de un poeta contemporáneo, se mueve es ta rara poiesis ...

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desplegar todas su artes", donde la mano es "conductor del calor, señal de los caminos, lugar donde se suma y no se resta", y las vísceras "libran sus pequeñas batallas cotidianas". Esta nueva sensibilidad reclama el verso libre para saldar cuentas: secuencia sonora delimitada por el silenciamiento de la voz (fábula poé- tica), coincidente con una interrup- ción del sentido (tono elegíaco). As- piración a un poema libre, una prosodia personal, que oscile entre lo sublime y lo denigrante, entre la beatitud y el abismo. "El amor que no es todo dolor, no es todo amor", afirmó el pensa- dor ítaloargentino Antonio Porchia. Piedad va más allá: "De pura lásti- ma y puro amor yo te regalaría mi cuerpo". De preguntas y llamados está hecha esta poesía. "La niña de Amalfi", como la llama Watanabe, vive el poema como una explosión de ser, por debajo del lenguaje. Pro- ceso ascético y espiritual de un lenguaje arrobado que sólo puede ser total cuando equivalga al propio ser. Piedad Bonnett, fervorosa de Nietzsche, creerá con él que: "Se es poeta a condición de sentir como un contenido, como la cosa misma, lo que los artistas llaman la forma. El estilo es el alma, y, por desgracia, en nosotros el alma asume la forma del cuerpo". JORGE H. CADAVID Aquí brilla, es extraño, la luz de nuevo Luz en lo alto. Antología poética Juan Felipe Robledo Universidad Externado de Colombia, colección Un libro por centavos, Bogotá, 2006, 68 págs. No es una poesía fácil la que nos pro- pone Ju an Fe lipe Robledo. E nt re una analogía que escucha los ecos del mundo y una ironía que lo banaliza, se mueve esta escritura cifrada. En- tre la contención y el desbordamien- to verbal. Entre un desnombrar y un transnombrar se desplazan estos poemas , verdaderos constructos lingüísticos. La poética de Robledo requiere no de un lector sino de un relector que abra esa metáfora cerrada, me- táfora en clave necesaria para crear el "poema crítico", que reflexiona al interior sobre su propia naturale- za: el lenguaje. Fantasía imaginati- va unida a la fantasía verbal. El poeta logra el extrañamiento, esa visualización de lo irreal, a tra- vés de un juego de imágenes super- puestas, como un caleidoscopio que deja vislumbrar la precariedad y al mismo tiempo la inocencia de la vida. Ese juego de espejos que prolife- ra, ese laberinto, es la lección barro- ca a la que nos invita el poeta (el minotauro). "Su centro está en to- das partes y la circunferencia en nin- guna", diría Pascal. Su ejercicio con- siste en un salto entre-la música (melopea), la imagen (fanopea) y el sentido (logopea). Música del senti- do: donde el ritmo es la conciencia del transcurrir del tiempo. Momen- to pasajero en su fugaz existencia. La poesía de Robledo se despla- za entre un tiempo recuperado, que nos lleva a revisitar los clásicos del siglo de oro, un presente como el imperio de lo efímero, y un futuro virtual de energías que fluyen. En- tre la vita contemplativa de un monje y su asombro extático y la vita acti- BOLETÍN CULTU RA L Y BIBLIOGRÁFICO , VOLS. 44 - 45 , NÚM. 76-77 , 2007-2008 va de un poeta contemporáneo, se mueve es ta rara poiesis. APRENDIZ DE MONJE Oye una música que estaría [mejor en el fondo de un [estanque y se pregunta por qué es [necesario nacer para la nada y si las formas de las nub es [serán distintas al mirarlas [desde Kuala Lumpur. Quiere decir que está solo en [mitad de la noche y te bendice. {. . .} El pasado revisitado le sirve a Juan Felipe para hacer su hedonización de la vid a, entre las caricias de su madre y l as visiones de un niño ilu- minado. Ese es el tiempo original, nostalgia del poeta, en el que ver- daderamente lo graba el arroba- miento. El hedonismo, la sensuali- dad, el juego, readmiten el placer literario. PALABRAS PARA CUANDO VUELVAN MIS CINCO AÑOS [. .. ] Es entonces buena la tarde y bueno dejarse llevar por los [acentos, concertan te ritmo que dice [verdades pequeñas en el [estanque de los cinco años. Ser moderno es para el poeta aban- donar la minoría de edad. La epifa- nía se suspende. La efusión lírica se silencia. La mayoría de edad es el "poema en prosa", el concepto, cier- to coloquialismo como acepción del malestar, sin olvidar nunca la luci- dez crítica. El poema crítico (metapoema) que nos ofrece Robledo niega la his- toria, se burla del progreso, com- prueba una herrumbe del día a día. De allí que en momentos se frag- mente, se fracture, por un agobio de racionalidad. Su extrañamiento, su contención, radica en dar saltos en- tre una cultura profana y un mundo sagrado (recuerdos de un paraíso, de la infancia perdida ). Transición de lo viejo a lo nuevo: lo viejo (lo clásico) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Revistas y Boletines - Banco de la República

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desplegar todas su artes", donde la mano es "conductor del calor, señal de los caminos, lugar donde se suma y no se resta", y las vísceras "libran sus pequeñas batallas cotidianas".

Esta nueva sensibilidad reclama el verso libre para saldar cuentas: secuencia sonora delimitada por el silenciamiento de la voz (fábula poé­tica) , coincidente con una interrup­ción del sentido (tono elegíaco). As­piración a un poema libre, una prosodia personal, que oscile entre lo sublime y lo denigrante, entre la beatitud y el abismo.

"El amor que no es todo dolor, no es todo amor", afirmó el pensa­dor ítaloargentino Antonio Porchia. Piedad va más allá: "De pura lásti­ma y puro amor yo te regalaría mi cuerpo". De preguntas y llamados está hecha esta poesía. "La niña de Amalfi", como la llama Watanabe, vive el poema como una explosión de ser, por debajo del lenguaje. Pro­ceso ascético y espiritual de un lenguaje arrobado que sólo puede ser total cuando equivalga al propio ser. Piedad Bonnett, fervorosa de Nietzsche, creerá con él que: "Se es poeta a condición de sentir como un contenido, como la cosa misma, lo que los artistas llaman la forma. El estilo es el alma, y, por desgracia , en nosotros el alma asume la forma del cuerpo".

JORGE H. CADAVID

Aquí brilla, es extraño, la luz de nuevo

Luz en lo alto. Antología poética Juan Felipe Robledo Universidad Externado de Colombia, colección Un libro por centavos, Bogotá, 2006, 68 págs.

No es una poesía fácil la que nos pro­pone Juan Felipe Robledo. E ntre una analogía que escucha los ecos del

mundo y una ironía que lo banaliza, se mueve esta escritura cifrada. En­tre la contención y el desbordamien­to verbal. Entre un desnombrar y un transnombrar se desplazan estos poemas, verdaderos constructos lingüísticos.

La poética de Robledo requiere no de un lector sino de un relector que abra esa metáfora cerrada, me­táfora en clave necesaria para crear el "poema crítico", que reflexiona al interior sobre su propia naturale­za: el lenguaje. Fantasía imaginati­va unida a la fantasía verbal.

El poeta logra el extrañamiento, esa visualización de lo irreal, a tra­vés de un juego de imágenes super­puestas, como un caleidoscopio que deja vislumbrar la precariedad y al mismo tiempo la inocencia de la vida.

Ese juego de espejos que prolife­ra , ese laberinto, es la lección barro­ca a la que nos invita el poeta (el minotauro). "Su centro está en to­das partes y la circunferencia en nin­guna", diría Pascal. Su ejercicio con­siste en un salto entre- la música (melopea), la imagen (fanopea) y el sentido (logopea). Música del senti­do: donde el ritmo es la conciencia del transcurrir del tiempo. Momen­to pasajero en su fugaz existencia.

La poesía de Robledo se despla­za entre un tiempo recuperado, que nos lleva a revisitar los clásicos del siglo de oro, un presente como el imperio de lo efímero, y un futuro virtual de energías que fluyen. En­tre la vita contemplativa de un monje y su asombro extático y la vita acti-

BOLETÍN CULTU RA L Y BIBLIOGRÁFICO , VOLS. 44 - 45 , NÚM. 76-77 , 2007-2008

va de un poeta contemporáneo, se mueve esta rara poiesis.

APRENDIZ DE MONJE Oye una música que estaría

[mejor en el fondo de un [estanque

y se pregunta por qué es [necesario nacer para la nada

y si las formas de las nubes [serán distintas al mirarlas

[desde Kuala Lumpur. Quiere decir que está solo en [mitad de la noche y te bendice.

{. . .}

El pasado revisitado le sirve a Juan Felipe para hacer su hedonización de la vida, entre las caricias de su madre y las visiones de un niño ilu­minado. Ese es el tiempo original, nostalgia del poeta, en el que ver­daderamente lograba el arroba­miento. El hedonismo, la sensuali­dad, el juego, readmiten el placer literario.

PALABRAS PARA CUANDO VUELVAN MIS CINCO AÑOS [. .. ] Es entonces buena la tarde y bueno dejarse llevar por los

[acentos, concertante ritmo que dice

[verdades pequeñas en el [estanque de los cinco años.

Ser moderno es para el poeta aban­donar la minoría de edad. La epifa­nía se suspende. La efusión lírica se silencia. La mayoría de edad es el "poema en prosa", el concepto, cier­to coloquialismo como acepción del malestar, sin olvidar nunca la luci­dez crítica.

El poema crítico (metapoema) que nos ofrece Robledo niega la his­toria, se burla del progreso, com­prueba una herrumbe del día a día. De allí que en momentos se frag­mente, se fracture, por un agobio de racionalidad. Su extrañamiento, su contención, radica en dar saltos en­tre una cultura profana y un mundo sagrado (recuerdos de un paraíso, de la infancia perdida). Transición de lo viejo a lo nuevo: lo viejo (lo clásico)

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se convierte en joven (moderno) y lo joven, a u vez, en viejo. Lezama y us vasos órficos, Orfeo y Eurídice, Juan Gelman, Juan Eduardo Cirlot,

uno Júdice, Jaime Gil de Biedma circulan como intertextos por estas página reveladas.

La pasión nominalista de Roble­do tiene su itinerario invertido des­de La música de las horas basta De mañana. Podemo decir que la poe­sía de Juan Felipe Robledo desde su primer poemario "nace madura". Y no sólo e o, crea un estilo que no se conocía todavía en la lírica colom­biana. Poesía brillante que rezuma inteligencia. Su pasión nominalista nos ofrece un lenguaje decantado en el cual juego consis te, como en Macedonio, en "desconocer lo co­nocido". La anécdota llama se con­vierte en revelación y en rapto (la gnosis privada del poeta).

Los elementos transitorios, fugiti­vos, son de interés central para el poeta: de ahí la imagen del oso devo­rando al salmón: "¡Qué bueno será dejarse ver cerca del río , 1 en la corriente descubrir el sitio de lo im­previsto, el apalancado dominio de la muerte en la brisa, 1 y que el oso parco nos pesque como a salmones torpes! " (No escribiré un testamento) .

Esa vida interior es el micro­cosmos del poema. Una sensibilidad hiperestimulada aparece recogien­do fragmentos, hormigas, piedras, hojas como huellas de un paraíso que se diluye en nuestras manos:

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MICROCOSMOS [ ... ] El paisaje es ahora uno en los

[ojos y el ombligo, la nube se

[ha quedado a vivir en el [estómago,

los luceros reconocen con [cuidado la tráquea y en ella

[flotan, los afectos son arriba y son

[abajo, raíz y hojas, Paracelso [redivivo que nos ha acogido,

mundo abierto que nuestra [entraña busca y en ella, sin

[temor, se baña.

Cierta oscuridad deliberada apare­ce entonces en la poesía de Juan Fe­lipe. "Hay cierta gloria en no ser comprendido", afirmaba Baudelaire. "Poetas, sed oscuros". Estas medi­taciones líricas de Luz en lo alto, por momentos se vuelven herméticas. El poeta crea su "lector implícito", ca­paz de ir abriendo estas puertas, sus castillos concéntricos.

Para leer la cebolla el lector debe ir quitando capas para alcanzar el núcleo oculto. Esa es la "religión pri­vada" del poeta, la literatura como confesión cifrada, donde se valora el texto como revelación: visualiza­ción de la utopía.

Robledo nos obliga a "abrir la escala de lo real", para vislumbrar lo irreal que trasciende las formas inmediatas de conocimiento. Esta es la "emoción sin inteligibilidad" que nos ofrece el poeta para alcanzar esa luz en lo alto (el pozo y la estrella de la que nos hablara Octavio Paz): "Formaron cabezas de caballos, 1 fueron ijares y escudos, 1 una piedra que nos mira desde el fondo de un pozo" (Nubes).

La poesía de Robledo quiere ab­sorber vertiginosamente la historia universal. Su avidez de apropiarse del legado de todas las civilizacio­nes es notoria. Esa es su poética del bazar, en la cual el poeta es un co­leccionista de anticuario, archivos, legajos. La poesía de Luz en lo alto se refugia en el onirismo fantasioso, en Jo esotérico, lo legendario, lo místico, lo exótico como vehículo de sublimación. Para leer a Robledo es necesario activar nuestra enciclope­dia , ya que estamos enfrentados a una 'obra abierta '. Un libro de are­na, una biblioteca virtual. Debemos leer en filigrana - lectura radical-.

Poderes trascendentales y catárti­cos fluyen por estas páginas. Es ne­cesario un exegeta que nos traduzca el mosaico. De consistencia líquida y gaseosa, así está constituida esta poesía. La volatilización de lo cor­póreo es lograda por Juan Felipe a través de sus particulares desvia­ciones: indefiniciones temporales , mudas en el enunciador, ambigüedad en segundas y terceras personas, en­mascaramiento de la fábula , oculta­miento de los palimpsestos.

Estos procedimientos escriturales hacen que la entropía invada cada texto: juegos de oposiciones, antíte­sis, contradicciones, paradojas se ins­talan en el interior del discurso para minar la concatenación lógica, la co­herencia conceptual. Debemos agra­decer al creador, por esta poesía, poco común en el contexto colom­biano, poesía experimental y con­temporánea. Lírica que yo llamo de "segundo grado", por intentar un ale­jamiento de lo real inmediato.

Poesía que quiebra la analogía clásica, la mimesis naturalista. A cambio, el escritor nos ofrece saltos, sorpresas, irrupciones, divergencias, mezclas sinestésicas, figuraciones le­gendarias que retoman a lo primi­genio. La letra domina sobre la idea. La forma impera sobre el conteni­do, confirmando la sentencia del ro­mántico Friedrich Hebbel que reza: "Existe también una profundidad en la forma ".

J ORGE H. CADAVID

Luciérnagas de nuestro tiempo

Luciérnagas de otro tiempo Angie Lucía Puentes Parra Apidama Ediciones, Poetas del nuevo milenio, Bogotá, 2009, 73 págs.

La descripción de paisajes nunca ha sido fácil en poesía, menos aún hoy, cuando las herencias de los ismos del

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