De Giorgis. Tribus de La Izquierda en Los 60
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Universidad de la República - Facultad de Ciencias Sociales
Maestría en Ciencia Política
Tribus de la izquierda en los 60´: bolches, latas y tupasComunistas, Socialistas y Tupamaros desde la cultura política
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Autora: Lic. Ana Laura de Giorgi
Tutor: Dr. José Rilla
Fecha: 23 de diciembre de 2010
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RESUMEN
Los años 60´ son años muy particulares para la historia contemporánea de
América Latina. En esta década múltiples organizaciones de izquierda surgieron o se
fortalecieron en aras de ser protagonistas del cambio social y político que consideraban
necesario promover. Las generaciones pertenecientes a la izquierda de los 60´ sintieron
la necesidad de que “algo había que hacer” y entregaron gran parte de su vida o toda
ella a la política. Sin embargo esa entrega no se hizo de igual forma, ni con los mismos
objetivos. La izquierda de los 60´ no era un colectivo homogéneo, a pesar de todos los
elementos comunes que compartía. Había diferentes izquierdas, diferentes
organizaciones con ideas, tradiciones, estructuras organizativas, discursos y estrategias
diferentes. Estas izquierdas tuvieron historias propias. Quienes participaron de cada una
de ellas, si bien compartieron una época, también fueron parte de un colectivo
particular, con ciertos códigos internos. Esta investigación pretende mostrar cómo la
izquierda se diferenciaba también en términos de cultura política. Ser comunista,
socialista o tupamaro, no implicaba solamente sostener ciertas ideas y estar de acuerdo
con cierta estrategia. Además, suponía valorar y actuar en un sentido particular, que
tenía sentido y era comprendido en la medida que uno pertenecía a un colectivo y no a
otro. A partir del análisis de los valores y las prácticas de cada organización, de la
identificación de campos compartidos y de sus diferenciaciones, su buscará comprender
y describir a las “culturas políticas rivales”. A su vez, ver la heterogeneidad de la
izquierda, conocer más y mejor a la izquierda de los 60´, nos ayudará a comprender el
origen de la izquierda actual.
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INDICE GENERAL
AgradecimientosResumen1. Introducción 52. ¿Desde qué paradigma teórico se realiza este estudio? 112.1 La “versión clásica” de la cultura política……………………………. 112.2 La discusión interna………………………………………………… 142.3 La discusión entre disciplinas………………………………………… 162.4 ¿Cuál cultura política?......................................................................... 193. Metodología 293.1 ¿Desde qué paradigma metodológico mirar la cultura política?............ 293.2 ¿Qué técnica de investigación utilizar?.................................................. 343.3 Implementación de la técnica……………………………………….. 373.4 Procesamiento y análisis de la información………………………….. 404. Las izquierdas y los 60´ 414.1 El Partido Socialista………………………………………………… 414.2 El Partido Comunista……………………………………………….. 474.3 El Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros……………… 535. Culturas Políticas Rivales 625.1 La cultura comunista……………………………………………….. 625.2 La cultura socialista…..…………………………………………….. 805.3 La cultura tupamara………………………………………………… 956. Conclusiones 1196.1 Cultura Comparada………………………………………………… 1196.2 Apuntes finales……………………………………………………… 1356.3 Cuadro resumen…………………………………………………….. 1396.4 Historias ejemplares……………………………………………….... 1406.5 Debilidades y fortalezas………………………………………..…… 1436.6 Futuras líneas de investigación…………………………………….... 1457. Bibliografía y Fuentes 1478. Anexo Metodológico 158
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1
Introducción
Hoy en día, gran parte de la izquierda uruguaya integra el partido Frente Amplio
que accedió por primera vez al gobierno en 2004 luego de un largo y continuo proceso
de crecimiento electoral. Este crecimiento fue acompasado también de la elaboración de
una nueva tradición, replanteando la visión negativa que se había mantenido del pasado
nacional y fundando una nueva, el frentismo (Yaffé 2001). La moderación del Frente
Amplio, la disciplina mantenida como valor, junto con el frentismo, opacaron las
diferencias a la interna e hicieron de este partido un actor unificado a pesar de las
fracciones. El Frente Amplio se transformó en objeto de estudio de sucesivas
investigaciones en las cuales se describía y explicaba ese importante proceso de
crecimiento y renovación.
La trayectoria de unidad del Frente Amplio y de las diversas investigaciones que
han estudiado a esta organización, han hecho menos visibles a las organizaciones
políticas que lo fundaron o que hoy en día lo conforman. Actualmente carecemos de
análisis que focalicen la atención en las trayectorias individuales de las organizaciones
de la izquierda uruguaya y se sumerjan en sus procesos internos.1
La fundación del Frente Amplio en 1971 es la culminación de un intenso
proceso de polarización y movilización que se dio en la década del 60´. En esta etapa
múltiples organizaciones de izquierda surgieron rompiendo la dualidad de la izquierda
dominada por el Partido Socialista y el Partido Comunista a partir de escisiones de estos
partidos y de los partidos tradicionales. En esa época, una multiplicidad de
organizaciones componía la oferta política de izquierda, FAU, GAU, MIR, MLN-T,
MUSP, OPR33, PCR, son las siglas identificatorias de algunas organizaciones del
período. A su vez la izquierda tradicional, compuesta por Partido Comunista y Partido
Socialista, cambiaba de liderazgos, revisaba ideas y estrategia política. En este sentido
podría decirse que también fue un momento re-fundacional para esta izquierda.
Esta época, que contempla la existencia de múltiples organizaciones de izquierda
que comparten la idea general del cambio socioeconómico pero que a la vez compiten
entre sí por captar la adhesión ciudadana, parece la más adecuada para estudiar a las
organizaciones de izquierda en su individualidad, objetivo general de este trabajo.
1 La excepción a esto, es la cantidad de trabajos de periodistas, biógrafos e investigadores del área social,
que en los últimos años han estudiado el MPP y el MLN-T.
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Esta investigación pretende estudiar a tres organizaciones que son parte
fundamental de la historia de la izquierda, de la historia uruguaya en general y que
fundaron (o se integraron a través de otra organización) al Frente Amplio: Partido
Comunista, Partido Socialista y Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros. La
elección de estas tres organizaciones tiene que ver con su trayectoria política en
términos de antigüedad, fundamentalmente para el caso del Partido Socialista y el
Partido Comunista, por lo que han significado en términos electorales para el Frente
Amplio en distintas etapas, y por lo que han aportado en términos ideológicos y
prácticos a los que es el Frente Amplio hoy en día.
Si bien este partido se compone de organizaciones que confluyeron en un
proyecto común y que construyeron de forma colectiva una nueva identidad, también es
cierto que cada una de estas organizaciones tiene una historia particular.
Las tres organizaciones que aquí se estudian serán abordadas desde la
perspectiva relacional. Esto explica, también, la selección de estas tres. Para
comprender a los tupamaros necesitamos conocer a los comunistas; no podemos
comprender a estos últimos si no conocemos bien a los socialistas; y no es posible
comprender a los socialistas sin reparar en los tupamaros y los comunistas. Son tres
organizaciones que construyeron su identidad a partir de un proceso de similitud y
diferenciación dentro de la izquierda y que merecen ser estudiadas y comprendidas
desde sus lógicas internas.2
En términos de definiciones espacio-temporales, la investigación se centra en la
década del 60´ aunque esto no implica dejar de considerar los últimos años de la década
del 50´ donde se procesan cambios importantes ni los comienzos de los 70´, donde hasta
1973 se suceden hechos que no pueden dejar de ser considerados y que van a interpelar
a estas organizaciones como la fundación del Frente Amplio en 1971, la caída del
MLN-T en 1972 y la huelga general en 1973. En lo que respecta al espacio geográfico,
se parte de la idea que más allá de diferentes condiciones socio-territoriales puede
considerarse que el fenómeno a estudiar abarca todo el territorio nacional.3
2 Por supuesto que otras izquierdas también contribuyeron a forjar la cultura frentista, la Democracia
Cristiana y el Anarquismo, son claros ejemplos de ellos y únicamente por limitaciones de tiempo para
desarrollar la investigación se los excluye de este trabajo.
3 En el transcurso de la investigación se realizaron algunas entrevistas a militantes del interior cuyos
resultados no indicaron que el fenómeno aquí descripto sea exclusivamente montevideano, aunque este
recaudo hay que tenerlo en cuenta.
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El estudio de la izquierda sesentista podría ser abordado desde múltiples
perspectivas que podrían enfocarse al estudio de las diferencias ideológicas, las
estructuras organizativas, las estrategias políticas o los desempeños electorales. Sin
embargo ninguna de esas perspectivas es la elegida en este trabajo porque la
preocupación se centra en otra dimensión.
María Matilde Ollier (1998:20) considera que la identidad está compuesta por el
universo ideológico, los valores y las prácticas políticas. Coincidiendo en parte con esta
autora se estudiarán aquí los últimos dos componentes, los cuales se entienden como los
definitorios de la cultura política.
Valores y prácticas constituyen la cultura política de cada organización y su
análisis permite comprender cómo era militar en tal o cual organización de izquierda en
los años 60´. Valores y prácticas políticas que se aprenden y reproducen de forma
colectiva y que tienen significados propios en cada organización. Identificar eso y
hacerlo inteligible es lo que permite comprender a las culturas políticas, objetivo
específico de esta propuesta.
Se pretende en este trabajo estudiar las culturas políticas, en plural, partiendo
del supuesto que en la década del 60´ se fue conformando, no una cultura política, sino
varias. Se encontrarán coincidencias y diferencias entre las culturas políticas rivales y
en ningún caso se considera a la cultura política como un marco perfectamente
delineado e impuesto por las jerarquías de la organización en donde los integrantes se
comportan y dicen de igual forma. Cada cultura política es fruto de un proceso de
construcción colectiva y si bien hay prácticas y valores compartidos, esto no implica
que el conflicto esté ausente. Justamente el margen existente para el conflicto y los
puntos en desacuerdo, también expresan la cultura política.
En los años 60´ se fueron conformando culturas políticas como resultado de una
experiencia particular en el seno de una organización desde donde se actuaba, pensaba
y decía actuar y pensar de una cierta forma. Pero no eran las organizaciones las que
actuaban o decían, sino sus integrantes que se identificaban, se sentían representados y
se representaban a través de ciertas prácticas y ciertos valores. Es desde esta concepción
teórica y metodológica que se realiza esta investigación, centrando el análisis en los
sujetos integrantes de las organizaciones, en su experiencia de vida personal y particular
que ilustra una experiencia colectiva.
El concepto cultura política será el centro de la investigación y no el concepto
de tribu utilizado en el título. El concepto de tribu surgió en la antropología política
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clásica dedicada a teorizar los sistemas políticos de las sociedades tradicionales
preindustriales no occidentales. Posteriormente el término fue asignado en la tradición
anglosajona a todo tipo de cultura tradicional con independencia del tipo de
organización política y referiría a un conjunto homogéneo de individuos que comparten
un territorio y una serie de rasgos culturales asociados tales como una lengua, un
sistema de creencias, valores y concepciones del mundo, tradiciones y costumbres, etc.
(Lewellen, 2000). Más recientemente, posmodernidad mediante, el término reapareció
cobrando fuerza, fundamentalmente en el campo de la sociología de la cultura,
aplicándose sobre nuevos contextos y sujetos en particular asociado a las culturas
juveniles bajo la denominación de tribus urbanas para referir a sub-culturas que
comparten determinados valores, estéticas, un sentido de pertenencia colectiva y
cosmovisiones específicas, que sirven para delimitar la identidad grupal frente a pares o
a los valores de la cultura hegemónica. La inclusión del término en este título no debe
entenderse como un intento de seguir complejizando esta historia al traer el concepto al
campo de la ciencia política, sino, más modesta y pragmáticamente, procura servirse del
mismo para dar cuenta de cómo en cada organización de izquierda objeto de esta tesis
podemos encontrar elementos comunes relacionados a valores, comportamientos y
sensibilidades compartidas que a su vez les permiten diferenciarse de otras
organizaciones.4
Mirar las organizaciones políticas desde su ideología es algo muy interesante y
que nos permite ver diferencias. Pero mirar las organizaciones desde su cultura también
puede ser algo muy pertinente y que está pendiente en las investigaciones en Uruguay.
En este trabajo se propone entonces una mirada distinta a las organizaciones políticas de
4 Las “tribus” que aquí se estudian, son los bolches, los latas y los tupas, apelativos respecto a las cuales
es necesario realizar otra aclaración. Estas denominaciones son tomadas del lenguaje de la época que aquí
se estudia, pero la autoría o la significación que estas tienen no es la misma para todas las tribus. Los
bolches no se autodenominaron así, fue un calificativo impuesto desde otros sectores políticos para
señalar su prosovietismo, pero que ellos finalmente terminaron resignificando y apropiando. . Los tupas
fueron los autores y promotores de dicho calificativo, haciendo de él una seña de identidad de la cual
estaban orgullosos. Los latas no se autodenominaron latas ni adoptaron el término. Lo sentían como un
agravio y el término no fue resignificado hasta hace pocos años cuando algunos comenzaron a utilizar la
consigna “vamo arriba los latas” a pesar de que aún genera algunas resistencias. Es importante tener en
cuenta esto en la medida que también nos habla de las disputas simbólicas de la época, algo que en este
trabajo interesa especialmente.
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izquierda, porque se quiere estudiar aspectos que no se tratan a través de los estudios
clásicos de la ciencia política.
A su vez, esta propuesta pretende ser una nueva mirada incluso dentro del
campo de la cultura política en Uruguay, donde hay escasa acumulación. Uno de los
pocos trabajos de cultura política es el desarrollado por Constanza Moreira (1997,
2000), quien ha trabajado con la opinión pública de elites y ciudadanía en general,
estudiando la cultura política democrática de la izquierda uruguaya y brasilera así como
la cultura política democrática del Uruguay en general. Un breve trabajo de Rafael
Bayce (1989), estudia la cultura política del Uruguay y su transformación entre 1917 y
1987, fundamentalmente a partir del análisis de discurso, metarelatos y mitos
construidos o reconstruidos a lo largo de la historia. Sin embargo, como se verá más
adelante, estos aportes conciben conceptualmente a la cultura política desde otro ángulo
o utilizan una metodología diferente a la propuesta en este trabajo y no son adecuados
como modelos a seguir a los efectos de los objetivos de esta investigación.
Otras investigaciones, provenientes de otras disciplinas, menos respaldadas en la
teoría o que se nutren de otras corrientes teóricas como son las realizadas por Clara
Aldrighi (2009), Vania Markarian (2010), Silvina Merenson (2010) y Marisa Silva
(2009), son inspiradoras para este trabajo desde la sensibilidad compartida respecto a la
preocupación por el campo de las subjetividades de los actores políticos. Este trabajo
retoma dicha mirada centrada en el actor social, pero pretende enmarcarla en una
perspectiva teórica que permita establecer claramente los conceptos utilizados y sus
implicancias a la hora de explicar los fenómenos sociopolíticos.
Algunas interrogantes específicas orientan este estudio y pretenden indagar
sobre cuestiones que podrían ser definitorias para comprender las culturas políticas. A
modo de ejemplo, ya que será desarrollado en el capítulo II, se plantean preguntas como
las siguientes: ¿Qué valores guían el comportamiento de comunistas, socialistas y
tupamaros?, ¿Cuáles son sus prácticas políticas que los identifican y dan sentido a su
accionar?, ¿Cómo se relacionan valores y prácticas?, ¿En términos de qué valores y qué
prácticas, coinciden y se diferencian?
A los efectos de responder la pregunta general que orienta esta propuesta y
describir la cultura política de cada organización, no se estudia especialmente los puntos
de partida desde donde los individuos comenzaban su militancia, como la trayectoria
política familiar, los ámbitos de socialización primarios o los motivos que llevaron a
ingresar a cierta organización. Se parte de la idea de que más allá de los diferentes
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ámbitos de procedencia y pasados políticos, los militantes llegaban a ser parte y a
conformar una cultura política.5 Esta investigación entonces no pretende realizar un
análisis del contenido ideológico ni de las reglas formales de funcionamiento, tampoco
es un relato de sucesos ni un análisis del desempeño político o electoral. Desde un
enfoque interpretativo se indagará en las valoraciones y las prácticas buscando aquel
elemento identitario, aglutinador, significante que conforma cada cultura política. El
énfasis por lo tanto está en la descripción más que en la explicación y el relevamiento de
información se realiza a partir de entrevistas en profundidad que recogen el punto de
vista de los militantes.
Se pretende un análisis de las narraciones producidas por los actores sociales y
se busca interpretar ese discurso social (Geertz, 1992) de cada organización a partir de
la identificación de valores y prácticas generadoras de sentido que componen cada
cultura política.
5 El estudio profundo de la base social de cada organización política de izquierda en los años 60´, también
es un debe en las Ciencias Sociales uruguayas. Algunos intentos para el caso del MLN-T han sido
Arocena 1989 y Rey Tristán 2006, sin embargo aún en estos casos el relevamiento y sistematización de
datos es insuficiente (principalmente debido a ausencia de fuentes) y esto sucede mucho más en otras
organizaciones donde directamente no se han realizado estudios de este tipo.
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2
¿Desde que paradigma teórico se realiza este estudio?
El título de este trabajo refiere el término culturas políticas. Esto implica una
mirada particular, un punto de partida específico desde donde se comprende la acción
social. En ciencia política la acción social puede ser comprendida desde tres grandes
paradigmas: desde las instituciones, desde la racionalidad individual y desde la cultura.
¿Qué implica comprender la acción social, específicamente la política, desde la
cultura? En términos generales se puede responder a esta compleja pregunta diciendo
que comprender la política desde la cultura implica explicar los motivos de la acción
política a partir de la comprensión de los significados que la política tiene para cada
colectivo, significados que no son individuales sino colectivos, que no son universales
sino específicos.
“Culture from this perspective is a worldview that explain why and how individuals and groups
behave as they do, and includes both cognitive and affective belief about social reality and
assumptions about when and how people in one´s culture and those in other cultures are likely to
act in particular ways” (Ross,1997 :45)
Ross (1997) señala que el enfoque cultural debe ser incorporado a los análisis en
ciencia política en la medida que nos permite ver cómo los intereses son socialmente
construidos, cómo la autoridad, el conflicto, la acción y las expectativas están en gran
parte determinados por lo cultural. (Ross, 1997:49)
La cultura tiene que ver con un proceso de aprendizaje colectivo en el campo de
los significados y es desde esta perspectiva que se quiere estudiar a las organizaciones
de izquierda en los años 60´. En esta investigación se trabaja con uno de los enfoques
del paradigma culturalista que es el de la cultura política, pero no en su “versión
clásica” sino a partir de las correcciones y críticas que a este concepto se le han
realizado.
2.1 La “versión clásica” de la cultura política
Para abordar el tema de las culturas políticas de la izquierda uruguaya es necesario,
como primer punto, definir que se entenderá por cultura política. Este es un término
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complejo de trabajar, que oficia de paraguas bajo el cual se incluyen muchas
acepciones. Desde el sentido común, tal vez pueda darse cierto acuerdo generalizado
que cuando hablamos de cultura política, nos referimos a formas de ser, de pensar, de
comportarse, de mostrarse, de identificarse, entre otras cosas. Pero estas acepciones no
son lo mismo ni son iguales sus formas de medirlas. A su vez también desde el sentido
común, muchas veces se habla o se piensa la cultura política en términos de cultura
democrática, en tanto valores democráticos de los ciudadanos. Así podemos ver que se
suele decir que cierta región, ciudad o país puede tener mucha o poca cultura política,
haciendo referencia a que la democracia se encuentra más o menos asentada. Este
enfoque es heredero de una de las vertientes teóricas de la cultura política más difundida
en el ámbito de la ciencia política, hoy considerada como “definición clásica”. Sus
autores referentes son Bingham Powell, Gabriel Almond y Sidney Verba y sus obras
más conocidas, Política Comparada (Almond y Powell, 19726) y The Civic Culture
(Almond y Verba, 19657), son referentes en la materia. Otras referencias en esta
corriente son el texto de Putnam (1993) Making Democracy Work y los diversos
trabajos de Inglehart (1977, 1988, 1990, 1997, 2004), en los cuales se estudia el cambio
de valores en las democracias desarrolladas.
La preocupación central de esta perspectiva es la de estudiar las condiciones para
el desarrollo y mantenimiento de la democracia a partir del análisis de las actitudes que
se asocian o son más adecuadas a este régimen. La cultura para estos autores es
entendida como las orientaciones psicológicas de los ciudadanos hacia ciertos objetos
sociales. Para definir cómo se da esa orientación política, los autores recurren a las
categorías de Parsons y entienden que pueden darse orientaciones cognitivas, es decir el
conocimiento de ciertos objetos políticos, orientaciones afectivas, el sentimiento hacia
los objetos y cuestiones evaluativas, los juicios sobre estos objetos: “The political
cultural of a nation is the particular distribution of patterns of orientation toward
political objects among the members of the nation” (Almond y Verba 1965:13). Para
medir las orientaciones estos autores prestan atención al conocimiento que el individuo
tiene de su sistema político, los sentimientos y los juicios que de él realiza, el
conocimiento, sentimiento y juicio sobre las estructuras políticas, sus líderes y las
políticas que estos implementan, el conocimiento, sentimiento y juicio sobre las
estructuras, decisiones y procesos mediante los cuales se recogen las demandas
6 La primera edición fue en 19667 La primera edición fue en 1963
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ciudadanas y la percepción propia como miembro de ese sistema político, el
conocimiento de sus derechos y obligaciones, los sentimientos respecto a su capacidad
de acción y las normas que conoce y emplea para elaborar sus juicios políticos o
formarse opinión (Almond y Verba 1965:16).
Según como se distribuyan estos elementos se puede caracterizar la cultura
política de una nación en diferentes tipos de cultura. Los autores definen tipos ideales,
cultura parroquial, cultura súbdita y cultura participante a la vez que señalan la
existencia de combinaciones que arrojan variantes mixtas de cultura política. Una de
ellas, la cultura cívica, se da cuando los ciudadanos se orientan positivamente, respetan
y confían en las instituciones a la vez que tienen disposición a participar. Ésta es
considerada por Almond y Verba como el tipo de cultura más funcional para un régimen
democrático. Ronald Inglehart continuará esta línea de estudio y también señalará la
importancia de los factores culturales a la hora de comprender la acción social. Las
sociedades poseen diferencias culturales que afectan a la viabilidad democrática
(Inglehart, 1988: 46). La cultura política tiene una estabilidad importante que puede
alterarse, según Inglehart, con cambios estructurales asociados al desarrollo económico.
En términos generales la cultura política para la visión clásica, son las valoraciones que
individualmente realizan los ciudadanos sobre su sistema político. Y estas valoraciones
se traducen en actitudes que se reflejan en un mayor o menor involucramiento con la
democracia.
A partir de estos trabajos se inició un prolongado debate acerca de las
implicaciones de esta perspectiva y de sus alcances teóricos. La mirada de Almond y
Verba es una referencia a la hora de abordar el tema de la cultura política pero también
es claro que ha recibido no pocas críticas que refieren a diversos aspectos, como su
poder explicativo, la metodología utilizada, la concepción de lo político de la cual parte,
los supuestos subyacentes para explicar la acción social, las consecuencias de su
utilización, entre otros.
A la hora de abordar la discusión respecto al concepto cultura política se pueden
identificar dos debates. Uno que se lo podría ubicar dentro de la disciplina, la ciencia
política, y otro en donde se discute la perspectiva de Almond y Verba desde otras
disciplinas como la antropología, la sociología y la historia.
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2.2 La discusión interna
Dentro de la ciencia política se puede identificar un debate que va desde los más
críticos, aquellos que no aceptan la utilidad del concepto de cultura política a los que sí
lo aceptan pero modifican la visión de Almond y Verba en forma gradual a partir de
“correcciones” conceptuales.
Una parte de la discusión estará muy centrada sobre el poder explicativo de la
cultura política y su carácter como variable independiente. La crítica más fuerte vendrá
desde el institucionalismo, las actitudes se miden en relación a las instituciones y a su
vez las instituciones son la base para el surgimiento de ciertos valores, ¿son los valores
democráticos los que fortalecen la democracia o a la inversa? preguntan algunos críticos
(Dittmer, 1977).
Carole Pateman (1971) centrará sus críticas en el concepto de cultura cívica
señalando el etnocentrismo del término. También rechazará la idea de que los patrones
de participación no puedan ser significativamente cambiados y que la cultura política
sea principalmente un producto de la socialización temprana como sostenían Almond y
Verba.
El paradigma del rational choice también criticará la forma de comprender el
comportamiento social de la cultura política y explicará las acciones de los individuos a
partir de un cálculo de intereses que estos realizan a la hora de tomar sus decisiones. La
cultura no cumple ningún rol explicativo. Lo que los hombres hacen está determinado
por una evaluación de alternativas y la elección será aquella que le reporte el mayor
beneficio con el menor costo posible.
Por otra parte, la técnica de encuesta aplicada por varios autores del enfoque
clásico recibió no pocas críticas referidas a la dificultad de poder realizar una
extrapolación desde lo individual a lo colectivo en la medida que la cultura política no
es una mera sumatoria en donde lo colectivo puede reducirse a lo individual (Pye 1992,
Ross 1997),
“…there are large questions that remain from a study using individual level survey data to
discuss national political patterns, such as how explain the sometimes large numbers of people
who do not fit a country´s dominant pattern, the role of political institutions, the weak conception
of culture that emerges from their individualistic approach (…) The relatively low correlations
among attitudes, the very small number of respondents who fit ideal-typical patterns, and the
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subjective, but not intersubjective nature of survey data mean that survey evidence alone is
insufficient to describe the existence and significance of cultural meaning systems (Ross, 1997:
56).
Dentro de este paradigma otros autores respondieron a algunas críticas y
realizaron nuevos aportes. Respondiendo a la crítica institucionalista, Elkins y Simeon
(1979) señalaron que el aporte de la cultura política es el de permitir realizar
diferenciaciones entre instituciones más allá de explicar el comportamiento dentro de
ellas. A su vez sotuvieron que la perspectiva institucionalista y culturalista no son
perspectivas rivales y que deben ayudarse mutuamente a la hora de comprender las
instituciones.
“Although we consider political culture a useful explanatory tool, our goal has been to elucidate
its role by severely restricting the types of things it should explain. In particular, we suggest that
it be reserved for explaining political differences between collectivities, when structural and
institutional explanations can be shown to be insufficient. By corollary, cultural, institutional,
and structural explanations are not competitors, but collaborators; all are needed for a full
understanding of why collectivities exhibit different institutional arrangements, why their
institutions work in various ways, and why individuals believe and act in particular fashions.
(…) Instead of asking whether institutions cause culture or culture causes institutions, we should
look for their joint effects” (Elkins, Simeon, 1979: 143).
Otra importante revisión de este paradigma y contrarréplica a algunas críticas
fue la realizada por Wildavsky (1987) quien realiza un llamado de atención sobre la
necesidad de comprender por qué la gente quiere lo que quiere además de comprender
cómo la gente consigue lo que quiere a través de la política. Respondiendo a las visiones
del rational choice critica la explicación de las acciones a partir de los intereses, y
realiza una nueva propuesta para comprender las decisiones y el comportamiento a
partir de las preferencias. Los individuos no tienen intereses, algo dado y exógeno como
sostiene la visión económica, sino que tienen preferencias, producto de la interacción
social en la cual están inmersos. La utilidad del concepto de cultura política, señala
Wildavsky radica en su poder explicativo de la generación de las preferencias, las cuales
surgen de la interacción social, “When individuals make important decisions, these
choices are simultaneously choices of cultural – shared values legitimating different
patterns of social practices” (Wildavsky, 1987:5).
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El aporte fundamental del enfoque cultural, sostiene el autor, es el de considerar
que lo que más importa a la gente son sus relaciones sociales. Por lo tanto, cuando las
personas actúan teniendo en cuenta el contexto en el cual están insertas, actúan
racionalmente. La teoría cultural tiene que ver con responder a dos interrogantes ¿Quién
soy yo? y ¿Qué debería hacer? (1987:6)
La auto-ubicación de las personas en cierto grupo, la internalización de las
relaciones sociales y la existencia de culturas rivales como dice el autor, y la ubicación
en ellas, es lo que capacita a las personas para tomar postura en la vida política: “…
conflict among cultures is a precondition of cultural identity. It is the differences and
distances from others that define one's own cultural identity (Wildavsky, 1987:7). Este
autor va a elaborar cuatro modelos culturales de acuerdo al nivel de apertura que tengan
los grupos y el número y variedad de prescripciones existentes. Apatía, competitividad,
jerarquía e igualitarismos serán los componentes definitorios de cada cultura. En la
cultura jerárquica hay muchas prescripciones y restricciones. La desigualdad es vista
como norma y algunos tienen responsabilidades privilegiadas. Mientras que en la
cultura igualitaria no se remiten a jerarquías, no hay coerción y prefieren la reducción
de las diferencias en términos de raza, género, profesores y alumnos, padres e hijos,
autoridades y ciudadanos (Wildavsky, 1987:7). De acuerdo a los colectivos de
pertenencia los individuos van a arbitrar sus preferencias y esta elección va a estar más
o menos determinada según a qué cultura se pertenezca.
Criticando a Wildavsky, David Laitin va a señalar que la cultura no tiene que ver
tanto con valores compartidos sino con preocupaciones compartidas: diversas culturas
actúan de forma diferente porque les preocupan cosas diferentes (Laitin, 1988: 589).
Para este autor la identificación con el colectivo no es tan sencilla.
“People must often choose which among their religious group, language group, and so on will be
their primary mode of cultural identification. This choice is often guided by instrumental
reasoning, based on the potential resources available for identifying your-self…” (Laitin and
Wildavsky, 1988:591)
2.3 La discusión entre disciplinas
La versión clásica de cultura política también ha recibido críticas de otras
disciplinas, especialmente de la sociología y la antropología. Lo común de esta
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perspectiva refiere a la naturaleza de la cultura política. Esta no debería ser considerada
una cuestión psicológica individual sino fruto de una experiencia colectiva en donde
ciertos significados son compartidos. Niega lo social como algo dado y rescata el
proceso de construcción social de todos los objetos sociales y sus significados. Su
preocupación se centra en comprender los “códigos internos” y trasciende el debate
teórico sobre el lugar de la cultura y los intereses, o el de la cultura como variable
independiente o dependiente.
Critica también la concepción de lo político como lo referido exclusivamente a
las instituciones, qué opinan los ciudadanos y cómo actúan respecto a ellas no deberían
ser las preguntas fundamentales. Esta podría ser la “cultura política formal”, la que
refiere a la esfera de lo público, al Gobierno, al Estado y a los proceso de socialización
específicos asociados a estos ámbitos, dice Bayce (1989:8). Sin embargo según este
autor también debería considerarse la “cultura política informal”, aquella que tiene que
ver con procesos de socialización política pero referida a otros ámbitos del poder social
y la vida privada.
Uno de los aspectos más rechazados de la “versión clásica” por parte de estas
disciplinas es el concepto de cultura cívica. La antropología ha señalado que la cultura
cívica se ha pronunciado sobre un ciudadano “políticamente correcto”, la imagen de
ciudadano ideal, completo, es la del que se involucra en roles formalmente políticos, al
decir de Krotz, es un “animal político feliz: para actuar de tal manera que corresponda
funcionalmente al sistema político en cuestión – cosa de interés particularmente para el
caso de las democracias occidentales” (Krotz, 1984:32).
Cruces y Díaz también llaman la atención sobre este tema y sobre las
consecuencias estigmatizantes que tiene el enfoque de la cultura cívica.
“…lo que no es cultura cívica y responsabilidad ciudadana deviene fragmentación, familismo
amoral, cinismo político, premodernidad, parroquialismo, anacronía, tardofranquismo, picaresca,
infantilismo, clientelismo, espíritu tribalista, integrismo autoritario. (…) La cultura cívica dice
más de Inglaterra que de México y más de las clases urbanas escolarizadas que de las rurales
iletradas” (Cruces, Díaz, 1995:71).
Desde la sociología autores como Anne Swidler (1986) también realizaron
críticas respecto a la concepción de la cultura y al proceso de construcción de esta. Esta
autora puso en cuestión la centralidad otorgada a los valores como explicación causal de
177
la cultura, cuestionando la tradición parsoniana y los desarrollos a partir de ella,
(Almond y Verba) señalando como los valores nos pueden hablar de lo que las personas
quieren pero no pueden explicar totalmente sus acciones.
Tanto la perspectiva centrada en los intereses como la de los valores realizan un
excesivo énfasis en los actos aislados, como si las personas consideraran los valores o
los intereses cada vez que van a realizar una acción. Pero las personas no aíslan, ni
podrían hacerlo, sus actos de la secuencia de sus acciones. La acción es parte de un
complejo conjunto de acciones, llamado por la autora “estrategias de acción” (Swidler,
1986:276).
La cultura influye en la acción no por los valores que ella contiene y que
orientan la acción sino porque configura hábitos, habilidades y estilos mediante los
cuales las personas construyen sus modos de actuar, sus estrategias de acción (Swidler,
1986:273).
La cultura es entendida como los elementos simbólicos a través de los cuales las
personas tienen su experiencia y dan sentido a esa experiencia: “...culture consists of
such symbolic vehicles of meanin, including beliefs, ritual practices, art forms and
ceremonies, as well as informal cultural practice such language, gossip, stories, and
rituals of daily life” (Swidler, 1986: 273). La cultura es un “kit de herramientas” dice la
autora compuesta de símbolos, historias, rituales, visiones del mundo que las personas
utilizan para configurar “estrategias de acción”. Esta configuración no es individual, las
personas actúan de acuerdo a los códigos culturales de los colectivos a los que
pertenecen y esto va mucho más allá de las formas de expresión, la vestimenta o los
estilos de vida: “To adopt a line of conduct, one needs an image of the kind of world in
wich one is trying to act, a sense that one can read reasonably accurately how one is
doing and capacity to choose among alterantive lines of action” (Swidler, 1986:275).
En este sentido Swidler va más allá de la propuesta de Wildavsky sobre la
comprensión de las preferencias y realiza aportes para la comprensión de la acción
misma de los individuos. Ante situaciones concretas las personas definen no sólo que
hacer sino como hacerlo: “Culture in this sense is more like a style or a set of skills and
habits than a set of preferences or wants” (Swidler,1986:275).
177
2.4 ¿Cuál cultura política?
Uno de los desafíos de este trabajo, consiste en romper la visión dualista que existe
sobre el concepto de cultura política y realizar una mirada, que a efectos de los objetivos
de esta investigación, rescate los “dos tipos de sensibilidades disciplinarias” (de la
Roche, 2000: 102), la politológica y la interpretativa antropológica. Dentro de esta
última se deberían incluir también los aportes de la sociología y de la historia8, siempre
recordando que son ciertas vertientes de las disciplinas las que son tenidas en cuenta y
evitando el error, como señala Merelman, de creer que otras disciplinas a las que uno
recurre son más coherentes que la disciplina desde la que uno trabaja (Merelman
1989:471).
De este segundo grupo conformado por disciplinas afines a la ciencia política, se
puede tomar principalmente una definición general de cultura que hace hincapié en la
importancia de los significados compartidos, en la construcción colectiva de la cultura y
en una forma de abordaje, el análisis de la experiencia de vida de las personas
involucradas.
Pero en este trabajo el objeto de estudio no es la cultura en los años 60 sino la
cultura política de los integrantes de ciertas organizaciones políticas de izquierda. La
perspectiva politológica permite mirar ciertas cuestiones definitorias de lo político y
comprender sus propias lógicas, estableciendo dimensiones precisas de lo que puede
definirse como una cultura política. Aquí se trabaja con tres organizaciones políticas
que buscan acceder a los ámbitos institucionales de poder o ponerlos en cuestión. Con
diferente estructura organizativa y estrategia de acción, sus integrantes se dedican a
discutir ideas y formas de accionar, tomar decisiones, ejecutar órdenes, adjudicar
responsabilidades, reclutar adherentes, entre otras tareas. En ese accionar cotidiano se
van desarrollando pautas sobre cómo actuar, discutir, tomar las decisiones, adjudicar
tareas, comportarse en la vida pública y privada en tanto miembros de cierta
organización.
Compartiendo algunas de las críticas que se realizan al enfoque clásico, tanto
desde la ciencia política como desde otras disciplinas, en este trabajo, la cultura política
no es entendida como conformada por las opiniones respecto a las instituciones políticas
8 De la historia se tomarán los aportes asociados a nuevos modelos historiográficos que ubicaron en el centro del análisis al “sujeto”, la microhistoria
centrada en las experiencias particulares y la historia cultural centrada en los significados y las representaciones (Aróstegui, 2001:162).
177
del régimen democrático, al estilo de The civic culture. Qué lugar ocupa la democracia
en socialistas, comunistas y tupamaros corresponde a un estudio de la ideología de estas
organizaciones. Por eso, en este trabajo, se considera que tenía tanta cultura política una
organización clandestina y guerrillera como una organización institucionalizada y
legalista.
Desde la ciencia política, la línea de investigación iniciada por Almond y Verba
fue muy importante para el reconocimiento de la cultura como una esfera social
específica, más allá de las instituciones, las ideas y los intereses. A su vez el énfasis
realizado en el actor político más que en las instituciones permitió una nueva mirada a
la ciencia política y la perspectiva comparada desde el enfoque cultura sentó un
precedente.
Sin embargo su perspectiva centrada en la preocupación por la estabilidad
democrática, la concepción de la cultura política como fruto de un proceso psicológico
individual, la visión de que existe una cultura común a todos los ciudadanos de una
nación, lo político atado a las instituciones formales, la referencia a las instituciones
democráticas para medirla y la metodología a partir de encuestas de opinión, hacen que
este enfoque no sea adecuado a la hora de estudiar las organizaciones de la izquierda
uruguaya, desde el objetivo de comprender como eran, en su cotidianeidad política,
socialistas, comunistas y tupamaros en los años 60´.
En este trabajo se entiende que la cultura política tiene un cierto grado de
autonomía, que trasciende lo institucional y que no puede ser comprendida por el
paradigma del rational choice. También se coincide en la perspectiva de centrar la
atención en el sujeto y en comparar distintas culturas para poder describir mejor sus
características. Por último también se considera importante prestar atención a los
valores para comprender la cultura política. Es en estos términos generales que se
recogen los aportes de Almond y Verba.
Sin embargo, las críticas tanto de la ciencia política como de otras disciplinas a
este enfoque, por demás pertinentes, deben considerarse a la hora de adoptar una
perspectiva que refiera a la cultura política.
Retomando los aportes de distintos autores se suscriben ciertas ideas y en base a
estas se realizan las definiciones que orientarán esta investigación. La cultura, en
general, y la cultura política, en particular, son concebidas como un producto colectivo,
que se construye a través de un proceso. La cultura política es fruto de una experiencia
colectiva, no individual, y es este proceso el que se quiere rescatar en este trabajo.
177
Este punto de partida es coincidente con las visiones antropológicas y
sociológicas de la cultura pero también con aquellos cientistas políticos que han hecho
hincapié en este aspecto como Laitin, Ross o Wildavsky.
Se retoma la idea general de Wildavsky (1987) de que los individuos poseen
preferencias que surgen de la interacción social, más allá de que las personas que
ingresan a las organizaciones de izquierda en los 60´ pueden tener un “interés” general
de querer cambiar el mundo o ser parte de alguna iniciativa para cambiarlo, el cómo
quieran promover ese cambio, seguramente estará en gran parte influido por un
aprendizaje que realizarán dentro de cierto colectivo. Como señala este autor, la
racionalidad tiene que ver con las lógicas internas y en este trabajo puede llegar a ser
tan racional un militante que desconoce jerarquías como uno que las respeta y venera,
todo depende de en dónde se encuentre ese militante.
Pero, como sostiene Anne Swidler (1986), esto no es suficiente para entender
cómo las personas actúan. Las acciones también tienen que ver con hábitos, con rutinas,
con prácticas como serán llamadas en este trabajo.
Para conocer y comprender la cultura política de las organizaciones de izquierda
debemos comprender cómo sus integrantes estructuran sus preferencias (Wildavsky,
1987) de acuerdo a particulares escalas de valores y cómo actúan dentro de ciertos
códigos culturales de comportamiento (Swidler, 1986), cómo producen y reproducen
ciertas prácticas.
En esta investigación se entiende que la cultura política está compuesta por
valores y prácticas, que son producto de un continuo proceso de construcción colectiva,
no de una socialización primaria ni de la psicología individual de los militantes.
De Wildavsky se toma en cuenta el énfasis atribuido a la interacción social y la
perspectiva de considerar diferentes racionalidades dejando de lado el término
preferencias para utilizar el de los valores. Las preferencias nos indican que debemos
considerar la acción y recurrir a esta para medirla, los valores nos permiten indagar en el
terreno de lo deseable aún cuando esto no se traduzca a hechos concretos.
Este término, poco utilizado por la ciencia política, ausente en los diccionarios
de ciencia política más consultados, tiene que ver con las concepciones de lo deseable,
que influyen en el comportamiento de los seres humanos. Los referentes de este tema
son los sociólogos clásicos, Weber y Parsons, que recurrieron a los valores para
describir y explicar la integración social. Los valores suelen ser utilizados para explicar
la constancia y la coherencia de ciertos comportamientos. Se suele explicar el buen
177
funcionamiento de instituciones políticas y económicas por la presencia de ciertos
valores (Boudon, Bourricaud, 1990:699)
Sin retomar ni compartir la perspectiva teórica general donde los valores son los
protagonistas de la integración y los individuos receptores pasivos de pautas de
conducta, sí se toma en cuenta la definición conceptual que del término valores se ha
realizado en esta corriente, a pesar de que su definición no sea sencilla. Los valores,
señala Klukhohn (1968) pueden ser actitudes, motivaciones, objetos, cantidades
mensurables, campos concretos de la conducta, costumbres o tradiciones afectivamente
cargadas. “El único acuerdo general se refiere a que los valores, por alguna razón,
tienen que ver con las proposiciones normativas como opuestas a las existenciales”.
Klukhohn (1968:437)
Las concepciones del individuo acerca de lo que es y lo que debe ser están
íntimamente relacionadas, sin embargo los valores hacen referencia específicamente a
las expectativas, a las conductas esperadas. “Un valor no es sólo una preferencia, es una
preferencia que se siente o se considera justificada o ambas cosas a la vez.” (Klukhohn,
1968:444)
“…el valor ubica cosas, actos, formas de conducta, metas de acción, en la línea del continuo
«aprobación-desaprobación» (…) Un valor es una concepción, explícita o implícita, propia de un
individuo o características de un grupo, acerca de lo deseable, lo que influye sobre la selección
de los modos, medios y fines de acción accesibles. (Klukhohn, 1968:443).
A través del concepto valor, lo que se busca indagar en esta investigación es qué
cosas eran bien vistas hacer en tanto militante de tal o cual organización política, más
allá de que luego se tradujeran o no en acciones. Por una parte se indagará en los valores
que componían la cultura política, por otra, en las acciones, aquí llamadas prácticas
políticas.
Además de estudiar el proceso de cómo un militante iba valorando más una cosa
que otra, hay que comprender el proceso en donde se iban adquiriendo ciertas prácticas,
hábitos, formas de hacer. En este sentido se recoge el aporte de Swidler (1986). Su
trabajo “Culture in Action: Symbols and Strategies”, llama la atención sobre la
importancia de atender las prácticas. Bourdieu (1988) en su reconocido libro La
distinción mostrará cómo lo cultural tiene que ver con prácticas culturales aprendidas y
transmitidas.
177
El análisis de las prácticas implica un acercamiento a la manifestación externa de
la cultura política, a través del estudio de la conducta pero sin descuidar el campo de lo
deseable, evitando caer en una “fascinación por lo existente” (Krotz,1990:38).
La cultura política será estudiada entonces a partir de valores y prácticas, que en
algunos casos pueden ser coincidentes pero en otros no tanto porque la cultura no es un
campo perfectamente homogéneo, donde sus integrantes se sienten plenamente
identificados con un conjunto de valores y actúan todos en consecuencia. Como señala
Laitin (1988) la cultura nos indica sobre qué temas discutir, cuáles son las cosas
importantes a revisar y no solamente los puntos de acuerdo.
Este estudio se inscribe dentro del paradigma culturalista y dentro de la tradición
teórica de la cultura política pretendiendo ser un nuevo aporte a los estudios en
Uruguay, incorporando una perspectiva y metodología diferente a la ya utilizada por la
ciencia política en este país.
La izquierda en los años 60´ se diferenciaba en términos de ideas pero
seguramente también en términos de cultura política, elementos que están
estrechamente relacionados pero que no son lo mismo.
“Los valores difieren de las ideas y las creencias por el sentimiento que se haya vinculado a los
primeros y por el compromiso con la acción en las situaciones que comprenden diversas
alternativas posibles (…) Los valores se refieren a lo “bueno” y lo “malo”, lo “justo” y lo
“injusto”, las ideas a las categorías “verdadero” o “falso”, “correcto” “incorrecto” ((Klukhohn,
1968:455).
Por supuesto que la cultura va a estar conectada con la ideas y vamos a
encontrarnos con valores y prácticas coherentes con un corpus de ideas. Así por ejemplo
es esperable encontrar una práctica política ordenada, planificada y ritualizada en una
organización que cree que las transformaciones se dan a partir de un específico
desarrollo histórico inalterable y de la consolidación de un partido capaz de conducir
dicha transformación a partir de la lenta y continua acumulación de fuerzas. Sin
embargo más allá de esta coherencia interna esperable y constatable, la tarea de relevar,
sistematizar y describir las culturas políticas sigue siendo pertinente, en la medida que la
cultura sigue siendo un ámbito distinto al de las ideas y fundamentalmente porque no se
aprehende de igual forma. Este último aspecto es fundamental para comprender la
cultura política y diferenciarla de otros campos como el de las ideas. La cultura política
es, especialmente, un producto colectivo, resultado de la experiencia vivida y
177
compartida. Los valores y las prácticas, se producen, se aprenden, se adquieren e
incluso se contestan, en interacción con los demás. No se encuentra en los documentos,
en los estatutos, en la reflexión teórica, sino en la experiencia intersubjetiva.
La mirada está puesto en el sujeto, en los y las militantes de las organizaciones
políticas de izquierda, no en las instituciones ni en sus reglas formales de
funcionamiento. Es a través de los relatos que conoceremos valores y prácticas de cada
cultura política.
Como señala Ross (1997: 65) es importante identificar cómo la cultura incide y
para esto “no alcanza con decir lo hicieron porque eran alemanes” (actuaron así porque
eran tupamaros, socialistas o comunistas); hay que explicar los por qué se actúa en un
sentido y no en otro. Una adecuada explicación debería prestar atención al contenido de
la cultura y también decir cómo éste es aprendido y reforzado.
Este es el objetivo general de la investigación, comprender y describir el
contenido de las culturas políticas, lo que implica comprender su proceso de aprendizaje
colectivo. Este último aspecto es uno de lo aportes fundamentales que aporta el término
cultura política y por este motivo se adopta este enfoque. La cultura no es un conjunto
de normas y comportamientos que moldean la acción de forma directa sino como un
sistema de significados, aprendidos, contestados y reproducidos, que da cuenta de por
qué y cómo la gente actúa como actúa.
“…what are most important from a cultural perspective are the beliefs, customs, rituals,
behaviors, expectations, and motives that are internalized by individuals and widely shared
among people in a culture even though they may also, at the same time, be highly contested”
(Ross, 1997:66)
Ser comunista, socialista o tupamaro no es sólo sostener ciertas ideas sino
también poseer una escala de valores, actuar de cierta forma, mirarse y mirar al otro de
una particular manera, incluso “sentir” cosas distintas. Un nuevo campo de estudio en la
sociología denominado “sociología de las emociones”, muestra y reflexiona cómo los
sentimientos y emociones también son producto de ciertos contextos socio-históricos,
cómo están determinados por normas emocionales que definen los sentimientos
apropiados en cada caso, “la cultura (…) está plagada de normas emocionales que
regulan qué, cuándo, cómo y cuánto debemos sentir” (Bericat, 2000:161).
177
El enfoque de la cultura política aquí adoptado pretende ver este tipo de cosas, a
través de mirar a las organizaciones en su cotidianeidad y a sus protagonistas inmersos
en una situación colectiva que les daba sentido.
En términos generales dos grandes interrogantes orientan la investigación para
dar cuenta de las culturas políticas, qué valores y qué prácticas podemos identificar en
los militantes de estas izquierdas.
En términos específicos, qué valores y qué prácticas en relación a dimensiones
que hacen al quehacer político del militante. Se definen seis aspectos a los que se va a
prestar especial atención desde el entendido que son los fundamentales para definir la
cultura política en cada organización. Para cada uno de estos dos componentes de la
cultura política, valores y prácticas, se analizará la autoridad, las jerarquías, la
disciplina, la discusión, los procesos de decisión y las características del militante. Se
han seleccionado ciertos rasgos culturales de la vida política que se consideran
pertinentes, en futuros trabajos podrían agregarse otros o reagruparse los aquí
estudiados.
En lo que refiere a los valores:
• ¿Cuánto son valoradas las jerarquías?
• ¿Cómo se valora la autoridad?
• ¿Cuánto la disciplina?
• ¿Cuánto la discusión?
• ¿Qué se valora de un proceso de discusión?
• ¿Qué se valora de un militante? ¿Cuáles son los valores que rigen el
comportamiento del militante en la vida pública y privada? ¿Cuál es el
“militante ideal”?
En lo que respecta a las prácticas:
• ¿Cómo son las jerarquías?
• ¿Cómo se construye autoridad?
• ¿Cuán disciplinado se es y de qué forma?
• ¿Cómo son los procesos de discusión?
• ¿Cómo se toman las decisiones?
• ¿Cómo se define la actividad de un militante? ¿Cuántos tipos de militantes hay?
¿Cuáles son las “deberes y derechos” para cada tipo?
177
• ¿Qué relación guardan las prácticas con los valores? ¿Se traducen de igual
forma?
• ¿Cómo se aprenden, contestan y reproducen esas prácticas?
El análisis de estos aspectos de la cultura política se realizará a partir de la
indagación de la experiencia vivida de quienes integraron esas organizaciones de forma
de rescatar el proceso de cómo se fue aprendiendo, reproduciendo y contestando cada
cultura política.
Los valores y prácticas que se pretenden indagar no estarán referidos únicamente
al ámbito formal de las organizaciones, al ámbito público, sino también al ámbito
privado de sus integrantes. En este trabajo se considera que el sujeto político no es sólo
el que actúa en las instituciones formales políticas, al estilo de la versión clásica de
cultura política, sino que lo político se extiende a otras esferas, más aún en contextos
específicos como los estudiados en esta investigación. Lo político se va definiendo
situacionalmente como señala Krotz (1984) y para este período de estudio, es
especialmente importante prestar atención a la esfera privada en la medida que también
ella era interpelada.9
Se buscará analizar cómo los valores y las prácticas de cada cultura política
afectaban la vida privada de los militantes, cómo estos integraban a su vida cuestiones
que venían de la esfera política y que eran compartidas, o cómo no había diferencias
entre vida pública y vida privada.
Esculcando al decir de Geertz (1992) los valores y las prácticas de los militantes
en los años 60, podremos establecer las coincidencias a la interna de cada cultura
política y las diferencias entre las culturas políticas.
La perspectiva comparativa de Almond y Verba, Wildavsky y tantos otros
autores, es especialmente pertinente a la hora de entender y hacer inteligibles aspectos
que de lo contrario pasarían inadvertidos. La comparación es un instrumento para
9 La academia uruguaya ha indagado poco este aspecto, un interesante artículo es el de Esther Ruiz y Juana Paris (1998): “Ser militante en los 60”, en
Barrán, Caetano y Porzecanski, Historias de la vida privada, Tomo III, Individuo y Soledades. A diferencia del caso uruguayo, en Argentina se han
realizado un número importante de investigaciones de calidad que centran su atención en las décadas del 60 y 70 mirando la política y la vida privada de
forma conjunta, especialmente desde una perspectiva de género. Ver Andújar et al (2009): De minifaldas, militancias y revoluciones. Exploraciones
sobre los 70 en la Argentina; Cosse Isabella (2008): “Una revolución discreta: el nuevo paradigma sexual en la Argentina (1960-1975)”; Diana Marta
(1996): Mujeres Guerrilleras. Sus testimonios en la militancia de los setenta; Martínez Paola (2009): Género, política y revolución en los años setenta.
Las mujeres del PRT-ERP.
177
comprender diferentes racionalidades y para entender los procesos desde sus propias
lógicas. Tomando el concepto de culturas políticas rivales de Wildavsky, se estudian las
izquierdas desde esta perspectiva, la de analizar sus diferencias en términos de cultura
política, viendo cómo unas pueden competir con otras.
Una definición importante que se realiza en esta investigación es la de
considerar a las culturas políticas en plural y no en singular como se ha realizado en
otros trabajos, porque se parte de la idea de que eran culturas diferentes a pesar de que
compartían muchos aspectos en común. En este sentido podrían haber sido consideradas
como subculturas de una cultura de izquierda a su vez incluida en una cultura nacional.
Esto no fue definido así por precaución metodológica. Resulta difícil incluir una
categoría dentro de la otra cuando estas se han elaborado con criterios distintos.
Para el período de estudio de este trabajo, la cultura nacional podría ser la
referida por Rafael Bayce (1989:38) como “cultura rupturista” que eclosiona en 1971
pero que se gesta con anterioridad. Sin embargo esta categorización es elaborada en
base al protagonismo discursivo del MLN-T por un lado y las FFAA por otro. Cabe
preguntarse qué tanto pueden ubicarse otros sectores, aún dentro de la izquierda, como
parte de dicha cultura rupturista.
Tal vez sería más adecuado subsumir las izquierdas aquí estudiadas dentro de la
cultura de izquierda de Constanza Moreira (2000). Su definición es más amplia y
permite, por lo tanto, una mayor inclusión a partir de la coincidencia con ideas generales
asociadas a orientaciones de políticas. Sin embargo, aún estando de acuerdo con esta
forma de definir la cultura política (desde la perspectiva clásica) es necesario tener
presente que el estudio sobre dicha cultura se realiza sobre opiniones vertidas en la
actualidad y no sobre la época en que se centra este trabajo. 10
Posiblemente lo correcto sería hablar de subculturas de izquierda, pero para eso
tendríamos que tener definido el término cultura de izquierda para la época de estudio.
En la medida que no contamos con tal caracterización, en este trabajo se ha optado por
el término culturas políticas en el entendido que son varias y diferentes. Una vez
analizado el mapa de las culturas en los 60´, con este estudio y con otros que analicen a
10 A su vez queda el debate abierto sobre si es posible hablar de una “cultura nacional” o incluso una
“cultura de izquierda” en un momento de tanta polarización, ¿acaso los comunistas uruguayos no se
parecían más a los comunistas de otros países que a sus compatriotas de otros sectores de la izquierda?
¿Acaso el MLN-T no se parecía más al Ejército Revolucionario del Pueblo o a Montoneros que a sus
compatriotas comunistas o socialistas? ¿Es posible hablar de culturas en común en dicho contexto?
177
otras organizaciones, tal vez sea posible establecer los nodos de conexión entre unas y
otras y delinear la cultura política de izquierda en los 60´. Antes de esto, mencionar su
existencia sin haberla estudiado, parece una imprudencia.
Partiendo de esta idea y desde un enfoque interpretativo se mirarán varias
culturas políticas para saber cuál era su contenido, los elementos que las definen y las
diferencian unas de otras. Como se explica en el siguiente apartado el énfasis estará
puesto en la descripción de las culturas, en la indagación de su contenido a través de sus
valores y sus prácticas. La preocupación principal radica en cómo esa cultura política se
va aprendiendo y reproduciendo, constatar su existencia, describir sus características y
su proceso de asimilación o aprendizaje colectivo.
Otros enfoques de cultura política muy pertinentes, no se realizan en esta
investigación, no por considerarlos menos adecuados sino sencillamente por haber
optado por una perspectiva en el marco de plazos acotados. Futuros trabajos de cultura
política se verán enriquecidos con el tratamiento del tema desde otras perspectivas
señaladas por Ross (1997). Entre ellas cabe mencionar aquellas más interesantes que
complementarían este trabajo como ser los estudios del “terreno de lo simbólico”
compuesto por los objetos, símbolos, canciones, ritos; los estudios del lenguaje que
tanto reflejan a una cultura; los estudios de la construcción de los relatos, especialmente
interesantes los que refieren al pasado y los estudios de las representaciones, aquellos
que nos permiten comprenden la cultura y los procesos de construcción de identidad.11
El campo de la cultura política es diverso, volátil, intangible a primera vista, pero existe.
Depende de la apertura teórica y de nuevas formas de abordar el tema, que podremos
hacerlo inteligible. Esta propuesta es una entre tantas otras posibles.
11 A mí me llaman peludo. Cultura, política y nación en los márgenes del Uruguay , así se titula la Tesis
doctoral de Silvina Merenson, un valiosísimo aporte para comprender el movimiento de los cañeros en los
60´ y los orígenes simbólicos del MLN, desde la perspectiva de las representaciones.
177
3
Metodología
3.1 ¿Desde qué paradigma metodológico mirar la cultura política?
Como se señaló en la introducción y el capítulo II, el objetivo de este trabajo es
comprender las culturas políticas. Y más de una vez se insistió con la idea de
comprenderlas desde sus lógicas internas.
Esta preocupación está asociada a la ausencia de investigaciones que estudien a
las organizaciones políticas de izquierda como unidades independientes de un proyecto
común como luego fue el Frente Amplio y desde una perspectiva que rescate la vivencia
compartida dentro de estas organizaciones. Pero el objetivo central no es sólo el de
rescatar una memoria, sino el de comprender a través de dicha experiencia cómo se iba
conformando una cultura política
Para analizar este aspecto se debe realizar una mirada específica de las
organizaciones y adoptar una metodología que permita llegar a hacer inteligible, la
cultura política. Como señala Gerring, la teoría nos indica también qué enfoque
metodológico seguir: “theoretical arguments are also methodological arguments –
arguments about how we ought to study a particular subject” (Gerring, 2010:269).
También como señala Valles, a la hora de realizar definiciones metodológicas:
“No se trata de una mera elección entre métodos cualitativos, en lugar de métodos cuantitativos.
Más bien tiene que ver con los procedimientos metodológicos que se derivan de las posturas
adoptadas en los niveles ontológico y epistemológico” (Valles, 2007: 51).
En esta investigación se ha definido que no existen valores, prácticas y
representaciones universales y objetivas, sino que éstas son definidas situacionalmente
por los actores sociales. Esta es la definición ontológica, aquella que refiere a la
naturaleza de la realidad a estudiar (Valles, 2007:49). Como consecuencia de esta
definición, entonces, a la realidad deberemos interpretarla a partir del sujeto de estudio.
Varios autores desde la ciencia política que trabajan desde el paradigma
culturalista como Ross (1997) o expertos en metodología como Gerring (2003, 2010)
177
identifican al interpretativismo como el paradigma metodológico más adecuado para
abordar los objetos de estudio del culturalismo.
La versión simplificada de los paradigmas de la investigación cualitativa
presenta dos grandes agrupaciones, una compuesta por el paradigma racionalista y
positivista por un lado, otra por el constructivismo e interpretativismo por el otro. El
primero concibe a la realidad como objetiva y manipulable, el segundo asume
realidades múltiples (Valles, 2007:53).
Pero si bien comparten una preocupación común (mostrar la complejidad de la
realidad social y de su comprensión), constructivismo e interpretativismo no son lo
mismo. El segundo enfoque, heredero de la sociología comprensiva de Max Weber
Weber (1944), centra la preocupación en cómo las personas interpretan su vida
cotidiana y cómo el investigador, a su vez, las interpreta.
La acción social, tiene la particularidad de que los sujetos le otorgan un sentido y
para comprenderla se requiere interpretar ese sentido señala Weber. Hay muchos
aspectos de la acción humana que no los podemos entender a partir de la evidencia
empírica. Entonces hay que interpretarlos, “captarlos intelectualmente, tropezando con
dificultades crecientes para poder «revivirlos» por medio de la fantasía endopática a
medida en que se alejan más radicalmente de nuestras propias valoraciones últimas”
(Weber, 1944:7). Esta interpretación no puede pretender ser una explicación causal
válida. Es una hipótesis (Weber, 1944:9).
El antropólogo Clifford Geertz (1992) retomará esta perspectiva y hará de la
interpretación el centro de su estudio.
“Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que el
mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser
por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes sino una ciencia interpretativa en
busca de significaciones. Lo que busco es la explicación interpretando expresiones sociales que
son enigmáticas en su superficie” (Geertz, 1992: 20).
Geertz a su vez va a señalar cómo las interpretaciones del investigador son
segundas o terceras interpretaciones de los actores sujetos de estudio.
“…en el estudio de la cultura el análisis penetra en el cuerpo mismo del objeto –es decir
comenzamos con nuestras propias interpretaciones de lo que nuestros informantes son o piensan
177
que son y luego las sistematizamos (…) los escritos antropológicos son ellos mismos
interpretaciones y por añadidura interpretaciones de segundo y tercer orden”(Geertz, 1992:28).
Adoptar un enfoque interpretativo, en términos generales, implica considerar a la
realidad no como algo externo sino como construida socialmente; al conocimiento que
de ella se obtiene como una producción en donde quien observa está involucrado por ser
un actor social y que debe realizar de los hecho sociales un procedimiento
hermenéutico, interpretativo para develar los significados.12 En el interpretativismo el
análisis se centra en el actor social, específicamente en su experiencia de vida (Valles,
2007:59). Varios autores señalan la importancia de prestar atención al contexto de la
acción social en donde los significados se construyen:
“Interpretivists derive meaning by looking at the context of an action or event, its connection to
a surrounding set of actions, events, and interpretations.(…) All interpretivists agree on the
importance of closely attending to the meanings that are attached to a set of actions or events by
the participants under study; interpretivism is selfconsiously actor-centered” (Gerring, 2003:2).
Según Adcock (2003) el aporte fundamental del interpretativismo es la noción de
intersubjetividad. Los significados no deben ser conceptualizados como algo aislado,
subjetivo, que existe en la mente de los individuos:
[“that meanings] also need to be understood in intersubjective terms as something bound up with
concrete contexts of shared social practices and interacting just what their underlying
commitments are and how these diverge from those of other approaches” (Adcock, 2003:16).
También Ross señalará que el análisis cultural requiere de la interpretación para
comprender los significados compartidos:
“Cultural accounts of politics emphasize how, through shared intersubjetive meanings, actors
understand and act in their daily worlds. Beginning with context-dependent accounts –
worldviews – cultural analysis constructs plausible interpretations of political life that both seem
reasonable to local actors make sense to outsiders” (Ross, 1997:73).
12 Esta distinción está tomada de la tabla comparativa de paradigmas de investigación de Sparkes 1992 en
Marques ( 2009:105)
177
Se buscará entonces en esta investigación emprender el desafío interpretativo
para comprender los significados dados en cada cultura política a los valores y las
prácticas.
Sólo desde una perspectiva que de lugar a la construcción de significado
realizada por el sujeto de estudio en un contexto y colectivo particular, los años 60 y el
MLN, el PS o el PCU, podremos comprender cabalmente qué implicaba ser y sentirse
socialista, comunista o tupamaro.
Comprender e interpretar la cultura política desde los significados compartidos
de los actores que en ella participan, o participaron para el caso de esta investigación,
implicará centrar el esfuerzo de investigación principalmente en la tarea de descripción.
Geertz (2009) a partir de considerar a la cultura en términos generales, como estructura
de significación propondrá realizar una descripción densa para develar los significados:
“El análisis consiste en desentrañar estructuras de significación y en determinar su campo social
y su alcance (…) la etnografía es descripción densa. Lo que en realidad encara el etnógrafo es
una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están
superpuestas o enlazadas entre sí (…) La cultura, ese documento activo, es pues pública, lo
mismo que un guiño burlesco o una correría para apoderarse de ovejas. Aunque contiene ideas,
la cultura no existe en la cabeza de alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta. (…) En
el caso de un guiño burlesco o de una fingida correría para apoderarse de ovejas, aquello por lo
que hay que preguntar no es su condición ontológica. Eso es lo mismo que las rocas por un lado
y los sueños por el otro: son cosas de este mundo. Aquello por lo que hay que preguntar es
por su sentido y su valor: si es mofa o desafío, ironía o cólera, esnobismo y orgullo, lo que se
expresa a través de su aparición y por su intermedio” (Geertz, 1992:24).
De tener que optar, en este trabajo, por la clásica dicotomía entre diseños
descriptivos y explicativos, elegiríamos la primera opción, a pesar de que esto implique
reforzar la imagen clásica de que el investigador al utilizar métodos y técnicas
cualitativas lo hace sólo con propósitos exploratorios o descriptivos, cuando esto no
tiene porque ser siempre así (Valles, 2007:77).
Conocemos poco a la izquierda de los años 60´. Menos conocemos de su cultura
política. Entonces el primer desafío, necesariamente, debe ser el de describir qué
cultura, cuándo, cómo, dónde, de qué forma, preocupaciones en las que se centra el
argumento descriptivo y que son necesariamente el primer paso para construir a
posteriori un argumento explicativo (Gerring, 2010:92).
177
El paradigma culturalista suele priorizar la preocupación por la descripción más
que por la causalidad, y aquellos que se preocupan por la causalidad suelen preocuparse
por estudiar ciertos mecanismos causales más que los efectos de ciertos fenómenos
(Gerring, 2010:270). Justamente este último aspecto es lo que se considera interesante a
la hora de estudiar las culturas políticas de los 60´. ¿Qué es lo que lleva a un militante a
actuar o pensar de cierta forma? ¿Son sólo sus intereses particulares, los incentivos
institucionales o hay algo más a lo que deberíamos prestar atención? La propuesta de
esta investigación busca justamente ver esto a través de la noción de cultura política.
La descripción, si es fecunda (Gerring 2010), también explica, en la medida que
puede identificar, en el caso de la cultura política, por ejemplo, cómo y por qué se
piensa y se actúa de una u otra forma:
“Social scientists generally associate explanation with causal arguments, and understanding with
descriptive arguments. However, there is a sense in which descriptive arguments also explain.
They do by reducing the infinite complexity of reality into parsimonious models (arguments) that
capture something important – something « real » – about that reality. I shall call this criterion
fecundity, though it might also be referred to as depth, fruitfulness, illumination, informative-
ness, insight, power, productivity, richness, or thickness” (Gerring, 2010:114).
En este trabajo de investigación, el diseño metodológico se elabora teniendo en
cuenta tres criterios para la descripción, que permitirían según Gerring (2010:112),
construir un de forma correcta un argumento descriptivo. Según este autor contamos
con una buena descripción cuando, en primer lugar, es fecunda: captura lo esencial y
nos dice mucho sobre el fenómeno que estudiamos. En segundo lugar cuándo se define
claramente en qué términos establecemos diferencias y similitudes, ya que quien elabora
argumentos descriptivos sobre un fenómeno político dado, está proponiendo similitudes
y diferencias entre este fenómeno y otros. Tercero, cuando ese argumento descriptivo
puede tener utilidad para el análisis causal. Esa descripción para ser útil al
conocimiento, debe establecer categorías claras que permitan recoger la información en
otra oportunidad, sobre otras unidades de análisis.
Las recomendaciones de Gerring (2010:98) en este sentido, se toman en cuenta.
Una buena descripción requiere dejar bien en claro cómo se va realizar, qué se va a
mirar y cómo, específicamente con qué categorías de análisis vamos a observar la
realidad social que pretendemos estudiar. Una buena descripción requiere de
177
indicadores, categorías y la posibilidad de realizar asociaciones y comparaciones entre
ellas.
Este último aspecto es especialmente atendido en este trabajo en el cual se
definen dimensiones y categorías para cada cultura política que permiten realizar
asociaciones dentro de cada cultura y que a su vez permiten realizar un trabajo
comparativo entre ellas.
A través de las dimensiones y categorías se busca identificar los “repertorios” de
valores, prácticas y representaciones de cada organización y esto permite a su vez
realizar una comparación sobre cuáles cosas eran compartidas y cuáles no, nos permite
ver las culturas políticas rivales. La comparación es una herramienta fundamental para
llegar a uno de los puntos fundamentales del análisis de las culturas políticas,
comprender dónde empieza y donde termina cada cultura política.
Y a futuro esta descripción densa, en los términos de Geertz (1992), puede ser
útil y el punto de partida necesario para permitir identificar qué componentes de cada
cultura política nutrieron otra, la cultura del Frente por ejemplo, y cómo impactó esto.
3.2 ¿Qué técnica de investigación utilizar?
¿Dónde mirar?, ¿Desde dónde obtener la información para hacer inteligible esa
cultura política? Podemos tener en cuenta distintas fuentes: los documentos escritos, los
discursos, los comunicados públicos, los materiales de difusión, entre otros. Sin
embargo es necesario tener en cuenta que los valores, las representaciones y las
prácticas pueden estar plasmados en algunos documentos, pero sobre todo pueden ser
apreciados, a partir del estudio de la cotidianeidad política. Incluso si existiera
documentación sobre esta temática habría que tener en cuenta que los materiales
escritos suelen ser elaborados por las instituciones o por aquellas personas que ocupan
ciertos lugares de poder, quedando al margen aquellas personas con menos nivel de
inserción política pero con una experiencia política tan valiosa como la de cualquier
dirigente. Como sostiene Ross (1997) el paradigma culturalista debe recurrir al campo
de la etnografía, a través de entrevistas en profundidad, historias de vida y otras técnicas
cualitativas que trabajen en profundidad.
177
Estas técnicas suelen ser elegidas no sólo para relevar una información que se encuentra
ausente en otro tipo de fuentes sino porque se considera que su método de investigación
es el más adecuado para recoger aquella intersubjetividad que se busca captar.
“…culture is not the property of single individuals, for its rooted in social practice and share
understandings, and survey data alone cannot build a rich understanding of political culture. This
explain why survey data alone are inherently limited as a tool for studying political culture; they
must be used in conjunction with other data to provide a coherent portrait of any single culture or
comparisons between cultures” (Ross, 1997:63).
Para esta investigación se ha optado por utilizar lo que en términos generales es
denominado como técnica de conversación, dentro de la cual pueden identificarse las
entrevistas en profundidad, biográficas, en grupo y dentro de estas, otras subcategorías
(Valles, 2007:177). Dentro de las técnicas biográficas se suele distinguir entre historias
de vida y relatos de vida o relatos biográficos. En términos generales las primeras
estudian en profundidad la vida de un individuo o un grupo y además de la fuente oral,
pueden nutrirse de documentos personales (Valles, 2007:239). En los relatos biográficos
“…las narrativas biográficas son tan sólo un punto de partida, o un medio de análisis,
pero no el objeto principal de la publicación”. (Valles 2007:243).
Para el caso de esta investigación se utilizan entonces relatos biográficos: el relato de
vida, de un fragmento de la vida de las personas, su militancia en los años 60´. no como
fin en sí mismo, sino medio para estudiar las culturas políticas.
No se trabaja con historias individuales para reconstruir historias de vida a partir
de las cuales definir trayectorias de militancia. Ese trabajo tan interesante y que,
además, se relaciona con otros objetivos de investigación, queda pendiente para futuros
estudios. Por esa razón no se analiza el antes y el después de la militancia, la
transformación de los valores y pautas de conducta en un individuo particular, como es
estudiado por María Matile Ollier (1998), por ejemplo.
El objetivo general es el de describir qué sucedía con los militantes cuando eran
parte de una organización de izquierda. Es imprescindible recurrir a los testimonios para
rescatar esa historia cotidiana que de cuenta y rescate una experiencia intersubjetiva.
En esta investigación se trabaja con testimonios recogidos a partir de entrevistas
realizadas en el año 2010. De forma excepcional se recurre a testimonios recogidos en
otras investigaciones sobre estas organizaciones, no porque estos testimonios sean
177
menos valiosos, sino por precauciones metodológicas, el investigador incentiva de una u
otra forma a dar dicho testimonios y en ese proceso la realidad es vista desde un lugar y
no de otro. Esa mirada debe hacerse con los mismos criterios. Por eso tomar fragmentos
de una pauta de entrevista de otro investigador puede significar aprovechar información
pero también incurrir en errores de interpretación.
El trabajo con relatos biográficos pretende recoger una apreciación y experiencia
particular sobre la militancia en determinada organización que permita ilustrar cierto
fenómeno a nivel general. Los testimonios no son representativos, son ilustrativos de
algo que podía en términos generales ser compartido pero que no necesariamente viven
en carne propia todos los militantes de cierta organización.
Trabajar con testimonios implica tener ciertas precauciones a la hora del análisis.
El testimonio siempre produce una realidad deformada, voluntaria o involuntariamente
(Vansina, 1968). El lugar que ocupa quien da ese testimonio incide en el contenido y en
la forma. Así como los testimonios de colectividades tienen cierta significación social,
también podemos pensar que esto mismo sucede cuando una persona que fue parte de
cierto colectivo cuenta su experiencia. Seguramente el testimonio de cada integrante de
las organizaciones políticas que se estudian en este trabajo, está alterado, en alguna
medida, por ciertas prácticas discursivas y actitudes hacia el pasado que son diversas en
estas organizaciones. En este sentido, los testimonios también nos hablan de la cultura,
cuánto se dice y cómo se dice, el lenguaje que se utiliza también es un elemento que
debemos tener en cuenta a la hora de valorar los testimonios. Como señalan Thompson
en las entrevistas se puede aprender del lenguaje, de las repeticiones y de los silencios
(Thompson, 2000:284).
Hay que tener en cuenta también que es un testimonio inducido por el
investigador. No es producto de la voluntad propia de alguien que desea contar su
experiencia, ya que el entrevistado cuenta sobre ciertos puntos específicos que al
investigador le importan. Ese testimonio da cuenta de una historia vivida particular pero
que también habla de una historia general compartida. Para que esto se de así, es
necesario lograr testimonios que nos permitan realizar ciertas generalizaciones, que no
se dan a partir de la acumulación de datos agregados en forma estadística, sino al
criterio rector de las técnicas cualitativas, el punto de saturación. Este fenómeno es
percibido por el investigador cuando en el transcurso del trabajo de campo, no obtiene
información novedosa, cuando tras volver a aplicar la técnica cualitativa, una entrevista,
177
un grupo de discusión, una historia de vida, se reiteran los datos, la información
comienza a saturarse.
“…en el diseño técnico cualitativo los criterios de selección de los grupos que intervienen
(definidos en términos de su perfil, composición y número) se sustentan en su comprensión y
pertinencia, de tal modo de incluir todos los componentes que reproduzcan, mediante su
discurso, relaciones relevantes, facilitando la localización y saturación del espacio simbólico
sobre el tema a investigar. No es relevante la cantidad sino la composición adecuada de los
grupos, dado que un mayor número de los mismos no supone mayor información, sino que
implica mayor redundancia. Así el diseño cualitativo considera un campo heterogéneo y
discontinuo, donde el objeto prima sobre el método estructurado” (Guerrero, 2001:2).
3.3 Implementación de la técnica
Teniendo en cuenta este aspecto de asegurar la heterogeneidad en la composición de
los grupos, se definieron en este trabajo ciertos criterios de selección que se
correspondían con los objetivos de la investigación.13 Se buscó entrevistar a militantes
con las siguientes características:
• Militantes de diferentes niveles de inserción (dirección/cuadros/base,
orgánicos/periféricos, )
• Militantes de diferentes generaciones (diferenciar los jóvenes de los adultos en
aquella época)
• Militantes con diferente pasado político (diferencias quienes ingresan
directamente de quienes provienen de otras organizaciones)
• Militantes de diferente sexo
• Militantes de diferentes ámbitos (políticos, sindical, estudiantil secundario,
estudiantil terciario, profesionales)
• Militantes de Montevideo e Interior14
13 Otros criterios de selección a incluir podrían haber sido: entrevistar a personas que permanecieron y que
se fueron de la organización, personas que se encuentran fuera de las organizaciones y personas que se
encuentran dentro, personas con diferentes experiencias durante la dictadura, etc. Sin embargo se
consideró que tener en cuenta esto no era pertinente y que las diferencias a tener en cuenta eran las de la
época.14 Se entrevistó a algunas personas que militaron en el interior aunque no se logró cubrir la totalidad del
país, únicamente debido a problemas de implementación. Las entrevistas fueron realizadas en
Montevideo, Canelones y Colonia relevándose la experiencia de la militancia en Salto, Paysandú, Artigas,
Treinta y Tres y Cerro Largo. Queda pendiente para futuros trabajos el traslado al interior y el
177
A pesar de este criterio y entendiendo que cada historia de las personas es una
historia única, se buscó asegurar un mínimo de entrevistas para cada organización
política de forma de obtener no sólo una serie de testimonios, sino la diversidad de
ellos. En este sentido se optó por alcanzar un número de quince entrevistas por cada
organización y en caso de no lograr el punto de “saturación” a partir de ese número
continuar relevando testimonios.
Se elaboró una pauta de conversación, que fue “puesta a prueba” y revisada en
sucesivas oportunidades. En dicha pauta se definieron preguntas relacionadas con los
temas y subtemas de acuerdo al objeto de estudio. En la medida que la pauta se fue
implementando, se analizó el proceso y la información recogida y se suprimieron
algunas secciones a la vez que se incorporaron otras. Los grandes temas de la pauta
fueron: 1- Ingreso a la organización, prestando especial atención a los lugares de
socialización política, trayectoria política familiar y modo de reclutamiento. 2-
Formación política, prestando atención a los procesos de formación formal e informal,
el aprendizaje de prácticas, valores y actitudes. 3- Las prácticas de la militancia, lo que
estaba mal y bien visto hacer o decir, la distribución de tareas, jerarquía y disciplina, los
aprendizajes en torno a las discusiones, el militante ideal. 4- Consumo cultural, el lugar
de la cultura en la política, la valorización y utilización de esta. 5- Autopercepción,
formas de percibir al otro, formas de diferenciarse. 6- Vida Privada, valoraciones,
conductas aceptadas y rechazadas, nueva moral.15
La pauta se elaboró como una guía, y así fue utilizada en la medida que era muy
difícil ajustarse a una pauta estructurada y lineal cuando la vida de las personas no lo es.
En más de una ocasión el capítulo vida privada surgió antes de lo previsto en
otras oportunidades resultó muy difícil llegar a él.16
Todas las entrevistas fueron grabadas. Aquellas de las cuales no se conserva la
grabación fue por problemas técnicos con archivos que no se pudieron recuperar. Se
pausó la grabación todas las veces que el entrevistado lo solicitó a pesar de que se había
relevamiento exhaustivo de testimonios sobre la militancia en el interior del país.15 Consultar en Anexo pauta completa16 En casos excepcionales la pauta de entrevista fue dejada de lado para dejar al entrevistado libre de
contar cuestiones relacionadas con hechos históricos de la organización. Esto sucedió en oportunidad de
un entrevistado integrante del PS, que finalmente fue considerado como informante calificado de la
historia del PS y que realizó un aporte muy importante en la medida que actualmente contamos con
escasa bibliografía sobre el PS luego de los años 60´.
177
aclarado desde un principio que los testimonios eran anónimos. El anonimato no sólo
estaba orientado a preservar la identidad sino a generar un clima de comodidad y cuidar
que en lo posible, los testimonios se hicieran menos desde el presente y más desde el
pasado. Si bien toda lectura se realiza desde el presente esto sucede aún más cuando
quien habla lo hace en nombre propio y previendo consciente o inconscientemente las
consecuencias que sus dichos puedan tener.17
Los testimonios fueron todos transcriptos de forma literal omitiéndose sólo la
información que el entrevistado solicitó no difundir.
En la medida que las entrevistas fueron desgrabadas se fue realizando un primer
análisis que repercutía en pequeñas modificaciones de la pauta y del desarrollo de la
entrevista. Al final del trabajo de campo la atención se centró en ciertos aspectos que se
consideraba que habían estado insuficientemente abordados.
Como técnica auxiliar se trabajó con análisis de contenido de prensa y
documentos de las organizaciones políticas en estudio con el objetivo de contrastar la
información relevada a partir de las entrevistas. Para algunas dimensiones, valores y
representaciones, la información obtenida fue muy útil mientras que para las prácticas
se debió contar como fuente principal con los testimonios orales.
3.4 Procesamiento y análisis de la información
17 Quien investiga debe estar alerta a las intersecciones inevitables entre pasado y presente que los
entrevistados pueden realizar. En la siguiente cita que se utilizará posteriormente en este trabajo, se puede
apreciar como la primera parte del testimonio está gobernada por el pasado, mientras que la segunda por
el presente analítico: “…dejame pensarlo y al otro día le dije que sí, te van a contactar me dijo y yo que
no podía decir nada y todo eso, estaba además la idealización de la organización, el mito de la
compartimentación, el misterio, el secreto, todo eso que era muy atractivo” (Testimonio de Mónica).
177
Una vez que se contó con todas las entrevistas transcriptas se procedió al análisis
global, una lectura detallada de cada una de ellas en una primera etapa y una segunda
lectura buscando los puntos de conexión entre ellas.
El análisis se realizó buscando contestar las preguntas teóricas que se definieron
como orientadoras de la investigación dentro de cada cultura política.
Definir las características de cada cultura política implicó tanto mirar a la interna
de cada organización como realizar un trabajo comparativo entre ellas. Desde las
similitudes y diferencias fue desde donde se logró caracterizar a las culturas políticas de
la izquierda de este trabajo.
Se finaliza con un cuadro resumen comparativo, que como lo indica su nombre
es un resumen de grandes características, pero que en modo alguno se puede considerar
que algo tan complejo como la cultura política se pueda hacer inteligible a partir de un
cuadro de doble entrada, razón por la cual resulta imprescindible leer detenidamente los
capítulos IV, V y VI.
177
4
Las izquierdas y los 60´
En este capítulo se realizará un breve repaso de las organizaciones políticas
respecto a las cuales se estudia la cultura política. El objetivo no es el de realizar una
descripción exhaustiva de los hechos históricos sino el de mencionar ciertos aspectos
del desarrollo de las organizaciones para contextualizar y comprender mejor las culturas
políticas.18
La descripción de estas organizaciones se realizará siguiendo un orden
cronológico de acuerdo a su aparición en la escena política nacional y en aquellas de
larga data como son los casos del Partido Socialista y del Partido Comunista el foco de
atención se realizará en el período de los 60´.
La descripción suscinta de acontecimientos de cada organización política tiene el
límite temporal de 1973, fecha en la que finaliza este estudio, aunque esto no significa
que las organizaciones fueron destruidas por completo con la dictadura. El análisis de su
supervivencia en la clandestinidad o en el exilio queda pendiente para futuras
investigaciones que estudien el período post 73.
4.1 El Partido Socialista
Luego de varios intentos de principios de siglo, los diversos centros socialistas
unieron fuerzas y fundaron en 1910 el Partido Socialista. Uno de los centros claves para
este proceso fue el Centro Carlos Marx, en donde la figura de Emilio Frugoni ocupó un
rol importante delineando la estrategia electoral que dio lugar a la fundación del partido.
Las elecciones de 1910 y la abstención del Partido Nacional de la competencia,
asegurando un espacio que era adjudicado a la minoría, se constituyeron en la
18 La información aquí presentada surge principalmente de fuentes secundarias que versan sobre la
historia de estas organizaciones y en algunos casos de fuentes primarias como documentos y testimonios
de informantes calificados. Sin embargo carecemos en Uruguay de una historiografía moderna sobre los
partidos individualmente considerados y para el Partido Socialista incluso no contamos ni con historias
oficiales para este período. El caso del MNL-T se aleja un poco de esta situación aunque es necesario
señalar también que mucha de la producción sobre esta organización es de corte testimonial escrita por
quienes integraron el MLN-T y hay pocas historias que exhuman documentos y testimonios desde una
perspectiva científica.
177
oportunidad para que los socialistas trabajaran por ocupar dicho espacio enfrentados a la
Unión Cívica que también lo disputaría. Los socialistas triunfaron a través de la
Coalición Democrática que realizaron con el centro liberal, obteniendo 894 votos que
les permitieron ocupar dos bancas en diputados (López D´ Alessandro, 1994:143).
En la primera mitad del siglo XX el Partido Socialista, bajo el liderazgo de
Frugoni, fue un partido de ideas, así se autodenominaba para diferenciarse de los
partidos tradicionales y de la política criolla de estos que tanto se criticaba. Era un
partido apegado a la socialdemocracia europea y muy crítico del régimen soviético,
posición que mantendría durante toda su historia. Realizaba una defensa del sector
obrero en la órbita parlamentaria teniendo muy poca presencia en los gremios y
sindicatos. Criticó los modos de hacer política del batllismo y luchó con la gran
influencia del Partido Comunista en la arena sindical
“Bajo su condición de partido programático y de ideas, de oposición parlamentaria, depuradora y
controladora (..) el PS adquirió un perfil político intransigente de tipo principista volcado hacia
una función educadora y moralizante, ejerciendo además un riguroso espíritu crítico tanto
respecto a las modalidades del estatismo batllista, a sus prestaciones y usos proteccionistas,
como frente a la incidencia gremial de los comunistas en los servicios y entes públicos.” (Caetano, Gallardo y Rilla, 1995:93).
La segunda mitad del siglo XX sería radicalmente diferente para el Partido
Socialista, se reconfiguraría el liderazgo, se revisarían ideas, surgirían nuevas lecturas
del pasado y una nueva estrategia política. Los cambios vinieron de la mano del
surgimiento de una nueva figura y de un nuevo contexto nacional e internacional que
pondría en jaque lo que había sido la trayectoria socialista de las primeras décadas.
A fines de la década del 50´ la situación política y social del Uruguay
comenzaba a cambiar, la hegemonía del Partido Colorado finalizaba en el 58´, los
síntomas de la crisis económica se hacían visibles y la mayor sindicalización y
movilización social ejercían presión sobre el sistema.
En el seno del Partido Socialista surgía una nueva figura, Vivian Trías, que
cuestionaría la lógica parlamentaria del partido y el estilo de liderazgo de Frugoni. Se
buscaría redimensionar al Partido Socialista en aras de una mayor inserción a nivel de la
sociedad, buscando extender su acción sobre todo en el ámbito sindical.
177
“En términos de la política nacional se buscaba pasar del partido picana al partido de clase
independiente como alternativa al modelo batllista, un partido revolucionario y antimperialista
que en el plano internacional se ubicaba en el tercerismo”19
En estos años el Partido Socialista y el Partido Comunista comenzarían a
disputar cada vez más un espacio común, las organizaciones sociales. Ambos partidos
buscaron ampliar sus bases, aumentó el número de militantes que no sólo provenían del
ámbito sindical sino también del ámbito estudiantil. Como señala Gallardo se pasó de
una institución de gente meramente afiliada a una institución de gente organizada.
“El PS abandonó su clásica condición de partido parlamentario y territorial, tendiendo a
constituirse como una formación organizada de activos militantes, de extendidos núcleos de base
y proyecciones aparatistas” (Caetano, Gallardo y Rilla, 1995: 100).
Su radio de influencia también lo buscó ampliar a través de las alianzas por lo
que en 1962 el PS aprobó la adhesión a la Unión Popular (UP) que fue encabezada por
el PS y Enrique Erro. Sin embargo esta estrategia no dio buenos resultados y la UP
obtuvo solamente 2,3%, menos de los que había obtenido el PS en las anteriores
elecciones. El bajo caudal electoral de votos obtenido por la UP se tradujo sólo en dos
diputados que fueron adjudicados al sector de Erro. La asignación de la segunda banca
generó una fuerte disputa entre el sector de Erro y los socialistas que reclamaban dicho
lugar. No pudiendo ocupar dicha banca, la UP se rompió y muchos socialistas a partir
de este fracaso confirmaron sus dudas respecto a la vía electoral como camino para la
transformación política.
Como señalan Caetano y Rilla (1990:39), la llegada de Vivian Trías significó
cambios profundos, el PS se tornó un partido más nacional, más marxista, más
latinoamericano y más revolucionario manteniendo un signo distintivo como su
independencia respecto a la URSS.
En lo que respecta a la cuestión nacional esta se dio a partir del estudio de la
historia del país y de las condiciones de la matriz productiva como de la recuperación de
ciertas tradiciones revolucionarias de las que el PS comenzó a decirse heredero. Una
nueva lectura de la historia permitió rescatar a algunos personajes que antes habían sido
19 José Díaz, integrante del Partido Socialista.
177
ignorados o rechazados, los “caudillos revolucionarios”, que ahora eran vistos como los
auténticos héroes y representantes de las masas oprimidas por la oligarquía.
“La revolución del 70 ha sido interpretada como una expresión de la barbarie rural, una eclosión
del caudillismo cerril e incivilizado (…) En esta interpretación superficial y falsa, alienta el no
menos falso y esquemático dilema cuya óptica ha deformado toda la historia nacional del siglo
XIX: civilización y barbarie. (…) La revolución del 70 reedita la lucha entre las masas populares
del campo y la oligarquía urbana, que constituye la dialéctica fundamental de nuestra evolución
histórica desde la sublevación de 1811. (…) En las filas revolucionarias pelea una muchedumbre
de gauchos alzados, que salen de los montes y se incorporan a la montonera para defender su
modo de vivir y porque ella significa la oportunidad de legitimar su vieja, ardua e implacable
resistencia contra la autoridad” (Trías, 1988: 282).
No sólo desde el revisionismo histórico20 los socialistas se fueron involucrando
con problemas endógenos del Uruguay profundo. Desde el Partido Socialista se dio un
acercamiento a la problemática de los trabajadores rurales, primero con los trabajadores
del arroz y la remolacha, luego con los trabajadores de la caña de azúcar a los cuales el
Partido Socialista apoyó fuertemente e identificó como una de las semillas de la
revolución que en América Latina se debería dar.
“A lo largo de la década de 1960, en la prensa del PS, los peludos son hombres, mujeres y niños,
auténticos, de carne y hueso, que nacen y mueren en los límites estrechos del triángulo
de la “Suiza de América”, sin conocer siquiera a un pariente lejano de la justicia (El Sol, 18-5-
1962). El conjunto de marcas corporales que distingue a los peludos –cuerpos de hombres,
mujeres y niños que visten andrajos [y] comen lo que rechazaría nuestro gato (El Sol, 18-5-
1965)- construye uno de los “ingredientes” que habilitó la incorporación de nuestro país a un
proceso general revolucionario, a lo largo y a lo ancho de América Latina (El Sol, 18-5- 1962).”
(Merenson, 2010: 13, Cap.3).
Claramente el acercamiento a la revolución y a América Latina que procesó el
PS en estos años estaba asociado al triunfo de la Revolución Cubana, fenómeno que
interpelaría a toda la izquierda y que la haría sentir parte de un proceso revolucionario
latinoamericano.
20 Las montoneras y el Imperio Británico, desde donde se extrae el fragmento antes citado, es una de las
obras junto con Juan Manual de Rosas, que expresan ese giro de Trías, influido por el argentino Jorge
Abelardo Ramos (Rilla, 2008: 415).
177
El Partido Socialista adhirió a las decisiones de la Conferencia de la
Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en Cuba que postulaba la lucha
armada como único camino revolucionario. El costo político de este hecho no fue bajo.
A pocos días de asumir la presidencia, Jorge Pacheco Areco ilegalizó al Partido
Socialista junto con otras organizaciones (FAU, MRO, MAPU, MIR), y clausuró el
Semanario El Sol (junto con Época) en 12 de diciembre de 1967.21
En un contexto de gran movilización social y polarización, el año 1962 se
aprobó en el Partido Socialista la idea de que existieran personas dentro del Partido
Socialista encargadas de la custodia de los militantes en las movilizaciones a partir de
lo cual se conformaron grupos de autodefensa (Duffau, 2008:47).
La relación que el Partido Socialista tuvo con la lucha armada es compleja, si
bien no tuvo un “brazo armado” como sí lo pueden haber tenido otros partidos, algunos
integrantes del PS conformaron El Coordinador, antesala del MLN-T.
En torno a los reclamos de los trabajadores de la caña se dieron ciertas
cooperaciones entre diferentes grupos de izquierda como El Movimiento de Apoyo al
Campesinado (MAC) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Estos
grupos junto con militantes de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y algunos
socialistas de los grupos de autodefensa confluyeron en una organización que, en un
principio, se nucleó para apoyar las movilizaciones y acciones de los cañeros, pero que
más tarde tendría objetivos más ambiciosos. Desde el coordinador se realizaron algunas
acciones de carácter delictivo para recolectar fondos y armamentos que tensaron las
relaciones con el Partido Socialista. La más conocida fue el asalto al Tiro Suizo, el 31
de julio de 1963, un club de tiro ubicado en Colonia del cual se sustrajeron armas.
Socialistas importantes fueron a integrar esta nueva organización, este fue el
caso de Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales, Edith Moraes, Tabaré Rivero,
Jesús Recalde, Pedro Lerena, Héctor Amodio Pérez y Alicia Rey.
Quienes participaban en El Coordinador practicaban una doble militancia en la
medida que no renunciaban al PS. La doble militancia era un desafío importante,
fundamentalmente para organizaciones que decían actuar en la órbita legal e
institucional pero que tenían militantes en organizaciones clandestinas, como le sucedía
al Partido Socialista. Como señala Duffau (2008) la cercanía entre el MLN-T y el
Partido Socialista era tal que en 1965 dentro de los integrantes del Comité Ejecutivo
Nacional del Partido Socialista se encontraban Julio Marenales y Jorge Manera.
21 Recién para las elecciones de 1971 el PS retornaría a la legalidad.
177
En 1965 El Coordinador se desintegra y finaliza el problema de la doble militancia que
tanto había complejizado la situación de los militantes socialistas. Algunos serán
fundadores de la nueva organización, el MLN-T; otros se quedarán en el Partido
Socialista.
Durante este período el Partido Socialista debió enfrentar varias crisis de las
cuales le costaría bastante recuperarse y conservar su identidad. Además de la escisión
de Frugoni y la desvinculación de los socialistas fundadores del MLN, el partido sufrió
otras dos crisis. En 1965 un importante componente de la Juventud Socialista se iría del
partido y crearía el Movimiento de Unificación Proletaria Socialista (MUSP). En 1973
se expulsaría a un grupo importante de socialistas acusados de conformar una
microfracción que terminarían yendo al Partido Comunista.
Los años 60´ fueron entonces una oportunidad para la renovación de las ideas y
estrategia socialista pero también una puerta por donde entraron dudas,
cuestionamientos y pedidos de respuesta que el partido no pudo o no supo dar. Sin
volcarse a la lucha armada pero abandonando una estrategia que estuviera centrada
exclusivamente en el ámbito parlamentario, el PS se ubicó en una zona intermedia que
le fue cada vez más difícil conservar.
Hizo de la Revolución Cubana un referente, apoyó la vía armada y difundió
mediante la prensa de la época los movimientos revolucionarios latinoamericanos, a
pesar de la declaración de marxista-leninista de la Revolución Cubana realizada por
Castro. Sin embargo siguió desarrollando su estrategia política por las vías legales,
buscando ampliar su incidencia en el ámbito sindical y estudiantil, donde tenía un gran
competidor, el Partido Comunista.
Habiendo operado cincuenta años bajo la legalidad, el Partido Socialista fue
ilegalizado pasando repentinamente a operar de forma clandestina, no para la lucha
armada sino para la legal, lo que implicaría no recibir el apoyo de otras organizaciones
clandestinas más preparadas como el MLN.
Fue en el marco de la fundación del Frente Amplio, en la política de alianzas y
en el retorno a la legalidad que el Partido Socialista comenzaría a recomponerse. Sin
embargo esto proceso sería prontamente interrumpido con la dictadura debiendo esperar
a 1985 para volver a discutir su posicionamiento político.
4.2 El Partido Comunista
177
Entre los años 1914 y 1919 el Partido Socialista estuvo interpelado por la agenda
internacional como la primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Este último
fenómeno fue un claro eje de ruptura, que terminó por configurar un sector
internacionalista liderado por Eugenio Gómez quien defendía la revolución y concebía a
esta como parte de un gran eslabón de revoluciones a la cual el Uruguay también
debería llegar.
En 1920 a la interna del Partido Socialista se dio la discusión respecto a qué
organizaciones mundiales adherir, la Internacional Socialista que los partidos europeos
intentaban refundar, la Internacional 2 y ½, o la Tercera Internacional surgida en Moscú
que proclamaba el desarrollo de la revolución a escala mundial y el reconocimiento del
PCUS como el partido guía de esa revolución. El Partido Socialista procesó una intensa
discusión sobre estos temas y a pesar de la negativa de Frugoni a integrar alguna
Internacional, finalmente se terminó votando el ingreso a la Internacional Comunista y
aceptando las 21 condiciones en torno a las cuales se había dado la disputa. Estas
condiciones exigían entre otras cosas que:
• La propaganda y agitación debían ser efectivamente comunistas.
• Los órganos de prensa deberían ser dirigidos y redactados por comunistas de
firme convicción.
• Todo partido comunista debía separar de sus puestos a los reformistas y
centristas.
• Se llamaba a la creación de una organización ilegal paralela
• Se debían propagar las ideas comunistas entre las tropas del ejército
• Promover la agitación entre los trabajadores agrarios
• Mantener férrea disciplina interna
• Apoyo incondicional a repúblicas soviéticas
• Obligaba a cambiar el nombre por el de Partido Comunista del Uruguay (en este
caso) (López D´Alessandro, 1992:38).
El sector liderado por Frugoni que había estado en contra del ingreso a la
Tercera Internacional fue catalogado como reformista. Las 21 condiciones fueron
votadas en 1921 por 1007 votos a favor y sólo 110 en contra. Las consecuencias
inmediatas fueron la expulsión de quienes habían rechazado las 21 condiciones y la
refundación en Partido Comunista del Uruguay. El Partido Comunista adoptó el
marxismo leninismo como ideología oficial y mantuvo un vínculo muy estrecho con el
177
movimiento internacional aún en la etapa del estalinismo criticada por amplios sectores
de la izquierda.
“El PCU acompañó, como la sombra al cuerpo, cada giro, hasta el más inesperado, de la política
soviética. Censuró el estalinismo y el culto a la personalidad después del XX Congreso del
PCUS y del Informe Secreto de Kruschev; justificó todas y cada una de las intervenciones de la
URSS en otros países (desde Hungría en 1956 hasta Afganistán en 1980); se enfrentó con el
Partido Comunista Chino desde comienzos de los 60’ y celebró la Perestroika con Gorbachov.”
(de Giorgi, Garcé, Lanza, 2010:8)
Los años 1955 y 1956 fueron tiempos de revisión para el Partido Comunista que
al igual que en el Partido Socialista culminaron con un recambio de líder. Eugenio
Gómez fue sustituido por Rodney Arismendi en el marco de duras críticas realizadas
por este último a lo que había sido el desempeño del partido bajo la conducción de
Gómez. Como señalan Caetano y Rilla las críticas tenían una correspondencia con las
críticas que se sucedían para la situación soviética:
“Arismendi le endilgaba a Gómez el haber desarrollado la clásica confusión entre el Partido y el
movimiento obrero, le imputaba haber violado las reglas leninistas de la autocrítica, del
centralismo democrático, de haber degenerado en el «culto a la personalidad», en perjuicio de la
dirección colectiva.” (Caetano, Rilla, 1990:30.)
Ante el proceso de desestalinización iniciado a partir del XX Congreso del
PCUS, se inició cierta renovación en el Partido Comunista que significó una
confirmación del marxismo-leninismo inscripto en la realidad nacional y
latinoamericana.
También el Partido Comunista se tornó más nacional y más latinoamericano
realizando un proceso de revisión de ideas y estrategia similar al realizado por el PS
pero inscripto en el dogma del comunismo internacional, rescatando la figura de Artigas
pero no la de los caudillos o gauchos pobres como había hecho Trías.
El Partido Comunista no fue ajeno al revisionismo de la historia nacional que se
realizó en esta década a partir de los aportes de Lucía Sala, Julio Carlos Rodríguez,
Nelson de la Torre y Francisco Pintos. Arismendi, fue parte sustancial de esta nueva
lectura del pasado rescatando de la figura de Artigas su republicanismo y la idea de
soberanía nacional, de Varela, su laicismo e igualitarismo (Rilla, 2008:447).
177
Que el Partido Comunista del Uruguay fuera un partido legal que actuara
mediante los mecanismos institucionales no implicaba que rechazara la revolución. Sus
diferencias con otras organizaciones se encontraban centradas en el camino a recorrer
para el proceso revolucionario. Los comunistas preferían la vía pacífica, que implicaba
hallar “una ruta de aproximación a la revolución socialista que vuelva innecesaria la
insurrección o la confrontación armada”22 y en este sentido la experiencia chilena sería
una referencia. Sin embargo no hacían de esta un modelo a imitar, ni descartaban la vía
armada.23Para los comunistas, en Uruguay, en la década del 60’, no estaban dadas las
condiciones subjetivas para la revolución. Consideraban que los partidos
revolucionarios debían aprovechar la legalidad para desarrollar, mediante los métodos
tradicionales (movilización sindical, acción parlamentaria), la conciencia popular. En
los años de mayor polarización previos al golpe de Estado el partido no abandonaría el
ámbito parlamentario sino que desde ahí realizaría fuertes denuncias a las medidas
gubernamentales que iniciarían la senda del autoritarismo. (de Giorgi, 2010). El camino
para la revolución debería iniciarse a partir de la conformación de un Frente
Democrático de Liberación Nacional liderado por la clase obrera unificada. Para
conformar dicho Frente era necesario apostar a la unificación con otras fuerzas de
izquierda y contar con un Partido Comunista fortalecido que condujera tal proceso.
El Partido Comunista debía ser la vanguardia del proceso revolucionario. Para
lograr este objetivo, debía crecer y fortalecerse. Si bien Cuba era una realidad
insoslayable, la revolución cubana era leída desde una mirada particular que mostraba
siempre la necesidad de la existencia de un partido.
22 Arismendi citado por Massera (1970:80)23 “La historia de cada pueblo y las correlaciones de fuerzas sociales y políticas pondrán su sello al curso
de los acontecimientos, condicionarán quizá las “vías de aproximación” del pueblo al poder, determinarán
la dureza de las luchas de clase, el grado de radicalización del proceso, la singularidad de las fases de
acercamiento o ingreso en la revolución nacional-liberadoras y de su tránsito al socialismo. Y también las
posibilidades reales de intervención de los imperialistas y de los gorilas vecinos. En general, estos nos
obligarán a una encarnizada y difícil lucha y, en muchos lugares, procurarán cerrar por la violencia el
acceso del pueblo al poder, predeterminando la vía armada de la revolución. Muchas veces hemos
reiterado, glosando expresiones de los clásicos del marxismo-leninismo, que “preferimos” la “senda
menos dolorosa” para la emancipación nacional y social del pueblo, pero que no podemos ni debemos
olvidar las características políticas de gran parte de América Latina marcadas por la injerencia agresiva
del imperialismo yanqui en complicidad con las oligarquías nativas, por el gorilismo y el pisoteo
frecuente de toda norma democrática y derecho popular”. ( Arismendi, 1983:203)
177
“…en nuestra época ninguna revolución democrática puede cumplir hasta el fin sus objetivos si
no está orientada por la clase obrera y su destacamento de vanguardia. (…) de ahí que Fidel
Castro, en su discurso del 1º de diciembre de 1961 (…) subrayara los elementos básicos para que
la revolución entrara en su etapa socialista y cumpliera plenamente sus tareas: la existencia de
una vanguardia marxista-leninista unificada, el Partido y una clase obrera transformada en el
pilar fundamental de la revolución consciente de su papel histórico” (Daglio, 1969:21)
El partido debía cumplir una importante función en la paulatina acumulación de
fuerzas, en la generación de conciencia de clase y en la conformación de un frente
donde confluyeran distintos sectores de la sociedad. Previo a las elecciones de 1962, no
llegando a un acuerdo, el Partido Socialista conformaba la Unidad Popular y el Partido
Comunista el Frente Izquierda de Liberación, cuya sigla FIDEL, hacía clara alusión al
proceso de la Revolución Cubana que había interpelado a toda la izquierda.
Además del Partido Comunista integraron el FIDEL, el Movimiento
Revolucionario Oriental (MRO), la Agrupación Batllista Avanzar, el Comité
Universitario, el Comité de Intelectuales y Artistas, el Movimiento de Izquierda de
Maldonado, el Comité de las Izquierdas de Paysandú, el Movimiento por la Unidad de
las Izquierdas de Salto y el Movimiento Batllista 26 de octubre (Duffau, 2008: 30).
El FIDEL compitió en las elecciones de 1962, teniendo un desempeño
radicalmente diferente al de la Unión Popular. El Partido Socialista se quedó sin
representación parlamentaria mientras que el Partido Comunista se vio fortalecido, no
sólo por el aumento del caudal electoral sino por demostrar ser capaz de construir
alianzas con otros sectores (Rey Tristán, 2006:89).
Durante estos años el Partido Comunista centró su estrategia en la ampliación y
crecimiento de su base de apoyo, fortaleciendo su presencia no sólo en el ámbito
sindical sino también a nivel estudiantil y barrial. Luego de un largo proceso de
discusión sobre la unificación de los sindicatos, a mediados de los 60 se conformó la
Convención Nacional de Trabajadores (CNT), ámbito en donde el Partido Comunista
jugaría un importantísimo rol. En el ámbito estudiantil de la enseñanza pública,
especialmente a nivel de preparatorios y de la Universidad se multiplicaron los círculos
que engrosarían la estructura de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) y que serían
un camino para la formación de cuadros del partido24. A nivel barrial el Partido
Comunista había organizado su estructura organizativa a partir de las secciones 24 Según cifras oficiales en 1968 se incorporaron 6000 nuevo afiliados a la UJC y en 1969, 8000 afiliados
nuevos. Ver Markarian (2010:7)
177
judiciales de la ciudad de Montevideo desarrollando estrategias específicas para captar
la adhesión en cada zona.
El crecimiento del partido se tradujo en una mayor presencia pública en los
conflictos y movilizaciones de la época lo que implicó un alto costo en términos de
vidas humanas. Una de las primeras y más conocidas, la de Líber Arce el 14 de agosto
de 1968 a partir de la cual muchos estudiantes considerarían la incorporación a la UJC.
A pesar de proclamar la vía pacífica a fines de los años cincuenta, rechazar las
acciones armadas de grupos como el MLN-T, centrar el accionar político en ámbitos
institucionales como el partido, el parlamento, los sindicatos y los gremios, Arismendi
también reconocía que la vía armada para la revolución era la más probable para
América LatinaEn 1967 en la Primer Conferencia de OLAS en Cuba, Arismendi
terminó votando en contra la declaración que establecía entre otras cosas: “Que la lucha
revolucionaria armada constituye la línea fundamental de la Revolución en América
Latina” ; “Que todas las demás formas de lucha deben servir y no retrasar el desarrollo
de la línea fundamental que es la lucha armada” ; “Que a los pueblos de cada país y a
sus vanguardias revolucionarias corresponderá la responsabilidad histórica de echar
hacia adelante la revolución en cada uno de ellos”.25
Sin embargo en su discurso de esta Conferencia, antes de que finalizara la
misma con la declaración previamente citada, Arismendi había reconocido la lucha
armada como “…la vía principal del combate liberador de la mayoría de los países
latinoamericanos (…) síntesis superior y más elevada de todas las formas de lucha
populares”.26 En su discurso, la revolución latinoamericana, con Cuba como caso
ejemplarizante e iluminador, era vista como un fenómeno inexorable al cual otros países
ya se habían sumando y continuarían sumándose. En términos generales era una
declaración de apoyo, casi incondicional, al desarrollo revolucionario latinoamericano.
Casi incondicional en la medida que Arismendi se permitía introducir algunos matices
que tenían que ver con la oportunidad de desarrollar dicha revolución y con sus formas.
“…sería peligroso subestimar al enemigo imperialista y la acumulación de medios y fuerzas que
ha ido situando en el continente con el propósito de frustrar nuestra liberación, su dominación, la
índole de las estructuras estatales y las características de la máquina burocrático-militar
25 Declaración General, Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, en
Revista Estudios Nº 44, 196726 Arismendi, 2 de agosto de 1967, discurso pronunciado en OLAS y reproducido en Revista Estudios Nº
44.
177
represiva, el FBI, el Ejército Continental, la CIA, etc. como nunca está planteada la sabia idea
del genial revolucionario: tener el corazón caliente y la cabeza fría. Es decir saber que
afrontamos una lucha larga, dura, difícil frente a un enemigo cruel e implacable, que utiliza todos
los medios para atacar a los pueblos (…) uno de cuyos instrumentos es la siembra ponzoñosa de
la división, el enfrentamiento entre sí se los sectores revolucionarios (…) allí donde los partidos
y organizaciones revolucionarias estén divididos será muy difícil que haya una revolución”.27
Las discrepancias estaban en cómo y cuándo impulsar ese camino, polarizando
dentro de la izquierda la discusión en términos de “foco o partido”, pero esto no impedía
la preparación para la lucha armada.28
En estos años el Partido Comunista también conformó su aparato armado,
compuesto por miembros del partido y de la UJC, pero secreto para muchos de los
comunistas. En este ámbito se acopiaron y fabricaron armas, se realizó entrenamiento
militar y se fue preparando una estructura de apoyo para las acciones.29
Los años 60’ fueron así una década de crecimiento y fortalecimiento para el
Partido Comunista del Uruguay, que aumentó su presencia pública a nivel sindical,
estudiantil y barrial. Contaba con un importantísimo número de afiliados estimado en
dentro de los cuales había un importante número de cuadros dedicados exclusivamente
al partido. Entre 1962 y 1971 el Partido Comunista crecía en términos electorales, se
hacía presente en las movilizaciones públicas y construía contra hegemonía a partir de
un aparato cultural muy importante que hacía evidente el protagonismo de los
comunistas en la izquierda sesentista.
El alto contingente de comunistas y su visibilización pública implicó un número muy
importante de víctimas de la dictadura. Presos, desaparecidos y asesinados, los
comunistas sin lugar a dudas son parte de la historia de la represión en Uruguay.
27 Ibidem28 En la edición Nº 44 de la Revista Estudios en donde se reproduce la Declaración de OLAS y el discurso
de Arsimendi, no se menciona el hecho de la votación en contra a la declaración por parte de Arismendi.29 El aparato armado es actualmente tema de debate dentro de los comunistas, su discusión y tratamiento
fue postergada en el seno del PCU luego de la dictadura. Lo que actualmente conoce la ciudadanía en
general y muchos comunistas que desconocieron su existencia, es a través de testimonios de militantes
que integraron esta estructura. Sobre aparato armado ver Yaffé y Buchelli (2007) y Pérez (1996:27-28). A
lo largo de este trabajo este tema también será recurrente en la medida que varios militantes comunistas
entrevistados fueron parte de él.
177
4.3 El Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros
El Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T) surge en el
contexto de la gran movilización de los años 60´ y del surgimiento de una pluralidad de
grupos que hacían evidente el fin de la izquierda bipartidista. Algunos de estos grupos
eran la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR), el Movimiento de Unidad Socialista Proletario (MUSP), El
Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), el Movimiento de Acción Popular
Unitaria (MAPU), los Grupos de Acción Unificadora (GAU), El Movimiento de Apoyo
al Campesinado (MAC), entre otros.30
El MLN-T tiene como antecedente al Coordinador en donde habían confluido
varios grupos de izquierda. En la fundación del MLN-T participa el grupo de militantes
socialistas y trabajadores de la caña de azúcar nucleados en torno a la figura de Raúl
Sendic, un grupo de la Teja proveniente en su mayoría del MRO y del MAC, José
Mujica que había militado con Enrique Erro y Jorge Torres fundador el MIR. (Rey
Tristán 2006: 124).
Militantes del MIR, del MRO, anarquistas, socialistas, independientes y los
trabajadores rurales, confluyeron en esta organización que a principios de la década del
60´realizaría acciones de gran visibilidad e impacto como el robo de armas del Club de
Tiro Suizo, atentados contra empresas multinacionales y la expropiación y reparto de
alimentos en barrios pobres de Montevideo. Este tipo de accionar sería heredado por el
MLN-T que en su primera etapa sería reconocido por algunas acciones ejemplarizantes
que le darían una alta visibilidad pública.
30 Los anarquistas fueron especialmente importantes para el MLN-T y para toda la izquierda de esta
época. Cumplieron un rol importante en el apoyo a las marchas cañeras (Rey Tristán 2006:219), tenían
presencia en el ámbito universitario fundamentalmente en Bellas Artes y Facultad de Medicina. Desde
este último ámbito fueron reclutados varios médicos que primero atenderían a los cañeros y luego al
MLN-T como han contado los testimoniantes de esta investigación. Con su presencia en el medio sindical
constituyeron la Tendencia Combativa, opuesta a la estrategia del PCU y que se extendería al ámbito
estudiantil también. El trabajo en el frente de masas del MNL-T coincidiría con el “espíritu” de la
Tendencia. Si bien se cuenta con investigaciones del movimiento anarquista en el ámbito sindical aún
carecemos de investigaciones que estudien su desarrollo político de forma profunda.
177
El Coordinador tuvo como primer objetivo la defensa del movimiento popular
ante la represión policial y los grupos parapoliciales, el apoyo a la radicalización de las
movilizaciones y la preparación para una futura lucha armada. (Aldrighi, 2000: 73)
A fines de 1965 el Coordinador llegaba a su fin a partir de la discusión sobre el
tema de la doble militancia y la creación de una nueva organización por encima de las
organizaciones que lo componía. Algunos como Raúl Sendic, postulaban que fuera
meramente un aparato armado sin transformarse en organización política en la cual los
diferentes partidos y grupos de izquierda se respaldasen. Sin embargo esta postura no
triunfó y se creó una nueva organización (Blixen, 2000:139) En Parque del Plata, a
principios de 1966, los integrantes de El Coordinador se reunieron para discutir el
futuro de la organización y lo que más se discutiría sería la necesidad de una nueva
organización, de una sola disciplina, de una sola dirección y de un estatuto (Fernández
Huidobro,1987: 71).
Luego de este proceso de discusión, varios de los que habían integrado El
Coordinador se apartaron. A partir de aproximadamente dos tercios de los integrantes
(Aldrighi, 2000: 74) provenientes del PS, el MAC y el MIR, más los cañeros, se
constituyó el MLN que votó su Estatuto y designó un Comité Ejecutivo conformado por
Raúl Sendic, Tabaré Rivero, Eleuterio Fernández Huidobro y un integrante del MIR,
organización que finalmente se terminaría retirando.31.
El MLN nacía como organización clandestina, organizada en células en
Montevideo y el resto del país, regida por el principio de compartimentación para
salvaguardar la seguridad. Una de las cuestiones cruciales que llevaron a la disolución
de El Coordinador, el tema de la disciplina, se resolvió mediante el reglamento.
“…cada miembro de la organización deberá observar la más estricta disciplina, obligatoria por
igual para todos. Dicha disciplina presupone la obligación del miembro de aplicar rápida, tenaz y
escrupulosamente las decisiones de los organismos correspondientes. (…) será motivo de
sanción la violación del programa o reglamento, el incumplimiento de las resoluciones, el
divisionismo y todo atentado contra la unidad, la falta de honestidad y sinceridad, la difusión de
las calumnias, la critica fuera de los organismos correspondientes, la disolución de las 31 El apartamiento del MIR se concretaría a principios de 1966 en la Convención Nacional luego de un
proceso de discusión sobre qué tipo de organización armada crear. En el MIR se discutía sobre la creación
de un “partido según el marxismo-leninismo pensamiento Mao y en ella la organización que se estaba
creando tendría la función de brazo armado” mientras que otros apoyaban la organización MLN-T. (Rey
Tristán 2006:107) Finalmente el MIR terminó retirándose y se integraron individualmente al MLN-T
personas como Rodríguez Beletti, Jorge Torres, Germán Vidal (Rey Tristán 2006:285).
177
costumbres, la indiscreción, los vicios, la traición y todo cuanto dañe al Movimiento y a su
autoridad ante el pueblo…” (MLN-T, Reglamento).
El MLN tenía una fuerte vocación nacional, una preocupación sustancial por la
liberación nacional del imperialismo y remarcaban la independencia de cualquier
organización internacional. En términos de estas ideas se alejaba del Partido Comunista
y coincidía con el Partido Socialista, desde donde habían llegado muchas ideas de la
mano de Vivian Trías a través de los socialistas incorporados. La preocupación por la
tierra tenía que ver con ese legado de Trías y con la preocupación de Sendic que en
contacto con los peludos había hecho suyas las reivindicaciones de tierra en aquella
parte del país.
Los tupamaros leían la historia nacional y así como todas las organizaciones
políticas uruguayas lo hacían, también recurrían a la figura de Artigas, rescatando uno
de sus aportes considerados fundamentales para esta izquierda, el Reglamento
Provisional de Tierras de 1815.
“Artigas nombra quienes serían [los beneficiarios del Reglamento]: los gauchos pobres, la
indiada, los negros libres. Encontrabas entonces que los cañeros eran los descendientes de
aquellos que estuvieron en las montoneras patrias y luchaban por ese ideal” (Rosencof, Aldrighi,
2009:53).
Los tupamaros se presentaban como continuadores de esa lucha nacional. Se
autodenominaban “como aquellos gauchos rebeldes, de antes que se llamaban
tupamaros que cuando hubo un gobierno extranjero en este país, asolaban la campaña
para hacerle la vida imposible a los intrusos burlándose de las leyes de un régimen
injusto” (MLN-T, Comunicado Radio Sarandi, 1969). La lectura del pasado se hacía de
la mano de Artigas y de Aparicio Saravia buscando posicionarse como continuadores de
las primeras gestas revolucionarias.
“…sólo hay dos caminos: amansarse y tolerar o sublevarse y resistir. Nosotros predicamos y
ejecutamos ese segundo camino, iguales a Artigas y los Tupamaros que en el pasado pelearon
hasta el fin…”(MLN, 8 de octubre de 1969).
177
La rebeldía saravista, el lugar del interior profundo en la agenda política, la
descentración del poder, eran puntos de contacto con el Partido Nacional, desde donde
provenían algunos integrantes, como es el caso de José Mujica.
La herencia anarquista también era parte del acervo tupamaro, llegó de la mano
de algunos integrantes que habían tenido contacto con el anarquismo y se tradujo
claramente en un componente fundamental de su estrategia como fue la propaganda
armada, el no protagonismo de la clase obrera y la resistencia a las estructuras
jerárquicas (Garcé, 2006: 39).
Basándonos en la caracterización que realiza Petra (2001) del anarquismo en
Argentina, también podríamos agregar al listado de coincidencias del MLN-T con el
anarquismo, la “pretensión de constituirse como alteridad total del orden existente” y de
promover una “mutación cultural”. La vocación rupturista que tiene el MLN-T, es no
sólo con la política tradicional sino con la cultura uruguaya, derribar el mito de la Suiza
de América y crear una contracultura.
A diferencia del Partido Comunista, el MLN-T no tenía una única doctrina que
orientara su accionar según el marxismo leninismo. Como señala Garcé, esta postura
ecléctica en términos ideológicos le permitiría años más tarde procesar una importante
autocrítica y adaptarse a la competencia de partidos (Garcé, 2006). Se inspiraron en la
heterodoxia marxista, leyeron a Lenin pero también a Rosa Luxemburgo, Engels, Mao,
Mandel Kautsky, Trostky (Aldrighi, 2001: 97). A nivel de América Latina el Che
Guevara y Régis Debray fueron referencias importantes a la hora de adoptar la
perspectiva foquista que ubicaba a un número reducido de personas, motivadas por un
espíritu revolucionario, como responsables de la aceleración del conflicto, para luego
una vez generadas las condiciones incorporar a las grandes masas en la revolución para
conquistar el poder.
“En nuestro país hay condiciones objetivas para la acción revolucionaria. En nuestro país no hay
condiciones subjetivas (conciencia, organización, dirección). Las condiciones subjetivas se crean
luchando, Descartamos la posibilidad de tránsito pacífico hacia el poder, en nuestro país
(pensamos en términos de años y no de siglos). La única vía para la liberación nacional y la
revolución socialista será la lucha armada. (…) La lucha armada es el mejor instrumento para
crear condiciones revolucionarias (…) La lucha armada en Uruguay será fundamentalmente
urbana, la guerrilla rural tendrá un papel auxiliar” (MLN-T, 1967).
177
Tomando esta perspectiva, los tupamaros la adaptaban a las condiciones del
Uruguay y luego de evaluar las condiciones del país, pretendieron crear el foco no en el
ámbito rural sino en el medio urbano, contradiciendo así en parte, los postulados de
Régis Debray.
Rechazaban el internacionalismo comunista pero no por esto estaban aislados de
lo que sucedía fuera de fronteras, justamente se ubicaban como parte de una revolución
latinoamericana y establecieron contactos con otros grupos de izquierda armada,
“organizaciones hermanas”, como el MIR Chileno, el PRT-ERP de Argentina y el ELN
en Bolivia, los cuales confluyeron más tarde en la Junta de Coordinación
Revolucionaria (Marchesi, 2008).
“América Latina y por lo tanto nuestro país, forman parte del sistema imperialista mundial. Su
liberación, entonces depende de la derrota a escala continental del imperialismo. (…) …
suscribimos en todos sus términos el último documento de Guevara (…) la actual política de la
URSS de conceder ayuda económica a los gobiernos reaccionarios de América Latina, no
solamente es una forma inconducente de pretender sustituir la hegemonía económica de EEUU,
sino una manera de apuntalar a regímenes deteriorados por sus respectivas crisis económicas
(…) Transformar a América Latina en un campo de lucha y de desgaste en lugar de una cómoda
retaguardia proveedora, contribuirá a agudizar la crisis interna de los EEUU y posiblemente a
precipitar en su frente interno la lucha decisiva” (MLN-T, 1967).
Su primer referente de la lucha revolucionaria eran Cuba y Argelia, también
China y la propia URSS de las cuales se rescataba la experiencia de la lucha armada. Se
rechazaba la estrategia legalista de la izquierda tradicional, siendo muy críticos con la
concepción del Partido Comunista sobre la lenta y continua acumulación de fuerzas y el
rol protagónico otorgado al partido en el proceso revolucionario.
“…En Argelia había partidos de masas independentistas, desde muchos años de iniciarse la
revolución. Pero los partidos no constituyen más que un estorbo que hubo que dejar de lado para
poder abrir el cauce a las luchas populares. (…) Para tener un partido no basta con decretar ni
adoptar sus formas externas (denominarse así, editar publicaciones, sacar manifiestos, repartirse
cargos de dirección, proporcionarle línea a las masas). Ese formalismo es casi siempre una
coartada para la ineficiencia, para la inacción, para ocultar el paciente trabajo que se viene
realizando desde hace años en las acciones militares, en los barrios, en las soluciones de arduos
problemas técnicos, en los sindicatos, en las cárceles, entre los estudiantes, en las células
clandestinas, entre los asalariados rurales, en las ciudades y en el interior. Hoy por hoy la lucha
177
armada sigue siendo la forma principal de lucha y por lo tanto el aparato armado el centro de las
preocupaciones organizativas” (MLN-T, 1971)
La denominación de movimiento de la organización reflejaba el carácter diverso
de su composición, la flexibilidad en sus formas de actuar y una particular estructura
organizativa. Convención Nacional, Comité Ejecutivo, Células y Células periféricas
conformaban la primera estructura organizativa. La organización de base era la célula
compuesta de mínimo tres miembros y máximo cinco. La compartimentación de la
información era el criterio rector que debía garantizar la supervivencia de la
organización clandestina. Los integrantes de las células no conocían más que el apodo
de sus compañeros y sólo el responsable mantenía contacto con otras células y el
Comité Ejecutivo. Pero a pesar de este diseño organizativo, el MLN sufrió algunos
golpes y decidió revisar su estructura. Una de las modificaciones sería la creación de las
columnas orientada a aumentar los niveles de descentralización y compartimentación.
Cada columna estaría compuesta por células organizadas en diferentes frentes o
sectores, militar, político y técnico (llamado también de servicios o logístico). Las
células de los distintos sectores no se relacionaban entre si, comunicándose únicamente
el responsable con el comando de cada columna. Esta estructura le permitió al MLN-T
fortalecerse como organización y “…pasar de ser un grupo conspirativo a ser una
organización política con capacidad de influencia en el Uruguay...” (Rey Tristán,
2006:146).
Con el objetivo de ampliar su base de apoyo el MLN creó la Columna 70,
ámbito político de discusión y formación que buscaba penetrar a nivel estudiantil,
obrero y barrial, frentes en los que se dividía esta. Las células periféricas asociadas a
esta columna se transformaron en los Comité de Apoyo a los Tupamaros (CAT), donde
muchos jóvenes comenzaron realizando tareas de apoyo logístico para luego ser
incorporados al movimiento.
En el marco de la conformación del Frente Amplio y de las elecciones de 1971,
se fundaría el Movimiento de Independientes 26 de marzo, brazo político del MLN,
integrado por muchos tupamaros y ámbito también de reclutamiento (Rey Tristán,
2006:150).
En relación a su estrategia, los tupamaros acompañaron sus acciones
desarrollando lo que ellos llamaban propaganda armada, una estrategia de visibilización
y propaganda ante la opinión pública orientada a captar la simpatía de la ciudadanía y
177
que en cierto momento puso en jaque al gobierno de Jorge Pacheco Areco.32 Su forma
de actuar en un primer momento llamó la atención, llegando por ejemplo a transmitir un
comunicado por radio en la hora de transmisión de un partido de fútbol de Copa
Libertadores al haber ocupado Radio Sarandí. Lo que daba más visibilidad aún era el
contenido de la acción, la denuncia de una sociedad con “doble moral” y una economía
injusta y viciada. Este tipo de acciones desarrolladas sobre todo en una primera etapa
fueron parte de lo que Costa Bonino (1995: 192) denominó el período Robin Hood. La
divulgación de las irregularidades en la Financiera Monty o la distribución de alimentos
en zonas de pobreza son claro ejemplo de una épica que buscaban construir en aras de
conseguir el apoyo popular y ser identificados como una propuesta novedosa de la
izquierda uruguaya.
Otras acciones fueron el robo de armas, dinero, explosivos que se requerían para
la desarrollar la actividad revolucionaria y respecto a los cuales se buscaba
expresamente hacer pública su expropiación como era denominada.
“…No hemos ido al extranjero a pedir que nos financien la Revolución, sino que le estamos
arrancando al enemigo el dinero para montar el Aparato Revolucionario que necesitamos…”
(MLN, 8 de octubre de 1969).
El 8 de octubre de 1969 en el segundo aniversario de la muerte del Che Guevara
cuarenta y nueve tupamaros de diferentes columnas pretendieron tomar la ciudad de
Pando ocupando la comisaría, el cuartel de bomberos, ANTEL y tres bancos. La
operación tuvo dificultades en su desenlace y diecinueve tupamaros fueron capturados.33
Sus acciones más impactantes tuvieron que ver con la detención de personas que
eran representativas del orden que se buscaba derribar o que podían llegar a ser útiles
para demandas específicas. Pereyra Reverbel Presidente de UTE, Geoffrey Jackson
embajador de Gran Bretaña, G. Pellegrini Giamprieto de la Asociación de Bancos, el
Juez Pereira Manelli, Días Gomide Cónsul de Brasil, son algunos de las figuras que
pasaron por un lugar llamado Cárcel del Pueblo.
32 El 5 de junio de 1969 se prohibirá mediante decreto toda divulgación en la prensa referida directa o
indirectamente a grupos delictivos, y el 1º de septiembre se prohíbe el uso de palabras como célula,
comando, delincuente político, delincuente subversivo, extremista y terrorista.33 Dos años más tarde se plantearía la idea de realizar este mismo despliegue y tomar la ciudad de
Montevideo, ver Documento MLN Plan Hipopotamo 1971
177
En sus acciones públicas así como con los detenidos, el MLN buscó dotar de
cierta humanidad a su estrategia revolucionaria (Labrousse, 2009:42). A pesar de la
violencia de sus acciones fueron cuidadosos con las víctimas de las acciones en la calle
y con los retenidos en la Cárcel del Pueblo quienes sí fueron mantenidos en duras
condiciones de aislamiento pero no fueron sometidos a métodos de tortura física. 34
A pesar de esto algunas acciones sí serían estrictamente violentas, iniciando lo
que ha sido considerado como una tendencia militarista a partir de cambios en la
dirección del movimiento (Aldrighi, 2001:116) Según Aldrighi esta etapa se iniciaría
con el asesinato de Carlos Ruben Zembrano, agente de la guardia metropolitana que
había actuado en los sucesos de Pando y era acusado de matar a los tupamaros.
En 1970 el MLN realizaría las primeras “ejecuciones”, el Comisario Morán
Charquero y el asesor estadounidense Dan Mitrione, ambos acusados de practicar la
tortura o instruir para practicarla como en el último caso.
Luego de las informaciones obtenidas a partir del testimonio brindado por
Nelson Bardesio en la Cárcel del Pueblo respecto al Escuadrón de la Muerte, el MLN
decidió atacar a figuras que habían sido identificadas como integrantes de dicha
estructura. Se planificó atacar de forma simultánea a Armando Acosta y Lara ex
subsecretario del Interior, al capitán Ernesto Motto, al subcomisario Oscar Delega, al
capitán Jorge Nader y al inspector Víctor Castiglioni (Blixen, 2000:239) El 14 abril de
1972 serían asesinados los primeros tres antes señalados, más el agente Carlos Leites.35
El mismo 14 de abril se decretó el Estado de guerra interno y la suspensión de la
seguridad individual.
A pesar de su vertiginoso crecimiento, luego del 14 de abril “…en siete meses la
estructura militar de los tupamaros quedó destruida, herida de muerte”. (Blixen,
2000:234). A fines de 1972 el MLN había sido desarticulado y sus integrantes (y
muchos de sus simpatizantes) fueron mantenidos en distintos centros de reclusión,
34 “Secuestrado por el pueblo” se titula el libro testimonial del Embajador Jackson donde se detalla
pormenorizadamente su reclusión y se puede apreciar, que al menos para este caso, el MLN no practicó
los niveles de violencia que pueden haber sido utilizados por otras organizaciones guerrilleras de América
Latina. 35 Los asesinatos de Zembrano, Mitrione, Morán Charquero, los tres integrantes del Escuadrón de la
Muerte y el policía, fueron realizados por el MLN pero no sin diferencias a su interna. La bibliografía
dedicada al MLN muestra cómo estas acciones fueron las más controvertidas dentro del movimiento.
(Aldrighi, Labrousse 2009, Blixen 2000)
177
sometidos a métodos de tortura física y psicológica durante años. Nueve de ellos36, los
llamados rehenes, que serían ejecutados si el MLN retomaba las acciones, fueron
torturados brutalmente y pasaron diez años y ocho meses en terribles condiciones de
encierro y aislamiento, en piletas de sal, aljibes y perreras. En 1984 fueron trasladados
al Penal de Libertad y pasaron otros tres meses en la Isla, celda de castigo de dicha
cárcel y luego a celdas comunes hasta que fueron liberados en 1985.
36 Henry Engler, Fernández Huidobro, Jorge Manera, Julio Marenales, José Mujica, Mauricio Rosencof,
Raul Sendic, Adolfo Wasem, Ricardo Zabalza. Las rehenes mujeres en 1973 fueron: Alba Antúnez,
Cristina Cabrera, María Elena Curbelo, Raquel Dupont, Grazia Dray, Yessie Machi, Flavia Shiling, Stella
Sánchez. En 1974 Lía Maciel y Miriam Montero y en 1975 Elisa Michelini.
177
5
Culturas políticas rivales
En el capítulo anterior se realizó un breve repaso del desarrollo histórico de cada
organización política en la cual se enmarca este trabajo. Como se señaló en los capítulos
teórico y metodológico, esta propuesta de investigación centra su análisis en la
experiencia cotidiana para describir las culturas políticas. En este capítulo se amplía el
lente para mirar a la interna de esas organizaciones y describir cómo era ser parte del
Partido Comunista, el Partido Socialista y el Movimiento de Liberación Nacional-
Tupamaros. Retomando la idea de Wildavsky (1987) de culturas políticas rivales, se
presentan en este capítulo las culturas de forma individual, para posteriormente en el
capítulo seis, realizar la comparación final.
5.1 La cultura comunista
Los militantes de los años 60´ no eran todos iguales a pesar de que todos querían
un mundo mejor y estaban dispuestos a luchar por él. Las organizaciones recibían
importantes contingentes de personas dispuestas a brindar gran parte de su tiempo e
incluso su vida a la causa política. Esas personas se iban transformando en socialistas,
en comunistas o en tupamaros y esto era un proceso que se daba de forma continua
desde el primer día de ingreso.
Las prácticas de reclutamiento dicen mucho sobre a qué organización se entraba
y qué cualidades se debía tener. No en todos los casos pero en su mayoría, el recorrido
comunista se iniciaba con la entrevista de afiliación y el entrevistado sellaba el
compromiso completando la ficha que podía realizarse en ese mismo momento o
posteriormente. La entrevista de afiliación se realizaba tanto para el partido como para
la UJC. Podía ser más o menos formal, podía darse en un boliche o en el pasillo de un
liceo, lo importante era conversar, que esa persona no fuera un ultra y que manejara
cierta información de la realidad nacional.
En términos estatutarios la afiliación debía ser avalada por dos miembros del
partido, aprobada por la agrupación y ratificada por el organismo inmediato superior
aunque esto no siempre se cumplía, fundamentalmente a partir de 1968 cuando se
incorporaría un importante contingente de militantes.
177
Muchos de los que se afiliaban eran promovidos desde la UJC, seleccionados
como los mejores candidatos para integrar el partido. Una vez incorporados podían
asistir como delegados a un congreso o integrar el órgano de dirección a nivel seccional.
La participación plena era aquella que se traducía en algún escalafón de la estructura
jerárquica del partido, por más mínimo nivel de importancia que tuviera este. Esto no
implicaba que quienes no ocuparan cargos de responsabilidad no participaran, sino
solamente que la estructura organizativa jerárquica era el camino que se debía recorrer
para aumentar los niveles de participación.
La entrevista de afiliación, el llenado de la ficha, el carné, la estampilla y en
algunos casos el discurso de Rodney Arismendi o José Luis Massera realizados para
recibir a los nuevos afiliados, componían el ritual de reclutamiento comunista que daba
garantías sobre el ingreso, ordenado, a una organización importante por su estructura y
solidez.
El carné se entregaba y renovaba no sólo para tener identificados a los
integrantes de la organización sino para mantener un vínculo simbólico que además
permitía realizar un seguimiento de los integrantes y mantener la base del partido.
“Tenías las direcciones de los afiliados e ibas a la casa, la renovación implica que te tengo que
golpear la puerta de ver como estás, en que andás y todo eso, tiene un sentido simbólico pero
también de trabajo organizativo”.37
Y era tan significativo ese carné que cuando un integrante del partido decidía
renunciar, el símbolo más fuerte de ese alejamiento era su devolución. “Estimado
compañero [Rodney Arismendi]: tengo el agrado de dirigirme a usted para hacerle
devolución de mi carnet de afiliada al Partido Comunista”38, expresaba una militante
que se retiraba en 1969.
Una vez dentro del Partido Comunista o dentro de la UJC, los comunistas
iniciaban un recorrido que tenía una dimensión individual y a la vez fuertemente
marcada por lo colectivo donde incorporarían ciertos valores y reproducirían ciertas
prácticas que le irían dando sentido a su militancia comunista.
Qué jerarquías respetar, cómo construir autoridad, cómo discutir, cuál disciplina
adoptar, qué militancia realizar, serían preguntas que se irían contestando como fruto de
37 María38 Carta de Nilda Agustoni publicada por Marcha el 17 de enero de 1969.
177
un aprendizaje donde el propio militante iría recepcionando ciertos valores a la vez que
reproduciendo o contestando mediante su práctica política.
El lugar de las jerarquías
La ley de hierro de la oligarquía es un fenómeno que se puede apreciar en la
mayoría de las organizaciones, pero las diversas estructuras organizativas y las lógicas
operativas pueden fortalecerla. A su vez los integrantes que participan de las
organizaciones pueden reproducir o no prácticas que fortalecen aún más los liderazgos.
Esto sucedía en el Partido Comunista, en el cual una estructura jerárquica ordenaba la
acción colectiva y donde sus integrantes la reproducían en la medida que la respetaban y
valoraban como algo positivo.39 Los comunistas eran parte de una organización donde
ciertas personas, al servicio del partido instruían a otras, y todo el partido, al servicio de
la sociedad instruía a esta. Los líderes eran las correas de transmisión, a través de ellos
se bajaba la línea política, a través de ellos era posible comprender el mundo y como
actuar en él. El lugar de los líderes era muy especial: “Teníamos nuestros dioses, Lenin,
Dimitrov, y nuestro propio dios, Arismendi, y nuestros compañeros que eran muy
sacrificados”.40
Las discusiones y las acciones en última instancia estaban predeterminadas por
la línea, elaborada por sus dirigentes, fundamentalmente por el dirigente, Rodney
Arismendi. Como señala Silva (2009:118) “…fue Arismendi quien formuló por primera
vez y quien desarrolló los grandes lineamientos del Partido Comunista uruguayo y
fueron sus libros y sus informes al Comité Central los referentes ideológicos que
sostuvieron la línea política en el período considerado”.
Los dirigentes eran referentes, los que publicaban en la Revista Estudios, los que
interpretaban lo que sucedía a nivel nacional e internacional, los que definían los
posicionamientos más relevantes, los que daban los grandes discursos pero también los
que sabían desarrollar la estrategia del partido en la práctica. Se respetaba y acataba la
línea del partido porque ella estaba elaborada por los más preparados: “…la decisión de
39 En términos generales se daba así, pero también es necesario señalar que había ciertos ámbitos de
participación donde la estructura jerárquica no se había desarrollado, esto sucedía por ejemplo en algunas
ciudades de interior del país con las Juventudes Comunistas que empezaron a formarse a mediados de los
años 60 y cuyo proceso de construcción fue más colectivo entre algunos pocos jóvenes.40 Marta
177
cosas que tenían q ver con que pasaban en el liceo venían de arriba y uno no tenia la
mínima duda de que venían de arriba…”41 ; “en el Comité Central se daban discusiones
muy duras pero se saldaban y bajaban saldadas y uno tenía confianza en eso y se
confiaba”,42
El reconocimiento a la labor del militante se hacía principalmente a través de la
promoción que implicaba otorgar cierta responsabilidad específica en la compleja
estructura organizativa del partido. Ser promovido implicaba acceder a un cargo de
mayor responsabilidad, secretario político, secretario de organización, secretario de
finanzas secretario de propaganda, secretario de unidad política, secretario de educación
a nivel de la estructura organizativa permanente, delegado para las convenciones y
congresos, integrantes de las comisiones centrales (transversales a la estructura del
partido) frente de educación, frente de propaganda, entre otros cargos.
Las tareas estaban prefijadas a partir de una estructura que adjudicaba y
distribuía responsabilidades de forma ordenada, dentro de la cual los comunistas tenían
la posibilidad de hacer su carrera en diversos sectores: “Te daban la posibilidad de ir
formando gente”43, “A mi no me gustaba hablar, entonces me integraron a finanzas” 44,
“Me promovieron como secretaria política, finanzas nunca me gustó pero bueno si tenía
que ir iba, si para la Juventud es lo mejor voy y lo hago, pero creo que sabían que no me
gustaba y que no iba a dar buenos resultados”.45
La fuente de la autoridad
¿Cómo se accedía a esa estructura jerárquica? ¿Qué cualidades había que tener?
Los liderazgos y la autoridad que los respalda pueden ser construidos a partir de
diversos fundamentos. Para el caso del Partido Comunista, la autoridad provenía de la
sabiduría, entendida como dominio de una ciencia de la sociedad y de la revolución.
41 Javier42 Omar43 Jorge44 Raúl45 Elena
177
“La formación del partido era lo principal, todo se evaluaba así, para la mujer fue un esfuerzo
doble, la mujer poco y nada podía pelear así, pero bueno eso al final resultó para algunas en más
capacidad de reflexión incluso sobre la situación de la mujer misma”.46
Luego del ingreso, una de las actividades que el afiliado podía realizar era
dedicar tiempo a su propia formación política. Existían ámbitos especiales que
incentivaban a la formación tanto a nivel de la UJC como del partido. Las Escuelas
Elementales eran espacios de formación en donde los recién afiliados adquirían
conocimientos básicos referidos al estatuto, informes de los congresos, breve historia
del partido entre otros aspectos. Los integrantes de la UJC también realizaban
campamentos que además de ser espacios de socialización eran ámbitos en donde se
discutían ciertas lecturas. Dentro del partido aquellos militantes que pretendieran un
mayor nivel de inserción asistían luego a las Escuelas Vespertinas en donde se leían y
discutían textos teóricos y se realizaban instancias de evaluación. Estos espacios estaban
destinados a la formación de cuadros que era lo que garantizaba una fuerte estructura
organizativa.
“Forjar cuadros no significa sólo y principalmente registrar cantidad de personas que ocupan
unos y otros cargos. Significa antes que nada formar a nuestros militantes en las cualidades
definitorias del comunista: su fervor revolucionario y adhesión a la clase obrera y al pueblo,
probado frente a la reacción en otras circunstancias, su independencia de criterio y falta de temor
filisteo a las responsabilidades, su actitud ante la línea y el trabajo, su espíritu de sacrificio, su
conducta disciplinada…”.47
Esos espacios estaban destinados específicamente a involucrar al militante con
las definiciones del Partido Comunista: Pero, además, el partido contaba con medios de
transmisión de ideas y conocimientos que eran bien importantes y que solían ser
consultados por los militantes. La revista Estudios, el diario El Popular, la audición de
Enrique Rodríguez en CX 30, los libros escritos por Arismendi y otros libros editados
por la editorial Pueblos Unidos, conformaban un conjunto de productos
comunicacionales e informativos destinados a la formación continua de los militantes.
46 Isabel47 Rodney Arismendi, Informe de Balance presentado al CC, agosto 1966.
177
“…Estudios” ha cumplido y cumple una insustituible tarea en la elevación del papel del Partido
en la vida de nuestro país, en la educación de sus militantes y en la difusión de nuestros puntos
de vista en los sectores más avanzados del pueblo y en primer lugar entre la clase obrera.48
La lectura y la formación teórica no sólo eran importantes como herramienta
para la concientización sino que eran estratégicas en la concepción ideológica del
Partido Comunista y de las vías para la revolución, un elemento que el partido destacaba
para diferenciarse de otras propuestas de izquierda revolucionaria de la época.
“Las grandes acciones de las masas en el camino de su emancipación definitiva, si no se apoyan
en la teoría revolucionaria de vanguardia, el marxismo-leninismo, es ya se ha dicho un barco sin
brújula: la acción por enérgica y heroica que se manifieste jamás conducirá al puerto anhelado.
Recordamos esto con el propósito de destacar que la revista Estudios, por el excelente material
que contiene ayuda a armar ideológicamente no solo a los cuadros partidarios de todas las
instancias a la masa partidaria misma, también a una buena parte de los hombres y mujeres que
simpatizan con el Partido Comunista pero aun no se han abierto paso hasta sus filas”.49
Es así que la capacidad intelectual era una cualidad que el comunista debía tener
y ejercitar, debía esforzarse en la lectura, aprender a leer para poder razonar de una
forma específica.
“Tuve que aprende a argumentar, yo creo que una de las cosas que más me enseñó el partido fue
el razonamiento dialéctico. Bajar de lo teórico al terreno, hasta hoy tengo una cosa de que soy
capaz de darme cuenta de una manera incorporada como la gran política me puede afectar en mi
vida cotidiana”. 50
El estudio permitía ubicarse en el mundo comunista, conocer y defender sobre
todo la línea del partido: “había lecturas que eran obligatorias, la plataforma
programática, los estatutos, el manifiesto comunista…”51 . La biblioteca comunista
(Silva, 2009:75) existía, era una referencia, pero no todos la leían.
48 Walter Sanseviero, “La lectura de Estudios, tarea de todo militante de la UJC”,en El Popular, 13 de
mayo de 1964, p.p 349 Francisco Pintos, El Popular, 20 de mayo de 1964, p.p 350 Elena51 Ana
177
“Formación teórica en serio de marxismo no había, lo que se conocía era la línea del partido, eso
sí, el manual de Marta Harnecker todo el mundo lo leyó claro”.52
Cuán formados teóricamente eran los comunistas puede ser tema de debate. El
punto es que el militante debía dedicar una buena parte de su tiempo a la lectura y que
en el debate dentro de la organización y fuera de ella con otros grupos, el recurso de
poder era la capacidad de oratoria y argumentación.
Las pruebas que el militante rendía también iban en este sentido: “una situación
de pánico terrible hablar así la primera vez pero había que hacerlo”53, “yo era comunista
tenía que tener todas las respuestas”54, “había que manejar toda esa info para hablar y no
era fácil”55, “tenía 14 años cuando hablé por primera vez, un susto terrible”56. Los
militantes iban aprendiendo que hablar en público, tener capacidad de oratoria y
argumentación era una cualidad que debían desarrollar. Y aquellos militantes que eran
seleccionados aprendían ciertas formas del discurso adecuadas al partido, no sólo se
trataba de hablar, sino de hacerlo de una cierta forma, cuidada, ordenada y meditada.
“…a mi no me gusta la gente espontánea, son unos irresponsables, son muy egoístas, a mi me
gusta la gente que piensa dos veces, que piensa por ejemplo si esta es la oportunidad, si eres la
oportunidad, o lo sos vos, si te tengo que decir algo malo, eso de aaa yo si tengo que decir algo
malo no me importa si tengo que decirlo lo digo”, no sé, y si ¿está triste? Y si ¿está mal? Y si
está contento ¿para qué amargarlo? es decir, a mi la espontaneidad, casi no me gusta en casi
nada, a mi me gusta mucho más la reflexión, que no supone pensar diez horas para darle la mano
alguien, no estoy hablando de eso. Yo siempre fui así pero el partido me ayudó mucho a serlo,
porque muy joven ya me puso responsabilidades y yo no podía decir cualquier disparate, lo que
se me ocurriera en la cabeza”.57
Cómo, cuánto y qué discutir
En toda organización política se discute, pero varía tanto el contenido como las
modalidades en que se da el debate. En el Partido Comunista la discusión era ordenada
52 Eduardo53 Eduardo54 Ana55 Raúl56 Jorge57 Tomás
177
y estrictamente planificada. La línea política se discutía sobre un documento: el
informe. En ese informe se realizaba una interpretación y diagnóstico sobre la realidad
internacional y nacional, se fijaban prioridades y objetivos generales que el partido
debería alcanzar en el mediando plazo. En el ámbito de las agrupaciones se discutía
sobre la estrategia para alcanzar dichos objetivos y se elaboraba un plan de acción. La
estrategia luego era discutida en base a ese plan, si cumplía o no con los objetivos
propuestos.
Esa discusión era casi un ritual y una de las tareas fundamentales del militante
comunista era la de participar en ese ámbito. Por su capacidad argumentativa se lo
evaluaba, debía intervenir, y demostrar que había realizado una lectura. Como señala
una comunista “hasta no era bien visto no expresarse”.58 La capacidad discursiva y
argumentativa de los militantes se aprendía y ensayaba en las discusiones cotidianas. En
la discusión, los comunistas aprendían a llevar un debate ordenado, reflexionaban,
utilizaban argumentos teóricos y estudiaban el momento de la intervención.
“Las reuniones eran un ámbito de entrenamiento, en las reuniones se discutía el informe y se
discutía, entonces muy bien intervino el compañero, muy bueno, después el compañero tal lo
nombramos secretario para dirigir la reunión, tenemos cinco minutos para intervenir con
tolerancia de uno, entonces había una gran cuestión de aprender a respetar el turno y no
interrumpir, cuando yo ahora hablo con la gente y veo que te sobrepone su discurso por el tuyo,
jamás te escucha, yo digo, le faltó la escuela de la UJC, que era aprender a escuchar, tengo el
tiempo, no, se termino tu tiempo, le toca hablar a fulano, después venía el resumen, si querés
intervenir por segunda vez tenés dos minutos y cerramos la reunión (…) yo escuchaba y tomaba
apuntes de la reunión, escuchaba el informe, después intervenía, te armabas un esquemita de las
cosas que querías decir, después escuchabas a algún otro y así”. 59
En las reuniones y las discusiones los comunistas podían intervenir, ensayar su
capacidad de reflexión y poner a prueba sus herramientas teóricas, estaba bien visto
hacerlo de esta manera y aquellos que no lo hacían así, lo veían como algo negativo o
que no concordaba con las formas de discutir del partido: “Yo soy una pragmática
asquerosa a mí no me da el vuelo de la literatura…”60
58 Elena59 Manuel60 Emilia
177
Además de las formas de la discusión, los contenidos de esta también se
aprendían, en la medida que había una matriz, la línea del partido, que más allá de la
discusión ordenada y prolonga donde era bien visto intervenir, no debía criticarse.
Así como se valoraba positivamente la existencia de una discusión y la
participación en esta instancia, también esta participación estaba acotada por otro gran
valor de los comunistas, la disciplina.
Qué disciplina
Disciplina a la línea y al partido: “era como una pirámide y ninguno de nosotros
cuestionábamos la líneas política, podíamos cuestionar la idea de afiliar tantos afiliados
en un mes, pero otra cosa no”.61 La disciplina se cuidaba y se respetaba, aún en
momentos difíciles que abrían el margen de la duda: “se levantó la huelga y la gente
lloraba, todo el mundo, horrible, pero la disciplina y chau y no había vuelta había que
acatar”.62
Aquel militante que planteara una duda o algún cuestionamiento debía tener
mucha capacidad para mantener una discusión con otros militantes que estaban mejor
preparados o mejor dispuestos para defender la línea: “Nunca vi que alguien dijera esto
no lo acepto, me levanto y me voy. Tenías que seguir discutiendo y seguramente perdías
porque te tiraban 585 razones y vos tenías 3 para discutir”.63
El informe ocupaba un lugar central al estilo de verdad revelada, lo que estaba en
el informe existía y se respetaba: “la huelga general un sentimiento horrible y el informe
que decía que venía otra etapa, pasamos una etapa de duelo terrible pero tenías que creer
o reventar, confiar en el informe”.64 Mientras que lo que no estaba en el informe no era
considerado como verdadero, “se decía de un aparato de autodefensa o algo así pero
eso nunca se presentó en el informe”.65
El informe y la discusión ordenada en torno a él, eran la oportunidad para
estudiar la agenda política y planificar las acciones pertinentes que en términos
generales eran definidas en dicho documento. Los procedimientos para el Partido
61 Elena62 Jorge63 Isabel64 Elena65 Eduardo
177
Comunista eran importantes y había que cuidarlos, todo estaba muy planificado y la
espontaneidad era mal vista.
“¿Vamos a creer que sólo la lucha de la juventud, sus movilizaciones le harán tomar conciencia
de que hay que cambiar la situación, le harán tomar una concepción comunista del mundo, le
harán en definitiva, revolucionarios?¿Es que la espontaneidad del movimiento juvenil hará a éste
revolucionario? Dejemos que conteste Lenin a esta interrogante: “Todo lo que sea inclinarse ante
la espontaneidad del movimiento obrero, todo lo que sea rebajar el papel del elemento
consciente”, equivale (independientemente de la voluntad de quien lo hace) a fortalecer la
influencia de la ideología burguesa sobre los obreros” 66
Innovar no era un criterio máximo en el Partido Comunista, si se innovaba era
porque la estrategia innovadora podría dar más resultados, de lo contrario se continuaba
con los métodos tradicionales. A nivel barrial el Partido Comunista desarrollaba por
ejemplo estrategias de recaudación similares a la de los partidos tradicionales o a las de
cualquier otra organización social, kermeses, rifas, venta de ropa económica entre otros
eran estrategias que en el barrio podían funcionar bien.
Sin embargo en el ámbito estudiantil y en el calor de las movilizaciones el orden,
el control y la mesura comunista quedaban ciertas veces relegadas. Lo importante era
estar insertos en el ámbito que se actuara, marcar presencia, conocer a la gente y que lo
conocieran.
“…el margen de espontaneidad para enfrentar el autoritarismo era absoluto, nosotros tirábamos
piedras y coctel molotov y andábamos con fierros adentro de los pantalones, formaba parte de la
cultura común, en esa época ¿cómo no ibas a ser bardero? si no eras bardero ¿que eras?”.67
Los integrantes se dedicaban a la tarea cotidiana de la acumulación de fuerzas:
“…tenías que tener presencia física, el partido tenía que estar siempre ahí, tenías que sin
imponer convencer a la gente”68, “Vos tenías que convencer al compañero que salir a
66 Informe de Tomás Rivero a la 1ª Conferencia Nacional de Organización de la UJC, realizada el 10 de
agosto de 1963.67 Javier. En esta cita es posible que el lenguaje esté “contaminado” por la lectura desde el presente ya que
el término “bardero” es más un término actual que de la época por la cual se interroga.68 Raúl
177
vender el diario era lo más importante y éramos como los Testigos de Jehová no
parábamos nunca”69,
Se realizaba una diversidad de tarea orientados por un criterio productivista de la
militancia (Silva, 2009:60). Los comunistas rendían cuentas y mostraban qué es lo que
hacían y sus resultados, así por ejemplo quien trabajara en el frente de educación y
participara de los espacios de formación partidaria, debía llevar un registro detallado de
los destinatarios, la frecuencia, el rendimiento, el temario y los resultados. Aquellos que
trabajaban en el frente de finanzas debían planificar la recaudación, realizar las
campañas y elaborar los informes que mostraran cuánto había crecido el partido. Esto se
daba así en los distintos frentes, las agrupaciones, seccionales, departamentales, era la
lógica del trabajo comunista y en ese trabajo minucioso estaba la revolución.
Para este objetivo final se medía el trabajo por medio de la emulación, que
implicaba una evaluación por desempeño a partir de la cual se reconocía el trabajo de
las seccionales. Se realizaba un acto en donde se reconocía públicamente a aquellos con
mejor desempeño y se les entregaba la bandera del partido, el premio era simbólico pero
el reconocimiento muy significativo.70
Además de la formación se valoraba la entrega y el espíritu de sacrificio del
comunista por el partido. El Partido Comunista se definía como un partido de cuadros y
de masas, no todos los comunistas tenían dedicación completa al partido, una gran
formación teórica ni estaban en la primera línea de las movilizaciones. Algunos
cumplían con algunas de las condiciones, otros con ninguna, sin embargo, en el
imaginario colectivo los cuadros eran el ejemplo y de ser posible había que parecerse a
ellos. Aquellos afiliados sin militancia activa eran llamados desasimilados,
desencuadrados, les faltaba asimilarse y encuadrase para realizar un aporte importante
al desarrollo revolucionario.
Los cuadros eran los que se consideraba que debían dar el mayor esfuerzo al
partido sacrificando algunas cosas. Sin embargo el valor del sacrificio se traducía de
forma diferente de acuerdo a los ámbitos de inserción de los militantes. El sacrificio
personal que los jóvenes comunistas realizaban tenía que ver por ejemplo con ser los
mejores estudiantes sin descuidar la militancia: “En la UJC me pidieron que me quedara
con un examen, que no me recibiera así seguía militando en la FEUU”71; “Tener que 69 Omar70 Luego de 1985, se volvería a realizar la emulación y se entregaría como premio la bandera del partido,
la bandera del Frente Amplio y la bandera uruguaya.71 Emilia
177
renunciar a una clase, si venía la decisión de que había que ir a la asamblea había que ir,
y eso no quería decir que no fuéramos buenos estudiantes, porque teníamos que ser los
mejores claro”.72; “Leon Lev nos decía que teníamos que ser el mejor, yo fui
abanderado en el liceo más de una vez”.73
En el ámbito estudiantil el sacrificio también tenía que ver con mostrar el
compromiso con la revolución además del trabajo cotidiano y la formación antes
mencionadas.
“¿Cómo elegir para promover los cuadros en la UJC? Con una condición: primero que nada, por
su espíritu revolucionario, el más arrojado, el más dispuesto a entregar la vida a la revolución y
al Partido; el que no se siente atado por nada, ese hay que promover. (…) Creemos que se
pueden dar tres elementos para la formación de los cuadros de la UJC: Uno, la abnegación y
espíritu de sacrificio (…) el joven comunista debe estar siempre al frente, sea una manifestación,
huelga, defensa de la Universidad, etc.; pero también en la diaria tarea, en la venta de El Popular
y en las pegatinas. Otro: en trabajo por frentes, el trabajo periódico desde el secretariado de cada
frente (…) el trabajo personal con los camaradas de los círculos, los activos (…) Y el tercer
elemento es la educación, por medio de lecturas comentadas (…) las conferencias que siempre
son un medio eficaz pues enseñan y despiertan el interés por el estudio; y la escuela vespertina
del Partido, que en el día de hoy inicia sus cursos a los cuales asisten camaradas de la UJC”. 74
A nivel barrial, el sacrificio era fundamentalmente el del trabajo cotidiano, que
permitía la continua acumulación de fuerzas.
“Había que ser integro, una persona humana, derecha, honesta, trabajadora, mi tiempo libre era
el domingo de tarde, sólo eso, si iba al cine, que me gustaba, lo sentía como un pecado, a veces
cuando me tocan timbre un fin de semana los testigos de Jehová yo digo yo hacía lo mismo, qué
horrible”75
A nivel sindical el sacrificio era tanto el del trabajo sindical cotidiano que
insumía varias horas a los militantes como el de la resistencia en los conflictos en los
cuales los trabajadores arriesgaban su trabajo e incluso su vida: “hacíamos actividades y
72 Isabel73 Jorge74 Informe de Tomás Rivero a la 1ª Conferencia Nacional de Organización de la UJC, realizada el 10 de
agosto de 1963.75 Marta
177
dale que dale, yo hice la lista de las fábricas a ocupar en Paysandú, sabes que hicimos
como un simulacro de la huelga general todo eso hacíamos”.76
El coraje, la valentía, el arrojo, fueron cualidades que se valoraron prácticamente
en todas las organizaciones de la izquierda sesentista. La diferencia se daba en los
referentes que se tomaban como ejemplo y en el grado de lealtad que se esperaba de los
militantes. En la medida que la violencia y la represión aumentaban en Uruguay, las
condiciones para mantener la disciplina se hacían más difíciles y para esto los
comunistas debieron nutrirse de ejemplos de resistencia y construir un tipo ideal de
comunista. “todos leíamos a Fucik, se iba conformando una ética en torno a eso”77 ; “…
teníamos la trilogía de Jorge Amado Los subterráneos de la tierra y aprendíamos de los
comunistas brasileros”78. Como señala Torrejón (2007:27) los movimientos opositores a
la ocupación alemana e italiana así como la oposición clandestina a la dictadura
franquista jugarían también un rol muy importante como referentes de una resistencia.
Se leían libros con testimonios, se recibía personalmente a quienes se consideraba
héroes de la resistencia, llegaban las noticias de la prensa, las fotos y hasta las canciones
de la resistencia europea eran cantadas por los comunistas uruguayos.79
76 Jorge77 Eduardo. La referencia es a la obra de Julius Fucik Reportaje al pie del patíbulo, publicada en 1945 y
escrita en prisión por quien fuera capturado por la Gestapo en Checoslovaquia y asesinado en Alemania.
Integrante del Partido Comunista de Chescoslovaquia relata la tortura a la que es sometido y la disciplina
mantenida para no dar información. “…aquí ves también algunos que parten con la mirada clara, sincera
y que cuando vuelven no pueden mirarte a la cara. Posiblemente un segundo de debilidad, en algún
momento allí arriba, en el escritorio del que interroga (…) El espectáculo de la gente de conciencia sucia
es más terrible que el espectáculo de los torturados físicamente. Y si tienes los ojos agrandados por la
muerte que marcha a tu lado, si tus sentidos están afinados por la resurrección, distingues sin necesidad de
oír ni una palabra al que ha vacilado, al que quizás ya haya traicionado o al que piensa justamente en ese
momento, en un pequeño rinconcito de su alma, que no estaría tan terriblemente mal aliviarse un poco
«entregando», al menos al más insignificante de sus compañeros de lucha. ¡Oh! ¡Flojos miserables!
¡Como si fuera vida la que se paga con la de un camarada!.”. p.p.56 78 Omar79 “Avanti o popolo, alla riscossa, bandiera rossa (…) bandiera rossa trionferà e viva il socialismo e la
libertà (…) Degli sfruttati l'immensa schiera la pura innalzi rossa bandiera, o proletari alla riscossa,
bandiera rossa la trionferà (…) Non più nemici non più frontier, sono i confini rosse bandiere o socialisti
alla riscossa”. Estos son fragmentos de Bandiera Rosa, una de las canciones incluidas en el disco La
Internacional editado en 1968 por Pueblos Unidos, cantada por los militantes del partido y recordada de
forma exacta por Manuel, uno de los testimoniantes.
177
Por supuesto que además de todas las lecturas que pueden haber realizado los
militantes de la izquierda en los 60´ sobre experiencias de reclusión y clandestinidad, se
fue realizando un aprendizaje en la práctica en el marco de las movilizaciones y la
represión consiguiente. Esta produciría los primeros mártires que se transformarían en
referentes para toda la izquierda, pero más para los comunistas: “Cuando había que estar
al frente se estaba, viste que los primeros que murieron eran comunistas, 80
La cultura como difusora de ideas jugó un papel muy importante en estos años
para toda la izquierda. Sin embargo esto fue especialmente así para el colectivo de los
comunistas, el cual contaba con un aparato cultural muy importante y valoraba en alto
grado la cultura de sus militantes. El comunista debía ser una persona con continuo afán
de superación personal, laboral e intelectual. La cultura, entendida como el
conocimiento de las artes y los productos culturales, era importante realizándose un
culto de la cultura, más allá del real nivel cultural que los comunistas pudieran tener. La
militancia cotidiana comunista estaba rodeada no sólo de materiales teóricos sino de
productos culturales que conformaban también una mística especial. El partido editaba
discos, la Revista Estudios realizaba crítica de arte y cultura, El Popular difundía
actividades culturales asociadas a los artistas de izquierda como los espectáculos de
teatro en el Galpón, las películas de Cinemateca del Tercer Mundo o del Instituto
Cultural Uruguayo-Soviético, los recitales de música popular, las exposiciones de arte,
las presentaciones de libros, las lecturas de poesía, entre otros.
Cuánto se leía a Antonio Gramsci en el Partido Comunista es tema de debate y
que merece un estudio específico, pero no parecen quedar dudas que cierta concepción
gramsciana respaldaba el esfuerzo que se realizaba en aras de atraer a los sectores
intelectuales e incidir en la cultura y la comunicación.
Toda la izquierda sesentista apeló a los artistas e intelectuales, muchos de ellos
aportaron desde su lugar a conformar un imaginario y construir una específica
conciencia de clase de acuerdo a las organizaciones con las que se sintieran más afines:
“Los Olimareños no eran nuestros, Vilgietti tampoco, nosotros estábamos con Zitarrosa,
Yamndú Palacios, Marcos Velázquez, cada uno tenia el suyo”.81
80 Marta81 Marta
177
El militante comunista absorbía y reproducía ciertos valores que tenían que ver
con su vida pública pero que también se trasladaban a su vida privada. Los años 60´
fueron años de mucha movilización y participación, los integrantes de la izquierda en
términos generales se abocaron a la política y a la calle y destinaron gran parte de su
tiempo a la militancia. La vida privada en estos militantes fue interpelada por la política
y en muchos casos el límite entre vida pública y vida privada se volvió difuso. Sin
embargo los valores respecto a cómo manejar la vida privada y las acciones
relacionadas con esta no eran las mismas, la moral del hombre nuevo variaba según a
qué organización se perteneciera y las razones de por qué cuidar la vida privada
también.
En una organización donde las jerarquías y la disciplina ocupaba un lugar muy
importante en la estructura de valores y donde ciertos dirigentes eran valorados como
superiores por su capacidad intelectual, era coherente esperar la disciplina de esos
dirigentes en otros ámbitos, como el de la vida privada y que estos fueran ejemplos de
toda la militancia. En el Partido Comunista, el ejemplo lo debían dar los cuadros, estos
debían ser “un espejo para todos los afiliados, para aquellos que llegan a nuestras filas y
deben formarse ideológica y moralmente, adquiriendo experiencia, disciplina y hábitos
de combatiente”82
“Los cuadros teníamos que ser ejemplos, no podíamos hacer lo que hacían los muchachos de la
época que en alguna vuelta lo que eran las prácticas de iniciación sexual comunes o ir a los
bailes del Sudamérica, eso no lo llegamos a conocer, hacíamos una vida un poco distinta, la
infidelidad era condenable en un miembro de la juventud, no era tema de sanción por estatuto,
pero sí podía tener una cuestión de mal ejemplo”.83
En el cuidado de la moral, la vigilancia comunista sobre la vida privada no era
estratégica, es decir un medio para conseguir algo, sino que era parte de la concepción
misma del partido, integrado por personas dispuestas a fundir su vida privada con su
vida pública. Pero estos valores que podían existir a nivel de los discursos y de las
mentalidades, en ciertos ámbitos no tenían porqué ser cumplidos de forma estricta en la
medida que las prácticas compartidas podían ser otras. Las exigencias morales no
82 Rodney Arismendi, Informe de Balanace presentado al CC, agosto 1966.83 Manuel
177
recaían sobre todos por igual. Se distribuían a través de la estructura jerárquica y
también por sectores, donde había que dar más o menos pruebas de comportamiento.
“Nosotros éramos del Cerro, ahí había mas cuidado y no tanta ligereza porque doña juanita y
doña teresa que trabajaban en el frigorífico no estaban para que la nena fuera al club de los
comunistas al dos por tres estarse acostando, hablando rápido y pronto. Otra cosa era el ámbito
estudiantil, los círculos de la UJC en el ámbito universitario, eran distintos, otra cultura, otro
manejo, no era un ámbito de liberalidad, pero las cosas se procesaban distintas, pero en los
barrios, no era el París de los 68, era una cosa mucho más cuidadosa”. 84
No todos los comunistas tenían una vida perfectamente ascética aunque se
valorara esto como positivo. Los valores podían ser compartidos pero no se traducían de
igual forma, existía un margen de maniobra o un espacio moral para comportarse de
acuerdo al lugar que cada militante ocupaba en su mundo político y existían militantes
que mediante sus prácticas cuestionaban ciertos valores. A esa idea del comunista
sacrificado, austero, correcto, dedicado al trabajo y al partido, fiel en su vida pública y
privada entre otros atributos, también se le contestaba con otras actitudes.“…en 1971 el Zorrila salió campeón de basquetbol interliceal y la final se jugó en Piriápolis,
toda la final, y unos cuantos militantes de la UJC fuimos en dos bañaderas, nos fuimos 2
semanas a vivir lo que viniera y a pasar bomba y chau partido y eso fue en septiembre del 71
meses antes de la primera elección del Frente Amplio, cuando volvimos nos putearon en chino
porque habíamos dejado la militancia en un momento crucial y probablemente nos lo
preguntamos más de una vez pero ta nosotros lo hicimos y chau”.85
La vida privada en algunos casos dejaba de ser privada y se confundía con la
pública, esto se daba en los casos de mucha endogamia. Los grados de la endogamia en
las organizaciones variaban y las razones que justificaban a esta también. En el caso del
Partido Comunista, la familia era un camino para ampliar la fuerza del partido, los hijos
y las mujeres eran parte de la vida política y se generaban espacios para involucrarlos.
“Gran Kermese Infantil y adhesión del C.C femenino del FIDEL al día de la madre (…)
payasos, juegos, títeres, piñatas, sorpresas, juguetes (…) Mujeres concurran con sus
hijos y los amigos de sus hijos”.86 El partido estaba compuesto por muchas familias
comunistas que cumplían la función de educar generaciones enteras, la familia era la
84 Idem85 Eduardo86 El Popular, 15 de mayo de 1964, p.p 7.
177
primer puerta de entrada al marxismo-leninismo. “Nosotros decíamos que 200 familias
gobernaban el país pero 20 familias gobernaban el partido, los fundadores eran como
mis primos más grandes y había familias intelectuales y familias proletarias”.87
Era importante hacer crecer al partido desde la familia y las familias comunistas
se sentían responsables de esto. “Cometí una transgresión, me casé con un hombre que
no era un político (…) claro que era comunista pero no era un cuadro”. 88 El partido
involucraba tanto a las familias comunistas como aquellos militantes que no tenían una.
Para este último caso tenían a la familia o familia grande, denominación que era
utilizada para referirse al partido y con esa familia el militante podía contar.
“…el partido no te dejaba solo con tus problemas, tu tenias un respaldo humano, era como tu
familia, no desde el punto de vista económico, siempre sentías q se estaban preocupando por ti
(…) no te ayudaba con dinero pero por ejemplo, no tenés muebles o se rompía un caño y siempre
tenias un compañero, uno estaba respaldado,, siempre aparecía algún medico que te atendía (...)
Y te avisaban mirá que salió tal cosa, tal beneficio (…) El partido me consiguió gente para que
me cuidara a los hijos (…) sé que a mis hijos le llevaron ropa cuando estábamos presos (…)
teníamos vacaciones, nos daban 3 semanas, ahí estaba una cosa que el partido te ayudaba, te
conseguía una casa para las vacaciones (…) Cuando volvimos del exilio el partido nos consiguió
enseguida para que los niños fueran a AEBU a hacer natación 89
Los comunistas sentían que “en el círculo vos tenías todo, era tu cumpleaños y
aparecía la torta, necesitabas ayuda y la pedías”90 y esto generaba un sentimiento de
pertenencia muy fuerte, de los comunistas con la familia comunista ya que los que no
eran parte no recibían la protección familiar.
“pero para el barrio no, yo nunca sentí que teníamos que ir a lo de doña María para ayudarla a
menos que supiéramos que tenía intenciones de afiliarse. Con los vínculos sí, con los que te
compraban el popular, los que te hacían donaciones, no estaban afiliados pero podían pasar a
serlo en cualquier momento, entonces sí ..” 91
Los que sí eran parte de la familia, compartían con sus familiares, los
camaradas, los eventos más íntimos como los cumpleaños, casamientos, enfermedades, 87 Ana88 Clara89 Marta90 Isabel91 Elena
177
velorios, entre otros. Más allá de los 60´ y del hombre nuevo, los comunistas no
buscaban un nuevo modo de vida. El partido debía estar inserto en la sociedad y esto
implicaba moverse con los códigos de la idiosincrasia uruguaya: “Había que se lo mas
uruguayo posible, ser de Peñarol o de Nacional como todo el mundo, me acuerdo de
compañeros escuchando el partido, las tradiciones uruguayas se conservaban y se
consideraba necesario eso”. 92 Los rituales de la vida privada no se suspendían, no sólo
porque se tratara de un partido legal sino porque aparentemente eran cosas de la
sociedad, que había que aceptar, conservar, como algo natural, no un pecado pequeño
burgués.93
“Mi cumpleaños de 15 me lo festejó la Juventud Comunista en la casa de una compañera del
círculo y vinieron todos los compañeros del círculo y los del liceo 14 también que andaban
siempre en la vuelta. Fueron todos los dirigentes de la seccional décima. Sí, había música claro,
y torta por supuesto, fue una fiesta lluvia, compramos una damajuana y tuve un cumpleaños
precioso, divino. Mi familia no fue, yo era la única militante de la casa y me tenían que atar
casi.”94
92 Marta93 Llama la atención una sección de El Popular que salía a principios del 60´ denominada “El Popular
para el hogar y la mujer”. En la edición del 17 de mayo de 1964, p.p 8 en dicho sección hay varios
recuadros: “Elija su peinado” (en el texto se daban consejos sobre qué peinados realizar de acuerdo a los
tipos de rostros de las mujeres); “El rincón de la costura” (instrucciones para confeccionar chal, mitones y
polainas); “Rico y económico” (receta de budín de pollo). A su vez en esta misma sección, se incluían
otros recuadros que asociados a la vida doméstica y familiar, transmitían ideas políticas, como el recuadro
titulado “Los niños, los únicos privilegiados en la URSS”, destinado a describir el sistema de cuidado de
los niños en la URSS, compuesto por casas cuna, jardines de infancia, escuelas internado, campamentos
de pioneros, que permitían a la madre trabajar o estudiar, si lo desea. Ver El Popular 31 de mayo de
1964, p.p 894 Elena
177
5.2 La cultura socialista
El ingreso al Partido Socialista o a la Juventud Socialista era el ingreso a una
organización legal y formal. Para el caso del Partido Socialista, a excepción del período
de la ilegalidad, se completaba una ficha y en algunos casos se recibía un carné. En el
caso de la Juventud, el ingreso era menos formalizado, no se completaba ficha aunque sí
se asumían ciertas responsabilidades.
No había una entrevista de afiliación, quienes querían se acercaban a la Casa del
Pueblo, iban a escuchar un discurso, comenzaban a ser parte de ciertos grupos de
discusión o pedían la afiliación desde el ámbito sindical. La entrada al mundo socialista
podía darse de forma diversa y laxa, así también sería la militancia de los socialistas.
El lugar de las jerarquías
En el Partido Socialista los liderazgos existían y eran valorados como algo
positivo, el partido había contado con la figura de Emilio Frugoni por casi cincuenta
años y procesado una profunda transformación de la mano del nuevo liderazgo de
Vivian Trías.
“Frugoni, uno tenía una admiración tal, que ninguno de los otros que viniera iba a ser igual, era
incomparable, fue nuestro primer representante en el Parlamento, fue rector de la Universidad en
la dictadura de Terra y tuvo que exiliarse en Buenos Aires”95
Es probable que el lugar del liderazgo en el Partido Socialista estuviera dado por
el recorrido realizado por Frugoni y no tanto por el de Vivian Trías a pesar de que la
transformación de fines de los 50´ había sido impulsada por este. “A pesar de las
diferencias que teníamos con las ideas de Frugoni aprendí a respetarlo y a tenerle un
enorme aprecio, era una figura muy importante”.96
En los años 60, los militantes tenían proximidad con sus líderes. “Empecé a ir a
una charlas dadas por el gordo Trías”; “La militancia en la juventud no impedía hablar
en actos donde hablaba Trías (…) venía Trías y te decía directamente tenés que hablar
de esto, esto y lo otro”.97 Tampoco había un liderazgo personalizado como sucedía en el 95 Gabriela96 Alberto97 Alberto
177
Partido Comunista, varios dirigentes eran los referentes, algunos de ellos bastante
jóvenes que habían surgido de la Juventud Socialista.
“Trías eral el teórico, José Díaz más político identificado con los sectores pro tupas, Carlos
Machado el historiador, Walter Alfaro el secretario de la Juventud Socialista, había varios
liderazgos y todos diferentes”.98
Existían estructuras jerárquicas pero no cumplían el rol organizador y
disciplinador que tenían en el Partido Comunista. Era una estructura de cercanías.
Algunos socialistas incluso resistían la idea de estructura jerárquica.
“La BUS tenia una dirección que no le queríamos poner nombre, no la queríamos nombrar, le
decíamos el piringundín, y eran los responsables que se reunían un grupo relativamente pequeño
10 o 12, éramos como la dirección de la BUS. 99
A nivel barrial la actividad se organizaba en los centros socialistas100, aunque
luego de finalizados los 60´ el esquema cambiaría pasando a una estructura organizativa
similar a la del Partido Comunista. “Ya no se hablaba más de centros, era como mala
palabra, ya estaba el esquema leninista, comité central, comité departamental con todas
sus comisiones y seccionales y todo eso”.101
Pero a pesar de reestructuras de último momento y revalorización de las
jerarquías, estas no eran más que una vía para organizar el trabajo. La carrera de
socialista no se hacía avanzando pasos en la escalera jerárquica, esta era nada más que
un medio para distribuir tareas: “Bueno no me acuerdo que cargo tenía pero yo tenía
que buscar a toda la gente de la juventud e incorporarla a los comités.”102
La actividad de la militancia estaba muy relacionada con el ámbito estudiantil y
con el sindical, aunque en este último los socialistas tenían una competencia muy fuerte:
“Los sindicatos estaban controlados por los comunistas, hacíamos un esfuerzo enorme
por entrar pero tenías que ser muy muy hábil y nos costaba.103
98 Marcelo99 Marcelo100 Algunos centros que aparecen en el Sol del año 1966 son: Sayago, Liberación, Artigas, Domingo
Santo, Caramella, Barrio Sur, Adrian Troitiño, Juan B. Justo, Pablo Iglesias, Matteotti, El Sol. 101 Guillermo102 Guillermo103 Alberto
177
“Bueno el PS no tenía la práctica comunista de entrar a las fábricas por cualquier vía, de
seleccionar los lugares y decirle a la gente tratá de emplearte ahí, nosotros íbamos a vender el
diario a la puerta y más que eso no hacíamos. Además luego del 70 la hegemonía de la clase
obrera ya estaba, era imposible entrar al SUNCA o a la UMRA, no podías, no había forma”.104
La preocupación principal era la de revertir esta situación: “Si vos eras
socialistas lo que había que hacer era laburar y dale, trae lleva, vende, el impulso era el
de crecer y crecer, nuestra principal preocupación”.105; “Fui a discutir el tema de los
delegados y nosotros pedíamos tres delegados y teníamos un solo socialista, pero el
objetivo era que el otro no tuviera tanto”.106 Los socialistas sentían que no lograban el
mismo poder de incidencia que su competidor principal,” lo que más admirábamos era
su aparato”.107
Aún en la ilegalidad el Partido Socialista continuaría moviéndose como un
partido legal, editando el periódico Izquierda, dirigido por Vivián Trías y realizando
desde este ámbito la actividad antes realizada en Casa del Pueblo, reuniones,
seminarios, recaudación, entre otras.108
“…no era una clandestinidad, era una ilegalidad, todos los dirigentes andaban por la calle se
reunían (…) editaba una prensa que todo el mundo sabia que era socialista, había actividades en
el movimiento de masas, Ignacio Huguet que todo el mundo sabia que era socialista seguía su
actividad sindical, no había nadie escondido (…)”.109
Los socialistas estaban en medio de dos grandes competidores que habían salido
en gran parte de su seno, el Partido Comunista y el MLN, que tenían propuestas bien
diferentes, que no dejaban ocupar el medio o que el Partido Socialista no podía ocupar.
Las razones de esto deben ser estudiadas de forma profunda y trascienden los objetivos
de este trabajo, simplemente son señaladas porque deben ser tenidas en cuenta las
condiciones en las que la práctica cotidiana de los militantes tenía lugar, porque era
104 Marcelo105 Guillermo106 Marcelo107 Idem108 Pueden observarse las convocatorias a los seminarios en Izquierda, ver ediciones de los meses de
febrero, marzo y abril de 1969.109 Guillermo
177
desde ese intermedio desde donde ellos mismos se colocaban: “Queríamos tener la
precisión de los tupas y el despliegue de los bolches.”110.
Su práctica política cotidiana era muy similar a la del Partido Comunista pero la
historia de división, el anticomunismo y el sentimiento de desconfianza generalizado,
hacía sentir diferentes a los socialistas: “Coincidíamos más con los bolches
políticamente pero nos era más fácil ser amigos de los tupas; los bolches eran cerrados,
esquemáticos, maniobreros 111.
Las condiciones políticas en los 60´ habían cambiado, el Partido Socialista de la
mano de Trías y en términos de ideas, y a pesar de que no terminara de decirse, también
había procesado su cambio. Sin embargo la interiorización de este cambio era un
desafío difícil y las prácticas no lo acompasaban: “Los hechos que pasaban afuera
alteraban la dulce paz del Partido Socialista”.112
Qué autoridad
Similar a lo que sucedía en el Partido Comunista, los liderazgos eran
meritocráticos y asociados a la preparación teórica: “Había mucho peso del sector
intelectual y profesional, Vivián Trías, José Pedro Cardozo, Carlos Machado, esos eran
nuestros referentes”.113
Sin embargo esto parece tener más relación con la composición del partido y el
lugar que ocupaba la educación en la sociedad uruguaya en términos generales, que con
una postura que consideraba a algunos cómo los más preparados para comprender las
leyes del marxismo científico al estilo del Partido Comunista. Los referentes en el
Partido Socialista, eran los profesionales, los técnicos, los que conocían la realidad, no
los que dominaban una doctrina. Un Comité de Asesoramiento Técnico (CAT),
compuesto por “más de 30 compañeros profesionales y técnicos”, especializados en
economía, salud, vivienda, seguridad, cultura y realidad sindical aportan una “base de
conocimientos que permitirá al Comité Ejecutivo una visión panorámica de la realidad
nacional”.114
110 Marcos111 Laura112 Hugo113 Laura114 El Sol, 7 de julio de 1967, pp.2
177
En la prensa de la época llama la atención el recuadro con la oferta de
profesionales que ofrecían sus servicios, entre ellos José Pedro Cardoso (medico),
Ruben Caggiani (abogado), José Korzeniak (abogado), José Díaz (abogado), Ever Irisity
(agrimensor).115
Los liderazgos eran valorados, porque los socialistas no eran todos iguales, había
algunos con mayor preparación que otros. Pero no eran inalcanzables, no sólo porque
estaban más cerca sino porque no se realizaba un culto específico a las figuras del
partido. Eran los referentes, no los encargados de conducir el partido y enseñarle a sus
militantes cómo pensar el mundo.
En este sentido, la formación política tampoco tendría el lugar que tenía en el
Partido Comunista. Era valorada como un camino para la mejor aplicación de la línea
del partido, no la etapa fundamental para la adquisición de la conciencia de clase.
“Es indudable que el fervor combativo, tanto en la lucha gremial como en la política, debe
apoyarse en una base de conocimientos y tácticas. Esa es la razón de estos cursos y en ellos la
militancia recibirá los elementos que facilitarán su desenvolvimiento en las tareas que deben
desempeñar en la aplicación de la línea política y sindical del partido”.116
La formación no era el centro de la vida del militante. No había escuelas sino
que los socialistas iban a cursos de capacitación117, charlas que se realizaban de forma
no regular o leían ciertos materiales que circulaban en su ámbito de militancia118;
“Tuvimos dos maestros intelectuales, Enrique Broquen y Trías, teníamos reuniones en
las casas, nos quedábamos hasta tardísimo discutiendo”119, “Teníamos algunos cursos
los sábados y también teníamos en las casas, leímos el Manifiesto Comunista, Rosa
Luxemburgo, Trías por supuesto”.120
No había cursos de formación sistemática, con evaluación, con programas
predefinidos. Las charlas eran el ámbito de formación de los socialistas. Estas charlas
115 En la sección de oferta cultural de el diario El Sol aparecía este recuadro, ver ediciones del año 1967.116 El Sol, 8 de enero de 1966, p.p 2117 “Curso de capacitación, lunes 13, tema: «Las corrientes sindicales en el Uruguay», disertante Reynaldo
Gargano”. EL Sol 10 de marzo de 1967, p.p 6.118 En el Sol, p.p 2 del 19 de agosto de 1966 , se anuncia el inicio del Ciclo de Cultura Popular con la
primer charla a cargo de Carlos Machado y Vivian Trías titulada “De la revolución artiguista a la
revolución nacional”. 119 Alberto120 Victoria
177
solían realizarse en domicilios particulares, en pequeños grupos donde una persona
exponía sobre un tema particular. Fueron características del Partido Socialista, no un
producto de la ilegalidad, ya que existían desde antes. Tan instaladas en el quehacer
formativo o de difusión de ideas estaban estas charlas que se realizaban “cursos de
capacitación para expositores de charlas domiciliarias”.121
Las charlas sobre temas de actualidad dictadas por los profesionales ubicaban al
socialista en un contexto nacional pero no otorgaban instrumentos específicos para
desarrollar la actividad de militancia, fundamentalmente en ámbitos como el sindical
donde se tenía baja inserción.
“La formación era autodidacta, cada tanto se hacían plenarios sindicales en el partido y se hacían
intercambios de experiencia, pero los militantes cada uno tenía que irse formando, en el ámbito
sindical, la formación teórica no era tan importante, Teníamos un compañero argentino que daba
charlas, Trias era otro, nos daba charlas y eso era común pero para temas puntuales”.122
Desde la Juventud Socialista se realizaban algunos cursillos123, pero por sobre
todo, los campamentos y posteriormente las tolderías socialistas, serían el espacio
preferido de los jóvenes socialistas como ámbitos de formación.
A pesar de ser la formación valorada como positiva en términos generales y de
que los referentes del partido eran aquellos con mejor formación, algunos socialistas no
la consideraban como una condición fundamental para ser socialista. Es más: era vista,
incluso, como una pérdida de tiempo, algo que no aportaba sustancialmente: “…yo leía
muy poco, lo que quería era militar”124 ; “los que estábamos en la FEUU sentíamos
admiración por los obreros, creíamos que a ellos les resultaba todo mucho más fácil
entender todo, sin leer todo lo que teníamos que leer nosotros”.125
Había que entender la realidad nacional y no tanto el materialismo histórico,
para eso eran importantes las lecturas teóricas pero por sobre todo la contribución que
121 Ver El Sol, 5 de agosto de 1966, p.p 2122 Adrian123 En El Sol se puede ver el anuncio de los cursos a realizarse los domingos para tratar temas como el
materialismo histórico, economía marxista, situación económica nacional y situación sindical. El Sol, 1º
de septiembre de 1967, p.p 11124 Gabriela125 Laura
177
pudieran hacerse desde los conocimientos técnicos. Las garantías para un buen
socialismo venía de gente formada profesionalmente y no tanto de escuelas de cuadros.
Formarse para discutir
Los socialistas hacían su propio recorrido de formación y lo más importante era
manejar ciertos argumentos: “Vos tenías que citar cosas, citar autores”126. Quienes leían
y estaban mejor formados eran aquellos que en su vida en general leían más, los
profesionales y universitarios que ya tenían el hábito de la lectura.
“…la capacidad argumentativa era una virtud sin dudas pero eran tres o cuatro los que
manejaban el argumento (…) la gente común no leía a Rosa Luxemburgo (…) había que saber
argumentar, forzar la argumentación para que encajara en ella, para condenar la invasión a
Checoslovaquia hubo que encajar eso en una visión dogmática del mundo”.127
De forma similar al Partido Comunista, era importante discutir y tener capacidad
argumentativa: “CONCURRA su opinión importa, INTERVENGA en el debate128, así
finalizaba una convocatoria a un debate en el Instituto Uruguay – China.
La discusión era importante pero poco formalmente ordenada y no había culto a
la discusión como sucedía con los comunistas. La formalidad de la discusión tenía que
ver con algunas personas que participaban, no con procedimientos asumidos por todos:
“Las discusiones eran muy ordenadas, había gente que sabía y que tenía mucha
experiencia entonces te enseñaban muchísimo”.129
Los ámbitos de discusión más extendidos eran los estudiantiles y así como había
cierta reticencia a las jerarquías también sucedía lo mismo con la formalidad de la
discusión:
“…tengo claro que no se discutía a partir de un informe en la juventud, trabajábamos para una
cosa, y para otra, no tanto se discutía las decisiones del PS, éramos brigadas que trabajábamos
para, discutíamos sobre qué cosas teníamos que hacer, tengo un recuerdo de mucho menos
organicidad y disciplina”.130
126 Guillermo127 Francisco128 Izquierda, 14 de marzo de 1969, p.p 6129 Victoria130 Guillermo
177
En el ámbito del partido la discusión era más organizada y había cierto “culto a
la palabra escrita”131 aunque esto no implica considerar la discusión como el centro de la
actividad política ni un espacio de formación como era para los comunistas. No se la
rechazaba, como sucedería en el MLN pero tampoco se organizaba la actividad de
militancia en torno a ella.
Qué disciplina
A nivel de decisiones centrales la disciplina se imponía una vez que se había
dado la discusión y se habían sopesado los diferentes argumentos. Los socialistas
aprendían que saber argumentar era una habilidad que debían esforzarse por desarrollar
porque era en el terreno de la discusión en donde se dirimían las principales cuestiones:
“Una de las cosas que más aprendí fue lo del centralismo democrático, los de la FEUU teníamos
una tendencia que se oponía a la de Gargano, José Díaz, nosotros queríamos una alianza para el
sector de los trabajadores y en los viejos eso no gustaba nada porque había mucho sentimiento
anticomunista, pero bueno insistimos fuimos al congreso, peleamos con uñas y dientes y
perdimos, entonces aa quedamos lo mas deprimidos, pero luego ahí fuimos a tomar un café o una
grapa y yo dije que desastre como perdimos y un compañero me dijo no, es que no se dan cuenta
que ustedes no tenían razón y yo sí tenía razón, no, no tenían razón porque si vos están
planteando una salida que el grueso de la gente no la admite, si vos integrás un partido en donde
la mayoría no está para lo que vos estás planteando, la idea tuya estás equivocada, hiciste mal los
cálculos, entonces la idea puede ser muy buena pero estás equivocada porque no supiste analizar
la realidad, a partir de ahí eso me marcó en pila de cosas, que hacía que luego yo tuviera una
disciplina partidaria importante porque más allá de lo que yo estuviera convencida bueno si eso
no salía porque los demás no me entendían y bueno yo estoy con los demás”. 132
Sin embargo, a pesar de la discusión, del centralismo democrático y del informe,
el espacio para manifestar opiniones diferentes parece haber sido más amplio que en el
Partido Comunista. “Frugoni decía en vez de votar a un blanco voto en blanco y
nosotros no lo expulsamos por eso, en otro partido lo hubieran expulsado claro”.133
131 Francisco132 Laura133 Andrés
177
Las sanciones cuando algún socialista pasaba los límites de lo permitido,
tampoco eran duras por lo que quedaba el margen para la crítica o el error: “Compañera
no te pases, me dijo (…), yo había puesto «con la patria y con Sendic» y me llamaron al
orden enseguida” 134
El Partido Socialista cultivaba una disciplina que tenía que ver con decisiones
que se tomaban en los ámbitos de discusión a nivel central. Luego en ámbitos más
pequeños y en el quehacer político cotidiano el socialista tenía espacio para manifestar
sus críticas o desviarse de lo correcto, sin tener que realizar un planteo formal en un
ámbito específico:
“Cuando se reabre La Casa del Pueblo vino la prensa y estábamos todos ahí, de repente me
entero que habían elegido a las militantes más lindas para salir en la tele, claro no te imaginas el
revuelo que armé, que disparate (…) y no, no pasó nada, yo protesté, era una locura”135
Claramente existía un espacio para la crítica o la voluntad de plantearlas y esto
no era visto como una trasgresión sino como algo natural:
“El partido era mas cuidadoso en las acciones, cuando la huelga empieza a descender en su nivel
de adhesión se decidió que había que salir a frenar a los ómnibus con miguelitos, y vino un
compañero a decirme que el Partido Socialista, no estaba a favor, yo fui igual y bueno.”
La disciplina en los socialistas, se traducía en la entrega o dedicación que podían
dar al partido. La preocupación central radicaba en aumentar la presencia del partido en
los distintos ámbitos de disputa. Para esto los referentes debían realizar un gran esfuerzo
en términos de dedicación a las actividades.
“… mucha militancia, salíamos de trabajar, tomaba un mate y me iba para el sindicato y de ahí
para el partido, o para una reunión de coordinación de la central, a veces las reuniones
terminaban a la una de la mañana, llegábamos a las dos y a las cinco me levantaba para ir a la
fábrica, a veces me acostaba a veces no, me aprontaba el mate y seguía de largo. Aunque hoy no
tengo esa vitalidad no sé si lo volvería a hacer.”136
134 Laura. 135 Lucía136 Adrian
177
El sacrificio que los socialistas realizaban era el de trabajar para el partido pero
no sentían tantas exigencias respecto a la imagen que en tanto socialistas tenían que dar.
El estudio era algo valorado de por sí por los socialistas fundamentalmente por la
extracción social de la que provenían pero no se daba una hipervaloración del mismo.
“Me llevé todas las materias ese año (…) no nadie me dijo nada, eso no era un tema, el problema
fue mas en casa que en otro lado, siendo socialista yo no hice un mea culpa, yo no me sentí
culpable. Había una valorización de los que vos leías y sabias respecto a los temas políticos a vos
te valorabas mucho si ibas a una reunión y habías leído los materiales, ahí empecé a leer mucho a
Lenin y a Marx.”137
Lo mismo que sucedía con el estudio, sucedía con el capital cultural, este se
valoraba, de forma natural, no haciendo un culto especial de él. Naturalmente los
socialistas asistían a espectáculos artísticos y consumían diversos productos culturales
porque era parte de su conducta social, que no rechazaban, algo que sí podía suceder en
los tupamaros. Los socialistas no buscaban dar pruebas de que eran cultos o estudiosos,
ni rechazaban la imagen que los identificaba así. Tenían un nivel, no lo escondían y no
les gustaba ser llamados latas.
Lo cultural a su vez era importante como lo fue para toda la izquierda en estos
años, pero los socialistas no contaron con una industria cultural que promoviera cine,
teatro, literatura y música específicamente asociada al socialismo uruguayo, sino que se
nutrieron de los aportes culturales de artistas identificados con otras izquierdas.
La cartelera de cine difundida por el diario El Sol en 1967 presentaba toda la
oferta de cine de Montevideo sin realizar una censura sobre lo que hoy denominaríamos
cines comerciales, más allá de recomendar o reseñar algunas películas específicas138.
Unos pocos años después, en Izquierda, la oferta de cine se presentaría sobre todo
respecto a Cinemateca, Cineclubes y salas de barrio.
Ese intermedio político en el que se ubicaban socialistas también se trasladaba al
terreno cultural y el límite estaba marcado por el anticomunismo, específicamente
antisovietismo. “Cultivábamos la cultura claro, sacábamos las entradas con sacrificio
137 Marcelo138 En El Sol del año 1967 se anunciaban las peliculas en cine Ariel, California, Radio City, Central,
Coventry y Plaza
177
pero íbamos, nos gustaba Zitarrosa, Los Olimareños, nos gustaba todo, pero el cine
soviético no nos llamaba la atención.”139
El polo revolucionario de los socialistas se cultivaba con productos asociados,
“música revolucionaria y cine cubano”140, sin embargo los representantes culturales de
la guerrilla uruguaya eran resistidos por pintar un sujeto revolucionario no acorde a la
cultura socialista.
“A Viglietti lo veíamos como representante de los tupas y bueno no nos gustaba, le tomábamos mucho el
pelo con el chueco Maciel, ese tipo lumpen no nos cabía, sí, no estaba bien visto. Los Olimareños sí, nos
gustaban mucho, tampoco el Sabalero nos gustaba.”141
Qué militancia, qué militantes
Al igual que en otras organizaciones de izquierda la vida privada de los
socialistas también se vería interpelada por su condición de tales. Se ponderaban nuevos
valores asociados al hombre nuevo como la austeridad, la sinceridad, la modestia y el
ascetismo, entre otros. Estos valores eran especialmente representados por los líderes de
los socialistas quienes daban el ejemplo: “…a sí los lideres sí vivían así, sí claro, un
ejemplo. Vivian, era un ejemplo de austeridad, no iba a fiestas ni vacaciones, si
comparás de líder a líder, Arismendi era un aristócrata para nosotros”.142
La sanción social a la infidelidad en la pareja era practicada por toda la izquierda
de la época y los socialistas también hacían énfasis en este aspecto: “Había una moral
revolucionaria, no se puede concebir a un socialista llevando una doble vida, yo me casé
y tuve una sola mujer”.143
Sin embargo en otros aspectos los socialistas no eran tan disciplinados,
fundamentalmente en lo que refiere al ascetismo. Postulaban una vida ascética pero
algunos no la practicaban, otro sí lo hacían, pero con culpa.
139 Gabriela140 Festival de la Juventud Socialista, 16 de septiembre de 1967. Diario El Sol, 15 de septiembre de 1967,
p.p 7141 Guillermo142 Alvaro 143 Alvaro
177
“En el PS cada uno se manejaba, yo era hijo de comerciante, mi familia tenía eso, yo era un
burgués y lo sigo siendo, me gustaba comer bien, tomar rico vino, las pilchas, me gustaba pasarla
bien, el confort eso siempre y chau “. 144
“Descubrimos que los compañeros proletarios se comportaban diferente y nosotros que
tratábamos de purificarnos todo el tiempo (…) nosotros íbamos a Punta del Este pero estaba muy
mal visto y un poco de culpa nos generaba claro”. 145
En concordancia con lo que era la militancia cotidiana, en el ámbito de la vida
privada los socialistas también tendrían su espacio reservado según su criterio
individual, o en todo caso el criterio colectivo era que cada socialista definía sus
prácticas de la vida privada más allá de compartir ciertos valores generales.
“Vacaciones sí, fue una de las cosas que yo siempre impuse porque trabajábamos mucho, yo
estaba de vacaciones y me borraba, el 7 de febrero de 1973 yo estaba de vacaciones, que para mí
fue la gran cagada del movimiento sindical, de la que yo participé también. Bueno yo me iba de
vacaciones y no me ven el pelo, el 9 de febrero caen unos compañeros a buscarme porque estaba
la Marina acuartelada en la ciudad vieja y los milicos que no querían a Francese de Ministro, era
un golpe, no joder, (…) bueno eso yo no lo vi en ese momento, lo vi después, acompañé, y un
poco especulando también con el tema de las licencias, medio Uruguay estaba de vacaciones y la
huelga iba a ser bastante chueca, una decisión de tipo especulativo, calculador, pero no fue lo
correcto…”
Similar a lo que sucedía con los jóvenes del Partido Comunista, los jóvenes
socialistas compartían ciertos valores en relación a la vida privada, seguían cierta
disciplina respecto a lo que eran bien visto hacer pero no abandonaban por completo los
códigos de su generación y en este caso, los códigos de su extracción social; “Éramos
chiquilines de clase media que seguíamos viviendo la vida de siempre aunque no
íbamos a muchos bailes y estaba como mal visto estar muy contento.146
“… los jóvenes socialistas éramos diferentes a los jóvenes comunistas. El afíliate y baila era
una consigna de decir los jóvenes además de comunistas también somos jóvenes, sin embargo
los jóvenes socialistas éramos más como intelectuales no sé cómo decirlo, el fin de semana
144 Alvaro145 Laura146 Francisco
177
íbamos al cine, al teatro, nos interesaban otras cosas, no íbamos a bailes, íbamos a fiestas en la
casa del pueblo”.147
En lo que respecta a las relaciones de pareja los reparos que se realizaban tenían
que ver no tanto con ciertos valores de la vida privada, sino con mecanismos de defensa
que los socialista buscaban auto-imponerse para no ser cooptados por otras
organizaciones, fundamentalmente por los comunistas: “Estaba mal visto ennoviarse
con una comunista, los socialistas sabíamos que el partido tenía entrada fácil por ese
lado”148
“…era bastante mal visto. Adelaiada Marin, tenía un novio comunista, la peleábamos horrible, se
terminó afiliando a la UJC. Luego mi amigo Marcos que era músico y tocaba en la brigada de
música comunista, cantaban esa canción no nos moverá, la rosa roja del amor, y el iba a la
brigada y se tenia que poner la camisa roja, para nosotros era casi un pecado. Teníamos que
defender nuestro espacio no podías concebir un socialistas con una novia comunista”.149
La cotidianeidad del militante no era socialista por completo si bien muchos de
ellos dedicaban una gran parte de su tiempo a la organización. La familia socialista no
existía ni se buscaba conformar, los hijos se educaban en una familia, que podía ser
socialista como no serlo, que podía educar a los hijos en el socialismo pero que también
podía tenerlos en otras organizaciones, entre ellas, una de las más admiradas y
disputadas a la vez, el MLN: “No, los hijos no los llevábamos, mi hijo militó en la FER,
Frente Estudiantil Revolucionario y ta viste”150; “Nunca le impusimos nada a nuestros
hijos, mi hija se fue al 26 de marzo y ella a mi me decía socialata”.151
¿La Casa del Pueblo era una casa, un hogar? En ella se realizaban las charlas,
los cursos, las reuniones, los congresos, se guardaban los documentos, los libros e
incluso las armas, según cuentan algunos de los militantes. Pero era una institución que
algunos pretendían abrir.
147 Guillermo148 Julio149 Guillermo150 Adrián151 Gabriela
177
“Hicimos un baile en La Casa del Pueblo, los más ortodoxos no querían que lo hiciéramos pero
lo hicimos y estuvo buenísimo. Porque para los velorios la casa siempre estaba disponible, se
moría un socialista y lo velaban ahí, entonces un día dijimos basta vamos a hacer un baile” 152
No había una familia socialista, no la habían conformado aunque a algunos les
hubiera gustado tenerla, “envidiábamos como tienen los judíos ese sentimiento de
comunidad”153.
“… los socialistas no éramos tan endogámicos como los comunistas, en ese sentido ellos eran
muy divertidos yo iba a algunas reuniones y estaban ahí, hacían asados, cantaban, todos los
viernes se juntaban, todos los viernes y yo nunca fui a un asado de los socialistas154
A pesar del tiempo dedicado a la militancia por parte de los socialistas, vida
pública y vida privada se confundieron menos: “Se podía seguir con la vida de uno
siendo socialista”.155 No sólo porque eran pocos sino porque las instancias compartidas
eran puntuales. En 1967 la juventud socialista aún realizaba los picnic156, continuando la
tradición socialista de las primeras décadas del siglo157. Más tarde se pasarían a las
tolderías que si bien eran concebidas como espacios de formación eran sobre todo el
ámbito para compartir y poder tener todos juntos el sentimiento de comunidad tan
ansiado: “…acampábamos todos, todos juntos entonces claro veías que eran cientos,
carpas por allá y por allá y eso te impactaba, era impresionante”.158
Las actividades eran puntuales para los socialistas. No había un esfuerzo
explícito por ser parte de la sociedad, por mostrarse como gente común (“lo más
uruguayo posible)” como los comunistas. “No tenías actividades y cosas con la gente de
afuera. Los socialistas no tenían una política de vincularse, era difícil que gente se
incorporara, los socialistas no teníamos vínculos”.159
152 Victoria153 Laura154 Alvaro155 Victoria156 El Sol, 8 de enero de 1966, p.p 2, “Pic Nic de la Juventud Socialista”; El Sol 3 de marzo de 1967, p.p
8: “Pic Nic en el Parque Tomkinson, ticket $ 60.000, retirar en Casa del Pueblo".157 “Gran Pic Nic Socialista”, febrero de 1925. Anexo Documental en Braga (2006)158 Guillermo159 Guillermo
177
Tampoco buscaban lo contrario, desvincularse de los patrones de conducta de la
sociedad uruguaya, mostrarse diferentes.
“No, no, eso cosa de los tupas que les dio por eso, con el chueco Maciel y eso, nosotros no
teníamos ese tipo de cosas. Con el núcleo de Derecho nos juntábamos en la casa de un
compañero, la familia era Antelo tenían una casa en Carrasco y nos reuníamos ahí cuando estaba
lindo bajábamos a la playa. Nos reuníamos en la casa del Rafa Novoa también que tenía terrible
casa. Teníamos que hacer las reuniones en una casa cómoda, segura y no expuesta, esos eran los
criterios, incluso nos reíamos y decíamos pasame una casa como la gente che”.160
160 Marcelo
177
5.3 La cultura tupamara
“No alcanza que tenga [el militante] una ideología revolucionaria debe vivir
como un revolucionario”. Así reza el Reglamento del MLN-T dejando en claro que
pertenecer a esta organización implicaba un esfuerzo particular.
El ingreso al MLN-T era bien distinto al del ingreso al Partido Socialista o al
Comunista. No había un procedimiento formal, ni ficha ni carné. Una persona
consultaba individualmente al candidato sobre su voluntad de ingreso a la organización
y luego venía el contacto.
“¿No te parece que llegó la hora? (…) dejame pensarlo y al otro día le dije que sí, te van a
contactar me dijo y yo que no podía decir nada y todo eso, estaba además la idealización de la
organización, el mito de la compartimentación, el misterio, el secreto, todo eso que era muy
atractivo”. 161
En algunos casos la incorporación era precedida de una puesta a prueba: “te
llamaban y te encargaban una tarea”162; “yo alguna vez creí que me habían llamado pero
no sé, siempre tuve la duda”.163 Este sistema no implicaba que cualquiera pudiera
ingresar o que el reclutamiento fuera desorganizado. En realidad, las incorporaciones se
estudiaban tanto como en otras organizaciones políticas, sólo que de otra forma: “Un
compañero me hace la propuesta, pero claro después me doy cuenta que hace rato me
venía mirando”164
“…para ser miembro de una Organización clandestina se necesitan algunas cualidades básicas y
otras que se adquieren con educación, el entrenamiento y el fogueo. Las cualidades básicas son
la honestidad, la firmeza de ideas y la discreción. (…) [Y] necesita de otras cualidades como la
serenidad ante el peligro, el perfecto control de sus nervios, la iniciativa, etc., pero mucho de esto
se adquiere, más de lo que se cree con la práctica y el fogueo. (…) Los primeros contactos entre
un miembro de la Organización y un aspirante a serlo deben servir para apreciar en qué grado se
dan estas cualidades primarias”. 165
161 Mónica162 Juan163 Rafael164 Mariela165 MLN-T (1968) Apuntes sobre lucha urbana
177
Esto se daba así por ser una organización clandestina pero también por los
requisitos o cualidades que había que tener para entrar a la misma. Había que tener
capacidad para realizar cosas, el ingreso y el asenso se daba a partir de la asignación de
una tarea que debía ser cumplida con responsabilidad: “Relevamiento de la ciudad,
vigilar las casas todos los movimientos, apretar a un taxímetro y pasearlo”.166
“…empezabas por abajo, por los CAT, [comité de apoyo a los tupamaros], ahí tenías tareas de
propaganda, grupos publicitarios, carteles, pintadas, pequeñas acciones con una lata que
explotaba y tiraba volantes. Otras eran copar un cine en donde se estaba dando una película de
izquierda y lanzar volantes. Luego más en la clandestinidad conseguir locales, tareas de
infraestructura, conseguir autos y casas para la gente clandestina o para conseguir ciertas
acciones”.167
El lugar de las jerarquías
El MLN-T no era una organización horizontal, tenía su estructura jerárquica:
Convención nacional, Comité Ejecutivo, columnas, células, grupos de acción (GA),
grupos de acción en formación (GAF), comités de apoyo a los tupamaros (CAT),
ámbitos que iban de un mayor nivel de inserción a uno muy menor como eran los
grupos periféricos o los CAT, donde participaban personas sin funcionamiento
orgánico. Existía una estructura jerárquica que en su denominación era aún más
jerárquica que la del Partido Comunista. Comandantes y subcomandantes, no
secretarios, conducían el proceso revolucionario.
“Las sanciones las tomaba el comando de columna y si era algo más importante el ejecutivo, la
expulsión la decidía el ejecutivo. Los planes estratégicos, las sanciones severas estaban en
manos del Ejecutivo. La elaboración de documentos, q subían y bajaban, pero eran elaborados
por el Ejecutivo. 168
Sin embargo ciertas condiciones dificultaban la construcción de liderazgos. Una
de ellas era la continua renovación de los cuadros dirigentes en la medida que caían las
direcciones ante el aumento de la represión. Otro factor era las condiciones de 166 Mariela167 Carlos168 Oscar
177
clandestinidad en donde a veces la convivencia generaba espacios de cercanía que no se
daban en otras organizaciones. Pero más allá de las condiciones institucionales, los
liderazgos no eran en general valorados como algo importante o necesario.º
“…la consigna “por la tierra y con Sendic” no la inventó él [Sendic], la inventó Rodríguez
Beletti, que claro ¿de dónde venía? del MIR y del PCU con esa concepción del liderazgo siempre
ahí, siempre ahí y a nosotros nos rechinaba eso”.169
Los liderazgos no eran bien vistos. Los tupamaros, herederos de los gauchos
revolucionarios, de los blancos revoltosos como refieren algunos entrevistados, y del
anarquismo, rechazaban las jerarquías. Algunas prácticas favorecían la no existencia de
liderazgos fuertes: “a través de la práctica guerrillera gente sin educación formal era
responsable de ingenieros por ejemplo, las armas eran un método igualador”.170 Sin
embargo, a pesar de algunas prácticas y de la aversión de los tupamaros a los liderazgos,
la figura de Sendic desafiaba la horizontalidad. “Sendic era el líder indiscutido, todos
los admirábamos aunque algunos no lo quisieran reconocer”171.
“No hicimos culto a la personalidad de nadie, no levantamos mártires y sí que los tuvimos, había
gente q se quejaba de la presencia q tenía la figura de Sendic muchas veces”.172
Si bien había diversos niveles de responsabilidad, la estructura jerárquica había
sido instalada para la acción y era en esa arena, en donde los líderes cobraban
protagonismo.
“…no creamos un partido con un secretariado político que desde un escritorio decía a sus
militantes “vayan a pelear ustedes”, no, nosotros participábamos. Eso constituía una primera
regla moral” (Rosencof, citado en Aldrighi, 2009:25)
No había culto a los líderes. Pero los líderes eran importantes, elaboraban los
planes, conducían las columnas, las operaciones, distribuían tareas, definían cuándo
actuar. Algunos considerarían incluso que la caída de los viejos, los fundadores como
Manera, Marenales, Sendic y la responsabilidad del MLN en manos de otros alejados de
169 Carlos170 Pedro171 Mónica172 José
177
aquellos, sería la causa de la derrota: “No tenían fe ni confianza en los líderes que había,
porque no los conocían, era una organización descabezada verdaderamente”.173
Las fuentes de la autoridad
Los referentes surgían desde el accionar, aún cuando los liderazgos fueran
rechazados: “Lo admiraba a Sendic porque evidentemente era el tipo que estaba al
frente y el que más se sacrificaba”.174 En el MLN-T, los liderazgos y la autoridad se
construían a partir de la acción, de la fuerza de voluntad, del coraje y atrevimiento, de la
capacidad de “salir de una situación difícil”175, de la cercanía con la acción directa.
La formación teórica no era central aunque esto no significaba que los
tupamaros no leyeran teoría. Sí leían, o habían leído antes de entrar a la organización,
pero no hacían de eso el centro de su militancia ni valoraban más a unos que otros por
su capacidad intelectual, como sí sucedía entre socialistas y comunistas. Liderazgo
quería decir otras cosas para el MLN. Los líderes eran referentes, ejemplos para la
lucha, que continuamente debían dar ejemplos prácticos de cómo moverse y ser
diferentes a los líderes de otras izquierdas.
“… hay dos cosas una es la erudición y otra es la madera, Castillo, Ataliva Castillo era un señor,
yo no sé si sabía leer y escribir pero tenía una formación una madera impresionante, el tipo era
de fierro, una lealtad y una firmeza increíble, valentía (…) sabía que era obrero y trabajaba para
los obreros, con la lucha se iban instruyendo y hablando con los demás compañeros, pero no era
necesario hablar mucho muchas veces, era en el gesto en la acción como se demuestra, como el
Bebe que cuando un cañero tenía frío le dio su campera para que no tuviera frío el otro. Una vez
el Bebe estaba en un local en Canelones, en una chacra, tenían una vaca y animales, y les
avisaron que la policía andaba en al vuelta, bueno salieron todos corriendo y quedaron de
encontrarse en un lugar más cerca de Montevideo pero suburbano, bueno a las nueves estaban
todos y el Bebe no llegaba, lo habrán agarrado, qué habrá pasado, y de repente se escucha como
el ruido de una cadena, venía el Bebe con la vaca, «y la traje me dio lástima, se la iban a comer
los milicos». Esto te demuestra dos cosas la bondad del Bebe y la viveza, porque a qué milico se
le ocurre agarrar a un tipo que va con una vaca por la calle”.176
173 Diego174 Mateo175 Pedro176 Mateo
177
En el ámbito estudiantil, donde el MLN-T tuvo muchísima incidencia, los líderes
también eran los que organizaban las acciones.
“Eran los que te daban los criterios, por ejemplo para el “tejazo”, en Facultad de Química, vos
llegabas estaba lleno de gente, y había 4 tipos en un pizarrón que trin trin trin, nosotros vamos a
cortar acá, acá y acá, otra gente va a cortar otra cosa, de acá no se puede salir de acá hay que salir
para ir a buscar las gomas, cada agrupación dice quien lleva las gomas y quién lleva los cocteles,
hay que cortar esto, en este lugar se va a estar hasta que se de la orden de irse, acá hay que
resistir, hay que agitar hasta que lleguen los milicos, cuando lleguen los milicos nos vamos por
acá que esta calle va a estar abierta”.177
El lugar que tenía la formación teórica en el Partido Comunista y en menor
medida en el Partido Socialista, lo tenía el arrojo, la valentía y la capacidad de resolver
una situación en el MLN-T. De los anarquistas habían aprendido mucho: no sólo su
propaganda armada tenía una fuente de inspiración en este colectivo sino también su
valentía en las calles.
“…la admiración que el estudiantado tenia de dirigentes anarquistas como Errandonea que viste
que marcaron una etapa de lucha y de no ir para atrás con los milicos y ahí había que enfrentarse
sabiendo que te cagaban a palazos o te mojaban o te manchaban, te marcaban con una tinta y
luego te agarraban, yo viví toda esa época”.178
Los tupamaros se volvían tupamaros en la acción y más participación tenían
cuanto mejor desempeño en el terreno de la práctica, no de la teoría: “El MLN no es un
organismo acabado y estático: Es dinámico, es además una escuela donde todos nos
autoformamos para la lucha y la nueva sociedad”.179
Esto no implicaba que no leyeran, la lectura se realizaba y era importante, pero
no el centro de la formación ni de la evaluación del militante. “Bibliografía
recomendada para los tiempos de paz: «El socialismo y el hombre en Cuba», Che
Guevara, «Guerra del pueblo, Ejército del pueblo», Vo nguyen Giap”.180 Los textos eran
sobre todo un instrumento desde donde obtener ejemplos para desarrollar la vía armada,
no una teoría para interpretar la realidad, más allá de la visión generalizada de la
177 Rafael178 Claudio179 MLN-T (1968) Apuntes sobre lucha urbana 180 MLN-T (1969) Documento Organización y Seguridad
177
sociedad burguesa y desigual: “A Arismendi nunca lo leí, pero decíamos con Navillat,
para leer fijáte bien lo que hizo el que escribió”.181
Los tupamaros también tenían su biblioteca, muy asociada a las experiencias de
lucha en otros países como Cuba, China, Vietnam y Argelia, respecto a los cuales se
estudiaban las experiencias de lucha.
“Empezábamos con los famosos libros de tácticas y estrategia, los libros de los judíos, que era de
todas las tácticas guerrilleras de los israelíes contra los británicos cuando palestina era un
protectorado británico, leíamos a un coronel chipriota, el de las tácticas de las tatuceras, la
liberación argelina por supuesto, a Franz Fanon que era el de la violencia revolucionaria y su
tesis de que el lumpen proletariado era la clase más revolucionaria, leíamos a Debray, al Che,
leímos los libros de Trías también, al menos en donde yo estuve, a Mao Zedong, el concepto de
guerra popular prolongada, a un famoso general vietnamita Vo Nguyen Giap que fue el estratega
de la batalla contra los franceses, leíamos tipo memorias de aquel comandante segundo, aquel
argentino, Marquet, Machetti [Masetti] no me acuerdo el nombre, Marighella también claro,
todo lo que era guerrilla”.182
Algunas lecturas se realizaban al entrar al movimiento, si había tiempo, si se
pertenecía a una columna más lectora, la columna 1 o posteriormente la columna
política, la 70. Otras lecturas ya se habían realizado antes de ingresar y llegaban de la
mano de sectores asociados al MLN. ““En el Fer68 leíamos historia nacional y
latinoamericana, Vietnam, Cuba, China, el Libro Rojo de Mao”183; Las venas abiertas
de América Latina, los documentos del MLN que eran como obligatorios para el Fer”.184
; “Los de la UTAA nos pasaron unos manuales de Mao Zedong” .185
El aprendizaje no se centraba en la teoría sino en la práctica, se leían manuales,
testimonios y se veían películas que se transformaban en referencias.
“Nosotros habíamos visto la Batalla de Argelia y estábamos dispuestos a reclutar de esa manera,
probando a la gente, en la Batalla de Argelia le dan un revólver a un tipo y otro que es del
movimiento viene y hace como que es el enemigo y hace como que le tira y el revólver estaba
181 Mateo182 Oscar183 Mariela184 Rafael185 Enrique
177
descargado pero se lo prueba para ver qué hacía, si aflojaba o no, bueno nosotros probábamos a
la gente también.”186
La formación existía pero no era para la discusión o la acumulación de fuerzas
en el terreno legal, sino para realizar acciones y aprender a moverse con los criterios de
la guerrilla. En el documento Organización y Seguridad187, se realizan recomendaciones
prácticas sobre como evadir la vigilancia, cómo realizar los contactos en la calle y sobre
manejo y cuidado de las armas. En el documento Manual de Interrogatorios188 se
establecen pautas sobre qué contestar y cómo contestar en caso de resultar capturados.
En el Manual práctico de sabotaje, se listan algunos objetivos sobre los cuales realizar
este tipo de acciones.189 Había documentos que instruían sobre cómo planificar las
operaciones190 y también existían Cursos de sanidad, en donde se enseñaba a los
militantes cómo atender a un herido, cuáles podían ser las principales causas de muerte,
qué maniobras médicas realizar para impedir esto y cómo preparase para las acciones
desde esta perspectiva.191
También la propaganda armada requería de cierta formación específica. Los
tupamaros debían conocer los códigos de la sociedad burguesa que querían denunciar.
El documento Memorándum sobre ilícitos económicos,192 explicaba términos como
holding y royalty, lenguaje que necesitaban manejar si querían denunciar cuestiones
como las de la Financiera Monty. En 1970 se plantearía la necesidad de conformar
186 Mateo187 MLN-T (1969)188 MLN-T (1969)189 Teléfonos, telégrafo, alumbrado público, ferrocarriles, vehículos gubernamentales, almacenamiento de
materiales y combustible, obstrucción de carreteras, entre otros. MLN, documento Manual Práctico de
sabotaje, sf.190 En el documento Planificación de operaciones (1968) se describe por ejemplo cómo realizar un asalto
a un banco191 Algunas de las recomendaciones eran “ropa limpia (evita mayor contaminación en caso de accidente),
ropa oscura (disimula las señales de sangre), llevar trapo o pañuelo limpio y planchado (sirve para
vendajes, tapar heridas y ligaduras), no ingerir alimentos durante las 3 horas antes de ir a la acción
(estomago limpio impide que en caso de resultar herido los alimentos pasen a cavidad abdominal
contaminando todo)”. A su vez se solicitaba tener las vacunas al día y llevar la identificación del grupo
sanguíneo consigo. MLN-T (1968) Curso de Sanidad.192 MLN-T (s/f)
177
“escuelas de cuadros” en cada columna, pero cuadros para la acción, que permitieran
mejorar la eficacia “en los enfrentamientos con el enemigo”.193
Luego, se realizaba todo el aprendizaje a través de la experiencia cotidiana. Uno
de los primeros y más importantes refería a la clandestinidad para lo cual estaban las
guías de seguridad pero fundamentalmente las estrategias que los propios militantes
desarrollaran por su propia cuenta.
“Tuvimos que aprender a andar por la ciudad como un pescado en el agua pero sabiendo que uno
no era como un pescado cualquiera (…) tuve que aprender a ser detallista, observadora, estar
alerta, hasta el día de hoy te puedo asegurar que hay cosas que tienen que ver con la seguridad
no se me van nunca más, tenés como un olfato”194.
“Nosotros habíamos leído mucho la guerra de Argelia pero el aprendizaje fue en la
clandestinidad, cuando caímos en la clandestinidad tuvimos que empezar a movernos de otra
manera, había que sacar documentos falsos a la gente, se empezó a hablar del sosías teníamos
que conseguir nombres de verdad para hacerlos”.195
Cómo, cuánto y qué discutir
En el MLN-T, no había discusión planificada. Se discutía cuando se iba a
realizar alguna acción o después de ella, si sus resultados o el procedimiento no dejaba
conforme a algún integrante. La discusión por sí misma no tenía un valor especial ni
estaba regida por procedimientos específicos.
Esto no implicaba una agenda abierta, donde se discutía sobre cualquier tema.
Existían propuestas y planes para las diversas estrategias de lucha armada, ese era el
contenido de la discusión. Existían los informes escritos, los planes196, pero sin
realizarse un culto específico a ellos. En el documento del MLN Cómo realizar un
informe se establecía que el informe debía ser “Objetivo, veraz, claro, ordenado, conciso
y breve”.197
193 MLN-T (1969, 1970 aprox.) Documento Balance 194 Mariela195 Diego196 Cacao, Tatú, Collar, Hipopótamo entre otros197 MLN-T (s/f) Documento Cómo realizar un informe.
177
Se discutía porque era necesario el conocimiento y el acuerdo por parte de
quienes participaban en las acciones pero no se realizaba de la discusión el centro de la
actividad como sucedía en el Partido Comunista.
“Discutir se discutía. Para quienes procedíamos de los Partidos Comunista y Socialista, donde el
tiempo dedicado a la discusión era el que ocupaba la mayor parte de tu militancia –las tareas
militantes se limitaban siempre a repartir un boletín, vender un diario o salir de pegatina- el
MLN revertía todo eso. No podía prolongarse tanto una sesión de discusión que hubiera que
pasar a una segunda” (Rosencof, citado en Aldrighi, 2009:54).
Expresamente hacían de la discusión un mecanismo a resistir, una de sus frases
más repetidas por todos resumía en pocas palabras de qué lado estaban y de quienes se
diferenciaban: “En lugar de las palabras revolucionarias nosotros proponemos cambiar a
la gente con hechos revolucionarios”. 198 Las discusiones eran vistas como una pérdida
de tiempo que no conducían a lograr los cambios ansiados.
En esa discusión el espacio para la crítica también tendría que ver con las
acciones y no sobre la vía para la revolución donde parecía haber acuerdo o respecto a
la cual no se discutía.
“La critica se hacia siempre sobre las tareas, era obligatorio. Terminaba el operativo y la
evaluación, el análisis del operativo, cómo había salido, quién se equivocó, ahí venían sanciones
cuando había errores muy gruesos”199
Los planes elaborados por el Comité Ejecutivo bajaban a las columnas y a las
células ya discutidos y definidos.
“Los lineamientos, bajaban, bueno algo se discutían, hubo un plan que era enfrentar al ejército ya
no a la policía, bajó y fue discutido, pero claro es como toda organización vertical, si baja y vos
estás en discrepancia no es fácil plantear la discrepancia, muchas veces capaz que te cayás la
boca para no tener problemas (…) Había cosas que llegaban a cierto nivel, más bajo no llegaban
o si las transmitían tenías que dar una vuelta en el tema como para vos discutir pero que el no
dedujera de que venía la cosa hasta que no estuviera más madura la tarea concreta o la línea
política concreta”.200
198 MLN-T (1968) Documento Nº 3199 Oscar200 Oscar
177
De todas formas, algunos de dichos planes en su etapa inicial, más allá de
cuántos participaran en la discusión, dejaban el margen de la duda.
“… este plan no nos parece descabellado y menos como está planteado (como cosa o problema a
ir estudiando y preparando) dada la envergadura de la orga. Además en el peor de los casos, no
perdemos el tiempo, ya que plantearse estas cuestiones obliga a recapitular lo hecho y a soñar o
imaginar el futuro y de allí desprender tareas, perspectivas, ajustes, etc.201
Los informes, eran un instrumento para la planificación, no tenían el valor de
verdad revelada que tenían para los comunistas porque la verdad no era teórica sino
práctica.
“De los años de práctica con otros métodos diversos y sus aciertos y sus errores se llega a la
teoría de la guerrilla Tatú, que habrá de confrontarse de nuevo con la práctica, que será el único
criterio de la verdad”.202
¿Qué disciplina?
La disciplina es un instrumento que la izquierda uruguaya ha utilizado para
crecer y fortalecerse, pero no de igual forma. ¿Cuál era la disciplina en el MLN-T y para
qué servía?
Mayores oportunidades para realizar autocrítica no implicaban ni una discusión
permanente ni que sus miembros actuaran libremente. Los tupamaros aceptaban el
principio del centralismo democrático, se prohibían las fracciones y las decisiones una
vez tomadas eran acatadas.
“Los principios del centralismo democrático adaptados a cada etapa histórica en que debemos
desarrollar nuestra acción son los que deben regir el Movimiento. El centralismo democrático
como sistema organizativo implica una contradicción insoluble entre centralismo y democracia,
contradicción que no es antagónica o no puede serlo porque se da en el seno de una organización
revolucionaria de una sociedad socialista. El ideal buscado es el de que haya un equilibrio entre
los dos polos de la contradicción, pero en determinadas etapas o momentos históricos se debe
producir necesariamente un desequilibrio entre ambos. Por ejemplo el momento actual debe
predominar en el Movimiento el centralismo sobre la democracia. Porque somos un movimiento
en plena lucha contra un enemigo poderoso (…) esta no sería la actitud si nos encontráramos
201 MLN-T (1971) Plan Hipopótamo202 MLN-T (1972) Plan Tatú
177
construyendo la sociedad socialista. (…) en adelante cada compañero debe ser consciente de que
mientras dura esta situación abdica de una cantidad de posibilidades democráticas.”203
La disciplina en el MLN, era una disciplina de la acción, un instrumento para
lograr las acciones planificadas: “cuando estás en la casa discutís con los compañeros
pero luego las ordenes se acataban”204. No había una única interpretación de la realidad,
ni un modelo definido de sociedad a construir luego de la revolución, el acuerdo era el
de la aceleración de las contradicciones y para esto utilizar la vía armada. La disciplina
era un instrumento para mejorar la eficacia de la acción mientras que la disciplina del
Partido Comunista y, en menor medida, del Partido Socialista, era un instrumento para
el fortalecimiento del partido, que también implicaba disciplina en la acción pero
trascendía a esta.
“Es en lo diario en lo cotidiano donde se forja la disciplina el problema es la seguridad, porque
hacer un movimiento en la ciudad, no en el campo, era muy difícil. Disciplina tenés que tener
para no ver o para cerrar los ojos cuando estás dentro de un auto y te llevan a un local, disciplina
tenés que tener para no nombrar ni un compañero ni la dirección de un compañero guardártelo,
eso es disciplina y la disciplina va creciendo en la movilidad de la gente en la calle”.205
Sin embargo, la compartimentación, la organización en distintas columnas, la
rotación de las direcciones y la volatilidad e inestabilidad de los liderazgos, dificultaban
traducir esa disciplina a prácticas, más allá de las acciones armadas puntuales: “Otra
pelea que tuve con el Bebe fue por el arma, cuando me mandó pedir el arma y yo le dije
que no, el me dijo lo de la disciplina pero yo le dije que a un revolucionario nunca se lo
desarma.”206
Esta valoración de la disciplina y cierta desvalorizaación de los liderazgos
hacían difícil el mantenimiento de la primera en la práctica. Las jerarquías formales, los
responsables, en algunos casos tenían dificultades para ejercer la autoridad,
fundamentalmente sobre aquellos que tenían una autoridad no formal y ponían su
experiencia “arriba de la mesa”.
203 MLN-T (1968) Documento 2204 Diego205 Diego206 Mateo
177
“En un berretín donde había compañeros de mucho peso, yo era la responsable del grupo (…)
ahí tenía que ser todo muy ordenado (…) el tema de las armas, el tema de las guardias, nadie se
podía dormir, todo el mundo en su lugar, el uso de las armas en la interna, las armas tenían que
estar descargadas, los cargadores los tenían determinados compañeros y las que estaban cargadas
estaban en determinado lugar, nadie podía estar armado si no estaba de guardia, todas esas cosas
que no eran para nada menores que eran muy importantes, y que por otro lado había quien se las
sabía todas y decía no mirá a mi me gusta llevar el arma encima y punto porque yo quiero estar
seguro siempre, entonces vos decías mirá no, no esto y lo otro y lo otro y no podía ser un
verticalazo, se decía que no y punto, pero «que me vas a decir a mi que vengo de Bella Unión,
cuando vos naciste yo tenía tanto», esas cosas podían pasar , «a mi que no me vengan a
verticalear te decían».207
¿Qué militancia, qué militantes?
Formados a través de los documentos prácticos y de la participación en diversos
niveles de acción, los tupamaros iban adquiriendo experiencia y asumiendo
responsabilidades. Se podía comenzar siendo un periférico y finalizar siendo
comandante.208 El pasaje en la estructura jerárquica podía ser más o menos rápido,
dependía de las circunstancias, por ejemplo, de la caída sucesiva de las direcciones, pero
también de las cualidades de los tupamaros para ser promovidos.
Respecto a estas últimas, la evaluación por desempeño no era en términos de
argumentos teóricos esgrimidos, capacidad de oratoria o de reclutamiento como en el
Partido Comunista o el Partido Socialista. Se evaluaba la participación en acciones, más
o menos periféricas. Lo importante era cuánto aportaba el militante en el terreno de la
guerrilla urbana de acuerdo a la función que cumplían. Había distintos tipos de
militantes, más y menos combatientes, de mayor o menor “utilidad” según el caso.
“Compañeros que realizan tareas de dirigentes; Militantes que realizan tareas de cobertura, es
decir dan una fachada legal y normal a un local, para lo cual son de suma utilidad las
compañeras; Militantes que realizan tareas de enlace, eslabones fundamentales para funcionar
en la clandestinidad; Militantes que realizan tareas de suministros y logística en general y
traslado de militantes; Combatientes propiamente dichos, especializados en las operaciones de
207 Teresa208 En el medio una inmensa cantidad de gente realizaba actividades “logísticas”, trabajos de albañilería
para construcción de berretines, documentos falsos, costura de ropa con capacidad de esconder
documentos, tareas de “cobertura”, entre otros.
177
comandos. Militantes que cumplen tareas en el frente de masas, que comunican a la organización
con la población”209
La promoción implicaba pasar de las tareas de apoyo, cobertura, enlace y
logística, a ser un “combatiente propiamente dicho”. Consistía en participar en una
acción, prepararse o tener los recursos materiales para ella. Tener la posibilidad de hacer
un “curso de fierros, algo que a todos nos entusiasmaba”210
Después me pasaron a la 15, por suerte, yo ya quería meter acción, poca teoría, para hacer un
operativo estábamos meses y meses y todas las semanas venían los partes de guerra y me
enteraba que la 15 había hecho 15 acciones en la semana y nosotros no habíamos hecho
ninguna211
A diferencia del Partido Comunista no había un culto al estudio en la educación
formal. No era necesario ser una persona estudiosa. Los tupamaros debían dedicarse por
completo a la organización y esto implicaba renunciar a algunas cosas, entre ellas al
estudio: “Había que ser full time, a mi me encantaba estudiar, pero ta, el tema del
estudio quedaba ahí”.212
“A mi me encantaba el estudio y entré a Facultad y alucinaba, entonces dije no, no, no ahora no,
voy a seguir en el frente de masas, me encanta lo que hago, quiero estudiar, quiero recibirme, bla
bla, eso fue como después de agosto del 68 porque ya había muerto Líber Arce y en noviembre
del 69 ya estaba en la guerrilla.”213
Lo mismo sucedía con la cultura. Los tupamaros no tenían porqué tener una
formación cultural. Más allá de que muchos de ellos tuvieran un nivel cultural e
intelectual importante, no hacían uso y mucho menos ostentación de él. Por este motivo
tampoco había un aparato cultural como el de los comunistas en el sentido de iniciativas
directas de la organización para promover un apoyo explícito de la cultura: “No había
llegado aún, esa gente estaba en la columna 70”.214
209 MLN-T (1968) Apuntes sobre lucha urbana210 Pedro211 Oscar212 Mariela213 Oscar
177
Los referentes culturales existían, en literatura Mario Benedetti y en música
Daniel Viglietti y Los Olimareños, son los artistas más reconocidos por todos los
entrevistados. Sus canciones y poemas hablaban de un sujeto revolucionario específico,
con ciertas cualidades que son valoradas por la izquierda sesentista de la época en
términos generales pero que tienen características específicas que describen cualidades
o aptitudes especialmente valoradas por los tupamaros. Tiene “Sangre y coraje”, traen
“lanzas y sables”, “salen de los poblados” “y del “monte”, “dejaron sus vidas, sus
amigos y sus bienes”, son “rebeldes y valientes”.215
Una fuente importante a partir de la cual se puede analizar las cualidades que
eran mejor apreciadas dentro de cierta organización política son las descripciones de los
mártires de los cuales se describe sus principales virtudes. En el documento Nuestro
muertos216, referido a trece integrantes fallecidos, se reiteran de forma continua ciertos
aspectos de la personalidad considerados como virtudes innatas y construidas o
reforzadas dentro de la organización y que daban una imagen particular a ella.
“Había ganado esa autoridad moral, predicando con su trabajo, con su completa entrega a la tarea
militante. No era raro verlo hacer esfuerzos enormes por mantenerse despierto en una reunión
nocturna(…) autocontrol que siempre logró mantener. (…) no tuvo dudas en afrontar las conse-
cuencias, a pesar de que debía separarse de su compañera y de una hija de pocos meses de edad.
(…) Vivía en una choza de paja y cuidaba un criadero de aves (…) Era común oírle decir,
refiriéndose a sus escasas pertenencias: «Aquí lo que hay no es mío, es de todos» (…) Murió
humildemente como un buen soldado de la Revolución (…) jamás dictó pautas a ninguno de sus
tres hijos, tratando que vivieran su propia experiencia y se formaran con ella.(…) Jamás dejó de
militar y jamás dejó de reír (…) Dejó las comodidades que le podía brindar su situación
económica desahogada y puso a disposición de sus compañeros, todos los medios materiales a
que tenía acceso(…) Se educó en la práctica revolucionaria y tuvo siempre una inclinación
determinante por la acción. No le entusiasmaban las discusiones políticas (…) Siendo dirigente
actuaba en el trabajo físico a la par de los militantes de base, los impulsaba y los superaba(…)
férrea disciplina y seriedad en el trabajo…”.217
214 Mariela. Posiblemente la referencia a esa gente tiene que ver con Mauricio Rosencof encargado de esta
Columna y Mario Benedetti integrante del 26 de Marzo, organización política en estrecho contacto con la
Columna 70.215 Los orientales, poema de Idea Vilariño musicalizado por los Olimareños216 MLN-T (1970)217 La cita está compuesta por fragmentos de los trece integrantes fallecidos.
177
Dedicación al trabajo, entrega, seriedad, autocontrol, sacrificio personal,
confianza, serenidad, iniciativa, humildad, austeridad, alegría, solidaridad, rechazo a los
dogmas y disciplina eran los valores que guiaban la militancia tupamara: “Humilde era
una característica que era muy bien vista, humilde más bien era como sinónimo de
callado, estaba muy bien visto ser como los peludos, mucho oído poca lengua”.218
Iniciativa, otra cualidad muy valorada. Para el caso del MLN-T su estrategia de
propaganda armada implicaba ser muy creativos e innovar constantemente. Había que
generar impacto y para eso “había que golpear primero.”219 Se premiaba la innovación,
los relatos de los tupamaros están cargados de sucesos ocurrentes y algunos consideran
que el “paradigma del accionar tupamaro, eran esas cosas, como cuando se trasmitió el
comunicado por radio Sarandí”.220 Tanto los hechos simpáticos, como los no simpáticos
(secuestros, ejecuciones) tenían la innovación por detrás que buscaba tanto generar
impacto como establecer diferencias claras con otras izquierdas.
“Toda la teoría del doble poder, había que consolidarlo, si la oligarquía tienen cárceles nosotros
también, ellos allanan las casas de los luchadores sociales nosotros también vamos a allanar la
casa de los de la represión, y entramos a la casa de los coraceros, de la metropolitana. Así como
ellos llevan la violencia al seno del pueblo, el pueblo va a llevar la violencia al seno de la
oligarquía, entonces no van a poder divertirse tranquilos le vamos a poner una bomba en el
bowling, entrabamos a las boite cuando estaban bailando, entramos a Zum Zum y copamos los
lugares de esparcimiento de ellos. 221
Al igual que en otras izquierdas de la época, los militantes tupamaros realizarían
sacrificios. Uno de ellos serían los hijos, sobre todo para aquellos y aquellas que
deseaban tenerlos pero renunciaban a esta posibilidad por su entrega a la revolución.
Este era un tema que trascendía a toda la izquierda y que era más significativo cuánto
más se le solicitara al militante. Tanto en el Partido Comunista como en el MLN el tema
se había discutido, en esta última organización tanto se había discutido que se habían
formado corrientes.
218 Oscar219 Pedro220 Carlos, hace referencia a la transmisión del comunicado del MLN-T por Radio Sarandí que fue copada
durante la transmisión de un partido de fútbol de la Copa Libertadores. Luego de esta acción Sendic le
enviaba una carta de disculpas al relator Solé por haber interrumpido su trabajo.221 Oscar
177
“En un momento se discutía en el MLN el hijo sí, el hijo no, estaba aquello de que se precisan
niños para amanecer, que era todo una posición, una teoría, pero yo siempre tuve claro que no,
aún con la necesidad imperiosa que tenía de tener hijos”.222
Los líderes eran el ejemplo para la acción, pero no eran líderes en absoluto y
mucho menos en temas no saldados: “Hubo un movimiento de dos o tres compañeras
que plantearon que el militante clandestino no debía tener hijos (…) el Bebe ni quiso
discutir eso y lo que hizo fue procrear hijos en la clandestinidad” (Rosencof, citado en
Aldrighi, 2009:62).
El MLN se nutrió de militantes provenientes de diferentes sectores y ámbitos
confluyendo en el movimiento personas con muy distintos intereses y valores que
debían renunciar, suspender o prestar menos atención a las cuestiones que previamente
ocupaban su vida para garantizar la entrega a la organización. Las personas que
provinieron de la militancia religiosa tuvieron que cambiarla por la militancia
revolucionaria, no dejando de ser creyentes, sino dedicándose menos a la práctica
religiosa. Las renuncias que los tupamaros hacían o valoraban hacer también eran muy
importantes: “…un compañero que me decía vos nunca vas a ser un cuadro porque sos
creyente, la calidad de creyente disminuía mi calidad de revolucionario”.223
La disciplina también tenía que ver con vivir de otra manera, el hombre nuevo:
“un tupamaro de esos barbudos y en chancletas, me hacía bromas y me decía pequeña
burguesa 224.
Diferenciarse significaba por una parte renuncia material. “…criticábamos las
actitudes burguesas, tomar helado, salir a emborracharte, salir a bailar, gastar en lo
superfluo, darle más importancia a la ropa.”225 Diferenciarse también era no hacer lo que
hacía el común de la sociedad o de los jóvenes.
“Tuvimos 2 amonestaciones disciplinarias, que deben haber sido las únicas que tuvimos a lo
largo de nuestra militancia, vino el responsable político, casi una corte marcial y cuál era el tema,
habían descubierto que íbamos a la playa e íbamos al tablado me acuerdo”.226
222 Teresa223 Enrique224 Leticia225 Rafael226 Teresa
177
Querían vivir de forma diferente, contestar los códigos de la sociedad y para las
mujeres especialmente implicaba contestar los roles tradicionales de género.
“Nosotros no éramos como ellos, nos sentíamos distintos, éramos dueños de nuestra vida y la
salida de la cárcel fue muy dura, fue muy feo, la presión de la sociedad, bueno ahora ya está
casate y tené nenes”.227
Sin embargo los niveles de renuncia variaban, los valores se traducían de forma
diferente a prácticas o se contestaban por parte de quienes no dejaban de ser
revolucionarios aún manteniendo ciertos rituales tradicionales de gran parte de la
sociedad uruguaya, no sin recibir antes la desaprobación del resto:
“Una Navidad que con otra compañera estábamos en el berretín, para mi es inconcebible una
Navidad sin regalos, estábamos ahí y dijimos tenemos que armar arbolito y llevar regalos así
tuviéramos tres vintenes, compramos unos llaveritos de madera para los compañeros, e incluso
llevamos un pedazo de carne para el perro, pusimos un arbolito de Navidad, imaginate las caras,
los ojos de los compañeros cuadrados, un arbolito de Navidad, con todo lo que significaba, pero
lo que sea en mi casa siempre hubo arbolito y yo iba a armar arbolito (…) Nos quedamos en el
tragaluz hasta la madrugada y no pasaba nada en la calle y nos quedamos ahí, veíamos un pedazo
de cielo, y al final fue una Navidad preciosa, hicimos un salpicón de pollo, contamos cosas de
nuestras vidas sin descompartimentarnos y fue un clima preciosos pero todo eso llevó un
tiempo, bajadas de murallas claro”.228
Más allá de la acción, en otros aspectos en el MLN-T no había que destacarse
porque la diferenciación y la ambición teórica eran mal vistas.
“a partir del momento que un individuo, de la extracción que sea, ingresa a un movimiento
revolucionario, deja de ser el hombre que produjo determinada clase social, para pasar junto a
todos a una misma empresa. Cuando Jesús recluta a doce alumnos, reúne a un pescador y a un
recaudador de impuestos, a María de Magdala, que ejerce la prostitución y a María de Bethania
que le lava los pies. Y todos son una organización. (…) En la Sierra Maestra el abogado de
profesión, Fidel, tiene los mismos derechos y deberes que un guajiro que lo acompaña”. (Rosencof, citado en Aldrighi, 2009:62)
227 Mariela228 Teresa
177
Una clara diferencia con el Partido Comunista y el Partido Socialista era el
espíritu igualitarista de los tupamaros a partir del cual se rechazaba la idea de gente
diferente: “todos iguales”, todos en la lucha revolucionaria eran uno más, no importando
de donde provinieran. La indiferenciación no sólo tenía que ver con que cualquier
militante podía transformarse en comandante más allá de su formación teórica e
intelectual, si cumplía con las cualidades tupamaras, sino con que no era bien visto que
algún integrante se diferenciara por su nivel intelectual o por su posición
socioeconómica.
“Es más creo que hay gente que cree que se pudrió todo cuando entramos nosotros, los
universitarios. Los lideres eran justamente los que no eran nadie, había un desprecio incluso por
el intelectual.”229
Esta valoración extrema de la igualdad, traducida a prácticas implicaba la
renuncia a los bienes culturales o materiales con los que algunos contaban. Igualar
implicaba para algunos tratar de no ser más de lo que eran y para otros renunciar a lo
que eran porque había que ser “personas desinteresadas”.230
“Ustedes cuando aman, exigen bienestar, una cama de cedro y un colchón especial,
nosotros cuando amamos, es fácil de arreglar, con sábanas qué bueno, sin sábanas da igual”. 231
Abandonar la vida burguesa, abandonar las comodidades y vivir de otra manera:
“…no se podía ser un mantenido, había que trabajar en lo que fuera”232. ¿Igualitarismo
para abajo, pobrismo? A pesar de haber recibido el MLN personas provenientes de
diferentes ámbitos, sectores, de haber reclutado muchos militantes en el ámbito de
secundaria, de decirse un movimiento abierto y heterogéneo, en sus valores, ¿era menos
homogéneo el MLN que el Partido Comunista?
“No comprábamos Coca Cola, por ejemplo, por considerarla superflua. Es cierto que estas cosas
no era un problema para un cañero pero sí para quienes veníamos de la clase media. Y en
realidad queríamos vivir como los más pobres, que eran nuestro ejemplo”. (Zerpa, citado en
Aldrighi, 2009:313).
229 Carlos230 Mónica231 Mario Benedetti, Poemas de otros (1973-1974)232 Leticia
177
Se debía sacrificar el estudio, las comodidades y la seguridad. Había que estar
dispuesto a arriesgar la vida, tener coraje y valentía. Éstas eran otras de las cualidades
imprescindibles. El Manual de Interrogatorios era un instructivo a seguir para mantener
la disciplina y no brindar información. La recomendación primera y general era “no
traicionar aún a costa de la vida” y “salir con libertad cuanto antes”233. Las
recomendaciones específicas tenían que ver con cómo contestar las preguntas de los
posibles interrogatorios.234 Posteriormente en 1972 se realizaría la recomendación
general para enfrentar la tortura que consistía en resistir a la misma en las primeras
24hs, reconociendo que “Independientemente de que debamos prepararnos para pasar la
tortura y vencerla, nunca tendremos la certeza absoluta de lograrlo“.235 Pero a pesar del
reconocimiento realizado de que ante tales condiciones existía la posibilidad de no
guardar silencio absoluto, la falta de disciplina, sería una falta importante y en un
principio, el comportamiento sería evaluado de forma estricta, tanto como en el Partido
Comunista.
“Los presos A, B y C, los A los que bancaron, los B los que dijeron algo y los C los que
cantaron, pero eso es diciembre del 72, cuando apareció el A, B y C de la dictadura dijimos aaa
mi dios, nos acordábamos enseguida del A, B y C nuestro, por suerte eso lo dejamos atrás.”236
Así como la literatura teórica no había sido la fuente principal de inspiración
para los tupamaros, tampoco la literatura heroica ocuparía un rol central en este aspecto
como lo había ocupado para los comunistas. El Manual de Interrogatorio con 18
recomendaciones y algunos simulacros de estos en las casas conformaban la
preparación para la resistencia. Tampoco se erigían líderes de la resistencia como sí
sucedía en el Partido Comunista. No se le daba una importancia a esto en términos de
formación, algunos incluso rechazaban tener información al respecto.
233 MLN, Manual de Interrogatorio, noviembre 1969234 Algunas de ellas eran: “negar ser tupamaro,, “Declarar que los fines que se buscan no son derrocar al
gobierno sino cambiar las estructuras”, “no decir fechas justas, siempre más o menos”,” no asustarse de
decir algo poco creíble, “Jamás reconocer haber participado en una acción, entre otras. Manual de
Interrogatorios, noviembre de 1969235 MLN, documento Seguridad, 1972236 Oscar
177
“Nunca quise leer lo del Manual del Interrogatorio. Es más en un momento se hizo el simulacro
en la casa y yo no quise participar Yo no quiero ver, eso no quiero vivir por anticipado lo que te
podía pasar, la fortaleza mía iba a estar por otro lado. Yo prefería prepararme, fortalecerme yo
sin pensar en eso”.237
El coraje, la valentía, la firmeza, cualidades que eran las más adecuadas para la
acción y que todo tupamaro y tupamara debía tener, aún no siendo para estas últimas
parte de su socialización de género y por lo tanto un desafío mayor.
“…las que hacían carrera en el MLN no eran precisamente las más femeninas. Las que se
comportaban como hombres, que tenían rasgos viriles, eran las que más rápido progresaban. Las
que más se asemejaban al hombre” (Alemañy, citado en Aldrighi, 2009: 322)
Para ser respetada había que ser tan firme como un varón enfrentándose a las
actitudes más masculinas de estos.
“En la casa donde yo era responsable, no se podía hacer cualquier cosa, ni andar dejando las
armas tiradas por ahí (…) Me agarraba las tales discutideras porque a veces caían compañeros de
células militares que eran pesados y a mi que me importa que vos seas pesado acá mando yo si
no te gusta buscate otro local, y me decían faaa esta compañera sí que tiene huevo”.238
Austeridad, en vida pública y privada, sería otra de las cualidades tupamaras. La
vida privada también se vería interpelada por el hecho de ser parte del colectivo
tupamaro, no sólo por las condiciones de la clandestinidad sino porque los tupamaros se
preocupaban por este tema y bregaban por una moral revolucionaria.
“en la acción revolucionaria es inevitable que violemos la moral burguesa, pero esto no significa
que debemos actuar sin ninguna guía o norma de orden moral, por el contrario, un militante
revolucionario debe actuar en su vida diaria de acuerdo con los principios que sustenta o
defiende en la acción política”.239
La moral revolucionaria debía estar regida por ciertos “valores ideológicos
básicos” (VIB) que se debían adquirir en la práctica.
237 Mónica238 Mónica239 MLN-T (1971) Reglamento
177
“se trata en este caso de la adquisición de los mismos a través de una práctica revolucionaria
coherente en todo momento. Se parte de la base de que en esta sociedad burguesa el desarrollo
del individuo se hace con la incorporación de valore reñidos con la justicia realmente socialista
(…) tales son los valores del individualismo, la competencia, el egoísmo, etc. (…) se trata de
desarrollar aquellos valores adquiridos en esta sociedad que no sean reñidos con la moral
revolucionaria y corregir aquellos que sí lo son”.
El aprendizaje moral era un proceso lento y continuo, los tupamaros tenían claro
que no podían formarse moralmente a partir de manuales sino que era producto de una
experiencia colectiva, donde algunos debían ser la guía, el ejemplo de los otros.
“…es necesaria la convivencia prolongada, el intercambio continuo y el desarrollo permanente
del intercambio de normas, de actitudes (…) los VIB solamente pueden ser transmitidos en
forma lenta, generalmente por la vía del ejemplo, por medio del intercambio prolongado y su
enseñanza solo puede ser realizada por la transmisión de un individuo a otro”.240
Reafirmaban los valores de una moral revolucionaria, rechazaban el egoísmo y
la competencia, pero no definían precisamente qué se podía hacer o que no. El
documento de los VIB estaba referido fundamentalmente a la conducta antes las armas
y las “expropiaciones”. Era fundamentalmente una precaución ante el riesgo de la
omnipotencia.
Pero más allá de esto, los tupamaros tenían una preocupación importante por la
cuestión moral que trascendía los temas planteados en los documentos del Reglamento y
de los VIB.
“Aquello de que para ser revolucionario hay que tener cierto ascetismo sí, nosotros lo
llevábamos a muerte, en esa primera etapa, después en la segunda, nos contagiamos todos, nos
acostábamos con una y nos levantábamos con otra, caímos en esa vorágine de una juventud que
nos admiraba que nos quería, no hubo una pareja que resistiera, contados con los dedos, pero
hasta el año 70 se mantuvo y se mantuvo muy bien, y se mantuvo como un día yo le dije al cura,
el cura Zafaroni me dice un día cúchame una cosa ustedes no hacen bailes no se juntan, ¿bailes?
Pero cúchame una cosa vos te crees que nosotros estamos para una fiesta?, me dice pero qué
¿nunca pasan un día sin pensar?, no, nunca le digo nunca (…) yo vengo a un lugar que no sé si
240 MLN (1971 aprox.) Documento VIB
177
voy a salir vivo por lo tanto tengo que dar de mi lo mejor y dentro de lo mejor, que es saber que
es la vida o la muerte, está el no preocuparme de las cosas que son secundarias…”241
Había una conducta y una imagen que cuidar, muy asociada a lo que era la
estrategia de ganar la simpatía de la sociedad: “Siempre nos decían cuando caigas preso
que los vecinos digan: mirá que buena persona era este tupa”.242 Pero a su vez la imagen
a cuidar importaba mucho a la interna de la organización. Preocupaciones de seguridad
y preocupaciones morales se mezclaban continuamente.
“una vez estábamos reunidos con el comando de la columna y dice la petiza, sí porque hay un
grupo de médicos que se reúnen y tiene un bulín para reunirse con una luz roja y yo pregunté y
que tiene que ver, no te das cuenta llevan mujeres, era un grupo que no era de la columna, y
bueno si les sirve de cobertura es cosa de ellos, no te vas a preocupar por eso, no que son unos
inmorales, yo que sé, preocupate que no sean tiras, que las mujeres que llevan no sean de la
policía, bueno una discusión feroz, dos horas perdidas en una masturbación de esas…”243
La disciplina moral era importante, quien no la mantuviera podía recibir ciertas
sanciones. “…una vez mi compañero tuvo un resbalón y lo destrozaron”.244
“Fue arbitraria la decisión de que estuviéramos separados. Pero ninguno de los dos planteó una
queja, como buenos militantes. Cuando yo tuve un intento de relación con otro, ahí toda la
organización se movió, aparecieron moralistas, gente preocupada, profesionales, a revisarme
psicológicamente. Se supone que tenía libertad, pero no, no la tenía. (…) Fundamentaron como
siempre por el lado de la seguridad”. (Casamayou, citado en Aldrighi, 2009: 291)
Los responsables se responsabilizaban también de estas cuestiones,
fundamentalmente en espacios de convivencia clandestina reducidos donde el control y
el conocimiento de todos los movimientos era importante. No había una familia
tupamara, eran varias, cada berretín, cada casa que daba cobertura era un hogar con sus
pautas de conducta formales e informales, donde el padre, el responsable, arbitraba una
vida privada compartida.
241 Diego242 Carlos243 Mateo244 Mónica
177
“…trataba de desalentar esas cosas pero bueno ahí yo ya tenía un cargo de responsabilidad
entonces me podía meter, en el grupo no, al mismo nivel no te metías, pero a diferente nivel sí, además te
consultaban cosas, los temas de pareja eran así, cuando yo era comandante todas las semanas tenía esos
temas, tenías que arreglar encuentros clandestinos de los que se querían ver, o rompió y no me da bolilla o
fulanito mi compañero me parece que anda con otra y bueno hablar (…) las consultas sobre el aborto ese
era otro tema..”245
Pero a pesar de haberlo discutido, tematizado y trasladado al papel, algo que
mostraba lo importante que era el tema para los tupamaros, existían márgenes de acción
o espacios de desvíos morales para algunos que por su condición de líderes, no eran
rechazados. “¿Y Sendic, qué me contás? con una, con otra y con otra, y con la prima de
la otra, que se yo, hacía lo que se le cantaba y todo el mundo lo sabía y no pasaba
nada”.246
“Aquello de que la moral tenía que ser una moral igual para todos, el sacrificio tenía que ser
igual para todos, éramos prácticamente una secta religiosa en ese sentido, pero después salimos a
un mundo que no tenía nada que ver, en donde la compañera que tenías al lado tenía otro tipo de
visión, eran estudiantes, entonces la vida personal fue muy, yo las veces que tuve una compañera
la tuve con el aval de la dirección, planteándolo, sino no tocaba a una compañera, todos teníamos
ese criterio, (…) bueno el Bebe no, pero el bebe no era un tipo que buscara el contacto, lo
buscaban a él y el se abría, el no rechazaba a la mujer que se le tiraba encima, el Bebe sí, era
tremendo, pero no era el ejemplo digamos (…) y no, no, no se lo sancionó nunca, que vas a
sancionar al Bebe…”.247
245 Oscar246 José247 Diego
177
6
Conclusiones
En el capítulo anterior se realizó la descripción de las culturas comunista,
socialista y tupamara en los 60´ y se mostró como éstas eran el resultado de un
aprendizaje colectivo y cómo los contenidos de la cultura eran aprendidos y reforzados
(Ross, 1997). Este capítulo tiene el propósito desde una perspectiva analítica cumplir
con varios objetivos. El primero, señalar las distintas racionalidades (Wildavsky, 1987)
de las culturas políticas y explicar porqué se actúa en un sentido y no en otro (Ross,
1997). En segundo término realizar la distinción entre valores y prácticas en cada
cultura política para analizar en qué medida los valores se traducen a prácticas y pueden
explicar la acción (Swidler, 1986). En tercer lugar analizar las culturas políticas desde la
perspectiva comparada señalando coincidencias, diferencias y rivalidades (Wildavsky,
1987). Como señala Ross (1997:22) las diferencias y similitudes entre culturas son
producto de contextos políticos específicos y la perspectiva relacional adoptada en este
trabajo apunta a trabajar sobre este aspecto. En cuarto lugar se buscará realizar la
compleja tarea de identificar el núcleo central de cada cultura y precisar los límites para
saber cuándo una cultura termina y comienza la otra (Ross, 1997).
Por último, también se realizará una reflexión en relación a los conceptos y la
metodología en un campo de estudio relativamente nuevo para la ciencia política
uruguaya. ¿Cuánto aporta el enfoque de la cultura política a la comprensión de la
política de la izquierda en los 60´? Ésta también es una de las preguntas centrales que se
buscará responder en este capítulo.
6.1 Cultura Comparada
En el período de estudio en el que se centra esta investigación, los cambios
sociopolíticos vendrían a consecuencia del protagonismo de la gente que lucharía por
ellos. La izquierda se nutrió de un importante contingente de personas que buscaba tener
participación en la construcción de un mundo mejor.
Para construir ese mundo se necesitaban nuevas personas y en América Latina,
se construyó el imaginario del hombre nuevo, una persona dedicada a la lucha, cuanto
más dedicada mejor, así rezaba la frase de Bertolt Brecht tan citada por toda la izquierda
177
uruguaya: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son
mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan
toda la vida, y esos son los imprescindibles”.
Sin embargo, más allá de la idea compartida general del hombre nuevo, los
cambios serían impulsados por personas diferentes, el sujeto revolucionario no era el
mismo si miramos a la interna de la izquierda en los 60´. No sólo se diferencia por
tener un arma colgada para impulsar la revolución o por una doctrina que lo respalde.
Posee valores diferentes, le importan y desea cosas distintas, cuida y descuida sus
comportamientos de acuerdo a una escala específica de principios. Hace cosas
diferentes, tanto en su vida pública como en su vida privada porque es parte de una
comunidad política donde aprendió en conjunto con los demás, qué cosas son
importantes y cuáles no.
Como se definió en el capítulo segundo la cultura política tiene que ver con
valores y prácticas compartidas fruto de un proceso interactivo no de una imposición de
las organizaciones políticas sobre sus integrantes. Es en la experiencia intersubjetiva
donde los militantes van administrando sus deseos y sus formas de vivir en tanto
militantes de cierta organización.
Comunistas, socialistas y tupamaros no eran iguales. Pero tampoco opuestos en
términos absolutos. En algunas arenas se parecen mucho, en otras se distancian.
Coinciden y se diferencian en términos de valores, coinciden y se diferencian en
términos de prácticas.
¿En qué se diferencian en relación a las jerarquías, comunistas, socialistas y
tupamaros? ¿Cuáles son sus valores y cuáles sus prácticas en relación a este aspecto?
Comunistas y socialistas valoran, respetan y desean jerarquías. Éstas son importantes,
necesarias, dan garantías, adjudican responsabilidades, ordenan un proceso de
transformación. Mucho más para los comunistas que para los socialistas, las jerarquías
son valoradas como algo positivo porque distribuyen responsabilidades entre los mejor
preparados y no es bien visto ser un desasimilado o un desencuadrado de dicha
estructura. La autoridad para los comunistas se construye en base a la preparación,
teórica, formal, demostrando manejar argumentos teóricos, teniendo capacidad de
oratoria, de discutir, de incidir mediante la palabra, si es escrita mejor. La cultura
comunista es una cultura teórica y letrada, la autoridad se construía a partir del
conocimiento teórico y de la capacidad de transmitirlo.
177
En la cultura socialista quienes ocupan los cargos de jerarquía también son los
mejor preparados en términos de formación, pero con un matiz respecto a los
comunistas. El conocimiento valorado no es el de la teoría sino el de la realidad
nacional, los referentes explican el pasado y el presente, Machado, Cardoso y Trías leen
la historia; Trías explica lo que sucede en el país, utilizando argumentos teóricos pero
fundamentalmente basándose en evidencia empírica. No hay un esquema teórico
definido al estilo del elaborado por Arismendi para explicar la realidad nacional y
argumentar sobre cierta estrategia revolucionaria. El argumento teórico socialista es más
difuso, contradictorio y mucho más apegado a los datos, que a la teoría. La cultura
socialista también es una cultura letrada pero la autoridad es la del conocimiento
empírico no teórico.
En la estructura de valores de los tupamaros las jerarquías ocupan un lugar
diferente. Son necesarias, pero no deseables. Son una herramienta de la cual una
organización guerrillera no puede prescindir pero de ser posible prescinde. No les gusta
que los verticaleen ni aparateen, en la orga se quieren sentir iguales y no les gustan las
diferencias de poder. No hay culto a los liderazgos ni carrera política para ellos, no es
bien visto sobresalir, ni que los líderes dejen de hacer cosas por su condición de tales248.
Autoridad en el MLN quiere decir tener madera, olfato, saber hacer y meter para
adelante, no manejar teoría ni saber organizar un sindicato. En la cultura tupamara la
autoridad debe construirse desde la acción y para la acción. La cultura tupamara era
ateórica y anti-intelectualista.
Estos valores se traducen en prácticas en cada organización de forma diferente.
Para los comunistas el valor de las jerarquías se traduce a prácticas sin alteraciones.
Incluso en los espacios donde podría ser más vulnerado, aquellos de más interacción
con otros, más dinámicos y más movimientista como es el ámbito estudiantil, las
jerarquías siguen existiendo y son la referencia. Con los socialistas sucede algo similar.
Aun en la ilegalidad con dificultades para funcionar y desarrollando su actividad
fundamentalmente en el ámbito estudiantil se mantenía cierta estructura jerárquica.
En el caso del MLN la aversión a las jerarquías debió convivir con la estructura
militar que la organización fue desarrollando. Las diferencias de poder existían: había
comandantes y subcomandantes, orgánicos y periféricos, el MLN no era una estructura
horizontal ni un movimiento anárquico. Estaba comandado no por un único líder pero sí
por unos pocos, los comandantes con sus columnas.
248 A pesar del culto a Sendic realizado en aquella época y reforzado después de su fallecimiento.
177
Tenemos entonces dos culturas jerárquicas, la comunista y la socialista, mucho
más la primera que la segunda, y una cultura tupamara anti-jerárquica en los valores
pero jerárquica en las prácticas.
Con o sin culto a los liderazgos, la disciplina era otro valor importante para estas
izquierdas, sólo que disciplina no quería decir lo mismo para los diversos militantes.
Como se vio en el capítulo dedicado especialmente a la cultura comunista estos
militantes hacían de la disciplina un valor supremo y traducido a las prácticas, ser
disciplinado implicaba ciertos compromisos y sacrificios. En primer término no discutir
la correcta solución teórica, plasmada en la línea esencialmente justa y trabajar de
forma continua y esforzada por el crecimiento de el Partido. La cultura comunista es
una cultura disciplinada, una cultura de control y de rendición de cuentas.
Los socialistas también valoraban el centralismo democrático, entendían que las
decisiones debían acatarse y quien no ganaba una discusión era porque estaba
equivocado. Sin embargo a nivel de las prácticas los socialistas no tenían porqué hacer
de la disciplina un valor rector y no se autocensuraban a la hora de plantear
discrepancias, quejas o nuevas iniciativas que iban en contra del status quo. La cultura
socialista es disciplinada pero admite la discrepancia.
La disciplina de los tupamaros era en primer término la de la seguridad que
garantizaba un buen desarrollo de las acciones. Pero no se le rendía culto. El término
utilizado era seguridad, no disciplina. Dentro de las cualidades de los tupamaros jamás
se menciona la de ser disciplinado. En el marco del desarrollo de la organización y de la
estructura militar fueron aprendiendo sobre criterios de seguridad y sobre la importancia
que tenía. Acataban las órdenes cuando era necesario; cuando se consideraba que esto
no era así, se verificaban tensiones. La administración del poder era uno de los puntos
problemáticos del MLN. Habían creado un movimiento para participar todos, a la vez
que desarrollaban una estructura militar que necesitaba jefes, súbditos y obediencia. Sus
valores antijerárquicos no eran tan consistentes con algunas prácticas jerárquicas que
eran necesarias en el marco de la estructura militar. Era una cultura muy disciplinada
en la práctica aunque no hicieran culto de ella y algunos integrantes, fundamentalmente
sus líderes entre ellos Sendic, tuvieran conductas indisciplinadas.
Las decisiones tomadas por comunistas, socialistas y tupamaros venían
precedidas de cierto proceso de discusión, este no era igual para las tres organizaciones
177
en la medida que la discusión misma ocupaba un lugar diferente en la estructura de
valores.
Participar de una discusión donde se planteaban los temas de forma ordenada, a
partir de un informe que inscribía la línea en una interpretación teórica del
funcionamiento político del mundo, era un ejercicio de conciencia de clase que
constituía el quehacer cotidiano de comunistas y que era valorado como una de las
principales tareas. Además de los espacios específicos de formación, las discusiones
eran el espacio formativo por excelencia donde se aprendía a razonar dialécticamente.
Esto daba garantías a un proceso revolucionario pautado y seguro, no un barco sin
brújula, espontáneo, y guiado por el infantilismo. Pero como ya se mencionó en el
capítulo II, discutir para los comunistas no implicaba apertura para la discrepancia,
discusión no quería decir autocrítica, por el contrario, quería decir formación y en la
práctica discutir implicaba reproducir la línea y ser disciplinado. Nos encontramos
entonces con la paradoja de una cultura discutidora y acrítica a la vez.
Los socialistas valorarían la discusión como un medio para la toma de
decisiones, no como un fin en sí mismo, existían los informes pero estos no tenían la
autoridad moral y política que tenían para comunistas, no se requería de ellos para
interpretar el mundo, ordenaban una discusión, pero en el corto plazo. Eran discusiones
para ver qué había que hacer. Sin embargo que la discusión no fuera el centro de la
militancia no implicaba una desvalorización de esta, la discusión era un procedimiento
que ordenaba el trabajo, no se hacía culto de ella pero tampoco se la rechazaba. La
cultura socialista era una cultura procedimental, que cuidaba los procedimientos y no
innovaba.
Quienes sí realizarían de la discusión un anti-valor serían los tupamaros, discutir
implicaba perder tiempo en reuniones inacabables, discusiones sin asidero y
elucubraciones filosóficas. No había informe, había planes, qué indicaban qué hacer y
cómo hacerlo. Fundamentar una acción desde la teoría era mal visto, las acciones se
sostenían por su impacto, por su capacidad de golpear primero. En términos de
prácticas esto parece haber sido bastante consistente con lo deseable, los tupamaros
discutían, discutían y leían en los berretines, pero las lecturas y las discusiones que de
ellas surgían continuaban atadas a la discusión de la acción. En estas discusiones
participaban todos, con desigual nivel de autoridad para la crítica. Los valores anti-
jerárquicos chocaban nuevamente con las prácticas. Los planes eran redactados por
algunos y obedecidos por otros, no todo estaba en cuestión a pesar de que en términos
177
de valores se prefiriera la duda antes que la certeza. En la cultura tupamara el debate
era un antivalor y la autocrítica existía pero limitada.
¿Qué militantes eran los comunistas, los socialistas y los tupamaros? Más allá de
ideas diferentes, sostenían militancias diferentes porque tenían diversos valores, porque
desarrollaban distintas prácticas, porque compartían un colectivo distinto.
“Crece desde el pie la semana, crece desde el pie, no hay revoluciones
tempranas, crecen desde el pie”, cantaba Zitarrosa249. Los comunistas comprendían que
el proceso revolucionario era lento y acumulativo y que lo más importante era
fortalecerse como militantes y fortalecer a la organización política de la que eran parte.
“Lo que servía era ganar la cabeza de la gente, el trabajo mano a mano de hormiguita”250
y para esto se requería formación, paciencia, solidez, dedicación, seguridad, confianza y
apertura a la sociedad. Por eso estudiaban, para entender cómo funcionaba el mundo y
también para enseñarles a otros, por eso valoraban la capacidad de oratoria para
convencer mediante la palabra. Y gran parte del sacrificio de comunistas estaba en las
horas dedicadas al crecimiento del partido, en los círculos, en el seccional, en el
departamental, en toda la estructura organizativa. La cultura comunista era una cultura,
credencialista, planificadora y productivista.251
Para los socialistas la preocupación del crecimiento de la organización también
era importante pero esto no implicaba el sacrificio que se realizaba en otras
organizaciones, personas individuales, profesionales y estudiantes fundamentalmente,
compartían una parte de su vida, porque no la habían entregado toda a la lucha armada
ni al crecimiento del partido. No había un culto a la formación teórica porque la teoría
no era un valor supremo, lo que los socialistas admiraban era el aparato, el despliegue
comunista y la capacidad de hacer de los tupamaros, en ese intermedio se ubicaban. Lo
que sí valoraban los socialistas era el conocimiento, no de la teoría sino de la realidad
nacional. Los historiadores Carlos Machado y Vivian Trías habían sentado el
precedente de que era importante estudiar el país donde se pretendían impulsar las
transformaciones, era en sus orígenes en donde se podían encontrar causas y
argumentos. Esto junto al componente profesional y estudiantil, que en charlas
249 Alfredo Zitarrosa, Crece desde el pie, 1984250 Marta251 La caracterización de productivista la realiza Marisa Silva (2009)
177
domiciliarias se sentaba a discutir sobre el país eran los componentes más distintivos de
la cultura socialista. La cultura socialista era una cultura profesionalista.
Para crear las condiciones subjetivas de la revolución se necesitaban militantes
con otras cualidades, fundamentalmente voluntad y coraje, capacidad de entrega,
desinterés, creatividad, sencillez. La lectura de materiales teóricos no era algo bien
visto. Lo deseable era que, si se iba a leer, en tiempos de paz, se hiciera sobre literatura
útil, desde la cual tomar ejemplos. La formación teórica y la capacidad discursiva
quedaban en un segundo o tercer plano, no eran valoradas como las cualidades que el
tupamaro debía tener, por más que muchos las tuvieran. Mientras que los comunistas
aprendieron a razonar dialécticamente los tupamaros aprendieron a moverse como un
pez en el agua en su condición de clandestinos.
Los tupamaros admiraban y recordaban a quienes tenían ingenio, inventiva, se
probaban de esa manera, “bueno acá hay un berretín a ver si lo encontrás”.252 Pero esto
no implicaba libertad de acción, espontaneidad, planificaban tanto como los comunistas,
sólo que no hacían de la planificación un culto aunque esta fuera necesaria. Los valores
eran los de la espontaneidad, apertura, flexibilidad, pero las práctica no tanto. La
cultura tupamara era una cultura innovadora, también planificadora sólo que para el
corto plazo y también productivista, no de acciones para el crecimiento del partido, sino
de acciones de crecimiento del foco.
Hacer política de una manera en los años 60´ también implicaba vivir de una
manera. Comunistas, socialistas y tupamaros fueron incorporando valores y prácticas a
su vida privada y los modos de vivir también reflejaban la cultura política de cada
grupo. Los sentimientos también se veían interpelados por la pertenencia al colectivo
comunista, socialista o tupamaro. Tener familia, pareja e hijos no era igual en las tres
organizaciones.
Para los comunistas la familia sí era algo deseable, no la familia burguesa, otra
familia, la familia comunista. La estructura de la familia valorada es la del modelo
tradicional occidental, tiene un padre, una madre e hijos, el padre con mayores
responsabilidades públicas. Lo que hace esa familia es diferente: es una familia para el
partido, una familia esforzada, que renuncia a la intimidad del hogar en aras de un fin
superior y que educa a sus hijos en el comunismo.
252 Mariela
177
“una familia comunista es una familia educada en el trabajo, el padre militante del partido, con
responsabilidades, con cosas compartidas pero también cada uno con esto allá y el otro allá que
eso no se comparte, cosas que ni en la mesa ni en la intimidad padre, hijo esposa se comentan,
cada uno en su tarea”.253
Quienes desearan casarse y tener hijos podían hacerlo siempre que esto no se
tradujera en una reducción de la dedicación al partido. Aquellos que tuviesen hijos era
bien visto que fueran educados en el comunismo. Construir una familia comunista era
importante, entre otras cosas, porque también era una forma de hacer crecer al partido.
Las familias comunistas eran modelos de familia. De todas formas, en los 60´ no todos
los comunistas querían formar una familia, el gran contingente de estudiantes
universitarios se resistía a traducir algunos valores a prácticas. La “disciplina privada”
existía pero a veces era superada por las contingencias y para esto no había costos
sociales altos, o de haberlos, algunos comunistas asumían el riesgo de pagarlos. En la
cultura comunista la familia era algo importante en la estructura de valores pero esto no
implicaba que todos estuvieran dispuestos a conformar una.
En la estructura de valores de los tupamaros la familia, la pareja y los hijos era
un tema importante, importante y no saldado.
“Niño, mi niño, vendrás en primavera, te traeré /Gurisito mío, lugar de madreselvas te daré / Y
aunque nazcas pobre, te traigo también: se precisan niños para amanecer / Niño, niñito, el
hombrecito nuevo llegará (…) Niño, mi niño, tu niño y aquel niño, todos van. Rueda, que te
rueda, hacia la vida nueva llegarán / Cada niño un poco, todos tomarán de la misma leche y del
mismo pan”. 254
Lo deseable era la entrega total a la vía armada y esto implicaba la postergación
de la decisión de tener hijos. Los hijos, eventualmente, llegarían en otra etapa. En ese
momento se precisaban militantes dispuestos a dar su vida. La familia tupamara no era
un objetivo, no había objetivos a largo plazo, no había que acumular fuerzas lentamente
y educar a los hijos en el mundo tupamaro. Los hijos llegarían a otro mundo, una vez
que hubiera triunfado la revolución. Desde las prácticas y desde los sentimientos,
también se podría decir, para algunos tupamaros y tupamaras resultaba un costo muy
alto postergar los hijos, muchas lo hacían, otras no. En algunos casos la justificación de 253 Gonzalo254 Gurisito de Viglietti, 1971
177
la voluntad de tener hijos vendría de la mano de la entrega y tendrían hijos quienes
tuvieran su vida en juego, para dejar sus hijos en lugar de quienes darían la vida, no para
conformar una familia al estilo tradicional. En la cultura tupamara la familia
tradicional no entraba en el terreno de lo deseable, ni era funcional a los objetivos
finales.
En la cultura socialista la familia no era un tema de discusión. No era un deber
crear la familia socialista ni tampoco se entendía que la construcción de una, socialista o
no, debía ser postergada. La familia no ocupaba un lugar diferente en la estructura de
valores en relación a las pautas culturales de la época. No se rechazaba el término
familia ni se lo resignificaba como familia socialista. No era ni deseable, ni no deseable
criar a los hijos en el socialismo, ni había posturas sobre qué momentos eran los más
adecuados para tenerlos. Tanto lo deseable como sus prácticas en este terreno, quedaban
a criterio individual de los socialistas que en general coincidía con las pautas de la
época.
En términos de parejas, en la cultura tupamara lo deseable se confundía con lo
necesario. La clandestinidad imponía fuertes restricciones, se entablaban relaciones
entre tupamaros o de lo contrario se debía ocultar la participación en el movimiento.
Como ya se mostró en el capítulo sobre la cultura tupamara había ciertos códigos que
cuidar, había que llevar una vida verdadera, no de mentiras. Así como denunciaban las
libras de Mailhos denunciaban la doble moral y sancionaban la infidelidad. Así como
había que comprometerse seriamente con la revolución había que tener el mismo
cuidado con la compañera, y no cambiar a cada rato. A diferencia de lo que se
considera en el sentido común, que los tupamaros no tenían reglas morales y que
integraban un Movimiento de Liberación Nacional que, por añadidura, también permitía
la liberación de la vida privada, en realidad los tupamaros se preocupaban
especialmente de los comportamientos en esta esfera. Incluso habían escrito un
documento específico (VIB), algo que las culturas letradas no habían hecho. Un
documento que por general y ambiguo que fuera expresaba la preocupación del tema en
la cultura tupamara. Traducido a prácticas esta disciplina de la vida privada en algunos
casos se volvía muy estricta, más que en otras organizaciones políticas en la medida que
el control, cuando se daba en espacios de convivencia era importante. En la cultura
tupamara la vida privada era una vida disciplinada. Quedaban fuera de esta regla
177
aquellos que tenían margen para la indisciplina, los líderes, especialmente Raúl
Sendic.255
Para los comunistas el tema de las parejas también era importante. Lo deseable
era la pareja comunista. Ennoviarse con un ultra no era lo correcto, aunque estos fueran
más divertidos. La infidelidad era mal vista, la vida privada debía ser disciplinada, el
comunista debía predicar con el ejemplo, así como debían ser los mejores estudiantes,
los mejores artistas, los mejores profesores, etc., también debían ser los mejores
esposos, padres y mujeres. Pero más allá de los valores, traducir esto a comportamientos
era complejo en un colectivo tan grande y heterogéneo como el comunista. Como se
señaló en el capítulo dedicado especialmente a los comunistas, el nivel de disciplina
variaba en relación a los ámbitos de actuación y tenía que ver más con estratos socio-
culturales y educativos que con el poder de control del partido.
Para los socialistas estos temas no eran parte de las preocupaciones centrales si
bien coincidían con toda la izquierda en que la honestidad debía ser un criterio rector y
la infidelidad en la pareja no se aceptaba. No había un modelo de pareja aunque sí la
preocupación respecto a con quien se entablaban relaciones ya que tenían que tener
especialmente cuidado en no ser cooptados por los bolches. Pero esto no era más que
una actitud defensiva ante la debilidad organizativa de socialistas a nivel de las
prácticas. Era mejor que se surgieran parejas socialistas y sancionaban moralmente la
infidelidad como toda la izquierda, pero socialistas no habían realizado de esto un tema
central de preocupación o reflexión, ni establecido mecanismos de control.
La cultura política de socialistas, comunistas y tupamaros se fue conformando
intersubjetivamente, desde la experiencia subjetiva de cada militante y en interacción
con los demás. Esto se fue dando en la medida que fueron compartiendo experiencias
cotidianas y fortaleciendo los lazos. Pero las comunidades de pertenencia no eran
iguales, se era parte de ella de una forma particular. El colectivo que las componía era
más o menos homogéneo y los valores respecto a ello diferían.
El MLN tal vez era la organización más heterogénea, así lo han referido varios
autores, entre ellos Garcé (2006) que ha hecho hincapié en este aspecto, señalando que
el MLN había incorporado estudiantes, obreros, trabajadores rurales, anarquistas,
255 Este fenómeno de disciplina de la base e indisciplina de las jerarquías en el ámbito de la vida privada
se reitera en otras organizaciones que paradojalmente habían hecho de este tema un culto. Ver Martínez
(2008:61) respecto al comportamiento de Santucho líder del ERP
177
católicos, trotskistas, intelectuales, nacionalistas, personas provenientes de diversos
estratos socioeconómicos entre otros. Sin embargo, a pesar que de “todas partes vienen
sangre y coraje”, en términos de valores se fue transformando en una organización
homogénea, en donde el militante no debía diferenciarse más que por su nivel de
inserción y su valentía. Todos debían ser personas sencillas, austeras, no hacer culto de
sus conocimientos aun cuando los tuvieran, renunciar a los bienes materiales si los
tenían, no sobresalir, ser iguales, no diferenciarse. El espíritu igualitarista seguramente
es una de las características más importantes de la cultura tupamara.256
La comunidad comunista era diferente, su composición era heterogénea aunque
no tanto como la tupamara. La cultura comunista tenía valores consistentes con
prácticas muy fuertes. Jerarquías, disciplina, militancia constante, estudio, teoría, son
elementos que pueden encontrarse fácilmente en la forma de hacer política de un
comunista. La cultura comunista existe y es fuerte, se transmite entre comunistas, se
educa en ella. En este sentido los comunistas son “iguales”, esta es la idea que transmite
Marisa Silva (2009) y también suele ser la percepción desde el sentido común. Sin
embargo la cultura comunista parece tener una particularidad que es la de permitir
ciertas diferencias o ciertas adscripciones.
“Un partido de cuadros y de masas, un partido de obreros e intelectuales, un partido de hombres
y mujeres, un partido de jóvenes y adultos, una “alianza clara y franca de carácter estratégico de
determinadas clases y capas sociales con el proletariado y no un empastelamiento sin fronteras
en una masa amorfa” (Massera,1971)
A diferencia de la cultura tupamara, la comunista no es igualitarista. Lo deseable no es
borrar las diferencias, por el contrario la cultura comunista admite diferencias porque
es desde ese lugar diferente desde donde se pueden realizar los aportes.257 No era
256 Para reflexionar mejor sobre este tema sería adecuado contar con estudios que analizaran
profundamente la relación entre clase y pertenencia en estos partidos y movimientos, algo de lo que
carecemos hoy en día en Uruguay. La formación teórica y el culto a esta distingue a las culturas pero hay
que analizar cuánto pesa el hecho que desde el Partido Comunista el referente sea la clase obrera a la que
hay que esclarecer y ayudarla a comprender a través del marxismo-leninismo y el partido, mientras que en
el MLN-T algunos pueden despreciar la formación teórica porque la tienen, o creen tenerla.257 La descripción que Marisa Silva realiza de la ubicación de las personas en el acto aniversario también
refleja la conservación de las diferencias de la composición del partido. Los militantes se ubican por
sector laboral, barrio o departamento, hay un lugar reservado a las mujeres y a los jubilados. Silva,
2009:38)
177
entendido que para ser un buen comunista había que renunciar al trabajo, al estudio, a
una situación económica particular. Lo deseable era justamente contar con comunistas
en diferentes lugares para que reclutaran diferentes personas y así poder conformar un
frente grande.
Los comunistas tenían que ser los mejores, en el estudio, en la literatura, en la
música, en el trabajo o en el rubro en el que se desempeñaran. Era deseable que su
desempeño individual fuera destacado porque los comunistas eran la vanguardia y
tenían que serla en todos los ámbitos. No tenían que abandonar su actividad individual,
a excepción de aquellos funcionarios del partido, los comunistas debían dedicarse a la
organización, desde su individualidad desempeñándose como comunistas y en el ámbito
que participaran aunar fuerzas para el partido. Esto no implicaba que el comunista
dedicara menos tiempo al partido que otros militantes a otras organizaciones ni que se
sintiera libre para realizar cualquier actividad individual. Aquellas actividades que
requirieran del esfuerzo, no debían abandonarse por el partido, ni el estudio ni el
trabajo, los mejores estudiantes, los mejores trabajadores tenían que ser los comunistas.
Todos desde su lugar, eran importantes porque cumplían una función.
“El oído en el hombre, en el obrero de la grúa, la fragua, la cámara fría, el mar, la altura y el
subsuelo. El oído en el hombre del campo, el que acciona el tractor del arado y las riendas del
potro. El oído en quien fatiga los libros, no para su pobre esplendor, sino para el esplendor de la
patria. El oído en el hombre del arte, la ciencia, la técnica, las profesiones y los oficios; que
hacen del porvenir del pueblo, su propio porvenir. El oído en el combate diario de todos, el oído
y la voz...” 258
La cultura comunista era una cultura de sacrificios pero de renuncias limitadas,
era una cultura estamental y meritocrática.
Los socialistas no tenían estas autoexigencias. En general, se valoraba como algo
positivo el estudio y cualquier actividad artística o intelectual, pero como resultado del
perfil socioeconómico de sus integrantes más que por una valorización específica al
estilo comunista. La comunidad socialista sí era una comunidad más homogénea, más
homogénea que las otras dos respecto a las cuales se realiza la comparación, compuesta
fundamentalmente por profesionales y estudiantes. Pero no hacían de esta
homogeneidad un culto aunque los referentes fueran los que manejaban el
258 “Canto al hombre”, Poema de Alfredo Gravina, recitado por Alfredo Zitarrosa, 1972.
177
conocimiento. La cultura socialista era en este sentido limitado también una cultura
meritocrática.
La cultura comunista permitía cierta diversidad también porque “había que ser lo
más uruguayo posible”. Lo deseable no era mostrarse diferentes de la sociedad, sino
mostrarse iguales. Así como no planteaban una nueva forma de hacer política para
captar adhesiones tampoco proclamaban una nueva forma de vivir, aunque en la
práctica, con disciplina y militancia a tiempo completo de por medio, esto quedara en
cuestión. Lo deseable era acercarse a la sociedad con los códigos de la época, sea
porque los suscribieran o porque los utilizaran. No había que mostrarse diferente o
alternativo: “amamos el pan y el vino, la alegría de vivir, las mujeres…” así rezaba el
carné comunista. Como se vio en el capítulo específico, los comunistas realizaban
muchas actividades que tenían que ver con la sociedad que pretendían cambiar:
kermeses, rifas, venta de ropa, cumpleaños, bailes para los jóvenes259, entre otras.
259 La forma de atraer a los jóvenes no eran los bailes y los espacios de diversión, esto era una de
las vías, las otras tenían que ver con el respaldo e incluso la promoción de cierta violencia política en el
seno de la UJC. “…la línea partidaria, que no se oponía dogmáticamente a todas las formas de la
violencia política, acusó el influjo de las inquietudes y expectativas de los miembros más recientes que
venían fogueándose en las luchas callejeras (…) Quizás el resto de la explicación de la paradoja de que
los tres muertos fueran miembros de una organización que rechazaba ciertos aspectos de la confrontación
puede buscarse en su superioridad numérica en algunas de esas manifestaciones. Pero parece evidente que
muchos de esos jóvenes estaban en la calle antes de afiliarse a la UJC y la vieron como el lugar indicado
para continuar expresando su compromiso político, tanto por su capacidad organizativa y su énfasis en el
trabajo de masas como porque también había allí espacio para algunas prácticas combativas de corte
violento”. Markarian (2010:15). Sin buscarlo en esta investigación de 15 entrevistas realizadas a
comunistas, 5 terminaron siendo de personas que habían integrado el aparato armado del PCU.
177
“Mire, doña Soledad/póngase un poco a pensar/doña Soledad/cuántas personas habrá/que la
conozcan de verdad/Yo la vi en el almacén/ peleando por un vintén/doña Soledad/ Y otros
dicen: "haga el bien, hágalo sin mirar a quién/ Cuantos vintenes tendrá/sin la generosidad /doña
Soledad/con los que pueda comprar/el pan y el vino nada más/La carne y la sangre son/de
propiedad del patrón/doña Soledad/cuando Cristo dijo "¡no!", usted sabe bien lo que pasó/Mire,
doña Soledad/yo le converso de más/doña Soledad/y usted para conversar /hubiera querido
estudiar/ Cierto que quiso querer/pero no pudo poder/doña Soledad/porque antes de ser
mujer/ya tuvo que ir a trabajar/Mire, doña Soledad/póngase un poco a pensar/doña
Soledad/qué es lo que quieren decir/con eso de la libertad/Usted se puede morir/-eso es
cuestión de salud/pero no quiera saber/lo que cuesta un ataúd…”260
El tema de Alfredo Zitarrosa Doña Soledad, está escrito en un lenguaje popular,
los términos y las expresiones que se utilizan claramente no son las utilizadas por lo que
podría ser el prototipo de comunista intelectual e ilustrado. La temática refiere a una
experiencia de vida de una persona ubicada en un nivel socioeconómico con carencias,
educativas, culturales y materiales. Lo que se dice y como se dice es sencillo y
compartible, no hay códigos secretos ni mensajes subterráneos. No buscaban
diferenciarse, sino integrarse, o más bien integrar al comunismo desde los códigos de
la sociedad. En este sentido la cultura comunista era una cultura integradora.
Los socialistas no tenían esta preocupación. Seguramente por su antisovietismo
y su acercamiento a la realidad nacional a través de la historia, no sentían que tuvieran
que demostrar que eran uruguayos. Tampoco querían ser diferentes. En su mayoría, eran
de clase media y no lo ocultaban. No planteaban un modo alternativo de vida ni
renunciaban al sector socioeconómico de donde provenían más allá de plantear que
había que llevar un estilo de vida sencillo. La cultura socialista era en este sentido una
cultura integrada.
Este no era el caso de los tupamaros quienes, para disputar el espacio público,
proponían una contracultura (mostrarse diferentes en la vida pública y privada). A
diferencia del Partido Comunista no buscaban insertarse en la sociedad con los mismos
códigos, buscaban otros códigos, conformaron una “cultura rupturista” según Bayce
(1989), propusieron un “antisistema de valores” según Costa Bonino (1995: 197). Este
último autor señala que el MLN propuso contravalores opuestos a las características
sociopolíticas del Uruguay batllista. Se diferenciaba por su nacionalismo, actitud
260 Alfredo Zitarrosa, Doña Soledad, 1968. Las palabras en negrita refieren al lenguaje o contenido sobre
los que se quiere llamar la atención.
177
religiosa, anti-hedonismo, ascetismo-austeridad y actitud heroica. Según las
definiciones adoptadas en este trabajo el nacionalismo señalado por el autor entraría en
el terreno de las ideas más que el de los valores y entre el nacionalismo deberían
incluirse otras corrientes. Respecto a los otros cuatro componentes sí pueden ser
considerados valores ya que tienen que ver con la esfera de la conducta. La actitud
religiosa es fundamentada a partir de una “religiosidad revolucionaria”, de una “mística
revolucionaria” y del testimonio de un sacerdote francés que compartió la prisión con
tupamaros. En cualquier caso no se comprende que quiere decir “religiosidad
revolucionaria”, en esta investigación no se ha identificado una “actitud religiosa”, sí
una capacidad de entrega y espíritu de sacrificio, pero no asentada en la fe sino en la
voluntad del hombre de cambiar el mundo. El hecho de que el MLN haya reclutado un
importante contingente de personas provenientes de la Iglesia Católica
fundamentalmente no implica que haya adoptado una actitud religiosa.261 Se coincide
con la identificación de la valentía como un valor, la “actitud heroica” de los tupamaros
es algo que operaba tanto a nivel de imaginarios como a nivel de prácticas para medir
desempeños.
Sin embargo un aspecto señalado por este autor, el de la austeridad y el
ascetismo, se comparte en el concepto pero no en su explicación. Costa Bonino señala
que la austeridad tupamara vino de la mano de la idea de la proletarización: “soy
revolucionario, por lo tanto debo ser proletario” (Costa Bonino, 1995:199). Sin embargo
esto es discutible. Para el MLN el sujeto de la revolución no era el proletariado (esto sí
era para los comunistas, pero no para los tupamaros). Sus referentes no eran los
proletarios y no buscaron proletarizarse, es decir insertarse en fábricas para trabajar
como trabajaba un proletario, algo sí impulsado por el Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP) en Argentina. (Martínez, 2008:40) La discusión sobre la proletarización
se daría en el exilio y tendría otro nombre como veremos a continuación.
La austeridad tupamara tenía que ver con renunciar al confort, a comodidades
materiales, burguesas. Como se señaló anteriormente los tupamaros tenían que ser
iguales y la forma de lograrlo era que aquellos que tuvieran un diferencial, económico o
cultural lo ocultaran o renunciaran a él.
261 Es especialmente interesante la incorporación de personas provenientes de la religión en el MLN-T y
su impacto, pero esto merece un estudio específico, aún pendiente en las investigaciones uruguayas.
177
“…un uruguayo, de Tacuarembó, de paso dolido (..) no sabe de orilla, ni sabe de mar, él sabe de
rabia (…) Asalta el banco y comparte con el cantegril, como antes el hambre, comparte el botín
(…) Los chuecos se junten bien juntos, bien juntos los pies, y luego caminen buscando la patria,
la patria de todos, la patria Maciel, esta patria chueca que no han de torcer con duras cadenas los
pies todos juntos hemos de vencer.”262
El peso de los peludos en el MLN había sido muy importante. Una de las
explicaciones de la derrota del MLN elaborada en el exilio, sería las "desviaciones
pequeño burguesas". En el Simposio de Viña del Mar en enero de 1973 se plantearía la
idea de la peludización, espejo de la proletarización que otras izquierdas
latinoamericanas impulsarían que consistía en adquirir conductas proletarias (Marchesi,
2008).263 Marchesi (2006) sostiene que las sucesivas derrotas fueron dogmatizando al
MLN a pesar de que era una organización que rechazaba los dogmatismos. Los
resultados de ese trabajo parecen indicar que la imagen del peludo, fue un componente
muy fuerte desde un principio en la cultura tupamara y que el dogmatismo podría ser el
resultado no de las derrotas sino de una experiencia exitosa de unos años en los cuales
se generó una cultura compartida muy fuerte en base a ciertos valores y a la que se
buscaría retornar.
El imaginario tupamaro no estaba compuesto por el proletario sacrificado sino
por el pobre, el desclasado, el peludo, “había que ser como los peludos”264, ellos eran el
ejemplo. Igualitarismo implicaba pobrismo y aquellos provenientes del sector
socioeconómico medio o universitario tenían que aprender de los peludos, no de los
proletarios. La cultura tupamara era una cultura alternativa, austera y del pobrismo.
6.2 Apuntes finales
262 “El chueco Maciel”, canción de Daneil Viglietti de 1971, basada en la historia real de Julio Maciel, un
poblador de cantegril asesinado por la policía luego de un ciertos actos delictivos. 263 En la misma época en Uruguay, dentro del penal, en el marco de las discusiones internas sobre el
MLN, algunos peludos que acordaron con el seispuntismo fueron apodados “con el mote de pequeño
peludo ilustrado, en alusión al diccionario enciclopédico, repleto de definiciones esquemáticas, pero
carente de análisis”. (Merenson, 2010: 22, Cap.4). Esto refleja la importancia que tenía el peludo para los
tupamaros.264 Oscar
177
Al retomar las culturas políticas, compararlas entre ellas, analizar sus
racionalidades y rivalidades podemos formular algunas conclusiones a la luz de los
fundamentos teóricos adoptados en esta investigación.
Se puede suscribir la crítica realizada por Swidler (1986) a las perspectivas que se
centran en los valores para explicar los comportamientos en la medida que se ha podido
constatar cómo, a pesar de existir ciertos valores fuertes y muy identificatorios, las
acciones pueden ir en otro sentido. Esto resulta evidente cuando nos encontramos ante
valores antijerárquicos y antidisciplina que conviven con prácticas jerárquicas y
disciplinadas como sucede en el MLN-T. No es suficiente prestar atención a los valores
para comprender las culturas políticas, hay que prestar atención a otros aspectos. Esos
otros aspectos son complejos de relevar a pesar de que podría pensarse que los valores
al ser abstractos son los más difíciles de percibir. Sin embargo, esto no se dio así en esta
investigación: en donde se encontraron acuerdos generalizados sobre los valores, sobre
lo deseable, pero la disparidad entre prácticas de cada experiencia dificulta la
comprensión generalizada. A la hora de estudiar lo que las personas hacen en su vida
cotidiana es necesario ser especialmente cuidadosos para poder identificar los aspectos
compartidos y los que no lo son. La autora antes mencionada, realiza una indagación
respecto a ritualidades y símbolos, aspecto aquí no abordado y que queda pendiente para
futuras investigaciones. De todas formas el análisis de las prácticas de comunistas,
socialistas y tupamaros deja en claro que estas deben ser estudiadas de forma específica
y no a través del campo de lo deseable ya que a veces esto coincide pero otras veces no.
Esta investigación arroja elementos que también confirman algunos de los
postulados de Wildavsky (1987). Las preferencias se generan en la interacción social,
en la medida que uno es parte de un colectivo actúa en consecuencia con él . Los
comunistas fueron aprendiendo de forma paulatina que las discusiones eran un ámbito
importante y que debían intervenir en ellas, a la vez que su intervención tenía que
realizarse de cierta forma y respetando ciertos contenidos.
Otro aspecto muy importante señalado también por este autor es el de las
diferentes racionalidades, algo que también quedó demostrado en este trabajo,
participar de una discusión teórica era racional para comunistas y no-racional para
tupamaros, destacarse a través de las acciones y no de la erudición teórica, era racional
para tupamaros y no racional para comunistas. Pero para comprender las diferentes
racionalidades y establecer las conexiones entre tantos comportamientos que puede
albergar cada cultura política, resulta imprescindible en primer lugar una buena
177
descripción de cada una de ellas, una descripción densa en términos de Geertz (1992),
fecunda en términos de Ross (1997), que nos permita hacer inteligibles los códigos
internos. La descripción minuciosa de cada cultura ha puesto en evidencia como esta
tarea descriptiva es de suma importancia para comprender las culturas políticas, de otra
forma habría sido muy complejo entender las lógicas de funcionamiento de socialistas,
comunistas y tupamaros y quedaríamos presos de los motes que estos utilizaban para
referenciarse entre ellos.265
También se ha podido comprobar que, como señala Ross (1997), la
comparación es una herramienta fundamental para comprender la cultura política. A
través de ella se pudo comprender no sólo las distintas racionalidades, y sus aspectos
centrales, sino las rivalidades entre culturas. La perspectiva relacional fue
especialmente útil ya que de no haberse realizado la comparación habría sido más
complejo identificar qué cosas tienen en común y qué cosas distinguen a comunistas,
socialistas y tupamaros. La perspectiva comparada nos permite precisar en términos de
qué cosas se establecen las diferencias, algo que se buscó especialmente dejar en claro
en este trabajo.
El concepto de culturas políticas rivales fue especialmente útil para comunistas
y tupamaros, no así para socialistas que en varias de las dimensiones aquí estudiadas
presentaron una posición intermedia. Ross (1997) señala que una de las tareas más
importantes y complejas es la identificación del núcleo central de cada cultura política.
Este objetivo fue cumplido para la cultura comunista y tupamara, no tanto para la
cultura socialista. La pregunta que queda pendiente entonces es si puede hablarse de una
cultura socialista. Su componente profesional y su saber técnico especializado, que son
elementos que distinguen claramente a los socialistas de los otros dos en términos de
cultura política ¿son suficientes para concluir sobre la cultura socialista? ¿Es posible
definir la cultura política socialistas a partir de la diferencia y coincidencia en las otras
dimensiones a estudio, con las otras culturas comunista y tupamara?
Comunistas, socialistas y tupamaros pertenecieron a distintos colectivos con
diverso grado de apertura, que estaba dado en gran parte por la militancia compartida.
Seguramente resulta difícil caracterizar la cultura socialista porque no hubo espacio para
generarla, lo compartido era lo que traían desde antes de ingresar a la organización y
que pudieron mantener en ella, su adscripción a la clase media, su perfil profesional, su
265 “Fierreros”, “ultras”, “grupúsculos mesiánicos”, “cuadrados”, “patrinqueros” , eran algunas de las
expresiones utilizadas que daban cuenta de las culturas políticas rivales.
177
vocación por el conocimiento. Estuvieron entre valores y prácticas de comunistas y
tupamaros, a veces en contradicción, no pudiendo generar una sólida cultura socialista
que se diferenciara de comunistas y tupamaros con propuestas propias. Más allá de las
tolderías, que inician a fines de los 60´ y de la Casa del Pueblo que permanece cerrada
entre 1967 y 1971266, los socialistas no tuvieron un espacio socialista, donde interactuar,
donde administrar valores y prácticas compartidas, por lo tanto la cultura socialista es
más difusa.
Éste no es el caso ni de comunistas ni de tupamaros. Los comunistas tenían su
familia, el partido, que como ya se vio en el capitulo anterior era un ámbito para
encontrar todo, incluso los valores comunistas y los criterios de las prácticas que ellos
mismos construían. En la cotidianeidad de la militancia, asambleas, activos, pegatinas,
círculos, seccionales, etc., etc., la tribu comunista se encontraba y esto era lo que
permitía consolidar una cultura política particular.267
A pesar de ser un movimiento, estructurado en diversas columnas y estar
compartimentado, el MLN no era un conjunto de individuos sin sentimiento de
comunidad. Como se señaló en el capítulo anterior podría ser considerado como una red
de familias, cada familia con un padre, con sus tíos268 y sus reglas, formales e
informales. La cultura tupamara se fue definiendo en la medida que aumentaron los
espacios compartidos donde los tupamaros fueron administrando las formas de ser
tupamaro y como ya se señaló, en algunos casos resultaron tan o más disciplinados y
dogmáticos que los comunistas.
6.3 Cuadro resumen
Como indica el subtítulo anterior, a continuación se presenta un cuadro
resumen. Se sintetiza a información comprimida en unas pocas categorías y se presentan
las culturas políticas a partir de grandes generalizaciones. El objetivo del cuadro es
resumir algunas características generales, que arroja la información relevada en esta
investigación. Pero en ningún caso se pretende describir ni explicar las culturas políticas
266 Luego sería clausurada nuevamente hasta 1985267 Torrejón (2007:70.) va a señalar el impacto que tuvo para la noción de colectividad la clandestinidad
comunista donde dejaron de verse diariamente todos para tener contacto solamente con el enlace.268 Cuando en una casa clandestina había niños se les solía llamar tíos a las personas que estaban
escondidas
177
de la izquierda a partir de casilleros. Como alerta Ross (1997) es necesario evitar caer
en el reduccionismo y en grandes generalizaciones cuando lo que es más importante
para el enfoque de la cultura política es el proceso de su producción y reproducción.
“..la cultura es a menudo definida a partir de rasgos distintivos fundamentales, valores o
comportamientos y es descrita en términos singulares como “fiero”, “inteligente”, “belicoso”,
“amante de la libertad”, “piadoso”, “responsable”, “tradicional” o “manipulador”. (…) se presta
poca atención a cómo estas características son producidas y reproducidas; y estos rasgos son
frecuentemente usados de manera muy mecánica para explicar comportamientos colectivos. (…)
se adopta generalmente un marco reduccionista para explicar resultados agregados y diferencias,
como variaciones entre sistemas en la distribución de actitudes individuales, valores y
comportamientos.” (Ross 1997:10)
Teniendo en cuenta estas salvedades se presentan las culturas políticas de forma
adjetivada para dar cuenta de rasgos generales que se considera importante recordar.
177
Culturas políticas rivales
Características de la organización El militante en la organización
Jerarquías Autoridad Discusión y crítica DisciplinaModo de ascenso
Adscripción social Estilo de vida Moral privada
Cultura comunista
altamente jerárquica
basada en el conocimiento
teórico
culto a instancias de de discusion pero sin margen para dudar
disciplinada y controladora credencialista estamental y
meritocráticapopulista
integradoradisciplinada y tradicional:
Cultura socialista jerárquicabasada en el
conocimiento empírico
no realiza de la discusión un culto,
admite cierto margen de crítica
disciplinada que admite la
discrepanciaprofesionalista meritocrática integrada
tradicional sin control de vida
privada
Cultura Tupamara
antijerárquica en los valores y
jerárquica en las prácticas
basada en la eficiencia de la
acción
la discusión un antivalor, margen
para la duda y espacios de crítica
limitados
no realiza culto a la disciplina pero
es muy disciplinada en
las prácticas
innovadora y voluntarista igualitarista alternativa
altamente disciplinada y
alternativa
177
6.4 Historias ejemplares
El cuadro presentado nos habla de ciertas características generales de las culturas
políticas aquí estudiadas. Como complemento de este análisis se presenta a continuación
otra forma de sintetizar a las culturas políticas, a través de historias particulares. Por
supuesto también este instrumento requiere de advertencias. Las que se leerán a
continuación son historias individuales. Esto implica que no toda la militancia
socialista, comunista o tupamara tuvo exactamente la misma experiencia. No se
pretende aquí realizar una directa extrapolación de la experiencia individual a la
colectiva. Sólo se pretende indicar cómo la cultura política tiene que ver con una
experiencia vivida en un colectivo, aspecto que el cuadro anterior no permitía apreciar.
La cultura se construye día a día, entre personas, en la experiencia intersubjetiva.
Algunas historias nos hablan de cada cultura, algunas hablan más, otras menos,
seguramente porque unas son más fuertes, más fácilmente definibles, otras no tanto.
Victoria, Mariela y Elena son tres integrantes de estas organizaciones de izquierda de
los 60´, sus historias cuentan su militancia pero también cuentan algo más269.
Victoria ingresó a la Juventud Socialista y a la vez al Partido Socialista. Tenía una
doble afiliación porque no había tanto reglamento. En la Casa del Pueblo vivió los
momentos más agradables de su juventud, asistía ahí a las reuniones del Ejecutivo del
partido y de la juventud, iba a los actos y una vez hicieron un baile. Los sábados asistía
a los cursos dictados por Broquen, a las charlas de German D´ Elía y Carlos Machado
les hablaba de historia. Una vez hicieron una reunión en la casa de ella y Carlitos les
habló de la Revolución Francesa. Las viejas mujeres socialistas le enseñaron mucho, le
metieron eso del feminismo, pero las mujeres socialistas no se sentían segregadas
porque podían estar en las listas para el Comité Ejecutivo. Luego de los cursos de los
sábados hacían murales en planograf y también apoyaban mucho las huelgas, les
llevaban cosas, sobre todo a los textiles donde tenían gente. Los sábados de noches iban
al cine o al teatro, a los cines de dieciocho y también a Cinemateca. En la Juventud
269 Se seleccionaros tres testimonios de mujeres, realizados a partir de entrevistas que resultaron
especialmente valiosas. Los resúmenes de las historias de vida permiten apreciar las diversas culturas,
incluso en la vida privada, algo que resulta más difícil de abordar a partir de los testimonios de los
varones, sea porque su discurso se encuentra muy apegado al ámbito público sea porque no fueron
interpelados en su vida privada tanto como las mujeres.
177
consiguió novio, la madre quería que se casara de blanco y por la Iglesia pero ella no
quiso, tenía que ser sencillo, Frugoni le mandó un regalo de casamiento. Luego del
nacimiento de sus hijos ya no militaba tanto, a los hijos no se los llevaba a las
reuniones. Su militancia continuó en el ámbito gremial donde trabajaba, dice que en el
Partido Socialista uno podía seguir con la vida de uno.
Mariela estaba en el FER68, ahí leyó historia nacional, latinoamericana, leyó sobre
Vietnam, Cuba y China. Entró al MLN luego que un compañero se lo plantea y en esa
conversación hablaron de los riesgos. En el movimiento estudiantil había aprendido a
hacer una molotov y para dónde correr si había que correr. Luego en el MLN, al inicio,
la mandaban a hacer relevamiento. Aprendió a escribir en hojillas, se estudiaban cosas
diferentes: recibió clases de primeros auxilios, clases de armas, desarmar, limpiar,
clases de explosivos, criterios de seguridad. Estudiaban estrategia y táctica, las cosas
que habían sido exitosas y también los cursos sobre interrogatorios, era difícil
prepararse pero sabías que si caías te ponían de plantón. Había un trabajo permanente
con el tema de los valores morales, se discutía el concepto de compañero y compañera
y también el tema de los hijos. Después de estar en el sector político la pasaron al sector
militar y ahí había que ser full time, le encantaba estudiar pero tuvo que dejar de
hacerlo, lo que sí había que hacer era trabajar porque de algo había que vivir. Cuando
tenía tiempo iba al cine, uno de los cines era el Cine Artigas y veían películas del tema
nuestro, sobre guerras e independencias en América Latina. Tenía un novio comunista
que se fue enseguida para el MLN, su madre soñaba con que se casara con vestido de
novia, pero ella se fue a vivir con su compañero. No tuvo hijos porque estar en el
aparato militar era una cosa muy seria. Tuvo cuatro días de vacaciones antes de pasar
de un lugar de la estructura a otro, destino que no concretó porque cayó presa antes.
Elena tenía 14 años cuando ingresó a la UJC. Su tío preferido era comunista y la
afiliaron en el barrio a través de su hermano mayor que estaba en la UJC. Ella iba a
colegio privado. Leon Lev le dijo que tenía que formar un círculo en su colegio y ella se
sintió sumamente responsabilizada, aunque tenía miedo por sus estudios igual intentó
cumplir con ese objetivo. En el colegio hizo algunas volanteadas en la puerta y
entrevistas de afiliación. Para estas, le habían dado algunas pautas de cómo reclutar y
algunos materiales. Además del sector preparatorios ella funcionaba en el círculo
barrial, ámbito al que finalmente se dedicó por completo cuando terminó el colegio.
177
Hizo la escuela elemental y la escuela intermedia. Una de las cosas que más le enseñó
el Partido fue el razonamiento dialéctico. Fue secretaria de organización, también
secretaria política y luego la promovieron del círculo a la seccional. Le gustaba ir a ver
espectáculos, al teatro El Galpón estaba más adherida que a otro teatro independiente.
Uno de los libros que recuerda es Así se templó el acero. Tuvo un novio del FER y fue
muy criticada por sus compañeros de la UJC, luego tuvo otros novios de la UJC. El
sector preparatorios organizaba muchos candombailes, hicieron uno en el Palacio
Peñarol que fue todo el mundo de la UJC. Su cumpleaños de 15 se lo festejó la UJC y
fueron todos. Tenía un matrimonio del Partido que le encantaba estar con ellos, eran
como su familia adoptiva y su madre estaba celosa. Participó de la huelga general pero
le quedó un sentimiento de derrota enorme, más allá del informe encubierto que decía
que venía otra etapa. En 1976 cayó presa.
177
6.5 Debilidades y Fortalezas
Esta investigación es un primer intento de abordar la cultura política desde una
nueva perspectiva y por este motivo es posible encontrar en ella más de una debilidad.
En primer lugar, el abordaje teórico requiere mayor profundización y
fundamentalmente especificaciones en términos de lo que se entiende por el contenido
de la cultura política. Dentro del “menú de opciones” que componen lo que en términos
generales se denomina cultura política, se suelen listar muchas dimensiones: valores,
actitudes, representaciones, discursos, rituales, símbolos, relatos, prácticas y lenguajes,
entre otros. En esta investigación se optó por prestar atención a dos de ellos,
posiblemente para completar esta mirada sería adecuado, junto con los valores, prestar
atención al mundo de las representaciones. Es importante realizar un proceso de
reflexión sobre los valores y las representaciones, precisar sus términos conceptuales y
sus alcances descriptivos. Por otra parte, parece necesario complementar las prácticas,
aquí estudiadas, con el mundo de la simbología y los rituales ya que para estudiar
algunas culturas políticas, esto puede resultar especialmente interesante.
En segundo lugar las dimensiones seleccionadas para estudiar las culturas
políticas también merecen un comentario crítico. Algunas de ellas fueron muy útiles a la
hora de relevar, describir y sistematizar la información, este es el caso de las
dimensiones jerarquía, autoridad, discusión y disciplina. Sin embargo aquella referida a
la militancia cotidiana debió ser subdividida en otras categorías que referían a aspectos
muy diferentes como las exigencias al militante en términos de desempeño, las
renuncias o sacrificios que debían realizarse, los estilos de vida que había que llevar y
las reglas morales de la vida privada. Paradojalmente, donde mayor confusión
conceptual hay, más interesantes parecen ser los hallazgos, como aquellos que tienen
que ver con una cultura comunista estamental y una cultura tupamara igualitarista, o los
que muestran una cultura comunista integradora y una cultura tupamara alternativa.
A su vez, el último apartado de la vida privada debe ser pensado de forma
específica con literatura especial que aborde este tema. Claramente la evidencia
empírica muestra que la vida privada de comunistas, socialistas y tupamaros era
diferente y que estas diferencias tienen que ver con lógicas distintas. Pero no es
suficiente con el relevamiento de lo privado, es necesario realizar un proceso de
reflexión teórico sobre el vínculo público-privado o sobre lo político en lo privado.
Además es necesario relevar información específica sobre el ámbito privado referida a
177
otros temas, algunos de los cuales intentaron ser abordados en las entrevistas pero sin
obtener resultados generalizables.270
A la hora de señalar fortalezas hay que referirse a la primera que es mencionada
anteriormente como debilidad, el hecho de que esta investigación sea un primer intento
dentro de la ciencia política uruguaya de estudiar la cultura política desde una nueva
perspectiva. En este sentido el trabajo es una oportunidad para acceder a un campo de
estudio específico y poco abordado, a la vez que permite un acercamiento primario con
una bibliografía que no suele ser consultada corrientemente en la academia uruguaya.
Tiene como virtud prestar atención a los aportes de otras disciplinas y nutrirse de
ellas para reflexionar sobre la naturaleza de la cultura política y sus formas de abordaje.
Esta investigación no es la aplicación de un modelo teórico ya definido y aceptado, es la
trabajosa reconstrucción de varias posturas y la opción por algunas dimensiones. En este
sentido tiene el propósito de ser una propuesta abierta. Futuras investigaciones sin
dudas, mejorarán el enfoque teórico de la cultura política desde una perspectiva no
tradicional.
La bibliografía merece ser ampliada pero por sobre todo se precisan de
investigaciones que indaguen en las “formas de ser” políticamente en Uruguay. No hay
casi investigaciones que aborden el tema desde esta perspectiva.271
Por último parece pertinente señalar el aporte metodológico de este trabajo a
partir de una técnica muy poco utilizada por la ciencia política uruguaya272 y que ha
dado mucho resultado en esta investigación. En este sentido también queda una puerta
abierta para profundizar con este instrumento que para algunos abordajes teóricos y
temáticos es especialmente pertinente.
6.6 Futuras líneas de investigación
270 Homosexualidad, alcoholismo, violencia domésticas y roles de género, fueron algunos de los temas
que surgieron en las entrevistas pero a los que no se logró llegar de forma adecuada.271 Aldrighi (2010), Markarian (2010), Merenson (2010) y Silva (2009) son de los pocos textos uruguayos
que comparten esta preocupación y que por su fecha indican la ausencia de acumulación en este campo.272 A excepción de los estudios realizados en el campo de la memoria, tampoco la historia uruguaya suele
trabajar con historia oral, recurriendo por lo general a los documentos escritos, como fuente principal y
muchas veces exclusiva.
177
Como ya se mencionó este trabajo deja la puerta abierta para nuevos abordajes
teóricos, empíricos y metodológicos. En esta dirección no se reiterarán las cuestiones
pendientes antes señaladas que se entiende deben ser profundizadas en futuras
investigaciones. Sólo se suman al listado de temas pendientes nuevos objetos de estudio
y nuevas preguntas que pueden significar nuevas líneas de investigación, para
comprender la izquierda uruguaya, objetivo general al que se limitan las nuevas
propuestas.
Es imprescindible continuar estudiando las izquierdas en Uruguay, las que
quedaron excluidas de este trabajo. Democratacristianos, anarquistas y trotskistas, deben
ser estudiados para comprender la izquierda uruguaya de los 60´.
Es imprescindible también estudiar las izquierdas de los 60´ en la región,
particularmente en Argentina y Chile, países con los cuales se mantenía un contacto
muy fluido entre organizaciones en la época y sobre las cuales es necesario rastrear
coincidencias y diferencias.
Es pertinente estudiar las culturas políticas coloradas y blancas para identificar
coincidencias, diferencias y legados.
Como resultado de esta investigación quedan también temas pendientes a
estudiar de forma específica o a profundizar, como la mirada con perspectiva de género
de las culturas políticas y aquella que centre el análisis en el interior del país.
Pendiente y pertinente es estudiar, una vez conocidas en profundidad las culturas
políticas de la izquierda los aspectos comunes para poder analizar en qué medida
podríamos hablar de una cultura de la izquierda.
Es adecuado extender el horizonte temporal, retroceder diez años y avanzar
treinta más. Los años sesenta suelen ser los protagonistas de la historia reciente pero las
transformaciones que en esta época cristalizan son producto de un proceso de cambio
paulatino que requiere mirar a la década del cincuenta. Por otra parte es necesario
continuar con el estudio de las culturas políticas, en otro tiempo y en otro contexto, la
dictadura merece un estudio específico, la transición otro, la recomposición democrática
y el frentismo otro más.
Avanzar en el tiempo implicaría responder a otras preguntas: ¿Qué sucedió con
los valores y las prácticas de las culturas políticas en el marco de la represión? ¿Cómo
fueron revisadas y resignificadas? ¿Qué sucedió en la transición? ¿Continuaron sus
rasgos característicos de los sesenta, cuáles sí y cuáles no? ¿Cuánto frenó o cuanto
177
impulsó la cultura política los cambios promovidos en el PS, el PC y el MLN-T en el
marco de la recomposición democrática? ¿Cómo es la cultura política de la izquierda
hoy en día estudiada desde el Frente Amplio? ¿Cuáles son sus rasgos? ¿De qué son
producto, una herencia o una nueva de diferenciación? Los rasgos distintivos de cada
cultura, ¿permanecieron, desaparecieron o fueron re-absorbidos por el frentismo y así
difuminados al resto de los integrantes del Frente Amplio?
177
7
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177
Fuentes generadasTestimonios Partido Comunista
Número total de testimonios: 15
7 mujeres y 8 varones
Otras características de entrevistados (presentadas de forma no excluyente) :
3 personas provienen de familia comunista
3 personas integraron el aparato armado
2 personas fueron reclutadas en secundaria
3 personas centraron su militancia en el ámbito sindical
3 personas centraron su militancia a nivel barrial
2 personas tuvieron militancia en el interior del país
3 personas fueron reclutadas en la universidad
Testimonios Partido SocialistaNúmero total de testimonios: 15
9 varones y 4 mujeres
Otras características de entrevistados (presentadas de forma no excluyente):
1 persona centró su militancia a nivel sindical
2 personas tuvieron militancia en el interior del país
2 personas fueron reclutadas en secundaria
3 personas fueron reclutadas desde la universidad
1 persona que se fue al MUSP
2 personas que se fueron al PCU
Testimonios MLN-TNúmero total de testimonios: 14
10 mujeres y 4 varones
Otras características de entrevistados (presentadas de forma no excluyente):
2 personas tuvieron militancia en el interior del país
1 persona proviene del anarquismo
2 personas provienen del cristianismo
1 persona proviene del partido nacional
1 persona proviene de familia tupamara
1 persona proviene de la Juventud Socialista
2 personas tuvieron participación en la columna 70
1 persona tuvo participación en la columna 15
2 personas fueron militantes periféricos
2 personas fueron reclutadas en secundaria
3 personas fueron reclutadas en la universidad
177
8
Anexo Metodológico
En este apartado se presenta información complementaria sobre el trabajo de campo de
esta investigación. En primer lugar se realiza un breve relato sobre el proceso de
relevamiento de la información, sus etapas, sus dificultades, sus hallazgos y sus
enseñanzas. En segundo términos se presenta la pauta de entrevista en su definición
final luego de varias correcciones y en tercer término la transcripción de tres de las
cuarenta y cuatro entrevistas realizadas, una por cada organización política.273
Primera etapa – elaboración de la pauta
La elaboración de la pauta de entrevista consistió en el primer paso para definir de
forma precisa el objeto de estudio. Pero esto no fue un ejercicio sencillo, la pauta de
entrevista tuvo tantas modificaciones como dudas teóricas se encontraron en el camino.
Uno de los apartados de la pauta de entrevista que finalmente fue suprimido refería a
una indagación profunda del pasado político del entrevistado antes de ingresar a la
organización en estudio y a las causas de su elección por dicha organización. Esta
cuestión por demás interesante requería de un estudio específico de la socialización
política primaria del entrevistado, algo que se consideró una tarea ardua que iba en
desmedro del objetivo central, estudiar al militante una vez inserto en la organización.
Con la pauta diseñada la segunda etapa fue la de realizar ciertas pruebas piloto para
analizar en qué medida los temas planteados eran pasibles de ser abordados. La primera
dificultad y de la que se obtuvo la primer enseñanza, fue que la pauta era muy extensa y
profunda, lo que redundaba en que los últimos temas propuestos no pudieran finalmente
ser abordados. Sin suprimir preguntas, para cada apartado se señalizaron especialmente
aquellas preguntas clave y en función del desarrollo de la entrevista se fueron
incorporando preguntas más específicas.
273 Se seleccionaron tres a modo de ejemplificar lo que fue el desarrollo de la pauta de entrevista por lo
que puede haber temas ausentes y ciertas controversias con las síntesis elaborada en el trabajo. Publicar la
transcripción de todas las entrevistas realizadas implicaba mucho tiempo y espacio no disponible, sin
embargo estas entrevistas pueden ser consultadas y seguramente serán aprovechadas en nuevas instancias
de investigación.
177
Selección e identificación de los entrevistados
Antes de iniciar el contacto con posibles entrevistados, se definieron en términos
generales ciertos criterios que deberían orientar la composición de cada grupo de
entrevistas y fue en base a dichos criterios que se inició la ardua y constante tarea de
identificar los posibles entrevistados.
Como se señaló en el capítulo metodológico, la historia oral es especialmente pertinente
para acercarnos a las historias de aquellos y aquellas que no están en los documentos
escritos. Sin embargo esto no es tarea sencilla, en la medida que la percepción general,
de todas las personas incluida la de los colegas, es que las historias más interesantes o
que pueden aportar más en la perspectiva de nuestro tema, son aquellas contadas por
quienes ocuparon lugares importantes en la estructura de poder. Esto implicó la
dificultad de identificar militantes sin un alto nivel de inserción y dedicar una gran parte
del tiempo a encontrar periféricos, CAT, desencuadrados, simpatizantes, afiliados entre
otros acápites por los cuales son llamados dentro de las culturas políticas quienes no
ocuparon altos niveles de inserción.
A causa de este mismo fenómeno, la bola de nieve, mecanismo muy útil para contactar
entrevistados a partir de otros entrevistados, debió ser controlada cuando se entrevistaba
a un militante con alto nivel de inserción que inmediatamente recomendaba alguien de
igual jerarquía, porque se entendía que eso aseguraba buena calidad de la información.
“…no podes dejar de hablar con…” era una de las frases recurrentes para recomendar lo
que se consideraba los mejores testimonios.
Cabe agregar que la desconfianza a la calidad de los testimonios de personas con bajo
nivel de inserción, también provenía de esas mismas personas y que buena parte del
trabajo de conseguir una entrevista, consistió en convencer a algunos de que su
experiencia política había sido tan importante como la de otros y que me interesaba
escucharlos a pesar de que dijeran “y que te puedo decir yo, mirá que yo no era nadie”.
Algo similar sucedió con la variable sexo de los entrevistados, en excepcionales casos
fueron recomendadas las mujeres como testimoniantes, la mayoría de ellas fueron
buscadas especialmente en tanto mujeres.
Realización de la entrevista
177
Una vez contactada la persona y confirmada su disponibilidad a brindar el testimonio se
pasó a realizar la entrevista, la cual tuvo lugar donde los entrevistados prefirieron. Sin
duda alguna el lugar de la entrevista afecta sustancialmente su desarrollo y aquellas
entrevistas realizadas en la intimidad del hogar y con tranquilidad, fueron infinitamente
superiores a aquellas realizadas en lugares públicos como cafeterías.274
El primer aspecto a señalar a los entrevistados, refirió al anonimato de los testimonios y
a la solicitud de autorización para grabar los mismos. El segundo paso fue la
explicitación de los objetivos de la investigación en términos generales y de la
entrevista en particular, algo que no siempre fue comprendido desde un primer
momento.
La dificultad más importante a lo largo del desarrollo de las entrevistas estuvo
relacionada con la posibilidad de entrar en el campo de la militancia cotidiana y no
recibir un relato de “grandes sucesos” en donde muchas veces los entrevistados no
habían sido parte directa. Comunistas y socialistas estructuraban sus relatos en torno a
los Congresos, mientras que los tupamaros en torno a las grandes acciones. Esto implicó
un ejercicio continuo de preguntar y repreguntar a la persona entrevistada sobre su
experiencia particular en los diversos asuntos mencionados. En la mayoría de los casos
el relato particular, la autoreflexión y autoevaluación se logró con éxito, pero en otros
pocos esto fue muy difícil. Más difícil aún fue entrar en el terreno de la vida privada,
entiendo que no tanto por prurito, sino por subvaloración de esta como ámbito
pertinente para entender la política.
Así como la experiencia de personas con bajo nivel de inserción era considerada menos
pertinente, lo mismo sucedía con la cotidianeidad y la vida privada. En términos
generales quienes quedaban al margen de esta actitud y contaban cotidianeidad y
privacidad, eran las mujeres, con ellas la entrevista discurrió de forma más fluida.275
Otras dificultad, o tal vez desafío, fue el de mantener el relato del entrevistado dentro de
los límites temporales de la investigación. En varias oportunidades el relato se
trasladaba a la época de la dictadura, que incluía una experiencia de sufrimiento rodeada 274 Fueron 4 los casos en que se realizó la entrevista en dicha circunstancia.275 Se requiere de una reflexión más profunda sobre este fenómeno, sólo a modo de apuntes se puede
señalar que tal vez los procesos de reflexión y difusión de lo privado por parte de las mujeres a través de
trabajos en el área de la Memoria, como por ejemplo Memorias para Armar (2001 y 2002) y Los ovillos
de la memoria (2006), así como los Talleres de Memoria, de los cuales participaron muchas mujeres
presas políticas, contribuyeron a la disponibilidad y voluntad de contar lo político desde otra perspectiva.
177
de sentimientos negativos, de los cuales era difícil retornar, tanto el entrevistado como
quien entrevistaba. Luego de algunas entrevistas esto resultó en un aprendizaje de cómo
manejar el tema que implicaba aclarar y hacer especial énfasis desde un principio, en
que el período de la dictadura no correspondía a los límites del trabajo y que sería objeto
de futuras investigaciones. Finalmente, esto redundó en un mejor encuadre temporal de
los relatos y en la libertad por parte de quien entrevistaba de realizar preguntas, sin
sentimiento de culpa por una etapa que tal vez no era la más importante para quienes
daban los testimonios.
Estar alerta
Además de las cuestiones antes mencionadas a reflexionar y tener en cuenta durante el
trabajo de campo que referían a las tres organizaciones políticas, también se fue
realizando un proceso de reflexión que tenía que ver con actitudes o prácticas
discursivas de cada organización política y sobre el que se debió estar alerta.
Como se señaló en el capítulo metodológico es importante tener en cuenta que las
lecturas del pasado se realizan desde un presente. Ese presente no es el mismo para las
organizaciones aquí en estudio, no sólo por el rol que ocupan en el escenario político
hoy en día, sino por el discurso que mantienen. Estas diferencias se iban viendo durante
el proceso de relevamiento de información, claramente entre quienes fueron comunistas
y tupamaros en aquella época.
Aunque no se cuenta con un instrumento de medición específico o este no fue pensado
ni diseñado, desde la percepción general de quien realizó las entrevistas, podría decirse
que las actitudes respecto a la entrevista misma variaban, los tupamaros estaban
orgullosos y contaban su historia verborrágicamente, los comunistas algo incómodos
con la suya eran un poco más parcos. Seguramente los desempeños políticos de las
organizaciones de referencia, vistos como exitosos o fracasados por ellos mismos,
incidan en esta distribución de actitudes.
Y justamente por esto, también es posible entender porqué los testimonios tupamaros
solían ser tan homogéneos mientras esto no sucedía con los testimonios comunistas.
¿Cuánto incide en la homogeneidad del relato la perspectiva triunfalista? Muchos
entrevistados que fueron tupamaros, recurrieron a la imagen de Mujica, luego hicieron
una traspolación Mujica-Sendic, luego explicaron el MLN-T desde Sendic.
177
A su vez la homogeneidad del relato tupamaro percibida a través de la realización de
entrevistas, posiblemente también tenga que ver con la capacidad de las organizaciones
para escribir su historia. El MLN-T ha sido más que prolífero contando su derrotero,
identificando hitos y héroes, que en muchos relatos se reiteraban. Separar lo que era la
vida de Sendic de la vida de otro tupamaro o tupamara, fue todo un desafío.
Por último, la perspectiva relacional también fue un desafío a la hora de distinguir y
separar las “cuentas pendientes” ya que algunas lecturas del pasado, están ancladas en el
reproche, caso clarísimo, el de los comunistas hacia los tupamaros. Como señala
Torrejón, estudiar este período no es tarea sencilla “…las narraciones sobre este pasado
están sumergidas en la ética de heroísmo y del martirio, sin salir de la trampa del
homenaje para unos, del desprecio para otros. (Torrejón: 2007:95)
Contrastar la información
Las fuentes orales fueron la principal fuente de información, pero no la única ya que se
recurrió a documentos internos y material de prensa con el objetivo de contrastar los
datos obtenidos en las entrevistas y realizar así un análisis lo más riguroso posible.
Se trabajó con el archivo del MLN, única organización de las tres aquí en estudio que
pone a disposición de cualquier investigador sus documentos. Para el caso del Partido
Comunista se trabajó con el diario El Popular y con la Revista Estudios. La información
referida a los socialistas fue contrastada con El Sol, Izquierda y El Oriental.
El acceso y disponibilidad de los archivos tampoco es casualidad, tiene que ver con
aquellas prácticas discursivas antes mencionadas. El MLN-T pone a disposición su
“arsenal documental”, declaraciones de guerra, cursos de entrenamiento militar,
manuales de interrogatorios, cursos para fabricar bombas, manejo de armas, etc., etc.
Por otra parte hay otro archivo, seguramente con mucha más información, más
ordenado pero bien guardado, el archivo del PCU, impenetrable, guardado en la casa de
la reciente fallecida Alcira Legaspi, viuda del líder máximo y en la sede del Partido
Comunista276. Para el caso del Partido Socialista, los archivos están desperdigados en las
casas particulares de los dirigentes de aquella época. Ojalá en un futuro podamos contar
con fuentes documentales que nos permitan contrastar la información por igual.
276 Sin contar además con los archivos en poder de la Dirección de Inteligencia cuyo acceso es restringido
y suele ser fruto de decisiones arbitrarias.
177
177
PAUTA ENTREVISTA
El objetivo de esta entrevista es conversar sobre su participación en el …….previo a la
Golpe de Estado, desde la perspectiva de lo que significaba ser militante del ..….. en
aquella época. La idea es retroceder en el tiempo y ver qué significaba para Ud. ser
………., como eso se traducía en su vida cotidiana en ese momento específico.
Su nombre verdadero quedará totalmente oculto y se utilizará un seudónimo para sus
testimonios.
Incidencia grupo pares
• ¿Conocía a alguien del partido/organización antes de ingresar? ¿a quién?
• Militaba en algún otro ámbito antes de ingresar al …?
Incidencia de la familia
• ¿Algún miembro de la familia pertenecía al partido/organización? , ¿Quiénes?
• ¿De qué extracción ideológica era la familia o que tradición partidaria tenía?
• ¿Algún miembro de su familia había sido militante activo de otro partido o
grupo?
Otros factores
• ¿Hay algo que considere determinante para su ingreso al..?
Modalidad reclutamiento
• ¿Cómo es el momento en el que se acerca y se integra? ¿Cómo se da ese
proceso? Alguien acompaña, presenta, va solo?
SOCIALIZACION POLITICA
En esta primera parte interesa conocer cómo se da el ingreso al …..
177
• Una vez que ud. Ingresa al…:¿Recibe. algún tipo de formación política? ¿En
que consistió?
• ¿Qué lugar ocupó la lectura en su formación como militante?
• ¿El partido u organización vendía, repartía, prestaba material de lectura? ¿Cuál
era ese material?
• ¿Había lecturas ineludibles?
• ¿En qué medida su ingreso al … lo hizo más lector?
• ¿Empezó a leer algún diario o escuchar cierto programa de radio que antes no
escuchaba? Cual?
• Además de las lecturas ¿qué otra cosa le sirvió para convertirse en un militante
del…charlas, discusiones le sirvieron? Con quién?
• ¿Tenía ideas que fue dejando de lado en el marco de su militancia?
• ¿Y formas de actuar? Tuvo que controlarse para hablar para decir cosas o por
el contrario tuvo que aprender a tener iniciativa de palabra?
• ¿Había alguien dentro del partido/organización al que se quisiera parecer? En
qué se quería parecer?
• Además de la formación política ¿recibió formación militar?
• ¿Qué hacía en calidad de militante? ¿hasta dónde llegaba esa militancia?
• ¿Su militancia coincidía con la del militante ideal? ¿Cuál era el ideal del
militante?
• ¿Quién pautaba sus tareas, cómo se las asignaban?
LA FORMACIÓN DEL MILITANTE
La idea de este bloque específico es ver como se iba realizando un aprendizaje
MILITANCIA
Interesa ver en este apartado qué hacía un militante del ….. qué espacios habían y como eran esos
espacios, cómo se movía el militante dentro de ellos, qué libertad tenía, cuán organizada estaba su
participación y sus pensamientos
177
• Se acuerda de haberse quedado con ganas de hacer algo dentro del partido/grupo
y no poder por tener otras responsabilidades u ocupar otro rol ? Ir a una marcha,
participar en una acción, en alguna discusión, etc
• ¿Cuáles eran los aspectos positivos de la forma de procesar las decisiones en
el…? ¿qué es lo que los diferenciaba de otros partidos y organizaciones en
materia de decisiones?
• ¿Se sentía cercano a los líderes de la organización? ¿si tenía alguna duda, algo
para discutir, un planteo para hacer se sentía en confianza como para ir a
planteárselo? O los planteaba en otro ámbito? En cuál?
• ¿Cómo surgían nuevos temas para la discusión, en qué ámbito?
• ¿Cómo formaba su opinión ante ciertos temas, a quien tenía en cuenta? ¿cuándo
tuvo alguna duda para tomar posicionamiento frente a un tema o respecto a
alguna acción con quien lo consultó?
• ¿Cómo sabía ud. cuando había tenido un buen desempeño como militante?
¿Cómo se lo hacían saber?
• Existían eventos, espacios, convocatorias a las que un “verdadero” militante no
podía dejar de asistir? ¿cuáles eran?
• ¿Aportaba recursos económicos al ….? ¿por qué era importante aportar ese
dinero? Eso significaba un esfuerzo económico importante para ud.?
• ¿Dejó alguna actividad al ingresar al…algo que le gustara hacer?
Hablemos del lugar de lo cultural y la política
• ¿Era importante tener una formación cultural para un……?
• ¿Por qué?
• ¿Qué leía?
• ¿Había una literatura que era “mal vista”? ¿Cuál?
• ¿Tenía alguna preferencia musical o de películas que no era la común de sus
compañeros del…?
• ¿Y películas que no podían dejar de verse, q eran “obligatorias”?
CONSUMO CULTURAL
Interesa ver qué importancia tenía la cultura para la política, la cultura en la vida de los integrantes
del ….
177
• ¿Había cierta música, algunas películas, que no era bien visto dentro
del….pero que a ud. le gustaban de todas formas?
• En los espectáculos ¿se encontraba con compañeros del partido/grupo?
• Con lo compañeros del partido/grupo comentaban libros, espectáculos?
• ¿Recuerda que algún integrante del grupo le haya recomendado un libro,
espectáculo, película?
La familia
• ¿Hablaba con sus padres de política? (Es importante recordar acá que
extracción política tenían los padres -1er.apartado-)
• ¿Hablaba con algún otro familiar de política? Con quién?
• ¿Estaba distanciado de algún familiar por no compartir mismas opiniones
políticas?
Los amigos y los compañeros
• ¿Hizo amigos en el …..? ¿qué hacían además de militar?
• ¿Iban a su casa o ud. iba a la casa de ellos? ¿en qué ocasiones?
• ¿Hablaba de cosas personales como la pareja por ejemplo?
• ¿Tenían salidas juntos? A donde iban?
• ¿Disfrutaba de vacaciones en aquella época?
• Recuerda haber compartido algún tiempo de las vacaciones con compañeros
del…? ¿en dónde?
La pareja
• ¿Tuvo pareja en esos años?
• ¿Alguna pareja era del partido/organización? ¿Se habían conocido ahí?
• ¿Era mejor tener pareja dentro del partido/organización que fuera?
• ¿Había “códigos morales” respecto a los comportamientos con la pareja? ¿la
fidelidad era importante?
VIDA PRIVADA
Se trata de ver el lugar que ocupa el partido o movimiento en la vida privada del militante, cuanto de
esta tiene que ver con la política.
177
• ¿Alguna vez un compañero del… le hizo un comentario sobre su relación de
pareja? ¿lo aconsejaron o lo criticaron en algo referido a la pareja dentro
del….?
Los hijos
• ¿Tenia hijos?
• (En caso que no tuviera hijos:
• A partir de que entró a militar en ……cambiaron sus aspiraciones respecto al
casamiento o los hijos?
• ¿Tuvo hijos a pesar de que no era lo recomendado mientras era militante de…?
• (Si tenía hijos)
• ¿Les hablaba a sus hijos de política? ¿los llevaba a las casas de otros
compañeros del..) ¿los llevaba a algún acto público, a las marchas? Al comité?
Sus hijo se conocían con hijos de compañeros? ¿Compartían momentos juntos?
¿Iban al mismo centro educativo?
Las celebraciones
• ¿Qué celebraciones en el año eran importantes para Ud.?
• ¿Quiénes asistían a esas celebraciones?
177
CLAUDIO
Entrevista realizada el 22 de octubre de 2010
AL- ¿Cómo se da tu ingreso a la organización?
D- Bueno yo empecé a militar en la Juventud Socialista en los años 60, 58 más o menos,
iba al Liceo Miranda y allí contacté con una cantidad de compañeros siempre dentro de
la izquierda y ahí íbamos al Centro Caramela, que estaba frente al Palacio Legislativo
que era un centro de la Juventud del Partido Socialista y recibíamos ahí cursos.
AL - ¿Lecturas?
D- Sí lecturas, Marx, del capitalismo al socialismo todo eso, con un conjunto de
compañeros del liceo y otros que no eran del liceo
AL- ¿Vos estabas ahí en preparatorios?
D – Sí claro, estaba en preparatorios era el primer año que el Miranda tenía
preparatorios
AL - ¿Por qué a la JS y no a otra Juventud?
D – Bueno yo creo que el Partido Socialista era aparentemente más moderado y yo no
tenia en mi familia ni en ningún otro lado, sí tenia un tío que era blanco y que era muy
socialista, muy apegado a Frugoni, muy amigo a esa gente intelectual, iban pintores a la
casa, la gente de Erro, un primo hermano que militaba que fue edil y militaba por Erro y
fue a Cuba luego de la Revolución Cubana, fui de una familia que siempre actuó fuera
del Partido Nacional, con tradiciones rebeldes, no eran herreristas, eran blancos
independientes
AL - ¿Y tus padres, eran vivos? ¿ a qué votaban?
D – No, mi madre había fallecido y votaba a Rivera, eran riveristas, Bernardina mi
abuela, nunca se casó
AL - Que transgresora
D – Sí totalmente
AL - ¿Y tu padre que votaba?
D – Bueno mi padre (…) del lado español y del lado criollo, hubo uno que peleó con
Artigas, otro que peleó con Timoteo Aparicio. Un día mi padre con sus hermanos se
metieron a defender con los blancos en el golpe de estado de Terra y se fueron a las
cuchillas para allá y un día como le dijo mi padre a Wilson que los (…) nunca le habían
errado a ninguna en el país. Una familia que siempre la política y la cuestión del país
estaba arriba de la mesa y más nosotros que éramos 4 hermanos varones, todos
177
estudiantes universitarios y tenía mi hermano que ya había entrado a la Facultad de
Arquitectura, mi hermano que fue al que mataron. Y muy pegado a nosotros estaba mi
tía y sus hijos que eran de una pobreza tremenda.277
AL – Entonces vos te acercás a la Juventud Socialista
D – Ahí está y ahí militar
AL – ¿Por el tema del boleto y cosas estudiantiles?
D- No, no, estaba eso de los grupos fascistas que lo de aquella muchacha, Susana
AL - ¿Soledad Barret?
D – Sí, sí claro, e imagináte unas luchas terrible por ese tema, la JUP, la izquierda y la
derecha unas peleas terrible a sillazos y a romperte la cabeza igual. Entonces el PS
como que se fue perdiendo todo eso, los dirigentes no querían entrar, tampoco el PCU,
pero a las Juventudes tampoco las paraban y se fueron dividiendo, dentro de los partidos
tradicionales de la izquierda y surgió el anarquismo con una gran fuerza en Uruguay
precedido por la admiración que el estudiantado tenia de dirigentes anarquistas como
Errandonea, que viste que marcaron una etapa de lucha y de no ir para atrás con los
milicos y ahí había que enfrentarse sabiendo que te cagaban a palazos o te mojaban o te
manchaban, te marcaban con una tinta y luego te agarraban, yo viví toda esa época
AL – Ahí tenias 16 o 17 años
D – Claro 17 años y ahí dentro del PS empiezan a haber divisiones, no, no divisiones
sino organizaciones internas más rebeldes, de confrontación y enfrentamiento el que las
lideraba por supuesto era el Bebe, Raúl, pero había otros también, tipos que llevaban
adelante eso aparentemente a escondidas del Ejecutivo, que estaba Trias, Cardozo, tipos
que no estaban ni ahí con eso a excepción de Trias que era un tipo que estaba más
adelante con su pensamiento y bueno que nos daba Korzeniak un abogadito muy claro
en sus pensamientos en sus concepciones de marxismo muy delicado pero claramente
no era el que nosotros veíamos como un dirigente. Entonces hacíamos pegatinas y los
milicos nos corrían y ahí se veía quien estaba y quien no estaba y un día los compañeros
que estaban en el club este nos dijeron bueno ustedes van a integrar un grupo de gente
que va para adelante y cuando los milicos atacan ustedes no se mueven
AL - ¿Eso dentro del PS como un grupo de autodefensa o algo así?
D – Claro, ahí yo ya había entrado a Facultad, a Veterinaria y un día uno de ellos, el
coco Recalde miembro del PS, un joven obrero me dijo que bueno que me tenia que
277 Se suprimieron los apellidos mencionados.
177
poner un nombre secreto, te estoy hablando del año 62, yo miré así, había un bar, el bar
Carlitos, y ahí le dije bueno Carlitos, me quedé con Carlitos y fuimos para
AL - ¿Ahí cuándo a vos te dicen eso, reaccionas y decís sí todo bien?
D – Bueno lo que pasa que uno ya tenia la idea de que alguna cosa se estaba haciendo
pensábamos en la Revolución Cubana, que algo teníamos que hacer en Uruguay, que las
cosas estaban radicalizadas, todo eso, a mi me parecía que estaba bien. Bueno y me
llevó a la casa de Marenales y me dijo mira para abajo tratá de no mirar el número de la
casa por donde vas, vamos a ir a la casa de un compañero que tiene un lindo taller,
vamos a afilar machetes para la gente de la rural que son los cañeros de Bella Unión,
pero no quiero que sepas de él, él te va a decir un nombre, y cuando me presenta yo le
digo Carlitos mucho gusto y el dice Julio Marenales y ahí el otro se agarra la cabeza no,
eso no se podía hacer. Bueno ahí recién se empezaba algo que no se sabía qué era, una
guerrilla rural, hicimos machetes cualquier cantidad de machetes para la selva uruguaya
y bueno pasado el 64
AL – Estábamos en el 62 ¿qué pasó entre eso?
D – Bueno ahí yo hice un montón de vigilancia con Marenales a gente con armas,
contrabandistas, obtención de datos y ya se comenzaba a discutir de la posibilidad de
Golpe de Estado, con la CNT que si ganaban los blancos no se iba a dar el gobierno,
cosas que se sentían, que se oían, en la política más todo lo que te puedas imaginar del
concepto de la democracia de los partidos tradicionales, eso fue lo que más influyó en
nosotros, porque muchos hablaban de la Revolución Cubana pero yo diría que más
influyo la realidad nuestra, mucho más la realidad nuestra que los que formamos esa
organización que la influencia de la Revolución Cubana que era un ejemplo, algo
hermoso, un buen golpe al imperialismo pero no sabíamos a donde iba, pero ya cuando
Fidel empezó con el comunismo
AL – ¿Cuando Fidel se declara marxista-leninista?
D – Claro, claro, hasta ahora me acuerdo de parte del discurso, sí, sí. Bueno una cosa sí,
ni la prensa ni los diarios, ni los Partidos Colorado y Blanco, que la democracia en
aquella época era una traición, un escarnio, el desgobierno, en donde la gente veía cómo
los partidos y los diputados se votaban leyes para ellos, la pobreza empezó a crecer, las
injusticias sociales, la justicia empezó a perder prestigio en la sociedad. Y bueno había
gente dentro de los Partidos Tradicionales que eran ejemplo, pero no les daban bolilla,
uno de ellos Ferreyra Aldunate. Yo fuí a hacer una práctica de veterinaria al campo de
él, él entraba a conversar conmigo porque era amigo de mi padre, el veía lo que yo leía
177
de marxismo, un día me alcanzo lo que estaba haciendo el que era lo de reforma agraria,
era un tipo que trabajaba pero bueno fue algo que fracasó fijáte que recién ahora el Pepe
la está agarrando y mostrando para que vean bueno esto un poco lo de este hombre. Y
bueno esa fue toda una etapa
AL – Una etapa en la que vos estabas en el PS y también en esto que podría ser la
germinación del Coordinador
D – Exacto, claro, el Coordinador surge después de que el MLN fracasa luego de dos
golpes, donde caen los compañeros, Marenales y Manera, te estoy hablando del 63 y
después del 63 comienza una etapa un vacío ahí y ahí cuando se forma el Coordinador
para restaurar todo. Pero nosotros después de las caídas, después de esto yo quedo
bastante desconectado y un día mi hermano Leonel me dice flaco vos sabés que yo
formé un grupo armado y yo me quedé ahí, y le pregunto formaste cómo formaste y el
me dice bueno es así y le digo y vos tenés algún contacto con la gente esta que cayó y
me dice no, no nada
AL – Vos no le decías nada tampoco
D – No, nada, nada y me dice y vos no querés participar porque yo sé que vos anduviste
en cosas, todos los de Arquitectura iban a casa hacían las reuniones de la FEUU ahí, 4
hermanos todos de izquierda, el único q se había desprendido un poco era mi hermano
el que llamo recién que era un gran estudioso que le metías un libro y se olvidaba de
todo lo que tenia alrededor, entonces lo dejamos un poco en paz hasta que se recibió
porque luego sí lo metí de cabeza pobre y ahí todo el lío, pero en aquel momento fijáte
vos, todos muchachos jóvenes, activos en la política, eran reuniones permanentes en mi
casa en un apto muy grande que daba para eso, cuando se rompe con Cuba en el 62,
salimos a la calle a tirar bombas y todo eso, cuando vuelvo de todo eso, yo un
muchachito tendría 18 años, yo ya estaba conectado, entro a mi casa y estaba así de
gente, y me ven llegar y me dicen en donde estabas, la Universidad está copada
pensábamos que estabas adentro y yo me pongo de guerrillero heroico y les digo
mañana van a saber por los diarios, ahora me voy a acostar porque estoy muy cansado y
a la mañana terrible aquello, los diarios, y todo el mundo diciendo este estaba ahí, esas
cosas bien de alocado, a pesar de que era muy humilde se me subió la loca a la cabeza
AL – ¿Y cómo es que te fuiste haciendo la idea, cómo es que pasás de un lugar de una
marcha a otra cosa por ejemplo?
D – Y por las acciones mismas, en el rompimiento con Cuba algunos milicos nos tiraron
tiros y nosotros teníamos armas también aunque no tiramos
177
AL - ¿Vos ahí ya tenias un arma, cómo es tu primer contacto con un arma?
D – Bueno en ese taller que yo te cuento, el de la Orga Socialista digamos, mirá por las
cosas que yo he leído últimamente, quien más se acerca es el Ñato, nosotros no nos
organizamos para defender la democracia o por un posible Golpe de Estado, nosotros
nos organizamos para construir un mundo socialista y enterrar a la democracia
burguesa, entonces me da risa, algunas declaraciones de Rosencoff que viene del
Partido Comunista y dice aaa los (…)278 fueron muy buenos pero aaa eran blancos, mi
padre, como puede haber sido blanco el padre de él o colorado, muy pocos eran hijos de
socialistas o comunistas, eso era la minoría, el tema es que cuando uno nace dentro de la
izquierda te van moldeando y uno se va dando cuenta también, a mi me golpeó esa
familia que eran muy pobres y le teníamos que llevar comida, eso me golpeó y me fuí
dando cuenta que eso crecía y crecía, y eso no podía durar y el ejemplo estaba allá en
Cuba y eso estaba claro, y no reíamos porque Rodney Arismendi se sentaba allá en la
banca del Senado y decíamos que tenia el que te dije en el asiento y nadie lo oía, cuando
hablaban de que el Partido Comunista estaba soldado en el pueblo nosotros decíamos el
que te dije de Arismendi estaba soldado en el asiento del Senado y con esa izquierda
que revolución te vas a plantear. Y cuando Raúl salió con aquella consigna de las
palabras nos separan y la acción nos une, algo tan sencillo pero que resumía lo que
pasaba en la época, caramba no nos podíamos poner de acuerdo con los jóvenes del
Partido Comunista y nos peleábamos con los anarquistas también, bueno vamos a ver
quién está dispuesto, en un principio el Partido Comunista formó parte del Coordinador
AL - ¿El Partido Comunista?
D – Sí, pero como parte de la coordinación de ese grupo en contra del Golpe de Estado
famoso, pero no, quedó en eso, entonces estaban los del MIR, la OPR33 que luego
formó el PVP, estaban los GAU sindicalistas muy activos que no tenían partido. Si no
hubiera sido el MLN otros grupos armados hubieran llevado la cosa. Eramos cuatro o
cinco que veíamos que había que hacer una guerrilla urbana, empezamos a estudiar las
cloacas, y estábamos toda la noche, poníamos papelitos y marcábamos la calle
AL – ¿E iban leyendo y tomando ejemplos de Argelia por ejemplo no?
D – Claro, íbamos leyendo, lo de las cloacas salió de la resistencia polaca, los franceses
también usaron las cloacas. Estuvimos allí hasta el 65 ahí retomamos contacto con otras
celular del MLN. Ahí empezamos a entrenarnos, salíamos a correr. En el 66 se da la
muerte de Carlos Flores y queda un montón de gente en la clandestinidad y ahí fue
278 Se omite apellido
177
cuando nosotros nos dimos cuenta de lo que significaba no haber dado nunca nuestro
nombre. En un bulín de Rodó teníamos a 25 compañeros, ahí empezamos a ver
AL - ¿Y como fueron aprendiendo esos criterios de seguridad?
D – Sí el mayor aprendizaje lo hicimos cuando la organización cae en la clandestinidad,
porque habíamos leído mucho pero igual tuvimos que aprender. Tuvimos que sacar
documentos para los que andaban en la calle, ahí se empezó a hablar de lo que era un
sosias, de que tenias que tener un documento de alguien q existiera de verdad, y el
ejemplo éramos nosotros
AL - ¿Yo estoy equivocada o tenias también alguna vinculación con la Iglesia?
D – No, no estás equivocada, porque la vinculación con la Iglesia viene de un Cura, en
todas las marchas de los cañeros siempre hubieron, había un cura que era Zafaroni que
todos los cañeros lo conocían y lo querían mucho, el formó una columna católica
AL - ¿Una columna católica?
D – Claro el decía eso, una columna católica revolucionaria, bueno cuando estábamos
en el 68 luego de todo lo que habíamos pasado, se contactó con nosotros y el que
empezó a dirigir esa columna fuí yo
AL- ¿Ya estaban todos reclutados?
D – Más o menos, reclutados a lo católico,
AL - ¿Eran todos católicos?
D – Y sí esos sí, bueno nosotros nos quedamos con todas las células y los grupos y el se
casó y se fue con una de las muchachas que había reclutado
AL – ¿Entonces vos recibís una columna de gente que viene de la Iglesia pero vos no
reclutas en la Iglesia?
D – Claro, claro yo recibo, no recluto
AL – ¿En el interior se reclutaba más a través de la iglesia?
D – No, no, acá en Montevideo también, la Iglesia del Cerro también
AL – ok, ta, me estabas contando lo de los criterios de seguridad
D- Sí, sí, nosotros lo que nuca hicimos fue eso de militarista nosotros éramos más
políticos
AL - ¿Qué implica eso?
D- Bueno nosotros no íbamos a ser un aparato militar, siempre acciones militares pero
políticas también, nosotros no íbamos a tomar un cuartel sino a ver aquellas operaciones
que tuviesen un plano que el pueblo viera que estábamos en defensa de él, el despertar
político de la gente y eso se logró, ese es el recuerdo mayor que la gente tiene de él, la
177
Financiera Monty, se puso énfasis en la corrupción, se hizo la operación de Mailhos,
también una operación de carácter político, la operación del banco de prestamos, la
operación del casino San Rafael, todas operaciones que tenían un carácter político, por
fin hay alguien que le roba a los más ricos, y que no los deja tirarse para atrás. Eran
pocas operaciones militares, y se planificaban muy bien
AL – ¿La planificación siempre fue un criterio importante?
D – Sí, si, yo planifiqué la operación de Maylhos y algunos compañeros querían que
saliera ya ya, entre ellos Rosencoff , la operación militar era 3 o 4 cosas, era tomar una
casa, pero habían otras cosas a resolver, cómo levantar la caja, se había calculado por
los ingenieros que podía pesar 3000 o 4000 kilos, qué guinche, cómo se ponía el
guinche, bueno hasta que no estuvo todo preparado no se largaba y tuve problemas
porque me decían cuándo cuándo vas a salir, y estaba planificada para 2 o 3 horas y
duró 6hs, y tuvo problemas el guinche
AL – ¿Y cómo era el espacio para la discusión ¿Cuánto lugar para la critica y cuánto
para la disciplina?
D – Nosotros vivíamos políticamente, discutíamos, la etapa que va desde la
clandestinidad a la declaración de guerra que hicimos prácticamente
AL - ¿De qué años estamos hablando?
D – Y 67, ahí hay un enfrentamiento en el Pinar, ahí caen heridos dos policías, yo estaba
semi clandestino no estaba clandestino todavía, estaba el Ñato y la compañera de él,
durmiendo la siesta, todo normal, ahí llegaron la policía vinimos a ver que pasa me
pidieron la cédula, yo estaba legal, porque yo era el contacto que iba a Marquetalia
AL – En el cerro
D – Sí, claro en el Cerro. Bueno ahí les di el documento mío, me preguntó si había
alguien ahí, le dije que estaba mi hermano con su señora recién casados, el Ñato abre la
puerta se arma un tiroteo terrible, el Ñato le tira con la p38 y se ve que le da el milico
cae, me acuerdo los tiros que saltaba la arena, no se como me salvé de esa, en el anca de
un piojo
AL – Y vos me decías sobre ese período
D – Si yo te quería decir porque ese tiroteo marcó un hito, en ese momento Raúl Sendic
estaba en Cuba y cuando trascendió eso los cubanos vieron que se trataba de una
guerrilla, porque acá los diarios imagináte, y cuando surge la carta nuestra, de que no
más palo a los estudiantes que vamos a estar ahí, clausuran Época
AL – El PS y otros también
177
D- Claro eso fue luego de ahí, fue un hecho tremendo, yo pasé a la clandestinidad, se
terminó mi vida legal, al Ñato lo llevaron a atender, yo organicé la retirada de otros
locales, nos fuimos por la playa con las armas y pudimos zafar, lo cierto es que esa
operación. Cuando pasaron a la clandestinidad los compañeros en el 66 la única célula
que quedó fue la célula nuestra, la E, y en ese momento ya había compañeros que
decían que se terminaba todo, que no había más tu tía, que todo iba a caer
AL – Entonces en esa época había discrepancias, yo te pregunté por las discrepancias
D- No, no ahí fue una época muy tambaleante que no se sabía que iba a pasar con
nosotros, pero ahí fue Raúl que dijo acá es cuando más vamos a crecer y así fue, ahí fue
que crecimos, y que leímos en la clandestinidad estábamos quietos. Del Pinar hacia
adelante fue un crecimiento sin igual. Cuando nos mudamos del Pinar a Marquetalia era
inmensa la cantidad de gente que quería meterse en el MLN
AL - ¿Y cómo se van discutiendo los ingresos?
D- Se discute mucho, en Marquetalia se discute la posibilidad de irse a pelear con el
Che Guevara, todos estábamos dispuestos, el Partido Comunista había dicho también,
acá la guerrilla no pero vamos a pelear con el Che. Y se discutió muchísimo, muchísimo
y con los libros de Reis Debrary y también se discutió con lo del Che acá, y eso de que
los revolucionarios tenían que discutir la revolución en su propia casa y nosotros sí que
sufrimos el acoso, por lo que dijo el Che, el Che era un compañero más, pero nosotros
no entendíamos como había dicho una cosa de esa en un país que no conocía
AL - ¿Y el tema de la disciplina? ¿Cómo uno va aprendiendo a ser disciplinado?
D- De la seguridad, la disciplina surge como consecuencia de una acción militar, vos
vas a hacer una acción y alguien da las ordenes, el que tiene más jerarquía pero en una
operación vos no vas a discutir, vos ahí y vas ahí, eso no se discute, indiscutible en una
operación militar, pero en lo diario, en lo cotidiano que es en donde se forma la
disciplina, el tema es la seguridad porque nosotros no estábamos en el campo estábamos
en la ciudad y ahí había que mantener normas estrictas, estricto para no ver cuando te
llevan a tal lado a un local, disciplina para no nombrar ni un compañero, ni un lugar
nada en lo cotidiano, la disciplina va creciendo en la movilidad de la gente en la calle,
porque la disciplina militar no es aquella de que vos tenés una reunión y dicen bueno ahí
vos haces tal cosa no, no cuando entrás en la casa discutís políticamente con los
compañeros
AL – ¿Ahí no hay jerarquía?
177
D- No, no ahí hay democracia porque nadie sabe quien es el que se reúne, nadie sabia
que yo me reunía con la Dirección
AL - ¿Pero quién transmitía las ordenes?
D- Yo, porque yo era el contacto, yo iba como el contacto a la célula e iba a discutir
para llevarle los criterios a los médicos, que te podes imaginar que eran unos
descriteriados
AL - ¿Por qué?
D- Y porque la medicina misma es muy egocéntrica, viste que es una profesión muy
yoista, se peleaban entre ellos porque fulano le sacó el aparato, el equipo de cirugía y
además se conocían entre ellos, entonces era terrible. Y en cierto momento me
mandaron organizar el aparato medico
AL - ¿Cómo se organizaba eso?
D – Bueno eran distintas columnas, cada columna tenía su aparato y se trataba que yo
tuviera un contacto con la estructura militar de las columnas pero había que posibilitar
que las células si tenían un accidente pudieran comunicarse con eso
AL- ¿Y vos cuáles cualidades tenías para haber crecido? ¿Qué se valoró de vos?
D – Yo nunca supe porqué me cooptaron a mí pero en el momento que me hicieron
había caído Manera y Marenales, dos de los grandes compañeros históricos y quedaban
dos lugares vacios, tanto el Bebe como el Ñato tenían una idea de quien eran los
compañeros mejores en ese momento y bueno ahí cooptaron que se llama cooptación
por mí y por otro compañero, el canario Zabalza que justo cae y luego entra Mansilla
AL – ¿Pero cuál eran las cualidades de ustedes?
D – Bueno yo ya estaba al frente de la columna católica y había hecho un trabajo muy
importante, un trabajo político esa gente luego pasó a integrarse a una sola columna, yo
dirigía en el comando dos columnas, la católica y la columna 3 y toda la gente que pasa
a la 3 la hago pasar yo, o sea toda esa gente pasa por el trabajo político que yo les hago
AL - ¿Y que implicaba ese trabajo político?
D – Ese trabajo político implicaba el crecimiento de la organización y la extensión de la
idea de la revolución en lugares importantes, que no eran ideológicamente afines, sino
lugares en donde se veía la injusticia que se vivía en el pueblo y que había que terminar
con eso, y esos sectores no eran socialistas, no eran revolucionarios, eran
revolucionarios en el sentido de la justicia que creían que había que hacerse, se me
planteó a mi que yo podía ir a la Dirección porque había demostrado que podía
desarrollar esas ideas. Raúl fue el más que me apoyó en eso, eso de que éramos un
177
partido, no marxista leninista, sino un partido en donde había católicos, independientes,
obreros, anarquistas, marxistas
AL – Y todavía me cuesta entender ese trabajo político ¿cómo se traducía en prácticas,
hablar con la gente, discusiones, reclutar?
D – Discusiones, ellos ya tenían un comando un subcomando una infraestructura
armada
AL – ¿Una columna que tenia la estructura de las columnas, frente político, frente
militar entonces?
D – Claro pero no le pedíamos que intervinieran en ninguna acción hasta que no
tuvieran claro lo que tenían, ni tampoco los integramos al MLN a partir de que nos
convenía por casas infraestructura y todo lo demás, la idea era que supieran a lo que se
arriesgaban y que supieran como se debía actuar en el campo político y militar
AL - ¿Y ahí leían y tenían discusiones?
D- Claro, claro que sí, te podes imaginar que los católicos la mayoría no es así no más el
que va a misa, la mayoría tenían sus criterios su ideología, tuve que leer la biblia, tuve
que leer a Althusser y los dichos de él y después terminé con muchísimos amigos en la
Iglesia entre ellos aquel que está allá en la foto, el Padre Cacho, gran amigo, entré a la
Iglesia varias veces, tuve contacto con Monseñor Parteli. Este es el hombre, que le
regaló la biblia con una dedicatoria que dice a mi amigo y su historia y yo le regalé un
libro de uno que sacó el Premio Nobel ahora que en aquella época era un gran escritor
Vargas Llosa, La Guerra del Fin del Mundo, que gira alrededor de un religioso, mi
señora vivió con el Padre Cacho todo el trabajo social que hizo en el cantegril, el Padre
Cacho era como parte de su familia. Yo era tan amigo que me hizo participar de las
discusiones de la Teología de la Liberación sin que supieran que yo estaba ahí,
Espadachino, Jorge Techera, los curas más notables
AL – ¿Quienes participaron aquí de esta movida de la Teología de la liberación
estuvieron muy cerca de la izquierda no?
D- Sí claro, por supuesto y curas brillantes, Jorge Techera, un muchacho joven que
estaba considerado que iba a ser, pero bueno Juan XXIII le cortó las patas, prohibió la
Teología de la Liberación, empezó por Nicaragua, a Leonardo Boff que fue uno de los
más grandes curas brasileros, teólogos desde donde se fundó desde los escritos de él la
Teología de la liberación uruguaya, yo llegué a discutir con ellos de que la Teología de
la Liberación que su defecto más grande era lo de la división de clases, que había que
hacer un análisis más fino porque eso no lo iban a dejar pasar
177
AL – Y en eso que vos decías que tuve que leer a tal y a tal, ¿cómo fuiste haciendo ese
aprendizaje y de hablar con la gente y con diferente gente?
D- Mirá mi hermano Leonel fue el que más leyó en la cárcel
AL – Pero eso fue en la cárcel ¿y antes?
D- Antes también, para ser un miembro de la Dirección tenías que tener capacidad para
discutir políticamente sino no
AL – Una última pregunta que tiene que ver con la vida privada, cuánto uno tenia que
aprender a manejarse ¿cambió mucho? Se habló mucho el tema de la moral del
revolucionario también
D – Sí pero eso fue hasta el 70, luego asume la otra estructura de los muchachos
jóvenes. Yo te decía hay varias etapas para mí no, el periodo principal previo al Pinar
con la muerte de Carlos Alberto primer tupamaro muerto, luego el Pinar hasta Pando,
después de Pando hasta Almería, en Almería en el 70 ahí cae toda la Dirección del
MLN todos los viejos, ahí hay un cambio profundo. Eso a mi me costó políticamente
enorme porque yo estando dentro de la cárcel no me llevaba bien ni con Rosencoff ni
con el Nepo Wasem, no, no eran completamente distintos a nosotros, nosotros éramos
bastante humildes fuera del yoismo y nosotros no, se creían grandes revolucionarios se
golpeaban el pecho, que de aquí la organización es otra cosa, hay una parte de los viejos
y estamos nosotros, y veíamos que los que entraban eran estudiantes verdes que lo que
tenían era la política de lo que discutían en la calle o en los gremios y ahí así no se iba a
ser una revolución
AL – Vos decís que del 70 al 72 el último período
D – Claro, en el 71 se hace la fuga y de los que quedan afuera, Raúl Sendic, Ñato,
Manera, Marenales pensamos van a ir a la Dirección y no, fueron a las bases
AL – ¿No porque ellos hubieran querido como se dice?
D- Aunque quisieran, aunque tengas compañeros que quieran no los podés dejar que se
vayan al interior del país y que los pierdas, el problema mayor de Raúl Sendic era que
no los aguantaba, y cuando vuelve, lo hacen volver ahí recién cuando la organización
estaba en un hilo,
AL – ¿Qué cambia en esas etapas? no entiendo por qué hacés esa división, ¿qué es lo
que cambia?
D- Bueno, son hitos, el Pinar es un hito, se escribió esa carta que como vos sabes se
cerró el coso, el gobierno comenzó una represión mucho más masiva, largó la policía a
la calle, que fue provocado por ese hecho, Pando también, Pando provocó en el país una
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conmoción enorme, en la esfera política y en la esfera militar. Posteriormente Almería,
que es en lo interno, no en la estrategia, Almería es la desaparición de los líderes de la
escena política, y donde los tipos que estaban afuera, bueno una organización
descabezada completamente
AL – Yo te había preguntado por el tema de la moral revolucionaria, ¿había que tener
ciertos cuidados?
D- Sí, en esa generación nuestra sí, aquello de que para ser revolucionario hay que tener
cierto ascetismo nosotros lo llevamos a muerte en la primera etapa, en la primera etapa,
en la segunda, nos acostábamos con una y nos levantábamos con otra, caímos todos en
esa vorágine de una juventud que nos admiraba que nos quería , no hubo una pareja que
resistiera, contado con los dedos, pero yo te diría que hasta el 70 eso se mantuvo y se
mantuvo muy bien y se mantuvo como un día yo le dije al cura, al cura Zafaroni me
preguntó cúchame una cosa ustedes cuándo hacen fiestas acá, fiestas le digo, sí fiestas,
bailes con los muchachos, pero decime una cosa vos te pensás que estamos para fiestas,
bueno pero decime una cosa nunca pasan un día sin pensar en, no nunca le digo, nunca,
no mirá le digo acá veo una cosa, vos y yo estamos cruzados, yo vengo hacia un lugar
que no sé si voy a salir vivo, y tengo que dar de mí lo mejor, y en esa etapa es la vida o
la muerte no me preocupo por las cosas que son secundarias y vos que venís del
sacrificio de ser célibe y de ser cura, que crees que es una orgía, no acá nosotros somos
más célibes que vos y era cierto, era cierto. La otra vez, nos acordábamos de mi
hermano y nos reíamos que estaban viviendo en Marquetalia con María Hélida, y
dormíamos todos en un segundo piso arriba de unas tablas y ellos se acostaban ahí y no
hacían el amor porque querían demostrar que ellos eran tan solidarios y yo les dije pero
ustedes no tienen gollete, váyanse, porque el Ñato se fue con la mujer claro, pero yo les
decía no puede ser, esa concepción de que la moral era igual para todos y que el
sacrificio era igual para todos, éramos como una secta religiosa en ese sentido. Pero
después salimos a un mundo que no tenia nada que ver, la compañera que tenias al lado
tenia otra visión, una estudiante que , entonces la vida personal en ese sentido fue muy,
yo por ejemplo las veces que tuve una compañera la tuve con el aval de la Dirección y
planteándolo, sino no tocaba a una compañera
AL – ¿Eso fue una cosa tuya o todos tenían ese criterio?
D- No, no todos teníamos ese criterio
AL – Pero el Bebe no
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D – Bueno el Bebe era un tipo que buscara el contacto, el Bebe lo buscaban a él y el se
abría, sí, el Bebe era tremendo, se habían discutido mucho las cuestiones morales con él,
sí digamos no era el ejemplo pero
AL – Pero tampoco se lo sancionaba
D- No, no se lo sancionó nunca, sancionar al Bebe era como sancionar al Pepe ahora, yo
me enteré de cosas luego, tenia sí un concepto mucho más abierto que todos nosotros, el
no rechazaba a la mujer que se le tiraba encima o que lo seducía, el Pepe sí, conozco el
cuento de que una muchacha un día se le tiro arriba en un campo que tenia frío y él la
separó y le peguntó vos tenés compañero, sí pero esta en Chile, y ahí le dijo no no, eso
se dio, en algunos compañeros que eran mucho más fuertes que otros, ahí había una
dilución total de lo que era la disciplina
AL – ¿Y el tema de los hijos se discutía también?
D – Bueno yo tuve problemas en el exilio, porque mi compañera salió embarazada, acá
en 1972. Nosotros nos habíamos cuidado mucho en ese periodo, pero después dijimos
bueno nos van a matar, esas cosas de la supervivencia y si podés quedar embarazada y
tener un hijo bárbaro, dejás algo, mirá mi hermano por ejemplo no dejó nada, como el
Pepe viste. Que mi hermano era de una moral revolucionaria impresionante, Ernesto
Murro un periférico estaba con mi hermano cuando cae, él herido y la compañera de el
también, Yesi Machi, y Ernesto nos cuenta que cuando llegó mi hermano llegó
preocupadísimo de a ver que había pasado con el resto y él se quiso ir a ver que había
pasado y ahí caen en una pinza a Leonel lo matan de un tiro en la espalda, y a Murro lo
llevan preso. Mi hermano le manda una tarjetita a mi padre desde la cárcel, te la voy a
mostrar, lo hizo cuando recién cayó en la primer caída, lo hizo en Punta Carretas, una
tarjeta de navidad para el viejo: “bueno viejo un abrazo grande y fuerte del flaco y mío
uno de los tantos retobados que aparte de agradecerle el esfuercito que se mandaron con
la vieja para traernos a este mundo estamos haciendo lo posible para hacernos
merecedores de estar en el y enderezarlo porque había resultado medio torcido. De esta
manera creemos que los productos, los esfuercitos que se hagan en adelante, van a
encontrar un mundo menos torcido y más alegre que el que encontramos nosotros y tese
bien tranquilo que lo lograremos porque la historia es inevitable, irreversible y los
retobados que vamos a su favor somos cada vez más” Leonel Punta Carreta 13/12/1969.
Y eso es un sello vez, una ametralladora que le sale una flor, la justicia y la estrella
AL – Y vos me estaba contando de que tu mujer quedó embarazada y tuviste problemas
¿En dónde tuviste problemas?
177
D – En Cuba, porque no querían que fuéramos con gente embarazada, hicieron una
excepción conmigo, pero luego se arrepintieron jeje, fuí y le saqué todo el
entrenamiento militar y nos dedicamos a hacer las colonias de trabajo voluntario,
porque eran todos gurises los que iban, no sabían nada, no sabían nada de la vida nada,
y nos ponían reglas q no podías discutir y yo me daba cuenta de que iba en contra de
nuestra organización en Cuba. Nosotros no teníamos contacto con el pueblo cubano y
aquello era casi un régimen militarizado, ellos estaban seguros que nosotros estábamos
infiltrados. Ellos rechazaron compañeros que se fugaron porque dijeron que era
imposible que se hubieran fugado, podías ser infiltrado, a este me lo echás porque esto y
por lo otro, tuve que echar a Viglietti de Cuba, tuve que echar a Ricci otro amigo de los
mejores violinistas, y los tuve que echar porque te ponían un revolver en la cabeza, y
esas cosas las tuvimos que hacer, no solo por criterios de preservación sino porque era
el pago de la estadía, era así. Me encontraba con muchachos que lloraban todos los días
porque no les podían escribir al padre y a la madre ¿y con esa gente vas a hacer la
revolución? Y cuando empezamos con el trabajo voluntario que se tenían que levantar a
las 6 de la mañana y todo eso, y bueno si la ibas a hacer acá también iba a ser así. En el
exilio eso a mi me costó mucho, si acá se dio la tortura, la cárcel, en el exilio no fueron
flores, siempre hay alguien que paga los platos rotos, en cierto sentido me tocó a mí,
pero lo llevo con mucha hidalguía y lo he conversado con compañeros y está todo bien.
Y reconozco el enorme trabajo, siempre estuve apoyando lo de un movimiento popular,
pero si hubiera estado acá y pasando las cosas que cuenta el Flaco Zabalza yo en esa no
iba. Cuando yo vine en 1985 yo pasaba por un tipo que había dejado la lucha armada,
pero yo porque había pasado por el exilio, yo sabía y apostaba a que en el Uruguay
nunca más lucha armada y sí una reafirmación de la democracia a partir de los valores
que habíamos criticado.
177
JAVIER
Entrevista realizada el 18 de junio de 2010
AL – Contáme como ingresás
J - Bueno yo no soy un caso muy generalizable soy hijo de familia comunista, yo en ese
contexto yo crecí, recuerdo, me recuerdo de niño en mucha gente en mi casa fumando,
chupando discutiendo, hablando fuerte, hablando de panfletos y yo preguntando que
eran los panfletos, esa era la cotidianeidad . Gente enérgica muy enérgica
AL - ¿Vos eras muy chico cuando ingresás?
J – Sí en el liceo, tenía 12 años, estaba por cumplir 15
AL - ¿Y qué era para vos la UJC en ese momento?
J – Bueno era como un ámbito ampliado de lo que era lo familiar, bueno yo entré al
liceo, en aquella época entrar al liceo era pasar de los pantalones cortos a los pantalones
largos, el uniforme el marcador de cambio generacional, me acuerdo la enorme
perspectiva del Liceo Zorrilla, algo enorme, enorme para mí. Yo ingresé en el año 1969,
las clases comenzaron 2 meses después, es un año de inflexión, con lo de Líber Arce en
el 68 luego se habían suspendido las clases, bueno el día que ingreso al liceo había un
despliegue de la guardia metropolitana espectacular y yo estaba asustado, si grandes me
parecían los compañeros del Zorrilla, más grandes me parecías los milicos. Ahí mismo
empezó una batahola y la gente a correr, ese fue mi primer día de clase. Bueno unas
semanas después se me acercó un grandote y me dijo, vos sos (…), sí, le dije, y estás
dispuesto a afiliarte a la UJC, sí le dije
AL – A no fue vía tus padres
J – No, no, al revés, supongo que en su alma hubiera preferido que yo no me afiliaría
porque eran épocas de mucho riesgo aunque no habría encontrado seguramente un
discurso para oponerse a eso claro. La escalada de violencia era impresionante
AL – Y viene ese grandote y te afilia ¿cómo es esa afiliación, en qué consiste?
J – En llenar un formulario y esperar que me convocaran a la primera reunión, pero yo
creo que una cosa que nos pasaba a la mayoría, cuando yo afiliaba también aunque yo
no afilié mucho, sí fui a la rambla e invitaba pero ta, lo hacía pero que se yo
AL - ¿Y existía la figura del reclutador?
J – No así como reclutador, pero sí existía el prestigio de quien reclutaba más, algunos
tenían como responsabilidad directa favorecer el ingreso, preocupándose de que la
organización fuera atractiva. Pero te iba a decir toda la gente que se afilió en esa época,
177
se afilió a partir de un conocimiento de la práctica estudiantil de lo que éramos nosotros,
todos teníamos una actitud antimilica, antigobierno, rápidamente los estudiantes
establecían una relación con los movimientos de lucha, si vos le preguntabas a cualquier
estudiante en aquellos años qué era Vietnam, nadie tenía ninguna duda en explicarte
todo. Los estudiantes en eso comunistas y no comunistas coincidíamos en eso. El
ingreso por miles en esos años, no fue un proceso discursivo, pasabas del terreno de lo
personal de un estudiante que vengo a estudiar, y siempre tuvimos que estudiar mucho,
la caricatura que la derecha hacía del estudiante que no estudiaba que se la pase por, que
se la meta en el bolsillo solamente mirando la realidad uruguaya de aquella época y la
de ahora, que es aquella generación. Éramos estudiantes que rápidamente
incorporábamos una seña de identidad que tenía que ver con la revolución
AL – Antes de esto la izquierda era de ideas, así se autodenominaba para diferenciarse
de los partidos tradicionales, en esta época esa denominación desaparece ¿tiene que ver
con esto que vos estás diciendo?
J – Bueno sí, pero nosotros nos sentíamos gente de ideas aunque reivindicábamos la
militancia, no sé
AL – Es algo que se me ocurrió ahora cuando vos hablabas de eso
J – Sí pero nosotros éramos gente de ideas y nos reivindicábamos como gente de ideas,
creo que por eso aquella canción de Silvio Rodríguez que cosa fuera la masa sin cantera,
sí nos sentíamos diferentes a la gente que no militaba, nos sentíamos diferentes desde
las ideas por una comprensión distinta de la realidad, de reconocimiento de la
complejidad de la realidad y sobre esa base actuábamos con mucha energía. A veces
pienso en una afirmación de Catoriadis, del 68 francés, que el dice nosotros creíamos
que éramos mayoría porque la fuerza moral nuestra hizo que la verdadera mayoría se
callara la boca y no pudiera retrucarnos. Yo creo que eso en América Latina, en relación
a la derecha, nosotros logramos que la derecha no tuviera más autoridad que la de la
fuerza bruta. Nosotros nos sentíamos con autoridad moral y además con fuerza para
resistir. Pero además había una fuerte empatía de las praxis y actitudes sobre todo con el
agotamiento de la derecha
AL – Y en esa absorción de ideas ¿cuánto importaba adoptar ideas, hacerse fuerte en ese
sentido, capacidad argumentativa, ese tipo de cosas?
J – Yo creo que en eso, probablemente Fito, tenga una idea muy post dictatorial, porque
el contexto era mucho más relevante. Me quedé con esa sensación cuando me entrevistó
por el proyecto del PCU. En el momento al que estoy haciendo referencia, 1969 un año
177
muy importante, el principal, el núcleo de reflexión teórica se había desplazado, el
debate no era dentro de la derecha sino dentro de la izquierda, ahí había una necesidad
de argumentar, para nosotros, para los comunistas porque nuestra actitud se
fundamentaba en un sólido discurso que siempre tenía como fundador el marxismo-
leninismo y un recorrido que arrancaba con la caracterización de la época y todo eso.
Aquello era una muestra del estoicismo con el que aguantábamos la militancia, aquellas
reuniones todo eso, eran insoportables y también un elemento que cohesionaba, daban
coherencia, pero yo creo que lo que demostraba era el potencial de la práctica del
partido y la juventud y soportábamos eso porque todo lo otro era mucho más importante
y significativo, participar dentro de ese movimiento, ser fuerte dentro de ese
movimiento, disputar del espacio público. Esa parte de nuestra vida no está
suficientemente relevada historizada y eso sí era parte de nuestro día a día, levantarse
por la mañana, siendo un adolescente, atravesar una ciudad que era como un estado de
sitio e ir a tu lugar, que era el liceo a disputar con los milicos
AL – Y con las otras fuerzas de izquierda también
J – Sí, pero era una disputa dual, en esos años junto a las otras de izquierda
disputábamos ese espacio público, ese espacio de la libertad y de la expresión, en eso no
había un margen de diferenciación lo que diferenciaba era la manera en que
conducíamos tácticamente esa disputa y los sentidos que le ponían
AL – Pero vos me decías, la discusión se trasladó dentro de la izquierda y no era tan
pesada, tan teórica, cómo era entonces, más de medios?
J – Bueno la discusión no era la misma en todas partes, una era la del medio sindical,
otra la de la universidad, otra la de secundaria, íbamos a la FEUU en donde había
extraordinarios debates entre Arocena y Landinelli y ahí se discutía sobre si foco o
partido, ahora eso después se resumía en otra cosas, nosotros salíamos a la calle, hacían
un paro por tal o cual cosa, salimos y cortamos la calle acá o allá y eso era lo que se
dirimía, en la práctica más que en el plano discursivo
AL - ¿Y los criterios de donde salían? ¿Venían del partido?
J – Sí, yo creo que en ese período, sí, sí, en ese período fue interesante frente a una
sociedad crecientemente militarizada, el criterio, la decisión de cosas operativas que
tenían que ver con que pasaba en el liceo, venía de arriba y uno no tenía la más mínima
duda de que venía de arriba, había que ganarle a los ultras, no salir a cagar a pedradas a
los milicos. Una vez en el liceo Zorrilla se propuso ir a expropiar Manzanares que
estaba enfrente, el Fer68 lo ganó eso en asamblea y el tipo de Manzanares, nos miró nos
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dio caramelos y nos dijo váyanse a cagar, te cuento esto que es verdad y también es
verdad, a veces en las discusiones, yo prefería que ganaran los del Fer68 claramente sus
decisiones eran más divertidas, pero uno tenía cierta responsabilidad política también,
porque tanto como divertidas eran anormales también las propuestas
AL – Aún en el marco de esa militancia tan activa y dinámica entiendo que vos ibas
aprendiendo también a moverte
J – A ver
AL – en tanto comunista digo
J – A por supuesto, esa misma práctica era la que te enseñaba. Pero también te digo
hasta que ganó la Unidad Popular en Chile yo creo que el margen para la espontaneidad
para enfrentar el autoritarismo era absoluto
AL – ¿ A sí?
J – Sí, creo que sí , nosotros tirábamos piedras, coctel molotov y andábamos con fierros
adentro de los pantalones, formaba parte de la cultura común
AL - ¿No había una cosa como que había que cuidar la imagen del partido?
J – No, para nada, al revés
AL - ¿No estaba mal visto ser bardero?
J – Todo lo contrario, y en esa época como no ibas a ser bardero ¿qué eras si no? Yo te
conté como fue mi primer día de clase no, bueno en julio vino Nelson Rockefeller a
Uruguay y la UJV llevó adelante la propuesta que se aprobó de ocupar todos los centros
de enseñanza y crear un caos en Montevideo, no permitir que Rockefeller pisara
Montevideo y nuestra consigna era en solidaridad con Cuba, con Vietnam, con Santo
Domingo, nosotros queríamos que Montevideo fuera zona liberada, para eso lo menos
que hicimos fue ocupar todos los liceos y lo que hacíamos todos los días, era salir a la
calle, a hacer barricadas en las esquinas y quemar empresas americanas, en el liceo
Zorrilla salíamos a hacer eso y buscábamos empresas americanas o de apariencia hasta
que un día en Viejo Pancho estaba la Kolinos que en realidad era Holandesa pero como
nos sonaba gringa, prendimos fuego, y cuando digo prendimos fuego, prendimos fuego,
rompimos los vidrios y tiramos los coctel molotov. Los ultras como los nombrábamos
que era para diferenciarnos, pero nosotros en la estética, en los métodos, en la actitud
competíamos con ellos también. Sí disputábamos, sí discutíamos y a veces nos
agarrábamos a fierrazos, me acuerdo a veces en asambleas compañeros gritando ehhh
las contradicciones en el seno del pueblo no son antagónicas, y eso y nos estábamos
agarrando a los fierrazos, yo no me acuerdo ni que discutíamos era si los molotov los
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tirábamos en la puerta o dos cuadras más allá y eso era importante porque definía si los
milicos iban a entrar al liceo o los íbamos a llevar más lejos y ahí había diferencias
porque en esa época había un consejo de secundaria que era muy progresista que se
negaba a reprimir y en eso sí, los comunistas proponíamos llevar la confrontación lejos
de los centros de estudios y los tupas tenían la idea muy de ellos que cuanto peor mejor,
si se lograba que entraran los milicos a los liceos y cagaran a palos a un director eso iba
a incorporar más gente. En eso sí había diferencias.
AL - ¿Ustedes cuidaban algunas cosas entonces?
J – Como comunistas teníamos un sentido de responsabilidad importante, nos sentíamos
parte de un movimiento mundial, nuestra actitud internacionalista, formaba parte de eso
también, eso de traer Vietnam, de traer Santo Domingo, formaba parte de eso también,
de educar a la sociedad uruguaya, no tanto a través del discurso sino de prácticas, en
determinada apropiación de valores. Yo creo que el viraje, de pasar a tener un discurso,
no lo he reflexionado mucho pero, iba a decir lo de la responsabilidad, pero no era que
fueramos irresponsables. Creo que el Frente Amplio abrió una expectativa que fue mas
asumida por algunos sectores que otros, nosotros asumimos esa perspectiva con mas
expectativa, especialmente la confrontación por el tipo de acciones por no comprometer
las elecciones por lograr un clima donde el mensaje del Frente Amplio no llegara a la
gente filtrado por el discurso de caos u orden de Pacheco, donde del lado del caos iba
desde el secuestro de Pereya Reverbell hasta el discurso de Seregni, esa preocupación
pasó a ser dominante en todos los comunistas sin dudas, lo fue de toda la izquierda esa
preocupación menos de ese sector, yo pertenezco a una generación que no es la del 68,
es la posterior, cuyo momento de mayor expectativa es entre el 70 y el 73, entre el
triunfo de la Unidad Popular en Chile y el Golpe de Estado en Chile, ni siquiera el golpe
de Uruguay, el golpe de Chile. La Unidad Popular estaba señalando la posibilidad del
tránsito no armado. Cuando llega Allende cambia todo, pucha es verdad que se podía
aspirar a un tránsito no sangriento, en enero del 71, esa me la perdí por muy pendejo,
salieron brigadas a hacer alfabetización en Chile, la gente que volvió de Chile produjo
un impacto impresionante, y no era la alfabetización de Cuba luego de que los barbudos
habían obtenido el poder, toda la mitología de la revolución latinoamericana que hasta
ese momento estaba radicada exclusivamente en los fierros, pasó a radicarse en otra
posibilidad que parecía más inmediata
AL - ¿Y ahí sí decís que empieza la diferenciación?
J – Claro ahí sí, pero antes no
177
AL – Y en el proceso de decisión no eran diferentes?
J – Bueno sí, yo creo que ahí sí había una diferencia, en general me parece que del lado
de los tupas había una mayor flexibilidad en la base, aunque esto es una hipótesis,
nosotros éramos una organización política fuertemente verticalizada. En una época
como esta donde la militancia no existe, se podía tener una organización muy
jerarquizada con cuadros que se transformaba con grandes como era el movimiento
estudiantil, donde había que ser flexible, el ejercicio de las asambleas generales, que era
lo que pasaba todo el tiempo en los gremios estudiantiles, era un ejercicio fuertemente
democrático, donde vos ganás argumentando, no era una flexibilidad premeditada sino
obligada, flexibilidad en aquella época era ir a hacer la expropiación de manzanares
porque lo habían resuelto en asamblea de estudiantes por mayoría y no tomar la decisión
de partir el gremio y perder legitimidad, bueno la línea de los comunistas era no partir
los gremios, pero también la línea era no favorecer imágenes caóticas de la enseñanza,
entonces yo con que me quedaba y tenía que tomar la decisión, una decisión que tomaba
con 15 años en ese momento y la tomaba yo y la tomaban decenas, entonces está difícil
la cosa no? Con qué parte de la línea me quedaba yo? bueno con aquella que decía que
si el movimiento se mantiene unido siempre es fácil reorientarlo, eso era algo muy
sustantivo en los comunistas, el sentido de responsabilidad de la unidad, los
procedimientos. Y vos hoy me habías preguntado por la formación
AL – Sí, te iba a preguntar qué te pareció el capítulo del libro de Marisa Silva el de la
biblioteca comunista
J – Sí, era así y había una preocupación bien instituida en la juventud por promover
determinadas lecturas, películas, en ese sentido el Partido Comunista actuó con una
concepción muy gramsciana de la hegemonía, no en vano una parte de la preocupación
política fue influir en Cinemateca, en las corrientes culturales, decenas
AL - ¿Y Gramsci se leía? Porque me han dicho de todo en este rubro
J – No, de ninguna manera, no el partido no recomendaba Gramsci, no estaba incluido,
el que te diga eso está equivocado, pero es una cosa, otra cosa, es que el grupo de
dirección que orientaba el partido liderado por Arismendi no tuviera claro el concepto
de hegemonía. Pero ahora de vuelta que te pasa a vos si tenés 13, 15, 15, 16 años lo que
sea y te encontrás con un movimiento político que te empieza a pasar las credenciales y
te dice Picasso era comunista, lo mejor de la intelectualidad del mundo fue comunista y
acá empezás a mirar y tenés una panorama bastante similar en la práctica, no tan así en
la literatura, aunque tenés algo sí, tenés el principal teatro independiente además de la
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Comedia Nacional, tenés a Zitarrosa y en el aniversario del partido viene la orquesta de
Osvaldo Pugliese entonces no es que vos hagas de tu placer estético un acto militante, es
que en tus prácticas, estéticas, culturales, lúdicas, estaba fuertemente presente
AL – Pero estaban fuertemente presente porque el partido hacía visibles a esas personas
verdad?
J – Sí, como hacía visibles todos los atributos que le resultaban convincentes para lograr
aceptación social, hegemonía, crecer, influir, por supuesto que sí, eso lo hace cualquier
partido no es una cualidad sólo de los comunistas
AL – Pero sí pensamos en clave opuesta, con los tupas por ejemplo, no pasaba de que
dijeran miren este artista, miren este intelectual
J – Lo hicieron de una manera distinta, era una organización clandestina en armas, nadie
podía salir a decir que era tupa, pero Viglietti cantaba “la sangre del tupac, la sangre de
Amaru”, el Sabalero otro, Numa cantaba el chueco Maciel. Y lo hacían de esa manera y
Benedetti escribía sus artículos en Marcha hablando del agotamiento de la paciencia, era
a través de esas claves que se dirimía la influencia política. El Partid Comunista no
decía venga al Partido Comunista que va a estar Osvaldo Pugliese, traía a Pugliese a sus
actos, de la misma manera que los tupas ponían a sus cantantes a cantar cosas que los
identificaran con la lucha armada, si la discusión era fierros sí fierros no, entonces
bastaba con hacer una mención al fierro y ya estaba dicho todo, no había necesidad de
decir más nada, esa es la gran eficacia de la violencia, la violencia produce resultados
simbólicos de extraordinaria efectividad, los tupas para cambiar el curso de los
acontecimientos no necesitaban más de lo que hicieron, tener un comando que matara a
Acosta y Lara y a los otros cuatro, eso es una enormísima economía de recursos para
lograr efectos tan grandes
AL – Entiendo lo que decís, pero no te parece que la jerarquización de lo cultural era
diferente?
J – Sí, pero los tupas también porque no es casualidad que crecieron enormemente en el
sector universitario, no es casual que la elite intelectual fue reclutada por MLN-T. A
ver primero tenés que partir del punto que cuando surge el MLN el Partido Comunista
tenia 40 años de existencia en el país y formaba parte de un movimiento que como te
digo podría exhibir en el campo de la cultura credenciales de envergadura del arte, de la
literatura, de las ciencias sociales, y no era que el Partido Comunista dijera este es esto,
no, eran los propios artistas que lo decían, y eso nivel internacional el movimiento
comunista internacional es muy fuerte, no todo es explicado por lo que se hacia acá por
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los organismos de base había mucho más, imagináte el impacto sobre miles de personas
el día que Fidel castro se definió marxista leninista, o cuando en el año 62 fusilan a
Julian Grimau ultimo comunista clandestino en España son todas situaciones que de
distintas maneras conforman un cuadro cultural mas denso y complejo, yo iba a donde
cantaba Zitarrosa iba por las muchas razones como cualquiera que tiene 15 o 16 años va
a un recital porque me gusta porque me iba a ver con una gurisa porque sabia que me
iba a encontrar con amigos entonces iba ahí, porque me gustaban esas canciones
AL - ¿Ibas a todos los eventos artísticos por igual?
J - ¿A ver?
AL - ¿Escuchabas igual a Zitarrosa que a Los Olimareños?
J – No, no no, va mejor dicho hasta el 70 y 71 era todo una corriente, la música de
protesta y después empezó eso que te nombre Zitarrosa y Viglietti empezaron a marcar
posición política en ese debate, vos conoces las canciones? Las diez decimas de
autocritica de Zitarrosa, mi canción mas madura, del compañero que lucha sin pistola
en la cintura y esa era cuando habían matado a los 8 de la 20 en el 72, pero se había
trasladado a ese escenario, pero eso fue un periodo muy cortito, fue mucho mas
importante y rico el periodo de la acumulación previo en el cual como te digo yo
hablaría de una indiferenciación básica de las izquierdas revolucionarias
AL – No como pensaba yo que era el momento de mayor diferenciación
J- No, no eso fue en el 70, en los militantes comunistas el impacto de la eclosión de
frente amplio fue extraordinaria por eso que yo te decía colocó para hoy y por un
camino mucho menos cruento lo que para lo que el imaginario teníamos para muy lejos
AL - ¿Y el capítulo de la vida privada?
J – No sé, que te gustaría saber
AL- ¿El comunista en su vida privada se comportaba diferente, la valoraba diferente,
tenia códigos morales, de conducta, valores diferentes? Debía tenerlos? Aunque no los
tuviera en la práctica
J – Sí yo creo q había un discurso, un discurso, la marca mas fuerte estaba en el sector
de trabajadores porque además de todo
AL – ¿La marca es la disciplina, el contro?.
J – Sí la disciplina, el control, el ejemplo, el ejemplo hasta el extremo, porque además es
elemental si tenés un militante de un sector donde la gente se está jugando mucho, se
esta jugando el salario la vida la alimentación de los hijos toda la hipervaloración de la
conducta, lo del ejemplo, el cuidado, yo te diría otra palabra el recato en el manejo de
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los recursos políticos y no me refiero a plata aunque no por casualidad en Uruguay hasta
ahora en los sindicatos no hay corrupción, eso tiene que ver con los comunistas,
socialistas y anarquistas y sus morales, morales y moralinas, ahora eso mismo llevado al
movimiento estudiantil y a los sectores juveniles tiene otras características porque sí
porque yo tenia que mostrar que iba para adelante,
AL – Tenias otros códigos
J – Sí totalmente, pero por ejemplo yo tenia un amigo que cuando nadie reivindicaba los
consumos de sustancias psicoactivas y tenia un amigo que se daba unas biabas de
anfetaminas, dos de mis amigos mas queridos y me costaba bancarlos en publico y tuve
una noviecita que era muy fumona, una brasilera y eso era un conflicto para mi, ahí
había como cortes
AL – Vos eso lo tenias internalizado
J – Sí, todos lo teníamos internalizado, ese nivel de transgresión no y fijate que era no
transgredir normas morales q las había colocado la burguesía no habían sido los
comunistas
AL – Y con temas por ejemplo como la homosexualidad?
J – Nooo era terrible, a ver date una vuelta ahora y me decís, después me contás, el tema
de la aceptación de los otros, de los otros diferentes, un tema de los propios
movimientos de la sociedad, un tema que lo colocó la izquierda, pero es una mierda de
doble discurso absoluto, discriminando a la gente, o expulsando o marginando
Al – ¿Y qué se hacia en esos casos, la vista gorda?
J – Y se hacia de todo, dependiendo de la capacidad del sujeto o la sujeta de ocultar su,
yo me acuerdo de unas compañeras que eran pareja, muy queridas y respetadas, se
comentaba, se sospechaba, pero no se decía y ellas no mostraban nada y queda por esa.
También se expulsó gente
Al – ¿Se expulsó gente?
J – Sí, pero bueno es un poco vulgar, ¿eso en donde no pasó? Eso es de la época no?
Pero lo interesante de esa época era como podíamos vivir nuestra vida personal en un
espacio publico, teníamos un espacio publico absoluto de libertad, me acuerdo
AL – Sin miedo a la sanción
J – Sí más bien, a mi una vez me sancionaron en el año 72, me sancionaron porque me
putearon en publico porque a mi me andaban buscando los fascistas me agarraron 2 o 3
veces y me dieron unas palizas , me tenían amenazado de muerte y me habían puesto a
un compañero para que me cuidara y a mi me llenaba las pelotas estar con un tipo al
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lado todo el tiempo y entonces lo dejé colgado y tuve una severa crítica, pero ta, otras
cosas no, no había sanciones disciplinarias, el lugar en donde nos reuníamos los
estudiantes del liceo Zorrilla, del Rodo era acá en un seccional que se llamaba sur ahí en
Maldonado y Vázquez por ahí Martínez Trueba y ahí se juntaba gente de la Ciudad
Vieja, del Barrio Sur, de Palermo, de Rodo, de Cordón y los liceos y las UTU y ahí era
un caldo de cultivo de todo tipo de cosas de borracheras y a nadie se le ocurría decir a
no, no tomen vino, después que salían de pegatina
AL – ¿A nadie se le ocurría?
J – Noooo, y vos no viste lo que es el carné del partido
AL – Sí amamos el vino y las mujeres
J – Y claro que te crees que era bobo Arismendi, sabia a quien le estaba hablando,
hablándole a una sociedad que tenia ese tipo de practicas, yo creo que mas allá del
carácter muy machista y elitista de esa frase da cuenta de un hecho real de que vos no
podes tener en un país de 3 millones de personas un partido de 50.000 habitantes que
sean marcianos, monjes o lo que sea, no son gente, inevitablemente es gente con los
usos y costumbres de ese país y en el caso del movimiento estudiantil era así
AL – ¿Pero igual no había un esfuerzo por cierta moral comunista?
J – Y no sé, un esfuerzo por la moral militante, había un libro que se llamaba “la moral
comunista” de una mujer …yo nunca lo leí pero se lo mencionaba y recuerdo que una
de las frases que provocaba sonrisas era “hacer el amor no es lo mismo que tomar un
vaso de agua cuando uno tiene sed” todos tomábamos vaso de agua y todo, era la época
de la liberación en el espacio publico, de la pastilla, de las relaciones pre matrimoniales,
el juego era con quien amasijaste ayer luego de la pegatina, era parte de la vida nuestra
dijeran lo que dijeran la gente iba a ser lo que quisiera, eso no era relevante, esta mas en
los libros y en el imaginario
Al – ¿En lo discursivo tal vez? Uno ve la prensa y es toda gente muy correcta, tienen
unas cualidades excepcionales, son gente trabajadora, esforzada, honesta, etc,etc
J – Sí, sí claro. Una de mis mejores amigas que andaba con un bolso de esos tejidos
cruzados andaba con una llave inglesa para dársela al primer milico al primer tira.
Todos sabíamos en donde estaban las mas bonitas y jugábamos con eso, el proceso de
crecimiento masivo tenia que ver con un contacto interpersonal
AL – Aquello del afíliate y baila
J – Sí, eso fue una consigna que se puso no en mi época sino un poco antes y que
después se transformó casi en el estigma. Esto que yo te decía del atractivo personal
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funcionaba, además de ser combativos, además de ser capaces de hablar en las
asambleas y ser reactivos a las arbitrariedades también los mas bonitos y las mas bonitas
seguían a los mas sexis, eso importaba, si vos afiliabas a la linda eso importaba, me
acuerdo que a la rubia de lentes del salón 28 me la cargué antes de afiliarla y eso fue un
acontecimiento, la rubia de lentes del salón 28
Al – Se mezclaban los códigos
J – Sí y no, no era que se mezclaban los códigos, era un colectivo de militantes que
participaba de la sociedad y proponía cosas y se proponía como modelo en un Estado
conflictivo con ciertos códigos burgueses, contra que puteábamos todos, contra la
pituquería, contra Punta del Este, contra los cola chata contra la ostentación y en esto
toda la izquierda era igual, solo que nosotros le dábamos un sentido político, partidario,
militante a ese código de no ostentación, cuando vino la liberación sexual ahí si había
diferencias pero eran entre los jóvenes y los que no lo eran, ahí no había diferencias de
nada entre tupas ni nada, yo vuelvo al punto, vos no podes convertir a un partido como
el Partido Comunista en 20 años, en 15 años convertirlo en un partido de 50.000
personas y además participar de un movimiento de las características del Frente Amplio
si son una colección de cuadrados imposibles de tragar, algo no cierra ¿verdad? Y esa
gente que entre el 65 y 71 entró al Partido Comunista, también le dio forma al partido,
no es que el grupo de dirigentes tuvo la cualidad de convertir a los estamentos de
militantes en suficientemente dúctiles como para no ser rechazados por la gente en
general sino que la gente en general se apropió del Partido Comunista. Evidentemente lo
que vino en masa le fue dando forma. Y después lo que vino después el Frente Amplio
le fue dando otra forma
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MARCELO
Entrevista realizada el 3 de noviembre de 2010
AL - ¿Cómo se da tu ingreso?
M – Bueno en el 73 yo tenía 17 años, empecé a militar de manera regular, todos los días
a los 14, a fines de los años 70, tipo 1968 en el liceo me fui vinculando ahí y era
bastante común yo militaba con gente de mi edad
AL - ¿A qué liceo ibas?
M – Al Suárez, ahí había mucha actividad gremial. Participé de movilizaciones, estaba
todo el tema del boleto, fui delegado de clase, con límites también no, porque ya
empezaba la represión y empezó el temor no, tal es así que yo quise ir al entierro de
Líber Arce y mis padres no me dejaron, tenia 12 años. Estas actividades empezaron de a
poquito, en el 69 ocupamos el Suárez con lo de Rockefeller. Mi ingreso fue a través del
liceo, y el elemento disparador fue el liceo popular
AL - ¿El liceo popular?
M – Je je, claro cuando, en el año 70 intervienen la enseñanza secundaria, Acosta y
Lara, 12 de febrero del 70, y en agosto deciden cerrar las clases, el Consejo de
Secundaria y la gremial de profesores de Montevideo decide seguir las clases
AL – ¿Y en dónde funcionaban?
M – Y en varios lados, en parroquias, en locales sindicales, nosotros empezamos en un
local sindical, no me acuerdo de que sindicato era y luego seguimos en la parroquia de
Punta Carreta. Ahí teníamos matemática, física esas cosas y algunas cosas interesantes,
aparecieron las primeras innovaciones yo tuve educación sexual. Ahí había un
movimiento fermental, lo primero que yo hago ahí, me invitan los compañeros por
septiembre me invitan los compañeros de la Juventud Demócrata Cristiana, ellos tenían
un núcleo de estudio, nos reuníamos, estudiábamos unos documentos, larguísimos para
mi me acuerdo y nos reuníamos a discutir. Ahí empecé a vincularme con la juventud,
unas semanas fue eso, fuí a las reuniones, después salí a repartir unos volantes porque
iba a haber un acto y había una gran sensación de inseguridad, eso fue permanente hasta
el 85, me acuerdo que me dieron una cantidad de volantes para repartir, yo salí solo, por
la manzana por la vuelta de casas, con unos bonos del babyfutbol que teníamos,
entonces vendía los bonos y le daba los volantes, a veces se los dejaba por debajo de la
puerta si no le decía se le cayó esto y se lo daba. Y luego salí en las primeras pegatinas,
con el PDC, en un camión de pegatinas, imagináte yo de 14 años, no podían salir los
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que eran menores pero yo iba igual, claro era una pegatina del PDC, no era tan riesgosa.
Entonces ahí salí a una o dos pegatinas, el PDC tenía una casa ahí creo que la misma
casa en donde está el mercado de los artesanos. Y bueno ahí había mucho movimiento
político de discusión. Vos fijáte el cierre de los liceos, lo del liceo popular, vos ibas a
estudiar pero no era como un liceo normal, primero porque no estaban todos los
profesores, segundo no había un nivel de control que si te quedabas afuera te metían
para adentro, no pasaban lista, había un clima de debate muy grande, si el objetivo de la
intervención era cortar eso, fue peor. Y había distintas tendencias, esta gente que yo los
conocía que eran compañeros del liceo, luego los pro tupa, tendencias mas combativas,
bueno primero estaba el Fer que estaba en plena discusión, el Fer cartilla, los que
querían formar un partido y el Fer 68 claramente más pro tupa, la teoría del foco, luego
más a la izquierda estaba la ROE, y había sintonía de esos sectores confrontados con la
Juventud Comunista, que era el que tenían mayor peso que habían organizado la CESU,
que era la Confederación de Estudiantes de Secundaria del Uruguay. Me acuerdo el año
antes, ocupando el Suárez, por lo de Rockefeller, y yo decía que iba a jugar al futbol a
La Estacada y me iba para el liceo, y ocupaba, lijábamos bancos, participaba de esas
cosas pero para mi había cosas que estaban muy lejos, las discusiones entre los
comunistas y los otros, y me acuerdo que decían que la CESU los bolches habían
logrado imponer la iniciativa de ocupar los liceos cuando el resto había quedado más a
la defensiva entonces dentro de las movilizaciones querían impulsar cosas más
radicales. Mi primer miedo fue una vez que reprimieron en el Suárez, cuando
reprimieron una manifestación. Todo esto para decirte como venía la cosa. En el 70
estaba toda esa discusión, los bolches por un lado, la Juventud Comunista que tenía
mucho peso, los otros y luego sectores con menos peso, los socialistas, los GAU, todos
sectores más próximos a lo que sería el Frente Amplio. Entonces ahí fue en donde
empiezo a militar, yo me termino vinculando a lo que vendría ser la expresión de los
liceos del Fer que se llamaba Liga Estudiantil Revolucionaria, que tenia sus
agrupaciones yo estaba en la AR7, agrupación revolucionaria del liceo 7. Había dos
referentes, los bolches por un lado y los tupas por otro. En el LER no había una
equidistancia entre ambos, comunistas y bolches, porque ellos eran reformistas,
patrinkeros y todo eso. Entonces me voy al LER, yo dejo de ir a ese grupo de estudio
de la DC, cosa bastante natural porque lo que yo quería era acción y en el PDC fui a esa
pegatina, a la volanteada que además era individual y del otro lado me ofrecían la
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combatividad colectiva y funcionábamos básicamente en arquitectura pero en todas las
facultades y los núcleos
AL - ¿Ahí de qué organización me estas hablando?
M – Del LER, del LER, ya te pasé la otra etapa
AL - ¿Y funcionaban en núcleos?
M – Sí, sí, en núcleos básicamente por liceos, que después había una reunión de
delegados, por eso se llamaba Liga, una reunión de distintos liceos y había grupos de
estudio, se leían documentos elaborados por otros, por ejemplo los del Fer Cartilla, ahí
empecé a leer el manifiesto comunista, obras de Lenin, y se discutía la estrategia de
movilización, ya era verano tipo diciembre del 70 o enero del 71, en esa época no nos
íbamos tanto de vacaciones. Hicimos un grupo que tuvo casi el mismo derrotero. Luego
fuimos a acampar alguna vez. En ese periodo en poco tiempo lo que hacíamos era
reuniones pero bueno la diferencia era que con el PDC se discutían cosas más
abstractas, la injusticia, la pobreza, esas cosas pero acá discutíamos cosas concretas, y
salíamos a manifestar a quemar gomas a romper vidrieras, teníamos un mecanismo de
comunicación telefónica y me decían nos vemos en lo de Ulises y era vernos en la
Universidad, en lo de quico era Química, lo de Arturo era Arquitectura y así. Íbamos un
grupo definían el lugar la hora para la movilizaciones distribuían las tareas, las gomas,
los cócteles molotov y así se organizaba. Esto lo viví hasta mayo 1971, todo muy rápido
pero en ese período había mucha discusión mucha lectura. La primera vez que me
llevan preso yo estaba por cumplir 15 años y fue por la intervención en secundaria. El
26 de marzo habían empezado las clases yo había empezado siendo LER. Había muchas
reuniones de confraternidad pero también mucha discusión. Yo si no me equivoco me
integro a la Juventud Socialista en mayo o en junio, en el medio de la discusión del Fer
partido y el Fer 68, y yo agarré para el lado del Fer partido, pero si vamos a discutir la
creación de un partido marxista leninista no tiene sentido porque ya teníamos partidos
así, el Partido Comunista que lo veíamos como reformista no claro, pero el Partido
Socialista en ese momento que estaba ilegal y yo me afilio, no estaba tan diferenciada la
juventud del partido, más empatía, eran menos también, más confundidos.
Al- ¿Y cómo se da esa vinculación con la JS?
M – Bueno creo que eso fue una decisión más colectiva, dejamos la AR7, yo nunca me
sentí parte así de la JS, luego cuando las BSS [Brigadas Socialistas de Secundaria]
AL - ¿Llenaste una ficha o algo así, había alguna formalidad?
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M – No, no, nada de eso, aunque si había mucho más formalidad que en el LER a través
de la responsabilidad porque en las reuniones rotábamos, en la JS había una cosa más
ordenada, secretarios de núcleo, ciertas jerarquías había
Al - ¿Se organizaba el trabajo en los núcleos?
M – Si, pero creo que los núcleos eran del partido y las brigadas de la juventud, acá
eran las brigadas entonces estábamos en la brigada del Suárez. Y pasé a militar en forma
encarnizada en las elecciones por la lista 90, hice de todo, carrito parlante por 18, salir
con un cubo en el cuerpo, pintadas, era de militar todos los días, bueno ese año me llevé
todas las materias
AL - ¿Te llevaste todas las materias y no pasó nada, no era mal visto en el PS?
M - Nunca nadie me dijo nada, eso no era un tema
AL – ¿No había una valorización del estudio así muy importante de que había que ser
los mejores estudiantes?
M – Había una valorización de los que vos leías y sabias respecto a los temas políticos a
vos te valorabas mucho si ibas a una reunión y habías leído los materiales, ahí empecé a
leer mucho a Lenin y a Marx mucho más que en el periodo anterior
AL - ¿Había una formación formal?
M – En el LER sí había, me acuerdo de haber reclutado compañeros y nos juntábamos a
leer. En la JS si no me equivoco creo que sí que había formación, pero lo tengo
confundido
AL – ¿Las brigadas eran un ámbito de discusión también?
M – Sí, se discutía mucho que se hacía, sobre todo más cerca de las elecciones, y luego
nos llegaba la discusión que se daba en el partido respecto a cuan marxisa leninista
éramos y si no recuerdo mal a fines del 72 en el XXXVII Congreso el PS se declara
marxista leninsta, eso fue un congreso extraordinario, a fines del 72 se da esa discusión,
muchas cosas similares al PCU, eso de la vanguardia obrera organizada. Y sí, te decía
que me había llevado todas, pero el problema fue más en casa que en otro lado, y siendo
socialista yo no hice un mea culpa, yo no me sentí culpable por no estudiar, me fanaticé.
Esa fue mi militancia, hice todo lo que podía hacer por los socialistas y fuí asumiendo
responsabilidades. Y algo que era muy común cuando llegaba el verano a los
estudiantes los mandaban a militar a un barrio
Al – Esperá un poquito, las Brigadas ¿eran por liceo no?
M – Claro por liceo sí, y ahí también reclutábamos no afiliábamos pero reclutábamos.
En el 71 íbamos en una marcha y la hicimos con formación militar, mientras los
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comunistas iban en camiones, ahí teníamos las camisas, la camisa roja vino primero y
luego las otras. Nosotros marchábamos formados disciplinados mientras los otros
estaban arriba de un camión, queríamos mostrar eso. Y para nosotros salir formados era
un doble compromiso, te ponías la camisa e ibas organizado
AL – ¿Tenia autonomía las brigadas para este tipo de cosas?
M – No sé, pero no creo, me imagino que debe haber estado el partido ahí
Al – Y me contabas que te mandaban al barrio a militar ¿cómo fue eso?
M – Me integré a creo que era el secretariado de asuntos gremiales
AL – ¿Existían las promociones?
M – Sí, si, pero ahí había más debate interno, ahí en el verano me dieron una lista de
que yo tenía que reclutar jóvenes, tenia una lista y me dedicaba a llamar para vincularlos
al seccional. Ahí la organización era en paralelo con la organización del FA
Al - ¿Cuál era el cargo que tenias vos?
M- Bueno no me acuerdo que cargo tenía pero yo tenía que buscar a toda la gente de la
juventud e incorporarla a los comités
Al – Pero sí las responsabilidades se iban adjudicando mediante cargos ¿había finanzas,
propaganda, así?
M – Sí claro, allí había un responsable de formación también o algo así, el secretario de
formación, no me acuerdo como se llamaba que en ese tiempo era Alvaro López, el
cura.
Al - ¿Y qué nivel de penetración tenían los socialistas en Montevideo?
M – Bueno no sé muy bien pero estaba muy extendido, había en todas las
coordinadoras, pero cuando pasamos al barrio no funcionábamos en brigadas, era más
bien núcleos socialistas, había secretariado seccional, comité seccional, pero era del
partido no de la juventud. Creo que las brigadas fueron para cosas más puntuales,
organizativas. Pero trabajábamos todos juntos.
Al - ¿Cómo uno iba asumiendo responsabilidades? ¿Cómo te evaluaban?
M – Bueno en la juventud era más de propuestas entre nosotros, vamos a decirle a
fulano. En la vida cotidiana te diría que los jóvenes socialistas éramos diferentes a los
jóvenes comunistas. El afíliate y baile era una consigna de decir los jóvenes además de
comunistas también somos jóvenes, sin embargo los jóvenes socialistas éramos más
como intelectuales no sé como decirlo
AL - ¿Ascéticos?
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M – Claro, claro, el fin de semana íbamos al cine, al teatro, nos interesaban esas cosas,
es mi experiencia, creo que era lo común, no íbamos bailes, íbamos a fiestas en la Casa
del Pueblo, los socialistas no hacíamos bailes, o cuando había sido una marcha había
una tamborileada bailábamos ahí alrededor pero otra cosa no.
Al – ¿Era endogámico el PS?
M – Sí, vivíamos mucho más entre nosotros
AL – ¿Fuiste a campamentos vos?
M – Sí claro, fuí a dos. A uno en Quijú que era un campamento de formación. Luego en
turismo del 72 se hicieron las primeras tolderías socialistas, donde los distintos grupos
núcleos seccionales llevaban sus carpas y se hacían distintas actividades se discutían
cosas y formación
AL - ¿Esto era una movida joven?
M – No, eran las tolderías socialistas
AL – ¿Pero Trias fue?
M – Bueno no, capaz que fue un día, sí debería ser una movida joven sí. Pero lo que
pasa que no había mucha diferencia. También había promoción de la juventud al
partido, pero para lo único que recuerdo que servía era para participar en las votaciones
del congreso. Yo era muy chico todavía teníamos pocos delegados, e iban otros. En las
tolderías socialistas fue un grupo primero a instalarlas, yo fuí a ahí pero también había
gente del partido me acuerdo
Al – Y me decías lo de la endogamia del PS
M – mucho más endogámicos, no tenías actividades y cosas con la gente de afuera. Los
socialistas no tenían una política de vincularse, era difícil que gente se incorporara, los
socialistas no teníamos vínculos. Teníamos menos relacionamiento con el resto. En el
liceo teníamos grupos de estudio que había otra gente, no sólo socialistas
Al – Y los fines de semana me decías que iban al cine
M – Sí, íbamos al cine y una vez estábamos en el cine viendo La Batalla de Argelia
cuando entraron los tupamaros e hicieron una proclama tiraron volantes, entonces
algunos aplaudimos, y luego se armó toda una discusión de cómo íbamos a aplaudir si
en realidad estábamos en contra de esa posición
Al – ¿Y cuánto se podía discrepar en el PS?
M – Sí discrepar sí, pero más que para discrepar en el PS vivías para influir, en un
momento yo me incorporé a una lógica de fracciones
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AL – Esta bien pero antes de eso, cuándo se daban discusiones ¿cómo eran, se hacían en
base a un informe político, estaba bien intervenir, en qué momento, cómo era discutir
“socialisticamente”?
M – Claro está muy bien la pregunta, no tengo un recuerdo claro, tengo claro que no se
discutía a partir de un informe en la juventud, trabajábamos para una cosa, y para otra,
no tanto se discutía las decisiones del PS, éramos Brigadas que trabajábamos para,
discutíamos sobre qué cosas teníamos que hacer, tengo un recuerdo de mucho menos
organicidad y disciplina. Y tengo una idea de que éramos más sectarios incluso que los
comunistas, porque los comunistas siempre estuvieron orgullosos, siempre se supieron
más de lo que eran, como nosotros éramos menos defendíamos mucho más nuestros
espacios , éramos muy leoninos para negociar nuestras tajadas. Pero luego empezó más
una lógica de fracciones
AL - ¿Cuánto culto a la unidad había en el PS?
M - Mucho menos culto a la unidad, hubo un período en donde el PS tuvo una gran
importancia en el 72 porque la alianza comunistas socialistas tuvo consecuencias muy
importantes, los comunistas ganan la FEUU por primera vez cuando se alían con los
socialistas. Lo mismo nos pasó con el Encuentro Nacional de Estudiantes, donde
estábamos comunistas, socialistas y democratacristianos. Y ahí teníamos una actitud
muy sectaria yo fuí a discutir el tema de los delegados y nosotros pedíamos 3 delegados
y teníamos 1 sólo socialista, el objetivo que el otro no tuviera tanto
AL – ¿Estaban más a la defensiva?
M – Claro, claro, en el ámbito sindical también, en la CNT el acuerdo comunistas
socialistas permitió una hegemonía de los comunistas que más allá que la tenían
también tenían mucha amenaza de los sectores más ultras y también a nivel del Frente
Amplio se empezó a tener una alianza cada vez más estratégica, las consignas
empezaron a ser cada vez más comunes, paz, pan y libertad, pacificación con
soluciones-soluciones para la paz, te estoy hablando de abril del 72, me acuerdo la
marcha de los del puerto y ni que hablar en el 73, porque los comunicados 4 y 7 fue el
Partido Comunista pero también el Partido Socialista.
AL - ¿El Partido Socialista también?
M – A sí, sí, no sé si te lo van a admitir, yo lo viví perfectamente, participamos de toda
esa discusión, de cómo apoyar a los sectores, estaba toda la posición de Vivian Trías
respecto al peruanismo. Y se vivía mucha tirantez dentro del partido en el 73, en
febrero un grupo de compañeros, dentro de los que estaba Ernesto Dominguez se habían
177
ido y formaron el Movimiento Marxista creo, se habían ido del seccional L, se fueron
por izquierda digamos y se decidió luego intervenir el seccional porque se habían ido,
porque se decidía mas a nivel zonal yo propongo a fulano y a fulano, no venía la
propuesta de la Dirección, a veces la Dirección proponía pero se trataba que viniera por
alguien de abajo
AL - ¿Y qué cualidades tenía que tener esa persona para que fuera promovida?
M – Bueno ahí en el Partido Socialista se hacía mucho culto a tu capacidad, capacidad
intelectual, me frené porque no quería decir que tuvieras que ser más inteligente, sino a
tu capacidad política e ideológica y se tenía mucho en cuenta a la lectura, vos tenías q
citar cosas, citar lecturas, autores, se leía poca literatura, se leía mucho ensayo, textos
AL - ¿Cuál era la biblioteca socialista?
M - ¿Los autores decís? Bueno mucho Marx, Lenin
AL – ¿Y Rosa Luxemburgo?
M – No Rosa Luxemburgo la leí después, otros autores Marta Harnecker también,
donde estudiábamos materialismo histórico
AL - ¿Vos asististe a charlas en las casas, con Trías u otros referentes?
M - No, no, hacíamos actividades en casas, era más común que nos juntáramos en casas
de nosotros que en el local, eso sí. Los socialistas en su formación tenían una formación
para la clandestinidad también, te puedo asegurar que cuando estuve clandestino usé los
criterios aprendidos en el partido, te daban una charla, venia una persona, que a 3 o 4
nos daban una charla, había unos materiales que se llamaba MALFINES
AL - ¿Malfines?
M – Materiales, armas, leyenda, no me acuerdo que más, seguimiento era otra, era un
acrónimo de pauta de cómo moverte. Y en Casa del Pueblo había una piecita con armás
guardadas, no se para que estaban eran armas más viejas y no se usaban
AL- ¿Los grupos de autodefensa seguían existiendo?
M – No sé la verdad, yo no lo sé eso no lo conocí me acuerdo de eso del cuartito, yo
tuve que vigilar la Casa del Pueblo, hacíamos guardias, durante toda la Semana de
Turismo lo pasé en Casa del Pueblo, me escuché toda la vuelta ciclista
AL – Y en el cuartito estaban las armas pero nada más
M – Claro estaban ahí y nada más no sé, yo tenía un arma ahí
AL – ¿Habías recibido cierta instrucción?
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M – Sí, mínima, si, nunca había tirado un tiro claro, todo teórico. Lo peor era que si
pasaba algo había que llamar a Gargano y decirle que en Casa del Pueblo se había roto
un caño, salir con el Oriental bajo el brazo e ir hasta donde esta La Onda ahí y esperar
AL- ¿Y esos criterios de seguridad cuándo te los dieron?
M – En el 72 pero había muchas cosas que venían desde antes, un partido que nunca
sabíamos muy bien en donde estaba, cuando yo entro había compañeros que tenían
alias, en la ilegalidad se hacían visibles los que eran públicos, los otros no
AL – ¿Y leyeron literatura heroica respecto por ejemplo a si caían presos, esas cosas?
M – No esas cosas nunca leímos, no circulaban, sí había relacionamiento con otros
partidos, por ejemplo con BAAS de Siria, no sé porque miércoles un día yo terminé en
un departamento de relaciones internacionales que dirigía Carlos Machado, había hecho
una división de países y a mí me había tocado Yemen me acuerdo, me tuve que poner a
estudiar sobre Yemen porque había que establecer relaciones con ellos y que cada uno
fuera especialista en un país
AL - ¿Cómo un departamento de cuestiones internacionales pero de estudio?
M – Sí, pero era más que de estudio, de estudio de relaciones, me acuerdo que me tocó
Yemen, yo no tenía la más puta idea no.
AL – Ya te voy a liberar
M – No, no es que yo me pongo verborrágico viste y es que bueno ta fue mi
adolescencia esa. Cuando yo te digo que éramos más endogámicos y menos normales,
cuando yo me afilié a la Juventud Comunista, a pesar de plena dictadura, nos
juntábamos los comunistas como cualquier joven, a bailar en la casa de alguien, vos
tenías Comité Seccional todo el sábado y luego el baile, eso en el 73, luego en 74 ya
más complicado
Al - ¿Y los socialistas tenían novias comunistas?
M – No, no, eso era bastante mal visto. Te voy a contar dos anécdotas Adelaiada Marin,
tenia un novio comunista, la peleábamos horrible, se terminó afiliando a la UJC. Luego
mi amigo Marquitos Gabai, Gabai Vigil que era músico y tocaba en la Brigada
AL - ¿La Brigada?
M – Era un grupo de música comunista cantaban esa canción no nos moverá, La Rosa
roja del amor, esas todas las cantaba, esa hombro con hombro los estudiantes y
Marquitos sobrino de García Vigil, y el iba a la brigada y se tenia que poner la camisa
roja, para nosotros era casi un pecado, decí que éramos amigos y lo queríamos
Teníamos que defender nuestro espacio no podias concebir un socialistas con una novia
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comunista. Sí por eso te decía éramos más endogámicos, más ascéticos. Yo veía una
juventud más cerca de la sociedad con los comunistas, los socialistas no, los fines de
semana los comunistas hacían una actividad en el barrio, pero los socialistas no, hacían
algo más especializado
Al – ¿Frente de masas no tanto?
M – Claro no tanto, solo en momento electoral
AL – ¿Qué cosas se hacían en el barrio, se iba puerta a puerta a vender el Oriental por
ejemplo?
M – Sí pero no, los compradores ya los tenias, ibas a quien ya sabias que te iba a
comprar. Ya sabías con quien contabas no salías a buscar
Al – ¿Y qué rol le daba el PS a la cultura? Porque vos me decías que iban al cine, al
teatro ¿había que ser culto?
M – Sí si por supuesto, la JS era clase media intelectual, poca presencia obrera, hay que
leer, ir a la feria del libro, íbamos a los festivales de marcha con cine música y teatro.
Al - ¿Había referentes culturales, artistas, músicos?
M- Había pocos, no me acuerdo, cantantes Manuel Capela, que después se afilió al
partido, capaz que Washington Carrasco y Cristina Fernández pero no estoy seguro, no
me acuerdo de teatro
AL – Ese tipo de cosas había poco, no había un grupo de artistas socialistas
M – No no había, no me acuerdo
AL – ¿Y en música tenías preferencias, afinidades te gustaban más unos que otros?
M- Sí, sí más Los Olimareños que Viglietti , Zitarrosa yo lo viví más como un cantante
comunista que un cantante folklórico, me acuerdo de las murgas ahí estaba La Soberana
que era más pro-tupa, sí me acuerdo de las bandas de rock aunque no éramos seguidores
del rock
AL – Yo preguntándote para ver con qué se afiliaban más, porque los músicos ¿no le
cantaban a las mismas cosas no?
M – No, claro que noooo, a Viglietti claro que lo veíamos como representante de los
tupas,
Al – Pero ¿qué decían, qué no les gustaba?
LB – Bueno le tomábamos mucho el pelo con el chueco Maciel,
Al – No era bien visto, un canto a la “delincuencia” o la “barbarie”
M – Sí, no tanto así a lo lumpen, pero sí, no estaba bien visto. Los Olimareños sí, nos
gustaba mucho, tampoco el Sabalero no.
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Al –Última pregunta y me voy ¿Está bien decir que el PS era un partido más de
cercanías?
M – Bueno algo así, sí, se veneraban menos los lideres , había varios dirigentes
socialistas Gargano, Cardozo, Trias, Díaz,
AL - ¿Trías que lugar ocupaba?
M – Trías eral el teórico, José Díaz más político identificado con los sectores pro tupas,
Carlos Machado el historiador, un teórico de la historia, Walter Alfaro, Secretario de la
Juventud Socialista. Eran liderazgos diferentes
AL – ¿Y la disciplina?
M - El PS era más cuidadoso en las acciones durante la dictadura, cuando la huelga
empieza a descender en su nivel de adhesión se decidió que había que salir a frenar a los
ómnibus con miguelitos, y vino un compañero a decirme que el PS no estaba a favor ,
yo fuí igual
AL - ¿Ustedes a dónde fueron cuando la huelga?
M - Nosotros fuimos a ocupar Arquitectura. El segundo día triste de mi vida, luego de
las elecciones, cuando se levanta la huelga, llegó la orden de la CNT
Al - ¿De la CNT?
M – Sí bueno, sabíamos que era el Partido Comunista pero ta, la orden la comunica un
compañero de la CNT
Al – Para finalizar ¿qué aprendiste en el PS?
M - Yo aprendí a discutir a comportarme en asambleas políticas a hacer acuerdos entre
sectores políticos, aprendí mucho marxismo, mucho más en el Partido Socialista que en
el Partido Comunista, cuando yo me afilié al Partido Comunista me valoraban por mi
formación, porque ellos tenían escuelita, estudiaban de los documentos de los
Congresos pero no de los textos directos. Aprendía a convivir con la sensación de semi-
ilegalidad permanente