Documento Base Para El Debate de Los Cuatro (04) Procesos de Una Organización Política

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Captulo Juventud III Congreso del PSUV

Documento Base para el Debate de los cuatro (04) Procesos de una Organizacin Poltica

NDICE:Introduccin.

Parte I. Tesis Polticas. mbito General.

Parte II. Proceso de Captacin.

Parte IV. Proceso de Organizacin.

Parte III. Proceso de Formacin.

Parte V. Proceso de Movilizacin.

Introduccin

La culminacin del III Congreso del PSUV, permite hacer un balance del mismo destacando los logros significativos que hacen de este importante acontecimiento poltico un hecho histrico no solamente para el PSUV, sino en la historia democrtica de nuestro pas, sirviendo de profundo homenaje a nuestro Lder Eterno Hugo Chvez, al abrir las discusiones de los tres (03) Documentos Fundamentales: Ideolgico-Programtico, Internacional y Organizativo, a las bases del Partido en las 13.683 UBCH, y a su vez la escogencia de delegadas y delegados postulados por las UBCH y electos mediante el sufragio directo, universal y secreto de toda la militancia.

Asi mismo, es justo destacar que este Congreso, brind la oportunidad de discutir delinear en los 32 Acuerdos aprobados por la plenaria de dicha instancia del Partido, las lneas de accin para enfrentar los nuevos desafos de la revolucin bolivariana, bajo el pensamiento de las cuatros races: Chvez, Rodrguez, Zamora y Bolvar, consolidando la unidad de las fuerzas revolucionarias, y ratificando el compromiso y lealtad con el pueblo y con el hijo de Chvez, NICOLAS MADURO MOROS, como Presidente del PSUV.

Es necesario resaltar tambin la participacin de manera protagnica de la juventud, en la realizacin de aportes en cada uno de los debates en las mesas regionales, en la plenaria de entrega de aporte de la Juventud y Frentes Sociales, pero tambin, en el esfuerzo organizativo realizado desde la Secretara y el voluntariado del Congreso, lo que nos ha permitido acumular la experiencia suficiente para acatar la instruccin que nuestro Comandante y Presidente del PSUV, NICOLAS MADURO, ha girado a la juventud, de reanudar el Captulo Juventud del III Congreso del PSUV, que sin duda alguna debe estar a la altura del III Congreso, dndole continuidad a la profundizacin de la democracia interna en todas las instancias del Partido.El presente Documento, recoge algunas reflexiones en torno a cada uno de los cuatro procesos de una organizacin poltica: captacin, organizacin, formacin y movilizacin, que orientan la discusin necesaria que nutra la estructura ideolgica- programtica y la estructura organizativa de la Juventud del Partido.Parte I. Tesis Polticas. mbito General.

El chavismo tras la siembra del Lder Eterno Hugo Chvez.Este no es un Congreso cualquiera. Es el primer Congreso tras la siembra del Lder Eterno, HUGO CHVEZ, era el pilar central de un proceso poltico, de carcter Revolucionario, que no en vano se ha venido a denominar chavismo.

Su prdida por tanto exige una profunda reflexin conducente al reacomodo tanto de las organizaciones polticas y sociales que crecieron en torno al andar del proyecto poltico chavista, como de las propias identidades sociales que lo caracterizaron.

Es una tarea poltica de primer orden para esta organizacin juvenil, enfrentar por tanto la labor de ejercer un papel histrico, colmatando los vacos que deja la ausencia del Lder Eterno, HUGO CHVEZ, para lograrlo es esencial comprender las distintas facetas en las que su liderazgo jugaba un papel articulador, pues era el pegamento y el motor de las dinmicas sociales.

En particular, siguiendo al recientemente fallecido poltico argentino Ernesto Laclau, diremos que es vital partir de su papel constituyente del significante Pueblo. Efectivamente, el gigante Chvez fue el genuino articulador de heterogneas demandas sociales que haban venido decantndose en el seno de nuestro Pueblo durante dcadas sin encontrar un referente simblico suficientemente amplio e indefinido como para vincular a sus demandantes en un nico grupo social y bajo unos mismos smbolos.

Su particular liderazgo, prximo y popular, desde la razn, pero con las emociones, fue lo que le permiti construir un puente de confianza densa, personal, con toda una sociedad que vio a uno de los suyos levantar la bandera de todas y cada una de las demandas populares de justicia social construyendo as un nosotros, el Pueblo, luego Pueblo chavista, que posibilit la Revolucin.

Al contrario que otros liderazgos basados en figuraciones deificadas, Chvez, gracias a este puente de confianza, fue capaz de sentar las bases para que su obra poltica le transcendiera, y lo hizo a travs de una inusitada y prolfica labor de pedagoga poltica, de simplificacin de lo complejo, de popularizacin de la accin y decisin poltica a travs de la cual logr 1) que el Pueblo lo acompaara durante los momentos ms difciles de la poltica venezolana y sobre todo 2) construir referentes simblicos que lo transcendieran. Desde su propio apellido, que da nombre al movimiento poltico y ahora representa a toda la militancia chavista (Chvez eres t) hasta la Patria, el otro gran referente simblico con capacidad para unir voluntades heterogneas en torno a un movimiento poltico y un sentimiento nacional (no en vano la oposicin trata de disputar la ensea nacional popularizando una gorra tricolor).Chvez sembr adems en el imaginario colectivo la certeza de que se puede hacer poltica poniendo en el centro de las decisiones al ser humano, universaliz en las venezolanas y venezolanos la conciencia de tener como seres humanos inherentes derechos fundamentales, como la educacin, la salud, el deporte y la actividad fsica, la cultura, el trabajo, la vivienda, entre otros, e instal una forma de gobernar, responsable y transparente, que llegaron para quedarse, provocando un verdadero cambio de poca en el pas.

Son todas estas virtudes las que lo convirtieron en el lder irrepetible que conocimos pero tambin son las que delimitan las dificultades de la tarea a la que nos enfrentamos los socialistas en este nuevo periodo.Efectivamente, en primer lugar es preciso reconocer que el Lder Eterno, HUGO CHVEZ disolva los matices diferenciales entre la filiacin chavista y la filiacin socialista, ya que l aglutinaba ambas adhesiones. En el perodo que enfrentamos, especialmente los jvenes, tendremos que reconstruir los mecanismos de incorporacin de las masas al chavismo por un lado y a la militancia socialista partidista por la otra.El Partido y su Juventud, como organizacin de masas, al tiempo que partido de cuadros, est obligado a enfrentar ambas tareas, la de re-crear el nosotros para nuestros jvenes chavistas y la de dotarse de herramientas de formacin y de democracia interna como mecanismos esenciales para cultivar una vanguardia socialista.Como handicap adicional es preciso considerar que los jvenes hoy no cuentan con la memoria histrica referencial de la experiencia poltica de la cuarta repblica. Es por eso que sucumben con mayor facilidad a los cantos de sirena de la oposicin que promete un futuro promisorio con misiones.La ritualidad chavista, en torno a los smbolos construidos y/o de Chvez, sern esenciales en la primera de las tareas. No obstante, enfrentados a la hegemona cultural de la modernidad occidental, consumista e individualista, ser imprescindible crear nuevos rituales y actividades acordes a la identidad grupal de los jvenes venezolanos de hoy (desde cine-foros hasta cafs-culturales en los barrios, urbanizaciones y dems espacios de encuentro de la juventud, pasando por conciertos, competiciones deportivas, campamentos veraniegos, etc.).

Se trata de generar atractivos suficientes para incentivar la autoadscripcin identitaria al chavismo, haciendo inelegible por sancin social la pertenencia a opciones adversas a ste. Sin duda la labor de desprestigio e identificacin con lites oligrquicas de la oposicin es otro buen elemento para re-construir el nosotros frente al ellos.

En torno a la segunda tarea, la que refiere a la vanguardia socialista, sta es una tarea tambin de construccin de una intelectualidad orgnica hasta ahora nucleada en torno a la figura del Presidente Chvez y su faceta como comunicador.

Para lograr la hegemona en este plano cultural, en permanente disputa, al tiempo que se construyen referencias aspiracionales en el plano intelectual, es preciso lograr que los cuadros socialistas superen en formacin a los cuadros de la oposicin poltica, una meta que slo ser posible con esfuerzos econmicos destinados a este objetivo al menos similares a los que destinan sus vanguardias a formacin.

Finalmente, para cerrar este primer acpite contextualizador, diremos que as como Chvez entraba en las casas de cada venezolano va televisin y compensaba la hegemona comunicacional y cultural de la programacin opsositora, en el periodo que se abre requeriremos entrar en esas mismas casas por otras vas, alternativas. Preciso ser por tanto evaluar como partido la necesidad de intensificar la labor de comunicacin de base, boca a boca, reforzando liderazgos intermedios cruciales en la conformacin de la opinin poltica de masas en ausencia de nuestro principal comunicador.

Retos polticos inmediatosUna vez expuesta la coyuntura en clave estratgica, en el medio largo plazo, se impone atender a los problemas del momento, los que definen las tareas tcticas para el periodo de los prximos al menos 18 meses.

Para hacerlo se resumen a continuacin los elementos claves para interpretar el contexto socio-poltico del momento:

1. La emergencia de un movimiento poltico de corte fascista (en torno a Javu y Voluntad Popular)

Quienes son:

Este movimiento fascista habra sido capaz de desplazar la tctica moderada que haba caracterizado la MUD en los ltimos tiempos y estara hegemonizando sus expresiones polticas de masas.

El movimiento poltico es claramente preexistente, de hecho constituye el ncleo ms beligerante de la oposicin venezolana desde el ao 1999, el que encarna a su militancia ms activa y motivada y se caracteriza por su frreo anticomunismo, una asentada xenofobia -volcada hacia los y las hermanas cubanas- y un rechazo de todo lo popular acompaado de una lectura idealizada de un pasado pre-Chvez caracterizado por una ensoacin de libertades y derechos que no existieron. Su sustrato fundamental es la clase media y media-alta, que ha visto disolverse parte de sus privilegios como correlato de la universalizacin a los sectores populares de los derechos sociales y polticos.

Este grupo social tiene una enorme capacidad de acceso a los medios de comunicacin y a la difusin de mensajes y matrices por sugestin y ascendencia, gracias a que sus miembros, de forma natural, por su extraccin de clase, pertenecen a crculos de creacin de opinin (en los medios de comunicacin privados pero tambin por su posicin dominante y/o propietaria en los escalafones laborales en los que se imponen).

Qu proyecto poltico:

Su proyecto poltico es claramente excluyente, de carcter censitario y meritocrtico y ha sido capaz de asentarse con especial virulencia en la juventud por varias razones: 1) su seductora radicalidad construida en torno a significantes vacos como libertad, futuro, democracia, 2) la incapacidad de la juventud para recrear un pasado pre-chavista y por tanto la facilidad con la que penetra un discurso restaurador y 3) el particular modelo urbanstico venezolano que ha guettificado los espacios en los que vive esta clase media-alta, aislndolos de la realidad social del pas, de los efectos emancipatorios de la poltica chavista y re-creando por tanto en sus cotidianeidades una realidad parcializada que confirma sus hiptesis.

A esto hay que aadir como dificultad ulterior para el chavismo, su hegemona en los principales centros de produccin de conocimiento, las Universidades Autnomas, reproductores y amplificadores de su versin meritocrtica de la sociedad venezolana.

A qu se debe su emergencia?

El objetivo y aglutinante nico de la oposicin venezolana es el derrocamiento del chavismo. Enfrentados a esta tarea estratgica las posiciones hegemnicas en el seno de la heterognea oposicin venezolana se dirimen en funcin de la prevalencia de una u otra tctica.

En los aos precedentes la oposicin ha contado con oportunidades electorales en las que han depositado importantes esperanzas para enfrentar al chavismo. El ncleo opositor, radical, acept as, a pesar de ostentar las posiciones polticas con mayor respaldo por la oposicin militante, deponer tanto su beligerancia como la somatizacin de sus rasgos constituyentes (meritocrtica, xenfoba, fascista en definitiva). Todo ello en favor de una maniobra tctica -la electoral- que necesariamente tena que suavizar su rostro para aspirar a tener alguna oportunidad de xito.

Finalizado el ciclo electoral 2012-2013 con ostensibles derrotas electorales y ante el escenario de casi dos aos sin oportunidades comiciales la militancia opositora desplaz a los defensores de la va de acumulacin lenta para retomar el mando.

Si las fracturas derivadas de este enfrentamiento tctico no son suficientemente acusadas, el retorno a posiciones moderadas es ms que factible en el futuro ante la proximidad de nuevos ciclos electorales.

No obstante lo que es seguro es que el chavismo enfrentar en lo inmediato un largo periodo de desestabilizacin con distintos tintes de violencia y belicosidad, un periodo en el que ser preciso articular estrategias antifascistas para 1) defender la gobernabilidad imprescindible para cosechar futuros xitos de gestin y 2) recuperar espacios perdidos especialmente en las Universidades, aprovechando los flancos dbiles que expone la radicalidad fascista.

La Juventud del PSUV, en particular deber mostrarse especialmente activa en esta segunda tarea.

Como vanguardia revolucionaria adems, teniendo en cuenta la virulencia y desenfado con la que la oposicin radical defiende sus postulados en el da a da, deber penetrar sus espacios y elaborar estrategias para contenerlos y combatirlos.

2. Propuestas organizativas y polticas para enfrentar el impacto de un periodo sostenido de crisis/saboteo/guerra econmica y sus consecuencias: inflacin y desabastecimiento

Este punto de la coyuntura es quiz el ms sealado en el momento actual. La inflacin y el desabastecimiento son correlatos microeconmicos de la lucha de clases que vive el pas.

Efectivamente, en procesos revolucionarios hermanos la Revolucin tuvo como expresin la toma del poder econmico, adems del poltico. En el caso venezolano, las particularidades histricas y consuetudinarias condujeron a la adopcin de un modelo de Revolucin por etapas, en rgimen de convivencia con el mercado -como regulador de necesidades sociales- y el capital -como proveedor de un nmero no menor de stas-.

La lucha de clases, que en pases sometidos a gobiernos capitalistas se expresa a travs de limitadas escaramuzas de las y los trabajadores para arrancar beneficios sociales al capital, en Venezuela se dirime a travs del contnuo sabotaje de los poderes econmicos a las medidas democratizantes del gobierno bolivariano. Este sabotaje se sustenta en dos pilares bsicos:

La dominancia de las reglas del mercado y por tanto la natural tendencia a la maximizacin de la tasa de ganancia capitalista. Efectivamente, los valores mximos de esta tasa, en el marco de una economa rentista redistributiva intervenida por el Estado se decantan naturalmente en los puntos de contacto entre el mercado y la intervencin estatal: captacin de la renta petrolera va importaciones fraudulentas, contrabando de productos subvencionados, especulacin, etc. De este modo, de forma natural el capital conspira -sin necesidad de coaligarse- contra las medidas en materia de economa-poltica socialista.

La cultura de la impunidad: que 1) dificulta la contencin de los agentes econmicos de la comisin de ilcitos por miedo a las penas, 2) anula las exiguas sanciones sociales (exclusin social y repudio moral del contrabandista, especulador, etc.) ante la comisin de los mismos y 3) legitima mecanismos amorales para la maximizacin de la ganancia an en el mbito microeconmico, extendiendo la microcorrupcin, la microespeculacin, el microcontrabando, etc.

La guerra econmica tiene por tanto un frente cultural en el que la Juventud del PSUV, tiene un gran papel que jugar. La contralora social es sin duda uno de los mecanismos para aumentar la aplicabilidad de las leyes y reducir la impunidad, pero sus activistas deben ser tambin referentes de ejemplaridad y por tanto promotores de la sancin social ante el ilcito.

Finalmente, en el plano puramente econmico son los jvenes los que debern abrir las puertas a una nueva economa en la que el locus no se encuentre en la ganancia sino en el beneficio social. La puesta en marcha de unidades productivas asociadas al tejido comunitario fueron el sueo del Comandante Chvez y sin duda son el pilar bsico de una nueva economa que supere a la capitalista no slo en eficiencia productiva sino tambin en capacidad emancipatoria y de realizacin personal en el trabajo.

3. Estrategias polticas para 2014-2015 anticipando el escenario electoral, retos administrativos/sociales/polticos para mejorar la base de apoyo del chavismo blando.

Como Juventud del PSUV, no podemos olvidar que el chavismo enfrentar un nuevo reto electoral en las postrimeras de 2015. A las elecciones a la Asamblea Nacional muy probablemente se le aada el inicio de un nuevo intento revocatorio, esta vez contra el Comandante y Presidente NICOLS MADURO.

Estos dos aos por tanto son claves para recuperar las bases extensas de apoyo electoral del chavismo. Nos referimos al llamado chavismo blando, un votante que tradicionalmente slo se movilizaba cuando el modelo chavista estaba en juego. Decir modelo chavista refera hasta la fecha ineludiblemente al Presidente Chvez. El votante blando, desgastado por las ineficiencias concomitantes a un largo periodo de gobierno, slo poda ser puesto en juego, convencido de acudir a votar en caso de que la propia Revolucin (Chvez) estuviera en juego.

Perdida la figura de nuestro Lder Eterno, HUGO CHAVEZ, como movilizador es imprescindible reconstruir las fronteras de la Revolucin, identificando cada uno de sus logros con una nica opcin poltica -chavista- y por tanto intensificando la relacin simblica legado de Chvez-Misiones-Chavismo al objeto de lograr una suficiente movilizacin defensiva de sus beneficiarios en caso necesario.

Al mismo tiempo, es de carcter estratgico reilusionar y reconectar a la juventud despartidizada a la que aspiramos ganar. Para lograrlo habremos de conocer sus aspiraciones ms ntimas y propiciar polticas pblicas que conecten con ellas. Necesariamente stas debern tener un componente material, en el sentido, de salto adelante en las condiciones de vida, y por tanto, referir a sus necesidades como jvenes-adultos, padres y madres de familia que aspiran a la emancipacin (hogar propio) y un empleo digno.

4. Consolidando una estructura organizativa y financiera irreversible ante varapalos electorales (la experiencia de los municipios perdidos tras las elecciones del 8D).

Finalizamos este documento base, induciendo a la reflexin de un problema estructural en una Revolucin convivente con la eleccin de gobernantes mediante elecciones democrtico-representativas.

Se trata de la posibilidad ineludible de perder posiciones en el plano electoral (como de hecho ha sucedido en el pasado, en gobernaciones y alcaldas).

Ante la posibilidad de esta situacin el Partido y su Juventud, deben preparar con tiempo suficiente trincheras de resistencia autosustentables en el plano econmico y organizativo.

Apuntamos aqu la necesidad, por tanto, de reforzar y estimular el tejido productivo del Partido y de su Juventud, aumentando los espacios culturales (como cines, cafs-culturales, etc.) sustentables, la creacin de cooperativas en sectores estratgicos para el desarrollo econmico productivo de la nacin, y la consolidacin de mecanismos de financiacin y cuotas solventes, la identificacin precisa de las posiciones de poder en el tejido social y econmico de los militantes, etc.

Transicin al socialismoEste es el Congreso de la Juventud de un Partido Socialista, por tanto su meta debe ser la superacin de la sociedad de clases y por tanto de la economa capitalista.

En el caso venezolano el capitalismo adopta un modelo concreto, el rentismo. Este modelo, que promociona como principal espacio de acumulacin de capital a aquellos vinculados a la renta petrolera, hacen inviables modelos de transicin al socialismo basados en una supuesta etapa intermedia de desarrollo de las fuerzas productivas a mano de la burguesa nacional.

Efectivamente, tal y como apuntbamos en el acpite anterior la burguesa venezolana encuentra incentivos superiores en la captacin de la renta petrolera que en cualquier otra modalidad de inversin productiva. Estos incentivos no pueden disolverse normativamente, especialmente en una sociedad como la venezolana en la que la anomia de facto es un lugar comn. El capital venezolano invertir antes (por razones no slo ideolgicas sino tambin econmicas) en la corrupcin de los funcionarios inferiores y/o la retoma del poder por medios inconstitucionales, que en el desarrollo nacional.

Esto no quiere decir que, en el marco de la democracia representativa que consagra la Constitucin, no debamos enfrentar un periodo de coexistencia -lo ms pacfica posible- con el capital nacional.

No obstante, es preciso tomar conciencia cierta de que la transicin al socialismo y la superacin de la economa rentista slo pueden venir de la mano de un desarrollo motorizado por la voluntad poltica. Esta voluntad poltica de inversin ms all de la rentabilidad sita al Estado como principal actor de esta fase en la que una suerte de capitalismo de Estado (en tanto acumulador de capital para su reinversin) debe desarrollarse.

Para lograrlo, ser imprescindible monopolizar progresivamente distintos sectores productivos, aislndolos de la lgica de la competencia capitalista, que tiende a desbordar -como hemos visto- precisamente en los puntos de contacto entre ambos modelos.

Por otro lado, el Partido y su Juventud, son el otro gran posible actor con voluntad poltica de desarrollo ms all del beneficio/ganancia fcil. De ah que sea tarea central de ste dotarse de mecanismos financieros propios (cooperativa de crdito) y comenzar a destinar parte de sus esfuerzos al plano productivo.

La tarea, no es en absoluto sencilla. Ser preciso un enorme caudal de compromiso para embarcarse en el desarrollo y sostenimiento de emprendimientos productivos ms costosos e improductivos a priori que otras opciones laborales ms lucrativas e inmediatas (ms si cabe cuando somos el Partido de gobierno y las opciones laborales en el Estado son amplias).

Por otro lado, es labor imprescindible del Partido y su Juventud el aumento de los niveles de eficacia y productividad del sector pblico. Lograr que los emprendimientos pblicos sean modelo y ejemplo de productividad, desarrollo, derechos laborales, etc., es una tarea esencial para poder oponer un nuevo modelo de gestin socialista al modelo de gestin capitalista hegemnico, transcendiendo el lugar comn de que lo pblico no funciona como paso previo sine qua non para vencer al capitalismo en su terreno de juego privilegiado, el econmico y proceder, ya sin obstculos, a barrer el capitalismo (y a los capitalistas) de la economa venezolana.

En este sentido, se debe reflexionar algunos elementos de carcter estratgico para promover la revolucin econmica que garantice la irreversibilidad de nuestra revolucin.

Formacin universitaria y formacin tcnica: para qu empleos se preparan los jvenes venezolanos?, existen estos empleos?

Necesidad de dignificar y profesionalizar la formacin tcnica (carpintera, mecnica, pintura, etc.)

Necesidad de fortalecer las opciones tcnicas en el marco del sector universitario pblico (UBV).

Reconducir los contingentes de jvenes formados en el rea de humanidades hacia el desarrollo socio-cultural y productivo de los Consejos Comunales como va de salida laboral.

Salto adelante en la formacin de los jvenes venezolanos respecto a las generaciones precedentes: asincrona entre el salto formativo y el salto productivo.

Estamos formando ms rpido que desarrollamos empleos para estos jvenes. Es preciso acelerar el salto productivo y promocionar frmulas de autoempleo cooperativo-comunal-personal en las etapas finales de la formacin universitaria.

Insercin laboral de los jvenes venezolanos: repaso a la legislacin, promueve la empleabilidad de los jvenes? Primaca de los servicios en la economa venezolana. El problema del abandono del sector primario (agrcola y pesquero) y el estancamiento industrial.

Reincentivar el empleo en el sector primario, promocin del mbito rural como pre-condicin para el desarrollo productivo (que pasa por el sector primario) y la reversin del modelo urbanstico caracterstico de la economa de puertos.

El papel de los jvenes en la democratizacin econmica: cooperativas de consumo y produccin, contralora social, sindicacin, etc.

Cubre la economa venezolana las necesidades de los jvenes (especialmente las familias jvenes)? Necesidades de acceso a vivienda (emancipacin), canasta bsica, derechos e inclusin. Qu propuestas ms all del mercado?

Comunas de jvenes como piloto de comuna?

Necesidad de reformar la legislacin laboral para promocionar la empleabilidad juvenil.

Priorizacin de los jvenes y su emancipacin en las asignaciones de la GMVV.

Existen propuestas sociales y culturales atrayentes para la juventud divergentes de las tradicionales de la cultura capitalista? Qu tipo de consumo debe caracterizar la transicin al socialismo?

Juventud y economa delictiva: motores y proyectos econmicos para la superacin de la violencia estructural.

Romper los crculos de reproduccin social del delito. Propuestas en los mrgenes: internados, endurecimiento de la obligacin de escolarizacin, etc.

Parte II. Proceso de Captacin

Sentido estratgico de la captacin.

La captacin no es un objetivo estratgico, sino tctico y para poder desarrollar "la importancia de la captacin", se debe hacer nfasis en: la actitud del militante hacia el partido (entendiendo que los dos millones y medio de inscritos en la JPSUV nosotros los llamamos militantes y no discriminamos entre amigos, simpatizantes, militantes, cuadros, etc.) grado de inters por la poltica, actitud hacia el cambio, actitud hacia un nuevo sistema econmico, actitud hacia la poltica coyuntural, su identificacin ideolgica con el partido, entre otros. Para con ello poder difundir ciertas ideas (por ejemplo: profundizacin de la revolucin bolivariana en el aspecto poltico, econmico, social, cultural), exponer los temas que servirn de eje al congreso y con ello el programa poltico.

Por lo que para poder atraer a la militancia a participar en las discusiones en las Asambleas de Debate del Captulo Juventud del III Congreso del PSUV, se debe desarrollar el mensaje, el discurso, el contexto, los sujetos del cambio, la ideologa y los valores y los medios de difusin que se van a aplicar para hacer extensiva la participacin en las discusiones del congreso de la JPSUV.El porqu y Para qu?Necesidad de generar saldo orgnico en los diferentes sectores de la juventud que permita la atencin integral mediante la formacin del hombre nuevo con valores socialistas y as garantizar el desarrollo y permanencia de la revolucin, con el fortalecimiento de las estructuras del PSUV.La captacin debe aplicarse en las diferentes instancias de la revolucin, sector trabajador, obrero, entre otros, donde los servidores pblicos sean parte de la militancia plena del partido socialista unido de Venezuela, esto permitir identificar liderazgo que permitan un despliegue segn las caractersticas de las tareas o responsabilidades en las diferentes instancias. La importancia de la captacin radica en que un Partido se nutre fundamentalmente de su juventud, al convertirse sta en su principal cantera y ms aun constituye su fuerza de vanguardia poltica revolucionaria, el trabajo sobre los jvenes es vital para la existencia y desarrollo de la nacin.Cmo?Identificar los cdigos tradicionales de la juventud, los nuevos cdigos(los que han surgidos por iniciativa o influencia) con ellos caracterizar para la atencin de los sectores de la juventud, asambleas con los jvenes por UBCH, en cada estado, utilizar instrumentos de medicin que nos permitan valorar el comportamiento social de la juventud.Esto permitir ampliar la participacin de la juventud que an inscrita en el PSUV, no participa como militante en las diferentes actividades de la revolucin.A quin?Sectores de la juventud, sectores vulnerables, servidores pblicos, entre otros.

1. Organizacin.2. Despliegue.Cmo llegamos al Congreso?Con ms de 5 millones de inscritos en el PSUV y con un porcentaje menor al 50% de militancia, refirindonos a quienes son simpatizantes, amigos, entre otros.Cmo garantizamos la participacin?Asambleas con las UBCH, con los sectores de la Juventud, Trabajadores, Sector Mujer, Militantes y Cuadros potenciales.

Parte III. Proceso de Organizacin

La historia de la humanidad tal como lo haban sentenciado Karl Marx y Federico Engels, en La Ideologa Alemana y luego en el Manifiesto Comunista, en 1848, se ha caracterizado por la lucha de clases sociales, libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeados en una lucha ininterrumpida velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformacin revolucionaria del rgimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes. En estos trminos, en estos tiempos histricos en pleno siglo XXI, en nuestra Repblica Bolivariana de Venezuela, la lucha de clases cobra plena vigencia y se encuentra representada por una parte, por la burguesa parasitaria y aptrida y por la otra, por el pueblo venezolano de Bolvar y Chvez. La burguesa parasitaria, ha ejercido todo su podero poltico, econmico, comunicacional y paramilitar para contener a las grandes mayoras en su aspiracin de suprimir toda forma de explotacin del pueblo, aunque en nuestro pas el pueblo venezolano guiado por nuestro Lder Eterno, HUGO CHAVEZ, y ahora por nuestro Presidente y Comandante en Jefe NICOLAS MADURO, ha sabido acumular la experiencia y fuerzas necesarias para arrebatarle mediante el voto popular el control del Estado, como medio de dominacin y atropello a las grandes mayoras. Pero estos xitos polticos no habran sido posible sin la organizacin del pueblo, a travs de los partidos polticos, (MVR, PSUV, partidos aliados), como instrumento de lucha para la participacin electoral y el desplazamiento de las fuerzas anti- revolucionarias del poder del Estado.

Ahora bien, a pesar de que en su momento el MVR, se convirti en un poderoso Partido Maquinaria, al igual que lo ha sido el PSUV, el rol de un partido revolucionario, no se basa solamente en ganar eleccin tras eleccin, sino en convertirse en la herramienta fundamental del pueblo para trascender el modelo imperante injusto, discriminador y explotador por un modelo ms justo, incluyente e igualitario.

Es por ello, y de acuerdo al Libro Rojo del Partido, que la revolucin bolivariana, se traza 3 objetivos estratgicos:

1) Consolidar la democracia participativa y protagnica.

2) Derrotar al imperialismo, y;

3) Construir el socialismo bolivariano del siglo XXI.Tales objetivos, slo sern alcanzables, si comprendemos que la organizacin del Partido, no se basa solamente en lo electoral, aunque es una parte fundamental del trabajo, para legitimar permanentemente a la revolucin bolivariana en el ejercicio del poder poltico, la tarea central del Partido hoy, est en la construccin del socialismo en lo concreto, desde lo local, contribuyendo a la organizacin del pueblo para la resolucin de los problemas ms comunes y sentidos, la guerra econmica, expresada en el desabastecimiento, la inflacin y el contrabando, son los principales problemas que afectan hoy a la poblacin venezolana, y que slo sern resueltos, con el esfuerzo conjunto de la colectividad, no slo del gobierno nacional, en contra de los especuladores, acaparadores y contrabandistas que juegan con las necesidades del pueblo para acrecentar sus riquezas y pretender as desestabilizar al pas. La inseguridad, como consecuencia del modelo cultural capitalista an existente, reproductor de los antivalores y del desprecio a la vida, es otro de los temas, que debe ser abordado por el Partido, al igual que, el burocratismo y la corrupcin, hijos del Estado Burgus actual, a los que el Presidente y Comandante en Jefe, NICOLAS MADURO, est enfrentado de manera decidida tanto en el sector privado como en el pblico, en todos niveles, hasta lograr su total erradicacin, lo que merece con carcter irreductible el apoyo incondicional del Partido, as como, otros temas de incidencia en la juventud, el embarazo adolescente, las adicciones, la pobreza, el desempleo, es decir, el Partido y su Juventud militante, debe repensar su organizacin, para enfrentar y dar respuesta efectiva a estos problemas, convirtindose en una clula de diagnstico de problemas locales, canalizadora de las necesidades y contralora de las repuestas efectivas de los instancias gubernamentales competentes. El Partido entonces, se posiciona como el verdadero instrumento de lucha de los diversos sectores sociales, que acompaa al pueblo y lo conduce a obtener la victoria en el combate, en cualquier escenario.

Entendiendo, la amplitud que corresponde al ser ste un Partido para la transicin al socialismo, capaz de sumar los diversas clases que comparten la condicin de oprimidos en contra del sistema actual, el PSUV, constituye un Partido de masas que genera mediante la formacin terica y prctica sus propios cuadros.

Estos cuadros polticos, deben ser la vanguardia de las luchas del pueblo, pero no una vanguardia separada de las masas, desconectada de la realidad, sino ms bien la fuerza motriz de las luchas, que empuje al pueblo en la direccin acertada para continuar el avance en funcin de sus objetivos.

Ser parte de la vanguardia, implica inmensos sacrificios, porque obliga al cuadro poltico a ser de los primeros entre los primeros, en toda circunstancia, preparado y siempre presto para la defensa de la revolucin, y a entregar la vida si es preciso, lo que slo es posible, a travs de altos niveles de conciencia revolucionaria.

Es por ello que un cuadro de la revolucin en primer lugar, de acuerdo al CHE, debe desarrollar profundamente su sensibilidad, su ser como humano, lo que slo es posible a travs del estudio y el conocimiento de la realidad en todos los sentidos, histrica, poltica, social, econmica, local, regional, nacional e internacional. A su vez, un cuadro poltico debe formarse tcnicamente, para cumplir los dos pilares fundamentales que en palabras de Alfredo Maneiro, son determinantes en el actuar de un cuadro y de un Partido Poltico, calidad revolucionaria y eficacia poltica.

Pero el cuadro poltico, no slo debe formarse ms an si es joven, puesto que inicia su militancia partidista, sino que tambin debe cumplir con la contribucin de las finanzas, el partido se sostiene del aporte de su militancia, y el dficit econmico atenta contra la efectividad de la organizacin en el cumplimiento de sus metas, por lo que debemos dar el salta cultural a una contribucin voluntaria y permanente basaba en el principio rector de: A cada quin segn sus necesidades y a cada quin segn sus capacidades.

Despus de tales reflexiones, y entendiendo que la Juventud del PSUV, es el brazo juvenil del Partido, y por lo tanto, se acoge a sus estatutos, principios y lneas programticas, aunque se le delega la suficiente autonoma organizativa para darse sus propios estatutos y forma organizativa, en el marco de este Congreso se platea la revisin exhaustiva de estos primeros 6 aos de funcionamiento partiendo de un anlisis crtico en sintona con la realidad.En tal sentido, el PSUV, despus de su creacin ha logrado la afiliacin voluntaria de alrededor de 2 millones de jvenes, no obstante, la estructura de base actual de la Juventud del PSUV, se haba limitado a un joven por UBCH, haciendo insuficiente la estructura orgnica para atender e incorporar activamente a la militancia, y entendiendo que, la juventud venezolana de hoy, por lo que se plantea por una parte conformar un Equipo de la Juventud por cada UBCH, y por otra parte, tomando en cuenta que en su mayora de la juventud venezolana, son padres y madres, trabajadores y estudiantes, es lgico que su militancia se vea dificultada en tiempo y espacio, para la militancia partidista en el mbito comunitario, por lo cual es fundamental expandir las formas organizativas de la Juventud del PSUV, a los centros de trabajo y centros de educacin, como espacios de encuentro y de constante permanencia de la juventud, permitiendo as, por una parte, promover la organizacin juvenil estudiantil y trabajadora, como sectores sociales de vital importancia para la revolucin bolivariana y por la otra, ampliar los espacios de participacin de la militancia en la Juventud del PSUV, mediante dinmicas ms cercanas y propias de las luchas juveniles.

Estas estructuras de base deben tener una permanente relacin con los organismos de direccin del Partido a todos los niveles, como lo son los equipos polticos parroquiales, municipales, estadales y el nacional, regida por los principios de un Partido revolucionario: cohesin poltico-ideolgica, centralismo democrtico, direccin colectiva, rendicin de cuentas, crtica y autocrtica, disciplina revolucionaria, emulacin socialista, entre otros, que permita as una relacin operativa y efectiva en la toma decisiones y en la ejecucin de las mismas.Desde el punto de vista funcional, es indispensable que la Juventud del PSUV, se organice mediante mtodos cientficos de trabajo, desechando mtodos artesanales en los que todos hacen de todo, sin que exista una especializacin en funciones, los cuadros y los equipos de trabajo deben formarse y prepararse en reas especficas aprovechando mejor las fuerzas y los recursos con los que se cuenta. Al tener como horizonte la consolidacin de un Partido revolucionario, las labores se hacen cada vez ms diversas, y al contar con una amplia militancia inscrita en el PSUV, la conformacin de equipos de trabajo especializados territorial, sectorial y funcionalmente sern una accin continua para los rganos de direccin, sabiendo conectar el trabajo parcial de cada uno para la edificacin del trabajo colectivo de la militancia en su conjunto.

La nica forma en que la direccin central puede dejar de ser un organismo donde slo se discute, se aconseja y se convence, para pasar a ser efectivamente quien dirige la orquesta, es necesario que sepa exactamente quin toca cada instrumento, en qu lugar, quin ense y aprendi a usarlo, dnde y cmo lo hace, quin es el responsable y a quin hay que reemplazar cuando la orquesta comienza a sonar mal.

De tal manera, conviene establecer las cuatro (04) grandes lneas de trabajo, entendidas como procesos permanentes del Partido, y de su Juventud: 1) La captacin, 2) La organizacin, 3) La formacin y, 4) La movilizacin.

La captacin, sin duda alguna es el primera tarea que debe cumplir una organizacin poltica indistintamente incluso de su tendencia ideolgica, ahora bien, al tratarse de un Partido revolucionario, an cuando el Comandante Supremo HUGO CHAVEZ, hizo parecer la captacin como una tarea casi innecesaria, por la gran fuerza de atraccin de las masas tras su liderazgo, es una tarea de carcter permanente que con su ausencia fsica debemos asumir con ms ahnco y audacia para combatir la estructura y superestructura del modelo capitalista que aliena en especial a la juventud desclasndola y condenndola a su propia autodestruccin y en la que debe de resaltar una tarea propagandstica de promocin de los grandes logros de la revolucin bolivariana, de contraste con el pasado y el fracaso del modelo neoliberal en Europa, y a la vez de denuncia y explicacin de los grandes problemas, como consecuencia de los Planes del imperialismo de apropiarse de nuestros recursos energticos ( golpe de estado continuado, violencia fascista, guerra econmica: inflacin, desabastecimiento y contrabando de extraccin).

La segunda tarea, de la Juventud del PSUV, est centrada en La Organizacin, que comprende fundamentalmente dos procesos simultneos, uno interno de mantenimiento y desarrollo de la estructura, que slo es posible mediante la vigilancia inquebrantable del funcionamiento de la estructura en sus distintos niveles. Destacando, la necesidad de conferirle vida propia a los rganos de base, desarrollando iniciativas sin esperarlo todo de los rganos de direccin pero bajo estricta articulacin y sinergia entre ellos, y otro externo, destinado a la organizacin del pueblo y en especial de la juventud en los diversos espacios de su vida cotidiana, para el ejercicio del poder, como: Consejos Comunales, Consejos de Trabajadoras y Trabajadores, Sindicatos, Centros de estudiantes, Consejos Estudiantiles, Consejos Educativos, Federaciones, Confederaciones, y dems formas de organizacin popular.

Lo que nos obliga, a destacar la tercera tarea de la Juventud del PSUV; La formacin, que inspirados en el legado del Comandante Supremo HUGO CHAVEZ, se debe centrar en la construccin terica y prctica del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, resultando al decir de Jos Carlos Maritegui: No en calco ni copia, sino en creacin heroica de la militancia revolucionaria, para lo que es primordial convertir al Partido en un poderoso instrumento de formacin ideolgico, poltico, tcnico y militar, as como, propagandstico contra el modelo hegemnico develando la lucha estratgica pero tambin en lo concreto la lucha de clases, que pasa en primer lugar, por la autoformacin del militante de manera voluntaria, y en segundo lugar, por desarrollar un sistema de formacin y difusin de nuestra ideologa y de la confrontacin de los modelos antagnicamente enfrentados aprovechando al mximo las nuevas tecnologas y mtodos de formacin. Siendo ste proceso de inmensa significacin para la Juventud del Partido, tomando en cuenta que al ser ste el mbito de iniciacin del joven en la militancia partidista es en esta etapa de su militancia en donde se siembran los valores de de su ser como militante, haciendo entonces de la Juventud del Partido, el espacio natural para la preparacin de la militancia y la cantera de cuadros del Partido para el cumplimiento de sus fines.

Finalmente, la cuarta tarea, La movilizacin como un proceso permanente en funcin de los objetivos estratgicos de la revolucin bolivariana, siendo labor constante en las comunidades, en los centros de trabajo y centros educativos, y de las diversas expresiones de la juventud venezolana, en cada situacin de conflicto diaria a la que se enfrente el pueblo, lo que quiere decir que no es suficiente la movilizacin de la militancia y del pueblo general en las manifestaciones de calle, esa es una parte, de importancia tctica para la revolucin, pero hace falta tambin la movilizacin del pueblo y de su juventud con el propsito de apalancar las fuerzas productivas del pas, desmontar el estado burgus y la construccin del socialismo bolivariano del siglo XXI.

Estas 4 tareas anteriormente descritas deben ser ejecutadas de manera metdica, sistemtica como procesos permanentes para la organizacin Juventud del PSUV, con un verdadero espritu de cuerpo, como organismo de acero e invencible para alcanzar los objetivos estratgicos del Partido y de la revolucin bolivariana.Todo lo antes descrito debe servir, tan slo como prembulo a la extensa y profunda discusin que debe desenlazar una discusin de la organizacin de la Juventud del PSUV, al ser sta la estructura que hemos decidido darnos stas generaciones llamadas de manera insoslayable a continuar y culminar con sus propias manos el proyecto nacido hace ms de 200 aos en las luchas por la independencia con Bolvar, sus patriotas y su gesta heroica; de nosotros depende que hacer realidad el sueo de que Venezuela cumpla su grandioso destino. Joven militante, t eres el presente y el futuro, eres lucha y revolucin, no le falles a la patria.Independencia y patria socialista. Viviremos y venceremos!Preguntas Generadoras1.- Existe la necesidad de fortalecer la estructura orgnica del PSUV?

2.- Cules son las fortalezas y debilidades orgnicas del PSUV y su Juventud a nivel nacional y en el municipio y/o parroquia?

3.- Cul es el propsito del PSUV? (Partido maquinaria-partido movimiento)?

4.- Qu principios deben regir la organizacin del PSUV y su Juventud?

5.- Qu estructura orgnica pudiese garantizar con calidad revolucionaria la mayor eficacia poltica? (Centros de Votacin, Centro Educativos y Centros de Trabajo).

6.- Quines pueden participar en el PSUV? (Parido de Masas- Partido de Cuadros).

7.- Es necesario ampliar el rango de edades para militar en la Juventud del PSUV? (Integracin generacional vs relevo generacional).

8.- Cules son las caractersticas de un militante joven del PSUV?

9.- Cules deberan ser las tareas estratgicas de la Juventud del PSUV?

10.- Comisiones de trabajo que deben constituirse para el cumplimiento de las tareas especficas.

Parte IV. Proceso de Formacin

Vivimos un proceso de transformaciones profundas en nuestra sociedad, donde la juventud est llamada a ser vanguardia revolucionaria de este cambio de poca, en tal sentido, estamos obligados a asumir nuestro rol en este proceso histrico que marcar el rumbo definitivo en los destinos de nuestra patria, y en buena parte de nuestro de mundo. Para ello es necesario agudizar el sentido crtico y la capacidad de debate que pulverice las infamias falaces esgrimidas por los enemigos de la Patria, para ello, debemos procurar convertirnos en militantes integrales de esta revolucin y ese militante integral se obtiene nica y exclusivamente a travs de la Formacin.La Formacin debe ser constante e irrenunciable en todos los mbitos necesarios para la transformacin de la conciencia. Sin embargo, Cules son los elementos que debe poseer nuestro proceso de Formacin? Pudiramos decir que va desde la capacitacin tcnica; necesaria para identificar los complejos procesos econmicos, sociolgicos, militares psicolgicos y organizacionales que estn presentes en el vigente Estado burgus, que hemos identificado como obstculo ineludible para la consolidacin de nuestro proceso revolucionario, hasta la capacitacin poltica que permita sensibilizarnos ante las necesidades ms sentidas de nuestro pueblo, caracterstica genuina de lo que significa ser un verdadero revolucionario.Tales elementos nos llevan a proponer algunas aproximaciones terico-prcticas que deberan sustentar la formacin integral de un militante que aspira a convertirse en Cuadro Poltico, los cuales expondremos a continuacin.

Los Intelectuales Orgnicos Gramsci coloca al partido revolucionario en el centro de la praxis revolucionaria (de iniciativa poltica, econmica y cultural), y entre los roles ms importantes del mismo podemos sealar el proceso de construccin de sus propios intelectuales ''crticos'' y orgnicos, como tribunos democrticos combativos y comprometidos con los ideales revolucionarios. El rol de los intelectuales orgnicos en un partido revolucionario es esencial para impulsar y consolidar una revolucin, pues, a criterio de Gramsci, el Estado no es el sitio ptimo e idneo para la construccin de un proceso revolucionario, ms bien la sociedad civil debera ser el sitio ideal para dicha misin, o como se identifica hoy en da en Venezuela, el Poder Popular. Los intelectuales orgnicos buscan forjar una unidad orgnica entre el partido y las clases subalternas mediante la organizacin de una contra hegemona revolucionaria y socialista.

Los intelectuales orgnicos socialistas son quienes deben organizar los elementos revolucionarios y combativos de la sociedad en todas las esferas de la vida social. Cada clase social posee sus propios intelectuales, quienes generan y refuerzan los conceptos y paradigmas que le dan -de manera colectiva- forma a la sociedad. En este sentido, los intelectuales no forman una casta por s mismos ni tampoco pertenecen a una clase en particular, es decir, no existe una clase intelectual. En otras palabras, los intelectuales no se califican o se categorizan con base en su funcin laboral, sino en funcin de sus relaciones con las clases sociales: en defensa y promocin de los intereses de su clase (la que defiende, pero no necesariamente a la cual pertenece originalmente) y en ataque y subversin contra las clases antagnicas a la suya. Los intelectuales no constituyen solamente los hombres y mujeres de letras, los ensayistas y los acadmicos. Gramsci indica que por intelectuales es preciso entender no slo aquellas capas comnmente designadas con esta denominacin, sino en general toda la masa social que ejerce funciones organizativas en sentido lato, tanto en el campo de la produccin como en el de la cultura y en el poltico-administrativo.

Aunque los intelectuales son, en primer lugar, los organizadores de la funcin econmica de la clase a la que estn ligados orgnicamente, esas funciones suelen transcender el mbito netamente econmico y corporativo hacia funciones sociales y culturales, con obvias repercusiones polticas: Todo grupo social que surge sobre la base original de una funcin esencial en el mundo de la produccin econmica, establece junto a l, orgnicamente, una o ms capas de intelectuales, que le dan homogeneidad y conciencia de su propia funcin, no slo en el campo econmico, sino tambin en el social y en el poltico.

El intelectual orgnico posee una concepcin del mundo que integra los diversos intereses de las clases que l o ella representan. Si el mismo es un intelectual orgnico de una hegemona burguesa es su tarea principal articular los intereses de las clases dominantes, hacindolos aparecer como coincidentes con los del conjunto de la sociedad, es decir, articular los intereses sectoriales y corporativos de las clases dominantes como intereses nacionales o hasta universales.

Los intelectuales deben tener un nexo orgnico con sus propias clases sociales, un vnculo que conlleva al desarrollo de una nueva visin del mundo y de la realidad social subalterna que se articula y se difunde como un discurso contrahegemnico que se desarrolla en el seno de todas las clases dominadas con la finalidad de desplazar el dominio intelectual y moral de las clases dominantes. En otras palabras, los intelectuales orgnicos revolucionarios poseen la tarea de articular los intereses de las clases subalternas mediante la construccin de una nueva visin del mundo, nocin que comparte el brasileo Paulo Freire (Pedagoga del Oprimido):

El liderazgo cae en muchos errores y equvocos al no considerar un hecho tan real, cual es el de la visin del mundo que el pueblo tenga o est teniendo. Visin del mundo en que van a encontrarse, implcita o explcitamente, sus anhelos, dudas, esperanzas, su forma de visualizar el liderazgo, su percepcin de s mismos y del opresor, sus creencias religiosas casi siempre sincrticas, su fatalismo, su reaccin rebelde. Y como sealamos ya, no puede ser encarado en forma separada, porque, en interaccin, se encuentran componiendo una totalidad para el opresor, el conocimiento de esta totalidad slo le interesa como ayuda a su accin invasora, a fin de dominar o mantener la dominacin. Para el liderazgo revolucionario, el conocimiento de esta totalidad le es indispensable para el desarrollo de su accin como sntesis cultural.

Los grupos subalternos persisten en una posicin de subordinacin en las sociedades capitalistas a raz de su propia concepcin del mundo, que se encuentra encajada dentro de un marco elaborado -aunque no en su totalidad- por las clases dominantes. Para poder ser autnomos, y de esta manera transformar las relaciones sociales del capitalismo, las clases subalternas necesitan de una nueva concepcin del mundo desprovista del contenido reaccionario y dominante de las clases dominantes. Gramsci se refiere a este proceso como una reformacin intelectual y moral, y que solo se puede lograr mediante la unin entre la teora y la prctica o la teora de la praxis, como lo seala el propio intelectual sardo:

La unidad de la teora y de la prctica no es, de ninguna manera, algo mecnicamente dado, sino un devenir histrico, que tiene su fase elemental y primitiva en el sentido de "distincin", de "separacin", de independencia instintiva, y que progresa hasta la posesin real y completa de una concepcin del mundo coherente y unitaria.

En este sentido, y para esquematizar un poco el pensamiento gramsciano sobre el tema, podemos argumentar que

El pensamiento de las clases subalternas -Folklore y Sentido Comn- constituye el espacio en donde coexisten concepciones del mundo tradiciones junto a otras en formacin. Estas concepciones suelen ser contradictorias, al poseer elementos culturales regresivos y reaccionarios, obtenidos acrticamente de los discursos de las clases dominantes, a la vez de elementos progresivos y transformadores, derivados de la praxis social de las clases subalternas

El pensamiento de las clases subalternas -Nueva Concepcin del Mundo o Cosmovisin Socialista- constituye el espacio de una nueva construccin hegemnica en la cual el Folklore y el Sentido Comn han sido transformados, descartando sus componentes regresivos y reaccionarios, desarrollando y profundizando sus elementos progresivos y transformadores, mediante una reforma intelectual y moral impulsada por los intelectuales orgnicos de una contra hegemona socialista, con base en un dilogo constante entre los mismos y las clases subalternas.

Los intelectuales orgnicos del socialismo tienen la inmensa tarea de transformar las concepciones altamente contradictorias, incoherentes e inorgnicas del Sentido Comn y el Folklore (el propio pensamiento y discurso de las clases subalternas) en una nueva visin del mundo para las clases subalternas que reivindique el carcter histrico de las mismas, llevando progresivamente a un nivel de conciencia colectiva que pueda defender y articular sus intereses, en otras palabras, la construccin de la cosmovisin socialista. El padre Alfredo Senz, recin sealado, logr sintetizar la visin gramsciana sobre el rol de los intelectuales orgnicos de la siguiente manera:

El proletariado comienza a ser hegemnico cuando toma conciencia de s mismo, como clase superadora, pero para lograrlo necesita una concepcin del mundo que impregne la sociedad civil y la sociedad poltica. Una voluntad colectiva de este tipo deber ser preparada por una reforma intelectual y moral, y esto es tarea propia del intelectual, que haga llegar la ideologa marxista hasta las ltimas estribaciones del sentido comn. Como el actual sentido comn est impregnado en los valores tradicionales y es tan refractario a la concepcin marxista, se percibe la necesidad de que la cosmovisin materialista de la vida vaya llegando poco a poco hasta las ltimas rendijas del sentir popular.

El Prncipe Moderno

Para Gramsci, el Prncipe que menciona el filsofo italiano Nicols Maquiavelo en su obra El Prncipees, en la edad moderna, el propio partido poltico. Gramsci seala que el prncipe a quien Maquiavelo le escribe sus consejos es un prncipe inexistente, no se trata de una realidad histrica sino una abstraccin doctrinaria, el smbolo del jefe ideal que busca conducir al pueblo para formar a un nuevo Estado, es decir, una voluntad colectiva nacional-popular.

El Moderno Prncipe no puede ser una persona real, un individuo concreto, slo puede ser una organizacin, un elemento de la sociedad en su conjunto, donde ya se ha iniciado la concrecin de una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la accin. Esta organizacin est dada por el desarrollo histrico, y es el partido poltico, la primera clula donde se resumen los grmenes de voluntad colectiva que tienden a llegar a ser universales y totales.

Al construir este nuevo Estado (con la palabra Estado no nos referimos a la concepcin burocrtica-administrativa-coercitiva, sino al Estado Integral gramsciano, la fusin entre la sociedad poltica y la sociedad civil, o en otras palabras, la hegemona de varios grupos sociales bajo el liderazgo de un grupo dominante), el Prncipe Moderno crea los instrumentos culturales e ideolgicos necesarios que permiten a las clases subalternas -ahora revolucionarias durante el propio proceso de construccin de la contrahegemona- en el verdadero articulador del pueblo-nacin al ofrecerle al mismo una nueva concepcin del mundo, es decir, una cosmovisin: En el mundo moderno, un partido es tal -integralmente y no como ocurre, fraccin de un partido ms grande- cuando es concebido, organizado y dirigido de manera que le permita desarrollarse integralmente y transformarse en un Estado (integral y no en un gobierno entendido tcnicamente) y en una concepcin del mundo. El desarrollo del partido en Estado acta sobre el partido y le exige una continua reorganizacin y desarrollo, as como el desarrollo del partido y del Estado en concepcin del mundo; es decir, en transformacin total y molecular (individual) de los modos de pensar y de actuar, incide sobre el Estado y sobre el Partido, impulsndolo a reorganizarse continuamente y plantendole nuevos y originales problemas a resolver.

Ahora bien, es necesario sealar, despus de todas estas concepciones sobre el Estado, el Partido, los intelectuales orgnicos y las nuevas cosmovisiones socialistas, que Gramsci buscaba con todas estas nuevas categoras la superacin de las grandes limitaciones del marxismo dogmtico (en realidad, no existe un marxismo dogmtico, sino una interpretacin dogmtica del marxismo) y el economicismo rgido que siempre insiste en que la superestructura es una mera y simple reflexin de la base, y solo esta ltima es digna de estudiar y transformar, sin necesidad de dar la lucha revolucionaria en el mbito de la superestructura. En relacin con este punto deseamos sealar que no compartimos el criterio del llamado marxismo dogmtico (pues el mismo, a nuestro criterio, no posee relacin alguna con el pensamiento de Marx y Engels) -como por ejemplo el Manual de Bujarin y la Segunda Internacional- que reducen todos los elementos de la superestructura a meras expresiones de la base econmica.

Lo antes sealado no implica el desconocimiento de la importancia de los factores socioeconmicos, si no la insistencia en que ciertos elementos de la poltica, la religin, la cultura y lo jurdico-institucional pueden ser estratgicos e importantes por s mismos, solo proponemos la necesidad de evaluar dichas dimensiones junto a las estructuras socioeconmicas y materiales. Reiteramos el punto anterior: la dimensin socioeconmica es de inmensa importancia, pues quizs es la determinante en muchas instancias, pero no es la nica determinante en todas las instancias. El mismo Friedrich Engels, en una carta dirigida a Joseph Samuel Bloch en Knigsberg, de fecha 22 de septiembre de 1890, escribiendo tanto en su nombre como en el de Marx, niega esta postura reduccionista al afirmar que: Segn la concepcin materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es, en ltima instancia, la produccin y reproduccin en la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca ms que esto; por consiguiente, si alguien lo tergiversa transformndolo en la afirmacin de que el elemento econmico es el nico determinante, convertir aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. La situacin econmica es la base, pero las diversas partes de la superestructura, las formas polticas de lucha de clases y sus consecuencias... las formas jurdicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teoras polticas, jurdicas, filosficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de stas hasta convertirlas en un sistema de dogmas, tambin ejercen su influencia sobre el curso de las luchas histricas y, en muchos casos, preponderan en la determinacin de su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a travs de toda la muchedumbre infinita de casualidades acaba siempre imponindose como necesidad el movimiento econmico.

La Bifurcacin de Estrategias Socialistas

Esta bifurcacin de estrategias para la implementacin de una revolucin socialista en las sociedades capitalistas avanzadas forma parte de los debates sobre la propia naturaleza del capitalismo y el socialismo, un debate que aun continua hasta nuestros das. Ciertas visiones sobre el socialismo consideran que las revoluciones poseen como objetivo principal la transformacin de los aspectos materiales de la base econmica, con el fin de reducir la explotacin econmica de las clases obreras y campesinas. Al capturar el Estado, mediante la fuerza, o posiblemente las elecciones populares, se debe impulsar un proceso de cambio en las estructuras estatales (cambio desde arriba, sin seal alguna de la relacin orgnica que debe existir entre los nuevos dirigentes revolucionarios del Estado y las clases subalternas o el pueblo), con el fin de transformar las relaciones socioeconmicas y la distribucin de la riqueza. En unos casos se limita a mantener las relaciones econmicas y solo se impulsa un plan de redistribucin de la riqueza que tiene como fin la reduccin de los antagonismos de clase, lo que por lo general identificamos como el reformismo poltico, tpico de las posturas de los socialdemcratas (como efectivamente fue el caso del partido Accin Democrtica en la Venezuela puntofijista).

La postura antes sealada fue fuertemente criticada por el brasileo Paulo Freire, en su obra Pedagoga del Oprimido, y desde esa misma crtica surgen los elementos de una postura diferente para alcanzar el socialismo:

Son muchos los que, aferrados a una visin mecanicista, no perciben esta obviedad: la de que la situacin concreta en que se encuentran los hombres condiciona su conciencia del mundo condicionando a la vez sus actitudes y sus enfrentamientos. As, piensan que la transformacin de la realidad puede verificarse en trminos mecanicistas. Esto es, sin la problematizacin de esta falsa conciencia del mundo o sin la profundizacin de una conciencia, por esto mismo menos falsa, de los oprimidos en la accin revolucionaria.

Freire problematiza la concepcin mecanicista del socialismo, precisamente por la ausencia de una estrategia de largo plazo para la transformacin de una falsa conciencia del mundo (aqu se refiere a lo que Gramsci identifica como el Folklore y el Sentido Comn), otorgndole prioridad a las transformaciones materiales en la base econmica sin la transformacin de las cosmovisiones de los oprimidos. La otra visin sobre las revoluciones socialistas, alternativamente, advoca una serie de estrategias, parmetros y objetivos para el proceso de transformacin, que aunque crean inmensas dificultades y se pueden extender en el tiempo, logran garantizar la consolidacin de una genuina revolucin socialista y a la vez impiden el triunfo de la reaccin conservadora o fascista que suele acompaar a todos los procesos revolucionarios.

La visin alternativa que acabamos de sealar sustenta sus argumentos con base en los fracasos ms importantes de los partidos revolucionarios del siglo XX en los pases occidentales, y a la vez seala cmo los xitos revolucionarios solo se materializaron en pases con poco desarrollo capitalista o con una sociedad civil embrionaria (es decir, pases que aun no posean una hegemona gramsciana). Los partidos polticos revolucionarios en muchos pases occidentales carecan de un conocimiento autntico y profundo sobre la psicologa de las masas (no hablaban el lenguaje de las masas con la imaginacin y el atractivo emocional de las mismas, es decir, carecan de justo lo que posea en abundancia el propio comandante Hugo Chvez).

El supuesto marxismo dogmtico tiende a ser demasiado esquemtico y abstracto, asunto que no logra penetrar la conciencia de las clases subalternas, pues le ofrecen explicaciones filosficas, abstractas y hasta economtricas de la realidad social, pero sin formar una conciencia de clase, sin ofrecer un proyecto nacional popular, y ms importante, sin la construccin de una autntica cosmovisin socialista y emancipadora que pueda ser crticamente asumida e internalizada por las propias masas afectadas por la explotacin del capitalismo, luego de mltiples debates en los cuales estas mismas clases forman parte consciente del esfuerzo intelectual.

Mientras que los revolucionarios presentaron a las masas anlisis histricos magnficos y tratados econmicos sobre las contradicciones del imperialismo durante el periodo entre las dos guerras mundiales, el fascismo europeo del siglo XX -encarnado en personajes como Adolfo Hitler, Benito Mussolini y Francisco Franco- activ las races ms profundas del ser emocional. El fascismo apel a lo mstico, lo religioso, y lo nacionalista, pero en sus expresiones ms xenofbicas y racistas. Igualmente avanz un discurso de unidad, de homogeneidad y del rechazo al anarquismo de la democracia representativa parlamentaria, que efectivamente era catica y poco decisiva en el perodo comprendido entre las dos guerras mundiales. Todo lo antes sealado explica parte del xito del fascismo europeo al apelar al pensamiento de las clases subalternas (nunca con el fin de emancipar a las mismas, sino utilizando sus propios pensamientos y anhelos para dominarlas), adquiriendo una mejor movilizacin y apoyo por parte de las masas subalternas que lo que pudieron lograr los socialistas y los comunistas durante esos perodos de la historia de Europa Occidental.

Los fascistas lograron capturar la conciencia -y por ende la movilizacin poltica- de las clases subalternas mediante sus propios Folklores y el Sentidos Comunes, en vez de la abstraccin y complejidad del materialismo histrico, aunque sea una abstraccin liberadora, emancipadora y genuina. Al igual, las fuerzas revolucionarias, si desean el xito en sus proyectos de transformacin de la sociedad, deben comprender que una

Verdadera revolucin, tarde o temprano, debe instaurar el dilogo valeroso con las masas. Su legitimidad radica en el dilogo con ellas, y no en el engao ni en la mentira. La verdadera revolucin no puede temer a las masas, a su expresividad, a su participacin efectiva en el poder. No puede negarlas. No puede dejar de rendirles cuenta. De hablar de sus aciertos, de sus errores, de sus equvocos, de sus dificultades.

Por lo tanto, los socialistas europeos durante esa coyuntura histrica quedaron poltica y socialmente aislados, mientras se aprovechaba el fascismo. Gramsci considera que una poltica econmica global, si desea crear y asegurar el socialismo internacional, tiene que encontrar un punto de contacto con lo trivial, lo banal, lo primitivo, la simple vida cotidiana, con los deseos de las masas ms amplias.... Esas consideraciones son parte integral de las preocupaciones del intelectual orgnico de un partido revolucionario.

Asumiendo en primer lugar que las relaciones de dominacin y subordinacin no son producto solamente de la coercin, y que el consentimiento de las clases subalternas es fundamental para dicha dominacin, es evidente que como prioridad absoluta en cualquier proceso de cambio se debe reemplazar el consentimiento pasivo y acrtico al dominio de las clases dominantes por una conciencia de rechazo a la dominacin que eventualmente pueda transformar las realidades materiales de dicha dominacin. Obviamente, Gramsci, y tantos otros revolucionarios en todos los mbitos del conocimiento, como por ejemplo Robert W. Cox, Paulo Freire, Nstor Garca Canclini, David Harvey, Bob Jessop, NicosPoulantzasy el propio Jos Carlos Maritegui, coinciden con esta segunda visin.

La Formacin

A nuestro criterio, el militante revolucionario debe transformarse en lo que Gramsci identific como un intelectual orgnico de un proceso revolucionario y progresista, y de esta manera formar parte del proceso de construccin de una nueva cosmovisin socialista para la revolucin.

El militante socialista -el nuevo intelectual orgnico- debe iniciar un proceso de formacin tica, filosfica, acadmica y operativa desde sus primeros aos de militancia, y hasta sus ltimos das de vida, pues el proceso de formacin y educacin posee un inicio, pero nunca un fin. Este proceso no es un lujo moderno ni un requisito selectivo de una revolucin socialista en el siglo XXI, pues los desafos que tenemos con una ofensiva permanente por parte de las fuerzas fascistas y reaccionarias dentro de Venezuela, acompaada y financiada por las potencias imperiales forneas, impone este proceso como una necesidad no solamente para la construccin exitosa del socialismo, sino como un elemento de supervivencia para el propio proyecto revolucionario y el partido. Las guerras de la actualidad ya no se dan solo con portaviones y armas de destruccin masiva, sino ofensivas econmicas, psicolgicas y mediticas, en el plano de las ideas y los discursos. Con cules herramientas se enfrentara el militante socialista a estos ataques prolongados y sistemticos de la derecha, si no son las propias artilleras del pensamiento?

Propsitos de la Formacin

Antes de definir los varios mbitos de formacin de un intelectual orgnico es importante precisar los propsitos principales de una formacin intelectual y moral para el militante socialista. En otras palabras, por qu se hace necesaria la formacin intelectual, moral, tica y operativa de un militante socialista, particularmente para los militantes de la juventud revolucionaria?

El discernimiento implica el empleo de un juicio por medio del cual percibimos y hacemos distinciones entre los varios aspectos de la realidad social. La capacidad para discernir implica que la persona posea un "criterio" propio, es decir, que posea una norma, un sistema de valores o ciertos principios fundamentales que colectivamente se constituyen como una autoridad moral y tica o un marco de referencias para la praxis y la accin en el mbito familiar, personal, laboral, poltico y social. Estas normas o valores pueden surgir de las tradiciones culturales y nacionales, la conciencia propia de la persona, las filosofas clsicas y modernas o las creencias religiosas. El desarrollo de criterios propios permite al individuo juzgar por s mismo en vez de los medios o los criterios de otros, y de esta manera mejorar sus funciones de liderazgo, optimizar la calidad de decisiones que asume e incrementar la eficiencia y la eficacia en sus gestiones personales, profesionales, polticas y sociales.

Toda la vida de un militante revolucionario, y especficamente por ser un intelectual orgnico, exhibe una larga cadena sin fin de decisiones y disposiciones, en las cuales el mismo o la misma deben aplicar sus propios criterios con el fin de evadir acciones o posturas que perjudiquen el proceso revolucionario y le otorguen ventajas cualitativas al enemigo fascista. Un militante debe aplicar sus propios criterios al tomar una decisin en el mbito de la Administracin Pblica, en la organizacin y construccin del Poder Popular, y en la gestin de las actividades polticas, sociales y culturales del partido.

Estas capacidades de discernimiento y criterio propios son cualidades que aplican tanto a la juventud revolucionaria como a la juventud reformista, reaccionaria y fascista, pues son verdaderamente universales. La juventud reaccionaria igualmente puede causar inmensos daos de todo tipo a sus partidos y sus movimientos polticos si carece de criterios propios y posee psimo juicio, que se demuestra en sus acciones y sus posturas. Veamos, por ejemplo, el inmenso dao poltico y electoral que la juventud reaccionaria que hace vida poltica en Venezuela actualmente (y durante la mayora del periodo bolivariano y revolucionario) le causa a sus propias aspiraciones polticas y golpistas, al emplear la violencia, la destruccin de la propiedad pblica y privada, el bloqueo de la libre circulacin de los ciudadanos por las pocas reas urbanas en las cuales ellos protestan, y hasta la violencia contra la misma ciudadana y el asesinato, tanto de sus propios partidarios como de los militantes y simpatizantes de la Revolucin. Sus acciones demuestran, sin duda alguna, una carencia total de discernimiento entre acciones productivas y destructivas para sus causas polticas, sean las mismas democrticas, como ellos alegan, o fascistas y golpistas, como efectivamente son y siguen siendo. La capacidad para hacer juicios correctos, para emplear la lgica, la razn y el conocimiento cientfico con el objetivo de alcanzar metas estratgicas y productivas es una necesidad para todos, y no solamente para los revolucionarios.

Ahora bien, si la capacidad de discernimiento y la posesin de criterios propios son necesidades universales, cules son las diferencias entre la juventud reaccionaria y fascista por un lado y la juventud revolucionaria por el otro en relacin con las mismas? El pensamiento crtico, obviamente. El militante reaccionario carece de razonamientos crticos, por lo general, y cuando se esfuerza para ser crtico solo lo hace de manera destructiva y poco cientfica, con el objetivo de derrumbar un proceso de cambio estructural en la sociedad y mantener el statu quo, pero nunca para transformar o mejorar la sociedad. Mientras las fuerzas reaccionarias pretenden emplear sus propios criterios para asumir el poder, derrocar revoluciones de ndole progresista y mantener las condiciones ms ptimas posibles para el funcionamiento del capitalismo y la cooperacin con el imperialismo global, las fuerzas progresistas emplean sus criterios para transformar la sociedad, para acabar con la explotacin, la miseria y la exclusin poltica y socioeconmica, hacia la instauracin de un orden socialista y revolucionario.

A qu nos referimos cuando insistimos que los militantes de una revolucin progresista deberan poseer razonamiento crtico? Obviamente, esto requiere de una evaluacin ms precisa, ya que el tema forma parte de las categoras principales de una revolucin socialista. La palabra crtica se ha confundido en varias ocasiones y por lo general por personas que buscan mantener el statu quo con lo destructivo, lo nihilista y lo imprctico o lo utpico, es decir, que se le rechaza solo por rechazarla, pero no ofreciendo alternativas viables y realizables. En realidad, el analista crtico es sospechoso, pero no escptico, rechaza asumir la realidad social existente como natural o aceptable, busca transformar, pero no destruir o desarticular la misma.

El individuo crtico trata de nadar contra la corriente -en un sentido metafrico- y cuestionar la sabidura existente sobre un tema poltico, social, econmico o histrico que busca evaluar. El anlisis crtico constituye simblicamente- una excavacin a profundidad en los alrededores de los hechos y los procesos sociales e histricos (sus contextos), con la finalidad de descubrir lo que los discursos polticos conservadores y las ciencias sociales tradicionales ignoran o suprimen intencionalmente en sus versiones de los mismos. Lo crtico implica siempre desgarrar el velo de las apariencias, luego de examinar el comportamiento de un proceso socioeconmico o sociopoltico en su devenir histrico.

En este sentido, compartimos el punto de vista del filsofo francs Paul Ricoeur, en su clebre obra Freud y la Filosofa, cuando identifica a Friedrich Nietzsche, Karl Marx y Sigmund Freud como los maestros de la sospecha. Estos maestros de la sospecha poseen en comn la calidad de ser crticos, lo cual implica que los mismos -desde sus propias reas del conocimiento y sus mtodos- rechazaron aceptar las estructuras de la sociedad como elementos naturales, ahistricos pero ms importante para los conservadores, irremplazables. A raz de estos rechazos, los maestros de la sospecha desmitificaron, desenmascararon y expusieron las falsas conciencias y concepciones sobre la sociedad, mediante la aplicacin sistemtica de la crtica de la sospecha, como lo denomina Ricoeur, o el anlisis sociohistrico crtico, mtodo que igualmente se les puede atribuir a estos tres pensadores, entre tantos otros, como Gramsci, por ejemplo. Pero se debe sealar que sus posturas crticas nunca fueron nihilistas, como lo afirma Ricoeur:

Todos estos tres despejan el camino para una palabra ms autntica, o un nuevo reino de la Verdad, no por medio de una crtica "destructiva", sino por la invencin de un arte de interpretar cada uno de estos maestros han, a sus propias maneras, desenmascarado una falsa conciencia o una falsa comprensin de la sociedad, mediante la aplicacin sistemtica de una crtica de la sospecha, con el resultado de que la verdadera comprensin, la que ms fielmente se correlaciona con la situacin real, se revele.

Todo esto implica que el analista crtico no debe ser escptico, sino sospechoso, y sus sospechas, por lo general, se deben orientar hacia la suposicin inherente de lo natural e inalterable de la realidad social que se asume como punto de partida en el anlisis de las ciencias sociales tradicionales. En otro sentido, cuando hablamos del estudio crtico en cualquiera de las ciencias sociales, mtodos que fcilmente pueden ser aplicados a cualquier situacin en el mbito de la accin poltica o social, compartimos el mismo criterio del historiador mexicano y espaol Edmundo O Gorman, expuesto en su obra titulada Crisis y Porvenir en la Ciencia Histrica de 1947:

No parecen comprender que en lugar de adicionar o rectificar la vieja nocin, hay que empezar por desfundarla, exhibiendo sus bases y presupuestos, y por consiguiente que la tarea verdadera consiste ante todo en examinar los orgenes, los prejuicios y los procesos de las verdades recibidas.

O Gorman se refiere -en la cita anterior- a un estudio profundo y detallado de las nociones preconcebidas en las ciencias sociales, y la relacin de estas con el poder y la ideologa. Las posturas crticas de las sociedades capitalistas y las historiografas, sociologas, politologas y economas tradicionales y positivistas siempre se encuentran pendientes de rastrear el poder a donde sea y como sea que se manifieste, asociar el ejercicio del mismo a los intereses socioeconmicos de sus autores intelectuales y materiales, como tambin la desmitificacin de los argumentos y justificaciones -es decir, las ideologas- que enmascaran intereses socioeconmicos, polticos y militares con fachadas institucionales, jurdicas y nociones sobre la defensa de la democracia y los derechos humanos, entre otros. El propio Gramsci nos habla sobre la postura crtica de cualquier filsofo y sus ventajas cualitativas en las siguientes palabras:

El filsofo profesional o tcnico no slo "piensa" con mayor lgica, con mayor coherencia, con mayor espritu sistemtico que los dems hombres, sino que adems conoce toda la historia del pensamiento; es decir, sabe determinar el sentido del desarrollo que el pensamiento ha tenido hasta l y se halla en condiciones de retomar los problemas desde el punto en que se hallan, luego de haber sufrido el mximo de tentativas de solucin, etc. Tiene en los diversos campos del pensamiento la misma funcin que en los diversos campos cientficos tienen los especialistas.

Las posturas del analista crtico se relacionan orgnicamente con el propio mtodo de anlisis que emplea para comprender la realidad. Como el analista crtico debe tener fuertes dudas del aspecto natural del orden social existente y la transformacin, el anlisis crtico debe igualmente rechazar las suposiciones fundamentales de cualquier anlisis tradicional y a la vez buscar la transformacin estructural de la realidad, o en otras palabras, debe erradicar la enfermedad en vez de prescribir analgsicos para la misma.

Categoras de Formacin

Hemos presentado, en los prrafos anteriores un resumen conciso de los propsitos fundamentales del proceso de formacin para todos los militantes de un partido revolucionario, pero especficamente para la Juventud Revolucionaria. Hemos sealado que la formacin debe dotar a los militantes de la capacidad para discernir y desarrollar criterios propios que ayuden a juzgar y determinar de manera adecuada y productiva en el amplio y complejo campo de la realidad social, el mismo sitio en el cual se ejerce todo tipo de actividades polticas, sociales, electorales y culturales de un partido revolucionario. Hemos sealado, adicionalmente, que los criterios del militante revolucionario deben construirse con base en el razonamiento crtico que busca transformar la sociedad en vez de proteger o mejorar el funcionamiento del statu quo.

Ahora, es necesario evaluar el propio proceso de formacin: A qu nos referimos cuando empleamos la categora formacin? Tradicionalmente, todos relacionamos el proceso de formacin en un partido poltico con el desarrollo de un programa ideolgico y la difusin del mismo entre los militantes y los simpatizantes. La formacin poltica e ideolgica en un partido por lo general se refiere a la insercin acrtica, dogmtica y programtica de un material preparado por una supuesta lite intelectual del partido, que en sus deliberacin quizs se encuentra en la profundidad de un periodo histrico anterior (es decir, intelectualmente momificado), completamente separado y descontextualizado de las realidades actuales del partido, la sociedad y el sistema internacional en el cual viven sus militantes, obligados en cambio a tragar y absorber acrticamente un conocimiento arcaico, desactualizado y descontextualizado, que por lo general no contribuye a las necesidades materiales y directas del pueblo en su vida cotidiana.

Este tipo de formacin fue calificado por Paulo Freire (Pedagoga del Oprimido) como la concepcin bancaria" de la educacin, en la cual los estudiantes (o los militantes en el caso de la Juventud de un partido revolucionario) son meros recipientes en los cuales se deposita el conocimiento, mientras que el maestro es un depositario y los conocimientos son los depsitos que realiza cada vez que se realiza el proceso de formacin. La concepcin bancaria de la educacin pretende transformar la mente de los individuos para que se adapten a los discursos hegemnicos de las clases dominantes en la sociedad y as poder dominarlos con mayor efectividad. Este sistema de educacin bancaria requiere necesariamente de una concepcin acrtica del mundo, justo la anttesis de cualquier praxis revolucionaria.

Lamentablemente, estas ltimas descripciones no se limitan solamente a los partidos conservadores, sino que, por igual, ciertos partidos supuestamente progresistas mantienen esta triste prctica. Las palabras del gran maestro venezolano y latinoamericano, Simn Rodrguez, nos exponen, con bastante exactitud, las deficiencias de este tipo de formacin. Aunque el maestro habla en esta prxima cita sobre el deber ser de la educacin, es la crtica a la educacin tradicional durante el periodo colonial de la Capitana General de Venezuela y los primeros aos de la Repblica de Colombia que nos interesa para los propsitos del documento actual y, tristemente, es una crtica que aun sigue siendo relevante en la actualidad:

El Director de semejante obra, debe tener ms aptitudes que el Presidente de la Repblica... cuntense

1 Moralidad (no escrpulos monsticos ni gazmoera).

2 Espritu social (por razn, no por imitacin ni por conveniencia).

3 Conocimiento prctico y CONSUMADO de artes, de oficios y de ciencias exactas (Economista, no mero especulador).

4 Conocimiento prctico del Pueblo, y para esto haber viajado por largo tiempo, en pases donde hay que aprender, y con la intencin de aprender. El Pueblo no se conoce andando por las calles, ni frecuentando algunas casas pobres, para darles una parte de lo que necesitan, o para pedirles todo lo que pueden dar.

5 Modales decentes (sin afectacin).

6 Genio Popular, para saberse abajar a tratar, de igual a igual, con el ignorante, sobre todo con los nios.

7 Juicio, para hacer sentir su superioridad sin humillar.

8 Comunicativo, para ensear todo lo que sabe, y en esta cualidad poner su amor propio; no en alucinar con sentencias propias o ajenas, y hacerse respetar por una ventaja que todos pueden tener, si emplean su tiempo en estudiar. El que piense en esto reconocer que lo que sabe lo debe al pobre que lo mantuvo, por una porcin de aos, de estudiante y que no hizo aquel sacrificio, sino con la esperanza de tener quien lo ensease. Los que han aprendido a expensas de otro, son libros que han costado mucho dinero; ms le habra valido al pobre campesino comprarse una biblioteca. Los Doctores Americanos no advierten que deben su ciencia a los indios y a los negros: porque si los Seores Doctores hubieran tenido que arar, sembrar, recoger, cargar y confeccionar lo que han comido, vestido y jugado durante su vida intil... no sabran tanto: ... estaran en los campos y seran tan brutos como sus esclavos. Ejemplo los que se han quedado trabajando con ellos en las minas, en los sembrados detrs de los bueyes, en los caminos detrs de las mulas, en las canteras, y en muchas pobres tiendecillas haciendo manteles, casacas, borlas, zapatos y casullas.

9 De un humor igual, para ser siempre el mismo con las gentes que tenga bajo sus rdenes.

10 Sano, robusto y activo, para transportarse a todos los puntos donde se trabaje.

El maestro coloca en primer lugar la moral como principio rector de la educacin y la formacin, asunto que creo que nadie puede objetar. En segundo lugar, seala el espritu social, sin imitar y sin importar ideas europeas, otro asunto de inmensa importancia para la formacin de los jvenes. Pero las palabras claves en el proceso de formacin las podemos encontrar en las siguientes tres directrices: Conocimiento prctico del Pueblo, Genio Popular y Juicio, todas relacionadas con el desarrollo de criterios, la capacidad de discernir y la necesidad de obtener conocimientos prcticos para la vida social, es decir, educacin para el Pueblo, tomando en consideracin las necesidades materiales del mismo, y no lo que asumimos que debera saber. El punto nmero VII en particular alude al tema de criterios y discernimiento, ambos importantes tanto para quien ensea como para quien recibe la enseanza, aunque, en realidad, el aprendizaje es una relacin netamente dialctica, como lo demuestra el propio maestro Simn Rodrguez, pues el Pueblo le ensea al tutor o al maestro tanto como el maestro imparte sus limitados conocimientos al Pueblo. Estos conceptos coinciden con la visin pedaggica de Paulo Freire cuando afirma que:No existe otro camino sino el de la prctica de una pedagoga liberadora, en que el liderazgo revolucionario, en vez de sobreponerse a los oprimidos y continuar mantenindolos en el estado de cosas, establece con ellos una relacin permanentemente dialgica Educadores y educandos, liderazgo y masas, co-intencionados hacia la realidad, se encuentran en una tarea en que ambos son sujetos en el acto, no slo de descubrirla y as conocerla crticamente, sino tambin en el acto de recrear este conocimiento. AI alcanzar este conocimiento de la realidad, a travs de la accin y reflexin en comn, se descubren siendo sus verdaderos creadores y re-creadores. De este modo, la presencia de los oprimidos en la bsqueda de su liberacin, ms que seudo participacin, es lo que debe realmente ser: compromiso.

El conocimiento que se debe impartir a los militantes de un partido revolucionario debe poseer las siguientes caractersticas generales, a saber:

Debe ser inter y transdisciplinario, multidimensional, altamente crtico de la sociedad capitalista y el sistema internacional existente, pero sobre todo prctico, til y arraigado en las realidades sociohistricas y materiales de la realidad cotidiana de los militantes y el pueblo en general. El proceso de formacin de las y los militantes, a la vez de las caractersticas recin sealadas, debe igualmente ser consistente, coherente, y sobre todo continuo: la formacin tica, filosfica, acadmica y operativa de las y los revolucionarios, como ya sealamos anteriormente, no es un breve proceso de pocos meses, o hasta pocos aos. Sin una persistente continuidad temporal, la formacin nunca lograr sus objetivos estratgicos, sea cual sea la calidad y creatividad de la misma.

Debe ser distribuido entre las distintas reas del conocimiento, con prioridad en cuatro aspectos fundamentales:

I. La Formacin tica: Nos referimos, naturalmente, a una tica especficamente bolivariana y socialista. La tica de solidaridad socialista supera los postulados tradicionales de la tica burguesa planteadas por filsofos conservadores como Thomas Hobbes y John Locke, entre otros. Es una tica de cooperacin, para el bien general y no solamente para los individuos en una sociedad, buscando poner un fin al egosmo, a la avaricia, la actitud guerrerista, y la lujuria por el poder, cultivando en cambio la paz y la colaboracin entre los pueblos por un lado y la convivencia entre el ser humano y la naturaleza por el otro. La tica de la solidaridad no solo se debe manifestar en las relaciones personales, sino en las relaciones laborales y profesionales, y entre los distintos pueblos del mun