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Domingo 1° de mayo
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Bendito Señor, Dios mío, heme aquí presente ante Ti. Deseo encontrarme contigo en este instante.
Aumenta mi fe, incrementa mi esperanza y engrandece mi amor con tu gracia, pues quiero que mi
corazón se convierta totalmente a Ti. El mundo necesita tu amor, tu luz, y yo quiero ser verdadero
instrumento en tus manos, mensajero de tu voz. Renueva mi alma para escuchar tu voluntad con
sencillez.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la
palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre
les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se
acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me
vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que
cuando suceda, crean”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El camino de la verdadera paz.
El que te ama cumplirá tu Palabra, Señor. ¡Cuánto quisiera que los hombres comprendieran tu
voluntad, no como leyes solamente, sino, especialmente, como consecuencia del amor! No quien
defiende las reglas cumple tu Palabra, Dios mío, sino sólo aquél que te ama de verdad. Quien en verdad
te ama, Señor, no permanece solamente en la frontera de la norma, sino que entra en la magnanimidad
que brota del amor veraz.
En esto consiste el verdadero amor: en el acoger y vivir tu Palabra más allá de todo límite, más
allá de todo miedo, más allá de toda renuncia, incluso más allá de la muerte, pero sí a través de ella: a
través de la muerte de cruz con Cristo, único puente verdadero hacia la eternidad.
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Inflama mi corazón con tu Espíritu Santo, Dios mío, para permanecer firme en tus manos, pues en Ti
mi esperanza no vacila, ni aun cuando se halla en caminos inciertos. Con tu vida, muerte y resurrección
me enseñaste en qué consiste el amor, en qué consiste cumplir tu palabra. Yo confío firmemente que tu
Espíritu Santo me guiará en cada paso. Te ofreceré mi libertad para buscar en cada instante el conocer
tu voluntad –a veces consistirá quizá en un acto concreto, otras veces simplemente en poner un nuevo
amor en el acto ya presente. Dame un corazón apasionado como el tuyo, que se sepa consumir en cada
instante por testimoniarte.
He aquí el camino de la verdadera paz: no el de cumplir siempre la propia voluntad, como el
mundo falsamente lo propone, sino el de cumplir siempre la voluntad de Dios: a la cual, en realidad y
por lo más profundo, todo corazón se inclina y en la cual se encuentra la única felicidad. El que te ama,
cumplirá tu palabra, y en tu palabra hallará el gozo que no perece.
«Siempre existe la tentación de la desobediencia, que se manifiesta en el deseo de organizar nuestra vida al
margen de la voluntad de Dios. Esta es la enemistad que insidia continuamente la vida de los hombres para
oponerlos al diseño de Dios.» (Homilía de S.S. Francisco, 8 de diciembre de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En este inicio de mes, quiero examinar en torno a qué giran mis actividades, mis intereses. Me quiero
comprometer a vivir únicamente en torno a Ti, Jesús. Te prometo reorientar cuanta actividad deba
reorientar y detener aquellas que no te tengan a Ti como fin; y, finalmente, me propongo renovar en el
amor aquellas actividades que alguna vez se hallaron dirigidas a Ti, pero quizá se desviaron. En tus
manos pongo este propósito, Madre mía.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Lunes 2 de mayo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, aquí estoy. En medio de mis ajetreos, de mis idas y venidas, de mis cansancios, de mis
quehaceres cotidianos quiero estar contigo. Quiero descansar sobre tu pecho como lo hubiese hecho en
otro tiempo tu gran amigo Juan. Quiero hacer un poco de silencio y escuchar tu voz. Quiero escuchar
esas palabras que dan sentido a mi día. Señor, ¿qué quieres hoy de mí? Yo quiero lo que Tú quieras. A
veces no es fácil aceptar tu voluntad. A veces mi corazón sangra, pero en el fondo Tú quieres que sea
feliz y eso me da confianza. Eso hace que me tire en tus brazos, hoy, como lo hace el niño con su
padre.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 15, 26-16, 4
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito, que yo les enviaré a ustedes
de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes
también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.
Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y
hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no
nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de
su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Enviados a llevar la alegría y el amor.
Hoy escucho, y siento en mi corazón, que me llamas a ser tu testigo. A llevar tu amor entre las personas
con las que me voy encontrando a lo largo del día. A llevar tu amor al compañero de trabajo, a la
señora que limpia las escaleras, al portero del departamento, a la persona que está sirviendo en la
cafetería, al familiar que está pasando por una dura enfermedad o a aquél que está pasando un periodo
con problemas económicos, a la señora que está fuera del supermercado pidiendo limosna y cuyos hijos
corren, sucios, de un lado a otro. A todos ellos me mandas, Señor.
Me has dado la vida para ser un regalo para los demás; para llevar la alegría y el amor a donde
no lo hay, ahí donde la enfermedad ha entristecido los rostros y donde el dinero ha endurecido los
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corazones. Tómame, Señor, y llévame a donde te haga falta. Te entrego mi persona para que hagas el
bien que el mundo necesita.
Pero Tú sabes bien, Jesús, que no siempre es fácil. Esto no es tan fácil como parece. Tú sufriste,
fuiste perseguido y calumniado. Hubo momentos en los que te enfadaste… Así me da alegría saber que
me comprendes pues Tú también lo viviste. Me animas, no sólo con palabras bonitas, sino que el verte
cargando la cruz me anima a no soltarla; a esbozar una sonrisa cuando sólo salen malos pensamientos o
cuando la tristeza nubla mi corazón. Y aquí podría contarte todas las veces que he sido un verdadero
desastre, un hijo pródigo… pero no hace falta. Tú ya lo sabes. Me conoces perfectamente. Ahora sólo
quiero acostarme en tu pecho y descansar. Sin palabras. En silencio.
Quiero ser ese niño pequeño que se metía en los brazos de su padre José, descansaba y recibía la
fuerza para seguir creciendo. Quiero descansar pues remar contra corriente no es tan fácil. El decir las
cosas como son, sin miedo a ser criticado, a veces desaparece a la hora de la hora. Jesús mío, me pongo
en tus manos pues sin tu ayuda me rompería.
«Pidan al Señor la gracia de recibir el Espíritu Santo que nos hará recordar las cosas de Jesús, que nos guiará a
toda la verdad y nos preparará cada día para dar testimonio, para dar este pequeño martirio de cada día o un gran
martirio, según la voluntad del Señor.» (Homilía de S.S. Francisco, 11 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
PropósitoProponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si
crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hoy te ofrezco, Señor, mi trabajo ordinario. Quiero vivir al cien las cosas de cada día. Si pasa algo que
me molesta no me quejaré delante de todos. No criticaré a nadie. Si me cuesta tratar con alguien, tendré
algún detalle con él. Le compraré el café, un chocolate, le daré algún tiempo para escucharlo y aprender
de él. Valoraré en cada persona el gran don que has puesto en sus manos.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Martes 3 de mayo
La Santa Cruz
H. Javier Castellanos LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor, te adoro con todo mi corazón, y me pongo delante de Ti con todo lo que soy y tengo. Abre mi
alma para recibir tus palabras y tu amor. Señor Jesús, hazme dócil al Espíritu Santo para que, este día,
todos mis actos estén dirigidos a glorificar al Padre y extender tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó
del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él
no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino
para que el mundo se salvara por él”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Apertura confiada al Espíritu Santo.
Dios es amor. Por eso cada una de las personas divinas nos pone en relación una con la otra. El Hijo
vino a revelarnos al Padre; el Espíritu Santo nos guía hacia la Verdad, que es Cristo, y el Padre nos
envía al Espíritu para gloria de su Hijo.
¡Cuánto deseo conocerte mejor, Señor Jesús! ¡Cuánto quisiera ser una imagen tuya en el
mundo! Te doy gracias porque nos has enviado tu Espíritu. Sus palabras nos hablan de Ti y su acción
es como fuego que nos moldea según tu Corazón. Depende de mí ser dócil a sus inspiraciones para
descubrir lo que nos quiere comunicar y compartir.
El Espíritu Santo también nos habla de tu Padre, Jesús. Él nos inspira en lo íntimo de nuestra
alma cuál es su voluntad, cómo dirigirnos a Él en la oración. Él, como dulce huésped del alma, nos
convierte en hijos en unión contigo.
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Concédeme, Señor, una apertura confiada al Espíritu Santo. Ayúdame a acogerlo como el
Consolador, y cultivar una relación de íntima amistad con Él. “Ven, Espíritu Santo…”
«La oración, expresión de apertura y de confianza en el Señor: es el encuentro personal con Él, que acorta las
distancias creadas por el pecado. Rezar significa decir: “no soy autosuficiente, te necesito, Tú eres mi vida y mi
salvación”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré algún momento para leer un pasaje del Evangelio con actitud de escucha.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Miércoles 4 de mayo
Santos Felipe y Santiago Apóstoles
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, hoy quiero estar contigo, a tu lado. Mi ser tiene necesidad de estar en tu presencia y escuchar tu
voz. Te pido me muestres tu rostro porque sólo en tu mirada puedo hallar lo que necesito, sólo en tu
mirada puede descubrir cuánto valgo verdaderamente. Déjame ver a tu Padre, a mi Padre. Vengo a esta
oración como un hijo, una hija necesitada de afecto, de cariño, de consuelo. Tú, Señor, nos dijiste que
todo lo que pidiéramos en tu Nombre nos lo concederías. Ayúdame, Señor, y permíteme conocerte,
amarte y transmitirte más y más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la ver dad y la vida. Nadie va al Padre si no
es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo
han visto”.
Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto
tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve mí, ve al Padre. ¿Entonces
por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien
hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por
las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque
yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Creer que Cristo es el camino, la verdad y la vida.
Hoy, Señor, me dices que eres el camino, la verdad y la vida. ¿Pero qué es lo que me quieres decir con
estas tres descripciones? Poderte descubrir en estas realidades puede permitirme conocerte mejor. Tú
nos has querido hablar por medio de imágenes humanas que nos ayuden a comprender mejor tu persona
y tu actuar.
Tú eres el Camino. Muchas veces en mi vida tengo que tomar decisiones y en ocasiones me
siento desorientado y algo confundido ante las posibilidades que se me presentan. Quisiera, Señor,
poder saber con certeza total la opción que debo elegir. Ante la posibilidad de muchos caminos me
siento inquieto y desorientado. Sin embargo Tú me dices: Yo soy el Camino. Ante la duda, el
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desconcierto, la inquietud me invitas a confiar, a elegirte a Ti que eres el verdadero y seguro camino.
Me invitas a acudir a Ti para saber qué vía tomar. Ayúdame a tenerte presente en todas mis decisiones
y a elegir de acuerdo a tus palabras y a tu ejemplo.
Tú, Jesús, eres la Verdad. Tal vez con esto me quieres recordar que eres la persona que nunca
me falla. En Ti no puede existir la mentira, el engaño o la traición. Eres la verdad que siempre
permanece, que no cambia. Eres la verdad que puede llenar mi ser en plenitud. Mira, Dios mío, mi sed
de verdad. No me has hecho para vivir en la mentira. La mentira no viene de Ti. Ayúdame, Señor, a
vivir en la verdad, es decir, a vivir en Ti. Siempre que busco, trabajo o defiendo la verdad, es a Ti a
quien busco, por quien trabajo y a quien defiendo.
Tú también eres la Vida. No puedes por lo tanto estar muerto. Moriste por mí, es verdad, pero
no terminó todo ahí, sino que cumpliste tu palabra. ¡Resucitaste! Todo esto lo has hecho por mí y con
ello me dices que no eres una persona muerta, indiferente a mi existencia. Te importo demasiado, valgo
mucho para Ti. Si eres la vida, quiere decir que estás presente en mí. Dentro de mi corazón puedo
descubrir tu presencia que me vivifica, que me mueve, que me motiva, que me impulsa. Tú, Señor, eres
la vida, eres mi vida.
«Miremos a Jesús que nos lava los pies, Él es el «camino, la verdad y la vida», que viene a sacarnos de la
mentira de creer que nadie puede cambiar, la mentira de creer que nadie puede cambiar. Jesús que nos ayuda a
caminar por senderos de vida y de plenitud. Que la fuerza de su amor y de su Resurrección sea siempre camino
de vida nueva.»
(Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy te ofreceré como propósito decir en todo momento la verdad, sabiendo que allí te puedo encontrar
y transmitir a los demás.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Jueves 5 de mayo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, amigo mío, aquí estoy. A veces no te siento, a veces me parece que te has marchado. Pero
me doy cuenta que cuanto menos te siento más cercano estás. Cuando siento que desfallezco Tú me
llevas en tus brazos, me cuidas con tu mirada, me abrazas fuertemente y me amas.
Cuando el pecado oscurece mi alma y creo que no soy digno de tu amor, me doy cuenta que me
sigues amando. Me doy cuenta que miras con esperanza el camino por el que me fui, esperando mi
regreso. Y apenas me vislumbras a lo lejos sales corriendo a mi encuentro. Calzas mis pies llagados,
cubres mi cuerpo desnudo, peinas mi cabeza y lavas mi cara.
Hoy quiero volver a la casa del Padre, quiero reconocer mi pecado y quiero dejarme amar.
Quiero dejarme abrazar, quiero volver a ser hijo. Quiero amar dejándome amar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro
poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir
con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y
con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo
que quiere decir”.
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he
dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro
que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su
tristeza se transformará en alegría”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La vida es triste si olvidamos a Cristo.
Tus palabras, Señor, me parecen difíciles. ¿Qué me quieres decir? Me pasa lo mismo que a tus
discípulos. No entiendo nada. Puedo decir con ellos “no sabemos lo que quiere decir’’. Sí Jesús, no sé.
Y esto me hace pensar en mi pobreza. Yo que delante de los hombres soy un hombre culto, me quedo
con los ojos cuadrados ante las breves palabras de un sencillo carpintero de Nazaret. ¡Qué paradoja!
Los hombres sabios no comprenden las palabras más sencillas. Los hombres sabios van buscando la
verdad a lo largo y ancho del mundo. Sin embargo no van a la Verdad, que eres Tú. Nos parece tan
ridículo que en ese pedazo de pan haya una profundidad más grande que la que se puede encontrar en
todo el universo. Nos burlamos de la gente sencilla que recorre kilómetros para escuchar una misa. No
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queremos dedicar media hora para escucharte. Y, por el contrario, gastamos nuestra vida en investigar
el átomo. Gastamos nuestra existencia en ganar unas pocas monedas y nos olvidamos de lo que
realmente importa.
Señor, qué triste es la vida si uno se olvida de Ti. Puedo tener lo que quiera. Voy de aquí para
allá. Viajo por todo el mundo. Hago numerosas investigaciones y doy innumerables conferencias. La
gente me aprecia mucho. Soy famoso. Pero si me faltas Tú, me volvería loco. Si te marchas mi corazón
quedará triste. Es verdad que muchas veces me alejo de Ti. Pero Tú estás conmigo y eso es lo que me
da la fuerza. Tu presencia me anima. Es verdad que a veces soy un soberbio de mucho cuidado, creo
que entiendo todo… Tú conoces mi pobreza, mi debilidad. No me rechaces. Si Tú estás conmigo mi
corazón salta de alegría.
«Tampoco nosotros encontraremos la vida si permanecemos tristes y sin esperanza y encerrados en nosotros
mismos. Abramos en cambio al Señor nuestros sepulcros sellados ―cada de nosotros los conoce―, para que
Jesús entre y lo llene de vida; llevémosle las piedras del rencor y las losas del pasado, las rocas pesadas de las
debilidades y de las caídas. Él desea venir y tomarnos de la mano, para sacarnos de la angustia. Pero la primera
piedra que debemos remover esta noche es ésta: la falta de esperanza que nos encierra en nosotros mismos. Que
el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera
resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Te ofrezco en este día escuchar a los demás y estar en una actitud de humildad. Quiero aprender de los
demás. No me sentiré superior a nadie; reconoceré mi ignorancia y no presumiré de mis conocimientos
sino que valoraré mucho más los de los demás.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Viernes 6 de mayo
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo Rey Nuestro, ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Señor creo que me escuchas, que me ves, que me hablas. Creo que quieres estar conmigo en este rato
de oración. Creo en Ti, Jesús, pero aumenta mi fe. Quiero creer más y más. Necesito una fe más grande
en Ti que me lleve a descubrirte en todos los momentos de mi obrar cotidiano. ¡Dámela por favor!
Confío en Ti, porque sé que Tú nunca me fallas. Dame una confianza más plena. Que sepa confiar en
Ti en los tiempos fáciles y en los difíciles, en los que me agradan y en los que no me agradan tanto. Te
amo por lo que eres, Jesús, y no sólo por lo que me das. Dame la gracia de amarte cada día más y
mejor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán,
mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha
dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así
también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá
quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Una alegría que nadie me podrá quitar.
Tu Palabra Señor no es nada ajena ni extraña a mi realidad. Por el contrario, es un mensaje que llega a
todos los rincones de mi existencia y los llena de luz. Bien sabes, Jesús, que son muchas las ocasiones
en las que experimento la alegría. Pero son también muchas en las que me invade la tristeza. Hoy en tu
Palabra me hablas sobre este aspecto de mi vida; aspecto que Tú también experimentaste durante tu
paso por este mundo. Quieres que profundice sobre estos dos sentimientos que se me presentan día a
día. Me motivas al decirme que mis tristezas presentes no son eternas y luego me prometes una alegría
que nadie me podrá quitar.
La tristeza es un sentimiento que se hace presente en mi vida de muchas maneras y por diversos
motivos. Es tan humano sentirse triste que Tú mismo lo experimentaste en la última cena, en la
despedida con tus apóstoles, en el huerto de Getsemaní, en tu pasión y en otras ocasiones. Desde
entonces la tristeza no es la misma, pues me consuela saber que me comprendes, que Tú, Dios mío, la
padeciste.
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Pero ahora que has resucitado, me hablas de que la tristeza no es la última palabra en mi vida.
Me dices que mis tristezas se convertirán en alegría. Dime, Señor, la fórmula que hace capaz este
cambio. La fórmula eres Tú. La tristeza no es la misma si la vivo junto a Ti, mirándote, escuchándote,
compartiéndotela.
Los discípulos estuvieron tristes mientras estuvieron solos, pensando que todo había terminado
en una cruz el viernes santo. Pero su tristeza se cambió en alegría cuando te volvieron a ver vivo,
cuando te escucharon, te alimentaron y te tocaron. Yo también puedo, con tu gracia, cambiar mi
tristeza en alegría si en ella te descubro, te veo, te toco, te amo. Dame, Jesús, esta gracia. Quédate
siempre a mi lado, en especial en los momentos de tristeza.
Me has hecho, Dios mío, para ser feliz. Eso lo que me recuerdas en este pasaje. La alegría es el
regalo que preparas a los que te aman, a los que te siguen hasta el final, aunque se tenga que pasar por
Getsemaní y el Calvario. Mi mayor alegría es tenerte a mi lado, descubrirte vivo y real, verte, seguirte,
amarte. Esta alegría de saberte cercano nada ni nadie me la podrá quitar. ¡Nada ni nadie! No hay cosa
en el mundo que me pueda quitar la dicha de saberme querida, querido por Ti. ¡Yo quiero que Tú,
Señor, seas mi alegría!
«La alegría que suscita el encuentro con Jesús nos anima a anunciarlo. Por eso, el signo concreto de haberlo
encontrado realmente es la alegría que experimentamos al transmitirlo a los demás. Se puede decir que desde el
día de nuestro Bautismo se nos da un nombre nuevo, además de aquel que dan los padres: el nombre de
“Cristóforo”, que significa, “portador de Cristo”. El cristiano es portador de Cristo. Vivir la misericordia nos
hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer en la misericordia de Dios.» (Homilía de
S.S. Francisco, 30 de enero de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Ofreceré una pequeña oración por los que están sumergidos en tristezas profundas, para que te sepan
descubrir en ellas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Sábado 7 de mayo
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Quiero encontrarme contigo, Dios mío. En medio de mil pensamientos, aspiraciones, miedos, deseos, el
hombre, sin embargo, siempre vive en necesidad de volver su rostro a Ti. Mi corazón vive sediento de
tu amor y, como el mío, así el de todos los hombres y mujeres en el mundo. Quiero tener ahora un
verdadero encuentro contigo, Señor mío. Que se inflame mi corazón al escucharte, de tal manera que
sea luego capaz de desgastarse en anunciarte.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se
lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea
completa.
Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en
parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les
digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y
han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al
Padre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La unión de voluntades por amor.
Para que tu alegría sea plena pide en mi nombre, con la fe puesta en mi amor, con tu corazón puesto en
el mío. Me invitaste, y al ver tu amor me impulsaste a dirigirme siempre a Ti, Dios mío, como hijo,
lleno de confianza en tu amor. Un Dios que vive en el sagrario a la espera de aquellos por quien murió,
como toda madre esperaría el regreso de su hijo a casa. Nadie tiene amor mayor que Aquél que dio la
vida por sus amigos, y Tú me llamas amigo.
Te quedaste con nosotros en la Eucaristía, te quedaste con nosotros en la vida de gracia: la
unión de voluntades por amor. Cuando busco obrar en tu presencia y agradarte, Dios mío, Tú vives en
mí y yo en Ti.
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Tú me acompañas en este hermoso valle de lágrimas, en este campo de batalla, donde las peleas
más desgarrantes se libran en el corazón. Quiero pedirte que aumentes mi amor, Señor, y me hagas
comprender que he de pedir cuanto me haga amarte siempre más, con la apertura tal de un hijo lleno de
confianza en la sabiduría paternal. Hazme, pues, Señor, amarte y dirigirme siempre una y otra vez a Ti,
con la certeza de que colmo de alegría tu deseo por escucharme, simplemente con el hecho de contarte
cuanto tengo.
Llévame a encontrarme contigo en cada instante, para conocerte, para compartirte mi vida para
entregártela, Señor, y así morir de amor por Ti con mi entrega cotidiana en esta tierra de misión, que es
mi entorno, y para consumirme como vela por dar luz con mis esfuerzos, sin reservas, por amarte más,
Señor. Confío en tu gracia siempre –prepararme en cada instante para amarte más, Señor, hasta
resucitar un día en el mismo amor con que hoy me quiero consumir por Ti en mi misión.
«Pidamos al Señor que nuestra oración siempre tenga esa raíz de fe, pidamos la gracia de la fe. La fe es un don y
no se aprende en los libros. Un don del Señor que se debe pedir. Dame la fe. Creo, Señor, ayuda mi poca fe. Por
ello, debemos pedir al Señor la gracia de rezar con fe, de estar seguros que cada cosa que pedimos a Él nos será
dada, con esa seguridad que nos da la fe. Y esta es nuestra victoria: nuestra fe.»
(Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Señor, te prometo buscar un momento concreto para convivir con mi familia, con mis amigos, o con
alguien que sé que puedo ayudar, y rezar juntos una oración.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Domingo 15 de mayo
Pentecostés
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Gracias, Dios mío, por llamarme a estar contigo. Eres Tú, Señor, quien me regala este instante para
estar en tu compañía. El gozo más profundo de toda alma es poder estar unida a la tuya. Si alguna vez
me he alejado, mírame aquí nuevamente ante Ti. Quiero renovar mi amor a Ti, Señor, y colocar en tus
manos mi oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelios según san Juan 14, 15-16. 23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré
al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad.
El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él
nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía,
sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi
Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas, y les recordará todo cuanto yo les he
dicho".
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Haremos en él nuestra morada.
No como el mundo me la ofrece, me ofreces Tú la paz. Tu paz no proviene de un placer pasajero, sino
de un amor duradero. ¿Puede haber fuente mayor de paz, que la de saberse amado por todo un Dios? Si
alguna vez me olvidé de Ti, y desconfié de tu amor para conmigo, quisiera pedirte que coloques mi
alma nuevamente en la certeza de tu amor.
Me mostraste, Señor, tu amor extremo al señalarme tu costado traspasado. Quisiera que mi
corazón ardiera, se doliera y se tornara más sensible al contemplar tu amor consumado en tu muerte de
cruz. ¿Es que acaso me he habituado a la realidad más estremesedora y sublime? En este mundo hubo
una persona que logró traspasar el umbral de la muerte. En este mundo hubo una persona que me amó
en la tortura de la cruz. En este mundo una persona fue flagelada, crucificada, y escarnecida por limpiar
mis pecados. En este mundo Dios mismo, el Creador y la fuente misma de la vida, se hizo carne, se
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hizo hombre. En este mundo Dios vino a morir por mí. Y me mostró su costado tras haber traspasado el
umbral de la muerte para ofrecerme su resurrección por el amor. Y además de todo lo anterior, no me
dejas desamparado y envías al Espíritu Santo, mi defensor, mi ayuda y protector, por eso hoy me
invitas a confiar en Él.
Quisiera detenerme a pensar cómo he correspondido a tu amor; reflexionar si he reconocido,
aceptado y seguido las inspiraciones del Espíritu Santo, que habita en mí, que intercede por mí, que mi
ilumina y que me recuerda tu Palabra.
«El Espíritu Santo derramado en Pentecostés en el corazón de los discípulos es el inicio de una nueva época: la
época del testimonio y de la fraternidad. Es un tiempo que viene de lo alto, de Dios, como las llamas de fuego
que se posaron sobre la cabeza de cada discípulo. Era la llama del amor que quema cualquier aspereza; era el
lenguaje del Evangelio que cruza las fronteras puestas por los hombres y toca los corazones de la multitud, sin
distinción de lengua, raza o nacionalidad. Como ese día de Pentecostés, el Espíritu Santo se derrama
continuamente hoy sobre la Iglesia y sobre cada uno de nosotros para que salgamos de nuestra mediocridad y de
nuestras clausuras y comuniquemos al mundo entero el amor misericordioso del Señor.»
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Ofrecer un pequeño sacrificio a Cristo, en intercesión por los cristianos perseguidos.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Lunes 16 de mayo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, qué alegría estar contigo. He estado esperando con mucha ilusión este momento tan agradable.
Estar contigo es lo mejor que me puede pasar. Sólo en Ti reposa mi alma. En Ti está mi alegría. Me
pueden venir innumerables problemas pero si Tú estás conmigo nadie me podrá quitar la paz. Cuando
el peligro se acerca y me hiere, me recuesto en tu pecho y me siento fortalecido. Cuando las olas parece
que me quieren hundir acudo a Ti y me traes la paz.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente
los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y
corrió a saludarlo.
Él les preguntó: “¿De qué están discutiendo?” De entre la gente, uno le contestó: “Maestro, te he traído a
mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho
echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no
han podido”.
Jesús les contestó: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré
que soportarlos? Tráiganme al muchacho”. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer
al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre:
“Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” Contestó el padre: “Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al
fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos”.
Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe”. Entonces el
padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”. Jesús, al ver que la
gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal
de él y no vuelvas a entrar en él”. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó
como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el
muchacho se puso de pie.
Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no
pudimos expulsarlo?” Él les respondió: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno”.
Palabra del Señor.
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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Todo es posible para el que tiene fe.
Y sigues con esta generación incrédula. Te has quedado conmigo, a mi lado y sin embargo sigo siendo
incrédulo. Te tengo en la Eucarística y voy poco a visitarte. Tengo cosas que hacer y no te doy mi
tiempo. Y cuando estoy delante de Ti, ya no me impresiono. Es que eso es para los niños y yo ya soy
“grande”, no me voy a rebajar… En fin, mi amor por Ti es frío, pragmático o simplemente simbólico.
¡Si me diera cuenta de quién está delante de mí! TODO CAMBIARÍA…
Señor, cambia mi corazón y hazlo como el de un niño. Sé que me puedes quitar este corazón de
piedra y darme un corazón de carne. Lloro con tristeza pues me doy cuenta de tantas gracias que no he
recibido por falta de fe. Cuántas veces, queriéndome llenar de dones, he cerrado mi corazón y me he
quedado sin nada. Y Tú has permanecido silencioso. No me has dicho nada pero en el fondo tu corazón
sufre. Diste tu vida por mí y yo comulgo como si fuese algo cotidiano. Perdiste toda tu sangre y me
demostraste cuánto me amabas, sin embargo, no soy capaz de aceptar tu amor y me cuesta acudir con
confianza a Ti, para dejarme amar. Perdóname, Señor.
«La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuáles confía la Tierra, es generosa, directa, plena. Pero
es aquí donde el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y finalmente, llega
la desobediencia al mandamiento que les protegía. Caen en ese delirio de omnipotencia que contamina todo y
destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hoy viviré mi día con más fe. Cuando vengan las dificultades no me quejaré sino que daré gracias y
pensaré que todo coopera para el bien, si creo.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Martes 17 de mayo
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, gracias por la invitación que me haces para estar contigo en este momento del día. Sé que te
alegras y me esperabas con los brazos abiertos. Creo en Ti, Señor, confío en Ti y te amo. Dame la
gracia de crecer en estas tres virtudes que son el fundamento de toda mi vida. Gracias por haberme
dado estos tres dones que me mantienen siempre en estrecha unión contigo. Háblame Señor y dime qué
quieres de mí. Escúcheme y atiende a mis peticiones.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera,
porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de
los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían
aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: “De qué discutían por el camino?” Pero
ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más
importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que
sea el último de todos y el servidor de todos”.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en
mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a
aquel que me ha enviado”. Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No entender y tener miedo a preguntar.
Hoy contemplo aquellos momentos de intimidad que tienes con tus amigos. En privado les formas, les
demuestras tu amor, les previenes, les amas. Así es cada oración contigo. En la soledad e intimidad de
mi corazón me enseñas, me guías, me transformas, me amas. Al igual que los apóstoles, a veces no
entiendo lo que me pides, cómo me hablas. Dame la gracia de no temer preguntarte, pues Tú me
comprendes y tienes respuesta a todos mis interrogantes.
El sufrimiento y el dolor son cosas que me cuesta demasiado entender. Cuando les anuncias a
tus discípulos la Pasión ellos tampoco comprenden cómo es que Tú, siendo Dios, puedas padecer de
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semejante manera. Dame la gracia, Señor, de saber que el sufrimiento me identifica contigo, pues Tú
también quisiste experimentar esto que muchas veces siento en mi vida. Me das la clave para afrontar
mis dolores: el amor. Hoy me recuerdas que el amor es más fuerte que el dolor.
Me invitas a servir a los demás. Es el servicio el mejor puesto que puedo obtener. En estos
tiempos, Señor, las cosas son como también lo eran en aquellos años en Galilea. Servir no es algo fácil
y común. A veces busco lo contrario, que los demás sean quienes me sirvan. Tú me enseñas con tus
palabras y tu ejemplo que servir a los demás es lo que me llena de satisfacción y alegría. Dame la
fuerza necesaria para saber ser servidor de mi prójimo.
«Jesús invita a sus discípulos a hacerse como niños porque “a quien es como ellos pertenece el Reino de Dios”.
Queridos hermanos y hermanas, los niños llevan vida, alegría, esperanza, también disgustos, pero la vida es así.
Ciertamente llevan también preocupaciones y a veces problemas; pero es mejor una sociedad con estas
preocupaciones y estos problemas, que una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños.» (Homilía de
S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hoy te ofreceré no negar aquel favor que me pidan, aunque me pueda costar.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Miércoles 18 de mayo
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, por tu amor me has obsequiado el don de ser tu hijo, el don de ser tu hija. Puedo, con sencilla
confianza venir ante mi Padre, ponerme ante sus pies, escucharle, contarle y simplemente acompañarle.
Aquí estoy, Señor. He escuchado tu llamada que se repite una y otra vez en mi corazón para venir a tu
presencia y permanecer en ella. Quiero mirarte, adorarte e imitarte, en tus manos pongo esta oración
donde deseo estar abierto a tu gracia, a tu voluntad, a tu amor. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre,
y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque
no. hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel
que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No impedir, hacer germinar.
Señor Jesús, fuiste Tú quien supo encontrar la belleza de cada alma que se cruzó en tu vida. Si alguno
realizaba maravillas en tu nombre, fuiste tan humilde en aceptar su testimonio.
En este mundo que plantea el sobresalir más que el servir, es constante tentación el pecado triste
de juzgar. Cristo, fuiste Tú el testimonio verdadero de un corazón comprensivo, que supo maravillarse
y elogiar la fe de hombres no judíos, pero que ofrecieron testimonio verdadero de tu amor.
Cuando en el mundo se encuentra una persona que respira anhelos nobles y elevados, es
siempre importante valorar su ejemplo con justicia, e incluso quizá como digno de imitar. Una persona
que camina por senderos de probidad, de paz, de caridad, es una persona que se encuentra ya, en parte,
en el camino de Cristo. Tú me llamas a maravillarme humildemente en las personas que me anuncian tu
amor con sus vidas. Desconozco en tantas ocasiones la verdadera realidad de muchos, pero veo su
testimonio tan elocuente, que predica ya una parte de tu Reino.
Si alguna vez tuviera ante mis ojos a alguien cuyo obrar es sospechoso o incluso abiertamente
malo, concédeme imitar tu corazón. Enséñame a mirar con misericordia a la persona, pero con firmeza
el acto. Que aprenda siempre a mirar lo bello y a preocuparme especialmente por disminuir lo malo con
mi testimonio. He de defender la verdad con caridad genuina, con caridad que acoge a todo hombre en
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la misericordia, pero que milita abiertamente contra el mal: pero nunca contra el pecador, sino contra el
pecado.
Enséñame a mirar con ojos tuyos a aquellos que buscan construir el mundo sobre el bien.
Hazme comprender el don valioso de su amor, pero hazme comprender, no con orgullo sino con
gratitud, el don aún más excelso de la fe cristiana, único camino, que algunos transitan aunque aún no
te conozcan. Enséñame a reconocerlos como testimonios de amor.
«La fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Por eso, nuestras familias, nuestros hogares, son
verdaderas Iglesias domésticas. Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida crece en la fe. Jesús nos
invita a no impedir esos pequeños gestos milagrosos, por el contrario, quiere que los provoquemos, que los
hagamos crecer, que acompañemos la vida como se nos presenta, ayudando a despertar todos los pequeños
gestos de amor, signos de su presencia viva y actuante en nuestro mundo.» (Homilía de S.S. Francisco, 27 de
septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hoy rezaré un misterio del rosario, pidiendo por las personas que aún no conocen a Jesucristo, o lo
siguen desde lejos.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Jueves 19 de mayo
Jesucristo sumo y eterno sacerdote
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Hoy quiero agradecerte, Señor, todo lo que tengo y que Tú me lo has dado. Sin Ti no hubiese tenido
nada, es más, nunca hubiese estado aquí. Tú has estado a mi lado todos los días de mi vida y nunca te
has apartado. Me has amado hasta el extremo. Mi corazón salta de alegría y sólo puede decir gracias. A
veces cuando se dice la palabra «amor» se piensa en lo que el otro da. Pero en realidad el amor es
darse. Tu amor me ha acompañado en los momentos más difíciles y has permanecido conmigo siempre.
GRACIAS POR TU AMOR.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20
En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: "Cuánto he
deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré
a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios". Luego tomó en sus manos una
copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: "Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les
aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios".
Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se los dio diciendo: "Esto
es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Después de cenar, hizo lo
mismo con una copa de vino, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi Sangre, que se
derrama por ustedes". Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Un amor total, sin cálculos ni medidas.
Gracias, Señor, por el maravilloso don de la Eucaristía, por quedarte, por cuántos planes en favor
nuestro. De un acto de amor, siguieron otros. Siempre eres Tú el que amas primero. Tú nos
«primereas». Nos cuidas con un amor total, sin cálculos ni medidas.
Pienso en el amor que mi madre ha tenido conmigo y el solo pensar que tu amor es muchos más
grande que el de un padre o una madre no me lo puedo creer. Tu amor es inmenso. Si un padre da
incluso la vida por su hijo… tu amor debe ser inimaginable. Es que… ¿Hay algún amor más grande
que el de un padre o una madre? Sí, el tuyo. Con que mirada tan profunda miras a cada persona. A
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todos. A veces se pueden ver a madres que dejan a sus hijos en los basureros o les quitan la vida porque
les parece un estorbo. Son incómodos porque no lo esperaban o fue un «accidente». Han salido mal y
no hay más remedio que abortarlos. Pero para ti cada hijo es un regalo. Puedo ser un desastre y sin
embargo me amas impresionantemente.
En este grupo de discípulos había algunos que te abandonaron en el momento de la pasión y sin
embargo Tú mirabas a cada uno con amor. Sabías de lo que son capaces y sin embargo amabas. Sabías
que el corazón del hombre está dividido. Quiere amar a su Dios pero en realidad ama el mundo.
Prefiere su comodidad. Sin embargo, Tú amas a cada uno. Me amas a mí. Conoces bien mis
debilidades y pecados. Pero nada de esto te importa. Me amas y ya está. Das tu vida por mí, me esperas
diariamente en el sagrario.
Así como miraste a los discípulos de la misma manera me tratas a mí. No hay cálculos ni
medidas. Me das, me das, me das… y me pregunto, ¿cuál es mi respuesta?, ¿Qué le estoy dando al
Señor? Ciertamente me has pedido algo, eso que yo sé y tengo en mi corazón, pero no me obligas. Me
das la libertad para que te diga que sí o que no. Pero hoy quiero darte lo que me pidas.
«Que la Virgen María, modelo de meditación de las palabras y de los gestos del Señor, nos ayude a redescubrir
con fe la belleza y la riqueza de la Eucaristía y de los otros Sacramentos, que hacen presente el amor fiel de Dios
por nosotros. Así podremos enamorarnos cada vez más del Señor Jesús, nuestro Esposo, e ir a su encuentro con
las lámparas encendidas de nuestra fe alegre, convirtiéndonos así en sus testigos en el mundo.»
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de enero de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Te ofrezco en este día ser más generosos. No demostraré mi prisa cuando estoy hablando con alguna
persona sino que le daré todo el tiempo que necesite.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Viernes 20 de mayo
H. Cristian Gutiérrez, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, te agradezco por la vida, la salud, tu amor, tu salvación, tu compañía. Gracias por todos
los dones y beneficios que minuto tras minuto me concedes y que a veces ni siquiera descubro. Gracias
por amarme de forma tan personal e inmensa. Yo también quiero amarte y ayudar a que los demás te
amen. Dame la gracia en esta oración de enamorarme un poco más de Ti, de conocerte mejor, para
amarte más, y así poder imitarte y transmitirte a los demás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12
En aquel tiempo, se fue Jesús al territorio de Judea y Transbordaría, y de nuevo se le fue acercando la
gente; él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se acercaron también unos fariseos y le
preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”.
El les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el
divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto,
debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y
mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una
sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo
separe el hombre”.
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno se
divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su
marido y se casa con otro, comete adulterio”,
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Pretendemos desunir aquello que Dios ha querido unir.
Puedo ver en este Evangelio cómo la gente se acercaba a Ti para escucharte, para que Tú les enseñaras
la Buena Nueva. Hoy también yo me acerco a Ti para escucharte. Eso es lo que en cada oración se
realiza: un encuentro entre Tú y yo. Me acerco a Ti de igual forma que aquella multitud atraída por tus
palabras, por tu mirada, por tu vida. Déjame Señor vivir siempre cerca de Ti porque sólo allí encuentro
lo que necesito para mi día a día.
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Además me dice el pasaje que tenías la costumbre de enseñarles. Si me detengo a contemplar tu
vida, toda ella es una enseñanza, es un ejemplo a imitar. Viniste a esta tierra para enseñarme a vivir
verdaderamente y con plenitud. Enséñame, Señor, a vivir de acuerdo a tu Voluntad. La enseñanza
implica el silencio, la docilidad, la humildad. Implica también fe y confianza en que lo que me enseñas
es verdadero, bueno y bello. Dame la gracia de seguir siempre tus enseñanzas y no dejarme confundir
de falsos maestros que pretenden desorientar mi camino hacia Ti.
También me enseñas sobre la familia. La familia es uno de los vínculos más fuertes que has
creado en este mundo. Tú soñaste con familias unidas, indisolubles y felices, pero a veces somos
nosotros los que arruinamos tus planes. Los hombres pretendemos desunir aquello que Tú mismo has
querido unir. ¡Qué duros de corazón somos! No permitas que lo que Tú has unido lo separemos
nosotros. Tú nos has hecho para amar y ser amados. No nos creaste seres solitarios, sino que sembraste
el amor entre nosotros. Enséñame la importancia del amor y de la familia y dame la gracia de defender
siempre la familia como el plan trazado por Ti para nosotros.
«Esta Exhortación adquiere un sentido especial en el contexto de este Año Jubilar de la Misericordia. En primer
lugar, porque la entiendo como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del
matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso,
la fidelidad o la paciencia. En segundo lugar, porque procura alentar a todos para que sean signos de
misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y
gozo.»
(S.S. Francisco, La alegría de amor, exhortación apostólica post sinodal, n. 5).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy daré algún detalle a aquella persona que amo.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Sábado 21 de mayo
Santos Cristóbal Magallanes presbítero y compañeros mártires
H. Javier Castellanos LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) Padre, bendito seas por ser mi Padre. Ayúdame a orar como un buen hijo tuyo, así como Jesús mismo
rezaría delante de Ti. Venga tu Reino entre nosotros; el Reino donde Tú lo gobiernas todo por medio
del amor, donde hay verdadera libertad y verdadera alegría. Hágase tu voluntad en cada momento de
mi vida; ayúdame a buscar siempre aquello que más te agrada.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16
En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de
impedirlo.
Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo
impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el
Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Ser como un niño: sencillez y confianza.
El cristiano es aquel que desea ardientemente que venga el Reino de Dios. Pero este Reino no es una
conquista humana, ni se obtiene por medio de esfuerzos heroicos o batallas históricas. El Reino de Dios
es un don que se recibe; es un regalo que Dios, como buen Padre, nos quiere entregar. Para poder
acoger este don hay que ser como niños, es decir, hay que sabernos siempre hijos en los brazos de Dios.
La sencillez y la confianza son las dos manos capaces de recibir un obsequio tan precioso.
¿Cómo puedo ser sencillo, Señor? ¿Cómo me convierto en niño de nuevo? Es verdad, necesito
nacer de nuevo, y vivir otra vez en total dependencia de Ti. Tú me conoces bien, Señor, y sabes que no
me basto a mí mismo. La vida eterna que me has prometido es algo por encima de la capacidad
humana. No puedo ser santo con una receta o una técnica; eres Tú, Dios mío, quien me das el Reino de
los cielos. Por eso te pido: haz mi corazón sencillo como el de un niño, abierto a tus bendiciones.
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Cuando tenga que trabajar por Ti, llénalo de confianza filial, y vacíalo de toda ambición y vanagloria.
Tómame en tus brazos y bendíceme en este día, como a aquellos niños del Evangelio.
Demasiado a menudo en los niños recaen los efectos de la vida de un trabajo precario o mal pagado, de horarios
insostenibles, de transportes ineficientes… Pero los niños pagan también el precio de uniones inmaduras y de
separaciones irresponsables, son las primeras víctimas. Sufren los resultados de la cultura de los derechos
subjetivos exasperados, y se convierten después en hijos más precoces. A menudo absorben una violencia que no
son capaces de “disponer”, y bajo los ojos de los de los grandes están obligados a acostumbrarse a la
degradación.
También en esta época, como en el pasado, la Iglesia pone su maternidad al servicio de los niños y de sus
familias. A los padres y a los hijos de este nuestro mundo lleva la bendición de Dios, la ternura materna, el
reproche firme y la condena decidida. Hermanos y hermanas, pensemos bien: ¡Con los niños no se bromea!»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Buscaré mantener una actitud de alegría y optimismo a pesar de las dificultades de este día, repitiendo
la jaculatoria «Jesús, en Ti confío».
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Domingo 22 de mayo
Santísima Trinidad
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Cuando el alma se encuentra en un estado en que la relación con Dios le resulta difícil, es entonces el
mejor momento para ponerse activamente en su presencia. Cuando el alma se siente sujetada a las
preocupaciones en su vida y como si no pudiese dejar siquiera unos minutos para Dios –es entonces el
mejor momento para colocarse ante su amor. Cuando el alma siente tedio, fastidio y hasta rechazo por
andar hacia el Señor, es entonces el mejor momento para hacerlo. Yo quiero ponerme, pues, en tu
presencia, Dios mío y escuchar tu palabra con atención.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las
pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad
plena, porque no hablará por su cuenta, sino que diría lo que haya oído y les anunciará las cosas que
van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El Espíritu de la verdad, para comprender la obediencia de Cristo.
Cristo obediente, ¿qué significa? Significa amar en la entrega de la libertad. Paradoja: pues justamente
en el donar su libertad, el hombre se torna verdaderamente libre. El Espíritu de la verdad nos ayuda a
comprender que el secreto de esta nueva libertad no consiste simplemente en entregarla, sino
especialmente en quién se entrega. Antes de la venida de Cristo, el hombre vivía atado a sus deseos e
impresiones, y se agitaba a merced del viento sentimental y supersticioso, en cuyas tormentas se le
presentaban tantas vías tan confusas. El hombre ignoraba el camino, la puerta y su sendero, por eso
Cristo anuncia que vendrá el Espíritu de la verdad.
Cuando en nuestra mente se presenta la palabra santo, suele desencadenarse todo tipo de
prejuicios prototípicos, que en realidad se encuentran normalmente lejos de la realidad. Una persona
santa, sin embargo, no es otra sino aquella que aceptó emprender radicalmente la aventura del amor
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verdadero, la renuncia genuina del propio yo, para entrar en nuevo y único camino, trazado por Cristo,
y que nos lleva a la verdadera realización por medio de la luz del Espíritu de la verdad. No en la
sumisión a mis deseos, ni en cuanto pudiera desear la imaginación, consiste mi verdadera dicha. El
contento verdadero, la beatitud, el goce, la felicidad, nos vinieron dibujadas por Dios, que se hizo
hombre, Cristo Jesús y que el Espíritu Santo nos las da a conocer.
Cristo obediente, obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Si la paradoja de la libertad me
parecía tan incoherente, encuentro aquí otra, Dios mío, que me resulta aún más repelente. Pese a cuanto
la razón no pueda comprender, es la cruz aquel camino que ha engendrado más santos. Es la cruz aquel
camino que ha engendrado más felicidad. En el sufrimiento de la entrega, viene siempre comprendida
la experiencia del amor, de cuyos frutos gozan el que ama y el que es amado –si acepta tal amor.
Quizás la cruz, aunque camino doloroso, es el camino más hermoso porque se ha cargado contigo,
Jesús. Concédeme la gracia de comprenderlo y emprenderlo con confianza en Ti.
«Lo llama precisamente “Espíritu de la verdad” y les explica que su acción será la de introducirles cada vez más
en la comprensión de aquello que él, el Mesías, ha dicho y hecho, de modo particular de su muerte y de su
resurrección. A los Apóstoles, incapaces de soportar el escándalo de la pasión de su Maestro, el Espíritu les dará
una nueva clave de lectura para introducirles en la verdad y en la belleza del evento de la salvación.» (Homilía
de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Ofrecer un pequeño sacrificio a Cristo en intercesión por los cristianos perseguidos.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Lunes 23 de mayo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Maestro bueno, aquí estoy. Quiero escucharte. Quiero aprender de Ti y darte mi vida entera. Eres el
maestro bueno porque me enseñas el camino o mejor, eres Tú mismo el camino. Das la vida pues eres
la vida misma y enseñas la verdad porque eres la verdad misma. Quiero seguir lo que me enseñas y me
propones. Tú eres el verdadero maestro y sé que lo que me dices, lo dices por mi bien. Me miras con
amor y me pides ir alto. A veces me cuesta lo que me pides pero sé que me pides porque me amas.
Sabes hasta dónde puedo dar y quieres que dé el máximo de mí mismo. No quieres que me conforme
con poco. Me has dado muchos talentos para que los haga rendir. Indícame el camino y me pongo en
tus manos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y
le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por
qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu
padre y a tu madre”.
Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con
amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás
un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y
se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los
ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús
insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más
fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?”
Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios
todo es posible”.
Palabra del Señor.
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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Una invitación a un camino de profunda alegría.
Señor, soy bueno y Tú lo sabes. Cumplo lo que tengo que cumplir pero en el fondo sé que no soy del
todo generoso. Soy mediocre. Soy tibio y doy el mínimo indispensable. Pero hoy acudo a tus pies y
quiero dejar de lado mis egoísmos. Quiero ir más allá. Remaré mar adentro. Me amas, me miras con
esa mirada… Tus ojos se cruzan con los míos y… sí Señor, eso es lo que te tengo que ofrecer. Pero
¿cómo? Es que me cuesta. Es mío… no puedo darte esto. Todo lo que quieras menos esto.
Cuántas veces, Señor, soy incapaz de darte lo que Tú me estás pidiendo. Pero si Tú me lo has
dado todo, ¿por qué me apego a mis cosas? Siempre digo que soy capaz de darte todo pero cuando
llega el momento me quejo y me entristezco. Cuando te llevas a un familiar, cuando pierdo el trabajo,
cuando no puedo pagar las vacaciones me quejo y te echo la culpa a Ti. Es que no me puedes pedir
eso… Tómalo todo pero eso no. Y entonces me doy cuenta de que realmente no te he entregado todo.
Cuando llega la prueba me doy cuenta que no puedo vivir de discursos bonitos. Tengo que de verdad
estar dispuesto a la prueba y estar dispuesto a morir para dar fruto.
Cuántos, señores tengo…. El problema es que quiero servirte a Ti y a los otros al mismo
tiempo. Mi alma está dividida. Pero la verdad es que muchas veces sirvo al señor del prestigio, del
poder, del dinero, de la buena fama,... El servirte a Ti es difícil. Porque Tú nos purificas, nos pruebas.
Pero en realidad el seguirte es el camino más hermoso que se pueda encontrar. Uno no podrá dejar de
dar gracias por la llamada a ser tu seguidor. Quiero seguirte hasta dar la vida por Ti. Me pides que deje
mis cosas, tómalas. No quiero dejar nada para mí sino que quiero ser todo tuyo, toma lo que quieras. Te
abro las puertas de mi corazón y quita de él todo aquello que me desvía del buen camino.
Quiero dar la vida. Así como Tú la diste por mí y no te ahorraste ningún sacrificio, de la misma
manera quiero hacerlo yo. No quiero reservarme nada para mí. Te serviré en cada minuto. Cada cosa
que haga será para la mayor gloria tuya. No buscaré glorias humanas sino sólo la tuya. Te serviré para
que cada vez más personas te conozcan. No haré cosas especiales sino que todo lo que haga lo haré
especial. Y enseñaré al mundo lo que es ser cristiano. Enseñare al mundo que el camino cristiano más
que ser un camino de penitencia es un camino de profunda alegría. Pues Dios mismo ha dado el
ejemplo y Él mismo nos acompaña.
«Queridos jóvenes, «en la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es
"disfrutar" el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, "para
siempre", porque no se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, les pido
que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el
fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, cree que ustedes no son capaces de amar
verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a "ir contracorriente". Y
atrévanse también a ser felices». (SS Papa Francisco, Encuentro con los voluntarios de la JMJ de Río de Janeiro,
28 julio 2013).
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Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Te ofrezco el día de hoy vivir mis obligaciones diarias con alegría. Llevaré una sonrisa en el rostro y no
me quejaré por nada.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Martes 24 de mayo
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, sé que estás presente dentro de mí y que me amas. Tú nunca me abandonas y guías mis pasos
por el camino de esta vida. Quiero estar contigo este rato y permanecer a tu lado. Quiero creer en Ti
con más fuerza, confiar con más firmeza, amar con más pasión. Gracias por todos los beneficios que
me concedes y que pasan desapercibidos en mi vida. Perdona mis muchos pecados y ayúdame a vivir
en vida de gracia. Dame la gracia de serte siempre fiel y de colaborar contigo en la extensión de tu
Reino para que todos lleguen a disfrutar de Ti y de tu amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para
seguirte”.
Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o
padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por
uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo,
la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los
últimos, serán los primeros”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El ciento por uno en esta vida es real.
En muchas ocasiones, cuando los seres humanos hacemos algo, estamos inconscientemente buscando
algún beneficio. Los discípulos son muy semejantes a mí, Señor. Pedro que había dejado su barca, su
familia, su casa, sus posesiones y te había seguido, esperaba también humanamente alguna
recompensa. No se descubre nostalgia en la frase de Pedro, sino una educada pregunta. Pedro ha dejado
todo y al parecer no se arrepiente de haberte seguido. Él no pensó dos veces en seguirte sino que se
lanzó inmediatamente a la aventura. ¿Qué tienes, Señor, en tu mirada, en tu voz, que a tantos has
seducido a lo largo de la historia?
No reprendes a Pedro ni le desanimas. Siendo Tú también un hombre como él y como yo sabes
que necesitamos de tus caricias, de tus regalos. Por ello le respondes con generosidad: un premio en
esta vida y otro más grande en el otro mundo.
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Nadie que haya dejado la más insignificante cosa por Ti y por tu Evangelio se quedará sin
recompensa. Recibirá cien veces más de aquello que con tanto sacrificio ha dejado por seguirte. Yo
también he dejado algunas cosas por seguirte. Tal vez no grandes ni demasiadas, pero algo habré
dejado. Hoy te diriges hacia mí para recordarme el premio y para motivarme a dar el paso de la
generosidad, sabiendo que me espera un premio inmensamente desproporcionado.
El ciento por uno en esta vida es real. No son palabras bonitas para ganar seguidores. No es
suerte o cuestión de destino las cosas buenas que suceden en mi vida. Todas son gracias tuyas para mí
en premio por algún sacrificio que haya podido hacer. Es tu mano amorosa que llena mi vida de amor y
de ternura. Sólo me falta abrir los ojos y descubrirla.
¿Y la persecución? Bien sabes Señor que tampoco hoy es fácil ser cristiano. Creer en Ti y
seguirte a veces cuesta incomprensión. Pero ello es poco si se compara con el ciento por uno que me
prometías hace un rato. La persecución es insoportable cuando se vive sin sentido, sin un motivo que
empuje. Pero la persecución contigo hace que crezca mi recompensa en esta vida y en la otra.
Y por si no bastara me prometes la vida eterna. Es verdad. No es fábula para niños. La vida
eterna existe y me la prometes a mí que te estoy siguiendo. ¡Yo puedo obtener una vida que no acabe
jamás! Dame la gracia, Señor, de jamás olvidar esta realidad que puede llenar de sentido mi existencia.
Ayúdame a vivir de cara a la eternidad, sabiendo que todo en este mundo pasa y que al final sólo queda
lo que hayamos hecho por Ti, por mis hermanos y por amor.
«Este “ciento por uno” está hecho de las cosas primero poseídas y luego dejadas, pero que se encuentran
multiplicadas hasta el infinito. Nos privamos de los bienes y recibimos en cambio el gozo del verdadero bien;
nos liberamos de la esclavitud de las cosas y ganamos la libertad del servicio por amor; renunciamos a poseer y
conseguimos la alegría de dar. Lo que Jesús decía: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
El joven no se ha dejado conquistar por la mirada de amor de Jesús y así no ha podido cambiar. Solo acogiendo
con humilde gratitud el amor del Señor nos liberamos de la seducción de los ídolos y de la ceguera de nuestras
ilusiones. El dinero, el placer, el éxito deslumbran, pero luego desilusionan: prometen vida, pero causan
muerte.»
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy te ofreceré como propósito hacer una obra de misericordia corporal cultivando en mí el amor por
Ti y por quien la hago.
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Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Miércoles 25 de mayo
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, esta oración quiero realizarla contemplando un crucifijo. De la cruz puedo alcanzar a vislumbrar
mejor tu amor. No vengo a presentarme ante un falso dios, que mueve el universo con la punta de su
dedo, vengo a presentarme ante el Único Dios, aquél que se hizo hombre, aquél que más que
simplemente decidir venir al mundo, quiso cargar con el tosco leño en cruz de mis pecados, para
mostrarme el verdadero amor. Vengo ante Ti, a agradecer tu amor, y a retirar de la fuente eterna de tu
corazón los sentimientos que me impulsen a entregarme plenamente en mi misión.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino subiendo a Jerusalén y Jesús se les iba
adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó
aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que estamos subiendo a
Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a
condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a
matarlo; pero al tercer día resucitará”.
Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro,
queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le
respondieron: ‘Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu
gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir
el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente
pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.
Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió
entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus
dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser
grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así
como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la
redención de todos”.
Palabra del Señor.
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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La pedagogía del verdadero amor.
Dios mío, Jesucristo, viniste al mundo con la grandeza de Dios y, sin embargo, quisiste hallarte entre
pañales acostado en un pesebre y ser mecido en las manos de una pobre jovencita virgen. Con la
grandeza de Dios viniste al mundo y quisiste vivir en Nazaret bajo obediencia al santo carpintero. Con
grandeza de Dios viniste al mundo y quisiste enseñarme todo un camino de humildad. Quisiste
enseñarme que tu grandeza divina no es como la grandeza del mundo. La grandeza del mundo es poder,
tu grandeza es humildad. La grandeza del mundo es opresión, tu grandeza es misericordia. La grandeza
del mundo es poseer, tu grandeza consiste en dar. La grandeza del mundo es intransigencia, tu grandeza
es perdón. La grandeza del mundo es ser servido, tu grandeza es servir, tu grandeza es amar, tu
grandeza la marcaste amándome al extremo, viviendo por mí, muriendo por mí en la cruz.
Enséñame a confiar en tu pedagogía, en la pedagogía del verdadero amor. Quiero caminar el
sendero que con divina grandeza tus pies marcaron y deseo concluirlo en donde fueron elevados: en la
cruz. Así sea.
«Con la imagen del cáliz, les da la posibilidad de asociarse completamente a su destino de sufrimiento, pero sin
garantizarles los puestos de honor que ambicionaban. Su respuesta es una invitación a seguirlo por la vía del
amor y el servicio, rechazando la tentación mundana de querer sobresalir y mandar sobre los demás.
Frente a los que luchan por alcanzar el poder y el éxito, para hacerse ver, frente a los que quieren ser reconocidos
por sus propios méritos y trabajos, los discípulos están llamados a hacer lo contrario.»
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Señor, colocaré un crucifijo en mi casa que me ayude a recordar tu amor por mí y cuál fue el camino
que viniste a marcarnos como cristianos. Quiero caminar en tu imitación constante, amar como Tú
amaste y proclamar tu amor activamente.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
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Jueves 26 de mayo
El Cuerpo y la Sangre de Cristo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, sé que estás aquí. No te veo, pero lo sé. Dame una visión cada vez más clara y profunda. Dame
una fe que no dude de tu presencia. “Hijo de David” escucha mi oración. Ve mi pobreza y ten
compasión de mí. Permíteme entrar en tu presencia. Dejo todos mis mantos y seguridades a un lado;
me pongo delante de Ti tal cual soy. Tú me conoces, me llamas por mi nombre y me miras con amor.
Sabes bien mis pecados y mis cegueras y aún así me amas. No tengo vergüenza de presentarme ante Ti
con mis pecados. De hecho pongo delante de Ti mis heridas y mis llagas para que Tú las sanes. Te abro
las puertas de mi alma de par en par.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 11-17
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a
los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les
contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos
pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como
cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así
lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados,
y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los
fue dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El Pan que da la vida ha llegado a nosotros.
Muchas personas seguían a Jesús. Él ha mostrado compasión por ellas mientras que los discípulos
prefieren tomar el camino fácil. No han puesto su mirada sobre la necesidad de la gente, no han mirado
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con amor. Ellos miran desde su comodidad y sus cálculos y otros probablemente apartaban la mirada
para no ver el problema.
Pero Tú has mirado con amor. Y el amor es lo que produce el milagro de la multiplicación de
los panes. Y esa mirada ha cambiado la situación, porque ese pan no sólo ha fortalece físicamente sino
que ha fortalecido el corazón de quienes lo reciben, porque has demostrado que Tú amas sin
condiciones ni límites.
¿Por qué me no aprovecho el Pan Eucarístico que continuamente me ofreces? Sé que es el
medio que me das para fortalecer mi fe, mi esperanza, mi amor. Para tener la fuerza para levantarme y
seguir luchando. Mi pecado me deja tirado, apegado a mi comodidad, a mis cálculos, a mis
seguridades. Pero Tú me has mirado, me has amado y me esperas en el sagrario. Me has tocado con tu
gran misericordia. He contemplado «el rostro de la misericordia» en la Eucaristía. ¿Cómo me voy a
quedar indiferente? Has entrado a mi vida y la has cambiado. En mis dificultades me has ayudado. A
partir de ahora seré tu discípulo misionero: «Me has seducido, Señor, y me deje seducir».
A partir de ahora quiero que otros te conozcan. No me puedo quedar solo con este tesoro que
me ha encontrado. Quiero que el mundo entero conozca cómo Tú nos amas y nos fortaleces en la
Eucaristía. Si todos conocieran el amor de Dios sus vidas cambiarían. Pero eso depende de mí. Si no se
nota el cambio en mi vida nadie te seguirá, pero si ven mi ejemplo mucho te verán a Ti.
He visto tu Cuerpo y tu Sangre en la Eucaristía, te he visto y he contemplado al mismo Dios.
Todos tienen que ver mi rostro resplandeciente. No puedo llevar un rostro de pimiento en vinagre ni
cara de viernes santo. He de llevar la alegría que irradie a los demás y ya no me vean a mi sino a Ti.
Quiero ser, Señor, un instrumento de tu amor. Llevaré tu amor en medio del odio y tu luz en
medio de la oscuridad. Llevaré tu misericordia en donde sólo existe el desprecio. Llevaré tu reino a
donde reina el mal y el pecado. Así como yo te he conocido quiero que muchas almas te experimenten.
Quiero que muchas personas coman del pan que da la vida, me pongo en tus manos y envíame al
mundo entero.
«Aprendamos que la eucaristía no es un premio para los buenos sino la fuerza para los débiles, para los
pecadores, el perdón. Es el estímulo que nos ayuda a ir, a caminar. […] Sin nuestro mérito, con humildad
sincera, podremos llevar a nuestros hermanos el amor de nuestro Señor y Salvador porque la Eucaristía actualiza
la Alianza que nos santifica, nos purifica y nos une en comunión admirable con Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de junio de 2015, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
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Si paso delante de una iglesia pararé para visitarte. Si quiero ser un instrumento tuyo necesito estar
escuchando tu voz constantemente. Necesito encontrarme contigo y experimentar tu amor. Y llevare
una sonrisa en el rostro siempre.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Viernes 27 de mayo
H. Cristian Gutiérrez, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, vengo ante Ti porque quiero estar contigo. Sé que Tú también quieres estar conmigo, quieres
que te hable de mis cosas, te acompañe y te ame. Gracias por el don de la oración, porque gracias a ella
puedo estar en contacto directo contigo. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi amor. Concédeme, Señor,
una fe firme y grande, capaz de mover las montañas que se presentan en mi vida. Dame la gracia de
reconocerme necesitado de Ti. Perdona mis faltas y dame tu amor y tu misericordia. María, Madre mía,
acompáñame en esta oración e intercede ante Dios por mí y mis necesidades pues tú también las
conoces.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 11, 11-26
Después de haber sido aclamado por la multitud, Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y miró todo lo
que en él sucedía; pero como ya era tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre. Viendo a lo lejos una higuera con
hojas, Jesús se acercó a ver si encontraba higos; pero al llegar, sólo encontró hojas, pues no era tiempo
de higos. Entonces le dijo a la higuera: “Que nunca jamás coma nadie frutos de ti”. Y sus discípulos lo
estaban oyendo.
Cuando llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a arrojar de ahí a los que vendían y
compraban; volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas; y
no dejaba que nadie cruzara por el templo cargando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente,
diciéndoles: “¿Acaso no está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pero
ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”.
Los sumos sacerdotes y los escribas se enteraron de esto y buscaban la forma de matarlo; pero
le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de sus enseñanzas. Cuando atardeció, Jesús y
los suyos salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, cuando pasaban junto a la higuera, vieron que estaba seca hasta la raíz.
Pedro cayó en la cuenta y le dijo a Jesús: “Maestro, mira: la higuera que maldijiste se secó”.
Jesús les dijo entonces: “Tengan fe en Dios. Les aseguro que si uno le dice a ese monte:
‘Quítate de ahí y arrójate al mar’, sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice, lo
obtendrá. Por eso les digo: Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han
concedido, y la obtendrán. Y cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, para que
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también el Padre, que está en el cielo, les perdone a ustedes sus ofensas; porque si ustedes no perdonan,
tampoco el Padre, que está en el cielo, les perdonará a ustedes sus ofensas”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Contra la esterilidad y el egoísmo espiritual, la fe que obra milagros.
Dos elementos podría meditar en esta oración basados en este pasaje que hoy me diriges y en los cuales
contemplo tu real humanidad. Tú te hiciste hombre en todo semejante a mí menos en el pecado. Por
ello me comprendes y conoces muchas de mis dificultades, de mis sentimientos, de mis emociones.
Hambre y celo. Dos elementos en los que te has querido identificar conmigo y de los cuales puedo
aprender a vivir según tu ejemplo.
Hambre. Me dices en el pasaje que sentiste hambre y te acercaste a una higuera a buscar higos
para comer. No encontraste ninguno. ¡Dios siente hambre! Tú experimentaste el hambre humana
aunque pudiste haber ordenado que cayeran panes del cielo, o que regresara el maná, incluso que
brotaran higos de aquella higuera, sin embargo soportaste la necesidad y continuaste el camino. ¿Qué
me enseñas, Señor, con tu forma de actuar? Me enseñas que eres un Dios cercano a mi existencia, que
conoce mi realidad y no es indiferente ante la necesidad del mundo.
Puedo además compararlo con mi alma. Podría ser yo aquella higuera a la cual te acercas a
buscar fruto. ¡Tú tienes necesidad de mí! Y yo que a veces te rechazo, te ignoro, me rebelo. No vienes a
buscar mi fruto como el juez que exige lo debido, sino como el necesitado que suplica ayuda. Dame la
gracia de darte todo lo que me pides. Ayúdame a dar el fruto que necesitas. En palabras de san Agustín
te digo: dame, Señor, lo que me pides y pídeme lo que quieras.
Celo. Contemplo en Ti otro sentimiento que en ocasiones me acompaña. Al entrar en el Templo
descubres que no se usa para lo que se debería usar: para la oración. Enojado sacas todo aquello que no
debería ocupar aquel lugar en donde mora tu Padre. Muestras el celo de Dios porque se le prefiera
solamente a Él, y a nada más.
Yo también soy templo de Dios. Eres celoso con tu morada y no quieres que en ella habiten
cosas contrarias a las que deben estar allí. En mi corazón tal vez hay cosas que no deberían estar
ocupándolo. Hoy te pido, entra en mi interior y saca todo aquello que me separa de Ti, que no me
permite permanecer en plena comunión contigo. Dame el celo necesario para mantener mi corazón sólo
para Ti y tus cosas. Quiero que Tú seas todo para mí y yo todo para Ti.
«Es el estilo de vida de la fe.
-‘Padre, ¿qué debo hacer para esto?’
-‘Pues pídelo al Señor, que te ayude a hacer cosas buenas, pero con fe. Solo una condición: cuando uno se pone a
rezar pidiendo esto, si tiene algo contra alguien, lo perdone. Es la única condición, para que también vuestro
Padre que está en el cielo perdone, nuestros pecados’. La fe para ayudar a los otros, para acercarse a Dios. Esta
fe que hace milagros.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de mayo de 2015, en Santa Marta).
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Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una oración por todos aquello que pasan hambre y, si tengo la oportunidad, daré algo de comer al
que lo necesita.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Sábado 28 de mayo
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios) (del Papa Clemente XI, extracto)
“Creo en Ti, Señor, pero ayúdame a creer con más firmeza; espero en Ti, pero ayúdame a esperar con
más confianza; te amo, Señor, pero ayúdame a amarte más ardientemente; estoy arrepentido, pero
ayúdame a tener mayor dolor.
Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi último fin; te alabo porque
no te cansas de hacerme el bien y me refugio en Ti, porque eres mi protector.
Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder
me defienda.” Amén
Evangelio del día (para orientar tu meditación) Del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el
templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: “¿Con qué
autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?”.
Jesús les respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan, yo les diré con qué
autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme”.
Ellos se pusieron a razonar entre sí: “Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no
le creyeron?, y si le decimos que de los hombres”. Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos
consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: “No lo sabemos”. Entonces Jesús
les replicó: “Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
El pasaje de hoy tiene un tono triste, casi desesperanzador. No hay peor ciego que el que no quiere ver,
y vemos cómo los enemigos de Cristo cierran sus ojos con tanto empeño. Han visto milagros, sí, y han
oído el mensaje de salvación, pero viven cerrados en sí mismos. El corazón humano sólo se puede abrir
desde dentro.
Tú deseas llenar mi alma con tu gracia y tu amor, Señor. Ardes en ilusión de darme la felicidad
eterna. Pero depende de mí el abrirte mi corazón. Nos has dado este poder tan grande, esta
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responsabilidad tan seria, esta llave que es nuestra libertad. Y a pesar de que muchas veces no la he
usado bien, o la he tenido olvidada en el polvo, hoy te quiero dar esta llave. Hoy te quiero abrir mi
corazón, para que lo orientes hacia Ti, para que lo liberes de estas cadenas que son mi egoísmo y mi
orgullo.
Y cuenta conmigo para tocar otros corazones en tu nombre. ¡Ojalá todo el mundo se abriera a la
lluvia fecunda de tu amor! Entonces el Reino de Cristo habrá llegado a su plenitud. Muchas veces nos
detiene el miedo y la falta de fe. Por eso, Señor, hazme un signo ante el mundo: que mi vida demuestre
a todos que vale la pena confiar en Ti, abrirse a Ti, darte nuestro amor.
«También recordamos que cada uno de nosotros conoce en qué medida, tantas veces estamos ciegos de la luz
linda de la fe, no por no tener a mano el evangelio sino por exceso de teologías complicadas. Sentimos que
nuestra alma anda sedienta de espiritualidad, pero no por falta de Agua Viva —que bebemos sólo en sorbos—,
sino por exceso de espiritualidades “gaseosas”, de espiritualidades light.»
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de marzo de 2016).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Hoy voy a promover a mi alrededor la buenas conversaciones, evitando la crítica y la discusión
innecesaria, y alabando el bien de los demás.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Domingo 29 de mayo
H. Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Confío, Dios mío, que al ponerme en tu presencia me concederás tu bendición de Padre; de mi Padre
que me ama. Quiero escucharte, detenerme a contemplarte, apartarme de cuanto me aleje de Ti. En tus
manos deseo entregar mis preocupaciones y colocar en Ti a cuantas personas se hallan en mi corazón.
Este momento es nuestro, es cuando me encuentro con la fuente de la misericordia. Mi alma está
sedienta y quiere recoger el agua de tu amor, para en ella refrescarse y compartirla. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar a la gente, entró en Cafarnaúm. Había allí un oficial
romano, que tenía enfermo y a punto de morir a un criado muy querido. Cuando le dijeron que Jesús
estaba en la ciudad, le envió a algunos de los ancianos de los judíos para rogarle que viniera a curar a
su criado. Ellos, al acercarse a Jesús, le rogaban encarecidamente, diciendo: “Merece que le concedas
ese favor, pues quiere a nuestro pueblo y hasta nos ha construido una sinagoga”. Jesús se puso en
marcha con ellos.
Cuando ya estaba cerca de la casa, el oficial romano envió unos amigos a decirle: “Señor, no te
molestes, porque yo no soy digno de que tú entres en mi casa; por eso ni siquiera me atreví a ir
personalmente a verte. Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano. Porque yo,
aunque soy un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes y le digo a uno: “¡Ve!” y va; a otro:
“¡Ven!” y viene; y a mi criado: “¡Haz esto!”, y lo hace”.
Al oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo:
“Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe tan grande”. Los enviados regresaron a la casa y
encontraron al criado perfectamente sano. Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La convicción del amor de Cristo Rey.
En aquel tiempo Jesús encontró más fe en ese oficial romano que en mucha gente que lo seguía. Ese
oficial se preocupó por su criado y busco un medio para curarlo, pero lo significativo es que, sin ser
uno de sus discípulos, supo reconocer la realeza de Jesús.
Jesús habló del Reino de Dios a sus discípulos. ¿Por qué no se habla más del Reino de los
cielos? Parece como si el relativismo hubiese desgarrado la fe de los cristianos, y con el nombre de
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tolerancia se hubiese bautizado la intolerancia, con fuerza tal, que les arranca el tesoro más preciado: su
amor por Cristo. Globalización, condescendencia, indulgencia, flexibilidad, son las «virtudes» que han
venido a sustituir la fortaleza, la pasión, la sinceridad, la honestidad, la veracidad, la integridad, el
testimonio, la convicción por el amor de Cristo.
Cristo no tuvo miedo ante los hombres, nunca fue víctima de la opinión de los demás, cuya
principal tarea parece ser buscar frenar el anuncio de la verdad, incómoda, pero que en realidad luego
ser torna bella si tan sólo se le da una primera acogida.
Yo soy un alma, Señor, que tiene sed de Ti, que anhela tener la fe del oficial romano. Tantas
veces este mundo me ha ofrecido ser capaz de apaciguar mis ánforas con sus deleites, con sus
proyectos pasajeros, con sus deslumbres instantáneos, pero sé que Tú me quieres para instaurar tu
Reino. Tú me quieres para anunciar tu nombre. Tú me quieres para gritar con mi vida la verdad y
exclamar con mi ejemplo, pero también con mi voz, tu palabra, tu mensaje, que no es relativo, sino
plenamente absoluto en el amor. Un amor capaz de curar toda enfermedad. ¿Qué será de mí si no
evangelizo? Hazme anunciar en este tiempo tu Reino, Señor.
«Era un hombre humilde y dijo al Señor: no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo. Y con
humildad: di una palabra y mi siervo quedará sano. Estas son las dos virtudes de un gobernante, así como nos
hace pensar la palabra de Dios: amor al pueblo y humildad. Cada hombre y cada mujer que asume
responsabilidades de gobierno debe hacerse estas dos preguntas: ¿yo amo a mi pueblo para servirle mejor? ¿Y
soy humilde para oír las opiniones de los demás a fin de elegir el mejor camino? Si ellos no se hacen estas
preguntas, su gobierno no será bueno.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2013, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Vivir este día con un activo esfuerzo por ser verdadero testigo de Cristo, y anunciar la verdad de amor
que nos fue anunciada por Dios.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Lunes 30 de mayo
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Tú eres, Señor, la piedra angular de mi vida. Tú solo, Señor. Pero muchas veces me cuesta escucharte.
Y a veces me puede pasar como a los fariseos, como estoy cansado de escucharte te quiero desechar.
Tal vez así, me libro de escuchar tu voz. Hoy quiero bajar la cabeza y escuchar lo que me quieres decir.
Quiero aprender de mis errores y quiero reconocerlos. Sí, no siempre me he comportado bien, pero sé
que aun habiendo hecho los peores pecados, si me arrepiento humildemente Tú me perdonarás. Me
arrodillo delante de Ti y me pongo en tu presencia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los
ancianos y les dijo:
“Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el
vigilante, se la alquiló a unos viñadores’ y se fue de viaje al extranjero.
A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la vid. Ellos
se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo
descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los
golpearon o los mataron.
Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió,
pensando: ‘A mi hijo sí lo respetarán’. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: ‘Éste es el
heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su
cuerpo fuera de la viña.
¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a
otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la
piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?”.
Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús,
porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la
multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.
Palabra del Señor.
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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Apropiarse de la vida, sin querer dar frutos a su creador.
Haciendo un pequeño examen de mi vida me doy cuenta que me has dado un corazón grande.
Me has dado una viña interior llena de vida y de paz. La has puesto en mis manos y me has dado las
herramientas para cuidarla. Pero me doy cuenta que la hierba mala ha crecido tanto que no deja espacio
para que las viñas reciban el sol… y lo peor de todo, te he dejado de escuchar. He olvidado lo que me
has enseñado y me creo capaz de cuidarme con mis solas fuerzas. Tu voz me parece incómoda. Y la
verdad es que es el orgullo lo que no me deja escuchar. No quiero que nadie me diga cómo tengo que
hacer las cosas pero no sé hacer las cosas solo y necesito de tu ayuda.
Me parece más cómoda la vida si Tú no me hablas, si no me pides cuentas ni pretendes recoger
los frutos de mi viña. El trabajo serio es cansado y difícil y no quiero hacerlo. Y Tú me llamas a
ponerme a trabajar para hacer fructificar los regalos que me has hecho. Me has dado muchas cualidades
pero muchas veces me las guardo para mí. Te quiero fuera de mi vida, pero sé que eres la piedra
angular. Eres importantísimo para mí. Eres quien me indica el camino, eres quien me muestra la verdad
y eres la vida. Pero muchas veces me conformo con una vida mediocre, con una vida sin problemas
pero sin sentido. Y cada vez que me hablas me invitas a no quedarme estancado sino a luchar.
Pero la vida se acabará. Un día me presentaré delante de Ti y, ¿qué te mostraré? Qué miedo
llegar al final de mis días con las manos vacías y que todo lo que me has dado no haya servido para
nada. ¡No! Venga, hoy comienzo. Me arremango la camisa y comienzo a trabajar. Pongo oído atento a
tu voz y a trabajar. Sacaré provecho de lo que Tú quieres de mí. Pongo en tus manos mi vida entera y
los frutos de mi viña.
«Éstos, lentamente, se mueven en esa autonomía, la autonomía en su relación con Dios: No necesitamos de aquel
Dueño, ¡Que no venga a molestarnos! Y seguimos adelante con esto. ¡Estos son los corruptos! Los que eran
pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso hacia adelante, como si se hubieran consolidado en
su pecado: ¡no necesitan a Dios! Esto parece, porque en su código genético tienen esta relación con Dios. Y
como aquello no se puede negar, hacen un dios especial: ellos mismos son dios. Son corruptos. Es un peligro
también para nosotros. En las comunidades cristianas los corruptos solo piensan en su propio grupo.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2013).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Te ofrezco no guardarme ningún talento para mí y estaré disponible para servir a los demás. En mi
trabajo sacaré el máximo fruto y todo para darte gloria a Ti y construir tu reino.
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Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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Martes 31 de mayo
Visitación de la Santísima Virgen María
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor me llena de alegría poder estar en tu presencia. Al igual que santa Isabel y san Juan Bautista me
regocijo de saber que estás presente en mi vida y que por amor a mí has hecho tantas cosas. María, tú
que eres la portadora de Jesús, acércame a Él y permíteme conocer su voluntad sobre mí, experimentar
el amor que me tiene y llenarme de fuego para anunciarlo a los demás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la
casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre
las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a
verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has
creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi
salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas
el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los
que lo temen.
Él hace sentir el poder de su brazo: dispersa a los de corazón altanero, destrona a los potentados
y exalta a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada.
Acordándose de su misericordia, vine en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a
nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres
meses, y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
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Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Prontitud en el servicio y sincero agradecimiento.
Hoy contemplando la actuación y las palabras de María puedo aplicar tu Palabra a mi vida, Señor. Así
como todos los hijos se parecen a sus padres, también quisiera yo parecerme a mi madre, María, y a mi
Padre, Dios. Concédeme, Señor, esta gracia.
Puedo ver a María en su prontitud hacia el servicio. No hace mucho que se ha enterado de la
situación de su prima y sale de su casa con prisa para ir a ayudarla. No le importa lo fatigoso del
camino, ni la magnitud de la distancia, los peligros que pueda pasar ni las necesidades que encontrará
en el trayecto. Ella es capaz de salir e ir a las periferias. Ir allí donde no sólo necesitan de ella, sino
sobre todo necesitan de Ti, Señor.
Así también en mi vida puedo imitar a María en su prontitud para el servicio. Es la caridad el
corazón de nuestra vida cristiana. Una caridad para nada abstracta y teórica, sino encarnada. Hecha
plástica en actos concretos de servicio a los demás. Es la caridad el mejor medio de evangelización,
pues llevando caridad, llevo amor, y llevando amor te llevo a Ti, que eres el Amor.
En las palabras de María puedo aprender la virtud de la gratitud. Ella sabe que no era obligación
que Tú le escogieras por Madre tuya; sabe que no se le debe nada y sin embargo recibe más de lo que
merecería. En acción de gracias eleva un himno, como ningún otro ha elevado, tan bello y lleno de
significado. ¡Cómo no te habrás complacido con la humildad y gratitud de aquella sencilla mujer! Es
por ello en verdad, bendita entre todas las mujeres.
En mi día a día puedo cultivar este espíritu de gratitud ante todos los dones y beneficios que
recibo de Ti y de los demás. A veces me olvido y dejo de descubrir los muchas cosas que recibo. La
vida, la salud, la familia, el alimento, el vestido, los amigos, la vivienda, la fe, el bautismo, la
Eucaristía, la confesión, la vocación personal…Son demasiados los dones que recibo y que hoy te
quiero agradecer. Ayúdame a ser una persona agradecida con quien me sirve y a corresponder sirviendo
yo también a quien lo necesita.
«Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y
alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del
Magníficat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un “sí” pronunciado con fe,
surgen consecuencias que van mucho más allá́ de nosotros mismos y se expanden por el mundo. “Visitar”
comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si
respira abriéndose más allá́ de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de
comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es
familia de familias.»
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de enero de 2015).
Diálogo con Cristo Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
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Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy te ofreceré como propósito ser agradecido con todo aquel que me preste algún servicio. Al final
del día repasaré los beneficios que me has concedido y te los agradeceré.
Despedida Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.