Divagaciones i

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DIVAGACIONES I EL SOPLO AUGUR Siempre todo parecía mudo y desierto en las alturas de los atalayas escondidos en las opacas brumas; en vano alerteaba tenazmente el clarín, anunciando el cansado clamor de la tierra baja. Mas, la fatiga iba agotando aún la paciencia en los yermos mismos; por eso las tierras de oriente y occidente, y de levante y poniente, crujen, revientan y saltan, y, al choque de los opuestos vientos, surgen innúmeros torbellinos que avanzan en tropel, adentrándose en la densa noche. Entonces ya no se oye nada más que un lejano y sordo vocerío de muchedumbres que fermenta la pesadilla. El ambiente se inquieta con angustia de presagio; pues los ensueños se cuajan de sanguinolentos resplandores de incendio. Y... ……………………………. Inquietando el cielo tras los inmensos Andes, algo anuncia en el alba

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EL Loco de Arturo Borda es una obra literaria en tres tomos. Se trata de una obra multifacética en la que se tratan de temas literarios, artísticos y políticos.

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DIVAGACIONESI

EL SOPLO AUGUR

Siempre todo pareca mudo y desierto en las alturasde los atalayas escondidos en las opacas brumas; en vanoalerteaba tenazmente el clarn, anunciando el cansado clamorde la tierra baja. Mas, la fatiga iba agotando an lapaciencia en los yermos mismos; por eso las tierras deoriente y occidente, y de levante y poniente, crujen, revientany saltan, y, al choque de los opuestos vientos, surgeninnmeros torbellinos que avanzan en tropel, adentrndoseen la densa noche. Entonces ya no se oye nadams que un lejano y sordo vocero de muchedumbres quefermenta la pesadilla. El ambiente se inquieta con angustiade presagio; pues los ensueos se cuajan de sanguinolentosresplandores de incendio. Y....

Inquietando el cielotras los inmensos Andes,algo anuncia en el albaese trgico reverbero.*Del punto en donde nace el sol,tramontando los sempiternos hielos,llega el ignoto soplo,oscuro, denso y vasto,opacando la aurora,cual si fuese un indmito huracn. 19

ARTURO BORDADe esa suerte calgeno,arrollando todo, avanza veloz,dilatndose de horizonte a horizonte,por lo que huyen los reptiles,las aves y las fieras,a sus antros o a sus nidos y cubiles.*Ms tarde,eclipsado en su orto,al travs del negro ventarrn,est rojo ya el soly los mares se estremecen,rezongan los montes,el aire se quiebra y suspiracual si fuese hielo o cristal.*Y, probablemente, porque en la niez los ojos noestn acostumbrados a medir las distancias y desconocenla perspectiva, mirando todo cual si estuviese en un soloplano, es que el chiquitn aqul, contemplando en lontananzasel torbellino, o, ms bien dicho, la tromba que avanzabadanzando en el arenal, rea y rea a la vista de susondulantes retorciones, y, posiblemente, cuando al inclinarsepareca caerse, acaso criticando su mala construccinde columna, extendi deliciosa y febrilmente sus finas ysuaves manecitas, como para componerla o atajarla. Pocorato despus, reconociendo, tal vez, que slo era de arenay aire, y suponiendo, quiz, que se hallara al alcance desus pulmoncitos, se puso a soplar, encantadoramente sofocado,contra la tromba que avanzaba incontenible. Y elnio rea y rea hermosamente, soplando cada vez con msfuerza; pero aquello, ese beso o succin de cielo y tierraen iracundo maridaje, se aproximaba rpido, oscureciendoel firmamento; mas el muchacho se le enfrent inocentementeimpvido y temerario a tiempo que desde su distantehogar llegaban unas desesperadas y dbiles voces,llamndole en vano, porque al llegar el soplo fatal, caldeandola atmsfera, lo suspendi en su vrtice, entre sierpes,leopardos, antas, arbustos y gigantescos robles, entre 20

EL LOCO

enseres, cndores y bestias menudas, girando todo en lafuerza del torbellino. La familia del nio no tuvo ms remedioque esconderse en la casucha en parte derruida porel paso del simn, torbellino o tromba que se fue alejandotras los confines.

Entonces, bajo la gran cerrazn, el ambiente quedcaldeado como por un incendio.De esa suerte, saturndolo todo, seres y cosas,en el mundo se esparce y dilatauna inquietud febril, de angustia mortal:que, pues, por la terca incomprensindel avaro egosmo gua,ya no se presiente, ni lejano siquiera,ni alivio ni remedio, a ese recndito mal;porque alzndose amarga, lenta y severa,la tierra buena, rida y dura ya,encrespa y arma las almasen son sigiloso y abierto de lucha larga y cruentaaunadas en fuerza de la urgencia propia,orientadas, por instinto, sin credo ni doctrina, ni gua,a su nico norte, su salvacin.

Tal trasuda el mundo, al fin,queriendo y sin querer,sabiendo y sin saber,la honda revolucin social,en la que de onda en onda,la humanidad proletariava entonando de polo a poloel grito del hambre.

*As se hall enlutada la luz,desde la maana al anochecer,con el viento negro que cruzara bramandohacia donde se pone el sol. 21-

ARTURO BORDAY en la noche helada y larga,llena de tinieblas,incierto vacila el orbey un secreto horror,que entenbrese la razn,aterra a los hombresporque en el abejeo de los silencios neurticos an(se oye el cantar lejano:

"Arriba los pobres del mundo,de pie los esclavos sin pan..."*Todo pareca adormecerese en un vago sopor en lavasta pedregosa pampa; slo el viento salmodiaba secuencias,larga, melanclicamente.

Tal era el aspecto de la naturaleza, cuando salimosde la sombra.

En el horizonte el cielo rayaba una difusa claridad.

Yo vacilaba, desvindome a cada momento, porquede tiempo en tiempo pasaban unas rachas de niebla muydensa.

Por ac. Por ac. Pasito a paso. No titubees. Ven:rompamos de una vez estas atmsferas. Ven por ac; si note asfixias.Pero a dnde vamos?No ves que estamos retrocediendo?Y tomndome de la mano, me condujo hasta la cejade un precipicio.En Oriente el sol amaneca plido y fro.Al fondo del abismo, vi una ciudad de aspecto rarsimo;formbanla los sepulcros, y pareca salir de las tinieblasde una catacumba inmensa; se extenda en el valley sobre el lago. Despus suba las faldas de los montes,descenda a zonas tropicales, escalaba escarpas inaccesi- 22 EL LOCObles, se dilataba en pampas fatigantes y continuaba ascendiendohasta coronar las cumbres de las cordilleras que seesfumaban en los azures.

Un silencio sobrehumano que vena de lo hondo raeturb el nimo.

Qu ciudad es esta que parece un camposanto?

Es Tuayer. Ahora descendamos por este lado. Ven,

Y asindome nuevamente de la mano, me gui porun senderito siniestramente angosto, abierto en la rocalla,sobre el precipicio, en cuyo fondo se hallaba opacado porla niebla. El vrtigo comenz a indisponerme. Y no mirms el fondo.

Al anochecer, bajando un zetear interminable, Degamosal fin a la ciudad sepulcral.

Los tmulos, aislados unos de otros, hallbanseorientados indistintamente a todos los vientos. Llevabansu numeracin respectiva, grabada en negros caracteres.Mi caminar en aquel laberinto interminable se hizodifcil a causa de la enorme cantidad aglomerada de mrmoles,ladrillos y granito, derruidos, que obstruan el paso.Estaban representadas todas las arquitecturas, desdelas dolmenticas y asiras hasta las egipcias y las indostnicas,y las grecoromanas, moriscas, tiahuanacotas y bizantinas;y en cada una de ellas, ya en nforas, en tabernculos,o en urnas, si no en aras o en joyeles, hall extraascuartillas manuscritas, de las que una a una fui sacandolas siguientes copias.Al amanecer por fin me qued dormido, cansado demis inquietudes.* * *Era la hora crepuscular en un pas opulento y bello.Un anciano, loco, nigromante o taumaturgo, iba conuna cesta al hombro, atentamente inclinado, recogiendo 23

ARTURO BORDAdel suelo cosas invisibles que las echaba en su carga; mas,tan pronto como me viera, extendi su mano a mi, e hizocomo si atrapase algo en el silbo de los vientos, desabrochndosela camisa, guard en su pecho un enorme rub,mientras que yo experimentaba en el corazn un extraodolor agudo, cual si de l me hubiesen arrancado una fibrilla.

Despus, repitiendo el mismo ademn, y con la mismainquietud, pero ya en direccin de los edificios de queestaba lleno el ameno valle, depositaba en la cesta lo quepareca tomar del aire. Entonces not que, en el sentidoque llevaba la mano, al momento se desfiguraban, as comocuando se derrite la cera, ya una jamba o una voluta,cuando no un capitel y un friso. De igual manera parecaatrapar aromas y colores, por lo cual las flores quedabaninodoras y descoloridas. Si tenda la mano a las aves, inmediatamenteenmudeca su grrulo canto.

Sali una linda nena, nubil ya y marisabidilla al parecer,vestida con una inconstil bata de tul; y le dijo:

Pero qu haces, infeliz?

Nada: estoy recogiendo aromas y sones, colores,palabras y lneas. No ves? Ac traigo almas y sombras,grmenes y luces.

Para qu?

Para mi obra; mas, me faltaba, tu inocencia audazy la afrodisaca coquetera de tu carne intocada, que serel sebo de toda concupiscencia. Pero cmo te llamas, milinda virgencita?

Luz y Armona dijo. Y agreg: Y para ququieres esas cosas que decs de mi?... Para que?... Dime.Para que en mi obra se sazone la naturaleza. Yocre que te llamabas Sal y Pimienta.(Con un encantador melindre) No...; yo soy Luzy Armona._ 2 4

EL LOCOAc vives?

S.

Cmo se llama este lugar?

Huertas de soledad.

Hermoso sitio y lindo nombre, como el tuyo.

Gracias. Y ahora sabe t, que desde hace una horaestuve observndote, oculta en la cabana de grosellasy moras, all, en medio del rosedal.- S . . . !S.Pues, muy bien; y justamente hace otra hora queyo te buscaba.

Y el viejo nuevamente se puso a pescar en el aire.Al verlo, la nena solt su risotada, diciendo:No sabes, tonto y buen viejo! No ves que todoel mundo coge esos mismos elementos? Echa de ver quecada uno de los que ya tomaron algo de todo eso, viendolo tuyo se vern plagiados, y entonces, qu de pullas lasque recibirs! Y como quiera que tu oficio te une tanto ala tierra, cunta pena habrs de sentir, pobre hombre pobre.

Aquellos famosos msicos que ves all, con las mis-~mas notas, y hasta con las mismas frases, han compuesto,sospecho que hasta agotar, las armonas y las melodas queestamos oyendo; esos notables cuadros que se hallan nolejos de ac, en direccin de aquella pagoda, fueron hechoscon todas las lneas y los colores de que tanto te preocupas.Advierte que hasta mis formas, grotescamente trazadas,y mi color, opacamente puesto, ya estn en esoslienzos y en los frascos de aquellos inmensos murallones;toda esta arquitectura selecta, que nos rodea, ha hurtadocasi ntegramente el secreto de la euritmia. Qu giro opalabra que oyes no lo dijo ya la poesa? 25

ARTURO BORDAObserva que en las calmas y en las tormentas, a luzy sombra, desde las cavernas a las cspides, todo est holladoy poblado con los ms recnditos movimientos delalma; entonces qu novedades habrs de ofrecer al mundo?

Oh, responde el viejo no sabes, desgraciada,lo que pueden las tinieblas! Ven. y mira.

Y echndose la cesta al hombro, se fue camino de lacisterna maldita, en tanto que la chiquilla le llamaba as:A dnde vas? Por ah, pobre viejo, solamente hasde encontrar la cisterna sin fondo.

Ven. Ven, mi dulce virgencita; ya vers, replica.Aqu, de donde todos huyen, donde nadie aventurasus esperanzas; aqu... Ves?...

Y, sacando de su pecho el rub, lo arroj en la cisterna,en la cual se hundi ardiendo a modo de una estrellaroja, incendiando las tinieblas que pronto fingieron serocanos gneos en torbellino. El nigromante vaci su cestaen el abismo, mientras que ocultaba en su calma la agitacinindecible de su espritu. Y dijo:

Aqu, en este caos, siembro la colecta de mi existencia.En tanto que se expresaba as el viejo, la nia fueinclinndose sobre la cisterna, absorta, fascinada, viendocmo rebotando de roca en roca caan sones, y lneas y grmenes;aromas y colores; luces, almas y sombras, todo entreveradocon las formas de seres misteriosos, errtiles enel espectro solar; con luces en combinaciones milagrosasque alumbraban arquitecturas inimaginables y vergelesde flora aladinesca, donde aves prodigiosas encantaban lashoras, trinando sin cesar maravillas nunca odas.

Todo vagaba en aquel vapor esenciado, alejndosey viniendo mil veces, para tornar y retornar en constantemetamorfoseo, como en un caleidoscopio infinito que girasefascinando sin trmino y cada vez ms en vrtigo. 26

EL LOCOTal vez por ver mejor ese mundo absurdo, la joveninclinse tanto sobre la cisterna, que cay en ella, mientrasque el viejo me miraba fijamente con sus ojos que simulabanser dos ascuas.* * *Y yo despertaba entonces con una aguda punzadaen el corazn, oyendo el sublime cntico que sin lxico nivoz preludiara en mi sangre.

En general antes de emprender algo que impliqueesfuerzo, aunque slo sea en la atencin de mero espectador,retracta y fatiga al individuo no ms que el simpleconsiderar las infinitudes a que habr de atreverse, conmayor razn en las reconcentraciones del pensamiento paracomprender el sentido oculto de la escritura.

Por eso para el disimulado y fcil avance del individuo,las inmensidades deben estar entre brumas, con repentinosespaciamientos, porque la esperanza es ms firmecuanto ms impenetrable es el arcano entrevisto a ratos;por ejemplo: el Origen, ese llamado Dios.

Necesito una hembra linda, de pura sangre, salvajey fuerte, para fabricarle un hijo que sea capaz de vengarmesangrientamente de los usos y de las leyes humanas,un hijo que pueda con su potencia dinmica y explosivaatravesar los huesos y el espritu: un hijo monstruo, fsica,moral e intelectualmente, ms que Iscariote, que Nerny Can, ms que Maquiavelo, que Torquemada, queBorgia, que Gil de Retz y el Marqus de Sade, un hijo hercleoy proteico en las reconditeces ms absolutas del odioen la fe y en el amor. En fin, un hijo capaz de romper suluto o baba en el sol mismo. El soplara entre carcajadasla melancola de las impotencias y el ansia de las ambicionesimposibles: hurgara arteramente el amor, la gloria yel bienestar, dejando en ellos la suciedad de sus uas; luegoOh, tedio, divino tedio! ahuecara el alma, los nerviosy la mdula de cada individuo, tornndolos en unorganismo estoico, en el que iran resonando de modo inextinguiblelas tristezas sin fondo de mi alma. 27

ARTURO BORDASaberse cruel, cuando se sufre, es una consolacin.

Todo escritor, y en general todo artista, debe ponerel motivo de su obra en emociones, n razones y con imgenes,para que el lector, oyente o espectador, sepa delalma de la obra por medio de cualesquiera de esas expresiones;pero si las gentes no comprenden ni aun as, esque...

Por qu, por qu, Dios mo, por qu esta torturasin fondo? Por qu esta lacerante urgencia eterna de unamor infinito?

Mi carne est en laxitud de cadver tibio an y micorazn sufre el ansia de un amor loco, humano y divinoy sin trmino...

Dios mo, siento que la nada va absorbiendo todomi futuro.

Seor, trname en imbcil: dame por toda concienciano ms que la del instante que huye; arrncame el recuerdoy la esperanza, por favor.

Alma ma para qu la existencia en sucesin continuade inquietudes milenarias, si al fin, cuando se abrael imn de lo sublime, cuando irradie su atraccin... paraqu, si ser cuando la vida sobre, cuando se halle agotadoel corazn, y fra la sangre: sin deseos ni esperanzas? Paraqu... ?

Toda iniciacin nos causa un temblor, rubor o palidez,ya sea leve o terrible, porque ingnitamente veneramosel misterio.

En toda iniciacin esta es nuestra pregunta subconsciente:Cul ser la revelacin!

Salve, oh divino misterio!28

EL LOCOCuando en un minuto ha de hablar toda una existencia,todas las almas trepidan fuertemente sacudidas,porque en cada ondulacin del pensamiento que sientennotan la fuerza de mil horas acumuladas: cada idea llevala potencia de una centella y es algo as como el engendrode los tiempos: la voz de los siglos.

Estoy en el mausoleo N 11. Sobre un trpode deazabache descansa una lpida de mrmol negro. La inscripcinest casi borrada. De la cuartilla slo quedan las cenizas.

Quiero anotar esta circunstancia, mas, por muchoque hago, no puedo escribir lo que quiero, sino que, comosi alguien guiara mi mano, siempre pinta el lpiz:

Non... Non...

Y torno a insistir y mi mano a recomenzar:

Non... Non...

Al fin dejo mi mano completamente suelta, y entonces,movindose libre y segura, anota lo que sigue:Non est magnum ingenio sine melancola.Horacio.

Por lo que me recorre en la espalda un hormigueode hielo. Pero inmediatamente un escarceo de cosquillassuscita mis carcajadas, dicindome: No se es ingeniomagno sin fuerza de emocin, de verdad, de vida, ya seaen a'egra o en tristeza y no sin melancola.

En esta cripta N? 12 no he encontrado nada msque un espejo. Yendo hacia el cual me vi venir desde unalarga distancia, monstruosamente desfigurado. Y en el vidrio,cual si estuviese escrito con la llama de un fsforo,haba esta inscripcin azulenca:La vida, es un rosario fatal de pesadillas; y si nomira ac, viajero lo que es tu propia alma. 29

ARTURO BORDA

Mientras leo advierto que mi imagen se va esfumandoen una especie de reflejo de humareda muy densa conla cual se enlut el espejo.LA AURORAQu rara incertidumbre de algo que ignoro afligea mi alma? Por qu estas febriles inquietudes que apareceny se extinguen incesantemente en mi espritu?

Qu tiene la aurora de este nuevo y extrao da?Por qu su difusa luz difunde tan vasta melancola?Qu dice tanta y severa austeridad?

De dnde viene ese vago, confuso murmullo, esecallado rumor prximo al silencio, que trae dbiles notaso picos sones, esas armonas que parecen surgir de todoslos puntos del cielo y de la tierra, de dnde vienen?

Una multitud de inquietudes de sutil vaguedad turbanmi razn. Por qu los recuerdos del dulce amor noalegran ya mi alma? Por qu esta tenaz zozobra que sientofermentar en lo ntimo de mi ser?

EL MEDIODA

Un invisible poder me gua, moviendo mis inquietospies. A dnde me llevar?Acrecen mis temores. Qu acontecimento me reservalo desconocido? Es acaso que mi Destino se resuelve?A dnde voy? Es una fuerza, pero sin mpetus, la queme empuja las espaldas, suave, blandamente, a semejanzadel viento.LA TARDE

El ambiente de la ciudad me asfixia y a mi pasopor las calles la presencia de sus habitantes me es hostil.Camino sin rumbo, ignorando por qu y para qu.

As, en la campia ya, noto algo como si el misteriome hubiese tendido sus imanes, y hay en el ter un efluviohelado y salobre.30

EL LOCO

EL CREPSCULOAl pasar la brisa deja a mis pies un fragmento deperidico que alzo y leo:

as Luz De Luna, la vspera...

Luego sigue una lista, truncada, de nombres y palabrassin sentido.

Luz De Luna es lindo nombre.

Arrojo el papelito y contino mi marcha.

Estoy sumamente fastidiado; creo que se me va haciendoidea fija esto d e . . . as Luz De Luna, la vspera...Ocho das y he repetido un millar de veces, sin motivo, sinquerer y sin pensar.

ILa cama es un verdadero refugio para quien huyede sus penas. En ella poco a poco se va perdiendo la concienciade la vida. La somnolencia que precede al verdaderosueo, es seguramente uno de los estados en que laexistencia se entrega ms dulcemente a la divagacin y . . .

Pero qu...?Debe ser algn moscardn que zumba por ah.Estoy nervioso, adems en la noche se aguza excesivamenteel odo.

Porque ya me molesta mucho este ruidito, me cubrola cabeza con las tapas y hago lo posible por dormir.El calor de mi cuerpo me sofoca.

IIUna especie de modorra comienza a marearme. Depronto qu cosa ms rara! veo el Illimani completamen- 31

ARTURO BORDA

te nevado y a pleno sol; est refulgente sobre un cielo nocturno.Hay algunas estrenas. Este monte parece un catafalco:sobre una ingente mole cnica de granito descansaun cadver la cabeza un tanto suspendida, las manoscruzadas sobre el pecho y las rodillas un poco dobladascubierto con una sbana que cuelga gironeada en sus extremos.

Me froto los ojos y saco la cabeza de entre las camas.Qu diablo de cosas! Aqu contina el monte, peroahora lvido, sobre un fondo de fuego; despus el cielo comienzaa moverse: las nubes se agolpan en grandes masas.El firmamento se pone siniestro, jugando con celajesndigos, escarlatas, verdes ennegrecidos y sienas tostadas,mientras que lentamente el nevado se va sonrosando amodo de una mujer avergonzada; luego las nubes desciendenen cendales inmensos hasta abrazarlo por sus flancos.Entonces el orbe se pone hosco, amoratado, para enlividecerseal momento. Las nubes descienden a manerade montes de algodn teido. Hay relmpagos, merced alos cuales se ve una de las cumbres del Illimani, como siestuviese al fondo de un tnel de cmulos. Poco despusse descarga la tempestad. El ci1 o se descarga en una catarata,con lo que se despeja la atmsfera a la hora del crepsculoque, detrs de las cumbres rocallosas, ocres y mordorsdel primer trmino, sopla una bocanada de lila carmes,iluminando el Illimani desde su base, como por unabocanada de incendio que sube.III

Un instante se normaliza mi imaginacin.

Creo que ningn artfice pudo haber soado nadams bello que ese monte: es tan perfecto que tiene su anatoma,cada severa mancha de sus rocas o cada girn desus nieves estn tan sabiamente colocadas, que no dejandesear nada ms, en cuanto a la armona. Si no fuese ridiculo,dira que, el Illimani es la joya del mundo, amorosamentepulido por los siglos, con los vientos, con las nubes,con la lluvia y la luz. 32

EL LOCO

Y sin embargo estas pobres gentes suean con elLouvre, con la Sixtina y el Partenon, con la de Milo; peroes que ellos no saben que el Illimani es lo sublime, e s . ..

Oh, ahora vuelvo a verlo: est recortado a modode una silueta de tinieblas sobre el luminoso resplandorde la aurora.Se desvanece.IV

Y torna a mi odo el zumbido del moscardn. Qufastidio!

Cmo...! Qu significa esto?

Pero mi cama quiere elevarse, por lo que me sofocauna tmida agitacin. Sudo y observo, conteniendo el aliento.Es indudable que con leve vaivn se mueve mi camade abajo hacia arriba. Luego advierto que tal fenmenono es una simp^ idea ni obedece a una fuerza extraa: esmi propia energa la que me levanta.

Mas, oh angustia! no s ciertamente lo que sea: ahoratiran mis frazadas hacia abajo... Exacto: han tiradomi cama hacia abajo, muerdo mis tapas, para no hacrmelasquitar. Estoy sudando, temeroso y atento, procurandoahogar mi propio acezar.

Pero por fin va cesando este martirio. Mi atencinauditiva y tctil se ha intensificado considerablemente,debilitndome.

Me rinde una especie de modorra.

VHe dormido? Dnde estoy? Esa luz no es la dela aurora. Dnde queda la ventana? En qu sentido estmi lecho?

Me desoriento. 33 ARTURO BORDAMi cabecera debera estar rente a la puerta; perola luz que veo all, viene del lado opuesto. Entonces...

Cmo se entiende? Mi cama est en el tumbado?Es que estoy de cabeza?...

Ah... No, no.

Qu rumor tan sordo! Y mi catre se mece entrenebulosas muy densas que salen de mis ojos y vuelven ami cerebro, pausada, incomprensiblemente.

Qu tinieblas!

Noto que de mis ojos salen unas lucesitas lilas ocarmeses cuando no son luces negras, circulares todasellas y orladas con el iris, las cuales se agrandan a medidaque huyen dilatndose al parecer sin trmino en el espacio;pero reaparecen en los ignotos confines, viniendoen la inmensidad, empequeecindose tanto que por lasnias de mis ojos vuelven a internarse en mi cerebro, donde,rebatindose las sombras en serpentinas de colores,quieren reventar mi crneo.

Ahora todo gira en la lobreguez. No s cul es miposicin. Temo caer. Quiero agarrarme del catre, pero nopuedo.Mi cuerpo se eleva lentamente, oscilando en un ambientehelado y blando. Mi cabeza crece de modo desmesuradoen las tinieblas que ruedan speras, seca y sordamente,con ponderoso movimiento, en masas ilimitadas.

De pronto cesa la rara actividad de ese mundo.VITengo una vaga sensacin de estar echado. Sientomi pulsacin a manera de empujones suaves entre losmsculos y la piel que se dilata y contrae sin cesar. Ademsmi cuerpo aumenta de peso poco a poco, a tal puntoque se adormece dolorosamente la piel en los miembrossobre los que reposo. 34 EL LOCO

VIIAhora oigo el canto de un gallo. Debe ser el alba.Paulatinamente voy recobrando mi conciencia. Estoyen mi dormitorio.

Hum... No; esta luz es muy plida para ser la dela aurora. Ser la luz de la luna? Luz De Luna?...

Ah! All veo una persona...! Estaba velandomi sueo? Mas quin puede ser a esta hora y aqu? Pordnde habr entrado?

Un helado estremecimiento me despierta. Y qudisparate! no hay nada: s, no es nada ms que mi ropaque est en la silla.VIILa luz ya es el albor de la maana. Ojal pueda dormirahora.

Tengo una sospecha: ese De de Luz De Luna noser un equvoco del cajista? o ser que mir mal alleer el papelucho? Si la d no es mayscula, claro est queLuz De Luna es casada. Acaso podra ser mi madre? Mas,el fragmento de aquel peridico de qu poca y de qupueblo sera? Y...

Bah! Tonteras.

Esto de escribir diario est muy bien para metodizarla vida, y, ante todo, dignificarla. Nada ms. Tambinpara rememorar algo importante; pero como yono tengo nada notable que recordar, he quemado mis anterioresdiarios; ahora reanudo esta tarea, porque... Porques.

Noto que me voy familiarizando con aquello de...as Luz De Luna, la vspera...

Puedo decir que tal nombre tiene en veces, param, una virtud sedante.-35-ARTURO BORDALos nombres en s, las palabras, aunque no todas,tienen cierta virtud potica. Slo por ello tengo un grandeseo de viajar, de acuerdo con este itinerario especial.Salgo, digo del Tahuantisuyo y voy a la Helade,para terminar en la Basltica Elora, con el objeto deinquirir en los Vedas la revelacin del Origen y el misteriodel sagrado Trimurti; luego...

Mas, aqu debo decir que algo de lo que me sumergeen la ms dulce delectacin, es el dulce nombre de lavirgen india Devanaguy, tan lejana, tan bella, entre laselva, en el Ganges. S, a Devanaguy la adoro en lo ntimode mi corazn; y ella viene a m en somnferos soplos, apaciguandomi sangre y entibiando mi pecho, como despusde una noche de amor, en la plena laxitud gozosa al logrodel anhelo ms ntimo; despus...

Pero ya est aqu otra vez aquel nombre. Qu significa. . . as Luz De Luna, la vspera... ? Cruza intermitentementeen mis pensamientos cual una golondrina unrayo de luz.

Sacudamos la cabeza, y adelante.

Deca de mi itinerario. Querra ir a las Guayanas,a Honduras y a San Salvador; deseo estar en Bengala yen el Cabo de Buena Esperanza; en Sicilia, en el Volga,en Brujas, en el Mar del Norte, en las islas de la Sonda,en las Azores, en los A^es y los Apeninos; en el Rdano,en el Cucaso, en Biarritz y el Danubio; ir de Alaska aMagallanes; estar en el Rhin de las leyendas, en las estepasde Siberia y en Madagascar; recorrer, en fin, el mundoa mi albedro.Pero esto no lleva orden; mas qu me importa?No dejara de visitar el Imperio del Sol Nacientey el Imperio Celeste. Oh! las Galias, la Tierra del Fuego,Bethulia, Gethzeman, Waterloo...

Y me causa clera que el tiempo haya dado al trastecon todas las cosas: se ha visto, por ejemplo, cosa ms_ 36 EL LOCOridicula que un griego con pantalones? Pero Grecia no tienela culpa. Ellos no deberan estar sin la clmide perifesy sin el petaso o sin la tnica podero. Estoy seguro que debeser para reir hasta desternillarse el ver a las griegascon polisn y corset en vez de la podera doria o del peplon-anabole.

La teora de que la ropa fue inventada por el primerdefectuoso me parece muy aceptable.

Esta noche no puedo dormir ni un minuto: sientomucho fro y el tufo a sangre que hierve en mi cerebro.Me parece ver entre las ms profundas sombras un marde fuego que chasquea inmensas llamaradas.Tengo fe en mi destino: s que ser en algo, no sen qu, el primero y el nico; pero la angustia me mata,porque no logro saber dnde est esa mi fuerza; no puedocalcular en la actividad de qu facultades est mi triunfo.Esto me enloquece y, no obstante, al fondo de mi existenciareposa la serena fe de mi victoria.Aqu est la causa de mis tormentos: qu debopensar? en qu sentido debo moverme? acaso toda mifuerza se halla simplemente en el nirvana?De esta lucha nace toda mi impotencia. Mi cuerpocae suelto, a manera de cadver reciente, mientras que micerebro borbota al fuego de mi corazn. Y ello es, siemprelo mismo, mi eterna agona.

Y me pregunto: Acaso de una tal condicin no naceruna facultad especial? Siendo esta esperanza lgicamenteposible cul y cundo ser el advenimiento de talfacultad?Pero, ya estoy otra vez de frente al misterio, envueltoy arrastrado por la maldicin de mis das en torbellino.

Oh! quin pudiera perder de una vez la razn; quizsi entonces mi corazn no sienta ms el gotear de plomohirviente que mi cerebro destila sin cesar.

Que acabara esta agona...! 37

ARTURO BORDA

La mayor parte de la gente, no hace nada por averiguarel sendero secreto de su destino.

Hay instantes durante los cuales pasa por mi existenciauna especie de soplo de las edades idas, y entonces,viviendo mi presente, me parece existir en los futuros adivinadosen mis ensueos de otrora; adems noto que losenseres de mi aposento adquieren el prestigio de lo legendario.Y todo ello es, oh, dulce resabio!, el encanto de lasleves oscilaciones en los ensueos.

Oh la magia de azures en lejana! Oh lontananzas!

Pasa el encanto y es como si yo resucitase en unapoca remota. De esta suerte se amalgaman en mis daslo pasado, lo presente y lo por venir.

Siempre estoy fuera del momento.

Si a un individuo, hombre o mujer, oyes blasfemarcontra su Dios, contra sus mayores y su patria, huye inmediatamentede l, porque si se ve apurado, no tardaren ser ladrn y asesino por Un mendrugo, si no sacrilego otraidor a la Patria, si ya no es algo menos que perro, queslo tiene boca para evacuar infamias.

Pero quiz tenga razn. Entonces medita.EN LA AURORA. Tengo miedo: hay algo que estfermentando aqu. Lbrame, Seor, de m mismo: no squ viene entre mis sombras!

AL ANOCHECER. Qu da tan lgubre. A lo lejosest rodando an el trueno. Habr tempestad.Qu da ser hoy? Advierto que los das y las fechasno tienen ningn sentido para m.Los contrasentidos me persiguen como maldiciones;es posible que en ningn punto del mundo luche tanto micorazn como en La Paz.1 de Enero. 38EL LOCOUn ao ms. Qu hice? Nada, ni siquiera me vengude la vida. Al comenzar...

Pero parece que ni siquiera ha transcurrido una semana!Y yo que tena tantos proyectos... Qu fue deellos?Pero temo haber sido, viejo en las entraas mismasde mi madre.Lo nico que me sugiere el tiempo, es que palpandoen las sombras se aproxima la hora.

Ese viejo animal no slo se ha contentado con retirarmede la inclusa y criarme unos das a cuenta de mitrabajo, sino que me ha dado la instruccin ms deficiente.En plena esclavitud.

Ojal yo no hubiese aprendido ni a respirar. Paraqu me sirve la existencia, si all donde pose mi coraznhe de sentir una espina?

Ahora la tristeza me invade y acuden a mi recuerdolas imgenes vagas en los das grises. Por ejemplo

*La ramera era nia an,atrayente y encantadora:y tena la altivezde quien no vende su carne.Su voz era dulce y segura.Nos miramosy fue un silencioso do de atraccin, . No; yo no vendo mi cuerpo. Y yo no compro el amor.-..-Adis, eh!Adis.-*** 39

ARTURO BORDAY no hubo msque un simultneo mirarnos a cuchilladas.Fue un instante rudo y severo,hundido ya en el pasado;pero en nuestros corazonesgermin un amor aleve,recndito y silenciosoacaso una pasin?

Hoy que he recibido su retrato,en el que por firma lleva: Amor,siento en la melancola del almael grito indocto de una cancin brbara,el ingenuo canto del amor: Oh amor, amor...

Pienso en el retrato, pulverizando satisfecho la cenizade mis manos, porque si la amo, a su vista el recuerdome impacientar; en cambio, si no, me ser intil. De todasmaneras no s para lo que pueda servir un retrato, sobretodo cuando se est fastidiado consigo mismo.Al beber el vino no lo hago por el vino, sino por loque tiene de reminiscencia de la uva. Algo parecido mesucede con el amor y la vida, con relacin a eso que pareceque recordamos de una existencia anterior.Los suspiros en el sueo revelan el sentimiento msprofundo del individuo: aquellos dolores de que en la vigiliason inconfesables y valen ms que todas las lgrimasa conciencia.En la resignacin del creyente y en la burla del ateose ve dos causas inconscientemente profundas: el primerose agita humilde en el espritu misterioso de todo prodigio,de toda maravilla, de todo milagro: en los orgenes delms all; el segundo, slidamente apoyado en la superficiede la vida, a flor de tierra, sonriendo despectivamente,cual si fuese de generacin espontnea, sin pasado ni porvenir,no quiere mirar nada, no quiere saber nada. Peroesa humildad sin conciencia del primero y la indeferenciaconsciente del segundo convergen a la imbecilidad feliz.Lo que est muy bien, porque peor sera peor. 40 EL LOCOEstoy tendido en mi cama.

Con tinte violceo, casi negro, el crepsculo coloralas sombras de mi cuarto.

La puerta est abierta.

El barandado del corredor se dibuja intensamente.Sobre el cielo lila se destaca el ocre tostado del techo y lanegra y esqueltica chimenea. El humo, denso y pesado,se eleva lentamente.

Oigo que cantan. Creo que es en la casa vecina. Sonvoces femeninas; canto enamorado, timbre infantil;

De una pequea chispaque no hice casose ha formado un incendioen que me abraso.

Luego oigo pasos lentos y arrastrar de zapatos. Enel corredor de enfrente pasa una seora llevando un candilencendido en una mano y en la otra, una taza.

Se abre una puerta, y, mientras entra o sale algunapersona, quiz la vieja, oigo las notas tristes de unmandoln a la sordina. Han cerrado la puerta. Queda unrumor de ensueo.

Las responsabilidades profesionales son tan disparatadas,que a fuerza de sublevarnos concluyen por hacernosreir; vase por qu: un mdico despacha, por ejemplo,su cliente a la eternidad, y justamente por eso cobrasu honorario ms alto; un arquitecto construye un edificiopor el doble del clculo presupuestado, hecho que seve realizarse todos los das, o en su defecto se raja o vieneabajo la construccin, y el bellaco no tiene ningunaresponsabilidad, no pierde nada, ni ms ni menos que elmdico. Por el contrario, si un pintor hace un retrato yno agrada al interesado, el artista pierde gusto, tiempo,plata y paciencia, y su trabajo rechazado, sin embargode que ese retrato no ocasiona la muerte del paciente niel deterioro de sus inmuebles. Pero as son las cosas. Si 41

ARTURO BORDAun general... Ms respeto a estos tipos ser mejor no decirni una palabra, por lo menos ahora que no me sientodispuesto a elogiar a los enemigos de la humanidad, yaque ellos estn amaestrados exprofesamente para todaslas degollinas, lo cual, s para m, que es llanamente uncrimen, aunque en su favor se arguya la libertad, que, dichosea de paso, jams ha existido en el hecho social ymenos en el individual, con relacin a las necesidades fsicas,intelectuales y morales. De manera que esto de ladefensa de la libertad de los pueblos me resulta algo msestpido que la libertad individual. Por eso siempre meha causado repugnancia vestir uniforme.Y ahora para qu hablar de otras profesiones, siya tengo avinagrada la sangre?

* * *No hay ningn absurdo, ninguna imbecilidad, ningunaestupidez, ninguna bellaquera, ninguna infamia,ningn crimen, ninguna degeneracin de los individuosy de los pueblos, en fin, no hay en poltica nada ilgicoque no sea posible. La poltica, por lo que he visto constantemente,deduzco que es el oficio de los ms ociososy . . . casi digo canallas.

El mundo en el que existo est muy lejos, en elOriente indostnico. S, en los lares de la virgen Devanaguy,porque su dulce nombre me sumerge en un indeciblebienestar. Qu dulzura de amor en lejanas y auroras!

La soledad se ir haciendo ms vulgar a medida quelos seres sean ms libres en su conciencia; porque la soledades la sociedad multa de imgenes e ideas: en ella seest en contacto directo con la inmensidad, en materia,en tiempo y en espacio, donde la voluntad se enseorea.

El sol se est hundiendo y la ventisca levanta unvelo de polvo, el cual, los rayos del sol poniente, cabrilleaen el espacio mil destellos, extendindose en giros locosde confn a confn. Es una cortina de oro inconssutily ultrasutil en toda la extensin. 42

EL LOCOAcabo de ver unas pinturas, notables, al decir delos crticos; razn ms que suficiente por la que debo dudardel artista, de las pinturas y de la crtica.

Oigo decir que el autor es un artista. Averiguaremos.Cmo? Del modo ms simple e inocente: observandosi me conmueven o no y si dejan en mi alma una impresinhonda y duradera. Y eso es todo. Pues por estupendaque sea la tcnica, si el motivo carece de fuerzaemotiva, la obra no vale, ya que le falta lo nico que consagraa la obra de arte: la emocin, el tic de toda belleza.

Como se ve, para esto no necesito ninguna erudicinhistrica o analtica, toda vez que mi espritu sabrdistinguir por impulso propio, inconscientemente, y deacuerdo instintivo con mi naturaleza, lo que es para mbonito, bello, hermoso y sublime. As que para que mi raznsepa si lo que veo es obra de arte o no, debo esperarque mi emocin se manifieste, y segn sea ella, leve oexaltada, intensa o serena, sabr a qu categora inscribirla;pero slo para m, porque el goce esttico es milveces ms egosta que el de la carne en el amor.

Y es incuestionable lo repugnante y ridculo que esel hablar de modo tan autoritario; mas me disculpa el hechode que proceden as individuos an mucho ms ignorantes.

Sospecho que Luz De Luna no sea nada ms queun simple nombre que, quiz si por el capricho de un poeta,tuvo que nacer fatalmente para que amando yo, sinsaber a quien, llegue a la pasin de lo sublime, amortiguandocon ello mis quebrantos.

Y recuerdo que ese nombre form desde el principioen mi mente una hermosa imagen de mujer, tal vezsi insuperable.* * *Esta redaccin me disgusta. No se puede leer fcilmente,uno se siente ir a tropezones a modo de una carretelaque rodase sobre rieles con piedrecitas. Parece alemn.Falta de fluidez. 43 ARTURO BORDANo; mi corazn no se engaa: ella era. Cuando pasde largo, sin advertir en m, mi pecho quiso reventar.Ella es: tiene la aristocracia de la suma belleza.Cuando la vi sbitamente me sent petrificado, conteniendola respiracin, contemplndola lleno de ansia desdemis ojos deslumhrados, cual si mi amor estuviese aherrojadoy desde la ventanilla enrejada de su prisin, viesepasar triunfalmente un ejrcito libertador e ignorante demi existencia.No, no es posible que mi corazn se engae: si esamujer no es Luz De Luna, debera ser. S: es tan bella...

Si ella hubiese godido sentir y comprender cmoen la adoracin de mis ojeadas pona a su arbitrio mi pasado,mi presente y mi porvenir...

Medianoche.

Me da rabia no saber escribir. La duda de si estarbien o no Jo que hago, me desespera. Veinte veces rehicecada palabra, cada frase, cada giro y otras tantas he puestoy quitado cada vrgula, cada tilde, repitindome: Siser as. Si estar bien. Por ltimo, qu gramtica ni nada;ms fcil es atenerse al buen sentido. Al fin y a1 caboel buen sentido es el principio de toda ciencia y el fundamentode la ley. Pero por fin no s cmo est esta declaracinde amor. Qu dir al leerla?

Y si esa mujer no es mi Ella? Mas, esto no puedeser. Pero y qu me importa?

Rehar la carta, sin poner mi nombre, y este detalleahondar mi tristeza; pero es el caso que no quiero tenerun desengao ms. Adems, si no es Ella, ignorarque esta va al acaso, y quiz por tal manera germine mipasin en ella. Entonces, siquiera como en una venganzasentir la dicha de que alguien me ama, buscndome intilmenteen el misterio, despedazando su corazn en laduda de una pasin insensata.Cmo me siento alegre de ser locamente malo. 44

EL LOCONo puedo con los signos ortogrficos ni con las palabras:pongo, dudo, quito, vuelvo a dudar y torno a poner.Debo estar loco. Efectivamente estoy loco, loco dealegra y por pura maldad. Que con mi asedio espiritualsufra Ella.

Sin embargo s que no por ello desaparecer estemi tedio incurable. Acaso jams sabr nada de m Ella?

No, no es posible que nadie me ame. Alguien debeamarme; s: no s qu tienen el viento, el aire, la luz ylas sombras. Todo me anuncia el advenimiento de ungran amor oculto aun en las tinieblas.

Silencio, corazn! Una voz misteriosa me dice queElla me ama. Silencio, a7ma ma! Siento que mi esprituest tejiendo un misterioso porvenir.

La transmisin del pensamiento y la bilocacin delespritu son un hecho; pero estos experimentos fatigantanto como un viaje muy largo, efectuado a pie sin descanso;pues se necesita sostener el pensamiento en aquejoque se desea, y sostenerlo de una manera tan fija que ningnotro pensamiento cruce por la idea fija.

Por tal procedimeinto he logrado ya que se marchentres vecinos.Ahora vive en la habitacin del lado una vieja quereza toda la noche y cuando duerme ronca. La despachar,pues he comenzado a obrar sobre su voluntad: ya saletres o cuatro veces por da. Est inquieta y parece quebusca otra pieza.* * *Ya no puedo ni pensar. No hay idea o pensamientoque no oculten un doble sentido. Y en este laberinto deramificaciones yo mismo no s ya si olvido o ignoro miverdadera situacin. Si con semejante elemento hicieseuna novela... Y al considerar simplemente la desesperacinen que pereceran las gentes, ya me siento alegre.Pero no alcanzo a entrever la causa verdadera de mi ale- 45 ARTURO BORDAgra inslita. Es una angustia terrible esta de no estar loconi cuerdo.

Descubr el domicilio de Ella. Mi carta ya debe haberllegado a su poder.

Tengo una gran melancola.

Por qu la amo? El origen de este amor no es unsimple nombre, es decir, la belleza eufnica: melomana?Pero, en justicia, Luz De Luna acaso no viene a ser unrefugio efectivo de mis penas, siendo as como es, meronombre?

Mas ignoro ciertamente si esto que siento es amoro simple tedio.

Qu noche tan lgubre cobij la declaracin de esteamor que a ratos me parece un rasgo de humorismo:las sombras estaban siniestras, manchadas de cardenales,y haba tempestad.

Ahora que ya estoy ms tranquilo, me preguntodnde estaba la tempestad? En mi alma? el la naturaleza?!Uf! De un martillazo debera romperme la cabeza.Sin embargo... Claro: la cabeza no es el pensamiento, ylo que debo anular es el pensamiento. Luego...Ahora recuerdo que una vez fui al teatro. Era lafiesta de los Juegos Florales. Haca de reina una hermosachiquilla. Esa es toda la impresin que conservo.Pasaron los aos, una tarde, top con la Reina deaquellos juegos, y jams puedo olvidar aquel desencantoera ms chica que yo, me llegaba al hombro, ella, miReina. Mejor hubiera sido no haberla visto.En ese instante analic el estado de conciencia conque la vi en el teatro, y establec analogas con los individuosque han vivido en mi existencia. De golpe me causextraeza el respeto inconsciente que cuando nio tuvea tanta gente, ya sea por su edad, por su posicin econmica,social o lo que fuere; pero desde aquel momento_ 46

EL LOCOmemorable empec a mirar de alto a bajo a todos, as comoa mi Reinita de un da.Sin embargo... Pero no. Ms bien ahora recuerdoque desde que sal de la inclusa no puedo comprender esode saber vivir. La vida y aun yo mismo, todo me pareceraro, extrao, tan pronto difcil como fcil. En resumen,el fenmeno constante que siento, es aquel que debe experimentaren la subconciencia, respecto de la vida, unhipnotizado.

Si alguna vez ella lee esto, ser cuando ya sea viejecita,cuando sus ayeres se hallen borrosos, cuando supasado se halle formando no ms que una informe bruma,en la que no entrevea acaso ningn recuerdo que glorifiquesus das.

Ciertamente que no soy sino un infeliz que no snada ms que amar: unos ojos bellos, una linda boquita,unos hermosos pechos, unas piernas o brazos bien torneadossi no unas recias caderas, una sonrisa, una mirada, o,en fin, algo que sea bello en cualquiera hembra, as seaaun slo su voz o sus movimientos, y ms, claro est, sies lo ms hermosamente proporcionada. Ayer, al anochecer,una hechicera chiquitna me inspir ste cntico:

La estrella de la tardeempez a brillarcon su regio alardeen la luz crepuscular;luego en la densa noche,al amparo de la cruz del sur,ella, la muy amada,al soplo primaveralde un viento de orientecruza gentil y gilsobre los vastos horizontes,hasta que la impberse siente inflamarseen su divina rosa.* 47

ARTURO BORDAOh! reinita en el ensueo frgil,hembra ya en el imperio del amor,cmo se prende y arde en ttodo el deseo mo,cua1 abeja que se internaa beber la miel,sorbo a sorbo,en el hondo nectario de la flor,o semeja tambinen un rayo de solentre las enramadasun inquieto cfiromeciendo traviesouna linda fucxiasobre el csped y las aguas.S, como pulpos en celose prenden mis ansiascon mpetu febrilen tus ojos y en tus labios,en toda t,estallando en la cosquilleante cariciade un leve y hondo besoinsaciable hasta la muerte.

Oh, rozagante rosa carnal!sella tu hermosura la amplia majestadde una soberana y muda tiranaque irradiara incisivas ansias,semejando a la triturante vorginede los insatisfechos anhelos de amorque voltijean desesperadosen los ensueos de la maana.Eres un aguijn de adoraciones msticasy de apetitos imposibles:eres el espo^n divinamente demonacode los lascivos deseos que suscita tu carne,cuando pasas con ese tu leve aire de aura.Oh, virgen virgencita!cmo no acariciarteen olmpica idolatracon levedad de sagrado respetoy con el audaz palparde las manos enamoradas?48

EL LOCOYo tendr de inmenso e inmaterialel misterio y la fuerza de la sombrapara envolver y saturar tus desnudeces:ser el sumo sacerdote de tu belleza,cual si fuera ante una imagen de nieblaque al ms leve soplo se deshace,o, si gustas, ser len hambrientodesgarrando feroz tus intocadas carnes.*Ayer, cuando pasaste,cre que tus ojos me llamaroncon un lento y mimoso pestaeoque me electriz instantneamente,pues me qued atnito,sin saber si ello era o no ilusin.Hoy me desespera aquel centelleocon que tu furtivo mirarde pronto me abrila ensoada eternidadde inauditas promisiones de ticos goces,luego con el ansia locaque se inflama en mi sangre,en el silencio de mi almaestallaron los lricos himnosen una inquietud que me sofoca,sin dejarme analizarlos misterios de esta desesperacin.Es pues intil esperar nadaen este vrtice en que me ahogo.

Es verdad: no s cmo decir el deseo que me provoca;son ansias de resbalar en ella y penetrar como elaire o con la violencia del nitro que al estallar destrozalas rocas; son dolor y goce a la vez, refundiendo en laebriedad nica de hoy los ayeres y los maanas.

No, linda princesita en el imperio del amor, huyepor siempre; prefiero ser la vctima y no el verdugo: sondemasiado locas mi alma y mi vida, tanto como mi cere- 49

ARTURO BORDAbro y mi corazn. Slvate de m, porque mira que tu estrellate lleva a la gloria y mi sino me arrastra al antro.

Pero as como t,centenares de lindas chicashan arrancado ya su notaa mi lira loca.

Quin tuviera la eterna potencia de Satn y Diospara gozar infundiendo placer en cada hermosa que conlos sentidos apercibe el alma: ser abeja o picaflor que seembebe mientras vive en cada flor que se abre... 50 Categoras de investigacin:

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