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Julissa Gutirrez RivasUniversidad de Piura
Fruto de la defensa que hizo Bartolom de las Casas del indioamericano y de su dignidad, la Corona dio una serie de disposiciones para
proteger a este grupo que se encargaba del trabajo forzoso en las minas,plantaciones, obrajes y haciendas; razn por la cual,se vio necesario supliresta mano de obra por la africana. Podramos decir que de este modo se dioinicio a la trata negrera, la misma que se dar, a travs de diversasmodalidades, en los tres siglos de la poca virreinal.1 Segn Carlos Aguirre,cerca de quince millones de negros fueron trados a este continente: lamayora con destino al trabajo de las plantaciones de diversas ciudades deBrasil, Estados Unidos y el Caribe; mientras que una fraccin relativamentepequea lleg al virreinato peruano.2
En el Per, los esclavos se encuentran desde que lleg Pizarro a estastierras; sin embargo, evidenciamos la existencia del trfico en el contenidodela Capitulacin de Toledo (26 de julio de 1529); en ella, la Corona otorg
1La comercializacin de esclavos pas por diversas etapas. La primera, en el siglo XVI,es la de las Licencias, que eran permisos otorgados a oficiales reales, conquistadores, etc.que hayan destacado en servicios especiales. En el siglo XVII este sistema fue sustituidopor el de los Asientos, contratos a largo plazo en las que un particular se comprometa
ante el estado a prestar un servicio, estipulndose numerosos derechos y obligaciones deprestaciones recprocas. La llegada de los Borbones al trono hispano en el siglo XVIII,signific el fin de la compaa portuguesa, y el comienzo del monopolio francs en latrata negrera en la Amrica hispana a travs de la Compaa Francesa de Guinea. En1713, fue con Inglaterra con quien Espaa, a travs del Tratado de Utrecht, firma elasiento de esclavos negros. Sin embargo, cada vez que Espaa ingresaba en guerra conaquella monarqua, entraban en juego los barcos neutrales, en especial los portuguesescon quienes exista un tratado de comercio y amistad desde 1778 por el cual loscomerciantes espaoles podan abastecerse de negros directamente desde las posesionesportuguesas en frica.2 Carlos AGUIRRE, La poblacin de origen africano en el Per: de la esclavitud a lalibertad, en Lo africano en la cultura criolla, Lima, Fondo Editorial del Congreso del Per,2000, pg. 64.
Disconformes con su destino: una revuelta deesclavos en el paraje de Vics (Piura, 1707)
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permiso a Pizarro para pasar medio centenar de negros exonerados de dere-chos, de los cuales, por lo menos un tercio deban ser hembras.
Segn el profesor del Busto, esta clusula de la Capitulacin de Toledocaus furor entre los conquistadores peruleros, siempre dispuestos a pasar
negros, armas y caballos para alborotar las Indias, pero la Corona se hizo ladesentendida a estas peticiones, limitndose a otorgar permiso solo a lossoldados principales.3
Por lo que toca a los esclavos destinados al Per, desde el siglo XVIhasta la dcada del 30 del siglo XVIII,4 el gran mercado emisor fue el puertode Cartagena en la zona del Caribe. Desde all, eran transportados por tierrahasta Panam para luego, una parte, ser embarcada hacia el Per. Una vezen el mar peruano, algunos ingresaban por Paita y otros por el Callao, que,en la mayora de los casos, era el destino final por ser el gran punto
distribuidor de mano de obra esclava para todo el virreinato.
Paita y el comercio negrero
El puerto de Paita a inicios del siglo XVIII perteneca al corregimientode Piura. Su importancia en el trfico de embarcaciones provenientes delnorteestaba relacionada, en parte, a un factor natural: la corriente Peruana ode Humboldt, que con sus aguas fras y permanentes vientos provoc quemuchas naves procedentes de Acapulco, Panam o Guayaquil con destino a
Lima, dilataran su viaje hacindolo difcil y costoso, por lo que muchoscomerciantes prefirieron desembarcar en este puerto norteo y realizar eltramo del viaje a Lima empleando la ruta terrestre, pues el viaje en barco dePaita a Lima duraba hasta cinco meses; sin embargo, por tierra duraba -segn unos- a lo mucho doce das, y segn otros, entre dieciocho y veinte.
A Paita, pues, arrib una serie de embarcaciones que venan cargadascon diferentes tipos de mercancas: ropas de Castilla, ail, alquitrn, vinos,madera y, como no, esclavos. A las embarcaciones que arribaban con esteltimo tipo de mercanca se les haca la visita de entradaofondeo, requisito
de inspeccin que estaba a cargo de los jueces oficiales reales, para detectar
3 Jos Antonio DEL BUSTO DUTHURBURU, Historia Martima del Per. Siglo XVI- HistoriaInterna, Lima, Instituto de Estudios Histrico Martimos del PerAusonia, tomo IIIvol.1, 1972-1981, pg. 532.4 Esta ruta se vio debilitada por las circunstancias histricas de Panam; pues estaaudiencia inici una etapa de retroceso en su economa debido a la guerra entre Espaa eInglaterra, motivo por el cual esta monarqua logr una gran ventaja con elestablecimiento de su base en Jamaica. Esto trajo consigo la interrupcin de las ferias dePortobelo, eje de la economa panamea, las que se realizaron por ltima vez en 1736,
debido a la frecuente amenaza pirata. Por ello, 10 aos ms tarde, en 1746, la coronaespaola desva la ruta que comunicaba a las costas occidentales de Amrica del Sur conla Metrpoli.
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si haba en la embarcacin esclavos de ilcito comercio. Algunas vecesconcurra a la embarcacin un cirujano con el objeto de revisar la sanidad dela carga; finalmente, se ordenaba el desembarco de los esclavos quedandola embarcacin con solo el lastre.
Los oficiales reales conducan a los esclavos hacia la playa, ordenadosen dos filas, seguidos unos de otros bajo la mirada de las autoridades, de loscompradores que ya revisaban la mercanca y de algunos curiosos. Era elmomento del reconocimiento, es decir, la revisin de las marcas y contra-marcas en todas las mercancas o piezas, (se revisaba si todos traanmarcas y qu marcas traan) usualmente traan dos: la coronilla real y lamarca del asiento.5Esta ltima indicaba el origen de los esclavos y, en casode prdida o huida de los mismos, testificaba la pertenencia de cara a lasautoridades reales.6
Realizada esta operacin, algunos comerciantes procedan a venderpiezas de Indias en la playa; otros, apuraban su viaje por tierra haciaLima, punto de parada final. El transporte estaba a cargo de los mismoscomerciantes o de agentes contratados quienes a su vez solicitaban losservicios de peones y arrieros,7 cuyo trabajo consista en ayudar a trasladary vigilar a los negros as como otro tipo de mercanca, consistente sobretodo en gneros de Castilla.
Dos eran las rutas por tierra hasta Lima. La primera era la ruta directaotambin llamada la ruta de vallesy consista en salir de Paita (casi nadie se
quedaba mucho tiempo ah) con direccin a Piura, aqu se vendan algunosesclavos, y otros se entregaban a gente que los haban encargado. Posterior-mente, se dirigan a Sechura, camino que, a pesar de ser despoblado y llano,se tornaba muy cansado por ser el suelo arenoso. El tramo del viaje hastaMrrope se haca a travs del desierto; por ello, era necesario llevar aguapara dar de beber, sobre todo a los esclavos y a las mulas que a su veztransportaban las mercancas. Segn Jorge Juan y Antonio de Ulloa, amedida que se acercaban a Mrrope:
5
Archivo Regional de Piura (en adelante, ARP), Serie: Intendencia, Leg. 26. Exp. 523. Ao1731.6Segn Vega Franco, antes de ser vendidos en Panam, a los negros se les efectuaba laoperacin de la carimba que consista en marcarlos en diferentes partes del cuerpo,generalmente en el pecho derecho y en el lado izquierdo de la espalda con un sello demetal (la carimba) calentado al rojo vivo. Esto serva para indicar por un lado, que laimportacin a los dominios hispanos haba sido legtima y, por otra parte, serva comoauxiliar a los factores del asiento, facilitndoles el control de la procedencia y venta de lamercanca humana. Marisa VEGA FRANCO, El trfico de esclavos con Amrica (Asientos deGrillo y Lomeln, 1663-1674),Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1984, 148.7Jorge Juan y Antonio de Ulloa mencionan que la utilidad que dejaban estas recuas era
muy grande ya que duraba constantemente todo el ao y especialmente cuando estabanlos ros secos o llevaban poco agua. Jorge JUANy Antonio DE ULLOA, Viaje a la AmricaMeridional, Madrid, Historia 16, 1990, pg. 20.
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es tal el instinto de los animales que trafican por este camino que,llegando a su olfato el olor del agua desde ms de 4 leguas se alborotantanto, luego que lo perciben sera difcil el quererlos detener, con que,abreviando por s propios el paso, terminan la jornada con mayorpresteza (24).
A cuatro leguas de Mrrope estaba Lambayeque, continuandoenseguida hacia Monsef, luego a Las Lagunas ingresando, das despus, aPaijn, primer pueblo de la jurisdiccin de Trujillo. Al da siguiente, seingresaba a Chocope. Seguidamente, caminando 13 leguas se llegaba a SanPedro, de donde se emprenda camino hacia la ciudad de Trujillo. Venaenseguida el pueblo de Moche, luego el de Vir, seguido por el de Tambode Chao. De aqu se segua camino hasta las orillas del ro Santa, ingresandoa la villa del mismo nombre. Desde esta villa se dirigan hacia la hacienda
Guacatambo. Al da siguiente se llegaba a otra hacienda llamada deManchn, antes de la cual se pasaba por el pueblo llamado Casma La Bajadesde donde se emprenda la marcha hacia Huarmey y de all al paraje losCallejones.
El siguiente punto era Guamanmayo, seguido de Pativilca, el ltimopueblo de la jurisdiccin del corregimiento de Santa o Guarmey. De all sepasaba a orillas del ro Barranca, el cual se atravesaba vadeando con elauxilio de chimbadores.8 Tanto el Santa como el Barranca cuando estabancrecidos eran muy peligrosos; as lo podemos deducir del compromiso
establecido por Francisco Sez y Merino, comerciante panameo quiendeba conducir una porcin de negros para entregar en Lima, manifiestaque se responsabiliza por los pagos de los fletes, cargadores, arrieros y mspero no del riesgo de los ros de Santa y la Barranca.9
8 Se llamaba as, desde pocas prehispnicas, a aquellos hombres que atravesaban oayudaban a cruzar, con mucha destreza ros de gran profundidad. Segn ngel Alcedo,los chimbadoresestaban compuestos por ocho hombres dirigidos por un jefe que tena el
ttulo de alcalde, sin cuyo permiso no podan desembarcar a nadie. Eran hombres detalles muy altos y acostumbrados a nadar largas distancias; se introducan al mar hastallegar al bote que esperaba con carga o pasajeros, luego regresaban a la orilla con unpasajero o bulto. Leonardo GARAY, Dioses culles, chimbadores y huanchaqueros. [enlnea] http://eluniversalismo.webcindario.com/eluniversalismo/. Consultado el 06 deoctubre de 2007.9 ARP. Serie Notarial, Notario: Isidro de la Pea, 1717. Al respecto del Busto nos diceque: Al de Santa se le poda llamar el valle de las sepulturas, por la cantidad de tumbasantiguas e indios desaparecidos desde el arribo de los espaoles... Para pasar unapersona utilizaban la frgil balsilla de calabazos que remolcaban a nado con increblehabilidad, pero para transportar las mulas y fardaje usaban otras de madera que guiaban
con varas alargadas que apoyaban en el fondo pedregoso de las aguas. Solo en verano,cuando stas no venan tan crecidas, se vadeaban a caballo. No se prescinda por esto dela ayuda y experiencia de los indios, que asidos entre s y formando una cadena humana
http://eluniversalismo.webcindario.com/eluniversalismo/http://eluniversalismo.webcindario.com/eluniversalismo/ -
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De Barranca se pasaba a la villa de Chancay, de donde se sala condireccin al ro Pasamayo, el cual tambin se pasaba a vado porque lamayora de las veces sola estar muy crecido. De aqu se dirigan hacia elTambo del Inca entrando luego a Lima. Usualmente la mayora de las
jornadas se solan realizar de noche porque, al ser todo el territorio arenoso,se calentaban demasiado con los rayos del sol lo que ni los comerciantes, nilos esclavos, ni las mulas soportaban, a ello se aada, a decir de Juan yUlloa, la escasez de agua y comida.10Por lo mismo, el camino mencionadose distingua por los huesos de las mulas y de algunos esclavos que caandesfallecidos en el trnsito.
La segunda ruta era llamada del rodeoporque, como su mismo nombrelo dice, rodeaba el desierto de Sechura, evitndolo. sta tena mayorlongitud que la ruta de valles especialmente en el primer tramo, entre Paita
y Mrrope, pues trassalir del puerto con direccin a Piura, en seguida losviajeros se dirigan al este, haciendo un alto en el paraje Vics o llamadotambin Ro de la Negra, ubicado a catorce leguas de la ciudad de Piura;posteriormente se dirigan hacia Olmos y luego se empalmaba con laprimera ruta dirigindose hacia Mrrope siguiendo por los lugares antesmencionados.
Los hechos de 170711
La mayora de los comerciantes que desembarcaban en Paita preferahacer la ruta del desierto; sin embargo, en julio de 1707, el trujillanoAlonsoBenites Nio sigui la del rodeo con destino a su ciudad natal, suponemosque motivado por la entrega o venta de algunos de estos esclavos en lashaciendas ubicadas en las costas del este piurano o en Lambayeque, lo queno fue posible debido a que en este afn encontr su muerte.12
Alonso Benites Nio, sali de Paita con una carga compuesta por44esclavos, 43 de su propiedad y una negra criolla ladina de Parn, llamada
de orilla a orilla, impedan que los espaoles fueran arrastrados. Cfr. Jos Antonio DELBUSTO, Op. Cit. 486-487.10Jorge JUANy Antonio DE ULLOA, Op. cit., pg. 38.11Los datos sobre los hechos consignados en este artculo se encuentran en el ArchivoRegional de Piura (en adelante ARP), Serie Corregimiento. Causas Ordinarias, Leg. 55, Exp.1108, 1708.12 Desde el siglo XVII hasta 1720, las haciendas lambayecanas produjeron en grancantidad caa de azcar, la cual no solamente era consumida en ese corregimiento sinoque, la mayora, era comercializada en Panam y Lima; sin embargo, entre 1720 y 1728 seprodujeron catastrficas inundaciones que arrasaron con los campos de cultivo,destruyendo a la propia ciudad de Zaa, que de centro regional pas a ser un lugar
arqueolgico. Cfr. Teodoro HAMPE MARTNEZ, Un captulo de la historia regional: laciudad de Zaa y su entorno ante la inundacin (1720). Cuaderno de Humanidades 4,2001, Piura, Universidad de Piura, 14-15.
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Mara, de propiedad del Capitn Jos Vlez quien va navegando para elpuerto de Trujillo, se la encomend al dicho difunto para que la llevasepor tierra por haber venido del viaje enferma . Lo ayudaban a custodiar alos negros un espaol que haca las funciones de mayoral, un indio de
Coln, Toms Argello, que haca de pen; dos cholones, Juan Gil y JuanFrancisco que servan al mayoral y un muchacho mestizo que cri elsargento piurano Jos de Cspedes. Adems, iban con ellos tres arrieros:
Juan Jimnez, de Amotape; Juan Acaro, de La Chira; y Nicols Morales, deSechura, quienes fletaron las mercancas del comerciante en el puerto dePaita.
En Piura se detuvieron unos seis o siete das. Un da despus de habersalido de esta ciudad, el 31 de julio de 1707, interrumpieron su viaje en elparaje llamado Vics o Ro de la Negra para almorzar, pues, a pesar de que
en cada una de las poblaciones que se detenan les vendan comida aprecios cmodos; era lgico que, a decir de Jorge Juan y Antonio de Ulloa,el viajero sazone la vianda a su gusto por s mismo o por sus criados
porque de otra manera no hallar en la mayor parte de los pueblos quienle haga la comida, a excepcin de aquellos grandes donde en los tamboslo ejecutan los mismos a cuyo cargo estn.13
En efecto, una vez que Alonso Benites hubo comido y descansado unrato, se ba y se acerc al lugar donde cocinaban una paila llena depltanos, que sera el almuerzo de los esclavos.
Segn se recoge en el expediente sobre el caso, Benites Nio, con unpalo, empez a atizar la lumbre; pero en ese momento, aprovechando queestaba de espaldas, el negro cocinero Finin Coqui, dada su ubicacincercana al comerciante, lo atrap por las piernas mientras que el mayoralCuanan Bomba con una espada le asestaba violentas estocadas. Una vez queestuvo muerto, un tercer esclavo llamado Cuasari le cort las orejas y ledesfigur el rostro; el resto de esclavos, se encarg de matar a garrotazos ymachetazos al mayoral y a los dos ayudantes dejando vivo al pen indgenaToms Argello, quien huy de la ira y ensaamiento de los esclavos. A
continuacin, los cuarenta y cuatro negros violentaron los fardos y petacasque llevaba el comerciante y huyeron por diversos caminos, llevndose losvariados productos.
Una interrogante cae por su propio peso,por qu tanto ensaamientocontra Benites? Segn el posterior relato que hizo Toms Argello, elespaol que acompaaba al capitn Alonso Benites haba azotado al negroCuanan Bomba por haber perdido en el camino una manta de jerges conque iba tapado, a lo que el negro contest arremetindole algunos golpes. El
13Jorge JUANy Antonio DE ULLOA, Op. cit., 37.
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espaol inform al amo sobre este hecho y Benites orden propinar msazotes al esclavo rebelde.
Retomando el hilo de los hechos, el corregidor de Piura, FranciscoMigueles, al enterarse de este macabro hecho, design a los capitanes Jos
Sifuentes, Jos Baldolivas, Baltasar de Mendieta, Antonio de Mendoza,Pedro de Cspedes y Cristbal Palomino, dirigidos por Bartolom deCspedes, para perseguir y apresar a los negros huidos; lo queefectivamente se consiguien diversos sitios, unos cayeron ms tempranoque otros, como se ver a continuacin.
El tres de agosto de 1707 don Mauricio de Montalbn, mayordomo dela hacienda Gupalas, inform que haba cogido dos piezas de negros confardos de tabaco y petacas. Recibido este mensaje, el corregidor orden quesalieran 16 soldados armados, con diez escopetas, balas, municiones,
plvora y bastimentos para tres o cuatro das, con direccin a la mencio-nada hacienda y sus alrededores temindose que los negros estuvieran porall escondidos. Los soldados, con la finalidad de seguir las huellas de losfugitivos, se dividieron en tres grupos. Asimismo, se dispuso que conformelos iban encontrando, los trasladasen a la hacienda Gupalas y losentreguen al capitn Jos de Baldolivas, quien all se haba establecido paratal fin. Baldolivas logr sorprender en esta hacienda a tres esclavos quemerodeaban el lugar.
A la altura de Olmos Viejo, los soldados encontraron dieciocho piezas
ms y, explorando entre los montes de la misma zona, hallaron a dosfugitivos: un negro y una negra que, al verse perdidos, se entregaronvoluntariamente. Los restantes esclavos andaban, unos, por el sitio de LaMatanza y otros, en el mismo cerro de Vics. La poblacin indgena,ubicada en las faldas del cerro en mencin, alertada de la situacin, seorganiz para la bsqueda. Dos indios ganaderos sorprendieron a variosesclavos quienes en su huida los victimaron. La poblacin al conocer estehecho se alent, enfatizando la bsqueda, logrando capturar al da siguientea catorce esclavos ms; resisti un negro con escopeta en mano, sin
embargo, horas ms tarde fue hallado por un soldado, quien al ver alesclavo armado, no tuvo ms opcin que dispararle en la cara, lo que leprodujo una muerte instantnea.
Inmediatamente, los pobladores avisaron que haban visto el rastro dedos negros ms que se haban pasado a la otra banda del ro y metido en uncaaveral. El mismo capitn Baldolivas sali a la bsqueda y los encontr,apres y junto a los dems, los llev a la ciudad de Piura: los diecisisnegros junto a los veinticinco anteriores hacan un nmero de cuarenta yuno. Adems, lleg la noticia de que un negro y una negra llegaron hasta el
pueblo de Olmos. El varn, que portaba un espadn muri y la mujer fueenviada a Piura.
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El 9 de agosto llegaron Jos de Baldolivas y el sargento Bartolom deCspedes a Piura, conduciendo a los cuarenta y dos esclavos (negros, negrasy muleques) ante Francisco Migueles quien dispuso que los mayores sepusieran en la crcel aprovisionados con grilletes y las negras, negritas,
muleques y dos negros en un cuarto de la casa de su morada.Ese mismo da, el corregidor Migueles inici el proceso de juicioentrevistando en primer lugar al indio Toms Argello y a los otros tresarrieros, quienes no se encontraban en el paraje en el momento del crimendebido a que se retiraron a dormir a la hacienda de Gupalas. Asimismo, seprocedi a entrevistar a los esclavos prisioneros pero se encontr con unagran dificultad: todos eran bozales por lo que la comunicacin era casiimposible. Para solucionarlo mand traer dos esclavos ladinos de la mismacasta mina para que sirvan de intrpretes: Antonio de ms de cuarenta aos
y Mara de ms de cincuenta aos, pertenecientes a los herederos de DiegoAdrianzn y que llevaban viviendo varios aos en Piura. Inmediatamente,se procedi a interrogar a los negros llegando a la conclusin de que losasesinos de Alonso Benites y de sus ayudantes haban sido Cuanan Bombay el cocinero Finin Coqui, reafirmando lo sostenido por el indio TomsArgello.
Cuando termin el proceso, el Corregidor lo envi el 10 de septiembre,sin dilacin a la Real Audiencia de Lima, para la debida sentenciadisponiendo el licenciado Juan de Moncada y Galindo, abogado de la
misma, que:los dichos dos negros (Cuanan Bomba y Finin Coqui) sean puestos enbestia de albarda con una soga al cuello y sean sacados de la real crcelde esta ciudad y con voz de pregonero que manifieste su delito, seanllevados por las calles pblicas y acostumbrados a la plaza de ella dondeen una horca que estar puesta sern colgados por el pescuezo hasta quemueran naturalmente donde quedarn por trmino de veinticuatro horassin que persona alguna sea osado a quitarles, y pena de que sercastigado y despus se les cortarn las cabezas y manos y se pondrnclavadas en unos palos en dicho paraje de Vics, donde perpetraron
dicho delito y homicidios y atrechos del camino real donde estarn portiempo de un ao y esta sentencia no se ejecutar hasta haber dadocuenta a los seores de la Real Sala del Crimen de la Real Audiencia deLima a donde se remitirn los autos originales para que con visita deellos mande su alteza lo que fuese servido.
Sin embargo, mientras se dictaba la sentencia, el 26 de diciembreCuanan Bomba y Finin Coqui huyeron de la crcel dada la inseguridad dela misma y se refugiaron en la iglesia de San Miguel. Migueles inform deello a los jueces de la Real Audiencia quienes en enero de 1708, dispusieronque se mande que los reos sean extrados de la dicha Iglesia para que seejecute la sentencia porque no quede sin castigo ni ejemplo un delito tan
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atroz. Es interesante resaltar los argumentos dados por los miembros de laReal Audiencia del porqu los esclavos no deban quedar sin castigo.Primero, porque el crimen haba sido con alevosa por lo que estabanexceptuados de gozar de inmunidad eclesistica; el segundo, porque los
mencionados presos no estaban bautizados y el tercero, porque nopertenecan al gremio de la Iglesia.
El corregidor orden que sean sacados de la mencionada iglesia, maslos esclavos ya no estaban, nuevamente haban huido. Se intensific labsqueda y fueron encontrados ocho meses despus, el 21 de septiembre,en la estancia llamada Sncor, propiedad de Jos Valdivieso y Estrada,donde se encontraban laborando como peones. Una vez encarcelados, el 24de septiembre a las tres de la maana, Migueles se dirigi a la crcel pblicacon la finalidad de ordenar la ejecucin de la pena, no sin antes pedir al
licenciado Jos de Talledo, cura de la iglesia de San Miguel de Piura, quebautizara a los negros a quienes se les puso como era costumbre, nombrescristianos: a Cuanan Bomba, Jos y a Finin Coqui, Juan. Orden poner unpalo agujereado en la crcel, en el cual se dispuso darles garrote y,
habindoles puesto una soga a la garganta, el verdugo sac al negroJoseph de un calabozo y lo asent y ajust en el palo en dondeponindole un cordel en el pescuezo le dio las vueltas necesarias hastaque muri, haciendo lo mismo con el otro.
No sabemos si el corregidor expuso, como estaba dispuesto y era
costumbre, la cabeza y las manos de los esclavos en el paraje Vics, lugar dela rebelin, pues el documento est incompleto.
Anlisis final
Retomando la pregunta antes formulada, Qu motiv este tremendohecho? Por qu se rebelaron estos esclavos? Para empezar cabe aclarar quelas protestas,14 y dentro de ellas las revueltas, eran bastante frecuentes,sobre todo en las embarcaciones en que eran trasladados de frica hacia
Amrica. John Illife menciona que para el caso holands en un 20% de losviajes haba motines de esclavos; cerca de la mitad de las revueltas
14 Maribel Arrelucea sostiene que hubo dos formas de protestas empleadas por losesclavos contra el sistema colonial; por un lado, reconoce la presencia de una protestapasiva que se manifiesta a travs de las negociaciones privadas, las diferentesmodalidades de evasin y el uso de la legislacin. Por otro lado, estn las violentas a lasque se recurre, en la mayora de los casos, cuando se agotan las instancias legales,acudiendo al cimarronaje, al bandolerismo, a los palenques y, como en este caso a las
revueltas. Cfr. Maribel ARRELUCEA, De la pasividad a la violencia. Las manifestacionesde protesta de los esclavos limeos a fines del siglo XVIII. Historia y Cultura 24, Lima,2001, 18-19.
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registradas en el 5% de todos los transportes esclavistas franceses en el sigloXVIII, tuvieron xito.15 Es abundante la historiografa sobre las reaccionesque tuvieron los esclavos, principalmente representadas por revueltas,donde se manifiesta una resistencia ante el sistema.16
Creemos que la revuelta de esclavos que aqu consignamos obedece ados causas especficas: La primera es el desarraigo que estaban viviendo losesclavos y que los llevaba a percibir sentimientos de dolor, de angustia, deaoranza;17y que eran producidos no solo al llegar a unas tierras diferentes,viendo a gente extraa y experimentando nuevas formas de vida, sino queestos efectos los empezaban a concebir desde las costas africanas dondeeran vendidos como simples mercancas y se enfatizaba en el traslado encondiciones precarias, en las enfermedades que padecan durante el viaje,en el sometimiento a la carimba, en su valoracin como piezas de Indias.
Todo ello no solo ocasionaba la muerte de un gran porcentaje deesclavos,18 sino que tambin agotaba su capacidad de resistencia yreafirmaba sus deseos de volver al suelo natal y a todo lo que elloimplicaba. A esto se aade, el hecho de que todos los esclavos que venan enesta partida eran bozales, es decir, recin llegados, no conocan el idiomacastellano por lo que no haba forma de manifestar lo que sentan.
La segunda causa, muy ligada a la primera, fueron los castigos a losque eran sometidos: al no conformarse estos hombres con su destino,protestaban, convirtindose en un grupo rebelde al cual se le intent
dominar, segn Rodrguez, a travs de prohibiciones y duros castigos.19Enpleno siglo XVIII, al igual que en las dos centurias anteriores, la concepcinde que el esclavo no era ms que una especie de objeto muy parecido alanimal estaba vigente, sino citemos lo que dice ms de un siglo despus, en1821, Francisco Jos Colmenares, dueo de la chacra Vicentello al quejarsede la fuga de ocho esclavos suyos que, posiblemente, se habran incor-porado al ejrcito patriota: no teniendo los esclavos voluntad propia
15 John ILLIFE, frica, historia de un continente, Trad. de Mara Barbern, Cambridge,
University Press, 1998, pg. 180.16 Para el caso peruano, ver las obras de BOWSER(1977), FLORESGALINDO(1984), KAPSOLI(1976), REYES FLORES (1985), AGUIRRE(1993).17Otro ejemplo concreto de rebelin de esclavos cuya causa obedece al desarraigo es elanalizado por Rodrguez Pinto: Jorge RODRGUEZ PINTO, Una rebelin de negros en lascostas del Pacfico Sur. El caso de la fragata Trial en 1804, en Revista Histrica. X- 1,Lima, Pontificia Universidad Catlica del Per, 1986, 139-152.18Segn Aguirre, dada la muerte de un nmero considerable de esclavos durante el viajees que los comerciantes negreros calculaban de antemano el nmero de esclavos quemoriran con la finalidad de embarcar un exceso de piezas de Indias que les permitansatisfacer los pedidos de sus clientes as como evitar prdidas econmicas. Cfr. Carlos
AGUIRRE, La poblacin de origen africano en el Per: de la esclavitud a la libertad, enLo africano en la cultura criolla, Lima, Fondo Editorial del Congreso del Per, 2000, pg. 63.19Jorge RODRGUEZ PINTO, Op. cit., pg. 142.
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separados por todo derecho de la clase de personas, estn reputados porcosas, y en este caso exentas de hostilidad como cualquiera otraspropiedades.20Consecuencia de ello, en la sociedad dieciochesca existiuna desconfianza y un temor frente a los esclavos; miedos que obedecan a
la amenaza de una latente rebelin que poda desembocar en la destruccinde haciendas y saqueo de ciudades. Por ello, los funcionarios metropo-litanos preguntaban reiteradamente por el nimo de los negros.21
El castigo corporal era el elemento ms comn de la relacin amo-esclavo; siendo los azotes que se repartan hasta hacerlos sangrar, el castigopor excelencia. Las instrucciones que al respecto se daban eran bastanteclaras: por infracciones menores los esclavos recibiran veinticinco azotes; ypor robos y fugas, cincuenta. No es exagerado sugerir que, en la prctica, losazotes eran aplicados con mucha ms liberalidad de lo que sugieren los
reglamentos. Estos castigos se solan dar incluso cuando el esclavo estabaenfermo; as lo manifiesta Francisco Linares quien vendi un esclavoenfermo por lo que fue denunciado: y si (el esclavo) no quiere trabajar paraeso hay ltigo y soga para colgarlo y azotes para castigarlo.22 Otrosmecanismos de castigo, abundantemente documentados fueron el aisla-miento en celdas a pan y agua, el destierro, el uso de cepos y de grilletes, eltrabajo en las panaderas,23la mutilacin de rganos, entre otros.
Llama la atencin el carcter altivo de alguno de estos esclavos comoCuanan Bomba. Para entenderlo hay que tener en cuenta que, si bien desde
el momento de su captura hasta que terminaban en el lugar de destino, atodos los esclavos se les vea y trataba igual; en sus tierras no lo fueron sino,recordemos que los nativos africanos pasaban a ser vendibles por cualquierpequea falta cometida, siendo la guerra entre ellos mismos la fuente msgrande.24 Algunos incluso, segn del Busto, podan ser prncipes,reyezuelos africanos, vendidos por sus enemigos vencedores.
20 AGI. Lima, 800, 23 de junio de 1821. Citado por FLORES GALINDO (97-98). En loscontratos de compra-venta, el esclavo era simplemente un objeto; por ello, al comprarlo
se le revisaba como cualquier mercanca, si tena alguna enfermedad, si tena los dientescompletos y sobre todo, si iba a producir, que al final era para lo que se le compraba.21 Alberto FLORES GALINDO, Aristocracia y plebe. Lima, 1760-1830, Lima, Mosca Azuleditores, 1984, pg. 95.22ARP. Serie: Corregimiento. Causas Criminales,Leg. 21, Exp. 422, 1709, F. 18r.23El trabajo en las panaderas era, segn Adanaqu, sobre todo, asignado a los esclavoscimarrones quienes aqu eran destinados a trabajar por un tiempo, desde las primerashoras del da y prcticamente amanecan si descansar, con la finalidad de dominar suespritu rebelde y cimarrn (32).24 Cinco eran las formas, segn Vega, por las que los africanos pasaban a ser vendibles: I.Criminales vendidos como castigo por los jefes nativos; II. Individuos que se vendan o
eran vendidos por sus familiares en poca de hambre; III. Personas secuestradas poresclavistas europeos o con mayor frecuencia por las cuadrillas nativas; IV. Esclavosafricanos vendidos por sus amos y v. Prisioneros de guerra. La forma cmo se abasteca
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Julissa Gutirrez Rivas
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Finalmente, por qu solo castigaron a los asesinos del comerciante yno a todos los esclavos que haban participado de los dems asesinatos?Creemos que se debe a varias razones: La primera, porque fueron FininCoqui y Cuanan Bomba quienes iniciaron la revuelta; los dems, en su
desconcierto, los siguieron; la segunda, por la condicin econmica y socialde Benites Nio: era comerciante negrero y perteneca a un estatus socialms alto que el de los dems asesinados; y la tercera, porque despus detodo, los esclavos eran considerados objetos valiosos, mercancas quetenan un valor en metlico y dar muerte a ms de dos de ellos significabagrandes prdidas. As lo vemos manifiesto en declaracin del corregidorFrancisco Migueles quien informa que a los dems esclavos los mand aazotar, pues no podan quedarse sin castigo, y luego los entreg movidopor piedad de no ocasionar prdidas al capitn Baltasar de Rucoba,apoderado de diferentes interesados trujillanos a quienes pertenecandichos esclavos.
Alonso Benites, Cuanan Bomba y Finin Coqui fueron protagonistaspues, de una de las mltiples tragedias de las que estuvo copado estesistema esclavista, muy arraigado en el Per virreinal; desventuras queobedecieron a la inconformidad de estos hombres y mujeres que, obligadosa una inmigracin forzosa y a su adaptacin a nuevas formas de vida, noencontraron otra salida para protestar que ocasionando la muerte de susdueos o la de otras personas implicadas en este rgimen.
Bibliografa
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los asientos, era a travs de los factores encargados de comprar la mercanca a jefes
nativos y traficantes locales pues sin la entusiasta colaboracin de los primeros, la tratano hubiese tenido el xito que tuvo a lo largo de estos tres siglos. Cfr. Marisa VEGAFRANCO, Op. cit., pg. 91-92.
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Documentos
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