Diferentes visiones de la educación científica

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Universidad Nacional Estatal a Distancia

UNED

Seminario de educación científica

Código: 03178

Diferentes visiones de la educación científica

Grupo 2

Giovanni Rojas Sandoval

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Introducción

Ante el reto de la educación y cultura científica, los profesores se encuentran ante

distintas disyuntivas ¿Existe la cultura científica? ¿Cuál es su importancia en el contexto

actual? ¿Cuáles son sus obstáculos? ¿Cumple el currículo con las expectativas de

proveer cultura científica? ¿Qué parte corresponde al docente y cuál a la sociedad?

Estas preguntas, que a simple vista parecen fáciles de responder, no lo son. Aunque

parecer evidente hablar de cultura científica, Umberto Eco señala, que esta no está

presente en el diario vivir, más bien, el comportamiento sigue evidenciando resabios de

superstición, hasta en las personas cultas y eruditas (Eco, 2002).

En el contexto actual, la vida está repleta de tecnología. Esta, como bien se indicará más

adelante, no implica que se ocupe saber de ciencia para su uso. Además, la tecnología no

es producto de la ciencia, por lo menos históricamente, esta se anticipó por mucho a las

teorías científicas que explicaban su comportamiento. Esto demuestra el otro error de

concepción del tema.

Por otra parte, se vive en la época de los fundamentalismos religiosos, del dominio de la

economía de mercado capitalista, de los grandes problemas sociales (fruto de las guerras

políticas y militares, y de fracasos de modelos económicos). Esto lleva a pensar, si la

sociedad puede ver la importancia que cumple la educación científica, o es asunto de

algunos, para mantener su empleo y estatus quo.

Deben tomarse en cuenta los planteamientos curriculares, esto significa discutir y revisar

su estructura. Definir que se pretende en la formación científica, que denota sus carencias

en cada persona, cada día.

Finalmente, se debe centrar el tema en que papel cumplen todos los involucrados. La

ciencia es producto de las sociedades. Esto quiere decir, que el propósito de su

aprendizaje debe quedar claro, y mostrar cómo cada miembro, va a participar de este

proceso.

Las diferencias en las propuestas son notorias, si se abarcan distintos autores, leamos:

La visión y propuesta de Daniel Gil Pérez y Amparo Vilches

Estos dos científicos, plantean en diferentes artículos y propuestas (publicados en

Valencia, la revista Iberoamericana y un libro en conjunto con la UNESCO), uno de los

puntos más importantes en este tema ¿Es necesaria la cultura científica?

Para Pérez y Vilches, esta pregunta que para muchos parecería obvia de contestar, no

lo es tanto. La cultura científica no es lo mismo que el desarrollo tecnológico, esto hace

que cualquier persona pueda usar un aparato sin apenas saber nada de ciencia. Los

autores lo explican: “no tiene en cuenta el hecho de que la mayoría de los productos

tecnológicos están concebidos para que los usuarios no tengan, para poder utilizarlos,

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ninguna necesidad de conocer los principios científicos en los que se basan. En efecto, en

cualquier sociedad, millones de ciudadanos, incluidas eminentes personalidades,

reconocen su falta de conocimientos científicos sin que ello haya limitado en nada su vida

práctica” (Gil Perez, Educación ciudadana y alfabetización científica: mitos y realidades,

2005).

Esto pone en relieve el hecho, de que al pensar en la redacción del currículo escolar, no

se discutió mucho al respecto y se siguen patrones antiguos, sobre temarios.

En, Una alfabetización científica para el siglo XXI, los autores explican que la discusión

se ha llevado a cabo, sobre qué se debe aprender. Las principales críticas que señalan,

se han hecho a la particular forma de los temarios, que parece, que están hechos para

formar científicos y no personas cultas en ciencia.

Esto tal y como lo señalan los autores, hace, a las ciencias naturales, igual de

inasequibles, como lo han sido, para el público en general, y que no haya gusto ni

participación del aprendizaje científico.

De hecho, Vilches y Gil Pérez señalan, que cuando se les pregunta a los científicos de

distintos campos, cuál sería el mínimo que toda persona debe conocer de ciencia, las

propuestas están muchas veces fuera del alcance de los mismos que las concibieron, lo

que hace que siga sin respuesta las pretensiones curriculares.

Además, en su aporte a el libro de la UNESCO, Vilches y Gil Pérez, muestran la otra

faceta equivocada, la idea de la tecnología, sujeta a la ciencia como simple aplicación

práctica de la misma (idea planteada por muchos, incluyendo esotéricos como Pawles y

Bergier, lo que ha conseguido que muchos en esa línea de pensamiento hagan críticas a

la educación, y que parezcan fundadas). Esto hace que se pierda la perspectiva educativa

de ciencia.

Para estos científicos, la educación en secundaria y primaria, debería ser, en primera

instancia, de carácter cultural general y una preparación pre-universitaria. Esta

diferenciación, permitiría lograr una mejor apreciación de hasta donde se llega en la

educación en ciencias naturales y donde empieza los conocimientos que ocupe un

estudiante si va a llevar una carrera universitaria en ciencias (UNESCO, 2005).

Ciencia según Vásquez y Manassero

La investigación de Vásquez y Manassero mostró otra parte de la diversidad en la

apreciación del trabajo científico.

Para estos autores en: Relevancia de la educación científica actitudes y valores de los

estudiantes relacionados con la ciencia y la tecnología, la ciencia en general tiene buena

percepción.

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En el estudio que realizaron ambos, era notorio que a la hora de discutir diferentes

posturas, las personas buscan la fundamentación científica, pero cambia esta apreciación

cuando se refiere a su época como estudiantes.

Los estudiantes encuestados, no encontraban la pertinencia de su aprendizaje, si este

no estaba en relación con lo que van a estudiar. Esto demuestra que la media mundial

que rechaza la ciencia, ha sido en gran parte por los malos planteamientos curriculares, y

la discriminación de género.

Sin embargo, la buena noticia, tal y como lo mencionan Vásquez y Manassero, es que

en términos generales, la ciencia goza de no tan mala apreciación. Esta sin ser buena, es

un acierto, que da motivación a plantear los temarios y mejorarlos según las necesidades

de la sociedad, y romper las diferencias que subsisten entre países desarrollados y

subdesarrollados.

Garita y Bustos, y la ciencia en Costa Rica

Para estas autoras (Garita & Bustos, 2006), el distanciamiento entre los científicos, las

universidades y la sociedad en general, es la que ha provocado este fenómeno de

rechazo de la ciencia.

Estas autoras muestran un panorama más participativo, donde empresarios, docentes,

periodistas y otros, aportaron sus visiones de la educación científica. Estas visiones,

divergentes en aspectos de inversión monetaria, coincidieron en que el mayor mal, es

que, no hay un acercamiento entre los protagonistas de la ciencia (científicos,

universidades y medios de comunicación), y el público en general, lo que genera

desconfianza.

Las autoras lo explican mejor: “El estudio confirma una percepción no monolítica de la

ciencia y valida la necesidad de acercarse a la percepción pública de la ciencia desde un

espectro de actores, que desde sus prácticas y experiencias pueden ofrecer elementos

claves para la construcción de una cultura científica. Al respecto, cabe apuntar que el

consenso sobre la importancia de la ciencia para la sociedad costarricense -y no la

indiferencia hacia ésta- abriga múltiples posibilidades de fortalecer los espacios de acción

y reflexión que potencien una cultura científica más sólida en la sociedad costarricense.”

(Garita & Bustos, 2006).

Bibliografía Eco, U. (2002). El mago y el científico. El País.

Garita, N., & Bustos, G. (2006). Percepción pública de la ciencia y la tecnología en Costa Rica. “Un

acercamiento al imaginario en torno a la ciencia en Costa Rica” (págs. 1-11). San José:

UCR.

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Gil Perez, D. (2005). Educación ciudadana y alfabetización científica: mitos y realidades. revista

iberoamericana de educacióN. N.º 42, 31-53.

Gil Perez, D., & Vilches Peña, A. (2001). Una alfabetización científica para el siglo XXI. Investigación

en la Escuela, 27-37.

UNESCO. (2005). ¿Cómo promover el interés por la cultura científica? Santiago, Chile: UNESCO.

Vázquez Alonso, Á., & Manassero Mas, M. A. (2009). La relevancia de la educación científica:

actitudes y valores de los estudiantes relacionados con la ciencia y la tecnología.

ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS,, 33-48.