Didáctica de las armas y literatura: «Libro que trata de ... · español, protegido del duque de...

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CRITICÓN, 58, 1993, pp. 73-84. Didáctica de las armas y literatura: Libro que trata de la Philosophía de las armas y de su destreza de Jerónimo de Carranza por Claude CHAUCHADIS (Universidad de Toulouse-Le Mirail) Para los españoles del Siglo de Oro, "ser un Carranza" significaba ser diestro en el manejo de las armas, expresión que tenía su origen en la persona del diestro Jerónimo de Carranza. Don Jerónimo de Carranza fue conocido en la segunda mitad del siglo XVI como capitán del ejército español, protegido del duque de Medina Sidonia durante muchos años, antes de terminar su vida con el título de Comendador de la orden de Cristo y como gobernador de Honduras. En realidad la notoriedad de Carranza como diestro estriba en una confusión. A las hazañas del valiente, el capitán andaluz prefirió la escritura de un tratado de didáctica de las armas, titulado Libro que trata de la Philosophía de las armas y de su destreza, obra publicada por el autor en Sanlúcar de Barrameda en 1582 1 . Si nos es difícil valorar la habilidad de Carranza en el manejo de las armas, podemos por lo menos hacernos una idea de su destreza en la pluma, ya que Carranza es uno de estos escritores soldados que intentaron compaginar armas y letras. En este coloquio dedicado a las relaciones entre didáctica y literatura, vamos a examinar pues cómo el capitán Carranza se vale de las letras para enseñar las armas. Hay que decir, para empezar, que la Philosophía de las armas pertenece al género dialogístico. Cabe subrayar la pertenencia a este género literario, siquiera porque la obra de Carranza no consta en los censos hechos últimamente por los especialistas del diálogo del Renacimiento español, ni el de Jacqueline Savoye Ferreras 2 , ni el de Jesús Gómez 3 que declara ofrecer el catálogo "más completo de los que han sido reunidos hasta el momento". Pero más allá de la indicación de esta omisión, lo que nos interesa ahora es interrogarnos sobre la adecuación de este género literario al propósito didáctico de su autor. Recordaré pues la temática del libro antes de examinarlo como obra literaria. 1 Jerónimo de Carranza, Libro que trata de la Philosophía de las armas y de su destreza, Sanlúcar de Barrameda, 1582. 280 f. + tabla. El autor afirma haber terminado su libro en 1569. 2 Jacqueline Savoye, Les Dialogues espagnols du XVI e siècle ou l'expression littéraire d'une nouvelle conscience, 2 vols., Paris, Didier, 1985. 3 Jesús Gómez, El diálogo en el Renacimiento español, Madrid, Cátedra, 1988, 236 p.

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CRITICÓN, 58, 1993, pp. 73-84.

Didáctica de las armas y literatura: Libro que trata dela Philosophía de las armas y de su destreza de

Jerónimo de Carranza

por Claude CHAUCHADIS(Universidad de Toulouse-Le Mirail)

Para los españoles del Siglo de Oro, "ser un Carranza" significaba ser diestro en el manejo delas armas, expresión que tenía su origen en la persona del diestro Jerónimo de Carranza. DonJerónimo de Carranza fue conocido en la segunda mitad del siglo XVI como capitán del ejércitoespañol, protegido del duque de Medina Sidonia durante muchos años, antes de terminar su vida conel título de Comendador de la orden de Cristo y como gobernador de Honduras. En realidad lanotoriedad de Carranza como diestro estriba en una confusión. A las hazañas del valiente, el capitánandaluz prefirió la escritura de un tratado de didáctica de las armas, titulado Libro que trata de laPhilosophía de las armas y de su destreza, obra publicada por el autor en Sanlúcar de Barrameda en15821. Si nos es difícil valorar la habilidad de Carranza en el manejo de las armas, podemos por lomenos hacernos una idea de su destreza en la pluma, ya que Carranza es uno de estos escritoressoldados que intentaron compaginar armas y letras. En este coloquio dedicado a las relaciones entredidáctica y literatura, vamos a examinar pues cómo el capitán Carranza se vale de las letras paraenseñar las armas.

Hay que decir, para empezar, que la Philosophía de las armas pertenece al género dialogístico.Cabe subrayar la pertenencia a este género literario, siquiera porque la obra de Carranza no constaen los censos hechos últimamente por los especialistas del diálogo del Renacimiento español, ni elde Jacqueline Savoye Ferreras2, ni el de Jesús Gómez3 que declara ofrecer el catálogo "máscompleto de los que han sido reunidos hasta el momento". Pero más allá de la indicación de estaomisión, lo que nos interesa ahora es interrogarnos sobre la adecuación de este género literario alpropósito didáctico de su autor. Recordaré pues la temática del libro antes de examinarlo como obraliteraria.

1 Jerónimo de Carranza, Libro que trata de la Philosophía de las armas y de su destreza, Sanlúcar deBarrameda, 1582. 280 f. + tabla. El autor afirma haber terminado su libro en 1569.2 Jacqueline Savoye, Les Dialogues espagnols du XVIe siècle ou l'expression littéraire d'une nouvelleconscience, 2 vols., Paris, Didier, 1985.3 Jesús Gómez, El diálogo en el Renacimiento español, Madrid, Cátedra, 1988, 236 p.

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El contenido didácticoLa Philosophía y destreza de las armas consta de cuatro diálogos relacionados con la enseñanza

de la destreza, pero bajo puntos de vista claramente distintos. El primer diálogo plantea elproblema general de la dignidad de la destreza como práctica de las armas. Se rechaza la falsadestreza de los bravos, insistiendo en la categoría de ciencia o de arte que se confiere a la verdaderadestreza. La demostración es más filosófica que técnica. A partir de numerosos autores, entre loscuales vuelven a menudo Platón, Aristóteles, Quintiliano, Cicerón, Euclides o Galeno, seestablecen distinciones conceptuales como las que establece la filosofía entre las diferentes causas:formal, material, eficiente y final. Se debate ampliamente para saber qué sentido, entre la vista eloído y el tacto, se utiliza más en la destreza. Frente a la falsa destreza fanfarrona e ignorante se haceel elogio de una destreza que exige una multiplicidad de conocimientos. Carilao, el personajeportavoz del autor no deja de exaltar el eclecticismo en el que estriba su destreza:

diré lo que ocurriere fundando todo lo que dijere en principios de Philosophia y Geometría, sin loscuales no se puede tener verdadero conocimiento de las armas, considerando la destreza en las cosassiguientes, y verificándose por una consideración de ellas muchas cosas que no se verifican niprueban por ninguna de las demás, conviene a saber el cuerpo, el ánimo, el acto, el color, la vista, eltacto, la postura, la distancia, la fuerza, la figura, el tiempo, el movimiento, la claridad, el tamaño, eltérmino, el estado, el orden, el modo, la especie, la diferencia, el conocimiento, el peso, laproporción, la medida, la disposición, la causa, el efecto, la materia, la forma, el ser, la intención, yla atención, y el sujeto. (F. 27 v°)

Es así como los fundamentos geométricos y filosóficos de la verdadera destreza permiten estableceruna distinción teórica entre las diferentes tretas de la espada: tajo, revés, estocada, contraponiendolos círculos de los tajos a las líneas rectas de las estocadas, desvíos, y reparos.

El segundo diálogo es el más original del conjunto, y el menos didáctico. Al hacer intervenirun maestro de esgrima valentón, que se jacta de enseñar la práctica de las armas, se demuestra lainanidad de la falsa destreza. El bravo, imbuido de su saber y de sus prejuicios, apenas se da cuentade la hilaridad que sus demostraciones excitan. Sola su cobardía le impide reaccionar a la falta derespeto que su auditorio le manifiesta. Centrado en la denuncia moral de las hipocresías de losvalentones, el segundo diálogo presenta sin embargo un contenido técnico por su exposiciónminuciosa de las falsas tretas de los bravos. Prepara a contrario la demostración del diálogosiguiente.

En efecto el tercer diálogo es el más técnico del conjunto. Cada personaje del diálogo da suparecer sobre el parentesco de la destreza con diversas ciencias tales como las matemáticas, laaritmética, la geometría, la perspectiva, la anatomía, la música, la medicina, la filosofía natural.Abundan las demostraciones prácticas nacidas de estas afinidades científicas. Se detallan losmúsculos que sirven para el manejo de la espada. Se debate de la mayor eficacia entre la espada condaga y la espada con rodela. Se explican las diferentes tretas con ayuda de figuras geométricasinsertas en el texto. Se dan consejos para el combate a caballo. Se demuestra la utilidad de larespiración y del pulso para el ministerio de las armas. Se controvierte para saber si vale más laexperiencia o la teoría. Se comenta la necesidad para el maestro de adaptar sus consejos altemperamento de su discípulo, etc. La variedad de los temas debatidos tiene pues su convergenciaen su fundamento científico que permite afirmar que la destreza es una "doctrina para letrados yhombres graves" tal como se declara en la introducción de este tercer diálogo (133 v°).

El cuarto y último diálogo, titulado "de la destreza cristiana", desarrolla un propósito ético yasubyacente en los diálogos anteriores, "enseñando, como se anuncia al final del diálogo tercero, aldiestro cristiano, cómo usará de la ciencia sin ofender a Dios, a sí, ni al prójimo" (205 v°). Se trata

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de justificar la compatibilidad entre la práctica de las armas y la religión cristiana. La reflexiónparte de consideraciones sobre la naturaleza del hombre, su superioridad sobre el animal, la calidadde sus realizaciones artísticas y científicas, entre las cuales se sitúa la destreza, considerada comouna invención permitida por Dios:

inventó el hombre la Destreza de las Armas, con la cual mejora su ánimo, alienta y ejercita el cuerpo,defiende la vida, aumenta la honra, conserva la fama y estimación, y guarda el uso de ella para lasnecesidades en que suelen poner los malos a los buenos. (214 r°)

La argumentación gira en particular alrededor del concepto de defensión cristiana, versión religiosade la legítima defensa. Así para que la defensa sea lícita es necesario que concurran tres cosas:

La primera es que entre el agresor y el acometido haya debida moderación en las armas, para que seadefensa proporcionada [... ]. La segunda, que la defensa se haga de presente, por amparar vida, sinperder honra... por que si se hiciese con deliberación y pasada la ocasión, sin ser necesitado con laprisa del contrario, faltaría esta calidad que hace justa la propulsión del agresor[...]. La tercera yprincipal para que la defensa sea lícita y justificada en conciencia, es menester que no sea porvengarse el hombre. (226 v°)

El diálogo se desarrolla entonces en el terreno de la casuística. Los protagonistas proponendiferentes defensas de palabras que permiten guardar el honor sin ejercer violencias. Determinan laactitud que hay que tener frente a los murmuradores. Reflexionan sobre la definición del honor yestablecen algunas distinciones que les permiten responder a algunos de los casos que se presentan:diferencia entre "hombre honrado" y "hombre de honra" (246 r°), distinción entre ofensor y defensoren función de la localización de las heridas (250). Se recuerda también, a partir del texto de lasPartidas, la diferencia entre traición y alevosía, lo cual permite recordar una hazaña de Alonso Pérezde Guzmán el Bueno, antepasado del actual protector de Carranza (250 v°). Finalmente el diálogo sealeja un poco del tema central para referirse a acontecimientos contemporáneos de su escritura en1569: la peste que hubo en Sanlúcar y la rebelión de los moros de Granada. La reflexión sobre lamuerte nacida de esta evocación lleva a uno de los protagonistas a citar una larga carta escrita porJerónimo de Carranza a don Pedro de Zúñiga para consolarlo de la muerte de su madre la marquesade Béjar. El diálogo termina así por un elogio unánime que los protagonistas hacen de lascualidades literarias y humanas del personaje Carilao, nombre que encubre a Jerónimo de Carranza.

El resumen que acabo de presentar sólo da una idea parcial de la variedad de los temas abordados.La diversidad de las competencias de los protagonistas favorece la multiplicidad de los enfoques quedesembocan en frecuentes digresiones. Aunque centrados en la didáctica de las armas, los cuatrodiálogos ensanchan su propósito didáctico con aplicaciones a varias ciencias, exactas, jurídicas,morales o filosóficas ¿En qué medida el género literario escogido por Jerónimo de Carranzacontribuye a su ambicioso propósito didáctico? Para responder a tal pregunta hace falta examinarlos componentes esenciales de una estructura dialogística: el marco espacial y temporal, el estatutodel narrador, y la caracterización de los personajes.

Los componentes de la estructura dialógica

£1 marco temporal y espacialEl aprovechamiento que hace Carranza del marco temporal traduce esencialmente una

preocupación funcional. La obra se desarrolla en cuatro días seguidos que corresponden cada uno aun diálogo diferente. Las alusiones al discurrir del tiempo son escasas y permiten sobre todo a los

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personajes eludir de vez en cuando largos debates con el pretexto de que el tiempo les falla paraalargarse. La presentación del marco espacial no escapa al tópico del locus amcenus, una playacercana a Sanlúcar de Barrameda, ciudad donde reside el autor. Sin embargo, en la introducción delprimer diálogo, Jerónimo de Carranza va más allá de lo acostumbrado en la convención del género.Una cita extensa permitirá apreciar las hipérboles con las que pinta con minucia un cuadro extensoque abarca el mar, el Guadalquivir, las flores, los árboles y los cultivos circundantes hasta la lejanasierra:

[...] casi a la hora que el alba se descubría en la playa del espacioso mar donde el grande y navegablerio Guadalquivir coronado con sus olivas llega hermosísimo con el ordinario curso de sus ondas ahacer la salva a este lugar, y a pagarle al océano su tributo, y como la tierra estuviese llena demaravillosas flores, y la hierba iba por ella entretejiéndose, y enlazándose de una en otra de suerteque parecía una fresquísima red cubierta de rocío, y se moviese una blanda y suave marea, hiriendo lashojas de algunos árboles con manso ruido, y con el fresco y serenidad del tiempo las ondas del mar,refrenada su furia, tardamente se levantasen, a todos daba gran contento, y mayor cuando levantabanlos ojos a la hermosura de aquellos altos pinos, que defienden con su espesura la entrada a losrigurosos rayos del sol, y cansados de esto daban en los prados y huertas que hacen en su frescura aeste lugar de muy gentil y apacible entretenimiento, descubriéndose casi al fin de la vista, por partecontraria las altas sierras de perpetua cumbre con las faldas y laderas llenas de árboles, sonando entodos los lugares cercanos los cantos de las aves con maravillosa suavidad y armonía ocupados lossentidos todos con la vista de esta maravillosa pintura, matizada con el estudio y pincel de lanaturaleza. (F. 10 r°)

Se nota pues cómo el capitán Carranza manifiesta en la presentación del marco unasensibilidad, casi se podría decir sensualidad, un tanto sorprendente en un tratado de philosophía delas armas. Las hipérboles no sólo obedecen a la funcionalidad de un espacio propicio a los debatesamistosos, sino que traducen la voluntad del autor de instalar a su lector en una obra artística con laalianza de la pintura y la poesía. En adelante las alusiones al marco espacial serán escasas, sinembargo es digna de interés la original combinación de las referencias espaciales y temporales quepresenta el final del diálogo cuatro. Se va acabando el día, y los protagonistas han de volver aSanlúcar cuando uno de ellos empieza a citar la larga carta escrita por Carranza a don Pedro deZúfliga con el motivo de la muerte de su madre. Los protagonistas escucharán la lectura de la cartamientras vayan andando hasta la ciudad. El corte que introduce la carta en el movimiento deldiálogo se ve así compensado por la dinámica combinada del desplazamiento de la comitiva y de laprogresiva oscuridad del anochecer.

El estatuto del narradorEs notable el cambio de estatuto del narrador en el interior de la obra. Muy presente en los dos

primeros diálogos, el narrador desaparece casi por completo en los dos últimos. En efecto, alprincipio del primer diálogo el autor se afirma como narrador de la obra. Recuerda lascircunstancias de la composición de su libro: la incitación de don Alonso Pérez de Guzmán, duquede Medina Sidonia, a que dejase la práctica de las armas por la teoría. El elogio de su protector vaasociado al panegírico del lugar en el que compone su obra, Sanlúcar de Barrameda, pueblo que,según Carranza, "aunque tuvo pequeño el principio de su población, está ya en tan grande altezapor el concurso de las naciones y nobleza de los edificios y presencia de su dueño" (f. 9 v°). Enadelante Carranza abandona el uso de la primera persona y deja sitio a un narrador en tercera personacon una utilización sistemática de los verbos de dicendi en cada réplica ("dijo", "respondió",replicó"). Además con bastante frecuencia, la presencia de estos verbos declarativos va acompañadacon acotaciones más largas destinadas a precisar las reacciones de los personajes. Así por ejemplo:

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"A lo cual Carilao como si recordara de algún sueño, así respondió: ..." o: "No le dio estarespuesta buen gusto a Eudemio, que muy aficionado era a la destreza, y sabía algo délia, y nopudiendo sufrir esta injuria, tomando a todos la mano porque cada uno quería responderle, asídijo: ..." (f. 11 r°). En tales acotaciones el narrador ocupa un papel primordial que puede llegarhasta analizar detalladamente las reacciones de los personajes, como se puede ver en este otroejemplo:

Quedaban todos al parecer satisfechos de las razones de Carilao, porque eran tan perentorias queconvencían de la falsedad de la destreza, y de todo punto condenaban la opinión suya aunque Eudemiocon ánimo dudoso parecía que no se contentaba con aquellas razones, antes quería tomar a defender suopinión con nuevos argumentos, cuando viéndolo Carilao confuso y suspenso volviendo otra vez ala materia de la destreza le preguntó así: ... (F. 25 v°)

No se trata pues de un diálogo directo en el que se suceden como en el teatro las réplicas de lospersonajes, sino de un diálogo fuertemente mediatizado por la presencia del narrador. Llama pues laatención el cambio radical de estatuto sufrido por el narrador a partir del tercer diálogo. Entonces eldiálogo se vuelve directo, y la presencia del narrador se reduce a dar la palabra a cada personaje conla simple indicación de su nombre abreviado. No nos pronunciaremos ahora sobre el porqué de estamodificación que examinaremos más lejos al abordar el problema de las relaciones entre didáctica ygénero dialogal.

Los personajesNaturalmente la variación de estatuto del narrador afecta a la presentación de los personajes:

presentación prioritariamente externa en los primeros dos diálogos, y sólo a través de sus réplicasen la segunda mitad de la obra. El papel primordial del narrador en el primer diálogo hace que lospersonajes ya están caracterizados antes de que abran la boca. Son todos hombres doctos y "por lagrandeza de sus ingenios entre todos esclarecidos" (f. 10 r°). Eudemio está "bien instruido en lasletras humanas" y es "a todos sus amigos muy apacible". Polemarcho, a pesar de un nombre queconnota la guerra (en griego: jefe de guerra), tiene "una suave y blanda condición y presteza deingenio", y es "doctísimo en el derecho canónico y civil". Philandro, aunque su nombre sugiereque es amigo de los hombres, ha cobrado del estudio detenido de la filosofía y de la medicina una"profunda melancolía", y es "más desabrido en el trato". Charilao es un antiguo diestro. Meliso,sin lugar a dudas "el meloso", junta en su persona todas las cualidades, "maestro de todas lasdisciplinas, doctísimo en las matemáticas, hecho ilustre con la gran erudición y varias letras, y conla bondad natural suya acompañada con un raro ingenio y a todos muy acepto".

Tal caracterización de los personajes, con una especialización de cada uno en un terrenocientífico, podría interpretarse como una construcción del autor para ofrecer a la materia de sudiálogo diferentes luces y aproximaciones. La dimensión sicológica sugerida por las acotacionesintervendría como en muchos diálogos para dar más verosimilitud a la obra. En realidad cadapersonaje tiene su clave. El más fácil de descifrar es Charilao, el antiguo diestro, que no es sino elpropio autor como lo demuestra una nota marginal en que frente al nombre de Charilao se dice quese trata del parecer del autor (f. 23 r°). Es así como Carranza tiene una doble y distintarepresentación en el texto, una como narrador en tercera persona, y otra como personajedirectamente implicado en el diálogo. Los demás personajes, probablemente reconocibles por lossanluqueños y sevillanos de la época, serían más difíciles de identificar sin el testimonio de unposterior estudioso de la obra de Carranza, el famoso maestro de armas Luis Pacheco de Narváez.En efecto este émulo sucesor de Carranza, convertido más tarde en detractor suyo, afirma en su

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libro Compendio de la filosofía y destreza de las armas de Gerónimo de Carranza* que lospersonajes introducidos en su diálogo por Carranza son famosos letrados sevillanos que le ayudaronen la redacción de su tratado: Así Meliso sería el famoso humanista Mal Lara, Philandro el poetaFernando de Herrera, y Polemarcho el médico Peramato. Cabe notar que el carácter plausible detales atribuciones se ve reforzado por la comunidad de iniciales y cierta paronomasia entre elpersonaje clave y su correspondiente real: Charilao-Carranza, Meliso-Mal Lara, Polemarcho-Peramato, Filandro-Fernando5.

Aparece pues que el reparto de los personajes del diálogo no se hace únicamente con elpropósito funcional de distinguir entre maestro y discípulo, o entre especialistas de diferentesdisciplinas. Detrás de cada personaje se encuentra una figura cultural sevillana que para los lectoresiniciados no podía sino autorizar los argumentos intercambiados en el debate. Se plantea entoncesel problema de la elección de claves en lugar de dar a los personajes su nombre real. ¿DeseabaCarranza atribuirse la autoría de todos los argumentos del diálogo como sugiere el malévoloPacheco de Narváez? Tal explicación que tiene su origen en el deseo de rebajar los méritos deCarranza no es muy convincente. En cambio, se puede pensar que el hecho de dar a los personajesreales claves en lengua griega contribuye a situar el diálogo en la tradición dialogística antigua y aconferirle un suplemento de prestigio literario.

Hay que indicar por otra parte que el maestro de esgrima del segundo diálogo no tiene nómbre-lo que le da un carácter más genérico- y que como personaje merece un tratamiento particular. Conél no se trata de intercambiar ideas sino de colocarlo en el. centro del diálogo como ilustración deltema desarrollado: el de la falsa destreza de los valientes. El personaje del bravo suscitaparticularmente la inspiración del narrador:

[...] el cual era un maestro de armas con quien tenía Charilao concertado que viniese por allí dar algúncontento a sus amigos, que sacudiendo la cabeza, y torciendo la boca a uno y otro lado, y rizando losbigotes, la mano puesta en la barba, y haciendo muchas vueltas y meneos con la espada con el pasolargo y espacioso, a los que no lo conocieron espantó, y llegando muy mesurado a ellos, los ojosabiertos en una extraña postura, el pie izquierdo delante, les habló con una gravedad y voz tan huecaque más admiración les puso. (69 v°)

O también:

Y con esto sentándose todos los puso más atentos que si los persuadiera a ello el mayor orador deGrecia, y descansó un poco para hablar con más fuerza: Atónitos estaban todos escuchando alMaestro como si les hablara Néstor, de cuya boca según Hornero corría la oración más dulce que lamiel, considerando los engaños que el maestro descubría hasta que Eudemio como si despertara dealgún sueño, o si alguna visión lo tuviera por aquel espacio pasmado dijo. (82 r°)

Ya ampliamente caracterizado por las acotaciones del narrador, el personaje del maestro deesgrima se define también por lo ridículo de sus intervenciones. Es así como utiliza de manerareiterada palabras deformadas tales como "gormetria" por "geometría" (70 v°), "astrolophia" por

4 Luis Pacheco de Narváez, Compendio de la filosofía y destreza de las armas de Gerónimo de Carranza,Madrid, Luis Sánchez, 1612, 198 p., B.N.M. R 3141 (en el prohemio al lector). Repite la mismaafirmación en Engaño y desengaño de los errores que se han querido introducir en la destreza de las armas,Madrid, Emprenta del Reyno, 1635, f. 47.5 El único personaje que queda por identificar es Eudemio, sobre el que Pacheco de Narváez no da ningunaindicación. Podría ser el licenciado Christóval de Mosquera de Figueroa que dedica un poema a Carranzapublicado con los prólogos de su libro.

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"philosophia" (72 r°) o "retrónica" por "retórica" (76 v°). Pero cuando más excita la hilaridad de suauditorio es al demostrar las tretas vulgares, tema irrisorio al que Carranza dedica varias páginas delas que doy a continuación un botón de muestra:

Agora que sabéis todo esto, dijo el maestro, y cuál es el puño, meted la mano en #, poniendo laespada en la correa, y apartaos de mí, haced como yo hago; sabéis las constituciones de la Escuela,sacad el pie izquierdo y mano, para que las guardéis lo digo, la mano fuera mejor que la tuvierais atrás,quedándoos puesto, en talle, puesto digo, daos prisa, teneos, reparad, aunque es temprano parasaberlo, cuando da mi espada en esa vuestra se llama así, quiétaos, afuera, a un lado, filo arriba,volved, juntad el pie, digo tajo, corred la mano por el filo, las uñas arriba, ta, ta, andad por allíconmigo, quedo, recogeos a buen vivir, alzad el pie, poned la mano, cerrad la boca, no me hagáisgestos, tajo a aquella parte y a esta revés, así tirad largo, juntaos conmigo, vaciad la espada, tornadallí, passad acullá, desviad esta punta, arrebatad de tajo, arrojaos por cima, sosegaos: por cierto dixoEudemio, que si todo es así que yo quedo molido sin ningún provecho, y sin gustar dello. (72 v°)

A través de la representación del maestro de esgrima se patentiza pues la dimensión literaria deldiálogo de Carranza, con la tonalidad de un texto satírico y casi teatral, pero queda por examinar elproblema de la relación entre literatura y didáctica a lo largo de los cuatro diálogos ¿Existe algunarelación dialéctica entre literatura y didáctica? ¿En qué medida propósito didáctico y propósitoliterario son conciliables? ¿Hasta qué punto se pone la literatura al servicio de la didáctica o puedeser la didáctica materia literaria?

La relación diálogo / didácticaA través de la descripción del contenido del texto y de sus características formales ya se han

podido vislumbrar las finalidades que guiaron a Carranza en su voluntad de poner el diálogo alservicio de su propósito didáctico. Dos motivos esenciales parecen destacarse: un motivopedagógico y un motivo estratégico. Por una parte, se trata de instalar al lector en el centro de unarelación pedagógica compleja que es la que une a los participantes del diálogo. Por otra parte, deseaCarranza alzar una ciencia algo menospreciada, la de la práctica de la espada, al nivel de las demásciencias y artes, y en particular dignificarla por medio de la literatura.

El interés pedagógico

Se puede decir que no sólo Jerónimo de Carranza no desconoce las virtualidades pedagógicas delgénero dialogal sino que las explota a fondo. Desde luego en cada diálogo hay un personaje quelleva la voz cantante, Charilao-Carranza en el primero, Phylandro que se afirma como portavoz deCharilao en el tercero y en el cuarto, y de modo paródico el maestro de esgrima en el segundo. Sinembargo la forma dialogada no tiene la rigidez del juego catequístico de preguntas y respuestas.Cierta autonomía de los personajes de más complejidad a la relación maestro-discípulo. Esfrecuente, por ejemplo, que uno de los personajes interrumpa al maestro para pedir aclaraciones.Así Meliso se extraña de que la ciencia de la destreza pueda tener en cuenta la diversidad física delos hombres: "Bien entiendo que conviene todo, dijo Meliso para el verdadero conocimiento de ladestreza, pero náceme dificultad ver la variedad de los cuerpos humanos" (28 v°). De la mismamanera Eudemio solicita unas aclaraciones sobre el significado de la palabra "fuerza" en la boca deun maestro de la destreza: "Muy difícil se me hace, replicó Eudemio, por la novedad de lostérminos que lleva esta ciencia, decid algo en lo de la fuerza, quizá será más fácil a mientendimiento" (29 r°). Además de las solicitudes de aclaraciones, las preguntas de los alumnosfacilitan las transiciones de un punto a otro como se puede ver en esta intervención de Philandro:

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"habéislo tratado tan copiosamente que estamos sin algún escrúpulo, en todo lo que toca el origeny división de las leyes, decidnos algo del derecho que tienen todas las cosas a defendersenaturalmente, para que esta materia quede en su punto" (223 v°). La respuesta del maestro suele sermanifestación de su buena voluntad para ayudar al alumno, al par que de cierto orgullo por suposesión del saber: "verdad es que tiene lo que dudáis alguna dificultad para los que no saben laciencia, respondió Carilao..." (29 r°).

De hecho la relación pedagógica establecida no se ejerce siempre según el esquema pregunta delalumno - respuesta del maestro. Ocurre también que sea el maestro el que hace las preguntas. Cadauno de los protagonistas expresa su parecer antes de que el maestro venga a concluir, como cuandodespués de que cada uno se haya expresado sobre el sentido del tacto interviene Charilao: "EntoncesCharilao pareciéndole que era tiempo de enseñarles al camino verdadero dijo: mucha diferencia hayentre el palpar y el tocar..." (50 v°). Las demostraciones solicitan a veces la participación delalumno, conforme a la pedagogía socrática, como cuando Phylandro demuestra a Eudemio que laparte más flaca de la espada es la punta:

Phyl: Veamos, quien tendrá más fuerza a vuestro parecer, un dedo de la mano, o una espada o una pica.Eud. La espada o la pica. Philandro: Pues poned el dedo primero de los quatro (que llaman Index) sobrela punta de la espada en el nacimiento del movimiento violento, y tenedlo firme...que aunque sejunten muchos brazos fuertes a sacarla por la parte donde está el dedo, no sacándola por los lados, nipor lo bajo, no la sacarán... Eudemio: por cierto que es demostración gustosa y provechosa, y que sino la experimentara, la tuviera por patraña, como dicen las viejas... (180 r°)

El ambiente de confianza establecido entre los dialogantes se traduce en el entusiasmo con elque los alumnos manifiestan su satisfacción y su insaciable curiosidad:

Estaba suspenso Eudemio oyendo las particularidades de la destreza, pero con deseo de verlo deadelante, pidió a Charilao que le dijese alguna parte de las cosas que restaban, porque como se ibanacabando y su deseo llegaba al fin se le aumentaba la codicia, mayormente de saber qué cosa eradistancia en la destreza, y luego Carilao por darle contento respondió así: ... (34 v°)

El interés declarado por el alumno es un incentivo para que el maestro prosiga su propósitodidáctico: "Contento estaba Eudemio de oir las causas de la destreza y Charilao por verlo holgartanto prosiguió diciéndole" (37 r°). La relación pedagógica entre alumno y maestro conduce así a laexpresión de un beneplácito mutuo6. Los alumnos repiten a lo largo del texto su admiración ante elsaber del especialista, mientras que el maestro subraya las buenas disposiciones de sus discípulos,como cuando Philandro indica que el nivel de las preguntas y de las respuestas de los alumnos sesitúa muy por encima de los debates acostumbrados entre diestros:"Philandro: por cierto quepreguntáis cosas en la destreza más dignas de vuestro ingenio, que de la disciplina de ella, y que lasrespuestas son bien ajenas de diestro" (154 r°).

Bien es verdad que los protagonistas del diálogo no son alumnos ordinarios. Cada uno tienemás o menos un sector de competencia, de modo que los papeles de maestro y discípulo son aveces intercambiables. Charilao, el doble de Carranza, es naturalmente el experto en destreza, perodesaparece a partir del segundo diálogo y deja que Phylandro se sustituya a él en lo referente a laverdadera destreza. Polemarcho que entiende de medicina y anatomía es también el especialista del

6 Sería demasiado largo mostrar aquí cómo las relaciones entre los personajes del diálogo y el bravomaestro de esgrima son una ilustración a contrario de una buena relación pedagógica: desconfianza yburla por parte de los alumnos frente a la fatuidad e ignorancia del maestro.

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derecho. Meliso sabe mucho de filosofía. El nivel cultural de los diferentes protagonistas hace que,en determinados momentos, el esquema del diálogo se parece más a un debate de academia literariaque al de una exposición magistral. Es frecuente que uno de los protagonistas interrumpa eldiscurso magistral para colaborar a la explicación con una precisión o un ejemplo. Así cuandoCharilao explica lo que es el movimiento natural, Meliso da un ejemplo: "eso mesmo veréis másclaro, dijo Meliso, en la piedra que arrojamos a lo alto..." (34 r°) y seguidamente Polemarcho tomala palabra para proponer otro ejemplo: "Bien fácil es el ejemplo, replicó Polemarcho, que habéisdado, pero más claramente se ve cuando sacamos un cubo de agua..." (34 v°). En algunos casos, eldebate se convierte en rifia como la que se desencadena entre Meliso y Eudemio sobre un punto degeometría de la destreza, riña rápidamente apaciguada por la intervención de Polemarcho:

Meliso: Leed vos a Campano sobre la misma proposición, que alegasteis de Euclidio, y veréis cuan abanderas desplegadas contradice vuestra opinión . Eudemio: Bien, he visto esta contradicción, y séque es a diferente propósito del mío y nada en favor del vuestro. Pol.: Yo querría ponerme en medio,sino me cupiese tan mala parte como a los que ponen en paz. (185 v°)

A pesar de las rivalidades intelectuales entre exponentes la tonalidad general suele ser la cortesía. Esasí como una pregunta de Eudemio sobre la defensa lícita suscita un intercambio de amabilidadesentre protagonistas:

Eud: decidme si hay ley que defienda al matador, o que mande que el hombre se deje matar de suenemigo, para que yo sepa en conciencia, lo que tengo que hacer con mi destreza. Mel: A mí no esdado tratar de esta materia, por tocar en profesión diferente de la mía; diga en ella Philandro suparecer, que como en los demás será obedecido. Phyl: No soy tan amigo de la gloria ajena, ni mesiento tan falto de merecimiento en las cosas que yo trato, y traigo entre las manos, que quiera usurparla que le viene a Polemarcho, que lo sabrá mejor, por haberse defendido a sí, y a otros con armas en laguerra, y con leyes en la paz, por eso Polemarcho no sean menester muchos ruegos pues sin ellos heobedecido yo vuestro mandado, decidnos el origen de la defensa natural, y el que tuvieron las leyes.Pol: Mucho holgara librarme de la empresa de las leyes por su grande dificultad, mas confiado en quela amistad la allanarán algo, me determinaré con alguna confianza... (216 r0)7

Todos los ejemplos aquí aducidos ilustran el alcance pedagógico del diálogo. Las intervencionesde los protagonistas, conducidas en el tono de la libre conversación, cortan la sequedad de la materiadidáctica, solicitan aclaraciones, facilitan las transiciones y las digresiones. Por sus dudas como porsus aprobaciones los personajes del diálogo permiten al lector identificarse con ellos, participar desus incomprensiones o sus entusiasmos. La representación de una relación pedagógica ideal, lasensación de que en cada momento se expresa el personaje más competente sobre el tema debatido,la afirmación de que las conclusiones resultan de la conjunción de los esfuerzos de hombres cultose inteligentes instalan al lector en una relación de confianza con el texto parecida a la que seexpresa entre los protagonistas del diálogo.

7 La tonalidad es la misma cuando se invita a Meliso a concluir sobre la relación entre la destreza y lasotras ciencias:

Pol.: ... y pues todos hemos dicho nuestro parecer sin concluir ni quedar del todo satisfechos,pongamos la justificación dello en el de Meliso, quizá el que ha tratado más tiempo las cosas dePhilosophía, ... Mel.: No es razón que me tengáis por tan desvanecido que crea vuestra lisonja...cada unoha puesto en práctica su parecer, quiero que salga también el mío no para dar doctrina sino para que detodos se elija el más acertado (149 rc).

8 2 CLAUDE CHAUCHADIS Criticón, 58, 1993

La finalidad estratégica del diálogo: la dignificación de la destreza

Si Jerónimo de Carranza pone de relieve el alto nivel cultural e intelectual de los protagonistasde su diálogo, no es sólo para captar la atención de su lector, es también para hacer su propiapromoción de escritor en su intento de elevar la destreza a la dignidad de la obra literaria. En efectoexiste un paralelismo entre el propósito del libro, que es alzar la destreza al nivel de las demásciencias o artes, y el esfuerzo de Carranza - Charilao por asegurar su posición entre los hombresgraves y letrados que intervienen en el diálogo. Toda la composición de la Filosofía de las armasparticipa de la estrategia de Carranza, que consiste en afirmarse no sólo verdadero diestto sinotambién letrado inter pares. En esta línea estratégica son particularmente relevantes los textospreliminares a la obra. Después de la tradicional autorización regia y de la consabida aprobacióneclesiástica que encabezan cualquier libro de la época se publican dos epístolas en versos dirigidasal autor. La primera, de Fernando de Herrera, celebra el ingenio y la valentía de Carranza ("En elingenio igual y en valentía / Seguís a Febo y Marte belicoso") y la segunda, del licenciadoChristóval Mosquera de Figueroa, insiste en la reconversión artística de Carranza ("y en el templode Phebo habéis dejado / La espada, y sois primero y sin segundo"). A continuación vienen doscartas dirigidas al lector por dos médicos del duque de Medina Sidonia: Mathia de Aguilar y Pedrode Peramato. El primero subraya la novedad de la invención de Carranza y el eclecticismo de unautor que ha "vuelto en clara lengua española lo muy oscuro y dificultoso de todas las artesliberales". El segundo hace una glosa sobre el tema de armas y letras escribiendo que "como antesse ha dicho en refrán, que las letras embotan las armas, de aquí adelante se ha de decir, que las letrasengendran las armas, y que los letrados solos pueden ser diestros, porque la alteza de ellas no espara ignorantes ni rudos". Insiste además sobre la calidad literaria del libro de Carranza:" Varialección tratada y adornada con palabras usadas, elegantes y graves según la materia y el lugar, altezade estilo, agudeza de ingenio, gravedad de sentencias, sales y flores mezcladas a propósito y en sutiempo". Una tercera carta escrita por un médico se inserta en los preliminares, es del doctor JuanJiménez y va dirigida al duque de Medina para recomendarle que ayude a la impresión del libro deCarranza. Dice entre otros argumentos: "Principalmente siendo cosa tan nueva como es haberjuntado las Armas con las Letras, con lo cual queda deshecho el divorcio de que estaba infamada lanación española, que la tenían los extranjeros por fuerte, empero bárbara".

Pero Carranza no se contenta con publicar textos de sus amigos. Como si quisiera dar unailustración de su talento literario, publica dos poemas y un prólogo, todos dedicados al duque deMedina. El primer poema es una larga epístola de 820 versos en la que expresa su desengaño frentea lo mal que recompensa el vulgo a los hombres de mérito. Luego viene una carta-prólogo en laque Carranza se enorgullece de haber inventado una ciencia nueva reformando la destreza,"haciéndola no menos arte liberal que las otras". El autor de la Filosofía de la destreza de las armasafirma por otra parte que sus modelos literarios están en los diálogos antiguos:

Y usando del buen orden que Platón primero y después Tulio, padre de la elocuencia romana,antiguamente tuvieron para enseñar y descubrir lo que entendían, trataré en estos diálogos, lo másbrevemente que pudiere la teórica de la verdadera destreza, y la tragedia tan grande de los diestros denuestra edad, para poder después sin ofenderme entre sus espinas, pasar libremente a la práctica de ladestreza, que tan difícil es, y lo que algunas veces entre mis amigos religiosos varones doctísimos hedeclarado, y ellos concedieron ser bueno y acertado para el bien común.

Es interesante observar que al final de este prólogo Carranza justifica el tono particular de susegundo diálogo, el de la falsa destreza:

LIBRO QUE TRATA DE LA PHILOSOPHÍA DE LAS ARMAS... DE J. DE CARRANZA 8 3

Y si alguno me reprehendiere, por haber escrito cosas de burlas en el diálogo de la falsa destreza,respondo que ha sido cosa importantísima a lo que tratamos, porque muchas cosas se prueban por suscontrarios... Y de la manera que los músicos suelen hacer consonancia entre las cuerdas graves yagudas, así quise yo juntar la gravedad de los diálogos con la facilidad y risa de la comedia...

Finalmente el segundo poema que concluye los textos preliminares es un elogio de las hazañas delduque, pacificador de la provincia portuguesa del Algarve.

Llama la atención la similitud de estrategia desarrollada por Carranza en sus preliminares y laque ya hemos podido comprobar al estudiar sus cuatro diálogos. Por una parte hace suautopromoción al valorarse al mismo tiempo que la ciencia que expone; por otra parte se vale de lagarantía de sus compañeros, o de su protector, para reforzar su propósito dignificador. Recordemossimplemente algunos de los procedimientos utilizados: el recurso a nombres griegos que sitúan eldiálogo en la tradición literaria clásica, las claves que encubren letrados tan conocidos comoFernando de Herrera o Juan de Mal Lara, el tono de los debates próximo al que se usaba en lasAcademias literarias sevillanas en que intervenían los mismos personajes, la importancia dada alnarrador con el papel que desempeña en la descripción poética del lugar del diálogo y en lacaracterización de los personajes, la identificación casi inmediata de Charilao como clave deCarranza, la larga cita al final del cuarto diálogo de la carta escrita por Carranza al marqués deZúñiga y valorada por sus amigos como testimonio de sus dotes de escritor.

Así afirmado Carranza en su doble dimensión de verdadero diestro y literato, puede hacerse másdiscreto en determinados momentos de la obra y no aparecer siempre en primer plano. Cuando biense sabe la identidad entre autor y narrador, desaparecen casi por completo los signos de la narracióny el diálogo se hace directo8. Pero la autonomía del diálogo frente a su autor es solo aparente.Cuando ya se ha afirmado Charilao como defensor de la verdadera destreza, deja lugar al maestro deesgrima que le da razón a contrarío por su actitud ridicula. Más tarde Philandro que toma el relevode las demostraciones de la destreza, indica que saca todo su saber de los borradores de Charilaohaciendo de su ciencia un elogio que evidentemente concierne a Carranza. Se manifiesta pues, máso menos directamente, a lo largo de la obra la doble cara de Carranza. La del diestro y didácticoCharilao y la del literato y narrador Carranza. Los dos aspectos están estrechamente ligados en laestrategia de la dignificación del arte de la destreza. La ciencia nueva de la destreza merece para elautor de La filosofía de la destreza un soporte literario tan prestigioso como el diálogo clásico.

Difícil es emitir un juicio de valor sobre la fusión así operada entre didáctica y literatura. Es dereconocer que para un lector de hoy, las demostraciones técnicas, a pesar de todos los esfuerzoshechos por el autor para integrarlas en el molde dialogístico, resultan particularmente pesadas. Encambio, sigue apreciable el valor literario de la sátira que inspira el segundo diálogo o el de lasmúltiples digresiones o anécdotas que a manera de miscelánea van esparcidas por la obra. Pero estaapreciación de la "literariedad" de La Philosophía y destreza de las armas parecerá bien subjetiva sise le opone el juicio que Luis Pacheco de Narváez hacía de la misma obra a principios del sigloXVII. Hay que recordar en efecto que Luis Pacheco de Narváez publicó en 1612 un Compendio de

8 Difícil es apreciar la mayor o menor "literariedad" de las dos fórmulas. La fuerte presencia del narradoren los dos primeros diálogos puede manifestar la voluntad de reunir didáctica y literatura. Sin embargo, lacasi desaparición del narrador en los dos últimos diálogos puede ser el indicio de un mayor dominio de latécnica dialogal, con la incorporación en las mismas réplicas, de los elementos traducidos anteriormentepor las acotaciones cuya reiteración llegaba a ser pesada. El cambio de estatuto del narrador podría serconsecuencia de una mayor madurez del autor en la práctica del género dialogístico.

8 4 CLAUDE CHAUCHADIS Criticón, 58,1993

la Filosofía y destreza de las armas de Gerónimo de Carranza9. En una epístola al lector justificóentonces su trabajo de resumen por el hecho de que no se podía entender la obra de Carranza y quela causa de "esta mala inteligencia" era:

... la difusión de la materia, las largas y ordinarias digresiones, con que la memoria quedaba distraída,y poder con dificultad la reminicencia ofrecer lo oido de tan lejos, y con los intervalos, o periodostan largos, y ajenos del propósito, se confundía el entendimiento y desfallecía el ingenio.

Años más tarde, en su libro Engaño y desengaño de los errores que se han querido introducir en ladestreza de las armas10 publicado en 1635, el maestro de esgrima de Felipe IV daba nueva estocadaa la obra de su antiguo maestro declarando que:

el insinuar que hay una cosa que se llama destreza, hablar de ella con rebozo, y amagos de ya lo voy adecir, y no decirlo: dialogizar entre muchos, tocar materias y facultades sin rigurosa adaptación a loprincipal, y con mayores episodios que ella, hacer exquisitas misceláneas, largas y despropositadasdigresiones, referir casos sucedidos, acumular historias, y en nombre de los interlocutores, loar susmismos conceptos, admirar sus agudezas, encarecer su sabiduría, y dar por imposible absoluto haberquien le iguale en lo humano, más parece ambicioso exceso de honorificación personal, que efecto deenseñar al incipiente.

En pocas líneas Pacheco de Narváez destruye toda la estrategia didáctica y literaria de Carranza.Más allá de la evidente malevolencia del alumno frente a su antiguo maestro, lo que se pone en telade juicio a través de estos reproches es la compatibilidad de las flores literarias con el rigormatemático de la enseñanza de la destreza. Mientras que Carranza quena enseñar deleitando, Pachecole reprocha deleitar enseñando. Quizá se traduzca a través de tal oposición no una simple rivalidadentre dos autores de tratados de esgrima sino un cambio diacrónico en la relación entre didáctica yliteratura11. Efectivamente, si en el siglo XVII se multiplican los tratados de esgrima, ningunoadopta el modelo dialogístico y todos se presentan como austeros tratados técnicos. Parece ser queen tiempos de Carranza la dignidad de la enseñanza de las armas pasaba por el prestigio de lasletras. En cambio, en el siglo XVII, el prestigio de la didáctica de las armas ha de prescindir de losadornos de la literatura. Dejaremos como conclusión esta perspectiva abierta sobre una evoluciónhistórica de la relación entre literatura y didáctica, evolución que merecería un estudio más amplioen el tiempo y en la variedad de las disciplinas concernidas por la didáctica.

9 Luis Pacheco de Narváez. Compendio de la Filosofía y destreza de las armas de Gerónimo de Carranza.Madrid, Luis Sánchez, 1612, 198 p. B.N.M. R 3141.10 Luis Pacheco de Narváez. Engaño v desengaño de los errores que se han querido introducir en la destrezade las armas. Madrid, Emprenta del Reyno, 1635, 204 f. B.N.M. R 4842.11 Michel Le Guern sugiere tal cambio en la literatura francesa del siglo XVII, cuando la noción dediálogo va asociada a la de superfluidad. Michel Leguern, "Sur le genre du dialogue" en L'automne de laRenaissance, Actes du XXIIe colloque international d'études humanistes. Tours, 1979, Paris, Vrin, 1981,pp. 141-148.