Discurso en la guerra
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1
I
amplio la estrechez
al recorrer recordando el pasillo
que conduce al banco
de cuerpos tendidos por un hilo infatigable,
soportando a un lado
y al otro,
incansable y a veces
incomprensible peso del alma
donde las lágrimas descansan
cada vez más
en un suelo desinfectado
anulado
por precaución,
para no manchar la fragilidad y el equilibrio
que mantiene el cuerpo
vivo;
vivo por gratitud
condenado a la suerte de la probabilidad
de un sí
de un no
y el pasillo
y el cuerpo
congelando un instante
de duda perpetua
2
II
no pienso, tan siquiera
en el desahogo mordido
que recibo a ciegas
de aquella desmedida
naturaleza de su cuerpo.
no pienso, y pudiera
en fisuras provocadas
por la envidia desgastada
del que soy al que no.
no pienso, y debiera
en la agonía de la pasión.
no pienso, y será verdad
3
III
poco importa la fiebre
y nada huele peor
que la espera sinuosa
el tú yo por qué
en un sucedáneo amanecer
hasta en eso mentimos
semejanzas de pares invertidos
nada huele peor.
terror en las manos
amparando el vientre
descubriendo los pasos de su aliento
analizando el aire
buscando ambiguo
la costumbre del sofá
4
IV
son diez pasos
principio y fin
desde y hacia él
diez suspiros
el intervalo de alientos
pues selecciona a los hombres
bajo la fe de estética
razón
extracto de papel manchado
en diez
diez aires involuntarios
cargándonos
de sulfuro
uno al otro
infectados
como hermanos de diez pasos
a tiempo corto la cabeza cae violenta
hacia los bajos externos
del cuerpo febril y angosto
y por el suelo que piso
la enfermedad dibuja
otro vómito
6
VI
solo quedan los cuerpos
melancólicos
arañados
por un tiempo que parpadea
sobre los alientos
y las voces
que gravitan en el aire
la memoria
Bajo esta resurrección
no consigo huir
de la noche?
todavía amanece
en las alcantarillas?
inquietante laberinto de incógnitas
miedos
7
VII
ando cansado
de respirar el aliento
de un campo de ausencias
invisibilidad presente
materia volátil de mi desencanto
si lo orgánico se aleja
es solo porque sueño con deseos
suspendidos
en la claridad de la niebla
ahora
que lo ahuyento todo
braceando fuertemente el espacio vacío
es el miedo
que se desencaja
cae
al barranco de mis cementerios
y cuando asoma la noche
y pienso en mis huesos
quebrados
me emborracho de exterior
en mi interior
y siento
otra vez
a mis gritos huir
en inútil desbandada
8
VIII
recojo
un poco de impulso
en la tarde ambigua
retención pausa
abajo
donde a penas llego
qué ganas de bañarme
en ti
y sin embargo
aquí me ato a sonidos
huracanes de silencio
dormidos suspiros
deseos proyectados desde una bandeja de camarero
y la carretera
que llegando a su fin
me indica los dos lados del desierto
la arena fértil
asoma un bosque en su horizonte
anhelos de árboles
altos
como los sueños de gigantes
me levanto
sigo en mis huesos
en el febril cemento
del aliento
la memoria
9
IX
uno a uno
los viejos van cayendo
por encima de sus arrugas
quedan retazos rincones
de la sombra
tan larga como los cabellos del día
la eternidad muere todos lo días
pasos cortos
anuncian la procesión
a golpes de ojos profundos
como el corazón entre los pulmones
porque algunas veces
solo somos músculos
algún hueso
no hablo de ti ni de mí
si no de la distancia
entre el blanco y el negro
el desprendimiento inocente
de la mala risa
sobre la velocidad
ojos atentos
atentos ante la fertilidad
amenaza incontrolable
o tal vez maravillosa
pero tan delicada como un arañazo
y repito
no hablo de ti ni de mí
solo del cómo
mi consecuencia
11
X
poco a poco
se empieza
se va la herida
poco a poco
hablo delicado
por miedo a ti
susurro
casi silencio
amo delicado
cuidado
la herida se cierra
todo empieza
poco a poco
te amo
12
XI
evasión contraída
cesión de mi sangre
al limbo de la carretera
todavía siento la esperanza
como la rótula de los días
13
XII
qué hay de nosotros
pares unidos por sendas
cruzadas carreteras
inertes puras
y vírgenes metáforas
espíritus desmayados
en febriles cuerpos
qué hay de nosotros
simplemente
en nuestros pares
perdidos en la hierba
de un bosque en arena de la playa
qué hay de nosotros
en nosotros
separados por franjas
eternas
misterio y esperanza
en un solo aliento
qué hay de nosotros
cuando las entrañas que eyaculamos
con solo mirarnos a los ojos
no pueden perderse
como el lastre
que cae inerte al mar
14
XIII
desde aquí
el arañazo de los días
es eterno
aun sabiendo
que la moral de la noche
cicatriza
así es
como el tiempo
va muriendo bajo mi piel
como un niño en el bosque
15
XIV
ser contradicción
huir del sudor
podrido de nuestros padres
para bañarnos en el nuestro
ser molesto
hacerlo todo
o no hacer nada
nunca
ser fantástico
saltar sobre las antenas
que pueblan los pájaros en el blanco de los edificios
ser amargo
confundir miserias
17
XVI
respirar dentro de un horno en llamas
la casualidad de las brasas
llaman al espíritu muerto
que se agarra a nuestros pies
como nubes esclavas
18
XVII
anoche
calló el agua
mi garganta
se inundó de gritos
blasfemé
me reí de las sombras
curioso
como un niño destripando insectos
19
XVIII
el animal bífido
que alumbró mis noches
ha caído bajo la guillotina
-condena del tiempo
ausencia austera
de su impulso-
no se puede hacer nada
nada
para salvar la cabeza muerta
ahora es un peso que barre las calles
en busca de otros vacíos
el cemento es un juez severo
para el animal bífido
por mucho que sonría
sobre los pechos desconocidos
largo final de vida
para el final bífido de mi pasado
largo escaparate de carnes
descuento en entrañas
para el animal bífido
larga vida
para mi grito en la noche
en el agua
20
XIX
la mirada
es una forma de estar
un órgano latente que puede resbalar
caer
adormecerse sobre los pies
de una monotonía mordida
esa es su única amenaza
sus restos las migas
es la esperanza
la que hace escribir palabras
más allá de los cuerpos
la que espanta
insectos podridos buscando la ventana
esa es la esperanza de la mirada
la que invita
a la caprichosa eternidad
ser humana
son suspiros de ojos
como heridos en combate
los que caen en cascada
por los muros de las calles
sombras largas
que transforman la ausencia
en todo