Delincuencia urbana y victimización de las víctimas

12
Año 5, vol. IX agosto-diciembre 2012/Year 5, vol. IX August-December 2012 www.somecrimnl.es.tl 1 Fecha de recepción: 05/04/2012 Fecha de aceptación: 10/07/2012 DELINCUENCIA URBANA Y VICTIMIZACIÓN DE LAS VÍCTIMAS URBAN DELINQUENCY AND VICTIMIZATION OF VICTIMS Dr. Raúl Zaffaroni Corte Suprema de Justicia [email protected] Argentina RESUMEN La población mundial tiende a concentrarse en ciudades y; por ende, la criminalidad también lo hace. El fenómeno de la delincuencia urbana es proyectado a la población a través de la comunicación masiva, que construye una realidad subjetiva, de la delincuencia urbana (proyección mediática del hecho). La respuesta política está condicionada por la proyección mediática y no al hecho mismo de la delincuencia urbana. Algunas víctimas producto de ese fenómeno, son manipuladas por los medios de comunicación, con fines políticos.

description

La población mundial tiende a concentrarse en ciudades y; por ende, la criminalidad también lo hace. El fenómeno de la delincuencia urbana es proyectado a la población a través de la comunicación masiva, que construye una realidad subjetiva, de la delincuencia urbana (proyección mediática del hecho). La respuesta política está condicionada por la proyección mediática y no al hecho mismo de la delincuencia urbana. Algunas víctimas producto de ese fenómeno, son manipuladas por los medios de comunicación, con fines políticos.

Transcript of Delincuencia urbana y victimización de las víctimas

  • Ao 5, vol. IX agosto-diciembre 2012/Year 5, vol. IX August-December 2012

    www.somecrimnl.es.tl 1

    Fecha de recepcin: 05/04/2012

    Fecha de aceptacin: 10/07/2012

    DELINCUENCIA URBANA Y VICTIMIZACIN DE LAS VCTIMAS

    URBAN DELINQUENCY AND VICTIMIZATION OF VICTIMS

    Dr. Ral Zaffaroni

    Corte Suprema de Justicia

    [email protected]

    Argentina

    RESUMEN

    La poblacin mundial tiende a concentrarse en ciudades y; por ende, la criminalidad

    tambin lo hace. El fenmeno de la delincuencia urbana es proyectado a la poblacin a

    travs de la comunicacin masiva, que construye una realidad subjetiva, de la

    delincuencia urbana (proyeccin meditica del hecho). La respuesta poltica est

    condicionada por la proyeccin meditica y no al hecho mismo de la delincuencia

    urbana. Algunas vctimas producto de ese fenmeno, son manipuladas por los medios

    de comunicacin, con fines polticos.

  • 2

    PALABRAS CLAVE: Poltica, Vctima/hroe, Medios de comunicacin, Estudio de

    caso.

    ABSTRACT

    The world's population tends to concentrate in cities and; thus, crime also makes it.

    The phenomenon of urban crime is projected to the population through the mass

    media, which builds a subjective reality, urban crime (projection media of the fact).

    The political response is conditioned by the media projection and not to the fact of

    urban crime. Some victims product of that phenomenon, are manipulated by means of

    communication, political purposes.

    KEYWORDS: Politics, Victim/hero, Means of communication, Case study

    LA POLTICA ACTUAL Y LA DELINCUENCIA URBANA

    Existe un preocupante fenmeno de delincuencia urbana en todo el mundo. La vida se

    ha vuelto urbana, la poblacin mundial tiende a concentrarse en ciudades y; por ende,

    la criminalidad tambin, pero el hecho de la delincuencia urbana es proyectado a la

    poblacin a travs de la comunicacin masiva, que construye la realidad de la

    delincuencia urbana (proyeccin meditica del hecho). Por ltimo hay una respuesta

    poltica al hecho y a su proyeccin. Tericamente puede distinguirse la respuesta

    poltica al hecho (medidas preventivas y represivas, servicio de seguridad, etctera) de

    la respuesta poltica a la proyeccin (discurso poltico de seguridad) pero en la prctica

    no son independientes e incluso se confunden de modo inextricable: los legisladores,

    las agencias ejecutivas y los responsables polticos de stas e incluso los poderes

    ejecutivos, responden a hecho en la forma en que ste es proyectado por la

    comunicacin, porque sta es la exigencia de la llamada opinin pblica.

    Es Amrica Latina y quiz en todo el mundo es cada vez ms claro que la respuesta poltica es a la proyeccin meditica y no al hecho mismo de la delincuencia

    urbana. Urgidos los polticos por la proyeccin meditica, responden discursivamente y

    condicionan a ella la respuesta al hecho mismo, al punto de desentenderse de ste. No

    existen observatorios, estadsticas serias y orientadas a la prevencin, nadie se ocupa

    por investigar con miras preventivas el hecho mismo de la delincuencia urbana,

    mientras los comunicadores sociales y los polticos slo se centran en la proyeccin

    meditica del hecho y manejan alguna estadstica poco confiable y bastante intil para

    efectos preventivos. Se enfrenta la construccin de la realidad y no la realidad, a la

    que parece que nadie intenta aproximarse.

    Esta afirmacin se verifica compulsando los presupuestos de seguridad: no se

    destina dinero alguno a la investigacin tcnica del fenmeno de la delincuencia

    urbana: Frecuencia, dinmica, modalidades, barrios, situaciones de riesgo, poblacin

    de riesgo, etctera.

    No se puede prevenir lo que no se conoce, pero a nadie le interesa conocer;

    luego, parece que a nadie le interesa prevenir.

    (Una preocupacin creciente; la reparacin del dao psquico) entre las

    medidas con que ltimamente se trata de paliar la confiscacin de la vctima, en

    algunos pases centrales el estado ha intentado ocuparse de los daos psquicos que

    stas sufren, en especial en caso de hechos masivos (catstrofes, crmenes de

  • 3

    destruccin masiva indiscriminada, vulgarmente llamado terrorismo), extendiendo el

    concepto de vctima a familiares y deudos.

    Los Psiclogos se han preocupado por distinguir el mero estrs del verdadero

    trauma que sufre la vctima en delitos violentos: en tanto que el estrs es pasajero, el

    trauma irrumpe en la conciencia de la vctima y la perturba. Pero los resultados

    positivos de la asistencia psicolgica inmediata se discuten. Todas las indicaciones

    para la atencin de las vctimas tienen por objeto la prevencin o el restablecimiento

    de su salud psquica, prestando especial atencin a la elaboracin del duelo.

    Es sabido que la elaboracin del duelo es precedida por pasos de estupefaccin,

    de autoinculpacin y de posterior proyeccin de la culpa (identificacin de algn

    culpable), hasta lograr la etapa final de elaboracin. Se trata de facilitar el trabajo del

    aparato psquico para evitar que la acumulacin de excitaciones termine siendo

    patgeno.

    Cuando la elaboracin se interrumpe aumenta el riesgo de acumulacin de

    tensiones que desemboca en patologa psquica ms o menos grave, dependiendo en

    alguna medida de la personalidad de la vctima y del estado de su salud mental con

    anterioridad al hecho.

    LA CREACIN DE LA VCTIMA/HROE

    (Selectividad en la proyeccin pblica de la victimizacin). Abundan las

    investigaciones que verifican que los ndices de victimizacin se reparten con tan

    escasa equidad como los de criminalizacin. La comunicacin masiva slo proyecta

    como vctimas a algunas de ellas, en tanto que otras carecen de imagen y de voz,

    directamente se ignoran y no son consideradas como tales por la opinin corriente.

    Esta discriminacin se acenta en las sociedades muy estratificadas, como las de

    nuestra Amrica.

    (Procedimiento de construccin de la vctima/hroe). En ocasiones, entre las

    vctimas mostradas, la comunicacin masiva selecciona a alguna que es elevada a la

    categora de hroe. Para eso los comunicadores lo incitan a que se exprese como

    Criminlogo, Penalista y Criminalista experto y omnisapiente. Dado que nadie se

    atreve a contradecir en voz alta a un ser doliente y digno de compasin, necesitado de

    solidaridad, asistencia y consuelo, cualquier respuesta pblica es proyectada y

    percibida como marcadamente insensible al dolor ajeno, de modo que los desatinos que

    la vctima en esa triste circunstancia puede expresar son tomados como verdades

    cientficas y son difundidos como tales por los comunicadores vidos de rating, quienes

    les incitan a que expresen sus peores prejuicios.

    En esa coyuntura, los polticos oficialistas y opositores ensayan una respuesta a la realidad mediticamente construida en base al discurso de la

    vctima/hroe y que, por supuesto, nada tiene que ver con el hecho de la criminalidad

    urbana, que es ms ignorado que nunca.

    (Condiciones de la vctima/hroe). Las vctimas que se elevan a la condicin de

    hroes deben reunir ciertas caractersticas que permitan la identificacin por parte del

    pblico al que se dirige la construccin, pero tambin debe poseer cierto grado de

    capacidad histrinica que le permita asumir adecuadamente el papel de vctima/hroe.

    Esta ltima condicin puede obedecer incluso a cierto grado de patologa o trastorno de

    personalidad previo.

    (Factores polticos que favorecen la construccin). Tampoco se construye una

    vctima/hroe en cualquier momento, sino cuando su manipulacin es funcional a

  • 4

    ciertos sectores polticos o econmicos. En este sentido es necesario destacar que el

    actual momento de poder del mundo es particularmente favorable a estas

    construcciones. A ello contribuyen los siguientes factores:

    a) El desequilibrio entre pases ricos y pobres y la concentracin de riqueza

    generan mltiples conflictos entre nacionales en situacin lmite en los pases

    pobres e inmigrantes que huyen de esa situacin en los ricos;

    b) En el centro y en la periferia del poder mundial las clases medias se

    empobrecen como resultado de creciente polarizacin de riqueza, cayendo en

    anomia como resultado de un profundo sentimiento de inseguridad;

    c) La comunicacin masiva destina el mayor espacio informativo de la

    delincuencia urbana, si puede la magnfica y no la presenta como resultado sino

    como principal fuente de todos los males;

    d) La prdida de poder de los estados nacionales impide a los polticos emprender

    reformas estructurales que resuelvan los ms graves problemas sociales;

    e) El estallido de la revolucin tecnolgica (que es bsicamente una revolucin

    comunicacional), determina que la poltica y el propio estado asuman cada da

    ms la forma de un espectculo;

    f) Tiene creciente xito imputar a los polticos incapacidad para resolver los

    problemas, reduciendo stos a la criminalidad urbana y a la corrupcin,

    omitiendo toda mencin a los otros riesgos sociales, aunque se trate de la

    destruccin de la vida planetaria, y

    g) Los medios de comunicacin tienden a monopolizarse por empresas y cuando

    los intereses de stas coinciden con el oficialismo poltico, basta reducir el

    espacio dedicado a la criminalidad urbana para que la proyeccin pblica de

    sta desaparezca, tal como sucede en las dictaduras.

    LA VCTIMA/HROE ES UN FENMENO NUEVO

    (Tiene dos notas diferenciales: resultados polticos antes desconocidos y una enorme

    crueldad revictimizante). La construccin de la vctima/hroe es marcadamente

    diferente de la tradicional manipulacin de la imagen de la criminalidad urbana con

    fines polticos. Es nuevo tanto (a) por su efecto poltico inmediato, que importa siempre

    una regresin grave en cuanto a respeto a la dignidad de la persona, como por (b) la

    crueldad a que somete a la propia vctima/hroe, a la que interrumpe el proceso de

    elaboracin del duelo, con grave dao psquico, sin contar con que en ocasiones se vale

    de la patologa previa de sta sin miramiento alguno.

    (Efecto poltico inmediato sobre la represin). La construccin de la

    vctima/hroe est provocando el desbaratamiento de la legislacin penal en toda

    Amrica Latina, donde en algunos pases (como la Argentina y en buena medida

    Brasil) puede afirmarse que ya no existe cdigo penal, sino un conjunto de retazos de

    normas incoherentes y contradictorias, con desequilibrio de pena, algunas violatorias

    de normas internacionales de derechos humanos, sin contar con la legitimacin pblica

    de abusos represivos (incluyendo la tortura) y de un mayor control sobre toda la

    poblacin (que conforme a la experiencia universal se concentra sobre los sectores

    subalternos y los disidentes ideolgicos). Por esta va se estn poniendo en peligro los

    mejores logros de nuestra civilizacin.

    (Peligro para la democracia pluralista). La culpabilizacin de los polticos est

    destinada a tener gran acogida pblica en momentos en que la representacin

  • 5

    institucional est mundialmente cuestionada y jaqueada por organizaciones que se

    arrogan la verdadera representacin de la sociedad, que por cierto nadie les ha

    conferido (lo que se ha dado en llamar la contrademocracia), sin contar con que abren

    el camino a la aventura poltica de outsiders oportunistas. No puede olvidarse que el

    descrdito del parlamentarismo y del consiguiente pluralismo poltico fue el principal

    blanco de ataque del totalitarismo en ascenso para demoler la Repblica de Weimar y

    la Repblica Espaola en los aos treinta.

    (La interrupcin de la elaboracin del duelo). Pero no se detiene all la novedad

    de la creacin de la vctima/hroe. Los medios masivos la captan en su momento de

    mayor desequilibrio emocional, cuando procura liberarse de la autoinculpacin (poner

    la culpa fuera) expresando desmesuras neutralizantes que los comunicadores ratifican

    con singular xito. El efecto que esto tiene en la vctima es fijarla en una etapa previa

    a la elaboracin del duelo sin lograr concretarla, en especial cuando sus caractersticas

    psicolgicas son negativas o problemticas para la elaboracin y el restablecimiento de

    su salud mental.

    El xito comunicacional de esos comentarios se explica (entre otras razones)

    porque el destinatario del mensaje tambin rechaza toda co-culpabilidad y de este

    modo, si la vctima rene las caractersticas necesarias (de clase, lenguaje, educacin,

    cultura, etctera) se identifica con ella y con sus manifestaciones. Adems, la

    extraccin social de la vctima/hroe permite tambin una identificacin ideolgica y la

    participacin en los mismos prejuicios, que son reforzados.

    La vctima traumatizada pone la culpa en cabeza de las autoridades estatales polticas, judiciales, policiales- y de su ineficacia preventiva y represiva, lo que siempre

    es posible porque la prevencin tiene lmites y, en los pases perifricos del poder

    mundial, el servicio de seguridad no slo reconoce enormes fallas, sino incluso altos

    grados de corrupcin y complicidad.

    (La ocasin del oportunismo poltico). La insistencia y apoyo al discurso de la

    vctima traumatizada y elevada a hroe, con caracteres idneos para generar una

    amplia identificacin de la audiencia, sin duda que constituye, al mismo tiempo, una

    formidable amenaza para la poltica, pero tambin una enorme tentacin.

    La identificacin de la audiencia con la vctima puede ser muy negativa para el

    poltico inculpado, pero tambin le resulta muy til si logra poner distancia de

    cualquier inculpacin y colocarse junto a la vctima, lo que intentar radicalizando el

    discurso traumtico de sta hasta sobreactuar para ratificar su identificacin con ella.

    (Verificacin de la originalidad del fenmeno de la vctima/hroe). Si bien la

    originalidad del fenmeno de la vctima/hroe necesita ser investigada ms

    profundamente comparando las distintas experiencias nacionales al respecto, la

    verificacin emprica de las notas diferenciales puede obtenerse en cada pas y

    contexto de la comparacin con anteriores manipulaciones de la victimizacin llevadas

    a cabo con objetivo poltico. En la medida de lo posible sera deseable que la

    investigacin de la vctima/hroe se realice comparando los casos ms anlogos

    distantes en el tiempo. Esto es lo que, brevemente, pasamos a hacer respecto de la

    Argentina, comparando dos casos anlogos en cuanto a caractersticas del crimen y a

    difusin y manipulacin meditica, pero separados por setenta aos de distancia y en

    contextos polticos muy diferentes.

    (Los casos analizados). Se trata de dos secuestros extorsivos con resultado de

    muerte que provocaron iniciativas legislativas represoras: el primero (caso Ayerza) es

    de 1932/1933 y el segundo fue el ms explotado por los medios masivos en 2004 y aos

    siguientes.

  • 6

    Las similitudes entre ambos son las siguientes:

    a) La vctima fatal fue un joven universitario;

    b) Hijo de familia de alta posicin social;

    c) Ideolgicamente de derecha;

    d) Con amplia repercusin meditica sostenida en el tiempo;

    e) Con reclamo de mayor represin a las autoridades;

    f) Con proyectos de considerables reformas penales;

    g) En ambos casos de individualiz y se pen a los autores; y

    h) Y coincidieron con momentos de crisis econmica.

    EL CASO AYERZA (1932/1933)

    (El contexto poltico). En el caso Ayerza se produjo el secuestro el 25 de octubre de

    1932 y apareci el cadver el 21 de febrero de 1933. Los titulares de los peridicos de

    la poca y la radiotelefona se ocuparon del caso todo el verano. El pas se hallaba en

    una profunda crisis econmica y en manos de un gobierno surgido de elecciones

    fraudulentas (con el partido mayoritario proscrito) impuestas por una dictadura

    militar establecida en 1930. La derecha neoliberal por as llamarla- se haba encumbrado al gobierno, desplazando a la derecha filo-fascista encarnada en la

    dictadura de 1930-1932, que despus de que su mentor militar perdiese el poder se

    concentraba en organizaciones disciplinadas de jvenes de clase alta y media alta.

    (Clara identidad poltica de la vctima). La vctima era un joven estudiante,

    perteneciente a una familia de clase alta y militante de una de las organizaciones

    afines al fascismo (Legin Cvica). Dada la publicidad alcanzada por el secuestro y que

    la prensa haba ocupado todo el verano con el caso, el sepelio de la vctima fue un acto

    masivo en el que se acus de complicidad al gobierno conservador producto del fraude

    electoral, pero enfrentado a la derecha a que perteneca la vctima.

    En el sepelio multitudinario de la vctima se exigieron penas severas, montaron

    guardia los camaradas polticos de la vctima, se prometi venganza y se reclam el

    restablecimiento de la pena de muerte, derogada por el cdigo penal de 1921 y que no

    se aplicaba desde 1916.

    Dos meses ms tarde, en abril de 1933, se detuvo a los responsables,

    pertenecientes a una banda de secuestradores italianos (la banda de Galiffi), o sea, de

    lo que fue conocido como la mafia argentina.

    (El muerto era la nica vctima; su madre sufra en silencio). En el caso Ayerza (1932/1933) si alguna vctima/hroe exista era slo el verdadero muerto en el crimen. La comunicacin mostraba a la madre, pero como sufriente, dolorosa, en

    ninguna actitud mesinica, reivindicatoria ni vengativa. Puede decirse que el joven

    Ayerza era una plida imagen de Jesucristo y su madre de Maria Dolorosa.

    (Proclamacin del compromiso poltico de la vctima). La identidad ideolgica

    de la vctima no se ocultaba ni disimulaba, sino todo lo contrario: era asumida

    pblicamente y la organizacin a la que perteneca mostraba su presencia e

    indignacin. Era esta organizacin la que a travs de la empata con el joven cuya vida

    se haba truncado procuraba canalizarla contra el gobierno fraudulento. Ningn

    miembro de la familia Ayerza fue elevado a hroe ni por este medio ambicion funcin

    poltica alguna.

  • 7

    El objetivo poltico estaba muy claro: se imputaba debilidad punitiva a un

    gobierno conservador y minoritario (producto de fraude electoral) por un sector ms

    conservador, cercano a la derecha fascista.

    (Discurso xenfobo). La crisis econmica estaba en su punto ms alto y se

    sealaba como factor perturbador a la criminalidad organizada de corte mafioso,

    importada del sur italiano. Se exaltaba el nacionalismo frente a una criminalidad

    extranjera, con discurso de corte discriminatorio (el mal no era argentino, sino que

    provena del extranjero). La clase media emergente identificada con el partido derrocado en 1930- estaba en su mayora compuesta por la primera generacin de

    inmigrantes.

    (Reaccin del gobierno). El Poder Ejecutivo reaccion frente a la proyeccin del

    hecho desempolvando viejos proyectos de estado peligroso sin delito y proponiendo

    reformas represivas al cdigo penal de 1921, remitiendo el proyecto al Senado, cmara

    de corte claramente conservador, aunque integrada tambin por un senador socialista

    de la Ciudad de Buenos Aires.

    El proyecto del Ejecutivo dio lugar a un amplio debate en el Senado, muy

    difundido y con protagonismo crtico del senador socialista (Alfredo Palacios). El

    Senado redobl la propuesta del Ejecutivo dando media sancin a un proyecto

    absurdamente represivo, que inclua la pena de muerte por electrocucin.

    (Resistencia de las estructuras polticas). Dentro del partido oficialista

    (conservador) se manifest un claro rechazo al proyecto con media sancin del Senado.

    El propio autor del cdigo penal e importante poltico conservador, Rodolfo Moreno (h),

    que fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires, embajador en el Japn y luego

    precandidato a la presidencia de la Repblica, se opuso a la reforma y defendi su

    cdigo de 1921. La Cmara de Diputados recibi el proyecto con media sancin del

    Senado y no le dio tratamiento. Por ende, el Cdigo Penal -en esa ocasin- sali intacto

    del primer embate masivo y estructural que sufriera.

    EL CASO DE 2004

    (Coyuntura poltica diferente). El panorama, contexto y consecuencias fueron muy

    diferentes setenta aos ms tarde, justamente por efecto del fenmeno de la

    vctima/hroe. Fue otro secuestro extorsivo en que el cadver del joven vctima fue

    hallado el 23 de marzo de 2004. No hubo conmocin pblica anterior y la vctima del

    delito no tena militancia poltica: se trat de un secuestro extorsivo que culmin en

    homicidio, al parecer porque la vctima intent fugarse, cometido por criminales de

    baja condicin social y sin una organizacin sofisticada, que operaban en la provincia

    de Buenos Aires con medios ms bien precarios.

    La coyuntura poltica era completamente diferente a la del caso Ayerza: el

    gobierno era producto de elecciones libres (sin proscripciones). No se planteaban

    cuestiones de xenofobia ni de nacionalismo. El gobierno que apenas comenzaba su gestin- enfrentaba a dos sectores, ambos minoritarios aunque con considerable poder

    meditico: los responsables de los crmenes de la dictadura de 1976-1983, que se vean

    amenazados por la posible reapertura de los proceso penales por un lado; y, por el otro,

    a quienes se haban beneficiado con la poltica econmica de los aos 1989-1999 y con

    la posterior crisis de 2001, que vean amenazados sus intereses. La situacin

    econmica era grave pero se observaba una innegable tendencia a la recuperacin

    acelerada, lo que deslegitimaba cualquier otro reclamo pblico contra un gobierno que

    llevaba pocos meses de gestin. La inseguridad era sin duda el nico camino por el que

  • 8

    poda introducirse la crtica, omitiendo obviamente- toda posible referencia a la responsabilidad de los propios sectores crticos en la produccin de las causas.

    (Estallido meditico a partir de la vctima/hroe). La proyeccin meditica no

    estall con el secuestro, sino que, a diferencia del caso Ayerza, tuvo lugar a partir del

    hallazgo del cadver del joven vctima. Todo parece indicar que fueron las especiales

    caractersticas del padre de la vctima las que decidieron su eleccin como

    vctima/hroe.

    (Patriarcalismo?). Es interesante observar que el joven vctima prcticamente

    desapareci de la proyeccin meditica, se lo mencionaba tangencialmente, pero el

    papel preponderante se proyectaba con el padre. La madre nunca tuvo intervencin

    pblica, salvo una muy espordica en el proceso penal. El desplazamiento total de la

    madre no deja de ser significativo: parece dominar un patriarcado que desplaza a la

    figura femenina, reemplazndola por la de un empresario dinmico y agresivo, cargado

    de autoridad. Jesucristo y la Dolorosa desaparecen en beneficio de algo as como el

    padre terrible cercano al Urvater freudiano.

    (Tendencia autoritaria de las clases medias?). Dada la tendencia a

    identificarse con la clase superior -que a lo largo de la historia caracteriza a la clase

    media argentina-, los sectores ms bajos de sta parecieron identificarse ms con un

    patriarca que con el dolor de madre, o sea que buscaban un padre, lo que no deja de

    expresar una peligrosa tendencia autoritaria que debiera ser materia de mayor

    anlisis.

    (El rechazo de la poltica). Una diferencia importante es la no militancia

    poltica de la vctima (apoliticidad). A diferencia del caso Ayerza, en que la militancia

    era clara y proclamada, en el 2004 la militancia poltica aparece como contaminante,

    de modo que la inocencia de la vctima y de su padre como vctima/hroe pas por la no

    contaminacin poltica.

    Fue la pretendida asepsia poltica del padre lo que facilit la identificacin

    meditica en momentos en que la poltica pasaba por un transe difcil: dos aos antes

    era comn el slogan que se vayan todos, como condena a toda la poltica por efecto de la

    crisis del ao 2001 que, entre otras cosas, haba retenido los ahorros de la clase media

    argentina.

    El padre trat de ocultar sus valores polticos y en un primer momento

    confundi a la opinin bajo la apariencia del padre dolorido por la prdida que

    reaccionaba por autntica indignacin, sin otra motivacin ni objetivo. No obstante,

    rpidamente se rode de algunos consultores que haban estado vinculados a la

    dictadura de 1976-1983 o a la gestin poltica de 1989-1999, que estaba pblicamente

    descalificada y sealada como corrupta y responsable de la crisis del ao 2001.

    La vctima/hroe trat en algn momento de poner distancia de los mentores

    que lo comprometan ideolgicamente, atribuyendo esos contactos a su inexperiencia

    poltica, pero sin mucho xito, con lo cual se gan la antipata de los sectores ms

    progresistas que en principio lo haban apoyado-, lo que pas a ser franco distanciamiento y luego abierto rechazo a medida que aumentaban sus crticas a las

    organizaciones de derechos humanos.

    (La capacidad de convocatoria de la vctima/hroe). La vctima/hroe con amplsimo apoyo meditico- convoc concentraciones de miles de personas, aunque en

    cada una de ellas con menos concurrencia, a medida que los empresarios mediticos le

    restaban apoyo e incurra en errores polticos, como emitir juicios que no eran

    polticamente correctos. En esas concentraciones denostaba a autoridades y

    funcionarios en la medida en que no era recibido o acogido por stos.

  • 9

    (Autoridades y derechos humanos como blanco). En el discurso de la

    vctima/hroe se sealaba como responsables a las autoridades y a los defensores de

    derechos humanos y de las garantas penales y procesales; hubo claros acentos

    discriminatorios clasistas, pero sin el tono xenofbico de la derecha del caso Ayerza; no haba inmigracin italiana que discriminar, contaminacin nacional que rechazar y

    los nuevos inmigrantes (procedentes de pases limtrofes) eran por completo ajenos al

    episodio. Adems, la prdica antidiscriminatoria en la Argentina haba dado algunos

    frutos y el viejo discurso de extrema derecha de los aos treinta no era admisible

    pblicamente.

    Si bien todos los discursos montados sobre la manipulacin de las vctimas

    suelen ser discriminatorios, clasistas y en alguna medida tambin racistas, la

    tendencia actual muestra una inclinacin a asumir ms embozadamente estas

    caractersticas, dejando de lado las pretensiones supuestamente nacionalistas y

    xenofbicas, pero atacando a las organizaciones de derechos humanos. Las expresiones

    pblicas del tipo las garantas son para los delincuentes, nadie se ocupa de los derechos

    humanos de las vctimas y anlogas fueron los slogans preferidos de la campaa de la

    vctima/hroe.

    (Silencio del Ejecutivo: proyectos de la vctima/hroe). El Poder Ejecutivo no

    envi ningn proyecto de reforma penal al Congreso, pues se encontraba trabajando

    una comisin que elaboraba un anteproyecto de cdigo penal en el rea del Ministerio

    de Justicia, que como veremos- tambin fue neutralizado por la vctima/hroe. El padre de la vctima fue quien llev los proyectos al Congreso de la Nacin,

    elaborados por sus colaboradores espontneos renacidos a su amparo al protagonismo

    poltico. Se encarg personalmente de intimidar a los legisladores en el propio recinto

    del Congreso de la Nacin, ante el silencio temeroso de stos. Sin duda que contribuy

    a esto una personalidad dotada de rasgos marcadamente agresivos, pero tambin la

    carencia de personalidad y de conocimiento del tema por parte de los legisladores, que

    no disponan de un discurso adecuado.

    Era claro que el dolor de vctima neutralizaba cualquier resistencia o expresin

    de descortesa, lo que le permita invadir todos los mbitos oficiales, aunque su

    comportamiento denotaba una contradiccin que a la postre le fue fatal: no era

    compatible el rol de vctima dolorida con la agresividad puesta de manifiesto en varias

    ocasiones y, menos an, con los crecientes rumores de posible protagonismo poltico.

    (Sumisin de los funcionarios y legisladores). Casi ningn poltico y pocos

    funcionarios se animaron a confrontar con sus pretensiones de reformas legislativas o

    a recibirlo en sus despachos. Prcticamente no hubo debate legislativo, los legisladores

    se sometieron a las exigencias de la vctima/hroe, aunque algunas estaban

    confusamente redactadas por personas vinculadas a la dictadura de 1976-1983,

    mientras el mismo Congreso votaba una ley que anulaba las amnistas a los crmenes

    contra la humanidad.

    Dentro del partido oficialista no hubo capacidad de resistencia, pero tampoco

    por parte de la oposicin. A diferencia del proceso de 1933, no hubo un Rodolfo Moreno

    (h) deslegitimando las pretensiones reformistas ni tampoco muchas voces sensatas que

    enfrentasen las disparatadas reformas que acabaron por descalabrar el cdigo penal

    de 1921, hasta el punto de producir una hecatombe como jams haba experimentado

    la legislacin penal argentina en tiempos de gobiernos constitucionales (y,

    sinceramente, tampoco en algunos de facto).

    (Indiferencia del Ejecutivo). El Poder Ejecutivo dej que las reformas que

    destruyeron el cdigo penal se promulgaran automticamente. A diferencia del caso

  • 10

    Ayerza, en que el Poder Ejecutivo tom la iniciativa de adelantarse a proponer reformas represivas, stas surgieron todas del Congreso de la Nacin, por obra de

    legisladores atemorizados por la presencia de la vctima/hroe, que se limitaban a

    votar disciplinadamente los proyectos que sta llevaba, redactados por sus

    colaboradores que resucitaban del ostracismo poltico a que los haba condenado su

    desprestigio pblico.

    (El ejecutivo detiene una reforma integral del cdigo penal). Por ltimo, cabe

    sealar que en el caso Ayerza no estaba en marcha ninguna reforma penal, en tanto que en 2004 una comisin integrada por los ms prestigiosas profesores de derecho

    penal elabor un anteproyecto de buena calidad tcnica, que la vctima/hroe atac

    frontalmente, imponiendo temor al poder ejecutivo, que se apresur a declarar que no

    estaba dispuesto a enviarlo al Congreso Nacional.

    (Fragilidad de las estructuras polticas). Las estructuras polticas del estado

    mostraron mayor fragilidad. Si bien el Poder Ejecutivo no se involucr directamente en

    la reforma legislativa, tampoco se sinti capaz de hacerle frente e incluso, en algn

    momento, trat de captar a la vctima/hroe apoyando una fundacin que sta haba

    creado. Pero la debilidad extrema se puso de manifiesto en el Poder Legislativo, donde

    el Congreso se dej intimidar y humillar por la vctima-hroe que, en el mismo recinto

    de la Cmara se tomaba la libertad de pretender controlar la presencia de legisladores

    en las sesiones.

    Todo esto pone de manifiesto que la construccin de la vctima/hroe, ante el

    descrdito y la desconfianza a la representacin, se presenta como un medio eficaz de

    desestabilizacin de instituciones democrticas por minoras, invitando a la

    consagracin de hroes paternalistas supuestamente ajenos a la poltica democrtica y

    en especial a los partidos polticos e introduciendo subrepticiamente valores contrarios

    a la solidaridad, a la igualdad y a la libertad y, en definitiva, a la misma democracia

    pluripartidista. Las instituciones democrticas han perdido buena parte de su

    capacidad de reaccin y defensa, rindindose fcilmente ante las amenazas de la

    vctima-hroe.

    (La incursin poltica de la vctima/hroe). Despus de las concentraciones

    multitudinarias que con enorme aparato meditico convocaba la vctima/hroe, y pese

    a que la asistencia disminua a medida que se reiteraban las convocatorias, sta

    recibi ofertas oportunistas de varios polticos para lanzar su candidatura y estuvo

    dudando hasta que por fin -algo tardamente- se decidi a hacerlo. Cabe observar que

    en un momento las encuestas arrojaron un alto porcentaje de votos a su favor como

    candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, cargo que importa la segunda

    funcin poltica del pas.

    (El deterioro de la imagen pblica de la vctima/hroe). La figura del patriarca

    asptico se desgastaba a medida que se introduca en la poltica y que en sus

    declaraciones iba transparentando una clara ideologa elitista. No obstante,

    conservaba una fuerte corriente de opinin que se desbarat por completo cuando se

    descubri que el ttulo de ingeniero que ostentaba no exista, lo que deslegitim la

    prdica de la vctima/hroe ante los sectores de clase media que le seguan.

    Cabe observar que sus seguidores no lo abandonan por explotar polticamente

    su condicin de vctima, sino por faltar a un valor elemental en los sectores medios,

    como es la prohibicin de usurpar ttulos.

    (La contradiccin sealaba el inevitable final). De cualquier manera, la propia

    contradiccin del discurso hubiese provocado este resultado ms o menos inevitable: el

    desprestigio de la poltica en la clase media con sus ahorros retenidos en los bancos no

  • 11

    era slo con un sector de sta, sino que haba llegado al grado de considerar

    contaminante cualquier contacto o compromiso poltico.

    (La inhabilidad poltica). Adems, la vctima/hroe no era suficientemente

    hbil en el terreno poltico activo. No poda serlo debido a su inexperiencia y tambin a

    la clara identificacin ideolgica de sus mentores que, adems, tampoco estaban en

    condiciones de aconsejarlo al respecto, dado que provenan de posiciones de poder a las

    que haban llegado sin necesidad de tales habilidades o que las haban manejado tan

    mal que se les haba diluido todo su caudal electoral. Por ello, la vctima/hroe

    incurra con frecuencia en declaraciones que ponan al descubierto su ideologa o que

    eran polticamente inconvenientes y altamente incorrectas. Aunque con frecuencia

    intent rectificarse, no lograba neutralizar su relativa torpeza en ese terreno. Fue

    particularmente clara su precaria disculpa del homicidio policial de un adolescente

    esquizofrnico.

    Su aventura poltica termin cuando habiendo lanzado su candidatura en una

    fuerza minoritaria insignificante no alcanz ni siquiera una banca de diputado. A

    partir de ese momento es absolutamente ignorado por la comunicacin masiva.

    ALGUNAS REFLEXIONES INQUIETANTES

    (La originalidad del fenmeno). Las diferencias entre los dos casos -separados por

    setenta aos- creemos que demuestra acabadamente la originalidad del fenmeno, que

    dista mucho de las usuales campaas de ley y orden y de las anteriores

    manipulaciones en la proyeccin pblica de vctimas.

    (Fragilidad institucional). La actual fragilidad de las instituciones polticas no

    es puramente latinoamericana, sino que la etapa de poder planetario que se ha dado

    en llamar globalizacin ha debilitado a los estados nacionales en todo el mundo. Esta

    fragilidad se agudiza cuando ms fuerte debera hallarse -o sea, en los momentos de

    crisis- y alcanza lmites muy peligrosos en los pases perifricos.

    (Sntesis de efectos polticos). La construccin de una vctima/hroe que

    refuerza el patriarcado, descalifica toda la poltica y el sistema pluralista mismo,

    impone sumisin a los poderes legtimos de los estados, emite juicios infundados sin

    espacio de respuesta racional, fuerza la sancin de leyes represivas, inconstitucionales

    y contrarias a los tratados internacionales de derechos humanos, refuerza los

    prejuicios sociales negativos, se hace eco de conceptos elitistas, no es comparable con la

    manipulacin que de una vctima (muerta) haca una fuerza o corriente poltica hace

    setenta aos para desacreditar a un gobierno y forzarlo a defenderse proponiendo

    medidas que, en definitiva, no se concretaron en leyes.

    (La crueldad con la vctima es nueva). Por otra parte, manipular la imagen de

    un muerto no puede lesionarlo, pero la manipulacin de un deudo, en forma que

    claramente interrumpe su proceso de elaboracin del duelo, para dejarlo luego librado

    a su suerte cuando su condicin de vctima/hroe se esfuma ante la indiferencia total

    de los mismos medios masivos que lo erigieron, es muestra de una crueldad e

    inhumanidad desconocida en los fenmenos anlogos del siglo pasado.

    Queda claro que se trata de un fenmeno nuevo y alarmante, que no slo

    provoca caos en la legislacin penal y hace naufragar cualquier poltica criminal

    racional y democrtica, sino que tambin sacrifica la salud mental de la vctima que

    elige para erigirla en hroe.

    (La Criminologa no puede desentenderse). Entendemos que nuestra ciencia no

    puede pasar por alto el significado de este fenmeno novedoso. La Criminologa se ha

  • 12

    olvidado de los genocidios, ha omitido largamente su investigacin, quiz por

    considerarlos demasiado cercanos a la poltica. De ese modo, ha estado ausente ante el

    ms grave de los crmenes, pese a los millones de vctimas que cobr en el curso del

    siglo pasado. Sera terrible y fatal para nuestro destino como cientficos- que por estar imbricado en la poltica coyuntural ahora callsemos un fenmeno que amenaza

    a las instituciones democrticas, a la vigencia de los derechos humanos y que, adems,

    importa un increble grado de crueldad psquica para las vctimas. Sera muy penoso

    que tambin los criminlogos se sintiesen atemorizados antes los desplantes de las

    vctimas/hroes, olvidando que nuestra tarea no est condicionada por los medios de

    comunicacin masiva ni por la aprobacin de ninguna mayora electoral.

    (El descuartizamiento psquico de las vctimas). Hace siglos no muchos, por cierto- se descuartizaba a los asesinos en las plazas pblicas, lo que constitua un acto

    de evidente crueldad, que no haca ms que reafirmar el poder del soberano absoluto y

    la pretensin de atemorizar a los disidentes y a los marginales. Ahora esta nueva

    forma de manipulacin descuartiza psquicamente a las vctimas cuando ya no le

    sirven como hroes e impone temor al soberano.

    Hasta el presente parece que se est pasando por alto que la actual sociedad

    meditica y la propia lucha poltica, mientras declama su solidaridad con las vctimas

    y su dolor, se empea en demasiados casos en enfermarlas, fomentando todo lo

    necesario para interrumpir el proceso de reequilibrio psquico de esas personas.

    (Se contradice con los mejores esfuerzos contemporneos). La preocupacin de la

    Victimologa por resaltar la injusta distribucin de los riesgos de victimizacin, el

    empeo de quienes procuran caminos alternativos a la solucin punitiva de los

    conflictos, las investigaciones y experiencias acerca de la atencin de la salud mental

    de las vctimas, queda empaado por este fenmeno que amenaza la vida democrtica

    de nuestros pases.

    CONCLUSIONES

    Est creciendo peligrosamente una marcada tendencia a manipular a algunas

    vctimas, explotando y profundizando su patologa mediante su elevacin a la

    condicin heroica. La manipulacin tiene resultados polticos que ponen en peligro al

    estado de derecho, contando con que en la actualidad las estructuras polticas son

    crecientemente dbiles y la comunicacin inversamente fuerte. Estas manipulaciones

    provocan un alivio pasajero a la vctima, pero en realidad constituyen una

    revictimizacin, bajo la forma de un verdadero cinismo victimizante.