Discurso XXXIX Promoción de Licenciados en Educación

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Prof. José Loreto – Director de la Escuela de Educación Profa. Rosario Hernández – Coordinadora General de los Estudios Universitarios Supervisados de la Escuela de Educación Prof. Ramón Uzcátegui – Coordinador del Centro de Investigaciones Educativas – Escuela de Educación Profa. Norhemma Acevedo – Coordinadora del Programa Cooperativo de Formación Docente Prof. Pedro Celestino Rodríguez – Coordinador de Prácticas Profesionales Prof. Asdrúbal Olivares – Padrino de la Promoción Tutores, colegas, familiares y amigos presentes. Estimados graduandos. Muy buenas tardes a todos. Nos reúne en esta oportunidad, un magno evento: la XXXIX Promoción de Licenciados en Educación “62 aniversario de la Escuela de Educación”. 164 estudiantes reciben esta semana el más merecido tributo a su esfuerzo, compromiso y responsabilidad, al cumplir con uno de sus más preciados anhelos, titularse como licenciadas y licenciados en educación. No quiero iniciar este mensaje sin antes rendir mis más sinceras palabras de homenaje a los profesores: Graciela Hernández, Mario Molins y Rómulo Troncone, quienes nos dejaron físicamente este año, pero sin duda alguna dejaron su huella imborrable para seguir construyendo la Escuela de Educación que queremos… nuestro reconocimiento eterno por su loable trayectoria y ejemplo. Dicho esto, es propicia la ocasión para hacer alusión a varios aspectos inherentes a la profesión docente con la sola intención de invitar a la reflexión. En primer lugar, siendo la calidad de los docentes uno de los factores más importantes para la calidad educativa, es necesario preguntarnos: ¿Qué ha pasado con la incorporación de temas emergentes en nuestras propuestas curriculares? Varios estudios al respecto, coinciden en afirmar que gran parte de las instituciones responsables de formación docente no han asumido formalmente temas tan imprescindibles como: la atención a la diversidad, la educación ciudadana, la autoestima, el cuidado y preservación del ambiente, inclusión curricular de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, por solo mencionar algunos. ¿No es necesario acaso actualizar permanentemente el currículo procurando dar respuesta a los derechos, deberes y

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Prof. José Loreto – Director de la Escuela de Educación Profa. Rosario Hernández – Coordinadora General de los Estudios Universitarios Supervisados de la Escuela de Educación Prof. Ramón Uzcátegui – Coordinador del Centro de Investigaciones Educativas – Escuela de Educación Profa. Norhemma Acevedo – Coordinadora del Programa Cooperativo de Formación Docente Prof. Pedro Celestino Rodríguez – Coordinador de Prácticas Profesionales Prof. Asdrúbal Olivares – Padrino de la Promoción Tutores, colegas, familiares y amigos presentes. Estimados graduandos. Muy buenas tardes a todos. Nos reúne en esta oportunidad, un magno evento: la XXXIX Promoción de Licenciados en Educación “62 aniversario de la Escuela de Educación”. 164 estudiantes reciben esta semana el más merecido tributo a su esfuerzo, compromiso y responsabilidad, al cumplir con uno de sus más preciados anhelos, titularse como licenciadas y licenciados en educación. No quiero iniciar este mensaje sin antes rendir mis más sinceras palabras de homenaje a los profesores: Graciela Hernández, Mario Molins y Rómulo Troncone, quienes nos dejaron físicamente este año, pero sin duda alguna dejaron su huella imborrable para seguir construyendo la Escuela de Educación que queremos… nuestro reconocimiento eterno por su loable trayectoria y ejemplo. Dicho esto, es propicia la ocasión para hacer alusión a varios aspectos inherentes a la profesión docente con la sola intención de invitar a la reflexión. En primer lugar, siendo la calidad de los docentes uno de los factores más importantes para la calidad educativa, es necesario preguntarnos: ¿Qué ha pasado con la incorporación de temas emergentes en nuestras propuestas curriculares? Varios estudios al respecto, coinciden en afirmar que gran parte de las instituciones responsables de formación docente no han asumido formalmente temas tan imprescindibles como: la atención a la diversidad, la educación ciudadana, la autoestima, el cuidado y preservación del ambiente, inclusión curricular de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, por solo mencionar algunos. ¿No es necesario acaso actualizar permanentemente el currículo procurando dar respuesta a los derechos, deberes y

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necesidades sociales, políticas, económicas y culturales que emergen en un mundo tan cambiante como el que tenemos hoy en día? Otro aspecto que se deriva del anterior, tiene que ver con la pertinencia del perfil del docente que egresa de nuestras instituciones… ¿Están los docentes preparados para comprender y captar las demandas de la sociedad del conocimiento en la que sus estudiantes vivirán y trabajarán? Bien es sabido que frecuentemente muchos docentes pretenden desarrollar las clases tal como ellos mismos las vivieron siendo estudiantes, lo que no es procedente frente al hecho de que los alumnos de hoy en día viven en un mundo totalmente distinto al que conocimos… la forma de aprender en esta era, definitivamente ha cambiado y por ello es imperativo cambiar la forma de enseñar. Un tercer punto se relaciona con los efectos de la crisis económica y social que se vive en muchos países, entre los que se incluye el nuestro. Sueldos insuficientes para vivir dignamente y condiciones laborales no adecuadas, son solo algunos aspectos que lamentablemente no hemos podido superar. Ello, sin duda, incide, de una u otra manera, en la calidad educativa que hemos referido en párrafos anteriores. En cuarto lugar, se encuentra la necesidad de educar para la paz, ésta es otra demanda inherente a la formación inicial y continua del docente; esto implica educar para la comprensión mutua, la tolerancia, el respeto por las ideas contrarias a las nuestras… así, el aprender y el enseñar debe partir de lo afectivo más allá de lo cognitivo. El hecho de pensar y discernir respetando a nuestros semejantes deben ser elementos a considerar en nuestro actuar como docentes si pretendemos enseñar a vivir en esta sociedad tan dinámica y compleja. Como quinto aspecto encontramos la necesidad de asumir posiciones críticas, reflexivas y propositivas frente a lo que acontece a nivel internacional, nacional y local. En esta era de la incertidumbre esto, indudablemente, es urgente. Pudiéramos extender la lista de aspectos que he venido describiendo y con ello ampliar la cantidad de retos que tenemos actualmente como docentes del siglo XXI, por lo que mi invitación es a asumirlos como puntos de partida para discutir, analizar y proponer acciones conducentes a renovar… y ¿Por qué no? Transformar nuestro quehacer. Es hora de deslindarse de prácticas descontextualizadas… de asumir los retos que esta noble tarea de enseñar afronta… no dejemos de ser creativos, investigadores, transformadores de nuestras realidades… La invitación, en consecuencia, es a practicar nuestra profesión con empatía, entereza, humildad y honradez… eduquemos en y para el amor, la paz, la tolerancia y el conocimiento… Hagamos nuestras las palabras de Zygmunt Baumant (Sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío), quien afirma:

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“El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas” ¡¡¡Asumamos pues el reto de ser los nuevos constructores de ese mundo que necesitamos!!! Mil gracias… y muchísimas felicidades.

María Janeth Ríos C.