Díptico Vertical

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1. SIERRA DE CÓRDOBA El olvido no existe. La belleza se añora sin cesar y se persigue: memoria y profecía de sí misma. La belleza es un sino, lo mismo que la muerte. Teníamos once años, y la palabra abril significaba igual para los dos… Puede el amante dejar de amar, pero, ay, amará siempre el tiempo en el que amó: cuando, al amanecer, cabía el mundo entero dentro de una mirada; cuando al amanecer rompió a cantar lo que no se sentía con fuerza de decir. II. MEDINA AZAHARA Que se amen los extraños fuera de aquí, donde era blanco el luto y el corazón del mundo palpitaba… Morena está la Sierra en que nevaron los almendros, a cuya fiesta la muerte no fue nunca invitada. «Ven conmigo a destruirte en un jardín de ruinas. Que aprendan los humanos: majestad infinita no la hay, ni infinito es su amor, ni infinitas las pruebas de su amor. Los que se van no mienten…» Pero ¿es que alguien se fue? Sobre los destronados capiteles, esta tarde de octubre aún soy el mismo. Mírame, Azahara. III. MEZQUITA DE CÓRDOBA Se encarama la voz por las columnas; llueve, desde los arcos, sobre el pueblo. Mía, sólo la voz; el resto, suyo. También suya mi voz, y de los dioses, en el lugar sagrado donde aprendió el poder a inclinar la cabeza. La queja del almuédano sobrevuela aún el río, la ciudad, el tiempo, la gracia y la desgracia, el obstinado deseo de vivir… Fuera, la tarde con su rumor erecto, el ciprés y el naranjo fraternales. Dentro, el aire espeso y cálido, como una alcoba en que se ama, y la radiante llave de la vida. Mi palabra tremola, dentro y fuera, igual que una bandera verde y blanca. Testamento andaluz SINFONÍA DE LOS JAZMINES Concierto: Camerata Capricho Español Música: Rubén Jordán, inspirada en poemas de Antonio Gala Piano: Adriano Martín Director: Alejandro Muñoz Miércoles, 14 de mayo de 2014 QUIZÁ EL AMOR ES SIMPLEMENTE ESTO Quizá el amor es simplemente esto: entregar una mano a otras dos manos, olfatear una dorada nuca y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio. El grito y el dolor se pierden, dejan sólo las huellas de sus negros rebaños, y nada más nos queda este presente eterno de renovarse entre unos brazos. Maquina la frente tortuosos caminos y el corazón con frecuencia se confunde, mientras las manos, en su sencillo oficio, torpes y humildes siempre aciertan. En medio de la noche alza su queja el desamado, y a las estrellas mezcla en su triste destino. Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos que infantiles se miran en los suyos. Quizá el amor sea simplemente eso: el gesto de acercarse y olvidarse. Cada uno permanece siendo él mismo, pero hay dos cuerpos que se funden. Qué locura querer forzar un pecho o una boca sellada. Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige, otros labios, su beso, su natural deleite otra criatura. De madrugada, junto al frío, el insomne contempla sus inusadas manos: piensa orgulloso que todo allí termina; por sus sienes las lágrimas resbalan... Y sin embargo, el amor quizá sea sólo esto: olvidarse del llanto, dar de beber con gozo a la boca que nos da, gozosa, su agua; resignarse a la paz inocente del tigre; dormirse junto a un cuerpo que se duerme. Poemas de amor

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1. SIERRA DE CÓRDOBA

El olvido no existe. La bellezase añora sin cesar y se persigue:memoria y profecía de sí misma.La belleza es un sino, lo mismo que la muerte.Teníamos once años,y la palabra abril significabaigual para los dos…Puede el amantedejar de amar, pero, ay, amará siempreel tiempo en el que amó:cuando, al amanecer,cabía el mundo enterodentro de una mirada;cuando al amanecer rompió a cantarlo que no se sentía con fuerza de decir.

II. MEDINA AZAHARA

Que se amen los extrañosfuera de aquí, donde era blanco el lutoy el corazón del mundo palpitaba…Morena está la Sierraen que nevaron los almendros,a cuya fiesta la muerteno fue nunca invitada.«Ven conmigo a destruirteen un jardín de ruinas.Que aprendan los humanos:majestad infinita no la hay,ni infinito es su amor,ni infinitas las pruebas de su amor.Los que se van no mienten…»Pero ¿es que alguien se fue?Sobre los destronados capiteles,esta tarde de octubreaún soy el mismo. Mírame, Azahara.

III. MEZQUITA DE CÓRDOBA

Se encarama la voz por las columnas;llueve, desde los arcos, sobre el pueblo.Mía, sólo la voz; el resto, suyo.También suya mi voz, y de los dioses,en el lugar sagradodonde aprendió el poder a inclinar la cabeza.La queja del almuédanosobrevuela aún el río, la ciudad,el tiempo, la gracia y la desgracia,el obstinado deseo de vivir…Fuera, la tarde con su rumor erecto,el ciprés y el naranjo fraternales.Dentro, el aire espeso y cálido,como una alcoba en que se ama,y la radiante llave de la vida.Mi palabra tremola, dentro y fuera,igual que una bandera verde y blanca.

Testamento andaluz

SINFONÍA DE LOS JAZMINES

Concierto:

Camerata Capricho Español

Música: Rubén Jordán, inspirada en poemas de Antonio Gala

Piano:

Adriano Martín

Director: Alejandro Muñoz

Miércoles, 14 de mayo de 2014

QUIZÁ EL AMOR ES SIMPLEMENTE ESTO

Quizá el amor es simplemente esto: entregar una mano a otras dos manos, olfatear una dorada nuca y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio.

El grito y el dolor se pierden, dejan sólo las huellas de sus negros rebaños, y nada más nos queda este presente eterno de renovarse entre unos brazos. Maquina la frente tortuosos caminos y el corazón con frecuencia se confunde, mientras las manos, en su sencillo oficio, torpes y humildes siempre aciertan.

En medio de la noche alza su queja el desamado, y a las estrellas mezcla en su triste destino. Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos que infantiles se miran en los suyos.

Quizá el amor sea simplemente eso: el gesto de acercarse y olvidarse. Cada uno permanece siendo él mismo, pero hay dos cuerpos que se funden. Qué locura querer forzar un pecho o una boca sellada. Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige, otros labios, su beso, su natural deleite otra criatura.

De madrugada, junto al frío, el insomne contempla sus inusadas manos: piensa orgulloso que todo allí termina; por sus sienes las lágrimas resbalan... Y sin embargo, el amor quizá sea sólo esto: olvidarse del llanto, dar de beber con gozo a la boca que nos da, gozosa, su agua; resignarse a la paz inocente del tigre; dormirse junto a un cuerpo que se duerme.

Poemas de amor

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MIRÓ A MI CORAZÓN Y DIJO

Miró a mi corazón y dijo: -Aquí.Aquí hay sitio bastante-.Y apaciguó el amor sus estorninossobre mis tristes olivares.Ensanchó salas, avenidas,la herida seca de los cauces:desconocido quedó todopor los pasillos familiares.Qué cánticos de luz. Qué aromas claras.Qué danza próxima y distante.Cómo saltaba y florecíapor las enredaderas de la sangre.Florecía. Saltaba. Florecíade nuevo. Su sabor teñía el aire.Alteradas, las ramas prometieronredondear en frutos el instante.¿Qué luna allí no hubiese concurrido?¿Qué ruiseñor callara allí delante?

Ojos palparon, bocas acechaban.Las roncas manos jadeantesalzaron triunfos de jazmínsobre los hombros del más frágil.El tallo se olvidó lo que sabíaporque aprendió la flor lo que no sabe.Oh, inesperado. Oh, anhelado.Cuando es vivir más importante,la lengua quiere gritar: «¡Vivo!»

Todo es fecundo y adorable.Mudos los labios del que sepa;muda su voz. Que solo canten los que en las manos tienen rosasy siembran rosas y las pacen.¿De qué vale la rosa imaginadacuando hablan rosas a millares?

NADIE MOJABA EL AIRE

Nadie mojaba el airetanto como mis ojos.Me decías: «¿Trabajas?»Me decías: «¿Ya es la hora del té?»Y yo no te decía: «Te amo»;no te decía:«Eres todo lo que tengo»;no te decía:«Eres la única rosa en la que cabentodas las primaveras».Me decías:«Adiós, hasta mañana».O me decías:«¿Necesitas algo?».Y yo no te decía:«Me estoy muriendode amor... me estoy muriendo».Nadie mojaba el airecomo yo.

Poemas de amor

NO POR AMOR

No por amor, no por tristeza,no por la nueva soledad:porque he olvidado ya tus ojoshoy tengo ganas de llorar.Se va la vida deshaciendoy renaciendo sin cesar:la ola del mar que nos salpicano sabemos si viene o va.La mañana teje su mantoque la noche destejerá.Al corazón nunca le importaquién se fue sino quién vendrá.Tú eras mi vida y yo sabíaque eras mi vida de verdad,pero te fuiste y estoy vivoy todo empieza una vez más.Cuando llegaste estaba escritoentre tus ojos el final.Hoy he olvidado ya tus ojosy tengo ganas de llorar.

Poemas de amor

Yo miro manos, miro pechos,miro relámpagos, paisajes,nardos donde la aurora se posaba:miré un jardín interminable.Creció la miel que no razonaen la aridez de mis canchales.

Abrió ventanas matutinasa relucientes pleamares...Ya no. Ya no. Ya no encontramospara seguir causa bastante.Lo que ha de morir muera; lo que ha de pasar sin llevarnos, pase;lo que va hacia la noche, que se oculte;que no despierten al cadáver.Vaya la rosa con su olor a cuestas,el recuerdo conmigo, y yo con nadie.

Repetiré. Repetiré la dichaque canté sonriendo, eterna, antes.Miente la sed de quién se queda;la verdad es de aquel que parte.Miró a mi corazón –miraba-: «Aquí.Aquí hay sitio bastante».Y de un hachazo derrocóal olivo más alto de la tarde.

Poemas de amor

QUIEN URGE AQUÍ ES LA VIDA

Quien urge aquí es la vida, no la inmortalidad:La vida, breve y rápida,Con sus manos de arena.Nos llama desde las verdes palmas,desde el mar incitante,desde las nalgas prietas y las negras pupilas.-Ahora-, nos dice, y tiendesu copa de ron clarollena de ritmo y ansia.Quien urge aquí es la vida, no el amor

[Y fugaces]las caricias espesas,el recíproco gozoefímero y caliente,la común aventura de la carnebajo el árbol en flor.Entre el aire impaciente,bajo la sorda y muda tutela de los cielos,quien urge aquí es la vida.

Trinidad. El poema de Tobías desangelado