Dialogo universitario con nancy van pel

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2 El diseño inteligente y sus críticos ¿Amor verdadero o enamoramiento caprichoso? El arco iris está en tu cerebro Los críticos, la Biblia y la arqueología El Código Da Vinci Volumen 18 E s p a ñ o l F r a n c é s I n g l é s P o r t u g u é s

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El diseño inteligente y sus críticos¿Amor verdadero o enamoramiento caprichoso? El arco iris está en tu cerebroLos críticos, la Biblia y la arqueologíaEl Código Da Vinci

V o l u m e n 1 8

E s p a ñ o l • F r a n c é s • I n g l é s • P o r t u g u é s

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� DIÁLOGO 18•� �006

DIVISIÓN AFRICANA CENTRO-OCCIDENTAL22 Boîte Postale 1764, Abidjan 22, COSTA DE MARFILChiemela Ikonne [email protected] Nlo Nlo [email protected]

DIVISIÓN AFRICANA CENTRO-ORIENTALP.O. Box 14756, 00800-Westlands, Nairobi, KENIAHudson E. Kibuuka [email protected] Tschimanga [email protected]

DIVISIÓN AFRICANA MERIDIONAL Y OCÉANO ÍNDICOP.O. Box H.G., 100 Highlands, Harare, ZIMBABWEEllah Kamwendo [email protected] Fransch [email protected]

DIVISIÓN ASIÁTICA DEL PACÍFICO NORTEP.O. Box 43, Koyang Ilsan 411-600, COREAChek Yat Phoon [email protected] Shin [email protected]

DIVISIÓN ASIÁTICA DEL PACÍFICO SURP.O. Box 040, 4118 Silang, Cavite, FILIPINASStephen Guptill [email protected] Yabut [email protected]

DIVISIÓN DEL PACÍFICO SURLocked Bag 2014, Wahroonga, N.S.W. 2076, AUSTRALIABarry Hill [email protected] Cangy [email protected]

DIVISIÓN EUROAFRICANASchosshaldenstrasse 17, 3006 Berna, SUIZA Roberto Badenas [email protected] Cozzi [email protected]

DIVISIÓN EUROASIÁTICAKrasnoyarskaya Street 3, 107589 Moscú, FED. RUSAGuillermo Biaggi [email protected] Sirotkin [email protected]

DIVISIÓN INTERAMERICANAP.O. Box 830518, Miami, FL 33283-0518, EE.UU.Moisés Velázquez [email protected] Rodríguez [email protected]

DIVISIÓN NORTEAMERICANA12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE.UU.Gerald Kovalski [email protected] James Black [email protected] Feldbush [email protected]

DIVISIÓN SUDAMERICANACaixa Postal 02600, Brasilia, 70279-970 DF, BRASILCarlos Mesa [email protected] Kohler [email protected]

DIVISIÓN SUDASIÁTICAP.O. Box 2, HCF Hosur, 635 110 Tamil Nadu, INDIANageshwara Rao [email protected] Lionel Lyngdoh [email protected]

DIVISIÓN TRANSEUROPEA119 St. Peter’s St., St. Albans, Herts, AL13EY, INGLATERRADaniel Duda [email protected] Tompkins [email protected]

REPRESENTANTES REGIONALES

El diseño inteligente y sus críticosEl debate actual en torno al diseño inteligente (DI) es de naturaleza ideológica, ya que los evolucionistas procuran mantener la hegemonía de la cosmovisión ateísta.John C. Walton

¿Amor verdadero o enamoramiento caprichoso? Cómo detectar la diferenciaEl enamoramiento caprichoso quiere apresurar la relación, mientras que el amor puede sobrevivir la prueba del tiempo y prepararte para un matrimonio armonioso.Nancy Van Pelt

El arco iris está en tu cerebroColores, sonidos y aromas son percibidos e interpretados por un sistema nervioso diseñado con precisión.Leonard Brand y Ernest Schwab

Los críticos posmodernos de la Biblia y la arqueo- logía recienteLos investigadores que enfrentan los desafíos del posmodernismo están recurriendo cada vez más a la arqueología como la fuente primaria de información sobre la historia bíblica.Michael Hasel

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ENSAYOS

CONTENIDO

DEPARTAMENTOSEDITORIALUna carta leída por todosJulieta Rasi

TRANSICIÓNGratitud y bienvenida

FORO ABIERTOEl cristiano ante las elecciones políticasHugo A. Cotro

PERFILESRafael Falcó GüellRoberto Badenas

Michelle ChinJane Sabes

LOGOSCómo temer a Dios sin tener miedoErvin K. Thomsen

PUNTO DE VISTAEl Código Da Vinci: ¿Realidad o ficción?Maxine Bingham y Ron Bingham

LIBROSDaniel:A Reader's Guide(William H. Shea)Humberto R. Treiyer

Evidences for Creation (George Javor)Raúl Esperante

Origin by Design (Harold G. Coffin with Robert H. Brown and R. James Gibson)Henry Zuill

PARA TU INFORMACIÓNFilosofía adventista sobre la música

VIDA UNIVERSITARIAEn diálogo con los testigos de JehováDaniel Belvedere

PRIMERA PERSONALos milagros de la oraciónCaroline V. Katemba Tobing

SUPLEMENTOPortafolio de Rafael Falcó Güell

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Hace algunas décadas, varios sociólogos predecían que la religión estaba en camino a desapa-recer, por lo menos en el mundo occidental. Afirmaban que sería desplazada por los notables avances en la educación y en las ciencias. Sin embargo, a pesar de los escándalos que han sacudido a algunas iglesias y a la marcada disminución de miembros en otras, la religión como tal no ha dejado de existir. Por el contrario, las recientes corrientes migratorias han traído al Occidente a muchos adeptos del islam, el budismo y el hinduismo, quienes a su vez atraen a nuevos seguidores. Además, se observa un florecimiento de nuevas expresiones religiosas. Es que el Creador nos ha diseñado como criaturas espirituales, y a pesar de que a menudo nos confundimos y nos desviamos, la gran mayoría de los seres humanos buscamos comunicarnos con la Divinidad.

Este acontecer espiritual y religioso también vibra en el recinto universitario. Una encuesta reciente entre 100.000 universitarios estadounidenses del primer año mostró que el 48 por ciento de los participantes consideraban que era “muy importante” y “esencial” que las uni-versidades fomentaran la expresión personal de la espiritualidad. Hace poco la Universidad Stanford dedicó casi 3 millones de dólares a renovar un salón dedicado a reuniones religiosas. Allí acudirán a adorar por turno los cristianos trayendo sus símbolos religiosos: los musulma-nes sus alfombras, los hindúes sus santuarios, etc., y la Universidad Johns Hopkins ha remode-lado un antiguo templo metodista, dedicándolo a diversas actividades espirituales.

Esta realidad contemporánea nos recuerda las múltiples expresiones religiosas e ideológicas del mundo en que vivieron el apóstol Pablo y los primeros cristianos. ¿De qué manera te relacionas tú, como adventista, con este entorno multifacético? ¿Te mantendrás silencioso o abandonarás tu amistad con Jesucristo y tu fidelidad a la Biblia? Permíteme animarte a hacer lo siguiente:

Conoce bien lo que crees. Profundiza tu propia fe, estudia la Biblia personalmente y con un grupo de amigos adventistas. Reflexiona sobre las doctrinas básicas del adventismo. Dedica tiempo cada día a leer un pasaje devocional y a conversar con Dios en oración. Con tu espíritu renovado y tu fe fortalecida enfrentarás con éxito los desafíos cotidianos.

Vive lo que crees. Sea que te des cuenta o no, tus amigos, profesores y muchos otros con quienes te relacionas observan tu conducta. ¿Qué convicciones revelan tus palabras, tus priori-dades y tu estilo de vida? ¿Hay coherencia entre el cristianismo que profesas y tus acciones? Si has tropezado, pídele a Dios que te perdone y que te ayude a representarlo dignamente donde-quiera estés.

Comparte lo que crees. En su gran plan, Dios te ha traído a la universidad no sólo para obte-ner un diploma y prepararte para una profesión, sino también para actuar como un embajador de Jesucristo. Quizá tú seas la única persona que puede compartir con un compañero de estu-dios o un profesor la verdad salvadora del Evangelio.

Recuerda las memorables palabras del apóstol Pablo: “Ustedes son una carta escrita por Cristo mismo; una carta que no ha sido escrita con tinta sino con el Espíritu del Dios vivien-te..., la cual todos conocen y pueden leer” (2 Corintios 3: 3, 2, DHH).

Durante los últimos 15 años he tenido el placer y el honor de ser la coordinadora editorial de Diálogo Universitario; pero ha llegado el momento de entregar esta responsabilidad a mi sucesora. Al despedirme con afecto cristiano, ruego al Señor que te bendiga en tus estudios, en tu profesión y en tu misión como embajador de Cristo. ¡Hasta que nos encontremos otra vez!

EDITORIALUna carta leída por todos

Esta revista internacional de fe, pensamiento y acción, se publica tres veces al año, en cuatro ediciones paralelas (español, francés, inglés y portugués), bajo los auspicios de la Comisión de Apoyo a Universitarios y Profesionales Adventistas (CAUPA) de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.

Volumen 18, Número 2. Copyright © 2006, de la Comisión de CAUPA. Todos los derechos son reservados.

Diálogo Universitario afirma las creencias fundamentales de la Iglesia Adventista y apoya su misión. No obstante, los puntos de vista expresa-dos en los artículos corresponden a los autores.

Junta EditorialRedactor en Jefe: Humberto M. RasiDirector: John M. FowlerDirector Asociado: Martin FeldbushRedactora: Susana SchulzSecretaria Editorial: Esther RodríguezEdiciones Internacionales: Susana SchulzRevisores de Manuscritos: Corinne Egasse (Francés) César Luis Pagani (Portugués) Susana Schulz (Español)

Correspondencia Editorial Diálogo12501 Old Columbia Pike; Silver Spring, MD 20904-6600; EE. UU.Teléfono: (301) 680-5060Fax: (301) 622-9627Email: [email protected]

Directivos de CAUPAPresidente: Ella S. SimmonsVicepresidentes: C. Garland Dulan, Martin Feldbush, Baraka G. Muganda Secretario: Humberto M. RasiVocales: Rex Edwards, John M. Fowler, Jonathan Gallagher, Clifford Goldstein, Linda Koh, Bettina Krause, Kathleen Kuntaraf, Kermit Netteburg, Vernon B. Parmenter, Gerhard Pfandl, Roy Ryan, Gary B. Swanson.

Información Sobre Distribución: Dirigirse al Representante Regional de CAUPA en la zona en que reside el lector. Su nombre y dirección apare-cen en la página 2.

Suscripciones: US$13,00 por año (tres núme-ros, vía aérea). Ver el cupón en la página 19.

Sitio en la Red: http://dialogue.adventist.org.

DiáLogo ha recibido correspondencia de lectores en 117 países del mundo.

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Gratitud y bienvenidaLa publicación de una revista internacional como Diálogo

Universitario involucra a un número considerable de especialistas, muchos de los cuales no son conocidos por nuestros lectores. Los autores, claro está, desempeñan un papel imprescindible. Sin embar-go, una de las responsabilidades principales de la revista corresponde a la persona que coordina y supervisa el complejo proceso editorial, de producción y distribución de cada número. En esta labor participan redactores, traductores, revisores, diseñadores, impresores, contadores, representantes regionales y muchos otros colaboradores anónimos.

Durante 15 años Julieta Rasi ha desempeñado esta importante labor, empleando su amplia experiencia editorial, su notable capacidad de organización y su dinámica personalidad. Después de haber coordina-do la publicación de los números 3:2 al 18:1 y de haber supervisado la distribución de más de un millón de ejemplares de Diálogo, Julieta ha decidido confiar esta responsabilidad a una nueva coordinadora edito-rial a fin de disfrutar de sus nietas y su jardín, además de la lectura y los viajes.

La Magister Susana Schulz ha asumido esta tarea esencial a partir de este número de Diálogo. Ella ha residido, estudiado y ocupado puestos de responsabilidad en varios países del mundo, incluyendo la Argentina, Francia, Brasil y los Estados Unidos. Estas vivencias le han permitido adquirir una perspectiva internacional, un conocimiento de las cuestiones que interesan a los universitarios adventistas, como así también el manejo del español, el francés, el inglés y el portugués, que son los cuatro idiomas en que se publica nuestra revista. Antes de unirse al equipo editorial de Diálogo, la Mg. Schulz se desempeñaba como docente y directora del Departamento de Estudiantes Internacionales de la Universidad Adventista del Plata en Argentina.

Le deseamos a Susana Schulz mucho éxito y satisfacción en su nueva e importante labor y a la vez le expresamos a Julieta Rasi nuestra profunda gratitud y nuestros mejores deseos al iniciar esta etapa de su vida. La Redacción

TRANSICIóN

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA Y LOS

ORÍGENES

BIOL o GEOL 475 4 unidades trimestrales

25 de setiembre – 15 de diciembre de 2006

Por el Dr. Leonard Brand, Profesor de biología y palentología

Este curso virtual, en inglés, es una introducción al proceso científico y su aplicación a la comprensión de los concep-tos de creación y evolución y la historia de la tierra en un marco bíblico. El objetivo de la clase es preparar a los estu-diantes para evaluar aspectos de este tema y animarlos en su fe en las Escrituras, sin dejar de comprender y apreciar las contribuciones positivas de la ciencia.

Los aranceles de estudio abarcan las 4 unidades y el libro de texto, Fe y razón en la historia de la Tierra, de Leonard Brand. Se ofrecen becas para cubrir gran parte de los aranceles de estudio en LLU. Si deseas más información acerca del curso y las becas disponibles, escribe a [email protected].

Julieta Rasi y Susana Schulz

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Los logros en materia de diseño son quizá la característica más sobresaliente de nuestra época. Moléculas y materia son combinadas para formar diseños sumamente originales y útiles. Se proyectan líneas de producción robo-tizadas para fabricar vehículos en serie, eficiente y rápidamente. Medicamentos y refinados métodos de diagnóstico han transformado la medicina. El logro más sorprendente en materia de diseño es el de los microchips de silicio, que han facilitado la comunicación global.

Es una ironía que mientras la tec-nología obra maravillas como fruto de este auge del diseño inteligente, muchas personas influenciadas por los biólogos evolucionistas están con-vencidas de que no hubo un diseño inteligente en el origen de las comple-jas estructuras del mundo biológico y natural. Aun cuando las células han sido reiteradamente descriptas como fábricas en miniatura, estas personas sostienen que su existencia no se debe a un proyecto inteligente. Es bien sabido que el ácido desoxirribonuclei-co (ADN) consiste en un código con una maquinaria molecular de réplica, pero ellos pretenden que no hizo falta ningún criptógrafo. El cerebro, habi-tualmente descrito como una computa-dora, supuestamente habría surgido sin que estuvieran involucrados ni progra-madores ni ingenieros.

Esta sucesión de rápidos cambios en el plano material nos han acostumbra-do a convivir con eventos inexplica-bles o aparentemente ilógicos. Lewis Carroll resumió correctamente la vida moderna de esta forma: “A veces ya antes de desayunar he creído seis cosas

El debate actual en torno al diseño inteligente (DI) es de naturaleza ideológica, ya que los evolucionistas procuran mantener la hege-monía de la cosmovisión ateísta.

John C. Walton

El diseño inteligente y sus críticoscontradictorias”.1 Sin embargo, era de esperar que la paradoja resultante de la divergencia filosófica entre la tecno-logía basada en el diseño y la biología evolucionista produjera un despertar del razonamiento de mentes analíticas.

Diseño inteligente: ¿el fantasma olvidado de la ópera cósmica?

Los desafíos a la evolución han surgi-do repetidas veces y finalmente fueron puestos sobre el tapete a comienzos de 1990 por Phillip Johnson, profe-sor de derecho en la Universidad de California en Berkeley. En su análisis incisivo sobre los orígenes de la vida presentó argumentos bastante convin-centes de que la teoría evolucionista darwiniana no tiene respaldo en evi-dencias paleontológicas ni en datos empíricos de la biología.2 El argumen-to central de Johnson es que el edificio darwiniano está fundamentado en los supuestos materialistas del naturalismo filosófico.3 Los científicos que estudian los orígenes insisten en que se puede aceptar únicamente el azar y las leyes de la naturaleza para explicar el surgi-miento de la vida. Cualquier interpre-tación que se aparte de este estrecho margen es automáticamente rechazada como no científica, o bien se la señala como supersticiosa.

El desafío se intensificó con la publicación del libro La caja negra de Darwin4 del bioquímico de la Universidad de Lehigh (Pensilvania, EE.UU.), Michael Behe. Sistemas bio-lógicos como la cadena de reacciones de la visión, los cilios celulares y los flagelos bacterianos requieren gran complejidad y coordinación molecular. Behe demostró que tales “máquinas moleculares” poseen una “compleji-dad irreducible”. Rastreó la literatura en busca de escenarios evolutivos que explicasen su origen, pero sólo encon-tró muy pocos ejemplos y, además, totalmente inadecuados. Entonces declaró que estos mecanismos bioló-gicos son evidencias poderosas de un diseño inteligente en la biología.

¿Es posible determinar si algo real-

mente fue diseñado o si meramente parece diseñado? El matemático y filósofo William Dembski señala que detectar si algo ha sido diseñado es una actividad científica bien establecida en áreas tales como la ciencia forense, la arqueología y la criptología. Los méto-dos empleados para discernir entre una actividad criminal y una accidental, o para diferenciar artefactos de objetos naturales y para decodificar mensajes deberían poderse aplicar también a las estructuras biológicas y a los aconteci-mientos naturales.

El criterio objetivo de Dembski para identificar el diseño genuino y diferen-ciarlo de los efectos de causas naturales se denomina “complejidad específica”.5 Cuando se aplica a ciertos fenómenos biológicos complejos, el criterio coinci-de muy bien con la conclusión de Behe de que sus orígenes implican un diseño inteligente.6

El movimiento de DI que tuvo ori-gen a partir de estas consideraciones está despertando interés alrededor del mundo. Las ideas acerca del DI están siendo diseminadas por el Centro de Ciencia y Cultura del Discovery Institute.7 La gran repercusión en los medios acerca de un juicio relacionado al DI en la corte de Pensilvania y el documental televisivo de la BBC acerca del DI en el Reino Unido han logrado que este tema llegue al público general.8

Críticas corrosivas al diseño inteligente

Como era de prever, los científicos de disciplinas evolucionistas se han opuesto rotundamente al DI y la vieja escuela materialista rechaza estas ideas usando todos los medios a su alcance. Dos ejemplos: desde la Universidad de Oxford el profesor de química Peter Atkins criticó duramente el libro de Behe en una publicación9 y lo mismo sucedió en un artículo aparecido en Guardian, escrito por los evolucionistas Richard Dawkins y Jerry Coyne.10 La crítica corrosiva no es usual entre los científicos serios, por lo tanto el hecho de que en este caso sí esté ocurriendo

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revela que hay una motivación ideo-lógica muy poderosa. Muchos evolu-cionistas son miembros militantes de organizaciones ateas y/o humanistas. Tal es el caso de Dawkins, quien expu-so claramente su compromiso emocio-nal con el ateísmo en una serie televisi-va acerca de la religión, a la que calificó “la raíz de toda la maldad”.

¿Es el Diseño Inteligente una conspiración religiosa?

Es cierto que ha habido ciertas críti-cas coherentes del DI. Algunas fueron presentadas por Dawkins y Coyne en su artículo del Guardian en el que dicen: “No hay nada de nuevo acerca del DI. Es simple creacionismo camu-flado bajo un nuevo nombre”. Otros sugieren que el DI es una forma de “conspiración religiosa”. Los propulso-res del DI, por su parte, sostienen que es una búsqueda científica que investi-ga el efecto de causas inteligentes. Para Dembski, el propósito del DI es “reha-bilitar el diseño como una forma de explicación científica”. Meyer escribió: “La pregunta que hay que plantearse respecto al origen de la vida no es qué escenario materialista parece más ade-cuado sino qué fue lo que produjo el surgimiento de la vida en la tierra”.11 El criterio de complejidad específica, uti-lizado para decidir si algo ha sido dise-ñado, no hace referencia a libros sagra-dos y es independiente de cualquier autoridad religiosa. Las connotaciones religiosas son inevitables para cualquier intento de indagar acerca de los oríge-nes. A cada acusación de “agenda reli-giosa” que se lanza contra la ciencia del DI es posible responder con una can-tidad similar de hipótesis que podrían atribuirse a una “agenda ateísta”. Las explicaciones evolucionistas acerca de los orígenes, perdidas en las bru-mas del precámbrico e imposibles de explicar, también reflejan los anhelos humanistas, sin proveer las evidencias necesarias. Quienes buscan la verdad deberían ignorar tales argumentos y evaluar cuidadosamente las evidencias que presentan ambos bandos.

Al comienzo de su artículo, Dawkins y Coyne dicen: “¿Por qué estamos seguros que el DI no es una teoría científica sólida, digna de una evalua-ción equilibrada? ¿No es meramente nuestra opinión personal? Por el con-trario, es una opinión compartida por la vasta mayoría de los biólogos pro-fesionales”. “Si el DI fuese realmente una teoría científica, las evidencias a su favor, acumuladas mediante inves-tigaciones, estarían siendo divulgadas por revistas científicas que provienen de revisiones críticas por los pares. Sin embargo, eso no está sucediendo y no es porque los editores se nieguen a publicar investigaciones de DI. Sin embargo, para los naturalistas materia-listas la “verdadera ciencia” sólo admite como causas válidas el azar y la nece-sidad. Dawkins y sus colegas evolucio-nistas automáticamente descartan el DI por razones ideológicas y consideran al análisis de la evidencia como una pérdida de tiempo. Muchos biólogos profesionales trabajan en institutos de “Biología evolucionista” o alguna variante de este nombre. Los fondos que financian las investigaciones, los salarios, las carreras, la reputación profesional de todos estos científicos dependen de su adhesión a la teoría de la evolución. En estas circunstancias, la objetividad en cuestiones relaciona-das a los orígenes no es una opción. La opinión de la mayoría científica es un parámetro muy inseguro para determi-nar la validez del DI.

No sorprende que el DI no reciba eco en las principales publicaciones científicas ya que, contrariamente a la afirmación de Dawkins y Coyne, los editores siempre se rehúsan a publicar artículos sobre el tema. Cuando el Dr. Richard Sternberg, editor de los Proceedings of the Biological Society of Washington, publicó un único artículo del científico Stephen Meyer, formado en la Universidad de Cambridge y que sostenía las ideas del DI, inmediata-mente se convirtió en blanco de una campaña para ridiculizarlo e intimidar-lo. “Decían que me dejé sobornar con

dinero, que era un sacerdote camu-flado, que era un infiltrado enviado por los creacionistas”, dice Sternberg. Incluso le aconsejaron no asistir a un encuentro de una sociedad biológica, porque los ánimos estaban tan acalo-rados que no se podría asegurar que habría orden si él estaba presente. La Oficina de Consejo Especial de los Estados Unidos examinó el intercam-bio de email que salía del Smithsonian Institute, donde Sternberg trabajaba, e informó que “la revancha se efectuó de diversas maneras.... Se difundieron calumnias [contra Sternberg] a través del Smithsonian y hacia otros indivi-duos. Posteriormente se descubrió que las acusaciones en su contra eran fal-sas”.12 Los editores y revisores son muy conscientes de la intimidación que van a tener que enfrentar, y por eso es com-prensible que se abstengan de publicar artículos que apoyen el DI.

Es irónico que Dawkins denigre al DI porque “sus seguidores evaden el proceso científico normal apelando directamente al público no científi-co” cuando éste es el método que él adopta. Su principal contribución a la ciencia es una serie de libros dirigida al público general acerca del evolucio-nismo. Dawkins es sucesor de varios evolucionistas, incluyendo a Charles Darwin, Thomas Huxley y Stephen Gould, que han apelado directamente al público no científico por medio de libros y artículos populares.

Temores de que el Diseño Inteligente destruya la ciencia

De acuerdo a Dawkins y Coyne, los proponentes del DI tienen exigencias irrazonables: “A un bando (los evolu-cionistas) se le exige presentar eviden-cias para cada etapa del proceso. Al otro bando nunca se le exige presentar evidencia, sino que se lo declara ven-cedor del debate tan pronto como el primer bando encuentra una dificultad, es decir, el tipo de dificultades que en el ámbito de las ciencias se encuentran diariamente y a las cuales se buscan soluciones”. Por más de un siglo los

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científicos han estado prometiendo que la evidencia de laboratorio pronto produciría respuestas convincentes para las encrucijadas básicas de la evolución tales como el mecanismo cuantitativo requerido para el cambio evolutivo; cómo se originó la vida; cómo surgie- ron el código genético y la nueva información genética; el origen de un solo estereoisómero en los péptidos; el origen de órganos biológicos complejos como los ojos, las cilias, los flagelos, etc.; cómo se desarrollaron nuevas especies biológicas a partir de formas ancestrales y por qué los restos fósiles no muestran las “innumerables formas de transición” que Darwin esperaba. Los científicos que apoyan el DI reco-nocen el gran avance que han hecho los biólogos en entender cómo han ocurrido cambios pequeños o cómo se producen nuevas variedades de anima-les o plantas, es decir, la microevolu-ción. Los evolucionistas aseguran que los grandes pasos hacia nuevas estruc-turas (macroevolución) consisten en la suma de pequeños pasos. Sin embargo, después de más de un siglo, la evi-dencia experimental aún no ha sido presentada; los registros fósiles sacan a luz grandes problemas y se ofrecen úni-camente explicaciones o “escenarios” fantasiosos. Los científicos partidarios del DI sostienen que llegó el momento de examinar otras explicaciones en las cuales el diseño sea evaluado a la par de las causas naturales. El ahínco con el cual los científicos trabajan para resolver problemas relacionados con los orígenes de la vida podría beneficiarse si se sumase el criterio de DI a su arse-nal de herramientas científicas.

Los críticos arguyen que la ciencia del DI se apoya en milagros y temen que esto pueda dañar el espíritu inda-gador de la ciencia. Las experiencias del pasado demuestran que no hay necesi-dad de preocuparse por esto. La mayor parte de la labor científica continuaría exactamente como en el presente. En la investigación del origen de organelas biológicas complejas (y sistemas com-plicados en otras partes del universo),

el filtro de complejidad específica sería usado conjuntamente con otras herra-mientas científicas para entender los organismos vivos, incluyendo los seres humanos. En vez de reprimir la bús-queda científica, la existencia de diseño en el universo abre nuevos horizontes para que los fenómenos sean compren-sibles. Si se llega a la conclusión de que un diseñador inteligente (o Dios mismo) planificó un organismo, esto permitirá comprender y utilizar venta-josamente ese concepto.

La existencia de diseño en la natu-raleza no implica que constantemente ocurran milagros que intervendrían de manera arbitraria, transgrediendo leyes naturales. Al diseñar una máquina compleja usando la inteligencia huma-na, no se contravienen las leyes natu-rales sino que se las utiliza. La creación de una computadora, por ejemplo, demanda que se ordene la materia de una forma determinada y se la dote de información para así crear un objeto muy complejo que tendría poca pro-babilidad de surgir por casualidad.13 La evidencia de diseño en la naturale-za puede comprenderse de la misma forma en que se entienden los instru-mentos diseñados por el hombre. Las convicciones religiosas no impidieron que científicos de primera línea como Isaac Newton, Louis Pasteur o James Clerk Maxwell hiciesen importantes descubrimientos; tampoco se interpo-nen a los descubrimientos de muchos científicos creyentes modernos. Más bien, estas creencias refuerzan la idea de que los fenómenos naturales son comprensibles e impulsan proyectos permitiendo su utilización.

¿El Diseño Inteligente es innecesario y ha sido refutado?

Los críticos sostienen que no hay necesidad de que la ciencia se dedi-que a estudiar el DI porque, como Dawkins declaró en un documental de la BBC,8 “la evolución explica el 99% de lo que sabemos acerca de la biología”. Si se consulta casi cualquier libro de ciencias, es evidente cuán

grande es esta exageración, particular-mente en las áreas biológicas donde se discuten fenómenos cuantitativos. Recientemente Peter Atkins publicó un libro de texto titulado Physical Chemistry for the Life Sciences.14 En esta área de la ciencia encontramos leyes y principios que sirven de fundamento para la biología. El hecho de que en el libro no se encuentre ni siquiera una referencia a la evolución evidencia que ésta es una postura ideológica y no una realidad científica.

Por su parte, Dawkins y Coyne nos aseguran: “El flagelo de las bacterias no es demasiado complejo como para haber evolucionado, así como cual-quier otra estructura que haya sido cuidadosamente estudiada. Los biólo-gos han localizado una serie de pasos intermedios plausibles, que utilizan ingredientes que se pueden encontrar en otros sistemas vivos”.10 Estas afir-maciones son simplemente ilusiones. Tal vez podría localizarse “una serie de pasos intermediarios plausibles” en un escenario imaginario. ¡La imaginación científica no conoce límites! Pero el cuadro que pinta la evolución en esta área de la ciencia carece de ideas con-cretas y evidencias sustanciales.

El anuncio de Kenneth Miller del “colapso del concepto de la comple-jidad irreducible”15 terminó siendo meras palabras. Su argumento es que, por ejemplo, aunque no se pueda llegar al flagelo por una vía darwiniana direc-ta, las proteínas que lo componen pue-den haber sido preservadas por selec-ción natural en sistemas menores que tienen otras funciones. Esta hipótesis implica que estas proteínas específicas (o algunas muy similares) se encon-trarían esparcidas en otros sistemas bioquímicos que estarían accesibles a la bacteria. Si este escenario fuese válido, las mismas proteínas se reconocerían fácilmente en sus localizaciones alter-nativas y la literatura científica estaría llena de vías evolucionistas plausibles para el flagelo y otras maquinarias bio-

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El enamoramiento capri-choso quiere apresurar la relación, mientras que el amor puede sobrevivir la prueba del tiempo y prepa-rarte para un matrimonio armonioso.

Nancy Van Pelt

¿Amor verdadero o enamoramiento caprichoso? Cómo detectar la diferencia

“¿Cómo puedo saber si estoy real-mente enamorado?” le preguntó un lector al columnista de un periódico. La respuesta fue: “Si tienes que pregun-tarlo es porque no lo estás”. La insufi-ciencia de esa respuesta es tremenda; hay muchos que todavía siguen pensan-do que cuando el amor golpea se darán cuenta instantáneamente. En verdad eso no es tan fácil.

Los estudios sobre el tema muestran que la mayoría de la gente considera sus relaciones pasadas como meros enamoramientos y las actuales como si se tratara de amor verdadero. Una encuesta reveló que en promedio la gente siente enamoramientos pasajeros seis o siete veces y sólo una o dos veces amor real. Posiblemente ya lo hayas experimentado en los romances que has vivido. Pero la gran pregunta es: ¿Cómo puedes saber si es amor verda-dero o sólo un enamoramiento pasajero o pasión?

El amor y el enamoramiento caprichoso tienen síntomas similares

El amor y este tipo de enamora-miento tienen algo en común: fuertes sentimientos de afecto por alguien, lo que complica el intento de establecer las diferencias, ya que muchos de los síntomas se parecen entre sí. El ena-moramiento más apasionado y ciego puede tener algunas de las característi-cas del verdadero amor y viceversa. Las diferencias entre el amor y el enamo-ramiento caprichoso son más bien de grado. En consecuencia, se deben exa-

minar todas las evidencias con mucho cuidado.

El amor y el enamoramiento com-parten tres síntomas: pasión, deseo de cercanía, y emociones fuertes.

Pasión. La pasión puede surgir sin verdadero amor. En el caso del hombre, particularmente, le es posible sentir pasión o fuertes sentimientos sexuales por una mujer que nunca conoció. Los besos y las caricias audaces aumentan la urgencia de las sensaciones eróticas hasta que el sexo comanda la relación. La pasión por sí sola no es un indica-dor de verdadero amor. La atracción sexual puede ser tan urgente en estos casos como en el amor verdadero, y en ocasiones puede llegar a ser dominante. El amor debe estar basado en algo más que una atracción sexual o pasional.

Además, nadie puede mantener tal pasión impetuosa durante un tiempo prolongado, aunque asegure lo contra-rio. Si todo lo que una pareja comparte es pasión, probablemente esa relación concluirá en unos pocos meses. Si una pareja decide casarse sobre la base de esa vorágine de motivación sexual, pronto aprenderá que cuando la pasión muere ya no queda nada que los man-tenga juntos.

Deseo de cercanía. El deseo continuo de estar cerca del otro puede ser tan abrumador en la pasión como en el amor verdadero. Las ganas de estar jun-tos todo el tiempo provocan ansiedad ante la separación y puede producir una sensación de vacío y soledad ante la ausencia del ser amado, pero esto no es necesariamente un indicador de amor verdadero. El deseo de estar cerca puede tener la misma intensidad en la pasión y en el amor verdadero.

Emociones fuertes. Los estudios han confirmado que al comienzo de un simple enamoramiento se experimentan síntomas físicos distintivos. Así por ejemplo, sentirse sobre nubes cuando todo va bien o sentirse enfermo cuan-do las cosas andan mal; una corriente helada que corre por la espalda, falta

de concentración, malestar estomacal o inapetencia. Pero tales emociones se manifiestan tanto en el enamoramiento caprichoso como en el amor real, si bien son más indicativas del primero El verdadero amor incluye algo más que una mezcla de sentimientos frí-volos y se extiende más allá del agota-miento de las emociones fuertes.

Si sientes soledad, aburrimiento, o estás en el proceso de olvidar un romance roto, tendrás mayor disposi-ción a interpretar como amor real otro romance que surja, aun cuando sólo se trate de un poco más que enamora-miento. Si te sientes inseguro/a o tienes una baja autoestima, debes ejercer mucha cautela. Las personas maduras y las de autoestima normal también pue-den ser atrapadas por la pasión, aunque son más capaces de reconocerla.

No creas que la pasión es algo totalmente negativo. Puede ser una experiencia placentera siempre que la reconozcas por lo que es, un breve interludio de fantasía romántica. Dándole suficiente tiempo pasará o desembocará en una relación real que implica mucho más que un aluvión de emociones. Recuerda asimismo que algunas relaciones que comienzan en pasión se transforman en amor verda-dero cuando son probadas a lo largo del tiempo.

El verdadero amor difiere del ena-moramiento caprichoso porque otorga tiempo y espacio para reconocer tanto las buenas cualidades como las imper-fecciones de una persona. El establecer un compromiso, y tener relaciones sexuales, irse a vivir, o casarse con alguien sobre la base de esos sentimien-tos prematuros es una necedad y sin duda producirá resultados negativos.

Identifica lo que es realEn 1820, durante la fiebre del oro,

los buscadores lo confundían a veces con la pirita. La pirita, o el oro del tonto, como se da en llamar a este mineral, es detectada en una cacerola

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sobre el fuego. Mientras se chamusca y humea produce un olor muy desagra-dable. Por el contrario, el calor no daña el oro verdadero ni tampoco produce mal olor. Desafortunadamente, no podrás poner tu relación amorosa en una cacerola sobre el fuego para saber si produce mal olor, pero puedes analizar-la a través de estos nueve factores:

1. El amor se desarrolla con lentitud; el enamoramiento caprichoso, con rapi-dez. La mayoría de la gente piensa que enamorarse es una emoción repentina e intensa. Carlos dijo: “Me emocioné el minuto en que la vi. Era como siempre me la imaginé. Siento como si la hubie-se conocido toda la vida”.

La evaluación de Carlos no es válida hasta después de un año de noviazgo. ¿Por qué? Porque el amor crece y ese crecimiento requiere tiempo. Es impo-sible conocer a la persona real en sólo unos pocos encuentros. Al comienzo de una relación, todos mostramos la mejor conducta. Ocultamos o reprimimos los rasgos desagradables. Lleva meses obser-var a una persona en diversas situacio-nes como para conocerla bien. Muchos saben ocultar los rasgos negativos de su personalidad incluso hasta después de casarse.

No te apresures a sacar conclusio-nes. Deja que tu relación crezca. Inicia la amistad y no trates de apresurarte durante la etapa del conocimiento. Los comienzos apacibles son parte de los noviazgos agradables. Tales amistades pueden llevar al verdadero amor, que se asemeja a la pasión en intensidad pero está arraigado en la realidad.

2. El amor se basa en la compatibili-dad; el enamoramiento caprichoso, en la química y la apariencia. Esteban siente “buena onda” cuando conoce a una chica linda. Cree que eso es “química” instantánea. “Lo sientes o no lo sientes. Yo lo sentí en el minuto en que la vi”. ¿De dónde sacó Esteban eso de que química y amor son la misma cosa? ¡Del cine, quizás!

Confiar en la “química” para que te lleve al amor es torpe y peligroso. La química está basada mayormente en

la atracción física o sexual. Tiene que existir esa chispa que te hace sentir más vital que nunca, pero basar un matri-monio sólo en eso es absurdo.

Es posible sentir una fuerte atracción por alguien que acabas de conocer y que te agrade en todo, pero hay un largo camino por recorrer antes de amar a esa persona. El verdadero amor incluye química, pero se nutre de otros factores tales como el carácter, la per-sonalidad, las emociones, las ideas y las actitudes. El que está enamorado se interesa en la manera en que la otra persona piensa y responde en diver-sas situaciones, o en los valores que ambos comparten. Deberás observar sus actitudes hacia temas tales como la religión, la familia, el sexo, el dinero y las amistades así como los intereses mutuos, su pasado y sus modales. Cuanto más tengan en común, mejores serán las posibilidades del amor real.

3. El amor se centra en una persona; el enamoramiento caprichoso puede incluir varias. Un apasionado puede pensar en “amar” a dos o más personas a la vez. Esas personas con frecuencia difie-ren marcadamente en personalidad. Ana reconoce estar enamorada de dos muchachos y no poder decidirse por uno de los dos. Esteban es maduro, estable y responsable; mientras que Sergio es irresponsable, amante de las diversiones y gastador. En verdad Ana no está enamorada de ninguno. Algo la impulsa hacia el gastador divertido, mientras que sus instintos maduros le dicen que las cualidades de Esteban son más importantes. Al fin combina las cualidades de ambos y piensa que está enamorada de los dos. El verdade-ro amor se concentra en una persona cuyo carácter y personalidad exhiben cualidades esenciales, pero nunca com-bina varios individuos para formar uno ideal.

4. El amor produce seguridad; el ena-moramiento caprichoso, inseguridad. El amor se basa en el principio de la con-fianza mutua mientras que el enamo-ramiento provoca inseguridad y puede intentar controlar al otro mediante los

celos. Esto no significa que cuando uno está realmente enamorado nunca sen-tirá celos, pero serán menos frecuentes y severos. El verdadero amor confía. Hay quienes se sienten halagados pen-sando que los celos son evidencia de un amor verdadero, pero estos trasuntan emociones de inseguridad enfermiza, baja autoestima y ansias de posesión. El amor real no actúa de esa manera.

5. El amor reconoce la realidad; el enamoramiento caprichoso la ignora. El verdadero amor ve los problemas en perspectiva, sin minimizar su seriedad, mientras que el enamoramiento pasa por alto las diferencias sociales, étnicas, educativas o religiosas. Algunas veces hasta se enreda con alguien ya casado y asume que tales aspectos no son impor-tantes. Por el contrario, una pareja rela-cionada por amor verdadero enfrenta sus problemas con franqueza y cuando un problema amenaza su relación lo discuten abiertamente y lo resuelven con inteligencia. Negocian las solucio-nes por anticipado.

6. El amor motiva una conducta positiva; el enamoramiento caprichoso tiene un efecto destructivo. El amor es constructivo y estimula lo mejor de ti, te provee de nueva energía, ambición e interés en la vida. Estimula la creativi-dad y motiva al desarrollo personal, la superación y todo lo que sea positivo. Esto naturalmente engendra sentimien-tos de autoestima, confianza y segu-ridad en uno mismo y nos motiva a triunfar. Estudias con interés, planificas con más eficacia y ahorras con más dili-gencia. A tu vida se le agrega propósito y sentido. Aunque sueñes despierto, te mantienes dentro de los límites de la realidad y funcionas a tu mayor nivel.

El enamoramiento caprichoso tiene un efecto destructivo y desorganizador. Te hace menos competente, menos eficiente y entorpece el desarrollo de tu verdadero potencial. Te arrastra a sueños imaginarios que te harán olvidar las realidades de la vida, el trabajo, el estudio, las finanzas y otras responsabi-lidades.

7. El amor reconoce defectos; el enamo-

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ramiento caprichoso prefiere no verlos. El amor reconoce las buenas cualidades del otro y hasta cierto punto las ideali-za, pero no considera que la otra per-sona sea perfecta. Admite los errores, aunque prevalece el respeto y la admi-ración por las buenas cualidades de la otra persona. La pasión te enceguece para no ver lo que está errado e ideali-za a tal punto, que rehúsa admitir las faltas y defiende al amado contra todas las críticas. Admira en exceso una o dos cualidades, al punto que minimiza los defectos. El amor real habilita para amar a pesar de los defectos y no cierra los ojos ante la realidad.

8. El amor controla el contacto físico; el enamoramiento caprichoso lo explota. El verdadero amor ayuda a la pareja a controlarse en la intimidad román-tica, ya que ambos se respetan tanto que voluntariamente ponen límite a esos impulsos. La pasión, en cambio, demanda intimidad con mucha más anticipación. En contraste con la

pareja apasionada, una pareja que expe-rimenta amor real ve en la intimidad sólo una parte de la relación. Esto se debe a que los apasionados dependen en gran medida de la atracción física, y la excitación lleva al besuqueo y las caricias avanzadas. Los que lo experi-mentan por primera vez sienten que es algo especial y asumen que están amando. Ignoran que sus valores, obje-tivos y creencias podrían no coincidir. Si se casan solamente sobre la base de la atracción física, descubrirán luego que el interés sexual declina y los desacuer-dos aumentan.

Aunque el verdadero amor incluye la atracción física, éste brota asimismo de otros factores y el contacto físico tiene un significado más profundo que el puro placer. Para el apasionado, frecuentemente se vuelve un fin en sí mismo. El placer domina a la experien-cia.

9. El amor recibe la aprobación de la familia y los amigos; el enamoramiento caprichoso recibe reprobación. Si los parientes o los amigos no aprueban la relación, ¡cuidado! Si están convencidos de que es una mala elección, probable-mente tengan razón. Los matrimonios que no cuentan con la bendición de los padres tienen una alta probabilidad de fracasar. Un investigador comparó las quejas de los casados felices con las de los divorciados, y descubrió que estos últimos eran casi cuatro veces más pro-clives a quejarse de que sus cónyuges no tenían nada en común con sus ami-gos. También se halló que las parejas casadas y felices tendían mucho menos a estar en dificultades con sus suegros. Si los padres y los amigos tienen obje-ciones, ¡cuidado! Si dan su aprobación, anímate.

Tiempo al tiempoSi has analizado tu relación, pero

todavía no puedes decidir si es verda-dero amor, date tiempo. El enamora-miento caprichoso quiere acelerar la relación. Las emociones no dan lugar al sentido común y tratan de empujarte a asumir compromisos que más tarde

lamentarás. El amor real puede sobre-vivir el examen del tiempo, unos dos años de noviazgo, para asegurarte de que estás bien preparado/a para el casa-miento. El tiempo brinda experiencia y objetividad.

Cada año miles de parejas se presen-tan ante al altar con los ojos radiantes y se prometen amor y fidelidad eternas, sin imaginarse que están cometiendo el error más grande de su vida. ¿Qué pasó con sus diálogos apasionados, promesas tiernas, miradas prolongadas, besos enardecidos y susurros amorosos?

Muchos fracasan al no comprender que uno no se enamora por accidente. Eres tú quien decides amar, esto es, pensar, dedicar tiempo y experimen-tar sentimientos firmes por alguien. Enamorarse es la parte fácil y divertida del amor. La parte que sigue es más difícil, ya que implica asumir el serio compromiso de amar incondicional-mente a una persona imperfecta. El amor genuino dice “Te amaré aun cuando no satisfagas todas mis nece-sidades, me rechaces o me ignores, te conduzcas insensatamente, tomes decisiones que yo no tomaría, o estés en desacuerdo conmigo y me trates injustamente. Te amaré tal como eres y para siempre”.

Este tipo de amor responde al don creativo de Dios hacia nosotros y puede ser plenamente disfrutado sólo dentro de la protección y seguridad del matri-monio. Somos capaces de amar sola-mente porque Dios nos amó primero. Amístate con él; entonces serás menos proclive a sufrir decepciones amorosas y tendrás la oportunidad de encontrar-te con un amor mutuamente satisfacto-rio mientras vivas en la tierra.

Nancy L. Van Pelt, es especialista en temas de familia y autora de muchos libros, incluyendo Smart Love: A Field guide for Single Adults, de donde fue adaptado este artículo. Si deseas con-tactarte con ella, visita el sitio www.heartnhome.com.

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El arco iris está en tu cerebroLeonard Brand y Ernest Schwab

Colores, sonidos y aromas son percibidos e interpreta-dos por un sistema nervioso diseñado con suma preci-

Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie presente para escucharlo, ¿será que la caída produce un sonido? Esta pregunta parece ingenua, pero la respuesta puede proveernos detalles fascinantes acerca de la naturaleza del sonido, el color, el sabor, la belleza, el amor y también del genio inventivo del Creador.

Cuando un árbol cae, sus ramas agitan el aire, golpean a otros árboles y finalmente se precipita a tierra con fuerza. Todos estos golpes de un objeto contra otro o contra el aire generan perturbaciones que se mueven como ondas. Estas vibraciones de molécu-las en movimiento, u ondas sonoras en el caso del aire, están controladas con gran precisión por leyes físicas. El tamaño y naturaleza de los objetos que colisionan y la fuerza con que lo hacen controlan la forma y complejidad de las ondas sonoras que se propagan a velo-cidad constante, determinada con pre-cisión por las leyes físicas. Esto puede dar la impresión que el sonido está íntegramente controlado por las leyes de la física. Sin embargo, ésta es una conclusión prematura, porque hasta aquí nos hemos limitado a describir las vibraciones de moléculas de aire. ¿Pero cómo se convierten estas vibraciones en sonido?

El oídoAl caer el árbol, un leñador está

trabajando cerca. Las ondas sonoras, o moléculas de aire en vibración, hacen que el martillo de su oído vibre y esta vibración es transmitida al oído interno donde una serie de receptores responden a dichas vibraciones. Los receptores en uno de los extremos res-ponden a vibraciones de longitud de onda larga, las cuales percibimos como sonidos graves. En el extremo opuesto hay receptores que son activados por ondas de longitud corta y por lo tanto

los percibimos como sonidos agudos. Entre ambos extremos hay un sinfín de receptores, cada uno especializado para responder a una determinada longitud de onda intermedia. A su vez, cada receptor está conectado con el cerebro por un nervio que transmite las señales. El cerebro interpreta estas señales, per-mitiéndonos percibir el sonido.

¿Qué tipo de señal es transmitida por el nervio que conecta el receptor del oído interno con el cerebro? ¿Se trans-mite sonido por el nervio? No, cada nervio transmite únicamente un impul-so o señal eléctrica. Fisiológicamente, las señales eléctricas de un receptor de onda larga o corta son idénticas. Cada receptor del oído interno tiene su pro-pia conexión nerviosa con el cerebro. La única manera en que el cerebro puede diferenciar si un impulso se debe a una onda corta o larga es en base al análisis del nervio a través del cual llegó. Hasta ahora no existe sonido, sólo vibración de moléculas de aire y transmisión de impulsos eléctricos a través de los nervios.

Siendo que la conexión entre el oído y el cerebro consiste únicamen-te de impulsos eléctricos, el origen del sonido de un árbol al caer debe provenir de algún lugar dentro del cerebro. Ningún sonido viajó a través de los nervios, fueron sólo impulsos eléctricos. De alguna forma, el cerebro recibe los impulsos eléctricos aferentes de un sinfín de nervios y los traduce generando la percepción consciente que denominamos “sonido”. Lo que perci-bimos como sonido es meramente una sensación generada por el cerebro. Las leyes físicas y químicas de la naturaleza gobiernan la vibración de las moléculas de aire y las interacciones entre molé-culas, haciendo posible la existencia de vida, pero la vida es mucho más que esas leyes. La vida de un organismo altamente complejo no es el resultado de estas leyes, así como la forma de un auto no está controlada por las leyes de la naturaleza, sino que tuvo que ser inventada. Únicamente el cerebro puede producir la sensación de sonido.

Para ilustrar la imposibilidad de que las leyes físicas sean las únicas respon-sables de producir el sonido, com-paremos las conexiones nerviosas del

oído con un teclado de computadora. Cuando presionamos una tecla, sea la letra M o G, una señal eléctrica es enviada al procesador de la computado-ra, donde es manipulada para producir la letra correcta en el monitor. Sin embargo, las letras M o G que aparecen en el monitor son creadas dentro de la computadora y están controladas por la conexión entre el teclado y el monitor. La actividad eléctrica de la computado-ra o el cerebro cesaría, si no fuese por las leyes físicas, pero la forma de las letras y la tecla que se asocia a cada una no están controladas por ninguna ley natural, sino que fueron diseñadas por un ingeniero. Esto significa que cual-quier experto en computación puede fácilmente cambiar las conexiones para que al presionar la tecla M aparezca una G en el monitor.

De la misma manera, las leyes físicas no determinan qué sonido proviene de qué nervio, sino que eso está arbitraria-mente determinado por las conexiones desde el oído. Si pudiésemos acceder al cerebro y desconectar el nervio del oído al cerebro, darlo vuelta y conectarlo al revés, las vibraciones de onda larga se escucharían como sonidos agudos por-que se estimularía el sector del cerebro que genera la sensación de sonidos agu-dos como resultado de haber hecho un cambio en las conexiones. Un flautín sonaría como una tuba y los sonidos de la tuba serían percibidos como los de un flautín.

La vistaAhora nos centraremos en los ojos.

Los rayos del sol se reflejan en todos los objetos a nuestro alrededor. Algunos de esos rayos llegan a los receptores de luz en el fondo del ojo, en la retina. Las hojas en un árbol absorben gran parte de la luz que les llega, pero la luz verde es reflejada. Esos rayos llegan a la retina y vemos las hojas de color verde. Un vestido rojo refleja los rayos rojos y nuestros ojos son deslumbrados por la belleza del color rojo brillante así como también por la belleza de quien lo está usando.

Al ser estimulado por un rayo de luz, el receptor de la retina envía un mensaje al cerebro. ¿Qué tipo de men-saje es? Es un impulso eléctrico, del

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mismo tipo que los impulsos enviados por el oído en respuesta a las vibracio-nes. Si los mismos impulsos eléctricos son los portadores de informaciones ya sea de las ondas sonoras o de los rayos luminosos, ¿cómo puede ser que nuestro cerebro no se confunda? Por la misma razón que la computadora puede diferenciar una señal proveniente de la tecla M y otra de la tecla G, las conexiones de estas dos teclas llegan a diferentes lugares de la computadora. De la misma manera, los nervios del ojo llegan a un lugar específico del cerebro y existe un nervio determinado para cada señal visual. Toda la infor-mación de estos nervios llega al cerebro como impulsos eléctricos y el cerebro interpreta esta información como una imagen visual.

Debido a que tanto los rayos de luz de larga dimensión de onda como los cortos se comunican con el cerebro por medio del mismo tipo de señal eléctri-ca, el modo de interpretación de dichas señales es el resultado de instrucciones en el cerebro (al igual que en los pro-gramas de computación) planificadas para interpretar los mensajes eléctricos de cada parte del nervio óptico, produ-ciendo así la imagen visual correcta. En otras palabras, nuestra percepción de los colores rojo o verde resulta del siste-ma de procesamiento de información. Ninguna ley física define las caracte-rísticas de ese sistema, sino que tuvo que ser inventado por un diseñador inteligente.

Se podría objetar que la relación entre la longitud de onda de la luz y los colores es perfectamente entendida por los físicos y por ende se puede prever qué color se verá con cada longitud de onda. Sí, es verdad, pero sólo par-cialmente. El espectro de luz visible es el resultado de leyes físicas precisas y la forma en la que esas longitudes de onda son selectivamente reflejadas por diferentes sustancias es un hecho consistente en la naturaleza. También es cierto que podemos predecir qué longitud de onda será vista como verde, aunque sólo de manera general. Las excepciones son la clave para solucionar este rompecabezas. El hecho de que la mayoría de nosotros ve color verde en respuesta a cierta longitud de onda

confirma que el cerebro está programa-do de forma confiable y podemos tener la seguridad de ver el verde siempre de la misma manera. Pero no sucede así con todos los seres humanos. Algunos son daltónicos y no pueden diferen-ciar entre el rojo y el verde. ¿Será que cuando los ojos de estas personas son estimulados por la luz cambian las leyes físicas? Por supuesto que no; la longitud de onda reflejada por las hojas de un árbol sigue siendo la misma. La diferencia está en el sistema óptico y la interpretación que ocurre en el cerebro, que se debe a un error en las instruc-ciones para interpretar las longitudes de onda verdes y rojas.

Afortunadamente, el daltonismo no es un problema común y en la mayoría de los casos se limita al verde y el rojo. Esto indica que el centro de interpretación del color en el cerebro es por lo general muy confiable, pero aparentemente está subordinado a la organización del cerebro. Vale decir, los colores que percibimos no están con-trolados por las leyes de la naturaleza sino por la forma en que el Creador diseñó nuestro cerebro. El color, así como lo vemos, sólo existe en especies animales cuyos cerebros generan esa percepción. En otras palabras, el arco iris está en nuestro cerebro. Si inventá-semos un instrumento detector de luz, sólo podría medir la longitud de onda pero no podría saber qué colores van a ser vistos por los humanos una vez que sus cerebros interpreten esas longitudes de ondas.

Recuerda ahora el experimento que describimos anteriormente, en el cual desconectábamos la conexión del ner-vio del oído y lo invertíamos. Esta vez imagínate que desenchufásemos dos cables, uno del oído y otro del ojo y los intercambiásemos. Ahora el procesador de sonido del cerebro recibiría señales eléctricas desde el ojo y el procesa-dor de la información visual recibiría impulsos eléctricos del oído. ¿Qué escu-charíamos y veríamos? ¡“Escucharíamos luz” y “veríamos sonido”! No cabe duda de que nos confundiría bastante porque el procesador visual no está programa-do para interpretar información sonora. Sin embargo, veríamos algún tipo de imagen generada por las señales audi-

tivas. ¡También escucharíamos sonidos bastante extraños!

El sentimiento de amorRememora algún momento en que

estabas tomando la mano de alguien a quien amas, disfrutando los sonidos y colores de un hermoso paisaje de montaña. Los sentimientos de amor hicieron que los colores y sonidos apareciesen más vívidos. ¿Qué leyes naturales controlan en el cerebro esos sentimientos, y las experiencias, recuer-dos y pensamientos que fueron la base para ese sentimiento de amor? El toque delicado de la mano de tu amado/a únicamente estimuló los receptores táctiles y envió una señal eléctrica hacia lugares específicos del cerebro. Esto no parece muy romántico, ¿verdad?

Si nos detenemos aquí, entendemos la física y la química, pero no el amor y el romance. Esa experiencia del amor no se puede describir con leyes físicas o químicas. Es verdad que las leyes de la naturaleza mantienen unidas las molé-culas que componen nuestro cuerpo, posibilitando la vida. Pero únicamente tu cerebro fue capaz de discernir el sig-nificado especial de ese toque y generar un sentimiento único, diferente del que hubieses experimentado en respuesta a otra caricia suave. La amistad, el com-pañerismo y el amor constituyen una hermosa red de relaciones que, a su vez, dependen del sistema de análisis inven-tado por el Creador, quien lo ubicó en nuestro cerebro al igual que los centros de control del sonido y la visión.

Creemos que el amor existe porque el Creador nos ama y quería que dis-frutásemos de relaciones que fuesen más allá que la mera física y química; relaciones que nos proporcionen el tipo de alegría y romanticismo que sólo un Dios personal puede entender y com-partir con nosotros, para alegrar nues-tra vida. El amor es una invención de Dios, quien lo programó en el cerebro. El amor, al igual que el arco iris, está en nuestra mente.

Lo ingenioso de nuestro mundo sensitivo

El sistema sensitivo, compuesto por la percepción de sonidos, colores, sabor, tacto y aromas (el aroma también se

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nos con vínculos de amor y confianza mutua, porque tenemos la posibilidad de elegir libremente.

Leonard Brand (Ph.D., Cornell University) dirige el Departamento de Ciencias Naturales en la Universidad de Loma Linda, California. Su email: [email protected]. Ernest Schwab (Ph.D., Loma Linda University) enseña anatomía y fisiología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la misma uni-versidad. Su email: [email protected]. Este artículo fue condensado de un ensayo más extenso publicado por los autores en origins �8 (�00�), pp. ��-�6.

* Ver L.R.Brand, Faith, Reason, and Earth History (Berrien Springs, Michigan: Editorial de la Universidad Adventista de Andrews, 1997) y Beginnings: Are Science and Scripture Partners in the Search for Origins? (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2006). Ver también L. Spetner, Not by Chance! Shattering the Modern Theory of Evolution (Brooklyn, Nueva York: The Judaica Press, 1998).

creemos que es una decisión filosófica muy válida.

La ciencia puede ayudarnos a com-prender el funcionamiento del cerebro y de otros sistemas naturales y cómo cambian los organismos. Hay suficien-tes evidencias de la microevolución y la aparición de nuevas especies, pero hay también una enorme falta de evidencias convincentes de que un mecanismo genético haya podido producir un nuevo órgano o haya sido posible el cambio de un tipo básico de animal en otro.* No podemos probar que un cerebro no podría haber evolucionado sin un diseñador inteligente, pero los científicos que se basan en premisas naturalistas tienen la responsabilidad de convencernos de que eso podría suceder. La ciencia de más alto nivel no posee evidencias persuasivas de que algo tan maravilloso como el cerebro humano podría aparecer sin la inter-vención de un diseñador que inventó y entiende un órgano tan sofisticado, capaz de generar sinfonías e imágenes, como también sentimientos románticos que hacen que la vida sea más placen-tera.

En la cosmovisión del mundo científico moderno, las leyes físicas y químicas son la realidad última. Pero nosotros creemos que Dios es un ser personal y que en su universo las relaciones personales son de máxima importancia. Dios es el inventor y señor de las leyes de la naturaleza, por lo tanto las usa en forma consistente para mantener al universo en funcio-namiento. Sin embargo, para Dios las relaciones personales y la capacidad de deleitarnos con amigos frente a las maravillas estéticas del universo que el creó son de mucha mayor importancia que las leyes naturales. Estas leyes están a su servicio para tener en el universo las condiciones que hagan posible su meta más preciada: la existencia de seres vivos y pensantes que se relacio-nan entre sí y con el Creador, y que responden a su amor.

Nunca podremos comprender a Dios hasta que entendamos y aceptemos que para él las leyes naturales son los medios para establecer en el universo su mayor prioridad, un contexto en que los seres humanos podamos relacionar-

percibe siguiendo el mismo proceso) y la magia del amor es resultado del procesamiento de la información en el cerebro y no de leyes del sonido o longitudes de ondas. La siguiente vez que asistas a un concierto o estés senta-do al borde de un bosque al atardecer, escuchando los cantos de los pájaros y observando los colores cambiantes de la puesta del sol, piensa acerca del origen de todos estos estímulos sensitivos. El sonido producido por los diversos ins-trumentos de la orquesta y los diferen-tes cantos de los pájaros hace vibrar el aire de una manera única, a la par que el atardecer está reflejando los rayos de luz de diferente longitud de onda. Esto lo estudia la física, pero la ciencia no produce una sinfonía ni crea una puesta de sol hermosa. El sonido cau-tivante de la sinfonía y los impactantes colores del atardecer son producidos únicamente por el cerebro. Son regalos que el Creador nos dio a través de un conjunto de instrucciones y conexio-nes que programó en el cerebro y que permiten a su vez traducir las frías y precisas vibraciones del aire en algo que percibimos como exquisitamente precioso; una experiencia que queremos compartir con alguien que amamos.

Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie presente para escucharlo, ¿se pro-duce un sonido? No, el árbol hace que el aire vibre, pero el sonido ¿se produce únicamente dentro de nuestro cerebro.

Conclusión¿A qué se debe que los seres vivos

gocemos de visión, oído, olfato y el equipamiento necesario para generar un sentimiento romántico dentro de la mente? Por más de cien años la ciencia ha estado explicando este hecho como el resultado de mutaciones y selección natural, de procesos naturales pura-mente impersonales. En este artículo nosotros sugerimos una interpretación diferente que nos da una nueva pers-pectiva de la naturaleza del sonido, el color, el sabor, la belleza, el amor y el genio inventivo del Creador que los ideó. ¿Como podemos estar tan seguros de que vemos la mano del Creador en todo esto? A decir verdad no lo podemos probar, de la misma forma que nadie lo puede refutar. Nosotros

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Los críticos posmodernos de la Biblia y la arqueología reciente

Los investigadores que enfrentan los desafíos del posmodernismo están recu-rriendo cada vez más a la arqueología como la fuente primaria de información

Michael Hasel

Desde los comienzos de la inves-tigación arqueológica en el antiguo Cercano Oriente en 1799,1 ninguna otra disciplina ha brindado más datos respecto de las personas, los lugares y los sucesos de la Biblia. El campo de trabajo de la arqueología abarca todo el planeta y busca entender las culturas y los estilos de vida de la antigüedad por medio de un estudio de los restos materiales del pasado. Sus resultados influyen tanto nuestro conocimiento de los orígenes como nuestra compren-sión del presente. Este puente entre lo que fuimos y lo que hemos llegado a ser continúa fascinando a muchos con preguntas penetrantes: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? Hoy, al ir desapareciendo el pensa-miento modernista, el posmodernismo ha llegado a ser la base principal en la formación de una nueva cosmovi-sión.2 Si bien por sus mismas premisas filosóficas esta corriente rechaza las definiciones, Os Guiness lo resume así: “Mientras el modernismo era un manifiesto de la confianza propia y la arrogancia humana, el posmodernismo es una confesión de modestia o incluso de desesperanza. No existe la verdad, sino sólo verdades. No existe una razón abarcante, sino razones. No existe una civilización privilegiada (o cultura, creencia, norma y estilo); sólo una multiplicidad de culturas, creencias, normas y estilos. No existe la justicia universal; sólo intereses que compiten entre sí”.3

“Esta desilusión con el modernismo

proveniente de la Ilustración”, escri-be desde Oxford el teólogo Alister McGrath, ha llevado a la filosofía a un lugar donde “la única verdad es que la verdad no existe”.4 Esta premisa básica ha generado una reinterpretación radi-cal de la Biblia y una actitud aun más crítica ante la historia bíblica.

Niels-Peter Lemche, de la Univer-sidad de Copenhague, afirma que los genuinos “datos históricos de la his-toria temprana de Israel no se hallan en la narrativa histórica del Antiguo Testamento”, por lo que “no es posible confiar en la historia bíblica del Israel primitivo”.5 En otra colección de ensa-yos de reciente publicación, titulada Can A “History of Israel” Be Written?, Hans M. Barstad declara: “Si la verdad histórica (verificable) es nuestra única preocupación, la historia de Israel no sólo sería muy breve (abarcaría unas diez páginas), sino que también sería sumamente aburrida”.6

Uno podría descartar estos argu-mentos académicos y preguntarse qué impacto directo tienen sobre el pen-samiento popular. Sin embargo, estas reinterpretaciones han figurado en los titulares de periódicos de gran divul-gación. Un artículo del U.S. News and World Report se titula: “La pelea por la historia”.7 Un libro popular de Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman titulado The Bible Unearthed, propo-ne la interpretación revisionista del antiguo Israel, según la cual “la saga histórica contenida en la Biblia desde el encuentro de Abraham con Dios... hasta el surgimiento y la caída de los reinos de Israel y Judá no fue una reve-lación milagrosa, sino un deslumbrante producto de la imaginación humana”.8

Muchos de los que leen estas interpre-taciones enfrentan serios interrogantes sobre la validez histórica de la Biblia.9 O, como lo expresa el título de un éxito editorial reciente: Is the Bible True? 10 Para el posmoderno, estas preguntas son cada vez más relevantes y, para el cristiano de convicciones

bíblicas, resultan esenciales si quiere mantener sus creencias en un mundo cambiante.

William G. Dever, uno de los más famosos arqueólogos dedicados al Cercano Oriente, se refiere a estos ata-ques en un libro de reciente aparición titulado: What Did the Biblical Writers Know and When Did They Know It? “La ironía es que los más mortíferos ataques contra la Biblia y su veracidad, ya sea histórica o teológica, no pro-vienen de sus enemigos tradicionales –ateos, escépticos, o ‘comunistas ateos’ tan temidos por los creyentes sino de los amigos bien intencionados de la Biblia”.11

La arqueología es una de las discipli-nas que nos ayudan a defendernos del revisionismo posmoderno, gracias al esfuerzo de cientos de arqueólogos que trabajan cada año para revelar el pasa-do. Los descubrimientos de los últimos quince años han brindado argumentos convincentes que, apoyados por evi-dencias concretas, contrarrestan la crí-tica posmoderna. A continuación men-cionaremos apenas algunos de ellos.

Personajes: David y GoliatA través de las generaciones, el relato

de David y Goliat ha captado la imagi-nación de los estudiantes de la Biblia. Es el relato de fe de un jovencito iner-me que enfrenta al campeón filisteo armado. Es la historia de un ejército israelita que tiembla en el Valle de Ela mientras los filisteos se burlan de Dios. Cinco piedras contra un escudo de hierro, un yelmo y una espada. Pero ¿cuál es la historia detrás de la historia? ¿Existieron David y Goliat?

Philip Davies, profesor de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, declaró en 1992: “El ‘imperio’ bíblico de David y Salomón aún no cuenta con el mínimo eco en los registros arqueológicos”.12 Concluyó propo-niendo que David y Salomón eran tan históricos como el Rey Arturo de la Mesa Redonda. Pero este argumento

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se basa en el silencio. Según Davies y otros investigadores posmodernos, los personajes y relatos de la Biblia deben tener una confirmación histórica, esto es, arqueológica. “A menos que se haga esto, no puede existir una base real para aducir que el ‘Israel’ bíblico posee alguna relación especial con la historia”.13 En otras palabras, la Biblia es culpable hasta que sea probada ino-cente.14 Pero tales argumentos son peli-grosos para cualquier disciplina y, con cientos de arqueólogos que trabajan hoy en día en el Medio Oriente, puede ser devastador.

En 1993 los arqueólogos hicieron un notable hallazgo en Tel Dan, en el norte de Israel. Fuera de la puerta de la ciudad se halló una piedra de basalto que había sido reutilizada en el muro. Cuando uno de los asistentes dio vuel-ta la piedra, notó una inscripción. El responsable de la excavación junto con un lingüista publicaron más tarde el texto, que mencionaba la victoria del monarca arameo Ben Hadad, en el cual éste se jactaba de haber derrotado a la “casa de David” y a la “casa de Israel”. Tomando como base el tipo de escritura, la inscripción ha sido fecha-da alrededor del 850 a.C., y resulta significativa porque por vez primera se menciona la palabra David. Se uti-liza aquí en el contexto de “la casa de David”, el nombre de la dinastía de Judá también utilizado en la Biblia (1 Reyes 12:26; 14:8; 2 Reyes 17:21). Lo importante es que no tiene sentido mencionar una dinastía de alguien inexistente.

El verano pasado un descubrimiento arqueológico iluminó aún más el relato de David y Goliat. Según la Biblia, Goliat provenía de Gat (1 Samuel 17:4), una de las cinco ciudades de los filisteos. Las excavaciones modernas en el sitio (Tel es Safi), dirigidas en 2005 por Aren Maier, de la Universidad Bar Ilan de Tel Aviv, hallaron un fragmento quebrado de cerámica con una ins-cripción. Según el Dr. Maier, en una conferencia presentada en noviembre de 2005,15 las letras corresponden al

alfabeto protocananeo (en letras semí-ticas). Los caracteres sin vocales son ALWT y WLT. Aunque los caracteres son semíticos, el idioma utilizado es indoeuropeo. Los nombres pueden ser interpretados como “Wylattes o Alyattes”. Para el oído israelita esto podía sonar como Wyllattes/WLT/Goliat. Resulta significativo que los nombres estén escritos en lengua indo-europea con caracteres semíticos, ya que nos remite a un origen egeo (grie-go), que es el lugar de donde según la Biblia provienen los filisteos (Génesis 10:14; Jeremías 47:4; Amós 9:7). Que estén en caracteres semíticos indica algún tipo de adaptación de la lengua escrita al medio ambiente cananeo donde se establecieron los filisteos.

Esta inscripción fue hallada por debajo de la destrucción masiva de la ciudad, que los arqueólogos han identificado con la campaña militar de Hazael de Siria (2 Reyes 12:17). La inscripción está por lo tanto sellada en un contexto estratigráfico y puede ser datada entre los siglos X y IX a.C. (aproximadamente entre 950 y 880 a.C.). El contexto es importante, ya que establece que el nombre Goliat era conocido en la ciudad filistea de Gat alrededor de 70 años después de que se registrara el evento bíblico de 1 Samuel 17. El Dr. Maier, arqueólogo muy respetado y actualmente direc-tor del Instituto de Arqueología de la Universidad Bar Ilan, concluye que aunque probablemente la inscripción no se refiera directamente al Goliat bíblico, señala “un Goliat o más bien dos nombres como el de Goliat”. Esto afirma que estos nombres eran utiliza-dos en la ciudad filistea de Gat algunos años después de que la Biblia registrara el conflicto entre David y Goliat.

Lugares y ciudades: Hazor, Gezer y la monarquía unificada

Según 1 Reyes 9:15-16, Salomón volvió a fortificar las ciudades de Hazor, Meguido, Gezer y Jerusalén. ¿Qué evidencias arqueológicas existen de esto? Mientras trabajaban en Hazor

en la década de 1950, los arqueólogos descubrieron una puerta monumental que databa del tiempo de Salomón. Yigael Yadin, el investigador de la Universidad Hebrea, predijo que se hallarían puertas similares en las otras ciudades mencionadas en el texto bíblico y su hipótesis fue demostrada. Hacia fines de la década de 1960, las excavaciones de Gezer revelaron una puerta de arquitectura similar, y los arqueólogos la fecharon en el siglo X, la época de Salomón. Textos hallados en ambas excavaciones confirman la identificación de esos lugares como Hazor y Gezer. Pero los eruditos pos-modernos comenzaron a cuestionar su relación con las actividades de Salomón y declararon que la puerta debía ser datada con una fecha poste-rior”.16

En 1990, tuve el privilegio de par-ticipar en nuevas excavaciones en Gezer. Allí, mientras trabajábamos con el profesor William G. Dever, de la Universidad de Arizona, descubrimos la evidencia necesaria para afirmar con absoluta seguridad que la puerta correspondía al siglo X.17 Más recien-temente, en los últimos tres veranos (2004-2006), la Southern Adventist University ha estado participando en las nuevas excavaciones en Hazor, el sitio más extenso del Antiguo Testamento en Israel.18 Estos dos lugares han brindado evidencias impre-sionantes del período de Salomón. En las puertas de estas ciudades y sus áreas asociadas se halló alfarería roja y puli-da. La arquitectura de ambas puertas constaba de piedras de cantera cuida-dosamente cortadas que nos recuerdan la descripción bíblica de los obreros fenicios contratados por Salomón para completar la obra. Hoy en día, los arqueólogos continúan desenterrando evidencias que confirman las descrip-ciones bíblicas del siglo X.

Política y culturas: Canaán y FilisteaNiels-Peter Lemche ha declarado

audazmente que Canaán y los cana-neos no estaban bien definidos como

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pueblo en el segundo milenio a.C. En su libro The Canaanites and Their Land, afirma: “Es evidente que los habitantes del supuesto territorio cana-neo de Asia Occidental no tenían idea clara del tamaño real de este territorio, ni sabían exactamente dónde estaba situada Canaán”.19 Y añade, “los cana-neos del Cercano Oriente no sabían que eran cananeos”.20 Sus conclusiones han sido cuestionadas,21 pero Lemche ha mantenido su interpretación de las fuentes históricas, que denomina “imprecisas” y “ambiguas”.

Esta historia revisionista de Canaán y los cananeos no encuentra apoyo en las evidencias arqueológicas disponi-bles. El término Canaán aparece por primera vez en textos antiguos del Cercano Oriente, y es a partir de éstos que los arqueólogos han definido la región. Textos de la antigua ciudad de Ebla, ubicada en Siria (c. 2400 a.C.), mencionan por vez primera a Canaán refiriéndose a una tierra o región. Archivos de antiguos textos cuneifor-mes de Alalaj y Mari también indican que los pobladores de esta región eran conocidos como cananeos, y se hacen claras distinciones entre éste y otros grupos. Las cartas de Amarna halladas en Egipto brindan la documentación más útil respecto de la organización política de Canaán alrededor del 1400 a.C. En ellas, frases tales como “toda Canaán”, “las ciudades de Canaán”, “las tierras de Canaán” y “la tierra de Canaán” nombran a una entidad geográfica con fronteras definidas que constituyen esa provincia egipcia en el oeste de Asia.22

Los egipcios se refieren quince veces a Canaán y los cananeos en registros de campañas militares a la región. En estas descripciones, los habitantes no sólo son descritos sino también repre-sentados en los relieves de paredes de templos egipcios. Las imágenes de estos relieves muestran que Canaán era un territorio con ciudades y habitantes, que se extendía desde Gaza en el sur hasta el sur del Líbano moderno.23 De estos textos excavados por los arqueó-

logos, ciertamente hay todavía mucho para revelar de ese antiguo territorio mencionado en las Escrituras.

La Biblia describe a los filisteos como un grupo que se originó en Caftor o Creta (Génesis 10:14; Jeremías 47:4; Amós 9:7). En 1992, Thomas L. Thompson escribió: “Eso de que los ‘filisteos’ deben ser entendi-dos como representantes de una pobla-ción extranjera invasora de Palestina debe negarse sin dudar”.24 Afirmó que las evidencias arqueológicas eran “superficiales” y declaró: “La alfarería ‘filistea’ no es reflejo del pueblo filisteo. Tampoco existe un justificativo para ver a los alfareros filisteos como inmi-grantes o descendientes de estos...; la alfarería más bien refleja una síntesis de las tradiciones de más de un grupo poblacional”.25 Desafortunadamente para Thompson, no ha habido avances de esta hipótesis respecto de la alfarería y otros objetos materiales. Por el con-trario, durante los últimos 20 años la arqueología ha iluminado ampliamente la existencia de los filisteos menciona-dos en la Biblia.

Basándose en los textos y la alfarería egipcia (pintada con los mismos moti-vos de utensilios micenos y de otros egeos), los filisteos han sido vistos tradicionalmente no como un grupo originario sino como conquistadores o inmigrantes del mundo egeo. Los relie-ves egipcios de Ramsés III en Medinet Habu ilustran a estos “Pueblos del Mar” llegando en embarcaciones o en carros, por tierra. El papiro Harris I afirma que el dicho egipcio “los filis-teos fueron hechos cenizas” se refería a su desaparición ante el poderío militar de Egipto.26

Puede citarse el registro arqueoló-gico en apoyo a esta interpretación. La devastación de sitios en todo el sur de Palestina durante el período de la transición del Bronce Tardío al Hierro Temprano ha sido atribuida a estos “Pueblos del Mar” del mundo egeo (griego). Luego de estas destrucciones, los restos de alfarería de ciudades filis-teas como Ascalón, Asdod, Tel Miqne-

Ecrón y Tel Qasile revelaron nuevos utensilios con influencias egeas.27 Además, los análisis por activación de neutrones han confirmado que esta alfarería fue manufacturada en la zona en vez de haber sido importada. Entre los nuevos tipos de arquitectura que indican influencias egeas se encuen-tran (1) salas principales en Ecrón y Qasile con construcciones similares en Pilos, Micenas y Tiryns, Grecia; y (2) características de la construcción egea evidentes en Ecrón. Asimismo, las influencias religiosas son atribuidas a la estatuilla “Asdoda”, similar a las de Micenas. Las excavaciones en estos y otros sitios indican que la cultura filistea era sofisticada y avanzada en comparación con la de los israelitas contemporáneos.28 No es de extrañar que Sansón se sintiera tentado a des-cender a las poblaciones de los filisteos (Jueces 14:1).

ConclusiónLa arqueología representa una de

las pocas disciplinas que se ocupa exclusivamente de antiguos artefactos, edificaciones, ciudades y terrenos, es decir, realidades tangibles y tridimen-sionales que, aunque cubiertas por las arenas del tiempo, dan testimonio de pueblos, lugares y sucesos del pasado. A medida que año a año estos monu-mentos siguen siendo descubiertos, el mundo de la Biblia emerge más com-pleto, brindándonos vislumbres de su rico y variado entorno.

Es necesario continuar realizando cuidadosas investigaciones arqueológi-cas en el Oriente Medio. Los eruditos e historiadores bíblicos que ahora deben enfrentar los desafíos del pos-modernismo recurren cada vez más a la arqueología como la fuente primaria de información sobre la historia bíblica. Si bien esta disciplina aún se halla en su infancia, está comenzando a aportar los detalles faltantes del gran relato bíblico desde sus primeros comienzos. En esa búsqueda, las afirmaciones revi-

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FORO ABIERTO

El cristiano ante las elecciones políticasPronto se celebrarán las elecciones en

mi país y voy a votar por primera vez. Los eslóganes políticos y las declaraciones contradictorias de los diferentes candidatos no me están ayudando a decidir cuál de ellos es el más calificado y confiable. La ley de mi país requiere que todos los ciuda-danos participemos en el proceso electoral. Algunos de mis amigos me están instando a votar en blanco para así dejar que Dios simplemente haga su voluntad soberana al respecto, pues dicen que según la Biblia: “‘Él quita reyes y pone reyes’” (Daniel 2: 21). ¿Qué consejo puede darme?

Respeto la manera de pensar de tus amigos, pero no creo que al votar en blanco estén de alguna manera allanan-do el camino a la “voluntad política” de Dios, en caso de que tal cosa existiera. Siguiendo el mismo razonamiento, si nada puede impedir que Dios cumpla su voluntad, daría lo mismo votar por cualquier candidato; ¿no te parece? Creo que Dios actúa en el mundo y en la his-toria por medio de seres humanos dis-puestos a servir como sus agentes, de la misma manera como lo hace el mal. La única diferencia es que el mal siempre ha tenido voluntarios de sobra.

Desafortunadamente, en muchos casos el resultado de una elección tiene poco que ver con la voluntad de Dios. Por ejemplo, en Oseas 8: 4 el Señor dice: “‘Establecieron reyes, pero no esco-gidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe’” (RV, 1960).

En la mayoría de los sistemas elec-torales, los votos en blanco terminan favoreciendo al candidato más votado. Eres afortunado de vivir en un país en el que tienes el privilegio de expresar tus preferencias políticas. Recuerda que, como alguien dijo hace mucho tiempo, aun “la peor de las democracias es mejor que la mejor de las dictaduras”. Tu voto cuenta.

Jesús indicó que los seres humanos tenemos que cumplir ciertas responsabi-lidades para con Dios y con las autori-dades que ejercen el poder de gobernar la sociedad en la que vivimos (Mateo 22: 21; ver también Hechos 5: 29). Por esa razón, y a pesar de las imperfeccio-nes de todo sistema político y electoral, ten en cuenta las siguientes preguntas orientadoras a la hora de evaluar a cada candidato y mientras te preparas para emitir tu voto:

¿Qué se conoce de la actividad polí-tica pasada de cada candidato? ¿Qué iniciativas tomaron y llevaron a cabo? ¿Han sido fieles en el cumplimiento de sus promesas electorales o terminaron cediendo a presiones y acomodándose a intereses sectoriales? ¿Cómo adminis-traron los fondos públicos? ¿Cuál es la plataforma ideológica de los partidos que los respaldan? ¿En qué medida con-cuerdan sus proyectos y planes con los principios éticos expresados en la Biblia? ¿Quiénes son sus compañeros de fórmu-la y sus asesores?

¿Has leído sus declaraciones públicas? ¿Sus propuestas son realistas o simple-mente están formuladas para captar el voto popular? ¿Hay buenas razones para confiar en que serán transparentes en el ejercicio de su función en caso de resul-tar electos? ¿Puede esperarse que respe-ten y hagan respetar el funcionamiento independiente de los poderes legislativo y judicial? ¿Es razonable creer que pro-tegerán la libertad de conciencia y de expresión de todos los ciudadanos?

Hasta donde se sepa, ¿es la conduc-ta personal del candidato un ejemplo digno de ser imitado? ¿Serán su entorno familiar inmediato y su vida privada un apoyo o un obstáculo para su función como líder y modelo de la comunidad?

Hay que reconocer que en un mundo imperfecto, algunas de estas preguntas son difíciles de responder. No obstante,

este ejercicio te ayudará a desarrollar y tonificar tu musculatura cívica. Sé por experiencia que a menudo uno termina votando por el candidato que reúne los requerimientos básicos, y que es el menos objetable de acuerdo con nues-tras convicciones. Como cristiano, es tu responsabilidad evaluar, decidir y ejercer tus derechos de ciudadano. Te animo, pues, a orar por el futuro de tu país y a votar de manera inteligente y con una conciencia esclarecida.

Hugo A. Cotro está completando sus estudios doctorales en Andrews University, Michigan. El contenido de esta sección ha sido adaptado de su libro ¿Qué dice la Biblia? Respuestas bíbli-cas para sus interrogantes (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, �00�).

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Rafael Falcó GüellDiálogo con un pintor adventista catalán

PERFIL

Rafael Falcó Güell nació cerca de Barcelona, España. Cuando tenía ape-nas doce años, perdió a sus padres, quedando al cuidado de sus tíos. Desde pequeño disfrutaba dibujando y pintando, y hasta hoy no ha dejado de hacerlo.

A los �� años una beca le permi-tió estudiar bellas artes en Madrid. El museo Sorolla lo cautivó muchas horas, contemplando las obras del gran maestro impresionista valenciano

Joaquín Sorolla, llenas de luz y color. Bajo su influjo el joven artista pintó numerosas escenas de niños jugando al sol en la playa, que revelan la fasci-nación ejercida sobre el pintor por los reflejos de la luz en el agua. Este será uno de sus temas preferidos a lo largo de toda su vida profesional.

De regreso en Barcelona, el joven Falcó fue admitido en la escuela impre-sionista de Rafael Benet y pronto se reveló como un alumno aventajado. Allí conoció a numeros artistas, y en 1�6� compartió su estudio con el famoso pintor Gabino Rey. También allí, en 1�68, Falcó Güell participó por pri-mera vez en una exposición colectiva. Sólo dos años más tarde pudo presen-tar su primera exposición individual, en la prestigiosa Sala Jaime de Barcelona, con sus temas favoritos: niños jugando en la playa y paisajes de la Costa Brava, esa bella región del mar Mediterráneo.

En 1��0 vivió en Paris, donde pintó temas locales que expuso en Barcelona y en otras ciudades de Cataluña. Cinco años más tarde, el norteamericano Herbert Arnot, experto en arte de la galería Arnot de Nueva York, se inte-resó tanto por el estilo de Falcó Güell que adquirió casi toda su obra de varios años.

De 1�8� a 1��� ejerció como profe-sor en la escuela Rusc de Bellas Artes, en Blanes (Barcelona), enseñando a los jóvenes aspirantes los misterios y las técnicas del oficio y compartiendo con ellos su pasión por la pintura. (El retra-to de Falcó, que aparece más arriba a la izquierda, fue pintado por una de sus estudiantes, Cristina Jeremías, quien se lo dedicó.)

Durante este período visitó Venecia en numerosas ocasiones, dejando luego reflejados en unos �00 cuadros los rincones y escenas que han hecho famosa a esta ciudad. Los motivos venecianos le aportaron constantes

éxitos en todas sus exposiciones, tanto en Estados Unidos, como en Francia, Suiza, Alemania e Italia. Su exposi-ción en Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1��� le trajo elogios de los críticos de arte de toda Europa.

Rafael Falcó Güell y su esposa son miembros de la iglesia adventista de Urgell en Barcelona.

¿Cuándo empezó usted a pintar y quien le apoyó en sus inicios?

Cuando cumplí 7 años mi padre me regaló una caja de acuarelas. Ese fue el primer paso y desde entonces no he dejado de pintar. Visitando galerías de arte y museos sucumbí al hechizo de la belleza del arte y descubrí en mi interior el deseo latente de pintar. Más tarde comprendí que ese talento era un regalo de Dios, que yo podía hacer florecer.

¿Qué ha sido lo más difícil de su carre-ra?

De joven trabajaba de mecánico, pero en mi tiempo libre disfrutaba pintando. Como pintor, mi primer desafío fue el económico. Nadie quiere comprar cuadros de un artista desco-nocido; toma bastante tiempo darse a conocer como pintor profesional. Poco a poco fui subiendo la cuesta y un día me sorprendió el éxito de mi primera exposición. A partir de entonces empe-cé a vivir de mi trabajo como pintor.

¿Cuáles son sus temas favoritos?Más que nada, los paisajes. El mar, la

playa, los pueblos de montaña siempre me han atraído. Pero también pinto la vida en las grandes ciudades. Me gus-tan sobre todo Venecia y Barcelona. La vida es interesante en todas sus formas, pero me siento más libre pintando la naturaleza, y jugando con los colores y la luz.

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¿Cómo define usted su estilo?Nunca he intentado tener un estilo

especial. El estilo viene solo. Los espe-cialistas lo llaman “nuevo impresionis-mo”. Yo no lo discuto.

Usted es un pintor de éxito. ¿A qué cree que se debe?

Para mí el éxito no es cuestión de dinero sino de satisfacción. El verda-dero éxito viene de la calidad del tra-bajo realizado y de la satisfacción que produce el resultado final. Mi manera de pintar la luz y los colores gusta a mucha gente. El secreto está en una mezcla de honradez y talento.

¿Qué le hace feliz a usted como artis-ta?

En un mundo caído como es el nuestro, la felicidad absoluta no existe. Necesitamos buscarla haciendo bien lo que tenemos que hacer. Yo disfruto reflejando en mis cuadros un poco de la belleza que percibo en la creación de Dios. Terminar un cuadro, sea de encargo o no, y pasarlo a su nuevo propietario es para mi un motivo de satisfacción y de sufrimiento al mismo tiempo. De satisfacción, porque sé que mi obra hace feliz a alguien, aportando belleza a su entorno. De sufrimiento porque nunca más voy a tener esta obra. Pero todo pintor sabe que debe asumir ambos aspectos de su profesión.

¿Influye su fe en su visión del arte? ¿Tiene su obra algún mensaje?

Por cierto que la visión de la vida repercute en el trabajo, y más aún sien-do pintor. Veo a Dios en todo lo que miro, y eso afecta la manera en que percibo los pinceles y los lienzos. Pero nunca he intentado transmitir ningún mensaje oculto; dejo que la belleza del arte hable por sí misma. Cuando pinto no hago más que transcribir lo que recibo, lo que veo, lo que siento. Me gusta pensar que soy un copista, un imitador, un adorador de Dios, a través de mi obra.

¿Cómo su vida de familia afecta a su trabajo?

Mi familia me ayuda. Sin su apoyo y colaboración sería muy difícil concen-trarme en una actividad tan sensible como la mía. Aunque no siempre me gusten algunas de las críticas de ellos hacia mis cuadros, muy a menudo debo aceptar que tienen razón, y que estos comentarios resultan positivos.

¿Cómo conoció usted la Iglesia Adventista?

Después del servicio militar conocí a una familia adventista en Barcelona. Me gustaba su hija, y ésta me llevó a la iglesia. Nos casamos y desde entonces seguimos felices juntos, y en la iglesia.

¿Se siente usted apoyado por la iglesia en su profesión?

En general sí. Mis amigos de la igle-sia siempre me han animado y aprecia-do mi trabajo. Pero debo confesar que muchos miembros de iglesia no tienen ningún interés especial ni por la pintu-ra ni por el arte.

¿Qué aconsejaría usted a los jóvenes adventistas que quieren ser pintores? Decidir dedicarse a la pintura es un asunto muy personal. Un don es algo recibido de Dios. El arte es algo serio que comporta por un lado dones y talentos y por otro convicciones y determinación. Si alguien se siente lla-mado en esta dirección, adelante.

Entrevista por Roberto Badenas

Roberto Badenas (Ph.D., Andrews University) es el director del Departamento de Educación y el representante de Dialógo en la División Euroafricana. Su email: [email protected].

Rafael Falcó Güell puede ser contacta-do mediante su dirección electrónica: [email protected].

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PERFIL

preparando un libro acerca del acceso a las decisiones del Congreso. Michelle es miembro de la Iglesia Adventista de Camelback en Phoenix, Arizona.

Michelle, su carrera académica se ha desarrollado en el campo de las ciencias políticas, algo desusado para un adventis-ta. ¿Qué la atrajo a este campo de estudio?

Siendo adolescente, me interesaban los temas de actualidad y los asuntos de gobierno. Inicialmente, había pensado ser periodista, pero una controvertida campaña por el puesto de gobernador de Texas despertó mi interés en las campañas políticas. Cuando llegó el momento de ir a la universidad, me enteré de que había solamente dos ins-tituciones adventistas que ofrecían un programa en ciencias políticas; Pacific Union College ofrecía un curso com-binado de ciencias políticas e historia y Andrews University ofrecía uno con orientación hacia la economía políti-ca. Cursé el primer año universitario cerca de mi hogar en la Southwestern Adventist University, luego de lo cual elegí ir a Andrews.

Durante un verano trabajé como pasante en Washington D.C. para el congresista Joe Barton, representante de Texas, y una vez graduada pasé a traba-jar tiempo completo. Aun cuando dis-frutaba de mis experiencias como parte de dicho equipo, muy a menudo me sentía frustrada por no poder compren-der plenamente el proceso legislativo y político. Por eso decidí realizar estudios superiores en ciencias políticas. Fui aceptada en la Texas A&M University, donde completé mi maestría y doctora-do. Alguna vez quise estudiar derecho, pero ahora estoy contenta de no haberlo hecho ya que estar en ciencias políticas me da las herramientas necesarias para estudiar cómo las instituciones guber-

namentales afectan e influencian el proceso político, como así también el comportamiento y las decisiones políti-cas de los ciudadanos.

Ahora se desempeña como docente en la Arizona State University. ¿Qué desafíos enfrenta por el hecho de ser mujer, joven y adventista, al enseñar en una universidad pública?

Uno de los desafíos al enseñar en una universidad secular tan populosa es tratar de recordar el nombre de todos mis alumnos. (Se sonríe.) Puesto que cursé mis estudios de grado en Andrews, estoy acostumbrada a clases pequeñas en donde mis profesores nos conocían a todos por el nombre de pila. En esa época, no me daba cuenta del efecto positivo que este tipo de inte-racción alumno-profesor puede tener en el desarrollo personal y académico de los estudiantes. Además, en muchas clases mis profesores oraban antes de tomarnos los exámenes. Esos momentos causaron una gran impresión en mí. Aunque no puedo hacer esto por mis alumnos, trato de conectarme con ellos de otras maneras, como ser, dándoles oportunidades de trabajar en grupos pequeños (lo que me permite aprender sus nombres), como también animán-dolos a hablarme de su vida y sus pre-ocupaciones.

En general, los desafíos profesiona-les que una mujer adventista soltera encuentra en una universidad pública no son diferentes de los que cualquier otra mujer puede enfrentar. Estos van desde la preocupación de obtener un rango académico y un empleo perma-nente hasta la cobertura del seguro de salud. Sin embargo, como adventista, enfrento decisiones más serias, como las invitaciones a presentar trabajos académicos o a actuar en paneles pro-

Michelle ChinDiálogo con una adventista especializada en ciencias políticas

Nacida en Chicago y criada en Keene, Texas, donde su padre enseña mate-máticas en Southwestern Adventist University, Michelle Chin siempre ha estado interesada en temas de actuali-dad y política. Como hija de inmigran-tes, el primer recuerdo de Michelle en relación al gobierno de Estados Unidos es la larga espera en la oficina de migra-ciones de la ciudad de Fort Worth, Texas, mientras sus padres completaban los trámites para obtener la ciudadanía estadounidense. Michelle se graduó en 1��0 de Andrews University con un título de grado en el área de la econo-mía política.

Desde 1��0 a 1��� trabajó en el Congreso Nacional en la ciudad de Washington D.C., como asistente del congresista republicano por Texas, Joe Barton. Se alejó de allí para conti-nuar estudios en ciencias políticas en Texas A&M University, donde completó su maestría en 1��� y su doctorado en �001. Actualmente se desempeña como profesora de ciencias políti-cas en Arizona State University. Ha publicado artículos acerca de diversos aspectos del sistema político de Estados Unidos en revistas especializadas, y está

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gramados en horas del sábado, o las expectativas con respecto a participar en ceremonias de graduación en sábado.

Además de enseñar, ¿qué otras oportuni-dades profesionales pueden tener los jóve-nes que estudian ciencias políticas?

La mayoría de los especialistas en ciencias políticas que conozco planean estudiar derecho. Yo también era una de ellas. Pero en realidad, las destre-zas de análisis crítico que un título de ciencias políticas provee son fácilmente transferibles a muchas otras carreras. Las más obvias están relacionadas con el gobierno, la administración pública y la política. El servicio diplomático es otro campo que atrae a muchos gradua-dos. Existen otras opciones también, por ejemplo, uno de mis ex alumnos es pastor, otros trabajan para la asociación de supervisores de un distrito guberna-mental, otro estudia cinematografía en la University of Southern California, y varios otros están empleados en diversas administraciones públicas, a nivel local (intendentes, concejales, gobernadores) y también nacionales (miembros del congreso).

En este país hay sólo una docena de adventistas que concluyeron un doctorado en ciencias políticas, ¿por qué cree que este campo no ha sido tan popular para más adventistas en el pasado? ¿Está modificán-dose esta tendencia?

Tradicionalmente, nuestra iglesia en los Estados Unidos no ha favorecido el servicio en el gobierno o en activida-des políticas, considerando que es una distracción de nuestra misión espiritual y una violación de la separación de la iglesia y el estado. Recuerdo muy bien que poco después de graduarme y de haber conseguido mi primer trabajo como asistente de un congresista, un amigo de la familia me sugirió que el congreso de los Estados Unidos era un lugar demasiado pecaminoso para que trabaje una joven adventista. Sin embar-go, aun allí uno puede conducirse como un cristiano de convicciones.

Hace poco leí un artículo en el que

se mencionaba que J. N. Andrews había dejado a un lado un futuro en el campo de la política para ser el primer misionero adventista que viajó al exte-rior. Esa fue una decisión admirable. Por otra parte, nuestra iglesia considera una prioridad defenderse de las accio-nes o leyes del gobierno que restrinjan nuestra libertad de testificar por nuestra fe. Hemos invertido muchos recursos en proteger la libertad religiosa; por ejemplo, contratando a abogados que representen los derechos de los miem-bros a observar el sábado como día de reposo. Pero creo que los jóvenes adventistas están comenzando a darse cuenta que no es suficiente defendernos en los tribunales, cuando en realidad tenemos la oportunidad de influir sobre el contenido de un proyecto de ley o un reglamento antes de su promulgación.

Respecto a su pregunta acerca de adventistas que se interesen en obtener un título en ciencias políticas, sólo voy a especular. Siendo que hay un número creciente de miembros que han obtenido títulos profesionales y aceptan empleos fuera del ámbito de las instituciones de la iglesia, no sería una sorpresa el ver incrementarse el número de graduados en ciencias políticas. Creo que esto representa un cambio positivo, ya que las universidades seculares y las entidades gubernamentales ofrecen un campo misionero especial para un cris-tiano.

Además de enseñar, Ud. ha realizado investigaciones y publicado artículos en revistas profesionales. ¿Cuál es su área de especialización?

Mi primer interés se dirige hacia el estudio de las instituciones políticas, la toma de decisiones a nivel del congreso, los grupos de interés y el rol del dinero en la política. Algunas de mis investi-gaciones han sido publicadas en The Journal of Politics, Electoral Studies, y American Politics Research.

¿De qué maneras puede uno influir sobre las decisiones gubernamentales de diferentes niveles en los Estados Unidos?

La mejor manera es formar a estudian-tes que sean servidores públicos con-cienzudos y honrados, que sepan cómo participar e influenciar en el proceso político. De esa manera podrán repre-sentar los mejores intereses de los ciuda-danos, mientras respetan los aportes de una población cada vez más diversa.

¿Cómo mantiene viva su fe mientras

trabaja en un contexto público?Uno de mis pasajes preferidos es

Proverbios 3:5, 6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y el enderezará tus vere-das”. Yo confío en Dios, pero reconozco que es muy fácil confiar en uno mismo y de esta manera enorgullecerse. Por ejemplo, si recibo buenos comentarios acerca de mis investigaciones o de mi labor docente, es fácil creer que son el resultado de mi propio esfuerzo y talento. De igual manera, cuando apa-recen las críticas negativas y las cartas de rechazo de los editores, es también fácil creer que se debe a que mi investigación es pobre. ¡Por eso he aprendido a con-fiar en él y a mantenerme humilde!

Lo que Dios ha planeado para mí es mucho más grande y mejor de lo que yo puedo imaginar. Algunas veces, un fracaso o resbalón son necesarios porque pulen mi carácter y corrigen mi camino. Fue tan sólo recientemente que llegué a esta conclusión, pero me ha hecho sen-tir mayor calma en relación a mi futuro y mi carrera. Mantener la fe viva es una responsabilidad personal, pero también ayuda el tener amigos y familia que sean de apoyo y estímulo en la vida cristiana.

Entrevista por Jane Sabes

Jane Sabes ( Ph. D, Auburn University) dicta clases de ciencias políticas en Andrews University. Su dirección postal es: Berrien Springs, Michigan ��10�; EE.UU.

El email de Michelle Chin es: [email protected].

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Cómo temer a Dios sin tener miedoErvin K. Thomsen

“‘¡Temed a Dios, y dadle gloria’” (Apocalipsis 14:7). 1

Cuando Dios nos creó, también incorporó en nuestro organismo un sistema de alarma para protegernos del peligro y el dolor. Uno de los sensores primarios de este sistema es la emoción de miedo, que funciona como una luz de advertencia similar a las luces del tablero de un automóvil. Lamentablemente, un enemigo ha dañado este sistema de alarma inter-no, por lo cual muchas personas son incapaces de distinguir los “buenos temores” (miedos sanos) de los “malos temores” (miedos malsanos). Cuando nuestro sistema de alarma suena cons-tantemente, perdemos la habilidad de filtrar las falsas alarmas. Satanás saca provecho de este funcionamiento defectuoso, procurando mantenernos aprisionados por medio de distorsio-nes de nuestro sentido de la realidad y haciéndonos sufrir temores falsos: ansiedad, nerviosismo, aprehensión, preocupación, desánimo, susto, pavor, pánico o terror. No es de sorprenderse que en más de 300 lugares la Biblia nos dice: “No temas”. Pero, ¿cómo debemos entender los mandatos bíbli-cos de “temer a Dios” y a la vez “no temer”? Repasemos lo que nos dice el Señor en su Palabra para resolver esta paradoja.

El “temor de Dios” es un temor saludableConsidera los siguientes pasajes de las Escrituras:

• “‘Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.

Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma’” (Jeremías 32:40, 41).

• “¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guarda-sen todos los días todos mis man-damientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” (Deuteronomio 5:29).

• “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.... Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen....Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré” (Salmo 34:4, 9,11).

• En el monte Sinaí, Dios habló mediante Moisés al pueblo: “‘No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis’” (Éxodo 20:20).

Reflexiona también sobre estos textos:• “Así que, amados, puesto que

tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1).

• “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31).

• “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres” (2 Corintios 5:11).

Viviendo con una paradoja¿Es posible vivir en una paradoja en

la cual dos afirmaciones que aparente-mente se excluyen son ambas verdad? Mike Yaconelli, fundador del programa cristiano Youth Specialties, se refirió de la siguiente manera a esta paradoja, a

las dos caras del temor:“La tragedia de la fe moderna es que

ya no somos capaces de sentir terror. No tememos a Dios, ni a Jesús, ni al Espíritu Santo. Como resultado, nos hemos quedado con un evangelio cen-trado en necesidades personales que atrae a miles de personas... pero que no transforma a nadie.... Creo que la iglesia debe convertirse nuevamente en un lugar en el que experimen-tamos terror; un lugar donde Dios continuamente tenga que decirnos ‘No temas’; un lugar donde nuestra relación con Dios no sea una simple creencia, doctrina o teología, sino que sea la presencia ardiente de Dios en nuestras vidas. Sugiero que el Dios domesticado y ‘relevante’ vuelva a ser el Dios cuya sola presencia hace pedazos nuestro ego, incinera nuestro pecado hasta convertirlo en cenizas y nos despoja dejándonos desnudos, para revelar la persona real que somos en nuestro interior.... La iglesia necesita convertirse en un lugar gloriosamente peligroso donde nada está seguro en la presencia de Dios, excepto nosotros. Nada, incluyendo nuestros planes, nuestra agenda, nuestras prioridades, nuestra política, nuestro dinero, nues-tra seguridad, nuestra comodidad, nuestras posesiones, nuestras necesida-des.... Nuestro mundo anhela observar a gente cuyo Dios es grande y santo; aterrador y tierno como el nuestro; un Dios cuyo amor nos lleva atemorizados a sus brazos fuertes y poderosos, donde él pueda susurrarnos las estremecedoras palabras: ‘Te amo’”.2

El temor a Dios es una parte integral de la gracia de Dios. John Newton, autor del himno “Amazing Grace” captó esta realidad cuando escribió: “Fue la gracia la que le enseñó a mi corazón a temer, y también la gracia la que alivió mi temor”.

El “temor a Dios” nos protege de temores enfermizos

Es natural que disminuyamos la velocidad de nuestro vehículo cuando observamos un terrible accidente en

LOGOS

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la carretera. Pero no era el plan del Creador que viviéramos en un estado de perpetua preocupación y miedo, como nuestra principal protección contra el peligro. A través de su gracia, Dios quiere reparar nuestra alarma interna para que, en las palabras de Oswald Chambers, sepamos que cuan-do “temes a Dios, no le temes a nada más; mientras que si no temes a Dios, le temes a todo lo demás”. 3

El vivir bajo el manto de la gracia de Dios nos permite distinguir las falsas alarmas. Una de esas falsas alarmas es el temor a los eventos de los últimos días de la historia humana, el tiempo de tribulación (Marcos 13:19; Lucas 21:25). Si hasta este momento has creído, tal vez involuntariamente, que el temor al inminente tiempo de tribu-lación es una de tus principales armas de defensa contra los engaños de los últimos días, entonces Satanás real-mente te ha engañado. Si le tememos a todo menos a Dios, estamos equivo-cados. Dios es el único en el universo digno de ser temido.

Los temores enfermizos nos encade-nan, nos oprimen y nos impiden avan-zar, crecer y convertirnos en la persona que Dios desea que seamos. ¡Cuánto perdemos por causa de nuestros temo-res innecesarios! Sin duda, las personas desconfiadas y temerosas son más pro-pensas a los engaños que las personas que confían, porque están aprisionadas por sus propios temores.

Satanás emplea los miedos enfermizos

El enemigo está continuamente buscando oportunidades para sacar ventaja de los miedos que podamos experimentar. Mediante cada temor procura que desviemos la mirada de nuestro Padre Celestial, sugiriendo que Dios no es lo suficientemente bueno, poderoso o capaz de resolver nuestras dificultades específicas. Acto seguido sugerirá que le busquemos solución a nuestros problemas por nuestra cuenta porque, después de todo, no podemos confiar en Dios ya que no está atento a

nuestras dificultades. Cuando no tememos a Dios,

tendremos temor de todo lo demás. Cuando cedemos ante tales temores:

• Declaramos que Dios no es más grande que nuestras dificultades.

• Rechazamos el hecho de que Dios es más poderoso que Satanás.

• Abandonamos nuestra convicción de que Jesús está siempre con nosotros.

• Alegramos a Satanás por nuestra falta de confianza en Dios.

• Deshonramos a Dios con nuestra carencia de fe.

• Abandonamos la certeza de que Jesús es capaz de satisfacer nuestras más profundas necesidades.

• Vemos al mundo con ojos mera-mente humanos.

• Abrimos la puerta a falsos dioses que nosotros mismos fabricamos.

John Ortberg describe el temor malsano de esta manera: “Este temor nos susurra que Dios no es lo sufi-cientemente grande como para cuidar de nosotros. Nos dice que no estamos verdaderamente seguros en sus manos. Nos hace distorsionar la manera en que pensamos acerca de él.... El miedo ha creado más herejes de lo que jamás haya suscitado la mala teología, puesto que nos hace vivir como si sirviéramos a un Dios limitado, finito, cuasi-ausen-te y semi-competente”.4

Cuando creemos que nuestros mie-dos son demasiado grandes para que Dios los atienda, sentamos las bases de la idolatría, lo que nos lleva a crear dioses falsos que esperamos resuelvan nuestros problemas en vez de volvernos a Dios. Por otra parte, el sano temor a Dios como respuesta a su evangelio eterno es uno de las mejores defensas contra los engaños que el enemigo pre-sentará en los últimos días.

El temer a Dios nos permite tener una relación de corazón a corazón; una íntima y cercana comunión con nues-tro Creador. Al alabarlo y adorarlo, descubriremos que quiere aliviarnos de todas nuestras cargas, calmar todos nuestros temores, y darnos paz y repo-so verdaderos. “Mas yo, por la abun-

dancia de tu misericordia, entraré en tu casa; adoraré hacia tu santo templo con temor” (Salmo 5:7).

Entonces, la próxima vez que sientas miedo, recuerda lo que dijo el salmista: “En el día en que temo, yo en ti con-fío.... En Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmo 56:3, 11).

Ervin K. Thomsen (D.Min., Andrews University) es autor de varios artícu-los y actualmente lidera el programa Healing Stream Ministries, http://www.streamofhealing.org.

REFERENCIAS

1. Las citas bíblicas provienen de la versión Reina Valera revisada en 1960.2. Mike Yaconelli, http://www.youthspecialties.com/articles/Yaconelli/fear.php.3. Oswald Chambers, Run This Race: The Complete Works of Oswald Chambers (Grand Rapids, Michigan: Discovery House Publishers, 2000). Lectura devocional para el 23 de agosto.4. John Ortberg, If You Want to Walk on Water, You’ve Got to Get Out of the Boat (Grand Rapids, Michigan: Zondervan Publ. House, 2001), p. 43.

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PUNTO DE VISTA

Vaticano han conspirado para suprimir por muchos siglos la dimensión femeni-na del cristianismo.

El principal secreto revelado por Teabing es que el Santo Grial6 no fue el cáliz de la Última Cena, sino que es María Magdalena, la esposa de Jesús y madre de Sarah, una hija de ellos. Por su intermedio el linaje de Cristo llega a los reyes merovingios de Francia; a la vez, ella es la persona a quien Jesús nombró líder de su iglesia. Las claves que confirman que María Magdalena es el Santo Grial se hallan ocultas en La Última Cena y otros cuadros de Leonardo da Vinci, un alto miembro del Priorato de Sion, según figura en Les Dossiers Secrets de la Biblioteca Nacional de Francia.

Al final de la novela el lector descubre que Teabing es el mentor de los homi-cidios y que Sophie desciende del linaje de María Magdalena y Jesús, por lo que personifica el Santo Grial. La novela culmina cuando Robert Langdon, informado de esta realidad, rinde home-naje a los huesos de María Magdalena, que yacen secretamente bajo la pirámi-de de vidrio diseñada en 1986 por I. M. Pei, en la entrada al Louvre.7

¿Cuál es el atractivo de este relato fantástico?

En primer lugar, la novela es una obra dinámica y repleta de misterios, de cau-tivantes claves, códigos y juegos de pala-bras, además de héroes, villanos, y una heroína (Sophie) en dificultades. En segundo lugar, el libro propone conspi-raciones y resucita polémicas antirreli-giosas, especialmente dirigidas en contra de la Iglesia Católica Romana, aprove-chando los escándalos que la han afec-tado en años recientes. En tercer lugar, el libro entrelaza eventos y personajes

El Código Da Vinci: ¿Realidad o ficción?Maxine Bingham y Ron Bingham

reales, desde el Emperador Constantino y el Concilio de Nicea del año 325 al cuadro La Última Cena de Leonardo Da Vinci, que supuestamente representa a María Magdalena como uno de los 12 discípulos en lugar del amado Juan (aunque si esto es así, ¿dónde está el dis-cípulo que falta?). Según Dan Brown, el Concilio de Nicea declaró oficialmente divino a Jesús mediante un voto mani-pulado y de escaso margen que también fijó el canon del Nuevo Testamento. Teabing afirma que hasta ese concilio se creía que Jesús era un mero mortal y se tomaba en cuenta la información de otros “evangelios”. En cuarto lugar, el libro atrae a los adherentes a la Nueva Era y a algunas feministas que han creado su propia versión romántica y pagana de una religión y unos rituales basados en “la divinidad femenina”.

¿Por qué es importante para los cristianos?

No sólo los no cristianos están siendo desviados, sino que inclusive algunos cristianos han sido influenciados por la naturaleza pseudo-erudita de la obra. Dan Brown se esforzó mucho para dar la impresión de que la novela está basa-da en cientos de hechos que habrían sido ocultados por la Iglesia Cristiana. Por ejemplo, el prólogo comienza de esta manera:

“LOS HECHOS: El Priorato de Sion, una sociedad

europea secreta fundada en 1099, es una organización real.8 En 1975 se des-cubrieron en la Biblioteca Nacional de París9 los pergaminos conocidos como Les Dossiers Secrets, donde se identifica a numerosos miembros del Priorato de Sion, entre ellos a Sir Isaac Newton, Sandro Botticelli, Víctor Hugo y Leonardo Da Vinci. La prelatura vati-cana conocida como Opus Dei es una secta católica de profunda devoción, que recientemente ha sido motivo de controversias a causa de acusaciones de lavado de cerebro, coerción y una peligrosa práctica conocida como ‘mor-tificación corporal’. Opus Dei acaba de completar la construcción de una sede nacional, valuada en $47 millones de

La novela de Dan Brown El Código Da Vinci,1 ha alcanzado una venta de más de 40 millones de ejemplares y ha sido transformada en un taquillero filme.2 La publicidad que generó ha sido extraordinaria. El Vaticano y el Arzobispo de Canterbury la han con-denado,3 y Dan Brown ha sido deman-dado en vano, acusado de plagio, por los autores de otro libro de ficción muy similar titulado El enigma sagrado.4 De la masiva atención de los medios surgen tres interrogantes: ¿Cuál es el atractivo del libro? ¿Por qué suscitó tantas reac-ciones? ¿Deberíamos prestarle atención?

Resumen del argumentoPara responder a estas preguntas, ana-

licemos primero el hilo del argumento de la novela. Robert Langdon, un profesor de “Simbología”5 en Harvard, es requerido por la policía de París para resolver el grotesco asesinato de Jacques Saunière, curador del Museo del Louvre. La acción se desarrolla en el período de 24 horas reales, y comienza con los misteriosos códigos y símbolos escritos por Saunière ya agonizante. La acción sigue las andanzas de un asesi-no perteneciente al Opus Dei, quien aparentemente va un paso por delante de Robert Langdon y de la criptóloga francesa Sophie Neveu, heroína de la obra y además nieta del curador asesi-nado. Las aventuras de Robert y Sophie los llevan a pedir consejo al misterioso y opulento Sir Leigh Teabing, un “exper-to” en reliquias e historia cristiana como la del Santo Grial, a cuya adquisición Teabing obsesivamente ha dedicado su vida. Ante la atónita pareja, éste revela hechos históricos que, según él, si se hicieran públicos podrían destruir la fe cristiana, puesto que niegan la divi-nidad de Cristo y la historicidad de la Biblia. Afirma además que los papas y el

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dólares, en la Avenida Lexington 234, en la ciudad de Nueva York.10 En esta novela todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales secre-tos son exactas”. [La cursiva es nuestra]

Son estas afirmaciones las que han causado un clamor de consternación entre los cristianos de todas las deno-minaciones, entre los periodistas de los principales medios11 y entre teólogos e historiadores respetados, tanto cristianos como seculares.12

Refutando las afirmaciones de El Código Da Vinci

Contrariamente a lo que afirma el autor, todos los hechos y personajes de esta novela son producto de su imagina-ción, o están presentados erróneamente o bien parten de otras novelas previas a las que Teabing, el personaje de Brown, se refiere como “éxitos editoriales inter-nacionales”; por ejemplo, Los templarios, María Magdalena y el Santo Grial, La diosa en los Evangelios y El enigma sagra-do.13

Lo interesante es que organizaciones como el Opus Dei (una orden católica privada y no un grupo delictuoso vincu-lado al Vaticano como se pretende en la novela),14 están aprovechando la popu-laridad y la publicidad del libro para lle-gar al gran público. En muchas iglesias se han ofrecido seminarios en torno a aspectos relevantes de esta obra y hay pastores que han respondido en sus sermones a las afirmaciones contenidas en ella. En otras palabras, la abundante publicidad que han recibido la novela y el filme brinda una oportunidad espe-cial para que los cristianos conozcan los orígenes de su fe, y para que los creyen-tes compartamos los fundamentos de nuestras creencias con audiencias más numerosas.

Al enterarnos de que esta confusión entre realidad y ficción, verdad y error, había alcanzado incluso a nuestros pro-pios amigos, parientes y colegas, decidi-mos presentar una serie de seminarios de índole no doctrinal que convinimos en llamar “¿El Código Da Vinci o el Fraude Da Vinci?”15 Este artículo está basado en algunas de las decenas de horas que dedicamos a investigar y refu-

tar los más de 50016 errores y represen-taciones erróneas de esta novela. Aquí podemos compartir sólo algunos de los puntos sobresalientes.

Descubrimos entre el público tres áreas de interés: La historicidad de la Biblia, la divinidad de Cristo, y el supuesto casamiento de Jesús y María Magdalena.

La historicidad de la Biblia y la divinidad de Cristo

En El Código Da Vinci, Brown alude a “otros 80 evangelios” que fueron suprimidos a favor de los evangelios “menos confiables” del Nuevo Testa- mento tales como Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que finalmente fueron incluidos en el canon. Los eruditos contemporáneos17 concuerdan en que el evangelio más antiguo es el de Marcos (65 d.C.), seguido por el de Mateo y Lucas/Hechos (80-85 d.C.), y final-mente el de Juan (c. 90 d.C.). Una de las primeras listas de los 27 libros del Nuevo Testamento es una carta de Atanasio de Alejandría del año 367 d.C.

Este documento es posterior al Concilio de Nicea en 325 d.C. que no fue convocado por el Emperador Constantino para confirmar oficialmen-te que Jesús era divino, (lo que ya había sido acordado mucho antes), sino para deliberar si era co-eterno con Dios o sólo un ser creado, como afirmaba Arrio de Alejandría. Este concilio puso fin a la herejía arriana.

Si bien Brown no utiliza el término “evangelios gnósticos”, podemos asumir que es a estos escritos a los que se refiere Teabing, su “experto” imaginario, como anteriores al Nuevo Testamento, y que fueran “despiadadamente eliminados” por los líderes masculinos de la iglesia. Estos evangelios, que datan de los siglos II al V de nuestra era, son antiguas fal-sificaciones, supuestamente escritas por los autores del Nuevo Testamento.18

Resulta interesante que el gnosticismo (del griego gnosis–conocimiento, en el sentido de conocimiento especial) no muestra a Jesús como mortal, así como Brown nos quiere hacer creer, sino como espíritu puro. Esta perspectiva docética (del griego, “aparecer”) de

Jesús, hacía que los gnósticos buscaran la salvación no en un Jesús totalmente divino y humano, sino en la ilumina-ción interior divina de cada adepto. Según ellos, Jesús sólo vino para impar-tir el conocimiento acerca de cómo escapar de este reino mortal por medio de esa chispa divina. En consecuencia, su muerte en la cruz fue irrelevante para nuestra salvación.

Uno de los errores más gruesos del autor de El Código Da Vinci es querer probar la naturaleza meramente huma-na de Jesús, apoyándose en los evange-lios gnósticos, a fin de explicar su “casa-miento” con María Magdalena. Aunque Brown pretende utilizar estos textos para probar su afirmación de que Jesús era sólo un ser humano, en realidad los gnósticos rechazaban la humanidad de Cristo y creían en su divinidad pura.

Evidencias de la divinidad de CristoPueden hallarse abundantes eviden-

cias para creer en la divinidad de Cristo en el Nuevo Testamento, en referencias extra-bíblicas, así como en inscripciones y obras de arte de las catacumbas roma-nas de los siglos I al IV.19

Hay en el Nuevo Testamento muchas declaraciones de Cristo mismo y de otros autores acerca de su divinidad. Por ejemplo, según Juan 8:58, Jesús afirmó: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Además, por tratarse de un per-sonaje de la antigüedad que sufrió una muerte ignominiosa, existe un número considerable de referencias extra-bíblicas sobre su persona y de la creencia de sus seguidores en su divinidad. Entre ellas, cabe mencionar las del historiador judío Josefo (37-100 d.C.), que nom-bra a Jesús y a su hermano Santiago,20 así como textos que se refieren a Jesús como hechicero en el Talmud Babilónico,21 además de referencias de Cristo o los creyentes en cartas de varios autores romanos que criticaban a los cristianos y el cristianismo, como por ejemplo Plinio el Joven.22

El primer símbolo de los cristianos fue un pez. En griego pez se dice ictys, que es un acróstico de la expresión

Continúa en la página ��

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presentado con conocimiento y autoridad. Sin embargo, el lector observa un marcado cambio en sus explicaciones de Daniel 11:21-45 (especialmente en las páginas 248-268), en las que el autor se vuelve vacilante y admite, “Aunque estos versículos ofrecen una vasta cantidad de detalles históricos, la interpretación de los mismos es a menudo problemática. . . . El detalle y las dificultades interpretativas aumentan en la segunda sección del capítulo 11” (pp. 250, 251). Vuelve a lo mismo en la p. 254: “Daniel 11:40-45 es un pasaje muy difícil de interpretar. . . . Resulta difícil ser definido en la interpretación de Daniel 11:23-30. . . . Hay no menos de cinco diferentes interpretaciones posibles”.

A pesar de estas dificultades y de la variedad de interpre-taciones posibles de la segunda parte de Daniel 11 –que este reseñador ha propuesto en otros contextos– esta obra del Dr. Shea confiere al libro de Daniel una vitalidad renovada y hace que su mensaje se aprecie en su relevancia siempre creciente para el pueblo de Dios, particularmente al ir avan-zando éste en el “tiempo del fin” predicho por el profeta. En síntesis, se trata de una obra recomendable a todo lector interesado en la comprensión de las notables profecías de Daniel.

Humberto R. Treiyer (Ph.D., Southern Baptist Theological Seminary) ha desempeñado su labor como teólogo, historiador, profesor y autor en varios países del mundo. Ahora reside en la Argentina. Su correo electrónico es [email protected] o [email protected].

LIBROSDaniel: A Reader’s Guide, William H. Shea (Nampa, Idaho: Pacific Press Publ. Assn.; �00�; �8� pp.; rústica).

Reseña de Humberto R. Treiyer

Evidences for Creation,George Javor (Hagerstown, Maryland: Review and Herald Publ. Assn., �00�; 1�1 pp.; rústica).

Reseña de Raúl Esperante

Este libro se ocupa de un tema muy debatido entre los partidarios de la evolución y los que creen en una creación especial, a saber, si la evolución química puede explicar el origen de la vida y de la información biológica. El autor es doctor en bioquímica y profesor en la Universidad de Loma Linda, California, donde dicta cursos de su especialidad en la facultad de medicina. Por años ha venido presentando

El Dr. William H. Shea, egresado de las universidades de Loma Linda (California) y Harvard (Massachusetts), se ha distinguido por un notable servicio internacional como médico misionero, profesor, investigador y prolífico autor de numerosos artículos eruditos y varios libros.

Como lo sugiere el título del libro, Daniel: A Reader’s Guide, el autor no intentó escribir una obra para especia-listas, sino más bien una guía para el lector común. Sin embargo, los toques eruditos que matizan casi cada página del libro hacen que su lectura cautive tanto al teólogo como al lector menos versado en el tema.

Después del Prefacio y de la Introducción, el Dr. Shea explora el contenido del libro de Daniel en trece capítulos: 1. Interpretación de la Historia; 2. Exiliado (Daniel 1); 3. Monarcas Caídos (Daniel 4, 5); 4. Persecución (Daniel 3, 6); 5. Reinos Caídos (Daniel 2, 7); 6. Interpretación de la Profecía; 7. Cristo como Sacrificio (Daniel 9); 8. Cristo como Sacerdote (Daniel 9); 9. Cristo como Rey (Daniel 9 y 7), 10. Resumen de Daniel 7-9; 11. El Mensaje Final, Primera Parte (Daniel 10 al 12); 12. El Mensaje Final, Segunda Parte (Daniel 10 al 12); y 13. El Caminar de Daniel con Dios.

En su exploración del libro de Daniel, el autor no sigue la secuencia usual de capítulo tras capítulo, sino que lo hace de manera temática, porque, en sus palabras, “resulta más significativo verlo en ese orden” (p. 9). Son dos las pregun-tas fundamentales que proporcionan la base para el primer capítulo: (1)¿Interviene Dios en la historia humana o se ha alejado a otra porción de su universo, dejando abandonada a la Tierra? (2)¿Con qué período de la historia trata el libro de Daniel? Contestando estos interrogantes, Shea ofrece una de las conclusiones más importantes del libro: “Si la exactitud histórica del libro puede ser cuestionada, sus pro-fecías no necesitan ser tomadas seriamente. . . . En cambio, si podemos demostrar que las secciones históricas de Daniel son exactas y confiables, entonces podemos tomar seriamen-te lo que Daniel comunicó en sus profecías” (p. 21).

El libro de Shea está bien organizado y sus explicacio-nes son excelentes. Su análisis de Daniel 1:1 a 11:20 está

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La edición revisada de Origin by Design revitaliza una obra clásica en su género. Publicada inicialmente por el Dr. Coffin en 1969 con el título Creation: Accident or Design?, fue actualizada en 1983 como Origin by Design y ahora nos llega nuevamente puesta al día con la colaboración de otros dos científicos.

Por muchos años coordiné un curso universitario sobre los orígenes, utilizando la edición de 1983 como libro de texto, y era necesaria una revisión que tomara en cuenta los avances de la ciencia. En esta nueva edición casi la mitad de las referencias aluden a trabajos de investigación más recien-tes.

Entre ellas se encuentran los aportes de Art Chadwick y Clyde Webster. El primero ha estudiado el tema de las paleocorrientes y el segundo las huellas químicas en los depósitos volcánicos de los bosques petrificados del parque Yellowstone. Ambos descubrimientos sugieren procesos geo-lógicos rápidos y de gran significado (ver pp. 101, 240).

Origin by Design examina primero el relato bíblico de la creación y el diluvio desde una perspectiva científica, relacionándolo con la edad de la Tierra. Luego aborda la geología y la paleontología desde el punto de vista del libro de Génesis. La última sección, “Cambio biológico”, incluye capítulos sobre la evidencia de diseño en el mundo natural, así como las modificaciones acaecidas en plantas y anima-les desde el momento de la creación. El libro consta de 33 capítulos, además de un útil glosario y un índice analítico.

La obra es muy valiosa para la comprensión del creacio-nismo. Los estudiantes que confían en la Biblia como libro inspirado y asisten a universidades públicas encontrarán en Origin by Design respuestas científicas para los desafíos que con frecuencia enfrentan. Los que estudian en instituciones cristianas también se beneficiarán al tener a la mano argu-mentos que aclaran y afirman sus convicciones.

El libro presenta la creación como un hecho histórico relativamente reciente. Hay abundantes evidencias geoló-gicas y paleontológicas que apoyan esta hipótesis, y se las comunica de una manera equilibrada. No se cae en la tram-pa de presentar cualquier evidencia porque concuerda con dicha hipótesis. Un caso particular es el de la supuesta yux-taposición de huellas fósiles de seres humanos y dinosaurios

Origin by Design, Harold G. Coffin con Robert H. Brown y James Gibson, edición revisada (Hagerstown, Maryland: Review and Herald Publ. Assn.; �00�; �6� pp.; tapa dura)

Reseña de Henry Zuill

conferencias sobre los problemas de la teoría evolutiva para explicar el origen de la vida y la evolución química.

Los evolucionistas afirman que las reacciones químicas en los océanos primitivos o en la atmósfera originaron las pri-meras moléculas orgánicas, las que a su vez se organizaron en moléculas más complejas, y eventualmente, en células y estructuras más organizadas. Así, dadas las sustancias químicas y las condiciones ambientales apropiadas, la vida se habría originado espontáneamente por fuerzas y leyes no guiadas de la naturaleza. El propósito principal de esta obra es dejar en claro que los evolucionistas no han podido demostrar que la vida se haya originado en la tierra u otros planetas por procesos abióticos.

El libro consta de tres secciones. La primera se ocupa de la búsqueda de vida o de compuestos orgánicos en otros planetas (Venus y Marte) y de su significado para el origen de la vida en la Tierra. Siendo que la posibilidad de vida “primitiva” en otros planetas encaja bien en los mode-los evolutivos, los científicos han llevado a cabo enormes esfuerzos para demostrar que el origen de la vida es posible por medio de procesos no guiados. El Dr. Javor documenta cómo esta búsqueda ha sido infructuosa. También describe cómo la comunidad científica evolucionista está ignorando la creciente evidencia científica que indica que la atmósfera primitiva de la tierra era inadecuada para el origen químico de la vida.

La segunda y la tercera secciones se ocupan de la comple-jidad de la información biológica almacenada en las células y los modelos que intentan explicar dicha complejidad. El autor argumenta que un origen abiótico en el océano primordial y la subsiguiente evolución por mutaciones al azar no pueden explicar los mecanismos bioquímicos extre-madamente complejos de las células. Extrae ejemplos del Proyecto Genoma Humano y de sus propios estudios con bacterias, y concluye que no es posible que emerjan células vivas por sí solas en ningún medio ambiente aun en las más variadas condiciones. Para él, la única explicación viable para el origen y el funcionamiento de la información bioló-gica es que un Diseñador las creó.

Debido a que esta obra consiste en una colección de ensayos, cada uno escrito como un artículo individual, se observan algunas repeticiones de ciertas ideas y ejemplos, las cuales no obstaculizan la lectura. Con todo, una mejor labor editorial habría reducido cierta redundancia y mejorado la organización del material. Puesto que este libro no ha sido escrito para especialistas, su lectura beneficiará a profesores y estudiantes universitarios interesados en el tema.

Raúl Esperante (Ph.D., Loma Linda University) es director aso-ciado del Geoscience Research Institute, Loma Linda, California. Su email: [email protected].

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lógicas. Pero ésta no es la realidad.

Los obstinados defensores de DarwinSegún Dawkins y Coyne, “La evo-

lución es un hecho, tan real como las placas tectónicas o el sistema solar heliocéntrico”. Esta afirmación se ha convertido en el estribillo de los darwinistas ortodoxos. En diversos contextos, “evolución” significa sim-plemente cambio y ¿quién negaría la existencia de cambios en el mundo natural? Hay mucha evidencia de que la microevolución ocurre. Todos están de acuerdo en que la evolución del pico de los pájaros pinzones o la apa-rición de resistencia entre las bacterias son hechos reales.

Por más de 100 años la ciencia se ha esforzado por demostrar que el azar unido a las leyes naturales explican el origen de todo lo que existe. A pesar del enorme y sostenido esfuerzo, las propuestas evolucionistas para explicar el origen de la vida, de las estructuras irreductiblemente complejas y del código genético siguen siendo especu-lativas y carentes de evidencias concre-tas.

El debate en torno al DI no se libra entre hechos científicos y creencias religiosas. El verdadero enfrentamiento es de tipo ideológico, en el cual los científicos tratan de mantener la hege-monía intelectual y cultural de la cos-movisión ateísta. El objetivo primario del movimiento del DI es establecer el diseño como un factor básico en el mundo natural que, junto con el azar y las leyes naturales, permite comprender el origen de las estructuras biológicas complejas. Hay indicios animadores de que una nueva generación, escéptica ante los estribillos darwinistas, está reconociendo al DI como una pro-puesta razonable y bien fundamentada.

John Walton (D.Sc., Sheffield University; Ph.D., Saint Andrews University) es profesor de química reactiva en la Saint Andrews University, Reino Unido.Email: [email protected].

REFERENCIAS1. Esta es una referencia ligeramente modificada. En

realidad Carroll dijo, “A veces he creído seis cosas imposibles antes de desayunar”.

2. Phillip E. Johnson, Darwin on Trial, 2da edición (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1993).

3. El naturalismo filosófico es la idea de que nada existe más allá de “el mundo espacio-temporal de entidades físicas que podemos investigar en las ciencias natu-rales”. Ver M. J. Wilkins y J. P. Moreland en Jesus Under Fire (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1995).

4. Michael Behe, Darwin’s Black Box (New York: Free Press, 1996).

5. William A. Dembski, The Design Revolution (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2004); The Design Inference: Eliminating Chance Through Small Probabilities (Cambridge University Press, 1998).

6. William A. Dembski, editor, Uncommon Dissent: Intellectuals Who Find Darwinism Unconvincing (Wilmington, Delaware: ISI Books, 2004).

7. The Discovery Institute, Center for Science and Culture, Seattle, http://www.discovery.org/csc/ Ver también la página de internet de Dembski relaciona-da al Diseño Inferido: http://www.designinference.com/.

8. Para un resumen, ver http://www.bbc.co.uk/sn/tvra-dio/programmes/horizon/index.shtml.

9. Peter W. Atkins, http://www.infidels.org/library/modern/peter_atkins/behe.html.

10. Richard Dawkins y Jerry Coyne, “One Side Can Be Wrong”, www.guardian.co.uk/life/feature/story/0,13026,1559743,00.html.

11. Stephen C. Meyer en Science and Evidence for Design in Nature, M. J. Behe, W. A. Dembski y S. C. Meyer, editores (San Francisco, California: Ignatius Press, 2000), p. 53.

12. Ver http://www.rsternberg.net/ para leer la crónica del propio Sternberg.

13. Ver Dembski, The Design Revolution, c. 24, p. 183 para más detalles.

14. Peter W. Atkins y J. de Paula, Physical Chemistry for the Life Sciences (Oxford University Press, 2006).

15. Kenneth R. Miller, “The Flagellum Unspun” en Debating Design: from Darwin to DNA, editors W. A. Dembski y M. Ruse, (New York: Cambridge University Press, 2004). Ver también: K. R. Miller, http://www.millerandlevine.com/km/evol/design2 article.html.

El diseño…Continuación de la página �

junto al lecho del río Paluxy en Texas. Al referirse a ellas, el autor principal de la obra comenta con honestidad: “Aunque me gustaría declarar que las huellas son realmente humanas, me resisto a utilizar información falaz que podría afectar desfavorablemente la causa del creacionismo” (pp. 317, 318).

La palabra design que aparece en el título se relaciona con una corriente de pensamiento que ahora se conoce con el nombre de Diseño Inteligente (DI). Cuando en 1983 se publicó la primera edición de Origin by Design, el DI no tenía aún la fuerza filosófica y científi-ca con que cuenta en la actualidad. Es más, cuando se vincula el concepto de DI con la evidencia de una creación reciente, se genera una combinación poderosa. Por eso me hubiese gustado encontrar en esta obra un tratamiento más extenso sobre el DI. No obstante, la publicación de la nueva edición de Origin by Design es un evento signifi-cativo, por el gran valor de su enfoque y contenido puesto al día.

Henry Zuill (Ph. D., Loma Linda University) ha sido catedrático de bio-logía y ha dirigido investigaciones en ecología por muchos años. Actualmente retirado del trabajo, pero aún activo, reside en Norman, Arkansas, EE.UU. Su dirección electrónica: [email protected].

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“Jesucristo Hijo de Dios y Salvador” (Iesous Cristos Teous Yios Soter).23 Las inscripciones y los motivos artísticos (Jonás, Daniel en el foso, panes y peces), así como las sepulturas conjun-tas de creyentes de todas las clases socia-les que se encuentran en las catacumbas de Roma de los siglos I al IV, revelan que los cristianos creían en la resurrec-ción y en la vida venidera con Jesús. Indican también que, en una tradición compartida con el judaísmo, los cristia-nos sostenían la igualdad social, puesto que para los que han sido bautizados, “ya no hay judío ni griego; no hay escla-vo ni libre; no hay varón ni mujer; por-que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).

¿Se casó Jesús con María Magdalena?Es difícil argumentar sobre este tema

puesto que la abrumadora mayoría de los documentos bíblicos o extra-bíblicos no lo menciona. Sin embargo, se puede afirmar que, si Cristo hubiera estado casado, este hecho se habría registra-do en algún libro de la Biblia. Como el Nuevo Testamento menciona que algunos de los discípulos eran casados (como por ejemplo Pedro),24 es lógico esperar que la boda de Cristo hubiera quedado consignada. La genealogía era y sigue siendo un tema de suma impor-tancia en las religiones y las costumbres del Cercano Oriente. Tanto es así, que Mateo y Lucas se toman tiempo para registrar en detalle la genealogía de Cristo.

María Magdalena o Miriam de Magdala (en Galilea) es mencionada 14 veces en el Nuevo Testamento, siempre por nombre. Como sólo se la llama “de Magdala” y sabemos que viajó con Jesús y lo apoyó, puede haber sido una viuda o una mujer soltera con buenos recursos financieros. Jesús la liberó de siete demonios, fue una de las pocas que permaneció junto a la cruz, y fue la primera en ver al Cristo resucitado. Posiblemente por ese privilegio de ser la primera en verlo, es que los padres de la iglesia la consideraron una mujer

de gran virtud que desempeñó un papel importante junto a los apóstoles.25

María Magdalena no había sido relacionada con la prostitución hasta que en el siglo V el Papa Gregorio mencionó su nombre en un sermón junto con las otras Marías y mujeres del Nuevo Testamento que relacionamos con pecadoras arrepentidas que aban-donaron esa vida. A partir de entonces, María Magdalena ha sido representada en obras de arte como la mujer con el recipiente de alabastro, tomado del rela-to de Mateo 26:7, Marcos 14:3 y Lucas 7:37. Esto es todo lo que sabemos en realidad sobre Miriam de Magdala. Sin embargo, la literatura medieval elabora con imaginación su historia, que nos llega retocada por Brown en El Código Da Vinci.

ConclusiónSi bien la novela de Dan Brown, El

Código Da Vinci ha gozado de gran popularidad, sus afirmaciones tenden-ciosas sobre las creencias de la iglesia cristiana primitiva y la naturaleza de Cristo son fáciles de refutar. Sin embar-go, esto requiere un conocimiento amplio del Nuevo Testamento, de los comienzos del cristianismo y de las culturas griega, romana y judía. Tanto la novela como el filme nos brindan a todos los creyentes la oportunidad de “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en voso-tros” (1 Pedro 3:15).

Ron y Maxine Bingham son especialis-tas en física y en estudios del Cercano Oriente, respectivamente. Dirigen un programa adventista denominado Agora International Seminars para com-partir con otros las verdades bíblicas. Este artículo está basado en uno de sus seminarios, preparado para exponer los errores de El Código Da Vinci. Puedes comunicarte con ellos mediante [email protected].

REFERENCIAS

1. Dan Brown, The Da Vinci Code (New York: Doubleday, 2003).

2. Sony Pictures Corporation, estrenada en mayo de 2006. 3. The Daily Mail online, “Archbishop attacks the Da

Vinci Code”, por Jo Knowsley, 16 de abril de 2006.4. Times Online, “Da Vinci Code author wins battle

against plagiarism claim”, por Philippe Naughton, 7 de abril de 2006; http://www.timesonline.co.uk/arti-cle/0,200-2123521,00.html.

5. La “Simbología” no existe como área de especialidad en Harvard.

6. Un romance medieval de alrededor del año 1.200, mencionado por Melvyn Braga en In Our Time: The Holy Grail, 15 de mayo de 2003, BBC Radio 4, http://www.bbc.co.uk/radio4/history/inourtime/inourtime_20030515.shtml.

7. Para más detalles, ver: http://www.greatbuildings.com/buildings/Pyramide_du_Louvre.html.

8. Un conocido fraude del siglo XX perpetrado por Pierre Plantard; ver el programa de TV 60 Minutes, The Priory of Sion: Is The “Secret Organization” Fact or Fiction? transmitido el 30 de abril de 2006, http://www.cbsnews.com/stories/2006/04/27/60minutes/main1552009.shtml.

9. La Biblioteca Nacional de Francia, pero cualquier per-sona puede guardar documentos allí.

10. El único hecho real del prólogo es que Opus Dei tiene una nueva sede central en la ciudad de Nueva York.

11. Por ejemplo, Salon, “The Da Vinci Crock,” por Laura Miller, 29 de diciembre de 2004, http://dir.salon.com/story/books/feature/2004/12/29/da_vinci_code/index.html?pn=1.

12. Tales como: Bart D. Ehrman, Truth and Fiction in The Da Vinci Code (Oxford University Press, 2004) y Ben Witherington III, The Gospel Code (InterVarsity Press, 2004).

13. Da Vinci Code, p. 253 de la edición en inglés.14. The Spectator (Reino Unido), “Blessed are the spin

doctors”, por Auston Ivereigh y “Opus Dei is so normal it’s scary”, por Mary Wakefield, del 6 de mayo de 2006.

15. La primera serie fue llevada a cabo a principios de mayo de 2006, con el patrocinio conjunto de la Iglesia Adventista de Santa Cruz, California, y Agora International Seminars, el ministerio laico de los autores.

16. Ver James L. Garlow, The Da Vinci Code Breaker: An Easy to Use Fact Checker (Bethany House Publishers, 2006).

17. Ver por ejemplo, la Introduction to the New Testament, de Bart Ehrman, The Teaching Company, 2000 (www.teach12.com; 1-800-832-2412), en la que nos hemos basado, junto con otras fuentes fidedignas.

18. En este artículo nos hemos basado principalmente en el libro Lost Christianities: The Battles for Scripture and the Faiths We Never Knew, de Bart Ehrman (Oxford University Press, 2003).

19. The Catacombs of Rome: http://www.catacombe.roma.it/.

20. Entrada de Wikipedia, http://en.wikipedia.org/wiki/Flavius_Josephus.

21. Early Christian Writings: http://www.earlychristianwri-tings.com/talmud.html.

22. Probe Ministries: http://www.probe.org/content/view/18/77/.

23. http://www.eureka4you.com/fish/fishsymbol.htm.24. Mateo 8:14, ff.25. En el comentario de Cantar de los Cantares de

Hipólito, Padre de la Iglesia (170-236 d.C.).

El Código…Continuación de la página ��

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PARA TU INFORMACIóN

Filosofía adventista sobre la música La música es una característica dominante de cada cultura. Hoy no podemos huir de ella, pues-to que sus melodías y ritmos nos acompañan dondequiera que vayamos. Durante los últimos cuarenta años, el idioma musical ha experimentado notables trans-formaciones. Dentro del mundo cristiano, se advierten cambios en el papel de la música como parte del culto. En algunos casos, esto ha llevado a enfrentamientos e incluso divisiones dentro de las congregaciones. Como cristianos respetuosos de la Biblia, ¿qué prin-cipios deberían informar nuestras decisiones y guiar nuestras eleccio-nes en cuanto a la música? Durante el Concilio Anual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día celebrado en el año 2004, los representantes internacionales aprobaron un documento oficial sobre la música, que contiene también orientaciones. El texto de dicho documento se ofrece a continuación para beneficio de nuestros lectores.

IntroducciónDios ha entretejido la música en la

trama misma de su creación. Leemos que cuando hizo todas las cosas, ala-baban todas las estrellas del alba y se regocijaban todos los hijos de Dios (Job 38:7). El libro del Apocalipsis describe el cielo como un lugar de ala-banza incesante, que resuena con cán-ticos de adoración a Dios y al Cordero (Apocalipsis 4:9 11; 5:9 13; 7:10 12; 12:10 12; 14:1 3; 15:2 4; 19:1 8).

Debido a que Dios hizo al ser huma-no a su imagen, compartimos el amor y el aprecio por la música con todos

los seres creados. De hecho, la música puede tocarnos y conmovernos con un poder que va más allá de las palabras o cualquier otro tipo de comunicación.1 La mejor música y más pura eleva nuestro ser hasta la misma presencia de Dios, donde los ángeles y seres no caídos lo adoran con cánticos.

Pero el pecado ha lanzado una plaga sobre la creación. La imagen divina ha sido desfigurada y casi borrada; en todos los aspectos, este mundo y los dones de Dios nos llegan con una mezcla de bien y mal. La música no es moral ni espiritualmente neutra. Puede elevarnos hasta la experiencia humana más sublime o puede ser usada por el príncipe del mal para rebajarnos y degradarnos, para despertar sensua-lidad, pasiones, desesperación, ira y odio.

La mensajera del Señor, Elena White, continuamente nos anima a elevar nuestra perspectiva en cuanto a la música. Ella nos dice: “Cuando no se abusa de la música, ésta es una gran bendición; pero mal empleada, es una terrible maldición”.2 Sin embargo, “debidamente empleada es un precioso don de Dios, destinado a elevar los pensamientos hacia temas más nobles, y a inspirar y levantar el alma”.3

En cuanto al poder del canto, ella escribe: “Es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual. Cuán a menudo recuerda la memoria al alma oprimida y pronta a desesperar, alguna palabra de Dios, tema olvidado de algún canto de la infancia, y las tentaciones pierden su poder, la vida adquiere nuevo signi-ficado y nuevo propósito, y se imparte valor y alegría a otras almas. . . . Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración.

En realidad, más de un canto es una oración. . . . Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con la gloria de Dios, podre-mos comprender los temas de alabanza y acción de gracias del coro celestial que rodea el trono, y al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones serán acercados más a los cantores celestiales. La comunión con el cielo empieza en la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza”.4

Como adventistas del séptimo día, creemos y predicamos que Jesús pronto vendrá otra vez. En nuestra proclama-ción mundial de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 12, lla-mamos a todos los pueblos a aceptar el evangelio eterno para alabar a Dios el creador y a prepararse para encontrarse con nuestro Señor en su pronto regre-so. Invitamos a todos a elegir lo bueno y no lo malo, “para que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación glo-riosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:12, 13).

Creemos que el evangelio afecta todos los aspectos de la vida. Por eso sostenemos que, dado el vasto poten-cial de la música para lo bueno o lo malo, no podemos ser indiferentes ante ella. Aunque percibimos que los gustos en música varían en gran manera de un individuo a otro, creemos que la Biblia y los escritos de Elena G. de White sugieren principios que pueden guiar nuestras elecciones.

Música sacra es una expresión usada en este documento y que generalmente se refiere a la música religiosa. Designa a la música que se centraliza en Dios, en temas bíblicos y cristianos. En la mayoría de los casos es música com-puesta para ser utilizada en los cultos, en las reuniones de evangelismo o en la devoción personal, y puede ser música vocal e instrumental. Sin embargo, no toda música considerada sacra/religio-sa, puede ser aceptable para un adven-

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tista del séptimo día. La música sacra no debe evocar asociaciones seculares o invitar a aceptar normas de pensamien-to o comportamiento de la sociedad en general.

Música secular es música compuesta para ambientes ajenos al servicio de culto o de la devoción personal; alude a los asuntos comunes de la vida y a las emociones básicas del ser humano. Tiene su origen en el hombre y es una reacción del espíritu humano a la vida, el amor y el mundo en que el Señor nos ha colocado. Puede elevar o degradar moralmente al ser humano. Aunque no está destinada a alabar a Dios, puede tener un lugar legítimo en la vida del cristiano. En su elección se deben seguir los principios presentados en este documento.

Principios para guiar al cristianoLa música con la que se deleita el

cristiano debe caracterizarse por los siguientes principios:

1. Toda la música que escuche, interprete o componga el cristiano, ya sea sacra o secular, glorificará a Dios: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1Corintios 10:31). Este es el principio bíblico fundamental. Todo lo que no pueda satisfacer esta norma elevada debilitará nuestra experiencia con el Señor.

2. Toda la música que escuche, interprete o componga el cristiano, ya sea sacra o secular, debe ser la más noble y la mejor: “Por lo demás, her-manos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Como seguidores de Jesucristo que esperamos y anhelamos unirnos al coro celestial, consideramos la vida en esta tierra como una prepa-ración para, y un anticipo de, la vida por venir.

De estos dos conceptos fundamen-tales, glorificar a Dios en todas las cosas y elegir lo más noble y lo mejor,

dependen los demás principios que se presentan a continuación para la selec-ción musical.

3. Se caracteriza por ser de calidad, equilibrada, apropiada y auténtica. La música fomenta nuestra sensibilidad espiritual, psicológica y social, y nues-tro crecimiento intelectual.

4. La música apela tanto al intelecto como a las emociones y afecta al cuer-po en forma positiva. Su impacto es integral.

5. La música revela creatividad y se basa en melodías de calidad. Cuando utiliza la armonía,5 ésta debe ser empleada de una forma atractiva y artística, con ritmos que la comple-mentan.

6. La música vocal utiliza letras que estimulan positivamente las habilidades intelectuales así como nuestras emo-ciones y nuestra fuerza de voluntad. Las buenas letras son creativas, ricas en contenido y de buena composición. Se concentran en lo positivo y reflejan valores morales; educan y elevan, y se apoyan en una teología bíblica sólida.

7. Los elementos musicales y lite-rarios obran juntos, armoniosamente, para influir sobre el pensamiento y la conducta, en concordancia con los valores bíblicos.

8. La música mantiene un equilibrio prudente de los elementos espirituales, intelectuales y emocionales.

9. Reconocemos y aceptamos la contribución de diferentes culturas en

la adoración a Dios. Las formas y los instrumentos musicales varían conside-rablemente dentro de la familia adven-tista mundial, y la música proveniente de una cultura puede parecer extraña para alguien de una cultura diferente.

El componer e interpretar música adventista requiere que elijamos lo mejor y, sobre todo, debe acercarnos a nuestro Creador y Señor para glorifi-carlo. Aceptemos la invitación a elegir música que sea congruente con nuestro mensaje profético y a crear composi-ciones musicales que presenten ante el mundo el testimonio de un pueblo que espera el pronto regreso de Cristo.

REFERENCIAS

1. “[La música] es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual” (Elena White, La educación [Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1974], p. 163).

2. Elena White, Testimonies for the Church, Vol. 1 (Boise, Idaho: Pacific Press Publ. Assn.), p. 497 También declara que “justamente antes de la terminación del tiempo de gracia...habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza. El juicio de algunos seres racionales quedará confundido de tal manera que no podrán confiar en él para realizar decisiones correctas. Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante ese ruido desconcertante. Esto constituye una invención de Satanás para ocultar sus ingeniosos métodos desti-nados a tornar ineficaz la pura, sincera, elevadora, ennoblecedora y santificadora verdad para este tiem-po” (Elena White, Mensajes selectos, vol. 2 [Mountain View, California: Pacific Press Publ.Assn., 1977], p. 41).

3. White, La educación, p. 163.4. Id., pp. 163, 164.5. Reconocemos que en algunas culturas la armonía no

es tan importante como en otras.

AAHHH, esto sí que es vida. Sin exámenes parciales, sin clases, sin trabajos prácticos, sin tener que estudiar o presentar

informes o rendir exámenes finales....Reimpreso con autorización de The Lighter Side of Campus Life.

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VIDA UNIVERSITARIA

En diálogo con los testigos de JehováDaniel Belvedere

¿Alguna vez te encontraste con un testigo de Jehová? Si lo hiciste, puedes estar seguro de una cosa: saben lo que creen y están listos a compartirlo con otros; si pueden, mediante la persua-sión, y si no, argumentando. Están absolutamente convencidos de que conocen la verdad. Por eso, la manera ideal de dialogar con ellos para com-partir lo que, como adventistas del séptimo día, consideramos que es la verdad, es entender lo que ellos creen y descubrir en qué puntos se apartan de las enseñanzas bíblicas. Al hacerlo, trata de ser tan cordial como puedas porque las discusiones rara vez ganan amigos.

Este artículo abordará tres temas significativos en los cuales los testigos de Jehová contradicen las doctrinas bíblicas, y resume lo que deberías saber acerca de esas importantes áreas.

La divinidad de JesucristoUna doctrina que aparece al comien-

zo de una conversación con los testigos de Jehová es la interpretación que hacen de la personalidad y la natura-leza de Jesucristo. Por ejemplo, ellos citan Apocalipsis 3:14, donde dice que Jesús es “el principio de la creación Dios” para argumentar que Jesús no es Dios sino que fue el primer ser creado por Dios. Sin embargo, la palabra que se usa en el original griego para “principio” es archeé que, como aclara en nota al pie de página La Biblia de las Américas, es “la fuente” de la crea-ción. Esto armoniza, por supuesto, con el resto de las Escrituras donde Jesús es presentado como Dios Creador (Juan 1:1-4; Colosenses 1:15-17). Juan emplea este término griego en otro pasaje del Apocalipsis, en el que

Jesús mismo dice: “‘Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio [archeé] y el fin’” (Apocalipsis 22:13). Teniendo en cuenta que en Apocalipsis 1:8 encontramos el mismo concepto de eternidad que posee el Dios Todopoderoso, queda claro que Jesús no fue creado. Él es Dios, tan divino como Dios el Padre (ver Apocalipsis 22:16, 20; Isaías 44:6). Juan define la verdad bíblica de que sólo Dios es digno de adoración (Apocalipsis 19:10; 22:8, 9). Por lo tanto su revelación de que Jesús, el Cordero, está siendo adorado en el cielo (Apocalipsis 5:6-10) es prueba suficiente de que el apóstol sabía que Jesús es Dios.

Conviene estudiar con los testigos de Jehová la revelación que nos presenta la Biblia sobre la existencia de Jesús antes, durante y después de su encar-nación. El Antiguo Testamento revela que nacería en Belén el que sería Señor, cuyos orígenes se remontan a los días de la eternidad (Miqueas 5:2). Además, ese niño sería llamado “Dios Fuerte” (Isaías 9:6). Esto es tan real que Jesús, hablando en oración con el Padre, se refirió “‘a la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese’” (Juan 17:5). Por eso Juan, bajo inspiración, declaró enfáticamente que Jesús, que existía desde el principio con Dios, era Dios (Juan 1:1, 2).

La Biblia dice que en su ministerio terrenal Jesús fue “Dios con noso-tros” (Mateo 1:23). Cuando decidió transformarse en el “segundo Adán” (1 Corintios 15:45) él “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres” (Filipenses 2:7; Colosenses 2:9), y “fue tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Jesús

“se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8) con el propósito de salvarnos.

El Nuevo Testamento también ense-ña que, después de su ascensión, Jesús reasumió la posición que tuvo antes de su encarnación; la cual es inherente a su naturaleza divina (Filipenses 2:9-11). Ahora está sentado a la diestra de Dios el Padre (Marcos 16:19) e intercede por nosotros (Hebreos 7:22-26). Tiene poder para hacerlo, porque su autoridad divina permanece para siempre (Hebreos 1:6-9). No hay dudas acerca de ello, porque él “es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos” (Romanos 9:5).

¿Un Dios unipersonal?Los testigos de Jehová creen en un

Dios unipersonal. Sin embargo, y aunque la Biblia no emplea la palabra Trinidad, una lectura minuciosa del Antiguo y del Nuevo Testamentos nos muestran que la Deidad está constitui-da por tres Personas coeternas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo (Isaías 48:16; Mateo 3:16, 17; 28:19, 20; Marcos 1:10, 11; Lucas 3:22; Hechos 20:28; 2 Corintios 13:14; Gálatas 4:6; Efesios 2:18; 1 Pedro 1:2; Judas 20, 21).

Vale la pena notar que el primer ver-sículo de la Biblia sugiere la pluralidad de la Divinidad. Allí dice que “en el principio creó [tercera persona, sin-gular] Dios [Elohim=Dios, plural] los cielos y la tierra (Génesis 1:1), y unos pocos versículos después reaparece el mismo concepto: “Entonces dijo Dios [en el original hebreo emplea el plural]: Hagamos [primera persona, plural] al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26).

Para enfatizar la participación de la Divinidad en la creación de este planeta y de la vida, la Biblia presenta a las tres Personas como involucradas en la crea-ción: Dios (Éxodo 20:11; Isaías 45:18), el Hijo (Juan 1:1-3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2), y el Espíritu Santo (Génesis 1:1, 2).

Hace un tiempo visité a una dama

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que había estado estudiando la Biblia con los testigos de Jehová. Ella les pidió que estuviesen presentes durante mi visita, para aclarar varias cuestiones que le preocupaban. Al comienzo de nues-tro diálogo mencioné que Jesús había prometido enviar el Espíritu Santo para que nos recordase todas las cosas que él nos había enseñado (Juan 14:6) y para que nos guiase a toda la verdad (Juan 16:13). Entonces pedí a uno de ellos que orase al Padre (Juan 14:13, 14), en el nombre del Hijo (Juan 16:24), para que nos enviase al Espíritu Santo (Juan 14:16) a fin de que nos ayudara a entender la Palabra de Dios. Él se negó, diciendo: “No puedo hacerlo; nosotros no creemos en la Trinidad.”

Le recordé que la Biblia, el libro que estábamos por estudiar, fue inspirada por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21; 2 Timoteo 3:16) quien nos ayudaría a entender las verdades de Dios (1 Co- rintios 2:11). Después de algunos momentos de tensión, oramos y la señora, que inicialmente estaba confun-dida, fue guiada por el Espíritu Santo para entender la verdad de Dios tal como es presentada en las Escrituras, y tomó su decisión.

Predicciones del tiempo de la segunda venida de Cristo

Los testigos de Jehová nacieron como movimiento religioso bajo el liderazgo de un presbiteriano sincero, Charles T. Russell (1852-1916), quien por un tiempo se apartó de esa iglesia y exploró las religiones orientales. Después, fasci-nado con la idea del inminente retorno de Cristo, aceptó las enseñanzas de Jonas Wendell, quien predijo que este evento ocurriría en octubre de 1872. Como esa predicción falló, dos años más tarde comenzó a predicar que Jesús había venido en 1874, pero en una forma invisible. Ese fue el comienzo de una serie de predicciones erróneas de Russell acerca de la segunda venida de Cristo, la batalla del Armagedón, el milenio y el comienzo del reino de Dios. Los testigos predijeron que 1975 marcaría el final de los 6.000 años del

séptimo día de la creación, y que ese sería el comienzo del milenio de paz. Como resultado de esos repetidos fraca-sos, chascos y desacuerdos internos, una tercera parte de sus miembros abando-naron el movimiento. A pesar de ello, todavía podemos encontrar a devotos testigos de Jehová visitando hogares, distribuyendo sus publicaciones y com-partiendo sus convicciones.

Las predicciones erróneas y los dolo-rosos chascos de los testigos de Jehová no anulan la verdad bíblica de la segun-da venida de Cristo. Debemos dejar de lado cualquier especulación humana y volver a lo que enseña la Biblia. Allí descubrimos que Cristo mismo prome-tió, “‘vendré otra vez’” (Juan 14:3), y que los apóstoles y los primeros cristia-nos consideraron el retorno de Cristo como “la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13). Otra cosa que descubri-mos es que el retorno de Cristo será en forma personal, visible, audible y gloriosa (Hechos 1:11; Mateo 24:27; 16:27; Apocalipsis 1:7; 1 Tesalonicenses 4:16). Por último, aunque no podamos predecir con exactitud la fecha de la segunda venida de Cristo, debemos estar siempre preparados para ese even-to extraordinario (Mateo 24:42; 25:13; Hechos 1:7).

ConclusiónAl cabo de décadas de encuentros

con los testigos de Jehová no me cabe duda de que son misioneros entusiastas y persistentes. Están dispuestos a sufrir el rechazo y la persecución a causa de sus convicciones religiosas. Aunque la mayoría de ellos son sinceros, no entienden que muchas de sus doctrinas no se basan en la Biblia.

Cuando dialogues con un testigo de Jehová, deja claro desde el comienzo que estás dispuesto a repasar todas las creencias religiosas a la luz de las enseñanzas específicas de las Sagradas Escrituras. Por supuesto, esto significa que deberías saber bien lo que crees y estar preparado/a para explicarlo. La lista de recursos que aparecen al final del artículo pueden ayudarte. Sería

bueno que se pongan de acuerdo en que durante la discusión no se inte-rrumpirán el uno al otro. Además, establezcan cierta cantidad de minutos para que cada uno presente la doctri-na bíblica escogida. Recuerda que tu blanco es llevarlos a aceptar la gracia salvadora en Cristo Jesús, quien dijo, “‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí’” (Juan14:6).

Ora pidiendo la orientación del Espíritu Santo. Sé respetuoso/a, pero firme. Toma nota de los argumentos que se presentan. Insiste en que cada punto doctrinal debe basarse en la infa-lible Palabra de Dios. Es por eso que Jesús pronunció las palabras que están registradas en Juan 5:39: “‘Escudriñad las Escrituras, porque os parece que en ellas tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí’”.

Daniel Belvedere (D.P.Th., Andrews University) ha sido profesor, evangelis-ta, y conferenciante en las Américas y en Europa. Este artículo ha sido adap-tado de su libro Escrudriñando... para ver si esas cosas eran así (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, �00�). Su dirección elec-trónica es: dbelvedere�@yahoo.com.ar.

Lectura adicionalWilliam y Joan Cetner, “An Inside View of

the Watchtower Society", in We Left Jehovah’s Witnesses: Personal Testimonies (Grand Rapids, Michigan.: Baker Book House, 1976).

Antolín Diestre Gil, Manual de contro-versia sobre historia, doctrinas y errores de los Testigos de Jehová (Tarrasa, Barcelona, España: Editorial Clie, 1993).

Eugenio Dayans, Proceso a la Biblia de los testigos de Jehová (Barcelona, España: Editorial Clie, 1971).

E. B. Price, La torre di Guardia: Canale della Verità di Dio? (Florencia, Italia: Edizioni Adv., 1983).

William K. Schnell, Esclavo por treinta años en la Torre del Vigía (Grand Rapids, Michigan: Baker Book House, 1959).

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PRIMERA PERSONA

Los milagros de la oraciónCaroline V. Katemba Tobing

¿Crees en la oración? ¿Has sentido la alegría de tener respuesta a tus ora-ciones?

La Biblia se refiere frecuentemente a la oración. Cuando oramos, conver-samos con Dios, revelamos nuestra confianza en él, nos aferramos a sus promesas, aguardamos su respuesta, y avanzamos con la certeza de que él es poderoso. Una vida sin oración es una vida inestable. El apóstol advierte al cristiano: “Pero pida con fe, no dudan-do nada; porque el que duda es seme-jante a la onda del mar, que es arrastra-da por el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:6, RVR).

El 8 de mayo de 2000 mi esposo Josué y yo estábamos entre los 65 estudiantes calificados para tomar el examen de admisión para el doctorado en educación en la Universidad de las Filipinas. Aguardábamos la llegada del funcionario que nos daría las ins-trucciones acerca del procedimiento. Inmediatamente antes de entregarnos las hojas del examen, nos advirtió. “Miren a su alrededor. Ustedes son 65, pero solamente 21 serán seleccionados. ¡Así veremos quiénes de entre ustedes pueden ser aceptados!” Un suspiro de desaliento se pudo oír en toda la sala. Josué me miró y todo lo que pudo decir fue: “Ora, Lina. ¡Solamente ora!”

Los dos inclinamos la cabeza y ora-mos silenciosamente. Este no era un momento para el desaliento, sino para aferrarse a la promesa de Dios: “‘Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá’” (Lucas 11:9). Oré en mi corazón, pero con la certeza de estar hablando con Dios en persona: “Señor, estoy rogando y llamando a tu puerta; por favor, ábrela. Te imploramos que nos concedas tu gracia”.

¿Acaso, no nos prometió Jesús, “‘Si

algo pidiereis en mi nombre, Yo lo haré’” (Juan 14:14)? Entonces pedí conocimiento y sabiduría para que pudiéramos responder correctamente las preguntas del examen. Le rogué a Dios que tomara mi mano y la guia-ra para poder escribir las respuestas correctas. Sí, él estaba allí ayudándonos a los dos. Cuando los resultados fueron anunciados, solamente 16 de los 65 aspirantes habían pasado el examen. Dos de ellos éramos nosotros.

Luego vino la inscripción. Quedé impactada al ver que todas las materias más importantes estaban programadas para los sábados. Hablé con el secreta-rio académico acerca de la posibilidad de cursar estas materias en el segundo semestre, en días de semana. “No”, fue su respuesta categórica. Por diez años estas materias habían sido dictadas los sábados y dicha tradición no podía alterarse. Le supliqué, pero cuanto más rogaba, más firme era su “No”. “Entonces no voy a poder estudiar en la universidad”, dije con tristeza y me retiré de su oficina llorando.

Josué tenía una manera más efi-ciente. “No te preocupes”, me dijo. “Presentemos este asunto al Señor en oración y dejémoslo en sus manos”. Luego de orar fervientemente, escri-bí una carta con un pedido formal a la universidad y a los profesores que dictaban dichas materias. Cuando se publicó el cronograma del segundo semestre, me sentí sumamente feliz al ver que una profesora había cambiado su clase del sábado a un día de semana. Cuando nos vimos en la clase, ella me dijo: “Carol, tu otra profesora (la Dra. A) no quiere cambiar su clase para un día de semana; así que no sé cómo resolverás esto”. Bueno, pensé, voy a dar un paso a la vez. Nuevamente recurrí a la oración, convencida de

que no hay montaña que una plegaria sincera, brotando de la fe en el Dios viviente, no pueda mover.

Pocos días más tarde, una amiga me cruzó por el camino y comentó que casi había perdido la clase de la Dra. A. Yo me sorprendí. “Pero hoy no es sábado, y la Dra. A da su clase los sábados”. “Yo no sé qué pasó”, dijo mi amiga. “Sin embargo, a último momento cambió su clase del sábado a un día de semana”. Por supuesto que yo sí sabía lo que había ocurrido. El Señor debió haberle hablado a la pro-fesora acerca de mi deseo de ser fiel a mis convicciones. ¿Acaso no es la ora-ción la herramienta más poderosa en las manos de un creyente?

Como alumnos extranjeros, debía-mos pagar una cuota de $500 dóla-res por estudiante para el Fondo de Desarrollo Educativo. En nuestro caso, eso significaba un total de $1.000 dólares, que estaban más allá de nues-tra capacidad financiera. ¡Y qué tre-mendo desánimo sentimos cuando nos dijeron que esta cuota debía ser paga al inicio de cada uno de los semestres, o sea, un total de siete u ocho veces durante nuestra carrera! Nuevamente oramos a Dios y enviamos una carta pidiendo una excepción. La solicitud se basaba en nuestra fe en la promesa del Señor: “‘Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará’” (Juan 11:22). “‘Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá’” (Marcos 11:24). La fe viviente hace que las montañas de la adversidad des-aparezcan o al menos las hace más fáci-les de sobrellevar. Un día después que presentamos nuestro pedido, la uni-versidad nos otorgó una excepción al pago de esa cuota, y esto ocurrió cada semestre hasta que nos graduamos.

Poco después de matricularnos, nos dimos cuenta de que cada uno de nosotros necesitaba una computado-ra para trabajar en su investigación. Nuestro plan de beca permitía única-mente una computadora para ambos, pero esto resultaba insuficiente para

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sionistas de la erudición posmoderna continúan siendo desafiadas por los descubrimientos arqueológicos del Oriente Medio.

Michael G. Hasel (Ph.D., University of Arizona) dicta cursos de arqueo-logía en Southern Adventist University, donde también es direc-tor del Instituto de Arqueología y curador del Museo Arqueológico Lynn H. Wood. En �00� fue Senior Fulbright Scholar en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas Chipriota-Norteamericano en Nicosia. Su direc-ción electrónica: [email protected].

REFERENCIAS1. Sobre el nacimiento de la arqueología en Egipto en

relación con el descubrimiento de la piedra Roseta durante la campaña de Napoleón, ver Neil Asher Silberman, Digging for God and Country: Exploration in the Holy Land, 1799-1917 (Nueva York: Doubleday, 1982), p. 13; William H. Stiebing, Jr., Uncovering the Past: A History of Archaeology (Nueva York: Oxford University Press, 1993), p. 57.

2. Sobre críticas al posmodernismo, véase Allen Bloom, The Closing of the American Mind (Nueva York: Touchstone, 1987); Keith Windschuttle, The Killing of History: How Literary Critics and Social Theorists are Murdering Our Past (Nueva York: Free Press, 1997); Terry Eagleton, The Illusions of Postmodernism (Oxford: Blackwell, 1997).

3. Os Guiness, Fit Bodies, Fat Minds (Londres: Hodder & Stoughton, 1994), p. 104.

4. Alister McGrath, A Passion for Truth: The Intellectual Coherence of Evangelicalism (Downers Grove, Illinois: InterVarsity, 1996), p. 188.

5. Niels-Peter Lemche, “Early Israel Revisited”, Currents in Research 4 (1996), pp. 27, 28.

6. Hans M. Borstad, “History and the Hebrew Bible”, en Can a “History of Israel”Be Written?, editado por Lester L. Grabbe, JSOT Sup 245 (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1997), p. 64.

7. Jeffrey L. Sheler, “The Fight for History”, U.S. News and World Report 131/26 (24 de Diciembre de 2001), pp. 38-45.

8. Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, The Bible Unearthed: Archaeology’s New Vision of Ancient Israel and the Origin of Its Sacred Texts (Nueva York: Simon and Schuster, 2001), p. 1.

9. Las perspectivas posmodernas de la Biblia fueron cri-ticadas por William G. Dever, What Did the Biblical Writers Know and When Did They Know It? What Archaeology Can Tell Us about the Reality of Ancient Israel (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 2001).

10. Jeffrey L. Sheler, Is the Bible True? How Modern Debates and Discoveries Affirm the Essence of the

Scriptures (San Francisco: HarperSanFrancisco, 1999).

11. Dever, What Did the Biblical Writers Know, p. 3.12. Davies, “In Search of ‘Ancient’ Israel”, Journal for

the Study of the Old Testament, Supplement 148 (Sheffield: JSOT Press, 1992), p. 67.

13. Ibíd., p. 60.14. Respecto de esta evaluación, ver James K.

Hoffmeier, Israel in Egypt (Nueva York: Oxford University Press, 1997), pp. 10-17.

15. Aren Maier, “An Iron Age IIA Proto-Canaanite, Philistine Inscription and Other New Finds From Tell es-Safi-Gath”. Un trabajo presentado en el Encuentro Anual de las American Schools of Oriental Research, Philadelphia, Pennsylvania, 8 de noviembre de 2005.

16. Por esta discusión en general, ver Gary N. Knoppers, “The Vanishing Solomon: The Disappearance of the United Monarchy From Recent Histories of Israel”, Journal of Biblical Literature 116 (1997), pp. 19-44; ver también Dever, What Did the Biblical Writers Know?

17. Dever, “Further Evidence on the Date of the Outer Wall at Gezer”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research 289 (1993), pp. 33-54; Randall W. Younker, “A Preliminary Report of the 1990 Season at Tel Gezer”, Andrews University Seminary Studies, 29 (1991), pp.19-60.

18. Amnon Ben-Tor, “Excavating Hazor: Solomon’s City Rises From the Ashes”, Biblical Archaeology Review 25/2 (1999), pp. 26-37.

19. Niels Peter Lemche, The Canaanites and Their Land (Sheffield: Sheffield Academic, 1991), p. 39.

20. Ibíd., p. 152.21. Nadav Naaman, “The Canaanites and Their Land:

A Rejoinder”, Ugarit-Forschungen 26 (1994), pp. 397-418; “Four Notes on the Size of the Land of Canaan,” Bulletin of the American Schools of Oriental Research 313 (1999), pp. 31-37; Anson F. Rainey, “Who is a Canaanite? A Review of the Textual Evidence”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research 304, pp. 1-15.

22. Lemche, Canaanites, 152.23. Michael G. Hasel, Domination and Resistance:

Egyptian Military Activity in the Southern Levant, 1300-1185 BC. Probleme der Ägyptologie 11 (Leiden: Brill, 1998); The Name Equation: Mediterranean Peoples, Places, and Polities in the Egyptian New.

24. Thomas L. Thompson, Early History of the Israelite People From the Written and Kingdom, en preparación. Archaeological Sources. Studies in the History of the Ancient Near East 4 (Leiden: Brill 1992), p. 140.

25. Ibíd., p. 271.26. James Pritchard, Ancient Near Eastern Texts, 3a. ed.

(Princeton: Princeton University Press), p. 262.27. Por una perspectiva general, ver Trude Dothan,

The Philistines and Their Material Culture (New Haven: Yale University, 1982); Trude Dothan y Moshe Dothan, People of the Sea: The Search for the Philistines (Nueva York: Macmillan, 1992).

28. Por referencias adicionales detalladas, ver Hasel, “New Discoveries Among the Philistines: Archaeological and Textual Considerations”, Journal of the Adventist Theological Society 9/1-2 (1998), pp. 57-70.

Los críticos…Continuación de la página 16

realizar nuestro trabajo. De modo que hicimos un arreglo provisorio: yo utili-zaba la computadora desde las 18 hasta las 0:30, y en ese momento comenzaba el turno de Josué, que iba hasta las 6:00 de la mañana. Mantuvimos este ritmo por tres meses, pero al cabo de ese tiempo llegamos a la conclusión de que este programa no estaba funcio-nando; por el contrario, comenzaba a afectar nuestra salud. Una vez más, la única manera que conocíamos para salir de esta dificultad era llevar nues-tro problema al Gran Solucionador de Problemas. ¿No dice Mateo 21:22, “‘Y todo lo que pidiereis en oración, cre-yendo, lo recibiréis’”?

Josué entonces envió un mensaje electrónico a sus amigos. Un antiguo compañero a quien no había visto desde de la época de la universidad, allá por 1985, respondió al día siguien-te anunciándole: “Ya está en camino una computadora portátil. Un amigo que viaja a las Filipinas te la llevará y la recibirás dentro de tres días”.

Una lección importante que aprendí mientras estudiaba en una universi-dad pública es que no podemos trazar nuestro camino sin una dependencia absoluta de Dios. Sin oración, esta-mos desconectados de nuestra fuente central de energía, sustento y poder. Estas experiencias me enseñaron que Dios está siempre a mi lado, acompa-ñándome en las alegrías y las tristezas. Él siempre tiene un camino de escape cuando me enfrento a problemas. A través de muchos milagros como éstos, tanto mi esposo como yo pudimos completar el doctorado. Nuestra vida y nuestro servicio como educadores son ahora un testimonio vivo del poder de la oración y la fe en un Dios que nunca falla.

Caroline V. Katemba Tobing (Ph.D., University of the Philippines, Diliman Campus) dirige el Departamento de Lenguas Modernas de Universitas Advent Indonesia en Bandung, Indonesia. Su email: [email protected].

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