Distintos Puntos de Vistas Acerca de Las Familias

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EL TALLER DE LA HISTORIA, vol.7, n.º 7, 2015, págs. 141 -168. Issn: 1657-3633; e-Issn: 2382-4794. Programa de Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de Cartagena de Indias, Colombia Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de población de la Capitanía de São Paulo, Brasil (1765-1836) * Carlos de Almeida Prado Bacellar Profesor del Departamento de Historia Universidad de São Paulo [email protected] Recibido: julio de 2014 Aprobado: septiembre de 2014 Resumen: La Corona portuguesa estableció una política de encuestas pe- riódicas a los habitantes de la Capitanía de São Paulo desde 1765, a través de la preparación de padrones anuales de población. Dicha capitanía, una re- gión económicamente periférica, pero militarmente estratégica para los in- tereses de la metrópoli, fue la única del Imperio portugués que tuvo un sis- temático seguimiento estadístico durante mucho tiempo. Las condiciones para la elaboración de estos censos fueron variables a lo largo de los años, no * Agradecemos la colaboración de Carlos Costa Molina, historiador graduado en la Universi- dad de Cartagena, por la impecable traducción de este artículo del portugués al español.

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  • EL TALLER DE LA HISTORIA, vol.7, n. 7, 2015, pgs. 141 -168. Issn: 1657-3633; e-Issn: 2382-4794. Programa de Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de Cartagena de Indias, Colombia

    Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin de la Capitana de So Paulo, Brasil (1765-1836)*

    Carlos de Almeida Prado Bacellar Profesor del Departamento de Historia

    Universidad de So Paulo [email protected]

    Recibido: julio de 2014 Aprobado: septiembre de 2014

    Resumen: La Corona portuguesa estableci una poltica de encuestas pe-

    ridicas a los habitantes de la Capitana de So Paulo desde 1765, a travs de

    la preparacin de padrones anuales de poblacin. Dicha capitana, una re-

    gin econmicamente perifrica, pero militarmente estratgica para los in-

    tereses de la metrpoli, fue la nica del Imperio portugus que tuvo un sis-

    temtico seguimiento estadstico durante mucho tiempo. Las condiciones

    para la elaboracin de estos censos fueron variables a lo largo de los aos, no

    * Agradecemos la colaboracin de Carlos Costa Molina, historiador graduado en la Universi-dad de Cartagena, por la impecable traduccin de este artculo del portugus al espaol.

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    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    solamente debido a las constantes modificaciones implementadas desde Lis-

    boa, sino tambin por las dificultades en el trabajo exigido a una gran varie-

    dad de oficiales de milicias sin entrenamiento para una tarea de tal enverga-

    dura. Un gran volumen de informacin se recab con xito extraordinario

    para esta poblacin; pero los problemas de fiabilidad subyacentes en estas

    fuentes son inevitables. En este artculo se analiza la calidad y la confiabili-

    dad de la informacin ofrecida por esta extensa serie documental, procuran-

    do identificar sus deficiencias e incongruencias.

    Palabras claves: Capitana de So Paulo, padrones de poblacin, Compa-

    as de Ordenanzas, mapas de poblacin, hogares, lares.

    Presentacin

    Los padrones de poblacin en la Amrica portuguesa son series documentales bas-

    tante conocidas pero paradjicamente poco exploradas por los historiadores brasi-

    leos a lo largo de las ltimas dcadas. Su distribucin entre los archivos es extre-

    madamente desigual; abundantes para los casos de la Capitana de So Paulo y el

    Gran Par, pero escasas, por no decir inexistentes, para otras regiones del Brasil

    portugus. Todava no se sabe con exactitud si la ausencia de otras series comple-

    tas, parecidas a la de So Paulo, se deba a la indiferencia burocrtica para realizar-

    las en todas las capitanas. Sin embargo, existe la posibilidad que tal ausencia de un

    mayor nmero de censos de poblacin, que an se conservan en los archivos, sea

    por desgracia la prueba concreta de la negligencia en la custodia de la documenta-

    cin de nuestro pasado.

    Hay indicios bastante consistentes que comprueban que las ejecuciones de

    los padrones de poblacin llegaron a ser considerablemente aplicadas por los go-

    bernadores portugueses en las diversas posesiones ultramarinas desde principios

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 143

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    del siglo XVIII.1 Pero recientes balances revelan una prctica ms generalizada en el

    levantamiento de cuadros de resumen de poblacin en lugar de censos detallados

    por habitantes. De todos modos, no se sabe con certeza si los cuadros de resumen

    estadstico se construyeron a partir de padrones de poblacin o no.

    En los territorios del actual Brasil los padrones de poblacin empezaron a

    realizarse tan slo a partir de 1765, dentro del contexto de toda una poltica preo-

    cupada con la reorganizacin del mundo colonial. Un movimiento que ira de la

    mano con las proyecciones de otros estados europeos, hara surgir en Portugal el

    inters por aprender ms sobre el potencial demogrfico y econmico de sus pose-

    siones y tambin del propio territorio metropolitano. Para el caso concreto de la

    capitana de So Paulo, el gobernador y capitn general recin posesionado, Luis

    Antonio Botelho de Sousa Mouro, Mayorazgo de Mateus, despacha ordenes en ese

    sentido antes de llegar al puerto de Santos en 1765, proveniente de Ro de Janeiro,

    en donde haba recibido instrucciones pormenorizadas del virrey Conde da Cunha.2

    Durante las dcadas siguientes, los censos de habitantes seguiran siendo minucio-

    samente preparados en So Paulo, cada vez ms detallados debido al surgimiento

    de nuevas demandas administrativas.

    La gran cantidad de informacin de esta serie, que abarca todos los pueblos

    y sus respectivos hogares en la entonces capitana de So Paulo (incluyendo el terri-

    torio del actual Estado de Paran), es notable. Es admirable el esfuerzo dedicado al

    trabajo de seguimiento anual a una poblacin esparcida por un vasto territorio, en

    su mayor parte asentada fuera de los pequeos y escasos ncleos urbanos. Aprove-

    chndose la estructura preexistente de las Compaas de Ordenanzas, el tradicional

    cuerpo militar de reservistas instalado en cada municipio del Imperio portugus, se

    logr obtener un panorama bastante conciso de todos los residentes, libres o escla-

    vos, observados en sus historias de vida por alrededor de setenta aos.

    1 Paulo Matos, O numeramento de Goa de 1720, en Anais de Histria de Alm-Mar vol. III, Lis-

    boa, 2007, pp.241-324.

    2 Heloisa Bellotto, Autoridade e conflito no Brasil colonial: o governo do Morgado de Mateus em

    So Paulo, So Paulo, Alameda, 2 ed. revista, 1979, p.79.

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    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    De una manera ms general, puede considerarse que los padrones comenza-

    ron a informar la actividad econmica de cada hogar slo a partir de 1798, cuando

    hay nuevas directrices procedentes de Lisboa.

    Alexandre Cursino dos Santos, 34, casado, blanco, natural de Taubat

    Ana Clara, mujer, 28, casada, blanca, natural de So Luis

    Antonio, hijo, 1, soltero, blanco Francisca, hija, 5, soltera, blanca Ana, hija, 3, soltera, blanca

    Sembrador Recoge 30 fanegas de maz, 6 al-

    queires de frjol Tabaco 20 arrobas que vende a 820

    en la zona Consumo de Sal 2 alqueires que

    compra en la zona a 1.920

    En el caso anterior, tenemos a una tpica familia nuclear de pequeos agri-

    cultores, una joven pareja y sus tres hijos en la infancia. Son labriegos, aqu deno-

    minados sembradores, registrados para el ao de 1801 en la villa de So Luiz de

    Paraitinga. Eran as pequeos productores de maz y tabaco.3 Tiempo despus se

    encuentra a la misma familia en el padrn de poblacin de 1828.

    Alexandre Cursino dos Santos, 63, viudo, blanco, natural de Taubat Joaquim, hijo, 15, soltero, blanco Joo, hijo, 9, blanco Luis, hijo, 10, blanco Jos, esclavo, 29, casado, negro, mozambique Antnio, esclavo, 28, soltero, negro, congo Rita, esclava, 22, casada, negra, conga Eva, esclava, 1, negro, criolla Gertrudes, agregada, 13, soltera, parda

    Agricultor Tiene ingenio, y vende 80 ba-

    rriles de aguardiente con-sumidos en la regin

    Sal 24 alqueires procedentes de Paraty

    Vendi 10 cerdos, a 10.000 y fueron enviados a Paraty

    Cresce la esclava Eva nacida, faltan 2 hijos que se casaron

    3 Arquivo Pblico do Estado de So Paulo (APESP), Lista nominativa de So Luiz do Paraitinga para 1801, 1 Companhia de Ordenanas, f.21.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 145

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Pasados veintisiete aos, encontramos al jefe de la familia anciano, con 63

    aos de edad y en condicin de viudo. Se sabe por el seguimiento sucesivo de los

    padrones, que su esposa Ana Clara falleci entre 1824 y 1825. Muchos de sus hijos

    ya han salido de la casa paterna para 1828 y el censo indica que recin realizado

    este se haban casado dos de ellos. Significativamente, se ve que Alexandre logr un

    ascenso social: ya no es un simple sembrador, se convirti en seor de ingenio,

    productor de aguardiente. La lista de 1818 informa que en aquel ao se construy el

    ingenio. No era de gran tamao, como lo confirma la pequea produccin y el re-

    ducido nmero de esclavos: tres adultos africanos y una nia criolla, muy proba-

    blemente hija de la pareja Jos y Rita.4

    Sin embargo, la calidad y el volumen de la documentacin no deberan im-

    pedir la crtica a la misma como fuente. Tal revisin no implica descalificacin, pe-

    ro s el establecer mejores parmetros para su anlisis, sealando las carencias y

    deficiencias en la informacin contenida. Entendida dentro del contexto en que fue

    elaborada, podemos comprender mejor qu informan sus lneas y entre lneas, as

    como escudriar en sus vacos. La poblacin y la economa que desfilan por cada

    pgina que componen estos censos pasaron por el tamiz de una mirada muy cen-

    trada, preocupada por los problemas que se demandaban desde Lisboa. A pesar de

    ello, no siempre ese funcionario colonial comprenda lo que se le solicitaba, y si lo

    entenda, no se esmeraba como deba ser; dejaba descuidado el trabajo exigido, tal

    vez considerndolo una carga, un servicio ms sin recompensas. Otros en cambio,

    ms celosos del encargo requerido, se esforzaron en el levantamiento de los infor-

    mes de poblacin, incluso reproduciendo cuidadosas cubiertas acuareladas, dndo-

    le un toque refinado y personal al servicio cumplido. El historiador al enfrentar este

    tipo de fuente debe separar el trigo de la paja, detectar sus problemas, las falsifica-

    ciones, el trabajo descuidado, pero sobre todo, las intenciones detrs de la descrip-

    cin enviada a los superiores. Qu se pretenda mostrar y qu se deseaba ocultar?

    Qu realidades no despertaban el inters administrativo? Qu informaciones el

    funcionario colonial indagado pretendi enmascarar? Todas estas inquietudes que

    sirven de teln de fondo para las siguientes apreciaciones.

    4 APESP, Lista nominativa de So Luiz do Paraitinga para 1828, 4 Companhia de Ordenanas, f.465.

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    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Los padrones de poblacin tuvieron a lo largo de las dcadas en las que fue-

    ron elaborados diferentes y muy conocidas motivaciones. Como bien mostr Maria

    Luiza Marclio, estos fueron concebidos inicialmente como instrumentos de apoyo

    al proceso de reclutamiento militar en el difcil contexto del conflicto con los espa-

    oles por la posesin de territorios alrededor de la Cuenca del Plata.5 Las tropas

    militares eran muy necesarias para enfrentar al enemigo, por tanto es significativo

    que la orden para la realizacin del primer padrn en 1765, se acompaa de una

    extensa correspondencia interesada en el reclutamiento, en la situacin militar de

    la Colonia del Sacramento y en los movimientos de los gobiernos de Asuncin y

    Buenos Aires. Fue a la vez, una coyuntura de fuertes y controvertidos cobros de

    impuestos en las regiones mineras de la Capitana de Minas Gerais, asunto que el

    propio mayorazgo de Mateus resaltaba en incontables ocasiones en su correspon-

    dencia.6

    El temor al fisco y a la recluta aadi sin duda el establecimiento de un am-

    biente propicio para las reacciones miedosas y desconfiadas entre los habitantes de

    So Paulo, tras la solicitud de informaciones acerca de sus ingresos y composicin

    familiar. Qu preguntas fueron aquellas que las autoridades (capitn mayor, capi-

    tanes de ordenanzas y dems oficiales) tanto queran saber acerca de la vida de ca-

    da uno? Marclio advierte del evidente subregistro del contingente masculino en

    ms de un padrn, lo que refleja una estrategia de escape al riesgo no deseado del

    reclutamiento militar.7 La construccin de simples pirmides poblacionales por

    edades inscritas demuestra un desequilibrio atpico entre los sexos en la edad

    adulta, slo explicable por la reticencia que la elaboracin del documento inspiraba

    en los hogares. Participar en las luchas mal comprendidas en el extremo sur de la

    5 Mara Luiza Marclio, Crescimento demogrfico e evoluo agrria paulista, 1700-1836, So Pau-

    lo, Hucitec/Edusp, 2000, pp.33 y siguientes.

    6 La regin minera de la Capitana de Minas Gerais enfrent a comienzos de la segunda mitad del

    siglo XVIII una cada significativa en sus ingresos debido al agotamiento de las vetas aurferas. En respuesta, la Corona portuguesa busc por todos los medios, incluso coercitivos, revertir el desplo-me de tales rentas.

    7 M. L. Marclio, Crescimento demogrfico e evoluo agrria paulista, 1700-1836, p.78.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 147

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Amrica portuguesa no era exactamente el deseo de los jvenes varones ni el de sus

    padres, ms bien preocupados por la ardua lucha diaria por la supervivencia.8

    Ms all de la resistencia a las encuestas, el ambiente poco ilustrado muy

    probablemente tambin contribuy en las dificultades del resultado final. Los fun-

    cionarios encargados de recoger y sistematizar la informacin tena sus limitacio-

    nes personales: en cuanto al desplazamiento y la falta de tiempo, as como un ma-

    yor o menor inters en colaborar. Aun as, el resultado global es notable y singular,

    tanto en la cobertura temporal como geogrfica. Todo un rico universo humano fue

    rigurosamente seguido durante dcadas, con una variedad de informacin particu-

    larmente sorprendente. Se abarcaron de la mejor forma posible rincones remotos,

    regiones agrestes aisladas y vas prolongadas; todo en un impresionante esfuerzo

    coordinado. El resultado final, tras el anlisis de casi un siglo, es una serie docu-

    mental uniforme con cualidades y defectos.

    Los problemas con la veracidad en la informacin recogida se pueden detec-

    tar incluso en el primer padrn de 1765. Para su elaboracin, el mayorazgo de Ma-

    teus haba dado rdenes en el sentido de que se informara, por parte de los capita-

    nes mayores encargados de tal labor, acerca del importe del patrimonio de cada

    hogar. Los datos suministrados fueron objeto del clebre artculo de Alice Canabra-

    va,9 dando lugar a la afirmacin de que So Paulo era efectivamente en aquel mo-

    mento una capitana perifrica, decadente y pobre en el contexto de la Amrica lu-

    sitana.10 Aunque los niveles de riqueza no son exactamente elevados, hasta el mo-

    8 Existen casos de padrones en las que alguna autoridad consigna a lpiz, y por cada hogar, las ex-

    presiones comprueba o no comprueba, lo que indica el cuidado por confirmar las informaciones recibidas. En otras situaciones, los padres se esforzaban en librar a sus hijos de esa carga indeseada, como fue el caso del capitn Jos Pereira de Castro, de la villa de So Luiz de Paraitinga, que en 1828 logr la exencin del reclutamiento de dos de sus hijos: Francisco de 20 aos y Luis de 21.

    9 Alice Canabrava, Uma economia de decadncia: os nveis de riqueza na Capitania de So Paulo,

    1765-67, en Revista Brasileira de Economia vol.26, n.2, Rio de Janeiro, 1972, pp.95-123,

    10 Maria Luiza Marclio ha demostrado que tal decadencia es una falacia, ya que para que esta existi-

    era, hubiera sido necesario disponer de un perodo anterior de riqueza que no hubo (M. Marclio, Crescimento Demogrfico). Tambin Ana Paula Medicci ratific, con bastante propiedad, cmo esta afirmacin de una capitana empobrecida se haba originado dentro de los discursos de algunos sectores econmicos que buscaban ventajas para sus negocios locales y trasatlnticos. (Anna Paula Medicci, Administrando conflitos: o exerccio do poder e os interesses mercants na capita-

  • 148 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    mento se tienen evidencias consistentes de que los valores declarados se subesti-

    maron, sobre todo al ser comparados con el patrimonio sealado en los inventarios

    post mortem; e incluso, si tomamos en cuenta que tales inventarios eran tambin

    sujeto de sospechas (en el mismo sentido) de fraude fiscal. Los anlisis realizados

    por Maria Aparecida de Menezes Borrego han permitido identificar de manera

    contundente las notorias diferencias entre los valores globales de los activos conte-

    nidos en ambas fuentes.11

    Hallazgos similares han indicado lo obvio: las fuentes documentales no pue-

    den ser utilizadas sin un arsenal crtico consistente. No se trata por supuesto de

    recomendar el no uso de estas, pues son profundamente ricas y nicas en la diver-

    sidad de informacin contenida, pero s el de hacer un anlisis de las mismas en el

    contexto en el que fueron producidas y no aceptar de antemano las informaciones

    que se ofrecen como verdades absolutas, ya que podran ser inexactas o delibera-

    damente engaosas.

    En este sentido, se debe prestar mucha atencin a las condiciones que se tu-

    vieron a la hora de elaborar los padrones. Es en el propio historiador en quien debe

    recaer la responsabilidad por considerar las enormes dificultades que los funciona-

    rios pblicos enfrentaron en el momento de llevar a buen trmino la deseada en-

    cuesta poblacional. Villas con extensos territorios, con precarias vas de comunica-

    cin y parte de la poblacin ubicada en zonas ridas del interior de la provincia, no

    constituan exactamente un panorama facilitador de la actividad encuestadora.

    Montar a caballo e ir por todos los rincones de un poblado era todo un reto, enfren-

    tndolo con mayor o menor entereza conforme a lo encargado. A parte de eso, era

    nia/provncia de So Paulo (1765-1822), Tesis de doctorado en Historia Social de la Universidad de So Paulo, 2010, pp.31 y siguientes).

    11 La autora cita dentro de otros ejemplos, dos casos significativos. Domingos Joo Vilarinhos, cuyos

    bienes se evalan por valor de 500$000 en el padrn de 1765, tiene en su propio inventario reali-zado al ao siguiente la cifra de 2:280$295. Doa Maria da Silva Leite, cuya aparcera de su marido fue evaluada en 1762 por valor de 28:179$204, declar en 1765 tan slo 10:000$000 de patrimonio. Maria Borrego, A teia mercantil: negcios e poderes em So Paulo colonial (1711-1765), So Paulo, Alameda, 2010, p.230.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 149

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    necesario hacer frente a la desconfianza y al miedo a las preguntas formuladas por

    las autoridades.12

    Hipotticamente cada compaa de ordenanza, bajo su vigilancia, tena a la

    poblacin empadronada por medio de un capitn, quizs ayudado por los cabos de

    escuadra, ya que as deba corresponderse al orden de la delegacin de funciones,

    de acuerdo a la divisin jerrquica de cada compaa. El capitn era en todo caso

    quien firmaba como responsable de los datos facilitados. Son evidentes las particu-

    lares autoras de los distintos secretarios; cambiaban desde el papel, la tinta y la

    caligrafa, hasta la calidad de la informacin recogida. No se sabe a ciencia cierta si

    las falencias en la calidad surgieron de la comprensin distorsionada de las instruc-

    ciones recibidas, por falta de voluntad al ejecutarlas o por la conjugacin de ambas

    razones. De cualquier forma, lo menos que se puede considerar es que las encues-

    tas de cada compaa, reunidas en manos de los respectivos capitanes mayores de

    las villas, fueron aceptadas en las condiciones en que haban sido entregadas, a pe-

    sar de las deficiencias en cuanto a su calidad y que sin duda saltaban a la vista. Aun

    as, no se conocen quejas en este sentido emitidas por los capitanes generales.

    La falta de voluntad para cumplir la tarea es evidente en algunos casos. Se

    sabe por ejemplo que las edades de las personas eran registradas de forma bastante

    precaria. No haba preocupacin por conocer con precisin los aos que los encues-

    tados tenan. Por lo tanto, era normal que la evolucin de las edades declaradas por

    cada individuo variara de ao en ao de manera poco creble, siendo tan slo un

    estimativo de edad. Pero, sorprendentemente, el serial de los padrones de pobla-

    cin de la villa de So Luiz de Paraitinga, en el valle del Paraba paulista, cuenta

    con ejemplares para la dcada de 1810 en el que la edad de las personas aumenta

    con los aos con gran regularidad. Queda de principio la impresin desprevenida

    de un estudio minucioso y exacto.13

    12 De all podemos entender las razones de las quejas de los capitanes generales contra los repetidos

    retrasos en la finalizacin de esos padrones.

    13 De acuerdo al reglamento, las edades eran declaradas en otro tipo de documentos tales como:

    testamentos, inventarios y escrituras; con aos alrededor de los treinta, poco o ms o menos; con una gran tendencia a ser redondeas, es decir, terminarlas en cero o cinco.

  • 150 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Por lo tanto, los citados padrones eran meramente perfectas falsificaciones,

    el resultado de un astuto recurso simplificador. De hecho, no se realizaron los estu-

    dios de campo pertinentes y los funcionarios locales responsables por el trabajo,

    tan slo se preocuparon por reproducir la lista del ao anterior, teniendo cuidado

    en aadir un ao a las edades declaradas, sin mayores elevaciones. El resultado es

    visible: falsa regularidad en la evolucin de las edades y manejo de cifras inconsis-

    tentes en cuanto a la produccin agrcola, copiadas llanamente de los listados pre-

    cedentes. Lo que podra parecer una mejora en la calidad de la encuesta era, de fac-

    to, un engao. La deteccin del problema slo fue posible por la manifestacin de

    lo obvio: nios que nacan dejaban de ser incluidos por aos consecutivos, de la

    misma forma como los que fallecan insistan en permanecer en los padrones. De

    repente, al cabo de unos aos, cuando finalmente otro padrn volvi a ser eficaz-

    mente erigido -muy probablemente despus de la advertencia por las problemti-

    cas anotadas-, surgieron nios con dos, tres y cuatro aos de edad, al mismo tiem-

    po en que desaparecieron los contingentes de fallecidos de los aos anteriores. Te-

    niendo en cuenta esta prctica, hay que pensar que el ltimo padrn de esta serie

    incongruente acumul un accionar significativo de errores. Si es utilizada para la

    construccin de pirmides de edad, proporcionara resultados fuertemente defor-

    mados para la representacin de la poblacin infantil y la sobrerrepresentacin de

    los ancianos. O si fuera construido a partir de estas listas el anlisis acerca de la

    reproduccin en los hogares, tendra una estabilidad poco realista.

    La declaracin de la condicin racial tambin constituye una problemtica

    en el anlisis de los padrones. Las variaciones entre los trminos de prieto y negro,

    o entre pardo y mulato, son bastante recurrentes y merecen un estudio ms ex-

    haustivo. Las diferencias en la adopcin de estas formas se dieron a lo largo del

    tiempo, con las categoras de negro y mulato reemplazando progresivamente a las

    de prieto y pardo despus de la Independencia. Pero nada se sabe acerca de las po-

    sibles diferenciaciones regionales, cuestin que an no se ha investigado.

    Con respecto a la actividad econmica de los hogares, se debe ser muy cui-

    dadoso a la hora de realizar cualquier anlisis. A menudo la informacin que pre-

    senta se relaciona con la actividad ejecutada por el jefe de la familia, con raros indi-

    cios de otras ocupaciones desarrolladas por los hijos adultos, personas agregadas e

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 151

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    incluso esclavos. Como la gran mayora de los hogares se dedicaban principalmen-

    te a la agricultura, lo habitual era indicar tambin la produccin de gneros obteni-

    dos por ao censado, as como de las eventuales transacciones efectuadas en el

    mercado local. Todos estos informes que abarcaron pueblos enteros, detalladamen-

    te y durante aos, son sin lugar a dudas de un valor incalculable. Es posible con

    tales series acompaar la evolucin econmica de los hogares e incluso saber acer-

    ca de la posesin de esclavos a lo largo de los aos, relacionndolos con el ciclo de

    la vida familiar y con la disponibilidad de fuerza de trabajo libre o cautiva. Es en

    este aspecto que los padrones de poblacin son un corpus documental prctica-

    mente nicos, permitiendo algunas lneas de anlisis ms profundas, que de las que

    son obtenidas a travs de los inventarios post mortem.14

    Sin embargo, la preocupacin por la calidad de los datos debe ser tomada en

    cuenta. La primera cuestin por considerar debe ser con respecto a los criterios

    adoptados en el momento de estudiar la informacin. A excepcin de los aos de

    1765 y 1767, as como de algunas fechas especficas en la dcada de 1770, la infor-

    macin de carcter econmico se manifiesta de manera sistemtica slo a partir del

    decenio de 1790. Desde entonces, se empieza a juzgar como necesaria para hacer

    identificaciones (en su momento, por razones estratgicas de gobierno), la disponi-

    bilidad de productos agrcolas en todos los pueblos, junto con el reconocimiento del

    contingente humano. Era de sumo inters conocer la oferta de alimentos, por lo

    que significaba para el sostenimiento de las tropas y para poder poner en prctica

    polticas de desarrollo de la agricultura. De este modo, la mirada de la Corona iba

    dirigida casi que exclusivamente a las actividades agrcolas, relegando a un papel

    secundario, o incluso haciendo caso omiso, al informe de actividades relacionadas

    con el tropeirismo, las artesanas, y en cierto modo, con el comercio.

    La mayor o menor calidad de la informacin econmica contenida, tambin

    parece estar relacionada con la preocupacin y la dedicacin de las personas que

    14 Estos tendran, hipotticamente, la gran ventaja de proporcionar el costo por cada esclavo, a pe-

    sar de las inconsistencias, muy evidentes, de esos valores. Por otra parte, los inventarios raramente indican la edad del seor, lo que dificulta enormemente el anlisis a la tenencia de esclavos en el contexto del ciclo de vida de sus dueos. Aunque se sabe de antemano que, probablemente, los re-gistros de esclavos inventariados sean muchas veces tomados de una fase de recesin econmica del esclavista, redactadas como consecuencia de las dificultades que se asomaban con la vejez, sumadas a la ineludible obligacin de repartir la de dote para cada hijo.

  • 152 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    realizaban la encuesta. De ah parte el hecho de que se pueda encontrar, en un

    mismo padrn, dos compaas de ordenanzas cuyas listas fueron elaboradas con

    niveles de detalle absolutamente divergentes. Por lo tanto, se puede inferir que los

    criterios en la construccin de los censos podan variar con el tiempo debido a las

    nuevas directrices recibidas, pero tambin, al cambio de funcionarios locales quie-

    nes se encargaban de las encuestas.

    Como resultado, nos enfrentamos a la dificultad de entender el significado

    de ciertas ocupaciones. Quienes describen las labores no eran empadronados por

    las autoridades centrales del gobierno colonial, dando lugar a muchas interpreta-

    ciones de la ms diversa ndole. Cmo definir las diferencias o similitudes entre

    labradores, agricultores, sembradores, plantadores de abastecimiento y planta-

    dores de subsistencia? Se relacionan a distintos niveles de produccin, a condi-

    ciones de disponibilidad de mano de obra, a la posesin de la tierra, al acceso al

    mercado o al estatus social? La respuesta no es fcil, ya que se desconocen los con-

    ceptos empleados, si es que hubo algunos. Por ejemplo: Qu decir de un labrador,

    que al ao siguiente de una primera encuesta, es descrito como un individuo que

    planta para el abastecimiento? Su condicin ha cambiado o fue la observacin del

    encuestador la que se alter?.15

    La impresin que nos deja es la de que muchas de esas denominaciones es-

    tn relacionadas con la introduccin de nuevas expresiones en el lenguaje de la

    poca. El caso ms notable es el de los seores de ingenios, que en algunos padro-

    nes de finales de la dcada de 1820 pasaron a ser denominados ingenieros (engen-

    heiros). Cabe aqu resaltar la necesidad de suscitar una revisin al espacio geogrfi-

    co en donde se llevaron a cabo los censos, del proceso de adopcin de ciertas nue-

    15 La expresin plantador de abastecimiento (planta para o gasto) puede conducir a interpretacio-

    nes errneas. Decir que dado el tipo de domicilio, viva de la subsistencia, que no participaba del mercado local, es una colocacin en lo mnimo problemtica. En la prctica, era imposible que un labrador, por ms humilde que fuese, no mantuviera relaciones con el mercado. Pequeos exceden-tes eran casi obligatorios, pues permitan el consumo de bienes faltantes en la produccin domsti-ca, como la sal o las herramientas de trabajo tales como: los azadones, los cuchillos, las hoces, etc-tera.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 153

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    vas terminologas, -tal vez introducidas desde el exterior-, hasta llegar al uso co-

    rriente de los administradores coloniales.16

    Las mismas dudas se ciernen sobre las descripciones de otras ocupaciones,

    tales como las artesanales (herreros, talabarteros, latoneros, costureras, hilande-

    ras, carpinteros, entre otros), quienes tambin podan fungir alternativamente

    como agricultores. A caso nos muestran un cambio de ocupacin o, - lo que en

    este caso, sera lo ms probable-, la preocupacin de sealar otra faceta de la acti-

    vidad econmica familiar? La agricultura o la produccin de alimentos, ligadas con

    ocupaciones artesanales, parecen haber sido bastante comunes, aunque las encues-

    tas casi nunca den razn de esa realidad. Los troperos, por ejemplo, son raros en

    los padrones de Sorocaba, villa de importante actividad comercial de animales. Pe-

    ro podemos notar su presencia (mal sealada) cuando en muchos hogares de agri-

    cultores se informa de que los jefes de familia se hallaban ausentes por estar en el

    sur; claramente ejerciendo las ocupaciones relacionadas a la trata y transporte de

    animales, mientras que el resto de la familia permaneca cultivando las tierras. En

    suma, se refleja en esta fuente, la priorizacin en la descripcin de los cultivos y la

    falta de inters al declarar detalladamente otro tipo de oficio realizado, fuera este

    de carcter permanente o temporal.

    La lista de ausencias en los padrones es amplia. Los traficantes de esclavos

    por ejemplo, son absolutamente inexistentes en estas fuentes. Por alguna razn, los

    comerciantes y los distribuidores no reportaban tales gneros en los censos de ne-

    gocios, a pesar de que la actividad es central para cualquier economa esclavista. A

    lo sumo, mencionaban la compra o venta de algunos cautivos, pero evitando decla-

    rar el nmero de la mercanca en cautiverio, siendo esto ltimo un ejercicio aparen-

    temente sistemtico e ineludible dentro del negocio. Quizs, este ramo de las acti-

    vidades tampoco le interesaba a quienes elaboraban las encuestas, por razones que

    an no resultan claras.

    En otro extremo de la jerarqua social, las prostitutas eran las grandes au-

    sentes, con la excepcin, bastante llamativa, de la mencin de una gran casa de me-

    16 No sera demasiado sealar tambin la necesidad de revisar el uso de las descripciones de expues-

    tos (expostos) o expsitos (enjeitados) al referirse a los menores abandonados, o los topnimos de origen africano de los esclavos, que igualmente cambian con el tiempo y para un mismo individuo.

  • 154 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    retrices en el listado de Sorocaba en 1771. En este caso, aunque son descritas como

    tales para ese ao, son identificadas como costureras, hilanderas y labradoras en

    los aos inmediatamente anteriores y posteriores17. Enmascaramiento de la acti-

    vidad socialmente indeseable o fueron eventualmente las mujeres quienes vendie-

    ron sus cuerpos en caso de necesidad? Seran prostitutas a tiempo completo o slo

    por algunos momentos aquellas mujeres que, por debajo de la lnea de pobreza, lo

    practicaban para subsistir? Slo el contraste con otras fuentes, como los actos y

    delitos civiles, donde la prostitucin aparece de manera ms recurrente y explcita,

    permitira rastrear con mayor precisin a aquellas mujeres invisibilizadas en los

    padrones de poblacin.

    De cualquier modo, se hace necesario trabajar con mucha precaucin la in-

    formacin sobre las ocupaciones. Algunas veces, la escueta descripcin no parece

    coincidir con la situacin del hogar, como en el caso de la viuda Ana Maria de Tole-

    do. La seora acompaada de dos hijas y dos hijos adultos, declara en 1816, haber

    vendido 50 cerdos. Por mayor que haya sido la cantidad de animales criados, nada

    justifica la posesin de 33 esclavos que se le contabilizaron.18 Existe un evidente

    desequilibrio entre la informacin de la actividad econmica y la mano de obra dis-

    ponible. Ciertamente, se tiene que admitir que esos esclavos debieron trabajar en el

    campo, ya que la viuda se declar en reiteradas ocasiones como agricultora, pero

    slo en una ocasin, en 1825, se le registraron a la venta 30 fanegas de frjol. Es

    inevitable imaginar que un numeroso grupo de esclavos como este, incluso si se

    descuentan siete esclavos pequeos que tena la seora, no podan estar dedicados

    nicamente a la produccin para el consumo del hogar. No hay ninguna lgica eco-

    nmica para justificar la inversin en tal cantidad de esclavos sin ningn beneficio

    de produccin para el mercado. El problema radica por supuesto, en la insuficien-

    cia de la informacin en los padrones de poblacin; sucinta en exceso, sugiriendo

    que la actividad econmica era menor que la real.

    17 Carlos Bacellar, Viver e sobreviver em uma vila colonial: Sorocaba, sculos XVIII e XIX, So Pau-

    lo, Annablume/Fapesp, 2001, p.170.

    18 APESP, Lista nominativas de habitantes de So Luiz do Paraitinga para 1816, 2 Companhia de

    Ordenanas, f.285.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 155

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    El seguimiento a la trayectoria de una familia y su hogar permite entrever los

    problemas en cuanto a la calidad del trabajo recogido en el padrn. Si se observa el

    domicilio del agricultor Antonio Ferreira da Cruz se percibe que su condicin de

    pequeo productor parece haber mejorado en casi 30 aos que se le censa, entre

    1799 y 1828. El registro para el ao de 1801 es comnmente ms elaborado, el ms

    completo en trminos de informacin. All se da a conocer que Antonio vende en el

    mercado 30 arrobas de tocino, 50 alqueires de maz, cinco fanegas de frjol y que

    compr cinco fanegas de sal, indispensables para conservar el tocino. A partir de

    ese ao en adelante, las informaciones acerca de la actividad econmica de la uni-

    dad familiar son cada vez ms deficientes. La produccin de tocino fue declarada

    hasta 1807, siempre en el mismo nivel aproximado. El maz slo aparece dos veces,

    en 1803 (140 fanegas) y 1807 (dem); el frjol en los mismos aos, 1803 (cinco fa-

    negas) y 1807 (seis fanegas). La nica referencia que se mantiene es la compra de

    sal, dado que era un asunto que le importaba a las autoridades, preocupadas por la

    gestin del monopolio de venta mantenida por la Corona. Es a travs de la adquisi-

    cin de la sal que se puede suponer que la actividad econmica de esta familia se

    increment en los aos siguientes: de tres alqueires comprados en 1806, hubo un

    aumento progresivo hasta los 16 alqueires comprados en 1816, seal bastante fuer-

    te que confirma que la actividad de la salazn de carne de cerdo para la produccin

    de tocino haba crecido slidamente.19 Por lo tanto, a pesar de las informaciones

    incompletas, la posibilidad de analizar la actividad econmica se puede lograr.

    Organizacin interna de los hogares

    Los padrones de poblacin tienen por base descriptiva a los hogares o lares (fogos).

    All, hipotticamente, se tendra descrita una unidad de trabajo, ya fuese ella una

    propiedad rural, la casa de un campesino que vive de favor en tierras ajenas, o un

    morador del ncleo urbano. La aparente evidencia y simplicidad de este formato

    puede sin embargo ocultar ciertos aspectos ms complejos de la organizacin de

    una comunidad determinada. Pero, Hasta dnde se puede avanzar?

    19 APESP, Listas nominativas de So Luiz do Paraitinga para 1799 a 1828.

  • 156 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Una primera consideracin ira en el sentido de lo que significa un lar (fo-

    go). Se puede considerar que se circunscriba en una unidad econmica de trabajo:

    todos los all presentes trabajaban juntos, en torno a actividades organizadas y en-

    caminadas a mantener al ncleo familiar. Pero de ninguna manera este lar puede

    tipificarse de forma automtica como si tuviese una efectiva posesin sobre la tie-

    rra. El jefe del hogar poda perfectamente estar registrado como agricultor, pero no

    como propietario de la tierra que explotaba. Y este aspecto de fundamental impor-

    tancia, no era el objeto de observacin en los padrones de poblacin. Como resulta-

    do, no se sabe quines eran los dueos y quines vivan del favor de los mismos.

    El cruce entre los padrones de poblacin y los Inventarios de Bienes Rsti-

    cos de 1817,- verdadero censo de las propiedades promovido en cada villa de la

    capitana-, apunta de manera contundente hacia la disparidad entre el nmero de

    lares y el de propiedades.20 La conclusin es bastante obvia: haban muchos ms

    hogares sin tierra de los que cabra esperar en una sociedad fundamentalmente

    rural. A pesar de que una vieja tradicin historiogrfica defiende la abundancia de

    tierras en el perodo colonial, esta interseccin de fuentes, de hecho, seala mucho

    ms all de lo abundante y confirma la concentracin de las mismas, lo que deja

    claro que existan muchas tierras y pocos propietarios.21

    Ahora bien, esto significa que la gran mayora de los agricultores, labrado-

    res, sembradores, entre otros trabajadores rurales, no tenan tierras propias; tan

    slo tierras cultivadas con autorizacin, es decir, a favor de terceros a quienes pa-

    gaban por el uso del suelo.22 Eran tcnicamente agregados, pero de una categora

    escasamente descrita en los padrones de poblacin, esto es: como agregados que

    vivan en tierras ajenas y bajo distinto techo. Hay una clara diferencia por lo tanto,

    20 Esta serie bastante interesante tambin, se encuentra bajo la preservacin del Archivo Pblico del

    Estado de So Paulo.

    21 La frontera abierta orientada hacia el interior no permita aun as- que los excedentes demogr-

    ficos se establecieran all libremente. Avanzar ms all de esos lmites imaginarios significaba des-conectarse peligrosamente del contacto con los centros de poblacin y correr el riesgo de ataques indgenas. Por supuesto, muchos prefirieron la opcin ms segura de la agregacin.

    22 Este pago poda ser en moneda, en especie o incluso con trabajo.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 157

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    para con otra categora de agregados mucho ms notable, que vivan subordinados

    dentro de un domicilio y bajo un mismo techo. Eran individuos o familias que ofre-

    can su trabajo y compartan la vida domstica diaria. Se presentan con una condi-

    cin distinta de aquellos que labraban la tierra por cuenta propia, en otras reas,

    con produccin autnoma, y que de vez en cuanto podan colaborar con esfuerzos

    conjuntos (mutires), como forma de retribuir al permiso de cultivo. Este fue el caso

    de Antonio Dias de Camargo, de 21 aos, blanco, casado con Maria, de 30 aos, y

    con un hijo, Benedito, de apenas un ao. Jvenes y recin casados, viviendo en de-

    pendencia de la tierra de terceros, de acuerdo a la declaracin de ser un plantador

    de abastecimiento (planta para o gasto) de favor.23 Este mismo hogar vuelve a

    aparecer en el padrn de 1828, pero con el jefe de familia slo descrito como agri-

    cultor, sin que se sepa si hubo algn cambio en la condicin de acceso a la tierra.24

    En algunos casos, la agregacin a tierras ajenas se explica mejor: en 1828, Antonio

    Jos da Costa se declara agricultor que vive a favor del Sargento Mayor Salvador

    Gomes.25

    Agregados bajo el mismo techo podan ser comnmente los parientes ancia-

    nos o los desvalidos, acogidos por caridad familiar y que contribuan en la medida

    de lo posible con el esfuerzo comn de sostenimiento. Pero los que recibieron tie-

    rras para cultivar por cuenta propia deban tener, obligatoriamente, la disponibili-

    dad de mano de obra suficiente para la supervivencia independiente e incluso po-

    dan contar con sus propios esclavos. En esta categora se podran incluir tambin

    a los hijos que iniciaban una vida autnoma, solteros o casados, pero que an de-

    pendan de las tierras paternas para subsistir.

    Para la villa de Sorocaba se dispone de un padrn de poblacin bastante ex-

    cepcional para el ao de 1772, donde no haba (por rdenes venidas de Lisboa)

    preocupacin por indicar con precisin las dos categoras de agregados; tan slo,

    23 APESP, Lista Nominativa de So Luiz do Paraitinga para 1825, 4 Companhia de Ordenanas,

    f.567.

    24 APESP, Lista Nominativa de So Luiz do Paraitinga para 1828, 4 Companhia de Ordenanas,

    f.588.

    25 APESP, Lista Nominativa de So Luiz do Paraitinga para 1828, 3 Companhia de Ordenanas,

    f.343.

  • 158 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    saltndose la regla, indicando a aquellos como agregados domsticos.26 Fue as el

    caso de un labrador, Francisco de Souza, dueo de nueve esclavos y cultivador de

    maz, frjol, man y algodn, quien declara plantar en tierras ajenas. Estas infor-

    maciones permiten un anlisis ms profundo del fenmeno, con la adicin de los

    moradores de estos hogares sin tierra en la contabilidad del total de agregados

    existentes en la villa. Por lo tanto, la magnitud de la diferencia del fenmeno social

    se hace notable de esta manera: mientras que los agregados domsticos sorocaba-

    nos representaron el 18,8% de la poblacin libre, los agregados autnomos, o en la

    roza como se les denominaba, concentraron otro contingente del 14,6% de la po-

    blacin libre. Tomados en conjunto, constituyeron el 33,4%, respaldando an ms

    la tesis de la concentracin de la tierra, donde cerca de un tercio de los libres care-

    can de dominios propios.27

    Ms all del acceso a la tierra, es preciso darse cuenta en los resquicios de los

    padrones, de los indicios de otras realidades detrs de la presencia de agregados

    bajo un mismo techo. En ciertas coyunturas, se revelaron situaciones bastante sos-

    pechosas de incrementos de los moradores dentro de los hogares. Como en el caso

    de las personas instaladas a lo largo del conocido Camino de Gois, ruta que parta

    de la capitana de So Paulo y que -apuntando hacia el noroeste- llegaba hasta Vila

    Boa, en la capitana de Gois. Los padrones de poblacin all levantados, reporta-

    ron un fenmeno muy recurrente de domicilios que se vaciaban y llenaban cons-

    tantemente, en un movimiento que podramos definir como pendular, de recurren-

    tes idas y vueltas. Se puede distinguir por tanto que estos hogares se concentraban

    a la orilla de dicho camino, alrededor de posadas, separadas entr s por algunas

    buenas leguas de distancia. Si bien, lo que ocurra era que para cada posada haba

    un colono pionero y su domicilio matriz y en relacin a su figura, se produca una

    variacin en el formato de elaboracin del padrn: en un ao determinado, el cen-

    sado agrupaba a todos los dems moradores en su gran casa como agregados bajo

    26 La suposicin de una orden superior se debe a la existencia de padrones de calidad similar para

    otras villas, en esas mismas fechas.

    27 Carlos Bacellar, Agregados em casa, agregados na roa: uma discusso, en Mara B. Silva, (co-

    ord.), Sexualidade, famlia e religio na colonizao do Brasil, Lisboa, Livros Horizonte, 2001, pp.187-199.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 159

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    su cargo, sin duda por ser el propietario principal y autorizar la residencia en sus

    predios. Para el ao siguiente, de una manera diferente, cada unidad domstica se

    registr como un hogar autnomo, separado, sin ni siquiera mencionar el vnculo

    con el fundador del asentamiento.

    El caso de Janurio da Silva Bueno, presentado en el cuadro 1, no se puede

    explicar por cualquier movimiento de cambios en la composicin de su hogar, sino,

    por maneras distintas de clasificar a los moradores de su posada.28 Se puede decir

    as, que los criterios para realizar los padrones eran inestables.

    Tabla 1: Agregados en el hogar de Janurio da Silva Bueno, Camino de Gois29

    Aos Agregados

    1782 31

    1783 2

    1784 8

    1785 6

    1786 20

    1787 7

    1789 32

    Fuente: APESP, Grupos de Poblacin de Moji Mirim, n de orden 116 e 116-A.

    A pesar de esta prctica que alteraba el perfil de los hogares en algunos pa-

    drones, no se puede negar la ocurrencia de los movimientos de poblacin. Era bas-

    tante comn la movilidad de algunos individuos o familias, que aparecan y desapa-

    recan de un hogar determinado, dificultndose as su rastreo. No fue por tanto,

    una inexactitud de la informacin o una opcin del censor.30 Si la restriccin al ac-

    ceso a la tierra era una realidad, los desposedos tenan que decidir entre agregarse

    28 C. Bacellar, Agregados em casa, p.194.

    29 C. Bacellar, Agregados em casa, p.194.

    30 Cabe resaltar tambin, la relativa rara mencin de individuos caracterizados como huspedes

    (hspedes), ciertamente personas en trnsito desde sus sitios bastante alejados de las villas, o fami-liares que por alguna razn venan a pasar alguna temporada en el domicilio.

  • 160 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    a una tierra ajena o migrar hacia zonas de fronteras, donde tericamente el acceso

    a la tierra vacante podra ser ms fcil.

    En ese sentido, la agregacin tambin serva como un importante mecanis-

    mo de refuerzo social, en donde aquellos ya previamente establecidos acogan a

    parientes, conocidos o a simples entrantes, -como se les llamaba en el lenguaje de

    la poca-, en busca de un espacio para instalarse. Jvenes recin casados tambin

    surgan en esa situacin: permanecan como agregados junto a sus padres o sue-

    gros, mientras construan su nuevo espacio en las propias tierras de la familia o

    en la de terceros- como agregados o en terrenos baldos. La tierra a ser explotada

    deba ser segada y cultivaba, y slo entonces, ya productiva, podra acoger a nuevos

    residentes. Antes de eso, la agregacin les brindaba refugio, a cambio ciertamente,

    de la contribucin a la fuerza laboral.

    Se tuvo ocasin de examinar un caso interesante en ese sentido, el de la viu-

    da Ana Teixeira. Vecina de Piuhi, capitana de Minas Gerais, con sus siete hijos

    plane la migracin familiar hacia la villa de Franca, en So Paulo, gracias al res-

    paldo de un cura, quien los amparara en aquel pueblo. Cada ao, desde 1804, al-

    gunos de los hijos de Ana fueron a Franca y se establecan en los terrenos del p-

    rroco, en los que fueron autorizados para abrir rozas para su propio sustento. Este

    soporte material y operativo para asegurarse la alimentacin, les permiti que

    tambin se ubicaran y desbravaran terrenos baldos cercanos. Hechos los trabajos

    de limpieza de cada temporada, se devolvan a la casa materna, dndole cuentas a

    la madre y preparando el retorno para el ao siguiente. Slo cuando la tierra

    deseada ya estuvo bien cortada y labrada, y dio los primeros frutos, fue cuando la

    madre y todos sus hijos se desplazaron definitivamente para Franca. Sera intere-

    sante preguntarse cmo la presencia estacional de los hijos de Ana Teixeira en

    Franca fue registrada en los padrones: como agregados del sacerdote, o como en-

    trantes en el propio domicilio. O simplemente, no estaban presentes y eran por tan-

    to ausentes justo en el momento de hacer el padrn. En cualquier caso, hay abun-

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 161

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    dante evidencia de que esta prctica era bastante comn, parte de un mecanismo

    ms amplio de reproduccin social de aquella sociedad agraria.31

    Esa circulacin de individuos y familias, tanto en el espacio restringido de

    una villa como en el ms amplio de la capitana, es una caracterstica de nuestras

    poblaciones coloniales, an poco develadas. Aunque los jefes de familia tienen su

    naturalidad comnmente definida, queda mucho por aprender acerca de los movi-

    mientos migratorios de la poca y su relacin con la disponibilidad de tierras, la

    actividad econmica y la barrera representada por las regiones agrestes ms distan-

    tes, no necesariamente sujetas a la ocupacin.

    La familia

    Los padrones de habitantes han posibilitado interesantes anlisis acerca de la fami-

    lia en el perodo colonial. Hoy en da se puede afirmar con seguridad que la mayo-

    ra de los hogares de las villas paulistas se componan de una familia nuclear, even-

    tualmente con agregados y esclavos; y una minora, que se podra definir como de

    familia extensa.32 No obstante, algunas conclusiones sobre el concubinato o la ile-

    gitimidad de madres solteras permanecen todava poco exploradas en los padrones.

    Hay que reconocer que estas fuentes son relativamente poco explicitas en ese sen-

    tido, especialmente en relacin con el concubinato y la ilegitimidad marital, pues

    sus redactores tenan escaso inters por describir semejantes prcticas cotidianas.

    En realidad, los padrones se reducen a retratar a las comunidades compues-

    tas por hogares encabezados por parejas, personas solteras o viudas. No hay duda

    sin embargo, que muchas parejas en concubinato o en uniones maritales informa-

    les, vivan en situaciones relativamente estables, sobre todo si no traspasaban los

    31 Carlos Bacellar, Desbravadores do serto: Famlia e posse da terra em zonas de fronteira em So

    Paulo, Brasil, sculos XVIII e XIX, Ponencia presentada en el 51 Congreso Internacional de Ameri-canistas, Santiago de Chile, 2003, 18p.

    32 M. L. Marclio, Crescimento demogrfico, pp.100-104.

  • 162 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    lmites de lo pblico o escandaloso. No eran pocas las parejas en esa condicin,

    pero los registros son deliberadamente vagos al respecto.33

    En ese sentido, debemos tener en cuenta la relacin entre concubinato y

    madres solteras, que era mucha, constatado as, tanto en los padrones como en los

    registros de bautismo. Quines eran y en dnde se registraron los padres de los

    hijos productos de esas relaciones? Algunas actas de bautismo dejan entrever que

    el vicario conoca al padre, al dejar escapar declaraciones en los siguientes trmi-

    nos: hijo de Fulano, quiero decir, de padre desconocido. Quizs eran hombres que

    seran ocultados y protegidos en el bautizo, ya que no eran escandalosos y vivan en

    paz dentro de la comunidad. Cabe en este caso tratar de examinar cmo esta misma

    pareja informal fue tratada en los padrones de poblacin, muy a pesar de su condi-

    cin Con la mencin esquiva de la unin o el simple nombre de la madre soltera?

    Esta posibilidad de investigacin allanara el camino para la comprensin de los

    mecanismos de aceptacin del concubinato, fuese por la reiteracin del oculta-

    miento paterno o por su reconocimiento. La pregunta es entonces inevitable: C-

    mo habran sido presentadas tales uniones en los padrones de poblacin? como si

    fueran parejas aparentemente regulares, tal como aquellas formalizadas en matri-

    monio, o a travs de la figura de las madres solteras, con sus compaeros ocultos o

    insertados en otros hogares, con su prole representada como hijos o agregados. En

    pocas palabras Hasta qu punto habra una proximidad de criterios entre los pa-

    drones (un documento elaborado por los oficiales de ordenanzas) y las actas de

    bautismo, surgidas de las propias manos de los prrocos?

    33 Sobre las uniones consensuales en el Brasil colonial, ver F. Torres Londoo, A outra famlia:

    concubinato, igreja e escndalo na colnia, So Paulo, Edies Loyola, 1999.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 163

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    La cuestin del territorio Los padrones de poblacin son tambin una fuente de gran importancia para el

    estudio de la organizacin administrativa y territorial de las villas dentro de la capi-

    tana. Reflejan antes que nada la estructura de las compaas de ordenanzas, ya

    que se producen por orden del capitn general con responsabilidades compartidas

    con los capitanes mayores, quienes comandaban esas fuerzas militares. Dentro de

    cada compaa de ordenanzas, se refleja la subdivisin de las mismas por escua-

    dras, cada uno bajo la supervisin de su respectivo lugarteniente.

    Esa estructura organizativa de las compaas y por tanto tambin de los

    padrones-, coincide de manera general con la ubicacin de los distritos rurales. Ca-

    da uno responda por un rea geogrfica determinada, controlada a su vez por las

    mismas escuadras. La identificacin correcta de esta vigilancia permite trabajar

    dentro de ciertos lmites, con la posibilidad de identificar las relaciones de vecin-

    dad, inspeccionando quin viva relativamente ms cerca de quien. En este proceso,

    el acceso a la tierra se erige como un elemento fundamental a ser considerado.

    En ciertas situaciones, los hijos recin nacidos podan lograr obtener una

    parte considerable de tierras para cultivar dentro de la propiedad paterna. En con-

    secuencia, el registro constataba de manera bastante obvia la inclusin de los hijos

    ya fuese como agregados o despus de separados (en sus hogares propios), como

    vecinos; ambos casos, dentro del domicilio paterno. Todos bajo el control de una

    escuadra, en el mismo distrito.

    De esta manera, el seguimiento de los padrones, ao tras ao, permitira

    continuar a priori, el proceso de expansin demogrfica y de la tierra, por el surgi-

    miento de nuevos hogares dentro de un espacio territorial definido, circunscrito a

    una escuadra de las ordenanzas. Ms complicado an, es hacer realidad una lgica

    geogrfica en las encuestas. La secuencia de los hogares no se mantiene necesaria-

    mente de un ao a otro, volvindose complicado detectar un orden en los estudios,

    que se traduzca en un trayecto claro por las rutas locales en el proceso de visitar

    cada propiedad. A veces da la impresin de que los residentes del lugar llegaban

    hasta donde el encuestador y no este hacia ellos; resultando inevitablemente, en la

    no repeticin de una continuidad lgica de los domicilios en el padrn. Cualquiera

  • 164 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    que fuese el procedimiento, lo cierto es que un hogar jams reciba la misma nu-

    meracin secuencial de un ao a otro.34

    Aun as, el pertenecer a una misma escuadra garantizaba la proximidad de

    los domicilios entre s, permitiendo avanzar en el anlisis de las relaciones de soli-

    daridad y de la sociabilidad en general entre los habitantes. Una vez ms se sugiere

    que los ricos datos de los padrones sean complementados a travs del cruce de in-

    formacin obtenido con otras fuentes. Una posibilidad prometedora, aunque difcil,

    es el de contrastar los padrones con fuentes judiciales, donde relatos de actividades

    cotidianas que dieron lugar a crmenes o conflictos trabajos comunales, fiestas,

    convivencia en las ventas de las orillas de las vas fronterizas-, permitan observar

    las formas posibles de cohabitacin.

    Esta forma de anlisis tambin permite avanzar en el estudio del compa-

    drazgo como un fenmeno complejo. La eleccin de los padrinos de los nios y los

    esclavos puede ser observada a travs de la proximidad fsica de las viviendas de los

    encuestados. Dicha escogencia de padrinos o madrinas podra estar, por supuesto,

    influenciada por la vecindad, por la confianza en el compaero de coexistencias

    diarias y lgicamente, por los vnculos de parentesco. Una pareja de esclavos que se

    escogan respectivamente de casas vecinas, as identificados justamente en los pa-

    drones, permiten indagar acerca de las posibilidades de contacto y convivencia en-

    tre los cautivos de las propiedades cercanas, de su circulacin en el espacio de la

    villa o de las relaciones inmediatas entre sus amos.

    Los mapas de poblacin

    Los llamados mapas de poblacin no son ms que series de cuadros estadsticos

    que acompaan a los padrones. Podan ser de carcter demogrfico al resumir la

    poblacin contenida en las encuestas, de acuerdo a los grupos de edad previamente

    34 Basta un simple ejemplo para aclarar este tema: Joo da Silva Coutinho, vecino de So Luiz de

    Paraitinga, tena su hogar anualmente enumerado desde de 1793, en la 2 Compaa de Ordenan-zas, con la siguiente secuencia: 103, 90, 93, 76, 153, 282, 292, 91, 130 y as sucesivamente.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 165

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    empadronados. Desde la dcada de 1790, se comenzaron a desarrollar tambin en

    ellos estadsticas econmicas, en lo concerniente a la compra y venta de mercan-

    cas, sus precios, volmenes, orgenes y destinos.

    Regularmente usadas como fuentes informativas, tales mapas sirven de im-

    portante referencia. Su elaboracin anual ha permitido la construccin de series de

    datos en bruto, presentando las tendencias demogrficas y econmicas de una villa

    en especfico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de documento

    contiene sistemticamente errores en la tabulacin y en los criterios. En la presen-

    tacin de la poblacin total por grupos de edad, llaman la atencin los errores de

    sumatoria. La repeticin del proceso de conteo, a partir de los datos netos de las

    encuestas, habitualmente conduce a resultados diferentes, algunos, de cierta consi-

    deracin.

    Incluso los totales brutos de los domicilios pueden experimentar problemas.

    El montaje de los padrones podra conducir de principio a confusiones en el proce-

    so de enumeracin de los hogares. La ausencia de anotaciones, numeraciones repe-

    tidas o saltadas, sobre todo al pasar de una pgina a otra, son bastante comunes.

    Algunos de estos errores se acumulaban, dando lugar a diferencias significativas,

    lo que hace muy recomendable la comprobacin detallada de las cifras evaluadas.

    En la instalacin de los cuadros de poblacin, los grupos de edad estableci-

    dos son de por s problemticos. Los conjuntos definidos de 0 a 5 aos, de 5 a 10,

    de 10 a 20 y as sucesivamente, permite que se cuestione dnde un nio de cinco

    aos estara inserto. Aunque se sabe de antemano que las edades sealadas en los

    padrones son aproximadas, no se puede olvidar que los grupos as estructurados

    aumentan -todava ms-, la incertidumbre de los resultados de un anlisis de carc-

    ter demogrfico. Si se conservan los padrones, no estara dems sugerir el reconteo,

    a pesar de las dificultades que entraa. El estudio demogrfico de las poblaciones

    del pasado no puede prescindir, por supuesto, de la exactitud posible de los datos.

    Tambin, con respecto a la calidad de la informacin, se debe prestar aten-

    cin a los problemas ms comunes con los nombres propios. Cuando se tiene la

    intencin de hacer un seguimiento prolongado de individuos o familias, siempre es

    ms fcil seguir los trazos de aquellos de mayor relevancia en la sociedad, como a

    los grandes terratenientes y a los religiosos. Instalados en grandes casas con mu-

  • 166 Carlos de Almeida Prado Bacellar

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    chos esclavos, son fcilmente visibles en los padrones. En situacin diferente se

    encuentran los sectores ms humildes de la poblacin. Por no citar a los obvios, que

    seran los esclavos, se tendra a la gran masa campesina, entre los cuales se inclu-

    yen sus homnimos restantes. Las mujeres viudas o solteras de baja extraccin so-

    cial, eran habitualmente identificadas por su primer apellido, acompaada de sus

    nombres devocionales muy repetitivos. Ana de Jesus y Maria da Conceio, son dos

    ejemplos donde se confunden algunas mujeres. Pero igual los hombres estaban en

    similares circunstancias. Todo resulta en una cierta dificultad de seguimiento no-

    minal, agravada por la imprecisin en la consignacin de los datos. Los apellidos

    eran inventados sin ceremonia. Tal como Incio Garcia da Fonseca, vecino de So

    Luiz de Paraitinga, que en otras ocasiones declaraba como Incio da Fonseca Gar-

    cia. Pero el mismo individuo apareca tambin como Incio da Fonseca e Incio

    Garcia, volvindose cada vez ms esquivo el rastreo. Por otro lado, la clasificacin

    de esas informaciones, especialmente de las diversas grafas posibles para un nom-

    bre, es susceptible de anlisis de la mano de la lingstica, centrada en el cambio de

    las gramticas y las ortografas de la lengua portuguesa. Este procedimiento, sin

    embargo, dificulta el orden alfabtico de los nombres y es una cuestin a ser toma-

    da en cuenta cuando se intente construir un banco de datos nominales.

    En conclusin, se reafirma el enorme potencial de los padrones de pobla-

    cin, especialmente con respecto a las grandes series conservadas para la capitana

    de So Paulo. Faltan hasta la fecha, mayores exploraciones del potencial de estu-

    dios prolongados, que se facilitan gracias a la continuidad temporal de estos docu-

    mentos, pero que por lo general son ms trabajados a travs de cortes transversales

    por ciertos aos. Slo la posibilidad de acompaar las historias de vida a lo largo de

    setenta aos permite vislumbrar la excepcionalidad de la fuente. nica en su cober-

    tura geogrfica y temporal en el mundo americano, resulta esencial para el anlisis

    de los procesos migratorios y de la organizacin de la distribucin de la tierra, po-

    sibilitando observar las estrategias familiares, el mestizaje y la esclavitud en el con-

    texto de la economa azucarera y ms adelante, de la cafetera. Este es el reto. An

    queda mucho por desentraar en estas pginas bien conservadas de nuestro pasado

    colonial.

  • Distintos puntos de vista acerca de las familias y los hogares en los padrones de poblacin 167

    Dossier: Cuestionando las fuentes de archivos: padrones de poblacin, familias y sociedades coloniales en Iberoamrica, ss. XVIII-XIX

    Bibliografia

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  • 168 Carlos de Almeida Prado Bacellar

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    Torres Londoo, Fernando, A outra famlia: concubinato, igreja e escndalo na

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