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AÑO II Panamá, República de Panamá, 15 de Marzo de 1905.

NUM, 29

HERALDO DEL ISTMO--REVISTA ILUSTRADA--•

Director: GUILLERMO ANDREVE .

"Bien faite et laisser Dire."

669S ~,

2195

A GUILLERMO VALENCIA

Tu libro cierro . Un vago malestar al reposome incita: siento un triste cansancio voluptuoso.

y arrojo el fino estuche de delicado engasteen que las perlas grises de tu ideal guardaste.

Con su risa enigmática me ríe en su viñetatu pórtico simbólico: la abollada careta

en que-quizás--sus penas algún histrión reíaen los antiguos triunfos de la diosa Alegría.

Sus pupilas-estrellas solitarias y errantes-me dicen que esos ojos no han visto otros, amantes,

y que esa risa loca, extraña y enigmáticaes el légamo amargo que esconde la sal ática.

Loor á las pupilas sin expresión ni fuego,cual tallada- en mármol . á las del vate ciego : . . ..

El ideal siguiendo del arte aristocráticoningún detalle excluyes, ni el del corte simpático

de tu libro, que evoca las suaves manecita-hechas para el martirio de blancas margaritas.

No allí busquéis las flechas del pícaro Cupido,que en vano las quebrara sobre un empedernido.

Pero detente hermosa frente a este alcazar góticaque en él la sombra vaga de algún bardo neurótico

apellidado Antonio .. .( sigue de largo hermosa:allí tu blanca mano no encontrará una rosa

que deshojar, en tanto que algún paje risueñohistorias te recite de un país halagüeño.)

Déjame en este alcazar soñar: á su ventana

pasar veré. á lo lejos . la errante caravana

que. sobre un suelo estéril que un claro cielovistese despereza al lento desfile de lo triste.

La marcha abre el giboso con paso taciturno:de su elevada estirpe dice bien el coturno

que en la abrasada arena resuena secamentecomo el compás de un canto monótono y doliente.

Después vienen las testas calvas como las rocasdo el sol sus rayos quiebra, y las que lucen tocas

burdas y sin adornos cual la que en piedra fingela cincelada y noble cabeza de la Esfinge.

Seguidos de una turba que vocifera y chillapor el garrote heridos de estúpida gavilla--

vienen los esforzados, los nobles caballeros.aquellos cuyos Ritos .. envainan sus aceros

contra la vil mesnada : Tranquilos, resignados.- ovejas del martirio- siguen los inmolados:

todos los que cayeron tras una vida austeracomo ligeros trigos que corta la hoz certera.

Mansos, humildes . fieles, tristes, enflaquecido..los pobres canes, esos que ya no dan ladridos

porque la voz fué grito ahogado en sus gargantasdetras siguen lamiendo las destrozadas plantas .

las que hirieron los duros guijarros del caminoy vierten de sus venas el nunca extinto vino!

Y en medio del tumulto. con el Inri en la frente.cargado de improperios, el bardo decadente.

=Porqué turba menguada . le acosa con tu ultraje?¿Por qué pan lo Hermoso, lo Triste, tu coraje?

¿Cuál otro con las piedras de la infernal pedreareconstruyó los muros de la ciudad Idea?

¿Quién guarda mas silencio contra sus enemigos,después de Aquel de cuya bondad somos testigos?

Dejadle, hombres imbéciles : abrid paso al coloso,manso cual la paloma, fornido como el oso!

LEON A. SOTO,Nació el 11 de Abril de I874 .-mu rió el 22 de Febrero de 1902.

La necia algarabía á los grandes no insulta:el la es el A ve César!" conque la plebe estulta

de pié frente a las gradas del imparial prosceniole rinde vasallaje al Gran Tirano : el Genio!

;Abrid paso al poeta en cuyo pecho brilla.sobre campo de púrpura una flor amarilla.

Dejadlo que en su mente trastorne el Universohasta encontrar la Euritmia conque soñó su verso.

En el inmenso Todo ¿hay algo que se pierda?¿hay algo que no sea lamento de una cuerda.

de alguna cuerda oculta, de alguna oculta liraque en el país extraño del Misterio suspira? . . ..

Dejadle hombres imbéciles : abrid paso al coloso,manso cual la paloma fornido Como el oso.

-Decadencia es cultura: es la mas avanzadaforma que alcanza toda nación civilizada,"

Así dice v prosigue sin despertar asombrosaquel que XX siglos de luz lleva en sus hombros! ..

De apolilladas reglas la nueva idea el choquerechaza cual gastado cincel rechaza el bloque.

La befa es arma vil : esgrima nuestro Estilodaga de mejor temple y bien cortante filo:

Buscar la mas recóndita, pueril extravaganciade una alma complicada que llora su ignorancia:

leer con el Espíritu en las grietas de un murolo que la Inteligencia rechaza por oscuro:

hallar la Fantasía el camino tortuosoque atravesara el bardo en busca de lo Hermoso

o bien junto a la plancha de nuestra ciencia mudagemir sobre el cadáver adusto de la Duda:

crítica hecha alma y carne. que suspira . que siente.tal ha de ser la crítica que alumbre el siglo XX.

;Abrid paso al coloso! . .Mas ¿que tropel divisoque se pierde á lo lejos en un cuadro indeciso!

Es el rojo estandarte que cubre el sucio enjambrede los que tienen frío . de los que tienenhambre

Son los brazos de acero que el cansancio corroe.los que en sus venas brindan la savia del aloe

Son los brazos de acero que al peñascón abruptode un golpe hacen que estalle en aurífero erupto

Son los brazos de acero que horadan las montañas.los que con hierro tejen enormes telarañas.

Son los brazos de acero que arrasan la Bastillay forjan en sus iras la bárbara cuchilla.

Dejad también que pasen . En la sublime fiestason notas sollozantes que completan la orquesta.

Cuando acabó el desfile de todo lo que sufrelucía el cielo á trechos, mancha colore azufre,

y enviaba hasta mi estancia su luz triste y borrosala tarde . que expiraba como una niña hermosa.

Tu careta reía con risa árida y secaque tornó lentamente la sombra en una mueca.

Leer quise en tu libro no sé ya qué palabray las letras me hicieron una burla macabra.

Pensé luego en Oriente . Pensé en los viejos Ritosy oi por un momento como lejanos gritos

1.900`.

t LEÓN A. SOTO .

El Heraldo del Istmo - 34

Z0N A. S$0Otienen que crearlo todo ó que irse tras las pro-ducciones, métodos y escuelas extranjeros, parahallar campamento en que sentar plaza hastaque vigorizadas sus facultades puedan ir solos,con una estética acrática personalísima, ya quesegún la nueva fórmula artística de un gran li-terato francés, no hay en la verdadera acepciónde la palabra escuelas, ni pueden sumarse losescritores, pues cada uno es uno, pero nuncauno y uno son dos.

Nos atrevemos á ir más lejos, á riesgo dedespertar la cólera de los que aman los cando-rosos sonsonetes de nuestros rústicos abuelos.En nuestro sentir no hay desde 1821, fecha dela primera independencia política, hasta 1880, unverdadero sentimiento poético mantenido enalto por verdaderos poetas . Entre esas dos fe-chas apenas si registramos como una excepciónun gran lírico, el único que puede citarse ennuestro concepto, que abarcó todo ese tiempo yque aún hoy refresca las arideces de nuestrasalmas con sus versos todos originalidad y senti-miento : en ese tal poeta á que nos referimos,habrán adivinado nuestros lectores al malogra-do Tomás Martín Feuillet . Después, nada,nada, nada. Todo se redujo á tanteos, á pasosvacilantes, á ensayos más ó menos felices comolos de José María Alemán, Fernando Delazerday Manuel José Pérez, cuyas producciones, comolas rosas de Malesherbes, solo duraron en la me-moria de sus conterráneos el breve espacio deuna mañana y no llegaron nunca á traspasar laslindes de la patria heredad.

Para nosotros empieza el verdadero desper-tar poético de nuestra tierra querida con Fede-rico Escobar, que dió el ejemplo de los avancesaudaces y que fué el primero en conceder á suinspiraciónun giro elevado,aungne_muchgsveces, tal vez por esa misma fuerza del medioque ya indicamos, y por la abrumadora influen-cia de los errores y aberraciones de un pasado

CORTA es aún nuestra

peregrinación por elmundo, y ya. al hacer

alto para pasar lista, vemossi no con asombro al menoscon tristeza, que abatidos porun hado adverso quedarontendidos á lo largo del caminomuchos de los que con nos-otros comenzaron la jornadallenos de entusiasmo, con laconfianza en sí mismos quepresta el candor juvenil y conla fe ciega en el futuro quees el atributo de la humanaespecie.

Ya la muerte segadora delas tumbas "abatió como untrigo" á amigos queridos, 4compañeros de juventud, deideas y de ensueños . Abrió lamarcha Adriano Velasco, elbohemio siempre maltratadopor un Destino impío queal formar exquisitamentesus cualidades intelectuales

deformó, con ironía sangrienta sus formasfísicas. Luego se fué Adolfo García, el delas pasiones terribles, el eterno sonador que.en nuestro concepto, ha llevado el lirismo almás alto grado entre nosotros. Después siguióAbel Ramos, el humorista que de todo hacíabroma y cuya imaginación fecunda no cesabade producir festivos artículos capaces de hacerreír á la estatua de la Meditación . Y tras él,con poca diferencia, marchó LEÓN A. Soco, dequien pensamos ocuparnos en este articulo es-pecialmente.

Los cuatro amigos muertos cultivaban eltrato con las musas. y aún nos atrevemosá decir que fueron verdaderos poetas porel sentimiento y la facilidad . Les faltó cierta-mente escuela, y cabe pensar en la grandiosaobra por ellos ejecutada, si en un medio máscivilizado que el nuestro- hubieran podido cul-tivar su talento y ejercitar ampliamente sus fa-cultades productivas.

De todos. fué SOTO á no dudarlo quiendejó una obra literaria más avanzada. y el úni-co que pudo formar siquiera en parte su perso-nalidad literaria . Ya á su muerte el fruto desus afanes estaba en sazón ; habían pasado paraél los primeros entusiasmos infantiles ; la versi-ficación loca sin un fin aceptado á que encami-nar sus rumbos literarios, y el continuo volte-jear de aquí para allá de los que aún no sabenqué vía han de seguir en definitiva para llegarcon mayor éxito á la cima anhelada.

Tal vez alguien al leer esta afirmación nues-tra de que SOTO apenas acababa de formar supersonalidad literaria en la época de su muertey al saber que ésta lo sorprendió á la edad deveintiocho años, llegue á imaginarse que el ama-ble poeta fué de una inteligencia tardía. Nadaestaría desde luego más lejos de la realidad,pues muy por el contrario fué siempre de ima-ginación viva de comprensión rápida, de asi-milación delicada y de una retentiva bastantepoderosa . Lo que sí hay que decir en descargosuyo es que el medio, ese medio estrecho que áél y á nosotros rodeó, que aún nos rodea, y queapenas si comienza á ser más amplio. no fué elmás apropósito para el desarrollo de sus vastasaptitudes de literato y de poeta lleno de exqui-siteces y de refinamientos . No es nuestro paíszona privilegiada para las tareas intelectuales.Aquí no hubiera podido Eea de Queiroz escribirninguna novela perfecta á los dieciocho años,ni Mirbeau publicar en edad casi igual sus mag-níficos libros de gran comprensión analítica yde múltiples bellezas descriptivas.

Otra dificultad más halló SOTO y coa él ha-llaron todos los que á la gaya ciencia dedicaronsus desvelos: la falta completa de una lite-ratura histórica, pues bien sabido es que no te-nemos nosotros un pasado literario de que en-vanecernos y asi- los que luchan al presente, ó

A DON QUIJOTEI

;Oh noble caballero que en tu rucioviejo, mohino, descarnado y rehacio,vas con la vista fija en el espacioá riesgo de romperte el occipucio:

¡,Quién que ha visto tu traje pobre y sucio;quién que sabe que el mundo es tu palacio,creyera que hay un alma de topaciotras de tu rostro dgmudado y lucio?

;Oh noble caballero : el brazo recioesgrimir contra el mal es pobre oficioque á comprender no llega el vulgo necio;

Mas no estéril será tu sacrificio:que al rostro han de escupirte su despreciolos que escupirte no podrán su vicio!

IISigue siendo terror dedos Merlines

y escarmiento de pillos y follones,y cumple tantas nobles ambicionesque olvidan los modernos paladines.

No te importen la envidia de los ruinesni la burla de torpes corazones,pues nunca el bueno encontrará razonesque le impidan cumplir sus nobles fines . . ..

Pero ya corres, vuelas, vas y vienes . . ..¿Es que has visto quizás á cien rufianesque a una doncella llevan en rehenes? . . ..

;Corre, vuela á vengar tales desmanes!Mas . . . .¿qué ha sido, señor, qué te detiene?;Un molino . un rebaño, unos batanes!

IIIMas no importa! Tu fe te presta amparo

contra los desengaños, que el decorode tu noble misión es como el oro:lo purifica el fuego y lo hace caro.

No reparas por eso en el descaroni en la burla de imbéciles que á cororíen de tí : tu audacia es un tesoropara los malos y los necios raro.

No te importan, lo sé, porque seguroestás de la justicia, ¡oh noble ibero!que es el Sol esplendente del futuro . . ..

;Y que te llame loco el Orbe entero!que para el blando de alma 4 de alma duroserás en todo tiempo ¡EL CABALLERO!

LEÓN A. SOTO .

que pesa sobre él con fuerza depriun•un• . .le-caiga, se doblegue, parezca rendirse .i 1 . pasa-jero y dé á sus versos un amanerau,ient , deestilo, una futileza de pensamiento. de ,pa- l, .rfortuna para él y para la literatura logra ,ietn-pre sustraerse finalmente. Escobar vis, aún.es relativamente joven y ha sido en . s !-~ ,m shuésped distinguido de EL HERALDO t,ra . Ir1n,

que se envanece con sus triunfos y lo eme ! en.tre sus mejores colaboradores.

Soto unía á una delicadeza ingénita g le s ihacía amar el arte por el arte un deseo ,, . aba-ble de lo bello y de lo raro, un dlbtase t d . . lamás aristocrática factura. Tal vez por es:feria el soneto ti todas las fórmulas depnnlue-ción literaria, ya que este "como león d . t. :dilade ancha cabeza y resonante cola." es d. tu-pe insigne y sus períodos vibrantes cuan .! . bieniinspirados semejan ya el rumor suave d• : . bri-sa al mecer un bosque de tamarindos, va . Re-

vía cólera de las magestuosas olas al n.furiosas contra los arrecifes de una esr

..llosa . A veces en ellos el sentido es . Lr, • se-reno, como un cielo matinal en prin• ,otras lóbrego, oscuro é imponente cela„ . . },ede horror y de tormenta. El estilo a- .,

uocasiones en los divinos versos fragilhi :,

demujer y ondulaciones de serpiente : ot . ; .- ,.sidades de hipogrifo y rugidos de fiera - da.pero siempre, siempre, se conserva ti gr . . : .hu -ra, sublime Emperador de la métrica ara . . _ .1 u -til y complaciente de los verdaderos p • - . - te-rror y pesadilla de los versificadores arar . ui. ..nesocultasusriquezasyenmudece tome . 'i e

La poesía en nuestro sentir no es ut, - i•Se puede ser todo con estudio y coa t . phasta escritor. Pero si no se ha naval . . ¡ .•---1•".-finado ; sino cuenta uno con esa (fifí. ildad que á pocos es concedida es imp..poeta. Aun admitimos que por un esp : leimitación—en ocasiones sacrílego--y e, . la-

poeta, llenos de fuego, de virilidad. de ea ;• limay de sentimiento, todo á la vez- de las pilasmal zurcidas de cualquier belitre versifica• : . e-

Los versos de Soto que hoy publi . los.escogidos al ,zar entre los que él dejó, mtprueban nuestro aserto. Se notan en el: üveces faltas, giros tal vez defectuoso.. ,•r .- tosde educación literaria incompleta y (le es, ;tasade tiempo que no le sobró para pulirlos . 1»•n seadivina de seguida que quien los escribí .'. teníaoriginalidad, fuerza y dulzura, tres eualid:elesdistintivas del verdadero poeta.

Murió Solio por desgracia muy joven : ? ,•ula paupérrima dote literaria de nuestra patriafué una unidad menos, unidad de valor minenso, joya de veinte quilates como de oro fila! Laguerra civil acabó con él

,, IIn bandoler . que

el presidio relama, á voces uno de esos nut l,e-teros

pletórestáderudimentaria

iabmColoica

intelectualidad de que, le infirió ultraje física

doloroso que ocasionó en él enfermedad moralque

or

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rueldad de

o llevó al sepulcro . En América eres• aúnl

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de

ysocial

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catenlaevoluciólos conquistadores

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al disfraza.l, .s

psaln

es yue

frnoacs yvistamos

debotascomcharool;el hombre civilizaran con

que comamos con arre-glo á, las exigencias de la etiqueta más rigurosay que disfracemos nuestros pensamientos conpalabras escogidas de cultura. Todo es supra -ficial, y á la primera coyuntura nos desnuda-mos de toda esa carga de fingimientos y nosmostramos tal cual aún somos, bárbaros, rudos.sanguinarios, torpes y viciosos . La ci'yílizaei.iuverdadera, la que toca, al yo íntimo v nO Srradica. en la epidermis, esa solo

nepues'con el

entranscurso de los si •los, Estamos,vie

,realidad de verdad n3 y lejos de ella,y S.rro

por su parte fué vícttj'ra de la barbarie' de unpueblo antes que de los! Yaurichos de un nurlvailo.

mentos en que nos invade un cierto eutu- - :u .,exagerado que es con relación á la insp mcomo la piedra blanca al brillante,

b:,_ ,

u ,s

versos más ó menos pasaderos, pues t ., 1 •- ae-mos en ese pecado siquiera una vez cual , ,i•','yenes, pero siempre se distinguirán á 1 . , . : ,•• : avista,

con sólo una lectura

los versos

:i uu

ElHeraldo del Istmo - 35

León A. SotoO recuerdo hasta eu

las Manan (•il'etllls-tauanas l- detalles

ron filia prt'(•is1(51 y Pxatiti-tud qua' Ira de :siiuente mi (•a-nido, ni la frutcruidaul co-.,ñu de nll( :stroti sentimien-

tos que uo salo £teclea Iden-tio)s en arta sima tamlbiénen otras michas (-osas dite-Faltes : recuerdo su figurano escasa de gentileza, a-a1a'I ctn'rpr('1te, pequeño yasi vaporosa- cuya inquie-

tud y nlovllllleiltos denun-ciaban el predominio de lisnervios y el ardor y togisi-dad de una fantasía si ji era -naniente tórrida y sobre tiada , recuerda aún más aque-llas sus grandes pupilas deVIL pardo obscuro, profundoy 1,rillantet que siempre queIa" earltemlplaba creía vis-lumbrar en ellas y allá en loíntimo. la suave y am (-rosa:uz de su alma sintiera y ge-aertsa, unida al ardiente('a n•ille„ de sus l sellas y mag-níficas estrofas.

Recuerdo también suvoz tenue y su palabra or-d;uariallleute de dicción un

tanto ae'lerada ; seueilla y franco hasta la lunadicción de la llaneza . como cristal purísimo erala trasparencia (le sus r(rónditas afectas . y asíen la forma romo en el espíritu. su numen dentusiasmo pe aétitia oi recia blancuras titilautesque no dejaban lugar ;i duda de que su alma pi .-sala el ingenuo y santo valor de la palabra : ylejos de tener la calcárea y dura callosidad queen las grande,: cuan en las ínfimas medianíasque componen la servidumbre del arte, sirvecomo de apísito auxiliador palia no sentir elarrobamiento y abstracción que trae consigo lapesistente y silenciosa brega por el supremo ysacro ideal: y lejora mucho más lejos todavía deposeer el egoismo farisaico rí la envidia enfer-miza y concentrada que obliga al los zapilotesde la sátira y á los dromedarios de la crítica al(letal á tascar y morder el freno de la impoten-cia, enmascaránd ' ,se con el antifaz de la impar-cialidad en la camama . gozó de la hermosa ysingular ventura en esta vida de haber trepadoá la c,stusa eta . nencia . en donde una desdeñosaindiferencia . dado el ambiente que nos escuece ynos rodea . sirve como de valladar á los asaltosde la necedad preceptista y trasnochada . y congode zona divisoria para oir con serenidad y (al-ma despectivas los fallos de la ineptitud engreí-da y vanidosa.

Entre un halo brillante de gracia y donaire.solía encerrar la expresión de sus ideas y senti-mientos . Su frase era rlouosmnente breve_ delenta y suave sonoridad- semejante en algo á ladoncella pudorosa que terne que id exresa deatavío provoque la sonrisa del 'animan w. Mase<mcebía con rapidez. con ara urna ru vidiahle fa-cilidad hija única y postrera dr' un carabao eglli-librado y apto para el ejercicio alittpico del ¡ir

-te en las ideas: habría ido muy hijos, sí en lavida pluguiera al que talo la parara qua algu-nos días más hubiera marchado en la lenta ca-ravana de los años. 'lasitud() di las espalda' . cualllevaba. una gran esperanza de nobles triunfosy mejores días y su baudallu sonoro di . amantetrovador privilegiado.

No á la verdad olvidaré facil mente la pau-sada y lia r .iloliosa re, nación de sus estrofas degentil belleza• qn:• ritualmente mostraban lar ijez de la amapola y algo como brillos y cae,;maltea de luz opalina sobre surta»: y asperezasce . :g fas agitadas en un lago .

No por cierto olvidaré fácilmente, lo queen él hubo de románticos anhelos, ensueños im-posibles y de aspiraciones excelsas. y que anida-ron mi su corazón de poeta y compañero siem-pre; franco. leal y consecuente : es imposible quese borre así su huera recuerdo : cuando éL unode los tant-,s precursores de nuestra nueva vidap,lítira y social: éL que vid y sintió la salvajezbravía del esquileo en el cuerpo dolorido de laPatria: él que agregó su unidad á la ya enormey t-ontristadora suma de los que padecían ham-bre y se 1 de justicia en la propia heredad des-tartalada y ofendida y pobre : él. en fin, supohacerse esculpir en mi memoria en donde inma-cnlado y transparente vive, como una de aque-llas ascuas inflamadas en un horno que más sedilata y se abrillanta si la circunda ó si preten-de oi scnre'arla el humo.

"Duerma en paz á la sombra de la monta-ña. últimamente" . y cuando mañana oreen losvientos, bajo uu sol ardiente y cabe la falda delimpasible Ancón. el tibio y blanco mármol desn tumba, que rosas rojas ligadas juntas coaancha cinta "color de carne morena ." perfumenel fúnebre recinto que guardará para siempresis pálidos despojos ; que ayuda allí la musa gla-cial de las recuerdos y le ofr: ude el pesar demis entrañas, y al caer la tarde perezosa venci-da por la ircup :•ión de las sombras nocturnales.que sienta allá en su le rho de húmedo y obscu-ro polvo, el latino rumor del alma de mis fra-ses y la canción más intima y tierna todavía.de las olas de la mar y la luz de las estrellas.

Poeta mártir: Atroz fué tu martirio:Sobre tu cuerpo débil y desnudoaplicaron el látigo infamantepara colmo de oprobio . . . .Fué un soldadotorpe y brutal, quien ordenó que fuerasvilmente flagelado. Lleve siempretu verdugo el castigo en su conciencia.

Desde entonar inclinaste tristementela sien ; sobre tus labios no vagabala apacible sonrisa de otros tiempos:ni entonces recitabas esas dulcestrovas sentimentales que tu Musate dictaba con gozo La Tristezaera tu compañera .

Como el aveque plega sus alitas cuando mirasu nido abandonado y luego muere,tú plegaste las alas del espírituc bajaste al sepulcro, demostrandocon ejemplo sublime- que en el Istmoen donde es el honor silvestre plantasabe el hombre morirse de vergüenza.

Y cuál fué tu delito? Amar la Patriaque te miró nacer; haber gritadoen ocasión solemne. que esta tierranecesitaba ser independiente Y- ese anhelo sagrado se ha cumplido:el Istmo hoy puede con supremo orgullola frente levantar entre las libresnaciones de la América Latina.

_ `a

Morir como tú has muerto, en la floridaedad de los ensueños, cuando todoconvida á sonreír y cuando acasohermoso, horizontes divisabas.es sensible morir.

Tu vict imariouna esperanza arrebató á este sueloy á las letras tmeñas una gloria.

Descansa en paz . Las flores del cariñoguardaremos en blanco florilegio.c allí la- cuidará nuestra memoria:jamás el tiempo las verá marchitas.porque I :ts flores del cariño nuncase ponen mustias, porque nunca mueren.

FEDERICO ES( 'O13AI:.

D& SimbolismoFRAGMENTO

ma "decadeutismo"entre nosotros . no es quizássino el romanticismo exacerbado por las imagi-naciones americanas.

Veamos qué es el simbolismo. El llamadosimbolismo no ha tenido nunca una estética, niha profesado ningún código : según uno de suscríticos . significa : individualismo en literatura,libertad del arte, abandono de las fórmulas en-señadas, personal originalidad . He aquí poraserto una fórmula bien amplia que aeephiniutodos los que anhelan la sinceridad artística.Que cada uno profese una estética, ú su imageny semejanza. El simbolismo no fué mutua nuacapilla cerrada . sino una palestra ab:cri :t cudonde se reunieron los que protestaban matrael naturalismo triunfante . -'más e- lira sus pre-tensiones absolutistas que contra as o'•r.e~los que "venían á reintegrar la idea en el Aria ."Hay quien se imagina que ser simbolista es ('co-plear vocablos como ' lilial y esfuniar" y seranfibológico y tener los ojos y los oídos tapados

ofrenda

en esta tierra altivo se imponía Era el negro fantasma del Silencioque impedía moviéramos los labios.No pudimos decirte ni una solapalabra de dolor sobre la tumbaque guarda tus despojos, porque calmenhubiera sido tal intento ;oh ' l'ém pura : . . ..Sobre nuestras cabezas balanceabasuspendida la espada ale llamadas .

. . . . . . . . . . . . . . . . ..EN LA TUMBA DEL POETA LEON a. SOTO

En Illl concepto los simbolistas franceses(l,mpañer) v hermano. También vengo

han ejercido poca ó ninguna influencia en Amé-á tu sepulcro á colocar mi ofrenda

rica, donde son casi desconocidos: lo que se 'la-de cariño . Sencillo es el tributo,pero es sincero v puro coma mi almaEl es un ramo de laurel que nuncase habrá de marchitar, porque lo traigoregado can mis lágrimas ardientesy sagradas, que son ;oh bardo mártir:condensación de inmensas amargurasr raudal de dolor n'ish lii oda.•n el fondo de mi alma soñadora

Mi modesto homenaje te lo ofrendoen el nombre también de mi incorpórea,dulce í• inseparable compañera.la Nimia que me inspira . . . .la que cantacuando me mira alesgre, la que lloracuando me mira triste y la que siempreá mi lada se acerca con ternurav castas besos en mi frente imprime.

.Ayer en toro) (le tu fosa . cuandoaquí vinimos tus amigos, Soto.á darte la postrera despedidaen tu viaje al bajar dasrruumidn,eterna talco Damita solamente

'nonti uno de los mas altos representantes del nzábam)s sollozos. Ni, podíamospor tu ausencia exclamar un ;ay! siquiera . . ., las nueras tenden cias literarias : "La observa-l :n fantasma siniestro . con el índice

clon exacta es indispensable á la refabricaciónsobre los labios . y de aspecto rudo

artística de la vida . Aun para una figura deen trágica actitud, amenazante . ensueño tan pintor eatá obligado á respetar la

anatomía á no hacer divagar las líneas, á noamontonar coloras imposibles, á no abandonar-se á perspectivas chinescas. El idealismo másdesdeñoso de la realidad bruta debe apoyarseen la exactitud relativa que es dado conocer ánuestros sentidos ." Nada menos parecido aletéreo neurótico forjado por algunos satíricos yadversarios.

á la realidad : nó: oigamos á Realy de Gour-

El Heraldo del Istmo 36

Es probable que haya confusión lamentablede términos, y es lo que yo desearía que medi-tasen quienes estudian la vida mental en susmanifestaciones artísticas- Tal vez visto conmejores intenciones y más comprensivamente.sea un hermoso espectáculo el que ofrecen enAmérica algunos espíritus que afinan y cultivansu sensibilidad en medio de las más ásperas yrudas costumbres . Tal vez la nombrada "deca-dencia" americana no sea sino la infancia de unarte que uo ha abusado del análisis, y que secomplace en el color y en la novedad de las ima-genes . en la gracia del ritmo, en la música delas frases, en el perfume de las palabras . y quecomo los niños ama las irisadas pompas de ja-bón. Habría que preguntarse si un estilo dedecadencia no es más bien el estilo árido y frío,fruto de una inteligencia fatigada que abandonala belleza de las apariencias para irse como unescalpelo al corazón de las cosas.

Ha habido sin duda una revolución en latécnica: la prosa tiende á hacerse menos orato-ria y más plástica, y el verso más sutil y su-gestivo; martillean menos los consonantes alfinal de las estrofas, y el ritmo flota con máslibertad en torno de la idea : suenan más losinstrumentos de cuerda que los de cobre en laorquestación verbal ; pero según mi criterio,esta evolución en la técnica es paralela á unaevolución sentimental : á nuevos estados de

alma, nuevas formas de expresión ; y si esos es-tados de alma son vagos y "crepusculares, " dé-bese á hondas causas sociales, á la educación,al angustioso momento histórico cuyo aire res-piramos. Por ejemplo, es más ,visible hoy ladesproporción entre el hombre y el medio : elprogreso individual de gran número de inteli-gencias ha sido naturalmente más rápido queel del medio social rebelde, en cierto modo, alperfeccionamiento armonioso; á la cultura esté-tica ha seguido un malestar y una turbaciónprofunda en las almas ; los jretozos democrá-ticos." la escasez de goces intelectuales, la vul-garidad de las opiniones, hieren más profunda-mente las sensibilidades refinadas ; de éstos sípuede decirse, invirtiendo una frase célebre,que vinieron demasiado pronto á un mundo de-masiado nuevo. En las ciudades más ó menosincipientes de América, sufre más que en las deEuropa quien se eduque en una dirección artís-tica; muchos emigran hacia centros más civili-zados, otros sucumben trágicamente como Ju-lián del Casal y José Asunción Silva, otros vul-garmente se gastan en las intrigas políticas. Esde creerse que cuando la cultura intelectual segeneralice y los "casos" de hoy constituyan unaFuerza, ésta tenderá á elevar el nivel social,acelerando así el progreso de la sociedad.

PEDRO-EMILIO COLL.

previsto el guardián del edificio estaba ausente:no pudimos entrar. Contrariados quedamoscontemplando los muros que aprisionan el ama-do sepulcro. Entonces yo . al fijarme en las to-rres laterales que con su índice de granito se-ñalan el espacio, me pareció que me decían:aquí sólo existen las cenizas del Libertador.para buscarlo levanta los ojos, fíjalos en losespacios donde ruedan los soles, donde paseansus caudas luminosas los cometas. donde comoenjambre de mariposas vuelan constelacionesde mundos.

Y en efecto, para buscar, mejor dicho, parasoñar con Bolívar, no es necesario llegar á sutumba; basta con pensar alto y con estar encualquier pedazo del Continente latino ameri-cano. Cada hecho, cada insignia, cada con-quista nuestra, evoca su memoria . Pensamosen él, cuando vemos la sierpe rocallosa de losAndes que le sirvió de pedestal ; cuando vemosflamear las banderas que nos señalan como na-ciones libres : cuando los himnos patrios sueltanlas bandadas de sus notas animadoras y subli-mes: cuando vemos el águila trituradora deserpientes en el emblema atzteca : el sol lumi-noso en la insignia Argentina ; el cóndor, en elpendón colombiano, velando sobre el gorro fri-gio, como el genio cuidando de la libertad; ennuestro quetzal esmeraldino, inencarcelablecomo el pensamiento . Sí, está en nuestras ar-mas defensoras, en el toque vibrante de nues-tros clarines, en todo, todo lo que nos habla depatrias victorias, porque aun en aquellos paí-ses en donde su acción directa no influyera, losenseñó con sus actos y los guió con su ejemplo.;Bolívar no es un hombre; Bolívar es un sím-bolo!

Así pensando regresé á mi hotel, con lanostalgia de aquella tumba, á pesar de mis con-soladoras reflexiones. Pocos días después arras-trado por mi febril deseo, estuve á visitarla y.entonces, como Godofredo de Bouillon, doblé larodilla para besar la tierra que aprsiona eseSanto Sepulcro de la Libertad

murrio sopo HALL.

EL FUSILAMIENTO DETCRRIJOS.

Escribo á la orilla del mar, sobre una terra-za á donde llega el ruido de la espuma Ape-sar de la estación, está alegre y claro el día. yel cielo limpio, de limpidez mineral, y el aireacariciador. Esta es la dulce Málaga, llamadala bella, de donde son las famosas pasas• lasfamosas mujeres y el vino preferido para laconsagración. Es justamente una parte de latierra de María Santísima, con dos partes dela tierra de Mahoma.

Mas el color local se va perdiendo, á medi-da que avanza la universal civilización destruc-tora de poesía y hacedora de negocios. Hay.en verdad, mucho de lo típico, en los barriossingulares, como el Perchel, la Trinidad y laescalonada Alcazaba ; mas la ciudad no osofrecerá mucho que satisfaga ti vuestra imagi-nación, sobre todo si imagináis á la francesa.y no buscáis sino pandereta, navaja, mantón ycalañés.

Hay sí la reja,cantada en los versos, y losojos espléndidos de las mujeres, y la molicie yel ambiente de amor. Hay las callejuelas es-trechas y antiguas y las ventanas adornadascon los tiestos de albahacas y claveles, como enlos cromos; hay bastante morisco y no poco me-dioeval. Mas, del lado del mar, surge una Málaga cosmopolita, inglesa, durante la <seasón>.pues demás está decir que desde que un Mr. Ri-chard Ford escribió en su <Hand-Book fortrave-llers in Spain» que el clima de Málaga es supe-rior á todos los de Italia y España, para enfer-medades de pecho, y que <aquí el invierno esdesconocidos, la invasión británica estuvo de-cretada. Los ingleses no han llegado á Anda-lucía tan solamente por bien de sus pulmones ybronquios. Y así, como lo hace observar JoséNogales, que es autoridad y que es andalúz.<en las zonas andaluzas donde se extiende lainfluencia inglesa, es lusivamente inglesa, la

La señora Doña Matilde María de Obarrio. esposa del caballeroseñor Don (laude Coventry Mallet C. M. G. . Cónsul de S. M. Británi-ca en esta Capital . es una de las figuras más salientes (le la alta socie-dad panameña y una de las damas más inteligentes é ilustradas delIstmo.

Su alta y merecida posición, sus muchos méritos y el gran aprecioque porella sienten en la patria de su esposo, le valió el ser presen-tada al Rey Eduardo VII y á la Reina Alejandra . por la Marquesa deLansdocve. el 13 (le Mayo del año pasado.

Como homenaje á la espiritual y elegante dama y para rendirleasí sincera prueba de ;enlatad y de respeto publica hoy su retrato ELHERALDO DEI . 'sial( 1. Con el riquísimo traje que usó el día de su pre-sentación :i los Sober:ulus ingleses.

A

A QUELLA maña-1lK!\, na habíamos

resuelto visi-tar la tumba de Bolívar.Formábamos Inmodestacaravana : el acerado pe-riodista Gumersindo Ri-vas, el magno poeta An-drés Mata, el filigranadorde prosas Juan Tinoco yeste turiferario entusias-ta del Libertador.

Nos pusimos en mar-(ha. Yo iba silencioso.Y convencido, bien con-vencido estoy, de quePedro el Ermitaño, aquelmonje de fuegoque in-cendió la Europa cristia-na, para llevarla, ardien-do en fe, á quitar de ma-nos de los sarracenos elsepulcro del Crucificado,no iba, ni con más entu-siasmo. ni con más un-ción, camino de Jerusa-lén, que yo con destinoá la tumba venerauda.

Surgía en mi cerebrola figura del gran vene-zolano, con su casaca.azul bordada de laurelesdorados, pálido reflejo delos que ornaban su fren-te: con los ojos grandesluminosos, fijos siempreen la gloria y en la libér-tad: anóha la frente, ta-bernáculo guardador deuu cerebro que creabanaciones ; desplegada laboca, donde vivía latentela frase que levantabalos pueblos ; erguido siem-pre, como dando modeloal escultor para que lotallara en el bronce in-mortal.

Al fin llegamos: peropor un incidente fin-

Una peregrinacióná la tumba deBolívar .

Málaga

El Heraldo del Istmo - 37

vida interior reacciona de un modo maravilloso.Parece otra gente.»

Por Málaga, por el Campo de Gibraltar vpor Huelva, van entrando los ingleses en man-sa ó tranquila invasión de intereses- que- dedía en día, ensanchan y afirman. Y el fenóme-no por mí observado consiste en lo bien v rápi-damente que se entienden y hermanan el anda-lúz y el inglés . A ios dos días de llegar. el in-glés es <D. Guillermo» ó <D. Roberto» ó <D.Jorge>. Unos y otros se acomodan bien á susmaneras y hay. andando el tiempo. deseos delentraque, rara vez desperdiciados. De ahí vasaliendo el núcleo de una raza nueva y vigoro-sa. El extranjero ha traído á Andalucía el im-pulso del trabajo. ha implantado fábricas, hadado gran aumento á la exportación de frutasy de vinos. ¿Quién se acuerda ya del inglés<aborrecido»?

El nombre de uno está grabado en un mo-numento público, el inglés Robert Boyd . quefué fusilado por la causa de la libertad, juntocon Torrijos . Estas villas floridas- estos cha-lets, llenos de morenas meridionales y rubiasanglosajonas, al lado de la Caleta y el Palo- ha-cen recordar que por aquí pasó Byron y afir-man que esto es encantador. Sobre todo- nohay ese bullir lujoso de las ciudades balnearias.revueltas por la moda y emponzoñadas por elCasino. Aquí no hay Casino, ni moda. ni vie-ne Liane de Pougy. ni M. de Phocas. Aquíhay luz, montes apacibles, el Mediterráneo, bar-cas pescadoras . aLarios y boquerones» corrigeun andalúz que lee las últimas palabras que heescrito.

¿Larios? En efecto. en la ciudad todo esLarios. La propiedad, la influencia políticaestán en poder de ese apellido.

Váis por un paseo y encontráis una estatua:del marqués de Larios . La calle principal dela ciudad . es la calle de Larios: las casas todasque forman esa calle- pertenecen á los Larios : delos Larios son también otras cuantas regadas enla población. Hay dos grandes fábricas de hi-lados. con unos ocho mil trabajadores. y demásestá deciros que esa fábrica es de los Lacios.Hay diez fábricas y refinerías de azúcar- y per-tenecen igualmente á la famosa familia. ;Yese gran asilo? De Larios . Desde Gibraltarhasta Almeria . me dicen- todo es de ellos.

Málaga es la ciudad de los Larios. ¿Y lacatedral, también será de ellos? La catedral.no; pero el reloj de la catedral. sí. Estas sonandaluzadas en serio. <Vos damos por armasla forma de la misma ciudad y fortaleza de Gi-bralfero, con el corral de los cautivos en uncampo colorado- y por reverencia y en cada unade sus torres. las imágenes de los patronos deMálaga , San Ciríaco y Santa Paula, y por hon-ra del puerto, las ondas del mar y por orladurade las dichas armas. el yugo y las flechas.» Asíse expresa la real cédula en que los Reyes Cató-licos . D. Fernando y doña Isabel. concedieron áMálaga el blasón que queda dicho . Gibralfaroes una ruina como todo lo que queda . recor-dando el poderío árabe.

He visto la bella puerta de las Atarazanassirviendo de entrada á un mercado. en el mismolugar en que se levantaba una magnífiha mez-quita en tiempos no de tanta miseria para elpueblo malagueño . Es la obra de los cristia-nos y civilizados vencedores. La labrada pie-dra contesta : Le fin/ lb lile .1 hile

Y la herencia arábiga se encuentra por to-das partes, en la faz de las mujeres . en las figu-ras del pueblo, en las rejas de las casas, en losguturales gritos de los vendedores ambulantes.

Cuando he recorrido la ciudadela de la an-tigua Alcazaba, he creído ver revivir ante misojos la pasada existencia.

Habitan gentes en las mismas viejas cene-tracciones, casas estrechas y escalonadas en laaltura, desde donde se domina el ancho puerto.

En algún punto veis- sobre una columnacorintia del tiempo de la dominación romanael arco en herradu r a que vió pasar los alborno-ces blancos y los estandartes verdes. He cono-cido al poeta y novelista Arturo Reyes, el pri-mero de los portaliras malagueños y bien ama-do de sus conterráneos ; jamás h .e visto morode pintura ó ole verdad que le supere en :apea o .

;Qué modelo para Benjamín Constant! Hevisto, vestida á la moda de París y en un ele-gante carruaje á Zulema ; y, con una flor en Lacabeza. comprando pescado. cerca del cerroGuadalmedina, á Zoraida.

Entrando á la realidad de la vida, hallaisun pueblo pobre- falto de sangre y de trabajo.El exceso de población apenas halla salida esca-sa en los inmigrantes que atraviesan el Océano.Y la indolencia nacional . . - .Iba yo recorriendola ciudad- en uu tranvía tirado por flojos caba-llos. Allá, en un lugar llamado Puerta Nueva,se encontró un caro en la vía, en el carro unoscuantos sacos- y el carrero cosiendo uno de e-llos . El hombre vió venir el tranvía con unamirada indiferente- y siguió cosiendo su saco.

¿No pasaríamos? . . . .El conductor descendióá hablar con el carrero; oí vagas palabras, vfpocos gestos. El hombre seguía cosiendb susaco . . . . A los cuatro minutos, el tranvía pudopasar . st pose canse. El hombre había acabadode coser su saco . . ..

En un lugar de la larga hondonada que for-ma el lecho del sediento Guadalmedina, he vis-to una especie de lamentable mercado al airelibre- peces y fruta- cestas de pulpos como enNápoles y naranjas doradas. Lo pintoresco noquita la sensación de miseria, entre calles y ca-llejuelas llenas de malos olores, de charcos pes-tilentes, de focos de enfermedad. Me explicola abundancia de pálidos rostros, de coloresmarchitos en las más hermosas facciones.

Hoy veo en un diario que el número de re-ses vacunas sacrificadas es de veinte, y Málagatiene más de ciento treinta mil habitantes . . ..;Y la carne paga una peseta el kilo de derechode consumo! Un muy discreto y activo perio-dista. á quien he tenido el placer de tratar, elseñor Fernández y García me da los más peno-sos detalles. «La carestía de los artículos ali-menticios. dice . equivale á un grave motivo dealarma. La carne- para los pobres . resulta sinartículo de lujo.

Muchos enfermos tienen que prescindir deese alimento necesario para reponer las fuerzas.porque su precio excesivo no lo pone al alcancemás que de las personas bien acomodadas. Laleche es mala y cara. ¿De qué nos sirve nues-tra vezindad con Marruecos, si rara vez disfru-tamos la ventaja de recibir, en cantidad sufi-ciente, huevos y aves á precios económicos im-portados de los terrenos inmediatos á nuestrasposesiones de Africa? El pescado mismo, conexcepción de los días de pesca abundante y ex-traordinaria, sufre carestía. ¿El bacalao? Si elgobierno no toma el buen acuerdo de pedir álas Cortes la supresión de los derechos arance-larios, se venderá tan caro- que, como sucedecon la carne, no estará al alcance de los pobres.Solo faltaba el aumento de los precios de los al-quileres, y ya es tan difícil encontrar alberguehigiénico y barato, como un avaro con alma.De modo que el malestar se acentúa para todasesas clases de la sociedad á quienes la lucha porla existencia resulta penosísima, y que van de-jándose la piel en las zarzas de estos infortu-nios. Con decir que el remedio no se vislum-bra. se expresa que la desgracia que nos aflijepar ece mayor porque se vive sin esperanzas .»Hay. pues. necesidad en las clases pobres, ham-bre en el pueblo . La antigua religiosidad hamermado mucho y en sus sufrimientos ya no sevuelven los necesitados á la divinidad, ya no seruega á Dios . . ..

Se siente una invasión de protestas anár-quicas, que va de la ciudad á la campiña . á pe-sar de las congregaciones religiosas que luchanpor conservar su influencia . á pesar de las vír-genes que podéis ver en algunos sitios . á la en-trada de algunas casas, adornadas de flores ar-tificiales y ante las cuales arde una pálida lam-parilla de devoción tradicional.

Hoy. 11 de Diciembre. aniversario del fusi-lamiento de Torrijos y sus compañeros, loe idoá ver el monumento levantado en memoria delespantoso sacrificio . . . No ví coronas ni floresde recuerdo. Por calles sucias- entre baches ypedregales. llegué, por el barrio del Perchel, ála iglesia del Carmen- donde estaba el antiguoconvento. Por el camino. un compañero merecuerda la página sangrienta que inmortalizó:ar tísticamente un célebre pincel. Encontrában-

se en Gibraltar unos cincuenta desterrados ácausa de sus ideas liberales, y fueron llamadossecretamente por el gobernador de Málaga se-ñor Moreno, proponiéndoles pronunciarse conellos en favor de las libertades de la Constitu-ción, como se decía entonces. Salieron de Gi-braltar cincuenta y un hombres . En camino.pasaron la noche en el cortijo de La Alquería. yallí fueron copados por las tropas que mandócon ese objeto el mismo gobernador de Málaga.Lograron escapar dos ingleses, de tres que ve-nían en la expedición. Llegaron los presos porla mañana del 10 de Diciembre, y al día si-guiente, apesar de ser domingo, con el permisoepiscopal, fueron fusilados . La capilla la pu-sieron en una iglesia del entonces convento Car-melita. La ejecución empezó á las siete de lamañana, y duró media hora . El último quemataron fué el inglés Boyd . «Mi abuelo medice la persona que me acompaña, oyó los tirosdesde el vecino matadero de reses. Calcula quese tirarían mil tiros, de lo que no hay que asom-brarse, teniendo en cuenta que entonces se usa-ban fusiles de chispa, que estaba lloviendo y quese mojaba la pólvora de las cazoletas, por loque fallaban muchos tiros. Los quejidos debasvíctimas y el estado nervioso de los mismos sol-dados de la ejecución, aumentaban el horror detal manera, que el fraile que confesó y ayudó ábien morir á las víctimas, se volvió loco.»

Al llegar á la iglesia un chicuelo zaparras-troso, me sale al paso.

—¿Qué quiere usted?—Visitar la iglesia.—Venga.

¿en dónde estuvieron encerradosTorrijo

-s y sus compañeros?

El chico me mira asombrado . No hallaqué contestar. Se trata de unos que mataronhace tiempo Por fin cae en la cuenta.

—Venga usted. Ya sé. Aquí está el con-fesomuio en donde los confesaron.

En efecto : en una capilla que está al ladoderecho del altar mayor. y cuya entrada aúnconserva la gruesa reja que sirvió de cárcel deuna noche á los sacrificados- logré ver entre laoscuridad, aislado, un confesionario viejo y pol-voroso. Luego salgo con mi amigo acompañan-te á buscar el lugar en que fueron ultimados.Lo encontramos, preguntando, en una callejue-la inmunda . Hay una base gastada, de már-mol, sobre la que reposa una tosca cruz de hie-rro. Hay una inscripción, borrada, ilegible. Niuna flor . Hay comadres conversando en haspuertas de las casuchas vecinas, y muchachosmugrientos, jugando á pleno suelo, y un perrosoñoliento hacía el lado por donde se va al marazul Esta es Málaga-la bella, de donde sonlas famosas pasas. las famosas mujeres y el vi-no preferido para la consagración.

RUBEN DARLO.(De Tierras Rolares)

Costumbres de mi tierra(LA JUNTA)

Pura I. i.n rd„

n `¡ n diré croar solariega, que ello sería

L;lI~VLIS a: optar que siquiera en simulacro

existe: es una humildísima chozapajiza que, más que amparada contra los rigo-res de la Naturaleza. por el techo ó caballete.lo está por el frondoso ramaje de los caimites.naranjos, higos, guabos y almendros que sil-vestres crecieron en el sitio donde el pobrecampesino su albergue idolatrado construyó.

No sé por qué tradición,—pero la hubo. –los fundadores del villorrio lo denominaron"El Jazmín," y así se ha seguido llamando has-ta nuestros días, con todo y la . ninguna simili-tud que aquel breñoso y pobre Caserío guardacon esa blanca flor de perfume delicado. hijamimada de la rica flota istmeña.

El (lapa está siempre, en invierno y enverano, mustio y triste : siéntese un frío hela-do en la época lluviosa, y un calor asfixiante en'la seca . Se puede ver en ocasiones nieve efí-

Ei Heraldo del Istmo - 38

nuera en las cumbres de los cer .•auos cerros alaman-icen y sentirse también calor (le infiernoeu pleno medio día.

Forman el Caserío una do-ena, más ó me-nos. de casitas muy rásticas . dispersas, separa-das unas de oteas por fajas de montes altos yespesos.

Tiene el lugar uua monotonía anonadado-ra, una soledad que convida á la oración y altímido recogimiento . El silencio es allí desdela prima noche como impuesto por muchosviejos cementerios juntos . sólo interrumpidoen ocasiones por los ahullidos 6 graznidos de al-gunos animales nocturnos que no dejan de sa-lir en busca de la vida . ó por la detonación dela escopeta del cazador que, trepado eu el uolejano ciruelo, cornezuelo ó jagao, da muertecertera al conejo, al venado ó al saíno de car-nes apetecidas.

Las veredas que comunican una habitacióncon otra. son casi intransitables : especies detúneles hechos por debajo del cruzado boscaje:secas en la época del verano . convertidas enarroyos de lodazales en el invierno crudo ybrumoso.

La tristeza que infunde la arboleda enmo-hecida y corpulenta de la vieja montaña, cam-pea también en el olvidado Caserío. donde mo-ran pobres gentes : los hombres con pantalóncorto, hasta la rodilla, de tejido hecho en supropio telar, con el hilo del algodón de la abun-dante cosecha que le hiló en su huso la ya viejay enconada campesina: y las mujeres de polle-ras ta:nbién algo cortas, de la anticuada peuo-ronfuso. que en- la acreditada tienda que en elpueblo tiene el bueno de don Pancho, compra-ron, el día del anunciado baratillo, á medio ycuartillo la vara.

Es imponente la tristeza en el lugar. Exis-te allí verdadera soledad de tumbas. apenas al-terada durante el día por el gruñir de los cer-dos, el cacareo de las gallinas. el relincho delas yeguas y potrillos en soltura. el ;gluuu. . ..giman . . . - : de los pavos, el mugir del ganado. yel grito largo y retumbante del mayoral que. alcaer la tarde. lleva la vacada camino del rodeo.

Después, durante la noche- surge una cal-ma más profunda todavía: cantan algunos ga-llos en el árbol-gallinero donde duermen . y pue-de hasta escucharse el chirrido de los grillos yde algunos otros insectos : pero la sombra pare-ce más densa . sobre la arboleda y chozas inva-didas por el silencio, y extiende ufana sus alascon quietud de homicida que medita.

;Así es la noche en ese Caserío de un Muni-cipio de la Provincia de Los Santos:

Y el día tan anunciado para la junta llegóal fin.

La casa de Plácido . que es el convidadory dueño, es la única posada donde llegan lostrabajadores, y tan atestada está yá de gentepor la mariana: porque de los Caseríos circun-vecinos también han concurrido los buenos yviejos amigos .—que ha habido la imperiosa ne-cesidad de const oír. muy á la ligera, una espa-ciosa ramada para colocar allí las monturas,otros enseres y la ropa limpia que llevan lospeones para mudase á su regreso del trabajo.

Día de lucha. de labor .asídua, es ese de lajunta para la familia de la casa . pero con todo.esos felices moradores allanan siempre sus di-ficultades . porque es costumbre que las doce óquince muchachas sanas, robustas, coloradasy hacendosas . hijas de los vecinos compadres,se ent•'eguen de lleno al trabajo de la cocina, yhagan brota• en grandes cantidades. como deun cuerno en abundancia .. el obligado sauceda.,el arroz. el ldenmesa/.e. los quesos y leche, lecho-nas. pavos y gallinas, la chicha de maíz ó denanca fuerte que pique y dulce. la leche corta-da con miel . y grandes rimeros de tortillas demaíz bla n o 6 amarillo. de formas redondas queasan en las cazuelas . y otras chiquitas en for-ma de media luna . con ondulaciones por la ori-lla. que llaman <mimbree las mismas que. conuna recitación chispeante . ofrecen las enamo-radas á sus novios. cuando. ya moribundo eldía, regresan los trabajadores á la casa del due-ño de lajan/a para comer en reunión .

Los capitanes.—así los titulan—peones so-bresalientes á quienes el dueño de la ,juata dis-

tinguió con nn hojoso bastoncito que adornancon cintitas de á cinco centavos pieza . y conpapel de colores non' fino, han llegado yá consus gentes, y se nota ahora en la habitación,ayer tau triste. verdadera plétora de humam-dad. Desayunados los convidados, desfilanalegres. machete y gancho en mano . por el ca-mino del cercano pero muy extenso maizal.Cada capitán, como es de rigor, coge la genteque trajo. los coloca de dos en dos á trabajarde pique, y la desyerba que se emprendió horasantes,—y que en un año quizá no habría podi-do concluir el pobre campesino dueño de la se-mentera .—queda en un santiamén hecha, conviva satisfacción de los bondadosos concurren-tes.

Una algarabía ensordecedora ha sido elcomplemento de esa reunión, porque no es sólolo que hablan los convidados con el alto diapa-són que es de estilo entre ellos . sino ese gritorudo y constante que es de moda mientras tra-bajan y descansan, ese ¡ahúa . . . . : ;ahíla;ahúa . . . . : que remeda fielmente el gruñido demil leones enfurecidos . grito que, en la espesu-ra de aquellos montes, repercute como un true-no de Octubre, que se extingue luégo perezosoy lastimero. ¡Varias veces oyendo atónito esegrito . he pensado que él es acaso el himno ma-jestuoso que aun la ignorancia y el atraso ele-van en aquellas selvas al trabajo ennobelce-(1or 1

Y sin que en todo el día les haya faltado álos trabajadores el consabido anisado y seco decaña, llega la hora de la comida, y no todosarriman de una vez á la mesa .—que la es el sue-lo .—porque algunos mejor que hambre, tienensueño, y duermen tranquilos, á la sombra de unárbol, la mona que les brindó el usó excesivodel aguardiente, 6 del vino de palma que tam-bién es por ellos muy saboreado.

Reina alegría general durante la comida.si aquélla no es interrumpida por alguna granpelea al puño, al garrote ó al machete. Surgende allí hasta amoríos sagrados que solemnizadespués el Santo Sacramento del matrimonioen la Iglesia de la lejana Parroquia ; y pasadoslos históricos brindis de las 94n/m1a las recita-ciones y aun los cantos . y. cumplidos los debe-res de cada cual como le ha sido posible. todosse despiden del dueño de la .i,mtu .—á quien de-jan enorgulle ido por babee terminado oportu-namente su trabajo.—y siguen el camino quelos ha de llevar á sus respectivas casas, á pie óá caballo . por la vereda ya oscura. porque vo :-vió la noche, viviendas que demoran . algunas.hasta tres leguas del lugar . de la reunión.

El señor Plácido, su se lora, hijos . que gngiman ferales: é hijas . cada cual por su lado, ma-nifiestan á los que se despiden sus más vivosagradecimientos por los servicios que les hanprestado. y les insinúan. á los que se van, queserá motivo de eterno resentimiento para ellos,si no les avisan cuando tienen junta .. para con-currir gozosos á pagarles el peón ese día ga-nado.

Sólo así. ese honrado padre de familia cam-pesina que en el Caserío de "El Jazmín." en unMunicipio de la Provincia de Los Santos . vege-ta y verá al cabo extinguirse su humilde exis-tencia envuelto en la más exagerada virtud:sólo así el señor Plácido. esa alma nobilísima ygenerosa . dispuesta á toda hora á hatea el bien,allá en el corazón mismo de esos apartadosmontes; sólo así esa ignorante pero honorablefamilia, que si intemperie no sufre es acaso porel ramaje frondoso de los caimitos . naranjos.guabos y cedros que crecieron silvestres en elsitio donde levantó su albergue pajizo ; sólo así,repito . ese olvidado bogas que experimenta elmal crónico. casi irresistible, del terrible palu-dismo de la miseria. pudo ver crecer lozano yproducir abuudantíshno fruto el cercano y ex-tenso maizal. y vió también, por aquel medio.á sus otras sementeras enriquecer con abun-dantes granos sus trojes, que lea sirvieron paraatender al sustento de la familia durante elaño .

;Bendito sea mil veces el poder de las jimiosen mi tierra, que siempre ha sabido salvar al

pobre campesino de hundirse en el negro al,i-mo de abominables delitos.

;Bendito sea ese poder (le las jara., en aa,

tierra. que conserva incólume. matando el habre, el brillo deslumbrador de la virtud de ;virgen campesina. allá donde si hay flores . .rceo también las del dolor, donde si existe dieb : ' _también se derraman lágrimas. donde si surg milusiones. éstas guardan profundo mutismdonde si el amor luce. es brote espontáneo decorazón y donde no corren, no. impetuoee -como en los centros civilizados. las corrientede los placeres degradantes.

Panamá: 1905 .

anuo ARJONA 9.

CLAUDE COVENTRY MALLET.

El señor don Claude Coventry Mallet . euyo retrato presentamos en esta página e.de los extranjeros radicados en esta ciudaduno de los que guardan mayor suma (Irsimpatías por todo lo que al Istmo toca.Agente durante muchos años del gobiernoinglés en calidad de Cónsul de S. M. B., havinculado su porvenir en cierto modo elnuestro por los lazos del cariño y por losque crea una larga residencia.

Caballero cumplido y hábil diulomático,EL HERALDO DEL ISTMO se complace enhacer pública manifestación de sus simpa-tías por tan alta personalidad.

De la FeriaOMO para demostrar que con ellas se Ir,

marchad, de la Capital, huyéndole álos rigores del Verano, fa blanca

señorita Alegría y que sólo de ellas es elpoder de hacernos felices . las bellísimas da-mas de la alta sociedad p :uruneña• que ahorapasan tranquilas su vida dr ensueños en La.Sabanas, organizaron el d nnigvo último unaferia en favor de deseos de mejorar la Capilla endonde las domingos por la mañana, para estaépica, van ellas h misa, llenas siempre de idea,cristianas y ostentando en sus ristras frescos taterciopelados la ale gría del vivir y la sed dellevar ti un terreno práctico lo anhelos puros deun porvenir risueño y amable.

La fiesta de que ahora nos acopamos casi álas volandas, dado el escaso tiempo de que dablenos es dispaner, fué un completo éxito que llenóen mucho todos los deseos de los organindures yal par una perfecta realidad de buenos propósi-tos. El contento sincero, el a fan de hacer 13ituy dd ser /fuero, notábase en todos los semblantes.mica. tras afuera el sal caldeaba el llano poli, -

El Heraldo del Istmo - 39

riente y sus rayos eran menos radianes que lasojos hermosos de las bellas vendedoras.

. ..Allá una copa de Champayne rubio y espumo-so ó un vaso de cerveza coronado por un penachode espuma, blanca como una ilusión ó un anhelonoble ; hácia el centro dulces y juguetes v acá.en un extremo-como para hacer más deliciosoel ambiente y más radiante el día—una mesa conbotoneras, cuyas rosas se entristecen, ml por elcalor que invade el recinto ni por el resisteroque exhala el terreno, sino de envidia ante lafrescura del cutis de una mano suave y bella.que gira incesantemente por encima de las ban-dejas para ofrecer un vaso de refresco á los invi-tados ó para suplicar con frase grata la devolu-ción de alguna lista de rifa.

La carpa . agitada de vez en cuando por unabrisa tibia que baja de la montaña vecina, resul-ta pequeña para todos los concurrentes y algunosse van hácia el sitio en que diestros jugadoresse disputan el triunfo de una partida de base-ball;otros. en dulce flirtación, ríen y conversan arri-mados á sus coches y los demás, en grupos peque-ños y compactos, alejados ya del sitio, miran conojos de satisfacción el hermoso panorama que sedesarrolla ante su vista.

En tanto las ideas van despertándose ennuestro cerebro y el atan de un análisis impar-cial nos invade : el consejo del Maestro y filósofoformidable se hace en estos momentos más claroy más poderoso y las teorías todas de una filan-tropía marcada resultan puestas en un terrenopráctico y plausible.

Lo deseado se obtuvo ; lo que se espera hacer,se hará.

Axioma jesuítico salta á la vista.

Luzbél derrotado llora porque la verdad y losanto se abren paso cogidos de la mano.

Peitho—Diosa de la persuasión—sea con nos-otros, y aplaudamos llenos de regocijo la tareanoble y el brillante triunfo obtenido.

Triunfaste?A LEON A. SOTO.

Alzate ;oh Bardo! de la eterna noche:deja el húmedo lecho del osario,y de tu numen sobre el áureo coche,arropado en tu nítido sudario,vuelve á entonar la Salve del reproche.

Yo no te ví con gesto soberanovencer la cumbre de la sacra pira;mas los dulces acentos de tu lirame alcanzan como el lánguido y lejanoeco de ignota flauta que suspira.

No fué tu voz el hórrido bramidoque alzan los vientos al silbar en coro:era el acento de un alción herido,fué el dulce y melancólico gemidode una corintia cítara de oro.

Sé que sobre• flamígeros corceles,fustigado con furia por la Idea,en tus sueños de triunfos y laurelestraspasaste sonriendo los dintelesde los sagrados templos de Platea.

Sé que "bajo sus jónicas arcadascantaste el canto de los veinte Abriles :"sé que no se asombraron tus miradasal contemplar las formas sosegadasque esculpieron de Fichas los buriles.

Sé que bajo tu ardiente fantasía,coronado con mirtos y miosotis,cruzabas la soberbia Alejandríabuscando por las calles de Rakotisdonde apagar la sed que te mordía.

Sé que una noche de amargura y duelo,de un gran dolor en la terrible crisis,llamaste á Atropes en tu loco anhelo . . ..Ella trajo una amiga : era la Tisis,y huyó con tu alma á la región del cielo.

Dí ¿No ves en la noche silenciosauna mujer de helénica bellezaque llega entristecida, y pesarosadobla la frente de alabastro y rosar entonces llora ante tu humilde huesa' . . . .

¿No ha turbado tu sueño postrimeroel eco vagaroso de su llantoque con acento triste y lastimerovaga en alas del viento pasajero,gimiendo por el ancho campo-santo? . . ..

Es ;oh Poeta! tu Patria, Patria mía,que nunca olvida tu sagrado empeño,y en altas horas de la noche umbríava, llorando, á contarte que no es sueñotu sublime delirio de otro día.

Pero ;ay! en vano su dolor profundoderrama por el ancho cementerio:se apagará su llanto moribundoen las oscuras Salas del Misteriosin que pueda alcanzar hasta tu mundo.

Descansa en paz el eternal reposo,que triunfa quién después de haber caídose levanta arrogante y victorioso,rodeado con un nimbo luminoso,de la noche terrible del olvido.

RIC-1RDO MIRO.

Las 6eishasDel Libro Entre Eacnjes

N el Teatro Exótico, entre iris y cri-santemos y grandes flores rojas deuna belleza extraña : cuando los ára-

bes extenuados vuelven á echarse en los rinco-nes del escenario como lebreles de bronce anti-guo, aparecen andando con pasos menudos ysaludando con reverencias principescas, tresbailarinas japonesas, geishas 6 maikos, 6 másbien simples shinzos, según sus sonrisas me loindican. La más joven, una verdadera niña.nos mira con ojos de cortesana precoz en cuyaspupilas hay visiones del jardín de las delicias ydel jardín de los suplicios. Las otras dos, másfinas, más altas, mujercitas de diez y seis añosya. no son. en apariencia, ni más ni menosausteras .

E. GÓMEZ CARRILLO

Son shinzos las tres: bailan durante el díaen el teatro, enseñando los brazos desnudos en-tre las mangas flotantes, y luego, por la noche,cantan á los pies de amantes efímeros cancio -nes en las cuales se habla del amor y de lamuerte.

Si fueran maikos serían más graves . Lasmaikos son vestales encargadas de encender elfuego en quien las mira, pero que no puedenapagarlo con sus labios eternamente sellados.

Yo las prefiero tal cual'son, mitad musmés,mitad geishas, artistas y hetairas, alma y car-ne. Me gustan siendo el ritmo y la curva Meencantan tangibles y no inmaculadas, perver-sas sin violencia, viciosas sin fanfarronería y;tan rmmecas!

Bailando la danza sagrada que ahora ejecu-tan sin mover los talles, sin estremecerse casi.con inclinaciones simétricas de cabeza y caden-cias ponderadas de brazos, con sonrisas que lle-van el compás, con durezas aristocráticas, consuavidades sin molicie, me hacen pensar en mar-quesitas del siglo XVIII que por capricho se hu-biesen vestido con trajes nipones. Porque enesta danza del Extremo Oriente, hay algo delas pavonas y de las gavetas de Trianón. Sonlas mismas gracias mimosas.—Es la propia ele-gancia rebuscnña Los remilgos, y los mediospudores, y los ligeros libertinajes de gesto, sonidénticos .—Msrquesitas venidas de muy lejosen cajas de laca color de rosa; marquesitas pe-didas por la reina loca para alegrar sus fiestasíntimas y para avivar los sentidos agonizantesdel príncipe ; marquesitas de cera yde seda, na-cidas en un serrallo y criadas entre algodón:frágiles marquesitas con almas de pájaro, conlabios de esfinge, con ojos`folinos, eso son.

¡Bailad, marquesitas!

***

En un libro muy sabio que leí hace muchotiempo, lo siguiente me llamó la atención.

«El emperador japonés ha dispuesto quelas familias no puedan vender á sus hijas sinoenaso de miseria completa, probada ante lasa4tortdades competentes .»

¿Luego . . . . antes se vendían? ¿Luego . . . - encaso de miseria, siguen vendiéndose?

Sí . Muñecas en apariencia, véndense comomuñecas. "¡Yo quiero unareseña!r "¡Yo unapálida!" ¿Y sabéis cuánto cuestan? Diez du-ros en término medio. Las de á ocho, están fla-cas ; las de á doce están ya instruidas. Los com-pradores de profesión las escogen de diez añosde edad, las educan, las enseñan á bailar, ácan-tar, á sonreír y en seguida las hacen aparecerante el público vestidas de oro, de púrpura, deverde, de celeste . Al principio son simplescomparsas que acompañan á las geishas y que,en los entreactos, ~Anclan el té 6 el saké álos

parroquianos del concierto. Son vírgenes.Lo son hasta el día en que, bailadoras ya,ejecutan su primera danza antes de ir árecibir el primer beso. Esto sucede cuandolaoshakú cumple los quince años.

Como sus existencias eróticas sonbreves, deben, desde el principio, mostrar-se económicas y graves para conseguir, álos diez y nueve 6 veinte años. el puestocelestinesco de limad

A los quince, son shinzos,- á los diez ysiete chytchibn, á los diez y ocho nrnki, álos diez y nueve samba. Luego. ya pre-cozmente marchitas, 6 mueren, 6 se con-vierten en honradas ~res de familia, 6se hacen fimais y explotan á las más jó-venes.

En otro tiempo vivían en los jardi-nes del Yoshiwara, lo mismo que las mus-més ó cortesanas; pero en 1872 el mikadoquiso darles una prueba de simpatía artís-tica y les permitió que construyeran suscasas de muñecas en doce barrios diferen-tes de la metrópoli, dos de los cuales.Yanagibasi y Simbasí, están reservados álas que bailan en el teatro imperial.En sus puertas, linternas de color, conlos nombres escritos sobre el vidrio, indi-can al peregrino de amor lo que puede

pedir y lo que debe dar.Cuando una de ellas tiene un amigo . des-

cuelga su linterna para evitar conflictos entrerivales. Lo mismo que las cortesanas griegas,no se presentan nunca ante un hombre sin ir se-guidas por un flautista.

Casi todas ellas son poetisas y dicen . por lanoche, cuando están solas, envueltas en un ra-yo de luna y rodeadas de crisantemos desfalle-cientes, sus penas profundas y sus ensueños an-gustiosos. "llin ni mono masar; auno.' "¡Yono veo llegar mi ideal!" Esta frase es frecuen-te en sus cantares. Ninguna ve llegar á su I-deal. ;Pobrecitas!

***

Tío hecho mal en recordar estos datos lr-Inentables sobre la vida de las geishas, pues

El Heraldo del Istmo-40

ahora las tres shinzos que bailan me parecenmás tristes y menos ligeras que antes . Flor deAlmendro. la más chica. la niña de los ojos queprometen delicias y suplicios, diríase que haceal sonreír una muela dolorosa . Las otras dos—Lirio Encarnado y Rama de Espinas—vuel-ven sus ojales oblicuos hacia el cielo, como buscundo algo con inquietud. ¿Tratarán de descu-brir la imagen de su ideal que no llega, que nollega - nunca? . . . . i O acariciarán sencillamente,entre el oro falso de las bambalinas, el recuer-do de un amante que se quedó allá. á orillas delmar de zafiro en el imperio del sol naciente? . . . .

E . GOMEZ CARRILLO.

NOTASDESEANDO EL HERALDO DEL ISTMO ajustar

en un todo el material de lectura á los fines quepersigue, no publicará en adelante notas perso-nales, salvo el caso de que ellas guarden valor li-teraricy artístico por referirse á personas -quepor al4un motivo tengan ganado puesto en losdominios intelectuales.

A PROPÓSITO del malogrado poeta León A.Soto, al cual dedicamos casi en su totalidad estenúmero, nos complace avisar á nuestros lectoresque EL HERALDO DEL ISTMO se propone llevar ácabo la publicación en libro de las poesías delcompañero ausente, con el fin de dedicar el pro-dueto á la compra de un pequeño espacio de te-rreno en uno de los cementerios de la capital, enque puedan ser depositados finalmente los restosdel poeta.

Juzgamos—y creemos que llenos de razón—que en este buen deseo no ha de faltarnos laayuda generosa de las personas de buena volun-tad, y sobre todo el de aquellas que conocieron ysupieron apreciar á Soto en todo su valor.

NUESTRO nuevo y distinguido colaboradordon José García Acuña, Cónsul General de Espa-ña en la República, nos remite un interesanteestudio sobre Salvador Díaz Mirón el gran poetamexicano, que con Olegario Víctor Andrade elargentino . y Ruben Darío el nicaragüense, com-parte la gloria de haber señalado á la Poesía enAmérica nuevosrumbos'acordes con las aspiracio-nes del alma moderna.

En el próximo número - de esta Revista po-drán nuestros lectores gustas tan bello estudio yapreciar á la vez que la obra del poeta mexica-no los amenos y conceptuosos párrafos del escri-tor peninsular.

DON Enrique C . Llorente Cónsul General dela República Mexicana nos ha obsequiado con unejemplar del interesante libro México —Ayer y hoy,de don Bernardo Mallén . en que expone esteseñor minuciosamente con datos estadísticos elestado actual de progreso alcanzado por la herma-na república en el período comprendido entre losaños de 1816 y 1904.

La lectura del libro nos ha llenado de satis-facción. En los tiempos que corren en que unaola de yanquismo exagerado y de la peor especiebaña las repúblicas de centro y sur, todo esfuer-zo y todo triunfo de la raza latina en Américatendrá nuestras simpatías y nuestro aplauso.México y fa Argentina que, merced á largos pe-ríodos de paz, han podido hallar finalmente laverdadera senda del progreso, son para los otrospaíses latino-americanos un ejemplo de lo quepuede el trabajo en la vida de los pueblos ; y el massolemne mentís dado á los que juzgan como cier-ta la decadencia de nuestra raza noble y fuerte.

CON VERDADERA pena nos vemos obligados ámanifestar que el éxito del CONCURSO DE CUEN-TOS abierto por nosotros con el fin de propender alcultivo de las letras ha sido nulo . Solo dos cuen-tos hemos recibido en esta vez, y . como es natu-ral ni aún los hemos pasado á los señores compo-nentes de la .¿unta Calificadora . Si los autoresde ellos, que firman con los seudónimos de Moisésv John Scott nos dan su venia . los publicaremosen nuestro próximo número para conocimientode los lectores de esta Revista.

La indiferencia por todo lo que á las letras, álas ciencias y á las artes se refiere, es muy gran-de. Poco nos preocupamos por el desarrollo denuestras facultades intelectuales. Desde la es-cuela, v talvez desde antes . nos dedicamos á hacerpolítica- ó á operaciones rudimentarias de comer-cio leonino, c esta es desde luego la fuente origi-nal de muchos, sino todas . nuestras desdichas .

interés.

LARevista Moderna de México está aquí sobrenuestra mesa de trabajo . Acabamos de leer laúltima página, y cerrándola quedamos largo ratoen beatífica contemplación ante la viñeta simbó-lica de Julio Huelas . Y es que después de haber-nos deleitado con el contenido del número deEnero, que lo informan un hermoso poema deDante Gabriel Rosetti, un artículo humorísticode Mark Twain, Aserrín de José Asunción Silva,bellos versos de Leopoldo Lugones, Justo SierraEmilio Valenzuela, Santiago Argüello y Salva-dor Martínez Alomía y prosa rica y nutritiva deJosé Juan Tablada, Rubén M. Campos, AmadoNervo, Ignacio Mariscal y Angel Zárraga, hemospensado con fruición en el triunfo del arte mo-derno y nos hemos luego sumergido, felices, enese nirvana delicioso en que se sumergen nues-tras facultades pensantes cuando acabamos lalectura de algo agradable y sugestivo que nos en-canta y nos domina.

EL NUMERO de Febrero de La Lectura, deMadrid . trae como siempre un variado y selectomaterial . - Merece citarse especialmente el estu-dio del señor Manuel B. Cossio acerca de un au-tógrafo del pintor Domenico Teotoconuli mas co- -'nocido en el mundo del arte por el Greco, sobre-nombre que debió sin duda á su origen griego.El Greco, como es bien sabido, fué discípulo delTiciano y fundador de la escuela de Toledo . Eraun hombre de tal libertad artística que no tuvoempacho en manifestar en una época en que Mi-guel Angel triunfaba que este no era un pintorsiquiera mediano . Su mejor cuadro . La Asunción.se conserva en Toledo, y el autógrafo encontra-do por el señor Cossio es el único de él hasta a-hora conocido .

_

HOJAS SELECTAS, Revista para todos, de Bar-celona (España), nos visita por primera vez.Viene nutrida de buenos grabados y de excelen-te material de lectura, entre el cual notamos es-pecialmente una relación de viaie . De Nueva.York 4 Venezuela yasando por las Antillas menores,de don José García Acuña . nuestro distinguidocolaborador, escrita en estilo castizo y deleitable.

Señores Suscritores y AgentesDespués del día veinte del mes

en curso no admitiremos en absolutola moneda . colombiana.

Recreaciones Intelectuales.404 ROMBO NUMÉRICO.

6

Letra714

Ave34325

Verbo1234567

Apellido14557

Vehículo757

MetalLetra

414—S ASELOTOOYEDYFormar con estas letras .cierta frase célebre

de uno de los últimos reyes ale Francia

424-.—CHARADAS:

1 4—La ytrimrtit es la segnsalaLa segunda es la primera;Es una letra la prima.Es la segunda una letraY una letra es la tercera.

Para mas explicaciónTe digo caro lectorQue es tercera conjunción.Fruta el todo, de valor.

2 4—Lhna es iñflección de verboEn el modo indicativo,Dos una preciosa plantaCuyo fruto apetecidoDa muy sabrosa bebida

El todo, amigo unas dos,Es nombre de una ciudad,De un rey de la antigüedadQue fué elegido por Dios.

J. A. GONZALEZ.

Las primeras soluciones que recibamos deestas Recreaciones, , serán premiadas con las si-guientes obras:

40" Vida deJesús, de Renán.414 La casaRgja, de Conway.424 Tartaríii de Tarascón, de Daudet.Las soluciones deben remitirse á la Tipo-

grafía Chevalier, Andreve & 04 . un día despuésde la salida del . periódico., en cubierta cerradadirigida al Director de la Revista.

SOLO ADMITIREMOS LAS SOLUCIONES QUE NO.SENVIEN, FIRMADAS, NUESTROS SUSCRITORES:

Las soluciones que sean echadas por debajo d,la puerta, estando cerrada la Tipografía . no satomarán ea consideración.

Soluciones del Número anterior.364—Casimiro.374—La serpiente y La lima—(Fábula .)

En casa de un cerrajero—entró la serpiente midía—y la insensata mordía—en una lima de a -cero .—Díjole la lima : el maL—necia, será paratí .—¿Cómo has de hacer mella en mí-que hagopolvos el metal?

380--Margarita—Murciélago.39 4—Paco Lila una peseta—hace poco no

tenía—y hoy de manera indiscreta—gasta cienduros por día .—Si me diera la receta—muybien que me sentaría.

Obtuvieron premios : por las 364 y 374 JoséAníbal González, por las 38" y 394 Ramón No-riega.

Enviaron soluciones además:De la 364—Gavino Gutiérrez Lasso, Ramón

Noriega.De la 374—Ramón Noriega, G. Miró Denis.Ladislao Sosa. Enrique Linarsa, Domingo Ji-

menea A.

El Heraldo del IstmoREVISTA ILUSTRADA.

Director: GUILLERMO ANDREVE.Esta Revista consta de 12 páginas de gran

tamaño y se publica dos veces al mes.Se canjea solamente con las Revistas de suindole.La suscrición por trimestre vale Dos Pesos.

plata corriente, y cada ejemplar suelto cuarentacentavos.

Regala mensualmente á sus suscritores el in-teresante periódico El Eco de la Moda.No se admite más colaboración que la solici-

tada y no se devuelven en ningún caso los ori-ginales.Para todo lo relacionado con el periódico en-

tenderse con el Director en la Tepoyrafia (VareeVier. Andreve & Cia, Carrera de Ricaurte Na Id.La correspondencia relacionada con la Re-vista, debe diri b irse así:Señor Director de

EL HERALDO DEI . ISTMO.Apartado . 54,

Panamá.Tip . t'hs ralict, _ludiere di• t'la.dí.

PROCEDENTE de la Provincia de Coclé, se ha-lla en esta capital nuestro ilustrado colabora-dor, doctor Salomón Ponce Aguilera, intelectualde gran valía á quien nos complacemos en salu-dar cordialmente .

_

"ALMAS Y CÁRMENES" es el título de un li-bro de poesías que acaba de publicar en Méxicoel muy conocido intelectual Jesús E . Valenzuela.Amado Nene con su bello decir nos hace el elo-g io del poeta y de su obra en téminos lisongeros,despertando en nosotros el deseo de conocer yapreciar joya de tanta valía .

-

COMIENZA á visitarnos la Revista Contemporá-nea., publicación mensual que dirigen en Bogotálos emiñentes literatos señores Baldómero SanínCano y Maximiliano Grillo . El número que tene-mos'á la vista trae bellos versos de . GuillermoValencia, Javier Acosta y Julio Vives Guerra:un magistral artículo—El Peligro Amarillo—delDoctor F. de P. Borda . y notas varias de gran

FOLLETIN DE "EL HERALDO DEL ISTMO" - 5

Blanca d VaronesNOVELA OE PASIÓN

--sam DE JEAN DE LA MIRE a---Traducción de EVERARDO VELARDE

CAPITULO SEGUNDO.

I

Omnia vincit Amor.VIal-1LIO.

(Crmtin yació u.

é incapacitándolos para sentir el placer queles proporcionaban sus ocupaciones ordina-rias, sonando ahora con románticos amoresque no sabían transportar á la vida-

La noche se hizo sin que hubieran pro-nunciado una sílaba. Luisa vino á adver-tirles que la comida estaba servida Apresuradamente, se levantaron y se pasa-ron un lienzo húmedo por las mejillas sur-cadas de lágrimas, y entraron al comedor.Allí permanecieron solos, pues el señor deBisson-Chantal sintiéndose fatigado se ha-bía acostado más temprano que de costum-bre.

Inmediatamente después de los postresse retiraron cada cual á su cuarto, sin osará abrazarse y separándose después dehaberse dado las manos.

De su cuarto. Blanca pasó al tabuco.

Era completamente de noche . Encen-dió la lámpara, cerró la ventana á causa dela mucha humedad que se sentía, se sentóen una silla y tomó el libro que había aban-donado á la llegada de Jacobo.

Sobre las hojas gruesas, de anchosmárgenes y de caracteres elzevirianos, caíauna claridad rosada, reflejada por la panta-lla bordada en seda de la lámpara. Era es-ta una lámpara de gran valor.

El pié, cuadrado, cincelado en oro, re-presentaba en cada una de sus faces unaesfinge acurrucada, con los ojos vacíos, ysosteniendo una columna de plata, delica-damente trabajada, con dos mujeres desnu-das levantando un receptáculo en las ma-nos. Este era de cristal, cubierto en sn par-te inferior por una especie de bajo-relieve enmarfil reproduciendo Las eda-I-s del deThorwaldsien . la lámpara medía, com-prendiendo el pié y el receptáculo . un me-tro de altura y descansaba sobre una débilcolumna de mármol alrededor de la cual seenlazaban delgadas espigas de hied ra_

Gracias á la pantalla, toda la parte altadel tabuco estaba sumergida en una obscu -ridad relativa, no obstante que una dulceclaridad, vagamente sonrosada, pa reciadormir sobre los asientos, los putos y lasalfombras . haciendo centellear de aquí y deallí los herrajes de los muebles y los hilos

de oro de las tapicerías . Pero la luz másviva, caía sobre las rodillas, el libro, y lacabeza de Blanca que se encontraban inme-diatamente debajo de la pantalla. - En lacalina de la lectura, el rostro de la niña to-maba una singular y turbante belleza . Susojos medio cerrados desaparecían casi com-pletamente bajo la seda de sus largas pes-tañas ; la boca la tenía cerrada, nublada porla sombra de su nariz recta, fina, de líneasextraordinariamente puras y de ventanasgrandemente abiertas, en las cuales vaga -ba temblorosa una sensualidad refinada;los cabellos de un rubio dorado, separadosen mitad de la. cabeza por una raya profun-da, ondulaban en madejas sobre las sienesy las mejillas, levantándose en seguida engraciosa cur va para descubrir el lóbulo dela oreja pequeña y rosada, semejante á grá-cil y preciosa concha.

El peinador todo ornado de encajes queBlanca llevaba, descubría enteramente susdos brazos, de líneas perfectas ; la gargantatambién se entreveía, redonda y delicada, ylas espaldas, gordas y blandas, con un in-significante grano de belleza, del lado iz-quierdo, en el nacimiento del cuello . Desu cuerpo de virgen se desprendía un per-fume infinitamente voluptuoso, que en elinundo, habría ejercido alrededor de sí unaseducción lenta, al mismo tiempo que im-puesto un inconsciente respeto, como unafruta vedada, no madura aún, que se quie-re con todas las fuerzas del deseo y quesinembargo se abstiene uno de tocar, portemor de una mutilación casi sacrílega.

El libro que Blanca leía le interesabamucho? Ni un segundo sus ojos se aparta-ban de la página y. bajo sus delgados dedos,

las hojas se volvían con magullamientos enel silencio íntimo del tabuco . Sobre la cu-bierta amarilla un título en negro se desta-caba : .il„dnn,r llorary- Blanca veía á Emma,partir á caballo en c-.omoañía de RodolfoBoulanger, de la anchan e, y dejarse caerllorando en brazos de su amante . Al llegará las palabras : " Ella ,-- abandonó," la . niña.colocó el libro sobre las rodillas y, sin ce -rrar los ojos, se dejó arrastrar en alas dela quimera-

No comprendía suficientemente el sen-tido de esta expresión. Las conversacio-nes clandestinas del convento, tenidas envoz baja en cualquier rincón retirado delpatio ó la sombra cómplice del dormito-rio, venían ii su memoria . llenas de vagassuposici( nes.

Conocía teóricamente una parte delamor: las palabras . juramentos, besos, abra-a

M s„mtInIn en su oíd„ delieiosauiente,

más esto no era, sin duda, todo ! Adivina-ba algo que se extendía más allá y que com-pletaba el resto; pero ese algo qué era?Regiones inexploradas por ella? En quéconsistía el abandono último de la mujer yla posesión perfecta del hombre? -

Dónde encontrar la clave de ese ener-vante misterio, de ese adorable enigmacuya palabra se le escapaba, oculta entrelos velos que envuelven el instinto de lossexos, débil aún en una niña cuyo espíritues puro y casto su cuerpo?

Durante los tres meses que habíantranscurrido desde su llegada al castillo,Blanca había leído mucho ; había aprendido,pero aprendido solamente á ignorar unacosa sobre la cuallas novelas no son ordina-riamente muy precisas, algo que indicanvagamente y que temen explicar y descri-bir como lo hacen tratándose de un fenó-meno del alma ó de un paisaje de la Natu-raleza. Muy cerca de sí, entre los librosque la habían conmovido sin ella mismacomprenderlo, había sucesivamente leído:La 1-tullecida de Jesucristo, que en la actuali-dad palia, encontrando en él un placer re-ligiosamente sensual. Los Evangelios endonde el episodio de la mujer adúltera, elde la Samaritanay la pasión de Magdalenapor Jesús, la habían turbado sin esclare-cerle el punto suficientemente ; La ( pidadel Abate Jlowret en el cual había sentido,pero no comprendido el pecado ; los cuatroprimeros libros de la Biblia que habían sor-damente depositado en su alma el gérmende futuras audacias, y, en fin, Madama Ea-rary. que, sin ser más preciso, fortificabaaun su ansiedad, agravaba insidiosamentesu deseo de goces desconocidos y hacíamás pesada su cándida inocencia . Adivina-ba y no sabía; entreveía y no comprendía;su inteligencia se fatigaba sin encontrar loque buscaba y su carne misma, sin queella pudiera confesarlo, la torturaba . im-plorando una satisfacción imposible toda-vía .

Tomó de nuevo el libro y, otra vez susojos leyeron : Ella se abandonó- Irritadade impaciencia y de despecho, arrojó el li-bro sobre el bufete, levantó la pantalla y raedirigió hacia la biblioteca con el deseo noconfesado, mas violento, de aprender todoinmediatamente. Quién sabe? tal vez lostítulos le da rían luz !

1( hu l i,+ni . d . )