De Las Carreras - Amor Libre

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Ensayo poético, de inspiración anarquista, de Rodberto de las Carreras escrito a comienzos del siglo XX.

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    AMOR LIBRE : /

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    ~ ~-INT ER V IE \V S VOLUPTUOSOS

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    ROBERTO DE LAS CARRERAS

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  • AMOR LIBRE

    !lo/Jerfo de las Cr.rrer.1s

  • PRIMER INTERVIE\V

    Con motivo de \Vaterloo galante de Roberto de las Carreras que con-vulsiona nuestra sorieJad, entre-vistamos

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    to que he pasado por la comedia de la unin burguesa, y que arroj una fir-ma al Registro Civil, como se arro-jan papeles estrujados un canasto, cre perfilar rigurosamente, con una carta, que publiqu en un peridico anrquico, mi verJadera situacin ertica.

    El objeto de aquella formalidad fu, simplemente, eomo lo dije entonces, impedir que el Juez de menores usan-do de un derecho atvico, reclllyera mi querida en un convento, por el solo delito de haber amado ... Us de 111 bur:rnesa contra la burguesa, y asegur la libertad de una mujer que yo haba arrancado al Prejuicio.

    Fu un acto de poltica anrquica y de lealtad galante. Estas razones se vieron claras en mi comunicacin al pblico. Proclam mi f Silbversiva. Dije que el matrimonio era un valor nominal como el papel moneda; que ese valor no consiste ms que en el hecho de reconoc~rlo, y que por lo tanto me consideraba yo tan casado -como si me hubiera unido en matri-monio por los ritos de alguna de esas tribus salvajes para las cuales el ca-samiento con~iste en que los novios, en un instante dado, dejen caer un cntaro que se despedaza contra el suelo.

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    Escarnec Gl Matrimonio, paten-

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    rante cuatro largo.3 aos una mujer nerviosamente apasi nada, un filtro mgico de corrosiva Iujuri~, una ca~trida humana, una berberisca de mis sueos de harem: exotismo viviente en este pas en que las mujere.s s.on pacficas y se destacan p~: un aire domstico, por una expres10n deses-parant9 de montona tontera. Ella parece mas oien una hija abrasada de los flgidos nrenales, con sangre de pantera, exacerbados los sentidos por

    ---r las llam as del Simn! Conservar una mujer encen~i~a

    durante cuatro aos, es un prod1g10 que no puede comprenderse entre no -otros!

    Cierto, no han de enorgullecerse de l los inocentes maridos, para los cu::t-les la lu11a de miel dura apenas IJ que una 1 una : cun 1 ro semanas; que con-funden con ingenuidad nimbada la. la fidelidad que sus mujeres guar-dan la Opinion Pblica al De-ber. con una fidelidad de amor por su zfia, palurda y caricature.-;ca per-sonal

    Los burgueses estn ext raviados. F.l Amor no es la Virtud. El Amor muere jven. Es una fatalidad de la Naturaleza. El ideal de Amor debe integrarse con un sinnmero de mu-jeres. Querer obtenerlo de una mujer

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    nica es como pretender crear una. pera con una sola nota de ! Pent-grama escribir un libro con una sola letra del Alfabeto. Dicen los grie-gos, esos maestros reconocidos en Belleza, en Filosofia, en Arte, y en Amor. que pretender ser amado exclusivamente es una locura de-morta'es;. Sera curioso que el Amor" cuya ' alas frgil es se han. ~scurrid 1 entre los dedos de los sem1d10ses: de-Ctulo de i\Iusset, de Horacio, de

    ' .. Lord By ron, se encontr~1a pri::;1?ne-ro en los hogares montevideanos ]Un-to la cocina y al retrete!

    Roberto, triunrante: Ningn vencedor, llmese. C~ar,

    Napolen Alejandro, ha podido pe-tarse de haber atado su carro la mujer! , . .

    Puede saberse por qne razon vi-: va usted en Buenos Aires separado de su amante?

    Roberto sonri. -Mi querida estaba~ punto de su-

    cui bir 4uemada, en rms brazo.si Pu-se todo' lo helado del Rio de la Plata entro sus ardores y yo ...

    El parisiense s~ abandon en un divn y cruz la p1ernn, en la que se mat cn.ba el msculo vigoroso del es-grimi$ta. . .

    --No tena noticias de la tramJ-

    r -

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    sura . Los uruguayos, esos espas, cuidadores de las mujeres ajenas, so han vengado c]p mi desprecio por_ su polica desintt.~reslda ce r;oluntcu:ws, no inf )rmndomo de lo

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  • -16-

    samente ~ los rmiltiples sucesos_de _su vida pintoresca nos retiramos, indig-nad os por el ~ontrast~ violento d_el tmido rival que en el ~nstanto deci-sivo abandona la muJer, pasto de la vencranza de un celoso, en vez de es-cud~rla arreuatadamente, con el po-

    ' . t cho! Un amanto debe saber morir. Aquel acoquinamiento so nos explic con facilidad. Ese amante burgus es un mal'ido y desfalleci al aparecer ol Amante!

    1

    SEGU~DO I.\TTERVIE\V

    El Primer lrderoiew de esto recueil con que Roberto do las Carreras ini-cia soberbiam ente entro nosotros Ja revancha de los derechos Jomeninos, apa,recido en La Reeli6n. explot el da 23 de Ago";to en medio la solem-nidad patriticD, en plena orga de

    lo~ hnrgueses. Fuimos empujados por el Dortor

    Anarquista a l lanzamiento de su bom-ba, en esa circunstancia, con el sar-casmo premeditado de envenenar en el vientre de los fllistinos , descen-di entes de Sancho, su regocijo salva-. ' Je ..... .

    Ansiosos de felicitar al pgil que sostiene con sus pufios crispados la presin trituradora del ocano social, soli citamos de su exquisita condes-cendencia, u na nueva entrevista.

    Lo hallamos tendido en un divn,

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    el -pensamiento flotante, distrado en el Bsforo... .

    El humo de un cigarrillo de p10 trazaba aurolas en el ambient~ de la estancia llenndola con los vaivenes

    ' . " . de sus espirales q mmencas. . _Gran xito! - exclamamos. -

    Desphs de la pu?licacin de su es-truendoso Jn,ermewJ no q~eda en la beatfica ciudad de San Felipe y San-tiago un solo hombre que se atreva considerar usted marido!

    -Lo saba rle antemano,-mu~mur con indiferencia Roberto, sm abandonar su mullida ac~itud.-Como Napolebn mir el relo] las tres, y dije: A las cuatro doy un vuelco la derrota 1 .

    Mi amante se arrodilla, reconqms-tada en una hora!No ha sido mi \Va-terloo ha sido mi :Marengo!

    -Se desploma contra su terrib~e valor la excomunin burg;ue.sa!-d1-jimos con satnico ardimiento.~ '.Los maridos IJraman!

    -El Mari"do es una institucin qu~ morir por el ri~culo .... Tengo de .m1 parte las mu]eres ... He rendido fuego las faldas! .

    - Algunos uruguayos, fanticos del Prejuicio, pr~tenden que usted debi matar la libertada.

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    Roberto se encogi de hombros con una suprema elegancia de desdn.

    -Los uruguayos son unos salva-jes que apenas lo di3imulan .... infe-riores desamparados, cogidos de los cabellos por la~ Eumnides de sus par.tidos impulsivos! Ralea inmigra-toria!

    Yo, que, ostento, imperialmente en mis blasones catorce siglos de noble-

    ~ (1): el ~guila de \'ian.a,. ~e ~las pu-Jantes, abiertas en la imc1ac1n del vuelo; el Caballo de Carreras esca-pe en un campo azul, bajo una lluvia de estrellas; yo, d~ una casa que, pa ra fundarla, se umeron la Aristocra-cia y el Amor; descendiente de un bastardo de estirpe rgia!; yo, que pertenezco la raza de los Fuertes de los Selectos, un ciclo de empenaha-d.os por cuyd.s venas corria el explo -s1.vo. de una rnngre que se derramaba, h1rv1_e_:te, en _las, batallas; yo, Garca de Zurnga, anstocrata revolucionario no puedo afrentar la sombra de lo~ aug~stos guerreros, mis antepasados asesmando una querida inerme! (Una pausa ) Qu se habra d icho en ~a sensual anarqua Je la Corte de Lms XIV, en el cenculo de las Ha-das de Versalles, si se hubiera pro-~~~a. Siete por la~linea paterna y siete por lama-

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    puesto responder ~erozment~, co~ la muerte las hondas del D1os-N1io, que co~ el carcax{. la espalda y la tra~esura en los labios, jugaba tirar al blanco con el corazn de las duque-sas en ios bosquerillos discretoJ y perfumados de Tri~nn_?

    Matar u na mu 1er infiel. ... Qu horrible sacrilegiJ contra la Galante-ra! Toda mi sangre herldica se re-bela!

    Roberto pareca asistido por sus mayores. Se l1abria dicho que se es-cuc'haLa alred edor suyo el crujido tr-mulo de armaduras invisibles .... Hizo un gesto digno de catorce de siglos de nobleza:

    -FerYicnte de Petronio, quien nauseuba Ja sangro, $UCerdote de Ana-creontc, en un re~tn de despedida, co-rono de ro~as y cfrezco Ja crtera del Falerno la fugitiva da_ mi lecho . .

    Nos inclinamos, avas::illados por aquella irrcsistilJle lgica potica.

    -Son los maridos los q ae matan, nunca 10:::; an,untes! i'1atando no se ohtirne el Amor! Es un acto vulgar. Es escribir con el tem:=t de una Yelcidad el rn:::; esnpido Je los folletines!

    - Los anarqu istas opin1.mos como los amantes!

    - Anatematicemos, -clam Ho-borto) -nuestras sociedades impdi-

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    eas, en las cuales, para escndalo, de la civilizacin y del buen gusto, sub-siste an el montono marido!

    Roberto, sereno: -El marido es un atavismo . .. (U na pausa.) En nada se rebela el hombre tan

    irreconciliablemente primitivo como en los celos .... El enPmigo de la mujer es el Antropoide. Nosotros os femi -nistas, debemos apualear ~l mons-truo interior, al Mide Originel!

    -De acuerdo!-con testamos con arranque . -Estrecbmosnos para la gran bata lla do la libertad femenina . Si algunos .de los nu est ros, en los que el Antropoide no se ha extinauido to-dava se det ienen cobardem"ente los

    . . ' prec1 pitar la avalancha! Roberto, con su vehemencia incen-

    diaria: - La Anarquasin amor libre no es

    Anarqua! Hay que p nsar en el Amo r con ms fu erza que en la cuestin econmica! T iempo tenemos de ocu-parnos de la raqutica tierra. Acuda-mos . lo que ms urge!. ...

    Se irgui5 . S us ojos relampaguea-ron. El gesto deso rde nado trans fi a u-rado el semblante por el turbin del Apocalips is revolucionario lanz su

    . ' ;grito herico: - Expropiemos la mujer!!!

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    Continu : -Estamos febricitantes como leones encendidos frente la ig-nominir-~ de su esclavitml encubierta! Lancemos la faz torva de Jos inti-les maridos: La mujer es libre!

    Su triunfo estalla! ...... Caballeros cruzados del Feminismo, proclama-remos su derecho al placer en el gran da de la Revolucin Sensual!!!

    Tom aliento. Se distendi en el di-vn. Ec!J. volar unct nubecilla de humo de su cigarro de pio:

    - Se niega la mujer la propie-dad de su cuerpo. No puede hacer uso de l ms que para el Marido. Si dis-pone, por un derecho elemental, de su don de vida en beneficio del aman-tl', arrastrada irresistiblemente por la Afinidad E lectiva; soberana dispensa-dora del bien de Amor, nico crimi-nal al que no se escuchan atenuantes; su dueo la degella! Alevosa, pre-meditacin, ensaamiente, todos los nubarrones lgubre5 del crmen, es-tn permitidos al pater familias, al dspota romano, rara vengar su im-potencia, ~u despecho, su atvicopre-juic o. La Ley le entrega su cuchilla!'

    Cdigo de tirana que te ensaas con el dbil 1 Leyes depravadas dic-tadas por el Antropoide!

    Dumas, en plena ctedra del teatro,. sentencia, dogmticamente, que la

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    adltera, la mujer autnoma, se la. debe matar!

    Burgus, t habras asesinado al pueblo en la Comunal

    La aberracin entra por mucho. Un hombre enrgico decame, refiriendo el caso de un marido que, al encontrar su mujer infraganti, l_a haba arro-jado por el balcn: Es el nico medio de contener la mujer!

    El hombre que as hablaba era mi padre. Yo sent protestar en mi, des-de Q:iton.ces, el alma .de mi madre que me msp1ra, de la mu.Jcr d.easin y de aventura, de la desvane!'lda soadora que la ed ucaci6n burguesa me ensea-ba odiar . Al defender a l sexo sien-to que la defiendo. Mi esfuerzo liber-tario es un tributo altivo y vengador sus dolores de Amorosa!

    La I.n.i_usticia para con la mujer apa-rece srniestramcnte grabada como una inapelab le condena dant~sca en el frontispicio de los siglos, en ]ad Ta-blas dt:i la Ley.

    De:sde el comenzar del mundo un sexo indmito, feudal inquisidor

    . ' ,. prepotente, mmola en nombre de su fuerza, de su ~mor la sangre, de su \enebr?sa vamdad: estpido tirano que exige la mujHr lo que no puede concederle su arcilla ideal. Otro, in-

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    vocabulario burgus. Somos noso-tros fieles? Y si no lo somos, cmo pretenderlo de las mujeres, he.chas como dira Byron, de nuestra mism.a arcilla inflamable? Nuestra sensuali-dad no es por ventura una rutilante mariposa? Ci:no pretender que la ca-lumniada de Vigny, los sentidos des-piertos, voraces, entrains, se retr~cte de su femenilidad para la exclusiva satisfaccin de nuestro orgullo?

    Cambiemos su sangre, cambiemos su fisiologa: hagamos otrfl mujer!

    .Qu es lo que inspira el deseo? La boca, los ojos ... Y esos detall~s no se se encuentran iguales parecidos en todos los hombres como en todas las mujeres? Cul es el sello que distin-gue al que debe sug:rir I~ sen~ualid~d nica al deseado sm fatiga, sm laxi-tud pesar del tiempo transcurrido, del desgaste inevitable de las sensa-ciones?

    Lo poco que r~zonablemente p~ede exigirse la mu1er, es la renuncia en aras del preferido.Nunca fu ms ha-

    . lagado que cuando una mujer me di-jo:-Me gustaba un hombre. Me hu; biera dado l .... Pero, pens que t~ habras sufrido .... He hecho ese sacri-ficio por t l El hombre yla mujer norepresen-tan un estmulo recproco? Dnde

    "1 - ---

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    est esa Naturaleza disciplinada, ma-temtica, que distribuye los Eres por parejas eternas, .Y, cuyas P?ten-cias sordas de atracc10n se detienen una vez que los ha juntado?

    La Naturaleza es vari L:. ble, capri-chosa , mujer! El Amor vive de deseos y muere de saciedad, dice la gran sen-tencia. La mujer es fatalmente volu-ble como el hombre. Es bija del hom-bre. El Amor no perdona . su~ elegi-dos!

    .Optemos: la mujer inerte, la mon-tdvitleana sin alma, sin cuorpo, sin virtud siquiera dentro do! mismopnn-to do vi sta convencional; sin abnega-cin, que nada hace vibrar, que pre-sencia, impasible, instalada en un pal-co los ms grandes sollozos que atra-vi~san la historia afectivade la huma-nidad .Y que revientan en la msica; que mira sin comprendAr todos los torcedores, todas las angustias dra-mticas del corazn estrujado; que no siente l\lann, que no comprende Fausto, que denomina la pasin: co-sas de los libros; qne se vende estpi-damente contenta, prosttuta pla.w largo, como dira Tolstoi, la co?i-cia de un burgus, con el cual sostie-ne una amistad de lecho imperturba-ble; que se apareja por ~na inercia del instinto, hembra salva1e, re producto-

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    ra inconciente, cuya cohabitacin> como dira Nordau, no ser nunca un epi:wdio en el proceso vital de la hu-manidad; bien, la amante y todas sus torturas .

    Nosotros, los que hemos sido cien veces crucificados, martirizados, des-trozados no vacilamos. No riamos nuestra que man te angustia por la pi tora ele satisfaccin de los bur;.(ueses; n o damos el tsigo de las traiciones que nos corroen, por la O.del idad j nr-dica de sus marmotas conyugales!

    Da vondr en que domado el ata-vismo sentimen tal, las mujere~ pue-dan ser libres sin que nosotros sea-mos infelices. La Anarqua nos har ..griegos .... Safo, Aspasia, Bylitis, re-nacern para nosotros en la Ciudad Futura .

    Arran~ad os de la educacin cris-tiana, nos acostumbraremos mirar .en el amor una cosa fugz, como todo lo que vive.

    Roberto se abstrajo. P areci como que escrutab::t con la

    mi rada en el corazn nebuloso de los tiem pos. Haciendo historia:

    -El Marido, tira?.io secula r, com-prendi que no poda someter al yugo de la constancia los sentidos de la mu-jer libre. Encarcel sus rganos en el ~inturn medioeval, mientras mar-

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    chaba al combate. Ubic entre sus muslos el dolo del Honor, el sofisma romntico de la Virtud, impostura fi-s iolgica que domina al mundo; y pro-voc en el a lma dctil de la eterna sa-crificada, la emulacin de su suici-dio sexual.

    En nombre da un hipcrita idea-lismo, le impuso con ferocidad de car-nvoro, el prejuicio de la Virgini_dad; estmulo hirviente del sensua lismo salvaje, cantrida sdica cuidadosa-mente preparada en ofrenda }3: p_er~ versidad de su egosmo. Sc.crif1co a la mujer on su provecho. La couden la abstinencia. La hizo enorgullo-cel'se como de un triunfo de Ja c:::i::stra-cin inicua, de la muerte de l sexo, de la ianorancia inhumana del deleite,

    /") . ese don de los D10ses, q uenos hace en-trever un instante los Parasos tra-vs de un fugitivo relc.mpago'.

    El :Marido, el macho legal, fu se-cundado tenebrosamente en su obra por una rcliin contra-naturaleza, inq ni~icin Je Ja Carne, aberracin idealista que se extendi sobre el mun-do como una lepra! lliJra mortfera que en vano pretendieron a l10g:::ir en su harapienta cuna Jos brazos atlticos del paganismo, p:::ira vengar :.i los dioses para vengar Ja Vida!

    Credo de odio, blasfemia contra .to-

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    do lo que existe. Afrent.con una mar-ca ele barro de las Catacumbas la fren te luminosa de la proftica Safo, lla-

    ando cortesana la creadora del Amor, Diosa dt1 la Poesa, ma~re del Sentimiento amante suprema rnmo lada en aras de Fan ! Se arrast~ tor-pemente para bine.ar su mor.disco de venenosa impotencia en el talo~deAspasia, doblada sobre las roddl!=ls de Pe rieles con un gesto de elegancia .ge-nial C]Ue dib?ja en la IIi.st~:i~ su .im-perecedera silueta. Cony1rt10 a Ep1cu-ro, embriagado sensualista, en un cer-do burgus. Rovolc en. el fango la Vo-luptuosidad, estremec1da. arr?-~cada del Olimpo, manchndola, v1hpen-dindola. Se ensa con la B elleza. reclamo del Amor, como si h_u?iera querido vengarse de todos s~s trrn.n-fos de la Grecia 1 eB su sed m vert1~~ de maceracin y do c\ausur~ .. U_ltraJO \T nus. y Habra hecho rev1v1rn F~in, ante la que so arrodil la ron los grie-gos, para encomendar la Hoguera el vrtiao alucinante de aquellos encan-tos a~ustadores. Reneg de su fun.da-dor, cuyo Cdigo interpretaron im-pamente los falsos abogados de su Ley pues l se sentaba en los ban-quetes, rodeado por los racimos de la vid, y am como un hombre: Hermo-

    - 31 -

    80 judo calumniado, convertido en eunuco por su Religin!

    La Secta iconoclasta model la sn -tesis de todos los rencores cavernosos del hombre contra la mujer. So ia Bte Naire de la Escritura . Lanz so-bre la que no ha cometido ms crmen que el de sentir como el hombre, el anatema de los cenobitas. la c lera fu-ribunda de los Padres de la Igl esia. Ampar al Marido consagrando la esclavitud de la sometida . Justific todas las persecuciones, todas las violencias inauditas del Mule Origi-nel. Llam flaqueza las energas reproductoras de Ja carne de h mujer. la generosidad de sus deseos, la oferta inefable de sus sentidos!

    Evangelio, mientes! El :sexo frgil es el sexo estico. La mujer castiga, cruel, injusta, con los disciplinazos de la Castidad, aberracin homicida idea-lizada por la ley catlica, sus carnes laceradas por las rebeliones frenticas del Genio de la Especie . Ms realista que el rey, defiende contra s misma el inters ertico de su opresor de-piadado. Ella, cumple vulgarmente, herona obscura de la penitencia cris-tiana, junto la tentacin~ frente al ataque, la regla titnica de los soa-dores del Cielo que dejaron al mundo la celebridad asctica de su nombre,

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    por haber domado estrilmente en sus retiros de anacoretas, al Mnstruo de la Vida; sostenidos por la Oracin, h Soledad y el Ayuno!

    Mucho le ser perJonado la mu-jer, porque ha renunciado mucho!

    La Literatura se uni la Religin en la obra de idealizar el Sofisma, las cualidades negativas impuestas a Ja vctima del hombre, como su laurel irreemplazable, como la excelencia de su sexo. Danta y Petrarna represen-taron con sus amadas incorpreas, la mujer sin sensualidad, el mito de la mujer pura, esa abstraccin del esp-ritu cristiano .

    Los poetas, en coro, encomiaron Ja Virginidad, Ja Pureza, el Candor. Fu un Olimpo invertido de sombras paradoj::tles. La Castidad ocup el lu-gar de \' nus.

    A imitacin de San Agustn y de San Pablo, los rimadores fulminaron con su clera do machos quienes irrita la rebelin. la inlamada sacer-dotisa de Safo. \ 7 igny la ll am : 1ia enferma doce ycces corrompirla! Mu-sset la maldijo. IIcine la acribill de rencorosas ironas. Shakespcare la anonad co!1 su sentenc ia.

    El petulante Ilonor , alma del Tea-tro Espafol, f::S todavia en la civi li za.

    -33-

    -c in lat ina un Dios terrorfico que se aplaca con s::i.ngre .. . .

    Un vocabulario de den uestos aco-quina do pnico el deseo de las amo-rosas prximo despuntar ....

    El ~focha, la R eligin, el Genio to-do ha co nspirado para negar sentidos . la mujer, para hacer de ell a, mien-tras el hombre so rebela al yurro Ja encarnacin del misticismo, la a~a~oreta de t?das las pocas, la expulsada ll orosa de los Parasos Orientales!. ...

    Roberto hizo un alto. Humedeci sus Jab_i?s en una cop(;\ de champag-~ ne. Sano:

    -Er~ el principio de los siglos ..... Extendida en el fro lecho de la Espo-sa, hol_lado su derecho de amar, suje-ta la impostura ignominiosa del De-ber, la opresin artera de la Virtud la Esclava del Hombre, esperaba... '

    Entonces, frente al Marido, adusto c?nscrvador, ornada la frene por la diadema de un invencible prestio-io se irgui el A man te, smbolo de l a~ c~ricias, t ierra prometida de la Sem= uali-dad. Lucifer olmpico, hijo

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    de una almena. Fu Abelardo, muti-lado arrancando

  • - -t.Jv--

    Edad, de su fantasa, de sus crispa-ciones, de sus espasmos?

    Si quiere ser la A morosa estamos .autorizados negrselo? En nom-bre de qu principio de moral libre confiscaremos la autonoma de su persona, la propiedad de su carne, la expansin gozosa de su vitalida

  • -38-

    .arrancado con sangre y con tortura~! Hagmonos perdonar nuestra igno-

    minia de todos Jo.-; siglos, nuestra c-lera exterminadora, ominoso carcele-ro, que rechinab::i, celosamente, Jos dientes al lado de la presa ...

    Nada podemos tJxigir Ja eterna ofendida. Su rliq umo::lla! ....

    Ella, que abandon por el hombre ingrato, por su asesino , el Paraso de la leyenda. que lo auandonara de nue-vo, como dice M ussrt, por seguirlo y por consola~lo, por morir sobrPR U co-razn, no se resistir .... La Fidelidad, si bien no dura, si bien in :.- table, exis. te. Cuando Ja mujer sea libre, Ja Vida lejos de morir> ser ms bella. La V49-leidad inquieta del deseo no e~conde, tal vez, la ley de renovacin de la N:.1-turaleza? Nada se deLiene. Todo bu lle y se transforma en el laboratorio de Proteo de sus labernticas elabora

  • - -W--

    Los Dioses han renacido. Estn pre-sen les y te

  • TERCER INTERVIEW

    Roberto, se incorpor en el di-vn. El rostro del imtador de Ha-ssn dib~1jaba en su lineas trmu-las, en la opacidad de su mirar, un agotamiento de amor orgistico, Jos estragos trastornadores de una noche herica: ojeras borrascosas, pu pi las dilatadas en que pareca retratarse to-dava como el nsia de retener las r-fagas de las delicias ...

    -La Favorita vuelve de su bgain? {1) Garca de Ziga sonri: -Es una gata que araa mi puerta

    para que le abra ... Extendiendo una mano en que cen-

    telleaba como un constelacin apia--da, un anillo . antiguo, herldico, nos --

    (1) Bgain, en paril"ien.se: efmero capricho sen-sual. Dicen las boulevard1eres de un hombre con el que h:' n tenido un entretenimieto pas0 ero J'ai .en Ull ccbgain pour lui.

  • -44-

    mostr, sobre una mesa, un tropel fe-bril de cartas revueltas: todo un ar-chivo de amante coleccion&do en ho-ras ...

    -Permtanos usted,-dijimos con . efusin-ilustrar al pblico poniendo ante su vista esos documentos mila--grosos y carbonarios de amor libre, escritos por una mujer, lo cual eleva al paroxismo su mrito de propagan-da. E:,:polearnen el espritu de nues-tras clorticas, faltas de personalidad y de nrranque, el sentimiento latente de la soada autonoma. La cnrta de la Favorita que conoce el pblico, fu acogirla en Jos crculos a.onrquicos con una fieure de regocijo. Se Ja reco-noce una obra maestra de conviccin y de valenta !

    --Trs volontiers. Voy presentar usted esas cartas por rden de fechas. Y con una sonrisa en que se traicio-naba un matz de mgullo por el ta-lento de la discpula, el Doctor en Anarqua y en Voluptuosidad, se-orient en las cartas de la trariesa:

    --Primera carta dijo: Proclama-cin de los derechos de la mujer! Seor Roberto de las Carreras.

    Mi buen amigo:

    Es usted un hombre lleno de queridas e111

    -4.b-

    -Buenos Aires. Le previne que lo saba. No es segn usted la mujer tan libre como el hom~re? No son esas las mximas anrquicas, las predicas de Kropokine? No es usted su ms decidido mi-sionero?

    T no me repetiste millones de veces que t creas que la mujer, si el amante le era infiel, poda serlo tambin ella? .

    T me tratabas con frialdad. Y o era apasto-nada, vehemente, te idolatraba; pero, pensar que t vivas con otras mujeres! Jure no perdonrtelo, y as lo he hecho.

    Te saluda, Berta.

    Segunda carta present el Maestro. Divorcio anrquico planteado por la discpula.

    Tentativa de provocarme celos, con fines de aproximacin amorosa:

    Mi ex-querido oficial.

    Roberto: Me voy Europa. Si quieres tener alguna

    aventura conmigo, avsamelo con tiempo. Creo que el divorcio legal es una cosa enteramente burguesa, anti-anrquica.... Supongo no caers en esa debilidad, t el caballero de sangre azul y de corona de amantes!

    Fuiste anarquista. Contina siendolo. No re-niegues. Me aseguraste que te atenas a las con-secuencias de lo que predicabas ....

    Y o voy Madrid, ser felz 6 desgraciada. Chi lo sal T sabes mejor que nadie lo que voy a buscar all!. ...

    Te saluda tu ex-querida oficial, Berta.

  • -46-

    --Cuarta carta: La discpula con-tina fingindome con artera coque-tera, un viaje Europa:

    Estimado amigo:

    Anoche le escrib. Como no he recibido con-te~tacin mi atenta carta, Je envo esta para que no vaya usted imaginar que he prescindido de

    su parecer en lo que respecta mi viaje Madrid. Est usted en un error si se ha figurado que

    voy en busca de alguna persona. Voy solo distraer mi joven imaginaci6n en esa ciudad an-tgua de chulos, chulas, toreros y verbenas. No voy en busca del chulo)) que usted piensa, pues aunque se, lo mismo que usted, que seria muy felz su lado, no quiero ser yo felz mientras hay en el mundo una persona que llorara eter-namente m ausencia, sin con uelo ....

    Queda usted sabiendo que su ex-amante se embarca ma,fana para Vigo, en el Cap Fro, desde donde se trasladar ese Madrid que .... tantas joyas inestimables contiene.

    Lo saluda, Su amiga.

    --Quinta carta: La Gata araa mi puerta ...

    Mi amigo Roberto:

    Creo poder llamarle as estmdo tan proxrma nuestra reconciliacin, la cual se efectuar, lo preveo, bordo del ((Cap Fro . Yo me embarco maana pasado, alin no lo s. Es seguro que tu al saber que yo parto, resolvers tambin tu viaje, fingiendo una resolucin de pronto cuyo fin no ser otro que privarme de ir Madrid ....

    -47-

    porque no puede? estar lejos de tu queridita>) adorada de otros tiempos.

    Espero que me contestes. No creo te halles tan abatido que no puedas escribir ....

    Berta.

    --Sex~a carta: La Gata finge huir-y, la vez, promete... Deja or un miau! mimoso y suplicante:

    Estimado amigo: Esta tarde la una y media, me embarco para

    Europa. Voy directamen~e a Vigo"y de all M drid. Usted me ha escnto, al fin, dicindome, que imitando

  • -48-

    -pide usted, rey del esprit y de la oportunidad, permiso para hablarle, esta lrnmilde, pero hon-rada mu1er.

    Deseo tener una entreYista con usted 6 con alguno de sus ministros ( I ), para tratar de una cuestin concerniente al estado .... de nuestras cosas.

    Yo me conduzco siempre corno una herona de novela elegante. Pretendes que soy tu disc-pula. No es Yerdad que habras dado cualqllier cosa porque la discpula no te saliera tan adelan-tada?

    Si viviera Clara, tu madre, comentarh con ella al indiferencia que finges. Ella me calmara di-cindome: Aman tes como se he tenido mi-llones!

    Si quieres Rat'1l, te lo entregare; pero antes quiero hablar su Santidad y pedirle de rodi-llas .. .. que se quede usted en su casa y yo en la ma.

    Ahora seremos dos las grandes se7oras. Que teparece?

    -A qu alude ese elegante alarde? -A que, en una carta, mi herma-no materno Ral Garca. do Z1iiiig

  • -50-

    roci.illas, no porque no puedas vivir , sin m; n~l sin6 porque temes que vaya ser feliz la capi-tal de Espaa! Berta.

    -Octava carta, en contestacin una ma de reproches.

    Amigo:

    Extrao mucho la resurreccin de Lzaro en estos tiempos del siglo 19 6 20.

    No he vuelto a unirme. Y o soy libre; t, un simple, gran amigo.

    Espero que me contestes por el mensajero. Te salud;i qnien ir :i mejorarte de tus heridas.

    BertitCJ..

    -Novena carta. Con refinado ar-te de amante vuelvo incomunicar-me en un riguroso silencio, exitando el deseo de Ja Favorita ... Me llama desenfadamente una cita tratando de conmover mi debilidad de padre:

    Queridi to: Tengo urgente necesidad de hablarte. Ral

    e t muy grave .... Deseo tambin referirte un gran escndalo social: Cierto ministro de una le-gacion americana ha encontrado su mujer in-fraganti con su secretario y le ha disparado dlis tiros. Parece que ha querido despus envene-m.rse romnticamente con fsforos, por amores contrariados .....

    Espero hablar contigo esta noche. No vayas :i r::c~t!8.rt~ burg1J~s, quciidito. S ~l:'1:::~~~i:;:~.

    .!'

    - 51 -

    Quieres no? Nos reiremos mucho del buen 4iplomtico y haremos una elegante orga.

    Se despide. La Chiquita.

    -Confieso que esta chiquilla me entusiasma, declar con nfasis Ro-berto. Mi r\iscpula en V0luptuosidad, mi discpula en Anarqua, mi discpu-la en Literatura! Es una naturalezale-gitimamente original y creadora. Se le abren dos caminos: La Literatura el Teatro.

    -Ha satisfecho usted el deseo de la gatita? preguntamos, dirigiendo una discreta mirada de soslayo las ojeras insondables del Amoroso. Fu r.onmovida su debilidad de pa-dre ....

    -Era media noche. Fumaba yo un cigarrillo turco, evocando pere-zosamente eri los devaneos de las aurolas efmeras, morbideces

  • - ;) .,'.; -

    ure me es familiar, canta. la sordi-na . . .

    La voz se interrumpe. Un nuevo golpe dndo la puerta

    no me deja d ucla. Je que se trata d~l espritu burln y en('arn:-i.do de la Fa-vorita. Gust de aquella audacia.

    --Rober to, me dice la trcwiesa, des-rle el otro lado cle la puerta. Me vs matar? Si me vds matar abro lo rriismo!

    -Abre. ~o temas. Garca de Z-iga no ruega ningnna mujer, pero, so . a.bandona. todns aquelJas que sol1c1tnn los fav ores de sus armas corteses . ..

    Entr . Un pilluelo. La nariz re-tl'ousse, nibios

  • -54-

    trega, espirante, contra nosotros!. .. Nos perseguiamo::;, nos chocba-

    mos, nos buscbamol hasta el fon-do de la bocal

    _El lecho, enceguecido enagena-mrnnto, se ofreca ...

    Nos desvestimos el uno al otro con violencia., arranc~ndonos las ;opas que arropmos, dispersas. Nos tira-mos sobre el lecho.

    Al colocarla, ella, con una supre-prema sed de espasmo~ en la mi-rada~

    Que dure mucho ... mucho ... mu-cho! ..

    Ensea Bylitis: El amor no es un pasatiempo. No ~s ni siquiera un pla-:er. Es un trabajo spero, una tarea ii:nproba,. un esfuerzo temerario que rmde. Amante, no descanses, no duermas! Que batan furiosam ente tus si~nes, que la fatiga desarticule tus miembros, que una barra de fueo-0 1 t . . l t') ' aceran e, atraviese, imp acablemen-te tus tobillos! No pienses en aozar. I~az gozar! Sacrifcate, y podrs de-cir que res un amante!

    Yo record Bylitis. Con un es-fuerzo sostenido, hbil, empuja-ba una y m~l veces hasta. el choque de la sensaci6n, la querida que se abra delicio!":;i mente debajo de m. Tocrl bn el cni t. Desmayaba. Y o la

    -55-

    arrebataba de nuevo. La cabeza flo-tante, desgajada, ella se abandonaba al eoloquecimiento de la ascensin!. ..

    Bata convulsivamente los dientes con un ronco estertor ... Se crispaba. Su goce estallaba!

    -Ms! Ms! Ms! Con una lJOtencia olmpica de sen-

    saciones, con un vigor sin fondo que hunda la derrota, como espoleada por el vrtigo de perseguir al placer hasta en sus ltimas resistencias, pa-ra anonadarlo, para extinguirlo, su carne buscaba exasperadamente mi carne. Yo, sudoroso por el rigor de la pica lucha, invoqu la sen-sual Afrodita, pidindole hiciera des-cender sobre la mdula de su s~cerdote todas las potencias de su afro-disaco imperio, sostenindolo en la ruda labor de su sagrad0 Rito. Con el nombre de la Diosa en los labios, rE>chazaba, frentico, la desordenada acorr:rntida de aquella carne pujante, moviente, victoriosade la fatiga, gil, que escapaba, volva, culebraba, mor-da, en la que yo ahondaba con er-tica clera, en la que hubiera queri-do penetrar yo, por entero!

    Combatamos, reiamos, encarni-zados, anudados, inexorables, cie-gos!

    -Entrgate todo, dme tu sangre!

  • -56 -

    Las entraas, eBtr~mecidas por aquel grito, ~ent que mi sr se fun-da, se derreta ...

    Ella,Ios ojos entornados, esbozaba una sonrisa en la beatitud de un xta-sis ...

    Con una voz remontnda, etrea: Eres esplndido!. . . .

    1\le ech su lado. Cmr los OJOS y d gracias Ja Diosa. Despertamos de nuestro breve sopor.

    Enrosc mi brazo derecho su cuerpo. Se acurru~:

    -As. .. as ... as. .. Un minuto pas. Clav en mis ojos

    sus ojos fijos, desmayados, eomo ha-cindome beber su des~o. Su cara se desencaj retratando una vehemente splica muda ...

    Febricitante: --T, sobre mi ... Yo tuve como el nsia de en-

    foncer al otro, cuyo recuerdo tras-pasaba mis fibras y daba un amar-gor agudo mis delicias:

    --Tma mi sangre, tmala toda! Me ergu apoyando mis dos pu-

    os sobre el lecho, alzndome con un esfuerzo. Sin cesar de oprimirla:

    --Cual de los dos te ha hecho ms feliz?

    Ella clavada en el lecho, entr en mis ojos su ansiosa mirada:

    . '

    , '

    \ -57---A t te quiero! El insomnio rojo palpitaba ... Francesc::i. .. Cleopatra ... By litis ...

    Flotaban alrodor nuestro las imge-nes candentes dti las Amadoras ...

    Lleg Cll alba. ~!la prorr~mpi: 1\fo quieres, me

    qmeres lo mismo que antes? Yo, con un rencoroso despertar del

    maeho, duramente: -No! Ella estaba sobre m .. Me tir los

    brazos atrayendo suavemente mi ca-beza por debajo de la nuca; se ech toda. sobre mi pecho. Su cabeza ca-da sobre mi costado, com,) querien-do esconderla en mi axila, me golpe desesperadamente con el rechazo con-vulsivo de un sollozo. C'on una efu-sin de su monera, entre el llanto:

    --Tu tuviste la culpa ... T me J~abas dicho siempre que el amor hbre es una cosa tan linda ... Quise probar ...

    Yo, sonrindole: -?orq u lloras~ anrquica? La

    propiedad ele tu cuerpo nadie puedi;} disputrtela. l~res duea de tus pla-care~, libre de amar, de gozar tu anto10... .

    Ella, con un despertar enternecido de b esclava de amor desolada con la nostalgia del disipa~lo yugo:

  • -58-

    -Yo te he robado, Roberto! Yo era tuya ... slo tuya!

    Le aferr la boca con un beso lar-go, insistente, profurid0. Consoln-dola:

    -Me tomas por un burgus? Yo soy el misionero del Amor Libre .. el discpulo de Kropokin ... Seremos . t ' siempre aman es .... -Pero, me querrs? Y o, con coquetera: --Como antes, no .. --Y si yo te pidier:! de rodillas

    que me quisieras? Se arroj del lecho. Se arrodill.

    Junt las manos suplicantes. Con su carita de gata, los ojos mojados:

    --Yo te pido que me quieras un poco, nada ms que un poco ... un poquito!

    Volvi al lecho. Se acurruc. Me estrech. Se agit: . --Y o hara u na penitencia. . . Dor-mira la intemperie. . . Lo que t me impusieras ... No me guerras? ... No? ... No? ... Meneaba su cabecita.

    --Te querr . . s... s.. . le dije succionndole el lbulo pulposo de una de sus orejitas.

    -Vmonos, Roberto. Vmonos le-jos ... Llvame Europa, escondida en el camarote ...

    Se tir del lecho, la rosada camisa

    J -59-

    flotante. Tirandola por detrs se la ci- al cuerpo. Mira que bien forma-dc1. soy ... Verdad que no me parezco las uruguayas?

    Yo sonre, como esteta y como parisiense, ante aquel gil cuerpo de efebo, el pecho faltQ an de desarro-llo, prematuramente cansado por las borrascas de la sensualidad; pero, el vientre _ intacto~ la cintura exigua, las piernas de tobillos finos y panto-rrillas voluminosas, que, en ese cuer-po ligero, eran toda una sorpresa de carne pidiendo la dentellada!

    -:-Mira mis brazos. Y se golpe uno contra otro sus brazos nervio-sos, tendindolos.-Tienen msculo! Crisp una de sus pantorrillas y se destac briosamente debajo de Ja piel, la fibra esculpida. Se explicaba por aquella envoltura, su pujanza para el placer, sus abrazos en los que parece encontrar nuevas fuerzas, su celo poderoso de leona!

    Puso en mi mano uno de sus pie-Clilsitos mignons de ui'las agudas, en-corvadas, de gata.

    -Mira que piecesito tan lindo! Lo bes con mimo. -Vamos almorzar juntos (con

    picarda) prefieres que me vaya? ... Una camarera nos sirvi ' en la

    habitacin. Envold las piernas do la

  • -60-

    Favorita en una manta y la sent la mesa, de::muda, pul pitan te en su -camisa color de rosa.

    Ella: -Srveme en la boca. Mord una aceituna y se la puse

    entre los dientes. -Otra ... Despus de chuparlas, las desli-

    zaba lujuriosamente en mi boca. Y o se Jas devolva. Ella las sorbfa con fruicin, los ojos desmayados ... Ju-guetea bnn nuestras lenguas.

    Le ofrec un beasteff. -Psale antes tu lengua! Tuve esn. galante complacencia .

    Devor la presa con nvidez! Concludo ol almuPrzo: -Quiero fumar como las francesas! Encend un cigarrillo. Luego, se lo

    d ella en la boca. Fumaba con torpeza, estirando los

    labios, chupando el cigarro, atur-dida por el humo que se le escapaba . los ojos.

    La puse sobre mis rodillas, en su desnudez airosa, los rizos rubios desordenados, embarazada por el ci-garrillo, fingiendo echar el humo con desenvoltura ... Una expresin de malicia acariciadora ... Tir el ci-garro. Me abraz estrechamente:

    -Rrrico ... Rrrico ...

    -61-

    Me mir con ojos hipcritas: -Vamos? ... La alc. La descargu sobre el

    lecho. Puse en pi las reservas. A mi, Afrodita!

    Con su expresin desmayada, con sus ojos cados, volteado~, me entre-g la boca, blanda ...

    l{echin Jo::; dientes, traspasada de sensaciono~ ! So revolvi con furor, mordindome famlica, hundindome en los flanco s las uas afiladas!

    Se retorci como en las angustias pstumas con que se arroja el hli-to. Bati, en desrden, la borracha cabeza , desesperadamente dichosa!

    Me atraves los odos con 11n mo-nlogo de gl'i tos epilpticos, iutormi-tentos, repentinos, incisivos; prolon-gadosl

    1'ile aferr los hombros con sus dos manos elctricas, me sacudi:

    -Querido!' Querido!! Que--rido! !

    Rod junto ella, exhausto, la ca-beza de plomo, martirizado, febril, sin-tiendo despeda2arse mi carne, zum-bar mis oidos; envuelto en el tumul-to de un olenje de fuego que atro--naba mi crneo!

  • -62-

    Bylitis, consejera del placPr, su-blime maestra, he cumplido extricta-mente tus ritos?

    Como sug nsias me lo exigan, le he dado toda mi sangre, pero, nada puede colmar el deseo de la iniciada, inagotable servidora de Vnns!

    Semejante triunfo es su pPrior las fuerzas humanas de tu sacer-dote. El cuerpo de esa pequea pan-tera, entregada a l sueo, quema, en las noches, como un cont:-tcto in-candescente. Oh Bylitis, es tu san-tuario! Arde en l la lm pD ra del Templo ....

    Estoy rendido, oh maestra, despus de la justa en que inflamado de fa-ntico celo, observ tus en:--ef1nzas imperiosas , tu augusta disciplina tu inexorable regla de Amor! '

    Ah!.. no podr cons~rvar lapo-seda de tu devorante llama, no podr domar con tc:ido mi herosmo, con to-da mi abnegacin en el deleite, los mpetus sagrados de sus se nt.idns en convulsin. No podr ahog11r en la ola bullente de mi ertica sangrt', sus homri,...os arrebatos, su f r~ne~ de Diosa! Espirara en el esf ucrzn, aban-don r1 dola mis rivales!

    Bylitis, estrella de los de~c

  • - -61 -

    pides que te la reserve! Pretendes ab-sorber? ... Esclavas, os daremo.:'i la Libertad pero, no .el Imperio!

    Enloquecida, quiso arrastrar toda-va mi mano:

    --Ht1zrne morir ... h zme morir .. queridito! . .

    La ernolv con mis miembros, la 1J.curruqu, la inmovilic. Con galan-teria:

    --i\Ie ~ias vencido. Olvid el placer, elect rizada por su

    rayo de travesura : --No te averguenccs, Hoberto Yo

    .,, l . soy capaz do derrotar a os mas grandes generales! Soy tan potente !

    Sabes lo que me gustara? Ten~r un Harem de hombros: Tu seras rn1 Fa-vorito ... El of!'o tu homnimo, mi segundo Favorito ...

    -Hum! ... Uice yci. T no res bien anarquista! E l

    bur1us te tira . .. S anarquista! i\fe austara tambin tener tres _ o . .

    cuatro amantes. ir una orgrn, y que en ella, mis amantes, borrachos, se confesaran unos otros:, sus rela-ciones conr'niao que fueran ital ianos (") ' 1 1 y se despedazaran con los

  • -66-

    Los tendra alfombl'ndome el suelo, aordos, bien cebados, y al entrar, los 0pisara los hundira, les pbgarfa con

    ' 1 el taco en la cabeza. Y o tendra los hombres para que

    me dieran placer. Tu homnimo: Un chulito que hace el amor la espa-ola me gustara una hora ...

    Rob~rto de las Car1 eras . .. Ah: Ese es una !iran cocotte, una prostituta francesa de alto vuelo, un refinado! .. ; Lo mandara buscar otra hora ..... . Me gustara tener un amante muy ri-co para un aturdimiento de cu~tro cinco das, para una orga estrepitosa: Champagne, teatros) paseos en co-che .... Des pues, lo dejara.

    Me gustara un amant

  • -68-

    chiquiln me gust. Tiene un no ~ qu aaradable en !acara, en lasonri-

    D 'd l sa. Me lo he com1 o .... T has sido la esposa abandon?-da,

    y l la nia seducida ... No he de1ado por eso de quererte t., inm~nsa~1ente. N u nea le hice l un mister10 de mi loca pasin por . t. Eso le d~ba rabia. Me gustaba pmcha~lo contig.o Yo lo instru en la Anarqma ... Le hi-ce comprender que te debe algun agra decimiento .. Al principio crei que te.-na cosa para un dia. Despues me p:ust me encaprich. He aqui corno

    pasar~n las cosas. La primera vez l se emocion ... Yo tuve un rapto de mal humor. Te lo cuento? (confusa) Soy tan descarada! ...

    --Cuenta todo, al odo; tu Maes-tro ...

    -Le dije: Qugastadoest Vd.!No me d fuego! -Dos tres das despues l tocado en su amor propio, se luci, m'e dej mu y sastifecha. Y o me dije: Este es un machito que vale . Apro-vechemos hasta donde se pueda!

    f\Ie haca mucha gracia pensar en la querida de l. Un_a amiga r11a. C~ando Ja conoc no hacia ms que elogiarme al querido ... ~Qu tonta! Cuando al-aunas mujeres me han preguntado ~i que tal ere'::l t, yo he adoptado un aire de piedad, diciendo que t res

    -69-

    un hombre cansado, enfermo,. neu-rastnico ... De ese modo te ahuyento la caza. Yo soy muycelosa-de ti, Ro-berto. A mi me gust>ra ser yo el hombre y que t fueras la mujer ... Yo

    libr~, haci0r;ido Jo que se me antojara y tu, sometido, esclavo!. ..

    A la seora de tu homnimo le he j ugad0 unas tretas! El le mandaba unas cartas de pasin, llenas de mo- hRras, de mimos ... Esas cartas eran dictadas por mil Engaaba al mismo tiempo _ ella y t.. Tena en jaque dos eJrcitos ... T, me copaste! ...

    T no Jeberas molestarte porque yn haya hecho eso ... T me has de-mostrado que acostarse con un hom-bre es la cosa ms natural! ...

    --No me desdigo! declar con Gr-meza.

    --Has hecho de m una convencida. No se me pas siquiera por 'a imnO' i-nacin que pudiera herir en lo ~s mnimo tu suscepf)ilidad ...

    -Quieres que te muestre una carta de l? ... Te vas enojar? ...

    Y o la mir con,estu pefaccin. Ig-noras, por ventura que soy el moder-no Mitrdates?

    Ella retir de bajo la almohada una carta con gruesa orla de luto .La des-pleg, ofrecindomela.

  • -70-

    Carilo mio! He recibido tu preciosa cartita tan llena de moneras y _de mimos que no se qu r_esponder. .. !!

    -Lo confundas! .. No recuerdas el t'exto de esa joya sensual?

    -He anardado expresamente una (") copia para ti.

    El amanto continuaba excusndo-se por no tener en su c_;oncepto, el ta-lento literario fde responder como

    hubier~ merecido la exquisitez de la cartita aludida. Se deslizaban en el texto: francesita aclarada .. . lengui-tas .. mimos ...

    -Es mi estilo! reclam! -Te imitaba mucho. El hubiera

    querido hablarte, tratarte para iden-tificarse completamente contigo.

    ... A tu lado nada Yalen esas francesas ele-gantes; esas Demi-Vierges que tli me has dado ;l. conocen> ...

    -Ah!. . le has hecho 1eer Dcmi-v. ? ierges ....

    -Lo he educado mucho! ... El amante se despeda:

  • -72-

    para que introduzcan mi rceta en la teraputica de esa enfermedad!

    T me inspiras ms sensualidad que ningn hombre; Las sensaciones que tu me ds son tan agudas que me hacen elefectode que me emplomaran una muela! A t te adoro ... Recorda-rs lo que dice el famoso psiclogo Roux: Es banal que el deseo existe sin el Amor: En cambio el mismo psic-logo, dice, que el Amor no existe sin el deseo ... No es cierto, rico?Un be-so ... Otro! ... Otro! ... Otro! ...

    Ha sido un capricho ... un gustitode Ja Chiquitita, de Ja queridita que se muere por su queridito ... Perdneselo Vd ...

    No vayas decir que no me qu~eres .. Dice Vctor Ilugo que la muer infiel se la quiere muchsimo ms que la que se pasa todo el d~ encima del hombre, hecha una pega1osa ...

    La culpable, Roberto, no soy yo si-n la coquille rosen y la pilluela se-al graciosamente ci. mi enojo, I~ causante de todo el dao:-Qu velei-dosa es!

    Y o puse un beso en el calembour aludido, en la delicada monera, en la traviesa de la casa., tan poco formal, tan fcilmente tentada, que tan pron-to se engolosina, tan irre.verente, tan mimosa, que no me esphco como se

    -73-

    ha ocurrido los puntillosos moralis-tas hurgueses colocar en ella, en cus-todia, al solemne Honor. A esto se de-be en mi concepto el fracaso de la rn-cular .entidad. Es humano que la coqmlle rosen de Verlaine, pcara por instinto, burlona, impaciente, caprichosa, espiritual, falte coque-tamen te al respet0 al cejijunto Ho-

    nor~ . .. Hice conocereste razonamiento la

    traviesa. -.Es cierto!. .T ~ambien res muy grac10~0 cuando q meres ... j Ese esprit fino! j Esa elegancia conque escribes!

    Yo, Roberto no te he hecho nunca la ofensa de considerarte esposo. En-tiendo haberte jugado una bromta co-mo un queriditoal que se hace una tranesura.

    (Gui el ojo) Yo no so nun-ca con adjudicarte lo solemne del cuer no marital, al que se tocan las campa-nas fnebremente, se le envan tarje-tas de psame, coronas ...

    Apropsito; yo he sido

  • -7-1-

    Con un gesto brusco: Vamos vi-vir juntos?

    Decdete RobPrto ... de ]as Carreras. Sino ir buscar al homnno.

    Qu temperamento e] mio! El du-que de los Abruzzos deba utilizarme para sus exploraciones rticas. A mi lado nada valen los buques armados de formidables espolones, los rompe-deros de hielo ms famosos. Con el ardor de mi cuerpo derritira las nie-ves y al.Jrira el camino del Polo!

    T me decas antes.: Voy acos-tarme ~on aquella mujer y lo hacas. Pues bien, d1meah0ra que mujer vtis goztr t, y yo te dir que hombre voy gozar yo!

    Con6same, Roberto. T me lrn-bras _.pe.rdonado que yo me hubiera prostituido pero t orgullo no me perdonar nunca una eleccin ...

    .. Me_ sent mordido.--N o, dije r,on v1vac1dad. Te he conocido otros de-seos.,. Y Je record cosas al oido.

    -Ah! exclam ella con vrtigo. Te aseguro que no me entregu aquel hombre por no Rerte infiel! No me habas hecho todava bastante anarquista!

    Todos Jo~ inventores, Roberto han sido vctimas de su creacin. E'i in-ventor de la plvora muri conse-

    -75-

    cuencia de una explosin. Guillotin muri en Ja guillotina, t, Roberto que has inventado entre nosotros el Amor Libre, has sido vctima de tu invento ... como Guillotin!

    Sabes una co~a que me ha dado mu-cha rabia? I\o haberte podido enga-ar bien. Ah! qu cosa! haberme pilla.do de ese modo!. ..

    Yo creo que te ayudan los Espri-tus. Si tu no me fJillas te armo un cuento colosal, te pongo mal con to -do Montevideo,. te llevo Europa, y te quedas sin saber nada!

    Parece imposible~ Tu no espas las mujeres, no haces cuso de anni-nimos. Te basta una mirada para comprender todo lo rue pasa ulrede-doc tuyo! Cmo rnirns? (Ju habili-dad tienes? Yo engafio todo el mun-do y t no he podido engafartel

    La pilluela estaba extendida en el lecho. Camisa y calzones rosados. Medias negras sujetas por lazos rosa-dos. Cabellos dorados. Las mejillas de su carita risueamente iluminada por la stira, rosa.das. Toda la m{i -jercita era una rosa.

    ME' acerqu ella: Si hubieras per-tenecido un marido, tu boca, un punto rosa, cuyo labio superior se alarga, mimoso, en forma de _b,esor

  • -76-

    habra sido desbaratada por el mpe-t9 de un puetazo nefando!

    Tus dientitos mordedores que se hincan con afn en el fruto prohibi-do de la carne, habrn sido desq ui-ciados entre una espuma de sangre! Tus ojos, alerta, que cosquillean, audaces, habran saltado de las r-bitas/ Tu cabecita locu ela que sacu-den nerviosos saltos de esprit. que aturde el oxgeno de quimricos voli-dns, habra sido rabiosamente aplas-tada, vaciada, contra el muro! Lign-dote Ja rbita de mi atraccin, yo te he salvado de la patada del bur-gus!. ..

    Sonri, maligna, satisfecha en se-creto ...

    -Me hacen reir mucho los hom-bres de .Montevideo. Se figuran que porqu he tenido un bgain estoy obligada tener amores con el pbli-co. Los desairndos me manifiestan su descontento, en Ja calle. silbndo me, insultndome, tutendome, tra-tn

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    mo dira Santa Annfl, un estu-diante, que se atrevi decir en un grupo, al pasar yo: Gana mucho. Otra vez, saliendo del teatro, arroj mis gemelos de marfil la carade un ele-gante que me hizo un signo porno-grfico.

    Un amigo tuyo que me llev de ma-ana ~n mensaje de tu parte, me dijo derretido de cachondez: Porqu se ha levantado'? Porque no me esper en la camita caliente?

    -Un m~ralista burgus! pens. La Favorita me ech los brazos al

    cuello con su gesto vehemente de ternura:

    -Querido! .. Mo quieres? Porqu me has.hecho anrquica? Si te hubie

    ra~ v~lido dti tu fascinacin para im-pri~1rme que la mujer debe estar so-metida al hombre, yo habra sido so-lo tuya .. . pour La ce! Por el contra-ri~ me repetas que la mujer tiene los m1smo_s derecho::; gueel hombre, que deb_e disfrutar de las mismas prerro-gativas, que todo lo que sea para ella abstenerse de un deseo, es una usur-pacin sus sentidos! l\1e afirma-bas que_ cuando me gustase un hom-bre d~bia entregarme l, lealmen-te,_ av1sndotelo. (Con mimo) no te lo avis porque tema que me dejaras ... T me decas tambien que las gran ..

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    des seoras europeas tienen aman-tes, que las mujeres deben ser pca-ras ... Roberto, esas cosas no se pue-den decir las mujernsl

    Comprendo cual era tu ambicin, tu sueo. T queras que yo fuera li-bre, completamente libre, sin trabas sin prejuicios, para que no ofendiera tu orgullo ni siquera la sospecha de que yo te era adicta por la ms leve sombra de algo que no fuera el amor!

    Tu queras que yo pudiese volar mi antojo, para hacerte sonreir de vanidosa ternura al abandonar por t el albedro ...

    Tu ambicio!labas subyugar mis sentidos como mi corazn, la sensua-lidad rebelde como el sentimiento iiel. ..

    Tu soabas con ser el inaudito pri-vilegiado, el eterno nico! Tu aspira-bas ser mi deseo! Exigas Jema-siado ...

    No puedes dudar de q Lle te quiero pues he corrido en tu busca, te he peraeguido sin trgua, hasta que h~ podido estrujarte, comerte esa bo-ca ... U o beso!

    Le enrrosqu un millonsimo abra-zo sintindome estrangular por el atavismo. Una noche pas por mis ejos. V la entrega ... la ern briaguez dol otro ... el asalto!... Mi orgullo

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    fu devorado por la cavernosa ale-vosa, por el encono frentico de un torcedor vertiginoso! El macho ori-ginal aherrojado en el fondo de mi sr por los nudos templados de ca-denas implacables, se debati tu-m ul tuosamen te, desesperadamente; lanz un gemido .. .

    -Esa nostalgia ... no! clam ella. l\ie retorc entre sus manos que bus-caban amorosamente asirme, como-un cuerpo enllagado bajo la morde-dura enloquecedora de un hierro candente.

    Por un instante dud de la Idea. El hombro, in.corregible tirano sen timental, ser un da dichosamente redimido de su tormento ingnito, de sus ineptos furores, do su celo-sa impotencia, de sus intiles. Yen-ganzas, de su frenes de fidelidad'! Frente el la mujer, el hombre podr soportar al hombre?

    La libertad. de la mujer es nues-tra aaonu. Tendremos el hcroi'mo de p~oclamarla ha~ ta el fin? P~~an sobre nue -tl'as pocas fuerza::; Yemto sit;los de aborninacion cristiu!lJ, cm per1ados en realizar en la mujer_co_n el empuje de unn. ~ plastadora e 1se1-plina el ideal de Amor. Ella de-bo encarnarlo y el hombre ms-

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    tintivamente, por una lgica arl!1o na, lo exije con nsia de la mu1er.

    Religin de la Nada que preten-diste esterilizar la vida en el Sofis-ma! Metafsica del Espritu que en vez de abrazar ilimitadamente la Naturaleza, has ordenado con au -daz imperio constreiiir la Omni-potente en el molde ii:concebible for-jado por el suefto mcoloro de los cenobitas! _ Has dejado en nosotros_, tus _vc-timas, un sedimento de imposible. Idealizando la esclavitud de Ja so-metida, infiltrndon~s. sutilmente una fiebre amorosa m1st1ca, has azu-zado la batalla de nuestro corazn. IIas unido las negras clerns del macho, el desgarramiento acerado del sollozo!

    Religin desoladora por qu me~claste el espritu los estremeci-mientos ingnuos de la carne? Por-qu vertiste en Ja alegre copa de nuestro brndis anacrentico, el ac -

    b~r de una sombrh ansiedad, de una lacerante nostalgia? Porqu malo-graste con tu fnebre inspiracion enlutada el exhuberante banquete del Pantesmo?

    Ah! yo os envo mi grito de lasti-mado decadente, mi queja de incon-solable envidia, vosotros, antepa-

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    sados olmpico$, sensualistas serenos de la Grecia, para quienes el Amor no fu un devoran te corrosivo, un tsi-go de llamas, sin ague la dicha sin cuidados que al decir de vestra fra-se sublime, recordada por Bouraet haca el alma tan buena! Vosotros

    0es~ taba\s junto la grao protectora, la Naturaleza. Para vosotros el plaG_er descenda de la Divinidad, sonriS'a de la Vida, que elevasteis la accin de gracias de vuestros templos in-mortales consagrados al Amor! Dio-sas tutelares de los helnicos abra-zos, cubros la maravilla del rostro! El Amor est maldito! El Cris-tianismo ha profanado los gor.es de vuestros divinos misterios, ha des-lizado un spid en el seno de la di-cha. Una sombra de lgubre idealis-mo reemplaza Ja alegrci robusta del sol que se derramaba, prdiga, sobre el contento de los sentidos. Una tormentosa -pesadilla obsede la car-ne!. .. Las delicias que, v0sotros, in-comparabl.es antepasados, gustabais e_n la. plern tud d~ la fuerza, bajo la limpidez de un cielo cmplice, en el lecho de la Naturaleza, son amaroas como la hiel envenenada que se di a beber J esuc r- isto en el cliz de sus torturas!

    La pilluela abandonada sobre el

    I

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    lecho con toda la inercia de su sr . ' de su cabeza que descansaba plo-

    mo sobre la almohada, murmur: Yo no quiero moverme de aqu. Su-plic: Encirrame ... yo ser siem-pre tuya. Ale el blando peso de su cuerpo sobre mi brazo:

    --Recuerda que empezbamos ser amigos ... La vida en comn mata el Amor.

    Su cabecita di un brusco salto: --Tienes razn, Roberto. Para

    quererse se necesita fantasa ... La vi-da en comn apesta! Lo que se tie-ne siempre al lado es forzosamente trivial. Cmo no hemos de cansar-nos del Amor, cuando segn tu me has explicado, lo mismo ocurre con el sentimiento del Arte! La origina-lidad, me has

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    la sensacion de Amor', se anatemati-za como inmoral? Es justo lo que digo?

    --:Admirable~ exclam, adorando aquella comprensin precoz.

    De~pus de crea.r tu fantasa, de sugerirte desprecio por la insulsez de la Doa Honesta conyugal, de prender la mecha la plvora de ti;i sprit, de inspirarte una pagana s1m.pata por las heronas del placer, en arte; por tus hermanas en vo. luptuosidad; despu6sdehacerte amar la poesa de las escapadas en brazos ~ del P,larn~ .azaroso, despus de hacer de ti, h1Ja de dmantcs, nieta de amantes, una amalJte digna de nues-tra raza; ha sido una imbecil.idad te-meraria. guan1arte cotidianamdnte mi lado, representar1do yo para U la rutina, la prof;al

    Te haba educado demasiado bien! Lo.co orf?ulloso. cado del pedestal

    de m1 Omrnpot~.ncrn? te cre perdida. Burgus! me d1Je, cien veces indiO'-no del ttulo de amador, te has s~icidado!

    Vuelvo colocarme la aurola. Vuelvo reinar. Yo, tu amante le-

    - gtimo, tu verdadero amante, ser tu _ aventural Yo he creadu tu sensuali. dad como una flor do invernculo al calor tibio de mis besos escitantes, Yo

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    te arranqu la supersticin catlica que te habra hecho asctica y conde-nado al sacrificio. Yo he sido el re-dentor! Saliste de mis brazos con una sonrisa de triunfo provocar la envidia inclemente de las que no tie-nen como t el valor d~ gozar. Ellas no te perdonan ni te perdonarn 1 os burgueses, los cuales has arrojado tu guante de rebelada. Ellas y ellos te ultrajarn para venga~se! _

    En mis brazos, te abriste; desbor-dadamrnte, viviste. Antes, mucho antes du la edad en que otras muje-res desean, tu hubieras podido mo-rir!

    Yo Lorrar en tu corazn la man-cha q.uo ha dejado el recuerdo de_ la vida en comn. Yo ser tu potico delirio, tu esperanza constante de go-ce, tu cielo de placer al que se e~tendern tus trmulos brazos, tus OJOS fijos ansiosos, sin alcanzarlo nunca del todo! ... Empezaremos amarnos de nuevo. Mi triunfo consiste en haber encadenado tus sentidos pe-sar dd tiempo y de la veleidad, al he-chizo magntico_ de mi atraccin de la que no puedes libertarte. Tus deseos un instante declinaron ... pero, me ha bastado huir para soplar en tu fraua como un viento huracanado

    o hinchar fragorn:3amente las llamas

    ~.

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    moribun~as. Tu sensualidad por mi renace, hierve, estalla com una pri-mavera; circula, intoxicndote, en el rojo turbi n d0 tus arterias, cubre tu cuerpo delirante con escaldaduras de fiebre!

    Y;:igabunda soadora de sensacio -nes, vuela al azar! Llevas mi sello en el espritu. Sers ma en todos Jos brazos! Tus sentidos no me olvidan. A travs de todos los deleites, de to-dos los ~spasmos, tu vendr.s supl i-car m1 puerta una noche de Amor!

    La Favorita di un brinco en el le-c110, sacud da por la. racha de unaale-gria sbita :

    - Qu lindo! Seremos queriditos! ::'\os miraremos en el teatro con ge-melos ... yo vendr siempre verte ... Nos daremos citas ... Haremos paseos juntos ... Se quiere ms asi ... No es verdad, Roberto? Y ... yo tendr mis caprichos? Yo te quiero mucho, pe-ro mucho, per,o, ya sabes, no puedo prescindir de mis caprichos ...

    --En nombre de qu derecho, con-test, podra yo exigirte que me los sacrificaras? Por ventura1 me siento yo fiel? Sin cometer un crimen, me e_s permitido restringir tus goces, mu-tilar el don excelente de tu prdiga sensualidad? Qu locura es osa (jUe hace al hombrevoluble e:xigi.r la cons-

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    tancia de la dicha en nombre del ms convencido sentimiento?

    Exquisita pilluela qu~ encierras _el poema vivo de la rnu]er, pequeua Manon, enloquecedor escitante do IT_li neurastenia, quien_ el Juez hac;e! do aprisionar, res libre por el mog'. co poder do la Anarqua. Yo arrOJO los pedazos d_e tus cad

    1enas r?tas la

    faz de los legis ladores: Yo p1sotoo la Ley! Si .no puedo con el so_lo vncu-lo del sexo apri~ionar en mis rodos ele amoroso al colibr tornadizo do ~u fantasa, te entrego el espacio A n-vir dichosa libertada!

    EllA con su monera insiclio:~a, con su mir'no aterciopelado, oxtend iondo las manos:

    . Yo te quiero t, queridito ... ._ Sersolo tuya ... Como antes .. Si t ros bueno .. .

    Sonre~ No contemos con la Fido-lidad Hada malfi.ca, cansa de tan los male~ ... Cullndo quieras ven bus-car mis labios enardecidos, trmulos. viJos ... Encontrars al rn

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    vrtigo que cernan dos surcos ne-gros profundos. Suspir:

    -Me querrs? Me querr.:; :iiem-pre? No me dejars?

    --No, no te dejar, rica ... --:-Te gusto? Te inspiro mucha sen

    suahdad? -Si! --Soy una,qu~ridita muy rica? --De lo mas r_ic? que hay ... --Y aquel cariito de ante::-? --Es tuyo ... --Quieres que vuelva pronto? -- Enseguida. --Un beso ... Otro ... Ahl!!

    "I ....-----

    Al estar ~;1~, ~~ ~p~re'ci e'I en_:_ fanto de la cita, en Ja que sentimos os pasos de la Querida que so acer-e~, golpear sobre el corazn como si pisara sobre l '

    El IT_Jbien'e ~staba saturado de la Anostalgia do Ella que alimenta el

    mor.

    Con su instinto sutil y vidente de amadora, la Favorita haba ~1 bando-nado sobre un divn su cor~ de ra-s? celeste recamado de encaj es adi-vinando que aquel objeto ca.Iie~te de sn cuerpo, mo creara su imaen de a?orada, la alzara, flotante, ante mis OJOS, fiel evocador de la Querida'

    Ella haba desparramado a l a~ar

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    otros talismanes: Su prendedor :so-bre mi mesa. su reloj de bolsillo so-bre un mueble, su p:ifuelo, su aro -ma, sobre el lecho ...

    Me apoder del cor~. En ese ins-tante prefera ella mism~, su evoca-cin, suaroma,lapoesadesu ausen-cin. Sobro el ]cebo en que la pitoni-sa de amor, fuera de s, haba force-jeado en el ms intenso transporte que puede serle dado un amante, com rrimir y anonadar en sus brazos, escond la cara en el cors voluptuo-so .. . Aspir ciegamente, agudamen-te, enloq uecidamente, hasta el desva-necimiento, su vertiginoso perfume '.

    Aldea

  • r ele erra tas Pgina .