DEFECTOS VIRTUDES

IGLESIA DE DIOS - Territorio Centro Norte DEFECTOS DE UNA FAMILIA

D E F E C T O S

DE UNA FAMILIA

OBJETIVOS DEL APRENDIZAJE

1.- Adquirir más conocimientos sobre las malas decisiones y actitudes que trajeron

toda una serie de problemas a la familia de Isaac.

2. Reconocer que Dios es capaz de llevar a cabo sus planes sin necesidad de nuestra

intervención, especialmente cuando está motivada por aspiraciones puramente humanas y

no se ciñen a la palabra que él ha dado.

3.- Entender la necesidad de que sea Dios la autoridad máxima en la familia.

4.- Aprender a tener en alta estima las cosas que Dios nos concede por su

misericordia y su gracia, y nunca menospreciar los dones de Dios como lo hizo Esaú.

BOSQUEJO GENERAL

1.- El fallo de la controversia

A.- Los hijos muy diferentes

B.- El problema de tener favoritos en la familia

2.- El fallo de la carnalidad

3.- El fallo del fraude

A.- El padre trata de beneficiar a su hijo preferido

B.- La madre trama beneficiar a su hijo predilecto

C.- Un hijo engaña a su anciano padre

D.- Todos sufren los resultados del fraude

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Algunos llamados expertos declaran que la conducta de una persona obedece a la

herencia; es decir, que los genes determinan lo que un individuo ha de ser. Otros expertos

insisten en que el factor determinante es el medio ambiente, si se mejoran las circunstancias

se mejorará al individuo. Pero en esta lección ninguna de estas dos teorías puede ser

aplicada. Aquí tenemos a una pareja de niños gemelos con características completamente

opuestas entre sí. Los padres en este caso manifiestan una parcialidad muy marcada en el

trato con sus hijos. Cada uno escoge a su predilecto y trata de favorecerlo más. Aquí existen

todos los ingredientes necesarios para hacer explotar a una familia. Y podemos ver cómo va

incrementándose la presión hasta llegar al borde del homicidio.

Que incorrecto sería culpar aquí a la herencia o a las circunstancias de todo lo que

ocurrió. El verdadero mal consistió en tomar decisiones equivocadas. Isaac hizo mal con

tratar de dar su bendición paternal a Esaú tan prematuramente. Rebeca decidió

equivocadamente engañar a su esposo. Jacob cometió el error de participar en el plan

astuto de su madre. Esaú de manera muy desacertada vendió su primogenitura por una

comida, y posteriormente se dejó invadir por el odio e intentó asesinar a su hermano.

En el día de hoy, la gente sigue haciendo lo mismo: trayendo sobre sí dolores y

amarguras a consecuencia de las malas decisiones que toman. Y siempre que se crean los

falsos diagnósticos se seguirá careciendo de los remedios apropiados para los males de la

humanidad.

EXPOSICION BIBLICA

1.- El fallo de la controversia,. (Génesis 25:19-28)

A.- Dos hijos muy diferentes.- La simple declaración de que "oró Isaac a Jehová

por su mujer, que era estéril" (Génesis 25:21), revela mucho acerca de la fe y la paciencia

de este hombre. El tenía ya cuarenta años cuando se casó con Rebeca, pero tuvo que

esperar todo un período de veinte años para que su oración fuera contestada. Es decir,

cuando él tenía sesenta años de edad.

Podemos aprender algo muy significativo de Rebeca como resultado de su actitud

ante su extraña preñez. ¿No le había dado Dios este embarazo en respuesta a las oraciones

de su esposo Isaac? ¿Por qué, entonces, esta anormalidad y toda la molestia que ella

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estaba sintiendo en su vientre? ¿No es de esperarse que las cosas que vienen como

respuesta de Dios a nuestras oraciones sean muy agradables y perfectas? Sin embargo, en

lugar de que ella se pusiera a renegar y quejarse de su situación, notamos que "fue a

consultar a Jehová" (25:22).

¿Qué hechos le reveló Jehová a Rebeca concernientes a los hijos que llevaba en su

vientre y que habría de dar a luz? Cada uno de los hijos que llevaba en su vientre sería

fundador de una nación. Una de estas naciones sería más fuerte que la otra, y los dos

hermanos serían rivales entre sí - habría una división imborrable entre ellos. El mayor (el

primogénito) serviría al menor (Versículo 23).

Aun la apariencia de estos dos recién nacidos era totalmente diferente una de otra

desde el momento en que vieron la luz de este mundo. El primogénito estaba cubierto de un

vello rojizo, por lo que los padres decidieron ponerle un nombre que en el idioma hebreo

tiene el sentido de "vello" o "cabello". Luego ocurrió que el hermano menor salió con su

mano trabada al calcañar de Esaú. Por eso fue que sus padres lo llamaron Jacob que

significa "uno que se toma del calcañar de otro", o también "suplantador"

B.- El problema de tener favoritos en la familia.- La diferencia entre los gemelos

se hizo más notable a medida que iban creciendo. Esaú se distinguió como un hombre

amante del aire libre y al que le gustaba atrapar y matar animales salvajes. Jacob, por otro

lado, hallaba más agradable el dedicarse a cuidar animales domésticos y realizar

actividades más hogareñas. Aparentemente Esaú era de un temperamento colérico fuerte,

mientras que Jacob parecía más tranquilo y pasivo de carácter.

El contraste entre los dos muchachos sacó a luz las diferencias entre los padres.

Isaac mostraba una notable preferencia por Esaú y le gustaba comer de los animales que

éste cazaba en sus incursiones por el campo. En cambio Rebeca prefería al hijo de carácter

noble y quieto que estaba siempre cerca de las tiendas y se dedicaba a cuidar los rebaños

de la familia. Tarde o temprano estas muestras de parcialidad y preferencias tendrían que

empezar a causar fricción y antagonismo entre los dos hermanos; y así ocurrió.

2.- El fallo de la carnalidad.- (Génesis 25:29-34)

Es muy posible que Rebeca les haya hecho saber a los muchachos lo que Jehová le

había revelado concerniente a las diferencias y divisiones que habría entre ellos cuando

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fueran grandes. Sin embargo, a pesar de lo que Jehová había dicho de que el mayor serviría

al menor, Esaú no estaba dispuesto a renunciar a la idea tradicional de que él estaba sobre

su hermano Jacob por haber sido el primero en nacer; es decir, él se aferraba aún a su

derecho de primogenitura, aunque quizá no llegaba a comprender la importancia que todo

aquello tenía para ellos.

¿Era necesario que Jacob le tendiera una trampa a Esaú para usurparle su

primogenitura a fin de que se cumpliera lo que Jehová le había dicho a Rebeca? Dios tenía

planes específicos, tanto para Jacob como para Esaú y poseía todo el poder para hacer que

dichos planes llegaran a su perfecto cumplimiento, Jacob no necesitaba comprar el derecho

de la primogenitura familiar, ni Esaú tenía necesidad de venderla. No es necesario hacer uso

de deshonestidad para llevar a cabo lo que es la voluntad de Dios, no importa cuáles sean

las circunstancias.

Jacob sabía que su hermano Esaú estaría dispuesto a vender aquello que

representaba un valor futuro por algo que pudiera satisfacer su apetito momentáneo. De

manera que al notar la condición en la que se encontraba Esaú: Cansado y desfallecido de

hambre Jacob se aprovechó para realizar el negocio. El hambre en sí no es un pecado; pero

cuando el apetito es tal que domina la conducta y hace que el individuo lo ponga por encima

de los valores personales, entonces se constituye en una actitud pecaminosa.

Enseñanza práctica.- Un aspecto de la madurez es la capacidad de postergar la

satisfacción de deseos y necesidades presentes con tal de saciar necesidades más

importantes o de valores más perdurables con miras al futuro. Esaú mostró falta de madurez

cuando estuvo dispuesto a renunciar a sus derechos de primogenitura para poder mitigar su

hambre en ese momento.'

Considere las siguientes preguntas que sirven para medir el grado de madurez

espiritual:

1.- ¿Estaría usted dispuesto a abstenerse de salir a comer platos especiales por un

mes a fin de poder dar una buena ofrenda para la causa de misiones y el evangelismo?

2.- ¿Podría usted soportar el ridículo y los insultos de la gente sin responder mal, a fin

de presentar efectiva y cristianamente el mensaje de Cristo a los perdidos?

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3.- ¿Querría usted levantarse media hora más temprano que de costumbre el

domingo por la mañana con el fin de llevar a una persona no salva a la escuela dominical?

4.- ¿Está usted dispuesto a luchar por realizar una tarea que Dios le ha asignado

aunque ésta sea difícil y desalentadora, pero que usted sabe que más tarde constituirá el

medio por el cual muchas personas sean salvas?

Cuando Jacob le presentó a Esaú la tentadora oferta de aquel guisado de lentejas a

cambio de su primogenitura, éste no titubeó en aceptarla, porque la comida estaba allí a la

mano, en cambio los beneficios de la primogenitura eran algo que correspondía al futuro.

¡Cuántas personas han caído y siguen cayendo en el mismo error! Por eso nos

aconseja la palabra de Dios: "No sea que haya algún fornicario o profano, como Esaú, que

por una sola comida vendió su primogenitura" (Hebreos 12:16).

Jacob conocía el carácter voluble y cambiadizo de su hermano Esaú, así que hizo que

el prestara juramento antes de cerrar el negocio. Tan pronto como Esaú hizo esto, Jacob le

sirvió un plato de aquel suculento potaje rojizo y pan.

Quizá la parte más deplorable y triste de este incidente sea la actitud indiferente de

Esaú manifestada en la manera en que "menospreció la primogenitura" (versículo 34).

3.- El fallo del fraude.- (Génesis 27:1-46)

A.- El padre trata de beneficiar a su hijo preferido.- Los cuatro protagonistas de

este drama real son presentados en una situación crítica y lamentable según el relato

sagrado. Lo que sobresale aquí es la parcialidad y el favoritismo de un padre con cada hijo.

La lucha y competencia entre los hermanos gemelos por recibir la bendición paternal resultó

en el odio y la separación entre ellos. En una palabra, todos perdieron.

Isaac sabía que Dios le había hablado a Rebeca antes del nacimiento de las criaturas

y que le había revelado lo que ocurriría entre ellos. No obstante, él tomó la determinación de

darle su bendición paternal a su hijo preferido, Esaú, aparte de su hermano Jacob, a quien

Dios había escogido. Una de las grandes ironías de la historia es que Isaac no se

encontraba tan cerca de la muerte como lo imaginaba; en efecto, todavía le quedaban otros

cuarenta años por vivir. Todos los dolores de cabeza pudieron haberse evitado si tan sólo

hubieran esperado que llegara el tiempo que Dios había señalado para la muerte de Isaac.

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Es muy probable que haya sido esta experiencia la que hizo a Jacob esperar hasta cuando

se encontraba ya en su lecho de muerte para otorgar su bendición paterna a sus doce hijos.

(Génesis 49:33.)

B.- La madre trama beneficiar a su hijo predilecto.- Rebeca era quizá la persona

más bien informada de que la voluntad de Dios era elevar a Jacob y a su descendencia.

Pero cuando se dio cuenta de los planes de Isaac de darle su bendición paternal a Esaú,

ella decidió tomar el curso de las cosas en sus propias manos.

¿Qué hubiera ocurrido si Rebeca no hubiera ideado su astuto plan para lograr que

Jacob recibiera la bendición de su padre? Nadie puede jamás torcer o frustrar los planes y

propósitos de Dios. La bendición realmente tenía que venir de Dios. Isaac era únicamente el

canal por medio del cual el Espíritu Santo pronunciaría una bendición divina. La trama

ideada por Rebeca era innecesaria totalmente.

Rebeca tomó el control de la situación, o por lo menos así lo creyó ella. Mandó a

Jacob que le trajera "dos buenos cabritos de las cabras" (27:9), es decir, del rebaño que

estaba cerca de la tienda. Entonces le preparó a Isaac una deliciosa comida para agradar su

delicado gusto. Cuando Jacob reflexionó y se puso a analizar las terribles consecuencias

que vendrían sobre él si el plan llegara a fallar, le dijo a su madre: "Quizá me palpará mi

padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición" (27:12).

Pero Rebeca, sin cuidarse ni preocuparse por nada de lo que sus palabras pudieran

llegar a significar, le dice a su hijo: "Sea sobre mí tu maldición" (versículo 13). Bien pudiera

considerarse esto como un gesto de amor por el hijo predilecto; pero también hay

implicaciones aquí que parecieran demostrar que esta familia tenía en muy poca

consideración las cosas espirituales.

Apresuradamente ella le preparó a Jacob un par de guantes de pieles de cabritos. Así

mismo le seleccionó los mejores vestidos de Esaú (éstos olían a ropa de cazador).

Finalmente cubrió "la parte de su cuello donde no tenía vello" con pieles, así como lo había

hecho con las manos de su hijo: así completaba el disfraz para burlarse de su esposo quien

ya había perdido la vista debido a su edad.

C.- Un hijo engaña a su anciano padre.- Solamente notamos una débil protesta de

Jacob ante el peligroso plan que su madre había tramado. Pero ya cuando se presentó ante

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su padre para darle la deliciosa comida que Rebeca le había preparado tuvo suficiente

atrevimiento para decirle una mentira tras otra.

Aunque nos parezca increíble, Jacob se sentía totalmente capacitado como para

justificar sus mentiras y realizar el plan urdido por su madre con tal de obtener aquello que

ya Dios había prometido que sería su herencia. Isaac, el anciano ciego, puso toda su

confianza en los cuatro de sus cinco sentidos para determinar quien era el hijo que le había

traído la suculenta comida: el olfato, con el que reconoció el olor de los vestidos de su hijo;

el tacto, con el que palpó las manos vellosas; el paladar, con el que pudo saborear el

delicioso manjar; y aunque el oído le avisaba que lo estaban engañando, se dejó llevar por

su apetito e hizo caso omiso de las diferencias en el timbre de la voz de Jacob en

comparación con la de Esaú.

Sin embargo, cuando llegó el momento de expresar la bendición patriarcal, aquel de

quien realmente viene la verdadera bendición no fue engañado. Jacob recibió exactamente

la bendición que Dios había planeado darle. Y a partir de ese momento, los descendientes

de Jacob han estado recibiendo (como sus herederos') todo lo que hay implícito en dicha

bendición.

D.- Todos sufren los resultados del fraude.- Cuando el verdadero predilecto de

Isaac apareció trayéndole también la sabrosa comida que su padre le había solicitado, el

anciano reconoció perfecta su voz. Entonces el pobre anciano empezó a temblar de miedo

porque se dio cuenta de que erróneamente había dado a Jacob una bendición irrevocable.

Esaú lloró y se lamentó al darse cuenta de que había sido defraudado. no obstante, la

bendición que Isaac pronunció sobre su hijo Esaú no fueron "las sobras" en ninguna

manera; ésta también procedía directamente de Dios y ha estado cumpliéndose al pie de la

letra sobre la descendencia de Esaú. El trágico error de la familia de Esaú consistió en su

noción equivocada de que ellos podían meter las manos y alterar a su antojo los planes que

Dios ya tenía y que sólo él manejaría de acuerdo con su soberana voluntad.

Jacob tuvo que sufrir muchos años de separación de su padre y su madre debido a la

reacción vengativa y violenta de su hermano a consecuencia del engaño que le había

hecho. De manera que a Jacob no le sirvió de nada la trama y el fraude que realizó contra

su hermano.

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Enseñanza práctica.- ¿Cómo puede afectar nuestras vidas el concepto que nosotros

tengamos acerca de la soberanía de Dios? Si Rebeca hubiera reconocido la soberanía de

Dios se habría dado cuenta de que Dios ejerce control sobre toda situación y por lo tanto no

hubiera tratado de tomar en sus manos el proceso de todo este drama. Con su actitud ella

daba a entender que no creía que Dios pudiera llevar a cabo todo lo que había planeado.

Rebeca pensó que era necesario ayudar a Dios para que pudiera cumplir sus promesas.

Los cristianos de hoy también podemos caer en el mismo error, tratando de hacer lo

que sólo a Dios le corresponde. Durante una reunión de énfasis espiritual en una

universidad cristiana, el orador terminó su sermón sobre la necesidad de tener un

avivamiento en la institución invitando a los estudiantes a que dijeran qué significaba Cristo

para ellos.

Preguntó: ¿Creen verdaderamente en la soberanía de Dios? Si el Señor quiere traer

un avivamiento espiritual a este centro educativo, ¿no puede él moverse en los corazones

de los estudiantes como sea su voluntad? ¿No creen que él es capaz de hacer que ellos

quieran testificar motivados por el amor, más bien que por un sentimiento de culpa?

Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Lentamente empezó a formarse una fila de

estudiantes que pasaron al frente para testificar y expresarse de una manera tan especial y

amplia que transcurrieron varias horas antes que pasara toda la fila. Estos jóvenes

esperaron hasta que les llegara su turno para testificar de su amor hacia Cristo y confesar la

manera en que Dios estaba obrando en ellos. Dios estaba controlando totalmente la

situación en aquella reunión.

Si tan sólo tomáramos conciencia de que Dios tiene todas las cosas bajo su control y

que hará todo lo que fuere necesario para cumplir sus propósitos, veríamos que no es

necesario que nos preocupemos ni que intervengamos con tramas humanas o esfuerzos

ajenos a su voluntad. No tendríamos, entonces, necesidad de recurrir a acciones

apresuradas, improvisadas y hasta equivocadas al enfrentarnos a situaciones difíciles; más

bien confiaríamos en que el Señor tiene todo poder y que él hará lo mejor. Todo lo que

debemos hacer es andar con él cada día y comunicarnos con él por medio de una vida de

oración y una actitud de dependencia de su dirección. No debemos tratar de tomar en

nuestras manos lo que está en las manos del Señor.

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Rebeca se vio en la necesidad de tramar otros planes para aminorar los daños y

perjuicios que surgirían como resultados del fallo de su primer plan. Refunfuñando y

quejándose del hecho de que Esaú había tomado esposas de entre la gente que los

rodeaba, ella le exigió a Isaac que enviara a Jacob a la tierra de Padan-aram para que se

casara allá con una mujer de su propia raza. Su verdadero motivo al enviar a su hijo a tierra

lejana era librarlo del peligro de muerte al que se enfrentaba por el odio de Esaú a causa del

fraude al que se vio sometido. Así fue como la tristeza invadió las tiendas de Isaac.

Enseñanza práctica.- Dios debe ser siempre la cabeza de toda familia para evitar los

fracasos y los fallos que experimentó la familia de Isaac. Muchos hogares están sufriendo

hoy en día las terribles consecuencias de sus malas decisiones y el deseo de manipular las

cosas a su antojo, sin permitir que Dios intervenga. Los padres que estén conscientes de

que Dios es el Señor de sus vidas adoptarán las instrucciones bíblicas para poder criar a sus

hijos de tal manera que éstos quieran ser también seguidores de Cristo. El quiere que todas

las familias tengan éxito en sus tareas y responsabilidades hogareñas. Dios ama a la familia

porque él la estableció, y está dispuesto a darle lo mejor en todo. Solamente tenemos que

ser obedientes a su santa voluntad revelada en su palabra.

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V I R T U D E S

UNA CLAVE PARA LA VIDA CRISTIANA

La Biblia habla frecuentemente de modo práctico y en particular sobre virtudes y

vicios, es decir hábitos humanos que son adquiridos por nosotros, a través de los cuales nos

perfeccionamos o envilecemos.

Sin embargo, sorprendentemente, la Biblia no habla mucho teóricamente y en general

sobre virtudes o vicios. La razón de ello es que la Biblia (se preocupa menos del punto de

vista del hombre que el de Dios), y Dios es considerado en la Biblia desde el punto de vista

de sus planes para el hombre. Dios quiere unir todos los hombres consigo

y todos los hombres entre sí, y esta visión es primaria. Para alcanzar esto, por supuesto, los

hombres tienen que trabajar con la ayuda de Dios para su propio ascenso moral.

I.- EL CONTEXTO VETEROTESTAMENTARIO DE VIRTUD Y DE VICIO

El hombre perfecto no es aquel que intenta perfeccionarse; el hombre perfecto es el

que busca a Dios siguiendo sus huellas y como resultado se mueve hacia el fin que Dios

quiere para él como individuo y como miembro de una comunidad, y esto implica aprender a

ser virtuoso. Esto es lo que quiere decir “realizarse”: buscar la voluntad de Dios para mí

como individuo y como parte de una comunidad. Esta es la “confianza” y fidelidad básicas

que Abraham debe aprender y enseñar a sus hijos (Génesis 18:19). Esta es la virtud básica

que debe ser practicada como condición para permanecer fiel al Pacto (Exodo 19:5.8). Por

otro lado, el vicio fundamental es seguir a algún otro dios que no sea el único Dios verdadero

(Deuteronomio 4:35; 6:14). Apartarse del camino de Dios y adorar a un falso dios es ser

desleal al Pacto (Exodo 32:8).

II.- LA RAÍZ VETEROTESTAMENTARIA DE VIRTUD Y DE VICIO

Para que haya un seguimiento genuino de la voluntad de Dios, a saber, el orden

divino de las cosas, se debe obrar con docilidad y fidelidad desde el corazón. Es en el

corazón que la virtud (o el vicio) tiene su raíz. El “corazón” en la manera hebrea de pensar no

es solamente aquella parte del hombre donde su vida afectiva está centrada, como en la idea

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occidental moderna de hombre, sino también aquella parte del hombre que contienen

memorias e ideas, planos y decisiones. Dios ha dado al hombre “un corazón para pensar”.

La Biblia hasta habla del corazón de Dios, significando el plan de salvación de Dios

que dura de edad en edad. El hombre debería sintonizar su corazón con el de Dios. David

ganó el favor de Dios a pesar de sus muchos pecados porque su corazón estaba “con el de

Dios”. Según el Salmista, el hombre virtuoso está lleno de la ley de Dios y se complace en

ella, mientras el malvado tiene un corazón vacío de Dios e incluso lo considera como que no

existe.

“Dureza de corazón” es la expresión corriente en el Antiguo Testamento para indicar

la oposición a los planes de Dios. Se dice del Faraón que endureció su corazón contra los

israelitas (Exodo 7:14; 8:15) y algunas veces sé que Dios endureció el corazón del Faraón

(Exodo 4:21; 7:3; 9:12). Esta última expresión quiere decir simplemente que Dios reaccionó

ante la persistente negativa del Faraón en cooperar con sus planes enfatizando lo que el

Faraón mismo había hecho para mostrar su propia soberanía siendo capaz de alcanzar sus

designios aun aparte del Faraón. Jeremías aplica esta imagen del “corazón endurecido” a

Israel mismo (7:24; 9:13; 11:8); con ello él clasifica la continua negativa en cooperar con Dios

como una clase de estado pecaminoso que corta la ayuda de Dios. En Romanos 9:18 Pablo

habla de Dios teniendo misericordia y también endureciendo el corazón. Por ello él parece

implicar que a veces Dios deja la perversidad humana tomar su curso, y otras veces usa su

omnipotencia para superar hasta tal perversidad. La importancia de un corazón sintonizado

con los designios de Dios es crucial.

III.- EL NUEVO TESTAMENTO Y LA VIRTUD Y EL VICIO

En el Nuevo testamento Cristo presume el Antiguo Testamento enseñando sobre la

centralidad de Dios y su camino para la virtud, en particular, él reafirma a la centralidad de la

fe como virtud básica para poner el cristiano en una correcta relación con Dios: el cristiano

debe creer en Cristo como Abraham creyó en Dios (Juan 8:39-41). Y Cristo también reafirma

el rol central del corazón como el lugar en donde el creyente se confronta con Dios. Por

supuesto Cristo asume el rol de camino, diciendo que “Yo soy el camino, la verdad y la vida”

(Juan 14:6). Jesús es el camino porque Él revela al Padre (Juan 12:45 y 14), y hace posible

llegar por este camino al Padre (Juan 14:4-7). De hecho la comunidad cristiana primitiva era

llamada “el camino” porque era el medio para llegar a Dios, el Padre, en Cristo (He 9:12; cf.

también He 18:25-26; 19:9.23; 22:4; 24:14-22). Este modo de hablar sobre la Iglesia tan

común en los Hechos de los Apóstoles muestra cuan profundamente el concepto de Jesús

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como “camino” y todo el conjunto de imágenes de querer seguir un fin deseado por Dios

dominaba el pensamiento de los cristianos primitivos: la Iglesia no era llamada “la verdad” o

“la vida”, sino “el camino”.

Al mismo tiempo en que Jesús toma la idea el Antiguo Testamento de “el camino”

insiste en ella con referencia a sí mismo, Él toma la idea veterotestamentaria de “corazón” y

se la aplica a sí mismo: “venid a mi todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas,

que yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y

humilde de corazón; y hallareis el reposo para vuestras almas, porque suave es mi yugo y

ligero el peso mío” (Mateo 11:28-30). Aquí Jesús nos invita a estudiar su corazón para que

podamos imitar las virtudes que Él menciona: “Mansedumbre” y “Humildad”. Aquí, entonces,

están dos virtudes particularmente importantes que Cristo quiere que sus seguidores

dominen, “Mansedumbre” y “Humildad”. Jesús usa la palabra “manso” en una de las

bienaventuranzas (Mateo 5:5) y así la pone en relieve para elogio especial. Significa alguien

modesto o que no es exigente y es usada de nuevo para describir a Jesús como el rey

llegando a Jerusalén (Mateo 21:5). Esta misma virtud es relacionada por Pedro con el

corazón cuando lo propone como modelo a las esposas (1ª Pedro 3:4). La palabra “humilde”

usada por Jesús para referirse a Sí mismo y describir como Dios enaltece a los humildes del

mundo con relación a los arrogantes que tienen poder terrenal (Lucas 1:52).

Cuando Jesús recomienda “mansedumbre” y “humildad” en Mateo, lo hace en un

contexto que contrasta su enseñanza con la de la Ley Mosaica que Él vino a cumplir. Por lo

tanto está aquí la cuestión de dos virtudes que son de importancia fundamental para la

cristiandad, necesaria si el cristiano tiene que aceptar la enseñanza de Jesús y vivirla como

Jesús quiere que sea vivida.

IV.- LA RAÍZ NEOTESTAMENTARIA DE VIRTUD Y VICIO

Como en el Antiguo Testamento, en el Nuevo, el corazón está en la raíz de toda

virtud y vicio. Sin embargo, en el Nuevo Testamento es el corazón más obviamente bajo la

influencia del Espíritu de Jesús que es la raíz de toda virtud. Esto fue profetizado por

Ezequiel: “Derramaré agua pura sobre ustedes y quedarán purificados. Los purificaré de

todas sus impurezas e idolatrías. Les daré un corazón nuevo, y pondré dentro de ustedes un

espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.

Infundiré mi Espíritu en ustedes, y les haré guardar mis leyes, y respetar y practicar mis

juicios” (Ezequiel 36:25-27). En el Antiguo Testamento el “espíritu” de Dios creó y dio vida, da

poder especial a las personas, particularmente a los profetas. En la época mesiánica habrá

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una efusión especial del Espíritu como principio de renovación interior a través del Mesías

que será el primer recipiente.

Así vemos también que el Espíritu está presente en el Nuevo Testamento. Jesús

recibe el Espíritu Santo en el Bautismo (Mateo 3:16; Lucas 1:10; Lucas 3:22; Juan 1: 32). A

su vez, hace que sus seguidores sean bautizados en el Espíritu (Juan 1:33 y Juan 3:5; Mateo

28:19). Es este Espíritu Santo que actúa como principio de renovación interior Hebreos 13:52

por lo que los recién convertidos de Pablo y Bernabé se llenan de “alegría y del Espíritu

Santo”, es decir, renovación interior resultando en alegría y causada por el Espíritu Santo.

V.- LA BASE BÍBLICA PARA LA VIRTUD

Vemos entonces que hay consistencia en la enseñanza bíblica sobre la base para la

virtud: esta consistencia puede ser vista en el Nuevo Testamento como cumpliendo el

Antiguo y trayéndolo a su término. Toda virtud bíblica es vista como teniendo valor en la

medida en que conduce a cada uno a Dios y ayuda a realizar sus planes. La fe es la base

para toda relación con Dios. En el Nuevo Testamento esta fe es orientada hacia Jesucristo.

Normalmente en el bautismo el Espíritu Santo es dado como fuente de constante renovación

interior para el creyente.

Esta renovación interior afecta el “corazón” del creyente: este término bíblico se usa

para describir las emociones de uno, deseos y memorias en la que afecten su relación con

Dios. El corazón es el campo donde el cristiano toma decisiones afectando la realización del

plan de Dios para ellos como individuos y como parte de comunidades. Jesús mismo nos

invita a aprender de Su propio corazón y subraya las virtudes de la mansedumbre y de la

humildad como la base para asumir las responsabilidades del “yugo” cristiano, o sea, las

obligaciones relacionadas con la observancia de su enseñanza que Él pone sobre Sus

seguidores.

En la enseñanza de Jesús el Espíritu Santo es esencial para el propio crecimiento de

la virtud. El Espíritu Santo, no un Dios distinto de Jesús. El Espíritu Santo actúa en Jesús y

para Jesús, de una manera propia a su rol en cuanto Espíritu; este Espíritu ha recibido el

encargo de ayudar a todos los hombres de buena voluntad a servir al Hijo. El Espíritu es

mandado por el Hijo para traer a término su trabajo.

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VI.- EL ESPÍRITU Y LA VIRTUD EN PABLO

Pablo era consciente de la importancia central del “corazón” y de la fe en la existencia

Cristiana. Él une el corazón y la fe como base esencial de salvación (Romanos 10:9-10).

Dice que la dureza de corazón de los gentiles es la razón por la que ellos son ignorantes y se

encuentran apartados de Dios (Efesios 4:18). Pero la señal de una vida cristiana feliz es el

cantar salmos e himnos en el corazón (Colosenses 3:15).

En Pablo, el corazón del hombre es una preocupación central del Padre, del Hijo y del

Espíritu Santo: el hecho de que ustedes son hijos se sabe una vez que Dios mandó el

Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando ‘¡Abba, padre!’ (Gálatas 4:6). Aquí está

una indicación clara de la relación íntima entre la acción de Cristo y la acción de Su Espíritu,

todo en el contexto de los designios del Padre. A partir de esta filiación divina se sigue el

derecho de herencia a las bendiciones prometidas de Dios (Gálatas 4:7) y, por implicación, el

derecho a todas las virtudes necesarias para esta herencia.

La presencia del Espíritu en el corazón de los Cristianos es revelada por el “fruto” del

Espíritu, es decir, el resultado de la acción vivificante de Dios que es una ley básica de

creación (Génesis 1:22-28): “... el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,

benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (autocontrol)” (Gál 5:22). Del mismo

modo que el cristiano sabe que está en posesión del Espíritu, así un hijo al ser autorizado

puede decir “Abba” al dirigirse al Padre como hizo el Hijo, también el cristiano sabe que

“amor, alegría, paz, paciencia, generosidad, bondad, confianza, mansedumbre y autocontrol”

indican que el está en posesión del Espíritu y que esta posesión le da la fisonomía espiritual

del Hijo.

A través de este multifacético pero indivisible “fruto” del Espíritu, estamos en contacto

con el corazón de Cristo. La importancia de esta verdad no puede ser exagerada. Esta es la

manera de juzgar si estoy sintonizado con la voluntad de Dios para mí en un nivel concreto y

discernible: si yo experimento el fruto del Espíritu en lo que estoy haciendo en cuanto

individuo, estoy en un camino trazado para mí por Dios. Esto es una prueba contundente de

la presencia de Cristo en un grupo: si sentimos el fruto del Espíritu en el grupo, este grupo

está en un camino trazado por Dios. Esto es un test práctico para mi propio tipo de

espiritualidad: la habilidad en el fondo de mi ser de sentir el fruto del Espíritu en lo que hago.

En la medida en que el fruto del Espíritu esté ausente, en esta misma medida Cristo no

estará presente y la realidad en cuestión no es digna de una iniciativa del Padre o para el

Padre. El Espíritu actúa como un principio interior de vida que es genuinamente cristiana.

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Las “obras” de la “carne” son adversarias del Espíritu. “Carne” es el “ego” (Romanos

7:18). Ello implica la criatura terrenal, natural, groseramente instintiva y materialmente

motivada abandonada a su propia suerte. Las obras son lo que la “autoindulgencia” de una

persona tan limitada tiende a suscitar sin ayuda externa. Pablo da una muestra de lo que son

dichas “obras” de la “carne”: “vicio sexual, impureza, sensualidad, la adoración de falsos

dioses, hechicería, odio, rivalidades, celos, pérdida de paciencia, discusiones, desacuerdos,

facciones, malicia, embriaguez, orgías y cosas afines”. Los vicios son listados al azar ya que

son desorganizados por su propia naturaleza. Del mismo modo que las virtudes que

constituyen el “fruto” del Espíritu muestran la presencia del Espíritu y así de Cristo y del

Padre, los vicios que constituyen las “obras” de la “carne”, es decir, del “ego” no reconstruido,

muestran la ausencia del Espíritu y en consecuencia la ausencia de Cristo y le Padre.

A) La regla decisiva del amor

El “amor” (la “caridad”) es la primera virtud en al lista. Su puesto indica su

importancia. Pablo sabe la importancia del amor. Él la considera la mejor manera para llegar

a Dios (1ª Corintios 12:31). Este es el modo que él introduce, lo que es probablemente la

más conmovedora y penetrante descripción de la caridad o el amor jamás escrita:

“Aunque yo hablase las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor,

vengo a ser como un bronce que suena o un címbalo que retiñe. Y si tuviese el don de

profecía y conociese todos los misterios y toda la ciencia y tuviese una fe tan grande que

trasladara las montañas, si no tengo amor (caridad), nada soy. Y si distribuyese todos mis

bienes y entregase mi cuerpo para ser quemado, si no tengo amor, nada me aprovecha. El

amor es paciente, es benigno; el amor no es envidioso, no se vanagloría, no se ensoberbece;

no hace nada que pueda escandalizar, no busca su propio interés, no se irrita, no toma

cuenta del mal que recibe, no se goza de la injusticia, mas se alegra con la verdad, todo lo

excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca desaparece..

Nótese que al escribir “si no tengo amor no soy nada” Pablo hace que la existencia

Cristiana auténtica dependa de la virtud de la caridad. Al dar su consideración positiva de lo

que sea amor, Pablo lo define presentándolo como una persona en acción. Lo que es

particularmente interesante en esta reflexión es lo que nos dice sobre la habilidad de Pablo

en evaluar su propia vida interior. Solamente una persona acostumbrada a examinar su

propia conciencia puede producir una descripción del amor y caridad tan penetrante como la

que fue dada arriba. Esta lista es un desafío para todos nosotros cristianos para garantizar

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que a través del examen regular de nuestras conciencias podamos poner en práctica las

ideas inspiradas de Pablo.

B) La humildad y la práctica del amor

Pablo destaca otra virtud como importante para la práctica de la caridad en la

comunidad: la humildad. Esta virtud también está relacionada con la presencia del Espíritu.

“Así, pues, os conjuro en virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de

amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi

alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos

sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando

cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés

sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: el cual,

siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de

si mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios lo exaltó y le

otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se

doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es

Señor para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:1-11).

Pablo aquí presenta la humildad como una cualidad esencial para regular la vida en

comunidad. Una vez más, él evoca al Espíritu: si hay “alguna comunión en el Espíritu” (v.1).

Ambos, Pablo y los Filipenses participan en el don mesiánico del Espíritu. Nuevamente, las

observaciones prácticas de Pablo sobre la vida en comunidad muestran que él era un

miembro observador y autocrítico en la vida común de los cristianos primitivos. Y él

aprovecha la ocasión para dar una mirada inspirada en la vida interior (o sea, al corazón) de

Cristo llevando e incluyendo Su deseo de morir en la cruz. Él, de esta manera, completa el

informe dado por el propio Jesús cuando se describe como “manso y humilde de corazón”.

VII.- VIRTUD ENSEÑADA POR EJEMPLO

La Biblia hace más que meramente exhortar a la virtud. También da el ejemplo de

personas que son virtuosas y deben ser imitadas. Al frente de todos está, por supuesto, el

propio Jesús. En el texto siguiente Jesús se propone a sí mismo como ejemplo de servicio.

“Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro

queremos nos concedas lo que te pidamos’. Él les dijo: ‘¿Qué queréis que os conceda?’ Ellos

le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu

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izquierda’. Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber,

o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’ Ellos le dijeron: ‘Sí,

podemos’. Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis

bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero sentarse a mi derecha o a

mi izquierda no es cosa mía el concederlo’. “Al oír esto los otros diez, empezaron a

indignarse contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándoles, les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las

naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes los oprimen con su poder.

Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre

vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de

todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida

como rescate por muchos”.

En esta frase Jesús usa la ingenua pretensión de dos de sus más íntimos discípulos

para enseñarles a todos una lección. Su rol de liderazgo incluye que se vuelvan “esclavos”.

Ésta es una palabra muy fuerte, mucho más fuerte incluso de lo que implica la expresión

“servir”. Un “esclavo” en el mundo antiguo no tenía derechos reales (a pesar de que fuesen

frecuentemente bien tratados por sus señores). Ellos eran completamente dependientes de

la orden de sus señores.

El señor en este caso, por supuesto, es Dios. Y la razón de esta orden de volverse

como esclavos es el rol del mismo Hijo del hombre, el cual por nosotros, muere en la cruz

como esclavo, dando su vida en rescate. Aquí el servicio de Jesús culmina en el acto por el

cual redime al mundo. Por implicación, la auto-humillación de los cristianos se manifestará en

el servicio a los demás, y este servicio será participación en el supremo sacrificio de Cristo.

De esta manera, Cristo enseña por la palabra pero su enseñanza queda implícita en el

ejemplo que va a dar. Es bien sabido que los ejemplos son más poderosos que las

predicaciones.

En las variadas historias que la Biblia contiene se puede aprender sobre virtud. Jesús

usa el modelo de historia para su propia enseñanza, usando parábolas que ilustran su

argumento. Por ejemplo, la historia del hijo pródigo, la del buen samaritano, la del fariseo y el

publicano. Cada una de estas historias es poderosa porque no solamente enseña virtud a

través del ejemplo sino también porque permanece en la memoria. Toca al cristiano

recordarlas cuando aparezca la ocasión para así poder practicarlas.

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CONCLUSIÓN

La Biblia es una fuente inagotable de sabiduría para los que la deseen usar. Es una

sabiduría destinada no al éxito en este mundo, sino al éxito en el otro. Sin embargo, toca

también al mundo presente, ya que solamente el conducirse como Dios quiere nos permitirá

tener éxito en el venidero. Sólo encontrando un camino planificado para nosotros por Dios y

siguiéndolo hasta el fin lo podremos alcanzar como Él desea que lo alcancemos. Y este

camino, cualquiera que sea, depende del que trazó Jesús para todos nosotros.

Es un camino que consiste en la práctica de la virtud con la ayuda del Espíritu. Él nos

inspira a actuar como deberíamos, y parte de esta inspiración es la sabiduría que conocemos

al estudiar la palabra que Él mismo inspiró, la Biblia. La cual es inagotable. Nunca seremos

capaces de aprender todo lo que hay ahí para aprenderse. Nunca realmente dominaremos la

Biblia. Lo que sí podemos hacer es esto: sea lo que fuere que aprendamos de la Biblia, que

permitamos que ella nos lo enseñe.

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