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149 ESTATUTO Y EVOLUCIÓN DEL PERSONAJE FEMENINO DE LA NOVELA SENTIMENTAL DE LOS SIGLOS XV-XVI A LA LUZ DE LOS TÓPICOS MISÓGINOS Y PROFEMINISTAS Mª Pilar Martínez Latre Universidad de la Rioja A Mayela Balmaseda. In memoriam La novela sentimental ofrece al lector de los siglos XV y XVI un molde literario estereotipado que se construye a la luz de dos modelos femeninos: el de la mujer angéli- ca, cercana a una divinidad sacro-profana y el de la mujer pecadora, descendiente de la estirpe de Eva. En este recorrido por la serie me ha parecido interesante ejemplificar con las obras que presentan mayores novedades en la construcción de los personajes femeninos y en aquellas más atrevidas en las que los autores llegan más lejos en sus diatribas o debates a favor o en contra de la mujer. Se ha hecho imprescindible contar con la obra de escrito- res menos conocidos a los que la crítica comienza a valorar y editar para poder comple- tar la tipología de este género, como ocurre con Nicolás Núñez, Pedro Manuel de Urrea, Ludovico Escrivá o Luis Ramírez de Lucena y, muy especialmente, Juan de Flores. Este último será autor de las más atrevidas y ambiguas parodias de esta modalidad narrativa, que gracias a los estudios de Carmen Parrilla o Mª Eugenia Lacarra comienza a disputar- se la primacía sobre el género junto con Diego de San Pedro. Entre las causas que favorecen el desarrollo de la novela sentimental hay que mencio- nar factores socio-culturales que activan el desarrollo de la vida cortesana en el siglo XV. A ello contribuye el auge de la monarquía que pretende recortar el poder de los señores feudales.

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El personaje femenino en la novela sentimental

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    ESTATUTO Y EVOLUCIN DEL PERSONAJEFEMENINO DE LA NOVELA SENTIMENTAL DE

    LOS SIGLOS XV-XVI A LA LUZ DE LOS TPICOSMISGINOS Y PROFEMINISTAS

    M Pilar Martnez LatreUniversidad de la Rioja

    A Mayela Balmaseda. In memoriam

    La novela sentimental ofrece al lector de los siglos XV y XVI un molde literarioestereotipado que se construye a la luz de dos modelos femeninos: el de la mujer angli-ca, cercana a una divinidad sacro-profana y el de la mujer pecadora, descendiente de laestirpe de Eva.

    En este recorrido por la serie me ha parecido interesante ejemplificar con las obrasque presentan mayores novedades en la construccin de los personajes femeninos y enaquellas ms atrevidas en las que los autores llegan ms lejos en sus diatribas o debates afavor o en contra de la mujer. Se ha hecho imprescindible contar con la obra de escrito-res menos conocidos a los que la crtica comienza a valorar y editar para poder comple-tar la tipologa de este gnero, como ocurre con Nicols Nez, Pedro Manuel de Urrea,Ludovico Escriv o Luis Ramrez de Lucena y, muy especialmente, Juan de Flores. Esteltimo ser autor de las ms atrevidas y ambiguas parodias de esta modalidad narrativa,que gracias a los estudios de Carmen Parrilla o M Eugenia Lacarra comienza a disputar-se la primaca sobre el gnero junto con Diego de San Pedro.

    Entre las causas que favorecen el desarrollo de la novela sentimental hay que mencio-nar factores socio-culturales que activan el desarrollo de la vida cortesana en el siglo XV. A ellocontribuye el auge de la monarqua que pretende recortar el poder de los seores feudales.

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    Se trata, asimismo, de una etapa en que se aviva el inters por los estudios huma-nsticos y por el saber clsico y en la que hacen su aparicin las obras ms representativasde la ficcin sentimental: Siervo libre de amor, La crcel de amor o Grisel y Mirabella...La mayor parte de estos autores aparecen vinculados a la corte, en donde desempean acti-vidades de funcionarios palacianos y escriben sus ficciones habitando en escenarios pala-ciegos. Sus novelas nacen, pues, para el disfrute de la nobleza castellana que se erige en sumecenas. Las obras van dedicadas, con frecuencia, a destacadas mujeres de la nobleza; asDiego de San Pedro dirige a las damas de la reina Isabel el Tractado de Arnalte y Lucenda;Don Pedro de Portugal dedica Su Stira a su hermana la reina Isabel de Portugal; Jimnezde Urrea a su madre, la Condesa de Aranda; Juan de Cardona la escribe para ser leda en lamesa de la duquesa Doa Potenciana y su crculo de amigos; Juan de FLores pone en manosde una amiga, de la que oculta su nombre, La historia de Grisel y Mirabella y "la hace res-ponsable de su escritura, tanto de sus bondades como de sus yerros". Tambin el detractorde las mujeres, Lucena, dedica su obra Repeticin de amores "a su amiga".

    Es probable que un pblico femenino cada vez ms instruido, formado principal-mente por mujeres de la nobleza y por familias adineradas, la nueva clase de ricos ociosos,estuviera fascinada por este tipo de literatura, como tambin lo estaba por la novela decaballeras (Marn l991:l30-l48)1 y fuera destacado consumidor de las mismas. La variadatemtica de estas obras de entretenimiento les proporcionaba narraciones de debates amo-rosos, justas poticas, caceras, torneos y otras frivolidades mundanas como las fiestas odescripciones que iban trufadas -para estos delicados paladares- de una detallada descrip-cin de la vestimenta suntuaria. De manera que las novelas se convertan en autnticascrnicas de las tendencias de la moda, satisfaciendo las veleidades femeninas, deseosas deaumentar su belleza, imitando las ltimas tendencias de la moda europea2.

    Pero el tema central de esta prosa de ficcin desarrolla los tpicos del amor corts.Una tpica amorosa anacrnica y libresca que damas y caballeros de una corte prerrena-centista tratan con aoranza de revivir, a travs de las peripecias amorosas de sus perso-najes. Tengo que aclarar que aunque no defiendo unas relaciones homolgicas entre la rea-lidad y la literatura, es verosmil aceptar que estas obras y, de manera especial, las quenacen en la encrucijada del Renacimiento, son recreaciones literarias con un referente his-trico que hunde sus races en las complejas relaciones sentimentales de la sociedad cor-tesana y de la clase "pre-burguesa", las cuales haban hecho del amor y de la conquista rea-lidades tiles y elementos de ficcin3.

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    1. Mara del Carmen Marn, "La mujer y los libros de caballeras. Notas para el estudio de la recepcindel gnero caballeresco entre el pblico femenino", en Revista de Literatura medieval, Madrid,Gredos, l991, pp. l29-148.

    2. M Pilar Martnez Latre, "Usos amorosos e indumentaria cortesana en la Ficcin Sentimental (SiglosXV y XVI)". Comunicacin presentada en el II Congreso de la Asociacin Hispnica de LiteraturaMedieval, celebrado en Salamanca en l990.

    3. Triunfo de amor, edicin de A. Gargano, Pisa , Guiardini editore, l981

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    Pero esta sociedad cortesana apuntaba, tambin, hacia otras formas de relacin msvitalistas, en las que la mujer parece distanciarse del estereotipo cortesano. En la constitu-cin del nuevo personaje se percibe un horizonte lector de estas clases ociosas ms abier-to, pues junto con la poesa cortesana de cancioneros comenzaban a circular catecismosamorosos, como el de Cappellani, y pseudobiografas erticas tales como las dePiccolomini o Boccaccio. A este acervo literario se suman otras obras que hacen de lamujer un producto literario, objeto de elogio o vituperio; me refiero a la literatura de con-troversia, iniciada en el siglo XIV en Francia e Italia.

    Desde el comienzo de la serie novelesca, la representacin del proceso amoroso, enel que la mujer alcanza un importante protagonismo, est sujeta a la mirada masculina, unamirada contaminada de prejuicios sociales y de tpicos literarios elogiosos o despreciati-vos, que convierten a la mujer en diosa o demonio. El modelo de mujer que predomina enestas obras, conforma un estereotipo que est condicionado por el punto de vista de unamante cortesano, enamorado de una dama de belleza excepcional y virtudes sobrehuma-nas. Pero este modelo tiene su contrafigura en la mujer, cruel y pecadora, que posee unanaturaleza inferior al varn; sexo peligroso capaz de destruir al amante, como se puede leeren los textos misginos de la poca.

    No obstante, en la caracterizacin fsica de la mujer escritores feministas y misginosmuestran unanimidad en su descripcin. Todos destacan la belleza corporal, la tierna edad dela mujer, los cabellos rutilantes y dorados, la nariz afilada, las mejillas sonrosadas, los dienteschicos, la armona del cuerpo y, especialmente, los hermosos ojos claros y luminosos. Estamosante el retrato de una mujer de belleza clsica, descrita con una retrica convencional.

    En ocasiones excepcionales el lenguaje se vivifica ante el retrato de una mujer pre-sentada de manera ms vital, llegando a provocar ardientes deseos en el enamorado, comorevela la descripcion de algunas partes del cuerpo impregnadas de sensualidad que ofrece,nada menos que el misgino Lucena, el cual dice de los "labios de coral" de la amada queson "muy aptisimos (sic) para morderlos". Sin embargo, no nos extraa que Darino, el ena-morado corts que muere de amor, evoque las "manos blancas y delicadas" de Finoya y sedeje embriagar, voluptuosamente, con "los suaves perfumes" de su carta.

    En estas novelas se presta, igualmente, especial atencin al "status" de las mujeres.Coinciden los autores en su presentacion dentro de una esfera social superior,"de noblespadres engendradas y de generosas madres nacidas" como subraya el narrador.Predominan las hijas de reyes como Laureola4 y Mirabella, las de nobles de alta alcurnia,Finoya, Lucenda, Yssiana, o de clases burguesas elevadas, como la Seora del Proceso deCartas de amor o la Seora y la Madrastra de Triste deleytacion.

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    4. Laureola. Personaje femenino de la Crcel de amor; Mirabella de Grisel y Mirabella; Finoya dePenitencia de amor; Lucenda de El tratado de Arnalte y Lucenda; Yssiana del Tratado Notable deamor.

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    El perfil psicolgico de la mujer se traza destacando los aspectos morales; se pre-sentan con una serie de elevadas cualidades humanas tales como la virtud, la sumisin, elcomportamiento recatado y piadososo, que provocan la estima y admiracin del amador.Pero estas cualidades responden tambin a los valores dominantes dentro de la sociedadcortesana. Nos hallamos con el molde literario de la religin de amor5, que permite aunaramor humano y amor divino. La gama de motivos y comparaciones de esta religin deamor va desde la metfora sencilla e inocua, con que el poeta alude a la procedencia celes-tial de la seora, hasta las adaptaciones detalladas de la misa para celebrar el da del amor.Ejemplos de esta condicin espiritual de la mujer y de su cosideracin como reflejo de ladivinidad los encontramos en boca de los enamorados al dirigirse o evocar a la amada; cita-remos algunos ejemplos significativos.

    Grisel dice de Mirabella: "usareis conmigo como Dios con los hombres"; Leriano,en su defensa de las mujeres ante el misgino Tefeo, muestra su conviccin de que lasmujeres "no menos nos dotan de las virtudes teologales que de las cardinales "; Darino, aldirigirse a Finoya lo hace en los mismos trminos hiperblicos de Calisto: "sin duda erest aquella en que dispuso perfeccin que humanamente no se puede tener syno puesta yapor la divinidad ente la gente"; Cristerno, como seala en este caso un narrador onnis-ciente, est profundamente enamorado no slo "por su hemosura" sino porque "conocia enella un espritu angelico y de subido entendimiento".

    La ficcin sentimental tiene tambin su declogo de amor. Rodrguez del Padrn,al que se le aparece el dios del amor, escribe los "Siete pecados de amor", poema calcadode Las alegras de la Virgen. Diego de San Pedro escribe El Sermn de Amores "porquedissieron unas seoras que le desseavan oir predicar". La mujer integra todos los idealesdel amante, es centro espiritual del hombre y ocupa el lugar de la divinidad cristiana en laespeculacin teolgica.

    Gerli estudia la religin de amor en los cancioneros y en los relatos sentimentales,y subraya la ubicuidad, variedad y coherencia del sincretismo sacro- profano, es decir lacapacidad para aunar amor humano y amor divino.

    Al acercarnos al Renacimiento algunos autores atenan las descripciones alegri-cas, artificiosas y alambicadas que presentaba este tipo de mujer idealizada, vinculada a lacorriente neoplatnica, y muestran un modelo de mujer ms vital a la que le otorgan unaparticipacin ms activa en el mundo novelesco. Nuevos tpicos se van abriendo camino:stos proceden de los nuevos aires humanistas, que ponen en circulacin tanto obras mis-ginas que proyectan una visin negativa de la mujer (El Corbaccio, o Reprobacin delamor mundano) como obras profeministas que las alaban.

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    5. Michel E. Gerli, "La religin de amor y el antifeminismo en las letras castellanas del siglo XV" HR,49, l981.

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    Los escritores, enmascarados en su narrador autobiogrfico o en el narrador testi-go, ocultan a un autor implcito que proyecta un peculiar profeminismo ambiguo y con-tradictorio con el que manipulan la imagen de la mujer, convertida en producto literario.As ocurre en Triste deleytacin6, obra de ascendencia italiana y desarrollo pardico pro-tagonizada por dobles parejas de amantes. Las mujeres, una dama y la joven madrastra, seseparan de los moldes tradicionales, comparten sus experiencias sexuales y se ponen deacuerdo para vengarse del padre y esposo que les impide tener sus amoros.

    El cdigo cortesano ser, igualmente, cuestionado por criados misginos en otrasficciones, cuando desenmascaran las hipcritas conductas de sus seores o se manifiestanen contra de la mujer, destacando sus cualidades destructivas. En Penitencia de Amor,novela escrita en l5l4 bajo el influjo de la Celestina, donde los criados Angis y Renedo,como su precedente Prmeno, aconsejan a su seor sobre su comportamiento para ganar-se el afecto de la esquiva dama, alardean de su conocimiento sobre las hembras a las quevituperan y las descalifican, recurriendo a los tpicos argumentos de la tradicin aristot-lica y escolstica:"la mujer es hombre imperfecto", "No tyenen el seso tan raygado comolos varones. Son volubles y dbiles".

    En cuanto a los roles desempeados por la pareja de enamorados de la ficcinsentimental, estn por lo general supeditados a las convenciones del gnero. En lo querespecta a la femeninos, nos encontramos una serie de estereotipos que conforman supersonalidad y determinan su actuacin. Su peripecia vital evoca, en parte, la fragilidaddel estatuto de la mujer en esta encrucijada histrica, presidida por la autoridad del hom-bre7. Los documentos de la poca nos muestran a una mujer que centra su vida en elmbito de las esfera privada, sin apenas poder en la vida social. En cuanto a su tempe-ramento, se le atribuye una naturaleza melanclica y cierta conducta neurtica. La mujersoltera estaba sometida a la autoridad paterna y guardada celosamente para preservar suvirtud que constitua el ms preciado valor. La obra literaria, sin abandonar su artificio,se dejar permear por la realidad social y presenta a la doncella en un marco cerrado,forzada a adoptar actitudes contradictorias. Este comportamiento se exacerba cuando laenfrenta con las relaciones amorosas que conllevan el antagonismo de lo sexos.

    Son muchos los episodios que informan del aislamiento en que vivan las muje-res y de las dificultades para entablar una relacin amorosa. El enamorado, que poseelibertad de movimientos, busca artimaas que le permitan acercarse a esta mujer inase-quible, celosamente guardada. Por eso encontramos con frecuencia epstolas amorosas oCartas de relacin8, enviadas con disimulo y gran secreto por el enamorado para comu-

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    6. Vase la introduccin de Michel Gerli a su edicin sobre la obra Triste deleytacin, Washington,Georgetown, University Press.

    7. Margaret Wade Labarge, La mujer en la Edad Media , Madrid, Nerea, l986.8. Kany, "The beginnings of the epistolary novel in France, Italy and Spain" Berkeley, University of

    California, l973.

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    nicarse con ellas. En Penitencia de amor, Darino es animado por sus criados a utilizar lacarta para acercarse a la displicente Finoya, que acepta dicha correspondencia pero esconsciente del peligro que ello puede conllevar para su honra (...) " mira cuanto meabaxo a escrivir a un ombre que dessea mi desonra, agolo porque tambien escribeombre a enemigo"(.p 2l). Su respuesta pone de relieve el distinto cdigo moral queenfrenta a hombres y mujeres. Las mismas dudas para aceptar esta arriesgada corres-pondencia amorosa son expuestas por otras mujeres (Lucenda, Laureola e Ysiana9) ase-diadas por los ardientes enamorados.

    El comportamiento de los personajes femeninos en estas obras deja traslucir lasleyes coercitivas de la sociedad regida por los hombres. Para defenderse de estas impo-siciones se mueven con cautela, temor e inseguridad. En algunas ocasiones la amadacortesana se defiende del fogoso enamorado que la acosa y violenta con su persecucinamorosa y pone en cuestin su honra. As actan Lucenda, Gradissa, la Seora de LaStira o la misma Finoya al comienzo de la "recuesta" amorosa. La mujer adopta uncomportamiento cruel y llega a parecer una refinada sdica al abocar a la desesperaciny hasta a la muerte al amigo. Otras mujeres, ante la dificultad de responder a los requeri-mientos de los enamorados, optan por retirarse a la vida conventual, como ocurre conLucenda e Yssiana. Tambin las encontramos utilizando hbiles estrategias disuasorias osometiendo al enamorado a pruebas difciles que hacen imposible la obtencin de su amor;de este modo acta Gradissa con el sufrido Grimalte. Este personaje del que se sirve Florespara mostrar su escepticismo sobre las relaciones amorosas subvierte el comportamientode la mujer pues se deja guiar por la razn y no por el sentimiento como es lo habitual enla lgica de los comportamientos que se atribuyen a la mujer de esta poca .

    Hasta tal punto los comportamientos de las mujeres10, "desamoradas" y de "refina-da crueldad", -que se alejan de los modelos establecidos- perturban a los lectores de lapoca, que tratan de buscar una explicacin que justifique su conducta y se conviertan ensus defensores. ste es el mvil que anima a Nez a escribir la continuacin de la Crcelde amor, novela escrita diez aos ms tarde de la de San Pedro. El escritor novel, compa-decindose de Laureola, quiere lavar su imagen y la presenta como una vctima de la honraa la que la obliga su linaje real, en actitud desconsolada por haber sido la inductora invo-luntaria de la muerte de Leriano.

    En algunas de estas obras el escritor presenta una mujer de mayor humanidad,capaz de enfrentarse con su propio problema y de rebelarse contra la autoridad pater-

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    9. Sobre la importancia de la relacin epistolar en la Ficcin sentimental vase F. Vigier, "Fiction epis-tolaire et novela sentimental en Espaa aux XVe et XVIe sicle" Melanges de la casa de Velzquez,Madrid, l984, pp. 229-259.

    10. Patricia E. Grieve analiza las relaciones amorosas de las dobles parejas de enamorados en la novela,Grimalte y Gradissa. Vase "The real and the Written: Mimetic Desire in Juan de Flores", en Desireand Death in the Spanish Sentimental Romance Newark, Juan de la Cuesta, pp. 55-74, l987.

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    na. Laureola, Yssiana y la Seora de Triste deleytacin tienen algo que decir y lodicen, demostrando una fuerte personalidad. Tambin Lucenda se queja de los fogo-sos enamorados y pone en entredicho su retrico lenguaje. Laureola se duele de sucondicin social y de las obligaciones de su alcurnia. Yssiana llega a hacer fuertesreproches a los padres que la dejan indefensa ante el hombre y ante sus propias pasio-nes, sin haberle proporcionado el marido protector. Finoya se arriesga conscientemen-te a perder su honra, entregndose al amante despus de desenmascarar su fingido"amor purus".

    No obstante, tambin encontramos novelas cuyos personajes femeninos se dejanarrastar por la pasin amorosa. En estos casos, el peso de la ley se alza contra ellas. Eltrgico desenlace de estas enamoradas rebeldes, capaces de desafiar las leyes y enfren-tarse con la muerte, las convierte en personajes heroicos y hasta patticos. Mirabella,como Melibea, se suicida para seguir al amante que ha entregado su vida por ella,viviendo un amor ms all de la muerte. Un final que responde, igualmente, a conven-ciones literarias relacionadas con el motivo temtico del amor pasin. En esta variadamuestra de conductas femeninas no faltan los finales moralistas como el de Penitenciade amor. Los amantes son separados y recluidos en sendas prisiones por el padre de ladama hasta su muerte; y la hija, arrepentida, acepta la prisin como castigo a su con-ducta inmoral.

    En estas peripecias en que se viven amores adlteros hace su aparicin la figura delpadre inflexible, personaje arquetpico, que se erige en representante de la autoridad y dela ley, dispuesto a castigar a la hija que ha perdido la virtud y transgredido la ley al vivirun amor ilegtimo11.

    Las madres12 de estas enamoradas encarnan la voz de la conciencia o la voluntad,mientras que los hombres representan el poder de la razn. Son seres vulnerables a laspasiones terrenas que guiadas por el sentimiento, salen en defensa de las hijas y protestanante el rigor de las leyes. Se comportan como modelos del amor materno, nico valor quese les reconoce. En general, muestran su desconsuelo por su impotencia para cambiar lasleyes opresoras, pero tambin adoptan, a veces, un comportamiento vengativo y desafian-te, y se enfrentan con el marido tomando partido por la hija. sta es la actitud de la madrede Laureola y, muy especialmente, la de Mirabella, instigadora de la muerte del enemigode las mujeres, el poeta misgino Torrellas.

    Algunas obras muestran un trato diferenciado para las sexos en materia de costum-bres segn la clase a la que pertenecen el hombre y la mujer. En Triste deleytacion se pre-

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    11. Francoise Vigier, "Amours lgitimes. Amours illegitimes en Espagne (XVe-XVI sicles)", en ColoqueInternational, Sorbonne, Pars, l984.

    12. Patricia E. Grieve "Mothers and Daugthers in fifteenth-century Spanish sentimental Romance", BHS,LXVII, l990, pp. 345-355.

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    senta a una Madrina que altera la funcin tradicional de consejera y advierte a la joven deldiferente gasto del hombre y mujer en el vestuario, en razn del sexo " el hombre en el ves-tir (...) en poca cosa se comportan y passan". Las mujeres no slo "an de menester el doble,mas es de necesidad ayan de traer anyllos , cadenas, collares'(...) con otras diez mil fanta-sas". Sus consejos, que se inscriben en la tradicin retrica profeminista, son sorpren-dentemente efectivos e inesperados por su sinceridad.

    En el otoo de la Edad Media la mujer comienza a elevar su nivel cultural. A ellocontribuye la degeneracin de los monasterios, que en lugar de refugios para la oracin seconvierten en palacios donde las monjas y las educandas llevan una vida ms mundana.Asistimos a una cierta laicizacin de la cultura. ste es el escenario de la novela Tratadonotable de Amor, cuya primera parte transcurre en un monasterio retirado en una isla delMediterrneo, donde importantes damas de la nobleza reciben una esmerada educacin yllevan una vida monstica relajada, que les permite realizar fiestas mundanas mientrasesperan que su padres concierten sus esponsales.

    La mujer comienza en esta etapa a tomar conciencia del mito cultural de suinferioridad contra la verdad de la naturaleza. Di Maio (l988)13 habla de una mujer huma-nista e irnica que reafirma el derecho a la autonoma y a la igualdad juridica. Hacen suaparicin las primeras mujeres profesionales como Cristin de Pisan, una intelectualcapaz de escribir un alegato feminista en su Cit des dames. La evolucin de la socie-dad se percibe tambin en el comportamiento de los personajes femeninos de este cor-pus narrativo. Flores es el ms atrevido en la presentacin de los nuevos "roles" en sumundo ficcional, si bien las actuaciones de sus personajes resultan siempre desconcer-tantes14; as ocurre en la divertida parodia alegrica Triunfo de amor en la que presentaa un grupo de mujeres que invierten los papeles con los hombres y son sus "recuestado-ras" -es decir las que les tiran los tejos y pelan la pava debajo de sus balcones- con loque se da paso a un estado de mayor confusin social.

    Flores sorprende, igualmente, al crear una mujer contestataria con el personaje deFiometa, contrafigura de la Fiammeta de Boccaccio. Con este personaje pattico ofrece allector un tratamiento ms serio de las relaciones entre enamorados al percibir un sufri-miento que la empuja a salir a la bsqueda de Pnfilo, amante cnico y veleidoso, sinimportarle la reaccin de la sociedad, hasta morir de amor por l.

    Por ltimo, en Veneris tribunal, dos mujeres, una madre y una hija, se erigen enabogadas defensoras de dos varones -un anciano versus un joven- que someten al jucio dela diosa Venus sus preferencias amorosas: el amor neoplatnico, enfrentado con el amorsensual. El lector puede llegar a percibir en estas obras, gracias a la habilidad del escritor,

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    13. Romeo De Maio, Mujer y Renacimiento, Madrid, Modadori,l988.14. M Eugenia Lacarra, "Juan de Flores y la Ficcin sentimental", Actas del IX Congreso de la Asocia-

    cin Internacional de Hispanistas, Frankfurt ad Main, l989, pp. 223-232.

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    un cierto punto de vista femenino, la mujer alcanza un papel ms activo que atena el pro-tagonismo del varn.

    Si los escritores proyectan una cierta ambigedad en la caracterizacin de lasmujeres de la novela sentimental, es en los debates interpolados en las obras -a favor y encontra de la mujer- donde la ambigedad y la diatriba llegan a su punto ms alto. Quienesbajan a la arena del debate feminista se acompaan de argumentos ticos y religiosos ade-ms de los topoi literarios cortesanos y ofrecen una diversidad de actitudes y perspecti-vas que sirven para valorar la evolucin de la vida afectiva de los siglos XV y XVI. Eldebate feminista y antifeminista, puesto de moda en el siglo XV merece por tanto unaconsideracin especial, pues constituye una de los temas bsicos de estas obras. Crticoscomo Gerli, Chorppennning y Gastn Vera han tratado esta cuestin. La temtica mis-gina tiene importantes precedentes en nuestra literatura medieval, especialmente en lacuentstica de origen oriental y arbiga: Don Juan Manuel, el arcipreste de Talavera, eincluso, el mismo arcipreste de Hita. Los crticos encuentran la explicacin de la revita-lizacin de estos debates en los tpicos del amor corts, que idealiza e idolatra a la mujer.Esta literatura idealizadora produce como reaccin los argumentos misginos. A ello con-tribuyeron (como seala M. C. Lacarra15) la aparicin de la imprenta y la difusin deejemplarios y libros misginos (Espculo de legos y El Libro de los exemplos por a.b.c.)susceptibles de ser utilizados en la predicacin y conformados en el molde del sermn.Estos textos presentaban una visin negativa de la mujer, dolo falso que esconda el peca-do. Algunas de estas posturas tienen sus antecedentes en la patrstica, en argumentacio-nes aristotlicas, e incluso en autores ms prximos como el mismo Boccaccio que parti-cipa con su Corbaccio de esta otra cara del debate feminista. En el siglo XV se erigen enrepresentantes de esta corriente el arcipreste de Talavera con su Reprobacin del amormundano y Torrellas con su Maldezir de mujeres.

    Nos hallamos en el camino de una sociedad secular que experimenta una crisis deortodoxia. La reprobacin de esta literatura sentimental se debe en parte al temor de losmoralistas y a la presin que ejercen, pues vean en esta religin de amor e idealizacin dela mujer el paso previo para renegar de la religin (no nos puede extraar que la palinodiao retractacin aparezca en boca de estos escritores cuando se acercan a la senectud :Boccaccio, Piccolomini, San Pedro).

    Beysterveld16 insiste en el conflicto que se deriva entre las exigencias cristianas ylos preceptos derivados de la disciplina cortesana, en cuanto religin secular del amor.Recordemos que los telogos condenaban el amor sensual como pecaminoso y slo lo

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    15. M del Carmen Lacarra "Algunos datos para la historia de la misoginia en la E. Media", en Estudia inhonorem de Martn de Riquer. Barcelona, Cuaderns Crem, l987.

    16. A. van Beysterveld, "Los debates feministas del siglo XV y las novelas de Juan de Flores", Hispania,l981, p. l13.

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    aceptaban cuando se someta a la razn, y que los tratados de medicina interpretaban lossntomas de enamoramiento como una enfermedad mental. No ser raro encontrar a lospersonajes secundarios, como se ha sealado anteriomente, rindose de los enamorados osorprendidos ante su comportamiento,

    Beysterveld cree necesario acudir a los textos que circulaban en la poca y ale-jarse de los criterios inspirados en la sensibilidad de nuestro tiempo para entender el sig-nificado de estos debates. Cuando se leen los textos de los llamados profeministas odefensores de las mujeres se observa que no presentan desacuerdos bsicos con las ideasmisginas de sus adversarios. En El jardn de las nobles doncellas de Fray Martn deCrdoba, libro escrito en l468, tenido por feminista, leemos "Ca despues del pecado,varon e mujer se mezclan con ardor e suciedad e verguenza y tanto que hombres hones-tos de ello ablar no quieren, e queda la mujer corrupta, e si se emprea queda pesada".Es decir, asistimos a una condena radical de la sexualidad, especialmente de la mujer ya una defensa de la castidad.

    Las mismas opiniones encontramos en boca de personajes misginos como el prota-gonista de Repeticin de amores, los personajes de Flores Pnfilo y Torrellas o el criadocelestinesco de Penitencia de amor, aunque se podan traer ms ejemplos. La diferencia esten el tono: agresivo y despectivo en los misginos, paternal y compasivo en los profemi-nistas. Como prueba de esa agresividad, escuchemos al enamorado desairado por la damaen Repeticin de amores, que ve a la mujer como portadora de todos los males para el hom-bre "Qu cosa es -yo te ruego- la mujer sino una despojadora de la juventud? Muerte delos viejos, consumidora del patrimonio y bienes, destruccin de las honras, vianda del dia-blo, puerta de la muerte?". Los argumentos utilizados en contra de la mujer por este autor,defensor apasionado del poeta contemporneo Torrellas, se basan en los autores clsicos, enla moral eclesistica y en la tradicin didactico-satrica, con claros antecedentes aristotli-cos: "La mujer es animal imperfecto, variable y a mil pasiones sujeto, sin fe, sin temor, sinconstancia, sin piedad" (p. 46). Torrellas, representante paradigmtico de la corriente mis-gina, denostar contra las mujeres y culpabilizar a Mirabella de "los yerros de amor" conlos mismos argumentos que los escritores profemi-nistas:"vosotras hariais cualquier cosa, sios soltasen la rienda,y lo se cierto..." Flores el novelista que se erige en"apstata del amorcorts" convierte a este famoso poeta cataln en personaje de su novela, defensor de la causade los hombres y lo enfrenta en un dramtico debate con Braaida, personaje de la leyendatroyana, representante de la causa femenina. Su actitud ser reprobada por esta mujer quemostrar una fuerte personalidad, manifestando su impotencia y desesperacin en algunosmomentos del debate, en el que condena la hipocresa de los hombres, que abusan de supoder y culpan a la mujer de sus debilidades:

    "o maldita tanta piedat como en nosotras mora que ponmosnos amor a la muer-te: por salvar a nuestros enemigos las vidas y despues de cumplido su querer: se rien denuestras lgrimas" (p.78)

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  • ESTATUTO Y EVOLUCIN DEL PERSONAJE FEMENINO DE LA NOVELA SENTIMENTAL DE LOS SIGLOS XV-XVI...

    y llega, incluso, a descalificar el tribunal de justicia:"Oh cuanto fue mal acuerdo el nuestro seoras , en poner nuestras honras y fama

    en poder de los enemigos nuestros porque seiendo ellos alcaldes y padres, conoscida esta-ba la sentencia que agora oismos"( p. 78).

    No hay imparcialidad ante el retrato femenino que ofrece la novela sentimental enlos albores del Renacimiento. Estamos ante un modelo literario, manipulado por los escri-tores que dejan traslucir su ideologa profeminista y / o misgina. La mujer ser un obje-to literario que reunir paradjicamente cualidades redentoras y destructoras. Esta mujerbifronte: Eva o diosa sacroprofana es, finalmente, un bello objeto de deseo con el quejuega el imaginario del escritor cortesano.

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