Defensa de La Reina y Rechazo de La Ley Sálica

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DEFENSA DE LA REINA Y RECHAZO DE LA LEY SÁLICA 1-Clasifica el siguiente texto y escribe las ideas principales del texto. Se trata de una fuente primaria, un documento histórico - circunstancial de carácter político y público. El documento está fechado el 4 de octubre de 1833, pocos días después del fallecimiento del rey Fernando VII y fue redactado en el Palacio Real de Madrid. Aunque está firmado por Mª Cristina de Borbón, la regente, su redacción corrió a cargo de Cea Bermúdez. La Regencia de María Cristina sucede a la Década Absolutista de Fernando VII en la que se produce la caída del régimen absolutista y el comienzo de la transición al régimen liberal. Nos hallamos ante una España dividida socialmente, por una parte los partidarios de mantener el modelo absolutista anterior y por otra los liberales que deseaban un cambio nuevo en la política. La crisis económica y la pérdida de colonias americanas acentuaron la tensión entre los dos bandos. Fernando VII se vio obligado a aceptar el reformismo moderado que algunos ministros, como Cea Bermúdez, le aconsejaron. Pero las reformas no fueron aceptadas por los monárquicos más conservadores y que defendían la candidatura al trono de Carlos María Isidro, hermano del Rey, en contra de los derechos de la sucesora, la princesa Isabel. Este tercer bando en conflicto fue protagonista de algunas sublevaciones como la de los Malcontents o agraviados en Cataluña (1827). Por tanto nos hallamos en un período histórico en el que se manifiestan cuatro formas distintas de entender la política: los realistas puros (carlistas), los absolutistas moderados (Cea Bermúdez), los liberales moderados (entienden que la transición ha de ser pactada con el Rey y la Nobleza) y los liberales exaltados que defienden la ruptura total con el absolutismo y dar paso a un régimen constitucional. María Cristina de Borbón-Dos Sicilias fue Reina de España por su matrimonio con el rey Fernando VII en 1829 y regente de España, entre 1833 y 1840, durante una parte de la minoría de edad de su hija la reina Isabel II de España. En la Década Absolutista (1823-1833), último periodo del reinado de Fernando VII, en que fue nombrado nuevamente como monarca absoluto gracias a la intervención de la Santa Alianza que puso fin al Trienio Liberal (1820-23), Cea Bermúdez se hizo en dos ocasiones con la presidencia del Consejo de Ministros. En las primeras líneas del texto se menciona la muerte de Fernando VII y la voluntad del Rey de poner al mando de la Regencia a su esposa María Cristina mientras durase la minoría de edad de su hija, la reina Isabel.

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DEFENSA DE LA REINA Y RECHAZO DE LA LEY SÁLICA

1-Clasifica el siguiente texto y escribe las ideas principales del texto.

Se trata de una fuente primaria, un documento histórico -circunstancial de carácter político y público.

El documento está fechado el 4 de octubre de 1833, pocos días después del fallecimiento del rey Fernando VII y fue redactado en el Palacio Real de Madrid. Aunque está firmado por  Mª Cristina de Borbón, la regente, su redacción corrió a cargo de Cea Bermúdez. La Regencia de María Cristina sucede a la Década Absolutista de Fernando VII en la que se produce la caída del régimen absolutista y el comienzo de la transición al régimen liberal.

Nos hallamos ante una España dividida socialmente, por una parte los partidarios de mantener el modelo absolutista anterior y por otra los liberales que deseaban un cambio nuevo en la política. La crisis económica y la pérdida de colonias americanas acentuaron la tensión entre los dos bandos. Fernando VII se vio obligado a aceptar el reformismo moderado que algunos ministros, como Cea Bermúdez, le aconsejaron. Pero las reformas no fueron aceptadas por los monárquicos más conservadores y que defendían la candidatura al trono de Carlos María Isidro, hermano del Rey, en contra de los derechos de la sucesora, la princesa Isabel. Este tercer bando en conflicto fue protagonista de algunas sublevaciones como la de los Malcontents o agraviados en Cataluña (1827). Por tanto nos hallamos en un período histórico en el que se manifiestan cuatro formas distintas de entender la política: los realistas puros (carlistas), los absolutistas moderados (Cea Bermúdez), los liberales moderados (entienden que la transición ha de ser pactada con el Rey y la Nobleza) y los liberales exaltados que defienden la ruptura total con el absolutismo y dar paso a un régimen constitucional.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias fue Reina de España por su matrimonio con el rey Fernando VII en 1829 y regente de España, entre 1833 y 1840, durante una parte de la minoría de edad de su hija la reina Isabel II de España.  En la Década Absolutista (1823-1833), último periodo del reinado de Fernando VII, en que fue nombrado nuevamente como monarca absoluto gracias a la intervención de la Santa Alianza que puso fin al Trienio Liberal (1820-23), Cea Bermúdez se hizo en dos ocasiones con la presidencia del Consejo de Ministros. En las primeras líneas del texto se menciona la muerte de Fernando VII y la voluntad del Rey de poner al mando de la Regencia a su esposa María Cristina mientras durase la minoría de edad de su hija, la reina Isabel.

En el manifiesto se ponen de relieve los principios que había de seguir el gobierno de la Regencia: el absolutismo moderado con reformas administrativas, es decir, una política idéntica a la de los últimos años del reinado del monarca fallecido. En el texto podemos leer: Estos son religión y monarquía serán protegidas y mantenidas sin admitir innovaciones. La Religión y la Monarquía serán respetadas, protegidas, mantenidas por mí en todo su vigor y pureza. El binomio religión y política es muy característico de los regímenes absolutistas del Antiguo Régimen. Lo que se pretende con ello es ganar para la causa la adhesión de los realistas que eran contrarios a las reformas. Fernando VII tuvo que jurar la Constitución de 1812 a raíz del pronunciamiento de Riego dándose inicio al Trienio Liberal. Esta fase liberal fue interrumpida por la intromisión de los Cien Mil Hijos de San Luis que restauraron en el trono a Fernando VII como rey absolutista, aunque tuvo que volver al modelo moderado de la Década Absolutista, un absolutismo reformador, ya que fue punto imposible una restauración total del absolutismo.

María Cristina propone continuar con la línea moderada del gobierno anterior de su esposo aunque en el fondo se mostraba defensora del absolutismo puro y conservador: “ la mejor forma de gobierno para un país es aquella a la que está acostumbrado” La regente deseaba ganarse el apoyo de los liberales moderados pues temía la presión del bando carlista que ponía en peligro la sucesión de Isabel. Por ello hace mención a una serie de reformas

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administrativas que se iban a llevar a cabo como la disminución de las cargas, la mejora de la justicia y el fomento de la riqueza. También hace una llamada a los carlistas para que se unan a la causa isabelina: Si los españoles unidos concurren al logro de mis propósitos, y el cielo bendice nuestros esfuerzos, Yo entregaré un día esta gran nación, recobrada de sus dolencias, a mi augusta Hija.

En pocas palabras, el Manifiesto propone seguir con una línea de política inmovilista deseando pactar con los insurrectos carlistas y ganarse el apoyo de los liberales conservadores con la propuesta de reformas administrativas que venían a aliviar la penosa situación económica del país. Esta política estaba llamada al fracaso con el inicio de una guerra civil que iba enfrentar a los españoles durante el siglo XIX: la primera guerra carlista.

2-Explica como logro mantenerse en el trono la hija de María Cristina (analizando el cambio de ideas de María Cristina) y la causa de su destronamiento.

Una vez en el poder la Regente, los liberales inician un proyecto de constitución que acabó convertido en una “carta otorgada” conocida como el Estatuto Real de 1834. No es propiamente una constitución, pero al establecer limitaciones a su propio poder, la monarquía deja de ser absoluta y se abre el camino hacia el régimen liberal: reconoce algunos derechos y libertades políticas sin aceptar la soberanía nacional ni la separación de poderes; las Cortes no pueden iniciar ninguna actividad legislativa sin la aprobación real.

Los liberales más progresistas no la aceptan y exigen la Constitución de 1812. Iniciándose un movimiento revolucionario (urbano y burgués) que provoca la entrada en el gobierno de Mendizábal de ideología progresista y que plantea reformas que llevan a los decretos desamortizadores de los bienes de la iglesia de 1836, pese a la oposición de la reina gobernadora. Un gobierno moderado que, provocó nuevamente el descontento de los progresistas que en julio de 1836 llevan a un nuevo levantamiento: la Rebelión de la Granja, que obliga a la regente a rechazar el Estatuto y poner en vigor la Constitución de 1812.

El gobierno progresista convocó Cortes extraordinarias, aprobaron una nueva Constitución Progresista de 1837

A pesar de ser una constitución progresista que establece:

la soberanía nacional la separación de poderes amplia declaración de derechos y libertades (libertad de prensa, de reunión, de

asociación...), Sin embargo aceptó las tesis del liberalismo doctrinario o censitario (conservador) ya que reconocía amplios poderes y un papel moderador a la Corona, así como el sufragio censitario y las Cortes bicamerales, introduciendo el Senado, de carácter más conservador. El aspecto más progresista está en la eliminación de la confesionalidad católica del Estado.

La guerra carlista iba llegando a su fin lo que provocó la popularidad de determinados generales como Narváez y sobre todo Espartero (artífice del Convenio de Vergara que puso fin a la guerra civil.

Los enfrentamientos entre moderados y liberales van a ser continuos en todos los campos de la vida política: el control de las provincias y municipios, tras la reforma administrativa se crean con ligeros retoques las provincias actuales.

Todos estos enfrentamientos llevarán a que María Cristina renuncie a la regencia, en marzo de 1841, siendo sustituida por el General Espartero.

La regencia de Espartero intenta impulsar la política progresista pero desatando descontentos en ciertos sectores, sobre todo de la burguesía textil catalana, perjudicada por la política librecambista (pro-británica), y también a sectores populares por sus condiciones laborales, produciéndose un motín en Barcelona que fue duramente reprimido. El descontento es

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aprovechado por los moderados, con el General Narváez a la cabeza que da un “pronunciamiento” haciéndose con el poder, provocando que Espartero marchara al exilio. En esta situación de crisis se acordó que con 13 años se proclamara a Isabel II mayor de edad.

3-Expón las etapas con sus principales hitos del reinado de la reina (minoría y mayoría), que se dividen según quien estuvo en el poder.

DÉCADA MODERADA (1844-1854)

Tras unos meses de gobierno de transición se hacen con el poder los moderados dirigidos por el General Narváez .Los moderados van a intentar imponer una visión del liberalismo muy autoritaria, intentando reforzar el poder de la corona, Uno de los instrumentos de esta política será la Constitución Moderada de 1845. Durante la década moderada se realizaron reformas administrativas, económicas y políticas que desarrollaron las líneas de esta constitución.

BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

La reina llamó a Espartero iniciándose el periodo de gobierno progresista, sustentado por la coalición de Espartero y O’Donnell.

Se inició la redacción de una nueva constitución que no llegó a promulgarse, la Constitución progresista (NONATA) de 1856, que recogía los principios progresistas de soberanía nacional, amplia declaración de derechos, tolerancia religiosa, cortes bicamerales pero ambas electivas y restablecimiento de la Milicia Nacional, entre otras medidas.

La oposición al partido progresista se va a ir gestando rápidamente haciendo que muchas reformas solo se propongan, la constitución no llegó a entrar en vigor. Por un lado O’Donnell se situó en posiciones más conservadoras, fundando el partido “Unión Liberal” que pretendía mantener la equidistancia entre moderados y progresistas, aglutinando a descontentos de los dos partidos. En diciembre de 1856 O’Donnell se alía con Narváez y los moderados, provocando la caída de Espartero. Se restauró la Constitución de 1845, poniendo fin al gobierno progresista.

GOBIERNO DE LA UNIÓN LIBERAL (1856-1868)

Durante este periodo se suceden en el poder unionistas y moderados, solo teniendo cierta estabilidad el “gobierno largo” de O’Donnell entre 1858-1863 que intentó dar estabilidad, tras una época de continuos vaivenes políticos.

Intentó asentar el régimen liberal en el plano económico desarrollando gran parte de la legislación que los progresistas habían puesto en marcha.

LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL DESTRONAMIENTO DE ISABEL II

Con la caída de O'Donnell en 1863 entramos en la última etapa del reinado de Isabel II marcada claramente por la descomposición del sistema político y la deslegitimación de la Corona. Se sucedieron gobiernos siempre de corte moderado mientras el exclusivismo y el carácter represivo del régimen se acentuaban a medida que la oposición aumentaba y partía cada vez de mayores frentes. El sistema moderado se hundía y arrastraba consigo a la monarquía. Ante el deterioro de la situación política, los progresistas y los demócratas se retraen de la vida política inclinándose una vez más por la vía insurreccional. Un nuevo Gobierno de la Unión Liberal intentó, en último término, atraer de nuevo a los progresistas con una tímida reforma política que ampliaba el censo electoral pero no lo consiguió. El retorno de Narváez aceleró los preparativos de la conspiración que se consolidó con la firma del Pacto de

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Ostende de agosto de 1866, que agrupó también a los demócratas y más tarde, al morir O'Donnell en 1867, a la Unión Liberal. El 18 de septiembre de 1868, la Armada, surta en la bahía de Cádiz, se pronuncia al grito de «¡Abajo los Borbones! ¡Viva España con honra!». Tras el triunfo de la revolución, Isabel II, que se encontraba de vacaciones en Guipúzcoa, era destronada y marchaba al exilio en Francia, iniciándose en España un período de seis años, conocido como el Sexenio Democrático, en el que se ensayarán diversas alternativas políticas: una nueva monarquía con Amadeo de Saboya y la Primera República.