DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I...

44
El objetivo del presente trabajo consiste en intentar demostrar que, al menos en el período comprendido entre el final de la guerra del Pelopo- neso y la paz del Rey (403-386), del análisis prosopográfico de las figuras individuales protagonistas del momento, combinado con la aproximación a las realidades sociales, no se puede deducir que haya posiciones me- cánicamente encuadradas, permanentes o inmovilistas de los políticos en facciones o corrientes, comparables a los partidos de la Historia contempo- ránea 1 . El estudio de las oscilaciones individuales de los personajes y de los posibles encuadramientos ocasionales, de las coincidencias y diferencias entre ellos, así como de las etiquetas que a veces reciben en las fuentes como partidarios del dêmos o de los olígoi, aconsejan huir del simplismo y, sobre todo, del modernismo, como por ejemplo el que se halla presente en los planteamientos de Barbieri, Bruce, Perlman, Kounas, Bonamente y Bianco, que siguen en su explicación una estructura tripartita, formada por un partido [sic] demócrata radical o de izquierda, un partido moderado o de centro y un partido oligárquico o de derecha, en el caso de Dionysios Kounas cada uno subdividido además en tres «alas» según el grado de conservadurismo o radicalismo, con lo que tratan de explicar cualquier acontecimiento de la política interior y exterior ateniense de estos años por la imposición de uno u otro, sin variantes, sin matices, sin posiciones CÉSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I) PROSOPOGRAFÍA POLÍTICA ATENIENSE * * Este artículo se inscribe en el Proyecto de Investigación HUM 2007-61213, finan- ciado por el Ministerio de Educación y Ciencia. 1 Sobre el uso de la palabra «político» en relación con la Grecia antigua y los términos correspondientes que pueden considerarse equivalentes, junto a la necesidad de matizaciones semánticas, véase M.H. HANSEN, The Athenian ‘Politicians’, 403-322 B.C., «GRBS», 24 (1983), pp. 33-55.

Transcript of DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I...

Page 1: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

El objetivo del presente trabajo consiste en intentar demostrar que, al menos en el período comprendido entre el final de la guerra del Pelopo-neso y la paz del Rey (403-386), del análisis prosopográfico de las figuras individuales protagonistas del momento, combinado con la aproximación a las realidades sociales, no se puede deducir que haya posiciones me-cánicamente encuadradas, permanentes o inmovilistas de los políticos en facciones o corrientes, comparables a los partidos de la Historia contempo-ránea1. El estudio de las oscilaciones individuales de los personajes y de los posibles encuadramientos ocasionales, de las coincidencias y diferencias entre ellos, así como de las etiquetas que a veces reciben en las fuentes como partidarios del dêmos o de los olígoi, aconsejan huir del simplismo y, sobre todo, del modernismo, como por ejemplo el que se halla presente en los planteamientos de Barbieri, Bruce, Perlman, Kounas, Bonamente y Bianco, que siguen en su explicación una estructura tripartita, formada por un partido [sic] demócrata radical o de izquierda, un partido moderado o de centro y un partido oligárquico o de derecha, en el caso de Dionysios Kounas cada uno subdividido además en tres «alas» según el grado de conservadurismo o radicalismo, con lo que tratan de explicar cualquier acontecimiento de la política interior y exterior ateniense de estos años por la imposición de uno u otro, sin variantes, sin matices, sin posiciones

CÉSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I)

PROSOPOGRAFÍA POLÍTICA ATENIENSE*

* Este artículo se inscribe en el Proyecto de Investigación HUM 2007-61213, finan-ciado por el Ministerio de Educación y Ciencia.

1 Sobre el uso de la palabra «político» en relación con la Grecia antigua y los términos correspondientes que pueden considerarse equivalentes, junto a la necesidad de matizaciones semánticas, véase M.H. HANSEN, The Athenian ‘Politicians’, 403-322 B.C., «GRBS», 24 (1983), pp. 33-55.

Page 2: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

38 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

flexibles2. Del mismo modo, Sealey y Pecorella Longo identifican tres grupos, con una carácter más personalista, pero igualmente rígido: los de Trasibulo, los de Céfalo y los de Agirrio, agrupamientos que, como se verá, no se corresponden con los datos de las fuentes3. Estudios anteriores de principios del siglo XX, como los de Pareti, Cloché y Mathieu, simpli-ficaban aún más el panorama al basarse exclusivamente en una dicotomía entre oligarcas y demócratas4; pero también lo hace Mossé ya en los años 60, de Sensi Sestito a finales de los 70 y Sancho Rocher hace apenas cuatro años, bien que la italiana matiza que se trataría de dos corrientes, una oligárquica y otra democrática, esta última escindida en un grupo de orientación moderada y otro de orientación radical, mientras la española distingue una clase acomodada que integra fundamentalmente a los anti-guos Tres Mil de la oligarquía y la gran mayoría demócrata y anónima5. Por el contrario, Barry Strauss cree que hubo al menos seis facciones en juego, aunque tiene en cuenta individuos de los que apenas conocemos el nombre6; Strauss piensa asimismo que hubo más conflicto y desunión de

2 G. BARBIERI, Conone, Roma 1955, passim; I.A.F. BRUCE, Athenian Foreign Policy in 396-395 B.C., «CJ», 58 (1963), pp. 289-295, esp. p. 290; Id., An Historical Commentary on the Hellenica Oxyrhynchia, Cambridge 1967, esp. pp. 51-54; S. PERLMAN, The Causes and the Outbreak of the Corinthian War, «CQ», 14 (1964), pp. 64-81; D.D.A. KOUNAS, Prelude to Hegemony. Studies in Athenian Political Parties from 403 to 379 B.C. Per-taining to the Revival of Athenian Infl uence in Greece, Diss. University of Illinois 1969, passim; G. BONAMENTE, Studio sulle Elleniche di Ossirinco. Saggio sulla storiografi a della prima metà del IV secolo a.C., Perugia 1973, esp. pp. 60-63; E. BIANCO, L´attualità di Alcibiade nel dibattito politico ateniese all´inizio del IV secolo a.C., «RSA», 22-23 (1992-93), pp. 7-23; ID., Atene «come il sole». L´imperialismo ateniese del V secolo a.C. nella storia e oratoria politica attica, Alessandria 1994, pp. 1-40.

3 R. SEALEY, Callistratos of Aphidna and his Contemporaries, «Historia», 5 (1956), pp. 179-184; C. PECORELLA LONGO, “Eterie” e gruppi politici nell´Atene del IV sec. a.C., Firenze 1971, pp. 53-59, esp. p. 57.

4 L. PARETI, Cratippo e le “Elleniche” di Oxyrhynchos, «SIFC», 19 (1912-13) = Studi minori di storia antica, II: Storia greca, Roma 1961, esp. pp. 352-356); P. CLOCHÉ, Les confl its politiques et sociaux à Athènes pendant la guerre corinthienne (395-387 avant J.-C.), «REA», 21 (1919), pp. 157-192 ; ID., La politique étrangère d´Athènes de 404 à 338 av. J.-C., Paris 1934, pp. 6-10; G. MATHIEU, La réorganisation du corps civique athénien à la fi n du Ve siècle, «REG», 40 (1927), pp. 65-116.

5 C. MOSSÉ, La fi n de la démocratie athénienne. Aspects sociaux et politiques du déclin de la cité grecque au IVe siècle avant J.-C., Paris 1962, pp. 287-302 ; G. SENSI SESTITO, Correnti, leaders e politica estera in Atene (400-395), «SicGymn», 32 (1979), pp. 1-42; L. SANCHO ROCHER, Los “moderados” atenienses y la implantación de la oligarquía. Corrientes políticas en Atenas entre 411 y 403 a.C., «Veleia», 21 (2004), esp. pp. 75-81.

6 B.S. STRAUSS, Athens after the Peloponnesian War. Class, Faction and Policy, 403-386 B.C., London 1986, pp. 89-120.

Page 3: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

39De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

lo que se reconoce7. Una aproximación más prudente y mesurada viene de la mano de Peter Funke, según el cual podemos conocer la prominencia política de ciertos individuos en los primeros años de la guerra de Corinto e incluso sus métodos para ganarse al pueblo haciendo uso del dinero público -Agirrio de Colito y Heraclides de Clazómenas con el pago por asistencia a la Asamblea-, pero no es posible identificar una línea política definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de la búsqueda de la consolidación del poder ateniense8; el sabio alemán pone el ejemplo de Trasibulo de Colito, que si para Kounas era un oligarca9, Pecorella Longo (como más tarde hará también Strauss) lo incluía entre los demócratas radicales10. El único estudioso reacio a poner etiquetas ha sido Robin Seager, para quien, por encima de desavenencias y rivalidades políticas entre sus líderes, una amplia mayoría del dêmos ateniense anhelaba la restauración del imperio marítimo, por lo que sus representantes se limitaron a encarnar ese deseo y canalizarlo, según el momento, a través de distintas vías que no difieren sustancialmente entre sí; en otras palabras, el pueblo ateniense era el aútentico motor de la dýnamis imperial de la ciudad11.

Por otro lado, en un trabajo distinto del ya citado, Saul Perlman juzgaba muy dudosa la existencia de un «partido de la paz» en la Atenas de co-mienzos del siglo IV y despojaba a las diferentes facciones de todo ideario, ciñendo sus diferencias a una cruda lucha de poder entre sus líderes en el interior en tanto que ese conflicto se diluye en política exterior, donde habría consenso en lo que se refiere a la recuperación del papel hegemónico de Atenas en el Egeo12. Cinzia Bearzot argumenta en cambio que un «programa pacifista», aun sin ser sistemático ni exacerbado, sino más bien rodeado de una cierta ambigüedad, recorre el siglo IV a través de la ideología de An-dócides, Isócrates, Esquines y en parte de Jenofonte13. Para Laura Sancho lo que no existiría sería una corriente moderada definida a finales del siglo V y

7 Es el caso de P. FUNKE, Homónoia und Arché. Athen und die griechische Staa-tenwelt vom Ende des Peloponnesischen Krieges bis zum Königsfrieden (403-387/6 v. Chr.), Historia Einzelschriften 37, Wiesbaden 1980, pp. 22-25.

8 Ibid. pp. 108-118 y p. 166 n. 118.9 KOUNAS, op. cit., pp. 71-73.10 PECORELLA LONGO, art. cit., p. 60; Strauss, op. cit., pp. 103-104.11 R. SEAGER, Thrasybulus, Conon and Athenian Imperialism 396-386 B.C., «JHS»,

87 (1967), pp. 95-115.12 S. PERLMAN, Athenian Democracy and the Revival of Imperialistic Expansion at

the Beginning of the Fourth Century B.C., «CPh», 63 (1968), pp. 257-267.13 C. BEARZOT, Da Andocide ad Eschine: motivi e ambiguità del pacifi smo ateniese

nel IV secolo a.C., en M. SORDI (a.c.), La pace nel mondo antico, CISA 11, Milano 1985, pp. 86-107.

Page 4: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

40 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

principios del IV; la «solución» terameniana sería una ficción historiográfica creada por la Athenaîon Politeía aristotélica en la segunda mitad del siglo IV, una obra que contrastaría con fuentes contemporáneas como Tucídides, Lisias y Jenofonte14. Desde nuestro punto de vista, más que cuestionar las fuentes, habría que analizar las aparentes contradicciones como parte de la compleja realidad sociopolítica.

Ciertamente Trasibulo de Colito es un ejemplo claro de las dificultades para encasillar a las personas de manera mecánica, pero resulta signifi-cativo de cómo los de File, a pesar de haber luchado contra la oligarquía, podían seguir una trayectoria que se podría calificar de oligárquica, lo que ayuda a comprender la deriva tomada por la restauración. Del mismo modo, de los comportamientos de Agirrio se puede deducir al menos una actitud inclinada a favorecer al pueblo, no sólo de instrumentalización, «para ganárselo». Demóstenes XXIV (Contra Timócrates) 134 revela cómo los conflictos derivan de las rivalidades al implicar que su falta de honestidad y condena no se contradice con que mantuviera una actitud «demótica». Las etiquetas indicadas obvian los cambios de las personas y de las circunstancias históricas dinámicas. Céfalo y Epícrates continuaron activos en estos años, pero no se puede demostrar su colaboración ni la influencia de sus grupos. De otros individuos no se puede decir ni eso: Egnatio o Cinesias sólo son conocidos por promover un decreto de alianza con Eretria (el primero) u honores a Dionisio de Siracusa (el segundo), sin que se pueda decir otra cosa que no sean especulaciones. En el caso de Cinesias lo que se conoce no permite establecer una filiación clara en el plano de los agrupamientos políticos, y aún menos en el de las ideas.

Otro ejemplo de ausencia de un perfil político definido entre los hombres públicos de la Atenas de las primeras décadas del siglo IV lo encontramos en Ifícrates de Ramnunte15. Dotado de un incuestionable talento para la estrategia militar y no exento de capacidad para la oratoria (D.H. Lys. 12; Ps.Dem. XLIX, Contra Timoteo 9; Aristeid. XLIX, Tercer discurso sagrado, 384; Plu. Mor. 813A), este ateniense de extracción humilde -hijo de un zapatero remendón, afirmaba que su linaje comen-zaba con él (Lys. fr. 7, 5; Arist. Rh. 1367 b 18; Plu. Mor. 186F, 187B)16-,

14 SANCHO ROCHER, art. cit., pp. 73-98.15 Sobre Ifícrates pueden verse en general los recientes trabajos de E. BIANCO,

Ifi crate, ·»twr kaˆ strathgÒj, «MGR», 21 (1997), pp. 179-207 y C. FORNIS, TÕ xenikÕn ™n Kor…nqJ: Ifícrates y la revolución subhoplítica, «Habis», 35 (2004), pp. 71-86, que recogen la bibliografía anterior.

16 Para el stémma genealógico de Ifícrates, véase la Tabla VI de J.K. DAVIES, Athe-nian Propertied Families 600-300 B.C., Oxford 1971. Como el propio Davies señala (pp.

Page 5: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

41De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

pero que llegó a amasar una considerable fortuna (Dem. XXI, Contra Midias, 62) y a desposar a la hija del rey tracio Cotis17, no parece haber desarrollado una carrera política propiamente dicha. De hecho las pági-nas que dedica Strauss a los intereses o conexiones políticas de Ifícrates encierran demasiada incertidumbre: quizá era phílos de Agirrio y Dióti-mo, puede que fuera rival de Cabrias, quizá Éunomo y Deméneto fueron también sus phíloi e incluso se podría considerar añadir a Cleobulo de Acarnas...18 Y es que resulta un ejercicio de futilidad buscar afinidades y lealtades en detalles que, más que circunstanciales, parecen irrelevantes, como el hecho de que Ifícrates sirviera junto a, o bien a las órdenes de, o al mando de tal o cual individuo en una determinada campaña, lo mismo que buscar adversarios o enemigos políticos entre quienes precisamente no combatieron a su lado. Particular atención merece un presunta, mas indemostrable, vinculación con Conón, inferida única y exclusivamente del hecho de que, durante la guerra de Corinto, Ifícrates fue jefe de un contingente de peltastas mercenarios19 que operó en la Corintia sufragado con fondos persas cuando el de Anaflisto era, junto al sátrapa Farnabazo, responsable de la flota del Gran Rey20. De forma más realista, Elisabetta

248-249), que exista algún vínculo con el génos de los Praxiérgidas (su hermano Tisias dedicó un altar a Heracles con ayuda de miembros del mismo) no influye necesariamente en el estatus social de Ifícrates (prominente en virtud de una presunta pertenencia a este génos, en opinión de K.L. SINGH, The Impact of Family Relationship on Athenian Politics 594-322 B.C., Diss. University of Wisconsin 1971, p. 17 n. 37, p. 131).

17 NEP. Iphicr. 3, 4 asevera que de dicha unión nació su hijo Menesteo. Demóste-nes (XXIII, Contra Aristócrates, 129) emplea un término más genérico, khdest»j, para definir el parentesco por afinidad entre Ifícrates y Cotis, comparándolo además con el de Cersobleptes y Caridemo -el primero habría desposado a una hermana del segundo-, por lo que Davies, op. cit., p. 249, que ignora el testimonio de Nepote, opina que Ifí-crates fue cuñado y no yerno del reyezuelo tracio. Antes que a Ifícrates, Lisias (XXVIII, Contra Ergocles, 5) asegura que a Trasibulo de Estiria le fue ofrecida la mano de la hija de otro dinasta tracio, Seutes, a quien el de Estiria había hecho aliado de Atenas después de reconciliarlo con el rey odrisa Amédoco, pero en aquella ocasión el estratego ateniense rehusó.

18 STRAUSS, op. cit., pp. 155-156.19 Su juventud (IUST. VI, 5, 1-2; OROS. III, 1, 21), el carácter mercenario de las

tropas que mandaba y su larga permanencia en la Corintia hacen preferible el término «jefe de mercenarios» o «jefe de peltastas», como emplea Jenofonte (HG. IV, 5, 13: tîn peltastîn ¨rcwn), al de strategós (sólo atestiguado Harp. s.u. xenikÕn ™n Kor…nqJ) para los comienzos de la carrera de Ifícrates (cf. FORNIS, art. cit., pp. 75-76).

20 No pocos estudiosos (H.W. PARKE, The Development of the Second Spartan Empire (395-371 B.C.), «JHS», 50 (1930), p. 51; SEALEY, art. cit., p. 184; L. SAUR, Thrasybule de Stiria: une certaine idée d´Athènes, Diss. Université de Liège 1978, p. 239; W. LEN-GAUER, Greek Commanders in the 5th and 4th Centuries B.C. Politics and Ideology:

Page 6: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

42 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

Bianco reconoce que «non è facile collocare Ificrate nel dibattito politico ateniese»21. Como en el caso de su contemporáneo Cabrias de Exone22, con el que suele compartir el no muy apropiado calificativo de «condo-ttiero» en la historiografía moderna, Ifícrates se nos presenta ante todo como un hombre de armas, un jefe militar y un reformador táctico que dejó su impronta en esta disciplina mientras escapa a cualquier tipo de caracterización política. Todo lo más que puede deducir es que los inte-reses de personajes de este tipo no pasaban por una definición concreta en el campo de las rivalidades políticas. Sus aspiraciones se satisfacían en otros campos.

El punto de partida para nuestro análisis lo hallamos en el conocido pasaje de las Helénicas de Oxirrinco, el primero de los fragmenta Lon-dinensia, a propósito del incidente protagonizado por Deméneto, que consideramos clave tanto para la comprensión de los acontecimientos de la Atenas de comienzos del siglo IV como para la definición de posiciones personales de los políticos contemporáneos. Dicho episodio está ausente de la principal fuente ara el período, las Helénicas de Jenofonte. En una

A Study of Militarism, Warszawa 1979, p. 110; STRAUSS, op. cit., p. 133; J. BUCKLER, Aegean Greece in the Fourth Century, Leiden 2004, p. 112) piensan que Ifícrates fue nombrado directamente por el almirante vencedor en Cnido, de lo que se desprendería una asociación política entre ambos (a través de Conón, Sealey le relaciona también con la facción de Agirrio e incluso, lo mismo que Saur y Strauss, anota la posibilidad de que Ifícrates y Conón fueran parientes, simplemente porque sus padres se llamaban del mismo modo, Timoteo [PAUS. IX, 14, 6; IG II2 3774], un nombre que, como a justo título recuerda Davies, op. cit., p. 249, está atestiguado en veintiún demos; tampoco tiene trascendencia que Ifícrates procediera del mismo demo que Aristófanes, lugarteniente de Conón, pace Strauss), pero los vínculos, ya sean políticos o de cualquier otra índole, no están ni mucho menos claros (cf. SEAGER, art. cit., p. 103; FUNKE, op. cit., p. 109 n. 22; BIANCO, art. cit. (1997), pp. 191-192). De hecho, más adelante Ifícrates mantendría una relación escasamente afectuosa con el hijo de Conón, también llamado Timoteo, pese a que había desposado a su nieta (PS.DEM. XLIX, Contra Timoteo, 66; SEALEY, ibid., trata de salvar su posición arguyendo que «una vez logró prestigio, Ifícrates se independizó»); es igualmente incierto ligar la suerte de Ifícrates a las de Conón y Agirrio y no a sus propios méritos o deméritos. Cf. también BARBIERI, op. cit., pp. 195-199, que afirma que Conón instituyó, organizó y financió el contingente de mercenarios, aunque dejaría que la ciudad eligiera a su comandante.

21 BIANCO, art. cit. (1997), pp. 191-193. Las dudas se mantienen durante su larga carrera militar: PECORELLA LONGO, op. cit., pp. 64-66 se plantea si, en el juicio que se siguió contra él en 354/3, Ifícrates se sirvió de una hetería, como dice un Polieno (III, 9, 29) cuyo testimonio tiende a ser desestimado, aunque en cualquier caso la italiana alinea a Ifícrates y a Cabrias con las tesis de Calístrato de Afidna entre 386 y 362.

22 Sobre el cual véase ahora E. BIANCO, Chabrias Atheniensis, «RSA», 30 (2000), pp. 47-72.

Page 7: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

43De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

23 Las distintas posibilidades cronológicas y las razones de las discrepancias están recogidas en C. FORNIS, Las causas de la guerra de Corinto: un análisis tucidídeo, «Gerión», 25.1 (2007), p. 208 n. 126.

24 AESCH. II (Acerca de la embajada fraudulenta) 78. Sobre la familia de Deméneto, DAVIES, op. cit., pp. 103-106.

25 Según R. DEVELIN, Athenian Offi cials 684-321 B.C., Cambridge 1989, p. 206 este hecho en sí mismo no descarta que Deméneto pudiera ser un servidor público, en concreto un estratego, pero el meticuloso lenguaje del anónimo de Oxirrinco lo hace muy improbable. STRAUSS, op. cit., p. 110 da por seguro que Deméneto pertenecía a la facción de Epícrates y Céfalo (sobre los cuales vid. infra), mientras G. BESSO, L´azione politica in Atene all´inizio del IV secolo a.C.: gli “amici” di Conone, «Quaderni Dip. Filol. Ling. Trad. Class. A. Rostagni», 13 (1999), pp. 126-127 lo hace amigo de Conón e incluso sospecha que éste pudo estar detrás de todo el asunto.

26 Contra esta identificación, asumida por la crítica moderna desde E. MEYER, Theopomps Hellenica, Halle 1909, p. 49, se han pronunciado PARETI, art. cit., p. 354 y PECORELLA LONGO, op. cit., p. 53 n. 3; para SANCHO ROCHER, art. cit., p. 78, «la expresión engloba a todos los dirigentes», pero, amén de que sabemos que Epícrates y Céfalo sí deseaban la guerra con vehemencia, su analogía con la descripción que el anónimo oxirrinquio hace de los grupos tebanos (oƒ bšltistoi kaˆ gnwrimètatoi) no es procedente ya que en este caso se trata de dos grupos oligárquicos, con un bagaje ideológico y económico semejante, que únicamente discrepan en cuanto a su relación con Esparta. Con buen criterio SEALEY, art. cit., p. 179 y SEAGER, art. cit., pp. 95-96, además de Pecorella Longo, ibid., matizan que esta descripción es más social que política, esto es, no se aplica a un grupo o facción políticamente activa, sino a un sector de la sociedad ateniense –con independencia de si responden o no a un concepto restrictivo de clase- que temía la guerra contra Esparta –en lo que coincidía con el conjunto de la ciudadanía- sin por ello ser laconizante (como lo es en su mayoría para CLOCHÉ, art. cit., p. 158 y op.cit., pp. 7-8, 12 y para KOUNAS, op. cit., pp. 61-62; según BRUCE, art.

fecha incierta, probablemente el invierno de 396/5 o la primavera de 39523, Deméneto de Peania, miembro del aristocrático linaje de los Bucígidas24, con la complicidad de los buleutas pero sin respaldo oficial – «se dice» (æj lšgetai) que había informado en secreto a la Boulé25 –, equipó y fletó un trirreme de los muelles para unirse a la armada persa comandada por Conón. Más que la nave, ineficaz por sí sola, lo que tiene importancia es el gesto, que sin duda pretendía provocar una reacción antiespartana entre la ciudadanía ateniense. Al mismo tiempo el hecho de que se tratara de una nave del Estado ponía en un serio compromiso la posición oficial ateniense, con el consiguiente riesgo de represalia por parte lacedemonia. Sin embargo, el historiador de Oxirrinco nos dice que quienes estaban satisfechos con la situación actual (œstergon t¦ parÒnta) y deseaban evitar, al menos por ahora, el conflicto directo con Esparta, aquellos de posición acomodada (a los que se refiere con las expresiones oƒ ™pieike‹j kaˆ t¦j oÙs…aj œcontej, «los ilustres y con propiedades», gnèrimoi kaˆ car…entej, «notables y cultivados»26), reaccionaron alarmados y provocaron

Page 8: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

44 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

cit., pp. 290-291 se trataría de oligarcas no laconófilos temerosos de que los problemas con Esparta trajeran el fin de la amnistía en Atenas).

27 Hel. Oxy. 6 (citamos de la canónica de Vittorio Bartoletti en Teubner [Leipzig, 1959], aunque existe un nueva edición a cargo de Mortimer Chambers [Stuttgart-Leipzig, 1993], que tiene la dificultad de que presenta una nueva y diferente numeración de los fragmenta). SENSI SESTITO, art. cit., pp. 17-21 sostiene que todos los de la corriente demócrata, ya fueran radicales o moderados, actuaron en concierto y no es lícito atribuir la acción de Deméneto exclusivamente a la facción de Epícrates y Céfalo. Esta última nunca podía ser mayoritaria, como quieren BRUCE, art. cit., p. 290 y SAUR, op. cit., p. 235, interpretando «los muchos y los del pueblo» en un sentido numérico y no políti-co, pues en tal caso la Asamblea no habría denunciado la acción de Deméneto. En su discurso XI (Sobre la herencia de Hagnias) 48, Iseo registra un caso asombrosamente similar protagonizado por un tal Macarto, quien en una fecha desconocida vendió su tierra, compró y equipó un trirreme con el que zarpó para Creta, llevando también a su demo la inquietud de que el incidente provocara la guerra con los lacedemonios.

28 Cf. AR. Eccl. 197-198, con la famosa dicotomía entre los pobres que quieren sacar al mar las naves frente a los ricos que se oponen a ello.

29 W.R. Connor, The New Politicians of Fifth Century Athens, Princeton 1971, p. 70, seguido por SENSI SESTITO, art. cit., p. 16 n. 44, asegura que siempre que después de la fórmula οιϑ περιϖ ... o bien οιϑ ανφιϖ ... leamos más de un nombre nos encontramos ante una «coalición» de dos o más grupos. KOUNAS, op. cit., pp. 102-105, como C. BEARZOT, Platone e i “moderati” ateniesi, «MIL», 37 (1981), pp. 20-21, incluyen en esta corriente de opinión a Arquino, pero el primero pervierte todo su análisis al hablar de un «partido de centro» en el que tienen cobijo «moderados» y «liberales», mientras SINGH, op. cit., p. 112 hace lo propio con Agirrio sin otra base que el hecho de que éste fuera nombrado estratego en el Helesponto a la muerte de Trasibulo.

30 En lugar de una persecución, AESCH. II (Acerca de la embajada fraudulenta) 78 recoge una escaramuza contra el lacedemonio Quilón de la que salen airosos Deméneto y Cleobulo –tío precisamente de Esquines-, aunque reiteramos que no hay seguridad de que el orador se esté refiriendo a este incidente (DAVIES, op. cit., p. 544 y G.L.

tal alboroto que los buleutas se vieron obligados a convocar a la Asamblea (tÕn dÁmon), donde los polîtai decidieron seguir el consejo de Trasibulo, Ánito y Ésimo de denunciar el hecho a Milón, harmosta de Egina, y ne-gar cualquier responsabilidad de la ciudad en el asunto (æj oÙ met¦ tÁj pÒlewj taàtai pepoihkÒta)27. Este grupo social sería obviamente el más perjudicado en caso de guerra con Esparta, pues por un lado sus campos sufrirían las invasiones del ejército lacedemonio y por otro sobre ellos mismos recaería el mayor esfuerzo económico a través de contribuciones extraordinarias (eisphoraí) y de liturgias ahora que el tributo imperial se había evaporado junto con la arché28. En el plano político muy posi-blemente nos encontramos aquí con la acción unitaria de tres facciones diferenciadas, cada una con su prostátes, que colaboran ante una situación determinada como ésta de Deméneto29. Al final Milón no logró interceptar a Deméneto en las proximidades de Tórico, en la costa este del Ática, y el ateniense consiguió su objetivo de unirse a Conón30.

Page 9: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

45De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

CAWKWELL, The Imperialism of Thrasybulus, «CQ», 26 (1976), pp. 272-273 n. 14 lo lle-van al año 388, durante la estrategia de Deméneto en el Helesponto; cf. también M.H. HANSEN, Rhetores and Strategoi in Fourth-Century Athens, «GRBS», 24 (1983), p. 163: «antes de 388»). No volvemos a tener noticias de él precisamente hasta este generalato en el Helesponto en 388/7 y 387/6 (X. HG. V, 1, 26), que de alguna forma confirma su prominencia política.

31 W. J. MCCOY, Thrasybulus and his Trierarchies, «AJPh», 112.3 (1991), p. 304.32 D. KAGAN, The Fall of the Athenian Empire, Ithaca-London 1987, pp. 138-139.33 MCCOY, art. cit., p. 306.34 Ibid., p. 311.35 Ibid., p. 317.

De los tres individuos mencionados por el anónimo de Oxirrinco, des-taca prima facie Trasibulo de Estiria, tanto por su poderosa personalidad como por la mayor información que tenemos sobre él. Curiosamente no conocemos nada de su padre, Lico, ni de su familia, pero de sus trierarquías en 412/1 y 406/5 (Th. VIII, 73, 4; X. HG. I, 6, 35) y de las confiscaciones sufridas a manos de los Treinta (Isoc. XVIII, Recurso contra Calímaco, 23) se infiere que tenía medios económicos. Las contradicciones de la actitud de Trasibulo podrían haberse revelado desde entonces si se encontrara entre los trierarcos citados por Tucídides (VIII, 47, 2) como partidarios de derrocar la democracia31. Trasibulo se separaría más tarde de los conspiradores al ver el fracaso de las negociaciones de Alcibíades, según la interpretación de Kagan32, que considera que los «moderados» debieron de dejar de ver perspectivas favorables en la acción de Alcibía-des. Pero McCoy piensa que el Estirieo podría no estar todavía en Samos en el momento de la conspiración antidemocrática de los trierarcos33. En VIII, 73, 4 aparece como objeto de confianza del dêmos. Ésa sería la base de que luego los demócratas solicitaran su apoyo34. Tucídides (VIII, 81, 1) lo considera uno de los promotores de la «nueva» democracia, en la preparación del camino de Alcibíades35. Se define por tanto una posición contraria a la oligarquía pero en la línea de una democracia desnatura-lizada, como la que triunfaría en la restauración. Se trataría de ganar la guerra con el apoyo de Tisafernes y Alcibíades sin cambiar el régimen, a pesar de lo que había sucedido en la ciudad. De este modo, Trasibulo se vincula y aboga por el regreso de Alcibíades, con quien sirvió durante cuatro años; aunque ligado también a Terámenes, no se inclinó hacia la oligarquía. Combatió como trierarco en las Arginusas y permaneció en un segundo plano en el juicio (X. HG. I, 6, 35; 7, 17).

Tras el acceso al poder de los Treinta se exilia en Tebas, organiza y lidera a los exiliados atenienses en su lucha contra los tiranos (X. HG. II, 4, 2 ss.; Arist. AP. 37, 1 ss.; D.S. XIV, 32, 1 ss.). Según Diodoro (XIV, 32,

Page 10: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

46 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

36 Trasibulo estableció vínculos personales con aristócratas tebanos, en particular con Ismenias, prostátes de la facción antilaconia, una relación basada en la ayuda y beneficio mutuos, como bien ha visto R.J. BUCK, Ismenias and Thrasybulus, «AncW», 36 (2005), pp. 34-43, de la que se derivan importantes consecuencias políticas en virtud de la influencia que ambos ejercieron durante un tiempo en sus respectivos estados. Cf. también STRAUSS 1986: 107: «ties of philia with leading Boeotians»; SINGH, op. cit., pp. 92-93, 108-109 va más lejos al suponer un vínculo de xenía, de hospitalidad o amistad ritualizada, ciertamente por atestiguar.

37 Entre los extranjeros que apoyaron a los demócratas en File y el Pireo parece haber un nutrido grupo llegado de Tracia, tierra en la que Trasibulo pudo haber tenido amistades de carácter personal según D.F. MIDDLETON, Thrasyboulos´ Thracian Support, «CQ», 32 (1982), pp. 298-303, que recuerda que el de Estiria sirvió como estratego en esa área geográfica de manera más o menos continuada desde 411/0 a 390/89.

5-6; cf. Iust. V, 9, 13), los Treinta habían intentado convencerle para que ocupara el lugar de Terámenes entre ellos, pero se negó. En Tebas anuda presumiblemente lazos de philía, sin descartar la xenía, con prominentes tebanos36, que pudieron sumarse a los vínculos que parece tener en Tracia37; en 395, con motivo de la alianza que contraen, la relación entre Tebas y Atenas queda escenificada por las enormes estatuas de Heracles y Atenea que Trasibulo dedicó en el templo de Heracles en la ciudad beocia (Paus. IX, 11, 6). Desde Tebas Trasibulo inicia la oposición a los Treinta, apode-rándose de File inmediatamente después de la muerte de Terámenes (X. HG. II, 4, 1-2) y de que los Treinta agudizaran la represión (II, 4, 8-10), ya que Critias se dedicó a comprometer a los caballeros y los hoplitas del catálogo en acciones represivas -como se ve en el discurso pronunciado en el Odeón- con el apoyo de las fuerzas de los lacedemonios, lo que aumenta la oposición entre miembros de la oligarquía. Trasibulo y sus seguidores llegaron al Pireo desde File (II, 4, 11) y se concentraron en Muniquia. Entre tanto, en la ciudad, derrocaron a los Treinta y eligieron a diez ciudadanos como autokrátoras (Arist. AP. 38, 1), los cuales, contra el parecer de los que conservaban la ciudadanía, los Tres mil (ibid. 37, 2), citados también en Jenofonte como parte del ejército con que los Treinta atacaron a los de File junto con la caballería (HG. II, 4, 2), pidieron ayuda a los lacedemonios; para conservar el poder y sembrar el terror, mataron a Demáreto y controlaron la situación con el apoyo del harmosta espartano Calibio, que había sido enviado por Lisandro en apoyo de los Treinta (HG. II, 3, 14) y había formado la guarnición de la Acrópolis (Arist. AP. 37, 2). El complejo panorama revela que entre los enemigos de los Treinta había quienes trataron de mantenerse en el poder alcanzado tras su expulsión con el respaldo de los espartanos de Lisandro. Por otro lado, los Tres mil, insertos en el catálogo por los Treinta, se oponen a buscar nuevos apoyos

Page 11: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

47De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

38 A nuestro conocimiento KOUNAS, op. cit., pp. 119-123 es el único estudioso que niega a Trasibulo el papel de artífice de esta alianza.

39 IG II2 14. La principal fuente literaria es X. HG. III, 5, 7-17, pero cf. también LYS. XVI (En favor de Mantíteo) 3; ISOC. XIV (Plateense) 27-28; ANDOC. III (Sobre la paz con los lacedemonios) 25; PHILOCH. FGrH 328 F 148; PAUS. III, 5, 3-4; PLU. Lys. 28, 3; 29, 1.

lacedemonios una vez derrotados los Treinta. Seguramente es una actitud dominante entre los hoplitas, ya que, en Jenofonte (HG. II, 4, 22), los arcontes tienen que impedir que escuchen el mensaje de los heraldos de Trasibulo en el Pireo, sin duda porque sus argumentos podían ser compar-tidos por ellos. Las diferencias internas se ponen de relieve expresamente en II, 4, 23. Más tarde (II, 4, 28), también los del catálogo pidieron ayuda a Lacedemonia desde la ciudad. Una vez restaurada la democracia, un decreto de Trasibulo proponía que se concediera la ciudadanía a todos los que combatieron con él desde File, entre los que habría esclavos, pero fue anulado por ilegalidad a través de una graphè paranómon de Arquino (ARIST. AP. 40, 2; Aesch. III, Contra Ctesifonte, 195 con escolio); en 401/0, otro pséphisma de Trasibulo, que esta vez sí salió adelante de forma definitiva, otorgaba la ciudadanía a los metecos que había venido de File y a los que se habían unido en el camino al Pireo, mientras que los otros metecos de Muniquia y el Pireo recibían privilegios menores (IG II2 10 y 2403; cf. AESCH. III, Contra Ctesifonte, 187-190).

Pues bien, si en el episodio de Deméneto hemos visto a Trasibulo en-friar los belicosos ánimos de muchos de sus conciudadanos, apenas unos meses después, en el verano de 395, el Estirieo se convierte en el arquitecto de una alianza con Tebas que involucra a los atenienses en la guerra de Corinto. Merced a su decisivo patrocinio político38, el dêmos ateniense votó a favor de concertar una summac…a defensiva bien atestiguada literaria-mente y conservada parcialmente en piedra39. Andócides III (Sobre la paz con los lacedemonios) 25 subraya que, puesto que ni la ciudad ni el puerto del Pireo tenían murallas y la flota se limitaba a doce naves, los atenienses depositaron su confianza en la poderosa fuerza hoplítica y de caballería de los beocios, la segunda en número y calidad dentro del mundo griego (once mil hoplitas y mil cien jinetes). Pero si hacemos caso de las palabras de Praxágora en La Asamblea de las mujeres aristofánica (194-196), con toda la cautela que exige el género cómico, la alianza con Beocia no fue respaldada por el dêmos ateniense de manera tan unánime como quiere Jenofonte (HG. III, 5, 16), o cuando menos pronto empezaron a surgir las críticas, pues dice la asambleísta que cuando las cosas no marchaban

Page 12: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

48 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

40 Cf. CLOCHÉ, art. cit., p. 170, que habla de «unanimité factice et superficielle». El proponente del decreto fue sin duda un personaje desconocido para nosotros, de segunda fila, ya que los jefes de facción, como en este caso Trasibulo, evitaban ex-ponerse personalmente (el escolio al verso 196 señala erróneamente a Conón, que ni siquiera se encontraba entonces en Atenas, pues seguía al mando de la armada persa). Consideramos excesivamente sutil la interpretación de M. GIGANTE, Echi di vita politica nella `Eccleziazuse´ di Aristofane, «Dioniso», 11 (1948), pp. 147-151 de que la fuga no sería literal, sino un abandono de la causa belicista por la pacifista, de modo que estaría aludiendo a Epícrates de Cefisia. Tampoco concedemos excesivo crédito a la idea de F. SARTORI, Elementi storici del tardo teatro aristofanico e documentazione contemporanea, en «Akten des VI. internationalen Kongresses für griechische und lateinische Epigraphik (München 1972)», Vestigia 17, München 1973, p. 336 de que, a pesar del singular, por tÕ summacikÒn ha de entenderse no una alianza concreta, individual, sino el conjunto de alianzas sustanciadas en el sinedrio de Corinto.

41 SEAGER, art. cit., pp. 97-98; STRAUSS, op. cit., p. 112.42 Las clases más desfavorecidas, las más inclinadas a la guerra por las posibilidades

de independencia y de renacimiento imperial que puede traer, recibían un fuerte respaldo a su ánimo belicista, mientras que algunos sectores de las clases propietarias opondrían ahora menos resistencia porque el oro del bárbaro evitaría, o al menos aligeraría, las pesadas cargas de guerra sobre sus patrimonios (cf. CLOCHÉ, op. cit., p. 13; T. ALFIERI TONINI, L´ultima fase della carriera politica di Trasibulo, «RIL», 106 (1972), p. 129).

43 La defección del imperio espartano de la estratégica isla de Rodas y la subsiguiente instauración de un régimen democrático tuvieron a buen seguro efectos sobre la situación interna en Atenas: véase C. FORNIS, art. cit. (2007), esp. pp. 203-205.

como se esperaba, el orador que la propuso hubo de salir huyendo40. En este mismo sentido, la exhortación a la lucha que los embajadores tebanos dirigen a los que estuvieron «entre los de la ciudad» (X. HG. III, 5, 9), es decir, a los que formaron parte de los Tres Mil durante la oligarquía, obviamente hombres de propiedad, deja entrever que este sector social no alberga tanto ardor guerrero como el plêthos41, mientras que, por otro lado, Lisias XVI (En favor de Mantíteo) 15 denota cierta pusilanimidad entre las filas atenienses que combatieron en Nemea.

Cabe preguntarse qué había sucedido en apenas un año para provocar semejante cambio de actitud de Trasibulo, quien parece aglutinar en torno a sí a una mayoría del políteuma o cuerpo cívico ateniense. La respuesta es que es en este momento, y no antes, cuando se dan las condiciones políticas y económicas para intentar con ciertas garantías sacudirse el dominio lacedemonio. En este intervalo de tiempo se había materiali-zado el compromiso de financiación persa encarnado en la persona de Timócrates42, que venía a consolidar el anterior logro de Conón al privar a Esparta de la estratégica base naval de Rodas43. No menos importante fue el ofrecimiento de alianza de los beocios, en el plano militar porque disponían del segundo mejor ejército hoplítico de Grecia, en el personal

Page 13: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

49De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

44 Vid. supra n. 36.45 Tanto CLOCHÉ, art. cit., pp. 163-165 y op. cit., pp. 14-16 como BRUCE, art. cit.,

pp. 293-294 destacan sobre todo la amistad de los poderosos vecinos beocios; también lo hace S. ACCAME, Ricerche intorno alla guerra corinzia, Napoli 1951, pp. 49-51, que añade además los ecos de la victoria de Agesilao en el río Pactolo (que si de un lado infundiría el temor a un incremento de la presión hegemónica espartana en Grecia, de otro inclinaría a los persas a comprometerse definitivamente en apoyar las actividades antiespartanas), argumento éste que es visto por PERLMAN, art. cit. (1964), p. 68 como la razón principal del cambio de opinión de Trasibulo; para D. KAGAN, The Economic Origins of the Corinthian War, «PP», 16 (1961), passim, esp. pp. 327-329 y ALFIERI TONINI, art. cit., p. 129 lo más importante era la ayuda financiera persa a unos estados griegos económicamente exhaustos; según SEAGER, art. cit., p. 98, SENSI SESTITO, art. cit., passim esp. pp. 38-42, FUNKE, op. cit., pp. 66-67 y BIANCO, op. cit., pp. 4-5 influyeron varios factores en distinta medida. No es admisible, porque no tiene el menor resquicio de sustento en las fuentes, la hipótesis de Strauss, op. cit., p. 111 de que Trasibulo pudo dejarse guiar de su propia ambición y, a fin de privar de gloria a su presunto rival político Conón -la hostilidad personal entre ambos no está en absoluto demostrada, a pesar de que es defendida por este autor, con más vehemencia que argumentos, en Thrasybulus and Conon. A Rivalry in Athens in the 390s B.C., «AJPh», 105 (1984) pp. 37-48)-, estaba dispuesto a precipitar una guerra terrestre para así asumir él mismo el mando.

46 Sobre estas batallas hoplíticas, consideradas victorias técnicas, que no estratégicas, de los lacedemonios y sus aliados, véase C. FORNIS, Ma&xh? kratei~n en la guerra de Corinto: las batallas hoplíticas de Nemea y Coronea (394 a.C.), «Gladius», 23 (2003), pp. 141-159.

47 La victoria de la flota fenochipriota comandada por Farnabazo y Conón, además de desmantelar temporalmente el dominio naval lacedemonio en el Egeo y la costa minorasiática, posibilitó el retorno del de Anaflisto a Atenas, donde, entre otras cosas, impulsó de manera decisiva una reconstrucción de los muros atenienses sufragada con fondos persas; véase C. FORNIS, “Konon, der Athen wieder zur Seeherrschaft führte (Kratipp. FGrHist 64 T 2), «Gymnasium», en prensa.

48 Para estos abortivos intentos de alcanzar una solución negociada a la guerra de Corinto, véase C. FORNIS, La imposible paz estable en la sociedad griega: ensayos de koinè eiréne durante la guerra de Corinto, «SHHA», 23 (2005), pp. 269-292.

porque, como hemos visto, el de Estiria tenía contraída una deuda de gratitud desde la acogida que Tebas dispensó a él y al resto de exiliados atenienses, así como presumibles lazos de philía o xenía con prominen-tes tebanos44. Y aún podemos encontrar un motivo más en la acentuación de la política imperial espartana, tanto en Grecia central como en Asia, donde Agesilao había vencido sin paliativos a las huestes persas en los alrededores de Sardes45.

El fracaso de esta estrategia «continental» de Trasibulo en los campos de Nemea y Coronea46, más evidente desde el éxito naval de la flota persa comandada por Conón en Cnido47, supusieron un temporal declive político del primero. Durante las fracasadas negociaciones de paz desarrolladas a lo largo del año 392 Trasibulo parece oponerse a un pacto que ponga fin al conflicto48. En Eccl. 202-203 con escolio, Aristófanes se refiere a una

Page 14: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

50 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

49 Una excepción es P. MORAUX, Trois vers d´Aristophane (Assemblée des Femmes, 201-203), en Mélanges Henri Grégoire, Bruxelles 1953, pp. 325-343, esp. p. 340, para quien el irónico Aristófanes pondría la posibilidad de salvación en el renacimiento del imperio, justo lo contrario de lo que pensaba. Cabe reseñar también que, según R.G. USSHER, Aristophanes: Ecclesiazusae. Edited with Introduction and Commentary, Oxford 1973, pp. xxiv-xxv, quien fecha la obra en la primavera de 393 (por tanto antes de las ne-gociaciones de paz), Aristófanes pudo ver en la victoria en Cnido la posibilidad de lograr una paz honrosa.

50 U. VON WILAMOWITZ-MOELLENDORFF, Friedensverhandlungen 392 und 391, «SB Akad. Berlin», 21 (1921), p. 736; P. TREVES, Note sulla guerra corinzia, «RFIC», 15 (1937), pp. 133-134; BARBIERI, op. cit., pp. 190-191; SEAGER, art. cit., pp. 107-108; PERLMAN, art. cit. (1968), p. 264 n. 52; PECORELLA LONGO, op. cit., p. 58 n. 4; SAR-TORI, art. cit., pp. 337-338; FUNKE, op. cit., p. 146 con n. 49, a los que se suman más recientemente D. MACDOWELL, Aristophanes and Athens. An Introduction to the Plays, Oxford 1995, p. 303, A. SOMMERSTEIN, Aristophanes: Ecclesiazusae. Edited with Trans-lation and Commentary, Warminster 1998, p. 6 y J. HENDERSON en la nueva edición de la LOEB (Assemblywomen, Cambridge [Mass.], 2002, p. 271 n. 26). Para ACCAME, op. cit., pp. 128-129 y ALFIERI TONINI, art. cit., pp. 133-134, más que oponerse activamente a la paz, actitud que más bien adoptaría el grupo de Agirrio, Trasibulo se mantuvo al margen (según Accame por ser partidario de un imperialismo «moderado» y no de uno «tiránico» apoyado por Persia), lo que es igualmente censurable para Aristófanes. Por el contrario, KOUNAS, op. cit., p. 128, USSHER, op. cit., pp. xxv, 103, E. DAVID, Aristophanes and Athenian Society of the Early Fourth Century, Mnemosyne Suppl. 81, Leiden 1984, pp. 39-40 y STRAUSS, op. cit., p. 108 entienden que el poeta está sugi-riendo que la posibilidad de paz se disipa precisamente porque el pueblo no consulta a Trasibulo, por quien Aristófanes parece sentir cierta admiración (se invoca Pluto 550, interpretado tradicionalmente como una contraposición entre el tirano Dioniso de Siracusa y el derrocador de tiranos Trasibulo de Estiria, aunque el verso en sí no es tan sencillo, rezuma ambigüedad y puede tener una carga negativa; tampoco hay seguridad de que Dioniso no sea el homónimo estratego ateniense de 388/7, ni de que Trasibulo no sea el de Colito). Otras lecturas posibles, aunque a la luz del contexto político y social del año 393/2 y por lo tanto anteriores a las iniciativas de paz, pueden encontrarse en CLOCHÉ, art. cit., pp. 173-174, que ve en Trasibulo el principal apoyo de los gnórimoi para frenar las tendencias belicistas de los estratos más humildes de la sociedad. Para MORAUX, art. cit., pp. 340-342, que también parece decantarse por dicho año y, por tanto, tampoco relaciona el asunto con negociaciones de paz, Trasibulo estaría molesto porque, siendo

posibilidad de salvación (Swthr…a parškuwyen), que, según reconoce la crítica casi unánimemente a partir de la conocida ideología del autor, no puede significar otra cosa que una paz digna y beneficiosa para Atenas49, rápidamente disipada porque Trasibulo «está irritado porque no se le pidió consejo» (¢ll’ Ñrg…zetai, QrasÚbouloj aÙtÕj oÙcˆ parakaloÚmenoj), frase de la que se infiere que, tras un período de eclipse político cerrado con el apresamiento y muerte de Conón, el Estirieo recuperaba su pasado protagonismo y rechazaba, o por lo menos no avalaba, un acuerdo que pu-siera fin a las hostilidades, por razones puramente egoístas, según insinúa el poeta y corrobora el escoliasta50. La misma idea parece desprenderse

Page 15: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

51De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

él quien promovió la guerra contra Esparta e indirectamente el despertar imperial de Atenas, ahora el pueblo le olvidaba; sin embargo, al margen de que Moraux atribuye a Trasibulo logros de Conón (como Cnido), tampoco parece reparar en que aquí fallaría su tesis general de que la ironía invierte el significado de los versos.

51 A tal argumento parece contestar Andócides en la apertura de su De pace (§ 1). En este sentido SARTORI, art. cit., p. 337 dice de Trasibulo: «la proverbiale veste di `li-beratore di Atene´ gli impediva di accettare ogni compromesso con Sparta e con i suoi concittadini filospartani.»

52 «Igual que la pera cerraría la puerta a la digestión, el discurso de Trasibulo cerraría la puerta a las negociaciones» (SEAGER, art. cit., p. 108), o bien el político se limitaría a cerrar la boca durante los contactos (SARTORI, art. cit., p. 338). Éstas son las interpretaciones que nos resultan más plausibles, aunque no le falta razón a TERESA ALFIERI TONINI, art. cit., p. 132 al enfatizar la enorme dificultad de interpretar o valorar adecuadamente una alusión cómica comprensible para la audiencia del momento, pero carente de significado para nosotros; cf. en el mismo sentido TREVES, art. cit., p. 133: «allusioni, entrambe, oscurissime», y MORAUX, art. cit., p. 332 n. 1: «l´allusion du vers 356 garde donc tout son mystère» (y más adelante advierte que no tiene por qué necesariamente referirse a una intervención de Trasibulo en las negociaciones). Por otra parte, como acertadamente comenta MACDOWELL, op. cit., p. 311, este escatológico pasaje («the longest excremental pasaje in Greek literature») refuerza el tema de la obra en la medida en que Blépiro está preocupado por una degradante o mundana actividad (defecar) mientras su mujer se ocupa de cosas más elevadas (la política).

del complejo verso 356 (mîn ¿n qrasÚbouloj ei]pe to‹j Lakwniko‹j), que da a entender que Trasibulo era contrario a cualquier entendimiento con Esparta – acaso augurando que supondría un peligro para la politeía democrática51 – y propugnaba alguna clase de bloqueo, posiblemente a las gestiones para traer la paz, bien en su conjunto o a un determinado punto de las mismas (¿el sacrificio de los griegos de Asia?)52. De hecho, reanudado el conflicto y tras un febril programa de construcción naval sustentado en las eisphoraí impuestas sobre la clase propietaria (LYS. XXVIII, Contra Ergocles, 4), en 390 el Estirieo se pondrá al frente de la primera expedición naval de cierta entidad y sufragada enteramente con recursos propios desde la guerra del Peloponeso, una campaña dirigida al Helesponto con decidida vocación imperial en la que no sólo gana para la alianza ateniense numerosas ciudades y pueblos, sino que además, des-pués de favorecer la instauración de un régimen democrático en Bizancio, instituye un diezmo (dek£th) sobre el comercio a través de los Estrechos, que arrienda a los bizantinos, y una tasa del 5% (e„kost») sobre la entra-da y salida de mercancías de los puertos aliados. Trasibulo recurrió con frecuencia al saqueo y extorsión para lograr fondos y adhesiones mientras descendía por la costa de Asia Menor hasta Panfilia, donde una noche, en Aspendo, en la ribera del Eurimedonte, es sorprendido y muerto en su tienda por ciudadanos que vengaban de esta forma el pillaje de sus

Page 16: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

52 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

53 Sobre esta campaña y sus consecuencias, véase ahora C. FORNIS, Trasibulo y el fra-caso de la reconstrucción imperial ateniense en la guerra de Corinto, «Klio», en prensa.

54 Muy especialmente SILVIO ACCAME en op. cit., pp. 129, 135-139 y sobre todo en Il problema della nazionalità greca nella politica di Pericle e Trasibulo, «Paideia», 11 (1956), pp. 241-253 (= Scritti Minori, III, Roma 1990, pp. 509-520, de donde ci-tamos), que presenta a Trasibulo como el patrocinador de un ideal panhelénico «sulla base di alleanze a parità di diritto per cui Atene fosse soltando prima inter pares» (una especie de gran estado federal), con miras geográficas más dilatadas que el pericleo; tal imagen historiográfica, que se adentra en la historia ficción cuando «lascia validamente congetturare che, ottenuta la liberazione dal dominio spartano di tutte le poleis greche, anche con Sparta egli volesse instaurare buoni rapporti alla condizione che la libertà di quelle poleis greche fosse rispettata rigidamente» (p. 519), caló pronto en otros autores italianos como BARBIERI, op. cit., p. 191 y ALFIERI TONINI, art. cit., p. 138, pero mucho más recientemente ha recibido un nuevo espaldarazo de la mano de MARTA SORDI, Tra-sibulo tra politica e religione, «RFIC», 128 (2000), pp. 182-191, quien considera que el pensamiento político de Trasibulo a lo largo de toda su carrera no estuvo condicionado exclusivamente por valores morales, sino por una profunda piedad religiosa canalizada a través de los misterios eleusinos (según E. CIARFERA, Lealtà democratica e pietà eleusinia di Trasibulo, en M. SORDI (a.c.), L´immagine dell´uomo politico: vita pubblica e morale nell´antichità, CISA 17, Milano 1991, pp. 51-63, la participación conjunta de oligarcas y demócratas atenienses en estos últimos favorecida por Trasibulo constituiría una llamada a la concordia entre ambos grupos para cerrar las heridas abiertas por el conflicto civil ate-niense tras la guerra del Peloponeso). Véase también sobre una supuesta, pero inverosímil, «transformación» del Estirieo: CLOCHÉ, art. cit., pp. 184-185 («enteramente ganado para la política de conquista en 390», para luego añadir que Atenas creó «una confederación sobre la cual ejercía una soberanía no despótica»); KOUNAS, op. cit., pp. 97-99, 130 (un moderado que luego se desliza a la facción imperialista); PECORELLA LONGO, op. cit., p. 58 («muta atteggiamento politico»); CAWKWELL, art. cit., p. 276 (imperialista desde 391); E. BADIAN, The Ghost of Empire. Refl ections on Athenian Foreign Policy in the Fourth Cetury B.C., en W. EDER (Hrsg.), Die athenische Demokratie im 4. Jahrhundert v. Chr., Stuttgart 1995, p. 85 (un antaño moderado Trasibulo «poseído por el viejo fantasma [del imperio] hasta el punto de ignorar la realidad»). Del lado opuesto, carece de sentido ver en Trasibulo un baluarte de los gnórimoi para reconducir a Atenas a una estrategia estrictamente defensiva, como propone CLOCHÉ, art. cit., pp. 172-173, no sólo porque las acciones del Estirieo no tienen nada de defensivas, sino porque si los «notables» hubieran tenido tal peso político, habrían puesto fin a la guerra en las negociaciones de 392.

55 SEAGER, art. cit., pp. 110-111 y 115, donde acertadamente afirma que, a pesar de que Conón supo interpretar bien los sueños imperiales del pueblo ateniense, tenía las manos atadas por su servicio al Rey para asumir y encabezar la empresa. Cf. también FUNKE, op. cit., p. 156 («Instrument attische Machtpolitik»); STRAUSS, art. cit., p. 44 y op. cit., pp. 130, 153 («Thrasybulus was no less an Athenian imperialist than Conon»). El propio STRAUSS, art. cit., pp. 45-48, como M. CORSARO, Sulla politica estera persi-

tierras cometido por sus hombres, posiblemente mercenarios (X. HG. IV, 8, 25-30)53. Bajo esta luz, en contra del empeño de buena parte de la historiografía moderna54, Trasibulo no es más «moderado» que Conón en su concepción imperial55.

Page 17: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

53De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

ana agli inizi del IV secolo: La Persia e Atene, 397-386 a.C., en S. ALESSANDRI (a.c.), `Istor…h. Studi offerti dagli allievi a Giuseppe Nenci in occasione del suo settantesimo compleanno, Galatina 1994, pp. 125-126, considera simplificadores y rígidos los retra-tos de un Conón radical y filopersa y de un Trasibulo moderado, antipersa y hasta para algunos ¡pacifista! (véase si no la definición de CINZIA BEARZOT, art. cit. (1985), p. 107: «Un pacifismo [el de Andócides, Isócrates y Esquines] che appare ben diverso da quello di Trasibulo, uomo certo non estraneo agli ideali di giustizia e di pace e propugnatore di una politica di distensione internazionale, ma capace di non temer la guerra quand´essa era giustificata dalla difesa della democrazia e dalla salvezza della città»).

56 De hecho Harpocración recoge en diversos fragmentos (cf. C. MULLER, Oratores attici, II, Parisiis 1858, 112-119, pp. 274-275) la noticia, sobre cuya autenticidad él mismo expresa enorme y justificada cautela (e„ gn»sioj), de que Lisias habría escrito también un Kat¦ QrasuboÚlou (FUNKE, op. cit., p. 159 n. 99 apunta la posibilidad de que el discurso se dirigiera contra el homónimo de Colito tras el fracaso de éste en su generalato helespóntico de 387/6). ALFIERI TONINI, art. cit., p. 136 n. 46 conjetura que quizá el orador guardara un resquemor porque Trasibulo no fuera capaz de conseguir la ciudadanía para los metecos que compartieron penas con los ciudadanos exiliados por los Treinta.

57 El § 5 dice que el pueblo ordenó regresar «a los que compartían el mando con aquél», lo que parece excluir al Estirieo; así también SAUR, op. cit., pp. 229-230 con n. 83; FUNKE, op. cit., p 159 con n. 100; STRAUSS, op. cit., p. 154. Contra PERLMAN, art. cit. (1968), p. 266; CAWKWELL, art. cit., p. 271; ALFIERI TONINI, art. cit., p. 135; C.D. HAMILTON, Sparta´s Bitter Victories. Politics and Diplomacy in the Corinthian War, Ithaca-London 1979, p. 296; J.T. ROBERTS, The Athenian Conservatives and the Impeachment Trials of the Corinthian War, «Hermes», 108 (1980), p. 108, quien objeta que, si se trataba de rendir cuentas, no tendría sentido excluir al máximo responsable de la expedición.

58 D.S. XIV, 99, 4 dice que, a su muerte, fueron los tri»rarcoi quienes llevaron las naves a Rodas.

Pese a las felices perspectivas de un nuevo imperio, el discurso XX-VIII del corpus Lysiacum recoge los ecos de lo que parece un ambiente hostil hacia los protagonistas de la expedición conducida por Trasibulo, cosa que aún resulta más extraña viniendo de quien viene, un meteco que participó con su esfuerzo y con su dinero en la aventura de la restauración democrática desde File y el Pireo56. Efectivamente el Contra Ergocles nos informa de que, en el curso de la campaña, la Asamblea ateniense convocó a los compañeros en el mando de Trasibulo –hay serias dudas de que la orden alcanzase al Estirieo- a pasar la eÙqÚna o rendición de cuentas de sus movimientos y operaciones, aparentemente al objeto de averiguar por qué no habían llegado a Atenas los fondos recaudados57. Mientras los colegas de Trasibulo regresaron, él permaneció al frente de la flota58. Al menos uno de estos colaboradores, Ergocles, antiguo compañero de fatigas en los días de File, fue juzgado por el procedimiento de eisangelía ante la Asamblea, probablemente por los cargos de dwrodok…a (corrupción),

Page 18: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

54 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

59 LYS. XXVIII (Contra Ergocles) 11. Sólo hay constancia del procesamiento de Ergocles, quizá, como supone FUNKE, op. cit., p. 158 n. 94, porque fue el único estrate-go que no superó la euthýna. Cabrias, cuya presencia en la expedición está atestiguada por su mención en las líneas 2, 21 y 22 de la alianza que Atenas sella con el dinasta tracio Seutes II (IG II2 21), desde luego parece haber escapado a cualquier represalia, pues enseguida fue destinado a la Corintia para reemplazar a Ifícrates como jefe de los peltastas mercenarios (D.S. XIV, 92, 2).

60 Creemos acertada la datación que hace FUNKE, op. cit., p. 96 n. 91, p. 158 n. 92 de la orden de la Asamblea en el invierno de 390/89; contra Alfieri Tonini, art. cit., p. 135, que la sitúa durante su estancia en Lesbos.

61 Cf. SEAGER, art. cit., pp. 111-112 y FUNKE, op. cit., pp. 158-159, el cual concluye «Die Abberufung der Strategen implizierte also nicht die Abkehr Athens von den Maximen der Seereichspolitik, wie sie auch von Thrasybulos vertreten worden waren». Frente a las necesidades financieras atenienses, que tienen eco en nuestras fuentes, Cawkwell, art. cit., p. 217 ha visto la causa real de la llamada en un deterioro de la situación de los demócratas rodios, que no lo tiene.

62 Y como tal se recoge por Develin en su Athenian Offi cials (op. cit., pp. 214-215). ACCAME, art. cit., p. 516, PERLMAN, art. cit. (1968), p. 265, ALFIERI TONINI, art. cit., pp. 135, 137 n. 47 y HAMILTON, op. cit., p. 296 han sugerido que Trasibulo desafió la orden de regreso (con lo que sería depuesto, o bien no reelegido) y continuó la campaña en rebeldía y no como magistrado, cosa que, como bien apostilla FUNKE, op. cit., p. 159 n. 100, no hubiera dejado de ser subrayada por Lisias.

klop¾ dhmos…wn crhm£twn (malversación de fondos públicos) y prodos…a (traición)59. Por otro discurso lisíaco, Contra Filócrates (§ 2), conocemos que Ergocles fue condenado a muerte y sus propiedades confiscadas al ser encontrado culpable de sustraer treinta talentos de los bienes públicos, suma que paradójicamente no apareció entre sus posesiones y de la que se responsabilizó a su amigo Filócrates, si bien en este caso ignoramos el desenlace de la apographé instruida contra él. Así pues, no fue la mala conducta para con los aliados de Asia Menor la acusación principal contra estos hombres, sino la sospecha de lucro personal, en unos momentos en que la situación de las arcas de la ciudad se había tornado especialmente crítica y en los que la campaña aún no había procurado beneficios evi-dentes – la orden de regreso posiblemente precede al establecimiento de los gravámenes arancelarios60 –, sembrando la decepción, y con ella la desconfianza, entre un dêmos entregado a la idea del imperio61. Que al dêmos ateniense no le repugnaban los métodos aplicados por Trasibulo lo prueba que se mantuvieran e incluso se intensificaran después de su muerte. La precariedad del tesoro público era cada vez más acuciante y sentida como la principal amenaza para la supervivencia de la ciudad (LYS. XVII, Sobre los bienes de Eratón, 3). Jenofonte nos confirma que sus sucesores Agirrio e Ifícrates, «como era costumbre, mandaban sus naves a recolectar dinero» (ésper e„èqei, ™p’ ¢rgurolog…an ™panapepleukšnai)

Page 19: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

55De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

63 En el mismo sentido FUNKE, op. cit., pp. 159-161. Según ALFIERI TONINI, art. cit., pp. 135-137 el proceso contra su colega Ergocles y los ataques indirectos de Lisias (XXVIII, Contra Ergocles, 5-8) a la honradez de Trasibulo pondrían de relieve que era contra el de Estiria y su círculo contra quienes se actuaba en los tribunales atenienses; junto a ella, SEALEY, art. cit., p. 184 y PERLMAN, art. cit. (1968), p. 266 responsabilizan al ala «radical» de Agirrio del proceso contra los comandantes, obviamente con fines políticos. ROBERTS, art. cit., pp. 108-111 en cambio considera ambigua la posición polí-tica de Trasibulo, en quien ve a un nuevo Terámenes, lo que le granjearía ataques desde frentes bien distintos: los hombres de propiedad porque verían en él a un renegado y a un traidor a su clase social, los más desfavorecidos porque recelarían de sus inclinaciones aristocráticas, oligárquicas e incluso tiránicas (cf. ACCAME, op. cit., p. 137, que ya hablaba de una alianza, consciente o inconsciente, de «radicales» y «conservadores»).

64 El escolio al verso 203 de la Asamblea de las mujeres aristofánica lo describe como «desdeñoso del pueblo, quería ser el primero en hacerlo todo» (ØperÒpthj toà d»mou, ºboÚleto di’ aÙtoà p£nta pr£ttesqai) y un fragmento del cómico Estratis (17 Kock) como «deseoso de honores y arrogante» (¢xiwmatikÕj kaˆ aÙq£dhj); cf. LYS. XVI (En favor de Mantíteo) 15, donde Mantíteo le llama «altivo» (semnÒj), además de los rumores acerca de aspiraciones autocráticas sobre Bizancio en LYS. XXVIII (Contra Ergocles) 5-6. SAUR, op. cit., p. 15 n. 51 se muestra crítico con una tradición lisíaca que para él «se apoya únicamente en habladurías» y que ve rebatida por la de Jeno-fonte y Diodoro, razones por las que debería desestimarse por completo. F. SARTORI, “Rovesciare la democrazia” nell´ultimo Aristofane, en L. BELLONI, V. CITTI, L. DE FINIS (a.c.), Dalla lirica al teatro: nel ricordo di Mario Untersteiner (1899-1999), Trento 1999, pp. 156-157 ve en AR. Pl. 567-570, donde el poeta presenta a los políticos (·»torej) en origen honestos en su pobreza, mas «una vez se enriquecen a costa del erario público, se tornan deshonestos, conspiran contra la mayoría y hacen la guerra al pueblo», una alusión a Trasibulo, el homo politicus más importante del momento, intachable en su lucha contra la oligarquía a lo largo de su carrera hasta que las mencionadas acusaciones mancillaron el final de la misma.

65 Sirvan de ejemplo NEP. Thrasy. 1, 1: Neminem huic praefero fi de, constantia, magnitudine animi, in patriam amore («nadie le superó en fidelidad, en invariabilidad de palabra, en magnanimidad y en amor a la patria») y PAUS. I, 29, 3: ¢n¾r tîn te Ûsteron

de las ciudades del Quersoneso, dando continuidad así a la política re-caudatoria de Trasibulo sobre los aliados (X. HG. IV, 8, 35). Por estas razones, por la evidente reelección de Trasibulo para la estrategia en 389/862 y porque recibió un funeral de Estado, con su tumba precediendo a las de Pericles, Cabrias y Formión en el dhmÒsion sÁma que va de la puerta del Dipilón a la Academia (Paus. I, 29, 3), dista de estar demostrado que el de Estiria sufriera menoscabo en su reputación y, en consecuencia, en su prominencia política63. En realidad, más allá de las alusiones indirectas de Lisias y de ciertas referencias cómicas y escolásticas que caricaturizan un perfil arrogante64, el juicio sobre el hijo de Lico en la Antigüedad fue bastante favorable65 e incluye al mismísimo Jenofonte (HG. IV, 8, 31), quien cierra su muerte con la frase «tenía fama de ser un hombre bueno» (m£la dokîn ¢n¾r ¢gaqÕj ei]nai), que para los dos biógrafos de Trasibulo,

Page 20: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

56 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

kaˆ Ósoi prÕ aÙtoà gegÒnasin ‘Aqhna…oij lÒgimoi t¦ p£nta ¥ristoj («el mejor en todo de cuantos atenienses famosos vivieron antes y después que él»).

66 SAUR, op. cit., pp. 9-10; R.J. BUCK, Thrasybulus and the Athenian Democracy. The Life of an Athenian Statesman, Historia Einzelschriften 120, Stuttgart 1998, pp. 13, 118. C. TUPLIN, The Failings of Empire. A Reading of Xenophon Hellenica 2.3.11-7.5.27, Historia Einzelschriften 76, Stuttgart 1993, p. 81 cree que, si leemos con atención, po-demos darnos cuenta de que no se trata de una aseveración del propio Jenofonte, sino que éste se limita a recoger una opinión generalizada, que no tiene forzosamente que coincidir con la suya. Con todo, la benevolencia de Jenofonte hacia Trasibulo parece sobreentenderse en otros pasajes de su obra: además de justificar acciones criticables, como las exacciones a los aliados por el beneficio que suponen para su propio ejército, según ya hemos visto, no cita su nombre en situaciones de desgracia en las que interviene (proceso de las Arginusas, derrota en Nemea) en tanto que acentúa su protagonismo en otras más favorables (restauración democrática en Atenas).

67 DAVIES, op. cit., pp. 40-41 da las fuentes; véase también en general D. PLÁCIDO, Ánito, «SHHA», 2-3 (1984-85), pp. 7-13. Sobre su fortuna se contaba que había sobornado a un jurado entero en un juicio por traición durante su generalato en 409/8 (D.S. XIII, 64, 6; Arist. AP. 27, 5).

68 Para DAVIES, ibid., puede tratarse de su hijo; también STRAUSS, op. cit., p. 168 n. 16 rechaza la identificación.

Léon Saur y Robert Buck, no deja de ser un elogio en alguien que como el historiador ateniense es poco dado a mostrar simpatía por individuos de ideario democrático66.

Ánito, probablamente del demo de Evónimo, el segundo de los pros-tátai mencionados en el pasaje de las Helénicas de Oxirrinco (6, 2), cimentaba su gran fortuna en el negocio de la fabricación de zapatos y de los curtidos67. Isócrates XVIII (Contra Calímaco) 23 elogia su moderación por no perseguir a quienes lo denunciaron ante los Treinta. Huye a File y sufre confiscación por los Tiranos (X. HG. II, 3, 42 y 44; LYS. XIII, Con-tra Agorato, 78 y 82; PLU. Mor. 345D-E). Se conoce su vinculación con Trasibulo de Estiria y previamente con Alcibíades, de quien se rumoreaba que era su amante (PLU. Alc. 4.4-5 y Mor. 762C; ATH. 534E-F); también se relaciona con Terámenes en 404 (ARIST. AP. 34, 3). Con dotes para la oratoria, fue acusador de Sócrates (PL. Ap. 23 e 3-24 a 1; D.S. XIV, 37, 7) y en cambio synégoros de Andócides en el proceso por la parodia de los misterios eleusinos en ese mismo año 399 (ANDOC. I, Sobre los misterios, 150). Desaparece repentinamente de nuestras fuentes en 395. En 387/6 vemos a un cierto Ánito ocupar el cargo – no demasiado prominente- de sitophýlax o supervisor del grano (LYS. XXII, Contra los vendedores de trigo, 8), pero probablemente no se trate del mismo individuo68. Tradicio-nes posteriores de dudoso crédito aseguran que Ánito fue ejecutado sin

Page 21: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

57De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

juicio previo por unos arrepentidos atenienses, o bien se exilió en Heraclea Póntica, donde moriría lapidado (D.S. XIV, 37, 7; D.L. II, 43).

De Ésimo, el tercer prostátes, sabemos que encabezó el solemne re-torno de los demócratas del Pireo a la ciudad en 403 (LYS. XIII, Contra Agorato, 80, 82) y que, ya con posterioridad a la paz del Rey, participó en sendas embajadas a Quíos (IG II2 34) y a Metimna (IG II2 42). En las casi dos décadas que median entre ambos hechos apenas contamos con una alusión en La Asamblea de las mujeres de Aristófanes: el verso 208 lo presenta tambaleándose, quizá a causa de una cojera, como un Estado ateniense sumido en una grave crisis financiera tras la derrota de la guerra del Peloponeso, lo que acaso denote una parvedad de relevancia política durante la guerra de Corinto69.

Otro conspicuo pasaje del historiador de Oxirrinco, el 7, 2, identifica a Epícrates y Céfalo entre «los muchos y los partidarios del pueblo» (oƒ polloˆ kaˆ dhmotiko…), que querían llevar la ciudad a la guerra, sin despre-ciar de paso un enriquecimiento personal a costa de las arcas públicas (†n’ aÙto‹j ™k tîn koinîn Ï crhmat…zesqai)70. En su relato Epícrates y Céfalo toman dinero de Timócrates, el emisario rodio del Gran Rey encargado de subvencionar las actividades de las facciones antilaconias griegas con el fin de promover una contienda que sacara a Agesilao de Asia Menor, aunque Jenofonte (HG. III, 5, 1-2) exonera a los atenienses de la mácula del soborno y asegura que participaron para recuperar el imperio, según alguna de las lecturas posibles de un texto irremediablemente corrupto71. El de Oxirrinco (7, 1) asegura que, ya antes del episodio de Deméneto, se habían enviado en secreto a Conón armas y tripulaciones (Ópla te kaˆ Øphres…aj; cf. ISOC. IV, Panegírico, 142), si bien una embajada despa-chada a Persia en 39772, integrada por Hagnias, Teleségoro y un tercer

69 ALFIERI TONINI, art. cit., p. 143; S. ACCAME, Cratippo, «MGR», 6 (1978), p. 199 («un personaggio assai più oscuro»); STRAUSS, op. cit., p. 96.

70 No creemos que esté justificado en las fuentes el calificativo de «radicales» que acostumbran a prestar a estos líderes los estudiosos modernos (cf. la atinada crítica de SEAGER, art. cit., p. 96).

71 El viaje de Timócrates de Rodas a Grecia, sobre cuya responsabilidad (Tisafernes o Farnabazo), cronología (desde 397 a 395, aunque algunos hablan de dos o más viajes) y otros detalles no hay consenso ni en las fuentes ni en la crítica moderna, véase ahora C. FORNIS, Problemas y discrepancias en las fuentes: la génesis de la guerra de Corinto, en D. PLÁCIDO, F. MORENO ARRASTIO, L. RUIZ CABRERO (eds.), Necedad, sabiduría y verdad: el legado de Juan Cascajero, Gerión Extra, Madrid 2007, pp. 222-227.

72 Sobre la fecha, BARBIERI, op. cit., pp. 91-92; I.A.F. BRUCE, Athenian Embassies in the Early Fourth Century, «Historia», 15 (1966), p. 272; SEAGER, art. cit., p. 96 con n. 6; PERLMAN, art. cit. (1968), p. 259; STRAUSS, op. cit., p. 106; BUCK, op. cit., p. 89.

Page 22: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

58 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

73 Cf. también IS. XI (Sobre la herencia de Hagnias) 8; Harp. s.u. `Agn…aj; ANDROT. FGrH 324 F 18 (= PHILOCH. FGrH 328 F 147). Sobre la familia y propiedades de Hag-nias, DAVIES, op. cit., pp. 82-83. Para BRUCE, art. cit. (1966), p. 277 la embajada no era oficial, sino responsabilidad de la facción «radical» de Céfalo y Epícrates (aquí coincide con PERLMAN, art. cit. [1968], p. 259), o bien, más plausiblemente, los atenienses se negaron a admitir que tuviera ese carácter por miedo a las represalias (así SEAGER, art. cit., p. 96, SENSI SESTITO, art. cit., pp. 22-24 y E. BADIAN, The Ghost of Empire. Refl ec-tions on Athenian Foreign Policy in the Fourth Cetury B.C., en W. EDER (Hrsg.), Die athenische Demokratie im 4. Jahrhundert v. Chr., Stuttgart 1995, p. 82, que subrayan que el término presbeía utilizado por las fuentes indica que fue necesariamente autorizada por las instituciones: por la Boulé y de forma reservada en opinión de la italiana, por la Ecclesía y abiertamente según los anglosajones). DEVELIN, op. cit., p. 206 incluye de hecho a estos enviados en el listado de cargos públicos atenienses del año 397/6.

74 SENSI SESTITO, art. cit., pp. 21-22.75 En concreto a la campaña elea de Agis II (X. HG. III, 2, 25; D.S. XIV, 17, 4-7) y a

la de Tibrón en Asia Menor en 400/399 (X. HG. III, 1, 4), si bien en esta ocasión fueron trescientos hippeîs sospechosos de colaborar con el «maldito» régimen de los Treinta.

76 Las dudas de BESSO, art. cit. (1997), p. 44 n. 6 están justificadas.

miembro cuyo nombre, acabado en –crates, no se ha preservado completo debido al estado del papiro, no tuvo tanta suerte y fue interceptada en el viaje de vuelta por el navarco espartano Fárax, que ejecutó a sus miem-bros sin que los atenienses elevaran ninguna protesta73. Pero el rechazo de Atenas a tomar parte en la campaña «panhelénica» de Agesilao en 396 (PL. Mx. 244 d y 245 a; ISOC. IV, Panegírico, 142; PAUS. III, 9, 2), que ciertamente implica una toma de posición oficial del Estado74, cuando hasta ese momento había respetado escrupulosamente el tratado impuesto por Esparta y enviado contingentes a las expediciones demandadas por los lacedemonios75, revela que el antilaconismo no era atributo exclusivo de los llamados «radicales».

Céfalo de Colito era ceramista, oficio que heredó de su padre (AR. Eccl. 252-253 con escolio; PLU. Mor. 801B). Probablemente dirigía un taller de producción de vasos, que proporcionaría buenos ingresos, pero no hay constancia de que perteneciese a la clase litúrgica. Se lo conoce como orador y por haber presentado muchos decretos a la Asamblea, más que ningún otro ateniense, y sin sufrir nunca una moción de ilegalidad (AESCH. III, Contra Ctesifonte, 194). Intervino como testigo en favor de Andócides en su proceso por impiedad (ANDOC. I, Sobre los misterios, 150), lo que una vez más deja entrever que no hay posiciones inflexibles, si realmente es cierto que estuvo presente en File (suele invocarse DIN. I, Contra De-móstenes, 76 y Suda s.u. Kšfaloj, que no son alusiones directas)76.

No hay noticias de Céfalo hasta el final de la guerra de Corinto, esto es, reaparece en las fuentes una década después del papel que las Heléni-

Page 23: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

59De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

cas de Oxirrinco le atribuyen en los preámbulos de la misma. En 387/6 propone a la Ecclesía ateniense sendos decretos por los que se concede a Fanócrito de Parion primero la evergesía, y después la proxenía, una cantidad de dinero y hospitalidad en el Pritaneo, recompensas por haber advertido a los estrategos Dionisio, Deméneto, Fanias y Leóntico del ardid de Antálcidas, el navarco lacedemonio (IG II2 29)77; los generales desatendieron el aviso, fueron bloqueados en la Propóntide y Antálcidas cortó el suministro de grano a Atenas (X. HG. V, 1, 20-28). El dato tiene para Giuliana Besso78 una gran significación porque sugeriría, lo mismo que el decreto en honor del rey odrisa Ebrizelmis en 386/5 (IG II2 31), todo un diseño geoestratégico de Atenas para tejer una red de alianzas de tipo político y económico en la zona del Egeo septentrional y el Helesponto, incluso en los momentos más duros de la derrota, un embrión de segunda liga tras el cual la italiana ve la mano de Céfalo de Colito, uno de los «virtuosos consejeros» (spouda‹oi sumboÚloi) que hicieron posible la salvación de la ciudad y de la democracia (DIN. I, Contra Demóstenes, 76). Como no hay nada que vincule a Céfalo con Evandro, promotor del decreto que honra a Ebrizelmis, Besso tiene como premisa un tanto idílica «una stretta collaborazione tra tutti i protagonisti della vita politica ateniese di questi anni … per un fine comune»79. Tanto es así que el último hecho en el que vemos tomar parte a Céfalo es la propuesta del decreto por el que Atenas presta apoyo militar a los exiliados tebanos en su intento de librar su ciudad de la presencia lacedemonia encarnada por Fébidas (X. HG. V, 4, 9; DIN. I, Contra Demóstenes, 38-39), un movimiento ciertamente antiespartano, pero que nada tiene que ver con los Estrechos. Ahora bien, incluso sin pruebas suficientes de semejante «plan maestro», Céfalo se nos presenta como uno de los políticos atenienses más influyentes en los años que siguieron a la paz del Rey80.

En Epícrates de Cefisia tenemos a otro veterano de File y el Pireo (DEM. XIX, Sobre la embajada fraudulenta, 277). Recordemos que el his-toriador de Oxirrinco (7, 2) incluía entre sus motivaciones para provocar la

77 Cf. el comentario de CULASSO GASTALDI, op. cit., pp. 89-101.78 G. BESSO, Gli uomini politici emergenti in Atene nei primi anni del IV secolo

a.C.: il caso de Cefalo di Collito, «Quaderni Dip. Filol. Ling. Trad. Class. A. Rostagni», 9 (1997), pp. 48-52.

79 Ibid. p. 50 n. 28.80 SEALEY, art. cit., pp. 185-186. Cf. KOUNAS, op. cit., p. 166, que lo circunscribe

a los «radicales» («the most capable and influential leader that the radical imperialists had»). Muy positivo es también el juicio de BESSO, art. cit. (1997), que combate la imagen de demagogo de extracción humilde y con una retórica encendida y plagada de insultos que transmite la comedia aristofánica.

Page 24: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

60 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

guerra la de ™k tîn koinîn Æ crhmat…zesqai, «sacar un beneficio privado de la comunidad». En el epílogo que conservamos como discurso XXVII (Contra Epícrates), Lisias nos informa de que en una fecha indeterminada, con la guerra de Corinto en curso81, fue llevado a juicio un cierto Epícrates, presumiblemente el de Cefisia, para responder de los cargos de venalidad (dorodokía) y malversación de fondos (klopè demosíon chremáton) en el ejercicio de una función pública desconocida82; el orador afirma que, mientras los demás ciudadanos se empobrecían con la guerra, Epícrates, que ya había sido acusado en ocasiones anteriores, se ha enriquecido de manera fraudulenta y ha pasado de apenas tener para su propio sustento a poseer una bonita casa, a cumplir con liturgias y a pagar las eisphoraí (§§ 3, 6-7, 9-10). Por un fragmento del cómico Platón (fr. 119 Edmonds) y una noticia de Hegesandro en Ateneo (251A-B), sabemos que el mismo Epícrates participaría personalmente junto a Formisio, probablemente justo después de la batalla de Cnido, en una embajada ante el Gran Rey, del que recibieron regalos interpretados como sobornos por ciertos sectores de la sociedad ateniense83. Existe la posibilidad de que sea la embajada que suscitó el juicio de Lisias XXVII (Contra Epícrates). En el invierno de 392/1 fue embajador, junto con Andócides, en las abortivas negociaciones de paz que tuvieron Esparta como escenario84, tras las que se exilió para evitar la ira del dêmos (vid. infra), con lo que parece que había calmado su ánimo belicista; una vez más se ve hasta qué punto las posiciones personales concretas se hallan en relación con las circunstancias de cada momento. El exilio es el último hecho conocido de la vida, pública o privada, de Epícrates. Sin embargo, es posible que fuera perdonado y volviese a Atenas, pues una estela del Cerámico datada en la primera mitad del siglo IV recoge los nombres de Filoneo y Epícrates, ambos del demo de Cefisia (IG II2 6444).

81 Se han barajado distintas fechas entre 394 y 389. Podemos precisar algo más si se acepta, como hacemos nosotros, que Epícrates de Cefisia fue procesado y condenado in absentia junto con Andócides en el invierno de 392/1 (vid. infra), con lo que la fecha de este juicio tiene que ser necesariamente anterior.

82 BRUCE, art. cit. (1966), p. 275; B.S. STRAUSS, The Cultural Signifi cance of Brib-ery and Embezzlement in Athenian Politics: The Evidence of the Period 403-386 B.C., «AncW», 11 (1985), p. 68 n. 3. Contra TREVES, art. cit., p. 128 n. 2 cree que el proceso siguió a su embajada ante el Gran Rey hacia 394. En cambio WILAMOWITZ-MOELLEN-DORFF, art. cit., p. 735 estaba seguro («kein Zweifel»), como MEYER, op. cit., p. 54, de que había que identificar este juicio con el que le supuso el exilio tras las negociaciones de paz de 392/1.

83 La controversia moderna sobre la cronología y finalidad de esta embajada está recogida en FORNIS, art. cit. (en prensa).

84 Supra n. 48.

Page 25: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

61De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

85 Así TREVES, art. cit., p. 135; STRAUSS, op. cit., p. 97.86 Según SARTORI, L´acme di Agirrio nelle fonti contemporanee, en M. Sakellariou

(éd.), Colloque international `Démocratie athénienne et culture´ organisé par l´Académie d´Athènes en coopération avec l´UNESCO (23, 24 et 25 novembre 1992), Athènes 1996, p. 311 con n. 19 «per effetto della propaganda dell´ambiente attorno a Trasibulo».

87 SEALEY, art. cit., p. 181.88 FUNKE, op. cit., pp. 17-18; SARTORI, art. cit. (1996), pp. 307-310. STRAUSS, op.

cit., pp. 97-98 le sitúa más cerca de los oligarcas, cuya presencia en Atenas trataría de fortalecer.

Ahora bien, en el análisis de la arena política ateniense en vísperas de la guerra de Corinto realizado por el historiador de Oxirrinco, se ha echado en falta la mención de ciertos rétores que tuvieron relevancia en la actividad pública del cambio de siglo, como Arquino, Agirrio o, en menor medida, Trasibulo Coliteo, Formisio y Andócides.

Arquino de Cele también estuvo en File y el Pireo: según Esquines II (Acerca de la embajada fraudulenta) 176, compartió el mando con Tra-sibulo, mientras Demóstenes XXIV (Contra Timócrates) 135 lo destaca por encima de este último. Isócrates XVIII (Recurso contra Calímaco) 2 y el escolio a Esquines I (Contra Timarco) 163 afirman que fue el creador de la paragraphé, por la cual cualquier ciudadano contra el que se llevara un caso podía interponer un recurso si infringía la amnistía. Él mismo promovió una graphè paranómon que anuló la propuesta de ciudadanía de Trasibulo para los que habían venido con él desde File, por miedo a que se introdujeran esclavos (ARIST. AP. 40, 2; AESCH. III, Contra Ctesifonte, 195 con escolio) Introductor del alfabeto jónico en 403/2 (THEOPOMP. FGrH 115 F 155 = Dur. FGrH 76 F 66), según algunos no sólo por la difusión del alfabeto milesio, sino también como una evocación de un imperio marítimo que algún día podría ser reconstruido. Después de ser una figura activa y de relevancia durante la restauración democrática de 403, no hay noticias suyas a partir de esa fecha salvo por una controvertida referencia en Platón (Mx. 234 b) a su famoso discurso fúnebre – que probablemente date de la guerra del Peloponeso –, hecho que induce a pensar que moriría poco después85 o cuando menos que perdió influencia sobre la opinión pública86. Contra la opinión de Sealey, que tildaba a Arquino, Formisio y Meleto, de «unimportant men»87, Funke y Sartori no sólo han destacado su prudencia política y su moderación en el gasto, sino que han reivindicado el protagonismo de Arquino al frente de una vía intermedia entre la facción demócrata «radical» y la de los antiguos oligarcas, un puente entre ambas que trataba de limar asperezas y promover la reconciliación88.

Page 26: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

62 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

89 AR. Ra. 367 con escolio lo tachan de afeminado, lo que no puede extrañar si recordamos que él y Arquino restringieron los subsidios estatales para los poetas.

90 PERLMAN, art. cit. (1968), p. 259 se basa únicamente en que Cefisofonte desempeñó un puesto financiero en 388/7, tras la muerte de Trasibulo en el Helesponto (y por tanto durante el generalato de Agirrio, al que este autor considera rival político del Estirieo).

91 ARIST. AP. 41, 3. Sobre la naturaleza y posibles causas de esta medida, que fue rechazada la primera vez que se propuso, véase P. GAUTHIER, Sur l´institution du mi-sthos de l´assemblée à Athènes (Ath. Pol. 41, 3), en M. PIÉRART (éd.), Aristote et Athènes, Paris 1993, pp. 231-250; según STRAUSS, op. cit., p. 101 la falta de asistencia a la Pnix respondería a una combinación de factores: caída demográfica tras la guerra del Pelopo-neso, emigración de la ciudad al campo e insignificancia de los problemas de la Atenas posimperial. El término ante quem lo proporciona la representación de Ecclesiazusae –en la primavera de 391, según nuestro criterio-, donde tanto la triobolía como su autor son objeto de la reiterada ironía de Aristófanes (vv. 183-188, 205-208, 282-284, 289-292, 300-310, 380-382, 391-393, 547-548 y escolio a versos 102 y 547; cf. también Pluto 171, 176). Heraclides de Clazómenas, apodado Basileús (debemos entender que el ape-lativo responde a sus buenas relaciones con la corte aqueménida), es también conocido por haber sido honrado como benefactor por la Asamblea ateniense al haber facilitado la labor de una embajada ateniense ante el Gran Rey (IG I3 227 + II2 65); se trata en realidad de la renovación de un decreto honorífico publicado en el siglo anterior que, sin duda por conveniencia política, se reedita en los primeros años del siglo IV (cf. FUNKE, op. cit., p. 64 n. 52 y, más ampliamente, E. CULASSO GASTALDI, Le prossenie ateniesi del IV secolo a.C. Gli Onorati asiatici, Alessandria 2004, pp. 35-55).

92 J.J. BUCHANAN, Theorika. A Study of Monetary Distribution to the Athenian Citizenry during the Fifth and Fourth Centuries B.C., New York 1962, que estudia la institución en el tercer capítulo, acepta el testimonio y lo sitúa en 395.

Políticamente activo al menos desde 40589, Agirrio de Colito fue elegi-do secretario de la Boulé en el primer año tras la restauración democrática (IG II2 1, 41-42). Perlman ha sostenido, bien es cierto que sin argumentos consistentes, que entre los próximos a Agirrio podía estar Cefisofonte de Peania, promotor del decreto que honraba en ese mismo año 403/2 a los samios exiliados por los lacedemonios (IG II2 1), como uno de los primeros pasos para reanudar la influencia exterior ateniense tras la derrota y el régimen de los Treinta90. No mucho después, en cualquier caso antes de comienzos de 391, promovió la instauración del misqÕj ™kklhsiastikÒj o pago compensatorio de un óbolo por asistencia a la Asamblea, que luego elevaría a dos óbolos Heraclides de Clazómenas y a un trióbolo el propio Agirrio91. No tan claro está su papel en relación con el qewrikÒn o fondo estatal para espectáculos: si bien Harp. s.u. qewrik£ (= PHILOCH. FGrH 328 F 33) le atribuye su creación92, PLU. Per. 9, 1 y 34, 2, asegura que fue Pericles, pero en ambos casos carecemos de testimonios contemporáneos –notablemente Aristófanes, que sin duda hubiera zaherido aún más a Agi-rrio-, así que es la tradición recogida por Iust. VI, 9, 1-5 y SCH.AESCH. III

Page 27: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

63De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

93 Aunque el primero fue K.J. BELOCH, Griechische Geschichte, III, 1, Berlin-Leip-zig 19222, p. 343, véase sobre todo E. RUSCHENBUSCH, Die Einführung des Theorikon, «ZPE», 36 (1979), pp. 303-308; cf. también P.J. RHODES, A Commentary on the Aristotelian Athenaion Politeia, Oxford 1981, pp. 492, 514; STRAUSS, op. cit., p. 117 n. 42; M.H. HANSEN, The Athenian Democracy in the Age of Demosthenes. Structure, Principles, and Ideology, Copenhagen 1991, p. 98.

94 Así SEALEY, art. cit., p. 181; FUNKE, op. cit., p. 116; STRAUSS, op. cit., pp. 101-102; SARTORI, art. cit. (1996), pp. 313-314; contra KOUNAS, op. cit., p. 160.

95 DEM. XXIV (Contra Timócrates), 134-135. Calístrato había hecho su primera aparición pública es en la primavera de 391, como acusador de los embajadores que han discutido en Esparta los términos de paz (infra n. 107), para después desaparecer de la escena política (y sus hijos de la clase litúrgica) en los años 80, quizá, como sugiere DAVIES, op. cit., p. 278, porque sufrió las consecuencias del proceso contra su tío. Su posterior carrera transitaría por la vía «moderada» más que por la «radical», alcanzando su acmé en los años 70 y 60: véase en general P. CLOCHÉ, La politique de l´Athénien Callistratos, «REA», 25 (1923), pp. 5-32; SEALEY, art. cit.; PECORELLA LONGO, op. cit., pp. 61-64; C. BEARZOT, Callistrato e i “moderati” ateniesi, «CRDAC», 10 (1978-79). pp. 7-27. El pasaje demosténico menciona además, entre las condenas de Trasibulo Coliteo y Agirrio, y también por apropiación indebida de fondos públicos, la de un tal Filepsio de Lamptras que posiblemente haya que identificar con el personaje parodiado por AR. Pl. 177 a tenor de la noticia de Harp. s.u. Filšyioj en cuanto a que acostumbraba a contar fábulas para enmascarar sus actos.

(Contra Ctesifonte) 24 la más acreditada hoy día entre los estudiosos93, la que asegura que el teórico sería introducido por el que fuera su gran orga-nizador y administrador a mediados del siglo IV, Eubulo. Agirrio era ante todo un hombre de finanzas: en ANDOC. I (Sobre los misterios) 133-135 aparece como arrendatario de la quincuagésima entre 402 y 399, utilizando junto a sus colaboradores prácticas no demasiado honestas para eliminar competidores e incrementar el beneficio, mientras ISOC. XVII (Sobre un asunto bancario) 31-32 le presenta asociado a Pasión, el famoso banquero de origen esclavo, en 393. En Aristófanes, Pluto, 176 Agirrio pedorrea, esto es, se regocija en su riqueza, mientras Plato Comicus fr. 185 Edmonds (El regreso de las mujeres del culto) representa al dêmos como una mujer preñada solicitando ayuda antes de parirle, simbolizando su elección como general. Como hemos dicho, ha causado extrañeza que no se le encuentre entre los políticos prominentes en el primer lustro del siglo IV aludidos por las Helénicas de Oxirrinco, pero no se trata de un lapsus en tanto en cuanto Agirrio desaparece por completo de las fuentes entre los años 399 y 392, lo que hace pensar en una cierta pérdida de favor popular94. Próxima a finalizar, o bien ya concluida, la guerra de Corinto Agirrio recalará en prisión durante varios años, hasta que acabó de reintegrar el dinero que supuestamente había defraudado a la ciudad, sin que su sobrino Calístra-

Page 28: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

64 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

to de Afidna, por entonces influyente, le ayudara95. Desconocemos con seguridad el puesto y la situación de las que parece se benefició Agirrio, pero no sería descabellado verlos en el cercano desempeño de la estrategia de 388/7 en la costa de Asia Menor, durante la cual Jenofonte (HG. IV, 8, 31) no reseña ninguna acción digna de elogio96. A pesar de la crítica de Aristófanes, Demóstenes XXIV (Contra Timócrates) 134 recuerda a Agirrio como un honesto defensor de los intereses del pueblo.

Trasibulo de Colito estuvo igualmente con los de File y el Pireo (DEM. XXIV, Contra Timócrates, 134) y tenía reputación de gran orador (DEM. XVIII, Sobre la corona, 219). Aunque sus antecedentes familiares son oscuros, la pertenencia a la clase acomodada puede deducirse sin dificultad de su presumible servicio como trierarco en Notio97; tras esta batalla acusó a Alcibíades (PLU. Alc. 36, 1), razón por la cual Barry Strauss le hace opo-nente político de su homónimo de Estiria, con el que también competiría por el apoyo de Beocia. Según el norteamericano, como ya antes Pecorella Longo, sería un demócrata radical, un prostátes de «los muchos»98, para lo que aduce que en 382 impidió el acceso al arcontado de Leodamas, al que asociaba con los Treinta (LYS. XXVI, Sobre el examen de Evandro, 13, 21-24; ARIST. Rhet. 1400 a 25); por el contrario, como comentába-mos al inicio de este artículo a propósito de la dificultad para establecer rígidos retratos políticos, Kounas lo sitúa en los Antípodas ideológicos, lo ve como un «oligarch masked as democrat», refiriéndose, entre otros argumentos, a su injerencia en la política interna tebana tras la paz del Rey, que trajo como consecuencia la ruptura definitiva del tratado entre Atenas y Tebas suscrito en 39599. Tal intervención, en apoyo de la facción antilaconia de Ismenias, debe ponerse en relación con su pasado como exiliado en Tebas, donde al igual que Trasibulo de Estiria fue acogido y sin duda trabó interesantes vínculos de amistad de los que luego se sirvió en su carrera política; no es extraño por tanto que en 378/7 le encontre-mos en una embajada ateniense en Tebas en el marco de la formación de la segunda liga naval. Y es que, según Esquines (III, Contra Ctesifonte, 138), Trasibulo de Colito fue «hombre de crédito para los tebanos como ningún otro». En 393/2 fue el primer anfictión ateniense en Delos después de la guerra del Peloponeso (IG II2 1634), cuando el prestigio de Conón estaba en su cenit, aunque Peter Funke no da por segura la relación entre

96 Cf. ROBERTS, art. cit., pp. 113-114; SARTORI, art. cit. (1996), pp. 321-322; BUCK, op. cit., p. 118.

97 DAVIES, op. cit., p. 239.98 STRAUSS, op. cit., pp. 103-104; cf. PECORELLA LONGO, op. cit., p. 60.99 KOUNAS, op. cit., p. 71-73.

Page 29: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

65De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

ambos personajes100. Aún durante la guerra de Corinto, Trasibulo Coliteo desempeñó la estrategia en el Helesponto, donde en 387 fue capturado con ocho trirremes por el navarco espartano Antálcidas (X. HG. V, 1, 26-27). De ese fracaso y de la acusación de extorsionar a esos mismos prisione-ros atenienses cobrando treinta minas por gestionar su rescate tuvo que responder ante el pueblo en al menos dos procesos de eisangelía que le llevaron a prisión101.

De Formisio sabemos que, finalizada la guerra civil y alcanzada la reconociliación, propuso reducir la ciudadanía a los propietarios de tie-rras, lo que habría privado de la ciudadanía a cinco mil atenienses, una proposición para la cual extrañamente el único testimonio es el discurso XXXIV de Lisias (Sobre no derrocar la constitución tradicional en Ate-nas), compuesto para un político señalado, y la introducción de Dionisio de Halicarnaso que le precede. Arquino impidió su conversión en ley, pese a lo cual Formisio se relaciona con varios personajes asociados a la restauración, como se ve en Aristóteles (AP. 34, 3). Era de los que habían estado con el pueblo (hoi ek Peiráios), pero no se nos dice que hubiera estado en File. Lo más significativo es precisamente esta actitud de parte de los que han combatido contra los Treinta: han vuelto del exilio para esclavizar la ciudad (§ 2). Para el orador, la salvación de la ciudad depen-de de que todos participen (§ 3), en lo que sigue la línea de Protágoras. Con la oligarquía también la ciudad se privará de caballeros y hoplitas (§ 4) y murieron muchos de los que tienen tierra. El pueblo es el que salvó la ciudad (§ 5). Hay que mantener el régimen a pesar de las amenazas de los lacedemonios (§§ 6-7). Daría la impresión de que el orador está refiriéndose a un cambio de régimen hacia la oligarquía, más que a una reducción de la ciudadanía a los que tienen tierra, como se desprende de Dionisio. Para Lisias, las restricciones representan el inicio del camino ha-cia la oligarquía. Posiblemente sea más fácil tratar de entender las posturas personales en el entramado de intereses del momento, que permita ver la actitud de alguien que lucha contra los Treinta pero que tenga reticencias ante los excesos de concesión de la ciudadanía. En definitiva, favorecen la conservación de la oligarquía sin rasgos tiránicos.

En la década siguiente, la de 390, hemos visto que un fragmento de Platón cómico (fr. 119 Edmonds) y una noticia de Hegesandro en Ateneo

100 FUNKE, op. cit., p. 126 n. 67.101 LYS. XXVI (Sobre el examen de Evandro) 23-24; DEM. XXIV (Contra Timócra-

tes) 134. Funke, op. cit., p. 165 n. 116 enmarca en este contexto el discurso que, según Harpocración (supra n. 56), Lisias habría compuesto contra Trasibulo, que no sería el de Estiria, como tiende a pensarse, sino el de Colito.

Page 30: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

66 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

(251A-B) sitúan a Formisio junto a Epícrates, un extraño compañero de viaje, en una embajada ante Artajerjes, acaso después de la batalla de Cnido y con propósito desconocido102. Por lo demás, sobre su actividad pública en estos momentos apenas contamos con un par de alusiones de Aristófanes (Ra. 965 y Eccl. 97) en las que parodia su poblado bigote, razón por la cual hemos visto que Sealey minimiza su influencia103.

De otros personajes contemporáneos apenas sabemos nada. Es el caso de Rinón de Peania, miembro de los dos consejos de los Diez durante la oligarquía, que luego abogó por la reconciliación con los hombres del Pireo y fue elegido general con la restauración democrática (ARIST. AP. 38, 3-4)104.

La ausencia de Andócides en el texto del anónimo de Oxirrinco puede explicarse mejor en virtud de una presencia intermitente –y, consecuen-temente, de una influencia inconstante – en la vida ciudadana de Atenas, ya que sufrió varios exilios. Andócides de Cidateneo era miembro de una de las familias más rancias y opulentas de Atenas, la de los Cérices; su homónimo abuelo formó parte de la legación ateniense que en el invierno de 446/5 negoció y cerró con Esparta la paz de los Treinta Años (ANDOC. III, Sobre la paz con los lacedemonios, 6). Andócides se encontraba entre los hermocópidas que provocaron el enorme escándalo religioso y políti-co que precedió a la partida de la expedición a Sicilia en 415, pero salió airoso tras delatar a sus cómplices. Poco después el decreto de Isotímides le expulsaba del ágora y los templos de Atenas, esto es, de las activida-des políticas y religiosas, por lo que dejó la ciudad y en el exilio ganó una fortuna con el comercio. Beneficiado de la amnistía de 403, retomó enseguida los servicios a la comunidad (gimnasiarco, architeoro, tesorero de la Acrópolis, corego en las Dionisias), aunque en 399 hubo de afrontar una nueva causa por violar el decreto de Isotímides, al parecer por depo-sitar un ramo de suplicante en el Eleusinio durante los misterios (de su exitosa defensa nos ha quedado su discurso I, Sobre los misterios)105. En

102 Por ello PECORELLA LONGO, op. cit., p. 57, no sin dudas, tiende a vincularle con Epícrates, aunque considera a este último inclasificable.

103 SEALEY, art. cit., p. 181.104 STRAUSS, op. cit., p. 98 le incluye en la (hipotética) facción de Arquino.105 A. MISSIOU The Subversive Oratory of Andokides. Politics, Ideology and Decision-

Making in Democratic Athens, Cambridge 1992: esp. pp. 15-25 incide en el entorno familiar y socioeconómico, explicativo en buena medida de su ideario oligárquico; este ideario está empero por completo ausente del sesgado perfil que elabora U. ALBINI, Per un pro-fi lo di Andocide, «Maia», 8 (1956), pp. 163-180, para quien Andócides fue víctima de los prejuicios del pueblo ateniense y de una «follia di giovinezza» que nunca se le perdonó.

Page 31: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

67De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

esta éndeixis lo apoyan Céfalo y Ánito (ibid. 115-150). Cabe también la hipótesis de que el acusador de Lisias VI, Contra Andócides, sea Meleto106. El proceso puede estar en relación con anteriores conflictos judiciales con Agirrio, a causa de la gestión del arrendamiento de un impuesto (ANDOC. I, Sobre los misterios, 133-135), y con Calias, miembro de una acaudalada familia ateniense, por una herencia (ibid. 117-123), ya que Andócides culpa a ambos de promover su acusación de impiedad. Quizá también para limpiar su pasado persiguió a un cierto Arquipo por mutilar una herma dedicada por su familia (LYS. VI, Contra Andócides, 11).

En el invierno de 392/1 Andócides participó en la misión diplomática ateniense que discutió en Esparta la posibilidad de un acuerdo de paz para la guerra de Corinto. Pese a que el pueblo ateniense confirió a sus embaja-dores plenos poderes (pršsbeij aÙtokr£torej), de los que naturalmente no podían hacer uso discrecional, éstos solicitaron de las demás delegaciones un plazo de cuarenta días para consultar con la Ecclesía (ANDOC. III, Sobre la paz con los lacedemonios, 33), ante la cual a comienzos de 391 Andócides defendió, con argumentos antiimperialistas, la conveniencia de firmar un tratado de paz (sunqÁkai) con Esparta. En dicha defensa, conser-vada como discurso III, Sobre la paz con los lacedemonios, el logógrafo y orador trata de aplacar los deseos imperialistas, que otros consideran indispensables para el mantenimiento de la democracia. Sobre tales con-sideraciones, los atenienses no aceptaron las condiciones impuestas por los espartanos y culparon a Andócides, que fue procesado in absentia por mala conducta durante la embajada (parapresbe…a) y marchó al exilio en compañía de sus colegas Cratino de Esfeto, Eubúlides de Eleusis y Epícra-tes de Cefisia107. Isócrates VIII (Sobre la paz) 77 hace alusión a la guerra

Calificativos como el de «aventurero» que le reserva Cloché, op. cit., p. 22 impugnan el papel político y social que pudo tener este aristócrata en la Atenas de su tiempo.

106 D. M. LEWIS, Sparta as Victor, en D.M. LEWIS et alii (edd.), The Fourth Century B.C., CAH VI, Cambridge 19942.

107 DEM. XIX (Sobre la embajada fraudulenta) 277-280; PS.PLU. Andoc. 12; PHI-LOCH. FGrH 328 F 149 a. El cargo formal era por desobedecer las instrucciones de la Asamblea y aceptar sobornos y el proponente de la acusación fue Calístrato de Afidna, a quien Jacoby, FGrH III b (Supp.), I (Text), pp. 519-520, SEALEY, art. cit., pp. 184-185, KOUNAS, op. cit., p. 162, PECORELLA LONGO, op. cit., p. 60, SINGH, op. cit., pp. 116-117, FUNKE, op. cit., pp. 145-146, STRAUSS, op. cit., p. 142 y SARTORI, art. cit. (1996), pp. 320-321 describen como un joven deseoso de notoriedad vinculado a la facción de su tío Agirrio. Sin embargo, para ROBERTS, art. cit., pp. 102-106 este juicio, como la mayoría de los emprendidos contra generales y políticos durante la guerra de Corinto, sería organizado por los «conservadores» (grupo político que la autora en ningún mo-mento define), en represalia por no haber hecho uso de sus plenos poderes para pactar el fin de las hostilidades, y promovido por los «radicales» (en lo que a priori se nos

Page 32: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

68 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

del Peloponeso, todavía en 355, para referirse a las desgracias causadas por las actitudes favorables al imperialismo. En Platón, Gorgias, 519A el personaje de Sócrates arremete contra el imperialismo con argumentos si-milares, como causante de todos los males. Uno de los efectos, sería, desde este punto de vista, la frecuencia de los mercenarios, como se muestra en los discursos de Iseo108. Más arriba hemos visto cómo Trasibulo se opuso precisamente a la paz, en una posición enfrentada claramente con la de Andócides. Éste es uno de los casos en que se muestra la importancia del debate sobre la paz en toda la historia de la primera mitad del siglo IV, en sus derivaciones hacia el debate sobre el imperialismo. Con todo, dada la sensibilidad de buena parte de la población hacia los problemas derivados de la guerra, resulta precisamente un tema especialmente susceptible de verse afectado por matizaciones y ambigüedades, como para que alguien defienda que la paz favorece la democracia. Sin duda ello afecta a la ne-cesidad de entender de qué tipo de democracia se trata, pues es posible que ciertas formalidades del sistema fueran posibles sin imperio, pero no parece que lo fuera su faceta económica y social.

Pero hay individuos con una presencia física en Atenas aún menor que la de Andócides y ello no les impidió ejercer una gran influencia en su vida pública, bien es cierto que por tiempo limitado. El caso más notorio es el de Conón, que desde su puesto de almirante a sueldo en la flota fenochipriota del Gran Rey dirigió el rumbo de la política ateniense a finales de los años 90.

Conón de Anaflisto había participado como estratego en la decisiva batalla de Egospótamos, en 405, tras la cual, temiendo posibles represalias del dêmos por la derrota, se exilió voluntariamente en la corte de su amigo y protector Evágoras de Salamina109. La campaña de liberación de los grie-gos minorasiáticos emprendida por los lacedemonios en los primeros años del siglo IV determinó que Artajerjes II emplease parte de su proverbial riqueza en la financiación de una gran flota que desafiase la hegemonía

antoja una inverosímil coalición), descontentos por la postura abiertamente pacifista de los embajadores.

108 IS. II (Sobre la herencia de Menecles) 6; IV (Sobre la herencia de Nicóstrato) 7, 29; XI (Sobre la herencia de Hagnias) 47-48; y, sobre todo, IX (Sobre la herencia de Astífi lo), passim, que se refiere a Astífilo, hombre de armas muerto en expedición a Mitilene. Cf. V. J. ROSIVACH, The Tyrant in Athenian Democracy, «QUCC», 59 (1988), p. 52.

109 ISOC. V (Filipo) 62; IX (Evágoras) 52-55; LYS. XIX (Sobre los bienes de Aris-tófanes) 36 nos dice que, al igual que su estrecho colaborador Nicofemo, Conón formó una segunda familia en Chipre, donde tenía esposa y un hijo, aunque conservaba la ciudadanía ateniense.

Page 33: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

69De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

espartana en el Egeo, el mando estratégico de la cual (™pˆ t¾n q£lattan ¹gemÒna) fue confiado a Conón (D.S. XIV, 39, 1-2), que como mercenario se encontrabajo sometido al control de Farnabazo, sátrapa de la Frigia Helespóntica. Ya hemos visto cómo las Helénicas de Oxirrinco (7, 1) se hacen eco de la ayuda en armas y tripulaciones (Ðpla te kaˆ Øphres…aj) que desde ese momento le comenzó a llegar en secreto desde ciertos sec-tores de la sociedad ateniense. El primer paso significativo llegaría con la defección en el bando lacedemonio de la estratégica base naval de Rodas, donde Conón además propició en el verano de 395 la instauración de un régimen democrático (D.S. XIV, 79, 6-8; ANDROT. FGrH 324 F 15 apud PAUS. VI, 7, 6)110. Pero de mucha mayor trascendencia será, a comienzos del mes de agosto de 394, la contundente victoria de Conón y Farnabazo en las proximidades de Cnido (X. HG. IV, 3, 11-12; D.S. XIV, 84, 4-7), que supondrá para Esparta el desvanecimiento de los frutos traídos por la victoria sobre la arché ateniense en 404; no es extraño que las fuentes griegas la percibieran como el fin de la hegemonía naval lacedemonia111, y que incluso Teopompo eligiera este punto para cerrar sus Helleniká (D.S. XIV, 84, 7), si bien esas mismas fuentes, en especial la oratoria ática, pecan de helenocentrismo al acentuar la prominencia de Conón y minimizar la persa en estos acontecimientos.

A comienzos del verano de 393 Conón hace su entrada triunfal en el Pireo a la cabeza de ochenta trirremes, en medio de una población ateniense que transpira euforia y que saluda al otrora apátrida como al salvador de la ciudad (X. HG. IV, 8, 9-10; D.S. XIV, 85, 2-3). Conón será el responsable de invertir la ayuda económica persa en reclutar en el Helesponto una fuerza de peltastas mercenarios altamente especializada y efectiva que sería destinada a la Corintia bajo las órdenes de Ifícrates de Ramnunte112, lo que como hemos dicho no convierte automáticamen-te a éste en un asociado político del vencedor de Cnido, y, en segundo lugar, en un acción cargada de simbolismo, en impulsar definitivamente el proyecto de reconstrucción de las fortificaciones del Pireo y de los

110 Vid. supra n. 43.111 Además de los ya citados Jenofonte y Diodoro: PHILOCH. FGrH 328 F 145; EPH.

FGrH 70 T 20; LYS. II (Discurso fúnebre) 60; XIX (Sobre los bienes de Aristófanes) 28; ISOCR. IV (Panegírico) 120 y 142, V (Filipo) 63-64, IX (Evágoras) 56 y 68, XII (Panatenaico) 56; NEP. Con. 4, 4; PLU. Art. 21, 1, Ages. 17, 2-3 y Mor. 345E; PAUS. VI, 3, 16; DIN. I (Contra Demóstenes) 75; ARISTEID. I (Panatenaico) 280; POLYAEN. I, 48, 5; IUST. VI, 3,12-4, 1; OROS. III, 1, 12-15.

112 En la estación bélica de 390 esta fuerza de peltasta... aniquiló casi por completo a una mÒra o batallón del ejército lacedemonio; sobre éste y otros logros de Ifícrates en la Corintia, véase FORNIS, art. cit. (2004).

Page 34: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

70 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

Muros Largos que lo unían a la ciudad de Atenas, demolidos unos y otros en abril de 404 bajo la supervisión del espartano Lisandro. Sin embargo, la Asamblea ateniense ya había aprobado la restauración de las defensas de la ciudad y del puerto al menos un año antes de la llegada de Conón, posiblemente bajo la influencia de la personalidad política del momento, Trasibulo de Estiria113. Así lo proclaman, frente al silencio de Jenofonte, dos fragmentos de inscripciones que contemplan distintos pagos destinados a sufragar dichas obras en los arcontados de Diofanto (395/4) y Eubúlides (394/3) (IG II2 1656 y 1657). Esto no obsta para negar a Conón el mérito de ser en el gran catalizador de una empresa imposible de imaginar en tan corto plazo de tiempo sin los subsidios persas, cincuenta talentos según Nepote – complementados por aportaciones salidas del pecunio personal del mismo Conón –, y sin la ardorosa entrega no sólo de los atenienses, sino también de quinientos beocios y de gentes venidas de otras ciuda-des aliadas114. Como máximo abogado de la idea de recuperar el imperio ateniense del siglo anterior, Conón era consciente de que las murallas no sólo garantizaban la independencia de la ciudad, sino que, al hacer de Atenas esa «isla temistoclea» siempre abastecida desde el mar, ponían los cimientos de cualquier futuro intento de expansión y dominación marítima en el Egeo. Adquiere así pleno sentido uno de los escasos testimonios conservados de Cratipo, el historiador ateniense del siglo IV que muchos estudiosos identifican con el anónimo de Oxirrinco: kaˆ KÒnwna p£lin ™mbib£zonta t¦j ‘Aq»naj e„j t¾n q£lattan, «Conón dirigió a Atenas nuevamente hacia el dominio del mar» (FGrH 64 T 2 apud Plu. Mor. 345 D-E), o los fragmentos preservados de comedias representadas en 393, que equiparaban a Conón con Odiseo y a sus constructores con cíclopes115. En su memoria estos muros serán llamados en adelante «cononianos»116.

En Atenas Conón recibe honores extraordinarios que le elevan a la categoría de héroe local y que no tienen otro precedente que el de los ti-

113 SEALEY, art. cit., p. 183; PERLMAN, art. cit. (1968), p. 261; ALFIERI TONINI, art. cit., pp. 131-132; BUCK, op. cit., p. 99. FUNKE, op. cit., p. 113 prefiere dejar abierta la cuestión de si fue una iniciativa de Trasibulo, aunque se puede inferir de X. HG. III, 5, 16.

114 X. HG. IV, 8, 9-11; D.S. XIV, 85-86; ISOC. V (Filipo) 64; NEP. Con. 4, 5; IUST. VI, 5.

115 STRAUSS, op. cit., p. 127 n. 24 cita los fragmentos recogidos en la obra clásica de Edmons.

116 BUCK, op. cit., p. 106 aprecia en ello «un intento deliberado de ignorar el hecho de que Trasibulo comenzó la refortificación de Atenas».

117 DEM. XX (Contra Leptines) 69-70; ISOC. V (Filipo) 64; VII (Areopagítico) 12 y 65; IX (Evágoras) 56 y 68; DIN. I (Contra Demóstenes) 14; PAUS. I, 3, 2 y 24, 3; VI, 3,

Page 35: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

71De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

ranicidas Harmodio y Aristogitón, pues también él, nos dice Demóstenes (XX, Contra Leptines, 70), «había puesto fin a una tiranía nada leve». Es-tos honores consistieron en la concesión de la ¢tšleia, la proedr…a, una corona de olivo y la erección de dos estatuas, una en el ágora – la primera de un ciudadano aún vivo, muy significativamente frente al pórtico de Zeus Eleuterio (Liberador) –, y la otra en la Acrópolis117. Claramente este hecho pone ante todo de manifiesto el vehemente anhelo de una mayoría del dêmos ateniense de reconquistar el imperio tras el sombrío período que siguió a la derrota en la guerra del Peloponeso, pero pese a la euforia –«dado que Conón ha liberado a los aliados de Atenas», rezaba el con-siderando del decreto inscrito en el pie de su estatua, si creemos una vez más a Demóstenes (ibid. 69)- la situación no es sino un espejismo, porque Conón no ha dejado de ser un servidor del Gran Rey bajo las órdenes directas de Farnabazo, como se ve en Jenofonte (HG. IV, 8, 6), y, como tal, ha contribuido –reiteramos que la historiografía griega personaliza en él toda la empresa- a la liberación de las ciudades del yugo lacedemonio para hacerlas independientes o bien ponerlas bajo tutela persa, no para ganar su adhesión a un virtual o futurible imperio ateniense.

Desde su regreso Conón impuso, no necesariamente con el apoyo de Agirrio118, su predominio en la esfera pública ateniense119. No tardó en limpiar su nombre de toda responsabilidad en la derrota de Egospótamos,

16; NEP. Tim. 2, 3; IG II2 26. Nótese que en Jenofonte no encontramos huella de tales distinciones, sino que es en cambio Farnabazo el objeto de «las alabanzas y los dones de hospitalidad de las islas y las ciudades costeras» (HG. IV, 8, 2).

118 Como ha sido asumido sin base testimonial por ACCAME, op. cit., p. 139, BARBIERI, op. cit., p. 162 (para quien Conón se integró «nel programa della radical democrazia»), SEALEY, art. cit., p. 183 y PECORELLA LONGO, op. cit., p. 58, sólo por la inferencia de que Agirrio impulsó su programa «demótico» basado en el misthòs ecclesiastikós (y también en el theorikón según estos autores) gracias a los fondos persas llevados a Atenas por Conón; para una crítica de tal hipótesis, cf. FUNKE, op. cit., pp 116-117 n. 45 y STRAUSS, op. cit., p. 135. Remitimos a SEAGER, art. cit., pp. 103-104 y KOUNAS, op. cit., pp. 160-161 con n. 16 para la ausencia de pruebas concluyentes de una asociación política, como no fuera circunstancial, entre Agirrio y Conón.

119 BESSO, art. cit. (1999) ha expuesto que Conón construyó un círculo de «amigos» y «referentes», pese a lo cual «no è esatto affermare che egli agì como leader di un gruppo con un orientamento politico preciso», sino que operaban «come sostenitori di singole iniziative, sfruttando una rete di rapporti personali in grado di sustituirse addirittura allo stato, costituita grazie agli appoggi reciproci tra familigie di un certo rilievo sociale ed economico, secondo uno schema più tradizionale, o a legami nati in occasione di colla-borazioni politico-militari.» (citamos de pág. 128), pero ¿qué grupo o facción política no funcionaba así –cimentando su actividad en redes de clientelismo, hospitalidad y amistad en torno a un prostátes con más o menos cháris- en un mundo antiguo que no conoció los partidos políticos tal y como los entendemos hoy en día?

Page 36: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

72 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

a costa de enfangar el de quien fuera entonces colega en la estrategia, Adimanto (DEM. XIX, Acerca de la embajada fraudulenta, 191), mientras aprovechaba para hacer gala de su liberalidad sufragando en el Pireo, en el mismo recinto sacro instituido por Temístocles –nótese la conexión ideológica120-, la construcción de un templo a Afrodita Euplea («de la feliz navegación», deidad protectora de Cnido), una corona de oro a Atenea y hasta una hecatombe –auténtica, de cien bueyes- y una ˜st…asij para disfrute del conjunto de la ciudadanía y no sólo de su tribu, como era habitual con las liturgias121. Ahora bien, de esta información no debemos inferir que Conón se reintegrara plenamente en la vida pública ateniense y dejara de ser un asalariado del Gran Rey. No hay constatación de que desempeñara magistratura alguna que le legitimara para actuar en repre-sentación del Estado ateniense – lo que hubiera sido incompatible con su cargo de almirante persa122 – y su elección para una embajada oficial ateniense es más que discutible (vid. infra). Como hipótesis de trabajo se podría pensar que Conón actuó en Atenas en calidad de evérgeta que desde su posición preeminente en el ámbito privado, utilizaba la fortuna –tasada en cuarenta talentos (LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 39-40)-, el prestigio y la influencia derivados de su victoria en Cnido para

120 Auspiciada con tintes propagandísticos por el propio Conón, promotor, en palabras de P. FUNKE, Konons Rückkehr nach Athen im Spiegel epigraphischer Zeugnisse, «ZPE», 53 (1983), p. 181, de un «Themistokles Renaissance» (tras un período de cierto olvido de la impronta del vencedor de Salamina) y transmutado él mismo en un «neuer Themi-stokles» (así ya CLOCHÉ, art. cit., p. 171). Temístocles había construido un Aphrodísion en ese lugar y existe la posibilidad de que allí también fueron trasladados sus huesos para depositarlos en una tumba monumental (quizá tras la batalla de Cnido y bajo el patrocinio de Conón) desde el lugar secreto del Ática en el que fueron enterrados de forma clandestina por su familia. Los testimonios literarios y arqueológicos, no siempre consistentes, sobre estas construcciones en el puerto «Escarabajo» del Pireo son discutidos por Funke (ibid., pp. 175-189).

121 PAUS. I, 1, 3; ATH. 3D; IG II2 1424 a; DEM. XXII (Contra Androción) 72 = XXIV (Contra Timócrates) 180. Su prodigalidad se habría extendido también a Delfos, donde según Lisias (XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 39) donó cinco mil estáteras a Apolo y Atenea.

122 En tal sentido se expresan, entre otros, KOUNAS, op. cit., p. 169 y SEAGER, art. cit., p. 101, del cual extraemos la siguiente cita: «La posición de Conón era contra-dictoria. Cualesquiera que fueran sus objetivos y logros, él fue a lo largo del período de 397 a 392 un almirante al servicio persa, subordinado a oficiales persas y obligado a defender los intereses persas, en negligencia de los cuales podía ser llamado a rendir cuentas». Contra SINGH, op. cit., p. 125, que afirma sin razonamiento ni base alguna: «he was elected general for the year 393/2»; también SARTORI, art. cit. (1973), p. 336: «rivestiva la strategia».

Page 37: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

73De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

manejar los resortes del poder y diseñar las líneas maestras de la política ateniense contemporánea.

En esta voluntad, en este proyecto aún por cristalizar de reconstruc-ción imperial auspiciada por Conón, que se diferencia nítidamente de la estrategia continental abanderada por Trasibulo en los preámbulos de la contienda, se inscribe un posible intento de «cortejar» políticamente al poderoso tirano Dionisio de Siracusa, proclive a los lacedemonios, a quien la Boulé ateniense honra –desconocemos con qué honores o privilegios debido al mal estado de la piedra, pero es significativo que se le denomine arconte o gobernante (¥rcwn) de Sicilia- en una moción aprobada a co-mienzos de 393 a propuesta de Cinesias, poeta ditirámbico satirizado por los cómicos123, e inscrita en una estela de mármol pentélico con un relieve de Atenea sosteniendo en su mano derecha a la personificación de Sicilia (IG II2 18). Parece asimismo que Conón trató de emparentar a Dionisio y Evágoras de Salamina a través de una alianza matrimonial que, en una filigrana diplomática, ganaría al primero para la causa de Atenas (LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 19-20). Ambas maniobras resultarían fútiles y no evitarían la decisiva ayuda naval que el tirano proporcionó a los espartanos unos años más tarde, cuando, cesadas ya las hostilidades con Cartago, envió veinte naves a Antálcidas con las que éste alcanzó la superioridad numérica en los Estrechos y decidió la guerra (X. HG. V, 1, 26 y 28). Un pséphisma ateniense de 393, éste sí votado en la Ecclesía, honra al rey chipriota Evágoras de Salamina, valedor de Conón en sus días de desgracia, que ya recibiera la ciudadanía ateniense en 410 (IG I3 113; DEM. XII, Carta de Filipo, 10) y que ahora ve erigida su estatua en un lugar central del ágora de Atenas, al lado de la de Zeus Eleuterio y de la del propio Conón, cerca del pórtico real124. Sófilo, proponente de este

123 AR. Eccl. 329-330; Ra. 1437; Av. 1372-1409. El cómico Estratis llegó a poner su nombre a una comedia de la que apenas nos han llegado unas frases y que se puede fechar en torno al año 400 (HARP. s.u. Kinhs…aj; Ath. 551D). Sobre la hipotética, mas indemostrable, vinculación de Cinesias con Conón, véase CLOCHÉ, art. cit., p. 168 y op. cit., p. 19; TREVES, art. cit., p. 131 n. 3; P. MELONI, Tiribazo, satrapo di Sardi, «Athenaeum», 28 (1950), p. 304; BARBIERI, op. cit., p. 167; STRAUSS, op. cit., p. 134. En realidad, como bien recuerda FUNKE, op. cit., p. 112 n. 27, nuestra ignorancia acerca de la actividad política de Cinesias, más allá de este decreto, es absoluta.

124 A la lectura y restauración del primer fragmento (IG II2 20), que pasará a ser designado como c) de acuerdo con el orden original de la estela, D.M. LEWIS, R. STROUD, Athens Honors King Euagoras of Salamis, «Hesperia», 48 (1979), pp. 180-193 añadieron dos más inéditos, el a) y el b), a la vez que proponían una nueva interpretación para el c). Cf. también ISOC. IX (Evágoras) 57; PAUS. I, 3, 1.

Page 38: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

74 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

decreto, era uno de los héroes de File y miembro a lo que parece del cír-culo de Conón, pues también promueve otro pséphisma pasado en 394/3 en el que se conceden primero la proxenía y la evergesía y a continuación la ciudadanía a Fil[…7….]-es (posiblemente Filócrates) de Rodas, quizás por su conexión con la revolución democrática de la isla en el verano de 395 que puso las bases de una firme alianza con Atenas (IG II2 19)125. Y todavía dos decretos más, uno de la Boulé y otro de la Ecclesía, fechados en el mismo arcontado y sin duda alguna relacionados con los anteriores, como bien han visto Michael Osborne y Peter Funke, conceden la ciuda-danía ateniense, la continuidad del misqÒj que percibe de los estrategos e invitación a de‹pnon en el Pritaneo al vidente Estoris de Tasos –cuyos antepasados ya habían sido próxenos y evergetas de Atenas-, por haber desplegado su mántica en relación con ¹ naumac…a, que obviamente sólo puede ser la de Cnido (IG II2 17 + SEG XV.84)126. Estos decretos emana-dos de la Ecclesía honrando a individuos próximos a Conón responden a idéntico clima político y sirven de elocuente confirmación sobre las expectativas creadas entre el dêmos ateniense durante aquellos meses127.

De forma paralela a esta intensa actividad legislativa y diplomática, Conón prosigue la ofensiva naval en la primavera de 392 con una cam-paña más «en las islas y las ciudades costeras de Asia Menor» de la que apenas tenemos información (X. HG. IV, 8, 12), pero que a buen seguro, a tenor de los sagaces alegatos contemporáneos de los lacedemonios ante Tiribazo acerca de cómo los atenienses empleaban el dinero persa en su propio beneficio, podía interpretarse con una restauración de la influen-cia ateniense en estas zonas. Ahora bien, un control firme, un dominio ateniense, sólo está constatado fehacientemente en las islas de Lemnos,

125 Cf. FUNKE, art. cit., pp. 149-163; BESSO, art. cit. (1999), pp. 125-126.126 Cf. M. OSBORNE, Honours for Sthorys (IG II2. 17), «BSA», 65 (1970), pp. 151-

172; FUNKE, ibid. De la notabilidad alcanzada por Estoris dice mucho que hacia 388 lo encontremos destinado como ¥rcon kaˆ m£ntij en la isla de Tasos, cuya alianza acababa de ser recuperada por Trasibulo de Estiria, a petición de los propios tasios (IG II2 24); su solvencia económica también está más allá de toda duda a juzgar por el hecho de que costea las dos estelas que se erigen en la Acrópolis y en el santuario de Apolo (y al menos la que se ha preservado de diseño único).

127 FUNKE, art. cit., p. 162. A este momento de máximo prestigio e influencia de Conón podría corresponder igualmente el nombramiento de Trasibulo de Colito como anfictión ateniense en Delos (IG II2 1634), aunque ya hemos dicho que no hay certidum-bre sobre la alianza política entre ambos. Más aventurado es atribuir a Conón en 393/2, como hace STRAUSS, op. cit., p. 129, el patrocinio de una embajada a Quíos en la que Isócrates colaboraría en la preparación de un ordenamiento democrático y que habría molestado a Persia (PLU. Mor. 837B).

Page 39: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

75De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

Imbros y Esciro, antiguas cleruquías localizadas en la vital ruta de impor-tación de grano, que vemos en poder de Atenas durante las negociaciones de paz del siguiente invierno (X. HG. IV, 8, 15). Las acciones de Conón, que llegó a tomar la isla lacedemonia de Citera y provocar el temor a una revuelta hilota (X. HG. IV, 8, 7-8), fue la principal razón para un giro de la política exterior de Esparta. Antálcidas, un prominente espartiata que, además de gozar de la simpatía y la confianza del sátrapa y káranos Tiribazo, tenía importantes vínculos familiares entre la aristocracia persa (X. HG. V, 1, 6 y 28; PLU. Art. 22, 6 y Pelop. 30, 6), viaja a Sardes para intentar convencer a Tiribazo de que su señor Artajerjes II está financian-do la reconstrucción del imperio ateniense -que en la centuria anterior incluía Jonia y el Helesponto-, y a la vez de que Esparta no cuestiona la soberanía persa sobre los griegos de Asia Menor, mientras el resto de las ciudades griegas del continente y de las islas, inmersas o no en el conflicto, habrían de permanecer libres e independientes. Los rumores propalados sobre estas conversaciones bilaterales entre espartanos y persas atraerán pronto delegaciones de los estados que conformaban el sinedrio de Corinto, inquietos por la posibilidad de quedar al margen de potenciales acuerdos o de perder a Persia como aliado. No es extraño que los atenienses pensaran en Conón, símbolo palpable de la relación entre su ciudad y los persas, para acompañar e introducir en la corte satrápica a la embajada oficial que representaba al Estado ateniense, de la que él, por obvio conflicto de intereses, no podía ser integrante (X. HG. IV, 8, 13)128. Prueba de ello es que, tras el fracaso de las negociaciones, Tiriba-

128 Desde su elección en 397 hasta su muerte en 391 Conón no dejó en ningún momento de ser un almirante persa (pace BARBIERI, op. cit., p. 171, que ha planteado que fue «ammiraglio persiano più di fatto che di diritto»). Su vínculo con el Gran Rey entra, pues, en franco conflicto de intereses con una hipotética participación en la lega-ción ateniense que viajó a Sardes a negociar la paz. Por esta razón creemos que Conón acompañó a título privado a los embajadores oficiales, para facilitar en la medida de lo posible su labor en la corte persa (así entiende E. AUCELLO, La genesi della pace di An-talcida, «Helikon», 5 (1965), p. 346 el met¦ KÒnwnoj, «junto con Conón», de Jenofonte, en lugar de, como suele leerse, una forma de resaltar la figura de Conón o incluso una posible presidencia de la embajada; en parecidos términos, KOUNAS, op. cit., p. 169; FUNKE, op. cit., p. 137 n. 8 y M. JEHNE, Die Friedensverhandlungen von Sparta 392/1 v.Chr. und das Problem der kleinasiatischen Griechen, «Chiron», 21 (1991), p. 267 n. 14; por el contrario D.J. MOSLEY, Conon´s Embassy to Persia, «RhM», 116 (1973), pp. 17-18, SAUR, op. cit., p. 221, STRAUSS, op. cit., 137 con n. 58 y BIANCO, op. cit., p. 21 no consideran un conflicto de intereses servir al Gran Rey y mirar al tiempo por el bienestar de Atenas, cosa que podría ser aceptable si no habláramos de representaciones diplomáticas; curiosamente BESSO, art. cit. (1999), p. 121 n. 33 admite que en efecto se trataría de una contradicción, pero la cual precisamente le haría «perdere credibilità agli occhi persiani»). Otras soluciones al problema de la incompatibilidad resultan menos

Page 40: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

76 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

zo ordena arrestar a Conón - æj ¢dikoànta basilša, «como si hubiera cometido una injusticia contra el Rey» (HG. IV, 8, 16; D.S. XIV, 85, 4) -, que, como oficial persa que aún era, estaba sometido a su autoridad, mientras no se puso obstáculo a que los cuatro embajadores atenienses (Hermógenes, Dion, Calístenes y Calimedonte) regresaran a su patria. Huido o liberado pronto de su cautiverio, Conón se retiró a la corte del monarca filoheleno Evágoras de Salamina, donde enfermará y morirá poco después (LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 39-44 y DINÓN apud NEP. Con. 5, 3-4, preferibles a ISOC. IV, Panegírico, 154 y D.S. XV, 43, donde Conón es ejecutado por los persas). A juzgar por el desencanto y la crítica hacia Conón que transpira el Discurso fúnebre en honor de los caídos en la guerra de Corinto que Lisias redactó por este tiempo, así como por sucesivos acontecimientos, la directriz política que arropaba la idea de colaboración con Persia había fenecido con su máximo adalid129. Como hemos visto, una vez se ha desprendido del lastre que suponía la idea de avalar una guerra continental y hoplítica, Trasibulo de Estiria retomará y hará suyo el proyecto de Conón para orientar sin vacilaciones la política exterior de Atenas hacia el restablecimiento de su ¢rc» en el Egeo, sólo que bajo unos nuevos presupuestos en los que no tiene cabida la amistad con el bárbaro. Se puede hablar de coincidencias, que afectan a la política interior y al imperialismo, pero por ello no pueden olvidarse las divergencias anteriores130. Sería este nuevo impulso imperialista el que queda reflejado en el Epitafi o de Lisias, el mismo ambiente que despierta las ironías del Menéxeno de Platón131.

Una última prueba de que en estos años la ira de la Asamblea ateniense no se encauzaba hacia determinadas personalidades o grupos políticos per se, sino que castigaba los fracasos a la hora de plasmar la vocación impe-

satisfactorias, como por ejemplo pensar que la embajada no tuviera un carácter oficial (R. URBAN, Der Königsfrieden von 387/6 v. Chr. Vorgeschichte, Zustadekommen, Ergebnis und politische Umsetzung, Historia Einzelschriften 68, Stuttgart 1991, p. 62, seguido por BUCK, op. cit., p. 109 con n. 15). Esta indefinición da cobertura a afirmaciones como la de Meloni, art. cit., p. 304: «Conone, oramai più stratega ateniese che ammiraglio persiano».

129 SEAGER, art. cit., p. 100, 108; STRAUSS, op. cit., p. 135; BIANCO, op. cit., p. 24. Efectivamente en el Epitafi o la figura de un Conón innombrado es oscurecida: Cnido es descrita como una victoria de bárbaros sobre griegos y hasta la reconstrucción de los muros llamados «cononianos» son obra de los hombres de File, los auténticos patriotas (§§ 59 y 63).

130 Como hace STRAUSS, art. cit., que considera que se trata sólo de rivalidades personales, basadas en las diferentes actitudes tomadas con relación a Alcibíades veinte años antes.

131 BIANCO, op. cit., pp. 22, 27-31.

Page 41: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

77De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

rial del dêmos, podemos encontrarla en el proceso contra Aristófanes y su padre Nicofemo, pertenecientes al círculo del desaparecido Conón, con el que compartían los estrechos vínculos con el rey Evágoras de Salamina132. De un lado el encarcelamiento y posterior muerte de Conón, con la con-siguiente interrupción de la ayuda financiera, y de otro la revuelta contra el Gran Rey del monarca salaminio (D.S. XIV, 98, 1-4; EPH. FGrH 70 T 134), quien como ya vimos había recibido la ciudadanía y grandes honores de los atenienses, enrarecieron desde 391 el espíritu de colaboración entre atenienses y persas y fomentaron la desconfianza mutua, a lo que desde luego no contribuyó que los primeros anudaran en 390 una alianza con Evágoras (X. HG. IV, 8, 24; LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 43) y, poco después, otra con Acoris (AR. Pl. 178), faraón de un Egipto que también se encontraba desde 404 en rebelión abierta contra Artajerjes. Los atenienses daban muestras de no condicionar las palmarias ambiciones de su política exterior a la veleidosa voluntad del Gran Rey.

Pues bien, en este contexto de relaciones «ambivalentes» con Persia133, Aristófanes y Nicofemo propusieron y consiguieron, no sin dificultades, que la Ecclesía votara en el verano de 390 el envío de una escuadra de diez trirremes al mando de Filócrates en apoyo del monarca salaminio, para cuyo equipamiento comprometieron su propio patrimonio familiar y el de sus phíloi (LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 21-23 y 43). El descalabro de la expedición, capturada por Teleutias cerca de Rodas (X. HG. IV, 8, 24), no menos que las sospechas de enriquecimiento ilícito134, están sin duda en la base del proceso de eisangelía y la ejecución sumaria -acompañada de confiscación de bienes- a que fueron sometidos padre e hijo135. Cuando dicho embargo resultó no ser tan sustancioso como se

132 Nicofemo, que había sido lugarteniente de Conón en la flota persa, vivía aún en Chipre, donde tenía una segunda esposa, una hija y propiedades, pero conservaba la ciudadanía ateniense (LYS. XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 36). Véase BESSO, art. cit. (1999), pp. 115-124, con las fuentes y la literatura anterior.

133 La expresión es de FUNKE, op. cit., p. 149 n. 60.134 Según el mismo Lisias (XIX, Sobre los bienes de Aristófanes, 28-29, 42-43, 57),

Aristófanes pasó de tener unos modestos medios en su demo de Ramnunte antes de la batalla de Cnido a satisfacer por sí mismo y por su padre eisphoraí por valor de cuarenta minas, cumplir holgadamente con onerosas liturgias como la coregía y la trierarquía –que le supusieron respectivamente cinco mil dracmas y ochenta minas- y comprarse una casa y treinta pletros de tierra por un coste superior a cinco talentos.

135 En opinión de ROBERTS, art. cit., pp. 107-108, STRAUSS, op. cit., p. 151 y BESSO, art. cit. (1999), p. 117, Nicofemo y Aristófanes pagaron sus conexiones políticas con Conón, de modo que concitarían por una parte la animadversión de sus correligionarios «radicales» debido al fracaso de la expedición y, por otra, la de los «conservadores» que nunca quisieron enviarla y rechazaban la vía imperialista; CORSARO, art. cit., pp.

Page 42: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

78 CÈSAR FORNIS - DOMINGO PLÁCIDO

esperaba, el Estado ateniense actuó después contra el suegro, y al morir éste contra el cuñado de Aristófanes ante la sospecha de que pudo encubrir los bienes no hallados; es para la defensa de ambos, suegro y cuñado, para la que Lisias redactó su discurso.

En este contexto hemos de ver también el proceso contra Pánfilo de Ciriadas, que según Aristófanes (Pl. 174 junto con escolio) y un fragmento del cómico Platón (fr. 14 Kock) fue acusado de malversación de fondos públicos durante la campaña egineta, en la que intervino de manera poco afortunada (X. HG. V, 1, 2 y 5); hallado culpable y condenado a pagar cinco talentos que no tenía, el estratego vio confiscadas y vendidas sus propiedades (DEM. XL, Contra Beoto, 20 y 22).

A primera vista la guerra de Corinto, que venía a ahondar en la tre-menda erosión humana y económica causada por la guerra del Peloponeso, de la que apenas la separan ocho años, no provoca cambios sustanciales en la política interna ateniense. Con la única excepción de Agirrio, que no recuperó su influencia política y cuyo vacío será ocupado por un Calístrato más consolidado, pero también más moderado, después de la paz de 386 encontramos hablando en la Asamblea a prácticamente los mismos hombres que habían dirigido la política ática desde el final de la guerra civil: Céfalo, Trasibulo Coliteo, Ésimo; los mismos prostátai, mas con una cierta, aunque significativa, reorientación de su política exterior, ahora acomodada a la cláusula de la paz del Rey que dictaba el respeto a la autonomía de las póleis y que acabaría cuajando en la segunda liga136. Sin embargo, los años que van de 403 a 386 constituyen el período de la historia de Atenas con más juicios políticos, en los que no pocos estrategos, rétores, embajadores, etc. desfilan por los tribunales, sobre todo bajo los cargos de soborno y malversación de fondos, y es raro encontrar individuos que desarrollaran una carrera pública de cierta notoriedad sin figurar como acusadores o acusados en algún proceso judicial137. Tal proliferación no sólo es un espejo de la depauperada economía ateniense tras la guerra del Peloponeso, tanto pública como privada138, sino también de la efervescencia del debate político en la Atenas posimperial, debate cuyos protagonistas,

126-127 por su parte ve la mano de la facción de Trasibulo detrás del proceso. Más coherentemente, SEAGER, art. cit., pp. 113-114 acota que la indignación popular fue la misma reservada a todos aquellos que, al margen de su filiación ideológica, acumularon riqueza mientras el grueso de la ciudadanía se empobrecía.

136 Cf. FUNKE, op. cit., pp. 166-167.137 Pace P. CLOCHÉ, Les hommes politiques et la justice populaire dans l´Athènes

du IVe siècle, «Historia», 9 (1960), pp. 80-95, que minimiza la estadística.138 STRAUSS, op. cit. (1985), pp. 69-70.

Page 43: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de

79De la guerra del Peloponeso a la paz del Rey (I)

lejos de mostrar inmovilismo en sus posiciones ideológicas, se supieron acomodar al desarrollo de los acontecimientos.

Partíamos de la percepción, en cierto modo intuitiva, de que todos los intentos de establecer unas posturas políticas definidas entre los personajes protagonistas de la Historia de Atenas después de la guerra de Peloponeso constituían un camino sin salida, cuyos frutos se transfor-maban en aspiraciones frustradas tendentes a ofrecer un panorama claro con definiciones que tuvieran un significado en cierto modo comprensible para la mentalidad de hoy. Sin embargo, las relaciones entre pasado y presente no funcionan exactamente por analogía. Más productivo nos ha parecido intentar penetrar en la realidad de la época tratada, no a partir de una analogía con los esquemas dominantes en las interpretaciones al uso, sino sobre la percepción del presente como complejidad, la que se muestra en las realidades cotidianas de la vida política, con sus varia-ciones e indefiniciones de fondo. La realidad antigua se presenta así tan dinámica como la actual, ajena a las clasificaciones y, en consecuencia, a las interpretaciones reduccionistas. Precisamente, creemos que de este modo se entiende mejor la realidad política y social que a través del empeño por aplicar etiquetas. La inestabilidad política de las personas, pertenecientes socialmente a la oligarquía, encuentra en gran medida una explicación en la actitud reflejada en al Carta VII de Platón, para quien era evidente que la política oligárquica podía dañar a los mismo oligarcas, por lo que la firmeza política se revelaba imposible. En efecto, esa reali-dad se manfiesta así, por medio de actitudes individuales que reaccionan coyunturalmente ante los problemas derivados de una época que, con todos los matices necesarios, puede considerarse crítica. Lo imposible de definiciones rígidas es un síntoma de lo que este concepto significa en ese momento. En definitiva es una época en que se imponen como géneros la biografía y el retrato, porque el panorama permite un amplio mosaico de actitudes, individuales en sí, pero colectivos como fenómeno que afecta a los amplios sectores de la sociedad que en estos momentos participa en la vida pública. La historia social y política se manifiesta a través del amplio panorama de las posturas personales y de las complejidades de sus mismas relaciones. Tales son los factores que proporcionan interés al estudio del período elegido.

Page 44: DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A LA PAZ DEL REY (I ...personal.us.es/cfornis/uploads/publicaciones/articulos/RSA.pdf · definida o concreta más allá de la oposición a Esparta y de