de pobre higiene y de enfermedades. Otra agresión contra los filipinos fue la hostilidad racial. Los soldados estadounidenses blancos trataron a los filipi-nos como inferiores por tener la piel oscura. Los soldados afroamericanos, indignados e identificados con los nativos, dieron cuenta del abuso contra los nativos. Por esta y por otras razones, varios afroamericanos desertaron de la Campaña de Filipinas y se pasaron al lado contrario.

A Estados Unidos le tomó tres años poner fin a la insurrección filipina. En ese periodo, murieron decenas de miles de filipinos (algunos llevan la cifra hasta 200 000 muertes) y cerca de 4000 estadounidenses. Por otro lado, el costo material de la guerra superó 20 veces ($ 400 millones) lo que pagó Estados Unidos por las islas con la firma del Tratado de París. Los es-tadounidenses terminaron por establecer en Filipinas un dominio parecido al que tenían en Puerto Rico, hasta que el 4 de julio de 1946 les otorgaron la independencia.

www.e-smpr.com/eeuu-26

Escribe en el buscador el nombre de cada isla y de los territorios que obtuvo Estados Unidos tras la Guerra Hispano-cubano-norteamericana (incluye a Hawái), para realizar un viaje virtual. Luego, redacta una opinión sobre cómo esto dio a Estados Unidos las ventajas que Mahan defendía.

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Bandera de la República de Panamá

Un canal para conectar dos océanos

Como hemos visto en otros capítulos, era difícil para un barco que salía de California, por ejemplo, trasladarse a los puertos de Nueva York. Para lograrlo, la embarcación tenía que navegar largamente por el Pacífico, en dirección sur, hasta el estrecho de Magallanes (Suramérica), y de ahí navegar hacia el norte. Por eso, desde la presidencia de Ulysses S. Grant (1869-1877), se había estudiado la posibilidad de conectar el Pacífico y el Atlántico abriendo un canal en Centroamérica. Así, se beneficiarían las fuerzas navales, los barcos de pasajeros, la industria y el comercio estadounidenses.

La dificultad de navegación entre la costa al Pacífico de Norteamérica y la costa al Atlántico quedó más clara que nunca durante la guerra de 1898, cuando la Marina tenía estacionado en las costas del estado de Washington el acorazado Oregón, que iba hacia Cuba. El barco tardó más de dos meses en navegar las 13 000 millas de distancia hasta Florida, a donde llegó en lugar de a Cuba. De haber tenido un canal, la Marina se habría ahorrado 7800 millas de viaje.

La experiencia del Oregón y la adquisición de nuevos territorios en ultra-mar a finales del siglo XIX convencieron a los políticos y los empresarios de la necesidad de construir un canal interoceánico. En la década de 1890, los estadounidenses retomaron su viejo interés en la construcción del canal. Las autoridades estadounidenses tenían ante sí dos posibles rutas: la más corta, por Nicaragua; y la más larga y difícil, por Panamá. Tras un corto pero intenso debate, se optó por la alternativa panameña, porque la presencia de volcanes en Nicaragua fue considerada un peligro potencial. A principios del siglo XX, Panamá no era un país soberano, sino una pro-vincia colombiana. Por ello, los estadounidenses iniciaron conversaciones con el Gobierno de Colombia para llegar a un arreglo que permitiera la construcción del canal. En 1903, los negociadores estadounidenses y los colombianos llegaron a un acuerdo: el Tratado Hay-Herrán. Este estable-cía el arrendamiento de un pedazo de territorio panameño de 6 millas de ancho por 10 millones de dólares, para la construcción del canal, más el pago de una renta anual de 250 000 dólares. Sin embargo, el tratado fue rechazado por la legislatura colombiana, que consideró que las condicio-nes económicas no eran favorables para Colombia.

Frustradas por la negativa de Colombia, las autoridades estadouniden-ses fomentaron y apoyaron una rebelión independentista en Panamá. Así, nació la República de Panamá. Los panameños fueron obligados a aceptar un tratado el cual le concedían a Estados Unidos un pedazo de terreno de 10 millas de ancho, por un pago de 10 millones de dólares y una renta de 250 000, a partir de nueve años de la firma del acuerdo.

Los estadounidenses tardaron diez años en terminar la obra, a un costo estimado de 380 millones de dólares. Tres presidentes trabajaron en este gran proyecto: Theodore Roosevelt, William H. Taft y Woodrow Wilson. Con estos presidentes, Estados Unidos se reafirmó como nueva potencia mundial. El canal fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, poco después de que comenzara la Primera Guerra Mundial. Durante esta guerra, el ca-nal jugó un importante papel estratégico en la geopolítica mundial.

El costo humano de una gran obra

Un año antes de la inauguración del canal, aproximadamente 43 400 per-sonas trabajaban en su construcción. Para esa fecha, se estima que, por lo menos, 25 000 obreros habían muerto desde el inicio de las obras. La explo-tación laboral, los accidentes en la construcción, la fiebre amarilla y la malaria diezmaron a los trabajadores.

Desde su inauguración, el 15 de agosto de 1914, hasta 1979, el Canal de Pana-má fue controlado exclusivamente por Estados Unidos. En 1979, la adminis-tración de esta maravilla de la ingenie-ría moderna pasó a la Comisión del Ca-nal de Panamá (agencia conjunta entre Estados Unidos y Panamá). Desde el 31 de diciembre de 1999, la administra-ción de la vía interoceánica responde únicamente a Panamá.

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Caricatura de Theodore Roosevelt y su política del gran garrote

La vigilancia de LatinoaméricaCuando el héroe de la guerra Hispano-cubano-norteamericana Theodore

Roosevelt llegó a la presidencia en 1901, advirtió que las naciones latinoa-mericanas estaban peligrosamente endeudadas con bancos e inversionis-tas europeos. Este endeudamiento podía provocar que las naciones del viejo continente intervinieran en el cobro de esas deudas, mediante invasio-nes y embargos que afectaran la soberanía latinoamericana. Fue por ello por lo cual el presidente y excomandante de los Rough Riders reinterpretó la vieja Doctrina Monroe y le añadió nuevas consideraciones para aplicarlas en Latinoamérica. Así fue como se creó el Corolario Roosevelt. Un corolario es una proposición que se deduce por sí sola de lo demostrado anteriormente.

En diciembre de 1904, en un discurso al Congreso, Roosevelt advirtió que cualquier desorden en América Latina obligaría a Estados Unidos a utilizar la fuerza. Según él, el uso de la fuerza estaría justificado por la necesidad de su país de proteger sus intereses. El Corolario Roosevelt fue puesto en práctica mediante la política del gran garrote, inspirada en un viejo prover-bio africano: “Habla suavemente y siempre lleva contigo un gran garrote”. Para otros, las declaraciones de Roosevelt convirtieron a Estados Unidos en “el policía” de América Latina.

Bajo el gobierno de William Taft (1909-1913), Estados Unidos elaboró aún más esta política de intervención. Por ejemplo, cuando en 1911 una rebe-lión en Nicaragua llevó a ese país al borde de la bancarrota, el presidente Taft hizo todo lo posible para que los banqueros estadounidenses le pres-taran dinero al Gobierno nicaragüense. A cambio, los estadounidenses se reservaron el derecho a cobrar los impuestos en las aduanas nicaragüenses hasta que se saldara la deuda. Además, la banca estadounidense tomó el control del sistema de ferrocarriles y del Banco Nacional de Nicaragua. Estos privilegios provocaron una nueva rebelión, que fue acallada con el envío de 2000 infantes de Marina a Nicaragua. La infantería de Marina no se retiró totalmente de Nicaragua sino hasta 1933.

Con estas acciones, el presidente Taft institu-cionalizó la política que sus críticos denominaron diplomacia del dólar. El Gobierno garantizaba préstamos de la banca privada de Estados Unidos a los países latinoamericanos con tal de mante-ner a las potencias europeas fuera de la región.

Woodrow Wilson (1913-1921) fue el vigésimo octavo presidente de Estados Unidos. Este de-mócrata, procedente del sur, continuó con la política intervencionista de Estados Unidos en Latinoamérica. Retomó la Doctrina Monroe y le dio un sentido moralizante. Wilson instauró la diplomacia misionera bajo el precepto de que Estados Unidos tenía la obligación moral de negarle reconocimiento a cualquier nación latinoamericana de gobierno opresivo y hostil a sus intereses.

Además de las consideraciones económicas, Estados Unidos también interesaba defender el Canal de Panamá con estas acciones.

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José Doroteo Arango Arámbula, “Pancho Villa”, provocó una grave crisis diplomática entre Estados Unidos y México en 1916.

Las relaciones con México El presidente Wilson probó la eficacia de su diplomacia en México. En el

vecino país, había estallado la Revolución mexicana (1910-1920). Esta fue una revolución popular de la cual eventualmente nació la actual república de México. La revolución prendió en medio de un clima de insatisfacción con la política del dictador Porfirio Díaz, quien favorecía a los ricos terratenientes y a los industriales, y los intereses extranjeros sobre los del pueblo.

A Porfirio Díaz le sucedió en el poder Francisco Madero, quien prometió reformas democráticas. Estados Unidos reconoció el gobierno de Madero. Sin embargo, este, que no cumplió sus promesas de justicia social, fue derrocado en 1913 por el general Victoriano Huerta. A los pocos días, Madero fue asesinado y Woodrow Wilson se negó a reconocer el gobier-no de Huerta. En abril de 1914, uno de los oficiales de Huerta arrestó a un pequeño grupo de marineros estadounidenses que se encontraban en Tampico (en el estado de Tamaulipas, en la costa este de México). Los mexicanos los soltaron rápidamente y se disculparon. Sin embargo, Wilson ordenó un desembarco de la infantería de Marina por el puerto de Veracruz. Esto desató varios enfrentamientos entre las tropas de Huerta y las de Estados Unidos. Murieron 18 estadounidenses y 200 mexicanos.

La refriega puso a Wilson y a Huerta al borde de la guerra. Pero el Gobierno de Huerta también tenía problemas internos con otras facciones de la po-lítica mexicana, por lo que tardó poco en caer. Esta vez, el nacionalista Venustiano Carranza subió al poder en 1915. Entonces, Estados Unidos restauró las relaciones diplomáticas con México y ordenó el retiro de sus tropas. Aunque esto parezca el final de las desavenencias, no lo fue.

Mientras Carranza gobernó, dos líderes rebeldes de gran arraigo popular, Pancho Villa y Emiliano Zapata, que se oponían a Carranza y lo comba-tían, se destacaron por su desempeño. En particular, Villa realizó varias ac-ciones contra Estados Unidos, luego de que Wilson reconociera el gobierno de Carranza como legítimo. En 1916, Carranza invitó a un grupo de inge-nieros estadounidenses para que se hicieran cargo de unas minas al norte de México, la región dominada por Pancho Villa. Ahí llegaron los hombres de Villa y asaltaron el tren en el que venían los ingenieros y los mataron. Dos meses después, las fuerzas de Villa atacaron el pueblito de Columbus, Nuevo México, donde mataron a 17 habitantes.

De inmediato, Wilson ordenó la captura de Villa. Sin previo aviso a Carranza, envió a México a 15 000 soldados, cuya misión era encontrar a Villa vivo o muerto. Además, apostó a 150 000 soldados a lo largo de la frontera con México. La misión estuvo a cargo del brigadier general John J. Pershing, quien poco después dirigiría las fuerzas estadounidenses en Europa, durante la Primera Guerra Mundial.

Las presencia de tropas estadounidenses provocó un fuerte sentimiento de protección nacional mexicana. A pesar de que Carranza tenía la espe-ranza de que los norteamericanos capturaran a Villa, un viejo enemigo, se vio obligado a enviar soldados a detener el avance de los estadounidenses y a pedir la retirada de suelo mexicano. En febrero de 1917, meses antes de que Estados Unidos le declarara la guerra a los Poderes Centrales en Europa, se le ordenó a Pershing salir de México con sus soldados. Más adelante veremos por qué.

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Los sistemas de alianza y el nacionalismo extremo precedieron la Primera Guerra Mundial.

IMPERIO RUSO

Alianzas militares en 1914

marMediterráneo

mar Negro

océanoAtlántico

ArgeliafrancesaMarruecos francés

Túnezfrancés

Marruecos español

ITALIARUMANIA

SERBIABULGARIAESPAÑA

FRANCIA AUSTRIA HUNGRÍA

ALEMANIA

PORTUGAL

IMPERIO OTOMANOGRECIA

MONTENEGRO

GRAN BRETAÑA

checos eslovacos polacosucranianos

italianos

eslovenoscroatas serbios

rumanos

potencias centralespotencias aliadasaliados de Rusiaminorías nacionales

Las causas de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial estalló en Europa en agosto de 1914 y se extendió hasta 1918. Las causas de esta guerra se asocian directamente al imperialismo de las potencias europeas industrializadas. Estas naciones, en su afán por ampliar sus imperios coloniales, compitieron por nuevos merca-dos de inversión y consumo, por fuentes seguras de materias primas y por el control político directo o indirecto de los territorios. Para mantenerse en la competencia y asegurar lo conquistado, ampliaron sus Ejércitos y el ar-senal de defensa. Estas sociedades estaban altamente militarizadas desde 1871, cuando comenzaron a formar sistemas de alianzas. Estos sistemas hicieron inevitable el estallido de una guerra de grandes proporciones, pues los imperios involucrados estaban obligados a defenderse unos a otros y atacar a los enemigos. Este sistema evolucionó en los bandos beligeran-tes que se enfrentaron en la Gran Guerra: los Poderes Aliados (original-mente Gran Bretaña, Francia y Rusia) y los Poderes o Imperios centrales (Alemania, Austria-Hungría y el Imperio otomano).

La causa inmediata de la Primera Guerra Mundial fue el asesinato de los herederos al trono austro-húngaro. El archiduque Francisco Fernando de Habsburgo y su esposa, Sofía Chotek, estaban de visita en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, en ese momento bajo dominio austriaco. Ahí el joven nacionalista serbio Gravilo Princip los asesinó mientras ellos saludaban, desde su carro sin capota, a la multitud que los veía pasar. Los herederos murieron en el acto aquel 28 de junio de 1914. Princip fue la mano asesina del nacionalismo serbio, que luchaba por la expulsión de los Habsburgo de su región. Los nacionalistas serbios aspiraban a crear la Gran Serbia independiente. Austria-Hungría responsabilizó a Serbia por el magnicidio y, un mes después, le declaró la guerra, el 28 de julio de 1914. Como Serbia era un estado protegido por Rusia, inmediatamente se activa-ron los sistemas de alianza entre las potencias europeas y comenzaron las agresiones entre los Poderes Aliados y los Poderes Centrales.

La guerra se desarrolló mayormente en Europa. Ahí se establecieron los principales frentes: el frente occidental (frontera franco-alemana) y el frente oriental (frontera ruso-alemana-austro-húngara). Los soldados de uno y otro bando que marcharon a los princi-pales frentes se encontraron atrapados en el infierno de la guerra de trincheras. Dentro de las trincheras, se resguardaban los soldados día tras día, mientras los años pasaban sin que la guerra acabara.

El horror de las trincheras fue comple-mentado por las nuevas invenciones bélicas. Aparecieron las ametralladoras automáticas, los lanzallamas, el gas venenoso, los tan-ques de guerra, los aviones y los submari-nos, que cambiaron para siempre la forma de hacer la guerra.

Contesta:

1. ¿Por qué se dice que las cau-sas de la Gran Guerra están asociadas al imperialismo europeo?

2. ¿Qué nuevas armas influyeron en la Primera Guerra Mundial? ¿Por qué?

bandos beligerantes: grupo de países oficialmente enfrentados en una guerra.

magnicidio: muerte violenta dada a un dirigente, como un gobernador, rey o presidente.

guerra de trincheras: forma de guerra en la que los ejércitos luchan protegidos desde trincheras o fosas excavadas por los soldados.

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Los viajeros que abordaron el Lusitania en Estados Unidos lo hicieron a su propio riesgo, según los anuncios que publicaba la embajada alemana en los periódicos estadounidenses. En los anuncios, advertía sobre la amenaza de los submarinos ale-manes a cualquier barco que navegara por el Atlántico. El hundimiento del crucero Lusitania retó el aislacionismo estadouni-dense en cuanto a los asuntos europeos.

Camino a la Gran GuerraLa intervención de Estados Unidos en la Gran Guerra fue tardía debido a

su política de neutralidad en cuanto a los asuntos de Europa, inherentes a la Doctrina Monroe. Pero esta política se sacudió fuertemente cuando un submarino alemán hundió el crucero Lusitania el 7 de mayo de 1915. En el incidente, murieron 1198 personas (128 eran estadounidenses). Los ale-manes lo hundieron porque se enteraron de que iba lleno de municiones y armas para los británicos, a pesar de que Gran Bretaña y Estados Unidos lo negaban. Incidentes como el hundimiento del Lusitania se repitieron, hasta que Alemania decidió dar una tregua. La tregua llegó a su fin con la famosa batalla naval de Jutlandia, entre el 31 de mayo y el 1.o de junio de 1916.

En 1916, hubo elecciones presidenciales en Estados Unidos. Woodrow Wilson fue reelecto con una campaña que lo reconocía por mantener a la nación fuera de la guerra. Sin embargo, la hora de entrar en ella estaba cerca.

En enero de 1917, Alemania declaró oficialmente la guerra submarina sin cuartel. Esto significaba que Alemania hundiría cualquier barco, civil o de guerra, que rondara las aguas atlánticas. Rápidamente, sus submari-nos hundieron tres barcos estadounidenses que desafiaron la advertencia alemana. A lo largo de 1917, los alemanes hundieron cientos de barcos (comerciales y militares) que se arriesgaron a penetrar las zonas de guerra.

Uno de los sucesos que afectó la decisión del Congreso de Estados Unidos de aprobar su entrada en la Gran Guerra fue el famoso asunto del telegrama Zimmermann en febrero de 1917. Aprovechando la crisis

diplomática que vivían Estados Unidos y México, provocada por Pancho Villa, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Arthur Zimmermann, envió al Gobierno de México un impor-tante telegrama en el que le pedía una alianza. A cambio, los alemanes se comprometían a obligar a Estados Unidos a devolverle a México los territorios arrebatados en el pasado (Texas, Nuevo México y Arizona). El telegrama fue intercep-tado por el Servicio de Inteligencia Británico que, de inme-diato, lo dio a conocer a los estadounidenses. Esto, junto con el incidente de un nuevo barco hundido, en el que murieron 36 ciudadanos estadounidenses, convenció al Congreso de favorecer la resolución de guerra presentada por el presi-dente Wilson el 2 de abril de 1917. En ella, Wilson insistió en que Estados Unidos debía contribuir a hacer del mundo un lugar seguro para la democracia. Cuatro días después, el Congreso les declaró la guerra a los Poderes Centrales. Sus fuerzas estarían comandadas por John J. Pershing, quien había sido llamado para dejar la frontera con México y tras-ladarse a Europa.

La entrada de Estados Unidos en la Gran Guerra alivió a las cansadas tropas aliadas. Su participación fue decisiva ya que el Imperio ruso, uno de los Aliados, fue abandonando el frente oriental debido al estallido de las revoluciones contra sus monarcas, los zares, en marzo y octubre de 1917. En los próximos capítulos, verás cómo estos sucesos en Rusia cambiaron las relaciones económicas y políticas del mundo del siglo XX.

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El presidente Woodrow Wilson frente al Congreso, en el momento cuando pidió la aprobación para que Estados Unidos entrara en la Gran Guerra, en 1917.

Mientras en Europa las tropas de Estados Unidos incursionaban en la guerra, el presidente Wilson volvía a la carga con sus discursos misioneros. El 18 de ene-ro de 1918 y cuando la victoria aliada parecía vislum-brarse, el presidente presentó su plan para garantizar la paz duradera una vez finalizara la guerra. El Plan de los Catorce Puntos recomendaba una serie de ac-ciones que, a juicio de Wilson, evitarían otra guerra como la que estaban viviendo. Los primeros cuatro puntos sugerían evitar los tratados secretos, respetar la libertad de los mares y del comercio, y reducir las fuerzas armadas y los armamentos. El quinto punto se relacionaba con atender justamente los reclamos de los pueblos colonizados. Del sexto punto al deci-motercero, se recomendaba tomar las medidas nece-sarias para ajustar las fronteras territoriales en Europa y reconocer el derecho a la autodeterminación de las naciones europeas sometidas a los Imperios centra-les. El último punto pedía la creación de la Liga de las Naciones, una asociación de países que protegería tanto a los Estados grandes como a los pequeños.

El fin de la guerra ocurrió a finales de 1918. Los Aliados fueron vencien-do a sus contrincantes hasta que estos dejaron sola a Alemania. Primero, se rindieron Bulgaria y el Imperio otomano. Luego, Austria-Hungría y, por último, el Imperio alemán, tras la huida de su káiser. El 11 de noviembre de 1918, los alemanes aceptaron los términos del armisticio que le presen-taron los Aliados en el bosque de Compiègne, Francia. Ahí se puso punto final a la Primera Guerra Mundial.

El Tratado de Versalles de 1919El 28 de junio de 1919, los representantes de la primera república alema-

na (República de Weimar) se dieron cita en el Palacio de Versalles, en París, Francia, para firmar el Tratado de Versalles. Este fue negociado por las naciones victoriosas, principalmente por las de los Cuatro Grandes (David Lloyd George, de Gran Bretaña; Georges Clemenceau, de Francia; Vittorio Orlando, de Italia; y Woodrow Wilson, de Estados Unidos). El tratado resul-tante, la Paz de Versalles, no satisfizo del todo al presidente Wilson, pues este entendía que reflejaba profundos resentimientos contra Alemania. El tratado estableció que el vencido y destruido país era el culpable de causar la guerra. No era esa la clase de paz por la que había abogado el autor del Plan de los Catorce Puntos. Sin embargo, al final estuvo de acuerdo por aceptarse su propuesta de la Liga de las Naciones.

A pesar de que Woodrow Wilson aprobó el Tratado de Versalles de 1919, el Congreso lo evaluó y lo discutió, pero no lo ratificó. La manzana de la discordia fue la participación de Estados Unidos en la Liga de las Naciones. Las objeciones de los políticos aislacionistas y la fuerte oposición del se-nador Henry Cabot Lodge influyeron en gran medida en la toma de la decisión. (Este senador dirigía el poderoso Comité de Asuntos Exteriores y pensaba que el Congreso debía tener la potestad para negociar tratados de paz y declarar guerras). Ya no faltaría mucho para que nuevamente hubiera una guerra de proporciones mundiales.

Soldados puertorriqueños en la Gran Guerra

Al momento de Estados Unidos decla-rar la guerra, solo 200 000 hombres se encontraban en servicio militar. De inmediato se estableció la Ley del Servicio Selectivo de mayo de 1917. Con ella, se obligó a todos los hom-bres en edades productivas a regis-trarse para servir. Se registraron 24 millones. Casi 3 millones de soldados fueron seleccionados. De los 236 000 puertorriqueños registrados, 18 000 fueron seleccionados para servir en las Fuerzas Armadas. Nuestro compo-sitor Rafael Hernández, autor de can-ciones como Preciosa y Campanitas de cristal, y su hermano, estuvieron entre ellos.

autodeterminación: derecho de una nación a decidir su futuro político.

káiser: título del emperador alemán.

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A. Contesta:

1. ¿Cuál crees que sea el mensaje principal de este cartel?

2. ¿Qué representa el personaje de tío Sam?

3. ¿Se relaciona este cartel con algún concepto estudiado en el capítulo, como el nacionalismo, por ejemplo?

4. ¿Qué opinas sobre la guerra? Explica.

B. Busca en Internet otros dos carteles de guerra ilustrados por James Montgomery Flagg. Léelos y obsérvalos. Explica en clase el mensaje que lleva cada uno.

C. Diseña un cartel en el que promuevas tu opinión sobre la guerra.

Hablemos sobre el cartel como documento

El cartel es una lámina grande de papel con inscrip-ciones que se utiliza masivamente como propaganda o instrumento de publicidad. El diseño de los carteles ha evolucionado a lo largo de la historia, según avanzan la tecnología de la impresión y las técnicas de dise-ño. En los siglos XVIII y XIX, se reservaban espacios públicos en áreas urbanas específicamente para colocar carteles. Durante la Primera Guerra Mundial, se utilizó

el cartel de tío Sam para motivar a los ciudadanos a colaborar con la guerra y promover el patriotismo. El autor de este cartel es el estadounidense James Mont-gomery Flagg, uno de los ilustradores más reconocidos de América. Este diseñó más de cuarenta carteles para el Gobierno de Estados Unidos durante la Primera Gue-rra Mundial. El cartel más famoso es el que se presenta aquí, titulado I Want You for the U. S. Army.

El cartel de tío Sam

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REPASOA. Define:

1. frontera de ultramar

2. darwinismo social

3. imperialismo

4. anglosajonismo

5. prensa amarillista

B. Explica las diferencias entre el destino manifiesto y la Doctrina Monroe. Repasa conceptos y lecciones de capítulos anteriores y de este. Luego, redacta un párrafo en el que indiques cómo justificaban estas doctrinas la expansión territorial y cultural de Estados Unidos por las fronteras de ultramar.

C. Indica la importancia de estos lugares para el comercio o para el dominio militar en Asia y el Caribe.

1. Hawái

2. Pearl Harbor

3. islas Midway

4. Filipinas

5. Puerto Rico

D. Contesta:

1. ¿Qué aspectos de la producción y de la acumulación de capital justificaban la expansión de Estados Unidos en ultramar?

2. ¿Qué recursos naturales y características políticas tenían los lugares a los que se expandían las potencias imperialistas?

3. ¿Cuál era el instrumento ideal, según Mahan, para dominar el comercio y obtener la supremacía militar? ¿Por qué esto era así en esta época?

4. ¿Cuál sería el instrumento moderno para que un país logre la dominación del comercio y obtenga la supremacía militar?

E. Indica qué importancia tienen estos personajes:

1. Emilio Aguinaldo

2. Pancho Villa

3. John J. Pershing

4. Gravilo Princip

5. Arthur Zimmermann

F. Redacta una opinión sobre el presidente Woodrow Wilson y su gestión como gobernante. Basa tus argumentos en lo que leíste sobre él en este capítulo y el anterior.

G. Menciona la cadena de eventos que llevaron a Estados Unidos a entrar en la Primera Guerra Mundial.

H. Completa la tabla.

Dos importantes guerras

guerra causas consecuencias

guerra Hispano-cubano-

norteamericana

económicas: económicas:

políticas: políticas:

Primera Guerra Mundial

económicas: económicas:

políticas: políticas:

Prepara un video o un informe fotográfico en el que ex-pongas una secuencia de imágenes y de textos descrip-tivos sobre las islas y las regiones que Estados Unidos anexó a su territorio durante el periodo estudiado en este capítulo. Puedes establecer la secuencia de adqui-siciones en una presentación multimedia o presentar un video informativo en el que organices y presentes las fotos una tras otra. Las fotos pueden ser de paisajes, gente de la época, instalaciones militares o lugares históricos, como la bahía de La Habana o la bahía de Guánica, que se relacionen con los sucesos estudiados.

Tecnología

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