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CAPITULO VI

Bienvenido a la realidad

Estaba hecho aicos, en el cuello tena un dolor penetrante que impeda moverme.

Con seguridad haba dormido en una mala posicin.

Me qued entonces recostado por un largo tiempo en el cual mov con lentitud una y

otra vez mi cabeza, lo hice as hasta que el dolor cedi y se volvi medianamente

soportable.

Controlada la molestia del cuello intent abrir los ojos, fue infructuoso el esfuerzo,

no pude hacerlo. Estaban dominados por un dolor mayor que el fsico, el del alma

que flua de adentro hacia afuera.

Las palabras del mdico tomaron su turno y comenzaron a taladrar mi mente, ellas

me haban enfrentado a la cruda realidad la cual me deca que Megan haba sido

slo producto de mi imaginacin y que el mundo que yo pensaba real dejaba su

lugar al que hasta antes de ver al mdico pensaba que era el imaginario.

Comenc a repasar mi vida. La de los ltimos das, lo hice sin poder dilucidar qu era

verdad y qu producto de mi imaginacin. La duda se apoder de m, de mis

pensamientos. Fue entonces que me cuestion cul era mi profesin.

-Soy escritor?- dije en voz alta, me levant de la cama con agilidad, pasaron

entonces el dolor fsico y aqul que aquejaba mi alma a un segundo plano,

desaparecieron. Intent rehacer en la cabeza mis libros, mis historias, acordarme desus nombres o de sus personajes, pero mi mente estaba sumida en la obscuridad

nuevamente.

El miedo se apodera de m penetrando por cada poro de la piel. Tena los ojos

cerrados, imagin cmo una densa niebla obscura, griscea con olor ftido tomaba

mi cuerpo, penetraba mis pensamientos, me llenaba de ella, se adhera a m de

manera tal que era imposible apartarla. El miedo se haba instalado en m.

Mis manos las coloqu en la nuca, la cual la apret con todas mis fuerzas, luego la

hice hacia atrs para despus desplazar mis manos por todo el cabello hasta llegar a

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mis ojos y continuaron sobre el rostro estirando mis mejillas hacia abajo, como

tratando de desprenderlas de mi rostro. Me par y camin por la habitacin como lo

hacen los animales de los circos al saberse presos, de un lado a otro sin sentido.

Sent miles de agujas penetrando en m, fue slo una sensacin pasajera que hizo

estremecer mi cuerpo por un instante, no poda haber dolor mayor que el que me

infringa la realidad que me abrazaba.

-Escribo soy escritor?- pregunt a la imagen del espejo. Por un momento no me

reconoc. Haba cambiado tanto en esas semanas, estaba tan demacrado que pens

que era alguien ms a quien le preguntaba.

Aspir y exhal un par de veces para luego increpar:

-Puedo dejar de ser cualquier cosa, no me importa el dinero, la fama, no meimporta nada slo no me quites mi sueo!- estaba aterrado- No me digas que no

soy quien creo que soy!!!

Sal corriendo como loco a la habitacin de enseguida. Megan Megan o Ma la

haban habilitado como estudio y ah estaban mis libros. Ya frente a la pared del

fondo, la cual estaba cubierta de libros de abajo arriba y de lado a lado, comenc a

pasar mi mano por los lomos de los ejemplares. Lo haca con lentitud para alargar as

mi esperanza.

Conforme avanzaba sin encontrar mis libros fui perdiendo el control. Estando en la

parte ms alta de la escalera comenc a arrojar los libros al suelo provocando un

ruido estridente. No me importaba, ya nada importaba.

La mayora de los libros se encontraban esparcidos por el suelo, en una pila. Bajaba

desesperado de la escalera cuando resbal de ella, al hacerlo me golpe en la

espalda con el filo de un silla que estaba al lado. El dolor me hizo cerrar los ojos,

esper unos segundos conteniendo el grito de dolor. Ya cuando aminor me arrastr

hasta el montculo de libros. Los revolv con ansiedad, lanzaba a los lados aquellos

que tenan la mala fortuna de cruzarse en mi frentica bsqueda.

Nada, no haba nada, sent de nuevo el peso de la realidad sobre mis hombros, me

derrumb en la duela, quise incorporarme pero slo logr quedar en cuclillas. Cubr

mi cara con ambas manos evitando as ver la realidad.

Cubr luego la boca y la nariz, inhal y sent replegarse las manos a m hasta dificultar

mi respirar, qued balancendome de atrs hacia delante de una forma casi

imperceptible.

Una mano apret mi hombro. Era Ma, haba entrado sin hacer ruido y permanecido

la mayor parte del tiempo observando mi ataque de locura. Intent decirme algo, no

pudo hilar palabras, entonces se agach y me abraz, sent cmo su tibio cuerpo

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daba calor al mo. Un par de besos en la mejilla seguido de un intenso abrazo le

dieron fuerzas para hablar.

-Amortodo estar como antesbien- dijo en voz baja.-Ser?

-Seguro que as ser, te lo prometo!

-Ojal.

-Claro que as ser, no lo dudes!, recuerdas en Kenia nuestra promesa?

-No recuerdo nada Ma.

-Haz un esfuerzo y lo recordars!- dijo como si esto fuera una cuestin de decisin.

Le sonre condescendientemente.

-Qu puedo hacer?

Mis ojos se cerraron con fuerza, lo hice con tanta que tuve la sensacin de que mi

nuca se estremeca, luego sent la fuerza de su abrazo, sent una porcin de

confianza, un lugar donde apoyarme:

-Gracias amor, no s si lo lograremos, pero lo intentaremos- me levant, ambos lo

hicimos, me abraz, yo correspond en esta ocasin su muestra de solidaridad la cual

me transfiri paz- tengo mucho miedo, siento que mi mente est llena de huecos y

ellos son cada vez mayores.

-Slo ser pasajero.

-He dudado de ti- dije lleno de culpa a la vez que inclinaba mi cabeza.

-No importa amor, nada importa en este momento ms que t!

Comenc a recoger el tiradero que haba hecho en mi arranque de locura.

-Levanto los libros y vamos a comer a la calle. Te alcanzo en la sala.

-Ests loquito amor, nunca acabaras solo!

-S, deja recoger

-Yo arreglo ms tarde, anda vamos!- me hizo una sea para que la siguiera.

-Pero

-Qu?- no quise decirle qu era lo que buscaba, aun tena la esperanza de

encontrar mis libros, no quera que matara mi ilusin con su respuesta.

-Nada, slo dame un momento y te alcanzo.

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-Ok, como digas, voy a cambiarme y te espero abajo qu te parece si vamos a

tomar una copa de vino antes?

-Claro, lo que t digas.Apenas sali me sent en la duela, en medio de todos los libros que formaban

nuestra biblioteca. Los tomaba en mis manos e iba leyendo sus ttulos. Conforme los

iba descartando los apilaba a mi lado derecho. As estuve por un momento hasta que

comprend que si hubiera estado lo hubiera reconocido, como lo hace un padre a un

hijo en medio de una multitud.

Me levant y dej mi mirada clavada en el librero vaco, mov mi cabeza en negacin,

de una forma apenas perceptible, pens en cmo haba logrado vaciar todo ese

inmenso espacio, pens en cmo la vida haba jugado conmigo por segunda ocasin,

primero con Megan y ahora con mi razn de ser, mi profesin.

-Amor!- era Ma quien de nuevo haba estado observndome y yo ensimismado en

mi bsqueda no me haba percatado de ello.

-S- contest apenado.

-Vamos amor deja as por favor!

-Ok

-Por cierto tus libros los pas al privado de abajo. Ah los acomod por si los

necesitas.

Mi corazn lati fuerte, se aceler al escuchar sus palabras.

-Mis qu?

-Tus libros amor. Aprate para que no se haga tarde!

-Gracias, voy en un minuto- le dije sin voltear a verla, en mi cara haba una sonrisa,

despus de tantos cosas adversas haba una porque dibujarla nuevamente.